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Departamento de Ciencias de la Vida y de la Salud

Carrera Profesional de Psicología

“Impacto del Bullying-Ciberbullying en la conducta suicida en adolescentes de Lima


Metropolitana”

Autores:

Geraldine S. Atau Rojas (0000-0002-5204-1299)

Gianmarco A. Pomar Rocca (0000-0003-1232-7740)

Docente:

Dra. Denisse Lisette Manrique Millones

Lima – Perú

2022
Pregunta de investigación
¿Existe impacto significativo del bullying-ciberbullying escolar que incentive el
pensamiento suicida en adolescentes de Lima Metropolitana?

Durante los últimos años, el acoso escolar o bullying se ha convertido en el pan de


cada día de las diferentes instituciones educativas de nuestro país, un problema que
se viene arrastrando y en aumento progresivo en estos años. Teniendo en cuenta el
estudio de Sausa (2018, como se citó en Pulido y Tineo, 2021) se puede observar
un registro de violencia en donde en los últimos años la violencia ha ido en
crecimiento. A través de todas las denuncias que se han podido manejar se
identifican resultados, donde encontramos un mayor resultado entre los mismos
escolares, que abarca un 57%, como también que se den entre el personal del
colegio hacia los escolares, estas incluyendo el 43 % en sus diferentes tipos de
violencia, prevaleciendo el maltrato físico con un registro alrededor de 9 272 casos,
también se identifica el maltrato a nivel verbal ocupando el segundo lugar con 8 012
casos, pasando como tercer lugar a la violencia psicológica, identificándose 6 541
casos.

Según la perspectiva de Allen y Waterman (2019) “La adolescencia es el período de


transición entre la niñez y la adultez. Incluye algunos cambios grandes, tanto en el
cuerpo como en la forma en la que un jóven se relaciona con el mundo” (p.1).
Teniendo en cuenta esto se evidencian también todos los cambios que existen a
nivel físico, sexual, cognitivo, sociales y emocionales que tendrán un impacto con
los diferentes grupos que se formarán en el individuo. Esta etapa se describe como
parte del desarrollo humano, aquí existe una profundidad crítica para lograr las
habilidades sociales, el adolescente muestra algunos comportamientos de forma
desafiantes con respecto a las normas sociales y se evidencian los roles decisivos
para constituir su propia identidad (Ramírez et al., 2020). Con lo mencionado se
evidencia una influencia tanto biológica como social, es así que esta etapa inicia
entre los 10-13 años, con los cambios físicos producidos por la pubertad y finaliza
entre los 18 y 25, dependiendo del momento en el que se cumpla con los requisitos
impuestos por la sociedad (Palacios, 2019).
El Bullying o acoso es un fenómeno social que hoy en día está afectando a la
población mundial, con un alto crecimiento en estos últimos años. Según algunos
reportes a nivel nacional, se evidencian que 75 de cada 100 escolares han sido
víctimas de violencia física y psicológica por parte de sus compañeros, según una
encuesta realizada en el año 2015 por el INEI y el Ministerio de la Mujer y
Poblaciones Vulnerables (MINEDU, 2017).

El bullying ocurre cuando un acosador o grupo de acosadores intimida y ataca


constantemente, con una serie de amenazas hostiles físicas o verbales, a su víctima
hasta conseguir la sumisión total, ejerciendo poder sobre ésta (UNICEF, s.f.).

En este sentido, según el informe estadístico de la SíseVe-Minedu se han reportado


un total de 49652 casos de violencia escolar a nivel nacional en el periodo 2013-
2022, 56% en el nivel secundario, 36% en el nivel primario y un reducido 8% en el
nivel inicial; además, en el año 2021 se registraron 769 casos de maltrato en los
colegios, mientras que en el 2020 fueron 756 casos; solamente hasta el mes de
Abril del presente año se reportaron 874 casos, cifra que supera a la de los años
anteriores (SíSeVe - Minedu, 2022).

Dando algunos conceptos sobre bullying, también existen otros tipos de acoso
realizado mediante el enfoque globalizado de nuestra sociedad. Esto se describe
como una agresión intencional, de manera verbal, social o emocional. Que es
realizada por parte de una persona o grupo, a través de dispositivos electrónicos y
de forma repetitiva a lo largo del tiempo, a otra persona que no puede defenderse
fácilmente (Moretti y Herkovits ,2021).

