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Introducción

La obra Fedro es un diálogo platónico de fecha posterior a La República, y que presenta


muchas afinidades temáticas con el diálogo llamado El banquete. El cuerpo del texto se
divide a su vez en dos partes, la primera dedicada al amor consta de tres discursos, uno
de Lisias, leído por Fedro, y dos de Sócrates; el primero, siguiendo los parámetros
impuestos por el retórico, el segundo construido de acuerdo con lo que él sostiene que
es la verdad. La segunda parte, dedicada a la retórica, es un diálogo entre Sócrates y
Fedro. El libro se estructura de la siguiente manera:

 Discurso de Lisias recitado por Fedro a Sócrates.


 Discurso de Sócrates.
 El mito del carro alado
 El segundo discurso de Sócrates.
 Alma segun Socrates.
 La locura.
 La retórica y la dialéctica
AMOR
DISCURSO DE LISIAS:
Plantea que hay que favorecer al que no ama antes que al amante puesto que los
amantes:

 Desde el momento que se ven satisfechos se arrepienten de todo lo que han


hecho por el objeto de su pasión.
 Traen a cuenta lo que han sufrido para dar pruebas positivas de su
reconocimiento al objeto amado.
 Sí su pasión llega a mudar de objeto no dudará en sacrificar sus antiguos amores
a los nuevos.
 Se enoja y cree que todo es para perjudicarlo.
 Quiere impedir al objeto de su amor toda relación con los demás.
 Se enamoran de la belleza del cuerpo antes de conocer la disposición del alma.
 Alabará todas tus palabras y acciones sin fijarse en la verdad o bondad de ellas,
por el temor a disgustarte o porque la pasión los ciega.
Postura de Sócrates
Sócrates critica el discurso de Lisias diciendo que repite las cosas como un hombre poco
afluente ya que expresa un mismo pensamiento de maneras diferentes y siempre
concluye en lo mismo.

Discurso de Sócrates
Plantea que el amor es un deseo, pero que el deseo no es siempre amor. Sostiene que
nos rigen dos principios:

 El deseo intuitivo del placer


 El gusto reflexivo del bien
Si se trata de una acción que nos lleva a la opinión de querer siempre lo mejor, esa
acción la llamaremos sabiduría. Y la acción que lleve a los placeres se llamará
intemperancia. Este concepto se considera bajo muchos nombres. Cuando hablamos de
intemperancia en el apetito, entonces a esto lo llamamos ''Glotonería''. Si la
intemperancia se relaciona con la bebida... bueno ya sabemos cómo le llamamos a esto.
Así, todo lo relacionado con la intemperancia tiene su propio concepto. Entonces el
placer que es producido por el deseo de la belleza se le llama Eros (Amor). Plantea que
el amante no soporta que el amado sea superior a él, por lo tanto será celoso y lo
mantendrá lejos de la filosofía
Segundo discurso de Sócrates
Sócrates plantea que "si el amor es un Dios o algo divino no puede ser malo"
Sócrates se retracta de su discurso anterior y se propone a defender la postura del
enamorado. Se podría calificar perfectamente al enamorado como un loco y al que no
ama en su sano juicio, pero se debe recalcar que es la locura la que ha traído beneficios
a los hombres.
Alma
En el libro La República, el alma es lo que mueve al cuerpo. El alma da vida a todo lo
inanimado y recorre los cielos eternamente. El alma que pierde las alas, cae a la tierra
en un cuerpo sólido y comienza a manejar un cuerpo, en cierto modo, el alma queda
prisionera de un cuerpo. A este cuerpo que es manejado por un alma que cayó desde los
cielos, se le llama mortal. La fuerza de las alas del alma, consiste en llevar lo pesado
hacia arriba. Todas las cosas buenas (lo sabio, lo bueno) del alma hacen que las alas del
carro crezcan y suban mientras que las cosas malas (lo vergonzoso, lo ignominioso)
hacen perecer a las alas del carro. El alma que asciende a los cielos, es el alma que
sigue sus buenas disposiciones y se acerca a la verdad. En cambio, el alma que sigue la
opinión y el mundo sensible, estará obligada a caer aprisionada a un cuerpo. Una vez
que se contempla la verdad, al mismo tiempo se contempla la belleza. El amor es uno de
los elementos que hacen que el alma se eleve. Es por esto que el enamorado se eleva
mucho más en comparación del que no ama, puesto que no tiene amor. Sócrates hace
una comparación del alma totalmente influenciada por la cultura de sus tiempos.
Describe al alma como el elemento que une a un auriga con sus caballos en un carro
alado. El conductor o auriga maneja dos caballos; uno, el cual es blanco con cualidades
buenas (noble, de buena estampa); el otro, un caballo negro con cualidades malas
(irascible, concupiscente). La conducción de estos caballos, se hace realmente difícil en
nuestras vidas; por lo que la función del alma en el mito es mantener la armonía entre
los dos caballos para no desviarse de su camino. Hay tres partes del alma, haciendo
referencia al mito del carro alado, una es en forma del caballo blanco, otra en forma del
caballo negro y la tercera en forma de auriga. Las descripciones que se hacen de los
caballos son las siguientes:
Caballo blanco:

 Figura recta y erguida.


