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Las tradiciones y expresiones orales abarca una inmensa variedad de formas habladas, como
proverbios, adivinanzas, cuentos, canciones infantiles, leyendas, mitos, cantos y poemas épicos,
sortilegios, plegarias, salmodias, canciones, representaciones dramáticas, etc. Las tradiciones y
expresiones orales sirven para transmitir conocimientos, valores culturales y sociales, y una memoria
colectiva. Son fundamentales para mantener vivas las culturas.
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Características
La tradición oral tiene dos elementos principales:
la identidad cultural, que es cómo se concibe una comunidad con respecto de otras comunidades; y
la memoria colectiva, acontecimientos que son parte de la historia de una comunidad y que ayudan a definirse
ante otras comunidades. Tiene la finalidad de ser transmitida para reafirmar su identidad comunitaria.
Los mensajes o los testimonios se transmiten verbalmente, a través del habla o la canción y pueden tomar la forma
de cuentos populares, refranes, romances, canciones o cantos. De esta manera, es posible que una sociedad
pueda transmitir la historia oral, la literatura oral, la ley oral y otros conocimientos a través de generaciones sin
un sistema de escritura.12
Otras características son:
Sencillez: Los mensajes suelen ser sencillos en el fondo y la forma. No presenta demasiados
convencionalismos ni artificios, porque surgen espontáneamente como expresión de un sentir general. Pese a
esto suelen presentar una curiosa efectividad poética.
Brevedad: Las composiciones tienden a ser breves para que se puedan captar fácilmente y por eso a veces se
llega a una condensación quizás excesiva, en el afán de reducir y eliminar lo superfluo.
Anonimia: Hay un creador inicial, un individuo especialmente dotado que interpreta y expresa el sentir del
pueblo. Otros individuos a través del tiempo van rehaciendo la obra que se considera un bien común a
disposición de la comunidad.
Variantes: Es frecuente que este tipo de narraciones o expresiones orales, al ser reproducida en infinidad de
ocasiones, se vayan modificando o deformando con el paso de los años. Como consecuencia aparece
variantes de una misma historia.
Las adivinanzas son una forma de acertijo sencillo, generalmente rimado, en los que se describe de
manera enigmática o figurada un referente concreto, para que la otra persona intente descubrirlo.
Una fábula es un tipo de narración breve, escrita en prosa o verso, cuyos personajes pueden ser
personas, animales, seres fantásticos o cosas. Por lo general, las fábulas tienen una intención moralizante,
por lo cual contienen una lección o enseñanza al final de la historia, que conocemos con el nombre
de moraleja.
Fábulas para leer en familia con los niños
1. El congreso de los ratones
Había una vez una familia de ratones que vivía en la despensa de una casa. Eran felices, pero
vivían con miedo de ser atacados por un enorme gato, de manera que nunca se atrevían a salir
ya que sin importar que fuera de día o de noche ese terrible enemigo siempre les vigilaba. Un
buen día decidieron poner fin al problema, por lo que celebraron una asamblea a petición del
jefe de los ratones, que era el más viejo de todos. El jefe de los ratones dijo a los presentes:
– “Os he mandado reunir para que entre todos encontremos una solución. ¡No podemos vivir así!”.
– “Atemos un cascabel al gato, y así sabremos en todo momento por dónde anda”.
Tan interesante propuesta fue aceptada por todos los roedores entre grandes aplausos y felicidad. Con el
cascabel estarían salvados, porque su campanilleo avisaría de la llegada del enemigo con el tiempo para ponerse
a salvo.
– “Queda pendiente una cuestión importante: ¿Quién de todos le pone el cascabel al gato?”.
Al oír esto, los ratoncitos se quedaron repentinamente callados, porque no podían contestar a aquella pregunta.
Y corrieron de nuevo a sus cuevas, hambrientos y tristes.
3. El caballo viejo
Un caballo que ya estaba muy mayor fue vendido por su amo a un molinero que lo empleó para que diera
vueltas a la piedra de un viejo molino. El caballo no hacía otra cosa desde la mañana hasta la noche que girar y
girar alrededor de aquella rueda, lo cual no solo le cansaba mucho sino que lo ponía muy triste. Y es que el
viejo caballo recordaba lo veloz y famoso que había sido en sus años de juventud, en los que había vivido
infinidad de aventuras y también cómo se burlaba de los otros caballos que eran más viejos y lentos que él.
