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Gracias, bisabuela. Este bonito cuento corto para niños está dedicado a los
bisabuelos. Se titula "Gracias, bisabuela" y trata sobre la especial relación entre
una bisnieta y su bisabuela. Además, hemos acompañado este cuento infantil
con algunas actividades de comprensión lectora para que tus hijos practiquen.
Todos los días a los doce de la noche, los vecinos del Barrio de La
Recolección escuchan pasos de encadenados. Son penitentes
fantasmas que quieren librarse de sus culpas.
Cuando los han visto no solo van encadenados sino con capuchones
antiguos. Algunos se flagelan. Son animas por las cuales las viejitas
dicen hay que rezar.
Verlos atemoriza pero también produce pena y compasión porque a
nadie le gustaría estar eternamente encadenado a sus malas acciones.
Cuentan que esto sucedió hace mucho tiempo, cuando los Cakchiqueles
dieron muerte a saetazos a Tolgom. Este suceso permitió que la punta del
cerro del lanzamiento de Tolgom se volviera muy famosa. Los Cakchiqueles
arrojaron a la laguna los pedazos de Tolgom y se marcharon más allá de
Qakbatzulú. Luego de esto, se sumergieron dentro de la laguna.Cada uno
pasó ordenadamente y sentían mucho miedo pues la superfic ie del agua
se agitaba fuertemente. De allá se dirigieron a Panpatí y Payán Chocol, practicando sus dones de
hechicería. Estando en Chitululse toparon con nueve zapotes.
3. La leyenda de la Llorona
4. La leyenda de la Tatuana
Historia
1. El cuento de la lechera
“Érase una vez una joven lechera que llevaba un cubo de leche en la cabeza, camino
al mercado para venderla. Durante el camino, la soñadora joven iba imaginando lo
que podría lograr conseguir con la leche. Pensó que en primer lugar y con el dinero
de la venta compraría un canasto de huevos, los cuales una vez eclosionaran le
permitiría montar una pequeña granja de pollos. Una vez estos crecieran podría
venderlos, lo que le daría dinero para comprarse un lechón.
2. La sospecha
“Érase una vez un leñador el cual un día se dio cuenta que no tenía su
hacha. Sorprendido y con lágrimas en los ojos, se encontró cerca de su
casa al vecino, quien como siempre lo hacía le saludó sonriente y
amablemente.Mientras éste entraba en su casa, el leñador de repente
empezó a sospechar y pensar que tal vez hubiese sido el vecino quien le
había robado el hacha. De hecho, ahora que lo pensaba bien su sonrisa
parecía nerviosa, tenía una mirada extraña e incluso hubiese dicho que le
temblaban las manos. Bien pensado, el vecino tenía la misma expresión que un
ladrón, caminaba como un ladrón y hablaba como un ladrón.
“Érase una vez una pareja de granjeros que, un día, descubrieron en uno de los
nidos en los que criaban gallinas un huevo de oro macizo. La pareja fue observando
que el ave producía tal prodigio día tras día, obteniendo cada día un huevo de
oro.eflexionando sobre qué era lo que hacía que la gallina en cuestión tuviese esa
habilidad, sospecharon que que ésta poseía oro en su interior. Para comprobarlo y obtener todo el
oro de una vez, mataron a la gallina y la abrieron, descubriendo para su sorpresa que por dentro la
prodigiosa ave era igual a las demás. Y también se dieron cuenta que, en su ambición, habían
acabado con aquello que les había estado enriqueciendo.”
4. El maestro zen
“Érase una vez, durante una guerra civil en la época feudal, un pequeño poblado en
el que vivía un maestro zen. Un día, llegó a ellos la noticia de que un temible general
se dirigía en su dirección para invadir y tomar la zona. El día anterior a la llegada del
ejército toda la aldea huyó, con la excepción del anciano maestro. Cuando llegó el
general, tras encontrar la aldea prácticamente desierta y sabiendo de la existencia
del anciano, ordenó que el maestro zen se personase ante él, pero este no lo hizo.El
general se dirigió rápidamente hacia el templo donde el maestro descansaba.
