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miembro de la orden ecuestre de la sociedad romana; pero podía ser usado más
generalmente, como un título de cortesía. Se le da a los procuradores Félix y F'esto
en Hechos 23:26; 24:2; 26:25.
t
con el nacimiento, primero de Juan el Bautista y
luego de Jesús están lechados "en los días de
Heredes, rey de Judea” (Le. 1:5) y referidos al
“edicto” que se promulgó “de parte de Augusto
César, que todo el mundo fuese empadronado” (Le.
2:1). Ll ministerio público de Juan, que consistió en
levantar el telón para el ministerio público de Jesús
(el tema principal de la primera parte), es
introducido con un complicado sincronismo, a la
manera de los historiadores clásicos, en el cual se
correlaciona “el año decimoquinto del imperio de
Tiberio César” con los cargos de una cantidad de
otras personas en importantes posicion es públicas
en y alrededor de Palestina (Le. 3:1,2). Todo el
desarrollo de los orígenes del cristianismo se ubica
en el contexto de la historia mundial
contemporánea. Lucas no sólo es el único escritor
del Nuevo Testamento que llega a mencionar por
nombre a un emperador romano; su relato,
especialmente en la primera parte, hace repetidas
referencias a gobernadores y otros funcionarios de
las provincias y ciudades del Imperio Romano de
Oriente durante el periodo que abarca. La fidelidad
de su relato en relac ión con la “fecha dramática” (es
decir, la fecha de los acontecimientos que relata) ha
llegado a ser proverbial.
La Defensa de la Fe
90 y 100 d. C.,,en el cual se sostiene que los judíos se descarriaron al dar al ritual y
las leyes ceremoniales del Pentateuco uiw interpretación literal en lugar de
espiritual.
en una inscripción de un altar “Al Dios
desconocido”, es en esencia una declaración acerca
del verdadero conocimiento de Dios. Dios es el
Creador y Señor del universo, no habita en
santuarios hechos por manos de hombres, no
necesita los servicios de aquellos a quienes' ha
creado, pues él es quien les da “vida y aliento y
todas las cosas”. H1 Creador de todas las cosas en
general es el Creador del Hombre en particular. El
hombre es uno, descendiente de un antepasado
común; su habitación terrenal y el curso de las
estaciones han sido designadas divinamente para su
beneficio, a fin de que pueda bus car y hallar al
verdadero Dios. El verdadero Dios no es remoto e
inaccesible; “no está lejos de cada uno de nosotros”
-y esta seguridad es reforzada con citas de dos
poetas griegos: “En él vivimos, y nos movemos y
somos” (Epiménides) 5 y “Porque linaje suyo
somos” (Ara- to). 6 ¡Cuán insensato, pues, es pensar
que el Dios verdadero pueda ser representado por
estatuas de metal o mármol! Para los que lo
contemplaban por esos medios, era ciertamente un
“dios desconocido”. Hasta ese momento había
soportado la incapacidad de los hombres para
conocerlo pero ahora ha surgido una nueva
situación. Dios, el Creador de todos, es también el
Juez de todos. El día del juicio ha sido fijado, y en
consecuencia hay un urgente llamado a todos para
que cambien sus falsas ideas de Dios por otras
dignas —tanto más cuanto que Dios ya ha designado
al hombre por medio del cual ha de ser ejecutado su
5 Lln poeta cretense, se supone que del siglo VI a. C.'., a quien se cita también en
l ito 1:12.
6 Un. poeta cilicio del siglo III a. C., autor de un poema sobre los Ion órnenos
9 Véase p. 20.
10Véase p. 21 para el tratamiento de Marcos de las palabras del centurión. Lucas
las toma como una admisión de la inocencia de Jesús, apoyando su propósito
apologético.
juicio, negativo en la forma, con stituyó un
precedente que les aseguró por varios años la
protección de la ley romana. 11 Alentado por su
experiencia favorita de la ley roman a, Pablo
recurrió confiadamente a sus derechos de ciudadano
romano y apeló a César cuando no se sintió seguro
de ser
tratado con justicia por el procurador de Judea
(Hch. 25:11); y Lucas pone fin a su historia .con el
cuadro de Pablo bajo arresto domicilia rio en Roma,
aguardando que fuera escuchada su apelación, y
mientras tanto predicando el evangelio en el
corazón del Imperio a todos los que iban a verlo,
“abiertamente y sin impedimento” (Hch. 28:31), sin
ningún intento de intromisión de parte de los
funcionarios imperiales. ¡ Tan lejos estaba el
cristianismo de ser una amenaza para el estado
romano!
