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ISSN: 2556-1951

Congreso Internacional de

Investigación
y Pedagogía

Escuela, Maestro y Estudio


Perspectivas contemporáneas

2019
Del 7 al 11 de octubre

La educación y la pedagogía en
el bicentenario de la independencia
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HABILIDADES DE PENSAMIENTO EN UN CUENTO DE MARIO BENEDETTI

Autores:

Malagón López, José Alfredo

Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia, Eje Estudios en Infancia.


Infancias, experiencia y pensamiento, alfredomalagonlopez@gmail.com

Resumen:
Todo surgió en una clase, es decir, no surgió de la nada, allí había muchas
inquietudes y posibilidades, dudas y temores, cuestiones y enigmas, muchos deseos
de hacer cosas. Era un intento con la intencionalidad de introducir la letra, la
literatura, los cuentos y los poemas durante las clases, como una aventura narrativa
que buscara seducir a los estudiantes con los textos filosóficos y en particular
husmear las habilidades de pensamiento que se vislumbran en los personajes. Es
allí donde aparece Mario Benedetti con un cuento escrito como en la década del
setenta, titulado con nombre de mujer: Beatriz; aunque realmente tiene varios que
llevan en el título a Beatriz, en este caso, el interés es por el que lleva como título:
Beatriz, la polución.

Fue un enamoramiento a primera lectura, cada línea, su cadencia en cada palabra,


cada juego de palabras, cada agente de acción en los verbos y los circunloquios que
conducían todas esas dudas y preguntas, que generaba y discutía esta niña y sus
amigas sobre eso que no se comprende. “Unas veces, el pensamiento se mueve
suave y rudimentariamente, como los vagones de un tren en sus railes; otras campa
libremente como un pájaro, con el resultado de que vemos el primer tipo lineal y
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explicativo, y el segundo, como inventivo y expansivo” (Lipman, 2016, p.16). Sabía
que ese cuento tenía algo por husmear acerca de las habilidades de pensamiento.
De tal suerte que caí en esas redes semánticas que me llevaron a escudriñar, como
un literato analiza los textos, cada momento del andamiaje de pensamiento que se
presentaba en esa pequeña inquisidora. Inquirir significa indagar, averiguar o
examinar cuidadosamente una cosa.

Los personajes que gravitan en este cuento son: El abuelo, quién le explica con
buenos modos, que al reírse casi se ahoga, se pone coloradito y casi le da un
patatús; Rosita, su gran amiga de exploración y quien tiene alguna inquietud sobre
la sensualidad; Sandra, la prima de Rosita que está en un grado superior y en su
escuela dan clases de educación sensual; Graciela, la mamá de Beatriz que es muy
hogareña y que a veces le reclama cuando se pone verdaderamente insoportable;
Asunción, la mamá de Rosita y que se llama como la capital de Paraguay; y el tío
Rolando, que con su apreciación inicialsobre la ciudad, desata una cadena de
cuestiones, indagaciones y algunas respuestas en Beatriz.

El espacio donde se desenvuelve el cuento es una ciudad de Uruguay, que se está


poniendo imbancable de tanta polución, que tiene muchas fábricas y automóviles
que contaminan la atmósfera. También en las casas del abuelo, de su mamá y de la
mamá de Rosita.

El tiempo en que se ubica el cuento es en la época de la dictadura en Uruguay,


época industrial, entre 1973 y 1985, décadas en las que se puede ubicar su escritura.
Las acciones en el cuento parecer sucederse en aproximadamente dos semanas.