Cabe destacar que el aumento de casos de bullying se debe al retorno completo a


las aulas de clases, sin embargo, al tener mayor familiarización con los medios de
comunicación e internet, los casos de bullying han saltado más allá de las aulas
puesto que las personas interactúan en diferentes espacios y uno de estos son las
redes sociales, produciéndose así el Ciberbullying (Adjuntía de la Niñez y
Adolescencia de la Defensoría del Pueblo para La República, 2022). El ciberbullying
evidenciado en los adolescentes es un método que ha sido introducido como un
problema peculiar en los campos de salud y la educación. Se suele definir como una
agresión de modo intencional, ya sea verbal, social o emocional, por parte de un
individuo o grupo de personas, mediante los dispositivos electrónicos y de manera
repetitiva a lo largo del tiempo, a otra persona que no puede protegerse fácilmente
(Moretti y Herkovits, 2021).

Teniendo estos recientes estudios no se toma una postura de atender de manera


eficiente este tipo de situaciones, sino que se han ido tomando a la ligera e incluso
se ha llegado a ignorar por completo en algunos casos. Esto ha ido en total aumento
e incluso existen nuevas modalidades de acoso haciendo uso de los aspectos
nuevos de globalización que tienen un mayor impacto hoy en día, en esto se puede
mencionar al ciberbullying, lo cual es una modalidad que consiste en el uso de las
diversas Tecnologías de Información y Comunicación, denominados TICs, lo cual
mediante el manejo del internet se ejecuta el acoso entre iguales (Garaigordobil,
2017, como se citó en Chiza et al., 2020). Esto ha ido en aumento según lo referido
por la plataforma de acoso virtual del Ministerio de la Mujer y Poblaciones
Vulnerables de Perú (2018, como se citó en Alvites, 2019) en donde se obtiene un
reporte de 19,157 casos vinculado al primer bimestre del año 2018, con una
resultado del 85% asociado en las redes sociales y una mayor evidencia en varones
con un 52%; donde el reporte manifiesta una considerable prevalencia en la
educación secundaria con 10,653 casos.

Dentro del enfoque nacional, Lopez y Neciosup (2022) realizaron una investigación
en que obtuvieron resultados dentro de una muestra de 39 escolares que han
sufrido de ciberbullying, 22 han presentado riesgo suicida, con esto se encontró
entre ambas variables una asociación estadísticamente significativa. Se puede
puede mencionar también estudios internacionales realizados en Perú dentro de
algunas instituciones epidemiológicas y del enfoque de salud, tomando en cuenta
ciertos distritos de Lima Metropolitana como el Callao resultados importantes
vinculados a la conducta suicida, en la que se identifica al acoso escolar como
principal factor de riesgo entre el 16% y 24% de los adolescentes que tuvo deseo de
morir alguna vez en su vida y un 3% manifestaron un intento suicida alguna vez en
la vida. (Sandoval et al., 2018). Las evidencias abordan tanto ideación suicida como
ciberbullying, ya que resultan que la victimización no sólo son virtuales, sino
presentan algunos indicadores sintomatológicos producidos por estos eventos en
los colegios como ansiedad, tristeza, depresión, miedo y hasta insomnio. El ser
víctima del bullying tradicional aumenta el peligro de desarrollar distintos trastornos
mentales y de perpetrar un suicidio en cualquier momento de su vida.

A nivel teórico, el presente ensayo consistirá en brindar la información de forma


sistemática y basada en sustento científico. Además, se presentan estadísticas
actuales sobre la tendencia a la ideación suicida en los adolescentes que vivencien
casos de bullying o cyberbullying.

A nivel práctico, los resultados facilitarán que las instituciones educativas conozcan
los niveles de acoso escolar presentes en sus aulas y así puedan prevenir casos de
mayor gravedad, del mismo modo si se encuentra niveles altos de ideación suicida,
emplear estrategias de prevención para poder contrarrestarlo.

Por estas razones, nuestro objetivo general será determinar si existe relación entre
los casos de bullying o ciberbullying escolar y la conducta suicida en adolescentes
de Lima Metropolitana. Asimismo, se pretende describir el bullying- ciberbullying y la
conducta suicida, explicar un poco la formación de estas variables y cómo estas
pueden desembocar en violencia dentro de la relación en adolescentes.

En cuanto a la hipótesis general, se plantea que existe relación entre los casos de
bullying o ciberbullying escolar y la conducta suicida en adolescentes de Lima
Metropolitana.

