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Edición y armado:
Carla Carbonelli
Estos materiales, al igual que la propuesta del libro, fueron concebidos desde una perspectiva que
incorpora la preocupación por utilizar un lenguaje no binario, que no oculte, subordine, ni excluya ninguna
identificación sexogenérica. Sin embargo, con el fin de evitar la sobrecarga gráfica y la eventual barrera
comunicativa que supondría utilizar la “x” para prácticamente todos los sustantivos y adjetivos, hemos
optado por recurrir al masculino genérico en el modo clásico. Dada esta contradicción, queremos
explicitar nuestro posicionamiento y nuestra convicción acerca del carácter históricamente construido de
aquella desigualdad que se reproduce al situar a lo masculino como universal. Conservaremos el modo
inclusivo para las bienvenidas de cada módulo y para el programa de este libro
Adissi, Grisel
Estrategias cualitativas de investigación social en salud / Grisel Adissi. - 1a ed. -
Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Ministerio de Salud de la Nación, 2022.
Libro digital, PDF
ISBN 978-950-38-0312-7
Este documento puede ser reproducido en forma parcial o total sin permiso especial, siempre y
cuando se mencione la fuente de información
Autoridades
• Ministra de Salud
Capítulo 1
• Comprender los aspectos básicos sobre la concepción del mundo social que
se vinculan con las propuestas cualitativas
• Comprender la concepción del conocimiento presente en las investigaciones
cualitativas y en la intención investigativa de comprender el mundo social
• Comprender el vínculo entre los posicionamientos epistemológicos y la
flexibilidad y reflexividad como características centrales de los abordajes
cualitativos
• Identificar el error habitual de asociar enfoque cualitativo con utilización de
técnicas no estandarizadas
• Comprender la relación entre la forma de comprender al mundo y al
conocimiento propia de los abordajes cualitativos, y determinadas
concepciones de “salud”
• Conocer distintos usos, oportunidades y aportes de los abordajes cualitativos
en diversos aspectos relacionados al proceso salud-enfermedad-atención-
cuidados
Capítulo 1. Qué son y qué suponen las estrategias cualitativas de investigación en salud.
Presentación
realidad social que lleva a que surjan determinadas preguntas y que, de manera
coherente con ellas, debamos apelar a ciertas estrategias –cualitativas- para poder
responderlas. Sumado a esto, la investigación cualitativa requiere una expertise en quien
investiga que sólo puede adquirirse a costa de empezar a investigar, equivocarse, y
poder identificar los errores para corregirlos. No hay recetas. Ni tampoco hay una
definición unívoca de qué es la investigación cualitativa: dado su origen en las ciencias
sociales, responde a una lógica en la cual el disenso es considerado provechoso. Es por
esto que el último malentendido a señalar es el siguiente: la investigación cualitativa
está lejos de ser una solución simple para quien no conoce bien cómo producir
conocimiento cuantitativo. Más bien lo contrario.
Las estrategias cualitativas no implican meramente recolectar datos de tal o cual
forma, o evitarse los procedimientos de estandarización, sino que conllevan una serie
de supuestos acerca de qué es el conocimiento para las personas, qué lugar ocupa el
conocimiento en la realidad social y, de la mano con aquello, qué características posee
el conocimiento científico que se busca producir mediante la investigación propuesta.
Por lo anterior, traen aparejadas ciertas formas específicas de concebir a los datos y de
analizarlos e interpretarlos en función de construir conocimiento sistemático. Sin
embargo, vaya a saberse por qué (aunque podríamos presumir que por las relaciones de
estatus internas a los campos de conocimiento), este error puede encontrarse no pocas
veces en distintos ámbitos vinculados con la salud.
Hecho este señalamiento, comenzaremos por señalar una característica propia de las
ciencias sociales: su pluralidad constitutiva.
Lo primero que tenemos que saber para introducirnos en este universo, es que tenemos
que partir de asumir que los conceptos son convenciones, y que se utiliza uno u otro en
función del ámbito institucional en que se escribe, del público al que se supone que va
a llegar ese escrito, de la experiencia personal en esos temas. No se trata de barreras
unívocas que alerten sobre lo pertinente o no de acercarse. Esto ha estado presente en
nuestra selección de textos, como irán viendo en este Capítulo y en los siguientes.
Para quienes provienen del mundo de la investigación cuantitativa, o de disciplinas más
consensuales donde la utilización de los términos tiende a ser unívoca, lo anterior puede
resultar, en principio, desconcertante. Sin embargo, dado que hace al espíritu de lo que
nos proponemos presentar, y al modo de ser propio de las ciencias sociales, invitamos a
atravesar esa sensación inicial y a tratar de ir incorporando –como cuando se aprende
un nuevo idioma- esta dinámica particular del conocimiento. Un conocimiento
fuertemente argumental, donde cada utilización de conceptos debe ser explicada
porque no es posible suponer que se entienda de idéntica forma. Y un mundo polifónico,
diverso, donde es necesario anticipar que lo que predomina no es lo único que existe, y
que, si hay algún consenso, siempre será condicional y provisorio.
Un primer consenso, de los pocos: por una cuestión de agilidad en la lectoescritura, se
suele usar el término “cuali”, y así lo haremos a lo largo de los capítulos. También
incorporar esta denominación nos lleva a introducirnos en la jerga específica de la
investigación social.
Dicho aquello, cabe advertir que en este libro hemos optado por recuperar algunas
líneas predominantes y con tradición investigativa en nuestro país y en la región, con la
intención de ser lo más abarcativos posible. No obstante, es posible anticipar que
seguramente algo dejemos afuera en el recorte que nos orienta.
Siguiendo con los propios preceptos planteados por los abordajes cualitativos, que
iremos desarrollando, también quienes armamos este libro tenemos una perspectiva
particular, desde la cual consideramos algunos desarrollos más fructíferos o efectivos
que otros. Y seguramente la selección que hicimos haya recuperado lo que nos resultaba
más afín, y dejado por fuera lo que no nos interesaba tanto. Por eso es importante
comenzar este libro explicitando que nuestro recorrido no será objetivo ni el único
posible, sino el que hemos considerado apropiado y relevante desde nuestra propia
experiencia y nuestro propio bagaje teórico.
Dicho esto, estamos ya en condiciones de adentrarnos en este primer Capítulo, donde
nos ocuparemos de señalar cuáles son las concepciones del mundo que otorgan
relevancia a la necesidad de producir conocimiento científico a través de estrategias
cualitativas.
Capítulo 1. Qué son y qué suponen las estrategias cualitativas de investigación en salud.
Considerando que las personas construimos el mundo que habitamos, los abordajes
cualitativos exploran los diversos significados atribuidos a los eventos cotidianos (Sáez,
2016). Exploran, a su vez, la vida cotidiana como espacio fundante de los procesos
sociales, y como espacio donde estos se encarnan en formas singulares y experiencias
particulares. Se trata de abordar cuestiones microsociales o de pequeño alcance,
entendiendo que es allí donde se juegan los aspectos centrales de cada momento
histórico, y donde se pueden observar las verdaderas conexiones que guardan unos
fenómenos con otros. También, donde se vuelven concretos los grandes postulados
generalizantes, y lo hacen siempre de modos distintos, en función de lo específico de
cada escenario, de las interacciones sociales, de las tradiciones, de las relaciones de
poder, etcétera. Mientras que tanto la ciencia como el sentido común tienden a separar
en esferas los sucesos (lo económico, lo político, lo sanitario, lo cultural) es en la vida
concreta de las personas donde podemos observar cómo se articulan estas dimensiones,
que son resultado del análisis.
Las investigaciones cualitativas parten de entender que el mundo es diverso, que
pensamos de modos distintos y vivimos en condiciones diferentes. Esa heterogeneidad
resulta interesante para este tipo de abordajes. De la mano con lo anterior, se vuelve
necesaria una actitud de respeto hacia la diversidad. Los sujetos se vuelven productores
de sentidos: es preciso aproximarse a ellos en tanto conocedores del mundo que los
rodea (aun cuando su conocimiento difiera de lo que yo entiendo como conocimiento),
independientemente de su nivel educativo, su sector social de origen, su ocupación,
etcétera. Es decir, tengo que partir de que toda persona es igualmente capaz de pensar,
reflexionar y construir conocimiento acerca de su propia realidad. Y que todo
conocimiento se produce bajo ciertas condiciones sociales, con las que dialoga (es
resultado de ellas y a su vez, contribuye a (re)producirlas).
Siendo que las personas conocen el mundo que habitan, el conocimiento científico, es
decir, el que se busca producir a través de una investigación, es un conocimiento de
segundo grado. Un conocimiento que debe ser construido recuperando el conocimiento
que las personas tienen de ese contexto. Este es uno de los principios centrales de las
estrategias cualitativas.
Las concepciones del mundo son, a su vez y fundamentalmente, concepciones acerca
del conocimiento. El punto de partida es la capacidad de todas las personas para
comprender e interpretar la realidad que habitan, y de actuar de modos originales en
base a esas interpretaciones. Luego, conocer estas interpretaciones resulta de
importancia tanto para entender los procesos de transformación social como la
transmisión de modos de hacer, sentir y pensar que trascienden el aquí y ahora.
Considerando que las personas construimos el mundo que habitamos, los abordajes
cualitativos exploran los diversos significados atribuidos a los eventos cotidianos.
Exploran, a su vez, la vida cotidiana como espacio fundante de los procesos sociales, y
como espacio donde estos se encarnar en modos concretos y experiencias particulares.
Capítulo 1. Qué son y qué suponen las estrategias cualitativas de investigación en salud.
Los abordajes cuali exploran aspectos del mundo social relacionados con el significado
y con la vida cotidiana. El supuesto es que las personas construimos el mundo en que
habitamos: lo cuali permite acercarse a los pequeños procesos y experiencias que,
sedimentándose, van construyendo la historia. Es por ello que la investigación busca
adoptar una perspectiva “desde el interior” para estudiar los fenómenos de manera
completa, comprendiendo cómo se crea y cómo se da significado a la vida.
Capítulo 1. Qué son y qué suponen las estrategias cualitativas de investigación en salud.
Un poco de epistemología
La Epistemología es aquella rama de la filosofía que se ocupa de reflexionar acerca del
conocimiento, con un interés particular en distinguir lo específico del conocimiento
científico. Los supuestos epistemológicos de los abordajes cualitativos definen una
forma específica de entender a las personas, al mundo social y a los tipos de
conocimiento respecto de la realidad. Nos detendremos brevemente en esto.
El acto de conocer supone a un sujeto que conoce y a un objeto, al cual se conoce. Sujeto y
objeto son los elementos centrales de este acto. La pretensión de objetividad del conocimiento
científico consiste en despojarse, en tanto sujeto de conocimiento, de todo lo particular. Un
conocimiento objetivo es aquel que resume las propiedades del objeto tal como se lo vería
desde cualquier lugar. O desde un no-lugar. Como si quien observa no fuera un sujeto.
determinan qué es posible conocer y qué no. En segundo lugar, implica que no sólo
quien investiga tiene una perspectiva, sino que fundamentalmente todas las personas
tenemos una mirada particular acerca de nuestra propia vida.
Entonces: el conocimiento se concibe como necesariamente contextual: nunca es
posible un conocimiento desprendido del marco histórico y social en el que tiene lugar,
es decir, no es posible un conocimiento absoluto y universal. Esta afirmación vale tanto
para el conocimiento que tenemos como personas del mundo que nos rodea, como
para el conocimiento científico. Y esto nos lleva a otro principio epistemológico clave,
comentado arriba: el conocimiento científico del mundo social siempre es un
conocimiento de segundo nivel, porque trata de interpretar una realidad donde ya
quienes la habitan poseen saberes y valoraciones.
En los abordajes cualitativos, se trata no de buscar lo impersonal, sino por el contrario,
de explicitar todos los aspectos subjetivos: lo que se conoce es así porque se mira desde
cierto lugar particular. Pero además, la intención es cuestionar el carácter de “objeto”
de conocimiento de aquellxs a quienes se investiga, o sobre los que se busca producir
conocimiento, partiendo de señalar lo obvio: son sujetos. Esta obviedad en realidad no
suele ser afrontada por la historia del conocimiento científico, sino más bien al contrario.
La tradición cualitativa se encuentra articulada con una preocupación ética acerca de
aquellxs sobre los que se busca producir conocimiento, y sobre la relación que quien
investiga establece con ellos, así como sobre el modo en que esto influye en el
conocimiento obtenido.
Cabe advertir que decimos “tradición cualitativa” buscando una denominación que
permita dar cuenta de muchos desarrollos distintos y divergentes, y sin pretensión de
absolutizar todos los desarrollos investigativos “cuali”, sino más bien comentar qué
elementos fueron apareciendo regularmente en las indagaciones y teorizaciones.
En el conocimiento en general, y en el conocimiento científico como parte de aquel, los
sujetos resultan fundamentales. La subjetividad de la mirada no es un defecto para este
tipo de aproximaciones ni algo a superar. Al contrario: la calidad de una investigación
cuali se desprende de la profundidad con que logre dar cuenta de esa subjetividad,
exponiéndola y presentándola en lugar de dejarla implícita. Por eso no se trata de lograr
conocimiento “objetivo” como finalidad de una investigación cuali, es decir,
independiente del lugar en que se haya mirado, sino, por el contrario, por describir en
detalle cuál es aquel lugar subjetivo desde el cual se miró. Esto permite entender cómo
y qué se veía desde allí. Por lo anterior, no se pretende lograr una validez universal de
lo que se afirma en base a lo investigado.
En cuanto a los sujetos investigados, el interés está puesto en describir y analizar en
profundidad modos singulares del ser en el mundo. Dado que se otorga una valoración
central a las circunstancias particulares en que tiene lugar la existencia, interesa mirar
de cerca aspectos propios de la cotidianeidad, y de los modos concretos en que se
Capítulo 1. Qué son y qué suponen las estrategias cualitativas de investigación en salud.
En líneas generales, podemos decir que en todas aquellas opciones, lo que subyace es
la inquietud por comprender los modos diversos en que los fenómenos macrosociales,
es decir que tienen lugar en períodos largos de tiempo o en espacios ampliados (la
desocupación, el aislamiento social, la precarización laboral, el aumento de la esperanza
de vida, la transición epidemiológica, la inflación, la sanción de un nuevo marco legal,
los procesos migratorios, etcétera) se vuelven experiencias personales concretas.
Capítulo 1. Qué son y qué suponen las estrategias cualitativas de investigación en salud.
una profecía autocumplida (se fue a buscar lo que se suponía) o bien aporta un
conocimiento nuevo e interesante. Si esto no se hace, es muy posible que invalide los
datos que obtenga. Es necesario que al investigar tengamos nosotros en claro cuáles
son nuestros prejuicios y nuestras valoraciones. Esta toma de conciencia debe ser
objeto continuo de reflexión, y quedar debidamente registrada como parte misma del
proceso de producción de conocimiento. Por lo que regresamos aquí a la reflexividad
como aspecto central de los abordajes cualitativos. Esto es porque, tal como iremos
viendo, un componente central de los estudios cualitativos tiene que ver con
problematizar la propia inserción en la propuesta de investigación.
Ahora integremos lo mencionado en este subtítulo con los apartados anteriores. La
lógica de la investigación cualitativa está directamente vinculada al reconocimiento y
asunción del carácter de construcción teórica de los problemas investigativos, es decir,
todo problema investigativo representa una construcción teórica. A su vez, todo punto
de partida teórico es considerado preliminar, en la medida en que se va redefiniendo al
confrontarse paulatinamente con los hallazgos empíricos. La teoría se va así
consolidando o reformulando en el proceso mismo de investigación, y el objeto de
investigación es más un punto de llegada que de partida. Esto requiere profesionalismo,
porque implica transitar la incertidumbre a lo largo del proceso investigativo. Y esta
incertidumbre tiene un reflejo concreto: los diseños cuali son flexibles, porque es preciso
ir tomando decisiones sobre la marcha.
Sumado a lo anterior, y habiendo mencionado que uno de los principales objetos de
conocimiento tiene que ver con los significados, debemos advertir que los modos de
significar un fenómeno o situación pueden ser infinitos, y que como se van originando
de manera particular en los distintos grupos de personas, no pueden ser anticipados.
Sólo se accede a ellos a través de un abordaje empírico, es decir, durante el desarrollo
mismo del trabajo de campo. El verdadero conocimiento se obtiene a partir del
acercamiento concreto a los involucrados. Un ejemplo: mientras se suele prejuzgar por
parte de los equipos de salud que alguien que abandona un tratamiento médico no se
cuida o es “descuidado”, las investigaciones cualitativas buscan comprender cuál es la
perspectiva, los motivos, la forma en que entiende esa persona aquel abandono del
tratamiento. De esta manera, suelen encontrar que en realidad las personas están
siguiendo otro tipo de cuidados, o que están priorizando otras necesidades más
urgentes, lo cual es bastante distinto de la desidia.