Beatriz es una niña común y corriente que estudia en una escuela pública, en un
país de américa del sur, que se pregunta sobre las cosas cotidianas de su vida, como
lo haría algún filósofo desde la ontología o la metafísica; tiene como libro de consulta
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diaria el diccionario; que tiene muñecas -la Toti y la Mónica- con las que juega y
duerme abrazada, estruja a su mamá cuando viene corriendo a abrazarla. Es
entusiasta, apasionada por el sentido que pueden tener las palabras y explota de
curiosidad cuando le gustan algunas que tienen significado enorme. Por ejemplo,
sarcasmo –una amiga de ella bautizó así a su perro- pero también palabras como
libertad, imbancable, polución o sensual. Es orgullosa y no tiene vergüenza de tener
ideas, de pensar; porque su papá “tuvo muchísimas ideas, tantas y tantísimas que
lo metieron preso por ellas” (Benedetti, 2019). O sea que son unas ideas inquietas,
hiperactivas, que se mueven, evolucionan y hasta revolucionan; ideas que llevan a
un pensamiento crítico, cuidadoso de la razón –cuando tenemos razón-, y creativo
en su forma de figurar las ideas; como cuando una niña se inventa una idea y se
alumbra un bombillito en la cabeza, pero que no se ve; o como cuando un científico
descubre algo después de muchos experimentos en su laboratorio y grita Eureka.
En palabras de Kohan (2009).

El pensar suele ser visto en el ámbito de lo que llamamos “filosofía para niños” como algo del orden
de las habilidades o competencias. Habría en filosofía tres modos básicos de habilidades de
pensamiento: crítico, creativo y éticas (de cuidado). La reunión de todas ellas conformaría un pensar
filosófico. En el encuentro con niñas y niños se tratará de desarrollar y fomentar esas habilidades
para que después puedan aplicarlas en diferentes ámbitos, en la escuela y fuera de ella. (P.64).

No es extraño que en sus cuentos se encuentren alusiones a los presos políticos, a


los exilios, a las luchas y a los encarcelamientos, dado que Benedetti, tenía una
fuerte inclinación política, con compromiso social, reflejada en sus escritos y poemas.
Así el cuento de Beatriz fue escrito en una época de industrialización plagada de
dictaduras en el cono sur y donde el activismo político alternativo era castigado con
prisión, como es el caso del padre de Beatriz que se hallaba internado en una cárcel,
“en ese lugar no hay muchas fábricas y tampoco hay muchos automóviles” dice
Beatriz, lo que ella ve compensatoriamente como una ventajita para que su padre
no tenga que respirar esa porquería que se llama polución o contaminación.
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En esta narración de Benedetti, Beatriz tiene un primer encuentro con una frase,
que le escuchó decir a su tío Rolando, que ella no entendía pues tenía palabras
desconocidas, pero prefirió callar para no quedar como burra. “esta ciudad se está
poniendo imbancable de tanta polución que tiene”; de hecho, solo entendió una
palabra: ciudad. “La duda es una inquietud vinculada a los problemas y a las cosas,
y procede del carácter insoluble de toda interrogación. Si los problemas esenciales
pudieran ser resueltos, el escéptico volvería a su estado normal” (Ciorán, 1996,
p.30). Beatriz acudió al diccionario a buscar una de las palabras: imbancable; pero
no estaba. En mi caso fui al diccionario y encontré que insoluble significa que no se
puede resolver; y escéptico, que no cree. Beatriz acude entonces a una persona de
su entera confianza: su abuelo, quien tiene barba que pincha; aunque se burló, le
“explico con buenos modos que quería decir insoportable”, salvando la duda y
recordando a su vez que su mamá, que se llama Graciela, le dice que “a veces te
pones verdaderamente insoportable”. Ahora Beatriz podía encajar una de las
palabras en la frase dicha por el tío Rolando, concluía, parcialmente, que la ciudad
se estaba poniendo insoportable. En ese sentido, Kohan (2009) al referirse a la
filosofía como experiencia de pensamiento, refiere “De lo que se trata es de practicar
y promover experiencias de pensamiento filosófico con gente de las más diversas
edades, sensibles a la infancia como forma de la experiencia, más allá de los años
que se tiene.” (p. 64).

