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2. Concepto
3. Elementos
Para esta doctrina, el resultado podía asumir dos modalidades: a) ser el efecto
o consecuencia causada por el movimiento corporal, constituyendo una entidad
distinta y separada de éste; o bien, b) en los casos en que no exista un efecto o
consecuencia diversa del movimiento corporal, será éste último, considerado en
sí mismo, la modificación en el mundo exterior; ya que su ejecución supone un
cambio en el estado de cosas existente en el mundo real con anterioridad a su
realización. "La teoría jurídico-penal de la acción, se limita a preguntar qué
es lo que ha sido causado por el querer del agente,cuál es el efecto producido
por dicho querer. Todos los efectos del querer del sujeto que actúa son partes
integrantes de la acción. Para la teoría jurídico- penal de la acción, es
irrelevante si estos efectos han sido también contenido de la consciencia y del
querer del agente..." "basta la certidumbre de que al respecto ha actuado
voluntariamente. Lo que ha querido (es decir, el contenido de su voluntad) es
por ahora irrelevante: el contenido del acto de voluntad tiene sólo importancia
en el problema de la culpabilidad". (E. Mezger).
presente en la mente del sujeto cumpliendo un mismo rol o función: ser el guía
y contralor de la acción.
El que la teoría causal hiciese una concesión en carácter excepcional para que
la subjetividad (contenido de la voluntad) tratándose de una tentativa o delito
frustrado, formara parte del tipo de injusto y, por ende, de la acción, rompió el
esquema de análisis de aquella teoría. Para ella, el tipo de injusto sólo estaba
formado por los elementos objetivos o externos de la acción, quedando los
elementos subjetivos relegados a la culpabilidad. Sin embargo,el criterio de
discriminación, entre antijuridicidad como lo objetivo y la culpabilidad como
lo subjetivo, sufrió un nuevo revés con el reconocimiento por un sector
importante de la doctrina (H. Fischer; Hegler; M. E. Mezger) de los "elementos
subjetivos del tipo (o de lo injusto)". Se constató que unnúmero importante de
delitos exigen no sólo el dolo como elemento subjetivo, sino además, otros
elementos subjetivos distintos de aquél consistentes en intenciones que van más
allá del querer realizar el tipo objetivo, o bien,implican una especial disposición
interna en la realización del tipo objetivo (v.gr. el ánimo de lucro en el hurto o
robo; el ánimus injuriandi en las injurias,o el animus lascivo en los abusos
sexuales). Por lo tanto, de mantenerse eldolo en la culpabilidad y los elementos
subjetivos de lo injusto en el tipo de injusto, no se advierte la razón lógica ni la
ventaja sistemática de mantener artificialmente escindida la dimensión
subjetiva.
1. Formulación
Fue formulada por Hans Welzel hacia 1931 en un artículo sobre "causalidad
y acción" y, para ello, se inspiró en la Psicología del Pensamiento del filósofo
R. Honigswald; de los fenomenólogos R.F. Linke y A. Pfander; de los
2. Concepto
3. Elementos
A. Elemento Subjetivo
B. Elemento Objetivo
De igual modo, la enfermera que coloca, sin saberlo, una inyección mortal a
un paciente, sólo realiza una acción (final) de inyectar, pero no una acción de
matar. Si bien el resultado muerte ha sido producido "causalmente" por la
acción ejecutada, por no haber sido "buscada o querida", no forma parte de la
relación final. No hay que olvidar que el legislador penal considera delictivo
"matar" y no "causar la muerte".
"Pese a ello no falta toda finalidad, sino que más bien está presente una
finalidad prefigurada, aunque en la realidad se desenvuelva desde luego
inconscientemente. Esta finalidad inconsciente no interesa —como la
consciente— per se, sino sólo en la medida en que puede ser supraformada
motivadoramente. Lo cual falta, p. ej., cuando el automatismo se despliega
con tal rapidez que no queda tiempo para correcciones". "A fin de cuentas, la
finalidad es una metáfora que se refiere, abreviándolas (!), a las condiciones
del comportamiento evitable, y nada más" (Jakobs).
