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TEMA 64

LA NOVELA DESDE PRINCIPIOS


DEL SIGLO XX HASTA 1939
1. Introducción. Contexto histórico y cultural.
2. La novela.
3. La generación del 98.
4. La narrativa novecentista.
5. La novela hacia 1927.
6. Conclusión.
7. Aplicación didáctica y bibliografía.

1. INTRODUCCIÓN.
Graves crisis y hondos enfrentamientos ideológicos, en parte heredados del siglo XIX,
componen el marco en que se desarrollará la creación literaria de este momento. Desde el punto
de vista literario, la primera mitad del siglo XX es muy rica. La novela será uno de los géneros
más destacados. Los autores de la Generación del 98 la utilizan como vehículo fundamental de
expresión; los autores del Novecentismo o Generación del 14 la cultivan con profusión, junto
con el ensayo, y en ambos se proponen buscar nuevas vías narrativas. En los años cuarenta, tras
la Guerra Civil Española, la literatura se ve condicionada por la ideología, y la novela no es una
excepción.

CONTEXTO HISTÓRICO Y CULTURAL.


Podemos distinguir seis etapas en la historia de España en el SXX:
-Desastre del 98: pérdida de las últimas colonias de ultramar (Cuba, Puerto Rico y Filipinas)
- la dictadura de Primo de Rivera (1923-1931)
-Segunda República (1931-36)
-La Guerra civil (1936-39)
-El franquismo (1939-1975)
-Democracia con las elecciones de 1977
-reinado de Carlos I.

Comenzaremos desde el primer acontecimiento.


Política y socialmente, es un periodo de grandes convulsiones. España sigue siendo un país agrario y
atrasado, aunque hay cierto despegue industrial, sobre todo en el País Vasco y Cataluña, lo que, por un
lado, fortalecerá a la burguesía y, por otro provocará el nacimiento de una nueva clase social: el
proletariado, y con ello, los conflictos sociales entre ambas clases (Semana Trágica de Barcelona, huelga
general de 1917, asesinatos y atentados contra políticos…) En medio de este caos, Alfonso XIII entrega el
poder al general Miguel Primo de Rivera, quien instaura la dictadura (1923-1931).
En 1931, los partidos antimonárquicos ganan las elecciones municipales, Alfonso XIII deja España y se
proclama la Segunda República, pero no finalizan las tensiones: tras dos años de reformas (constitucional,
educativa, eclesiástica, militar…), en 1933 la derecha gana las elecciones y se intensifican los conflictos
sociales (como la huelga y revolución de Asturias, en 1934, sofocada violentamente). Los partidos de
izquierdas acuden juntos a las elecciones de 1936 y las ganan. En julio de ese mismo año, una facción del
ejército liderada por Franco se subleva. Se inicia así la Guerra Civil, que acaba con la victoria de los
rebeldes en 1939, cinco meses antes de que se inicie la 2ª Guerra Mundial.

2. LA NOVELA.
La transición del SXIX al XX se caracteriza en Europa por una honda crisis espiritual, fruto de los
cambios que se producen en esos años. Las ideas de Shopenhauer, Nietzshe o Bergson, en las que priman
la intuición y los impulsos vitales frente a la razón, acentúan el pesimismo y la desorientación vital,
propios de la literatura de los primeros años del SXX.
Se produce un rechazo a la sociedad y el arte burgueses de finales del XIX que, en el ámbito hispánico,
se añadirá a la conciencia del atraso económico, científico y cultural de sus países con respecto a Europa y
EE.UU. Ello lleva a los autores a un deseo de modernidad a la vez que afirman sus raíces autóctonas, lo
que dará lugar al modernismo.
En España a esto se suma la derrota en Cuba frente a EEUU. Por ello en los primeros años de SXX se
produce una reacción (el llamado regeneracionismo) que pretende encontrar la solución a los “males de
la patria”. En este ambiente, una serie de jóvenes autores (Ganivet, Unamuno, Azorín, Maeztu, Machado
y parte de la obra de Valle-Inclán), la denominada generación del 98, y un grupo de mujeres
pertenecientes a la misma generación histórica, como Carmen de Burgos “Colombine”, Consuelo Álvarez
“Violeta” y concha Espina, manifiestan junto a su angustia existencial y su protesta y afán de reforma de
las costumbres decadentes de la sociedad española, un deseo de europeización, de modernidad con la
incorporación de nuevas técnicas expresivas.
En torno a 1914 surge un nuevo grupo de escritores e intelectuales, encabezados por Ortega y Gasset,
que busca la modernización definitiva de España, a través de la formación científica y cultural y el cultivo
de un arte intelectual que abandone el sentimentalismo decimonónico para ajustarse el espíritu del SXX:
el novecentismo.
En los años 20 y 30, la narrativa española seguirá dos tendencias: la novela deshumanizada propia del
novecentismo, con influencia de las vanguardias, y la novela social, propia de actitudes más preocupadas
por la situación de España y del mundo en esos momentos.

