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Pertinencia en la evaluación e impacto de la

retroalimentación

El tiempo e importancia que se le ha dado a la


evaluación ha sido mínimo.

Liz Mélida Mahecha Muñoz


junio 2, 2020
En el campo de la educación se ha trabajo sin cesar en
metodologías pedagógicas, didácticas de enseñanza,
modos de aprendizaje y un sin número de elementos que
son fundamentales para su buen funcionamiento; sin
embargo, el tiempo e importancia que se le ha dado a la
evaluación en comparación con las anteriores ha sido
mínimo.

Para empezar, se debe conocer que la evaluación según


Mc Millan (2007, citado por López, 2013), define la
evaluación formativa como “un proceso de constante
retroalimentación al estudiante con el fin de que este
tenga la capacidad de tomar acciones correctivas en su
desempeño y lo mejore de manera significativa, acción
que puede incentivar la motivación y los aprendizajes,
ya que las decisiones se basan en sus propias
necesidades” En la anterior definición se puede observar
que la evaluación más allá de una nota o calificación
final por el trabajo terminado, es un proceso que se
debe realizar con el estudiante durante todo el tiempo
que este esté aprendiendo; es el camino, no el fin.
Comprendiendo entonces que la evaluación es el camino
para alcanzar las metas y los propósitos de la
educación, es relevante a la vez tomar acciones que
lleven a que cada estudiante sea partícipe de su
educación, que pueda tomar decisiones dentro de su
actuar diario y consecutivo para que pueda obtener el
conocimiento que él desea y que a su vez se le esté
enseñando. Dichas acciones deben obedecer al sentido
mismo del aprendizaje y a reconocer, que para aprender
todos los seres humanos han tenido de una u otra
manera modelos que los llevan a repetir acciones y a
crear otras nuevas.

Por esta razón y por el hecho de que hay términos que


están escritos pero que no se han dado completamente
al servicio de la pedagogía, desde el campo de la
educación y la evaluación, llevé a cabo una
investigación desde el año 2018 hasta el presente 2020
titulada La retroalimentación en procesos de aprendizaje
de comprensión lectora en estudiantes de grado
noveno en la que hago especial énfasis en
la Retroalimentación dentro de la evaluación, ya que, se
ha dejado de lado el hecho de dar a conocer a los
aprendices cuáles son sus logros, debilidades, fortalezas,
retrocesos entre otros en su proceso de aprendizaje, por
dar notas a satisfacción o dolor de quien las recibe.

La retroalimentación según mi investigación se ha


tomado antes como un repaso de temas, un porcentaje
de profesores de 61.53% lo adoptan así; mientras un
11.53% afirman que es la adquisición de nuevos saberes;
pero no es así, la retroalimentación en educación es “un
proceso de diálogos, intercambios, demostraciones y
formulación de preguntas, cuyo objetivo es ayudar al
alumno a comprender sus modos de aprender, valorar
sus procesos, resultados y autorregular su aprendizaje”
(Anijovich y González, 2011) Esta es la esencia misma de
la evaluación, me explicaré mejor en el siguiente
ejemplo:

Si le damos a un estudiante de cualquier nivel una tarea


para realizar, le explicamos cuáles son los parámetros,
los tiempos y las maneras cómo se hace o se debe hacer
para completar una tarea, tal vez, el estudiante haga
exactamente lo que nosotros queremos, o también cabe
la posibilidad de que haga algo completamente
diferente.

Si miramos los resultados al final del trabajo podremos


dar una observación general del producto terminado y
tal vez logremos (si somos de los más disciplinados)
identificar parte de su aprendizaje con alguna
“evaluación” oral.
Si miramos los resultados al final del trabajo podremos
dar una observación general del producto terminado y
tal vez logremos (si somos de los más disciplinados)
identificar parte de su aprendizaje con alguna
“evaluación” oral. Sin embargo, queda faltando saber si
en verdad durante el proceso el estudiante aprendió, o
solo copió, repitió lo que otro le dijo, comprendió, o lo
hace porque se le facilita y ya. Pero ¿en verdad eso es lo
que quiere un docente?, ¿es importante los productos
finales más que cómo y quién los hace?