Desde una perspectiva psicológica, no hay que olvidar que nunca el hombre
tiene plena conciencia de todo cuanto ocurre en él y en su circunstancia vital
y, no por eso, parte de aquello puede existir a nivel preconsciente (conciencia
implícita) y, como tal, informar e integrar la conciencia en forma "tácita o
silenciosa". Así por ejemplo, el lector de estas líneas, en este momento, no tiene
conciencia de que respira, de los latidos de su corazón, de lo duro o mullido de
su asiento, o de quien se encuentra a su lado; sin embargo, con sólo "quererlo",
su conciencia le dará información sobre aquello. En consecuencia, el proceso
final que se estructura en la esfera subjetiva no puede ser siempre, de inicio a
término, en todo instante y respecto de cada uno de los elementos que integran
una actuación, plenamente consciente.
1. Formulación
Nace hacia 1932 con Eberhard Schmidt, quien, asume una postura positivista
al postular que la "naturaleza de las cosas" no puede constituir "unatraba para
el legislador ni para el juez". No obstante lo anterior, este autor deduce de la
misma "naturaleza de las cosas", que sólo acciones con "sentido social" son
relevantes para el Derecho Penal, lo que configura una traba que niega su
postulado (Zaffaroni).
2. Concepto
Para Welzel los conceptos antes indicados más que referirse a lo que es
acción, implican una teoría de la imputación objetiva (causal) de los resultados.
"La teoría de Maihofer, no ofrece, por ello, sino una nueva denominación de
algo ya antiguo (la teoría de la adecuación), cuyos problemas terminan,
precisamente, donde empiezan los de la doctrina de la acción: Si B es herido
levemente por el arma de fuego que tiene A en la mano, la teoría de la
imputación objetiva nos dice que la lesión de B puede ser reconducida
causalmente a la conducta de A. Pero cual sea la acción realizada -tentativa
de asesinato o de homicidio, lesiones dolosas, disparo en lugar habitado,
lesiones culposas, o puro accidente desgraciado- esto queda
Para estos autores toda vez que en el plano ontológico no es posible aunar la
acción y la omisión; ello es factible en un plano valorativo, "en la relación del
comportamiento humano con el mundo circundante". "Este es el sentido del
concepto social de acción: acción es, según esto, comportamiento humano
socialmente relevante". "Se entiende aquí por 'comportamiento' todarespuesta
del hombre a una exigencia situacional reconocida o, por lo menos,
reconocible, mediante la realización de una posibilidad de reacción de que
aquél dispone por razón de su libertad". "El comportamiento puede consistir
en el ejercicio de actividad final (finalidad), pero puede limitarse a la
causación de consecuencias, con tal de que el proceso resultase conducible
empleando la finalidad (imprudencia). Por último, puede también
manifestarse en la inactividad frente a una determinada expectativa de acción
(que no necesariamente ha de fundarse en el Derecho), a condición, también,
de que concurra la posibilidad de conducción (omisión)" (Jescheck).
(sólo es delito lo que el Derecho estima tal). En efecto, bien puede ocurrir que
la ética social apruebe (o condene) una conducta que el Derecho condena (o
apruebe) y viceversa. "...ese envoltorio puede contener un explosivo: de un
concepto, ora es imposible extraer consecuencias prácticas, ora es posible
extraer cualquier consecuencia práctica, por absurda que fuere. Tal es lo que
puede suceder con una teoría que maneja conceptos 'sociales', cuyo resultado
'práctico' puede ser volcar en el derecho penal toda una respuesta ética social
que en definitiva no pase de ser un conjunto de juicios subjetivos de valor del
juzgador" (Zaffaroni).
1. Formulación
Por otro lado, la fórmula "evitable no-evitar", es algo ambiguo; "en ella no
se especifica qué es lo evitable que no se evita, por qué es evitable y cómo se
puede evitar". "...el ser evitable no es más que una propiedad que predicamos
de algo. Este algo debe constituir el núcleo de comisión y omisión. En
definitiva, pues, si el concepto negativo de acción pretendiera reflejar la
existencia de una realidad material común, debería delimitar las diferencias
entre comisión y omisión;...De no hacerlo así, sin embargo, se convierte en un
factor de unión meramente terminológico..." (Silva Sánchez).
