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Introducción
El régimen tributario aplicable al sector de construcción en un país está sujeto a
regulaciones y leyes específicas que determinan los impuestos que deben pagar las
empresas y profesionales que operan en este sector. Uno de los impuestos más relevantes
en este ámbito es el Impuesto General a las Ventas (I.G.V.), que suele ser un componente
esencial en la tributación de las operaciones de construcción.
Esta actividad empresarial se puede dividir en dos tipos de negocio, cada uno con un
sistema de pago a cuenta distinto, pero bajo un solo régimen tributario (el régimen general):
En el primer caso, desde el punto de vista del impuesto a la renta, la empresa cuenta con
sistemas de pagos a cuenta regulado en el artículo 63 del TUO de la Ley del Impuesto a la
Renta- Decreto Supremo Nº 179-2004-EF (LIR). Dichos sistemas son opcionales y son de
uso exclusivo para las empresas constructoras.
Para las empresas que tienen ambos rubros del negocio; es decir, aquellas empresas que
construyen para sí o mandan a construir sobre terreno propio y venden los inmuebles, no
tienen ningún régimen de pago a cuenta especial, sólo tendrán que aplicar el principio del
devengo regulado en el artículo 57° del TUO de la Ley del Impuesto a la Renta- Decreto
Supremo Nº 179-2004-EF (LIR).
Una vez que la empresa ha decido el rubro que desea desarrollar deberá hacer el trámite
ante la SUNAT para obtener el número de RUC respectivo, conforme al procedimiento N° 1
del TUPA de la SUNAT, que regula “La inscripción en el registro único de contribuyentes”.
Respecto a la emisión del Comprobante de Pago, como una obligación tributaria necesaria
para realizar la operación, la empresa necesitará autorización de SUNAT para imprimir
dichos comprobantes de pago. Para ello, se debe revisar el procedimiento N° 8 del TUPA
de la SUNAT, el cual regula la “Autorización de impresión de comprobantes de pago u otros
documentos /autorización de aplicativos”.
El Impuesto General a las Ventas (I.G.V.) es un impuesto indirecto que grava la venta de
bienes y servicios en una cadena de producción y comercialización. En el sector de
construcción, el I.G.V. Se aplica a la venta de inmuebles, servicios de construcción, y la
venta de bienes y materiales asociados a la construcción.
Bajo este régimen, las empresas constructoras deben calcular y pagar el I.G.V. por sus
ventas y adquisiciones de bienes y servicios. Deben emitir facturas con el I.G.V. desglosado
y presentar declaraciones periódicas ante la autoridad tributaria correspondiente.
Este régimen puede ser aplicado por las empresas que facturan un monto anual
determinado y que han optado voluntariamente por acogerse a este sistema. Las empresas
en este régimen tienen ciertas simplificaciones y beneficios tributarios.
Para las micro y pequeñas empresas (MYPEs) del sector de construcción, existe un
régimen tributario especial que busca simplificar sus obligaciones fiscales y reducir su carga
tributaria, promoviendo su formalización y desarrollo.
4. Régimen de No Domiciliados
1. Deducción de Gastos:
2. Amortización Acelerada:
3. Regímenes Especiales:
Para empresas de menor tamaño, existen regímenes tributarios especiales que pueden
reducir la carga fiscal y simplificar los procesos contables y tributarios.
El sentido de deducir los gastos aceptados y por lo tanto, bajar la base imponible generando
una disminución considerable del impuesto a la renta a pagar es que sean gastos
necesarios para la generación de la renta; y a ello, se le denomina principio de causalidad,
el cual se encuentra regulado en el último párrafo del artículo 37º de la LIR.
El Principio de Causalidad tributario es el método más exacto y justo el cual permite sólo la
deducción de gastos que guardan relación causal directa con la generación de la renta o
con el mantenimiento de la fuente en condiciones de productividad, en la medida que el
gasto no se encuentre limitado o prohibido por la norma tributaria. Cabe indicar que los
gastos que no son admitidos expresamente son aquellos que se encuentran contemplados
en el artículo 44º de la LIR y que en algunos supuestos constituyen una reiteración respecto
a la no deducibilidad por la inobservancia del Principio de Causalidad. Así tenemos que el
inciso a) del precitado artículo 44º dispone que constituyen gastos reparables los gastos
personales y de sustento del contribuyente y sus familiares, toda vez que estos no cumplen
el referido principio.
