Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Say Yes - Elle Kennedy
Say Yes - Elle Kennedy
Flor
3
Dai
Bruja_Luna_
Índice
Créditos __________________________________________________________ 3
Sinopsis ____________________________________________________________ 5
Prólogo __________________________________________________________ 6
Capítulo 1 _________________________________________________________ 7
Capítulo 2 _________________________________________________________ 11
Capítulo 3 _________________________________________________________ 16
Capítulo 4 ________________________________________________________ 22
Capítulo 5 ________________________________________________________ 26
Capítulo 6 ________________________________________________________ 30
Capítulo 7 ________________________________________________________ 37
Capítulo 8 _________________________________________________________ 41
Capítulo 9 ________________________________________________________ 47
4
Capítulo 10 _______________________________________________________ 52
Epílogo ___________________________________________________________ 56
Elle Kennedy_____________________________________________________ 57
Sinopsis
Emilia, la dama de honor, busca un poco de diversión para liberarse del estrés
la noche antes de la boda de su mejor amiga. ¿Y qué es más divertido que una relación
sin compromiso? Lo bueno es que hay una aplicación para eso, y está de suerte: el
sexi semental con el que se conecta está más que feliz de satisfacer todas sus
necesidades sexuales. Su noche caliente con “Dirk” es todo lo que sabía que sería.
5
Prólogo
6
Capítulo 1
Emilia
Tom, 29 años
Muy bien, cualquier hombre que enumere “cervezas con los chicos” como un
“interés” probablemente no sea una pareja viable a largo plazo.
El perfil en línea de Tom puede inclinarse hacia el lado de los idiotas, pero eso
no me impide pasar por sus fotos. Le gusta el gimnasio, es cierto… encuentro tres
selfies en el espejo del gimnasio, una en la que sostiene una mancuerna para mostrar
sus muy definidos bíceps. Luego tenemos las tomas simbólicas sin camiseta, dos en
7
la playa, una en el bar de la piscina con un grupo de chicos que supongo son “los
chicos”. Pero, ¿dónde está la selfie sin camisa en el espejo del baño? Siempre hay al
menos una de... ahí está. Justo en el clavo.
Tom tiene cara de niño bonito y un muy serio paquete de doce. En serio, ni
siquiera puedo contar la cantidad de ondas horizontales que cortan su apretado
abdomen.
Bradley, 25 años.
Maldita sea. ¿Dónde están todos los hombres calientes que siempre están
listos para follar? Lo juro, cada vez es más difícil encontrar una pareja para ligar en
esta aplicación. Es como si todos los hombres de aquí realmente quisieran...
escalofríos... salir.
Sin embargo, disfruto estar soltera. Significa que puedo estirarme en mi cama
todas las noches sin preocuparme de que algún idiota roncador acapare la manta. 8
Puedo ver lo que quiera en Netflix, escuchar mi música en el auto. Es agradable.
Pero sigo siendo una mujer de sangre roja que necesita tener sexo de vez en
cuando. Y esta es la oportunidad perfecta para una conexión anónima y sin
compromiso. Me registré en el Blue Valley Lodge un día antes por esta precisa razón,
ya que sabía que una vez que comenzara todo el caos de la boda, no tendría tiempo
para darme el gusto. Soy la dama de honor, así que anticipo que los próximos tres
días involucrarán complacer a Marcy, la novia.
—Sí, uno más, por favor. Pero asegúrate de interrumpirme después de eso. —
Soy una chica de dos tragos. Algo más y me pongo un poco... tembleque.
Oh, Dios.
Vívidos ojos grises y una mandíbula fuerte me miran desde su foto de perfil.
Una camiseta negra ceñida abraza un pecho muy definido. No es un Tom con su
paquete de doce, pero es igualmente atractivo, y al menos no parece que se bañe en
una tina de aceite.
Dirk, 32 años.
Solo en la ciudad por unos días. Buscando a alguien con quien pasar un buen rato.
Quiero el “¡Es una coincidencia!” para que aparezca la pantalla y confirme que
a Dirk, que en realidad no parece un Dirk, también le gusto. Quiero conocerlo y
averiguar si tenemos alguna química. Quiero decir, ¿está bueno, busca pasar un buen
rato y solo está aquí por unos días? Es perfecto.
Se me ocurre que tal vez también esté aquí para la boda de Marcy, pero eso
está bien, supongo. Si la química está ahí, tal vez nos espera una aventura de fin de
semana. Incluso estoy dispuesta a pasar por alto el hecho de que su nombre es Dirk.
—Algo así. —Tomo la copa y bebo un delicado sorbo—. Ooh, esto es genial.
Gracias.
Yo: No, solo he venido a visitar a unos amigos por el fin de semana.
