Ahora que recuerdo mis olvidos,

camino transparente solo

Me refugio en las palabras de los muertos
esa lengua tornada que anuncia
“Vivimos en la Eternidad de legado a tu pasado de huesos, el xxxxx de morir.

del Relámpago”

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(Edgar Méndez)
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Revisar (ILEGIBLE)
 Polvo que guardo en mis brazos.
Asombra la noche,
Madera azul.
Corre,
Aliento de pájaros en fuga,
infinita sombra transportada en fuego,
Espérame.
Asume el día, anúnciame.
Mírame de espalda como amaneciendo.
Audaz luz de la mañana.

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 Me aferro a tu voz, te oigo en tus cuadros.
me ahogo.
Subo a tus pechos de curricán,
no caigo.
Me pierdo en tu pie dormido.
Tus pasos no se oyen, sueltan luz,
mediodía.
Hora de morir viviendo la noche.
Amanece el nácar olvidado.
Mírame, no ves que estoy ciego.
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 Escribo en tus pensamientos,
Perros de llanto que empujan tu silla.
celeste como tus manos.
Míralos
Nado bajo tus piernas de hierro.
Descubro tus días
Insiste en morir.
Vuelvo, no estoy, no estás. Me encuentras
en el rojo perro que calla.

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 Nado en tus ojos de cera
cercanía que aleja todo.
Manada de hermanos muertos.
círculo de agua en tu boca.
Se ahoga la ventana en tus ojos.
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Oigo tu voz en la esquina de mi mano.
la aprieto a mi boca.
Repito tu nombre entre la arena que corre.
siento tu respiración de humo.
Estoy vivo, abro tu pecho. Ese corazón azul nace.
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Sé que me escuchas en las paredes.
Sé que nací entre tus puertas.
Sé que crecí en el polvo de tu amanecer.
Sé que gritas sin lengua.
Sé que olvidé tu nombre, lo escribo en tus manos.
14
Palomas moradas de tarde.
te buscan.
Animal que come en el aire de tu pensamiento.
vuelan con las alas ardiendo.
Mueren en el aire de tu ventana.
15
Nueve meses acudo a tu voz.
Incienso que mana tu ropa.
Flores que miran en las olas de tu cuello.
olvida mi llegada, tu llegada.
Mancha de olvido que cae, que sube, se esparce.
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Negro en el blanco de la noche.
Otra tarde que muere en la cerca.
Asfalto que habla de ti.
Acércate desnuda de piel.
Azules fuegos te consumen, olvídalos.
17
Nado en tus ciegos ojos.
Veo morir las aves sin pico.
No te mencionan.
Cantan en silencio tu olvido.
Muren sin descanso, renacen en huevos de viento.
18
Ese monte que murmura tu nombre,
crece negro en tu boca.
Gris azul, color y olor de tu mirada.
Cubre tu ventana el color del odio.
Estás sola, el monte come de tus pies. Olvídalo.
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Hermana marrón de la semana,
ojos de sabio gusano.
Limpia el sabor de los días en el blanco cuarto
de las horas.
Despierta gritando al perro alado de tu
hijo muerto.
Llega de la tierra tu vida de vidrio.
Mi hermano grita a la tierra que lo baña.
Suda el barro de tus pies.
Arde en él todo el olvido presente.
Sus hijos invaden su aire, lo rompen.
La ventana abre sus brazos, entra y desaparece.

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