Por otro lado si le damos las mismas pautas, mismo


trabajo, mismos estudiantes, en fin mismas condiciones;
pero adicionalmente ponemos en práctica
la retroalimentación damos a conocer los objetivos (no
hablando de objetivos como qué quiero de producto
final, sino objetivos como para llegar al producto final
pasaré por y llegaré a) hacemos procesos de diálogos
con ellos durante el tiempo del desarrollo de la
actividad, indagamos sobre sus dificultades y fortalezas,
formulamos hipótesis ejemplares u otras absurdas
buscando que el estudiante indague más allá de lo
visible, haciendo que su capacidad de metacognición
crezca durante el proceso, realizando supervisión
constante de lo que hace el proceso, analizando
vocabulario, la situación en tiempo real
(inmediatamente se está haciendo y se encontró lo que
se debe decir) y otras estrategias de retroalimentación,
o que el estudiante adquiere será significativamente
diferente, por ende el producto sería directamente
proporcional, no solo sabemos qué ocurre al final, sino
tendríamos la certeza de conocer cómo se dio ese
producto, las dificultades, fortalezas, ventajas,
desventajas que tiene y cómo se llegó a ellas.
Basada en el ejemplo anterior puedo afirmar que con
usando La retroalimentación como proceso de
evaluación, de manera inmediata, se puede encontrar
aprendices con una gran satisfacción personal por, no
solo entregar un producto al final (como sea que este se
llame) si no que adicionalmente tiene un encuentro
consigo mismo, con sus formas de aprender, con sus
ritmos de aprendizaje, con su propio conocimiento, se
reta, se ayuda, se conoce y logra además de entregar
“algo” al final, un crecimiento personal como partícipe
de su aprendizaje que lo ayudará a ser más funcional en
cualquier tarea que le sea impuesta y a mejorar su
metacognición y percepción de sí mismo.

De acuerdo con mi investigación los estudiantes que


reciben y que están motivados en recibir la
retroalimentación mejoran su proceso de aprendizaje en
porcentajes considerablemente buenos, “La información
pertinente y eficiente que se hace a los estudiantes
logra impactar de manera positiva en ellos, cuando se
hace de manera directa, personal e inmediata”
(Mahecha, 2020), se conocen a sí mismos a través de la
metacognición “proceso mental que me lleva a
identificar la mejor manera de abordar una tarea.”
(Pinzas, 2006), logran apropiación de conceptos,
alcanzan los objetivos propuestos, reconocen sus
fortalezas tanto como sus debilidades, muestran mayor
deseo de aprender y empatía con sus docentes.
Por otro lado y no menos importante, están los
beneficios que puede tener un docente al practicar la
retroalimentación en la evaluación, pues además de los
ya mencionados y de la manera como se logra obtener
mayor fruto en el desarrollo de los estudiantes, también
se encuentra que se obtiene una constante
identificación de las prácticas docentes, cómo dichas
prácticas deben modificarse, cambiarse, ampliarse, o
mantenerse según los resultados del paso a paso que se
logra con el aprendiz, “es el docente quien debe procurar
mantener siempre atento su “radar” para captar la
atención de los estudiantes y comprender cuándo debe
reevaluar, modificar o reencausar alguna acción”
(Mahecha, 2020) sabiendo de antemano que siempre
como docentes buscamos el crecimiento del estudiante
y el nuestro como profesionales “La retroalimentación
constante durante el proceso de enseñanza aprendizaje
y no únicamente de los resultados, hace que se
encamine en la modificación de didácticas” (Mahecha,
2020)

Así pues, la retroalimentación como parte de la


evaluación es una práctica sana y enriquecedora que
debería tenerse en cuenta en todos los campos del saber
y todas las edades de la vida pues no solo se aprende
cuando se es niño o joven, si no que se aprende cuando
se quiere aprender.
Referencias Bibliográficas
López, A. (2013). La evaluación como herramienta para
el aprendizaje: conceptos, estrategias y
Recomendaciones. Colombia: Editorial magisterio.

Anijovich, R & González, C (2011). Evaluar para aprender.


Conceptos e instrumentos. Argentina: Aique educación.

Pinzas, J (2006). Guía de estrategias metacognitivas


para desarrollar la comprensión lectora. Ministerio de
Educación Perú. Perú: Editorial Fimart. Ed. 1.

Mahecha, L (2020) La retroalimentación en procesos de


aprendizaje de comprensión lectora de grado noveno.

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