“Cualquier cosa a la que
creamos poder aferrarnos
para tener una seguridad,
vacila y nos abandona”.
ACADEMIA LIBRE
Boletín número 302. Del 18 al 31 de julio de 2020.
EDITORIAL
La miseria y el miserable papel de las universidades chilenas
El estallido social que tuvo lugar a partir del 18 de
octubre de 2019, en medio de una ya compleja situación
económica para los hogares, tuvo como respuesta la
más brutal represión por parte de las fuerzas de orden,
dejando un reguero de muertes, mutilaciones, torturas,
violaciones y arrestos ilegales, como nformaron todos
los organismos de derechos humanos. ¿Cuál fue
entonces la preocupación de las universidades chilenas?
“El restablecimiento del orden público es una prioridad,
pero cometeríamos un grave error si entendiéramos que
esto se reduce a un asunto de orden público”, señaló Aldo
Valle, vicepresidente del CRUCH (agricultura.cl, 26 de
octubre), organismo que ya había subrayado días antes ese
punto, al advertir que, “ciertamente, el restablecimiento de
dicho orden es una prioridad” (cruch.cl, 21 de octubre).
Cabe recordar que, compartiendo tribuna radial con Valle,
el rector de la Universidad San Sebastián, Carlos
Williamson, aseguró que “estamos avanzando bien, el
gobierno ha tomado las medidas del caso. Hay que
recordar que los militares y carabineros están tratando de
establecer la tranquilidad y la paz social, y no ha sido
fácil, porque se le ve con un cierto estigma”. ¿Evacuó el
PÁGINAS CON HISTORIA
Juan Marín y Pablo Neruda: la alianza que intentó asilar a Sigmund Freud en Chile
BLAISE PASCAL
Consejo de Rectores un informe sobre los crímenes que
los uniformados estaban perpetrando? No. Su rol, además
de legitimar con esas palabras los desesperados esfuerzos
de la autoridad por sofocar la manifestación social,
consistió en administrar la rendición de la PSU.
Si entonces el escenario era muy duro para los
sectores más modestos del territorio, la pandemia
agudizó la situación conforme el gobierno de turno
adoptaba medidas que, salvaguardando los intereses del
gran capital, sumían en la mayor precariedad las
condiciones de vida de cientos de miles de personas, en
un país donde la previsión social es un robo legalizado
de un grupo de magnates a la clase trabajadora; donde
el seguro de desempleo es un eufemismo, y donde la
educación, la salud y la vivienda, antaño derechos, son
objeto de lucro. Así fue que Chile llegó, según cifras
estrictamente oficiales, a contar 940 mil desocupados
en el trimestre móvil marzo-mayo, lo que representa un
desempleo nacional de 11,2%, tasa que supera en cuatro
puntos porcentuales la registrada en el mismo período
del año anterior (INE, Boletín Estadístico de Empleo
Trimestral N° 260, publicado el 14 de julio). ¿Qué
papel han desempeñado las universidades del país
respecto de elaborar, proponer e impulsar medidas
tendientes a revertir la horrorosa desigualdad social de
hoy? ¿Qué dijeron cuando se pretendió sustituir con una
caja de mercadería las necesidades básicas de
pobladores que cumplen tres meses sin ingresos
regulares? ¿Qué declararon cuando La Moneda salió a
defender el negocio de las administradoras de fondos de
pensiones? Un reciente estudio estableció que los
principales beneficiados con los dineros de las AFP son
los grupos Luksic, Said, Saieh, Yarur, Matte y Solari
(Fundación Sol. ¿AFP para quién? Dónde se invierten
los fondos de pensiones en Chile. Abril de 2020). Es
decir, los fondos de pensiones no benefician a quienes
laboran, sino a los que se apropian de ese trabajo, que
son precisamente los propietarios del país. ¿Nexo entre
esa concentración económica y la desigualdad? Sí, en
grado flagrante. Pero, justo ahí, a las universidades
locales deja de interesarles la evidencia científica.