Entonces, el diseño flexible posibilita captar aquellos significados que no pueden
conocerse de antemano. Si bien hay que reconocer que no siempre es posible seguir
este atributo en investigaciones que requieren un tiempo reducido de trabajo de campo
o que surgen por demanda de alguna entidad que las financia, la calidad de un abordaje
cualitativo puede reconocerse en la medida en que quien investiga reconoce haberse
sorprendido por algo que ha encontrado. No por la frecuencia con que acontece
determinada situación, sino por la conexión que guarda con otras situaciones, o por el
Capítulo 1. Qué son y qué suponen las estrategias cualitativas de investigación en salud.
modo en que es interpretada por sus protagonistas. Un buen investigador cuali es quien
tolera la incertidumbre de no saber con qué va a encontrarse. Y una buena propuesta
cualitativa es aquella que no quedó tal como en su diseño inicial, sino que fue
reformulada.
Resulta fundamental la apertura a que la realidad vaya sorprendiendo al investigador,
y que este vaya respondiendo a la necesidad continuamente renovada de generar
categorías, asumir perspectivas, incorporar teorías, recoger datos, identificar
situaciones, y reconocer temas relevantes y no se habían tenido en cuenta
anteriormente. Los diseños cuali se consideran orientativos del camino que se visualiza
antes de comenzar a andar, que señala inicialmente categorías, estrategias y enfoques
provisionales, así como cuáles podrían ser los participantes, los escenarios, las técnicas,
el cronograma. Esta propuesta es una referencia para el trabajo, pero es preciso
transformarla de acuerdo con lo que los avances vayan mostrando. Esas
transformaciones deben ser acompañadas de decisiones argumentadas, en base a un
proceso permanente de evaluación y reflexión sobre lo recorrido y acerca de cómo
continuar.
La flexibilidad implica que no se intenta acomodar la realidad al método sino por el
contrario, el método a la realidad, es decir, es algo que se va encontrando a medida
que avanza la investigación. La realidad se entiende como cambiante según los
escenarios singulares (asumiendo características distintivas en cada uno de los tiempos
y espacios) y compleja, por lo que no se busca reducirla a leyes generales válidas en todo
momento y lugar.
La flexibilidad también atañe a las técnicas: como lo que se busca conocer no puede
predecirse, tampoco puede anticiparse de manera inamovible cómo conocerlo. Una
aproximación cualitativa se define por su capacidad de modificarse a medida que
avanza, incorporando aspectos importantes que se van descubriendo. Es decir que las
decisiones se van tomando sobre la marcha, en base a aspectos que no conocíamos en un
principio.
Hemos dejado este apartado para el final, a sabiendas de cuán habitual es que las
estrategias cualitativas se presenten por contraposición a las cuantitativas. Esto es
porque, a diferencia de aquel gesto recurrente, nos interesó focalizar lo específico de
las estrategias “cuali”. Porque si bien las aproximaciones cuali pueden articularse con
las cuanti para conocer el mundo, y de hecho es deseable que así lo hagan dado que
ambas nos muestran aspectos distintos de los fenómenos bajo estudio, es habitual
presentar a las cualitativas -menos conocidas por provenir de disciplinas con menor
reconocimiento social- por oposición a las cuantitativas. Pero para finalizar este capítulo,
recuperaremos lo visto realizando señalamientos acerca de las diferencias entre ambas
aproximaciones a la realidad empírica.
Los abordajes cuantitativos encuentran sus raíces en el paradigma positivista, con una
orientación empirista. Los supuestos en que se basan respecto de cómo se concibe al
mundo y al conocimiento se hacen presentes en cada indagación cuanti,
independientemente de las intenciones de quien investiga. Brevemente, diremos que
estos consisten en suponer que los hechos hablan por sí mismos, y que es posible lograr
un conocimiento neutral, objetivo y generalizable de ellos a través de una observación
sistemática de aspectos aislados o variables. Con ello se minimizan los problemas
teóricos, vinculados con la construcción del objeto, y se concibe a cualquiera que
investiga como a alguien que a fuerza de conservar distancia y utilizar instrumentos
apropiados puede relevar datos claros y evidentes, es decir, idénticos para cualquiera
que los busque. En otras palabras: el positivismo considera que el conocimiento, para
ser científico, debe ser independiente de quien lo produce, de sus intereses e
intencionalidades. Este tipo de conocimiento es “el” conocimiento válido y legítimo, y
consiste en el hallazgo de afirmaciones válidas para la generalidad de los casos:
relaciones de causa-efecto universales que permitan explicar y predecir los fenómenos.
Siendo relaciones que se corroborarían en todo tiempo y lugar, encontrarlas sirve para
poder predecir y controlar eventos en el futuro, dado que se supone que las variables
se comportarán de manera idéntica a como lo hicieran en el pasado.
En el caso de la investigación social, aquella forma de concebir al mundo y al
conocimiento se plasma en la idea de que es posible conocer un fenómeno a partir de
suministrar siempre y a todos un mismo estímulo (una pregunta), para poder medir y
comparar las respuestas. Esta perspectiva proviene de las ciencias naturales, donde se
investiga acerca de objetos y fenómenos que no se ven afectados por la presencia del
investigador, y que no poseen en sí mismos conocimiento (como los animales, las
plantas, los climas, los suelos, el organismo, etcétera). Como sólo cuenta el
conocimiento experto, es posible anticipar exactamente cuál es el interés antes de
realizar el trabajo de campo. Por tanto, se considera deseable estipular lo más posible de
antemano cómo obtener los datos. Es por esto que los abordajes cuantitativos son
estructurados.
personas que piensan, sienten, recuerdan, desean, temen. Por el acento que, en
consecuencia, ponen en lo particular, se diferencian en dos puntos centrales de los
cuantitativos: no tienen como objetivo decir algo representativo del universo, y no son
estructurados.
Las técnicas cualitativas buscan comprender las particularidades. No están interesadas
en obtener datos representativos ni comparables, sino en brindar elementos para
pensar lo que sucede de modo más complejo -es decir, teniendo en cuenta una mayor
cantidad de aspectos involucrados. Lo central entonces no son las leyes generales, sino
la vida cotidiana y las experiencias de las personas comunes. Desde ellas se busca
comprender aspectos claves del funcionamiento del mundo social.
Que provengan de las ciencias sociales hace que la teoría se considere fundamental
para la construcción del objeto, así como durante la investigación a fin de propiciar un
proceso de reflexión continua. También la teoría interviene en la forma artesanal de
procesar los datos (nunca siguiendo un formato preestablecido, sino siempre
ajustándose a cada investigación en particular, lo cual debe ser meticulosamente
justificado) y en el tipo de interpretaciones que pueden hacerse.
En contraste con las aproximaciones cuantitativas, tal como mencionamos antes, el
conocimiento cuali parte de reconocerse como un conocimiento de segundo orden: el
objeto de estudio ya tiene un conocimiento sobre sí mismo. Para indagar cualquier
hecho social, las aproximaciones cuali se preocupan por considerar qué
piensan/sienten/recuerdan/opinan los protagonistas al respecto. Estos saberes de la
vida cotidiana son complejos, tienen ramificaciones, contradicciones internas,
conexiones. No pueden por tanto abordarse de manera externa ni general: deben ser
conocidos aproximándose en profundidad a cada realidad y grupo social en particular.
A su vez, como precisamente resultan de interés porque no pueden suponerse de
antemano, la investigación debe ser flexible, para ir amoldándose a lo que va
encontrando. Y como se derivan de experiencias y perspectivas particulares, tampoco
pueden ser generalizados. No se busca en consecuencia explicar el comportamiento
social, sino comprender por qué las cosas han sucedido o están sucediendo de
determinado modo y no de otro. Y no se cree posible anticipar a futuro o predecir cómo
serán.
Las aproximaciones cualitativas no son estructuradas: cuál es su objeto, qué teorías son
relevantes, qué técnicas son pertinentes para la construcción de datos, son todos
interrogantes que permanecen abiertos hasta el final de la investigación. En la etapa
de diseño se hace una propuesta que guiará los primeros pasos, pero se espera que
esto se vaya modificando en el translibro de la investigación, como reflejo de que la
realidad muestra sus relevancias y conexiones, inimaginables antes de acceder al
campo. Tal vez este sea un aspecto donde queda más claro explicarlo por oposición a
las cuantitativas: mientras que en estas últimas detallo de antemano que quiero conocer
y cómo, para luego seguir estos pasos del modo más apegado posible (y todo
Capítulo 1. Qué son y qué suponen las estrategias cualitativas de investigación en salud.
Pese a su versatilidad y fecundidad, en el campo de la salud han sido más frecuentes los
abordajes cuantitativos. Sea en investigaciones diagnósticas, de implementación, o
evaluativas, generalmente se encuentra que reciben mayor confianza y credibilidad los
Capítulo 1. Qué son y qué suponen las estrategias cualitativas de investigación en salud.
indicadores numéricos. Posiblemente esto guarde relación con las disciplinas que gozan
de mayor prestigio en este campo, cuya proveniencia remite a los paradigmas
positivistas. Nos referimos mayormente a los enfoques biologicistas que imperan en las
disciplinas abocadas a la salud, si bien últimamente los intereses cuanti también resultan
de enfoques economicistas. Tanto en un caso como en otro, las miradas recortan
exclusivamente aspectos biológicos o económicos, no sólo dejando de lado sus
conexiones con otro tipo de fenómenos sino también proponiéndose como explicación
única (de este simplismo es que deriva el sufijo de “istas”).
La vida cotidiana como ámbito de observación permite comprender cómo se conectan
fenómenos concernientes a distintas esferas. O, mejor dicho, posibilita traspasar las
fronteras arbitrarias que se han ido construyendo entre lo que se ha delimitado como
esfera, según las tradiciones disciplinares y gubernamentales (donde habitualmente se
distingue entre lo laboral, lo educativo, lo sanitario, lo laboral, lo habitacional, etcétera).
Las investigaciones cuali previenen respecto de la naturalización de que se trata de
objetos diferenciados, cuando en realidad lo que ha ido seccionando la realidad son
las diferentes tradiciones de abordaje.
Esto no sólo sucede entre disciplinas o sectores, sino también al interior de los propios
campos de estudio, donde habitualmente se delimitan ámbitos de investigación. Tales
delimitaciones permiten orientarse respecto de los subsidios disponibles, las
acreditaciones en estudios de grado y posgrado, los encuentros científicos pertinentes,
los destinatarios del conocimiento, etcétera. Sin embargo, estas divisiones no
representan una propiedad intrínseca a los objetos o a las investigaciones, sino un modo
posible – entre otros- de agrupar las aproximaciones. En el campo de la salud podemos
encontrar que se denomina a investigaciones de muy distinto tipo, tema y procedencia
como “investigaciones en salud pública” o como “investigaciones en servicios de salud”,
según quien elija la categoría –es decir que una misma investigación puede ser
clasificada de uno u otro modo. Todo aquel ámbito o problemática que pueda ser
abordado desde la investigación social, admite incluir estrategias de corte cualitativo.
Y, de hecho, los abordajes cualitativos permiten reconstruir las relaciones del objeto con
lo que a priori puede haber quedado como concerniente a otro ámbito.
Por lo anterior, un campo fecundo para la investigación cualitativa se abre a partir de
las propuestas de la salud colectiva/medicina social. Esto se vincula con la discusión
que estas perspectivas sostienen con los reduccionismos biológico y económico, y el
consiguiente diálogo con las ciencias sociales. La investigación cualitativa en salud
encuentra así múltiples puntos de coincidencia con los intereses de la salud
colectiva/medicina social, lo cual puede observarse en el tipo de problemáticas que se
propone estudiar. Bien podemos hacer el ejercicio de buscar en algún portal científico
artículos que reporten resultados de investigaciones cualitativas para, a partir del
título y el resumen de cada uno de ellos, revisar si existe conexión entre los problemas
de investigación y las propuestas de la salud colectiva/medicina social.
Capítulo 1. Qué son y qué suponen las estrategias cualitativas de investigación en salud.
También puede servir para desterrar prejuicios de los equipos de salud, como pensar
que determinados pacientes no se cuidan –cuando al indagar en profundidad se
comprende que tenían otros sentidos respecto del cuidado, porque si bien no tomaban
medicación porque descreían de ella, hacían sistemáticamente dietas y ejercicio. O bien,
porque estaban cuidando a otros –algo que en nuestra cultura suele encontrarse
respecto de las mujeres y la falta de consulta por problemas ginecológicos. Así, puede
suceder que mientras se creía que lo que faltaba era información acerca de una
determinada enfermedad, encontremos que en realidad lo que falta son juegotecas o
guarderías que permitan a las mujeres con hijos pequeños realizar una consulta por su
propia salud. O que el problema es que una determinada institución todos los médicos
son varones, y en determinado grupo social es inconcebible –tanto para las propias
mujeres como para sus maridos- que revisen a alguien de otro sexo. O podemos
encontrar que, mientras desde los manuales de atención primaria la cercanía geográfica
siempre es valorada positivamente, hay personas que para determinadas situaciones
(enfermedades estigmatizadas o violencia doméstica, por ejemplo) prefieren atenderse
lejos de su casa. O que la cercanía no pasa por estar a doscientos metros de distancia,
porque en el medio hay un desarmadero y los vecinos prefieren tomarse un colectivo
para el otro lado antes que pasar por ahí.
Ahora bien, mediando lo dicho por los párrafos anteriores es preciso resituar lo dicho
arriba respecto de “otra posición social”. Porque con frecuencia se percibe a los
destinatarios, a los pobres o a los grupos socialmente vulnerables o estigmatizados
desde una mirada caritativa o lastimosa. Esto implica habitualmente desconocer
iniciativas, gestos de creatividad, e incluso las propias formas de dar significado a sus
vivencias. La investigación cualitativa en estos casos permite, sin desconocer los
procesos estructurales que provocan miseria y desigualdad, (re)conocer a quienes
ocupan posiciones socialmente desventajosas como semejantes, con toda su
capacidad de acción, su poderío y su coraje, y recuperar sus saberes específicos
respecto de la propia situación. En otras palabras, permite revertir las miradas
objetualizantes que muchas veces tienen lugar respecto de quienes son considerados
socialmente como “otros”.
La investigación cualitativa previene respecto de invisibilizar los distintos
conocimientos. Ella permite comprender el punto de vista de aquellos cuya interacción
con el sistema de salud puede resultar extraña o poco comprensible. No obstante, como
mencionamos arriba, también es posible convertir al propio equipo de salud en objeto
de estudio. Por ejemplo, para comprender por qué se prescriben antibióticos en casos
en que no son necesarios, o por qué se maltrata a determinado grupo de pacientes, o
por qué existe un subregistro de determinada patología –por sólo poner algunos
ejemplos.
Un error habitual en los abordajes cuali en salud, que se desprende de cierta debilidad
en el manejo de los principios epistemológicos que subyacen a los marcos teóricos
Capítulo 1. Qué son y qué suponen las estrategias cualitativas de investigación en salud.
elegidos, consiste en utilizar este tipo de aproximaciones para concluir que existe una
distancia entre el saber experto y el de sentido común. En consecuencia, algunas
investigaciones se encaminan a mostrar cómo las personas no pueden definir de qué se
trata tal o cual enfermedad, o no conocen terminología biomédica. Esto es
absolutamente esperable: ninguna persona que no sea un profesional de la salud puede
definir los problemas tal como lo hace un profesional de la salud (así como un
profesional de la salud no podría describir la construcción de un edificio tal como lo hace
un ingeniero –por sólo poner un ejemplo). Este tipo de investigaciones no debe
confundirse con aquellas que se encaminan a comprender los sentidos específicos de
eventos de salud a fin de crear puentes que permitan mejorar la calidad de vida de los
grupos sociales.
Por último, nos interesa señalar que la investigación cualitativa no sólo es una forma
de indagar, sino que familiarizarnos con ella genera una serie de preguntas que se
vuelven luego constitutivas del actuar en salud.
En atención primaria de la salud desde un enfoque integral (entendiendo por tal a
aquellas miradas de la que buscan diferenciarse de las vertientes focalizadas de la APS)
se trabaja en base a conceptos tan centrales como imprecisos, como ser “estilo de vida”,
“bienestar” o “promoción de la salud”, ¿estamos refiriéndonos a realidades
consensuadas y tangibles, o acaso no tienen lugar allí las distintas percepciones? ¿Es
posible generalizar qué contenidos concretos asume cada uno de esos conceptos,
independientemente del contexto cultural, político, histórico? No se trata únicamente
de que las poblaciones tienen derecho a decidir qué es importante para su propia salud
–lo cual no es algo menor- sino además de que el sistema de salud oficial pueda
enriquecerse incorporando estas perspectivas y a través del diálogo continuo con sus
destinatarios.