En cuanto a estudios nacionales, se tiene a Quenta (2015) quien tenía el objetivo de


determinar la relación existente entre el bullying escolar y la ideación suicida en
estudiantes de escuelas públicas secundarias en Tacna. La aplicación fue de tipo
descriptivo, correlacional y transversal, no experimental, en una muestra de 335
estudiantes y se aplicó la Escala de situaciones de Acoso escolar de Cisneros
(2012) y la Escala de ideación suicida adaptada de Bobadilla (2004). Los resultados
arrojaron que las dos variables se encuentran correlacionadas de forma directa (chi
cuadrado=26.11), del mismo modo el bullying físico e ideación suicida (chi
cuadrado=19.8), el bullying psicológico e ideación suicida (chi cuadrado=12.73),
bullying social e ideación suicida (chi cuadrado= 17.07) y bullying verbal e ideación
suicida (chi cuadrado=13.9). Se concluyó que los estudiantes que son víctimas de
bullying escolar poseen ideas suicidas.

En cuanto a estudios internacionales, Valadez et al. (2011) emplearon como objetivo


conocer la relación entre el bullying y la ideación e intento suicida en adolescentes
de enseñanza media superior de tres escuelas públicas en México. La aplicación fue
de tipo cuantitativo transversal, la muestra fue de 723 estudiantes y se adaptó un
auto-reporte con escalas desarrolladas y validadas por los autores (Escala
dificultades escolares, Escala evaluación de aislamiento social, Escala de
identificación de sentimientos de soledad y abandono, Escala de la evaluación de
ideas y pensamientos suicidas). Los resultados determinaron que en lo que respecta
a maltrato psicológico, las formas referidas de maltrato fueron los apodos
descalificantes (14.9%), la ridiculización (8.0%), las amenazas (3.7%), el hablar mal
de él o de ella (10.0%), el obligarlos a hacer cosas (3.4%) y las amenazas con
armas (2.0%). Con relación a maltrato sexual, se manifestaron insultos de carácter
sexual, muecas y gestos obscenos (3.1%), realización de caricias no deseadas
(3.4%) y acoso sexual (2.8%). Con relación a maltrato de la propiedad, se evidenció
robo de dinero (7.3%), destrozo de cosas (4.9%). Con relación al maltrato físico, se
manifestaron golpes (12.2%). Finalmente, al revisar la relación entre el intento
suicida con los reactivos específicos de la escala de dificultades escolares, se
encontró índices más altos en las escalas correspondientes a la crítica y al rechazo
social. Se concluyó que las dificultades escolares se asocian de manera significativa
con la presencia de pensamientos suicidas.

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), el bullying es toda


intimidación o agresión física, psicológica o sexual en contra de una persona en
etapa escolar de manera reiterada, llegando a causar daño, temor y tristeza en las
víctimas, asímismo, consideran que el bullying constituye la primera causa de
suicidio en adolescentes.

En cuanto al bullying, el término “bullying” como tal fue definido por primera vez
como maltrato entre escolares, con conductas de persecución física o psicológica
que realiza un estudiante sobre otro (Olweus, 1993, como se cita en Quenta, 2015)
El bullying escolar es un problema que ocurre cuando estudiantes,
independientemente del sexo, son atacados constantemente por uno o más
personas que ejercen una superioridad, ya sea por su fortaleza física o nivel social y
económico. (Quenta, 2015)

El glosario de términos del artículo 3° del Reglamento de la Ley N° 29719, aprobado


por el Decreto Supremo N° 010-2012-ED, define el bullying como un tipo de
violencia que se caracteriza por conductas intencionales de hostigamiento que
recibe un estudiante en forma reiterada por parte de uno o varios estudiantes.
(2011, como se cita en Quintana, 2017)

El bullying es un comportamiento de abuso de poder que incluye una amplia


variedad de conductas negativas en las que existe un desequilibrio de poder o
fuerza ya sea real o percibida entre el agresor y la víctima (Quintana, 2017)

En este sentido, el bullying se trata de cualquier acto violento que se realice con
intencionalidad de por medio, siendo desde maltrato verbal, físico y psicológico
propiciado por personas con falta de empatía, falta de sentimientos de culpa y con
relaciones sociales negativas (victimario) en contra de una persona que no posee
las capacidades necesarias para poder defenderse (víctima).

En cuanto al ciberbullying, este se refiere al acoso o intimidación que se da


mediante internet y los medios digitales, tales como redes sociales, plataformas
para enviar y recibir mensajes, videojuegos, etc., que busca atemorizar, enfadar o
humillar a otras personas. Cuando el acoso ocurre en línea, la víctima llega a sentir
que la están atacando desde todas partes debido a la rápida viralización del internet.
(UNICEF, s.f.)

