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¿Cuál era la verdadera apariencia del Señor Jesús? ¿De qué
color era su piel? ¿Cuál era su constitución física? ¿Tenía
barba o no? ¿Tenía el cabello largo o corto? ¿Le rodeaba un
aura de santidad y reposada quietud? ¿Tenía rasgos
distintivos o podía pasar desapercibido entre los demás?
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la historia humana? ¿Quién es Jesús para cada uno de
nosotros?
En esta monografía daremos respuestas a estas y otras
preguntas que la gente hace con respecto a la apariencia de
la persona histórica del Señor Jesucristo. Quédense con
nosotros…
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B. LA VOZ DE LOS HISTORIADORES.
“El tema del Buen Pastor se remonta, por vía del arte
griego arcaico [pagano, por supuesto], a Egipto, si bien
se convierte en el símbolo del fiel protector de la grey
cristiana [...] Jesús podía identificarse con los dioses
conocidos del mundo mediterráneo, en parte con Helios
(Apolo), el dios del Sol, o, en su versión occidental
romana, el Sol Invictus (Sol invicto)”.
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Una carta del s. XIII, que pretende ser una carta que
dirige un tal Publio Léntulo a un senador romano, contiene
una descripción del físico de Jesús en la que se dice que tenía:
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La vertiente protestante también ha influido en la
iconografía del Cristo. En su libro Cristo y los apóstoles: Las
formas cambiantes de la imaginería religiosa, F. M. Godfrey
señala lo siguiente:
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Sin embargo, veremos enseguida que la imagen de un
Cristo endeble, afeminado, melancólico y de largos y rubios
cabellos que suelen presentar las obras artísticas y religiosas
no se corresponde con la imagen de Jesús que nos brindan
las Escrituras.
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En aquella misma hora Jesús se regocijó en el Espíritu,
y dijo: Yo te alabo, oh Padre, Señor del cielo y de la
tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y
entendidos, y las has revelado a los niños. Sí, Padre,
porque así te agradó. (Lucas 10:21)
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Vino el Hijo del Hombre, que come y bebe, y decís:
“Este es un hombre comilón y bebedor de vino, amigo
de publicanos y de pecadores”. (Lucas 7:34)
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multitudes. Y así lo hizo al menos en una ocasión, cuando
viajó de incógnito desde Galilea hasta Jerusalén.
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D. JESÚS NO FUE DE CONSTITUCIÓN DÉBIL
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recomendado que descansara un poco para que no se fuera a
desmayar. En vez de eso, hallamos que fue Jesús quien les
dijo a ellos (algunos rudos pescadores): “Vengan conmigo
ustedes solos a un lugar tranquilo y descansen un poco”
(Marcos 6:31).
“Todos los relatos evangélicos indican [que Jesús] gozaba
de una magnífica salud física”, dice la Enciclopedia de
M´Clintock y Strong, pero, aunque haya sido así, aún
prevalece la pregunta, ¿por qué tuvieron que ayudarle a llevar
la cruz y porqué murió antes que los otros dos quienes
padecían el mismo tormento?
Un factor primordial fue la terrible angustia que sufrió.
Al aproximarse su ejecución, dijo: “tengo que pasar por la
prueba de un bautismo y ¡cuánta angustia siento hasta que se
cumpla!” (Lucas 12:50). Esta angustia terminó convirtiéndose
en “agonía” en su última noche: “Estando en agonía, oraba
más intensamente; y era su sudor como grandes gotas de
sangre que caían hasta la tierra” (Lucas 22:44). Jesús estaba
siendo totalmente consciente de que la oportunidad de que
millones de seres humanos pudieran ser rescatados de este
mundo cárcel dependía solamente de que él se mantuviera
íntegro y lúcido hasta la crucifixión.
¿Se imaginan qué responsabilidad tan abrumadora? Pero
¿por qué?
“Porque tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo
unigénito, para que todo el que cree en él no se pierda, sino
que tenga vida eterna. Dios no envió a su Hijo al mundo para
condenar al mundo, sino para salvarlo por medio de él” (Juan
3:16,17).
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“Muchos se asombraron de él, pues tenía desfigurado el
semblante; ¡nada de humano tenía su aspecto! [...]
Despreciado y rechazado por los hombres, varón de
dolores, hecho para el sufrimiento. Todos evitaban
mirarlo; fue despreciado, y no lo estimamos.
Ciertamente él cargó con nuestras enfermedades y
soportó nuestros dolores, pero nosotros lo
consideramos herido, golpeado por Dios y humillado. Él
fue traspasado por nuestras rebeliones, y molido por
nuestras iniquidades; sobre él recayó el castigo, precio
de nuestra paz, y gracias a sus heridas fuimos sanados.
Todos andábamos perdidos, como ovejas; cada uno
seguía su propio camino, pero el Señor hizo recaer
sobre él la iniquidad de todos nosotros” (Isaías 52:14,
53:3-6).
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E. LA FLAGELACIÓN ROMANA
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F. LA IMPORTANCIA DE LA APARIENCIA EXTERNA
DE JESÚS
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Así pues, el hacer hincapié en la imagen de Jesús, cuando
no hay ninguna mención de ella en los Evangelios canónicos,
es ir en contra de estos.
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