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En este sentido, no el del impulso sincero hacia la verdad, pero si el del estudio de los
convencionalismos, las tradiciones, podría decirse también las ficciones, E. Hobsbawn y T.
Ranger, analizaron en su trabajo de 1983, la invención de las tradiciones y acuñaron el
término de “tradiciones inventadas” que incluye tanto las tradiciones realmente inventadas,
constituidas y formalmente instituidas, como aquellas que surgen de modo difícil de
investigar, durante un periodo breve y se establecen con gran rapidez (Hobsbawn, E.,
Ranger, T, 1983: PP.7-8) La “tradición inventada” implica un grupo de prácticas,
normalmente gobernadas por reglas aceptadas abierta o tácitamente y de naturaleza
simbólica o ritual, que buscan inculcar determinados valores o normas de comportamiento
por medio de su repetición, lo cual implica automáticamente continuidad con el pasado
(Hobsbawn, E., Ranger, T, 1983: P.8) y en este sentido toda tradición que se proclama a si
misma antigua es realidad de reciente invención.
Se podría relacionar este último punto con la afirmación hecha por Nietzsche de que
se ha inventado una designación uniformente valida y obligatoria de las cosas, donde el
lenguaje proporciona las leyes de la verdad originando el contraste entre verdad y mentira,
siendo que el “mentiroso” es el que utiliza las legislaciones, las palabras, para hacer parecer
lo irreal como real (Nietzsche, 1873: p.4) Así, el engaño y la manipulación de las
convenciones terminan por instaurar un invención como una realidad históricamente
legitimada. Lo mismo sucede en estudios sobre la “memoria colectiva” y la “amnesia
colectiva” realizados por Peter Burke, partiendo de la base de que un grupo decide
arbitrariamente que es de valor recordar y que no, instaurando en la memoria una sociedad
o pueblo determinados recuerdos y suprimiendo otros.
M. Foucault se ha interesado, por otro lado, por la voluntad del saber y la voluntad de
verdad. Su planteo es también el de la elección arbitraria, proponiendo que la voluntad de
verdad es tan profundamente histórica como cualquier otro sistema de exclusión, tan
arbitraria como estos sistemas y a la vez igualmente modificable en el transcurso de la
historia (Foucault, M. 1970-71: p.18) Foucault se pregunta si esta voluntad de verdad no se
apoya en un sistema de coacción, una red institucional, que se ejerce no solo sobre otros
discursos, sino sobre cualquier otra práctica.
Comentario final