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Carl von Linneo. (1707-1778). Plantea que la sabiduría divina ha impuesto un orden natural
el cual descansa sobre cuatro fenómenos relacionados: propagación, distribución
geográfica, destrucción y conservación. Todas las calamidades han sido instauradas por
Dios por el bien supremo de los seres vivos en su conjunto, ya que hay que equilibrar
nacimientos y muertes. La muerte mantiene la justa proporción de la las especies.
Claude Bernard (1813-1878). Los organismos viven a la vez de su entorno y contra él; y
éste es para ellos al mismo tiempo oportunidad y amenaza. La existencia no es más que
una perpetua alternancia de vida y muerte, de composición y descomposición. No hay vida
sin muerte, ni muerte sin vida.
August Weismann (1834-1914). Hace una distinción entre causas externas e internas de
muerte, señalando que con la edad ciertos cambios en los tejidos minan su funcionamiento
y acaban por conducir directamente a lo que llamamos una muerte normal, o bien conducen
indirectamente a la muerte, al hacerlo incapaz de resistir ante influencias perjudiciales
externas de poca importancia.
Tipos de muerte
Los tipos de muerte suelen clasificarse de forma genérica en tres grandes grupos:
Muerte en México
La muerte se ha celebrado por siglos, incluso desde antes de la Conquista. Los mexicas
entre sus dioses tenían a Mictlantecuhtli, Señor del inframundo, quien gobernaba en el lugar
donde de alguna manera se vive el sitio al que se iba una vez que fallecía. Se le
representaba descarnado, mostrando incluso el hígado o el corazón. La consciencia de la
muerte tampoco para los españoles era ajena, quienes durante la edad media consideraban
a la muerte como la gran niveladora, ante quien ricos y pobres, reyes y plebeyos eran
iguales. Ellos trajeron la fiesta religiosa de los Fieles Difuntos, dedicada a las almas que
aguardaban en el purgatorio, esa fiesta se unió a otras ceremonias que los grupos indígenas
realizaban para conmemorar el más allá como una parte indisoluble del ciclo de la vida.
Todas estas creencias se unieron en el bagaje cultural mexicano y dieron como producto la
celebración que hoy conocemos como Día de Muertos, en la que confluyen leyendas y
ceremonias de la más diversa índole, diversos, como nuestra propia cultura.
Eutanasia
La eutanasia es el acto deliberado de dar fin a la vida de un paciente. El especialista de la
salud causa la muerte de un paciente mediante una inyección de medicamentos que la
producen de manera rápida y sin dolor. Debe hacerse a petición del enfermo porque está
sufriendo y quiere acabar con esa situación.
En México no es legal, pero se cuenta con la Ley de Voluntad Anticipada, la cual permite
que se rechacen tratamientos que ya no quiere el paciente, que sólo le prolongan la vida y
le causan sufrimiento. Se puede hacer directamente o mediante un documento de voluntad
anticipada para cuando no pueda decirlo directamente. La persona deja de recibir
tratamientos que ya no le ayudan; antes se llamaba eutanasia pasiva.
Muerte asistida
Práctica mediante la cual los médicos proporcionan los medios para que una persona pueda
causar su propia muerte voluntariamente. Esto suele hacerse recetando dosis letales de
medicamentos. Aunque participa indirectamente en la muerte de la persona, el médico no
causa directamente la muerte. La muerte asistida por un médico solo es legal en unos pocos
estados.
Una persona con una enfermedad terminal puede pensar en la muerte asistida por un
médico. Entre los factores que pueden hacer que una persona considere poner fin a su vida
están el dolor, la angustia y el miedo de depender de otros. Una persona que está muriendo
podría preocuparse de ser una carga para los demás y no darse cuenta de que sus seres
queridos quieren proporcionarle atención como una expresión de amor y como una parte
saludable de su propio proceso de duelo.
La voluntad anticipada puede ser entendida como “la decisión que toma una persona de
ser sometida o no a medios, tratamientos o procedimientos médicos que pretendan
prolongar su vida cuando se encuentre en etapa terminal y, por razones médicas, sea
imposible mantenerla de forma natural, protegiendo en todo momento la dignidad de la
persona” (Art. 1 de la Ley de Voluntad Anticipada para el Distrito Federal). Es importante
entender que la voluntad anticipada no prolonga ni acorta la vida, respeta el momento
natural de la muerte y favorece la atención y los cuidados paliativos al final de la vida, es
decir, ofrecer acompañamiento al paciente sin intervención médica durante esta última
etapa.