La otra palabra, “que es bastante más difícil”: polución, si la encontró en el


diccionario, pero le generó dos nuevos interrogantes. “Dice, Polución: efusión de
semen y dice: semilla, simiente, líquido que sirve para la reproducción”. Beatriz
deduce que esa frase del tío quería decir que “esta ciudad se está poniendo
insoportable de tanto derramamiento de semen”, pero tampoco le hallaba el sentido
a la esta sentencia, presentándosele un “grave problema”, razón por la que acudió
a su amiga Rosita; y ella al escuchar a Beatriz le dice que tiene “la impresión de que
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semen es una palabra sensual”, pero además le promete a que va consultar con su
prima Sandra “porque ella es mayor y en su escuela dan clase de educación sensual”.

Días después, el jueves para ser exactos, Rositaa va a visitar a Beatriz, pero la
intuitiva Beatriz la conoce tan bien que cuando “tiene un misterio se le arruga la
nariz”; entonces esperaron que la mamá de Beatriz se fuera a la cocina y Rosita le
dijo que ya había averiguado que “semen es una cosa que tienen los hombres
grandes, no los niños”. Al irse Rosita, Beatriz vuelve a conectar sus pensamientos y
sentenció “que el tío Rolando quizá había querido decir que la ciudad estaba
insoportable de tantos espermatozoides (con zeta) que tenía”. Quiso entonces,
contar nuevamente con la ayuda del abuelo, quien al escucharla “le vino una risa
tan grande que casi se ahoga y tuve que traerle un vaso de agua”, que sólo al
calmarse, y entre tos y tos, le dijo que el tío Rolando se refería a la contaminación
atmosférica; esto hizo sentir todavía más bruta a Beatriz; sin embargo, el abuelo le
explicó que la atmósfera era el aire, y como en esta ciudad hay muchas fábricas y
automóviles todo ese humo ensucia el aire o sea la atmósfera y eso es la maldita
polución y no el semen que dice el diccionario.

Después de esa claridad que le brindó el abuelo corrió a buscar a Rosita, pero como
su mamá estaba en la casa, esperaron a que se fuera a regar las plantas y con un
halo de misterio pidió que le dijera de su parte, a su prima Sandra, que ella era más
burra que ellas dos, porque ya había averiguado todo y concluyó que “nosotras no
venimos del semen sino de la atmósfera”.

Toda la capacidad investigativa de Beatriz había surtido sus frutos, hizo sus
averiguaciones, consultó el diccionario, ato cabos e hizo inferencias que le hacían
sentir menos burra que la amigas. Echó mano de sus habilidades de pensamiento
que le permitieron construir y aclarar el significado y el sentido de la frase que
inicialmente había dicho su tío Rolando. Al respecto Kohan refiere lo siguiente
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El pensar suele ser visto en el ámbito de lo que llamamos “filosofía para niños” como algo del orden
de las habilidades o competencias. Habría en filosofía tres modos básicos de habilidades de
pensamiento: crítico, creativo y éticas (de cuidado). La reunión de todas ellas conformaría un pensar
filosófico. En el encuentro con niñas y niños se tratará de desarrollar y fomentar esas habilidades
para que después puedan aplicarlas en diferentes ámbitos, en la escuela y fuera de ella. (2009, P.64).

Ahora, bajo la lupa de la evaluación de habilidades de pensamiento, en Beatriz se


deja ver su grandilocuente interrogatorio, que a su corta edad -8 años
aproximadamente- hace buen uso de las habilidades propias de un pensamiento
complejo o multidimensional, pues toca varias dimensiones como la crítica
(incluyendo aspectos de lo social y ambiental); la dimensión cuidadosa, en la manera
como conduce su proceso investigativo sobre esas palabras que no entiende,
acudiendo de manera metódica y sistemática a fuentes que son de plena confianza
para ella como su abuelo, sus amigas, pero también el diccionario, llegando parcial
y sucesivamente a nuevas conclusiones; y la dimensión creativa, en sus formas de
indagación construye y reconstruye sentido y significado en sus frases y se arma de
diversas estrategias para continuar su sendero de indagación.