"Es acción todo lo que se puede atribuir a un ser humano como centro
anímico-espiritual de acción, y eso falta en caso de efectos que parten
únicamente de la esfera corporal del hombre, sin estar sometidos al control del
"yo", de la instancia conductora anímico-espiritual del ser humano. Si un sujeto
es empujado con fuerza irresistible contra la luna de una ventana, o si durante
el sueño, o en un delirio o en un ataque convulsivo, él mismo golpea en torno
suyo, o si reacciona de modo puramente reflejo, todas éstas son
manifestaciones que no son dominadas o dominables por la voluntad y la
conciencia y por tanto no pueden ser calificadas como manifestaciones de la
personalidad, ni imputadas a la capa anímico-espiritual de la "persona". Por
otra parte, es evidente que los pensamientos y los impulsos de la voluntad
pertenecen a la esfera espiritual-anímica de la persona, pero en tanto
permanecen encerrados en lo interno y no se ponen en relación con los sucesos
del mundo exterior, no son manifestaciones de la personalidad y por tanto no
son acciones."
En las últimas décadas del siglo XX se inició, por parte de algunos estados
del sistema europeo continental, la incorporación del principio societas
delinquere potest que ha sido reconocido como algo normal en el sistema
penal anglo-americano. De conformidad a esta visión doctrinaria, las personas
jurídicas son entes reales, tienen existencia autónoma y voluntad independientes
de la de sus miembros, poseen capacidad de acción que se manifiesta en los
actos, contratos o convenciones que celebran, su interacción social puede
generar un potencial criminógeno relevante y, por ello, el sistema penal puede
y debe aplicarles sanciones adecuadas (v.gr. sanciones
1. "Las personas jurídicas (de derecho privado o empresas del Estado) serán
responsables de los delitos que se cometieren directa e inmediatamente en su
interés o para su provecho, por sus dueños, controladores, responsables,
ejecutivos principales, representantes o quienes realicen actividades de
administración y supervisión, siempre que la comisión del delito fuere
consecuencia del incumplimiento, por parte de ésta, de los deberes de
dirección y supervisión.
y culpabilidad). En la base de todo delito debe existir una acción, la que para
llegar a ser constitutiva de aquél debe reunir copulativamente ciertas
valoraciones independientes entre sí, sumatorias y en una relación funcional. En
efecto, y en un plano retrospectivo, sólo puede ser punible una acción culpable
(lo que supone que es antijurídica y típica), culpable sólo puede serlo una acción
antijurídica (lo que supone que es típica), antijurídica sólo puede serlo una
acción típica (lo que supone una acción), típica solo puede serlo el actuar del
hombre. En esta serie encadenada de comprobaciones y valoraciones el
elemento común en las diversas instancias es la acción, la que en ningún caso
puede contener o anticipar en sí misma todo o parte del contenido de los
restantes elementos del delito.
Por otro lado, un grupo importante de autores hoy en día consideran imposible
formular un supraconcepto de acción que abarque todas y cada una de las
formas de actuación delictiva. Así Radbruch hacia 1930 había señalado que
junto a la acción estaba la omisión, de naturaleza y estructura distinta a la
acción, y por ende, imposible de subsumir en ésta. En consecuencia, si el
concepto general de acción es un supraconcepto tan amplio y de carácter
abstracto será tan sólo una forma vacía, carente de todo valor sustantivo, razón
por la cual, no podría cumplir todas y cada una de las funciones que se le han
asignado. Lo anterior lleva a estos autores a no considerar más a la acción como
punto de partida y primer elemento del delito, postulando en cambio yen su
reemplazo, a la acción típica. En esta nueva perspectiva lo importante no
Por otro lado, un grupo importante de autores hoy en día consideran imposible
formular un supraconcepto de acción que abarque todas y cada una de las
formas de actuación delictiva. Así Radbruch hacia 1930 había señalado que
junto a la acción estaba la omisión, de naturaleza y estructura distinta a la
acción, y por ende, imposible de subsumir en ésta. En consecuencia, si el
concepto general de acción es un supraconcepto tan amplio y de carácter
abstracto será tan sólo una forma vacía, carente de todo valor sustantivo, razón
por la cual, no podría cumplir todas y cada una de las funciones que se le han
asignado. Lo anterior lleva a estos autores a no considerar más a la acción como
punto de partida y primer elemento del delito, postulando en cambio yen su
reemplazo, a la acción típica. En esta nueva perspectiva lo importante no será,
al iniciar el estudio de un hecho delictivo, si ha habido o no una acción, sino si
se ha desarrollado o no una acción que se adecue o alguna de aquellas descritas
y prohibidas por el legislador en un tipo penal. En otras palabras, el
elemento base sobre el cual se estructurará el estudio del delito será el hecho
típico o tipicidad, razón por la cual la acción no será sino un factor o
componente más de aquel primer elemento (Radbruch; A. Kaufmann;
Marinucci; Otter; Cobo del Rosal; Vives Anton; Bustos).
