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Trastornos asociados

a la vejez

José Buendía • Bernardino Fernández • Francisco Ramos


• Antonio Riquelme

Sumario
l. Introducción
11. La depresión en la vejez
A. Diagnóstico diferencial de los trastornos afectivos
B. Características de la depresión en ancianos
C. Prevalencia
D. Etiología
E. Autoeficacia y depresión en ancianos
F Apoyo social y depresión en ancianos
111. Demencia y depresión
A. Pseudodemencia depresiva
B. Factores de riesgo, evolución y efectos de la depresión sobre la enfermedad de
Alzheimer.
C. Evaluación de la depresión en la demencia.
IV. Otros trastornos psíquicos de los ancianos
A. Suicidio en el anciano
B. Trastornos de ansiedad en la vejez
C. Trastornos del sueño en la vejez
D. Abuso y dependencia de drogas en la vejez
V. Resumen de aspectos fundamentales
VI. Términos clave
VIl. Lecturas recomendadas
VIII. Referencias bibliográficas
594 Manual de psicopatología, vol. 11

l. INTRODUCCIÓN (véase Tabla 22.1), con cifras que oscilan entre el 15-20%
(Marín, 1999). En concreto vamos a exponer los principales
Hace ya muchos años que Hoch y Zubin (1964) publicaron trastornos mentales de los ancianos: trastornos depresivos,
su conocido libro Psicopatología de la vejez, dando a enten- trastorno por ansiedad, trastornos del sueño, abuso y consu-
der que ésta es una etapa de la vida peculiar, que tiene, tan- mo de drogas. Otros dos cuadros psicopatológicos impor-
to en el plano de la normalidad como en el de la anormali- tantes, como la demencia y el delirum, serán revisados en el
dad, características propias. Hoy, la esperanza de vida de las siguiente capítulo.
personas se ha incrementado considerablemente y esto ha Es necesario subrayar que definir los cuadros clínicos en
favorecido también el aumento significativo de la población la población anciana de manera tan precisa como en los otros
de personas mayores. La Gerontología, la Geriatría y las dis- grupos de edad, es una tarea compleja, debido al solapa-
ciplinas afines (Gerontopsicología, Psicogeriatría, etc.) se miento de algunos trastornos psicopatológicos con el enveje-
han desarrollado notablemente en los últimos años, dando cimiento normal y patológico, la comorbilidad con trastor-
lugar a un cuerpo de conocimiento tan voluminoso como nos somáticos y la importancia de los factores psicosociales
específico. La vejez es una de las grandes etapas de la vida, (Marín, 1999).
pero continúa estando llena de mitos (véase Buendía, 1994;
Sánchez Caro y Ramos, 1982). Es cierto que en la vejez
tienen lugar procesos involutivos y alteraciones diversas que, 11. LA DEPRESIÓN EN LA VEJEZ
además de los aspectos biológicos, pueden estar relaciona-
dos con factores personales y ambientales. El envejecimien- A. DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL DE LOS TRASTORNOS
to psicológico conlleva cambios en los procesos sensoriales y AFECTIVOS
perceptivos y en las capacidades cognitivas, tales como la
inteligencia, el aprendizaje y la memoria. Aunque «cada uno En primer lugar conviene tener en cuenta que no podemos
envejece como ha vividO>>, conviene tener en cuenta que algu- hablar de depresión como una entidad unívoca, homogénea
nos de los trastornos mentales de los ancianos (por ejemplo, y unitaria. En este sentido, no resulta fácil interpretar y
las demencias) son el resultado de diversos factores que tie- comparar los resultados de las distintas investigaciones, ya
nen que ver con un envejecimiento patológico, por lo que que el término «depresión>> aparece con distintos y demasia-
no sería adecuado considerarlos como efecto del envejeci- dos significados. Posiblemente personas que hablan o escri-
miento normal. No se puede perder de vista que en el enve- ben sobre la depresión se encuentran con que no están ha-
jecimiento no sólo tienen lugar ciertos deterioros o pérdi- blando del mismo fenómeno. La confusión comienza con el
das, sino que también se mantienen e incluso se despliegan uso de las palabras en el lenguaje ordinario; decimos que
ciertas funciones psicológicas. Esto supone un cambio den- estamos «tristes>>, <<hartoS>>, <<hundidos>>, etc. También entre
tro de la psicología que hasta no hace mucho entendía el los círculos científicos observamos que la palabra depresión
desarrollo humano como un proceso que tiene lugar entre la significa varias cosas; el término es utilizado para designar
infancia y el final de la juventud, quedando a partir de ahí un estado de desarrollo, puede evocar un tipo de carácter,
definitivamente configurada la personalidad; lo único que una tendencia permanente de la personalidad; expresa en
luego podían acontecer eran procesos involutivos, entendi- otros casos variaciones momentáneas y ligeras del humor, o
dos como deterioro o decadencia vital de lo que la persona bien se utiliza para designar trastornos severos y duraderos.
había logrado ser. El proceso de envejecimiento origina, Desde esta última perspectiva también puede tener distintos
pues, una secuencia de cambios que tienen lugar a nivel bio- significados: se habla de la depresión como síntoma, como
lógico, psicológico y social, siguiendo un proceso temporal síndrome o como entidad nosológica; y en cada caso los de-
creciente y simultáneo de ganancia o de pérdida. terminantes causales, las manifestaciones y las respuestas al
Con todo, el envejecimiento comporta especiales riesgos tratamiento van a ser, lógicamente, diferentes.
que tienen que ver con el declive de la salud física y con im- En inglés, contrariamente a lo que ocurre en nuestra
portantes pérdidas de personas queridas, de roles sociales y lengua, existe la posibilidad de usar una palabra diferente
de autonomía. Desde esta perspectiva nos vamos a referir a para designar la depresión, según se quiera expresar uno u
la presencia de distintos trastornos mentales en los ancianos otro aspecto: depresión como disease con una patogénesis y

Tabla 22.1 Prevalencia de los trastornos psicopatológicos en la vejez (Marín, 1999)

Demencia 5.8-10%
Delirium o estado confusional agudo 25% de los ancianos hospitalizados
Depresión mayor 1-3%
Distimia 2%
Síntomas depresivos 5-20%
Trastornos por ansiedad S%
Esquizofrenia 1%
Insomnio 10%
Alcoho li smo 2-5%
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ciertos síntomas médicamente definidos; depresión como En el trastorno ciclotÍmico se observan síntomas manía-
illnes, que describe la experiencia del individuo y refleja el cos y depresivos característicos, pero que no tienen una se-
concepto cultural de enfermedad en general; y depresión veridad o una estabilidad temporal suficiente para respon-
como sickness, que describe el reconocimiento social del es- der a los criterios diagnósticos de un episodio depresivo
tado del paciente como una razón para obtener el subsidio mayor. En el trastorno disrímico se observa un síndrome
por enfermedad. En otros idiomas, por el contrario, no se afectivo parcial sin antecedentes hipomaníacos. Los trastor-
especifica a cuál de estos tres aspectos se está haciendo refe- nos afectivos atÍpicos se refieren a trastornos diversos del
rencia en cada caso. humor que no responden a los criterios diagnósticos de las
Al hablar de depresión nos estamos refiriendo, por tanto, dos categorías anteriores.
a un sistema de respuesta con una familia o grupo de sínto- Una de las críticas formuladas al DSM-III es en relación
mas sin una característica definitoria única. Esto ha llevado a a la categoría de episodio depresivo mayor, que constituye
distinguir diferentes formas de depresión y a elaborar distin- una clase diagnóstica manifiestamente heterogénea en la
tos sistemas de clasificación según los criterios diagnósticos que toda fluctuación del humor -siempre que sea suficien-
utilizados por los autores. Entre los criterios más importan- temente persistente y suficientemente rica desde el punto de
tes cabe señalar la biografía del sujeto, y más concretamente vista sintomático- es considerada de una parte como esta-
la presencia anterior o no (depresión secundaria o primaria) do patológico, y de otra como una entidad mórbida única.
de otros trastornos psicopatológicos; el número y la gravedad Por otro lado, el hecho de separar una forma clínica par-
de los síntomas; la variación del humor, y en particular la ticular de depresión mayor bajo el término de melancolía se
presencia o no de fases maníacas (unipolar, bipolar); la etio- intenta justificarlo por consideraciones históricas del modelo
logía de la depresión (endógena, exógena); la organización médico, pero se viola la regla del enfoque ateórico que se ha-
de la personalidad (psicótica, neurótica); la periodicidad de bía impuesto la American Psychiatric Association (APA) en
fases depresivas (recurrente), etc. Cada sistema de clasifica- el desarrollo de su clasificación de los trastornos mentales.
ción se sustenta en un determinado planteamiento teórico, Por otra parte, la categoría de <<Trastorno adaptativo con
que informa inevitablemente tanto de la elección de los sín- estado de ánimo deprimido>> no figura en el capítulo de tras-
tomas como de la forma de agruparlos entre sí. No existen tornos afectivos y parece cercana a lo que tradicionalmente
pues semiologías asépticas o inocentes, sino que cada una de se ha venido llamando depresión reactiva.
ellas responde a un soporte teórico diferente (Buendía, 1991; El DSM-III-R ha introducido bastantes modificaciones
Dreyfus, 1988). Clasificaciones más modernas como el en lo que se refiere a los trastornos depresivos, modificacio-
DSM-IV, DSM-IV-TR y la CIE- 10 han modificado las no- nes que han alcanzado al mismo rítulo del Capítulo: trastor-
sologías tradicionales de los estados depresivos haciendo de- nos del estado de ánimo por el de trastornos afectivos. Al
saparecer en parte la dicotomía depresión neurótica/depre- mismo tiempo, la clasificación se ha reorganizado con el fin
sión psicótica o depresión endógena/depresión reactiva. de reagrupar los trastornos bipolares (trastorno bipolar y ci-
El DSM-III, desde una perspectiva puramente descripti- clotÍmico) y los trastornos puramente depresivos (depresión
va, diferencia tres categorías principales de trastornos depre- mayor y distimia).
sivos: los trastornos afectivos, los trastornos esquizoafectivos En el caso de la depresión mayor se distingue ahora la
y los trastornos adaptativos con estado de ánimo deprimido. importancia del episodio depresivo, pasando a hablar de
Las categorías se definen en función de criterios observables, episodio leve, moderado y grave, y en este último caso se
dejando a un lado toda referencia teórica, ideológica o etio- señalan dos formas según la existencia o no de característi-
lógica. cas psicóticas.
Los trastornos afectivos se subdividen en función de la Otras modificaciones propuestas en el DSM-III-R se re-
existencia o no de un síndrome depresivo completo, distin- fieren a criterios diagnósticos de tipo melancólico, a crite-
guiéndose entre depresión mayor y trastornos afectivos es- rios diagnósticos originales para definir el carácter temporal
pecíficos y atÍpicos. En un segundo momento los trastornos de ciertos episodios depresivos mayores y a la descripción
afectivos mayores son divididos en bipolares o unipolares. clínica del trastorno disrímico. En el caso del tipo melancó-
Los trastornos afectivos mayores, como ya hemos seña- lico del episodio depresivo mayor los criterios de melancolía
lado, implican la presencia de un síndrome afectivo comple- han sido revisados y se presentan bajo la forma de una rela-
to, y según la existencia o no de un episodio de tipo manía- ción de nueve síntomas en la que son necesarios al menos
co en los antecedentes se establece el diagnóstico de cinco para el diagnóstico. Y para el diagnóstico de distimia
trastorno bipolar, de depresión mayor, pudiendo tratarse de se hace una distinción entre las formas primarias y secunda-
un episodio aislado o recurrente. Además, el episodio está rias, y entre las formas precoces y tardías.
subdividido en diferentes categorías diagnósticas según la El DSM-IV ha mantenido los mismos apartados que el
existencia o no de características psicóticas (confusión, alu- DSM-III-R en la sección de los trastornos del estado de áni-
cinación, delirio) o de melancolía. mo , pero introduce algunos cambios importantes. Una de
Los otros trastornos afectivos específicos implican la estas modificaciones es muy pertinente con el tema que se
presencia de un síndrome afectivo parcial de prolongada revisa en este Capítulo. Concretamente en el apartado de
duración. Ellos comprenden los trastornos ciclotÍmicos y otros trastornos del estado de ánimo se ha añadido criterios
disrímicos. para un nuevo subgrupo referido a <<trastornos del estado de
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ánimo debido a... >>, donde hay que especificar la enfermedad como las personas mayores no disponen de la preparación
médica causante del trastorno o la sustancia inductora del suficiente para expresar sus síntomas, lo hacen a través de
mismo. En la revisión del DSM-IV (DSM-IV-TR) del año manifestaciones somáticas (verbalizan sus síntomas como
2000 no se ha introducido ningún otro cambio en este apar- dificultades para dormir, falta de energía, dolores localizados
tado. o inespecíficos, etc.) favoreciendo que el clínico relacione los
La categoría más importante de los trastornos depresi- síntomas más con una enfermedad física que con un trastor-
vos, según el DSM-IV-TR, sigue siendo la «Depresión ma- no depresivo. Es cierto que los trastornos depresivos de los
yor>>. Para un diagnóstico de Depresión mayor se tienen que ancianos pueden ser consecuencia de una enfermedad física,
dar una serie de condiciones simultáneas entre las que cabe pero también puede ser al revés, los síntomas físicos (por
destacar dos criterios de exclusión: la ausencia de causa or- ejemplo, dolor de cabeza) pueden ser consecuencia del tras-
gánica y que el cuadro clínico no sea debido a duelo normal. torno depresivo (Evans, Copeland y Dewey, 1991). Esta
Estos criterios pueden tener bastante importancia a la hora coincidencia, entre depresión y enfermedades físicas en per-
de diagnosticar la depresión en los ancianos, ya que no es sonas ancianas, genera un solapamiento de los síntomas que
fácil distinguir entre cambios normales asociados al enveje- enmascara frecuentemente la depresión, haciéndola indis-
cimiento y los cambios propios de un estado depresivo. tinguible de enfermedades comórbidas como el delirium o
la demencia (Alexopoulos, 2005). También complica el tra-
tamiento y los cuidados que necesita el paciente de edad
B. CARACTERÍSTICAS DE LA DEPRESIÓN EN ANCIANOS avanzada (S par y La Rue, 2006). Por todo ello, es preciso
considerar que la depresión puede coexistir con la enferme-
Aunque los datos epidemiológicos señalan que la depresión dad física, y que ambas condiciones deben encontrar tanto
en las personas mayores es moderada, en algunas ocasiones un diagnóstico como un tratamiento adecuado.
severa, y el estado bipolar es muy poco frecuente, el diag- La necesidad de tener en cuenta la compleja relación en-
nóstico de la depresión en este grupo erario es un tema com- tre lo somático y lo psíquico ya fue puesta de manifiesto por
plejo, que conduce a muchos errores (Blazer, 2002). La pre- Williamson (1964) al defender que la presencia de trastor-
sentación de los síntomas es atípica en unas ocasiones (Spar nos depresivos en ancianos suele pasar comúnmente inad-
y La Rue, 2006), y en otras, los síntomas de la depresión son vertida por el médico, considerando sus manifestaciones
tomados como algo normal en el anciano, sin que se les como una reacción normal a las contingencias del envejeci-
preste la atención suficiente (Alexopoulos, 2005; Lebowitz y miento. En la actualidad, el diagnóstico diferencial de la de-
cols., 1998). Por ejemplo, la depresión en los ancianos que presión en ancianos sigue siendo un problema difícil de re-
residen en instituciones geriátricas y hospitalarias es muy solver debido al enmascaramiento de los síntomas, bien por
frecuente, pero en unos casos pasa inadvertida, mientras confundirse con las manifestaciones típicas de enfermeda-
que en otras ocasiones, después de ser diagnosticada, los fár- des biológicas (véase Tabla 22.2), bien por ser una conse-
macos que se prescriben no son los idóneos para su trata- cuencia iatrogénica de ciertos fármacos (por ejemplo, efectos
miento (véase Koenig, 2007; Koenig y Blazer, 2006). Debi- secundarios de analgésicos, antihipertensivos, anticomicia-
do a estos errores diagnósticos se hace preciso clarificar y les, antiparkinsonianos, estrógenos, corticoides, anfetami-
distinguir la especificidad de las distintas formas de depre- nas, ansiolíticos, antipsicóticos, betabloqueadores, etc. (Spar
sión en los ancianos. y La Rue, 2006)
Como señala Pitt (1986), una dificultad añadida para el Por otra parte, las manifestaciones clínicas de la depre-
diagnóstico de depresión en ancianos es que, con frecuencia, sión en el anciano son, fundamentalmente, similares a las