3. LA GENERACIÓN DEL 98.


Características generales:
Estructura abierta y pérdida de importancia de la trama: frente a la estructura organizada del
Realismo (organizada casi siempre en presentación, nudo y desenlace), el argumento se diluye
generalmente en una serie de estampas o episodios que abarcan un periodo más o menos largo de la vida
de los personajes. A menudo hay más contemplación que acción, y apenas se producen hechos relevantes
en la historia, o bien quedan desdibujados entre un sinfín de pequeños incidentes aparentemente
intrascendentes.

Subjetivismo y antirrealismo: la nueva novela no busca el reflejo fiel de la realidad, sino la vivencia
que los personajes tienen de esa realidad. El mundo interno del personaje interesa más que la realidad
social externa, y a menudo, ambos mundos entran en conflicto. En esta expresión de subjetividad son
muy importantes el papel del narrador, que desvela u oculta a voluntad los pensamientos o emociones de
los personajes, y el uso del diálogo que permite que estos se expresen directamente.

Temática, las novelas se centran en:


a) El tema de España, desde una perspectiva particular en cada autor, Pretenden descubrir el alma de
la nación a través del paisaje, sobre todo Castilla; la historia, pero no la de los grandes conflictos bélicos o
reyes, sino la del hombre anónimo, a la que Unamuno llamó “intrahistoria”; y la literatura, volviendo a
autores como Larra y a clásicos como Berceo, Rojas o Manrique y, especialmente Cervantes y el Quijote,
que ven como un reflejo de las conductas de los españoles.
b) El tema existencial, también tratado de forma distinta en cada autor, que se preocupa por el sentido
de la vida y la existencia, el tema del tiempo o las relaciones del hombre con dios.

Personajes: los protagonistas son muy distintos al héroe novelesco tradicional. Abundan los
personajes desorientados, atormentados, atrapados entre la abulia, producto de las dudas y de la
frustración (Andrés Hurtado) y la necesidad de acción, a veces frenética, que dé sentido a la vida (Shanti
Andía). Abundan también los personajes secundarios en general vagamente retratados, de escasa
profundidad psicológica, más representantes de ideas o tipos sociales que auténticas personas.

Ruptura de los moldes del género novelístico: la novela se convierte en un género multiforme, capaz
de aceptar cualquier forma y expresión y adaptarse a cualquier necesidad. De esta manera los límites
entre los distintos géneros se difuminan. Se produce frecuentemente la paradoja de “novelas que no
cuentan nada”, con una acción mínima donde predomina la expresión lírica subjetiva o la reflexión
filosófica, hilvanadas solo por la experiencia vital del personaje, que a menuda resultan estar en suspenso.

En cuanto a la técnica estilística y literaria, los autores del 98 defienden la sencillez y claridad, pero sin
perder la fuerza expresiva (antirretoricismo). Tienden a la sencillez sintáctica y a la precisión léxica, pero
con palabras cargadas de valoraciones subjetivas. La fecha clave es 1902, cuando se publican cuatro
títulos con una nueva concepción novelística: La voluntad, de Azorín, Camino de perfección, de Pío Baroja,
Sonata de Otoño de Valle Inclán y Amor y pedagogía de Unamuno.

MIGUEL DE UNAMUNO (1864-1936)


