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La obra de la escritora puertorriqueña Rosario Ferré hace parte de la nueva novela histórica
discursos oficiales a través de la exposición de múltiples perspectivas (Varas, 2006), algo que se
representación de lo masculino que Ferré propone en dicha novela con relación a tres personajes
cercanos a Isabel, la narradora: Carlos, su padre; Quintín, su esposo, y Manuel, su hijo. Tal
representación permite inferir que estos hombres quedaron situados en el margen o en la periferia
por distintas situaciones propias de la vida de cada uno, con lo que se logra que la mujer sea la
portadora de la voz principal y pueda invertir la imagen negativa que se tiene de ella. Se
La primera descripción que Isabel Monfort hace de su padre anticipa un camino de obstáculos
para él: “Más que un buen ebanista, papá era un verdadero artista. Por eso fue tan trágico cuando
dejó de tallar sus muebles y se hizo un hombre de negocios común y corriente” (Ferré, 1997, p.
152). Esta renuncia con la que se introduce el personaje lo define como un sujeto que debió
alejarse de su arte a modo de sacrificio por su familia, conformada entonces por su esposa y una
hija pequeña. En el hogar de Isabel, sus padres ocuparon roles casi opuestos. Para Carlos, la
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La novela se publicó por primera vez en 1995, en inglés, con el título de The house on the lagoon. Un año después
salió su versión en español. La edición con la que se trabaja en este texto es de 1997.
felicidad era sentarse debajo de un árbol y alimentar a dos pericos; Carmita, en cambio, era
adicta al juego.
Su fin fue el suicidio. ¿Qué representación tiene el hecho de quitarse la vida? Que se es
incapaz de ver otros caminos posibles, tal vez. En el caso de Carlos, la vergüenza que le causaba
la enfermedad de su esposa hizo que no quisiera salir más de casa. Una noche no apareció en el
comedor a la hora de la cena. Abby, su madre, lo encontró colgado de una de las vigas del techo
con una manguera. “Papá murió el verano siguiente, justo antes de yo regresar a Vassar a cursar
mi último año. El vicio de Carmita acabó con él” (Ferré, 1997, p. 212).
El análisis de este personaje permite caracterizar a un hombre que vivió al margen: no logró
pasión por el arte y se dedicó a los negocios. Fue, incluso, alguien periférico o secundario en la
vida de Isabel:
Yo quería mucho a papá, pero era un hombre débil. Quizá por eso casi no me acuerdo de él.
Cuando trato de evocar su rostro, solo alcanzo a ver una fotografía deslavada; la tristeza ha
borrado sus facciones por completo. No podía decirle que no a mamá. (Ferré, 1997, p. 156).
Opiniones al margen
de la laguna ocurre con Quintín y su lectura a escondidas del manuscrito de Isabel. Cuando él
descubre que su esposa está escribiendo una novela con la historia de su familia, siente tal
aversión que lo primero que desea hacer es quemar las páginas. Sus reacciones se retratan en los
apartados titulados Quintín, en los que un narrador desconocido cuenta lo que le produce
encontrar aquellas letras. Luego de un intento por quemar el manuscrito y otro por dejar sus
y casi invisible. Sabía que corría el peligro de que Isabel los leyera, pero si no llevaba el
registro de aquellas calumnias y, lo que era aún más importante, de sus propias emociones, se
volvería loco. No podía permitir que su mundo se derrumbase de aquella manera, y aquellas
Quintín, convencido de que era él quien tenía la verdad, rayó el texto de su esposa. Sin
embargo, lo hizo al margen: no escribió sobre su prosa, no tachó, no destruyó. Aportó su opinión
desde la periferia, como quien quiere intervenir pero teme hacerlo. Como quien sabe que, al
menos en ese aspecto, no ostenta el poder. Leía, además, siempre en la madrugada para que
Isabel no lo descubriera porque tenía miedo de que el manuscrito cambiara de lugar. Cuando ella
se dio cuenta de que su esposo tenía acceso a la novela, decidió dejarla en el mismo cajón.
cambio de que él deje la herencia para sus hijos, pues no lo consideraba una obra de arte sino “un
1997, p. 408). Ella se niega: “Mi novela no es sobre política –le respondí-. Es sobre mi
emancipación de ti. Tengo derecho a escribir lo que pienso y tú nunca has podido aceptarlo”
(1997, p. 408). Así, Quintín termina su vida sin haber destruido el manuscrito y con las notas al
puede analizar es Manuel, hijo legítimo de Quintín e Isabel. Si bien creció con todas las
comodidades de la familia burguesa puertorriqueña de finales del siglo XX, su camino viró
cuando conoció a una chica que luchaba por la independencia del país y adhirió a su causa. En su
hijo, Quintín veía la oportunidad de extender su poder a otra generación de los Mendizábal.
Incluso le regaló el anillo de oro que tenía el escudo de la familia y que representaba la
continuación del patriarcado: “Este anillo perteneció a tu abuelo, Buenaventura Mendizábal –le
dijo-.Y antes de él, perteneció a nuestro antepasado Francisco Pizarro. Llévalo puesto siempre
como señal de autoridad. Así, cuando tu padre no esté presente, todo mundo te obedecerá”
excluyentes, Manuel optó por alejarse de su familia. Para ponerlo en términos del análisis que se
ha propuesto, el joven decidió vivir al margen en tanto sus opiniones no conciliaban con las de su
padre. Esto produjo un quiebre en la familia y puso a papá y a hijo en esquinas contrarias, tanto
así que fue Manuel el que lideró una huelga contra los Mendizábal y quien, a modo de reafirmar
Las descripciones y el análisis hasta aquí presentados permiten hacer una evaluación global de
personajes Carlos, Quintín y Manuel. Como bien se ha sido, hay características de dichos
personajes que permiten ubicarlos al margen de los asuntos centrales de la novela: Carlos se
suicida porque no puede con su esposa, Quintín no logra destruir el manuscrito y Manuel se aísla
de su familia millonaria para unirse a un grupo subversivo. Si se tiene en cuenta que la nueva
discurso oficial a través del multiperspectivismo, de la novela mencionada se puede añadir que
también cuestiona el discurso patriarcal y subvierte las imágenes para destruir el ‘eterno
femenino’.
Dicho de otro modo, la autora le entrega la voz a una mujer para que sea quien narre la
historia y ubica a los hombres en la periferia, casi todos con finales de derrota. Es Isabel la que
triunfa porque recupera su manuscrito y logra escapar. “Ferré rompe la narrativa paternalista
2006, p. 14). En esta subversión del canon que se intuye cabe citar unas palabras de la propia
Sospecho que no existe una escritura femenina distinta a la de los hombres. Insistir en que sí
arte, cuando estas capacidades son las mismas porque son fundamentalmente humanas” (Ferré
2001, p. 136).
laguna es propio mencionar lo expuesto por Medina-Rivera (2003), que resulta fundamental para
Muchos lectores que se inclinan en las obras de Ferré tienen la sensación de que Ferré, como
feminista militante, destruye a los hombres (…); pero no son a los hombres a los que ella
destruye sino el mundo patriarcal que representan y que precisamente se conecta directamente
En conclusión, los tres personajes masculinos de los que se ha hablado sirven de ejemplo para
la destrucción del mundo patriarcal o del ‘eterno femenino’ a la que le apunta Rosario Ferré con
(hombres por encima de las mujeres: Carlos conquista a Carmita, Quintín es el que manda en
casa, etc.) termina subvertida y permite que las mujeres triunfen y se reivindiquen (Isabel