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Antropocentrismo en México

México no escapó a la corriente filosófica del antropocentrismo; nuestro máximo


ordenamiento jurídico posee un antropocentrismo moderado, es decir, gira en
torno a la estabilidad y protección del ser humano; al mismo tiempo y como
consecuencia de proveer un contexto digno en el que pueda vivir y desarrollarse,
se ha establecido la protección al medio ambiente, lo cual quedó estatuido en
nuestro artículo 4, quinto párrafo.

“Bajo el régimen del antropocentrismo han nacido normas, corrientes


ideológicas, posturas políticas etcétera, mediante las cuales situando al ser
humano en el centro manipulan el medio ambiente hasta el punto de
destrozarlo.”

De forma muy similar y con un antropocentrismo moderado, legislaron diversos


países latinoamericanos, como Ecuador, Brasil, Bolivia, Paraguay, Perú y
Venezuela; esto por mencionar algunos ejemplos. No obstante, existe un país en
Latinoamérica que le ha reconocido derechos a la naturaleza, nos referimos a
Ecuador, el cual en su máxima norma en el numeral 10, segundo párrafo,
dispone: “Artículo 10. La naturaleza será sujeto de aquellos derechos que le
reconozca la Constitución”.[5]

Pero la Constitución ecuatoriana no se ciñe únicamente a la disposición citada,


sino que en los artículos 71 a 74 se le reconoce derechos a la Pacha Mama, tales
como el respeto integral de su existencia, el derecho de mantenimiento, el de
regeneración de sus ciclos vitales, así como el derecho a su restauración. Es
lamentable que México no haya podido (o querido) seguir el ejemplo ecuatoriano,
dejándose llevar por intereses mezquinos que van desde políticos hasta
económicos, impidiendo una protección acertada de la naturaleza, del medio
ambiente, teniendo como eje al ser humano, rezagándonos una vez más a una
visión filosófica rebasada.

Es hora de preguntarnos ¿qué estamos haciendo mal?, ¿por qué continúa


privilegiándose el valor económico al costo natural? Fundamentalmente,
deberíamos cuestionarnos si las bases filosófico-jurídicas que sustentan a la
normatividad son las oportunas o si debemos mutar hacia una corriente nueva que
ofrezca una cura para el mal que se ha causado a nuestro medio ambiente y a
nuestros seres vivos no humanos.

BIOCENTRICO

El biocentrismo va más allá de las posturas utilitaristas, donde todas las especies
vivientes tienen la misma importancia. Es el reconocimiento del valor inherente de
todas las formas de vida. De este modo, la Naturaleza es sujeto de valores, sujeto de
derechos. Y en este sentido, se debe avanzar en la discusión de una ética ambiental en
relación a una ética social que propenda a una justicia ambiental y ecológica.

“Una vez que se logra el reconocimiento de esos valores intrínsecos, se generan


inmediatamente obligaciones, incluso derechos sobre el ambiente y los seres vivos,
que deberán ser atendidos por laspersonas, agrupamientos sociales, empresas, el
Estado, etc. Desde allí se pueden comenzar a explorar nuevas políticas ambientales
construidas desde el respeto biocéntrico” (p. 70).

Una vez que se discute la postura biocéntrica, se realiza una profunda crítica a las
concepciones de Naturaleza heredadas de la Modernidad y racionalidad europeas, para
luego adentrarse en los avances que logra la nueva Constitución de Ecuador.
Lamentablemente, desde la colonización,la Naturaleza quedó separada de la sociedad,
conformada por elementos fragmentados que pueden ser estudiados, dominados y
controlados. Más aún, la Naturaleza es oferta de recursos para ser explotados.

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