Autor de carácter crítico, obsesivo y con grandes inquietudes filosóficas, lo que se refleja en su obra,
que abarca todos los géneros. Unamuno evoluciona desde lo que él llama una escritura “ovípara” (basada
en la documentación y observación) a la escritura “vivípara” (en la que predomina la imaginación
creativa). Este proceso condujo a la nivola, de cuya producción destaca Niebla (1914), sobre todo por dos
razones: el enfrentamiento entre el protagonista, Augusto Pérez, “ente de ficción”, y el autor, que había
previsto su muerte, para gritarle: “Quiero vivir, quiero ser yo”, y por la intervención de Unamuno
escribiendo en primera persona el famoso capítulo 31.
¿Qué es la nivola”? Unamuno es un autor muy particular. En su peculiar concepción de la novela,
renuncia a la preparación y los esquemas previos, elimina las descripciones para dar máxima importancia
al diálogo y presenta personajes “agonistas” (en conflicto existencial, son hombres que se debaten contra
la muerte y la disolución de su existencia). En cuanto al estilo, busca la densidad de ideas (con
recurrencias de todo tipo) y la intensidad emocional (con exclamaciones y preguntas retóricas), muestra
sus propios conflictos a través de paradojas, antítesis y juegos de palabras y persigue la precisión léxica y
nuevos sentidos para estas.
Sus novelas están escritas en una lengua “seca, precisa, rápida” (explica él mismo), un estilo ágil. Son
características la escasa acción y la escasez de referencias concretas de espacio y tiempo, porque lo que
importa es la realidad interior de los personajes, sus conflictos íntimos, expresados mediante abundantes
diálogos cargados de ideas y monólogos interiores. Tiende a desdibujar los límites entre la realidad y la
ficción.
Comienza su producción novelística con Paz en la guerra (1897), intrahistoria sobre la última guerra
carlista, Amor y pedagogía (1902), una novela de ideas donde se hace una sátira de una educación
demasiado racionalista. Da el paso a la nivola con Niebla donde autor y personaje disputan por su ser y su
existencia. Siguen Abel Sánchez (1917), habla sobre la envidia, el odio, sobre el cainismo, La tía Tula
(1921), sobre la maternidad frustrada y San Manuel Bueno Mártir (1931), su mejor novela, donde expone
el conflicto entre la verdad trágica (ser consciente de nuestra muerte) y la felicidad ilusoria (la fe que nos
consuela) optando por esta. Se trata de la historia de un cura que, aun habiendo perdido la fe, se sacrifica
por sus feligreses.

PÍO BAROJA (1872-1956)


Es el gran novelista de la generación. De una sinceridad absoluta, fue un hombre solitario y amargado,
tímido, escéptico y pesimista, pero capaz de sentir una inmensa ternura por los seres más desvalidos.
Baroja concibe la novela como “género multiforme y proteico”, en el que todo cabe, la novela abierta.
No se preocupa por la composición ni por l unidad de acción, sino por los episodios, las anécdotas, las
digresiones. Para él, las cualidades del buen novelista eran la invención, la imaginación y la observación.
Se ha tachado el estilo de Baroja de vulgar, incorrecto o con poca intencionalidad artística, pero esto
responde al antirretoricismo propio de su generación, a la vez que confiere a sus narraciones fuerza
expresiva y amenidad. En ellas predominan los párrafos breves y la frase corta, el léxico es claro y sencillo,
con coloquialismos. Un rasgo típico de su prosa es la descripción, que nos pinta una realidad con pocas
pinceladas (descripción impresionista).
Rasgos característicos de su novelística:
Estructura abierta. Concibe la novela como una sucesión de escenas o cuadros sueltos, episódicos,
hilvanados por un protagonista donde se acumulan ambientes, personajes y situaciones muy variados. La
novela, como la vida, progresa sin apariencia, sin argumento definido ni estructura fija.
Espacios diversos: su País Vasco natal y Madrid, pero también pueblos castellanos, levantinos, París, la
selva africana… Las descripciones suelen ser impresionistas. El ambiente urbano madrileño presenta
personajes degradados y situaciones sociales sórdidas (así en la trilogía La lucha por la vida)
Tiempo contemporáneo o épocas cercanas, como en las Memorias de Avinareta (22 volúmenes)
donde novela casi todo el SXIX.
Estilo barojiano, aunque tildado de descuidado, es en realidad muy personal, muy vivo, natural y
dinámico. Narra con precisión, claridad y rapidez, con frases cortas, párrafos breves.
Protagonistas suelen ser de dos tipos: hombres de acción como en Zalacaín, el aventurero o el
protagonista de las Aventuras, inventos y mixtificaciones de Silvestre Paradox (hombre de voluntad
nietzscheana que pueden terminar fracasando); y hombres contemplativos, intelectuales, pesimistas y
abúlicos que se preguntan por el sentido de una existencia que les abruma, como Andrés Hurtado en El
árbol de la ciencia. Unos y otros rechazan la vida burguesa.
Podemos ver dos etapas en su obra: hasta 1914, periodo de sus mejores novelas: Camino de
perfección (1902), La busca (1904), El árbol de la ciencia (1911). A partir de 1914 pierde energía creativa,
se vuelve más repetitivo; domina la novela histórica y de aventuras (Memorias de un hombre de acción)

Su obra consta de 98 volúmenes y se reúne en trilogías.