No basta que un hecho del hombre haya producido daño o peligro a un bien
jurídico para afirmar que existió una acción. En efecto, no todos los hechos
protagonizados por el hombre son conductas o acciones humanas, es decir, éstas
son fruto del ejercicio de la actividad consciente y final. Por lo tanto, un actuar
del hombre en que su comportamiento externo no responda a un mínimum de
consciencia y de capacidad de control voluntario por parte del actor, no puede
estimarse una auténtica acción humana.
I. CAUSALES
1. Por ausencia del elemento objetivo de la acción (manifestación externa)
Toda concepción teórica sobre la acción parte del supuesto que el agente que
la piensa, decide y la pone por obra, está consciente, es decir, está despierto,
se da cuenta y está orientado, siendo capaz de percibirse a sí mismo, al mundo
que le rodea y, de esta forma, actuar en él. La consciencia existe en un
"continum", con un estado de máxima alerta o consciencia plena en un extremo
y un estado de inconsciencia absoluta o coma en el otro. Entre estos extremos
se encuentran ciertos estados anormales o trastornos de la consciencia: la
confusión, la obnubilación, el delirio y el estupor. Junto a estas alteraciones
patológicas de la consciencia existen otras normales (v.gr. la dormición) o
inducidas (v.gr. hipnosis).
real que vive, sólo desarrollará aquello que no viole su conciencia, sus
principios o valores.
Quien está dormido y desarrolla ciertos movimientos con los cuales ocasiona
un daño, no ha protagonizado una auténtica acción, toda vez que no ha estado
consciente de lo que hace.
menor, y la interrogante que cabe plantearse sería "qué grado de las mismas se
precisa para afirmar la concurrencia de una acción en sentido jurídico-penal".
"La decisión variará según que se tome como punto de partida el modelo ideal
(reflexivo) de acción humana, excluyendo la acción tan pronto como
desaparece alguno de los rasgos propios del mismo; o de que parta del extremo
contrario, afirmándose la concurrencia de una acción desde el momento en
que se detecta algún indicio de los elementos característicos dela misma"
(Silva Sánchez). Ahora bien, como la pregunta se formula en el terreno del
Derecho Penal, ello supone optar por un criterio de naturaleza normativa, con
fundamento ontológico, que sea útil y válido en dicho ámbito, aunque, no lo sea
en otro. El fundamento ontológico, si bien no establecerá un concepto de acción
válido para el Derecho Penal, es capaz de estableceraquello que de ningún modo
el Derecho Penal podría considerar como acción. Desde la perspectiva
ontológica, lo esencial de una acción en el campo del Derecho Penal, es que el
sujeto haya tenido la posibilidad actual de controlar, sobre la base de una
contramotivación normativa, su comportamiento por vía interna (respecto de un
delito de comisión) o externa (frente a un delitoomisivo, ejecutando una acción
de signo opuesto al impulso o motivo) (Silva Sánchez).
Ej.:
Requisitos:
Sólo una vis absoluta puede imponerse a una persona y dejarle en la condición
de objeto o instrumento, es decir, impedirle de ejercer su capacidad natural para
actuar, de controlar o sobreponerse voluntariamente, aunque con sacrificio, a
una fuerza bruta proveniente de la naturaleza, de los animales o de sus
semejantes. De lo que se trata es de configurar un caso de ausencia de acción
por inexistencia de voluntad y no de voluntad obligada, presionada o viciada,
en cuyo caso hay acción, pero no libre.
Si la persona sólo ha sido afectada por una vis compulsiva física (v.gr. tortura
o malos tratos) o una vis compulsiva moral (v.gr. amenaza de tortura para sí
misma o un familiar) como una forma de "convencerla" para que ejecute un
delito, y ella accede para poner término a la violencia o amenaza de que es
objeto, dicha persona ha ejecutado una auténtica acción voluntaria, aunque no
ha sido completamente libre. En estas hipótesis, la persona no ha sido un mero
objeto, sino un sujeto que ha decidido y desarrollado una conducta determinada.
