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REALIDAD PROBLEMÁTICA

La gestión de las habilidades sociales y emocionales en los adolescentes se ha convertido


en un importante tema de investigación tanto a nivel mundial como nacional, ya que el cierre
de escuelas y la suspensión de clases presenciales debido a la pandemia de Covid-19
impactan el desarrollo social y emocional de los estudiantes; Lo mismo ocurre con la
convivencia escolar, ya que en los últimos años se han realizado numerosos estudios sobre
el alto nivel de violencia que viven los estudiantes de secundaria en las instituciones
educativas. Por lo tanto, a continuación, se presentan datos estadísticos sobre los
problemas que enfrentan los jóvenes de hoy.

En todo el mundo, los sistemas educativos de los países de la Organización para la


Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) reconocen que las habilidades sociales y
emocionales son esenciales para preparar a los estudiantes para el futuro. Sin embargo,
según las estadísticas, uno de cada diez varones entre 11 y 15 años ha sido víctima de
bullying al menos dos veces en los últimos dos meses (OCDE e Instituto de Estadística de
la UNESCO, 2019). En este sentido, la violencia escolar es una realidad que priva cada día
a millones de niños y adolescentes de su derecho humano básico a la educación, pues se
estima que alrededor de 246 millones de niños y adolescentes podrían convertirse en
víctimas de violencia interna y externa en la casa y en sus escuelas (UNESCO, s.f.).

Según la Encuesta Mundial sobre Salud Estudiantil realizada en 144 países, el 32


por ciento -uno de cada tres estudiantes- fue acosado por sus compañeros en la
escuela; el acoso físico es más común en todas las regiones excepto en Europa y América
del Norte; El 16,1% de los estudiantes acosados afirman haber sido golpeados, pateados,
empujados o encerrados en algún lugar; el 36%, más de uno de cada tres, ha estado en
una pelea física con otro estudiante al menos una vez, el 32,4% ha sido agredido
físicamente al menos una vez en los últimos 12 meses; en algunos países, los estudiantes
denuncian abusos físicos por parte de sus profesores; Aproximadamente uno de cada tres
países todavía permite el castigo corporal en las escuelas (Consejo General de la
Psicología de España, 2019).
Por otro lado, la aparición de trastornos emocionales, es otro de los problemas visibles en la
adolescencia. Por tanto, está claro que la depresión es una de las principales causas de
enfermedad y discapacidad entre los adolescentes de todo el mundo, y el suicidio es la
cuarta causa principal de muerte en adolescentes de 15 a 19 años, mientras que la
ansiedad es la novena causa de muerte en adolescentes de 15 a 19 años y la sexta causa
de muerte en adolescentes de 11 y 14 años (Organización Mundial de la Salud [ OMS],
2020).

De manera similar, México invierte más en educación que otros países, pero no logra
optimizar significativamente el aprendizaje ni la calidad educativa , lo que sugiere que el
principal punto de entrada para la mejora es el desarrollo de habilidades socioemocionales,
ya que las estadísticas muestran que el 18.4%, menos de dos de 10 estudiantes tienen
capacidad para tomar decisiones, solo uno de cada siete tiene conocimientos sobre manejo
del estrés, el 1,6%, dos de cada 100 estudiantes son empáticos y solo el 15%, es decir uno
de cada seis estudiantes, son perseverantes (Tuírán y Villaseñor, 2019).

América Latina y el Caribe vive una crisis educativa sin precedentes debido a la
pandemia de Covid-19, que requiere acciones inmediatas para mitigar o incluso
revertir sus efectos (Banco Mundial, 2021). CEPAL y UNICEF han demostrado que
la población está expuesta diariamente a altos niveles de violencia y que la escuela
es uno de los espacios más extendidos e importantes, ya que el 30% de los
adolescentes y jóvenes de la región reportan haber sufrido violencia física.y
psicológica en las escuelas (Soto y Trucco, 2019). Por otro lado, Perú ocupa el
tercer lugar en América Latina en términos de violencia escolar (Bazán, 2020). Vale
recordar que la violencia tiene su origen en malas prácticas de convivencia
(Andrades-Moya, 2020).

Un estudio realizado por Leyton-Leyton (2020) en la región, particularmente en


Argentina, Chile, Colombia y México entre 2007 y 2017, mostró que la convivencia
escolar se ha convertido en un tema cada vez más relevante en la educación, donde
se conecta la parte emocional, donde el afecto, las emociones y los sentimientos se
sumergen en las relaciones mientras se forman vínculos afectivos que son
importantes para el desarrollo socioemocional.

El Banco de Desarrollo de América Latina (CAF, 2016) realizó un estudio basado en las
respuestas a las pruebas internacionales PISA sobre las habilidades de adolescentes de
15 años de varios países latinoamericanos, el cual indicó que los estudiantes
experimentan rezagos en el desarrollo de habilidades socioemocionales. asociadas
principalmente a la motivación, la capacidad de concentración y la perseverancia
(Llanbí, 2021).