- TIERRA VASCA: La casa de Aizgorri (1900); El mayorazgo de Labraz (1903), Zalacaín, el aventurero
(1909). Su unidad está dada por el ambiente. La última es novela barojiana por excelencia, cuenta las
hazañas de un hombre de acción en medio de la última guerra carlista.
- LA VIDA FANTÁSTICA: Aventuras, inventos y mixtificaciones de Silvestre Paradox (1901), Camino de
perfección (1902) Paradox, rey (1906). La segunda es una de las mejores con un protagonista anulado
entre su enfermiza sexualidad y sus impulsos místicos, con la presentación del viaje al interior de Castilla
como una salida a la contradicción.
- LA LUCHA POR LA VIDA: La busca (1904); Mala hierba (1904); Aurora roja (1905). Están unidas por la
presencia en las tres novelas del mismo personaje, Manuel, figura conmovedora, zarandeada por la
sociedad. En La busca se muestra el panorama de los barrios más míseros de Madrid con un implacable
realismo.
- LA RAZA: La dama errante (1908), La ciudad de la niebla (1909), El árbol de la ciencia (1911). El árbol
de la ciencia, considerada una de sus mejores obras, por sus valores estéticos y porque resume las
inquietudes de los noventayochistas. En el protagonista, Andrés Hurtado, puede verse el propio Baroja,
pero también presenta el panorama intelectual y social de la España de comienzos de siglo).
- EL MAR: Las inquietudes de Shanti Andía (1911); El laberinto de las sirenas (1923); Los pilotos de
altura (1929), La estrella del capitán Chimista (1930).
- LAS CIUDADES: César o la nada (1910), El mundo es ansí (1912), La sensualidad pervertida (1920).
Destaca la primera cuyo protagonista, César Moncada, es el hombre enérgico que se enfrenta con el
ambiente muerto y degradado de una ciudad provinciana, y terminará vencido.
Desarrolló una narrativa extensa entre 1913 y 1935, recogida bajo el título Memorias de un hombre
de acción, que comprende 22 novelas históricas sobre un personaje llamado Avinareta.
En su última etapa publica Desde la última vuelta del camino.

CONCHA ESPINA (1869-1955)


Escritora y periodista, coetánea de la generación del 98. Comenzó publicando poesía desde muy joven,
aunque destaca sobre todo por su obra periodística y narrativa. Mujer ilustrada, independiente y de
profundas inquietudes intelectuales, era famosa la tertulia literaria que celebraba en Madrid, ya
divorciada de su marido. Pese a ello y a la fama que alcanzó por su obra, fue rechazada en varias
ocasiones para entrar a formar parte de la RAE.
Su novela, alejada de las preocupaciones sociales y las innovaciones estilísticas del 98, está
impregnada, no obstante, de lirismo y rigor estético, lo que atestigua que fuese propuesta para obtener el
Premio Nobel de Literatura y el Premio Nacional de Literatura, que le fue concedido en 1927 por su
novela Altar mayor.
En su obra narrativa cobran gran importancia los personajes femeninos, muchos del entorno rural,
como sucede en su primer gran éxito, La luz de la Luzmela (1909); a veces, estas mujeres se debaten entre
el deber y el deseo, tal es el caso de La esfinge maragata (1914).
En cuanto a su estilo, está alejado de las innovaciones narrativas de sus coetáneos, aunque sus
ensayos no son totalmente ajenos a las preocupaciones noventayochistas, como lo demuestra el estudio
de Mujeres en el Quijote (1916).

JOSÉ MARTÍNEZ RUIZ, “AZORÍN” (1873-1967).