 Tiempos convulsos a propósito de la arremetida
del nacionalsocialismo alemán sobre territorio
austriaco, junto con la experiencia del horror que
Sigmund Freud experimentara en el momento en que la
Gestapo mantuvo cautiva a su hija Anna por el plazo de
una noche, hicieron que el padre del psicoanálisis
decidiera, en 1938 y después de prolongadas
vacilaciones, inclinarse por el autoexilio, lo cual daría
como resultado su traslado a los suburbios de Londres,
donde pasaría sus últimos días. No obstante, no fueron
pocos los esfuerzos que importantes personeros de la
época alrededor del mundo hicieron para rescatar al
vienés de las fauces del totalitarismo.
Entre ellos se encuentra un poco conocido
episodio de la historia nacional donde la comunidad
médica y los intelectuales chilenos aunaron voluntades
para ofrecer asilo al veterano pensador en el país. De
ello deja constancia un documento donde se señala que
“la Sociedad Médica de Valparaíso acuerda: acercarse a
la Universidad de Chile para solicitar que se invite al
fundador del psicoanálisis a residir en nuestro país por
el resto de sus días”, acordándose además “comunicar
esta resolución a las otras instituciones científicas del
país, a la Alianza de Intelectuales de Chile, a todas las
instituciones culturales y artísticas y a la Facultad de
Medicina” (Oficio núm. 227. Consulado
Norteamericano de Chile, 16 de mayo de 1938). La
iniciativa fue liderada por el médico, diplomático y
escritor, Juan Marín Rojas, profundo conocedor de la
teoría psicoanalítica, tal como lo deja ver en su libro El
problema sexual y sus nuevas fórmulas sociales, de
1937, y sus Ensayos freudianos de la medicina, de la
historia y del arte, de 1938, y que en ese entonces
presidía la Sociedad Médica de Valparaíso. Marín no
dudó en contactarse con la Alianza de Intelectuales de
Chile para la Defensa de la Cultura, fundada y
encabezada por Pablo Neruda en 1936, con el objetivo
de solicitar apoyo en su cometido. Y es que, por esos
años, la Alianza había llevado a cabo un significativo
homenaje al psicoanalista en el salón central de la
Universidad de Chile, reconociendo en él a uno de los
grandes intelectuales afectados por la persecución del
régimen nazi. En este sentido, “los argumentos en los
que se apoya la Sociedad Médica de Valparaíso son
muy coincidentes con los fundamentos de la acción de
la Alianza. Vale decir, se reconoce el papel de Freud
como un intelectual patrimonio de la humanidad, lo que
justificaría la preocupación del grupo médico porteño y
se manifiesta también el conocido hostigamiento de
parte del régimen nazi” (Mariano Ruperthuz. Freud y
los chilenos; historia de la recepción del psicoanálisis
en Chile (1910-1949). Universidad de Chile. 2013).
De este modo queda coordinada una acción
mancomunada en favor de dar asilo a Sigmund Freud
en Chile en nombre de la libertad y el rescate de su
intelecto en favor del progreso, pues Marín veía en el
vienés el mérito de “haber demostrado que el alma es
capaz de perfeccionarse y experimentar modificaciones
positivas”, lo que permitiría, a través de la sublimación,
“imaginar una humanidad sin locos, ni neuróticos”
(Juan Marín. El problema sexual y sus nuevas fórmulas
sociales, Editorial Nascimento, 1937). Sin embargo, tal
esfuerzo colectivo encontró un obstáculo infranqueable
de parte de la Universidad de Chile, pues, en su
respuesta al petitorio, comunica que “la universidad
lamenta no encontrarse financieramente en condiciones
de invitar al Dr. Freud, a establecerse en Chile por el
resto de sus días” (bcc.com, 23 de septiembre de 2017).
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