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ENSAYO DE LENGUAJE Y COMUNICACIÒN

NICOLÀS SANTIBAÑEZ CARDONA

UNIVERSIDAD LIBRE
SECCIONAL PEREIRA
AÑO 2016
ALAS DE SANGRE

“ Somos
el resultado de una sociedad sin
valores, donde vemos correr la sangre de nuestros hijos y
pareciera que no importara nada“

INTRODUCCIÒN

La violencia es una parte de la realidad de Medellín. Vivimos en una ciudad en


guerra, una guerra donde intervienen muchos poderes y donde los
protagonistas son los jóvenes. Ellos son los que matan y mueren. Ejecutantes
de un libreto escrito por otras manos e inspirado en el sentido trágico que sigue
marcando nuestra historia.

La nuestra es una guerra donde de nada sirve hablar de buenos y de malos. El


desafío real es encontrar pistas que nos ayuden a salir de este laberinto donde
muchos plomos, disparados desde muchos lados, con innumerables
argumentos, nos están matando.

Las estadísticas no mienten, pero no logran sin embargo decir lo que pasa en
esta ciudad, en nuestra vida, lo que está pasando con nuestra manera de
habitar y caminar las calles, de relacionamos con los vecinos y los transeúntes.
Medallo es una berraquera, seguimos diciendo la mayoría de sus habitantes.
Es un infierno, dicen otros, especialmente de afuera. Medellín es un hervidero
de vida y muerte, es una expresión radical de la crisis de país.

Medellín ha pasado por una dura etapa de delincuencia, violencia y desorden


social; la desesperación de las gentes para salir a buscar es sustento de cada
día, con el temor de que en cualquier momento se puedan encontrar con el
fuego cruzado de las armas de las bandas delincuenciales, o ser víctimas del
robo y la extorsión.
Aquí se narran tantas historias de vida de jóvenes delincuentes que pasan
entrando y saliendo de las cárceles.

La historia se basa en la vida de Antonio quien creció en medio de estas


bandas acogiendo como modelo y ejemplo sólo lo que tienen por proyecto de
vida los jóvenes de aquel lugar. No se elige ni el donde ni el cómo ni el cuándo
nacer.

“Cuando yo estaba pelado me mantenía por ahí jodiendo con un trabuco,


hasta que llegaron los finados Lunar y Papucho que me patrocinaban con
armas buenas. Entonces empecé a robar y a matar en forma” (6).

Antonio también relata como los niños dejan de ir a la escuela porque piensan
que no les sirve para nada; viendo que la familia tiene necesidades, solo serían
una carga; una pérdida de plata y de tiempo, si en un futuro no le va a servir
para nada, mostrando a niños comenzando desde temprana edad en la calle,
robando; rebuscando para ayudarle a la mama y los hermanos, porque para
ellos la mama es la más importante y la que acolita muchas de las cosas que
sus hijos hacen ya que como raro el papa los abandona, como se dice
aprendiendo los roles de la vida.

“Lo que yo si digo es que él ha sido muy buen hijo. En todos estos años me he
pasado en bares levantando con que mantener esta familia. Pero, para una
mujer sola es mucha carga. Toño es el que más me ha colaborado. Él no ha
sido muy vicioso y cuando hace sus trabajos se aparece con algo para la casa.
“(11)

Por otra parte, nos encontramos con personajes como los niños, que querían
ingresar a estas bandas, los cuales a su corta edad ya se sentían preparados
para robar y matar al precio que fuera, tan solo con 13,14 y 15 años. Cruel
realidad que se vive en la actualidad, hasta los niños se ven involucrados en el
mundo del delito. Estos personajes que apenas empiezan a vivir, ya están
listos para enfrentar a la muerte, en el fondo tienen un alma inocente, pero
poco a poco, el bajo mundo los convierte en sus esclavos y crea en ellos mente
de matones.

