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Trauma: constituido por una problemática de tipo moral, engendrada por una agresión o una
seducción por parte de un adulto. En esta agresión o seducción se encuentran enlazadas las
vertientes del amor y de la sexualidad.
La idea de que aquel que en un principio fue extraño para el niño y que a su vez pudo
violentarlo sexualmente, devendrá aquel que le brinda la palabra.
Las experiencias a las cuales este aparato puede ser confrontado son 2:
Agradables/placentero, será materializada al interior del sistema por una inscripción bajo la
forma de frayaje y el sistema se encontrará inclinado a repetir esta satisfacción, (si hay un
reforzador positivo, se puede repetir -conductismo-) y por otro lado
desagradables/displacentero, donde todo comienza por una vivencia d insatisfacción que
marca el sistema.
El Otro ejerce esta posición en base a un código que lo actualice como una alteridad subjetiva.
El lactante no sabe que cuando grita se encuentra gritando, primero debe investir ese
grito como propio y de ello depende de que el mensaje sea decodificado por la madre
como mensaje y no como molestia.
En esta doble realidad, lo que se construye es el deseo, el objeto del deseo como
imagen, como trazo, siendo su investidura alucinatoria.
1 insatisfacción
2 Satisfacción:
Decepción frente a la satisfacción obligará a que un nuevo criterio se añada para diferenciar la
percepción de la representación, el objeto de deseo será siempre alucinatorio.
El trazo del cual se hace mención a propósito del objeto del deseo es el trazo de la presencia
del “Otro”
La ejemplificación del pequeño humano, como éste es capaz de re-establecer por un proceso
de memoria el recuerdo de una experiencia vivida de manera satisfactoria.
La memoria hace surgir una imagen mnémica deseada, imagen vinculada al otro en cuanto
real. La conceptualización de esta memoria no coincide con la exacta adecuación de una
percepción a una inscripción material de lo psíquico.
Posibilidad que brinda la memoria para el recuerdo: no trabaja como una traducción de una
realidad física, sino intentando reproducir una imagen mnémica.
La memoria actúa con sistemas mnémicos, que diseminan el recuerdo en diferentes series
asociativas (no se sabe cuántas, ni cómo son).
Trazo mnémico: sino que estando siempre en relación con otros no guarda ningún tipo de
cualidad sensorial.
El otro como tal está o no está. Si hay espacio para el desarrollo está.
Otro – característica – opacidad: enigma.
Memoria asociada al placer y displacer, primero tuvo que haber sido displacer.
Hay un origen para la memoria: el trauma
Intenta reproducir algo que se vivenció.
El recién nacido lanza el grito y el Otro significa …. (grita porque tiene hambre por ejemplo).
El grito deber ser recepcionado para que el niño sepa que hay un yo y otro
El primer grito es realizado, es el otro quien traduce el grito como llamada y da al mismo
tiempo el carácter hostil al objeto.
Gracias a la presencia del objeto, la diferencia puede surgir y en ese movimiento, brindar una
cierta noción de status. Movimiento que los gritos del bebé confieren su carácter al objeto, es
decir, que ellos adquieren sentido. (tiene sentido cuando es satisfecho por el otro).
La separación de este cuerpo de dolor dependerá del encuentro que lo orgánico realice en la
alteridad que la subjetividad del deseo humano posibilita. El otro es un enigma. (Es enigmática
porque no está siempre que el niño lo demanda y da esperanza de satisfacción).
La función puramente orgánica del grito adquiere este fenómeno de encuentro con el otro en
la integración de una estructura subjetiva que hace del lenguaje algo más que la simple
expresión de necesidades.
El PSA entiende que el ideal es una trampa, trata de que el sujeto acepte su realidad.
Como sujeto, el niño se encuentra en sus orígenes excluido del registro del lenguaje, pues
gracias a la presencia subjetivante del otro, la expresión de un “cuerpo todo dolor”, podrá
significarse en una estructura de sentido donde la figurabilidad del lenguaje se transforma en
la realidad de un vínculo social.
El niño está por fuera del lenguaje el otro le da la herramienta para significar.
La separación producida entre la Cosa y el signo que la evoca confirma la idea de que lo que se
inviste es el signo, el trazo, y por lo tanto el lenguaje.
Entre la cosa y el signo se abre un espacio que no se llena nunca, la expresa, pero no la abarca
del todo. Uno no logra expresar todo lo que quiere decir, ni aunque supera todas las lenguas,
se relaciona con es que escapa, con el vivenciar que no puede ser explicado.
Lenguaje como intrínsecamente vinculado a la generación de deseo.
Deseo: ese espacio vacío que intenta llenarse, que para poder decirla tuvo que ser recortada.
Pensar al sujeto vinculado a la causa, es pensarlo bajo la conexión de una pérdida, pérdida que
permite diferenciar la Chose de la causalidad significante.
La complejidad del espíritu humano es alcanzada en su totalidad, pero ésta carece aun de la
seriedad que la reflexión científica ofrece (comparación del psicoanálisis y lo científico).
Kandell Cree poder discernir la manera en que un Icc “biológico” podría unirse al Icc freudiano.
Cree hallar la resonancia que la memoria procedural tiene como base biológica lo que Freud
definió como Inconsciente descriptivo.
Kandell describe el paradigma del condicionamiento clásico con la idea que este paradigma
pueda ser útil para pensar el funcionamiento de lo que él da en llamar memoria procedural.
Se desarrollaría la capacidad de predicción entre estímulos; la capacidad de desarrollar
conductas que comprenden la contingencia comportamental.
El sujeto puede realizar conductas tendientes a modificar las características que el medio le
ofrece. La posibilidad de interacción que la madre brinda como medio “responsable” y
“previsible” permite no solamente la adecuada constitución de un prototipo de personalidad,
sino también el desarrollo de las funciones que permiten un adecuado crecimiento cerebral.
El conjunto de los procesos que se ven implicados en la relación madre-hijo, enriquecen las
posibilidades de que un niño pueda sobrevivir a este primer periodo de la vida, permitiendo a
un cerebro inmaduro de utilizar las funciones maduras de los padres a fin de org. Sus propios
procesos de vida. (rtas sensitivas y emocionales de padres a niños).
El niño no olvida los primeros tiempos de vida por motivos anexos a la conformación de la
represión, sino por la incapacidad cognitiva que la memoria explícita posee en estos primeros
años de vida.
Los fallos en los procesos de la memoria, son comprendidos como categoría cognitiva
deficitaria en el sujeto, asociada no al fracaso de la actualización de un tiempo pretérito sino a
la inmadurez de una función que instrumentaliza el juego de las representaciones. Siendo el
sujeto quien realiza el orden de presentación de las secuencias que forman parte del material
mnémico. Estas secuencias requieren de una significación y de una temporalidad en la cual el
sujeto debe inevitablemente emerger.
El sujeto recuerda pero sin recordarse, recuerda bajo las configuraciones inconscientes del
sueño, bajo la actualización de los comportamientos infantiles que se producen en la
transferencia, en la acción involuntaria del lapsus.