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Ejemplo:
Juan tiene una esposa gestante de 7 meses de embarazo y 2 hijos (Miguel de 18 años y
Pablo de 23 años) y se entera que tiene cáncer terminal, entonces es ahí donde decide
dejar un testamento a sobre cerrado nombrando a su primer hijo como heredero de su
casa en Cuzco, a su segundo hijo, una casa que tiene en Ica y al tercero que recién
nacerá y en todo caso nazca vivo pues una casa de playa en Puerto Pimentel. En este
caso, Juan fallece al mes dejado el testamento y a la semana siguiente nace el bebé vivo.
Según el artículo 816 del código civil existen seis órdenes sucesorios en los que se
ubicarán los parientes o el cónyuge que sobrevivan al fallecido y tengan vocación
hereditaria. Cuando una persona fallece y deja cónyuge, hijos, nietos, sobrinos y
hermanos, solo algunos de ellos tendrán una vocación sucesoria, basada en el principio
del mejor derecho a suceder. El resto de las personas tendrán una vocación hereditaria
eventual y deberán ceder sus expectativas de herencia ante los derechos sucesorios del
primer llamado, de acuerdo con el orden de prioridad establecido por la ley.
Se entiende:
Primer orden: Comprende a los hijos y descendientes.
Segundo orden: Incluye a los padres y ascendientes.
Tercer orden: cónyuge, pero la cónyuge tiene un orden especial que prevalece en el
anterior, heredero en concurrencia con los herederos de los dos primeros órdenes.
Cuarto, quinto y sexto órdenes: En estos órdenes se encuentran los parientes colaterales
de segundo, tercero y cuarto grado de consanguinidad.
Si no existieran herederos hasta el sexto orden, estos bienes pasan al Estado.
Ejemplo:
Francisco fallece sin haber dejado un testamento en el Perú. Francisco tenía tres hijos,
Sofia, Janet y Joaquín, su esposa Micaela y sus padres, Luis y Rosa, que aún siguen
vivos.
En el primer orden sucesorio están los hijos y descendientes, en este caso, María y Pedro
tienen vocación hereditaria en primer lugar.
En el segundo orden sucesorio están los padres y ascendientes, en este caso, los padres
de Juan, Luis y Elena, tienen vocación hereditaria en segundo lugar.
En el tercer orden sucesorio se encuentra el cónyuge, que en este caso es Ana, la esposa
de Juan.
En este ejemplo, María y Pedro tienen una vocación hereditaria actual en el primer orden
sucesorio, por lo que tienen derecho a heredar los bienes de Juan en igual proporción, ya
que no hay un testamento que especifique otro acuerdo. Ana, como cónyuge, también
tiene vocación hereditaria, pero en concurrencia con los hijos.
En caso de que María y Pedro no existieran o no fueran herederos, entonces Ana, como
cónyuge, sería la heredera en primer lugar. Si no hubiera herederos hasta el tercer orden
(cónyuge), entonces se buscaría en los órdenes sucesorios posteriores, como los
parientes colaterales, de acuerdo con la ley peruana.