Cuando pensamos en políticas públicas y nos preguntamos si fueron efectivas, ¿desde
qué punto de vista evaluaremos esto? ¿Desde los objetivos políticos, o desde la mirada
de los destinatarios? ¿Se correspondía lo hecho con las necesidades sentidas de los
involucrados? ¿Fue apropiado para ellos el modo de intervención? ¿Resultó oportuno?
La investigación cuali abre la posibilidad de identificar las preocupaciones de las partes
interesadas para poder mejorar las intervenciones.
La investigación cualitativa parte de reconocer como legítimo todo saber. Al mismo
tiempo, nos advierte respecto de que lo que consideramos obvio puede no serlo para
nuestros interlocutores; esta advertencia nos ayuda a potenciar la escucha respecto
de qué es lo que concretamente le sucede a la otra persona, en lugar de suponer que
es lo mismo que nos pasa a nosotros.
Recordemos: los abordajes cualitativos implican involucrarse con la vida cotidiana, en
las situaciones, relaciones y problemas que tienen los sujetos a quienes interesa
comprender. Se trata de zambullirse lo más posible en otras realidades para comprender
Capítulo 1. Qué son y qué suponen las estrategias cualitativas de investigación en salud.
de la manera más abarcativa posible aquello que sucede. Se trata de una comprensión
“desde el interior”. Estas aproximaciones sirven por tanto para acceder a datos que de
otro modo no conseguiríamos, y para “pararse en los zapatos” de sujetos o grupos de
sujetos y describir cómo es la vida desde ese lugar particular. Especialmente, cuando la
definición misma de aquellos sobre los que nos interesa conocer los define en su
carácter particular y no generalizable: en estos casos el objetivo es acercarse en
profundidad a pocos casos, y sólo una estrategia cualitativa puede lograrlo. De este
modo, permiten comprender situaciones que para los equipos de salud resultan
incomprensibles. Sea la demora en consultar o el abandono de tratamientos, sea la
utilización de drogas peligrosas o el regreso a la convivencia con personas violentas, o la
predisposición al consumo de alimentos no saludables. Por lo anterior, posibilitan
comprender las causas no biológicas de las enfermedades y el sufrimiento como
problema de salud no reducible a lo orgánico, al permitir identificar vulnerabilidad y
exposición de modos no perceptibles a través de otros abordajes.
Finalmente, es preciso señalar que los abordajes cualitativos son particularmente
efectivos para abordar temas tabú; es decir, aquellos temas sensibles cuyo abordaje
requiere cautela y sensibilidad, además de respeto, como ser los relativos a violencia,
adicciones, abusos, etcétera. Por ello permiten ver los modos concretos en que factores
de riesgo abstractos y universales se encarnan en situaciones concretas y en sujetos
reales, que es lo que permite comprender cómo operan y pensar soluciones
apropiadas para enfrentarlos.
Por lo dicho podemos concluir que los datos cualitativos proporcionan una
profundidad que los números no llegarían nunca siquiera a rozar, ni a insinuarlo.
También permiten conocer asuntos que resulta imposible, por su propia naturaleza,
abordar en términos cuantificables.
Sintetizando, mencionaremos algunos ejemplos de investigaciones cualitativas:
✓ Las dificultades que encuentran un determinado grupo de personas (ej: quienes tienen
discapacidad motriz, quienes no hablan castellano, quienes habitan en calles de tierra,
etcétera) para acceder a una consulta temprana.
✓ Las estrategias que despliegan grupos de personas (ej: una organización barrial, un
conjunto de estudiantes universitarios, las mujeres a cargo de más de tres hijos,
etcétera) para afrontar los gastos necesarios para su supervivencia a lo largo de un mes.
✓ El modo en que vivieron las inundaciones de la provincia de Buenos Aires las familias
localizadas en áreas semi-rurales; el modo en que experimentaron la inflación del último
año las familias con hijos pequeños; el modo en que vivieron la desocupación de los
últimos años las personas cercanas a la edad de jubilación, etcétera.
✓ Los recuerdos acerca del último censo de población; los recuerdos acerca del último
Capítulo 1. Qué son y qué suponen las estrategias cualitativas de investigación en salud.
✓ Cómo son las relaciones de poder y de conflicto en un hospital provincial; cómo son las
relaciones de conflicto y negociación entre dos municipios del conurbano; cómo son las
disputas y la cooperación entre enfermeros pertenecientes a distintos servicios de un
hospital municipal, etcétera.
✓ Cuáles son las condiciones de contratación de personal de enfermería en una región;
cuáles son las trayectorias políticas de quienes ocupan cargos directivos en la gestión
pública; cuáles son las deficiencias de las viviendas de un determinado asentamiento;
etcétera.
✓ Qué tipo de aflicciones a nivel subjetivo produce la situación medioambiental –y
habitualmente es desconsiderada como efecto de ella por lo que no se la incluye en las
denuncias por contaminación; qué tipo de aflicciones a nivel subjetivo provoca el
cuidado de un familiar internado; qué tipo de aflicciones a nivel subjetivo produce recibir
el diagnóstico de una enfermedad terminal, etcétera.
A partir de lo trabajado hasta aquí, los desafiamos a que encuentren otros ejemplos con
que rellenar los “etcétera” de cada uno de los puntos anteriores, y a que prueben
completar cada uno de los puntos con coordenadas concretas en espacio y tiempo
diferentes para comprender cómo quedan las distintas inquietudes. En ese sentido, el
contexto en que estamos produciendo estos materiales, de plena pandemia y
aislamiento social, puede resultar fecundo para encontrar nuevas aplicaciones y
Capítulo 1. Qué son y qué suponen las estrategias cualitativas de investigación en salud.
Para finalizar…
En estas páginas hemos buscado resumir y sistematizar lo que la literatura más difundida
acerca de las estrategias cualitativas plantea respecto de las mismas, y hemos hecho
énfasis en algunos aspectos que nos resultan centrales a la luz de lo que muchas veces
encontramos como poco conocido. Hemos buscado también ilustrar lo comentado con
ejemplos provenientes del área de salud, la mayoría de ellos conectados con nuestra
experiencia personal –por lo que, desde ya, hay muchísimos otros.
Para cerrar, creemos importante repetir y subrayar que las estrategias cualitativas
buscan recuperar el punto de vista y las experiencias de las personas. Describir qué
reglas gobiernan su acción, en qué contextos se producen, qué elementos implican.
Comprender sus acciones y sentimientos “desde el interior”: entender en qué contexto
se producen, cuáles pueden ser sus motivos y qué significado tienen para los
involucrados.
Dijimos que las estrategias cualitativas suponen una concepción del mundo social,
dentro de la cual un aspecto básico es que este mundo contiene interpretaciones por
parte de quienes lo habitan y actúan cotidianamente en él (es decir, de todas las
personas). Tales significados son, precisamente, un objeto central de estos abordajes.
Dado que la realidad social consiste en un mundo interpretado por quienes lo habitan,
quien investiga realiza una interpretación sobre aquellas interpretaciones –lo que se
llama “una interpretación de segundo orden”. Quien investiga no accede jamás a “lo que
es”, porque “lo que es” no puede concebirse sin interpretaciones.
A la concepción del conocimiento como históricamente construido, y a la consiguiente
forma de entender la relación entre conocimiento cotidiano y conocimiento científico,
se la denomina “paradigma interpretativo”. Cabe advertir que si bien no todas las
investigaciones cualitativas se ubican en esta perspectiva, es ella la más frecuente. La
propiedad específica de los fenómenos sociales, desde este paradigma, consiste en
estar cargados de significados e intencionalidades por parte de sus protagonistas. Es
por ello que se percibe como necesario comprender qué sentido poseen los eventos
para quienes participan en ellos. Al privilegiar lo subjetivo, las aproximaciones incluyen
los saberes cotidianos. Los métodos y las técnicas buscan acercarse a lo que las personas
sienten, piensan, creen, valoran, imaginan, representan.
Capítulo 1. Qué son y qué suponen las estrategias cualitativas de investigación en salud.
Junto con lo anterior, las estrategias cualitativas se interesan por el mundo de la vida
cotidiana. Por cómo viven sus rutinas las personas concretas en sus contextos
inmediatos: qué costumbres tienen, qué reglas de acción los orientan, qué motivos
orientan sus decisiones.
Por otra parte, al investigar se accede a una interpretación condicionada, y es
imprescindible dar cuenta de esos condicionamientos. Con “condicionamientos” nos
referimos a cuándo accede, dónde, de qué manera, en base a qué tipo de
concepciones, por qué le interesa conocer eso, con qué relibros cuenta para conocerlo,
y en definitiva quién es aquel que está tratando de conocer algo.
Constituida por una gran diversidad interna, lo cual vuelve un desafío presentarla. No
es raro ver manuales que anuncian qué es y dejan por fuera algunas de sus variantes.
Buscan ver holográficamente la realidad tal cual es, en lugar de abstrayendo rasgos a
modo de variables.
Podemos considerar que flexibilidad y reflexividad son las dos características
principales de una investigación cualitativa rigurosa. Pese a ello, un error frecuente es
creer que estas investigaciones se caracterizan únicamente por la aplicación de ciertas
técnicas.
Finalmente, algunos aspectos clave de la investigación cualitativa tienen que ver con su
carácter de conocimiento sistemático, es decir, científico. En este sentido resulta
imprescindible:
Bibliografía de referencia
Capítulo 2
Presentación
En salud estamos muy acostumbrados a que los temas se definan en función de las
enfermedades. Se dice entonces que investigamos sobre enfermedades crónicas, sobre
VIH, sobre cáncer, sobre sarampión, sobre tuberculosis, etcétera. Esta delimitación de
temas tiene una base biológica, y a su vez marca tanto dónde conseguir financiamiento
como las formas en que podremos difundir nuestra investigación –quienes leerán los
resultados, con qué interés, con qué otros investigadores entraremos en diálogo,
etcétera. En investigación social, en cambio, y mucho más aún en investigación
cualitativa, resulta deseable prestar atención a lo artesanal de los abordajes, porque
además del fenómeno bajo estudio, ellos nos hablan de la posibilidad de conocer, y de
los avatares que tienen lugar al intentar conocer determinado objeto.
Por ejemplo, resulta interesante para las ciencias sociales poner en común distintas
investigaciones que pueden referir a eventos biológicos completamente diferentes,
pero que todas tienen en común el que fueron realizadas con especial atención a la
diferencia socialmente construida entre varones y mujeres y al mundo de la
reproducción cotidiana de los cuidados intrafamiliares. Entonces, un enfoque de género
puede ser una manera de delimitar la investigación, además de los datos que ella
permita obtener sobre enfermedades crónicas, sobre VIH, sobre cáncer, sobre
sarampión, sobre tuberculosis, etcétera. En sentido inverso, un problema biológico
puede ser abordado cualitativamente desde distintos enfoques. Todos ellos nos dirán
algo acerca de la perspectiva que las personas tienen sobre el mismo, pero el recort e
será distinto. Así, podremos mirar una enfermedad crónica desde un enfoque de género,
desde un enfoque crítico, desde un enfoque relacional, desde un enfoque
fenomenológico, etcétera. O también, a partir de distintas articulaciones entre ellos.
Los enfoques marcan senderos de investigación según cómo se construyen
teóricamente los objetos, diferenciándose en este movimiento de las formas en que
el sentido común organiza y recorta los temas. No remiten a cuerpos unificados de
conocimiento (como las disciplinas), sino que iluminan determinados aspectos y nos
llevan a hacer ciertas preguntas. Al mismo tiempo, ningún enfoque pretende que a
través suyo pueda agotarse el conocimiento de la realidad existente, sino que se
postulan como una posibilidad, entre muchas otras, de construir conocimiento.
El concepto de “enfoque”, finalmente, debería servirnos para evitar una confusión
habitual de los proyectos en salud: la confusión entre problema empírico, problema de
intervención y problema de conocimiento. El problema empírico siempre es mirado
desde una perspectiva, y es la perspectiva lo que configura la pregunta principal o
problema (y a su vez, los objetivos) de un diseño de investigación. Y los problemas de
intervención son problemas empíricos que nos plantean la necesidad de un cierto
accionar. En investigación, lo que se trata es de producir conocimiento; actuar o no en
función de lo que ese conocimiento permite diagnosticar, ya entra en el campo de lo
político, y excede a lo específico de la investigación. Pero para orientar la acción, es
fundamental visualizar que los datos de que se dispone siempre responden a la
Capítulo 2. Enfoques frecuentes dentro del universo de investigaciones cualitativas en salud.
tiene lugar sosteniendo en buena medida la mirada que originó la pregunta: si bien la
pregunta puede transformarse, y con frecuencia se requiere articular nuevas lecturas
teóricas para la conceptualización de lo que el campo va mostrando y no se había
previsto, las inquietudes que orientan esa búsqueda suelen permanecer. Cabe aclarar
que no se trata de forzar lo encontrado a las teorías previamente conocidas: no es este
sentido que afirmamos lo anterior, sino respecto del tipo de interés por el mundo social
que construye el objeto de estudio particular. No se trata de una regla ni mucho menos,
sino de una regularidad que puede constatarse en los proyectos concretos. Y que en
todo caso, llama a reforzar la atención prestada a los principios de cada enfoque, en la
medida que implican un posicionamiento fuerte desde el cual aprehender la realidad.
Enfoques biográficos
Dentro de la disciplina histórica, fue Edward Thompson (1924-1993) uno de los
historiadores que subrayó la importancia de comprender las vivencias de las personas
comunes para explicar los grandes eventos históricos, marcando un giro importante en
el cúmulo de investigaciones disciplinares. Esta perspectiva se fue consolidando con la
corriente de la historia oral, cuyo interés es recuperar cómo se perciben en la vida
cotidiana, por personas concretas con experiencias singulares, los grandes fenómenos
históricos, construyendo a contrapelo de los libros clásicos una “historia de la gente de
a pie”.
Muchas veces con base en la disciplina histórica, suele existir el interés de acercarse a
los modos en que los grandes eventos o procesos son vivenciados en la vida cotidiana.
¿Cómo fue vivida la catástrofe de Cromagnon por parte de quienes se encontraban
trabajando esa noche en el SAME o de guardia en los hospitales porteños? ¿Cómo afectó
la epidemia de gripe A del 2009 la vida cotidiana de las personas? También, a recuperar
elementos históricos que se han perdido o no se conocen, o bien conocer la pluralidad
y los conflictos que puede existir en torno a sucesos que pueden parecer simples y
evidentes.
olvido): más que buscar con objetividad qué fue lo que sucedió verdaderamente interesa
como aquello fue vivido y percibido. Esto puede también incluir como dato la existencia
de relatos contradictorios entre sí, sin intención de identificar al relato correcto.
Actualmente en salud son muy utilizados conceptos teóricos que, de tanto indagarlos,
fueron adquiriendo carácter de enfoques: trayectorias o itinerarios terapéuticos. En
tanto suele ser bastante utilizado, incluimos en nuestro material obligatorio una
proporción importante de lecturas sobre el mismo.
Enfoques etnográficos
El significado literal de la palabra etnografía es "descripción de los pueblos". La
etnografía surge como enfoque particular de la antropología cultural, cuando los
antropólogos se trasladaban a comunidades alejadas de las propias para vivir en ellas
durante un tiempo más o menos prolongado. Eran investigaciones de tiempo completo:
el investigador se encontraba sumergido en la realidad que quería describir. Un trabajo
fundador de este abordaje fue la etnografía sobre “Las islas Trobiand” (1915) de
Malinowski.
Algunas de las preocupaciones recurrentes de los abordajes etnográficos son las reglas
sociales de interacción, la construcción de “otredad” entre grupos sociales, la inmersión
en grupos sociales diferenciados respecto del origen social del investigador (por ejemplo
gitanos, testigos de jehová, migrantes africanos, etcétera). Todo aquello cruzado, a su
vez, por la preocupación por las reflexiones sobre el acceso a campo; según el marco
teórico, además, aparece la problematización de la propia producción de conocimiento
y del rol del investigador como participante y/o como co-productor del conocimiento.
Dentro del universo de las etnografías, hay autores que han buscado diferenciar ramas,
como la microetnografía, la etnografía procesal, la etnohistoria, la etnografía visual o la
autoetnografía. No resulta de nuestro interés inmediato detenernos en estas variantes,
pero sí señalar que esto es indicativo de la creatividad que puede desplegarse en todo
abordaje cualitativo. Respecto de la última únicamente mencionaremos que ha sido
bastante explorada en salud en base a diarios o registros minuciosos de la experiencia
de vivir con una enfermedad, con las consecuencias de una intervención médica, o de
estar al cuidado de alguien con un problema grave.
