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Había una vez un árbol en medio del bosque. Este árbol era muy especial, pues daba frutos
deliciosos a cualquiera que pasara por allí. Pero, a pesar de ser tan generoso, se sentía solo.
Un día, un niño se acercó al árbol y le agradeció por los frutos que le había dado. El árbol sonrió y
le dijo: "Siembra una semilla de amistad y cuida de ella como yo he cuidado de ti." El niño siguió el
consejo del árbol y pronto hizo nuevos amigos. El árbol ya no se sintió solo, pues había encontrado
amistad gracias a su generosidad.
Un pescador estaba pescando en el mar cuando, de repente, atrapó una botella en su red. Al
abrirla, salió un genio. El genio le dijo al pescador que tenía derecho a tres deseos.
El pescador, en lugar de pedir riquezas, deseó que el genio lo devolviera a la botella y la lanzara de
nuevo al mar. El genio, sorprendido, cumplió el deseo. El pescador explicó que prefería la libertad
y su vida sencilla que pedir deseos complicados y peligrosos. El genio, impresionado por la
humildad del pescador, le concedió la libertad y desapareció.
Cuento 3: El Solitario Astronauta
En el futuro, un astronauta solitario viajaba por el espacio en su nave. Pasó años explorando
planetas desolados, pero anhelaba compañía. Un día, encontró una pequeña cápsula espacial que
parecía abandonada. Al abrir la cápsula, descubrió a un robot que podía hablar y sentir emociones.
Había una vez un bosque donde los animales vivían en armonía, pero a menudo discutían por la
comida. Un día, un búho sabio les propuso una solución: cada animal traería un poco de su comida
favorita para compartirla con los demás.
Al principio, los animales dudaron, pero decidieron probarlo. Pronto, se dieron cuenta de que
todos tenían diferentes comidas deliciosas para compartir. El bosque se llenó de risas y alegría
mientras los animales compartían sus tesoros culinarios. Aprendieron que compartir hacía la vida
más dulce y que juntos podían superar cualquier problema.
Había un anciano relojero que vivía en un pequeño pueblo. Pasó toda su vida reparando relojes y
cuidando del gran reloj de la torre del pueblo. Era un hombre apacible y amable, conocido por su
paciencia y destreza.
Un día, un joven llegó al pueblo y decidió aprender el arte de la relojería. El viejo relojero aceptó al
aprendiz y compartió con él todos sus conocimientos. Con el tiempo, el joven se convirtió en un
relojero talentoso.
El día que el viejo relojero falleció, el reloj de la torre del pueblo se detuvo. Los aldeanos pidieron
al joven relojero que lo arreglara. Con lágrimas en los ojos, el joven relojero reparó el reloj y lo
puso en marcha de nuevo. El sonido del reloj resonó en el pueblo, recordándoles a todos la
importancia de aprender de los sabios y honrar su legado.
Fabulas
Fábula 1: El Ratón y el León
Un pequeño ratón estaba a punto de ser devorado por un león hambriento. El ratón le suplicó al
león que lo perdonara y prometió que algún día le devolvería el favor. El león, burlándose, lo
liberó.
Un tiempo después, el león quedó atrapado en una red de cazadores. El ratón, al oír sus rugidos,
corrió a ayudarlo y roió la red hasta que el león fue libre. La fábula nos enseña que incluso el más
débil puede ser de ayuda en momentos de necesidad.
Una liebre orgullosa retó a una tortuga a una carrera, segura de que ganaría. La tortuga aceptó el
desafío y la carrera comenzó. La liebre corrió rápidamente pero se distrajo y se tomó una siesta.
Mientras tanto, la tortuga avanzó lentamente pero de manera constante y finalmente ganó la
carrera.
Esta fábula nos enseña que la constancia y la determinación a menudo superan la velocidad y la
arrogancia.
Fábula 3: El Cuervo y el Queso
Un cuervo encontró un pedazo de queso y lo llevó a un árbol para disfrutarlo. Un astuto zorro,
viendo al cuervo con el queso, elogió su belleza y le pidió que cantara. El cuervo, complacido, soltó
el queso para cantar. El zorro se lo llevó y se rió del cuervo.
Esta fábula nos recuerda que no debemos ser víctimas de la lisonja y la vanidad.
Un leñador estaba trabajando en el bosque cuando su hacha cayó al río. Estaba desesperado
porque no podía trabajar sin ella. Entonces, un espíritu acuático apareció y le preguntó qué tipo de
hacha había perdido. El leñador, sin mentir, describió su hacha de manera justa. El espíritu le
devolvió el hacha de oro y una de plata como recompensa por su honestidad.
Un viejo y su hijo estaban llevando un burro al mercado. En el camino, la gente les criticaba:
algunos decían que el viejo debería montar el burro, otros que el hijo debería hacerlo. Finalmente,
decidieron cargar al burro sobre sus espaldas. El burro se cansó y, al llegar al mercado, estaba
exhausto y no valía nada.
Esta fábula nos recuerda que no se puede complacer a todos y que tratar de hacerlo a menudo
lleva a resultados insatisfactorios.
LEYENDAS
Leyenda 1: La Llorona
Leyenda 2: El sombreron
Leyenda 3: El Cadejo
Leyenda 4: El Chupacabra
es una criatura legendaria que se encuentra en las leyendas urbanas de América Latina y otras
regiones de habla hispana. Se describe generalmente como una criatura parecida a un reptil o un
pequeño ser con piel escamosa, garras afiladas y colmillos. Su nombre se deriva de su supuesta
costumbre de chupar la sangre de animales domésticos, como cabras, ovejas y aves.
La Araña Pequeñita
El Barquito Chiquitito
Cinco Lobitos
Bajo el cielo azul y sereno, flores en el campo El mar en calma besa la orilla, susurra
florecen. Canta el río su suave canción, paz y secretos con su brisa sencilla. Las olas
belleza en esta estación. acarician la arena dorada, en este rincón de
paz, el alma se embriaga.
La Luna Plateada
Amanecer Brillante