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Quizás Rimbaud te hubiera creído vidente, el

desarreglo de tus sentidos, lo desconocido; sin

Alerce
N° 108, agosto de 2023. Sociedad de Escritoras y Escritores de Chile. Director: David Hevia.
embargo, Santiago es pequeño desde un hospital.

Huérfano

Te gustan las sombras y esperas que te acunen con


cariño antes de volver a escribir.

En el hospital escribo cuando estás sedado; de esa


II manera no sabrás cómo es envejecer al borde del
Camila Alarcón: estupor. De lo contrario, volverás a buscar a los
Me atraviesan espíritus, niños, ellos saben de sufrir, de insomnio, cómo es
la palabra de un un último amanecer contemplar las heridas. No los puedes dejar solos.
silba en las estelas.
último amanecer
No hay nacimiento ni muerte, Uno a uno
silba en las estelas caemos cubiertas de rocío
a las brasas. Son más de tres días de lluvia, truena. Esta semana
es diferente, la visión confusa de tu nacimiento se
presenta.
Nacida en la ciudad de San Fernando en III
1986, Camila Alarcón González es trabajadora
social y aficionada a la fotografía. En el plano El otoño enmudece Sin noche
literario, escribe poesía y narrativa, géneros en los una lechuza
cuales ha realizado estudios y participado en talleres. flota en el tronco del álamo. Gritas, a las cuidadoras les insisten en que evitar el
La siguiente es una muestra de su obra, que la autora desorden es lo principal. Las horas transcurren, no
Dríades acogen su huida;
comparte con los lectores de Alerce. puedes reaccionar al entumecimiento. La anestesia
no temen al engaño,
saben de los vientos, puede volverse un agrado.
de cómo es cegar a las niñas
que encuentran en la noche
hojas en el aire, Lo imperceptible
Poemas arrullos entre pájaros adormilados.
La sala de electroshock es oscura para buscar la
camilla de otro, despertar, estar ahí unas horas
IV cuando las libélulas intuyan el desencuentro.
I
Ataúdes en el agua nos albergan, Hoy estás amarillo, tienes los ojos cerrados,
El río es negro, nos dicen; somos un cementerio, pareces un muerto. No nos reconocemos, el miedo
nosotras lo somos al mirar los féretros en el agua. el arrecife que ofrenda cadáveres. se precipita ante lo que éramos, uno más.
Cuando velamos a los cadáveres
se cruzan las ramas, No somos niñas buenas
los muertos prenden sus velas, ante el océano.
susurran al fuego que cante ¿Las libélulas pueden morir?
iluminando la tempestad.
V
El viento no nos acaricia, Visiones
huye al vernos. Las piedras al sol no dejan huellas, lo escribe un
Recordé la visión, las libélulas parecían eternas.
pájaro de alas quemadas.
La hierba recoge los cánticos, Nos miramos, la pregunta surgió, ocultamos la
pregunta y habla del entierro verdad.
cubierta de sospechas VI
en el miedo de una luz que se apaga.
Habitar
Mi madre me habló de los entierros, de ruidos y
espectros que recogen flores; la soledad nos Una que otra pestaña, las libélulas se miran
nombra, decía. perdidas, se desprenden de sus alas,
despellejándose. En ellas hablan los espectros,
nosotros sólo habitamos una pieza, un cuartucho
del hospital en el que habitan gatos, que esperando
a los pájaros juegan con los niños. Ellos, los que
dicen sí, para evitar el aislamiento. Lo único que
quieren es una noche, nada más, oír los maullidos.
Si los médicos pudieran ver quiénes somos sus
Libélulas corazones se arrugarían. Por ahora es preferible
que persigan a los gatos, les den nombres, los
adopten creyendo que permanecerán lamiéndose
La desdicha es muy variada. La desgracia cunde las patas, arropándose en las camisas, en el
multiforme en la tierra. Desplegada por el ancho silencio, antes de que el temblor se precipite.
horizonte, como el arco iris, sus colores son tan
variados como los de este, a la vez tan distintos y
tan íntimamente unidos.