Nacido en Monóvar (1873)-Madrid (1967).
Curso estudios de derecho en Valencia. En 1806 se traslada a Madrid donde ejerce el periodismo. Es
miembro de la RAE en 1925. Ocupó cargos oficiales en gobiernos conservadores.
Este autor dedicó toda su vida al periodismo. Desde 1904 utilizó el seudónimo de “Azorín”,
protagonista de sus primeras novelas. Se peso como ensayista ha hecho que algunos críticos subestimen
sus aportaciones a la novela, que son como fotos fijas, con un estilo lento y lírico. Sus cualidades son la
claridad, la precisión y la riqueza léxica. En sus descripciones se observa la técnica miniaturista, llena de
detalles, junto a la descripción sensorial en pocos trazos, modernista.
Sus novelas apenas tienen acción, en favor del discurso contemplativo y reflexivo. También se las ha
llamado novelas poemáticas. Los temas son la melancolía por el paso del tiempo y la búsqueda de algo
permanente en la fugacidad de ese tiempo. En su novela pierde importancia el argumento, que es tan
tenue que más parece un pretexto para hilvanar pinturas muy azorinianas de ambientes.
Su primera novela es La voluntad (1902). Su acción transcurre en Yecla, un pueblo estancado, que
representa la visión que el autor tiene de España. Antonio Azorín y Las confesiones de un pequeño filósofo
(1904) siguen la misma línea que el anterior.
Su estilo es lento y melancólico. En sus descripciones usa la técnica miniaturista, basada en el detalle.
Otras obras:
Clásicos y modernos (1913)
Al margen de los clásicos (1915)
El paisaje de España visto por los españoles (1917)
Lo invisible (1928), teatro.

CARMEN DE BURGOS ( Almería, 1867- Madrid, 1932)


Periodista, escritora y activista de los derechos de la mujer. Marcha a Madrid con su hija y trabaja
como periodista profesional. Sufrió los ataques de la Iglesia por sus artículos a favor del divorcio o el
sufragio femenino. Inicia una relación amorosa y literaria con Ramón Gómez de la Serna, de la que surge
la Revista Crítica. Fue incluida en la lista de autores prohibidos tras la Guerra Civil.
Escribió principalmente bajo el pseudónimo de “Colombine”. Su vinculación al 98 es tanto cronológica
como por su pensamiento regeneracionista, que plasmó en muchos de sus artículos periodísticos. De
hecho, es considerada la primera periodista profesional de España, además de corresponsal de guerra
(entró a formar parte de la Asociación de Periodistas en 1907, junto a Consuelo Álvarez Pool, Violeta)
Entre sus obras, que pertenecen a varios géneros, destacan La misión social de la mujer y la novela
Puñal de claveles, que cuenta el suceso real que originó también Bodas de Sangre de García Lorca.
RAMÓN MARÍA DEL VALLE – INCLÁN (1866-1936)
Villanueva de Arosa, 1866- Santiago de Compostela, 1936)
Pertenece a una familia liberal ilustrada (paterna) y carlista (materna).
Pasó un tiempo en México que lo marcó (1892-1893)
Tuvo una vida bohemia en el Madrid del novecientos.
Formó parte de diferentes tertulias artísticas y literarias. Tuvo una profunda vinculación con la escena
teatral.
Fue un autor genial e inconformista, a la búsqueda incansable de nuevas formas de expresión. No
puede adscribirse totalmente al 98, pues comparte rasgos de estilo y actitud con el modernismo e incluso
con las más modernas vanguardias.
Su primera obra narrativa se inscribe en el modernismo por su estilo lírico, señorial y aristocrático,
carácter decadente y provocador, erotismo, etc.
En 1895 aparece su primer libro, Femeninas (seis historias amorosas) a las que siguen otros libros de
relatos: Epitalamio, Jardín umbrío, Corte de amor y Flor de santidad.
La producción cumbre de esta etapa son las Sonatas (1902-1905): Sonata de otoño (1902), Sonata de
estío (1903), Sonata de primavera (1904) y Sonata de invierno (1905), que se relacionan con las distintas
fases del proceso amoroso. Están protagonizadas por el marqués de Bradomín, apasionado por los
placeres sensuales. El Bradomín narrador de sus memorias mira con nostalgia estos hechos pasado. Son
un verdadero alarde estético, un constante halago a los sentidos, donde predominan sensaciones
acústicas y visuales.
Posteriormente, lleva a la novela su teoría del esperpento con obras como Tirano Banderas (1926),
sobre un supuesto dictador americano o El ruedo ibérico (1927), trilogía incompleta con una visión
tragicómica del reinado de Isabel II.
Otras obras:
- La cabeza del dragón (1910), teatro infantil.
- La pipa de kif (1919), poesía.
- Los cruzados de la causa (1908), novela sobre las guerras carlistas.
- La lámpara maravillosa (1916), ensayo.