El encabezado del artículo 63° precisa que es aplicable a las empresas de construcción o
similares, que ejecuten contratos de obra cuyos resultados correspondan a más de un (1)
ejercicio gravable podrán acogerse a uno de los siguientes métodos, sin perjuicio de los
pagos a cuenta a que se encuentren obligados, en la forma que establezca el reglamento.
Los métodos vigentes del artículo 63 de la Ley del impuesto a la renta son los siguientes:
3.1. El método de lo percibido contenido en el literal a) del artículo 63 de la Ley del impuesto
a la renta:
El literal a) del artículo 63 de la LIR precisa que se puede asignar a cada ejercicio gravable
la renta bruta que resulte de aplicar sobre los importes cobrados por cada obra, durante el
ejercicio comercial, el porcentaje de ganancia bruta calculado para el total de la respectiva
obra.
Para efecto de asignar la renta bruta a cada ejercicio gravable de acuerdo con lo previsto en
el inciso a) del artículo 63 de la ley, entiéndase por porcentaje de ganancia bruta al
resultante de dividir el valor total pactado por cada obra menos su costo presupuestado,
entre el valor total pactado por dicha obra multiplicado por cien (100).
El costo presupuestado estará conformado por el costo real incurrido en el primer ejercicio o
en los ejercicios anteriores, según corresponda, incrementado en el costo estimado de la
parte de la obra que falta por terminar y será sustentado mediante un informe emitido por un
profesional competente y colegiado. Dicho informe deberá contener la metodología
empleada así como la información utilizada para su cálculo.
El literal b) del artículo 63 de la LIR considera que se puede asignar a cada ejercicio
gravable la renta bruta que se establezca deduciendo del importe cobrado o por cobrar por
los trabajos ejecutados en cada obra durante el ejercicio comercial, los costos
correspondientes a tales trabajos.
Contamos con un informe de SUNAT respecto del reconocimiento del ingreso que señala lo
siguiente:
Informe N° 38-2017-SUNAT/5D0000:
En la parte final del artículo 63° de la LIR se indica algunas reglas comunes para ambos
métodos (a y b):
● Se llevará una cuenta especial por cada obra. La cuenta especial por obra a que se
refiere el segundo párrafo del artículo 63 de la LIR, consiste en llevar el control de
los costos por cada obra, los mismos que deberán diferenciarse en las cuentas
analíticas de gestión. Además se deberá diferenciar los ingresos provenientes de
cada obra. Para tal efecto el contribuyente habilitará las subcuentas necesarias.
● En el caso de cualquiera de los dos métodos, la diferencia que resulte en definitiva
de la comparación de la renta bruta real y la establecida mediante los
procedimientos a que dichos incisos se contraen, se imputará al ejercicio gravable
en el que se concluya la obra.
● El método que se adopte se deberá aplicar de manera uniforme a todas las obras
que ejecute la empresa, y no podrá ser variado sin autorización de la SUNAT, la que
determinará a partir de qué año podrá efectuarse el cambio.
● En el caso de bonos dados en pago a los contratistas de obras de edificaciones,
pistas, veredas, obras sanitarias y eléctricas del Sector Público Nacional, dichos
contratistas incluirán, para los efectos del cómputo de la renta, solo aquella parte de
los mencionados bonos que sea realizada durante el correspondiente ejercicio.
Incluye los bonos de fomento hipotecario adquiridos por contratistas o industriales de
materiales de construcción directamente del Banco de la Vivienda del Perú con
motivo de la ejecución de proyectos de vivienda económica mediante el sistema de
coparticipación a que se refiere el artículo 11 del Decreto Ley N.º 17863.
● El literal c) del artículo 36 del Reglamento de la LIR considera que aquellas
empresas que obtengan ingresos distintos a los provenientes de la ejecución de los
contratos de obra a que se contrae el artículo 63 de la LIR, calcularán sus pagos a
cuenta del impuesto sumando tales ingresos a los ingresos por obras, en cuanto se
hayan devengado en el mes correspondiente.
Dentro del TUPA de SUNAT observamos dos procedimientos ligados a la construcción:
Los alcances de esta norma es que debe ser aplicada para la contabilización de los
contratos de construcción, en los estados financieros de los contratistas.
Según lo que establece esta norma los costos del contrato deben comprender:
(b) los costos que se relacionen con la actividad de contratación en general, y pueden ser
imputados al contrato específico; y
(c) cualesquiera otros costos que se puedan cargar al cliente, bajo los términos pactados en
el contrato.
6. La actividad Inmobiliaria:
-El propietario del terreno es el que construye y/o manda a ejecutar a un terreno su obra.