Bueno. Vago. Pero mentí sobre mi razón de estar aquí, así que no puedo juzgar
exactamente.
Él: ¿De dónde eres originalmente, entonces?
Charlamos un poco más durante unos minutos. Para ser honesta, comienza a
ser pesado y el aburrimiento se apodera lentamente de mí. Amor mutuo por Willie
Nelson o no, estoy a punto de declarar que esta búsqueda no ha tenido éxito cuando
Dirk me lanza una bola curva que me hace sonreír.
Él: Quiero decir, esto no es eHarmony o Match.com. Ambos sabemos para qué
es esta aplicación en particular, y ambos estamos en ella... mmm, a las 11:18 pm, lo que
está en el territorio de llamada para follar. Entonces, ¿qué dices si cortamos la pequeña
charla y nos decimos lo que realmente queremos?
Yo: A mí tampoco.
Él: Pero supongo que no querrás ir al hotel de un extraño, así que, ¿qué tal si
voy a donde sea que estés?
¿Es él?
Jo.Der.
13
cada vez que se mueve.
—¿Cuáles son las posibilidades? Uno pensaría que el universo quiere que nos
reunamos esta noche.
—Uno pensaría.
—Por supuesto.
—Bueno, no tengo el hábito de pasar el rato en los bares de los hoteles sin
ningún motivo.
Nos observamos por encima del borde de nuestras respectivas bebidas. Oh,
hombre, tiene un hoyuelo que me gustaría lamer. Y la barba incipiente en su
mandíbula pide que mis dedos la acaricien. Calor recorre mi cuerpo. Hace mucho
tiempo que no sentía una atracción tan instantánea por alguien, y no creo que pueda
culpar por completo a mi sequía sexual de siete meses. ¿Eso que dijo de poner su boca
sobre mí? Quiero hacer lo mismo con él.
—Eso es honesto.
—¿Es así?
—Sí. Bueno, no, mi segundo nombre es Natasha. Pero creo que la honestidad
es mi mejor rasgo. Mi papá cree que es mi mayor defecto. —Pongo los ojos en
blanco—. Pero probablemente sea porque a él no le gusta mi tipo de honestidad.
Tiene cinco divorcios en su haber y no disfruta escuchar que es un desastre conyugal.
—Ay, maldita sea, ¿por qué hablo de mi padre con el chico con el que potencialmente
voy a tener sexo?
Dirk se ríe.
—Sí. Lo hacemos.
—¿Reglas? —Dirk guiña—. No sigo las reglas, preciosa. Sin embargo, si quieres
establecer algo, soy todo oídos.
—Solo tengo una. —Mi tono se vuelve firme—. Esto solo será una cosa de una
noche, así que no puedes enamorarte de mí.
Él se ríe.
Con otra sonrisa deslumbrantemente sexi, Dirk me sigue fuera del salón.
Capítulo 3
Su lengua está entre mis piernas. Codiciosa, húmeda, exigente.
16
Y este tipo, Dirk, el de nombre desafortunado, no defrauda. Me tenía en la
cama, sin pantalones, antes de que pudiera parpadear. Ni siquiera me ha besado
todavía; está demasiado ocupado creando las sensaciones más deliciosas en mi
cuerpo. Escalofríos de placer me recorren, y mi clítoris palpita debajo de sus labios.
La liberación no está muy lejos y solo ha estado haciendo esto durante un par de
minutos.
—No me digas que estás cerca —bromea, luego besa su camino hacia la parte
interna de mi muslo y le da un ligero mordisco.
—Lo estoy —confieso—. Estoy tan cerca. Ni siquiera sé cómo está pasando
esto en este momento.
—Nunca —jura.
—Muy bien.
17
Cuando el colchón se mueve, mis ojos se abren rápidamente para verlo
levantarse y arrodillarse en el borde de la cama. Se pasa la lengua por el labio inferior,
se quita el suéter y luego se quita el cinturón de cuero. La hebilla suena cuando sus
pantalones golpean el suelo.
Casi al instante, se me hace la boca agua. Ahora no lleva más que calzoncillos
negros. Sus muslos están duros, al igual que su polla. Puedo ver el contorno debajo
del algodón y es impresionante.
Sus labios encuentran los míos en un beso fugaz antes de gemir de disgusto.
—Este suéter tiene como treinta centímetros de grosor. Tiene que irse. —No
pierde el tiempo levantado el material.
—Tus tetas son increíbles —dice antes de inclinar la cabeza para chupar un
pezón profundamente en la boca.
Es el mejor polvo que he tenido en mucho, mucho tiempo. Rodamos en la
cama, besándonos mientras él aprieta su pene cubierto de calzoncillos contra mi
centro empapado. Su pecho es increíble. Los planos duros y las crestas fuertes se
tensan bajo las yemas de mis dedos mientras mis palmas se deslizan sobre su piel.