Cuando los estudiosos hablan de habilidades de pensamiento, les agregan un


complemento, calificativo o atributo, que en algunos casos busca mayor precisión o
especificidad de lo que refiere, así encontramos habilidades de pensamiento lógico,
habilidades de pensamiento científico, habilidades de pensamiento crítico. Las
habilidades en el pensamiento lógico implican atender a las reglas de la lógica en
tanto que verdad y falsedad, como rectoras del pensamiento y que se materializan
en las proposiciones, los argumentos, los razonamientos y los silogismos. Las
habilidades en el pensamiento científico son incisivas en la rigurosidad del empleo
del método científico que remiten a la comprobación, a la verificación, a la validación,
a la medición en procura de una verdadera objetividad. Las habilidades en el
pensamiento crítico refieren a la autocorrección del mismo, a su sensibilidad con el
contexto, a la formulación de criterios y a la capacidad de juicio. (Lipman, 2016, p.
47).
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Para tener una ruta de navegación en este recorrido, se toma la definición que
proponen De Puig y Sátiro (2011):
La expresión <habilidades de pensamiento> reúne un gran conjunto de destrezas, procedimientos y
pautas de comportamiento cognitivo desde las más específicas hasta las más generales. Desde la
percepción de semejanzas y diferencias hasta el perfeccionamiento del razonamiento lógico; desde
la capacidad de descomponer el todo en partes hasta la de saber obtener pensamientos causales;
desde la capacidad de explicar el origen de una situación hasta pronosticar cómo puede llegar a tener
lugar un proceso; desde la facilidad para justificar conductas con razones de peso hasta la facilidad
para generar ideas y desarrollar conceptos; desde el proceso de descubrimiento de alternativas hasta
poder inventarlas; desde la capacidad de resolver problemas hasta la capacidad de evaluarlos. (p.
26).

Ahora pasamos a las habilidades de pensamiento que se resaltan en Beatriz. En


cuanto a las habilidades de percepción, que son las que “Recogen impresiones y
sensaciones de la realidad que, conectadas con nuestras capacidades interiores,
generan percepciones del mundo. Algunas habilidades de percepción son: observar,
escuchar atentamente, oler, saborear, tocar, percibir movimientos y conectar
sensaciones”. (Sátiro y De Puig, 2011, p. 29). Sus habilidades de percepción se
reflejan desde el tacto al estar en contacto con el abuelo y poder diferenciar que su
barba le pincha; desde lo que escucha casi a diario cuando su mamá le repite, hasta
tres veces, que por qué se pone tan insoportable; desde la observación cuando sabe
que su amiga Rosita cuando se pone muy misteriosa, se le arruga la nariz; cuando
al abuelo le vino en gracia que hubiera dicho que la ciudad estaba insoportable de
tantos espermatozoides y le vino una risa tan grande que casi se ahoga y se puso
bien colorado, pudo detectar la falta de aire y el color que tomó su abuelo.

En las habilidades de investigación que son las que “informan sobre el mundo”. Se
encuentran: “formular hipótesis, reconocer evidencias, observar, formular
cuestiones, describir, narrar, buscar y descubrir alternativas, verificar, predecir,
hacer estimaciones y medir, seleccionar posibilidades, hacer consideraciones
pertinentes, y generar nuevas ideas y soluciones” (Sátiro y De Puig, 2011, p. 29).
Se destacan en las búsquedas de Beatriz la formulación de hipótesis, así no sean
totalmente comprobadas. Como por ejemplo las siguientes: “al venirle una risa tan
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grande al abuelo puede ahogarse”; “un vaso de agua le calma el ahogo producido
por la risa tan grande”; “por el ahogo puede ponerse bien coloradito”; “una risa tan
grande, puede llevarlo a un ahogo, puede ponerse coloradito y puede darle un
patatús”; “un patatús cuando ella este solita, es una situación espantosa que puede
darle miedo”; “cuando se calma el ahogo y el estar coloradito, se puede volver a
hablar, así sea entre tos y tos”; “en ésta ciudad como hay muchas fábricas y
automóviles todo ese humo ensucia el aire”; “la polución es cuando todo ese humo
ensucia el aire”; “si respiramos, respiramos toda esa porquería”; “si no respiramos
igualito nos morimos”; “allá donde está preso el papa, como no hay fábricas y
automóviles, él tiene una ventajita para poder respirar”; “los familiares de presos
políticos son pobres y no tiene automóviles, por tanto no contaminarían tanto y
podrían respirar mejor”.