Enfoques relacionales
Las características e intereses de los abordajes relacionales fueron descriptos en
profundidad para el campo de la salud por Eduardo Menéndez. Ha sido este autor
(reconocido en nuestro campo principalmente por su conceptualización de lo que
denominó como “Modelo Médico Hegemónico”) quien se ha detenido en conceptualizar
los principios de este enfoque.
Menéndez llama la atención respecto de que toda acción y significado tiene como
referencia ineludible a otro, no tanto en su calidad de individuo sino en tanto grupo o
sector social. No es posible comprender el rol familiar de las mujeres sin ponerlo en
referencia con el rol de los varones; no es posible comprender la perspectiva de los
pacientes sin ponerla en relación con la de los médicos. Esta intención de incluir en las
investigaciones puntos de vista recíprocos, constituidos por su referencia mutua, guía
la recolección empírica. La advertencia teórica tiene que ver con no compartimentar
Capítulo 2. Enfoques frecuentes dentro del universo de investigaciones cualitativas en salud.
Sin embargo, este enfoque tiene un objetivo que lo distingue de otros enfoques
cualitativos: se propone construir teorías de manera inductiva, es decir, generalizar los
resultados de lo encontrado durante el trabajo de campo mediante la
conceptualización. Lo que se busca es una interpretación de lo observado (y no, tal
como en los enfoques etnográficos, por ejemplo, una descripción en profundidad).
Lo que le interesa de las realidades no es su carácter particular, sino desarrollar
categorías emergentes de cada vez un nivel mayor de abstracción. Este propósito busca
recuperar la sensibilidad y creatividad propia de los trabajos cualitativos en campo para
construir teorías provisorias, apegadas a los datos, que luego puedan incluso ser
testeadas a partir de abordajes cuantitativos. No se trata de una generalización
estadística, sino de aprehender características estructurales, que por estar en el centro
de los fenómenos sociales resultan consustanciales a cada una de las situaciones
particulares. El interés por generalizar hace que los resultados estén más alejados de
la recuperación de la voz de los sujetos concretos: esta está presente, no obstante, en
el hecho de que es al integrar y sistematizar estas voces cuando emerge la teoría. Tal
como su nombre lo indica, es una teoría que surge “desde abajo”.
A su vez, el enfoque de Teoría Fundamentada se plantea en base a ciertas operaciones,
que le son consustanciales. Uno de los errores frecuentes en investigación cualitativa en
salud es recortar estas operaciones como si tuvieran un valor en sí mismas, como “modo
correcto” de investigar, en lugar de conectarlas con el objetivo de generar teoría. Una
de estas operaciones es la que denomina “método de comparación constante”, a través
del cual se posibilita afirmar que algo observado singularmente admite ser
generalizado. Dentro de esta modalidad de aproximación al campo es que cobran a su
vez pleno sentido los conceptos de “muestreo teórico” y “saturación teórica”: se trata
de orientar la recolección empírica hacia unidades y compararlas hasta que la
información comience a repetirse. El muestreo teórico selecciona casos o participantes
según vaya necesitando refinar la teoría que se está desarrollando. Es por esto que no
resulta correcto estipular de antemano la cantidad de casos a ser incluidos. Tampoco
hay un plan predeterminado: no se puede determinar a priori el momento en que una
muestra comienza a saturarse. Si bien cualquier técnica puede utilizarse con aquellos
fines, la más recurrente es la observación participante. Una de las dificultades que este
procedimiento trae aparejadas tiene que ver con el permiso de acceso: aquel trabajo
requiere un ingreso a las instituciones que no puede predecirse, y que suele ser
dificultoso.
Se trata de teorizar sobre situaciones o fenómenos concretos, e ir comparándolos con
los que suceden en otros escenarios –por ejemplo, la espera en salud con la espera de
una noticia, para construir teoría sobre el esperar. Así, se va subiendo en términos de
abstracción en la medida en que se incorporan más ámbitos en consideración. No
busca comprobar lo que propone, sino sugerirlo como posibilidad. Esto se logra a partir
de ordenar conceptualmente aquello observado, codificarlo, y compararlo con lo
Capítulo 2. Enfoques frecuentes dentro del universo de investigaciones cualitativas en salud.
Enfoques críticos
Desde estos enfoques se considera que los abordajes cualitativos son particularmente
efectivos cuando la descripción y el análisis de los universos simbólicos de
determinados grupos sociales no son presentados de manera independiente, sino
contextualizándolos en su base material. Es decir, comentando también el acceso
desigual a distinto tipo de relibros (dinero, bienes, servicios, prestigio, visibilidad pública,
acceso al poder político, etcétera) presente tanto al interior de estos grupos, como en
relación con la sociedad mayor en que se encuentran. Esto permite comprender la
acción humana como resultado a la vez de los significados de sus protagonistas y de
los condicionamientos externos (sean o no estos percibidos por los propios sujetos).
Los enfoques críticos habitualmente responden directa o indirectamente a la influencia
teórico-conceptual del materialismo dialéctico, también conocido como marxismo por
haber sido Karl Marx quien desarrollara inicialmente esta propuesta teórica. En cuanto
a la investigación empírica, estos enfoques se orientan en pos de identificar vacíos u
omisiones en lo recogido en campo, que aparecen al contrastar los elementos
singulares con datos estructurales o macrosociales. Las versiones más clásicas de este
enfoque contrastan apreciaciones subjetivas o dislibros situados, con las condiciones
materiales en que emergen aquellos, dando cuenta de aspectos que hacen a la base o
distribución de lo producido socialmente con elementos a los que cabría denominarse
de “superestructurales”. Un supuesto epistemológico fuerte de estos enfoques es la
existencia de datos objetivos irrefutables, que es lo que permite la contraposición: ya no
se trata de una aproximación relativista donde todo tiene igual valor de realidad puesto
que depende de una perspectiva, sino de entender que algunos aspectos del mundo,
mayormente aquellos que condicionan la existencia material de los grupos sociales, son
incuestionables.
Lo silenciado o invisibilizado resulta uno de los temas fundamentales, y para encontrar
eso desde un abordaje cuali es necesario un análisis específico de lo recogido.
Habitualmente esto implica utilizar técnicas de distinto tipo para recoger datos de
diverso nivel. En nuestro país este enfoque fue muy trabajado en la indagación de los
modos de funcionamiento y consecuencias de la dictadura, donde la forma concreta en
que aquella operó no se pone en duda. Dentro de este marco de estudios existen varios
que hacen referencia al funcionamiento de los servicios de salud en aquel contexto.
Asimismo, distintas investigaciones en salud parten de definir escenarios materiales
concretos –como por ejemplo, la falta de presupuesto, o la influencia de la industria
farmacéutica- para luego indagar la percepción respecto de estos hechos. Otro ejemplo
es el análisis de las temáticas abordadas en congresos científicos, identificando cuáles
son los temas que no aparecen en ellos.
Pueden incluirse en este tipo de enfoques las investigaciones orientadas por las teorías
del conflicto –también desprendidas de una perspectiva marxista- que parten de
Capítulo 2. Enfoques frecuentes dentro del universo de investigaciones cualitativas en salud.
Enfoques comunitarios
De la mano con distintas vertientes disciplinares, entre las que se puede incluir la
psicología comunitaria tanto como una parte importante de los desarrollos teóricos
desde el Trabajo Social, el concepto de “comunidad” ha ido cobrando un auge cada vez
más fuerte en el campo de la salud. Habitualmente se lo utiliza desde concepciones
vinculadas con la medicina social o salud colectiva. No obstante, si bien en términos de
intervención en salud esto no implica un problema, es preciso señalar que para la
construcción de conocimiento científico el principio de no contradicción, es decir, la
coherencia lógica, es un elemento constitutivo. Por lo anterior, y dado que este es un
error habitual en las investigaciones cualitativas en salud, es preciso señalar qué es lo
específico de los enfoques comunitarios, dado que estos pueden muy bien articularse
con distintos enfoques, pero no con aquellos que parten de una perspectiva de conflicto.
Los enfoques comunitarios han surgido discutiendo con las miradas que invisibilizaban
la acción colectiva y las perspectivas locales. Principalmente amalgamados a las teorías
del desarrollo, específicamente las del desarrollo local, han impuesto en la agenda la
necesidad de conocer y valorar los modos en que las personas se organizan, gestionan
sus necesidades cotidianas, y potencian su accionar en base a la confianza recíproca y
el mutuo entendimiento.
Estos enfoques han ido de la mano con la preocupación política por valorizar el accionar
de personas anónimas en sus contextos cotidianos. Por lo anterior, encuentran en la
investigación cualitativa una herramienta óptima para (re)descubrir aquello que
consideran valioso, y creen conveniente además respetar, potenciar y fortalecer desde
los equipos de salud en sus ámbitos inmediatos y desde las políticas públicas.
Desde un enfoque comunitario, la preocupación investiga consiste en develar las redes
de cooperación y la orientación de reciprocidad que organizan las rutinas de los distintos
Capítulo 2. Enfoques frecuentes dentro del universo de investigaciones cualitativas en salud.
Enfoques de género
Los enfoques de género reúnen una serie de corrientes distintas (como los feministas o
los queer); también existen modos contrapuestos de ser entendidos. Grosso modo,
puede decirse que “género” suele incluir tanto investigaciones sobre mujeres, como
sobre diversidades o disidencias sexuales, como sobre la relación entre distintos
estereotipos desprendidos de las atribuciones socialmente construidas sobre la
diferencia sexual. En este sentido, existen investigaciones que comparan situaciones
entre mujeres y varones, buscando lo común para esta diferencia en la experiencia
sexuada; investigaciones que indagan sobre mujeres concretas, señalado la diversidad
de experiencias y situaciones y los atravesamientos de otros clivajes (como clase social
o grupo étnico de origen); y las investigaciones que ponen el acento en las disidencias
sexuales, buscando poner en tensión el binarismo. Más recientemente se ha ido
desarrollando una línea específica de estudios sobre masculinidades, tomando lo
relativo al ser varón en su condicionamiento social, en vistas de poner de relieve la
existencia de un modelo de masculinidad hegemónica que no coincide con la totalidad
de las experiencias reales y que oprime también a los varones desde una serie de
mandatos patriarcales.
Cada una de estas formas teóricamente fundadas de concebir lo relativo al género
orienta respecto de qué problemas resultan de interés y qué elementos empíricos es
preciso recabar. En general parten de un marco teórico que orienta la indagación en
términos de construcción del objeto, y que no interesa poner en cuestión; la recolección
empírica habitualmente se funda en mostrar cómo ese marco opera en situaciones
particulares y concretas. Inicialmente los estudios basados en este tipo de enfoques se
Capítulo 2. Enfoques frecuentes dentro del universo de investigaciones cualitativas en salud.
donde el sujeto por excelencia del cuidado en las unidades domésticas son las mujeres,
y así son interpeladas por los servicios de salud). También se han abordado las
características de ocupaciones altamente feminizadas, tomando en consideración los
estereotipos sociales que las orientan —por ejemplo, en lo relativo a la enfermería. Cabe
advertir, de la mano de aquello, que no necesariamente se trata de estrategias
cualitativas las que trabajan desde este enfoque ni las que han acompañado esta
entrada en agenda.
Finalmente, cabe advertir la diversidad de usos del concepto de “género”. Este es un
concepto trabajado por las ciencias sociales, y ha sido frecuente encontrar que en su
divulgación, ha sido tomado como equivalente del concepto de “sexo”, sólo que en una
utilización políticamente correcta. Es frecuente encontrar este tipo de errores en
investigaciones en salud; de hecho, en investigación cuantitativa es habitual encontrar
que se ha modificado el nombre de la variable para hacer referencia a la condición
biológica (lo mismo que sucede en estadísticas de servicios y programas). Esto puede
producir confusión respecto de la utilización o no del enfoque que estamos
mencionando. Porque hacer una investigación acerca de mujeres no equivale a adoptar
un enfoque de género. Un ejemplo es en lo relativo a la preocupación por la situación
de bebés y niños: mientras desde un abordaje empírico sin perspectiva género se tiende
a naturalizar la responsabilidad exclusiva de las mujeres de este cuidado y pueden
realizarse estudios acerca del cuidado infantil que incluyan como participantes
exclusivamente a mujeres, desde un abordaje empírico que sí parte del enfoque de
género el punto de partida será problematizar esa naturalización —así, el campo
empírico puede ser equivalente, pero serán otros los resultados.
con una variedad muy amplia de enfoques y abordajes, y admite múltiples modos de ser
comprendida. De hecho, a contrapelo de lo que muchas veces se piensa, “dislibro”
también puede ser un término utilizado al referir a la investigación visual, acerca de
imágenes. Siendo un mundo tan plural, cabe advertir, su mera declaración no es
suficiente para comunicar cuál es el enfoque específico al que se apela en la construcción
de un determinado problema. Por otra parte, cabe advertir que la preocupación por el
contexto en que algo se dice y el modo en que es dicho es habitualmente consustancial
a los abordajes cualitativos de todo tipo, lo cual no hace más que enfatizar el carácter
vago de comprender al análisis del dislibro como si se tratara de un enfoque específico.
Sumado a lo anterior, el nombre deja habitualmente la sensación de que se tratara de
un modo de analizar los datos, secuencialmente distinto o posterior al momento del
diseño, independiente. Mientras que, contrariamente, se trata de una perspectiva que
hace a la construcción del objeto.
Decepcionando posiblemente a los lectores, diremos que este enfoque es casi
omnipresente, y que requiere aclaración específica qué lugar definamos otorgar a los
fenómenos discursivos en el abordaje teórico y empírico de lo que nos interesa indagar.
Por ejemplo, podemos estar interesados en los circuitos comunicacionales de
determinada organización; en los escritos e imágenes producidos en el marco de
determinada campaña de publicidad; en el modo de tomar la palabra, dar la palabra, o
escuchar dentro de determinados roles sociales (habitualmente,
profesionales/pacientes); en lo no dicho u omitido en relatos orales sobre fenómenos
históricos; en la modalidad diferencial de habla a lo largo de distintos grupos sociales
(por ejemplo, el modo en que se refiere a determinada enfermedad); en la
especificación de connotaciones de ciertas temáticas desencadenadas mediante la
realización de entrevistas a determinados informantes clave; en la organización interna
de una determinada secuencia discursiva; en las polarizaciones, contraposiciones o
antagonismos configurados en y a través del dislibro; en la relación entre texto y
contexto en determinados escenarios, entre muchas otras posibilidades.
Enfoques fenomenológicos
La fenomenología fue primero una corriente filosófica y luego, a partir de la influencia
de aquella, una perspectiva teórica en ciencias sociales, que señala la importancia de
estudiar los fenómenos sociales desde la perspectiva de los sujetos. Esto, desde ya,
guarda muchísima afinidad con la propia propuesta global de los abordajes cualitativos.
Sin embargo, el objeto de estudio suele ser específico en estos casos, sobre todo porque
sigue una determinada tradición intelectual e investigativa, por lo que se trata de
estudios que van basándose unos en otros, y discutiendo entre sí. Dicho lo anterior, es
Capítulo 2. Enfoques frecuentes dentro del universo de investigaciones cualitativas en salud.
hemos elegido hacer una breve mención a este enfoque, presente en diversos
materiales sobre metodología cualitativa, para contribuir a zanjar la dificultad implicada
por encontrarlos en formatos retóricos un tanto ajenos al campo de la salud.
Yendo a lo específico de la inducción analítica, este enfoque propone acercarse al
trabajo de campo con la intención de contrastar hipótesis previamente construidas, a
fin de verificarlas o rechazarlas (debiendo en este caso reformularlas con un nivel mayor
de apropiación). La recolección empírica de datos cualitativos se orienta en esta
búsqueda de evidencias. Al igual que la Teoría Fundamentada, la principal preocupación
de este enfoque consiste en obtener teorías de mediano alcance.
Este enfoque resulta análogo a la propuesta investigativa de Karl Popper: a través de un
abordaje cualitativo se trata de buscar activamente casos negativos, mediante
informantes o escenarios que permitan inducir aquellos datos necesarios. El primer paso
es, a partir de la literatura previamente disponible, realizar una descripción provisional
del fenómeno que se desea explicar. De esta descripción se deduce una hipótesis
explicativa, y se pasa a seleccionar un caso para ver en qué medida aquella conjetura
coincide con lo encontrado. La búsqueda activa de casos que rechacen la hipótesis
permite cierta rapidez y efectividad en el método: si se buscaran casos que validen lo
conjeturado, podría tardarse muchísimo tiempo en aceptar la hipótesis o realizarle los
ajustes necesarios. En cambio, al seleccionar casos que probablemente la rechacen, es
mucho más acelerado el proceso de reformulación. Esto obliga a precisar las teorías
generadas una y otra vez, en contraste con las realidades concretas. De esta manera la
realidad es utilizada de manera inductiva, para realizar todos los ajustes necesarios a
una proposición universal o generalizable.