Chica mala, de hecho. ¿En qué estoy pensando, permitiendo que esta gloriosa
polla permanezca cubierta? Agarro la cintura elástica y empujo los calzoncillos por sus
caderas, y ahí está, la polla de Dirk. La grande, dura y maravillosa polla de Dirk. Casi
18
lloro de pura alegría. Lo deseo tanto dentro de mí que apenas puedo respirar.
Sin demora, se inclina sobre el borde de la cama y busca a tientas sus jeans.
—Me encanta.
—Sí, lo estás.
Yo también me rio. Pero no por la tonta broma. Estoy en medio del mejor sexo
de mi vida y está pasando con un extraño llamado Dirk. Quién lo habría pensado. La
tensión vuelve a enroscarse entre mis piernas, pero justo antes de desmoronarme,
Dirk se sienta y nos da la vuelta para que yo esté boca arriba. Está encima de mí ahora,
follándome con fuerza, empujando sus poderosas caderas, golpeando tan profundo
que me arranca el orgasmo. Es tan intenso que, todo lo que puedo hacer es quedarme
ahí, mis piernas enganchadas alrededor de él, mis talones clavándose en el trasero
más apretado que he encontrado mientras me corro y me corro.
—Sí.
—Emilia —dice.
—Necesitamos hacer eso de nuevo. Al menos diez veces más esta noche.
—De acuerdo. —Ruedo hacia él—. Así que dejemos de perder el tiempo
hablando. 20
***
Es casi las cuatro de la mañana cuando me suelto de los brazos de Dirk. Elegí
follar en su habitación por esta razón, para poder irme cuando quisiera y no tener que
lidiar con la incómoda mañana siguiente.
—¿Te estas yendo? —Su voz somnolienta me detiene antes de que pueda girar
el pomo de la puerta.
—Sí —le susurro—. Lo siento, no quise despertarte. Tengo problemas para
dormir si no estoy en mi propia cama.
—Está bien.
Miro por encima del hombro, pero no puedo verlo del todo. Es solo un bulto
oscuro en la cama.
—Dirk… —Su nombre suena extraño en mis labios—. Te lo dije, esto fue algo
de una sola vez.
noche.
—Dijiste que estabas aquí por el fin de semana. Déjame llevarte a cenar una
21
—Probablemente no sea una buena idea. Voy a estar ocupada con mis amigos.
Y luego estoy yo, la humilde diseñadora gráfica, o al menos lo era hasta el año
22
pasado. Ahora dirijo el departamento de diseño de mi empresa de publicidad, aunque
no estamos construyendo naves espaciales allí exactamente. El proyecto que estoy
encabezando actualmente es una campaña publicitaria de ropa interior masculina.
—Por supuesto que estoy aquí —le digo a mi amiga más antigua—. Soy la
dama de honor.
Entrelaza su brazo con el mío y me lleva a través del vestíbulo del hotel. Está
lleno de recién llegados. Creo que Marcy dijo que había unos cien invitados asistiendo
a la boda. Lo cual es pequeño en comparación con otras bodas, pero todavía hay
mucha gente que se hospeda en un hotel.
—Mi mamá está muy emocionada de verte —dice mientras encontramos una
pequeña área para sentarse lejos de la multitud.
Belinda tiene veintiséis años, lo que la hace treinta años más joven que mi
padre y cinco años más joven que yo. Y odio decirlo, pero es muy, muy tonta. Me
entristece, porque papá es súper intelectual y tiene un doctorado en Filosofía. Pero
creo que después de la esposa número tres, sin contar a mi madre, dejó de intentar
encontrar el reemplazo perfecto y comenzó a dejar que sus necesidades masculinas
condujeran el autobús, porque sus esposas se hacen más jóvenes y sus senos más
grandes.
23
Joanna, sin embargo, fue la madre que mis madrastras no fueron. Ella me
recogía de la escuela todos los días y yo iba a su casa hasta que mi papá iba a
recogerme. Cenaba todas las noches de la semana con Marcy y sus padres. Cuando
tuve mi primer período, Joanna fue la primera persona a la que se lo conté. Me llevó
a la farmacia y me mostró lo que necesitaba decirle a mi papá que comprara. No estoy
segura de haber sobrevivido a la pubertad y la adolescencia sin ella.
Marcy asiente.
—Debería. Tomó sus medicamentos. Creo que fue el vuelo y la altitud aquí.
Probablemente deberíamos habernos casado en D.C, pero mis abuelos son
demasiado mayores para viajar. —La familia de Marcy es originaria de Blue Valley.
Vivieron aquí hasta que ella tenía seis años, antes de mudarse a Virginia, donde la
conocí en primer grado.