Tabla 22.2 Depresión debido a enfermedad médica. Adaptada de Alexopoulos (2005), Lebowitz y cols. (1998) y Spar y La Rue (2006)

Enfermedades cardiológicas Infarto de miocardio, insuficiencia cardíaca, etc.

Enfermedades neurológicas Epilepsia, Párkinson, hidrocefalia crónica del adulto, demencia (enfermedad de Alzheimer, demencia
vascular, enfermedad de Huntington), enfermedades cerebrovasculares (por ejemplo, accidentes
cerebrovasculares -ACV-), traumatismo craneoencefálico, esclerosis múltiple, hemorragia
subaracnoidea, hematoma subdural agudo, etc.

Trastornos mentales Ansiedad, esquizofrenia

Alteraciones nutricionales Anemia, alcohol, deficiencia de B12 , folatos, etc.

Alteraciones endocrinas y metabólicas Hipotiroidismo o hipertiroidismo, hipoglucemias, encefalopatía hepática, hipercorticismo, hipercapnia
por EPOC, etc.

Neoplasias Cáncer de páncreas, leucemia, tumor del Sistema Nervioso Central, etc.

Infecciones Meningitis, neumonías, sífilis, hepatitis, SIDA, infecciones urinarias, etc.

Deprivación sensorial Hipoacusia, disminución de la agudeza visual, etc.


Capítulo 22 Trastorno s asociados a la vejez 597

ón del adulto. Ahora bien, el anciano deprimido manifiesta y las funciones ejecutivas las áreas más afectadas (Crews y
de una serie de síntomas y cambios psicofisiológicos peculiares Harrison, 1995).
no que le diferencian del resto de la población (Koenig y Blazer, Finalmente, conocemos aún relativamente poco acerca
os 2006) . Entre las principales características de la depresión de los factores que pueden estar implicados en el pronóstico
OS en la edad avanzada existe un relativo consenso en señalar la y curso de la depresión en los ancianos. En este sentido,
>r- presencia de: existe un amplio acuerdo sobre mayores posibilidades de
os cronificación, debido a una respuesta más lenta al trata-
a, 1) Episodios más largos y más resistentes al tratamien- miento, así como de posteriores recaídas (Alexopoulos ,
or to farmacológico. 2005, Burvill, Hall, Stampfer y Emmerson, 1991; Col e,
S- 2) Menor verbalización de sentimientos de inutilidad 1990).
a o de culpa. Habría que destacar también la necesidad de avanzar en
- 3) Alexitimia (dificultad para la expresión verbal de la comprensión de los factores que puedan estar incidiendo
e las emociones). en un peor pronóstico de los trastornos depresivos de los
- 4) Existencia frecuente de delirios y alucinaciones en ancianos. Así, existen algunos factores de riesgo identifica-
o la depresión mayor. dos entre los que sobresalen: el género femenino, la pérdida
- 5) Síntomas negativos: apatía y aplanamiento afectivo de roles, el duelo por la pérdida de un ser querido, ancianos
d (falta de expresividad facial, disminución de movi- sin pareja, soledad y aislamiento social, cambios de residen-
D mientos espontáneos, pobre contacto ocular y poca cia, antecedentes de episodios depresivos previos, enferme-
reactividad emocional). dades crónicas, especialmente si son incapacitantes o dolo-
6) Enmascaramiento con síntomas psíquicos o corpo- rosas, y presencia de discapacidad secundaria a una pérdida
rales (por ejemplo, anorexia, bulimia, fobias, hipo- de visión o de audición (véase, Alexopoulos, 2005; Koenig
condría, conductas autodestructivas o de riesgo, y Blazer 2006; Lebowitz y cols., 1998; Moore y Bona, 2001;
autodependencia, juego compulsivo y cleptoma- Spart y La Rue, 2006).
nía, etc). Igualmente, otros aspectos que se relacionan con un
7) Mayor riesgo suicida, especialmente en varones y, pronóstico menos favorable de la depresión son:
particularmente, cuando viven solos.
8) Frecuente agitación psicomotriz, normalmente a) presencia de síntomas ansiosos importantes asocia-
acompañada de una intensa ansiedad o bien inhi- dos al episodio depresivo, ya que provoca una peor respues-
bición psicomotriz intensa y atípica. ta a algunos antidepresivos;
9) Mayor irritabilidad. b) existencia de pesimismo y desesperanza, debido a
1O) Presencia importante de los trastornos del sueño, que este tipo de pacientes son más propensos a abandonar el
sobre todo insomnio o hipersomnia. tratamiento y llevar a cabo conductas suicidas (intentos de
11) Frecuentes somatizaciones ansiosas. suicidio y suicidio consumado).
12) Menos variaciones diurnas del humor. e) presencia de deterioro cognoscitivo de tipo amnésico ,
13) Disfunción cognitiva. fundamentalmente asociado con el episodio depresivo , por-
que puede ser el pródromo de una enfermedad de Alzhei-
Los déficit cognitivos asociados a la depresión están rela- mer (véase Capítulo 23);
cionados con la intensidad de los síntomas depresivos y el d) edad del primer episodio depresivo : en la medida
número de episodios, mejorando con la remisión del estado que los síntomas depresivos son m ás persistentes, cuanto
de ánimo. La severidad del deterioro cognitivo es más acen- más avanzada es la edad del paciente al aparecer la depresión
tuada en las depresiones psicóticas, en los pacientes con ras- peor es su pronóstico, si bien este dato parece estar mediado
gos melancólicos, y cuando existe ansiedad asociada (Alexo- por los cambios vasculares cerebrales que se dan en estas
poulos, 2005; Koenig y Blazer 2006; Lebowitz y cols., 1998; edades;
Moore y Bona, 2001; Spar y La Rue, 2006). Uno de los sín- e) el número de episodios depresivos previos y la dura-
tomas centrales en la depresión de los ancianos es la apatía, ción del episodio en el momento del diagnóstico (véase,
que puede concebirse como un síntoma asociado a la depre- Alexopoulos, 2005; Spart y La Rue, 2006).
sión o como un síndrome propio que difiere del estado de-
presivo (Marín, 1990). La depresión y la apatía, por separa- En todo caso parece que el pronóstico de un episodio
do , se relacionan con el funcionamiento ejecutivo y la depresivo en pacientes ancianos es generalmente bueno, so-
velocidad de procesamiento, respectivamente. Sin embargo, bre todo en los pacientes diagnosticados que reciben un tra-
considerando la «depresión apática» como entidad, el efecto tamiento adecuado (Alexopoulos, 2005).
de la apatía incrementa el deterioro ejecutivo (Feil, Razani,
Boone, Lesser, 2003). Por tanto, parece que la heterogenei-
dad en el rendimiento cognitivo puede explicarse, en parte, C. PREVALENCIA
por las características clínicas del síndrome depresivo . Aun
así, los individuos con depresión, generalmente, han de- Si bien no existe suficiente evidencia empírica capaz de res-
mostrado un deterioro cognitivo difuso, siendo la memoria paldar la tesis de unas mayores tasas de depresión en ancia-
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nos, todos los trabajos muestran repetidamente que la de- preswn, obtendríamos en el caso de los ancianos valores
presión es un trastono especialmente relevante en esta etapa muy superiores a los registrados utilizando un enfoque de
de la vida. medición clínico; pero ¿en qué términos podrían explicarse
La prevalencia de la depresión mayor en las personas de tales diferencias?
más de 65 años ha sido estimada en torno a un 1.4% en las De acuerdo con Blazer y cols. (1987), si bien para lama-
mujeres y un 0.4% en hombres, con una prevalencia global yoría de las personas que manifiestan síntomas de disforia
en torno al1 o/o (Weissman y cols., 1988). Aproximadamen- no se encuentran criterios de depresión adecuados a nivel de
te, el 2% de la población anciana padece un trastorno distí- diagnóstico clínico, en el caso de los ancianos este problema
mico (Blazer, Hudges y George, 1987). Finalmente, hasta se presenta de una forma mucho más marcada. Así, por
un 20% de los ancianos tiene sintomatología depresiva que ejemplo, Boyd y Weissman (1982) ilustran este problema
no cumple criterios de síndrome depresivo específico con el caso de una mujer de 85 años de edad que manifesta-
(Koenig y Blazer 2006). En general, dependiendo de lapo- ba un elevado nivel de sintomatología depresiva a través de
blación e instrumentos utilizados, la prevalencia de la depre- la escala del Centro para Estudios Epidemiológicos de la
sión mayor en ancianos oscila entre el1-6o/o, la distimia entre Depresión (CES-O), para la cual no se encontró un diag-
2-2%, los trastornos adaptativos alcanzan hasta un 30%, y el nóstico clínico de depresión.
síndrome ansioso-depresivo puede llegar a un 13% (Katona, Si bien el empleo de un enfoque clínico de medición
1995). puede llevar a la infravaloración de la depresión en ancianos
En nuestro país, el trabajo realizado por el gabinete de por diferentes motivos -tales como los criterios de severi-
estudios sociológicos Bernard Krief (1982) obtenía, apli- dad en el caso de la depresión mayor (por ejemplo, interferir
cando la escala de Zung, un 7.3% de ancianos con elevados con el desempeño normal del trabajo) o los criterios exclu-
niveles de sintomatología depresiva, un 56.4% con niveles yentes (presencia de una enfermedad o condición física ad-
intermedios, y tan sólo un 36.3% de senescentes sin sinto- versa, etc.)-, también un planteamiento basado en escalas
matología. Posteriormente, Cid Sanz (1986) alude a que normalizadas podría llevar a una sobrestimación al recoger
más de un tercio de las personas mayores de sesenta y cinco Ítems donde se están contemplando aspectos relacionados
años en nuestro país presenta trastornos psicopatológicos, con dificultades físicas, con la consiguiente confusión entre
de los cuales entre el 60 y el 65% son estados depresivos sintomatología depresiva y características inherentes al pro-
directos o encubiertos. Más recientemente, De la Cámara pio proceso de envejecimiento (Bolla-Willson y Bleecker
(1999) estima que la prevalencia del síndrome depresivo se 1989; Gurland, 1976; Wisocki, 1984).
sitúa entre un 4.8 y el 7%, con una mayor frecuencia de A partir de las dificultades planteadas por ambos enfo-
depresión menor, y la incidencia anual oscila entre el 1.4% ques (Blazer y cols., 1987; Boyd y Weissman, 1985; New-
y el 2.4%. man, 1989) cabría concluir que cada uno de ellos puede
Sin embargo, es difícil estimar el porcentaje de pobla- resultar especialmente adecuado en función de los objetivos
ción de ancianos afectada por trastornos depresivos. Tales planteados en la investigación (por ejemplo, detección de
estimaciones dependen no sólo de los instrumentos utiliza- factores precipitantes de cara a la elaboración de programas
dos, sino también, de los criterios establecidos y de la meto- preventivos en la comunidad, o investigación para la plani-
dología seguida para la recogida de información. ficación de recursos asistenciales), pero que resulta necesario
contemplar las respectivas limitaciones presentadas que de-
mandan la elaboración/adaptación de instrumentos de me-
1. Perspectiva clínica versus perspectiva psicométrica dida capaces de tener en cuenta las especificidades de la po-
blación anciana y, ante todo, plantear de una forma seria y
De acuerdo con Dohrenwend y Dohrenwend (1982), la consecuente la inadecuación de los criterios clínicos con-
aplicación de instrumentos escalares en los estudios epide- vencionales de depresión (Blazer y cols., 1987) y sobre todo
miológicos parte de la tradición psicométrica en la que se las señas de identidad propias de la experiencia depresiva en
asume que patrones de conducta desadaptativos, como se- la edad avanzada (Newman, Engel y Jensen, 1991).
ría el caso de un trastorno depresivo, varían en un conti-
nuo de intensidad o severidad en la población. Por el
contrario, desde el modelo clínico la depresión supondría 2. Trabajos transversales versus trabajos longitudinales
un estado discreto en tanto que disrupción con la norma-
lidad. Pese a la gran profusión de trabajos desarrollados en las úl-
Con respecto a las implicaciones de una u otra perspec- timas décadas sobre las implicaciones del envejecimiento y
tiva y en relación a los estudios epidemiológicos sobre de- el desarrollo de trastornos depresivos, son escasos los estu-
presión y envejecimiento, es posible destacar que ambos en- dios realizados aplicando un diseño de investigación longi-
foques no sólo están midiendo fundamentalmente diferentes tudinal. De esta forma, la mayor parte de los trabajos se li-
formas de depresión, sino que además están plagados de dis- mitan a comparar valores obtenidos sobre distintos grupos
tintas fuentes de error en su estimación (Newman, 1989). de edad, e incluso a menudo los grupos de edad establecidos
De esta forma, si limitáramos nuestro análisis a estudios que no sólo resultan difícilmente comparables a través de distin-
utilizan escalas estandarizadas para la evaluación de la de- tas investigaciones, sino que además suelen adolecer de una
Capítulo 22 Trastornos asociados a la vejez 599