No es que no haya estudios en salud con el enfoque de inducción analítica, sino que
requieren un cierto dominio de marcos teóricos que no son los más frecuentes entre los
equipos interdisciplinares que suelen encarar parte importante de los equipos de salud.
También cabría conjeturar que las preocupaciones teóricas que los orientan no resultan
tan coincidentes con las predominantes en los actores que organizan la producción
investigativa, sea en términos de colectivos profesionales o en órganos financiadores.
Finalmente, otra conjetura que podría hacerse es que este enfoque ha logrado cierta
trascendencia por la originalidad de su propuesta y por hacer referencia principalmente
a la instancia de análisis de los datos (una etapa que suele ser menos conocida que la
relativa a la producción concreta de los mismos, dada la gran divulgación que ha tenido
lo relativo a las técnicas cualitativas). Lo cierto es que lo mencionamos porque suele
estar incluido en los manuales, y a veces al no resultar claro que se trata de un enfoque,
se suele pensar como equivalente de la investigación cualitativa en su conjunto.
Capítulo 2. Enfoques frecuentes dentro del universo de investigaciones cualitativas en salud.
Para finalizar…
se desprenden de las teorías que los orientan, y que son diferentes de las técnicas que
los componen. Postulándolos como elemento transversal al diseño y determinante del
empleo de las técnicas, el interés de este capítulo también ha sido insistir en la diferencia
mencionada en el Capítulo 1: investigación cualitativa no equivale a la aplicación de
determinadas técnicas. Los abordajes cualitativos están informados por ciertas
preocupaciones y modos de entender al mundo que ciertamente las trascienden.
Lo presentado arriba no pretende ser una clasificación de lo existente, en tanto no es ni
exhaustiva ni excluyente. Se trata sólo de la mención de algunos ejemplos de enfoques
utilizados recurrentemente en la actualidad para investigaciones cualitativas en el
campo de la salud. No incluyen todas las posibilidades (no sería posible hacerlo: debido
al propio carácter de la investigación cualitativa, dado que son infinitas), ni pretende
sólo abordar aquellos enfoques que no se solapan entre sí. Nada de lo presentado tiene
límites claros. De tal manera, podríamos incluso decir que este capítulo comparte una
serie de anti-clasificación de enfoques.
Todos los enfoques mencionados implican posicionamientos políticos, ideológicos, o
interés por ciertas teorías. Optar por uno de ellos colabora con la explicitación de
supuestos, permitiendo identificar qué puntos de partida tenemos, para evitar que
confundamos lo que pensábamos de antemano con lo que encontramos en campo.
Ahora sí, presentados los enfoques y el carácter construido de los objetos de indagación
(a los que no se considera equivalentes de los objetos empíricos), cabe abordar lo
relativo al modo concreto en que se realiza trabajo de campo en las investigaciones
cualitativas. Esto lo haremos comentando las distintas técnicas, junto con sus alcances y
limitaciones respectivas. De tal manera, en el próximo Capítulo, finalizaremos este
recorrido inicial en torno de los abordajes cualitativos en el campo de la salud.
Bibliografía de referencia
Capítulo 3
Técnicas de construcción de datos en abordajes
cualitativos
Hemos secuenciado los contenidos de este libro de modo tal de presentar (recién) en
nuestro tercer capítulo las técnicas, con el propósito de disipar una confusión habitual:
la que supone que el empleo de alguna de las técnicas que aquí comentaremos define
el carácter cualitativo de una determinada estrategia. Al respecto, debemos explicitar
que el objetivo de este capítulo es ofrecer un acercamiento a las técnicas propias de las
estrategias cualitativas enfatizando la importancia de un uso reflexivo y flexible de las
mismas.
Por lo anterior, la intención de este último capítulo es que al concluirlo sean capaces de:
Dado el objeto de este capítulo, incluirá muchos más ejemplos prácticos que los
anteriores. Esperamos que puedan resultarles de utilidad no sólo para la investigación
cualitativa, sino también para repensar el carácter de la información y la comunicación
en los encuentros cotidianos y, específicamente, en lo relativo al proceso salud-
enfermedad-atención-cuidados.
Capítulo 3. Técnicas de construcción de datos en abordajes cualitativos
Presentación
Esta clasificación nos permitirá comprender las particularidades de las técnicas más
habituales que son:
Entrevistas en profundidad.
Grupos de discusión (entrevistas colectivas/talleres).
Observación (no participante y participante).
Análisis de documentos.
Es importante tener presente que las técnicas son sólo una parte de las estrategias cuali,
porque lo fundamental es cómo son aprovechadas. Por esto, luego de describirlas,
volveremos a lo señalado en el Capítulo 1 acerca de la reflexividad y la flexibilidad.
Capítulo 3. Técnicas de construcción de datos en abordajes cualitativos
Estas técnicas tienen en común el armado de un dispositivo dentro del cual obtener
información a partir de la realización de preguntas. La artificialidad de este dispositivo
consiste, en primer lugar, en la falta de reciprocidad entre quien/es habla/n y quien/es
escucha/n. Los roles no circulan ni son intercambiables. Si bien muchas veces se habla
de “diálogo” para hacer referencia a estos casos, es importante advertir que mientras
esa palabra puede sugerir reciprocidad y horizontalidad, así como una idea de fluidez
propia de la vida cotidiana, estos dispositivos no se corresponden con tales principios.
Por un lado, porque quien está interesado en obtener información es quien investiga,
en base a fines que le son propios (una entrega para la facultad, un trabajo por el que
le pagan, etcétera), y que cuenta con la posibilidad de no exponer nada acerca de su
vida, sus experiencias, sus opiniones, ni nada parecido. En otras palabras: es quien saca
el principal rédito del encuentro, y no se expone en lo personal. En cambio, quien
accede a responder las preguntas que se le realizan está colaborando con la
investigación, y no obtiene en principio ningún beneficio directo de ella. Si bien es
cierto que puede resultar agradable sentirse escuchado, y que puede llevar a dar nuevos
sentidos a eventos que han sucedido, o que también puede ser incluso terapéutico el
expresarse, la intención de quien responde es personal, y sus desenlaces no están fijados
ni forman parte de la investigación.
En segundo lugar, para que la palabra fluya se convoca a un encuentro específico, con
sus propias reglas, en un espacio y tiempo diferentes del de la vida cotidiana. Esto
implica que debe ser planeado con antelación, al tiempo que debe convertirse en objeto
de reflexividad, considerando las características de este entorno artificial en tanto
condicionantes de los dislibros obtenidos. Para ejemplificar lo anterior, no es lo mismo
lo que se dice estando en la propia casa, rodeado de familiares, que sentado en un bar,
que en un aula de la universidad. No sólo porque cambia lo que se considera correcto o
incorrecto, sino porque además cada uno de estos espacios implican una atención
distinta, y condicionan qué se evoca al recordar ciertos acontecimientos o experiencias.
Por lo anterior, lo dicho en el marco de una entrevista también referirá que es lo que
quien ocupa el lugar de entrevistado sabe o cree respecto de qué se espera de él, así
como de sus experiencias previas en situaciones a las que considere análoga. En salud,
es importante remarcar esto, puesto que si quien investiga es parte del equipo de
atención, lo comentado en el marco de una entrevista no puede interpretarse fuera de
este contexto, ni resulta válido suponerlo reflejo de lo que sucede o equivalente a lo que
se hubiera dicho en cualquier otra ocasión.
Capítulo 3. Técnicas de construcción de datos en abordajes cualitativos
A partir de este último modo de preguntar, el entrevistado puede estar hablando largo
rato, y eso es lo que buscamos. Y si en algún momento se siente tentado por dar una
respuesta fácil, resulta siempre importante contrarrestar esto preguntando el “por qué”
de las afirmaciones que el entrevistado haga. Esto resulta fundamental para el
descentramiento, dado que nos previene de suponer que entiende lo mismo que
nosotros frente a los conceptos utilizados.
Esta utilización del “por qué” se llama “re-pregunta”. También puede realizarse con
expresiones del tipo “¿En qué sentido?”. Re-preguntar es necesario cuando las
personas consideran que dicen todo con una palabra. En estos casos, donde quien
habla resume el sentido en un concepto que podría tener distintos contenidos, resulta
fundamental indagar qué entienden por él. Retomando lo dicho arriba sobre los
aspectos centrales de la investigación cualitativa, recordemos que es fundamental estar
Capítulo 3. Técnicas de construcción de datos en abordajes cualitativos
atento a no dar por supuesto qué significa lo que están queriendo expresar.
Capítulo 3. Técnicas de construcción de datos en abordajes cualitativos
-No creo que sea justo tener que hacer una segunda consulta.
Para que la palabra la tengan los otros y no quien investiga, la realización de preguntas
y los temas a tratar deben ir siguiendo lo más posible el hilo del relato del/los
infomante/s. La selección de la información y el orden en que van apareciendo los
temas no deben imponerse, sino ir acomodándose al despliegue de quien tiene la
palabra. Junto con lo anterior resulta importante tener presente que no se debe jamás
interrumpir, sino intervenir en los silencios que la persona haga, y recuperar lo que
viene diciendo en lugar de cambiar de tema. También debe evitarse algo que suele
acompañar las interrupciones, que es completar lo que creemos que la otra persona
iba a decir, anticipándonos. Cuando hacemos esto en general abandonamos la
oportunidad de escuchar verdaderamente, porque es difícil que luego nos contradigan.
Vamos a ilustrar esto con algunos ejemplos de interrupciones que completan el sentido
de lo que aún no fue dicho (donde “E” es el entrevistado y “e” el entrevistador):
En los ejemplos anteriores podemos ver algo que resulta muy habitual en las
conversaciones, pero que generalmente nos pasa desapercibido. Es que, para ser
sinceros, lleva mucho más esfuerzo del que podemos suponer evitar este tipo de
interrupciones. Y esta es parte fundamental de la expertise de un investigador
cualitativo.
Siempre que la persona no se disperse, es importante escuchar con atención. En tal
sentido, es preciso ser muy cuidadoso con identificar cuándo el informante se está
yendo del tema, y cuándo me está hablando de conexiones o sentidos del fenómeno
que me interesa, y que yo no había podido suponer antes. Recordemos que una riqueza
particular de las aproximaciones cuali es poder acercarse a una perspectiva distinta de
la nuestra, y que desconocemos de antemano. Lo que nos interesa no sólo es responder
a nuestros objetivos iniciales, sino también abrirnos a todo lo que pueda resultar
importante y que ni lo hubiéramos sospechado.
Cabe advertir que el orden de los temas y el modo de asociar unos con otros reflejan
las conexiones que las personas encuentran, que van a ser distintas de las que yo
piense que existen. Por ejemplo, si estoy investigando sobre salud sexual y reproductiva
yo puedo pensar que algo fundamental es la relación de pareja, pero puedo encontrar
con que para el otro lo determinante es la disponibilidad de un espacio apropiado, o la
apariencia física, o cualquier otro aspecto que a mí no se me ocurriría. Lo fundamental
es respetar la perspectiva de quien habla, y evitar por todas las formas imponer la de
quien investiga: esto se logra adaptándose a las relaciones que encuentra en lo dicho
quien está hablando.
Lo mismo sucede respecto del vocabulario: es preciso estar atentos para recuperar la
forma en que quien habla refiere a los acontecimientos, en lugar de imponer modos de
mencionarlos que les resulten ajenos o poco familiares. Por ejemplo, ante una pregunta
sobre profilácticos, si la persona los nombra como “forros” sería importante recuperar
esa denominación, aunque fuera de la situación concreta podamos considerarla poco
apropiada. Es importante respetar la comodidad de quien se está expresando: el
carácter con que se menciona (si es coloquial para expresarse libremente, o es más
formal por pudor), porque el encuentro debe sostener el tono marcado por esta
persona.
Tras cada uno de los elementos que venimos señalando, subyace algo fundamental:
nunca introducir valoraciones personales, sino recibir como algo lógico y natural los
relatos, contengan lo que sea que aparezca. Los encuentros son el momento de
obtener información, y el acuerdo tiene que ser respetar la perspectiva de los otros.
Capítulo 3. Técnicas de construcción de datos en abordajes cualitativos
Será el momento del análisis aquel en que podamos valorar lo que escuchamos, y
siempre respetando la confidencialidad de lo dicho –sobre todo, en base a respetar el
anonimato. Si le marcamos a quien habla que lo que dice nos resulta correcto o
incorrecto lo único que haremos será restringir el flujo de lo que nos cuentan.
• Qué tipo de cosas que no había ni imaginado que tuvieran algo que ver
con el tema aparecen.
• Qué tipo de lenguaje usa la persona.
• Cómo entiende la relación entre los aspectos que menciona.
• Qué significado tienen para el otro las cosas que va relatando.
Con lo dicho no estamos haciendo otra cosa que volver operativo el descentramiento
que requiere toda aproximación cualitativa. Recordemos que con “descentramiento”
nos referimos al intento de suspender por un momento nuestras propias opiniones,
valoraciones, creencias, experiencias. Es decir, dejar de ver el mundo a través de
nuestros propios ojos, para intentar verlo con los ojos de las otras personas. Escuchar
lo que el otro realmente dice, acercarnos a su mundo interior, no es fácil, sino que
requiere un entrenamiento. Como verán, si incorporásemos este tipo de destrezas a la
atención en salud, posiblemente los procesos de trabajo y de atención se verían
profundamente transformados, porque tomarías en cuenta otro tipo de datos.
Debe sobre todo quedar claro que se trata de abordajes flexibles, y qué implica este
carácter de flexibilidad. Esto requiere una mayor destreza técnica que la necesaria para
administrar un formulario estructurado. Estas técnicas requieren estar muy atentos a lo
que se va diciendo, porque tiene que ir siguiendo el hilo del relato. No debemos perder
ningún detalle, y tenemos que estar abiertos a “cazar al vuelo” cualquier novedad que
aparezca, a fin de profundizarla. Y además, hay que solicitar más información donde lo
que se dice no resulta demasiado claro. Pero al mismo tiempo, no debemos perder de
vista nuestros propios objetivos como investigadores.
Tal vez se estén preguntando, si es tan flexible lo que puede suceder entre quien
pregunta y quien responde ¿Cómo se organiza el encuentro? ¿Cómo se prepara o
planifica? Con una guía. La guía es un punteo para no olvidar los ejes acerca de los cuales
interesa obtener información. Pero cuanto más se memorice esa guía, mejor: eso
permite seguir el hilo del relato de los otros. Lo mejor es solicitar permiso para grabar
Capítulo 3. Técnicas de construcción de datos en abordajes cualitativos
el encuentro, así podemos estar atentos a lo que va sucediendo sin preocuparnos por
registrar ni recordar nada en particular.
Las preguntas de la guía habitualmente se van modificando . Se modifica en qué
momento se pregunta y con qué palabras se lo hace en cada uno de los encuentros. Y
además, se modifica qué cosas es importante no olvidarnos de preguntar entre un
encuentro y otro. Por eso decimos que hay que respetarla: la única forma de saber si
sirve o no, para irla amoldando, es cumplir con las preguntas que nosotros mismos nos
propusimos realizar. Ahora bien, es “guía”, y no cuestionario.
Entonces, no nos va a importar respetar el orden. De hecho, si los temas los va tocando
solito el entrevistado, es mejor no interrumpirlo ni anticipar lo que creemos que va a
decir, completándolo. Tampoco nos va a importar el lenguaje. De hecho, si podemos
“mimetizarnos”, y usar las mismas palabras que usa el entrevistado, mejor todavía. La
idea de la guía es ser sólo una orientación, porque cuanto mayor naturalidad y
espontaneidad haya en la persona al expresarse, mejor.
La recomendación es empezar a utilizar estas técnicas gradualmente, porque estamos
trabajando con personas y debemos evitar a toda costa hacer pasar al otro un mal
momento -sea porque no lo escuchamos, o porque emitimos un juicio de valor que lo
hizo sentir incómodo. Y la mejor forma de aprender a usarlas es escuchando y
desgrabando uno mismo los encuentros, para ir encontrando todas las veces que se
equivocó, que es donde la propia intervención corta el flujo de lo que se venía diciendo.
Finalmente, debemos mencionar lo relativo a la reflexividad, que es precisamente lo
que acompaña aquella posibilidad de aprendizaje. Al tiempo en que debemos revisar los
sesgos que introducimos con nuestras formas de preguntar, debemos conjurar la
tentación de considerar lo que se dice como un reflejo de lo que sucede. Por ello es
importante considerar, junto con lo dicho por las personas, las características de quien
pregunta (sexo, edad, aspecto físico) y del entorno del encuentro en lo que se dice, así
como la presentación que se haga, el tiempo de duración, y otros aspectos que en cada
caso puedan aparecer como relevantes. Esto debe ser incluido en el análisis.
Ahora sí, una vez detalladas las propiedades comunes, pasemos a especificar lo propio
de cada una de las técnicas.