—Sin embargo, es realmente hermoso —le aseguro—. Este chalet es un lugar
increíble para una boda.
—Así que Devon eligió el lugar. Buen trabajo, Devon. —Sonrío—. ¿Y cuándo
conoceré finalmente a este hombre misterioso? —Han estado juntos durante un año
y medio, pero como Marcy y yo realmente no habíamos estado en contacto durante
los últimos dos años, ni siquiera conocí a su futuro esposo.
—Siento no haber estado mucho en los últimos años —digo en voz baja.
Mierda, voy a vomitar. De hecho, voy a vomitar aquí mismo, en las bonitas
zapatillas rojas de Marcy.
No, no Dirk. Devon. Ese bastardo estaba en una aplicación de citas con un
26
nombre falso. Debería haber sabido que nadie se llamaría Dirk. Es un nombre de
estrella porno. Un falso y sucio nombre de tramposo.
¿Cierto?
Mi garganta se cierra. Esta vez con una culpa abrumadora. Me acosté con el
prometido de Marcy. Sin saberlo, sí, pero todavía estará devastada. Y nunca olvidará
esto. Aunque no me desviví por seducir a su prometido mentiroso y sinvergüenza, su
pene seguía dentro de mi vagina anoche. Ninguna amistad podría volver de ese tipo
de traición biológica.
Mi cerebro hace un último esfuerzo para desactivar esta horrible bomba que
volará la vida de Marcy en pedazos. Su comentario sobre esas invitaciones de
Facebook me viene a la mente de repente. Por supuesto. Puedo verificar fácilmente
quién es este tipo.
Ser una dama de honor es estresante, y eso antes de tener en cuenta el hecho
de que me acosté con el maldito novio.
***
Para cuando termino de cerrar la cremallera del vestidito negro que traje para
la cena de ensayo, se me ha ocurrido un plan.
Primero, voy a confrontar a Devon/Dirk. Solo, para darle la oportunidad de
ofrecer su versión de los hechos. Sí, la idea de que él pudiera tener una “versión” me
da ganas de reír histéricamente, porque, ¿qué explicación alternativa podría tener?
Engañó a la mujer con la que se va a casar. No una sola vez tampoco. Follamos toda
la noche. Ah, y luego... ¡y luego! Trató de invitarme a una cita. Quería cenar conmigo.
De hecho, es un monstruo.
Sin embargo, seré una buena persona y le daré el beneficio de la duda primero.
Luego, una vez que confirme que es un monstruo, llevaré a Marcy a un lado y
le contaré todo antes de que comience la cena de ensayo. De ninguna manera voy a
permitir que todos llenen de buenos deseos a la feliz pareja y pronuncien discursos.
Me pongo mis tacones de aguja. Son de color rojo brillante, a juego con mi
lápiz labial carmesí. Mi reflejo en el espejo parece un poco loco, probablemente
porque estoy a punto de destrozar la vida de mi mejor amiga y no quiero hacerlo.
La respuesta a eso es infiernos sí. No me gustaría casarme con alguien que tuvo
relaciones sexuales con otra persona la noche anterior. Marcy quedará destrozada,
28
pero espero que finalmente me agradezca por esto. Al final del día, sabrá que me
intereso por ella.
La cena se lleva a cabo en el restaurante del chalet, un gran salón con vigas de
madera entrecruzadas que se extienden por un techo alto. Escucho el tintineo y el
parloteo de los cubiertos mientras me acerco a la entrada arqueada. El personal del
catering pasa con bandejas de copas de champán. Las mesas redondas llenan la
enorme sala, y luego hay una larga mesa rectangular, la mesa principal donde se
sentará el cortejo nupcial.
Marcy ya está aquí, charlando con su papá, que parece descansado. Escaneo
la habitación en busca de Dirk, quiero decir, Devon. No es hasta que escucho una voz
familiar detrás de mí que me doy cuenta de que él me encontró a mí.
Su frente se arruga.
—¿Hacer qué?
—Sí. Lo hice.
Marcy.
Oh, Dios mío. Esto no va según lo planeado. Se suponía que primero iba a
hablar con Dirk a solas. Pero ahora Marcy aparece frente a nosotros, luciendo tan
perfecta con un vestido corto rosa con escote corazón. Lleva zapatos de tacón
blancos y aretes de perlas, y su cabello rubio fresa está arreglado en una gruesa
trenza que cuelga sobre un hombro. Es la persona más linda y dulce del mundo
entero, y yo...
—Lo siento mucho —le susurro—. No tenía idea de que él… —me callo
vergonzosamente.
—¿Te acostaste con Devon? —Sus labios se tensan en una línea—. ¿Fue esto
antes o después de que te acostaras conmigo? 30
Le lanzo una mirada irritada.
—¿Qué?
—¿Qué?