Furioso, el general sacó su espada y se la acercó a la cara, gritándole que si no se
daba cuenta de que estaba simplemente parado delante de quien podría atravesarle en un
instante. Con total tranquilidad, el anciano maestro le contestó que precisamente el general estaba
ante alguien que podía ser atravesado en un instante.
“Había una vez un zorro que caminaba, sediento, por el bosque. Mientras lo hacía
vio en lo alto de la rama de un árbol un racimo de uvas, las cuales deseó al instante
al servirle para refrescarse y apagar su sed. El zorro se acercó al árbol e intentó
alcanzar las uvas, pero estaban demasiado altas. Tras intentarlo una y otra vez sin
conseguirlo, el zorro finalmente se rindió y se alejó. Viendo que un pájaro había
visto todo el proceso se dijo en voz alta que en realidad no quería las uvas, dado
aún no estaban maduras, y que en realidad había cesado el intento de alcanzarlas al
comprobarlo.”
Mitos
7-Según líderes religiosos las lunas rojas coinciden con las fiestas judías que abren nuevos
capítulos en la historia.
8- La luna cubierta de sangre, tienen que ver con algún acontecimiento de la salvación.
10-El libro “Four Blood Moons” o “Cuatro lunas de sangre” escrito por el televangelista John
Hagee sugiere una vinculación entre estos eclipses y los vaticinios bíblicos sobre el fin del
mundo.
Cuento
Cuentos
Pedro Garbo
Carlitos tenía que vender las flores montado sobre un
burro. Muy temprano en la mañana lo sacaba del corral, y
se iba al pueblo y al oscurecer, volvía a la casa. Una tarde,
el burro no quiso seguir andando: el niño trató de hacerlo
andar, pero el burro mañoso no se movía. Entonces el
pobre Carlitos se sentó en una piedra y se puso a llorar
porque su padre lo castigara por demorarse tanto.
Al poco rato pasó por allí un amigo del pueblo llamado Martín y le preguntó:
- Carlitos, ¿por qué lloras?
- Lloro porque el burro no quiere andar y si tardo, mi padre me va a castigar.
- Pues verás cómo yo lo hago andar.
El burro tampoco le hizo caso y Martin dijo:
- Yo también me doy por vencido. Se sentó al lado de Carlitos rezonga que rezonga y en eso
pasó una niña llamada Adela:
- ¿Por qué rezongas Martin?
- Rezongo porque Carlitos se ha puesto a llorar, porque su burro no quiere andar y si tarda,
su padre lo va a castigar.
Coa la gran estrella
Había una vez una estrella llamada COA, vivía en la
tierra en una casita en la montaña
Soñaba con brillar en el cielo y ser muy especial para los
humanos.
-¿Por qué estas triste COA? -pregunto un hada.
-¡Como sabes mi nombre hada! –respondió asombrado
COA.
-Yo sé lo que sueñas y deseas – le contesto el hada.
-¡ah con que tú eres el hada de los deseos!-dijo feliz COA.
-¿Por qué no te gusta estar en la tierra COA?- le pregunto el hada.
-Es que yo quiero ser especial y ayudar a los anhelos de los humanos- contesto COA con
cara de soñador.
-¡Pero ese trabajo no es fácil!-le dijo preocupada el hada.
-¡Para mí no!, viviendo en la Tierra ahora entiendo a los humanos –respondió COA muy
seguro.
-Se que necesitan creer en alguien especial que los apoye- dijo COA.
-Está bien estoy de acuerdo- dijo el hada sonriendo.
-Si eso deseas te lo concederé COA- le dijo el hada levantando su varita.
-¡Sí, eso es lo que quiero! – afirmo COA y serró los ojos entusiasmado.
- serás la estrella más brillante en el cielo y escucharas y apoyaras a los humanos con
corazón bueno cuando pidan tu ayuda- dijo el hada desapareciendo.
Y cada vez que mires al cielo y veas a la estrella más brillante pídele con el corazón lo que
más anheles y te ayudara trabajando duro.
La vaca Doris
En un establo de un señor llamado José, vivían
cinco vacas de las cuales una de ellas iba a ser
mamá.