Se evidencia como, en sus cavilaciones, Beatriz plantea una condición: si se da una


risa tan grande, y si se cumple esa condición; puede llevar a una consecuencia:
puede ahogarse. Pero además encadena más criterios: si se ahoga puede ponerse
bien coloradito, y si se cumplen esas dos condiciones ahogarse y ponerse coloradito,
entonces: puede darle un patatús- o sea un desmayo-. Aunado a esto, plantea una
doble condición o criterio: si le da el patatús y ella está solita, entonces: esa
situación, que sería espantosa, puede darle miedo. Vemos pues, como ella encadena
una, dos o tres condiciones que, si se presentan, pueden llevar a una consecuencia.
Beatriz hace gala de su capacidad de observación, de reconocer evidencias, de hacer
estimaciones y consideraciones pertinentes, a la vez que plantea alternativas como
darle un vaso de agua al abuelo, cuando le da el ahogo que puede ser provocado
por una risa tan grande.

En cuanto a las habilidades de conceptualización, que las usamos cuando


interiorizamos los conocimientos y les ponemos nombres. Entre ellas están “formular
hipótesis, reconocer evidencias, observar, formular cuestiones, describir, narrar,
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buscar y descubrir alternativas, verificar, predecir, hacer estimaciones y medir,
seleccionar posibilidades, hacer consideraciones pertinentes, y generar nuevas ideas
y soluciones” (Sátiro y De Puig, 2011, p. 29). Una de las habilidades es ejemplificar,
la que utiliza Beatriz para referir la situación en la que mamá le dice hasta tres veces
que se pone insoportable. Rosita también ejemplifica al colocar a su padre y el de
Beatriz –el que está preso- como ejemplos de lo que significa para ella estar viejo,
es decir mayor que los niños. Rosita también utiliza la distinción al establecer
diferencias con su prima Sandra, dado que ella es mayor y que a las niñas mayores
les dan clases de educación sensual en la escuela. Sandra a su vez sabe que “todos
los niños los niños y niñas venimos del semen porque este líquido tiene unos bichitos
que se llaman espermatozoides”, logra así hacer una analogía de los bichitos que
están el agua con los espermatozoides que están en el semen; pero en este mismo
ejercicio investigativo logra diferenciar también que espermatozoide se escribe con
zeta.
En cuanto a las habilidades de razonamiento, Beatriz también se muestra muy
avezada –que quiere decir ducho, experimentado en algo-. Estas son las habilidades
“que son necesarias para ordenar y ampliar el conocimiento a partir de sus
implicaciones”. Sátiro y De Puig (2011), dicen que algunas son: “justificar hipótesis,
hacer inferencias […], aplicar reglas, generalizar, universalizar, buscar y dar razones,
argumentar, reconocer consistencias y contradicciones, reconocer consideraciones
pertinentes, establecer relaciones entre causas y efectos, entre partes y todo, entre
fines y medios, identificar y usar criterios, reconocer supuestos” (p. 29). Al respecto
Beatriz en su búsqueda de sentido hace continuamente inferencias, inducciones,
deducciones, analogías, aplica reglas, generaliza, busca y da razones, argumenta,
reconoce consistencias y contradicciones, establece relaciones de causa efecto,
relaciones entre fines y medios e identifica y usa criterios.