No tengo idea de lo que está pasando en este momento. Los tres estamos
enfrascados en un extraño duelo a tres bandas, excepto que en lugar de pistolas son
miradas desconcertadas.
—Anoche coincidí con alguien llamado Dirk en una aplicación de citas. Era él.
—Señalo al hombre que está a mi lado como un testigo que acusa a su agresor en
audiencia pública.
—Devon —confirmo.
—No, ese es Evan.
—¿Qué?
—¿Qué?
31
Se mete las manos en los bolsillos de la chaqueta y le sonríe a Marcy.
—Devon y Evan. —Levanto una ceja—. ¿Tus padres tomaban drogas el día que
naciste?
—Pensaron que era lindo. —Sonríe por un segundo, antes de que una mirada
arrepentida entre en sus ojos—. Siento haber mentido sobre mi nombre. Es solo que,
con mi trabajo, no me gusta publicar mi información real.
—No puedo creer que ustedes tuvieran sexo. —Parece que Marcy está
luchando contra la risa.
32
—Sí, necesariamente. No hago repeticiones.
Guiña de nuevo.
Así que no me follé al novio. Gracias a Dios, porque eso significa que no estoy
destruyendo la vida de Marcy.
—¿Evan y tú? —exclama feliz—. Oh, Dios mío, Emilia. ¡Me encanta esto!
¿Imagínate si ustedes se enamoran y se casan? ¡Estaríamos casadas con gemelos! ¡Y
podrías celebrar tu boda el día de San Valentín! Quería una boda de San Valentín, pero
el catorce es el cumpleaños de papá y no quería que mi aniversario fuera el mismo...
—Marcy —la interrumpo—. ¿Qué tal si controlamos un poco la locura? No me
voy a casar con el chico. Y nunca jamás haría algo tan cursi como una boda el día de
San Valentín. —Hago un ruido gruñón y frustrado—. Fue solo una estúpida follada, y
ahora es el momento de olvidarlo.
—De ninguna manera. Esta es la mejor cosa de todos los tiempos. ¡Como
siempre!
Le frunzo el ceño.
***
El idiota está ardiendo, el calor que está generando en realidad hace que gotas
de sudor recorran mi nuca. Cuando termina el postre, estoy ansiosa por salir de allí.
Pero Marcy no me deja ir. Quiere que conozca a las otras dos damas de honor, a las
que nunca he conocido. Natalie y Robin parecen bastante agradables, pero es difícil
concentrarse en conocerlas cuando Evan me conoce con sus ojos.
—Disculpa —espeto cuando Robin hace una pausa para tomar un respiro. Ella
acababa de pasar los últimos diez minutos describiéndome su trabajo en la NASA. Sí,
otra maldita astronauta, pero trabaja en una instalación en Florida, no en
Washington.
—El padrino me está llamando —le digo, inyectando una nota de disculpa en
mi tono—. Ojalá no sea un contratiempo de última hora acerca de mañana.
—Estoy de acuerdo.
Sin demora, marcho hacia Evan, que está apoyado en una de las enormes vigas
expuestas del restaurante. Varias de las mesas en el centro de la sala han sido
despejadas para crear una pista de baile, y él está viendo a la banda prepararse. Pero
su mirada se desplaza inmediatamente hacia mí cuando me acerco.
Me cruzo de brazos.
Sonríe inocentemente.
—¿Parar qué?
—De mirarme.
—De verdad.
—De verdad. Te lo dije, lo de anoche fue cosa de una vez. No necesito que me
34
lo recuerden constantemente mirándome como una hiena cachonda.
—Sé eso. Quiero que cenes conmigo cuando regresemos. Ambos vivimos en
D.C, ¿recuerdas?
—Paso.
—No estoy diciendo que el sexo no fuera bueno. Estoy diciendo que no quiero
salir contigo. Hay una diferencia. —Arqueo una ceja—. Ahora, si me estuvieras
pidiendo follar de nuevo, esa es otra historia.
—¿Sí? —Da una risa ronca—. Entonces, si te pidiera follar, ¿dirías que sí?
—No, todavía diría que no. Pareces muy exigente, para ser honesta.
—Ajá. Soy muy exigente. —Ese hoyuelo sexi aparece mientras me sonríe
ampliamente. Luego toma mi mano y un rayo de calor se dispara desde sus dedos
hasta la punta de mis pechos. Su toque es justo… ugh. Me trae el recuerdo de todo
lo que hicimos anoche, y me esfuerzo por no temblar.
No se pierde la respuesta.
—Ven aquí. —Me tira hacia él, lo suficientemente cerca como para que
nuestros cuerpos choquen—. ¿Siente eso? —gruñe.
—Me desperté con eso esta mañana. Y era más que erección matutina. Era
erección de Emilia.