 Cuello alto.
 Ligeramente curvo. Ojos negros.
 Amante de la gloria.
 Moderado.
 Sumamente obediente.
Caballo negro:

 Pesado.
 Cuello robusto y corto.
 Ojos grises.
 Compañero del exceso.
 Soberbio.
 Sordo.
 Desobediente.
El auriga debe coordinar la conducción de estos caballos hasta alcanzar el mundo de las
ideas porque una vez que lo alcanza, verá la belleza y la verdad de este mundo. Por lo
tanto, podríamos decir que la parte racional del alma corresponde al auriga, el alma
irascible corresponde al caballo blanco y el alma concupiscible corresponde al caballo
negro.
La locura (Manía)
Sócrates se retracta de su discurso anterior y se propone a defender la postura del
enamorado. Clasifica al enamorado, como un loco y al ‘no enamorado’ en su sano juicio.
Recalca que la locura le ha traído beneficios al hombre. Destaca que la locura tiene un
origen divino y que la adivinación es considerada como uno de los artes más hermosos
que existieron, por encima de la cordura de los hombres. Las liberaciones de los males,
eran representaciones de actos de ‘locura’ que tenían un fin destinado a curar y tratar
ciertas patologías y enfermedades que sufrían los antiguos. Las musas son fuentes de
inspiración para los hombres y mujeres, de los cuales se manifiestan esta inspiración en
poesía, aquel que practique la poesía sin inspiración está condenado a ser un
‘fracasado’. La naturaleza y el principio del alma (humana y divina): Presenta estos
principios divinos.
 Toda alma es inmortal, y todo lo que se mueve a sí mismo, es inmortal.
 Todo lo que no cesa de moverse y es movido por otro, es el principio de todo lo
que se mueve.
Retórica y dialéctica
El objeto de estudio que aborda Sócrates en la segunda parte del Fedro es el discurso en
general,orientando su indagación a “examinar (…) de qué modo un discurso está bien
pronunciado y escrito y de qué modo no lo está.” (Platón, 2007: p.157) Acto seguido, en
las sucesivas intervenciones de Sócrates y Fedro quedan expresadas dos tesis
contrapuestas que ya anuncian la oposición dialéctica – retórica. Veamos: Sócrates: ¿Y
acaso no es requisito para lo que ha de decirse bien y con belleza que la mente del que
lo pronuncia sepa lo que es verdad respecto de lo que va hablar? Fedro: Acerca de ese
punto esto es lo que he oído decir, querido Sócrates, que a quien se dispone a ser orador
no le es necesario conocer lo que es realmente justo, sino aquello que le parece a la
multitud que es quien va juzgar, ni lo que es realmente bueno o malo, sino lo que lo
parece. Ya que es de esto de donde procede la persuasión y no de la verdad. (Platón,
2007: p. 158) Comenzando por la retórica, y de acuerdo a lo afirmado por Fedro, la
misma (tal como existe de hecho) es una práctica discursiva, que un orador ejerce en
ámbitos públicos. Es un modo de operar, de influir, sobre los otros (lo que se denomina
“psicagogía” o seducción de las almas), que consiste en volver aceptable una afirmación
o curso de acción partiendo de ciertas ideas previas admitidas por la mayoría. Su valor
reside en su eficacia persuasiva, y en orden a esto vale más lo verosímil que lo
verdadero (o en todo caso lo verdadero fundará su valor en lo verosímil) y el creer que
el saber, Por lo tanto, no importa engañar (hacer parecer justo lo injusto o bueno lo
malo), si resulta verosímil, si produce convicción, que es en definitiva la finalidad del
discurso. Para el filósofo ateniense no hay entonces un solo “arte” de la palabra
disponible para distintos fines. Los procedimientos usados para producir verosimilitud y
creencia no pueden ser los mismos que aquellos que nos llevan a la verdad y el saber. La
opinión y la ciencia corren por caminos separados De este modo, Sócrates opondrá a esta
“retórica” de hecho, un “genuino” arte de la palabra, una “retórica buena” que sea
expresión de lo verdaderamente justo, bueno, etc. Si en la retórica “mala” se puede
volver aceptable o rechazable cualquier afirmación moviendo las pasiones de los otros
en una u otra dirección, en la “retórica buena” se buscará llegar a la verdad por vía
racional; a esa “retórica buena” Sócrates la llamará “dialéctica”. En principio, la
dialéctica aparece aquí como un método de indagación, de descubrimiento y de
expresión de la verdad, que incluye dos operaciones: la división (análisis) y la reunión
(síntesis). La dialéctica, a diferencia de la retórica y tal como su nombre lo indica,
procede mediante el diálogo mientras que la retórica nos remitiría a un discurso lineal y
monológico.

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