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La guerra civil y la dictadura suponen el abandono de las tendencias de impulsadas por los
autores de la generación del 98, los novecentistas y vanguardistas. La década de los 40 y 50 en
España coincide con la denominada posguerra, una época durísima no solo desde el punto de
vista económico sino también cultural.
La primera etapa es la novela de los años 40 (realismo existencial): tiene dos corrientes
principales: la novela existencial con relatos que reflejan la asfixiante realidad de la posguerra.
Tenía seres angustiados a los que les obsesiona la idea de la muerte (Nada, Carmen Laforet) y la
novela tremendista con violencia y elementos picarescos, naturalistas y esperpénticos (La
familia de Pascual Duarte, Cela).
La segunda etapa es la novela de los años 50 (realismo social) con novelas que tienen un
testimonio crítico de la sociedad española de la época (La colmena, José Cela). Presenta un
tránsito de las preocupaciones existenciales a las inquietudes sociales. Se retrata la vida
cotidiana en Madrid. Las principales técnicas narrativas son protagonismo colectivo y
fragmentarismo y técnica del contrapunto. Los temas que abordan son las penosas condiciones
de vida de la gente corriente de la época con voluntad de denuncia. La técnica principal es el
objetivismo por medio de un narrador en tercera persona que se limita a registrar los diálogos
de los personajes y a mostrar sus comportamientos. Encontramos la generación del medio siglo
con realismo social con Antonio ferres y Alfonso Grosso y neorrealistas (interés por las
cualidades estéticas) con Sánchez Ferlosio y Aldecoa. Destaca el Jarama de Sánchez Ferlosio.
La narrativa en el exilio se compone de autores de la Generación del 27. Los temas son la
reflexión autobiográfica y las causas, desarrollo y secuelas de la guerra civil. Tenemos autores
como Max Abu (El laberinto mágico), Rosa Chacel, Ramón j Sender (Crónicas del Alba), etc.