Entrevistas en profundidad
Las entrevistas en profundidad consisten en una serie de preguntas realizadas de modo
flexible. Esta técnica suele ser la más habitual en los abordajes cuali. También se las
denomina “entrevistas semiestructuradas”, haciendo referencia con ello a que están
relativamente estructuradas en base a una guía de preguntas (lo cual les confiere un
grado importante de apertura, como hemos visto, pero al mismo tiempo señala la
Capítulo 3. Técnicas de construcción de datos en abordajes cualitativos
Cuando las entrevistas se realizan a más de una persona, siempre es preciso realizar
algún tipo de intervención en aras de hacer circular la palabra. Es decir, para que no
siempre responda la misma persona, y para que todos tengan la misma oportunidad de
contestar. Esto requiere mayor destreza, dado que implica no sólo escuchar y aplicar la
guía de manera flexible, sino además habilidades para dar la palabra a quien no la toma
espontáneamente, o devolverla a quien fue interrumpido. También es preciso controlar
los juicios de valor que puedan aparecer entre los entrevistados, para que todos los
presentes puedan expresarse libremente. Es decir que en estos casos se requieren
destrezas propias de la coordinación, que también están presentes en el trabajo con
grupos (desarrollaremos esto abajo).
Capítulo 3. Técnicas de construcción de datos en abordajes cualitativos
Es importante siempre tener presente que lo que uno dice ante los demás no es lo
mismo que lo que dice solo: quizás en un caso se avergüenza más que otro, quizás en un
caso recuerda cosas distintas que en otro, quizás en un caso se permite mostrarse más
inseguro o distorsionar un poco las respuestas. Esto también se encuentra condicionado
por el vínculo que existe entre los presentes. De tal manera, el carácter individual o
grupal de la entrevista, así como la definición de quienes participaron de esta instancia,
son aspectos cruciales a recuperar durante los procesos de reflexividad de la
investigación. Lo mismo debe ser señalado respecto del entrevistador, dado que en
ocasiones se decide que en la entrevista participe más que un investigador, decisión que
debe estar fundamentada para ser válida.
Por otra parte, si bien en ocasiones se emplea a personas para que realicen entrevistas
(distintas de quienes conducen la investigación) lo deseable es que sea quien está
realizando la investigación la persona que realice al menos una parte de ellas, dado que
los encuentros son fundamentales para el descubrimiento de hallazgos. Sumado a lo
anterior, lo necesario para encarar estas tareas no puede ser transferido con un
entrenamiento simple –a diferencia de lo que sucede con las técnicas estructuradas-
sino que quien entrevista debe tener cierta destreza adquirida previamente en otros
trabajos de campo, y debe estar profundamente embebido de los objetivos de la
investigación y la construcción del problema.
Esto mismo debe decirse respecto de las tareas de desgrabación de las entrevistas, dado
que –como hemos señalado arriba- es la revisión minuciosa del diálogo la que posibilita
tanto flexibilidad como reflexividad en los abordajes. Transcribir una conversación es
bastante más difícil de lo que pueda pensarse antes de haber pasado por esta
experiencia.
Refiriéndonos brevemente a la presentación de resultados, diremos que se denomina
verbatim a todo fragmento literal, sea de una desgrabación de entrevista o de un diario
de campo, que se cita de manera directa. Las investigaciones también pueden contener
referencias indirectas a lo dicho en entrevistas, o bien generalizar sobre aspectos en
común que fueron encontrados en varias de ellas, entre otras posibilidades. A su vez, los
verbatims pueden ser utilizados de diferentes maneras al presentar resultados de
investigación: puede partirse de ellos para postular ciertas afirmaciones, o bien pueden
utilizarse de manera inversa, para ilustrar, fundamentar o ejemplificar lo que se
desarrolló de manera más abstracta.
existen salas específicas que pueden ser alquiladas donde realizar este tipo de
entrevistas, pudiéndose grabar por cámaras. En general, también poseen una pecera
donde pueden alojarse otros investigadores o interesados en la investigación sin ser
visualizados por los entrevistados.
Así como la diferencia entre una entrevista en profundidad realizada a más de una
persona y los grupos focales puede ser sutil, también resulta semejante esta técnica de
otras que suelen utilizarse en el marco de diseños participativos. A fin de simplificar
nuestra exposición, aquí presentaremos a continuación estas últimas.
Es posible comprender a los “talleres” como grupos de discusión que se sostienen en el
tiempo. Es decir, a la misma gente que es reunida varias veces a los fines de tratar sobre
un determinado tema. Este tipo de talleres se utiliza mucho como método de
investigación cuando interesan acontecimientos históricos -dicho de otro modo: es un
uso relativamente frecuente entre historiadores. Entonces, la gente se reúne para hablar
cada día de un momento distinto (por ejemplo, la creación del sindicato, su crecimiento
en números de afiliados, el logro de una ley específica, etcétera), o de un aspecto
particular (la relación con los afiliados, la relación con el poder político, la difusión de la
experiencia, por seguir con el ejemplo). A medida que pasan los encuentros los
participantes se van sintiendo más a gusto y posiblemente también, recordando más
cosas.
En el campo de la Salud, puede suceder que nos toque coordinar u observar un taller.
En salud, se le suele decir “taller” a otro tipo de reunión: un encuentro participativo,
donde primero se indagan las ideas previas de las personas sobre un determinado tema
(por ejemplo, uso de métodos anticonceptivos, estrategias de crianza, prevención de
DBT, entre infinitos otros posibles). Esta primera indagación se realiza a fin de brindar
Capítulo 3. Técnicas de construcción de datos en abordajes cualitativos
información correcta en los aspectos donde las personas posean creencias erróneas, y
reforzar y validar aquellas creencias que sí son correctas.
Resulta frecuente que las instituciones de salud desarrollen este tipo de talleres. Sin
embargo, no resulta habitual que se registre lo que durante ellos sucede. Esta falta de
registro puede derivar en una lamentable pérdida de información, puesto que durante
los talleres surgen experiencias, hábitos, costumbres, sensaciones, sentimientos,
opiniones, creencias, temores, deseos... En definitiva, el taller resulta un ámbito
privilegiado a fin de acercarnos a la perspectiva de los participantes. Entonces, si
logramos registrar esto que va apareciendo, vamos a contar con un material
extremadamente útil para conocer a la población con la que trabajamos - o a nosotros
mismos como equipo de salud, también.
Muchas veces cuando trabajamos nos damos cuenta que no sólo nosotros necesitamos
saber más sobre algo, sino que también las personas necesitan saber más sobre eso.
Según la circunstancia, ese “ida y vuelta” de la información puede tener distintas
utilidades.
La fertilidad de una técnica como la de grupos de discusión aumenta exponencialmente
cuando, al mismo tiempo de que registramos el debate entre un grupo de personas o la
exposición de un tema que ellas hacen, les facilitamos, como trabajadores de la salud,
información que puede resultarles de utilidad. Así como antes hacíamos referencia a
actividades que tienen como finalidad el poner en común distintos conocimientos sobre
salud, existen otro tipo de actividades que son convocadas a fin de generar nuevos
conocimientos. Es decir, donde el encuentro se genera para producir saberes sobre
aquello que antes sólo se conocía de manera fragmentaria.
Cuando se trata de construir un conocimiento de manera conjunta (a diferencia de
cuando se trata de que nosotros ya tenemos de antemano un saber acerca de lo correcto
y lo incorrecto), es particularmente útil sistematizar lo que surja del encuentro, es decir,
registrarlo. En estos casos, la actividad suele llevar el nombre de “diagnóstico
participativo”. Los diagnósticos participativos se realizan en base a grupos de discusión.
Cuando hay un tema sobre el cual tanto los profesionales como los pacientes conocen
poco, se pueden promover espacios para aprender de manera conjunta. A esto también
se lo denomina “co-investigar”, y se trata de analizar de modo compartido datos que
entre todos se van poniendo en común. Por ejemplo, sobre cuáles creen los vecinos que
son los problemas del barrio. Así, los vecinos pueden conocer qué grado de acuerdo o
desacuerdo tienen sobre eso y, quizás, se decidan a buscar alguna solución en conjunto.
Otro ejemplo sería cómo se arreglan las madres con muchos hijos cuando tienen que
hacer una consulta al médico. Entonces, las madres pueden darse cuenta de formas que
probaron otras personas en situaciones similares, y que les pueden ser útiles. Un último
ejemplo: los remedios caseros para la tos. En este caso, también es necesario saber
cuáles son adecuados y cuáles no. En definitiva, al mismo tiempo que obtengo la
información, puedo yo ir buscando fundamentación científica para orientar sobre
Capítulo 3. Técnicas de construcción de datos en abordajes cualitativos
aquellos que pueden ser más convenientes y sistematizar en qué ocasiones pueden
serlo. De manera conjunta se puede producir un manual sobre remedios caseros que
resulte útil a su vez para otras personas.
Finalmente, respecto de los grupos de discusión debemos señalar que es posible
identificar aspectos clave de su ejecución para adaptarlos a nuestras actividades
cotidianas cuando estas implican la reunión de varias personas en forma de grupos
(como sucede en una clase como esta).
Los manuales de metodología suelen distinguir entre grupos de discusión y grupos
focales (o por su nombre en inglés, “focus group”), aunque en qué consiste esta
diferencia no es materia de consenso. Existen diversas concepciones acerca de las
características de uno y otro. Lo central parece ser que mientras el grupo de discusión
es una técnica desarrollada desde la investigación social por preocupaciones varias, el
grupo focal fue desarrollado como parte de las estrategias de mercadeo, con la intención
de valorar el lanzamiento de algún producto en el mercado (incluyendo lo relativo a
candidaturas políticas, dado que estas técnicas se utilizan también en estudios sobre
opinión pública). En definitiva, lo central de la diferencia sería el carácter más o menos
focalizado del encuentro convocado. La denominación de “grupo focal” suele reservarse
para las convocatorias cuya finalidad consiste en discutir algo específico, donde no
resulta tan importante seguir las asociaciones que traen las personas ni profundizar en
sus respectivas experiencias personales.
El grupo focal puede ser una técnica apropiada para entrevistar a personas que
estuvieron relacionadas entre sí por algún acontecimiento que nos interesa. Por
ejemplo, haber participado de una misma campaña de vacunación, haber pertenecido a
una misma asociación vecinal, ser pacientes de un mismo traumatólogo, etcétera.
Entonces, al juntarlas, van recordando y opinando juntas, y surgen distintos puntos vista
sobre el mismo tema.
En este sentido es importante saber que la memoria es un fenómeno colectivo y siempre
en reconstrucción. Por un lado, es mucho menos lo que se puede recordar
individualmente que lo que consigue ser evocado entre varios, al tiempo que el
entrevistado siempre recuerda desde su presente o pasado próximo y va
reconstruyendo su memoria en base a sus experiencias. Por eso para trabajar sobre
memoria colectiva las entrevistas grupales, los grupos de discusión y/o grupos focales
resultan ineludibles.
Resumiendo lo anterior señalaremos entonces que
• En los grupos de discusión, las preguntas no son personales, sino que se dirigen
al grupo en general.
Una de las ventajas, por otra parte, de esta técnica, que también se deriva de su carácter
similar a lo que realizamos cotidianamente, es que una vez que nos entrenamos en la
utilización de registros, el des-centramiento y el extrañamiento, podemos ser capaces
de convertir muchas situaciones diarias en objeto de indagación sistemática. De esta
manera, podremos por ejemplo proponernos construir conocimiento científico a partir
de una observación rigurosa, por ejemplo, de nuestras prácticas asistenciales o de
nuestras rutinas en un servicio de salud.
A fin de que esto último sea viable necesito tener un problema de conocimiento,
partiendo de un marco teórico conceptual y delimitando otros elementos del diseño
necesarios. También necesito ser plenamente consciente del rol que ocupo, y de las
expectativas que puede generar mi presencia o mis preguntas, como aspectos
centrales de la reflexividad.
La observación como técnica de investigación no es casual sino que tiene una intención
que la guía. Eso implica la necesidad de seleccionar de modo sistemático
• En qué momento
• En qué lugar
• A quiénes
Por ejemplo...
¿Qué me interesa conocer de unas jornadas de salud mental? ¿cómo están peinados
quienes presentan las ponencias o qué formato asume la participación en las rondas de
preguntas?
¿Qué me interesa conocer de una posta de vacunación? ¿si los niños lloran mucho o si el
cartel que la anuncia está visible?
Observación participante
La observación participante es, para muchos autores, un sinónimo de la etnografía. Para
otros, es una de las técnicas a las que se recurre en el marco de aquella. Más allá del
modo en que se la identifique, nos interesa señalar que las particularidades y desafíos
que presentaremos no son nuevos a esta altura del libro, sino que pueden ser articulados
con lo presentado en los capítulos anteriores.
Arriba mencionamos que la posibilidad de realizar observación no participante dependía
del objeto. Pusimos como ejemplo la consulta ginecológica. Sin embargo, también
habíamos dicho antes que es posible registrar qué sucede cuando es uno quien lleva
adelante esa misma actividad. A esto se lo denomina “observación participante”, y ubica
a quien investiga como integrante de lo que busca ser investigado.
La observación participante tiene que ver con protagonizar aquello que se va a
investigar. Dado que el protagonista central es quien investiga, esta técnica requiere
prestar particular atención a los miedos, esperanzas, frustraciones, confusiones,
alegrías, y demás emociones y sentimientos que la situación le provoca. Los registros
no sólo contienen datos acerca de los contextos, sino que también toman en cuenta sus
propias experiencias, convirtiéndolas en objeto de investigación. Vale decir, no es lo
mismo protagonizar una situación que nos pone incómodos o nos aterra, que una que
nos provoca optimismo y confianza.
Hay situaciones donde es posible hacer una observación prolongada. El pensar que es
posible participar en algo, pero al mismo tiempo conservar una mirada de
Capítulo 3. Técnicas de construcción de datos en abordajes cualitativos
extrañamiento (es decir, mirar como si fueran raras las cosas que vamos haciendo),
tiene su origen en la técnica que utilizaron inicialmente aquellos investigadores que se
iban a vivir con otras comunidades para entender su forma de vida. En estos casos, quien
investiga se sumerge en la actividad cotidiana de la gente, para así conocer las
situaciones en que viven, viviéndolas. La observación participante intenta recuperar la
situación de extranjería que tenemos cuando entramos en un lugar nuevo, registrando
lo observado a partir de ella.
Los datos en la observación participante surgen de llevar un registro, que muchas veces
pasa de ser una guía de observación a convertirse en una suerte de diario, donde se
anota sistemáticamente todo lo que se va observando, detallando -para evitar sesgos-
día, hora, lugar, personas involucradas en cada observación. En estos casos el diario de
campo se confecciona fuera de las situaciones, e incluye no sólo lo visto y escuchado
sino también reflexiones y sentimientos al respecto. Un aspecto a tener presente en
relación con el registro, es que como casi nunca es posible tomar nota en el mismo
momento en que observamos, siempre es importante no dejar pasar mucho tiempo
entre la observación y las notas.
Al estar participando, parte importante de la investigación consistirá en la forma en
que reaccionan las otras personas ante nosotros. ¿Hemos realizado un comentario
fuera de lugar, según las miradas que nos recibimos? ¿Hemos realizado una pregunta
incómoda, según la forma en que nos responden? La interacción forma parte
fundamental de esta técnica, y permite comprender las reglas y lógicas que organizan
aquellos modos de vida que no conocemos.
A todos nos pasó que cuando entramos a trabajar, o empezamos a estudiar en un nuevo
lugar, o entramos de visita por primera vez a la casa de alguien, al principio estamos un
poco incómodos. Así, como nos damos cuenta de que no sabemos bien cómo
comportarnos, nos esforzamos por aprender muy rápido qué es conveniente decir y qué
no, qué es conveniente hacer y qué no, ante quién, en qué momento, etcétera. Como
esa situación nos genera ansiedad, tratamos de que pase lo más rápido posible, y llegar
a estar habituados. En la observación participante, se trata, al contrario, de tener esa
sensación, de mirar con ojos de extraño, todas las cosas que nos parecen habituales
pero que en algún momento tuvimos que aprenderlas. Entonces, tratamos de
recuperar los códigos con que nos manejamos sin darnos cuenta. Qué es lo correcto y
qué no, en qué momentos y ante quiénes se dicen o hacen cosas distintas . En ese
sentido, cabe señalar que habitualmente la fertilidad de utilizar esta técnica se relaciona
con el ingreso a lugares o la permanencia en situaciones que en principio nos son ajenos
(no nos resultan familiares). Puede ser una comunidad diferente a la nuestra de origen
(un grupo gitano, una familia judía ortodoxa, una colectividad de migrantes), un barrio
(un asentamiento, un “country”), una institución (la cárcel, el ejército, una iglesia), una
situación (una consulta a un tarotista, una manifestación a la que no habríamos asistido
por interés personal, un recital de un grupo que no nos gusta).
