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Los antecedentes de la historia colombiana han sido objeto de muchos estudios, algunos
historiadores incluso han nombrado a gran parte de la cultura, como “La cultura de
violencia”, que inicia desde los colonizadores españoles, aquellos que impulsaron ese
deseo de poder, pasando siempre por encima del otro, nuestros predecesores españoles
fueron piratas, ladrones, asesinos, prisioneros, con lo anterior resulta muy difícil pensar
en una sociedad diferente a la actual, ¿Qué podemos pedirle a una sociedad cuyos
cimientos fueron ideales de personas que asesinaban, torturaban, exterminaban y
violaban a una comunidad indígena?.
En este punto podemos ver como el pasado nos condena desde un inicio, nuestra libertad
siempre ha sido violentada. Ahora pasamos al conflicto armado, que no inicio hace 50
años, como muchos creen, este conflicto tiene sus raíces en las ciudades y municipios
donde se gestaron grupos con ideales totalmente contrarios, por un lado, el pueblo
liberal, que gracias a Jorge Eliecer Gaitán siempre buscaban ese sueño de unidad,
solidaridad, pero no les quedó más remedio que convertirse en autodefensas de la otra
cara de la moneda, los conservadores, un movimiento que ínsito a los primeros
“Paramilitares” de Colombia, con los famosos Pájaros, un grupo encargado de eliminar
por completo al partido liberal y sus seguidores, apoyados por el mismo estado, Los
pájaros dejaron una marca en la historia del país de la que no se ha investigado a fondo.
Estos sectores evolucionaron a tal punto de querer copiar los modelos de la guerra fría,
por un lado las guerrillas marxistas que se “inspiraron” en la revolución Rusa y Cubana,
por el otro lado estaba el modelo paramilitar, una defensa contra la guerrilla que tuvo
influencia de los métodos usados por el ejército Americano e Israelí para expulsar al
enemigo, sin importar que la población civil quedara en medio de estos actos, lo curioso
de estos grupos al margen de la ley, es que ambos terminaron untándose de negocios
ilícitos para así “continuar con la lucha”, los ideales de ambos bloques quedaron de lado.
No siendo suficiente con los dos periodos mencionados anteriormente, desde los años
70s hasta la actualidad viene el periodo “favorito” de muchos, el narcotráfico, los grandes
carteles de la droga siempre han permanecido en guerra, ya sea contra el estado, la
población civil o inclusive entre ellos mismos. Las generaciones de nuestros abuelos y
padres vivieron de manera directa o indirecta ese nuevo conflicto, la guerra de Pablo
Escobar es una claro ejemplo, las bombas, secuestros junto a los asesinatos de figuras
públicas, fueron la causa de que muchos sectores del estado, junto a grupos armados,
hicieran una alianza, con el único fin de acabar con uno de los peores criminales que ha
dado el país, de dicha asociación solo surgió un mal peor, la Parapolítica, la
Narcopolítica, miles de masacres alrededor del territorio, sin mencionar el miedo de la
población civil ante la ausencia del estado que se supone, deberían protegerlos.
Después de haber hecho un breve y corto recorrido por la historia y cultura de Colombia,
es importante entender que toda esa violencia, solo existe porque la misma sociedad se
identifica con ella, es claro que no se generaliza a toda la población, pero basta con un
grupo pequeño de personas que quieran copiar esos modelos de guerra de otras
culturas, para hacer que sean propias de la región, cuyas consecuencias siempre han
sido las mismas, ese pensamiento erróneo de querer manejar al país como si fuera una
gran finca, defender lo propio a como dé lugar, y se ser necesario, exterminar todo lo que
se pueda considerar como una “plaga”.
Con base en lo anterior, los cuestionamientos que surgen con base a esa “Identidad”
deberían ser: ¿Me identifico con esos modelos de guerra? ¿Me identifico con un grupo
que secuestra, asesina y tortura a la población civil? ¿Me identifico con un hombre que
exporto grandes cantidades de cocaína e inicio una guerra con el estado? ¿Me identifico
con ese modelo tosco de “si se meten conmigo, los jodo”? ¿Me identifico como
colombiano en la cultura de la violencia? La respuesta a todos estas interrogantes deja
un panorama desalentador e incierto, los niños o jóvenes si se identifican con esos
hechos, por eso vemos a gran parte de la actual y nueva generación involucradas con el
crimen, de muchos sentidos, con el objetivo de entender mejor este panorama, se toma
como referencia un documental, “La Sierra” (Escallón, 2005), la historia de varios
jóvenes de las comunas de Medellín, son los cabecillas de un grupo de milicia urbana
del bloque metro de las AUC, una historia bastante cruda de la realidad de muchos
jóvenes del país, unos jóvenes cuya realidad está marcada por la guerra, ante la escasez
de recursos, decidieron optar por otro camino, en las entrevistas que se realizaban a
dichos milicianos, siempre se hablaba de la felicidad que sentían al empuñar un fusil,
sentían que eso les daba cierto poder, además de un “reconocimiento” que ellos creían,
no podrían tener estudiando o trabajando de manera legal, se evidencia como se sentían
identificados con las Autodefensas, a tal grado que estaban dispuestos a dar sus vidas
por la “causa”.