4. LA NARRATIVA NOVECENTISTA.
Se conoce como novecentismo o Generación del 14 a los autores nacidos a finales del SXIX que
suceden a la generación del 98 y alcanzan su plenitud en la segunda década del SXX.
Estos autores comparten una serie de características: son liberales en lo político, pertenecían casi
todos a una burguesía acomodada, tienen una sólida formación académica (son universitarios con
vocación de maestros), rechazan cualquier actitud decimonónica, son europeístas (frente al casticismo del
98) y en el arte y literatura defienden posturas elitistas, un arte de minorías obsesionado por la obra “bien
hecha” (un “arte puro”, no contaminado del sentimentalismo o realismo propios de un arte de masas, que
rechazan).
Más intelectuales que sus antecesores, conservan su espíritu crítico regeneracionista sobre los
problemas de la sociedad española, pero los acusan, sobre todo al 98, de ver solo los problemas pero no
proponer ni emprender soluciones.
La figura enorme de Ortega y Gasset hace que las ideas expuestas por él en sus ensayos hayan sido
aceptadas como ideas generacionales comunes, tanto en lo social como respecto al arte. Los autores más
representativos de esta generación tratarán de llevar esas ideas de Ortega a la práctica en todos los
géneros literarios.
El ensayo es uno de los géneros más cultivados por estos autores entre los que figuran Ortega y
Gasset, Eugenio DÓrs, Gregorio Marañón, Ramón Pérez de Ayala, Gabriel Miró y Ramón Gómez de la
Serna.

Características generales:
Europeísmo, modernidad, confianza en el progreso: rechazan todo lo decimonónico, tradicional,
folclórico, y sienten entusiasmo por todo lo novedoso en tecnología, ciencia, arte o costumbres. Los
personajes son refinados, cosmopolitas y urbanos. Aunque el tema de España sigue siendo importante en
el ensayo, prácticamente desaparece como tema de la novela. Los lugares y personajes son españoles,
pero carecen de rasgos que los identifiquen como tales. El casticismo queda reducido a un recurso
humorístico.
Ideal de arte elitista, antipopular, solo para minorías selectas capaces de entenderlo, las mismas
minorías que han de regir a las masas incultas. Se trata de un arte intelectual. El arte es sobre todo placer
estético, pero debe ser un placer inteligente.
Rechazo de cualquier concepción utilitaria del arte, incluida cualquier pretensión ideológica, social o
cualquier otra. Aspiran al ideal de arte puro exclusivamente creado para el goce estético.
Aspiración a un arte deshumanizado, antirromántico, libre todo sentimentalismo y emoción humana.
En la novela, el “argumento humano”, la anécdota personal, la realidad social son secundarios frente a la
creación imaginativa e intelectual. La acción, las vivencias de los personajes son a veces, poco más que
una excusa para una trama ingeniosa, un lenguaje refinado, un desenlace sorprendente…
La influencia de las vanguardias: muy pocos autores españoles se adscribieron a alguna vanguardia
concreta en exclusiva, pero todos ellos las conocieron y asimilaron elementos de todas ellas. En la
narrativa, tanto en el cuento como en la novela) de numerosos autores encontramos, a menudo
combinadas influencias impresionistas, cubistas, expresionistas, futuristas, surrealistas…

JOSÉ ORTEGA Y GASSET (1883-1955)


Madrid, 1883, Madrid, 1955.
Se doctoró en filosofía en 1904.
Profesor de metafísica en la Universidad Central de Madrid desde 1910.
Fundador de la Revista de Occidente en 1923.
Cofundador de la Agrupación al servicio de la República en 1931.
Exiliado desde 1936 hasta 1946.
Obras fundamentales:
- España invertebrada (1921)
- El espectador (1916-34)
- La deshumanización del arte (1925)
- La rebelión de las masas (1929).

RAMÓN PÉREZ DE AYALA (1880-1962)


Es el autor de las llamadas “novelas intelectuales”, entre las que destaca A.M.D.G., caricatura de la
vida en un colegio de jesuitas y Belarmino y Apolonio, protagonizada por dos zapateros que representan
la doble visión de la realidad: la del que actúa y la del que contempla. Su última obra, en dos volúmenes,
trata el tema del honor ultrajado: Tigre Juan y El curandero de su honra.