Capítulo 3. Técnicas de construcción de datos en abordajes cualitativos
Hay un investigador social clásico a quien ya hemos mencionado, Erving Goffman, que
trabajó en un Hospital Psiquiátrico en Estados Unidos tomando notas sistemáticas
acerca de cómo eran tratados los pacientes, qué tipo de actividades cotidianas
realizadas, cómo eran sus comidas, sus actividades de esparcimiento, sus tratamientos.
El libro donde cuenta esto se llama “Internados”, y leyéndolo podemos tener idea de
cómo sucede el día a día en un hospital de internación aun sin haber estado nunca en
uno.
Ahora bien, en ocasiones la observación participante no surge de un planteo
predeterminado; podemos mencionar algunos ejemplos al respecto. Hace pocos años
una antropóloga española enfermó gravemente mientras realizaba una investigación
sobre salud en Bolivia; durante su convalecencia tomó un registro meticuloso de su
experiencia de internación, registrando el ámbito hospitalario en que se encontraba
junto con las prácticas y diálogos que allí tenían lugar; eso enriqueció increíblemente su
trabajo sobre el proceso salud/enfermedad/atención en la ciudad de Potosí. Por otro
lado, en los últimos años ha ido creciendo la producción por parte de quienes han ido
registrando sus itinerarios terapéuticos a partir del momento en que fueron
diagnosticados con determinada patología, o quienes han registrado las reacciones
encontradas ante la decisión de modificar su género.
Como puede sospecharse, la observación (tanto participante como no) genera muchos
debates. Por un lado, respecto de aspectos éticos, ¿En qué medida, cuándo, y de qué
modo pongo en conocimiento mi intención investigativa ante los demás? En algunos
entornos, además, es posible que la tarea de quien investiga no sea comprendida. Y en
otros podría suceder que presentar abiertamente esta tarea implique perder la
oportunidad de producir conocimiento al respecto (como sucedería por ejemplo en caso
de realizar una observación participante sobre una red de falsificación de
medicamentos). Al considerar estos dilemas es preciso recordar que los abordajes
cualitativos parten de reconocer que el conocimiento no es algo que “está ahí”,
disponible de idéntico modo para quien quiera ir a buscarlo, sino que es algo que se
construye, y que toda construcción implica una serie de condicionamientos.
Junto con los debates éticos, resulta habitual encontrar debates epistemológicos, es
decir que toman por objeto la posibilidad misma de conocer. Varios de ellos giran en
torno de interrogarse, ¿En qué medida mi presencia altera el escenario, y en qué medida
es posible pensar un escenario “no alterado”? -recordemos que la intención inicial de
estas técnicas era recuperar entornos de manera “natural”; hoy en día en cambio se
Capítulo 3. Técnicas de construcción de datos en abordajes cualitativos
tiende a optar más por registrar los efectos de la propia presencia, tal como hemos
mencionado. Otra serie de interrogantes, más contemporáneos, surgen vinculados con
la pregunta ¿En qué medida puedo conocer una situación desde la perspectiva de los
otros si no comparto el mismo interés, dado que estoy ahí por elección y no como
afectado, y lo que me interesa no es resolver algo práctico sino obtener conocimiento?
Hay casos donde esto está claro, como cuando se participa como observador o
profesional en reuniones preparatorias con pacientes en lista de espera para un
trasplante o de un servicio de cuidados paliativos: si bien quien observe se verá
profundamente afectado por emociones, estás serán muy distintas de las que afectan a
los verdaderamente involucrados. El interés por conocer no es el mismo que el interés
por sobrevivir o por no sufrir. Sin embargo, hay otras situaciones donde esta distancia
que no llegará a resolverse entre quien investiga y quien vive es más sutil.
Existen otras técnicas cualitativas, posiblemente más propias del historiador o del
arqueólogo, donde se investiga a partir de objetos y no de personas. En estos casos lo
específico –a diferencia de las técnicas presentadas arriba- es que no hay influencia del
investigador sobre lo investigado. Claro que siempre hay un interés y un recorte, porque
recordemos que las técnicas cualitativas parten de concebir a la realidad no como algo
que “está ahí”, sino como relativa a la construcción teórico-conceptual que se hace de
la misma. El conjunto de estas técnicas puede ser denominado como “análisis de
documentos” en la medida en que se entiende por documento a todo soporte material
que fue producido por finalidades distintas a las de ser objeto de una investigación.
Ante la potencial confusión, cabe aclarar que no se trata de “datos secundarios”,
precisamente por la construcción cualitativa del objeto de indagación que trabajamos
durante el capítulo pasado. Y es que no estamos pensando que vamos a encontrar nada
parecido a un dato que podamos recuperar y luego reproducir, sino muy por el contrario,
que vamos a producir un dato en base al modo en que miremos nuestro documento.
Este es un error central en lo que hace a la comprensión de esta técnica. Por ejemplo, si
hago un análisis de documentos cualitativo tomando como unidad de análisis una serie
de historias clínicas, mi resultado no puede ser contabilizar los diagnósticos allí
consignados. En ese caso sí estaría reproduciendo sin cuestionar el modo de organizar
la realidad que reflejan las historias clínicas. Sí en cambio sería interesante, para una
estrategia cualitativa, describir cómo se va sedimentando un modo precodificado de
Capítulo 3. Técnicas de construcción de datos en abordajes cualitativos
escritura a lo largo de los años, según el momento en que haya comenzado a ejercer la
práctica cada uno de los profesionales. O qué aspectos que pueden conocerse del
problema en base a otras fuentes no son nunca mencionados por las historias clínicas
(por ejemplo, las condiciones habitacionales para el caso de infecciones respiratorias
agudas, o la potabilidad del agua de consumo para el caso de diarreas crónicas). O se
podrá también reparar en el modo en que se estructuran: qué datos solicitan completar
y de qué manera (si con campos abiertos o cerrados, por ejemplo).
Análisis de documentos
Esta técnica, también llamada “investigación documental”, parte de concebir como
“documento” cualquier escrito o imagen que se produjo con algún fin propio de la vida
cotidiana: difundir un servicio, publicitar un producto, registrar un tratamiento, impartir
un consejo, establecer una normativa, comunicarse con otra persona, recordar lo que
debe hacerse en determinada circunstancia, mostrar a los demás, guardar como
recuerdo. También los registros fílmicos o fotográficos son considerados material
documental. Por tanto, la investigación documental consiste en el empleo sistemático
de material impreso o audiovisual, con un fin distinto -el de investigar- a aquel con el
que fue producido.
✓ Pueden ser cartas personales (si es que me dejan acceder a ellas, claro).
construye una mirada sobre sus pacientes a través de registrarlos en la Historia Clínica,
no los pacientes que fueron atendidos y sus respectivas patologías. Entonces, no es que
recurre a documentos para relevar los datos en sí mismos ni como forma de acceder a
los pacientes que fueron atendidos. Otro ejemplo sería tomar las estadísticas de
atención de un determinado establecimiento, pero en lugar para conocer cuántas
personas se atienden y por qué motivos, para conocer qué tipo de categorías se utilizan
para codificar la complejidad de lo existente.
Un documento puede hablar de cómo funciona una institución. Es decir: es el
investigador quien hace hablar al documento en un sentido distinto del original. Los
documentos nos dan información sobre lo que pasó, pero es preciso cierto
entrenamiento para hacer de ellos un objeto de análisis cualitativo. Hay que tener
presente que no es lo mismo lo que realmente pasa que lo que se registra o escribe. Esa
información siempre está tamizada por la perspectiva de quien la escribió. No hay que
confundir lo que un documento dice con lo que pasó realmente: todo lo escrito -como
lo oral- tiene condiciones de producción: quién lo escribió, por qué motivo, con qué fin,
para que lo leyera quién, cuándo, dónde... La investigación documental, entonces, no
habla sobre lo que sucede o sucedió, sino lo que tales y cuales documentos dicen sobre
aquello.
La investigación documental suele implicar una mirada histórica. Y a la inversa: cuando
lo que nos interesa es obtener información histórica, casi siempre tenemos que acudir a
algún documento. De hecho, esta técnica fue desarrollada y consolidada por las
disciplinas históricas. Aun cuando aborde temas de actualidad, implica acercarse a algo
producido en otro momento. Por eso es importante saber quién lo produjo, por qué, y
en qué contexto.
Porque resulta sencillo el acceso, y también porque proporcionan información que nos
habla acerca de cómo las personas fueron leyendo su propia historia, el análisis de
documentos más frecuente se realiza en base a diarios y revistas. Pero nuevamente: lo
que generalmente me va a interesar es cómo cada diario o cada revista comunica una
noticia, más que la noticia en sí misma.
Un ejemplo ya clásico en las Ciencias Sociales son los trabajos de un autor francés,
Michel Foucault. Entre otros documentos, él hizo la tarea -para muchos, impensable- de
revisar reglamentos internos de escuelas, prisiones, regimientos y hospitales. También
planos e imágenes que permiten conocer cómo estaban construidos los edificios de
aquellas instituciones. De este modo, pudo llegar a la conclusión que todas estas
instituciones tienen algo en común: el interés por controlar el tiempo y el espacio de
quienes están subordinados (alumnos, presos, soldados, pacientes). Este ordenamiento
disciplinar proporcionaba además la ventaja de obtener conocimiento sobre ellos al
seguir su evolución.
El trabajo con documentos nos puede, también, deparar algunas frustraciones: no
Capítulo 3. Técnicas de construcción de datos en abordajes cualitativos
comienzo al trabajo de campo. El diseño no es un corset, sino una brújula que permite
no perder el norte.
Creímos necesario complementar la referencia a las técnicas con la mención de otras
dimensiones propias del trabajo de campo cualitativo, para ofrecer una mirada más
acabada del proceso completo.
La investigación cualitativa posee una mirada estratégica respecto de quién nos provee
cada dato. Existe una figura particular, vinculada con la producción de conocimiento en
profundidad sobre recortes particulares: el “informante clave”. Se trata de una persona
que por la confianza que nos tiene, o por el lugar que ocupó como testigo en alguna
situación, o porque ocupa un cargo jerárquico importante y por eso tiene más acceso a
los datos que necesitamos conocer. El “informante clave” nos puede aportar
información más significativa que ninguna otra persona en lo que queremos investigar.
Pero debemos tener la precaución de mantener nuestro principio de confidencialidad.
Esto se vuelve un desafío al momento de presentar los resultados. Otra figura clave, esta
vez en relación con el acceso al campo, es el denominado “portero”, que es quien tiene
capacidad de definir en qué medida nos será posible ingresar al campo (sea que se trate
de un espacio físico, o de contactar ciertas personas) y sostenernos en él. No en todas
las investigaciones hay porteros, pero donde los hay, es preciso identificarlos
oportunamente.
Junto con aquellas figuras, aparece la cuestión de las unidades de análisis. La literatura
distingue en ocasiones el término “unidad de análisis”, utilizado para hacer referencia a
la unidad mínima en que se descompone el universo de estudio (personas, familias,
viviendas, hospitales, servicios, equipos, etcétera) o aquello sobre lo cual se desea
predicar algo, del término “unidad de recolección”, en referencia a que en ocasiones un
dato puede construirse sin preguntar directamente a quienes me interesa conocer. Por
ejemplo, mi unidad de análisis pueden ser los trabajadores sociales porque estoy
buscando indagar su inserción laboral, pero mis unidades de recolección pueden ser
quienes ocupen el cargo de jefatura en los lugares en que los trabajadores sociales se
insertan, independientemente de su profesión. En los casos de unidades de análisis
colectivas, esta diferencia es clave: para conocer por ejemplo acerca de las estrategias
familiares de cuidado, ¿quién/es van a ser mis unidades de recolección? ¿a quiénes
observo, a quiénes convoco, a quiénes pregunto? No será lo mismo preguntar a las
Capítulo 3. Técnicas de construcción de datos en abordajes cualitativos
mujeres adultas que a los varones, o que a las personas más jóvenes. Lo mismo
podríamos anticipar respecto de la exploración de los procesos de trabajo en un
establecimiento sanitario, por ejemplo.
Pese a la utilidad práctica de la distinción anterior, principalmente en estrategias
versátiles y creativas como las cualitativas, el concepto de “recolección” no le hace
mucha justicia a los paradigmas en que ellas se sustentas, porque daría la pauta de un
dato previamente existente que se “recolecta” simplemente, como una fruta madura. Y
nada más lejos del proceso de construcción de datos propio de estos abordajes, como
venimos insistiendo. Para zanjar esta diferencia, algunos autores utilizan el término
“unidad de observación”. Esto requiere conservar como metáfora el acto aludido,
puesto que “observación” también puede aludir a lo escuchado, no necesariamente a lo
mirado.
Dimos este rodeo para advertir que no nos interesa ser fieles a uno u otro término, sino
más bien apuntar a cuestiones prácticas propias del despliegue del trabajo de campo.
Cuando el objetivo es hacer un estudio en profundidad y ver qué tipo de factores están
en juego puede realizarse un muestreo intencional, seleccionando unidades de análisis
porque son socialmente relevantes (porque la difusión que lograron, por ejemplo), o
porque son desconocidas, o porque nos resultan paradigmáticas. Puede ser
especialmente fecunda la investigación cualitativa cuando lo que voy a analizar se
presenta con poca frecuencia, o cuando se trata de casos extremos, o casos únicos. En
ocasiones lo considerado fundamental tiene que ver con lograr cierta heterogeneidad
en la muestra. Por ejemplo, si voy a estudiar embarazos no deseados, y quiero comenzar
haciendo entrevistas, puede ser interesante incluir a mujeres de distintas edades.
Podríamos incluir a mujeres que tienen pareja estable y a las que no, a mujeres que no
usaron métodos anticonceptivos y también a aquellas que quedaron embarazadas
porque aun usándolos, este les falló.
También puede realizarse un muestreo denominado “muestreo teórico” en la medida
es que es en base a la teoría previamente disponible que se definen unidades de
observación. Este consiste en seleccionar aquellas unidades de observación que sea más
importante considerar desde la perspectiva de mi investigación. Este muestreo a su vez
puede estar relacionado con el Estado de la Cuestión, en la medida en que el motivo de
elegir cierta unidad de análisis/observación con frecuencia remite a lo que fue hecho
(sea porque se quiere repetir un abordaje previo en otro contexto, o bien porque se
desea llevar adelante un tipo de abordaje inédito).
Finalmente, a fin de resumir la variedad de posibilidades, el muestreo puede ser
pragmático, dado que la viabilidad del ingreso al campo y la permanencia, así como de
la posibilidad de encontrar colaboración, resultan centrales en este tipo de estrategias.
Hay muchos motivos que pueden guiar en la selección de los casos. Lo fundamental es
que siempre controlar (y explicitar, al comunicar los resultados) el criterio que orientó
Capítulo 3. Técnicas de construcción de datos en abordajes cualitativos
El muestreo cualitativo no termina allí. Porque es preciso controlar los momentos, las
situaciones –qué día, qué momento del día, quiénes están presente, qué pasó antes,
etcétera. Como hemos venido señalando, “controlar” implica tener un registro
sistemático de estos aspectos contextuales, considerando que todo dato construido
responde a un contexto específico de producción. El muestreo incluye escenarios y
circunstancias, también, para aquellos casos donde no se trate de un análisis
documental.
El hecho de que los abordajes cualitativos no se encuentren preocupados por la
generalización, sino que busquen dar cuenta de los contextos singulares de producción
de cada dato, no implica el descuido de los procesos de selección. Por el contrario, la
atención destinada al muestreo es extrema. A quién miro/pregunto, cómo, cuándo.
Estas definiciones no pueden realizarse únicamente al comienzo.
Las decisiones respecto de qué técnica aplicar y a quiénes se puede reformulando junto
con aquello que nos interesa indagar. También puede suceder que consideremos que, a
diferencia de lo que inicialmente creíamos, resulta más efectivo incluir en nuestro
estudio a unas personas que a otras. O que creamos necesario complementar la
información obtenida hasta el momento con el punto de vista de otro tipo de
protagonistas. En cualquier caso, el carácter flexible de la investigación y la reflexividad
que acompaña al proceso investigativo implicarán la revisión de las unidades de
análisis/observación.
Cantidad de información
Hasta dónde recoger información, o bien hasta cuándo extender el trabajo de campo,
es algo que en investigación cualitativa no puede ser determinado de antemano. Ahora
Capítulo 3. Técnicas de construcción de datos en abordajes cualitativos
bien, como los cronogramas no poseen la misma flexibilidad que los abordajes –dado
que en general es necesario cumplir con aquellos- la extensión y profundidad del trabajo
de campo se relaciona íntimamente con lo mencionado arriba respecto de la inclusión
de unidades de análisis/observación.