Ahora viéndose en esta situación en la que pasaba sus días atado y dando vueltas a dicho molino, se arrepentía
de aquella actitud que había tenido cuando era poderoso:
– “Después de las grandiosas vueltas que di en las carreras durante mi juventud, mira las vueltas que tengo que
dar ahora. Este es un justo castigo por burlarme de aquellos a los que veía más débiles e inferiores”.
Moraleja: Mejor ser humilde cuando tienes poder, porque un día u otro lo has de perder.
4. El lobo con piel de oveja
Un lobo pensó un día cambiar su apariencia para así obtener comida de forma más fácil. Ni corto ni perezoso, se
metió dentro de una piel de oveja y se fue a pastar con el rebaño, despistando totalmente al pastor. Al atardecer,
fue llevado junto con todo el rebaño al granjero, donde le cerraron la puerta para que ningún lobo entrara a
comerse a las ovejas. Sin embargo, en la noche, el pastor entró buscando la cena para el día siguiente, tomó al
lobo y creyendo que era un cordero, lo sacrificó al instante.
Los mitos son relatos de transmisión oral que narran acontecimientos sobrenaturales y que sirven como
explicación de distintas cosas.
En un momento no existían ni el sol ni la luna y los dioses se reunieron para decidir quién iba a
iluminar el universo. Tecuciztécatl dijo que él tenía que hacerlo, los dioses aceptaron esta propuesta
y dijeron que Nanahuatzin se convertiría en la luna.
Los dioses decidieron que para convertirse en Sol, Tecuciztécatl tenía que arrojarse al fuego, pero el
dios tuvo miedo y no lo pudo hacer. En su lugar, Nanahuatzin se tiró al fuego y, por su acto valiente,
se transformó en el sol. Tecuciztécatl se avergonzó por su actitud y decidió tirarse al fuego y,
entonces, se transformó en la luna.
Sucedió que un día, Poseidon, se encontró con ella y se enamoró. Así que, decidido a tenerla, la
raptó en el templo de Atenas.
Atenea, al enterarse, desató su furia hasta el punto que tomo la decisión de maldecir a la joven
Medusa. Esta maldición convirtió el cabello de Medusa en furiosas serpientes, además
de convertir en Piedra a cualquier persona que la mirara fijo a sus ojos.
Zeus organizó todo de tal manera que Prometeo y Pandora se conocieran, y eventualmente, se
casaran. Lo que Prometeo no sabía es que Pandora había recibido una caja que tenia dentro
todos los males del mundo, con una simple instrucción: No abrirla nunca.
Lastimosamente, uno de los tantos dones que los dioses le dieron a Pandora, fue el de la curiosidad.
Así que un día, tratando de saciar su deseo de saber que había adentro, Pandora abrió la caja,
permitiendo que todos los males del mundo salieran.
En medio del susto, decidió cerrar la caja. Tarde, pues ya todos los males habían sido
liberados. Pero dentro de la caja quedó únicamente la Esperanza. Desde entonces, Pandora se
ha dedicado a ofrecer la esperanza a todos, con el fin de ayudarles a combatir y aguantar los males
del mundo.
Una leyenda es un relato que cuenta hechos humanos o sobrenaturales, que se transmite de generación
en generación de manera oral o escrita dentro de una familia, clan o pueblo. Las leyendas relatan hechos y
sucesos relacionados con la patria, héroes populares, criaturas imaginarias y ánimas.
La leyenda sostiene que este es el farol de Mandinga (el Diablo con forma humana) y que su
aparición indica sitios donde se esconden tesoros. Se afirma que la luz sería el espíritu del
antiguo y difunto dueño de los tesoros, en su intento de alejar a los curiosos.
El día de San Bartolomé (24 de agosto) es cuando estas luces se ven mejor.
La princesa Orihime, también llamada la princesa tejedora, tejía vestidos para su padre, el Rey
Celestial, a orillas del río. Un día, Orihime se enamoró de un pastor llamado Hikoboshi. En un
principio la relación prosperó en armonía, pero luego ambos comenzaron a descuidar sus tareas
por estar tan compenetrados en su amor.