GABRIEL MIRÓ (1879-1930)


Alicante, 1879-Madrid, 1930.
Formación en los jesuitas de Orihuela, ciudad uy presente en su obra.
Formación literaria al lado de su tío, el pintor Lorenzo Casanova.
En 1914, reside en Barcelona donde comparte las tertulias de los novecentistas.
En 1920 se traslada a Madrid.
Las “novelas líricas”, melancólicas y esteticistas de Miró enlazan con el modernismo, gracias a la
sensorialidad de sus descripciones (sinestesias, musicalidad, plasticidad, etc). Entre sus novelas
destacamos Nuestro padre San Daniel y El obispo leproso, que tratan de la represión de la iglesia y los
clérigos de la época sobre una familia, a la que impiden ser feliz y vivir normalmente su destino. Ambas
están situadas en Orihuela.
Otras obras:
- Las cerezas del cementerio (1909), novela. Historia decadente de amor y muerte en un Levante
impresionista lleno de luz y sensualidad.
- El humor dormido (1919), relatos autobiográficos.
- Años y leguas (1928), andanzas de Sigüenza, alter ego de Miró.

RAMÓN GÓMEZ DE LA SERNA (1888-1963)


Madrid, 1888-Buenos Aires, 1963.
Estudia leyes siguiendo la tradición familiar.
Fundador del Pen Club y de la tertulia del Café Pombo.
Personalidad bohemia y extravagante.
Exiliado en Argentina.

Gómez de la Serna constituye en sí mismo una vanguardia (el “Ramonismo”), pues desborda cualquier
tipo de clasificación. De su obra destacan las greguerías, definidas como el “atrevimiento de definir lo
indefinible”, y como la suma de “humor + metáfora”, son imágenes sorprendentes que muestran un
aspecto inesperado de la realidad, a veces absurdo, a veces inquietante, a veces simplemente gracioso. El
mismo planteamiento de la greguería lo encontramos en toda su obra, desde el ensayo hasta el teatro.
Sus novelas (El doctor inverosímil (sobre un médico que resuelve casos desesperados y oscuros), La viuda
blanca y negra o El incongruente) no responden a la definición tradicional del género. Sus mejores novelas
son el secreto del acueducto (1922, historia erótica y esotérica), El chalet de las rosas (1923, versión del
seductor que mata a sus amantes para quedarse con su dinero) y El torero Caracho (19266, la fiesta de los
toros en versión vanguardista)

Obras:
El incongruente (1922)
Cinelandia (1925-1926)
El doctor inverosímil (1923), teatro.
Los medios seres (1929), teatro.
Automoribundia (1948), autobiografía.

5. LA NOVELA HACIA 1927.


Cuando pensamos en la generación del 27, pensamos en un grupo de poetas geniales (García Lorca,
Cernuda, Aleixandre, Alberti, Salinas, Guillén…) que ha pasado a la historia. El prestigio de esos poetas ha
eclipsado a todos sus contemporáneos, hasta tal punto que parece que no existió más literatura que “la
poesía del 27”. Otra circunstancia fue el estallido de la Guerra Civil que cortó sus carreras casi en sus
inicios. Tras la guerra, los supervivientes se vieron mayoritariamente forzados al exilio, por lo que su
producción posterior se dio a conocer muy tardíamente en España. De este modo, aunque algunos de
ellos llegaron a ser muy conocidos y valorados, resulta difícil pensar en ello como contemporáneos de los
poetas del 27.
Junto a los poetas del grupo del 27, destacan también novelistas, que pueden clasificarse en dos
grupos: los que comienzan siguiendo las pautas de la novela deshumanizada planteada por Ortega y
Gasset (Rosa Chacel, Maz Aub o Francisco Ayala) y los que plantean una novela social muy comprometida
políticamente (Luisa Carnés, Ramón J. Sender). Todos culminan su obra en el exilio.
Destacamos:
Mujeres obreras de Luisa Carnés.
Réquiem por un campesino español, y Crónica del alba de Ramón J. Sender.
Campos de Max Aub.
Muertes de perro, Francisco Ayala.
Memorias de Leticia Valle, Rosa Chacel.

RAMÓN J. SÉNDER (1901-1982)


Su primera novela, Imán (1930) narra la Guerra de Marruecos, desde la perspectiva de un campesino
de familia miserable. Esta novela supone un avance hacia la incipiente “literatura proletaria”. Su apego al
anarquismo se refleja claramente en la trilogía Los términos del presagio, formada por Orden público
(1931),el reportaje periodístico Viaje a la aldea del crimen (1933) y La noche de las cien cabezas (1934). La
misma tendencia se advierte en Siete domingos rojos (1932). Destaca Mr.Witt en el Cantón, que fue
Premio Nacional de Literatura en 1935, Crónica del alba (1942) y Réquiem por un campesino español
(1960). La preocupación por la denuncia social y el intento por mostrar la realidad tal y como es son dos
elementos comunes a la mayoría de novelas de este autor.