Resoplo.
—Mira, no digo que no me sienta tentada, pero estoy aquí por Marcy, no por
el padrino. No puedo volver a acostarme contigo.
Como si fuera una señal, el larguirucho cantante principal del cuarteto se dirige
a la multitud que se reúne cerca del escenario.
—Buenas noches a todos. Somos The Whisky Wagon Band, y vamos a
empezar con una lenta, a petición de la novia.
Frunzo el ceño cuando las familiares notas iniciales de una canción muy
familiar llenan la habitación.
“Always on my Mind.”
Maldita Marcy. A veces realmente apesta tener amigos que sepan todo sobre
ti.
La odio.
—Normalmente diría que sí a un baile —le digo a Evan con voz dulce—, pero
en realidad odio esta canción. Lo siento por eso. Buenas noches, Dirk.
Es difícil alejarme con gracia cuando mis bragas están empapadas, pero de
alguna manera me las arreglo. 36
Capítulo 7
Alguien que ha estado en muchas bodas (solo seis fueron cortesía de mi
padre), puedo decir honestamente que Marcy y Devon organizaron una hermosa. Su
vestido tiene kilómetros y kilómetros de encaje blanco y tul, y todos se quedan
boquiabiertos cuando aparece al final del largo pasillo lleno de pétalos de flores.
Parece una princesa. Cuando Devon levanta el velo y ve su rostro, los ojos se le llenan
de lágrimas. Eso es un hombre enamorado.
Durante toda la ceremonia, siento la mirada ardiente de Evan sobre mí. Pero
me niego a mirarlo a los ojos porque estoy usando un vestido ajustado y sin ropa
37
interior, lo que significa que no puedo permitirme ninguna mancha de humedad. Me
molesta lo mucho que me excita.
Después de los “Sí, acepto” y el triunfal “Puedes besar a la novia” del ministro,
Marcy y Devon prácticamente flotan por el pasillo. Entonces es mi turno de caminar
con Evan. Mientras toma mi brazo, mira a los recién casados y murmura:
—Para nada.
—¿Matrimonio, entonces?
Llegamos al vestíbulo del chalet. Los recién casados atraviesan unas puertas
francesas que conducen al salón de baile, donde se toman las fotos de la boda. Por el
momento, solo se necesitan los novios, así que Evan y yo nos quedamos cerca de la
entrada.
—Pero... sí soy sincera, no parece que el matrimonio sea lo que solía ser —le
digo—. ¿Como esas parejas que solían estar casadas durante veinte, treinta, cuarenta
años? Ya no ves eso.
—No —asiente—. Muchos matrimonios en estos días parecen durar poco. La
gente no quiere trabajar en la relación. Prefieren tirar la toalla porque es más fácil.
—Quizás por eso no soy tan cínico como tú. ¿Dijiste que tu padre sigue
casándose?
—Sí, está en el número seis con Belinda. Ella es cinco años más joven que yo.
Él se ríe.
38
ha vuelto superficial en su vejez.
—Es cierto —digo—, pero no creo que realmente lo sea. Nunca superó la
muerte de mi madre. Pasó los últimos veintiséis años tratando de encontrar a alguien
a quien ame tanto como a ella, y eso no le sucede. Siempre termina decepcionado.
Me sorprende al revelarme:
—Mantenlo en la familia.
—Lo es, y me gusta. Prospero bajo estrés, y la sala del tribunal es como mi
propio campo de batalla personal. Alimenta todos mis instintos cavernícolas. —Se
ríe—. Sin embargo, a mi hermano no le gusta tanto. Es mucho más sano que yo, en
caso de que no lo sepas.
—Pero, mira, no creo que seas como tu amiga Marcy —continúa—. No creo
que quieras el osito de peluche.
—El sexo no significa que me conozcas. Solo significa que sabes cómo me veo
cuando tengo un orgasmo.
—Te ves caliente cuando tienes un orgasmo. Y me muero por darte otro. —
39
Luego se aclara la garganta y hace un gesto a Devon y Marcy—. Pero tienes razón,
este fin de semana no se trata de ti y de mí. Es por eso que quiero llevarte a una cita
cuando estemos de regreso en D.C, para que todo se trate de nosotros.
***
Un segundo golpe.
—Funcionó, ¿no?
—Déjame hacerte sentir mejor. —Desliza una mano por el material sedoso de
mi vestido rosa de dama de honor y toma mi trasero suavemente.
41
se afloja los dos botones superiores de su impecable camisa blanca.
Suspiro.
—¿No es obvio? Estoy acostado junto a la mujer más sexi de este hotel.
—Los halagos no te conseguirán una cita para cenar. O meterte en mis bragas.
En realidad, espera, no llevo ninguna.