Al ver que esta situación no se solucionaba, el Rey Celestial decidió castigarlos: los convirtió en
estrellas y los separó por una enorme distancia. Sin embargo, los enamorados pueden volver a
verse una noche en el año, el séptimo día del séptimo mes.
1. Leyenda de la Mojana
Según esta leyenda colombiana, la Mojana es una mujer diminuta que rapta a los niños y niñas
que se acercan a sus dominios. Vive en una casa de piedra, debajo del agua, donde cría diversos
animales. Es blanca y tiene larguísimos cabellos dorados, que le llegan hasta los pies.
Se dice que cuando los niños van a bañarse a sus aguas, los rapta y los lleva a su morada. Para
protegerlos de la Mojana, es necesario atarlos con un cordón especial.
Un cuento es una narración breve de ficción que se distingue por tener un comienzo, un nudo y un
desenlace, además de mostrar un incidente que sucede en un tiempo y espacio determinados,
experimentados por uno o más personajes.
1. La ratita blanca
El hada soberana de las cumbres invitó un día a todas las hadas de las nieves a una fiesta en su
palacio. Todas acudieron envueltas en sus capas de armiño y guiando sus carrozas de escarcha. Sin
embargo, una de ellas, Alba, al oír llorar a unos niños que vivían en una solitaria cabaña, se detuvo
en el camino. El hada entró en la pobre casa y encendió la chimenea. Los niños, calentándose junto
a las llamas, le contaron que sus padres hablan ido a trabajar a la ciudad y mientras tanto, se morían
de frío y miedo.
– “Me quedaré con vosotros hasta que vuestros padres regresen”, prometió.
Y así lo hizo, pero a la hora de marcharse, nerviosa por el castigo que podía imponerle su soberana
por la tardanza, olvidó la varita mágica en el interior de la cabaña.
El hada de las cumbres miró con enojo a Alba.
– “No solo te presentas tarde, sino que además lo haces sin tu varita? ¡Mereces un buen castigo!”.
Las demás hadas defendieron a su compañera en desgracia.
– “Sabemos que Alba no ha llegado temprano y ha olvidado su varita. Ha faltado, sí, pero por su
buen corazón, el castigo no puede ser eterno. Te pedimos que el castigo solo dure cien años,
durante los cuales vagara por el mundo convertida en una ratita blanca”.
Así que si veis por casualidad a una ratita muy linda y de blancura deslumbrante, sabed que es Alba,
nuestra hadita, que todavía no ha cumplido su castigo.
El fuego aceptó y con su calor, la volvió más ligera que el aire, transformándola en un sutil vapor. El
vapor subió más y más en el cielo, voló muy alto, hasta los estratos más ligeros y fríos del aire,
donde ya el fuego no podía seguirlo. Entonces las partículas de vapor, ateridas de frío, se vieron
obligadas a juntarse, se volvieron más pesadas que el aire y cayeron en forma de lluvia. Habían
subido al cielo invadidas de soberbia y recibieron su merecido. La tierra sedienta absorbió la lluvia y,
de esta forma, el agua estuvo durante mucho tiempo prisionera en el suelo, purgando su pecado con
una larga penitencia.
3 Secreto a voces
Gretel, la hija del Alcalde, era muy curiosa. Quería saberlo todo, pero no sabía guardar un secreto.
– “¿Qué hablabas con el Gobernador?”, le preguntó a su padre, después de intentar escuchar una
larga conversación entre los dos hombres.
– “Estábamos hablando sobre el gran reloj que mañana, a las doce, vamos a colocar en el
Ayuntamiento. Pero es un secreto y no debes divulgarlo”.
Gretel prometió callar, pero a las doce del día siguiente estaba en la plaza con todas sus
compañeras de la escuela para ver cómo colocaban el reloj en el ayuntamiento. Sin embargo,
grande fue su sorpresa al ver que tal reloj no existía. El Alcalde quiso dar una lección a su hija y en
verdad fue dura, pues las niñas del pueblo estuvieron mofándose de ella durante varios años. Eso sí,
le sirvió para saber callar a tiempo.
El romance puede ser definido como un poema narrativo, formado por una sola secuencia poética no
dividida en estrofas, y compuesto por versos de ocho sílabas (octosílabos) con rima asonante regular en los
versos pares