subrepresentación de las edades más avanzadas cuyas especi- hemisféricas izquierdas frontales, sufren depresión. Además,
ficidades vienen en la mayor parte de los casos a ser oscure- los pacientes con depresión de inicio tardío, en comparación
cidas mediante el anidamiento en el socorrido comparti- con los pacientes de comienzo precoz, presentan mayor afec-
miento estanco de edad mayor o igual a sesenta y cinco. tación neuropsicológica, una elevada prevalencia e incidencia
La subrepresentación o la falta de criterios homogéneos de demencias, incremento de los ventrículos laterales del ce-
en la formación de grupos de comparación por edades es rebro, más hiperintensidades en la sustancia blanca y mayor
una dificultad añadida a los estudios secuenciales en psico- grado de discapacidad (Alexopoulus, 2005).
gerontología. No obstante, el principal problema derivado Aunque algunos estudios han demostrado que en la de-
de la utilización de diseños transversales es el de la imposi- presión geriátrica existe una hipocaptación en estructuras
bilidad de diferenciar nítidamente entre los efectos debidos del lóbulo temporal, lateral y medial (Vasile y cols., 1996), y
al factor edad y a las divergencias generacionales (Schaie, parietales derechas (Galynker, Cai, Ongseng, Finestone,
1967). Las diferencias generacionales en educación y esta tus Duna y Serseni, 1998), e incluso un descenso en el volumen
económico, así como otros cambios culturales, tienen -con del hipocampo, amígdala, córtex entorrinal, y ganglios basa-
toda probabilidad- un impacto sobre muchas variables les (Kanner, 2004), parece que la aparición de un patrón
psicológicas (Zarit y Zarit, 1984), lo cual nos lleva en los temporal o parietal se asocia más a la EA que a la depresión
estudios secuenciales sobre depresión a no poder delimitar (Cho y cols., 2002). Por tanto, los mecanismos fisiopatoló-
los efectos debidos a la edad de aquellos otros efectos que gicos que pueden explicar el perfil neuropsicológico de los
provienen de las diferencias debidas al factor cohorte. ancianos con depresión se asocian, especialmente, a una hi-
Por otra parte, la utilización de diseños longitudinales pocaptación prefrontal y frontal (Alexopoulus, 2005; Koenig
tampoco está, como es sabido, exenta de problemas, desta- y Blazer 2006; Spar y La Rue, 2006). Es más, algunas hipó-
cando en un primer plano la dificultad para discriminar los tesis, que no han sido del todo consistentes, apuntan a que
efectos debidos a cambios y procesos histórico-contextuales podría ser una disfunción en hemisferio derecho la respon-
que hayan podido influir en una determinada generación. sable del déficit de los pacientes depresivos en la ejecución
Para intentar resolver estas dificultades, Schaie (1967) pro- de los test neuropsicológicos (Flor-Henry, 1990; Sesta,
puso la utilización de estrategias de investigación secuencia- 1992) . No obstante, la depresión puede evidenciar diferen-
les en las que se controlaran la edad, la generación y los tes patrones de activación. Sirva como ejemplo, un paciente
efectos periódicos. Sin embargo, tanto las estrategias longi- con disfunción frontal izquierda puede evidenciar un dete-
tudinales como las longitudinales-secuenciales se encuen- rioro en fluencia verbal, planificación y secuenciación de ac-
tran con un problema metodológico principal: una tasa ciones, mientras que la disfunción frontal derecha puede
considerable de interrupciones a lo largo del tiempo, pro- ocasionar un deterioro en la fluencia no verbal con respuestas
blema que es especialmente relevante en la población ancia- de perseveración (véase Shenal, Harrison y Demaree, 2003).
na, si consideramos el impacto de la mortalidad real y las
interrupciones voluntarias de aquellas personas que presen-
tan tanto una menor motivación como unas mayores resis- E. AUTOEFICACIA Y DEPRESIÓN EN ANCIANOS
tencias a continuar en un proyecto de investigación prolon-
gado. Sin duda, todas estas dificultades suponen serios sesgos Pese a que la literatura psicológica sobre las implicaciones
y fuentes de variación no siempre controlados de manera de la autoeficacia en la depresión -y especialmente en el
satisfactoria, dificultando de esta forma la interpretación de caso de los ancianos- es aún escasa, existe cierta evidencia
resultados puntuales, y especialmente la comparación de in- de que las expectativas de eficacia pueden jugar un papel
vestigaciones realizadas desde distintos planteamientos me- especialmente relevante en el desarrollo de trastornos depre-
todológicos, problema que deberá afrontar la investigación sivos en ancianos.
futura en gerontología. En un trabajo presentado por Davis-Berman (1988) se
estudia la relación existente entre autoeficacia percibida y
sintomatología depresiva en ancianos, a través de una mues-
D. ETIOLOGÍA tra de 200 ancianos residentes en la comunidad. En este
estudio se aplicó el listado de adjetivos de depresión de Le-
Aunque la etiología de la depresión en ancianos no está clara, vitt y Lubin (Levitt y Lubin, 1975), así como tres escalas
existen algunas peculiaridades en la estructura y la función para la evaluación de la autoeficacia física (PSE, Ryckman,
cerebral, así como en los análisis neuroquímicos (por ejem- Robbins, Thornton y Caurell, 1982), general y social (GSE
plo, aumento de la monoaminooxidasa) y neuroendocrinos y SSE, Sherer y Adams, 1985). Los resultados indicaron la
periféricos (por ejemplo, disminución en la hormona esti- existencia de una fuerte relación entre autoeficacia física y
mulante del tiroides) . La depresión de inicio tardío es un social con depresión (r = 0.55 y 0.29, respectivamente),
cuadro clínico heterogéneo, que se solapa con otras enferme- identificándose los valores de autoeficacia física y social
dades cerebrovasculares y neurólogicas, evidentes o no, cuan- como los mejores predictores de depresión con unos coefi-
do aparece por primera vez (véase Spar y La Rue, 2006). Así, cientes de regresión de 0.29 y 0.36, respectivamente, capa-
se ha estimado que aproximadamente el 24% de los pacien- ces de explicar conjuntamente algo más del40% de la varia-
tes con patología cerebral vascular, especialmente lesiones bilidad observada en depresión.
600 Manual de psicopatología, vol. 11

Quizá el estudio más clásico realizado sobre autoeficacia talidad. Entre estos trabajos resalta como clásico el estudio
y depresión en ancianos sea el realizado por Holahan y Ho- realizado por Berkman y Syme (1979) . En esta investiga-
lahan (1984). En este trabajo, realizado sobre una muestra ción, mediante un diseño prospectivo realizado entre una
de 32 hombres y 32 mujeres con una edad comprendida muestra de residentes de Alameda County (California), se
entre 65 y 75 años se evaluó a través de una entrevista es- observó que con independencia del sexo existía una menor
tructurada la ocurrencia de eventos de vida negativos duran- probabilidad de muerte durante el período de nueve años de
te el último año, el estrés cotidiano, las expectativas de au- estudio entre aquellas personas que estaban casadas y man-
toeficacia, la presencia de síntomas psicosomáticos y el tenían una mayor extensión de interacciones sociales (fami-
bienestar subjetivo. Los resultados mostraron la relación lia, amigos, asociaciones, etc.). En la misma línea del traba-
existente entre eventos de vida y distrés psicológico en el jo realizado por Berkman y Syme (1979), House, Robbins y
caso de los hombres, y una mayor asociación entre estrés Metzner (1982) encontraron una relación similar para los
cotidiano y distrés y síntomas físicos en las mujeres, pero en hombres en un trabajo longitudinal de once años realizado
todo caso, la consecuencia más destacable fue la relación en Tecumseh.
inversa obtenida en autoeficacia con respecto al mal ajuste Estos trabajos, unidos a la investigación longitudinal de-
psicológico y depresión, con independencia del sexo y la sarrollada por Blazer (1982) -donde se observó una rela-
edad. ción inversa entre mortalidad y apoyo social en personas
A partir de los resultados descritos, estos mismos autores mayores de 65 años- han venido a forjar las bases de un
realizan un estudio posterior (Holahan y Holahan, 1987), amplio elenco de estudios posteriores en los que continúa
en el que a través de un año de seguimiento analizan la rela- acumulándose información sobre los efectos benéficos del
ción existente entre autoeficacia, apoyo social y depresión apoyo social respecto a la longevidad (Berkman y Breslow,
en una muestra formada por 52 ancianos. En este trabajo se 1983; Bryant y Rakowski, 1992, entre otros). En este senti-
tomaron medidas respecto a la provisión de apoyo social do, cabe resaltar lo alentador que resulta para este cuerpo de
(SPS, Cutrona, 1984), depresión (Holahan y Moas, 1981) investigación la creciente presencia de controles sobre el es-
y autoeficacia referida al apoyo social (Holahan y Holahan, tado de salud inicial y la elaboración de diseños longitudi-
1984). Los resultados obtenidos mostraron que el nivel ini- nales caracterizados por un tipo de seguimiento progresiva-
cial de autoeficacia estuvo relacionado con la provisión de mente más amplio.
apoyo social un año más tarde. De la misma forma, el path- Por otra parte, el apoyo social ha sido también vincula-
análisis realizado mostró que la autoeficacia actuaba directa- do a la morbilidad en la vejez, siendo cada vez más las lí-
mente sobre la depresión e indirectamente a través del au- neas de investigación abiertas en las que se trata de relacio-
mento en la disposición de apoyo social. nar los efectos derivados del apoyo social (relaciones de
Los resultados del trabajo realizado por Holahan y Ho- apoyo, percepción y satisfacción con el mismo, etc.) y dis-
lahan (1987) resultan especialmente sugestivos, dado que tintos problemas médicos de la clínica geriátrica. De este
tras mostrar cómo las expectativas de autoeficacia pueden modo, se ha mostrado una relación significativa entre apo-
estar actuando directamente sobre la depresión y más con- yo social y enfermedad coronaria, destacando el trabajo
cretamente como factor protector frente al desarrollo de sin- realizado por Ruberman, Weinblatt, Goldberg y Chyaei-
tomatología depresiva, establecen una vinculación entre las dray (1984), donde se establece una relación entre mortali-
implicaciones recíprocas de la autoeficacia y el apoyo social dad debida a trastornos cardiovasculares, estrés y aislamien-
respecto a la salud. to social.
De igual forma, el apoyo social ha sido relacionado con
aspectos tales como el mantenimiento de conductas adecua-
F. APOYO SOCIAL Y DEPRESIÓN EN ANCIANOS das de salud (Berkman y Breslow, 1983; Finnegan y Suler,
1984); la adherencia al tratamiento médico (Doherty,
A partir del paradigmático trabajo de Lowenthal y Haven Schrott, Metcalf e Issaello-Vailas, 1983); o la reducción del
(1986), donde se mostró la importancia de un confidente tiempo de hospitalización (Wan y Weissert, 1981).
para aumentar el bienestar y prevenir la depresión en perso- Por otro lado, la percepción de problemas relacionados
nas de edad avanzada, se ha realizado un amplio esfuerzo en con la salud física también han sido considerados como una
el estudio de los efectos de las relaciones de apoyo sobre la fuente de estrés, destacando en este caso el papel desempe-
salud en ancianos. En consecuencia, se obtiene un amplio ñado por las redes formales de apoyo en la modulación de
volumen de trabajos que podría ser dividido en dos catego- sus efectos sobre el bienestar subjetivo (Krause, 1990).
rías generales: la relación entre apoyo social y salud física y Las redes de apoyo formal se muestran como un recur-
la relación entre apoyo social y salud mental. so de gran importancia, sobre todo ligadas a las necesida-
des asociadas al envejecimiento. Pese a ello, como señala
1. Apoyo social y problemas de salud física Jung (1984), en la literatura gerontológica sobre apoyo so-
cial puede apreciarse cómo los investigadores han pasado
A raíz del interés por conocer qué tipo de relaciones se esta- por alto en sus trabajos con demasiada frecuencia la posi-
blecen entre problemas médicos y apoyo social en ancianos bilidad de que los ancianos puedan utilizar fuentes forma-
se ha llevado a cabo un amplio esfuerzo centrado en la mor- les de apoyo conjuntamente a la ayuda proporcionada por
602 Manual de psicopatología, vol. 11