El ciberacoso o ciberbullying se refiere a cuando el individuo es atormentado,


humillado y avergonzado por otra persona a través de los medios de comunicación
como computadoras, medios interactivos y teléfonos móviles. (Galarza, 2014, como
se citó en Quintana, 2017)
El ciberbullying es un tipo de acoso que se da en el contexto virtual, donde los
victimarios utilizan las herramientas tecnológicas, en especial el internet y teléfono
móvil para maltratar a sus pares (Quintana, 2017)

El ciberbullying para autores (Lopez et al., 2018) se refiere al uso desmedido de las
TIC para mandar mensajes, videos, audios o postear imágenes que resulten
ofensivas y crueles, con el propósito de humillar a las víctimas.

Por su parte, Kandeler (2018) indica que el ciberbullying o ciberacoso es la agresión


cibernética dónde el agresor o victimario concreta sus maltratos y hostigamientos de
manera anónima, lo cual le facilita el expresarse.

En este sentido, el ciberacoso o ciberbullying se trata de todo acto perpetrado por


medio de las nuevas tecnologías e internet, que atente contra la integridad de
quienes lo sufren. Esto ha ido en aumento debido al gran avance de las TIC pues al
no haber contacto directo entre víctima y victimario, se presenta una falta de
percepción contra el daño que se pueda causar. Asimismo, el recurso de las
tecnologías ha permitido que sea más fácil ser victimario de ciberbullying pues el
anonimato es parte de los “beneficios” que tiene el acosar de manera virtual, lo cual
se podría considerar una vía efectiva para que el problema del bullying cibernético
vaya en aumento en la población adolescente.

Según la UNICEF (2002, como se citó en Rodriguez, 2019) afirma que la


adolescencia es una de las fases de la vida más cautivadoras y quizás más
complicadas, es un tiempo en que la gente joven se hace cargo de nuevas
responsabilidades y toman una nueva sensación de independencia. Los jóvenes
exploran su identidad, practican los valores aprendidos en su primera infancia y
desarrollan distintas habilidades que les permitirán transformarse en adultos atentos
y son más conscientes de sus acciones. Cuando no se explora de manera
adecuada la identidad de los adolescentes pueden generar indicios de
comportamientos negativos dentro de la escuela, familia y hasta comunidades
donde tendrán interacción.
En la adolescencia se acompañan de enormes variaciones tanto físicas y
emocionales, en denominado como un proceso de transformación del niño o la niña
en adulto, que es preciso confrontar. Se pueden adquirir nuevas capacidades, se
tienen necesidades objetivas y subjetividades de forma específicas determinadas
por su edad (Borrás, 2014).

La adolescencia no forma parte de un grupo de aspectos que son iguales, esta


etapa presenta distintas variaciones en base a su desarrollo; además se concreta
que los aspectos biológicos pueden afectar en el desarrollo psicológico del
individuo. Cuando existen cambios de manera retrasada o adelantada dentro de un
grupo, el adolescente puede presentar frecuentemente inconvenientes en su
desarrollo adaptativo y una baja autoestima (Güemes et al., 2017). Esto también
profundiza que esta etapa no es continua y uniforme; las distintas dimensiones del
ser humano pueden no siempre tener un ritmo madurativo y suelen ocurrir
retrocesos, esto puede originar descontento en la interacción escolar y las
relaciones académicas que puedan existir.

Siguiendo con algunos estudios internacionales, se describen algunos resultados


que relacionan tanto el clima social familiar y las conductas agresivas de los
adolescentes, en la que destacan algunos factores de riesgo como los hogares con
alto nivel de conflicto, una escasa relación afectiva entre sus miembros y el bajo
apoyo emocional que pueden existir durante su interacción socioemocional de cada
individuo con su entorno (Lösel y Farrington, 2012, como se citó en Cerezo et al.,
2015). Teniendo en cuenta a esta variable como un factor determinante para la
aparición del bullying-ciberbullying en nuestra realidad, esto va a provocar un
impacto llamado conducta suicida.