-La empresa inmobiliaria tiene varios clientes por cada proyecto a ejecutar.
-Los proyectos inmobiliarios se venden con planos específicos y son diseñados por el
ejecutor del proyecto.
La norma, hace una aclaración que es que para determinar el inicio de la construcción, no
se considerará la licencia de edificación ni cualquier otro documento que sea emitido como
consecuencia de un procedimiento de regularización de edificaciones. Ello debe entenderse
que si la empresa al inicio de la construcción no cuenta con la licencia de construcción
(donde se señala la fecha de inicio de la construcción y su vigencia) y después de 1 o 2
años realiza el procedimiento de regularización de edificaciones, la licencia que le emita la
entidad edil por esa regularización no se tomará en cuenta para determinar el inicio de la
construcción.
2.-Al 31 de diciembre de 2016 la construcción debe tener como mínimo un avance de obra
del ochenta por ciento (80%).
Aquellos contribuyentes que hayan adquirido la propiedad de bienes durante los años 2014,
2015 y 2016 también podían aplicar este régimen especial de depreciación pero cumpliendo
las dos condiciones previstas.
El artículo 5º de la Ley Nº 30264 señala que en el caso que por normas especiales la
empresa se encuentre aplicando porcentajes mayores al 20% anual, pueden aplicar dichos
porcentajes mayores. Se entiende que el legislador está aplicando el principio de
especialidad, el cual señala que la norma especial prima sobre la norma general. Una
norma especial podría ser el Decreto Legislativo Nº 299-el cual regula el arrendamiento
financiero- y establece, en su artículo 18º, que podrá aplicarse como tasa de depreciación
máxima anual aquella que se determine de manera lineal en función a la cantidad de años
que comprende el contrato.
Este procedimiento inicia con una deuda tributaria impaga, motivo por el cual la SUNAT
emite los valores correspondientes y notifica la Resolución de Ejecución Coactiva (REC) en
la cual se señala que vencido el plazo de siete (7) días hábiles, de haber sido notificado sin
que acredite el pago de la deuda, el ejecutor coactivo podrá disponer se traben las medidas
cautelares que considere necesarias. En dicho sentido el artículo 118 del Código Tributario,
contempla taxativamente las siguientes medidas cautelares:
Embargos:
1. a) En forma de intervención:
1. b) En forma de depósito:
1. c) En forma de inscripción.
2. d) En forma de retención.
En los casos en que las normas sobre la materia exijan la autorización de impresión
y/o importación a que se refiere el numeral 1 del artículo 12° del presente reglamento, sólo
se considerará que existe comprobante de pago si su impresión y/o importación ha sido
autorizada por la SUNAT conforme al procedimiento señalado en el citado numeral. La
inobservancia de dicho procedimiento acarreará la configuración de las infracciones
previstas en los numerales 1, 4, 8 y 15 del artículo 174° del CT, según corresponda.
Los sujetos que pueden realizar las operaciones susceptibles de ser documentadas a través
de comprobantes de pago pueden ser personas naturales, jurídicas, sociedades
conyugales, sucesiones indivisas, sociedades de hecho u otros entes colectivos que
realicen operaciones como: La transferencia de bienes muebles o inmuebles, prestación de
servicio, etc.
Respecto a la venta de inmuebles, el primer párrafo del numeral 3 del artículo 5° del
Reglamento de Comprobante de Pago, señala que se debe emitir el Comprobante de Pago
en la transferencia de bienes inmuebles, en la fecha en que se perciba el ingreso o en la
fecha en que se celebre el contrato, lo que ocurra primero. Y, en la primera venta de bienes
inmuebles que realice el constructor, en la fecha en que se perciba el ingreso, por el monto
que se perciba, sea total o parcial.
Como se puede verificar se considera la fecha del ingreso para la emisión del comprobante
de pago no la fecha del devengo. Recordemos que son momentos que no necesariamente
van a coincidir.
“1.-En caso no se llegue a celebrar el contrato definitivo por la primera venta de inmuebles
realizada por el constructor, puede emitirse una nota de crédito respecto de la boleta de
venta emitida por los pagos efectuados en calidad de arras, depósito o garantía gravadas
con el IGV.
2.-Las empresas inmobiliarias que perciban parte del precio por la venta de un inmueble
deberán emitir un único comprobante por dicho importe, no pudiendo emitir un comprobante
de pago por el terreno, y otro por la construcción.”