111. DEMENCIA Y DEPRESIÓN vos son más prominentes en la EA preclínica y supo-


nen, frecuentemente, un estadio inicial de la
La depresión en las personas de edad avanzada puede mani- demencia (Jorm, 2000).
festarse de forma muy diferente a las manifestaciones que se d) La depresión, especialmente la distimia, es una con-
observan en personas más jóvenes, por ejemplo, hay más secuencia del declive en la función cognitiva. De he-
posibilidad de enmascarar la depresión, como ya hemos se- cho, los pacientes con distimia sufren menos
ñalado. De ahí que uno de los problemas con los que se anosognosia y están más preocupados por los sínto-
encuentra el clínico es saber las diferencias entre demencia y mas cognitivos y conductuales que los pacientes con
depresión, e incluso en ocasiones, las dificultades que sur- depresión mayor (véase Migliorelli, Teson, Sabe, Pe-
gen para discriminar el envejecimiento normal del patológi- tracchi, Leiguarda y Starkstein, 1995).
co (véase el Capítulo 23).
La depresión se encuentra estrechamente vinculada con De cualquier forma, resulta difícil establecer el origen
el deterioro cognitivo en las personas mayores. Así, el he- etiológico de los síntomas depresivos, aunque algunos de los
cho de que algunos tests de memoria episódica, especial- síntomas son más específicos de la depresión primaria que
mente sensibles en la enfermedad de Alzheimer (EA), se de la EA y viceversa. Así, los síntomas vegetativos (por ejem-
encuentren deteriorados en la depresión, dificulta, enorme- plo, perdida de peso, fatiga, alteraciones del sueño, irritabi-
mente, la diferenciación entre ambas entidades (Zakzanis, lidad, apatía y la labilidad emocional) se asocian, especial-
Leach y Kaplan, 1998). La cuestión se complica, aún más, mente, a la demencia (Olin y cols., 2002a; Olin, Katz,
cuando vemos que uno de los síndromes más frecuentes en Meyers, Schneider y Lebowitz, 2002b), mientras que los
la EA es la depresión. Los pacientes EA con depresión síntomas cognitivos sobre el contenido del pensamiento se
(EAD) tienen un patrón sintomatológico similar al de los relacionan, principalmente, con la depresión (Rubín y Kins-
pacientes con depresión primaria sin demencia, mientras cherf, 1989).
que los EA sin depresión no demuestran más sintomato- También la prevalencia de los síntomas depresivos en la
logía depresiva que los sujetos sanos con la misma edad EA puede variar en función del instrumento de evaluación
(Burns, 1991). elegido (por ejemplo, Inventario Neuropsiquiátrico; Cum-
La prevalencia de la depresión en la EA oscila entre el O ming, 1994) y del estadio de la demencia investigado. Así,
y 86%, aunque los rangos en la mayor parte de los estudios parece que los pacientes con EA leve o moderada manifies-
oscilan entre un 17 y 31% (Wragg y ]este, 1989). En líneas tan más un estado de ánimo deprimido, asociado con otros
generales, la prevalencia de la depresión mayor oscila entre síntomas afectivos (por ejemplo, anhedonia) y vegetativos,
un 11 y 25%, y la distimia entre un 27 y 30% (véase Garre- como la pérdida de apetito e insomnio. Por el contrario, los
Olmo y cols., 2003). Esta variabilidad en las tasas de preva- síntomas motivacionales son más prominentes en fases pre-
lencia de la depresión en la EA entre los distintos estudios clínicas y avanzadas de la EA (Ownby, Acevedo, Harwood,
parece estar determinada por los criterios diagnósticos em- Barker y Duara, 2008).
pleados (Vilalta-Franch y cols., 2006). Así, en España, la
prevalencia de la depresión en pacientes con EA fue del 21 o/o
mediante criterios CAMDEX (Roth y cols., 1986), y del A. PSEUDODEMENCIA DEPRESIVA
26% cuando se manejaron los criterios provisionales de la
depresión en la EA (Vilalta-Franch y cols., 2006). Como ya hemos mencionado anteriormente, la dificultad
Por otra parte, la comorbilidad entre la depresión y la para diferenciar la depresión de la demencia suele ser fre-
demencia puede ser el producto de varios factores: cuente, dado que la depresión puede ir acompañada de per-
turbaciones en el funcionamiento cognitivo. Pese a estas
a) Los déficit cognitivos y los síntomas depresivos son dificultades, existen una serie de aspectos para diferenciar
consecuencia de un proceso neurodegenerativo co- ambos cuadros clínicos: especificación de las quejas de me-
mún, especialmente si tenemos en cuenta que la in- moria, el estado de salud físico, el nivel actual del funciona-
cidencia de la depresión, 5 años antes y 5 años miento cognitivo y la existencia de cambios recientes en el
después, es mucho mayor en pacientes con EA res- comportamiento (Gallagher y Thompson, 1983) .
pecto a los sujetos sanos control (Forstl, Burns, Lu- Puede observarse cómo las pérdidas de concentración y
thert, Cairns, Lantos y Levy, 1992). memoria son síntomas tanto de depresión como de demen-
b) La historia previa de depresión, en torno a un perío- cia, por lo que se hace necesario realizar una evaluación ob-
do de 1O años, se asocia a un mayor riesgo de dete- jetiva más detallada de los trastornos cognitivos para el diag-
rioro cognitivo y demencia (Wetherell, Gatz, nóstico (véase la Tabla 22.3). Sin embargo, cuando el
Johansson y Pedersen, 1999; Wilson y cols., 2002). trastorno cognitivo en la depresión es severo se cree que se
e) La depresión puede ser un síntoma preclínico que asemeja a la demencia, de ahí que haya sido utilizado el tér-
enmascare una probable demencia, especialmente, mino pseudodemencia, aunque actualmente se utiliza el tér-
los síntomas motivacionales (Berger, Fratiglioni, mino Trastorno cognitivo asociado con depresión por ser más
Forsell, Winbland y Backman, 1999). Por lo cual, descriptivo (DesRosiers, 2000). Pero el DSM-IV-TR o la
algunos estudios defienden que los síntomas depresi- CIE-1 O no aportan criterios diagnósticos para la pseudode-
Capítulo 22 Trastornos asociados a la vejez 603

Tabla 22.3 Diagnóstico diferencial entre demencia y depresión (adaptado de Wells, 1979)

DEPRESIÓN DEMENCIA

Comienzo del trastorno Usualmente específica Determinada sólo dentro de unos limites amplios

Duración Corta Usualmente larga duración

Curso clínico Desarrollo rápido de los síntomas Desarrollo lento de los síntomas

Historia Es común la existencia de problemas No es común problemas anteriores

Quejas Quejas frecuentes y detalladas de pérdidas cognitivas. Poco frecuentes


Se recalca la incapacidad y los fracasos se sobrevaloran

Esfuerzos Mínimo esfuerzo incluso en tareas simples Normalmente, existe esfuerzo por ejecutar tareas

Afecto A menudo cambios generales con una fuerte sensación Habitual ausencia de preocupación con fuerte afecto
de malestar lábil y superficial

Habilidades sociales Notable pérdida, usualmente en el principio A menudo se conservan intactas en estados iniciale s

Disfunciones nocturnas No es común A menudo acentuadas

Atención y concentración A menudo intacta Usualmente defectuosa

Pérdida de memoria Ocurre igual para hechos recientes y remotos. Lagunas Pérdida más severa para acontecimientos recientes que
de memoria frecuentes para remotos. Son infrecuentes lagunas en otros
períodos

Ejecución Muy variable Consistentemente baja

mencia, por lo que no es una entidad diagnóstica en sí mis- gamco cerebral irreversible (DesRosiers, 2000), existiendo
ma; y no se puede diagnosticar un trastorno depresivo ma- una respuesta favorable a la medicación antidepresiva. Aho-
yor si los síntomas son debidos a un trastorno mental ra bien, en algunos casos, los pacientes con pseudodemencia
orgánico. terminan desembocando con el tiempo en una verdadera
Por tanto, el concepto de <<pseudodemencia» ha supues- demencia, a pesar de tener un buen rendimiento objetivo en
to, en muchos casos, un punto intermedio para ubicar los las pruebas neuropsicológicas, aunque sí manifestaban que-
casos clínicos que se encuentran limítrofes entre la depre- jas de memoria previamente (Berrios, 1985).
sión , que cursa con deterioro cognitivo, y la demencia. En En este sentido, bajo el concepto de pseudodemencia
este contexto, con el objetivo de diferenciar entre un tras- han sido agrupados dos grupos de pacientes. El primer gru-
torno orgánico y un trastorno psicopatológico funcional, po hace referencia a aquellos pacientes que suelen tener que-
fueron propuestos una serie de criterios clínicos (Rabins, jas subjetivas de memoria sin cierto déficit intelectual y que
Merchant y Nestadt, 1984) y características propias de cada emiten respuestas de «no sé>> durante la evaluación cogniti-
entidad (Wells, 1979) , así como una escala específica (Esca- va. El segundo grupo comprende aquellos pacientes que ha-
la de pseudodemencia, Tabla 22.4; Yousef, Ryan, Lambert, cen esfuerzos por participar en las pruebas cognitivas, pero
Pitt, Kellet, 1998), que pudieran ayudar al diagnóstico dife- a pesar de esto muestran un rendimiento cognitivo pobre
rencial de los mismos. La escala pone de relieve que las pre- durante las evaluaciones (DesRosiers, 2000). Por esta razón
guntas más sensibles y específicas para la diferenciación en- algunos autores (Yousef y cols., 1998) consideran que la
tre demencia y depresión se basan en la separación de lo pseudodemencia podría definirse como un síndrome rever-
objetivo (demencia) con lo subjetivo (depresión), la ausen- sible de problemas cognitivos objetivos y subjetivos causa-
cia de problemas graves de memoria en los depresivos y la dos por trastornos no orgánicos; dando lugar a la pseudode-
anosognosia (la falta de conciencia) en los dementes (Yousef mencia tipo I (sin problemas cognitivos detectados) y tipo
ycols., 1998). II (con déficit cognitivos detectados).
Generalmente, la pseudodemencia puede definirse como No obstante, actualmente el concepto de «pseudode-
un estado clínico reversible, en el que el trastorno psicopa- mencia depresiva>> puede ser cuestionado porque existen
tológico, especialmente la depresión, cursa con una sinto- unas características, más o menos claras, que podrían dife-
matología clínica similar a la demencia, habitualmente con renciar entre la depresión asociada al deterioro cognitivo y
una intensidad leve o moderada (Caine, 1981), y un patrón la demencia. Así, los individuos con depresión primaria, al
neuropsicológico que se asemeja a una disfunción subcorti- contrario que los EA con depresión, muestran con frecuen-
cal más que a un síndrome afaso-apraxo-agnósico, caracte- cia quejas de memoria, los síntomas depresivos son más se-
rístico de la mayoría de demencias corticales (véase Yousef y veros y persistentes, la depresión aparece de manera inde-
cols., 1998). Además, las pruebas neurológicas (por ejem- pendiente al deterioro cognitivo, y el deterioro cognitivo es
plo, RMN) descartan que aparezcan signos de deterioro or- más específico (Olin y cols., 2002b). Es decir, la depresión
604 Manual de psicopatología, vol. 11

Tabla 22.4 Escala de pseudodemencia. Ada patada de Yousef y cols. (1998)

ÍTEM S DEPRESIÓN DEMENCIA

Historia (1-2 min)

1. Historia de trastorno depresivo +1

2. Comienzo del episodio con trastorno depresivo +1

3. Comienzo con trastornos intelectuales -1

4. El paciente es capaz de explicar de forma precisa el episodio actual +1

S. El paciente explica de forma ambigua el episodio actual -1

Datos clínicos (4-5 m in)

6. El paciente es incapaz de nombrar cualquiera de los siguientes tres objetos: hebilla, cinturón, -1
clavo

7. El paciente no es capaz de nombrar en un minuto más de 8 objetos que pueden ser comprados -1
en un supermercado*

8. El paciente no es capaz de nombrar a ninguno de los siguientes: el rey, el presidente de Gobierno, -1


las fechas de la primera y segunda guerra mundial

9. El paciente es incapaz de ordenar los meses del año al revés -1

10. El paciente es incapaz de recordar los tres objetos nombrados anteriormente -1

11. El paciente es incapaz de dibujar la esfera de un reloj** -1

12. El paciente es incapaz de conocer: la hora, el día, el mes, el año y el lugar -1

Conciencia de enfermedad (insight) (0.5 m in)