La Era de la Salvación
Sobre la era inaugurada por la venida de Cristo,
Lucas no hubiera vacilado en escribir, en las
palabras con que Pablo interpreta el lenguaje
profético de Isaías 49:8: “He aquí ahora el tiempo
aceptable; he aquí ahora el día de salvación” (2 Co.
6:2). Esta nueva era ha amanecido en
cumplimiento de l propósi-
‘ " Pura una Contraparte de Marcos, ef. el llamado de Levt y su secuela en
Marcos 2:13-17.
to de Dios declarado en las edades pasadas. En
relación con esto Lucas emplea verbos o nombres
verbales compuestos con el prefijo griego pro, que
significa “antes”. Jesús fue entregado a sus
enemigos “por el determinado consejo y anticipado
conocimiento de Dios” (Hch. 2:23); sus enemigos
hicieron lo que la mano y el plan de Dios “habían
antes determinado que sucediera” (Hch.4:28); por
medio de sus profetas, Dios “había antes anunciado
que su Cristo había de padecer” (Hch. 3:18; cf.
7:52); David “viéndolo antes, habló de la
resurrección de Cristo” (Hch.2:31), y así
sucesivamente. La misma idea se expresa por el
repetido énfasis sobre la divina necesidad de la
pasión de Cristo: “¿No era necesario que el Cristo
padeciera estas cosas y que entrara en su gloria? ”
(Le. 24:26; cf. 24:46; Hch. 3:18; 17:3; 26:23). El
discurso de Pablo en la sinagoga de Antioquía de
Pisidia (Hch.13:16 -41), que cumple un papel
programático en la segunda mitad de Hechos
similar al del discurso de Jesús en Nazaret en el
Evangelio de Lucas, expone en detalle este tema
del cumplimiento. Muestra cómo la historia de
Israel, especialmente el acto liberador de Dios en
el éxodo y la colocación d e David en su trono, con
las promesas hechas respecto a su dinastía, 2 1
conducían a la venida de Jesús, en cuyo ministerio,
muerte y resurrección se consumaba el modelo de
la liberación y se confirmaba la promesa. La
historia de Jesús es el mensaje de salva ción.
^Lucas trata la era de la salvación en dos etapas,
correspondientes a las dos partes de su historia: en
la primera fase, Jesús está activo en la tierra en
forma corporal; en la última está entronizado en la
presen-
¡l
Cf Hechos 2:30. 31, donde la promesa dinástica a David (lormula- da, p. cj.,
en 2 S. 7:21ss.; Sal. 132:11 ss.) se interpreta como cumplida en la resurrección de
Cristo.
cia de Dios, pero su poder (su “nombre”, como a
Lucas le agrada decir) está activo en la t ierra por la
instrumentalidad del Espíritu Santo, que descendió
el día de Pentecostés, de acuerdo con la promesa de
Jesús a sus discípulosjLa segunda parte de la obra
de Lucas ha sido llamada a veces, muy
apropiadamente, “Los Hechos del Espíritu
Santo”. 18
Cuando Juan el Bautista señaló el advenimiento
de uno que era más poderoso que él, dijo: “Yo a la
verdad os bautizo en agua; pero viene uno. . .; él os
bautizará en Espíritu Santo y fuego” (Le. 3:16). El
bautismo en fuego (un derramamiento de juicio,
se- gán Lucas 3:17) no recibe énfas is cuando se
registra el cumplimiento de la predicción ,de Juan;
aunque puede haber una alusión a él en las
“lenguas como de fuego” que se asentaron sobre
los discípulos en Pentecostés. Antes de su
ascensión, el Cristo resucitado les dice a sus
discípulos: “Juan ciertamente bautizó con agua,
mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu
Santo dentro de no muchos días. (Hch. 1:15). Para
Lucas, pues, el acontecimiento de Pentecostés es el
histórico bautismo o derramamiento del Espíritu
Santo, que cumple no s ólo la predicción de Juan,
sino también la promesa de Dios por un profeta del
Antiguo Testamento de que “en los últimos días”
derramaría su Espíritu “sobre toda carne” (Hch.