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T. 2.

LA NOVELA DESDE 1939 HASTA LOS AÑOS 70: TENDENCIAS


[EXISTENCIAL-TREMENDISTA, SOCIAL Y EXPERIMENTAL],
AUTORES Y REPRESENTATIVOS

La Guerra Civil supuso una ruptura total con la literatura anterior y fue un hecho determinante en
la vida cultural posterior. Una de las consecuencias fue el exilio de escritores que configuraron “La
España peregrina” (R.J. Sender, Rosa Chacel, Max Aub, Arturo Barea, Francisco Ayala…). Por otra
parte, los narradores que permanecen se ven condicionados por una fuerte censura a la que se une la
propia autocensura y el desconocimiento de muchos escritores españoles y extranjeros, cuyas obras
estaban prohibidas (Unamuno, Joyce, Hemingway…).

Década de los 40. Durante los primeros años de la posguerra se produce un estancamiento del
género narrativo. Si dejamos a un lado las novelas triunfalistas de alabanza al régimen y de evasión,
surgen dos novelas, dentro del realismo tradicional, que, sin adoptar los tonos angustiosos de la
poesía desarraigada, expresan la lucha del individuo con el destino o con su entorno, rompen con la
literatura oficial, dan testimonio de una existencia desoladora y conflictiva y resaltan los aspectos
más desagradables de la realidad, aunque sin entrar en su crítica: La familia de Pascual Duarte de
Camilo José Cela, que inicia la corriente denominada tremendismo, y Nada de Carmen Laforet,
perteneciente al llamado realismo existencial. Destacan igualmente Torrente Ballester y Miguel
Delibes.

Década de los 50: la Generación del medio Siglo, con Ana Mª Matute, Primera memoria,
Sánchez Ferlosio, El Jarama, Ignacio Aldecoa, Cuentos, y García Hortelano. Debido a una cierta
relajación de la presión política y de la censura, se produce un renacimiento del género narrativo.
Este grupo de jóvenes escritores, al que se suman los de la década anterior (Cela, La colmena),
empieza a cultivar la llamada novela social. Comprometidos con su sociedad, denuncian el
comportamiento de las clases acomodadas y la injusticia sobre los trabajadores y buscan que los
lectores tomen conciencia. El realismo crítico se caracteriza por mostrar la realidad de la época y por
el objetivismo, mediante el narrador oculto que pretende reflejar la realidad de un modo imparcial, la
ausencia de análisis psicológico de los personajes, el protagonista tipo, el predominio del diálogo, el
estilo sencillo y un tiempo y espacio concretos y limitados.

Década de los 60. Dentro de la línea de la preocupación social, el reflejo de la realidad y la


reflexión crítica sobre la sociedad de la época, la influencia de la narrativa extranjera (europea,
norteamericana e hispanoamericana) contribuye a una renovación estructural y lingüística de nuestra
narrativa:
-Se rompe el orden cronológico de la narración de los hechos hasta formar un rompecabezas
temporal.
-Desaparecen los capítulos tradicionales.
-Aparece un narrador cambiante: 1ª y 3ª persona narrativas mezcladas e incorporación de la
2ª, con desdoblamiento del yo.
-Se utiliza el monólogo interior, que permite conocer el pensamiento de los personajes, y el
estilo indirecto libre.
-Deja de tener el argumento importancia frente a la anécdota.

A esta línea narrativa, que manifiesta una gran riqueza expresiva, un mayor cuidado formal y
una preocupación por el estilo, se la ha denominado novela experimental.
La publicación de Tiempo de silencio (1962), de Martín Santos, marca un punto de inflexión en
la narrativa española. Destacan también Juan Marsé con Últimas tardes con Teresa, Juan Benet con
Volverás a Región y autores de generaciones precedentes: Miguel Delibes con Cinco horas con
Mario, Juan Goytisolo con Señas de identidad y Cela con San Camilo, 1936.
T. 2. LA NOVELA DESDE 1939 HASTA LOS AÑOS 70: TENDENCIAS
[EXISTENCIAL-TREMENDISTA, SOCIAL Y EXPERIMENTAL],
AUTORES Y REPRESENTATIVOS

Desde finales de los 60 se asentó una corriente conocida como experimentalismo, cultivada por
una nueva generación de escritores (Generación del 68), y fueron muchas las novelas de la época
que:
-Prescindieron de la anécdota argumental.
-Renunciaron a la creación de personajes protagonistas.
-Descompusieron de forma absoluta el tiempo narrativo.
Las audacias formales llegaron, en ocasiones, a hacer incomprensibles determinadas obras. Los
excesos de esta corriente comenzaron a mitigarse con la publicación en 1972 de La saga/fuga de J.B.
de Torrente Ballester, que parodia el modelo experimental mezclando lo mágico, lo real, lo mítico, la
historia…

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