Maldita sea, ¿por qué lo hice? Soy una idiota. Ahora siento un hormigueo en el
piso de abajo. Pero no estaba mintiendo antes, realmente estoy demasiado cansada
para esto.
—Emilia —dice.
—Evan.
—Claro que sí. Vivimos en el mundo de las citas online. Conozco todas las
líneas, cariño.
—¿En serio? ¿Esto? —Me vuelve a acariciar—. ¿Consideras esto como caricias?
Salta.
42
—¡Ja, te está excitando!
—Cállate.
—Le pregunté a Marcy por qué nunca nos presentó —dice, su mano viajando
sin rumbo hacia arriba y hacia abajo por mi brazo.
—Dijo que ustedes habían perdido el contacto en los últimos dos años.
—A mi no. Solo ha tenido cosas increíbles que decir sobre ti en todo el fin de
semana. Ella te adora.
—No. —Sus labios se ciernen sobre los míos—. ¿De qué estás tan asustada?
43
—Pensé que estabas cansada —bromea.
Suspiro con anticipación. Espero que separe mis piernas, tal vez salpique
besos en mis muslos antes de caer sobre mí como lo hizo antes. Pero el bastardo tiene
otras ideas.
Esto, sin embargo, se me da bien. Sexo. Conexiones físicas. Los cuerpos y los
orgasmos son mucho más simples que el amor.
Incluso con mis labios envueltos alrededor de él, logro sonreír. Levanto la
mirada y asiento hacia él.
—Lo sé. —Me limpio la boca con recato y me acurruco a su lado. Estoy
desnuda y excitada, pero demasiado cansada para moverme. Por suerte, Evan sabe
lo que necesito. Su mano se desplaza entre mis piernas y sus dedos juegan con mi
clítoris hasta que estoy jadeando.
Su risa calienta mi hombro. Desliza dos dedos dentro de mí y los cabalgo sin
vergüenza.
—El esquivo clítoris. —Evan se ríe de nuevo—. Veamos qué puedo hacer. —
Desaparece por un minuto y escucho ruidos cerca de sus pantalones. Se está
poniendo un condón.
45
—Oh, eso fue dulce —digo somnolienta.
—Eres incorregible.
—¿Eso es un sí?
Y sí, esa mirada salvaje y nebulosa en sus ojos es exactamente lo que quería
ver.
—¿Mmmm?
Sonrío en la oscuridad.
—La odio.
—¿Cena?
Me rio en mi almohada.
46
—Vamos, di que sí. Willie querría que lo hicieras.
—Frustrando tu escape.
Saco mi barbilla.
—Mentirosa —dice.
—Esto es ridículo. —Echo un vistazo rápido por encima del hombro antes de
dar un paso adelante y cerrar la puerta—. Tranquila. Despertarás… a todos —corrijo
con un gesto vago hacia las otras puertas que bordean el pasillo.
—Emilia.
—Marcy.
—Bien.
—¿Entonces?
—Sé que lo es. —Tomo otro sorbo del líquido hirviente—. Genial en la cama
también.
—Hay más en la vida que sexo, Em. Aunque supongo que mantener todo
relacionado con el sexo ha sido tu modus operandi desde hace un tiempo. Desde el
último año de universidad, cuando tu padre se comprometió… por cuarta vez, ¿creo?
—Ella levanta ambas cejas—. Fue entonces cuando me di cuenta de que eres un gato
asustadizo.
—Sí, lo eres. Dejaste a Bryce como tres semanas después de eso sin una buena
razón. Era un gran tipo. Él te adoraba y sé que también lo amabas.
—Seguro que sí. Has estado cerrada a la idea del amor desde Bryce. Usas el
sexo como una forma de mantener la distancia.
—Um, a mi modo de ver, el sexo hace que la gente se acerque más. ¿No?
—No cuando no hay intimidad involucrada. Mira lo que estás haciendo, Em.
Tuviste sexo con Evan y ahora estás huyendo como un ladrón en la noche.
49
—Tengo un vuelo temprano —protesto.
—Tengo que irme a casa, Marce. Hay un gran proyecto en el trabajo que
necesito terminar. No tengo tiempo hasta la fecha.
—Mira, tuviste suerte con Devon —le digo—. Claramente adora el suelo sobre
el que caminas. Y sí, me gusta Evan. Nos llevamos bien. —Dejo mi taza—. Me alegro
de haberlo conocido y me alegro de finalmente haber conocido a Devon. Estoy tan
feliz de que hayas encontrado a tu para siempre. Y cuando estemos de vuelta en la
ciudad, te prometo que no dejaré que pasen otros dos años sin verte.
Ella asiente.
—Él no te está pidiendo que seas una esposa —balbucea—. Quiere una cita.