Se habla de cómo es la vida en la cárcel, de que ahí uno sobrevive porque la


boca no sabe decir lo que ven los ojos, es decir, existe la amenaza, la ley del
silencio, la impunidad, el chantaje y la injusticia. Se relata de un lugar
espantoso, donde el terror abunda, el dinero, las armas, el alcohol y las drogas
lo mueven todo.
“Estuve en la guandoca tres meses. Apenas el tiempo para reponerme de la
masacrada que me pegaron esos tombos. En la cárcel me encontré con varios
parceros que estaban detenidos. Tuve la fortuna de que el cacique del patio
era un veterano al que le había hecho un trabajo, y me tenía estimación.
Cuando uno cae a Bellavista sin tener gente que lo reciba se lo lleva el putas”
(13).

Como podemos ver en la actualidad, no solo se ven grandes problemas de


alcohol y drogas, sino también de estas pandillas y de poca valoración por la
vida. Pero existe una sombra mucho más grande y peligrosa llamada
corrupción de la autoridad, de las fuerzas públicas y del gobierno que aún nos
rige.

“Más allá de la impunidad, está la complicidad. La Cuarta Brigada ha hecho


denuncias sobre los organismos parapoliciales comprometidos con el sicariatos
.En los testimonios de los habitantes de los barrios y de jóvenes integrantes de
banda aparecen con frecuencia referencias a la complicidad de miembros de
los cuerpos de seguridad y de agentes de la policía.” (190)

Todo este problema social que con mayor auge surge en medio de una
sociedad Narco, así se puede llamar ya que desde los años 80, es narco es un
estilo de vida que siempre ha estado presente, primero se vio aparecer en las
calles, luego en la política y en el futbol. En este contexto, un colombiano se
convierte en experto para leer las huellas, los símbolos, los significados de la
narcocultura, poco a poco américa latina se convertía en territorio de narcos y
los medios de comunicación lo llamaron colombianización.

Con la narcocultura surgen estos jóvenes sicarios dispuestos a morir para salir
adelante, sin importar nada ni nadie.

Aparecen paramilitares, la guerrilla y bandas delincuenciales como los nachos,


los flacos, todo ese mundo de horror y dolor.

Es mucha la sangre derramada…” Los crímenes más publicitados son los


relacionados con la violencia política y la guerra de los carteles. Pero estos
hechos, que tienen gran connotación social y política, son estadísticamente
poco significativos al lado de la violencia cotidiana. La mayor parte de los
muertos son jóvenes” (187).

Existe una doble moral en todo esto y vemos como se encomiendan a la


“virgen” de los sicarios. “si ojos tienen que no me vean, si manos tienen que
no me agarren, si tienen pies que no me alcancen, no permitas que me
sorprendan por la espalda, no permitas que mi muerte sea violenta, no
permitas que mi sangre se derrame, Tú que todo lo conoces, sabes mis
pecados, pero también sabes de mi fe, no me desampares. Amén…” (124).

Surge de todo esto varios interrogantes: “¿Qué puede explicar que un joven de
16 años, de una familia aparentemente normal, asesine a un dirigente político,
"un fuerte", conociendo las pocas posibilidades de sobrevivir o de, salir libre?

¿Son estos jóvenes expresión de una nueva cultura, una cultura de la muerte?
¿Es su fundamento la ruptura o la continuidad con la tradición cultural paisa?
¿Por qué se habla de la pérdida de nuestros valores, en alusión a un pasado
que se supone glorioso? ¿Qué otras influencias están presentes en su lógica,
en su manera de vivir y de morir?”(190)

Todo este fenómeno de las bandas, pandillas y sicariato, desde un punto de


vista sociocultural nos invita a continuar conociendo con los ojos abiertos este
problema social, que no solo afecta a Medellín, sino a todo nuestro país. El
sicario hace parte de nuestro origen social y cultural, ellos son una parte del
problema, la otra parte son quienes contratan sus servicios, que no son solo
narcotraficantes. Muchos sectores políticos y los señores de “cuello blanco”,
están detrás de la cortina de humo que forman los muchachos sicarios.

La solución a este problema está ligada a la solución de grandes conflictos que


ahora enfrenta el país y las reformas del estado, el proceso de paz, entre otros
pero principalmente al desarrollo de programas para la niñez, infancia y
adolescencia.

BIBLIOGRAFIA

-Alonso Salazar J. No nacimos p’a semilla. La cultura de las bandas juveniles


en Medellín Bogotá: Centro de Investigación y Educación Popular (CINEP), 5ª
edición, 1991

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