De manera similar, 8.444 adolescentes y jóvenes de 13 a 29 años de nueve países


y territorios de América Latina y el Caribe reportaron ansiedad el 27% , depresión el
30% durante la crisis del COVID-19. El impacto financiero afectó sus emociones , el
46% mostró una menor motivación, el 43% de las participantes femeninas se
sintieron pesimistas sobre el futuro en comparación con el 31% de los participantes
masculinos, y el 73% se sintió deprimido física y mentalmente. , el 40% buscó apoyo
profesional (UNICEF, 2020).

A nivel nacional, Perú cuenta con un marco regulatorio para combatir la violencia en
las escuelas desde 2011, según el Decreto Supremo 010-2012-ED, que especifica
la Ley 29719, que promueve la convivencia no violenta en las instituciones
educativas. Desde entonces, el MINEDU (2014) viene implementando desde el año
2013 la Estrategia Nacional de Combate a la Violencia Escolar “Paz en la Escuela”,
la cual tiene como objetivo reducir el nivel de violencia escolar, optimizar el
rendimiento académico y la satisfacción con la vida de los estudiantes, a través del
Decreto Supremo 004- 2018 -Minedu, se crearon lineamientos para gestionar la
convivencia escolar, prevenir y sensibilizar sobre la violencia contra niñas, niños y
adolescentes.

Respecto a lo anterior, Minedu (2019) realizó la primera encuesta nacional sobre


convivencia escolar y violencia escolar y encontró que el 18% de los estudiantes de
secundaria sentían que sus compañeros no se interesaban por ellos, el 27% de los
estudiantes de la sierra y el 23% en la selva; de manera similar, el 11% de los
estudiantes de secundaria se siente incapaz de ir a la escuela, el 8% se siente
excluido y el 6% dice que debería abandonar la escuela.

El Ministerio de Educación (MINEDU, 2021) reportó 341 acosadores en línea a través del
portal SISEVE entre 2020 y 2021. Esto indica que se trata de un problema asociado a la
convivencia en un nuevo contexto educativo y una amenaza para la salud mental de los
estudiantes. Expertos en convivencia de esta instalación informan que este incidente
concuerda con reportes recibidos entre 2020 y abril de 2021. El 54% de los incidentes se
debieron a violencia entre estudiantes que usaban tecnología y el 46% a violencia por parte
del personal de la escuela.

Además, UNICEF (2020) realizó un estudio que muestra que el 33,6% de los niños y
adolescentes peruanos exhibieron conflictos socioemocionales como miedo y
desesperanza debido a la pandemia. Esta cifra aumenta al 69,4% si el padre o madre
presentaban síntomas de depresión. Finalmente, un año antes, UNICEF (2019)
reconoció que la violencia en las escuelas impide el desarrollo de los estudiantes porque
afecta áreas emocionales, conductuales y neurológicas. Por lo tanto, es importante
analizar que las habilidades socioemocionales y la convivencia en las escuelas están
estrechamente entrelazadas en la micro sociedad y pueden estar vinculadas de alguna
manera con el desarrollo socioemocional.

A nivel local, la UGEL Moyobamba cuenta con datos reportados en 2020. Según
informe del portal SÍSEVE, se registraron 731 casos de violencia escolar, entre
violencia física, mental, verbal, sexual y cibernética. De manera similar, el número
de incidentes aumentó a 1.731 de 2021 a 2022, lo que la convierte en la cuarta
tasa más alta de violencia estudiantil en el país. En los últimos años, la UGEL
Moyobamba reportó 500 casos de diversas formas de violencia escolar (Urquia,
2020).

Para este estudio se utilizó la I.E. Shucshuyacu , ubicada en la Centro Poblado


Shucshuyacu, distrito de Jepelacio del departamento de San Martín, cuya
población se caracteriza principalmente por altos índices de violencia y un gran
número de familias disfuncionales, que conllevan comportamientos inadecuados y
consecuencias nocivas. para el bienestar de los estudiantes. Según lo propuesto
por la CEPAL en convenio con la UNESCO, el estudio está alineada con el Objetivo
de Desarrollo Sostenible 4, que promueve una educación de calidad para todos,
donde prevalezca la inclusión social y la igualdad.

En en la institución educativa de Shucshuyacu, en las interacciones entre


estudiantes se presentan constantemente problemas relacionados con bullying,
agresiones físicas y mentales, falta de disciplina e incumplimiento de los acuerdos
de convivencia de I.E. También se observan estudiantes socialmente pasivos y
ausentes. Es decir, son incapaces de integrarse, tienen más probabilidades de
mostrar ansiedad y son menos receptivos a nivel emocional. Además, al practicar
conductas problemáticas dentro de la institución, los estudiantes reportan tener
dificultades para participar y resolver situaciones conflictivas, no saber preguntar,
tener problemas para expresar sus emociones e identificarse. Se ha observado que
se comportan de forma aislada y son etiquetados. Estilo de comunicación
inadecuado. No se comunican con sus compañeros, no saben entablar relaciones
con sus compañeros en el aula, exhiben comportamientos inadecuados que
trastocan las habilidades sociales y la convivencia en la escuela, dificultan el
aprendizaje y afectan el aprendizaje.

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