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Concepto de delito
Desde el punto de vista dogmático, se entiende por delito toda conducta (o acción
humana) típica, antijurídica y culpable, señalándose así todas las características de la
acción amenazada con pena cuyo estudio en conjunto constituye el objeto de la teoría
del hecho punible.
Es preciso pues la conjunción de dos clases de caracteres positivos: uno genérico que
es la conducta humana, y tres específicos cuales son, en su orden, la tipicidad, la
antijuridicidad y la culpabilidad.
La teoría del delito representa un concepto analítico y estratificado, pues se construye
como un método de análisis de distintos niveles -acción, tipicidad, antijuridicidad y
culpabilidad- cada uno de los cuales presupone el anterior, como los distintos peldaños
de una escalera que se deben ir subiendo uno a uno. Así, carecería de sentido
interrogarnos si el autor de un determinado comportamiento es culpable, si previamente
no hemos establecido que se trata de un hecho típico y antijurídico, puesto que si del
examen del hecho resulta que la conducta no es típica, ya no tendremos que plantearnos
si es antijurídica, y menos aún si es culpable.
Tales categorías del hecho punible no se encuentran desconectadas entre sí, sino una a
continuación de la otra en orden secuencial y en una relación interna que se configura
de acuerdo a las leyes lógicas de la anteposición y la subordinación, y al principio de la
regla y la excepción.
II. Elementos
a) Frente a un determinado comportamiento humano lo primero que debe hacerse es
comprobar si se adapta o no a una o varias de las descripciones contenidas en la ley
penal a través de los tipos delictivos, concluyendo dicho juicio con la afirmación de la
tipicidad o atipicidad de la conducta, según el caso;
b) Luego -si ella contradice tanto formal como materialmente el ordenamiento jurídico-
se emitirá un nuevo juicio y se señalará que es antijurídica, o en caso contrario -si media
una causa de justificación- que es conforme a derecho;
c) Por último, si al autor le era exigible un comportamiento distinto del que realizó se emitirá el juicio de
culpabilidad y en caso contrario -si concurre una causa de inimputabilidad o de exculpación- se dirá que
la conducta es inculpable.
Podemos ver así cómo funciona el principio de la regla-excepción que antes
mencionábamos, lo que nos muestra la necesidad de la construcción lógica mediante la
subdivisión en diferentes categorías. Es una concepción secuencial pues el peso de la
imputación va aumentando a medida que se pasa de una categoría a otra. Se trata de
una ordenación sistemática que tiene la ventaja deasegurar coherencia, racionalidad y
seguridad a la aplicación del derecho penal.
III. LA ACCION
Acción: elementos
Pueden señalarse algunos rasgos distintivos del concepto de acción, a saber:
Exterioridad: sólo pueden ser alcanzadas por el derecho penal aquellas conductas
humanas que trasciendan la esfera interna de la persona, en tanto sólo a través de ellas
es factible lesionar los bienes jurídicos que la ley tutela. Constitucionalmente, el
principio de exterioridad surge de lo dispuesto en el art. 19, primera parte, de la C. N. y
se desprende implícitamente del principio de legalidad.
Sujetos de acción: sólo las personas físicas pueden ser sujetos activos del derecho
penal, pues sólo a ellas se les puede atribuir la comisión de un hecho delictivo. Se
excluye así la responsabilidad penal de las personas jurídicas, como se verá más
adelante en la presente lección.
Formas de conducta: La conducta –acción en sentido amplio- en tanto primer
elemento del delito, es susceptible de asumir dos modalidades: o bien, bajo la forma
de acción en sentido estricto, o bien, como una omisión. El primer supuesto implica una
actividad de la persona que vulnera una norma prohibitiva. La omisión, por su parte, se
configura como una inactividad violatoria de una norma preceptiva, es decir, de una
norma que manda implícitamente realizar una conducta determinada (véanse, por
ejemplo, los arts. 108, 249, 250 C.P.).
a.1.) Positivismo jurídico o sistema clásico: fueron sus principales exponentes VON
LISZT, BELING y RADBRUCH y, entre nosotros, es la concepción sostenida por NUÑEZ,
SOLER y FONTÁN BALESTRA, entre otros.
La acción se concibe como «toda conducta humana voluntaria que causa un cambio en
el mundo exterior» (VON LISZT). De lo dicho se desprenden sus elementos: 1)
Manifestación de voluntad, y 2) Resultado.
Se entiende por manifestación de voluntad, toda conducta del hombre comisiva u
omisiva que, libre de violencia física o psicológica, está determinada (motivada) por las
representaciones. Consiste en la inervación muscular proveniente de los centros
superiores del cerebro. No debe confundirse esa manifestación de voluntad con su
contenido, que pertenece al campo de la culpabilidad. De esta manera el causalismo
generó una voluntad sin contenido, recurso que fue objeto de las más importantes
críticas que recibió esta corriente.
Por otra parte, sólo el hombre es capaz de realizar una manifestación de voluntad que
trascienda al derecho.
En cuanto al resultado, éste consiste en un cambio en el mundo exterior causado por la
manifestación de voluntad, o la no mutación de ese mundo externo, por la acción
esperada y que no se ejecuta. El efecto del delito puede consistir en un cambio físico o
psíquico. A su vez, son resultados el daño y el peligro.
El resultado ha de estar vinculado con aquella manifestación de voluntad del sujeto. La
existencia o inexistencia de ese vínculo es lo que tratan de explicar las teorías sobre la
relación de causalidad. Ésta, efectivamente, trató de determinarse a través de la teoría de
la equivalencia de las condiciones (VON BURI). Luego se formularon otras teorías como
correctivos de aquélla, como la de la causalidad adecuada ( VON KRIES) y la de la
relevancia (MEZGER).
El concepto de acción así entendido es comprensiva tanto del hacer (acción propiamente
dicha) cuanto del no hacer (omisión).