13. El paciente cree que sufre un trastorno cognitivo (memoria), necesita ayuda y tratamiento +1

14. El paciente relata de forma espontánea su problema cognitivo +1

15. El paciente no refiere ni tiene conciencia de sus problemas cognitivos -1

16. El paciente minimiza u oculta sus problemas cognitivos -1

Ejecución (0.5 m in)

17. El paciente trata de no contestar o ejecutar las pruebas con excusas triviales -1

18. El paciente se esfuerza en contestar a pesar de su consistente dificultad cognitiva -1

Total + -
Nota. El total de las puntuaciones positivas indican componente depresivo y el total de las puntuaciones negativas indican un componente de demencia. Ambas puntuaciones
(negativas y positivas) indicarían tanto el componente depresivo como el de demencia.* Si la respuesta a esta pregunta es sí, pregunte al paciente por algún refrán o proverbio que
conozca: si no puede responder pu ntú e l . Y si puede responder no puntúe (puntúa O).** Si el paciente es incapaz de incluir todos los 12 números equitativamente/uniformemente
distribuidos alrededor del círculo, puntúe 1 y si puede hacerlo no puntúe (puntúa O).

es una entidad clínica que se caracteriza, fundamentalmen- preswn en la vejez, desarrollaran un síndrome demencial
te, por un deterioro cognitivo de tipo frontal (Elliott, 1998), en un período que oscila entre los 3 y 8 años (Kral y Emery,
sin que exista una progresión en el deterioro cognitivo como 1989). Sirva como ejemplo, los pacientes diagnosticados de
ocurre en la demencia. «pseudodemencia depresiva>>, incluso tras la remisión de
Con todo y con eso, resulta difícil establecer el diagnós- síntomas, evolucionan a una demencia irreversible con una
tico diferencial en la práctica clínica cuando se comprueba tasa que oscila entre el 20-25% al año (por ejemplo, Alexo-
la relativamente alta incidencia de depresión en los pacien- poulus y Namburidi, 1994). Así pues, la depresión de
tes con EA y la correlación que existe entre los síntomas muchos años de evolución se considera un factor de riesgo
depresivos, especialmente la apatía, con el deterioro cogni- para precipitar la enfermedad de Alzheimer (Rapp y cols.,
tivo, como hemos visto más arriba. Más aún, en consonan- 2008). En suma, la depresión puede participar tanto en
cia con la hipótesis sobre la existencia de una base neurode- la causa como ser consecuencia de la enfermedad de Alzhei-
generativa común entre la depresión y la demencia (véase mer.
Heun, Kockler y Ptok, 2002), un gran porcentaje de los A modo de conclusión, debido a la heterogeneidad en el
individuos, que experimentan un primer episodio de de- comportamiento de la depresión en las personas mayores,
Capítulo 22 Trastornos asociados a la vejez 605

los individuos pueden ordenarse de acuerdo a un continuo. Los síntomas depresivos parece que no empeoran el deterio-
Por un lado, más que <<pseudodemencia depresiva>>, pode- ro cognitivo de los pacientes con EA un año después del
mos hablar de deterioro cognitivo resultante de una altera- diagnóstico (Garre-Olmo y cols. , 2003), sin embargo, la
ción del estado de ánimo y, por otro, un deterioro cognitivo presencia de depresión sí ha sido asociada a mayor discapa-
con origen neurodegenerativo, subclínico y progresivo, que cidad (Tery y Wagner, 1992) y a otros trastornos no cogni-
se acompaña de sintomatología depresiva y que, a su vez, tivos (Donaldson, Terrier y Burns, 1998). Ahora bien, el
repercute en el deterioro funcional y social del paciente. En mero hecho de que los síntomas depresivos vayan acompa-
este contexto, la evaluación cognitiva (Rosenstein, 1998), el ñados de otras alteraciones psicopatológicas provoca, con
informador, y las pruebas complementarias, se convierten independencia del deterioro cognitivo objetivo del paciente,
en herramientas claves de información para establecer el cierto impacto en la funcionalidad del sujeto y, por tanto,
diagnóstico diferencial entre la demencia y la depresión (Ri- hace que la gravedad de la demencia sea mayor (Vilalta-
rchie, Gilham, Ledesert, Touchon y Kotzki, 1999; Yaffe, Franch, Llinás-Reglá y López Pousa., 1999).
Blackwell, Gore, Sands, Reus y Browner, 1999).

C. EVALUACIÓN DE LA DEPRESIÓN EN LA DEMENCIA


B. FACTORES DE RIESGO, EVOLUCIÓN Y EFECTOS
DE LA DEPRESIÓN SOBRE LA ENFERMEDAD Aunque no existen criterios específicos para el diagnóstico
DE ALZHEIMER clínico de la depresión en la EA, parece que existe una base
neuroanatómica, pérdida de neuronas noradrenérgicas en
El desarrollo de la depresión en la EA ha sido vinculado con locus ceruleus y serotoninérgicas en el núcleo dorsal del
diferentes variables o factores de riesgo: historia personal de rafe, que podría explicar la aparición de la depresión en la
depresión, historia familiar, que sugiere cierta base genética, demencia (Fosd y cols., 1992). La pérdida de neuronas en
y el inicio precoz de la demencia (Geerlings, den Heijer, núcleos aminérgicos y el decremento de los niveles de nore-
Koudstaal, Hofman y Breteler, 2008). No obstante, la con- pirefrina y serotonina, pueden producir un trastorno del
sistencia de estos factores no ha sido demostrada, pues la estado de ánimo depresivo en la EA (Zubenko y cols., 1990).
historia familiar no predice, necesariamente, la depresión en Por eso, la depresión podría tener una base neuroanatómica
la EA, mientras que la historia personal se relaciona, en es- concreta en la EA, asociada con diferentes manifestaciones
pecial, con la depresión mayor (véase Migliorelli y cols., conductuales y cognitivas, sin que exista relación alguna
1995) y la persistencia de los síntomas depresivos en el con la base neuropatológica de la EA, placas de amiloide y
tiempo (Garre-Olmo y cols., 2003). ovillos neurofibrilares (Wilson Schneider, Bienias, Arnold,
Igualmente, la relación entre la gravedad de la demencia Evans y Bennett, 2003).
y la depresión, también ha demostrado resultados variables. En general, la depresión en la demencia puede valorarse
Reifler, Larson y Hanley (1982) defienden que la prevalen- desde un punto de vista cualitativo y cuantitativo. A la hora
cia de la depresión disminuye con la severidad de la demen- de diagnosticar la depresión en la demencia se han utilizado
cia. Incluso, algunos estudios refieren que existe un incre- diferentes criterios consensuados (DSM-IV-TR; APA,
mento de la depresión a medida que avanza la demencia, 2000), considerando la depresión como una entidad que
desde un estado leve a moderado, mientras que en los esta- puede coexistir con la demencia, y se ajusta a los criterios
dios más avanzados disminuye (Forsell, Jorm y Winbland, clásicos de la depresión mayor y distimia. Otros autores de-
1993). fienden que la depresión en la EA se caracteriza por sínto-
De acuerdo con estos resultados, Milwain y Nagy (2005) mas inespecíficos más que por un síndrome en sí mismo
sugieren que en los estadios tempranos y avanzados los sín- (Wragg y ]este, 1989).
tomas depresivos son menos prevalentes, mientras que en Las propuestas más recientes tratan de establecer unas
las fases intermedias de la enfermedad los síntomas son más características concretas y criterios específicos de la depre-
sobresalientes, y producen una mayor repercusión cogniti- sión en la EA (Olin y cols., 2002a). Los criterios diagnósti-
va. Por el contrario, Gottlieb, Gur y Gur (1988) no encuen- cos para la depresión en la EA se derivan de la depresión
tran diferencias en la gravedad. mayor, aunque existen algunas características diferenciales:
En todo caso, parece que los pacientes son más vulnera-
bles a diferentes tipos de depresión en función del grado de 1) La depresión en la EA requiere la presencia de tres o
deterioro cognitivo (Burns, Jacoby y Levy, 1990). Así, los más síntomas, mientras que la depresión mayor requiere
diferentes estudios parecen coincidir en que la distimia es cinco.
más prevalente en estadios iniciales y no produce alteracio- 2) No requiere la presencia continua de la depresión,
nes metabólicas, mientras que la depresión mayor, que pare- suele ser menos severa y persistente.
ce más unida a factores biológicos, se inicia, frecuentemente, 3) Se añaden los síntomas de irritabilidad o aislamiento
antes del deterioro cognitivo, su duración es mayor, y genera social, y tiene menor importancia la labilidad emocional.
alteraciones en el metabolismo cerebral del locus ceruleus. 4) El criterio de pérdida de interés o apatía se reformula
Finalmente, tampoco se conoce, exactamente, si la de- en el sentido de pérdida de un afecto positivo o placer, como
presión produce peor pronóstico en la evolución cognitiva. respuesta al contacto social y actividades cotidianas.
606 Manual de psicopatología, vol. 11

Estos criterios fueron consensuados por un grupo de ex- Aunque la tasa de suicidios consumados varía mucho de
pertos, pero aún no disponen de una validación clínica am- unos países a otros, estos datos ponen de manifiesto que al-
plia (Vilalta-Franch y cols., 2006). rededor de una quinta parte de todos los suicidios consuma-
Debido a la falta de homogeneidad sobre los criterios dos son cometidos por un anciano (Florio, Hendryx, ]en-
utilizados de la depresión en la EA, existe un amplio rango sen, Rockwood, Raschko y Dyck, 1997), y hacen de este
de pruebas, entrevistas estructuradas [por ejemplo, Com- grupo etario junto con los adolescentes/adultos jóvenes los
prenhensive Assesment and Referral Evaluation (CARE; grupos de mayor riesgo (Hirschfeld y Russell. 1997). De
Gurland, Kuriansky, Sharpe, Simon, Stiller y Bir- todos los pacientes ancianos con depresión mayor sin trata-
kett. 1977); Short Care (Gurland, Gol den, Teresi, y Cha- miento, el15o/o cometen suicidio (Moore y Bona, 2001), y
llop, 1984); Olders American Resources and Services el 80% de los pacientes que sufren de una depresión mayor
Questionnaire (OARS; Duke University, 1978)] y escalas experimentan una ideación suicida (por ejemplo, Grabbe,
(autoaplicadas o no), que han sido empleadas para valorar Demi, Camann y Potter, 1997). Asimismo, en más del15o/o
la presencia y, principalmente, la intensidad de la depresión de los ancianos que viven en residencias se ha encontrado
[por ejemplo, escala de depresión de Hamilton (HAM-O; ideas transitorias de suicidio o la idea de que no merece la
Hamilton, 1967); escala de depresión de Yasevage breve pena vivir (Spar y La Rue, 2006).
(GDS; Sheikh y Yesavage 1986); escala de depresión El método empleado por los ancianos para realizar un
de Zung (SOS; Zung, 1965; Inventario de depresión de intento de suicidio consiste en la ingestión de fármacos,
Beck (BDI; Beck, Ward, Mendelson, Mock y Erbaugh, preferentemente benzodiacepinas, analgésicos y antidepre-
1961); escala de depresión de Cornell (CDS; Alexopoulos, sivos. Este es el procedimiento escogido por todas las eda-
Abrams, Young y Shamoian, 1988); escala de evaluación des en los países occidentales (Caña, 2007). Sin embargo,
del ánimo en demencia (DMAS; Sunderland y cols., el método para un suicidio consumado es más violento en
1988) ]. No obstante, para medir la depresión en la demen- la vejez, y varía de unos países a otros, siendo las mujeres las
cia hay que considerar los síntomas específicos, que depen- que utilizan métodos menos violentos (Hall, Hall y Chap-
den, en parte, de la severidad de la demencia (véase Olin man, 2003; Spar y La Rue, 2006). Así, en Europa el proce-
y cols., 2002b), ya que unas escalas hacen más hincapié en dimiento más utilizado es el ahorcamiento, mientras que
unos síntomas y no consideran otros (por ejemplo, me- en Norteamérica aproximadamente un 90% de los varones
dición síntomas somáticos; HAM-O). Además, hay que ancianos emplea las armas de fuego. En España los varones
considerar las capacidades cognitivas del paciente, de consuman el suicidio mediante la precipitación y el ahor-
modo que los autoinformes son más frecuentemente utili- camiento seguido de la inmersión, a diferencia de las mu-
zados para la demencia leve o moderada (GDS, SOS y jeres ancianas que tienden a utilizar la sobredosis con
BDI), mientras que otros instrumentos se utilizan más analgésicos o envenenamiento por sustancias tóxicas
para la evaluación de la demencia más avanzada (CDS y (Caña, 2007).
DMAS). El suicidio consumado se asocia con los siguientes facto-
res de riesgo: intento de suicidio previo, ideación suicida y
amenazas de suicidio, presencia de trastornos psicopatológi-
IV. OTROS TRASTORNOS PSÍQUICOS cos (principalmente depresión mayor), sufrir enfermedades
DE LOS ANCIANOS dolorosas, crónicas y/o incapacitantes, abuso del alcohol,
género masculino, mayor de 75 años, aislamiento social,
A. SUICIDIO EN El ANCIANO bajo nivel socioeconómico, viudez. Cuantos más factores de
riesgo coincidan en una persona, mayor será la probabilidad
Resulta especialmente interesante la necesidad de detectar y de que ésta pueda llevar a cabo la conducta suicida. Entre
delimitar los factores asociados al considerable aumento de todos los factores de riesgo la depresión mayor es el más im-
conductas suicidas en ancianos, pocas veces expresado, ha- portante y frecuente. Nunca se insistirá lo suficiente en la
bida cuenta de las cifras publicadas por distintas investiga- relación tan estrecha que hay entre depresión y suicidio en
ciones. Según el trabajo realizado por Sendbueheler y las personas ancianas, ni se debería dejar de proclamar abier-
Goldstein (1977), en las personas mayores de 65 años se tamente que una de las consecuencias más graves de la de-
produce el 25% de todos los suicidios, aun cuando consti- presión es que incrementa la probabilidad de la conducta
tuyan algo menos del13o/o de la población total de ciudada- suicida (Gallagher-Thompson y Osgood, 1997; Hall y cols.,
nos amencanos. 2003; Hirschfeld y Russell. 1997).
En el estudio realizado por Boulet en 1982 se obtie- También, dado que los ancianos con un intento de sui-
ne que las personas mayores de 85 años se suicidan trece cido previo tienen un riesgo de suicidio consumado más
veces más que las de edades comprendidas entre los 15 y alto, en comparación con los individuos de todas las edades
los 24 años, encontrándose resultados similares en los (alrededor del 7% frente al 3%; Cañas, 2007), diferentes
trabajos realizados por Gallagher-Thompson y Osgood, autores afirman que cualquier tentativa autolítica a estas
en los Estados U nidos (1997), Martí en Barcelona edades debe ser tomada en consideración, mediante proto-
(1983) y por De las Heras, Dueñas, Gaona y Elegido, en colos específicos (Holkup, 2003), y valorar incluso el ingre-
Madrid (1988). so como medida de protección (Hall y cols., 2003).
Capítulo 22 Trastornos asociados a la vejez 607