Este servicio, siendo el IGV un impuesto territorial, tiene que ejecutarse en territorio
peruano, para que se encuentre gravado con el impuesto; no siendo relevante donde se
firme el contrato, o quiénes son los sujetos del contrato (domiciliados o no), ni donde se
efectuará el pago del servicio.
9.2.-Supuesto dos: Empresa que construye o manda a construir inmuebles sobre terreno
propio para su venta.
El literal d) del artículo 1° del TUO de la Ley del IGV, aprobado por el Decreto Supremo Nº
055-99-EF, (en adelante LIGV) contiene como operación gravada con dicho impuesto a la
primera venta de inmuebles que realicen los constructores de los mismos.
Para tal efecto, la misma norma define el término “venta” como todo acto por el que se
transfieren bienes a título oneroso, y la norma reglamentaria agrega a dicha definición una
variante, constituida por el hecho de que el acto esté destinado a transferir propiedad, es
decir, la venta de bienes futuros. En cualquiera de los casos, existe una venta para la Ley
del IGV, si la propiedad se transfiere o se transferirá producto del acto jurídico celebrado.
Al respecto cabe indicar que, toda vez que el artículo 3° de dicha ley y el inciso c) del
numeral 3 del artículo 2° del Reglamento de la Ley del IGV consideran venta, entre otros, al
retiro de bienes, en general, se entiende que dicho concepto comprende también a los
bienes inmuebles, por lo que el retiro de inmuebles (dentro del cual se incluye la
transferencia de propiedad a título gratuito) se considera como una venta.
Con respecto al concepto de inmueble para efecto del IGV, la propia SUNAT ha señalado
que solo se puede dar cuando se trate de edificaciones o construcciones, tal como concluye
el Informe Nº 094-2002-SUNAT/K00000 (03/04/2002). En efecto, el citado informe del
órgano administrador señala que “Así pues, con respecto a esta operación, resulta
necesario que para la configuración del supuesto de hecho previsto en la ley, se trate de
bienes inmuebles construidos o edificados. Por el contrario, la venta de inmuebles que no
han sido materia de construcción, no se encontrará dentro del campo de aplicación del
IGV”. De esta forma, ninguna transferencia de inmuebles distintos a una edificación o
construcción –como podrían ser los intangibles (concesión minera o para explotar servicios
públicos) a los que se refiere el Código Civil en el artículo 885– estará sujeta a tributación
por el IGV.
Así, si el mismo sujeto vende otro inmueble al día siguiente, la operación también estará
gravada, pues se trata de otro bien que se está vendiendo por primera vez. Como vemos, la
operación sujeta a tributación es la primera venta del inmueble, independientemente de
cuantas ventas anteriormente haya realizado el sujeto, del cual solo interesa su calidad de
constructor.
Con respecto al sujeto del impuesto, es decir, al denominado “constructor” del bien
inmueble, el artículo 3 de la LIGV define al constructor como “Cualquier persona que se
dedique en forma habitual a la venta de inmuebles construidos totalmente por ella o que
hayan sido construidos total o parcialmente por un tercero para ella”.
En esa medida, serán sujetos del IGV por la venta de inmuebles aquellos que se dediquen
habitualmente a la construcción de dichos bienes (por ejemplo, empresas constructoras,
personas naturales o jurídicas que sean habituales), o incluso, cuando contraten a un
tercero para que construya por ellos para luego venderlos, como es el caso de los que
subcontratan la construcción.
Conforme al numeral 1 del artículo 4° del Reglamento del IGV, tratándose de lo dispuesto
en el inciso e) del artículo 3° de la Ley del IGV, se presume la habitualidad cuando el
enajenante realice la venta de, por lo menos, dos inmuebles dentro de un período de doce
meses, debiéndose aplicar a partir de la segunda transferencia del inmueble. Agrega que de
realizarse en un solo contrato la venta de dos o más inmuebles, se entenderá que la
primera transferencia es la del inmueble de menor valor.
Así, tenemos que el inciso d) del artículo 1° de la LIGV establece que está gravada con el
IGV “la posterior venta del inmueble que realicen las empresas vinculadas con el
constructor, cuando el inmueble haya sido adquirido directamente de este o de empresas
vinculadas económicamente con el mismo”, y siempre que tal venta hubiera sido realizada a
un precio inferior al valor de mercado, pues de lo contrario no habría posibilidad de elusión
tributaria.
En este caso, el literal d del numeral 1 del artículo 2 del Reglamento de la LIGV precisa que
estas posteriores ventas están referidas “a las ventas que las empresas vinculadas
económicamente al constructor realicen entre sí y a las efectuadas por estas a terceros no
vinculados”.
