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Empero, la única diferencia real entre uno y otro sexo son las diferencias
biológicas, que son innatas porque se nace con ellas, en este sentido, el sexo
hace referencia a las diferencias entre mujeres y hombres dadas por la biología,
todas las demás diferencias atribuidas a mujeres y hombres son culturales,
aprendidas, a esto se le denomina género, en el caso de las mujeres, por ejemplo,
serían aspectos como la sensibilidad, emotividad, dulzura, y en el caso de los
hombres la fortaleza, la rebeldía, la dureza, entre otros.
Sin embargo, la norma social establece una jerarquía entre los géneros, lo
masculino generalmente tiende a sobrevalorarse socialmente, esta asimetría se
internaliza en la adquisición de la identidad de género lograda a través de la
socialización.
La identidad masculina, en este orden sexo-genérico patriarcal, se funde en lo
individual en “ser para para sí mismo”, de ahí que los hombres como género
ejerzan un control de los espacios y recursos que fortalezcan o reafirmen su
masculinidad, desde su construcción, su prioridad es demostrar, en todo
momento, ser hombre.
Esta construcción se va incorporando a través de prácticas que demuestren que
es audaz, valiente, fuerte y que se entretejen con conductas como el consumo
abusivo de alcohol y drogas o el ejercicio del poder a través de la violencia contra
las personas consideradas como más débiles, como niñas, niños, mujeres,
personas adultas o con alguna discapacidad, los hombres gays, entre otras,
mediante las cuales se reafirma como tal y se convierte en parte de su identidad.
Así, los contenidos de la masculinidad llevan a muchos hombres a vivir o
experimentar situaciones extremas en su salud y en las formas de ser y enfermar.
Por otro lado, la identidad femenina se funda en lo colectivo, en el “ser para los
otros” centrada en el ser madre, en la cuidadora de los demás, en ser tiernas y
compasivas; a lo largo de la historia se ha construido a las mujeres en el aspecto
emocional, por lo tanto, su identidad se centra en la relación con los otros
olvidándose de sí mismas.
También en ellas existen jerarquías que están determinadas por su condición de
clase social, etaria, orientación sexual y étnica.
Aspectos que caracterizan a cada uno de los géneros, masculino y femenino en
relación con su identidad:
Hombres:
Demostrar y confirmar permanentemente "hombría", a través de conductas
de riesgo aunque atenten contra su vida.
Tener más de una pareja y ser activo sexualmente.
La violencia es el signo de virilidad más evidente. Utilización y abuso de la
fuerza física.
Definición como seres racionales que reprimen la expresión de algunas
emociones y exaltación de otras: el enojo.
Competitividad: demostrar superioridad frente a otros hombres y frente a las
mujeres.
Mito del héroe o ganador: hacer, lograr, actuar y ser exitoso.
Cumplir el rol de proveedor y de ser quien toma las decisiones.
Participar en "rituales" que lo convierten en "hombre": consumo de alcohol y
otras sustancias.
Mujeres:
Valoradas por ser madres, esto las define como mujeres.
Se encargan del cuidado y la crianza de hijos e hijas enfermas y con
discapacidad.
El altruismo, la nobleza, la intuición y la abnegación.
Los servicios brindados a otras personas son prácticas normalizadas que
justifican el abuso de poder y la falta de oportunidad de las mujeres.
Dominio y control de su cuerpo, deben ser bellas, delgadas, estéticas,
frágiles y débiles
Se controla la forma de pensar y sentir, se naturaliza el ser sumisas,
dependientes y que no tomen decisiones.
Se recrea el mito del príncipe o caballero que las enamora.
Aprenden a permanecer subordinadas al género masculino, al no tener las
mismas oportunidades de desarrollo y a guardar silencio.
El proceso de socialización para mujeres y hombres pasa por las prácticas
realizadas por unas y otros, la norma que establece la sociedad se internaliza
individualmente y se reproduce socialmente, por ejemplo, actualmente mujeres y
hombres consumen alcohol, esta práctica es aceptada en los hombres quienes la
promueven junto con la sociedad como una reafirmación de su masculinidad. En el
caso de las mujeres no sucede lo mismo, porque este consumo es sancionado por
la sociedad y hasta por su mismo género. La sanción social sobre las mujeres y
sobre las conductas consideradas fuera de la norma por parte de los hombres está
en correspondencia con los atributos asociados a uno u a otro género.
Estos atributos o cualidades adjudicadas socialmente a lo femenino y lo
masculino, sobrevaloran las tareas reproductivas en el caso de las mujeres y las
productivas en los hombres. Los atributos son históricamente determinados y
valorados por la sociedad de manera diferente y jerárquicamente al asociar a las
mujeres más cercanas a la naturaleza que a la cultura y a los hombres con lo
social y lo cultural.