Por ejemplo, Beatriz reemplaza una palabra de la frase y en su lugar coloca el


significado producto de su investigación en el diccionario o en sus amigas y llega
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alguna conclusión: en la frase “esta ciudad se está poniendo imbancable de tanta
polución que tiene”, cambia imbancable por insoportable quedando “esta ciudad se
está poniendo insoportable de tanta polución que tiene”. De la misma manera va a
reemplazar la palabra polución por los significados efusión y semen encontrados en
el diccionario, llegando a la siguiente forma, que intenta explicar lo que quiso decir
el tío Rolando: “esta ciudad se está poniendo insoportable de tanto derramamiento
de semen”. Para llegar a esta deducción Beatriz ha seguido la ruta de los eslabones
de una cadena significante que sería: polución-efusión-semen-espermatozoide, que
le llevaría a interpretar otra vez, que lo que quiso decir el tío Rolando era que: esta
ciudad se está poniendo imbancable porque tenía muchos espermatozoides. Pese a
la gracia que pudo provocarle al abuelo, Beatriz había logrado encadenar una serie
de significados en una red semántica que reunía las indagaciones hechas en el
diccionario, pero también las realizadas con sus fuentes primarias de confianza: el
abuelo y las amigas.

También su amiga Rosita muestra habilidades en sus pensamientos al reflexionar


sobre esa palabra: semen. Ella se adelanta al tener la impresión de “que semen es
una palabra sensual”, así no sepa que decir más. Pero averigua y le dice a Beatriz
que “semen es una cosa que tienen los hombres, no los niños”, dejando ver que
semen solo pueden tener los niños, pero cuando se vuelven hombres; y continua
“solo tienen los hombres pero cuando son viejos como mi padre o tu papi… las niñas
no tenemos semen ni siquiera cuando seamos abuelas”; muestra que el semen es
una propiedad de una clase de género: los hombres, pero cuando sean viejos, y
excluye de esa categoría a los niños o sea los hombres cuando son pequeños;
también excluye a las mujeres representadas en las niñas, haciendo un ejercicio de
generalización.

Sandra –que es la prima de Rosita- a su vez sabe que “todos los niños los niños y
niñas venimos del semen porque este líquido tiene unos bichitos que se llaman
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espermatozoides”, logra en primera instancia, darle una ubicación al origen de niños
y niñas; y en segunda instancia, logra hacer una analogía de los bichitos que están
el agua, con los espermatozoides que están en el semen; a su vez, en este mismo
ejercicio investigativo, puede reconocer que espermatozoide se escribe con zeta.

De otra parte, vuelve Beatriz a mostrar cuidadosamente sus raciocinios con su


componente de pensamiento autorreflexivo: “pero como si no respiramos, igualito
nos morimos”; al experimentar que igual tenemos que respirar y por tanto, respira
aire contaminado por la polución, en esta afirmación pone como imprescindible que
la respiración es requisito para la vida de los seres humanos; además que, por estar
respirando, no podemos eludir es maldita polución, que es ocasionada, como le
explicó el abuelo, por todo el humo que producen las fábricas y los automóviles, y
que por estar en esa ciudad siguen respirando ese humo. Agrega, posteriormente
en esta línea, otra deducción: que los familiares de los presos políticos son pobres y
por tanto no tienen automóviles; y como no tienen automóviles pues donde esten
no contaminan el aire, o sea, la atmósfera.

En cuanto a las habilidades de traducción y formulación, que son necesarias para


explicitar, aplicar o formular el resultado del conocimiento. (Sátiro y De Puig (2011,
p. 29). Se toma las habilidades de transformar, relacionar y considerar diferentes
perspectivas teniendo en cuenta el contexto, que se plantean cuando Beatriz va
paulatinamente resignificando cada vez sus postulados sobre lo que no entendía de
lo que dijo el tío Rolando. Así lo que su tío dijo inicialmente “esta ciudad se está
poniendo imbancable de tanta polución que tiene”, Beatriz relaciona los significados
obtenidos en su consulta en el diccionario y la transforma, dando un primer giro, en
“esta ciudad se está poniendo insoportable de tanto derramamiento de semen”. En
un segundo giro, después de consultar a Rosita y Rosita a su prima Sandra, Beatriz
plantea que “la ciudad estaba insoportable de tantos espermatozoides (con zeta)
que tenía”. Para finalizar, con un giro misterioso, de más de media vuelta y donde
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le dice a su amiga Rosita y le manda decir a su prima Sandra que ellas son más
burras porque ya lo averigua todo y concluye “nosotras no venimos del semen sino
de la atmósfera”.