De igual manera, la norma en mención establece que estará gravada como primera venta
de inmuebles “la que se efectúe con posterioridad a la reorganización o traspaso de
empresas”, toda vez que en atención al literal c) del artículo 2 de la Ley no está afecta con
el IGV “La transferencia de bienes que se realice como consecuencia de la reorganización
de empresas”, mecanismo que responde al principio de empresa en marcha y que podría
utilizarse como mecanismo de elusión para el pago del IGV por la transferencia de
inmuebles.
También debe tenerse presente lo establecido por el segundo párrafo del literal d del
numeral 1 del artículo 2 del Reglamento de la Ley del IGV, en el sentido que “Se considera
primera venta y consecuentemente operación gravada, la que se realice con posterioridad a
la resolución, rescisión, nulidad o anulación de la venta gravada”; es decir, un supuesto
distinto a los ya comentados que se materializa, por ejemplo, cuando habiendo celebrado
un contrato de compraventa de un inmueble cuyo valor estuvo gravado con el IGV, se
vuelve a vender el mismo bien previa resolución del primer contrato, como podría ocurrir si
el primer comprador no canceló el precio en el plazo acordado.
● Operaciones exoneradas
El literal B) del Apéndice I del TUO de la Ley del IGV establece que está exonerado de
dicho impuesto “La primera venta de inmuebles que realicen los constructores de los
mismos, cuyo valor de venta no supere las 35 Unidades Impositivas Tributarias, siempre
que sean destinados exclusivamente a vivienda y que cuenten con la presentación de la
solicitud de Licencia de Construcción admitida por la Municipalidad correspondiente, de
acuerdo a lo señalado por la Ley Nº 27157 y su reglamento”.
Este valor de venta, y no precio de venta que ya incluye el IGV, debe ser menor al que
corresponda a 35 UITs, y aunque ni la Ley ni el Reglamento precisan algo sobre el
particular, debemos entender que la comparación se efectúa respecto de valor de la UIT
vigente en el momento que se realiza la operación de venta.
Este requisito supone que la municipalidad distrital en cuya jurisdicción se ubique el bien
inmueble vendido, haya admitido la solicitud de Licencia de Construcción, es decir, que la
haya recibido, pero no exige que se haya otorgado la misma, es decir, la respuesta positiva
sobre la solicitud expedida por el Gobierno Local.
Sobre el particular, el numeral 9 del artículo 5 del Reglamento, señala que “Para determinar
la base imponible del impuesto en la primera venta de inmuebles realizada por el
constructor, se excluirá del monto de la transferencia el valor del terreno. Para tal efecto, se
considerará que el valor del terreno representa el cincuenta por ciento (50%) del valor total
de la transferencia del inmueble”.
En ese sentido, cuando la primera venta de inmuebles resulte afecta con el IGV, la base
imponible se calcula restándole al valor de venta el 50% del mismo como si ese fuera el
valor del terreno, con lo cual, la tasa del impuesto solo se aplica sobre el otro 50% restante.
Las empresas que brindan este servicio, suelen usar mucho el concreto premezclado como
una especie de insumo, al respecto cabe indicar que mediante el Informe N° 040-2013-
SUNAT/4B0000, la venta y el bombeo de concreto premezclado, prestado por el vendedor
al comprador con el fin de dicha venta, no se encuentra sujeta a la detracción.
Sin embargo, la misma RS N° 293-2010/SUNAT establece que este tipo de Contratos están
sujetos a la detracción aplicable a Arrendamiento de Bienes Muebles, con una tasa de 10%.
● ¿Si el contrato es únicamente por la fabricación de las estructuras, ¿se debe aplicar
la detracción?.
La fabricación de estructuras sin instalación no se debe considerar dentro de las actividades
de Construcción pues las estructuras por sí mismas son un material utilizado para la
construcción. En tal sentido las estructuras sin instalación no están sujetas a la detracción
por concepto de Contratos de Construcción.
Consideraciones Finales
Es fundamental que las empresas del sector de construcción conozcan y cumplan con las
obligaciones tributarias que les corresponden de acuerdo con el régimen que les sea
aplicable. Esto asegurará su adecuada tributación y contribución al desarrollo económico
del país, así como evitará sanciones y problemas legales derivados de incumplimientos en
materia fiscal. Asimismo, se recomienda buscar asesoramiento profesional especializado
para una gestión tributaria óptima y adecuada al contexto específico de cada empresa del
sector de construcción.