B. TRASTORNOS DE ANSIEDAD EN LA VEJEZ otros autores especifican que los trastornos de adaptación a
circunstancias estresantes y adversas y los trastornos de an-
Diferentes acontecimientos vitales estresantes, como por siedad generalizada son de gran importancia en el anciano,
ejemplo, dolores físicos, someterse a una prueba médica re- también existe una alta cormorbilidad entre los trastornos
pentina, cambio de residencia, dificultades económicas, de ansiedad y la depresión (por ejemplo, Beekman y cols.,
problemas de familia o una enfermedad grave de un fami- 2000; Jeste, Hays y Steffens, 2006). Sirva como ejemplo, en
liar, pueden desencadenar una reacción de ansiedad en cual- un estudio con 3.056 personas (rango de edad de 55-85
quier etapa del ciclo evolutivo. Sin embargo, cuando estas años) Beekman y cols. (2000) encontraron que el47.5% de
reacciones adaptativas a los problemas personales aparecen las personas con trastorno depresivo mayor también satisfa-
en personas de edad avanzada los hacen más vulnerables a cía los criterios de trastornos de ansiedad, mientras que el
padecer un trastorno de ansiedad (por ejemplo, Spar y La 26.1% de las personas con trastornos de ansiedad satisfacía
Rue, 2006). Además, los ancianos tienen un alto riesgo a ser además los criterios de trastorno depresivo mayor.
tratados con varios fármacos, que también pueden causar Ante este cúmulo de circunstancias es lógico pensar
signos y síntomas de ansiedad importantes, debido a que las que el diagnóstico preciso de los trastornos de ansiedad en
personas ancianas suelen tener, con mayor frecuencia, una pacientes de edad avanzada puede ser particularmente difí-
mezcla de enfermedades agudas y crónicas, a diferencia de cil, debido al gran solapamiento entre los síntomas de los
los adultos que normalmente solo padecen una enfermedad trastornos de ansiedad y los síntomas de ansiedad asocia-
(Folks y Fuller, 2001). dos a otras enfermedades, en particular a la depresión, la
En la vejez la ansiedad puede aparecer como un sínto- demencia y las psicosis de aparición tardía; aunque tam-
ma, un síndrome o un cuadro clínico, o ser un trastorno bién puede ser difícil distinguir los síntomas de ansiedad
psicopatológico comórbido (por ejemplo, de depresión o de los síntomas de enfermedades físicas (Tabla 22.5). Con-
demencia) o ser provocada por enfermedades o medicamen- viene tener siempre presente que en los ancianos abundan
tos (Folks y Fuller, 2001; Spar y La Rue, 2006). Por estas más que en sujetos más jóvenes las formas de ansiedad aso-
razones, determinar la prevalencia de los trastornos de an- ciadas a enfermedades físicas; aspecto que siempre se debe
siedad en la vejez se convierte en una tarea ardua. No obs- tener en consideración durante el diagnóstico de un tras-
tante, los estudios epidemiológicos coinciden en señalar que torno de ansiedad.
los trastornos de ansiedad son relativamente menos frecuen- Por otra parte, el trastorno de ansiedad puede surgir por
tes en los ancianos que entre los sujetos más jóvenes (por primera vez en esta etapa de la vida, aunque es poco fre-
ejemplo, Fuentes y Cox, 1998) y presentan características cuente (Flint, 2005). Generalmente, el trastorno suele ser
desiguales según el género (Kessler, Chiu, Demler y Walters, crónico con remisiones y recaídas de diversos grados, inter-
2005). caladas desde la edad adulta (Fuentes y Cox, 1998). En el
Con todo, la ansiedad es bastante común en la pobla- caso de que las personas ancianas manifiesten un estado
ción geriátrica, ya sea como una manifestación sintomática subjetivo de expectación o aprehensión disfórica, acompa-
o como un trastorno, aunque no coinciden con las de- ñado por una combinación variada de algunos signos y sín-
finiciones actuales vigentes de los trastornos de ansiedad tomas de tensión motora (sensación de temblor, dolores,
para edades más jóvenes (Fuentes y Cox, 1998). En general parestesias), hiperactividad autonómica (respiración entre-
y se ha encontrado una prevalencia para los trastornos de cortada, taquicardia, vértigo, mareos, náuseas, cefaleas) y
ansiedad del anciano entre 12% y 20% (Ritchie y cols., vigilancia (sensación de excitación, exagerada dificultad de
2004). En cuanto a la forma clínica (Sheikh y Salzman, concentración o dificultad para dormir o para mantener el
1995) los más prevalentes son los trastornos fóbicos (4.8%), sueño), podrán ser diagnosticadas de alguno de los trastor-
sobre todo la agorafobia, seguidos por el trastorno obsesivo- nos de ansiedad, de acuerdo con los criterios DSM-IV-TR
compulsivo (0.8%) y el trastorno de pánico (0.15). Si bien (APA 2000) . Sin embargo, es muy habitual que las personas

Tabla 22.5 Causas orgánicas de ansiedad. Adaptado y resumido de Folks y Fuller (2001) y Spar y La Rue (2006)

Enfermedades endógenas:
- Endocrinas: Hipertiroidismo e hipotiroidismo, hipoglucemia, hipoparatiroidismo.
- Cardiovasculares: Insuficiencia cardíaca, infarto agudo de miocardio, angina, arritmias, hipotensión ortostática.
- Pulmonares: Asma, enfermedad pulmonar obstructiva crónica, neumonía, embolia pulmonar, hipoxia.
- Neurológicas: Migrañas, tumores cerebrales, enfermedad de Parkinson, enfermedad desmielinizante, demencia, convulsiones parciales complejas,
trastornos vestibulares.

Medicamentos:
- Anticolinérgicos (donepecilo, rivastagmina); antidepresivos (tricíclicos, fluoxetina); cafeína; psicoestimulantes (anfetamina, cocaína, metilfenidato);
alcohol; esteroides; hormonas tiroideas; neurolépticos.

Abandono de medicación o tóxicos:


- Benzodiacepinas (de corta y larga acción); otros depresores del sistema nervioso central (hipnóticos); alcohol; nicotina.
608 Manual de psicopatología, vol. 11

ancianas se centren en estos síntomas físicos más que en el de sueño pueden afectar al ritmo circadiano y alterar el ciclo
estado de ansiedad en sí mismo (estado subjetivo de apre- del sueño (Vgontzas y Kales, 1999) .
hensión o disforia), de forma que este tipo de quejas del La importancia del descanso y del sueño en el control de
anciano confunde o despista al médico , que debe llevar a la salud física en población geriátrica sana y enferma ha
cabo una amplia evaluación médica antes de llegar a un sido, a menudo, ignorada o minimizada, sobre todo en en-
diagnóstico correcto (Fuentes y Cox, 1998, Spar y La Rue, tornos geriátricos donde las rutinas son tan importantes
2006). (Spar y La Rue, 2006). El descanso y el sueño constituyen
Por último, en consonancia con lo expuesto, cabe pun- una función reparadora fisiológica y psicológica. Fisiológi-
tualizar que el diagnóstico diferencial de los trastornos de camente, el sueño repone los órganos del cuerpo, conserva
ansiedad en población geriátrica no sería adecuado realizar- la energía y los biorritmos, restaura el nivel de alerta mental
lo solo mediante la aplicación de los criterios clínicos actua- y el rendimiento neuropsicológico. Psicológicamente, el
les de trastornos de ansiedad (DSM IV-TR; APA 2000). Es- sueño reduce el estrés y fomenta una sensación de bienestar
tos criterios no consideran los cuadros clínicos atípicos en psicológico (LWW, 2003).
personas ancianas (Palmer y cols. , 1997), las enfermedades Esta función reparadora del sueño es especialmente im-
neurológicas, psicopatológicas y médicas asociadas, así como portante para las personas mayores, que requieren más tiem-
la influencia de los cambios psicosociales relacionados con po para adaptarse a los cambios. En estas personas el insom-
el envejecimiento (por ejemplo, duelos, jubilación), lo que nio, definido como la dificultad para iniciar o mantener el
contribuye al infradiagnóstico de este trastorno mental en el sueño o la ausencia de sueño reparador, puede ser el origen
anciano (Alonso del Teso, 2006). de alteraciones físicas y psíquicas, además de empeorar pro-
Por otra parte, además de una concienzuda historia clí- cesos subyacentes. De hecho, las ancianos que se ven priva-
nica, utilizando los criterios DSM IV-TR y un examen físi - dos de sueño pueden llegar a ser olvidadizos, estar desorien-
co exhaustivo, la evaluación clínica de este tipo de trastor- tados o confundidos, lo que suele provocar mayor inquietud,
nos debe utilizar otras técnicas complementarias, que agitación y trastornos del comportamiento, particularmente
exploren de manera detallada las manifestaciones de la an- durante la tarde y el anochecer (Landefeld, Palmer, John-
siedad y las repercusiones de la misma en los ancianos (Spar son, Johnston y Lyons, 2004).
y La Rue, 2006). Algunas de estas pruebas como los exáme- En general, las personas de edad avanzada tienen un sue-
nes de laboratorio, radiológicos y otras pruebas más especí- ño discontinuo, que aparece más fragmentado, con un au-
ficas de patología primaria, tienen por misión confirmar o mento del número de despertares nocturnos (hasta 12-15 ,
descartar otras causas probables que pudieran dar lugar al ocupando una o dos horas de sueño), disminución del sue-
cuadro ansioso. Otras, en cambio, como las escalas clínicas ño profundo (fase IV), lo que provoca que perciban el sueño
o los autoinformes , tienen la finalidad de cribar la existencia como de baja calidad, pasen más tiempo en la cama y exista
de sintomatología ansiógena, tipos de síntomas de ansiedad mayor somnolencia diurna (Macías y Martínez, 2006; Spar
y/o graduar la gravedad de la misma (Alonso del Teso, y La Rue, 2006). En general, las mujeres se muestran más
2006) . Algunas de estas escalas son: la escala de Hamilton insatisfechas con el sueño que los hombres y tiene un mayor
para la ansiedad (Hamilton, 1959), el inventario de Beck hábito de automedicarse con hipnóticos o sedantes (Macías
para la ansiedad (Beck, 1988) , el cuestionario de ansiedad y Martínez, 2006).
estado-rasgo (STAI; Spielberger, Gorsuch y Lushene, 1982), La calidad del sueño puede verse afectada por los cam-
el inventario de Preocupación de Pensilvania (Meyer, Mi- bios relacionados con la edad, sexo, la polifarmacia y los
ller, Metzger y Borkovec, 1990) o la escala de ansiedad y trastornos mentales (trastorno de ansiedad, depresión, psi-
depresión hospitalaria (HAO; Zigmond y Snaith, 1983). cosis, demencia) y los trastornos orgánicos (afecciones os-
teoarticulares, enfermedad pulmonar obstructiva crónica,
insuficiencia cardíaca). Por ejemplo, aproximadamente la
C. TRASTORNOS DEL SUEÑO EN LA VEJEZ mitad de los 29 millones de estadounidenses mayores de 65
años se quejan de inadecuada cantidad o calidad del sueño
El sueño normal tiene dos fases: sueño de movimientos ocu- (Spar y La Rue, 2006); de la misma forma, en nuestro en-
lares rápidos (REM, del inglés rapid eyes movement) y sueño torno el15.01 por 100 de personas entre 60-89 años mani-
no REM (NREM, del inglés non rapid eyes movement). El fiestan una queja de dificultad para dormir; este porcentaje
sueño REM, también conocido como <<Sueño onírico>> , es la es más del doble de la queja realizada por los adultos jóvenes
fase activa o paradójica del sueño, donde el cerebro perma- (6.39% con edades comprendidas entre los 18-29 años; Fer-
nece activo, mientras que el sueño NREM, o sueño de onda nández y cols., 1992, citado en Macías y Martínez, 2006) .
lenta, es la fase tranquila o descansada del sueño, y está di- Igualmente, aproximadamente en el 30-40% de pacientes
vidido en cuatro etapas que van profundizando progresiva- ancianos evaluados en los laboratorios del sueño se ha en-
mente. Las etapas del sueño se alternan según un patrón o contrado apnea del sueño, estando asociada con la obesidad
ciclo repetido de NREM seguido de REM . Cada ciclo dura y el ronquido (Spar y La Rue, 2006). En la misma línea,
aproximadamente 90 minutos. El ciclo de sueño se repite de otro estudio (Foley, Monjan, Simonsick, Wallace y Blazer,
4 a 6 veces durante un período de sueño de 7 a 8 horas (Es- 1999) halló que aproximadamente el 27% de los 6.800 an-
pie, 2002). Las perturbaciones en los patrones individuales cianos entrevistados presentaba síntomas de insomnio que
Capítulo 22 Trastornos asociados a la vejez 609