Para finalizar, la filosofía para niños, como programa educativo, no solo ofrece una
metodología para la enseñanza de la filosofía a niños y adolescentes, ubicándolos
en un lugar de saber y conocer, proponiéndose como componente transversal a los
currículos y a través de sus novelas filosóficas, sino que promueve la formación del
pensamiento superior y complejo, la formación ética de sí mismo a través de los
otros y con los otros, mejora la construcción de los razonamientos, promueve el
desarrollo de la creatividad; a
aprender y darle mayor significado a la experiencia y a la formación consciente de
modelos más democráticos y participativos. Para esto, Lipman (1998), su inventor,
se vale de las habilidades de pensamiento “para la mejora del juicio, ya que el juicio
es lo que une el razonamiento y la acción” a través del ejercicio de las comunidades
de indagación y posibilitado con sus textos o novelas filosóficas, donde “cada página
está salpicada de abundantes ideas filosóficas, de manera que es raro que un chico
lea una página sin tropezar con algún problema, alguna polémica o alguna
perplejidad” (p. 24).

El cuento del escritor uruguayo Mario Benedetti titulado Beatriz, la polución, tiene
como eje central las diferentes inquietudes de Beatriz y sus amigas sobre los
significados de las palabras y sus diferentes acepciones, que llevan a juegos
semánticos divertidos y lógicos que permiten evidenciar la puesta en juego de
algunas habilidades de pensamiento. Se dilucidan las habilidades de pensamiento
que ellas utilizan y cómo las utilizan, revisando los caminos de cada pregunta, sus
procesos de elaboración y sus distintos momentos al intentar dar buenas razones,
construir el andamiaje para sus ideas parciales y llegar a conclusiones previas,
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pasando por momentos de aclaraciones, vacilaciones, nuevos cuestionamientos y
nuevas respuestas.

La utilización de los cuentos, en este caso, permiten otras formas de acercamiento


a la filosofía para niños, a los procesos mentales de la infancia, a los usos lógicos
que hacen del lenguaje; en últimas a la manera particular de dar buenas razones,
de comunicar y entender el pensamiento diverso y divergente, de la aplicación
cotidiana de la filosofía en su propia vida para resolver problemas que se presentan
en su devenir.

Como colofón, es importante resaltar que el ejercicio docente lleva a estar


experimentando, indagando, poniendo a prueba, reflexionando, postulando nuevas
formas de figurar el saber y el conocimiento en los diferentes niveles desde el
preescolar hasta nivel de la educación superior. Es en la docencia donde se renuevan
las formas de crecer en el conocimiento, donde se experimenta el saber y la acción
pedagógica. Por tanto, la filosofía de la educación, la filosofía para niños y las
habilidades del pensamiento, en este caso, son los derroteros que marcan la
gestación de esta propuesta pedagógica.

Referentes Bibliográficos

Benedetti, M (2019). Cuentos de Mario Benedetti. Biblioteca digital. Recuperado de:


https://ciudadseva.com/autor/mario-benedetti/cuentos/
Ciorán, E. (1996). En las cimas de la desesperación. Barcelona: Tusquets editores.
3 edición.
De Puig, I y Sátiro, A (2011). Jugar a pensar con niños y niñas de 4 a 5 años.
Barcelona: Octaedro
Kohan, W. (2009). Infancia y Filosofía. México: progreso.
Lipman, M (1998). La filosofía en el aula. Madrid: Ediciones de la torre.
Lipman, M (2016). El lugar del pensamiento en la educación. Barcelona: Octaedro.

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