Según Muriel y Buitrago (2020) mencionan que la conducta suicida es una serie de
eventos que ocurre de manera sucesiva desde el llamado proceso suicida, el cual
en distintos casos se inicia con los pensamientos e ideas, que luego continúan con
planes suicidas y culminan en uno o varios intentos con aumento de manera gradual
de la letalidad sin llegar a la muerte, hasta se puede llegar al suicidio consumado.
Según la Organización Mundial de la Salud [OMS] (2019, como se citó en Buelga et
al., 2022) informan que el suicidio en la población de jóvenes entre los 15 a 19 años
es considerado la segunda causa de muerte entre las chicas y también se menciona
como la tercera causa entre los chicos. En España y en el resto del mundo, el
suicidio en población joven se ha incrementado notablemente en estos años, según
reportes del INE (2021, como se citó en Buelga et al., 2022). Así pues en los años
2008 y 2009 se presentaron 88 suicidios en adolescentes de 15 a 19 años, mientras
que en el 2018-2019 la cifra ascendió hasta 138 suicidios.

Acá también se puede enfocar en el sexo mediante la Guía de Práctica clínica de la


prevención y tratamiento de la conducta suicida (Ministerio de Sanidad, Política
Social e Igualdad, 2011, como se citó en Mosquera, 2016) establece que son
mayores los suicidios consumados en los hombres, sin embargo, aunque existen
tentativas de suicidio que son mayores en las mujeres. Estos aspectos diferenciales
podrían deberse a que los hombres utilizan métodos más peligrosos y radicales.

Es importante detectar posibles ideas suicidas en los adolescentes, con esto se


concreta que la ideación suicida es el primer eslabón del suicidio; el acto suicida se
encuentra compuesto por diferentes acciones, en donde el desencadenante es la
ideación, de manera que en la adolescencia se puede evidenciar pensamientos
intrusivos y repetitivos sobre la muerte auto infringida, sobre las formas deseadas de
morir y sobre algunas circunstancias, objetos o las condiciones en que se propone
morir. El suicidio implica entonces un proceso en el que existen varios factores que
intervienen en el sujeto para tomar la decisión de quitarse la vida. Por lo que se
considera fundamental tener conocimiento sobre los procesos que ocurren
anteriormente a que la persona llegue a esta decisión fatal, dichos procesos son la
ideación suicida y los intentos suicidas. (Sánchez et al., 2012, como se citó en
Varengo, 2016). El comportamiento asociado al suicidio es un tema que desde hace
años se va profundizando en distintos países y con diversos profesionales, pero es
necesario que la investigación de estas variables sean más sistemáticas y de mayor
apoyo con el núcleo familiar que será de vital importancia para el adolescente.

Otros estudios mencionan que a mayor estímulos estresantes que pueda tener el
adolescente como la violencia intrafamiliar, la pobreza bajo el aspecto del nivel
educativo, conflictos en la relación con los padres, existencia de malas amistades,
pensamientos idealistas como fijarse altas expectativas lejanas a la realidad, una
baja autoestima, como la percepción de no tener apoyo de su núcleo social como la
familia y los amigos, puede acrecentar la desesperanza y se correlaciona con la
conducta suicida, abuso de alcohol y otras sustancias (Martín del Campo et
al.,2013). Cuando ya se explora el tema de la conducta suicida se puede encontrar
un total impacto de las variables ya antes mencionadas y esto hace que que la
revisión sea de más fructífera con la determinación constante, como el manejo ético
de estos temas sociales y como es su evolución en nuestra realidad.

A modo de conclusión, a pesar de existir la Ley N°29719 que promueve el


diagnosticar, prevenir, evitar, sancionar y erradicar la violencia, el hostigamiento, la
intimidación y cualquier acto considerado como acoso entre los alumnos de las
instituciones educativas, el bullying aún se aprecia como un problema lejano de
solucionar, esto lo evidenciamos con el aumento progresivo de caso en
comparación a la data de años anteriores. Hace no mucho se hizo conocido el caso
de una niña en el colegio Saco Oliveros, la cual fue víctima de bullying provocando
una caída que la dejó en cuidados intensivos, la madre además, comentó que una
profesora sabía del acoso escolar y sus compañeros de las ideas de autolesiones
que tenía la menor, pero lo minimizaron (El Comercio, 2022). Esto nos demuestra
que como sociedad nos hemos estancado y dejado entrever que el acoso escolar,
en cualquiera de sus formas, pasa como simples actos de juegos adolescentes
frente a nuestros ojos.