FRANCISCO AYALA (1905-2009)


Enormemente precoz, tanto en sus estudios como en su carrera literaria, antes de cumplir los 17
años comenzó a publicar en prensa numerosos artículos periodísticos y relatos cortos. A los 19 publica
su primera novela, Tragicomedia de un hombre sin espíritu (1925), y la segunda, Historia de un
amanecer al año siguiente. Ambas siguen un realismo tradicional y resultan algo inmaduras. Tras una
tercera novela del mismo tono, Medusa artificial, comenzaría a buscar una narración más
experimental, intelectual y estetizante, en la línea de la deshumanización de Ortega, cuyo círculo
empezó a frecuentar por esos años. En esta tendencia se inscriben los tres libros de relatos El
boxeador y el ángel, Cazador en el alba y Erika ante el invierno.

En los años siguientes, enfrascado en sus estudios en Berlín y la preparación de oposiciones a


catedrático en derecho y letrado en Cortes (que gana ambas), deja de lado su carrera literaria, que no
volverá a retomar hasta después de su exilio en diversos países de América, hasta su regreso definitivo
a España en 1976.

ROSA CHACEL (1898-1994)


Incluimos aquí a esta autora por la importancia de su posterior obra en el exilio y tras su regreso a
España en 1973, ya que antes de dicho exilio en 1937 sólo había publicado un libro de poesía, un relato
breve en una revista, otro relato histórico (Teresa, que no vería la luz hasta 1941) y una única novela,
Estación, ida y vuelta (1930), probablemente una de las mejores de las que siguieron la línea
experimental deshumanizada preconizada por Ortega.

MAX AUB (1903-1972)


También incluimos aquí a Max Aub por la importancia de su obra posterior al exilio en 1939, ya que
antes de esa fecha, aunque contaba ya con unos estimables inicios en poesía y teatro, sólo había
publicado una única novela, Luis Álvarez Petreña (1934, con ediciones ampliadas en 1965 y 1971), con
la que Aub inicia un juego de espejos entre autor y personaje, entre ficción y realidad, en el cual el
autor, Max Aub, finge publicar la novela de un supuesto poeta vanguardista (Álvarez Petreña), muerto
por suicidio. Ese mismo juego de espejos lo repetiría años más tarde con Josep Torres Campalans
(1958), novela que recrea la biografía de un pintor ficticio, que Aub hace pasar por real.

6. CONCLUSIÓN.
Tras la Guerra Civil, la sociedad española debía volver a la normalidad, pero esta labor no
sería fácil. La ideología de los vencedores se impuso a la de los vencidos en todos los aspectos
de la vida, y la novela no sería menos. Las necesidades materiales y la delicada situación social
pasaron a primer plano, y en el periodo conocido popularmente como los años del hambre
(1939-1945) no había mucho lugar para la creación literaria. De todos modos hay ejemplos de
autores que emprendieron una búsqueda de nuevas formas narrativas que permitieran retomar el
desarrollo que la novela estaba alcanzando en los años de la II República.
La novela de la década de los cuarenta se ve totalmente condicionada por las circunstancias
de la guerra. Algunos autores muestran una voluntad clara por hacer renacer el panorama
literario sobre unos nuevos presupuestos, los cuales terminarían por dejar a un lado a los autores
que se seguían resistiendo al cambio.

7. BIBLIOGRAFÍA Y APLICACIÓN DIDÁCTICA.


El presente tema, en el que hemos expuesto las características y autores más
representativos de la novela en la primera mitad del siglo XX, es aplicable en los cursos de
Secundaria y Bachillerato, concretamente en 4º de ESO y 2º de Bachillerato, cursos en los que el
currículo determina la impartición de los contenidos de literatura relacionados con los siglos
XIX y XX.
La bibliografía que hemos consultado para la realización del tema, es la siguiente:
- Díez Borque, J.M., Historia de la literatura española, T.IV, Madrid, Taurus.
- Domingo, J., La novela española del siglo XX, Barcelona, Labor, 1973.
- Ferreros, J.I., Tendencias de la novela actual (1931-69), Eds. Hispanoamericanas, París, 1970.
- Nora, E.G., La novela española contemporánea, Madrid, Gredos, 1958-70.- Rico, F., Historia y crítica
de la literatura española, vol.VII, al cuidado de G. de la Concha, Barcelona, Crítica, 1984.

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