A esa vaca no le parecía bien que su primer
bebé naciera en ese lugar, pues ese señor no las
alimentaba bien y aparte solo quería a las vacas
porque daban mucha leche. Un día por la
noche, ésta vaca a quien llamaban Doris, se escapó del corral de Don José y regresó a la
granja de su antigua dueña, la que por motivos urgentes la había vendido a ese señor.
Doris se quedó ahí por varias horas mas hasta que su propietario Don José tocó a la puerta
enfadado y un poco preocupado.
Al ver este que su vaca estaba con Sara empezó a gritarle para que saliera y regresara a su
establo, Sara se dio cuenta de que a aquel señor trataba mal a las vacas y le dijo:
- Don José, le compro las vacas, acabo de vender la cosecha y tengo suficiente dinero,
seguro llegamos a un arreglo si usted está dispuesto a venderlas.
Don José desconcertado dijo que no, pues con la leche que vendía de las vacas se
mantenían él y su familia.
Sara siguió insistiendo y pudo lograr que Doris se quedara ahí hasta que tuviera a su bebé.
Albergaba la esperanza de quedarse al menos con Doris y su hijo.
Cuando nació el bebé, regresó Don José por su vaca. La señora Sara volvió a pedirle que se
la vendiera, ofreciéndole una cantidad mayor de dinero y ya Don José dudaba en llevársela;
quedó de platicar con su mujer el asunto y darle respuesta al día siguiente.
La pequeña brujita
Llegó el verano y la alegría iluminó el rostro de la pequeña Isadora, a
sus siete años solo aspiraba a jugar con niñas y niños de su edad,
pero en aquel apartado lugar del bosque sus esperanzas se reducían
a los campamentos de verano que año con año se instalaban cerca
de su casa.
Su madre la bruja Amanda era una mujer muy malvada, enojona y además estaba un poco
llenita por no decir gorda, pues se la pasaba sentada y todo el día le ordenaba que hiciera
quehaceres que la pobre niña con sus escasos años no podía hacer aunque eso sí, era muy
hacendosa. No podía recoger todo el tiradero que la abusiva madre hacía inventando
fórmulas de hechicerías que no servían para nada, según el pensar de Isadora, pues si
sirvieran de algo podría ya haber inventado algo que le ayudara con el mal carácter y la
hiciera más limpia y educada y hasta una buena mascarilla no le caería mal.
La gatita en peligro
abía una vez una chica que se llamaba María que tenía
dos padres muy buenos que siempre le daban lo que
necesitaba y además tenía una gatita muy hermosa
llamda Cerafina.Ellos eran un poco pobres pero ellos
trabajaban mucho para poderla mantener a su hija.
Un día María se fue a acostar porque ya era de noche,
sus padres la dejaron con una niñera para que la cuide
ya que ellos se iban a un asado.
Sus padres volvieron a las dos de la mañana y le dijeron a Marta la niñera que se podía ir.
Cuando se fue ellos se fueron a dormir.
A la noche cuando todos estaban dormidos Cerafina estaba escuchando unos ruidos, ella
para ver lo que era bajo las escaleras y perseguía ese ruido hasta que derrepente le cayó
una cja encima, ella no sabía lo que era pero después de un rato se dió cuenta que la
estaban Secuestrando.
Los ladrones la llevaron a una cueva para esconderce.
Cuando Maríá se despertó la buscaba a Cerafina y no le encontraba por ningún lado, ella se
empezó a preocupar y les fué a avisar a sus padres que no la encontraba por ningún lado.
Sus padres llamaron a la policía y les avisaron que no encontraban por ningún lado a su
gatita.
Lo que encontraron los policías pueron unas huellas de barro afuera, ellos la siguieron y las
guiaron hasta una cueva que se escuchaban unos gruñidos. Los policías entraron con mucha
precaución y encontraron a los ladrones y a la gatita.
A los ladrones se los llevaron presos y a la gatita se la entregaron a María, ella se puso muy
contenta al verla. Se la llevo a casa y nunca más volvió a pasar lo mismo porque desde esa
vez siempre tubieron mucha precaución.