estaban asociados con la presencia de diferentes dolencias Tabla 22.6 Clasificación de las drogas por los efectos de las sustancias
sobre el Sistema Nervioso Central (SNC). Adaptado y
físicas (enfermedad cardiovascular y cerebrovascular, fractu-
resumido de Cha lout (1971)
ra de cadera, diabetes, síndrome depresivo o síntomas respi-
ratorios). En estos casos, la mejoría del sueño parece estar Estimulantes del SNC: Drogas que estimulan las funciones psíquicas.
relacionada al tratamiento exitoso de sus afecciones físicas o Tienen una acción tónica, revigorizante y euforizante.
psicopatológicas (Ancoli-Israel, 2000; Petit, Azad, Byszews- - Cocaína
ki, Sarazan y Power, 2003). - Tabaco
Por otro lado, existen dos clasificaciones de los trastor- - Drogas de diseño
- Xantinas
nos del sueño. La clasificación de la Asociación Americana
- Anfetaminas
de Psiquiatría a través del DSM-IV-TR (APA, 2000), y la
desarrollada por la Association of Sleep Disorders Centers Depresores del SNC: Drogas que inhiben las funciones psíquicas.
(ASDC, 1979). El DSM-IV-TR establece tres categorías de Tienen una acción relajante o calmante
los trastornos del sueño, a saber: disomnias (alteración en la -Alcohol
cantidad, calidad o secuencia del sueño -por ejemplo, in- -Opiáceos
- Can na bis y derivados
somnio primario, hipersomnia primaria-), parasomnias,
- Ansiolíticos
que hace referencia a fenómeno anómalo durante el sueño - Barbitúricos
(por ejemplo, sonambulismo, terrores nocturnos) , y los tras- - lnhalables
tornos del sueño asociados con trastornos médicos o psicopa- - Benzodiacepinas en general
tológicos.
Perturbadoras o alucinógenas del SNC: Drogas que perturban las
Finalmente, el insomnio puede ser agudo, asociado a funciones psíquicas. Tienen una acción de confus ión o aluc inógena
cambios vitales, o crónico, si se prolonga durante más de tres
- Alucinógenos: Mezca lina, Ácido lisérgico (L.S.D), Psilocibina
semanas. El primero implica alteraciones transitorias sin re- - Diso lventes volátiles: colas, pegamentos, d isolventes, éter
percusión para el anciano, pero el insomnio crónico tiene - Anticol inérgicos: Alcaloides de la be ll adona: atropinas; Sintéticos
importantes implicaciones médicas y psicopatológicas que - Derivados del cannabis
- Otros: MOA, DMT, nuez moscada.
deben ser valoradas mediante una historia clínica, explora-
ción física, analítica complementaria y exploraciones neuro-
fisiológicas (polisomnografías y test de latencias múltiples
del sueño diurno) . versas aumenta con el número de drogas ingeridas, lo que
representa entre el 15-30% de los ingresos hospitalarios en
personas de edad avanzada (Terán, 2006).
D. ABUSO Y DEPENDENCIA DE DROGAS EN LA VEJEZ Sólo en los últimos años se ha comenzado a conceder
importancia a la incidencia del consumo de drogas en los
En los últimos años el aumento de la expectativa de vida ha ancianos. Hasta ahora este consumo se relacionaba prefe-
provocado un incremento considerable de personas ancia- rentemente con adolescentes, jóvenes y adultos.
nas . También ha traído consigo el aumento de problemas Por otra parte, si bien los ancianos pueden consumir
médicos asociados al envejecimiento (por ejemplo, enfer- drogas de diferentes tipos (véase Tabla 22 .6) , habitualmen-
medades crónicas), que inevitablemente ha intensificado las te, la ingesta se asocia a: alcohol, psicofármacos (por ejem-
necesidades ambulatorias y hospitalarias (Blasco, Martínez plo, ansiolíticos, hipnóticos, antidepresivos, etc.) y analgési-
López de Letona, Villares y Jiménez, 2005) . En población cos (opioides, etc) , coexistiendo, también, por sus especiales
geriátrica frente a otros grupos de edad existe mayor preva- características, un conjunto de factores que favorecen el
lencia de patologías crónicas, mayor utilización de los servi- consumo de drogas, y que en determinadas ocasiones se
cios sanitarios y mayor consumo de fármacos (70% frente al convierten en una auténtica adicción (véase Tabla 22.7, Te-
17% de la población general). rán , 2006). Finalmente, el origen de la adicción a las drogas
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, en los ancianos puede ser primaria o secundaria. Es primaria
droga es «toda sustancia que, introducida en el organismo por cuando el anciano consume la droga per se, sin una causa
cualquier vía de administración, produce una alteración, de que lo justifique. Normalmente esto sucede porque el sujeto
algún modo, del natural funcionamiento del sistema nervioso adquirió la dependencia de la droga en una etapa anterior
central del individuo y es, además, susceptible de crear depen- de su vida. Es secundaria, si la ingesta está asociada a la exis-
dencia, ya sea psicológica, física o ambas» (Kramer y Carne- tencia de enfermedades físicas, trastornos mentales o a si-
ron , 1975). La ingesta de drogas tiene importantes conse- tuaciones sociales especiales que favorecen el consumo.
cuencias sobre la salud física y mental de las personas, pero
estas repercusiones son aún más graves en personas ancia-
nas, debido a que se asocia a un mayor número de proble- 1. Problemas relacionados con el abuso/dependencia
mas médicos (Spar y La Rue, 2006). Entre los ancianos exis- del alcohol
te un policonsumo de fármacos (4.5-8 fármacos por persona
y día), que se relaciona con un alto índice de efectos adver- El abuso/dependencia del alcohol es frecuente, pero nor-
sos y mortalidad. Más aún, la frecuencia de reacciones ad- malmente no está reconocido en la ancianidad (LWW,
610 Manual de psicopatología, vol. 11

Tabla 22.7 Factores de riesgo en el anciano para el uso/dependencia (LWW, 2003)

1. Factores predisponentes
- Antecedentes familiares (abuso del alcohol)
- Abuso previo de sustancias
- Patrón previo de consumo de sustancias (sólo o con otros)
- Rasgos de personalidad (ansiedad, insomnio)

2. Factores que pueden aumentar la exposición y el consumo de sustancias


- Género (hombres: el alcohol y las drogas ilícitas; mujeres: hipnóticos-sedantes y ansiolíticos)
- Enfermedad crónica con dolor (analgésicos-opioides), insomnio (hipnóticos), ansiedad (ansiolíticos)
- Administración excesiva de medicamentos, «más de lo necesario>>, por parte de los cuidadores, por ejemplo, para los trastornos del sueño o el
dolor (por ejemplo, personas mayores institucionalizadas)
- Acontecimientos vitales estresantes, pérdidas y aislamiento social (el alcohol es utilizado para evadir u olvidar el dolor emocional)

3. Factores que pueden aumentar los efectos y potenciar el abuso de sustancias


- Sensibilidad a las drogas asociada a la edad (factores farmacocinéticos y farmacodinámicos)
- Enfermedades crónicas
- Otros medicamentos (interacciones)

2003). Las diferentes investigaciones sugieren que de los desarrollar una demencia (Peters, Peters, Warner, Beckett y
aproximadamente 1O millones de alcohólicos en los Esta- Bulpitt, 2008).
dos Unidos, en general 3 millones son personas mayores de En suma, la intoxicación por alcohol en población ge-
60 años (Spar y La Rue, 2006). Lo importante es que la riátrica provoca depresión y deterioro cognitivo (Spar y La
mayoría de los alcohólicos ancianos (50-75%) empezaron a Rue, 2006), siendo éste lo suficientemente grave como para
beber cuando eran adultos jóvenes (treinta o cuarenta años). cumplir los criterios clínicos DSM-IV-TR de demencia.
En estos casos, con frecuencia se adaptan peor a los cam- De cualquier modo, normalmente durante las primeras se-
bios y tienen más problemas físicos y psicológicos que los manas de abstinencia esta dolencia se soluciona, así como
alcohólicos de inicio tardío (LWW, 2003). En España los los efectos agudos de la intoxicación, la desnutrición, los
estudios epidemiológicos en población general u hospita- trastornos de la función hepática, disminuyendo también
laria sitúan la prevalencia del abuso-dependencia del alco- los cambios de humor inducidos por el alcohol (LWW,
hol entre el 1.3-3.3% y 24-28% respectivamente (Te- 2003; Peters y cols., 2008; Spar y La Rue, 2006). No obs-
rán, 2006). tante, el deterioro cognitivo que persiste en el anciano alco-
En el alcoholismo de inicio tardío, habitualmente los hólico sobrio es atribuido a una combinación variada de
individuos no comienzan a beber hasta que tienen 60 o más alteración de la memoria asociada a la edad, amnesia de
años de edad (LWW, 2003). Tienden a ser bebedores reacti- Korsakoff (déficit de la memoria a corto plazo), enferme-
vos, iniciándose en el uso del alcohol como forma de hacer dad vascular focal o difusa y/o degenerativa (Spar y La Rue,
frente a las tensiones y perdidas relacionadas con el enveje- 2006).
cimiento, a saber: cambios físicos, que puede causar inmo- Por último, en general la sintomatología depresiva tam-
vilidad, aislamiento, pérdida de la salud y, a veces, dolor bién se resuelve espontáneamente después de 3-4 semanas
crónico; pérdidas emocionales, tales como pérdida del cón- de abstinencia. En cambio los síntomas depresivos perma-
yuge, amigos, familiares y compañeros de trabajo; pérdida nentes en el anciano alcohólico no están relacionados con el
de la autoestima asociada con el trabajo; sensación de de- problema del alcohol, y sí con otros factores predictores
samparo; aburrimiento; preocupaciones financieras, etc. (por ejemplo, falta de apoyo social o acontecimientos vitales
(Spar y La Rue, 2006). Por ejemplo, Moos, Brennan, Schu- estresantes), los cuales pueden ser efectos indirectos del abu-
tte y Moos (2005) encontraron que el aumento de los pro- so del alcohol (Atkinson 1999).
blemas de salud en los ancianos no ayudó a reducir el con-
sumo de alcohol sino que provocó un incremento en el
consumo de la bebida. 2. Problemas relacionados con abuso/dependencia
También los alcohólicos ancianos tienen mayor probabi- a otras drogas y mal uso de los medicamentos
lidad de padecer otros problemas psicopatológicos (por
ejemplo, trastornos de ansiedad, depresión mayor) y sufrir El uso y abuso/dependencia (como se define en el DSM-IV-
daños permanentes más rápidamente, debido a los cambios TR) de sustancias ilegales u otras distintas del alcohol es, a
fisiológicos normales relacionados con la vejez, y porque se menudo, un problema oculto en la población geriátrica
necesita una menor cantidad de alcohol para causar toxici- (Spar y La Rue, 2006). Su magnitud es desconocida, porque
dad (por ejemplo, cerebral, hepática, nefrítica, etc), quepo- las personas de edad avanzada suelen negarlo y los cuidado-
nen al paciente en situación de riesgo continuo para padecer res habitualmente no lo reconocen (Shah, Fountain, 2008);
depresión (Spar y La Rue, 2006), deterioro cognitivo o bien o bien, puede deberse a que los ancianos, simplemente, «su-
Capítulo 22 Trastornos asociados a la vejez 611