Edgar Allan Poe

Un aleteo

No debería oír los murmullos cuando dices que la


soledad le sugiere a las voces huir. Estas saben
que eres libélula, que la compulsión es a lo
corporal aquello que se ha desmentido a través de
las enfermedades.
la repartija cesa triste malabares con los números y despejes
Marcelo Arce: entre el fogón y una lágrima el equilibrio completo entre el pan con chancho
el vino ya no era elixir, era grieta en su pecho y la cimarra
el verso es una pequeña un puño directo al mentón, patada en la raja
incluida. una rancia erudición prometía esplendor
luz sobre el pupitre con orgullo hay que relucir la insignia decían
Fantasmas sobre el carruaje le hacen empeño libro, rayo y engranajes que nunca encajaron
costean la canasta básica en las juntas del taller
mientras la ciudad enciende sus luces
y reestrena sus cuerpos El asegurado trabaja en los mejores equipos
Nacido en Santiago de Chile en 1976, tras la niebla matutina. los demás capean el frío con la bufanda bajo los
Marcelo Arce Garín es poeta y encuadernador. ojos
Colaborador cultural del periódico El Irreverente, sobrevivir la rutina y el baile
ha participado en diversas antologías tanto en el arrancándose después del segundo recreo
país como en el extranjero. Su obra le ha valido, Cordón industrial Vicuña Mackenna
entre otros reconocimientos, la Mención de Honor Mano de obra barata para el régimen
en el 9° Festival de Todas las Artes Víctor Jara única oportunidad para sacar un cartón
(2001) y el Primer Lugar en el 28° Premio La corriente penetra por los enchufes precariedad y balanceo
Municipal de Literatura de San Bernardo (2021). Los torturados dejan de agitarse volver a la casa a pie para comprar un cigarrillo
Ha publicado Exhumada (2009/2021), Caja de Los torturados cierran sus bocas suelto
cambio (2016) y Óxido (2022), volumen al cual Los campos de concentración se vacían
pertenecen los poemas que Alerce incluye a Un motor armado y desarmado infinitas veces
continuación. Gonzalo Millán revisita el subdesarrollo
promesas falsas de dicha e igualdad
el pecho desinflado tras tanta falsa
De cordón a cordón cada guiño es colectivo
autonomía del territorio, trayecto y producción Mucho Bliss nos decía el profesor de Educación
Fantasmas sobre el carruaje Elecmetal / Lucchetti Física
IRT / Rolitex Mientras acortábamos la ruta entre casas
Está mala la cosa, soplan desde el campo instaladas
Abro la miga y les doy su calor; piñufla la cosecha, muchos críos se avecinan en bello villorrio
lo volteo y les pongo su hálito. tórtolas cansadas cantan atonales las chicas del Liceo de Mujeres
al abrir las ventanas un paisaje debilucho ubicado en Avenida Portales
Gabriela Mistral estila desesperado nubosidad tras cada pasada elevaban silbidos y churros,
El paro de octubre hunde y castiga una olimpiada surreal
hay que pararle el carro a los rotos
Verba y levadura que la guata nuble a la obrera y su llama desde el fondo del patio
gremio y marraqueta se observaba la llegada de Pedraza
preparan los carretones Muebles Easton / Textil Monarch joven profesor estatal de pantalón cotelé y
volviendo entre ligustrinas y cardenales un tren fantasma inicia su recorrido en Bustamante chaqueta
mascando la hallulla y sus despojos los trabajadores de Chile sobre el banco nos hablaba de poesía y lucha de
elevan sus sombreros clases
Plaza Olmedo y Juan Painenao amasan controlan sus fábricas e insumos
y entretejen la huelga empujan hacia las vías a la patronal Llamaba con improvisación y pachorra
pasan el uslero picador por toda la nación a la poesía y la rebelión popular
cortan y hornean raudos raídas las voces en cada vagón una pequeña luz sobre el pupitre raído
se observan concentrados tras el visillo anuncian la llegada a Estación Pirque giraba austera arriba del libro de clases
de la Panadería Modelo a falta de micros el traslado es en camiones
el aroma a pan caliente cobija el amanecer faeneros la única revuelta alcanzable en estos patios
junto a mesas populares romances y luchas en la tolva era fugarse
alegría popular, conducción y producción un vino al lado de la vía férrea, pelando a la
Panes huachos crujen en las muelas Las calles llenas en cada mitin, ojitos brillosos dirección,
izan migas, trigo y hambre acostumbrados a la derrota cantando The Doors
las manos de Huircapán moldean pan y resistencia danzan melodía y temple agradeciendo al Tinito por abrir la puerta
ágiles llenan la boca del pueblo
ni un paso más será servil Nada de barricadas y tomas
Florencio Quiñileo lee que vuelvan las manos a construir los versos eran mi insurrección
El Obrero Panadero este proyecto país Carlos Pezoa Véliz y Roque Dalton
mientras comienza a repartir el pan sin limbo ni amenaza mis copilotos
por los senderos del Tabo Obreras y Obreros
al fallar tras la resaca deben retornar a la fábrica Maturana y Bravo nunca soltaron el protoboard,
el entuerto resbala por su catre que la noche quede atrás entre ácidos, resistencias y condensadores
PRODUCTO NACIONAL planeábamos el corte general
con un cable en el interruptor la salida era
Los sepultureros deben dejar la paletada inminente
eliminar el agua rancia de los tarros
para que florezcan los crisantemos y gladiolos No le cantamos jamás a la bandera
tras la espesura desolada nuestro canto elevado era para Romeo Murga
cada vez que saltábamos las acequias provincianas
Hay ropa seca en el potrero Boris Calderón se unía a nosotros
nuestras hijas e hijos crearon un nuevo baile
otro juego en la llamarada Descansamos en el frontis de Alpargatas Iberia
salvedad y plusvalía Electrotecnia nos dejaba exhausto
una elite con muecas falsas y señorío dormimos una siesta en el pasto
Que humeen nuevamente las fábricas tardes fumando marihuana en Plaza Guarello
que vuelva el alma popular de la nación.
El destino nunca forjó nuestro camino
nos convertimos en mediocres y parias
en las poblaciones arrastradas hacia el sur en
Industrial dictadura
la derrota es nuestra única medalla.
Atrás del gimnasio nos juntábamos a fumar
escondidos de la malla y su rigurosidad
desplazábamos el aire en patota
nos ayudaban cotonas y overoles
Ley de Ohm, Kirchhoff y Coulomb
En la imagen, Marcelo Arce (fotografía: Emiliano Valenzuela).

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