Marcela Lagarde (1990), refiere que la identidad de las personas se conforma a
partir del género, cuyos contenidos se conjugan con otros elementos que
identifican a las personas, como son pertenecer a una clase, una etnia o una
religión. Y también conforman la identidad las adscripciones a grupos etarios, a los
grupos con los que se tiene y comparte un mismo interés, una actividad o el
periodo de ciclo de vida.
Las condiciones sociales, económicas, etarias, religiosas, étnicas, sexuales, de
género, elementos conformadores de la identidad, repercuten en la salud y en la
enfermedad de las personas, así como también influyen en el acceso a los
servicios de atención y en la aceptación social, algunas de esas condiciones
pueden ser motivo de discriminación, la Ley General para la Igualdad entre
Mujeres y Hombres (LGIMH) señala que se entenderá por discriminación:
“Toda distinción, exclusión o restricción que, basada en el origen étnico o nacional,
sexo, edad, discapacidad, condición social o económica, condiciones de salud,
embarazo, lengua, religión, opiniones, preferencias sexuales, estado civil o
cualquier otra, tenga por efecto impedir o anular el reconocimiento o el ejercicio de
los derechos y la igualdad real de oportunidades de las personas".
Bajo este contexto las personas que forman parte del grupo de la diversidad
sexual también forman parte de las poblaciones que se enfrentan a la
discriminación y estigmatización.
Es importante tener en consideración que la diversidad sexual es una realidad que
ha estado presente a lo largo de la historia de la humanidad, las diversidades
sexuales no son modas, caprichos o enfermedades, por lo que es fundamental
reconocer el derecho que cada persona tiene para definirse y construir su proyecto
de vida. Estas personas viven el género de un modo singular y tienen múltiples
maneras de identificarse con éste y/o expresarlo, por lo que la singularidad de
cada expresión e identidad de género es diversa e inalienable y debe ser
respetada.
La diversidad sexual se conforma por la población LGBTTTI, son las personas que
no se identifican con la heterosexualidad normalizada, se identifican, expresan o
viven su identidad de acuerdo con un género que no corresponde a su sexo
(Consejo para Prevenir y Eliminar la Discriminación de la Ciudad de México,
COPRED, s/f). Las siglas LGBTTTI se refieren a:
Lesbianas: Mujeres que sienten atracción sexual por mujeres.
Gays: Hombres que sienten atracción sexual por hombres.
Transgénero: Personas que se identifican y expresan con un género distinto al de
su sexo biológico
Travestis: Personas que adoptan comportamientos, vestimentas y expresiones
que corresponden a un género distinto a su sexo, sin que ello implique su
orientación.
La Comisión Nacional de Derechos Humanos CNDH (2019), refiere que por el
hecho de trabajar en el servicio público tenemos el deber de respetar la dignidad y
derechos de todas las personas, por lo que es necesario conocer los siguientes
conceptos:
1. Identidad de género: Es como cada persona se siente respecto a sí
misma, que puede corresponder o no con el sexo con el que nació.
Es la vivencia personal del cuerpo, se puede o no modificar su
apariencia o funcionalidad mediante tratamientos farmacológicos o
quirúrgicos, cuando esta sea libremente escogida, tal es el caso de
las personas transexuales, transgénero o queer.
2. Expresión de género: Es la forma en las personas se muestran ante
el mundo mediante el nombre, modo de vestir, forma de hablar,
gestos, comportamientos e interacciones sociales.
3. Orientación sexual- Es la atracción física, emocional, erótica y
afectiva que se siente hacia otra persona, las categorías más
utilizadas son la bisexual, atracción sexual hacia personas de ambos
sexos; la heterosexual, atracción por personas del sexo opuesto.
El que una persona tenga expresiones de género que no encajen en los modelos
femenino o masculino socialmente aceptados en determinada cultura, tiempo y
contexto, nada tiene que ver con su orientación sexual.
Si una mujer cuya expresión de género a simple vista se ve “masculinizada” no
necesariamente es homosexual (lesbiana). El que un hombre tenga expresiones
de género, culturalmente determinadas como femeninas: delicadeza, sensibilidad,
atención en su autocuidado y apariencia física, no quiere decir que sea
homosexual (gay). Un hombre que tiene expresiones de género consideradas
masculinas o dentro de la masculinidad hegemónica y tradicional como es el ser
fuerte, no es emocional o demuestra emociones, es rudo y hasta violento, puede
tener una orientación sexual, homosexual o bisexual.