—Claro, y una cita lleva a otra, y luego a otra, y lo siguiente que sabes… —Me
inclino y golpeo suavemente la banda de oro en su dedo anular—. No quiero eso
ahora.
—Suena como más excusas para mis oídos. Pero puedo ver que no voy a ganar
aquí, entonces... bien. No salgas con él.
50
—Sí. —Levanto la mirada y veo que mi Uber se acerca—. Debería irme, no
quiero perder mi vuelo. Y tienes que volver a entrar antes de que te resfríes.
***
La elección de estaciones de radio por parte del conductor solo empeora las
cosas: es una estación de música pop country/country, lo que significa que hay mucho
de Luke Bryan, Carrie Underwood y Garth Brooks. No es exactamente mi favorita, pero
me recuesto, cierro los ojos y trato de no pensar demasiado en por qué estoy de
camino al aeropuerto.
No es hasta que una melodía familiar sale de los altavoces del auto que mis
ojos se abren de golpe.
—Nada. Solo estaba… hablando con la canción. Es una de mis favoritas —digo
de mala gana.
Así que no, aunque no puedo estar segura de que Evan sea mi persona para
siempre, estoy bastante segura de que Willie Nelson me patearía el puto trasero si al
51
menos no intentara averiguarlo.
Capítulo 10
Qué diferencia hace una hora. El Blue Valley Lodge está lleno de actividad
cuando regreso al hotel. A las seis de la mañana estaba muerto. A las siete de la
mañana, hay una multitud de personas en el vestíbulo. Veo a una Robin con cabello
despeinado en la recepción, luciendo somnolienta. Recuerdo que dijo que tenía un
vuelo temprano a Florida hoy. Un vuelo temprano real, y no el que pagué extra para
abordar. ¿Por cierto? ¿Tener que pagar otros ciento cincuenta dólares para hacer otro
cambio y volver a mi vuelo original? Marcy tiene razón: soy una idiota.
Le doy al vestíbulo otro escaneo. No hay Evan. Así que entro al restaurante y
esta vez lo veo. De pie frente a una mesa de croissants, cargando un plato. Su cabello
está desordenado, y creo que veo un chupetón en su cuello, lo que enrojece mis
mejillas. Estaba chupando bastante fuerte en cada parte de él anoche.
—¡Sí!
—¿Qué…?
Lo corto:
—Sí, saldré contigo. Estoy diciendo que sí, ¿de acuerdo? Quiero cenar contigo
en D.C. Como, una cena real, no es un código para querer follarte de nuevo. Bueno,
también quiero eso, porque sabes cuánto me gusta tu polla, pero...
Porque el Evan que conozco nunca se sonrojaría ante la mención del sexo.
—Sí —me saluda jovialmente, y una vez más no puedo entender cómo estos
dos son gemelos. Uno rebosa carisma sexual y el otro hace cosas como saludos.
—Um, sí. —Aparto un mechón de cabello de mis ojos. ¿Lo has visto esta
mañana? Escuché que ya bajó las escaleras.
—Está justo ahí. —Devon asiente hacia la izquierda, y sigo su mirada hasta las
ventanas del piso al techo a través de la habitación. Los cristales de las ventanas están
cubiertos de escarcha blanca y copos de nieve. Comenzó a nevar mientras regresaba,
pero parece que está mejorando.
53
Evan está solo en una mesa, agarrando una taza con ambas manos. Su
expresión es tormentosa, lo que indica que está enojado. No hace falta ser una Marcy
para descubrir por qué.
—Buena suerte.
Toco su brazo con gratitud, luego enderezo mis hombros y salgo del área del
buffet. Sus ojos grises sospechosos me atraviesan cuando me acerco a la mesa de
Evan.
—Sí, soy una idiota —le informo—. Soy muy consciente de esto.
—Sé eso. —Me muerdo el labio—. ¿Supongo que no ayuda que deje una nota?
—No.
—Bien. Bien. ¿Te hace sentir mejor saber que le acabo de decir a tu hermano
gemelo que iría a una cita con él y que me encanta su polla?
Evan hace un sonido ahogado, como si estuviera tratando de reprimir una risa.
—Me asustas.
Lo miro desafiante.
Saco la silla junto a él y me dejo caer en ella. Me inclino hacia adelante, apoyo
una mano en su rodilla y uso la otra para quitarle suavemente la taza de la mano.
Cuando entrelazo mis dedos con los suyos, se resiste al principio, pero luego su agarre
54
se afloja lentamente.
—¿Solo una?
—Dulles.
56
Elle Kennedy
Elle Kennedy, autora bestseller del New York Times, USA Today y Wall Street Journal,
creció en los suburbios de Toronto, Ontario, y se licenció en inglés en la Universidad
de York. Desde muy joven supo que quería ser escritora y empezó a perseguir ese
sueño cuando era adolescente.