peran>> el deseo de tomar las drogas o porque los adictos V. RESUMEN DE ASPECTOS FUNDAMENTALES
tienden a morir antes de llegar a la vejez, o simplemente
porque los ancianos son ex-toxicómanos o están en trata- Hace ya muchos años que Hoch y Zubin (1964) publicaron
miento (LWW, 2003). su conocido libro Psicopatología de La vejez, dando a enten-
Sin embargo, los datos de consumo de este tipo de dro- der que ésta es una etapa de la vida peculiar, que tiene, tan-
gas van en aumento en los ancianos a medida que la expec- to en el plano de la normalidad como en el de la anormali-
tativa de vida aumenta (Shah, Fountain, 2008). Así, en un dad, características propias. Hoy la esperanza de vida de las
estudio prospectivo observacional de pacientes de 60 o personas se ha incrementado considerablemente y esto ha
más años de edad realizado en un servicio de urgencias favorecido también el aumento significativo de la población
urbano durante un período de más de 6 meses, Rivers y de personas mayores. La Gerontología, la Geriatría y las dis-
cols. (2004) encontraron que el 2% de estos pacientes te- ciplinas afines (Gerontopsicología, Psicogeriatría, etc.) se
nían resultados positivos en la prueba de orina para cocaí- han desarrollado notablemente en los últimos años, dando
na. Es más, los pacientes positivos para cocaína frente a los lugar a un cuerpo de conocimiento tan voluminoso como
pacientes con resultados negativos en las pruebas de orina específico. La vejez es una de las grandes etapas de la vida,
fueron los pacientes de mayor edad, preferentemente varo- pero continúa estando llena de mitos, aunque se acepta que
nes, y la probabilidad de tener diagnósticos de abuso/de- <<cada uno envejece como ha vivido>>. En este Capítulo nos
pendencia de alcohol o de drogas fue cinco veces más hemos referido a los principales trastornos mentales que
alta. afectan a las personas mayores; unos son continuación de
De igual forma, la incidencia del mal uso y dependencia trastornos mentales que aparecieron en edades más jóvenes
a medicamentos en los ancianos no está tan bien documen- (por ejemplo, los trastornos de ansiedad, la esquizofrenia),
tada como la del abuso de alcohol (LWW, 2003). Sin otros están vinculados a los cambios (biológicos, psicológi-
embargo, es uno de los problemas más importante de salud cos y sociales) que acontecen con la edad, sobre todo a me-
y quizá más prevalentes en población geriátrica (Spar y La dida que la persona envejece (por ejemplo, las demencias).
Rue, 2006). Sirva como ejemplo que alrededor del 60% Con frecuencia se considera que las personas mayores son
de las personas ancianas consumen medicamentos receta- muy vulnerables a los trastornos depresivos, por eso hemos
dos adecuadamente, y que aproximadamente el30o/o de to- tratado este tema con cierta extensión y prioridad. No obs-
dos los medicamentos que ingieren son fármacos de venta tante, también hemos prestado atención a otras cuestiones
libre (LWW, 2003). Además, en un estudio con 100 importantes como las pseudodemencias, el suicidio, los
pacientes ancianos hospitalizados por abuso de sustancias trastornos por ansiedad, los trastornos del sueño, el alcoho-
realizado por Finlayson y Davis (1994) se halló que la ma- lismo o el abuso de fármacos y drogas.
yoría de estos pacientes ingresados eran mujeres, en casi to- Es necesario señalar que aunque nos hemos referido a las
dos los casos había problemas de salud y dolor crónico, e demencias, estos trastornos se tratan de forma extensa en el
ingerían hipnóticos-sedantes (sobre todo las benzodiace- capítulo siguiente. El lector tendrá una visión más clara de
pinas). los trastornos mentales de los ancianos leyendo ambos capí-
El uso indebido o mal uso de medicamentos, definido tulos.
como el «uso inapropiado de los fármacos con fines terapéu- Los estudios sobre prevalencia parecen apoyar la idea de
ticos>>, puede incluir la prescripción de fármacos indebida- que las depresiones son trastornos especialmente relevantes
mente a uno mismo, tomar los medicamentos prescritos en los ancianos, pero es difícil estimar su proporción, dado
para otras personas, o por incumplimiento con arreglo a las que tales estimaciones dependen no sólo de los instrumen-
instrucciones del médico por olvido o carencia del medica- tos utilizados, sino también de la metodología y de los crite-
mento (LWW, 2003). rios adoptados a la hora de recoger los datos. Además, el
Por otra parte, los diferentes estudios indican que los diagnóstico diferencial de la depresión en los ancianos sigue
hombres ancianos tienden al uso indebido de sustancias siendo un problema difícil de resolver, dado el enmascara-
psicoactivas más que las mujeres, con excepción de las dro- miento de los síntomas o la confusión con las manifestacio-
gas psicotrópicas (véase Spar y La Rue, 2006). El uso de nes típicas de alteraciones tales como las demencias.
hipnótico-sedantes (sobre todo las benzodiacepina) es de Generalmente, como pasa en otras edades, las depresio-
los más prevalentes en la ancianidad, utilizando estos fár- nes tienen un origen multifactorial, siendo el resultado de la
macos para corregir los problemas de insomnio y de ansie- interacción conjunta de variables biológicas, psicológicas y
dad, ante diferentes avatares de la vida cotidiana (Te- sociales. Teniendo en cuenta las circunstancias de las perso-
rán, 2006). nas mayores, hemos expuesto las implicaciones de las expec-
Finalmente, en la vejez existen diferentes factores que tativas de autoeficacia y del apoyo social en la formación de
pueden contribuir al abuso/dependencia o mal uso de fár- las depresiones. Ambos constructos parecen actuar directa-
macos (por ejemplo, excesiva información de las continuas mente como factores protectores ante la aparición de sinto-
consultas médicas, automedicación, polifarmacia y una in- matología depresiva.
terpretación errónea de síntomas), mientras que otros facto- La comorbilidad entre depresión y demencia es muy
res pueden aumentar el riesgo de tener una conducta depen- alta. Dado que la depresión puede ir acompañada de altera-
diente a medicamentos (véase Tabla 22.7). ciones en el funcionamiento cognitivo con frecuencia resul-
612 Manual de psicopatología, vol. 11

ta difícil diferenciar ambos trastornos. Pese a estas dificulta- clínica amplia. También existen autores que defienden que
des, existen una serie de aspectos para diferenciar ambos la depresión en la EA se caracteriza por síntomas depresivos
cuadros clínicos: la especificidad de las quejas de memoria, inespecíficos más que por un síndrome depresivo especí-
el estado de salud físico, el nivel actual del funcionamiento fico.
cognitivo y la existencia de cambios recientes en el compor- La conducta suicida (tentativa de suicidio y suicidio
tamiento. No obstante, las pérdidas de concentración y me- consumado) es un tema muy preocupante, ocurra a la edad
moria son síntomas tanto de la depresión como de la de- que ocurra. Es muy importante conocer los factores de ries-
mencia, por lo que se hace necesario realizar una evaluación go que nos indican la probabilidad de suicidio, ya que en
objetiva lo más detallada posible de los trastornos cogniti- ellos se basa la posibilidad para prevenirlo. El suicidio consu-
vos. Sin embargo, cuando el trastorno cognitivo en la depre- mado se asocia con los siguientes factores de riesgo: intento
sión es severo se cree que se asemeja a la demencia, de ahí de suicidio previo, ideación suicida y amenazas de suicidio,
que haya sido utilizado el término pseudodemencia, que pue- presencia de trastornos psicopatológicos (principalmente
de definirse como «un estado clínico reversible, en el que el depresión mayor), sufrir enfermedades dolorosas, crónicas
trastorno psicopatológico, especialmente la depresión, cursa y/o incapacitantes, abuso del alcohol, género masculino,
con una sintomatología clínica similar a la demencia>>, habi- mayor de 75 años, aislamiento social, bajo nivel socioeconó-
tualmente con una intensidad leve o moderada. Actualmen- mico, viudez. Cuantos más factores de riesgo coincidan en
te, en lugar de pseudodemencia se utiliza el término Trastor- una persona, mayor será la probabilidad de que ésta pueda
no cognitivo asociado con depresión por ser más descriptivo. llevar a cabo la conducta suicida. Entre todos los factores de
El DSM-IV-TR o la CIE-10 no aportan criterios diagnósti- riesgo la depresión mayor es el más importante y frecuente.
cos para la pseudodemencia, por lo que no se puede conside- N un ca se insistirá lo suficiente en la relación tan estrecha
rar como una entidad diagnóstica en sí misma que hay entre depresión y suicidio en las personas ancianas,
Suele ser muy práctico tener presente que debido a la ni se debería dejar de proclamar abiertamente que una de las
heterogeneidad en la sintomatología de la depresión en las consecuencias más graves de la depresión es que incrementa
personas mayores, los individuos pueden ordenarse de la probabilidad de la conducta suicida.
acuerdo a un continuo. En un lado, más que <<pseudodemen- La ansiedad es bastante común en la población anciana.
cia depresiva>>, podemos hablar de deterioro cognitivo que re- Puede aparecer como un síntoma, un síndrome o un cuadro
sulta de una alteración del estado de ánimo y, en el otro, un clínico; puede ser un trastorno psicopatológico comórbido
deterioro cognitivo de origen neurodegenerativo, subclínico y (por ejemplo, de la depresión o de la demencia) o ser provo-
progresivo, que se acompaña de sintomatología depresiva. cada por enfermedades físicas o fármacos. En general se ha
En este contexto, la evaluación cognitiva, el informador, y encontrado una prevalencia para los trastornos de ansiedad
las pruebas complementarias, se convierten en herramientas en el anciano entre 12% y 20%. En cuanto a las formas clí-
claves de información para establecer el diagnóstico diferen- nicas, los más frecuentes son los trastornos fóbicos (4.8%),
cial entre la demencia y la depresión. Además, conviene te- sobre todo la agorafobia, seguidos por el trastorno obsesivo-
ner presente que desde un punto de vista neuropsicológico compulsivo (0.8%) y el trastorno de pánico (0.1 %) . Dado
la depresión mayor es una entidad clínica que se caracteriza, que existe una alta comorbilidad entre los trastornos de an-
fundamentalmente, por un deterioro cognitivo de tipo fron- siedad y otros trastornos (tanto enfermedades somáticas
tal, sin que exista una progresión en el deterioro cognitivo como trastornos mentales), es lógico pensar que el diagnós-
como ocurre en la demencia. tico de estos trastornos en pacientes de edad avanzada pue-
Por otra parte, suele ser muy frecuente que la Enferme- de ser particularmente difícil, debido al gran solapamiento
dad de Alzheimer (EA) curse con depresión. En estos casos entre los síntomas de los trastornos de ansiedad y los sínto-
la depresión en la demencia puede valorarse desde un punto mas de ansiedad asociados a otras enfermedades, en particu-
de vista cualitativo y cuantitativo. lar, a la depresión, la demencia y los trastornos psicóticos de
Las propuestas más recientes tratan de establecer unas aparición tardía. También puede ser difícil distinguir los
características concretas y criterios diagnósticos específicos síntomas de ansiedad de los síntomas de enfermedades físi-
de la depresión en la EA (DSM-IV-TR; APA, 2000). Estos cas. Es preciso señalar que los síntomas de ansiedad asocia-
criterios se derivan de la depresión mayor, aunque existen dos a enfermedades físicas abundan más en los ancianos que
algunas características diferenciales: 1) La depresión en la en los sujetos más jóvenes; aspecto que siempre se debe te-
EA requiere la presencia de tres o más síntomas, mientras ner en cuenta a la hora de diagnosticar un trastorno de an-
que la depresión mayor requiere cinco. 2) No requiere la siedad.
presencia continua de la depresión, suele ser menos severa y Los trastornos del sueño suelen ser muy frecuentes en
persistente. 3) Se añaden los síntomas de irritabilidad o ais- los ancianos. En general, las mujeres se muestran más insa-
lamiento social, y tiene menor importancia la labilidad emo- tisfechas con el sueño que los hombres y tiene un mayor
cional. 4) El criterio de pérdida de interés o apatía se refor- hábito para automedicarse con hipnóticos o sedantes.Las
mula en el sentido de pérdida de un afecto positivo o placer, personas ancianas se quejan por tener dificultad para conci-
como respuesta al contacto social y actividades cotidianas. liar el sueño, o porque el sueño no es el adecuado en calidad
Los criterios anteriores fueron consensuados por un gru- y cantidad. Aproximadamente en el 30-40% de pacientes
po de expertos, pero aún no disponemos de una validación ancianos evaluados en los laboratorios del sueño se ha en-
Capítulo 22 Trastornos asociados a la vejez 613

contrado apnea del sueño, asociada con la obesidad y el ron- acciones médicas, que intentan o logran beneficiar en otros
quido. aspectos. Por extensión, agregamos que las acciones iatrogéni-
También se ha encontrado que con frecuencia los ancia- cas pueden ser provocadas no sólo por el médico sino también
nos presentan síntomas de insomnio asociados a diferentes por paramédicos en todas las ramas, por uno mismo en la au-
tomedicación tan extendida, por los fabricantes de medica-
dolencias físicas (enfermedad cardiovascular y cerebrovascu-
mentos o de instrumentos médicos. El alcance de la iatrogenia
lar, fractura de cadera, diabetes, síndrome depresivo o sínto-
puede llegar a terceros, como el caso de un chófer, que, bajo el
mas respiratorios). En otros casos los ancianos padecen de efecto de un psicofármaco es causante de un accidente grave,
insomnio primario crónico. Este tipo de insomnio tiene im- con lesiones a otra persona. Esta es una acción iatrógena por
portantes implicaciones médicas y psicopatológicas que de- extensión a terceras personas
ben ser valoradas mediante una historia clínica, exploración Pseudodemencia depresiva: Término que describe la situación en
física, analítica complementaria y exploraciones neurofisio- la cual un trastorno mental de tipo funcional (depresión) imita,
lógicas (polisomnografías y test de latencias múltiples del recuerda o caricaturiza un síndrome demencial. Cursa con un
sueño diurno) . patrón neuropsicológico que se asemeja a una disfunción sub-
Sólo en los últimos años se ha comenzado a conceder cortical más que a un síndrome afaso-apraxo-agnósico, carac-
terístico de la mayoría de demencias corticales. La causa más
importancia a la incidencia del consumo de drogas en los
frecuente es la depresión, si bien puede ser provocado por di-
ancianos. Éstos pueden consumir sustancias de diferentes
versos procesos (por ejemplo, esquizofrenia, neurosis postrau-
tipos: alcohol, psicofármacos (por ejemplo, ansiolíticos, mática, manía, etc.). A veces resulta difícil hacer diagnóstico
hipnóticos, antidepresivos, etc.) y analgésicos (opioides, et- diferencial y ante la duda se debe tratar como una depresión .
cétera). La automedicación y el consumo de fármacos sin
necesidad es una práctica muy extendida entre los ancianos.
En ciertos sujetos se pasa del uso al abuso y del abuso a la
VIl. LECTURAS RECOMENDADAS
adicción.
La adicción a las drogas en los ancianos puede ser prima-
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ria o secundaria. Es primaria cuando el anciano consume la riátrica . Barcelona: Masson.
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esto sucede porque el sujeto adquirió la dependencia de la psychology ofaging (6.a) . San Diego, CA: Elsevier.
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