El hecho que su decisión y ejecución delictivas hayan sido fruto del apremio y
sufrimiento no hace desaparecer la existencia de una auténtica acción, sino que
su motivación será considerada en el terreno de la culpabilidad y, de estimársele
"irresistible", configurará una causal de inculpabilidad (no exigibilidad de
conducta ajustada a derecho). En síntesis, mientras la vis absoluta supone
ausencia de voluntad, la vis compulsiva física
o moral sólo implica una voluntad forzada y no libre.
Sin embargo, frente al texto del art. 10, Nº 9, que establece que está exento de
responsabilidad criminal: "el que obra violentado por una fuerza irresistible o
impulsado por un miedo insuperable", se ha suscitado una discrepancia en la
doctrina y jurisprudencia acerca de si en ella, el legislador penal, se ha querido
referir: a) sólo a la vis absoluta física o material como excluyente de la acción
(Fuenzalida; Novoa); b) sólo a la vis compulsiva moral(Cury); o bien c) tanto a
la vis absoluta como a la vis compulsiva material o física (Cousiño).
1. Concepto
Ej.:
• Una madre soltera con dormir agitado ha decidido dar muerte a su hijo
recién nacido aprovechándose de aquella peculiar condición. Para ello, coloca
a la criatura en su cama, ingiere un somnífero y se acuesta a dormir, durante ese
estado asfixia a su hijo y, posteriormente, alega en su favor que la muerte
sobrevino en un momento en que ella estaba inconsciente.
El problema que plantea este tipo de casos radica en que el Derecho Penal
ha consagrado ciertos principios tales como, "nullum crimen sine actione" y
"nulla poena sine culpa", los cuales exigen, para que surja responsabilidad
penal, de la existencia simultánea de un hecho injusto y culpable al tiempo de
ejecución de una conducta típica prohibida. Lo anterior supone, como esposible
advertir, una coincidencia espacio-temporal en el existir de los elementos del
delito, lo que a primera vista, la hipótesis de "actio liberae in causa" parece no
cumplir. En un primer momento tenemos un sujeto plenamente responsable, el
cual, v. gr., ingiere alcohol o alguna droga y, de esta manera, se coloca en una
situación de irresponsabilidad penal. Como es de suponer, la acción precedente
aparece "típicamente neutra" en relación al hecho delictivo que tendrá lugar más
tarde; es decir, durante la acción precedente, el sujeto no ha iniciado aún la
ejecución del hecho delictivo. Posteriormente, en un segundo momento,
tenemos a un mismo sujeto realizando un hecho que causa daño, aunque, en esta
oportunidad por lacondición defectiva en que se encuentra, no podemos afirmar
que ha realizado una auténtica acción (v. gr. estaba inconsciente) o bien era
inimputable (v. gr. padeció un trastorno mental transitorio). Además, en esta
clase de casos, existe una conexión externa y psicológica entre un hacer
precedente y el hecho realizado en estado de incapacidad (no libre en sí, pero
libre en su causa).
3. Fundamento de su punibilidad
Para Roxin "sería suficiente para admitir una acción típica que el autor en
la fase de tentativa todavía con capacidad de culpabilidad ponga en marcha
la relación causal; entonces habrá cometido un delito consumado, aunque en
el momento de la producción del resultado no fuera ya imputable..." "en la
'actio liberae in causa' la tentativa comienza al colocarse la propia persona en
situación de incapacidad de culpabilidad...". Identificándose con este modelo
de solución Joshi Jubert demanda la concurrencia copulativa de un requisito
objetivo (creación con la acción precedente de un peligro directo para el bien
jurídico que, posteriormente, le será imposible controlar) y uno subjetivo
(previsibilidad de lo anterior). Por su parte, Hirsch estima que la solución viene
dada por la concepción de la autoría mediata. Si se puede utilizar a un tercero
como intermediario en la autoría mediata, colocándolo en un estado de
embriaguez excluyente de la imputabilidad, entonces nada impide que un autor
pueda hacerlo consigo mismo. A juicio de este autor, y al igual que en la autoría
mediata, el hecho injusto del autor mediato comienza
Por otro lado, no nos queda claro que toda tentativa no implica una "inmediata
puesta en peligro de la víctima" (Roxin) toda vez que ella, por definición legal,
supone ser, necesariamente, "principio de ejecución del crimen o simple delito
por hechos directos" (art. 7º); en consecuencia, el mero hecho de embriagarse
no nos parece que sea un "hecho directo" de la ejecución de una acción de
herir o golpear o bien de empezar a matar aalguien.