¿Me debería sentir identificado como colombiano en ese sentido?, el camino del mal
siempre es el más fácil, es lo que siempre nos dicen, cuando tomamos esos estilo de
vida ya no hay marcha atrás, pero hacer el bien tampoco es una tarea sencilla de hacer,
como lo menciona el escritor William Ospina en su ensayo titulado “Lo que le falta a
Colombia”, “…el bien no consiste simplemente en abstenerse de hacer el mal, que el
bien no puede ser una virtud meramente negativa y pasiva, que el bien debe ser algo
que obra, algo perceptible por sus frutos…”, (Ospina, 2002) lo que quiere decir que
nuestra generación no debe solo conformarse con “no hacer el mal”, está más que claro
que eso no es suficiente, hace falta tomar acción, dejando de hacer la vista gorda, evitar
el famoso “Apague y vámonos”, irse a vivir a otro país no debería ser de las primeras
opciones de los jóvenes, deberían hacerse proyecciones del país que quieren, para su
presente o futuro. La clave de todo recae en generar un pensamiento colectivo más que
individual, dejar de pensar que aquello que no me pertenece, no debería importarme,
como lo dijo en su momento Jaime Garzón en la conferencia que dio en la UAO
(Universidad Autónoma de Occidente) en el año de 1997, donde le plantea a la
comunidad universitaria un ideal de unidad, un futuro donde nosotros asumimos el
control de nuestro país, un futuro donde dejamos de depender de agentes externos para
resolver nuestros propios problemas, adicional a esto, cierra el discurso con la siguiente
frase…”Si no hacen uso de eso para bien, cerremos y vámonos.” (Garzón). ¿No es mejor
identificarse como colombiano con esas palabras?
De igual forma, sin ser menos importante, mi herencia “Cundí-Boyacense”, por llamarlo
de alguna forma, me hace identificar con ese amor por el campo colombiano, viajar a
este tipo de zonas del país son experiencias bastante gratificantes, los paisajes destacan
por el verde de la naturaleza, además de variaciones en colores que da una imagen más
“mágica y folclórica” del territorio, a pesar de que la cultura boyacense ha sido objeto de
burla a nivel nacional, sobre todo por el acento que manejan, es de admirar el laburo y
la humildad del Boyacense, dos cualidades que si se aplicara a lo largo de todo el país,
se vería una mejora en la conducta del Colombiano promedio.
Por otra parte, uno de los problemas del ciudadano colombiano es que, al momento de
identificarse con algún personaje de la historia, escogen los peores ejemplos, las redes
sociales y la industria cinematográfica han contribuido en gran medida a que los
personajes violentos sean vistos como héroes, se glorifica el mal solo para tener mayores
audiencias y ganancias, se tienen películas o series del narcotráfico, pero ¿Por qué no
hacer una película o serie enfocada en personajes que influyeran de manera positiva al
país? ¿Por qué no hacer una película de Jorge Eliecer Gaitán? ¿Por qué no hacer una
película sobre la vida de Jaime Garzón? ¿Por qué no en vez de hacer una serie sobre
Pablo Escobar, se hace una serie biográfica de Luis Carlos Galán?, como todo entra por
los ojos, como se dice coloquialmente, hacer productos cinematográficos que se
enfoquen en personajes progresistas podrían influir de manera significativa en las nuevas
generaciones.
En conclusión, nuestra historia no debe ser un limitante para creer que no hay solución,
el pasado no es algo que nos defina en su totalidad, no lo podemos desconocer, que es
diferente, pero el error recae en seguir esos modelos de guerra absurdos que lo único
que logran es dejar a la sociedad colombiana en mayores estigmas negativos de los que
ya ha estado antes, identificarse con personajes del bajo mundo es una tendencia actual
que se debe cambiar, el mal siempre existirá siempre y cuando haya personas que se
identifiquen con él, por lo que es necesario un cambio de mentalidad, dejar de ver los
aspectos negativos que han desangrado al país, enfocándonos mejor en aquellas
personas, comunidades o ideales que hayan influido de manera positiva al país, el
pensamiento colectivo sobre el individual. Sin embargo, la solución no puede estar en
irse del país para nunca volver, lo correcto podría ser ir a visitar otras culturas, entender
lo bueno y lo malo de ellas, para así apreciar la que tenemos en el territorio colombiano,
tratando siempre de mejorarla. ¿Me identifico como colombiano?, sí, pero no por causas
erróneas, me identifico como colombiano en su progreso, siempre querer salir delante
de manera legitima, sacar adelante el estudio o el trabajo, me identifico como colombiano
en aquellos personajes asesinados vilmente, que daban discursos de igualdad, progreso
y unión, con todo un pueblo detrás gritando bajo un mismo ideal. Me identifico como
colombiano en su paisaje, sus pueblos, su folclor, su alegría. Me identifico como
colombiano en saber entender nuestro pasado, saber cómo mejorar el presente para así
dar un mejor futuro a las generaciones venideras.
Bibliografía