Por otro lado, las emociones son procesos que se vinculan con la adaptación y la
supervivencia, lo que permite a los individuos adecuarse al entorno. Sin embargo,
cuando las emociones son producidas de una forma desajustada a las exigencias
del medio; es decir, si se producen con excesiva frecuencia, intensidad o duración
dejan de ser procesos adaptativos y saludables, por lo que se convierten en factores
riesgosos para la salud del individuo. Tal como sucede en las víctimas del bullying o
ciberbullying escolar, quienes evidencian vulnerabilidad emocional al sufrir de estos
abusos, la cual se ve reflejada posteriormente en ideaciones e intentos suicidas,
sobre todo en la etapa de adolescencia, donde el individuo no posee aún los
mecanismos adecuados para hacer frente o contrarrestar este tipo de situaciones.
Finalmente, con base en los antecedentes y datas estudiadas, se evidencian tanto a
nivel nacional e internacional, porcentajes significativo de ideación suicida en
víctimas de bullying, por lo que se logra concluir que la hipótesis presentada es
correcta, existe relación entre los casos de bullying o ciberbullying escolar y la
conducta suicida en adolescentes de Lima Metropolitana. Si bien es cierto que aún
no se encuentra en números alarmantes, no debemos esperar a que esto ocurra
para recién actuar pues se trata de seres humanos, de vidas que con la debida
atención podrían ser tratadas tanto en víctimas como en victimarios.

Entre las soluciones que proponemos a esta problemática está, en primer lugar,
abordar desde la escuela los hechos focalizados al maltrato y el acoso entre los
estudiantes adolescentes, con esto es bueno considerar una Gestión de la
Convivencia Escolar, ya que es un conjunto de relaciones interpersonales que
configuran la vida social, sea en la familia, en la misma institución educativa, en una
comunidad o en cualquier otro espacio en donde se pueda relacionar el individuo,
así como la puesta en marcha de una adecuada Tutoría y Orientación Educativa,
que serán imprescindibles para contribuir a la solución de esta problemática
(MINEDU, 2018).

Como segunda solución que se puede proponer es la de trabajar el autoestima y la


inteligencia emocional en los estudiantes, ya que la adolescencia es una etapa de
transición en diferentes dimensiones del individuo, en donde tanto el factor
psicológico y emocional son clave para la respuesta ante las distintas adversidades
y relaciones negativas que pueda estar influyendo al adolescente. Según Machuca y
Meléndez (2018) el desarrollo de una adecuada autoestima representa un factor
protector para el adolescente, en el sentido que se vuelve una herramienta para que
el adolescente pueda evitar algunas situaciones de riesgo o aprenda una conducta
de afrontamiento funcionales para lidiar con ellas. En este sentido, si los
adolescentes presentan una adecuada autoestima cuando se topen con una
relación potencialmente insana o perjudicial para ellos, sabrán afrontarla y salir de
esta, evitando así algún indicio de bullying-ciberbullying que sea perjudicial para el
adolescente.
Como tercera solución con respaldo de una guía realizada por MINEDU (2018) debe
existir un trabajo conjunto con los padres, donde se pueda visualizar el compromiso
y trabajo en equipo con los profesores o tutores a cargo de los jóvenes estudiantes.
En esto se puede instaurar una cultura de respeto a las diferencias entre los
estudiantes, que favorezcan actitudes de enfoque solidarias, con mayor tolerancia y
cooperación, todo esto siendo orientadas a propiciar la responsabilidad y la reflexión
sobre las consecuencias de las acciones ajenas o propias de los estudiantes.
Manejar las normas de convivencia elaboradas de manera consensuada y
publicadas en el aula, las medidas reguladoras que construyan aprendizajes a partir
de la resolución de conflictos ya sea a nivel individual como grupal, esto siendo
reforzadas en casa. Como también coordinar sesiones de tutoría relacionadas a las
temáticas de promoción de la convivencia, prevención y atención de la violencia
escolar. Mediante la presencia de los padres se pueda realizar asambleas en el aula
para evaluar las normas de convivencia de manera periódicamente para la
evaluación y prevención de casos posibles de bullying en el aula. Todas estas
recomendaciones serán de vital importancia ya que tanto el bullying- ciberbullying es
desencadenado por la ausencia de un apoyo familiar con el menor, mientras haya
este apoyo en forma de tríada se puede dar un apoyo en base a diferentes
soluciones que se abordan de manera conjunta y una actitud de compromiso para
identificar la raíz del problema y darle la confianza para poder solucionarla. A nivel
profesional como psicólogos podemos desarrollar distintos programas de
intervención a nivel educativo, es decir en diferentes instituciones escolares como
también a nivel comunitario realizado a diferentes familias de Lima Metropolitana.

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