Muchas el tipo de abordaje está determinado por los relibros con que se cuenta. Por
ejemplo, si dispongo de un financiamiento por un año para investigar, o si tengo que
presentar mi tesis a mediados del año que viene porque se me vence el plazo. La
destreza del investigador consiste en poder adaptarse a estas restricciones sin que ello
vaya en desmedro de la calidad de lo obtenido: siempre es necesario balancear las
ambiciones acerca de qué conocer con cuánto tiempo tengo para conocerlo, algo que
se relaciona principalmente con la construcción del objeto . Es decir, no es lo mismo
que me interese conocer las relaciones de autoridad en un hospital que las relaciones
de autoridad en un servicio. Y no se trata de tamaño: en investigación cuali, seleccionar
un servicio en lugar de un hospital nos puede proveer información mucho más
interesante en la medida en que particulariza el objeto. Es decir, conocer las relaciones
de autoridad en contextos donde se están empezando a insertar laboralmente
profesionales con nuevos títulos, o varones donde antes no los había, puede ser mucho
más interesante que conocer las relaciones de autoridad en un hospital. Dicho lo
anterior, es importante señalar que las consideraciones respecto de cuánta información
recolectar no remiten a contextos ideales de disponibilidad de tiempo, sino al buen uso
del poco tiempo que tengamos disponible. Y este uso, para ser bueno, deberá siempre
ir acompañado de una reflexión continua, y de la flexibilidad necesaria para adaptarse
a lo que va encontrando. Contrariamente a lo que suele suponerse, es más importante
para una investigación cualitativa no atarse a lo planificado para cumplir con los
tiempos que sí hacerlo. Sobre todo, considerando que es habitual que el campo
muestre que aquel abordaje inicialmente propuesto o bien es muy costoso, o bien el
acceso es limitado, o bien la información que permite obtener no es suficientemente
rica.
Ahora bien, respecto de hasta cuándo juntar información, un término clave que resulta
habitual encontrar es el de “saturación teórica”. Si bien podría discutirse su empleo por
fuera del enfoque que lo acuña, que es el de Teoría Fundamentada (por lo cual este
concepto se origina con la pretensión de generar teoría) es empleado con mucha
frecuencia. Advertiremos que, sin embargo, no siempre resulta pertinente. Se denomina
“saturación teórica” al momento en que la inclusión de nuevas unidades de
observación ya no produce información nueva.
La calificación de “teórica” tiene que ver con que, en sentido estricto, nunca deja de
aparecer información nueva: lo que no resulta novedoso es aquello que hace
específicamente al interés investigativo, es decir, lo que tiene que ver específicamente
con el recorte. La saturación teórica es el fenómeno por el cual después de una cierta
cantidad de datos, el investigador tiene la impresión de no aprender nada nuevo en lo
Capítulo 3. Técnicas de construcción de datos en abordajes cualitativos
que está buscando. Lo que nos permite conocer el punto de saturación teórica es ir
organizando y analizando la información recogida a medida que la voy juntando. Esto
no depende tanto de la cantidad de unidades incluidas, como de la buena formulación
del objeto de investigación, y una correcta reflexividad al respecto.
Un error frecuente es que los diseños cuali propongan utilizar la saturación teórica y al
mismo tiempo estipulen de antemano cuántas unidades de observación van a incluir
(ejemplo, cuántas entrevistas van a realizar). La saturación teórica parte de entender
que es imposible estipular de antemano cuántas personas o situaciones deberán ser
incluidas en el estudio. El número final vendrá dado por la falta de información nueva,
y la confirmación de la pertinencia de lo que se fue analizando a lo largo del proceso
investigativo.
Al momento de escribir este libro, la realidad nos sorprendía con algo imprevisto: la
pandemia por COVID-19 y las políticas de aislamiento y distanciamiento surgidas en
respuesta. Creímos oportuno incluir algo de este contexto que irrumpió en todas
nuestras prácticas, incluyendo la investigativa, en un material que en definitiva se dedica
a proponer modos de producir conocimiento acerca de nuestras respectivas realidades.
A partir del mes de marzo de 2020 (al menos para la cronología en nuestro país), las
investigaciones cualitativas en libro se vieron en la necesidad de reconfigurar sus
trabajos de campo. Quienes estaban por comenzar su indagación empírica luego de un
diseño aprobado quedaron paralizados. ¿Era posible investigar en estas condiciones?
Más o menos rápido, al igual que el resto de las prácticas sociales, las investigaciones
cualitativas se volcaron al uso de plataformas virtuales y aplicaciones digitales para dar
continuidad de algún modo a las distintas propuestas. En general, con la sensación de
que se hacía de esta manera por no quedarse de brazos cruzados, pero que era estas
vías eran deficientes y no podrían ni remotamente reemplazar la presencialidad y las
relaciones cara a cara.
Sin embargo, dentro del universo de la investigación social cualitativa, la utilización de
tecnologías digitales está lejos de representar una novedad. En sentido estricto, desde
el mismo momento en que nuevos desarrollos tecnológicos comenzaron a mediar
distinto tipo de relaciones sociales, investigadores sociales sintieron la necesidad de
describir sus usos y significados. Así, a partir de objetos de investigación construidos en
torno de las mediaciones tecnológicas, distintos investigadores sobre todo provenientes
Capítulo 3. Técnicas de construcción de datos en abordajes cualitativos
de matrices teóricas vinculadas con estudios culturales los abordaron. Y para hacerlo,
fueron desarrollando estrategias que también se encontraban a su vez inmersas en el
mundo estudiado. Por ejemplo, la participación en foros, blogs, plataformas de citas,
entre otros, fueron multiplicándose como objeto y medio de indagación. ¿Qué hacían
estos investigadores? ¿Etnografía? ¿Observación participante? ¿Análisis de
documentos? Los aspectos metodológicos e instrumentales son arena de debate. Sin
intención de posicionarnos al respecto, nos interesa señalar que estos antecedentes
marcan no sólo la posibilidad, sino también la potencialidad, de incorporar las nuevas
tecnologías como parte de los campos empíricos.
La pandemia nos encuentra, de esta manera, tanto con desconcierto como con una
tradición en ciernes, a la cual es factible echar mano para orientarnos un poco mejor en
los desafíos actuales de la investigación cualitativa. Tan fecunda es esa producción
previa, que tiene numerosas ramificaciones y debates. EScience, eResearch son marcos
generales de desarrollos teóricos y epistemológicos que han festejado la incorporación
de las nuevas tecnologías en su aspecto promisorio, es decir, en la medida en que
aumentan la potencialidad investigativa, para el mundo de las ciencias y la investigación
en general. De manera más específica, ha sido principalmente la antropología como
disciplina y la etnografía como perspectiva y práctica las que, al tener como parte de su
objeto las prácticas culturales, han ido desarrollando reflexiones epistemológicas,
teóricas y metodológicas a través de la antropología digital, la etnografía digital, la
netnografía, antropología de las ciberculturas, y otros libros de debates y experiencias
que van recibiendo distintos nombres en la medida en que van nucleando distintos
investigadores con preocupaciones y posicionamientos similares.
En la línea de lo que hemos venido presentando en estos tres capítulos, creemos
necesario subrayar la estrecha conexión entre construcción del objeto investigativo y
modo de abordaje. Creemos que sostener la coherencia interna de esta conexión debe
ser prioritario para lograr una investigación de calidad, y que el debate acerca de las
técnicas es secundario o accesorio, en la medida en que debe estar subordinado a la
revisión del objeto que conlleva. Es esto lo que permite que quien investiga deje de lado
la sensación de déficit o pérdida debido al impedimento de la copresencia, para pasar a
definir claramente qué es lo que está investigando cuando realiza su investigación
mediante internet, redes sociales, u otras nuevas tecnologías. En este sentido,
flexibilidad y reflexividad vuelven a presentarse como conceptos clave para aprehender
las perspectivas cualitativas. Ellos pueden conectarnos con la fecundidad específica (tan
limitada como cualquier otro tipo de abordaje, sólo que con limitaciones distintivas) de
la investigación mediada por tecnologías, al tiempo que señalarnos no sólo la
discontinuidad impuesta por la pandemia y las medidas de cuidado respectivas, sino
también las continuidades respecto de los abordajes cualitativos en general, desde sus
inicios.
Vale insistir en el hecho de que, desde esta mirada, se trata de incluir en el quehacer
Capítulo 3. Técnicas de construcción de datos en abordajes cualitativos
Para finalizar…
En este, nuestro último Capítulo, hemos abordado las distintas técnicas cualitativas de
construcción de datos. Tal como hemos insistido en los dos Capítulos anteriores, nos ha
interesado poder diferenciar su mera aplicación a nivel de técnica de la complejidad
de lo implicado por la investigación social de corte cualitativo.
Así como lo mencionamos en el Capítulo 2 respecto de los enfoques, la selección y el
empleo de las distintas técnicas remiten de decisiones de carácter artesanal y situado,
donde es mucho más importante el carácter flexible y reflexivo de su ejecución que el
cumplimiento de preceptos. Porque las técnicas, lejos de agotar en sí mismas el trabajo
de campo, sólo tienen sentido en la medida en que acompañan cierta definición
particular del sujeto bajo estudio, del objeto de conocimiento, e incluso de qué se está
entendiendo por “campo”.
A fin de sostener nuestra propuesta expositiva, hemos mediatizado la presentación de
las técnicas bajo una categorización que nos permite señalar elementos comunes a ellas,
que hacen a la decisión de sus usos respectivos. Por un lado, el empleo de técnicas que
apelan al diseño de dispositivos “artificiales”, es decir, de encuentros entre
investigador/es y sujeto/s desprendidos de los contextos más cotidianos, diferenciados
en tiempo y/o espacio, donde el dato es construido principalmente en torno a las
preguntas de quien investiga. Por otro lado, el empleo de técnicas en los entornos
mismos (momentos y lugares) en que las personas desempeñan sus prácticas habituales,
donde quien investiga se encuentra supeditado al ritmo y formato en que pueden
observarse directamente dislibros y acciones. Finalmente, el abordaje de materiales
producidos con fines no investigativos, en el marco de acciones y tareas disímiles pero
siempre con anterioridad a su empleo para la construcción de conocimiento sistemático.
De esta manera, hemos presentado lo relativo a entrevistas en profundidad, grupos de
discusión, grupos focales, talleres, observación participante y no participante y análisis
de documentos.
En todos los casos, nos ha interesado enfatizar que las técnicas presentadas admiten
ser pensadas como materia prima sobre la cual imprimir las propias necesidades en
términos de selección de unidades de análisis y/o de observación. También, en todos
los casos, hemos problematizado la inserción de quien investiga como parte del
Capítulo 3. Técnicas de construcción de datos en abordajes cualitativos
Bibliografía de referencia
Capítulo 4
En este capítulo nos interesará poner en común algunos elementos centrales respecto
de cómo producir conocimiento en estrategias cualitativas: ¿qué hacer con los datos de
campo? ¿cómo analizarlos, cómo interpretarlos? Este suele ser uno de los puntos
menos abordados. Porque tal vez la característica central de este tipo de estrategias sea
la necesidad que impone de revisar la comprensión del concepto de “método”, para
entenderlo como camino sistemático, pero siempre original, en lugar de como una
receta o prescripción a la que atenerse.
En el caso de la instancia misma de “decir algo” sobre los datos, la necesidad de apelar
a la experticia de quien investiga y a la creatividad se potencia. Porque a investigar, se
aprende investigando, y en el intercambio con quienes ya vienen haciéndolo. Esto no
quiere decir que no pueda decirse nada al respecto. Por el contrario. De hecho, hemos
elegido comenzar de esta manera nuestro libro para mostrar que es posible enunciar
diversas propiedades de las estrategias cualitativas a partir de sus elementos
recurrentes. Cabe advertir, dada la heterogeneidad de este universo: nada de lo que
presentaremos pretende mostrar con exhaustividad lo que sucede en él, ni puede
considerarse representativo del mismo. Se trata de un recorte (consistente con las
epistemologías que orientan las tradiciones en que se basan las estrategias cualitativas)
de algunos aspectos, elementos y desarrollos que nos ha parecido pertinente compartir.
Al respecto señalamos, para quienes comienzan por este libro, que las estrategias
cualitativas de investigación provienen de las ciencias sociales, por lo que guardan la
misma concepción acerca del conocimiento científico. Este último no se considera
consensual y acumulativo, sino que se entiende que su desarrollo está promovido por
el disenso interno, por el debate acerca de los alcances y límites de cada una de las
propuestas. Resulta central tomar esto como punto de partida, porque nos
encontraremos trabajando dentro de paradigmas con visiones radicalmente distintas
a las que informan los paradigmas cuantitativos. Si no partimos de comprender esta
diferencia, corremos el riesgo de no entender la particularidad de lo que se presenta,
o de contrastar cada punto con lo que se conoce previamente desde otro paradigma.
Recordemos respecto de la definición de paradigmas como modo de comprender al
pensamiento científico, que quien se considera mentor de estas concepciones, Thomas
Capítulo 4. Construcción del conocimiento a partir de los datos en abordajes cualitativos
1
Kuhn, Thomas “La estructura de las revoluciones científicas”. Fondo de Cultura Económica. México:
2004
Capítulo 4. Construcción del conocimiento a partir de los datos en abordajes cualitativos
Presentación
contexto singular (social, cultural, económico, político, etcétera) que condiciona tanto
las preocupaciones que orientan la búsqueda de conocimiento, como los procesos
mismos de su producción y la circulación de sus resultados. Imbricada en lo anterior,
se encuentra la relación entre quienes investigan y quienes son investigados, que es
siempre inevitablemente una relación social. Es decir, carga con muchos más sentidos
(algunos predecibles, otros inesperados) que la mera instrumentalidad técnica. Esto se
potencia considerando, además, que el tipo de relaciones establecidas son más
profundas, tanto por ser prolongadas como por el tipo de acercamiento que se pone en
juego durante el trabajo de campo.
Una última mención breve, en cuanto a los paradigmas interpretativos, refiere al
carácter construido del conocimiento científico. Se parte de entender que todo
conocimiento “construye” un punto de mira particular acerca de la realidad, y que es
humanamente imposible conocer desde un “no lugar”. Siempre se conoce desde alguna
perspectiva, también en el conocimiento científico. Siempre hay conceptos, teorías,
investigaciones previas, que orientan respecto de qué mirar y cómo hacerlo, además de
intereses que marcan el cómo de la producción. Desde este punto de partida, se descree
de toda posibilidad de objetividad y neutralidad en las ciencias, y particularmente en lo
que a investigación cualitativa respecta, el énfasis de su cientificidad está puesto
principalmente en la explicitación de la perspectiva asumida. Junto con esta (presente
desde la construcción misma del problema de conocimiento), el proceso de producción
de conocimiento es un elemento central a analizar, porque todo resultado estará en
íntima relación con aquel. Y aquí entra un concepto central para estos abordajes: el de
“reflexividad”. Con este concepto nos referimos a la atención meticulosa y sistemática
prestada a cada una de las decisiones tomadas en el campo (un campo investigativo
que, además, si aprovecha lo específico de estas propuestas, será flexible), a la
intersubjetividad entre quien investiga y quien es investigado, a las emociones,
vivencias, dudas, recuerdos, experimentadas por quien produce conocimiento en el
proceso investigativo como materia prima fundamental del análisis y los resultados .
Dicho lo anterior, cabe señalar que el trabajo de campo cualitativo lleva con frecuencia
a una producción realmente inmensa de datos. De hecho, muchas veces por provenir
de la investigación cuantitativa o por tener internalizados sus parámetros los propios
diseños se proponen generar una cantidad difícilmente manejable de entrevistas,
grupos focales, observaciones. Además, estipulados de antemano. Este es uno de los
errores más frecuentes en las propuestas cualitativas (que para quien evalúa puede
fácilmente servir para distinguir al novato del experimentado). De acá deriva el gran
problema, ¿qué se hace luego con todo eso? Inevitablemente, el tratamiento que suele
dársele con los relibros disponibles es pobre, y la investigación termina siendo un
montón de tiempo –de investigadores, pero sobre todo, de investigados—
desperdiciado. Nuestra intención aquí es contribuir a evitar este error tan habitual.
Las investigaciones cualitativas, en la medida en que se proponen enfatizar la riqueza
Capítulo 4. Construcción del conocimiento a partir de los datos en abordajes cualitativos
convierten en dos grandes ámbitos donde transcurre una investigación. Aquí nos
abocaremos a desarrollar muchas de las posibilidades que existen cuando hacemos
“escritorio”.
Las tareas “de escritorio” pueden recibir el nombre de “procesamiento”, de
“tratamiento” de “análisis” o de “interpretación”, sin que necesariamente esos términos
designen realidades diferentes. Este uno de los momentos menos aludidos por los
manuales de metodología (sobre todo, por los que presentan a un mismo tiempo
“métodos cuantitativos” y “métodos cualitativos”, y terminan mostrando gran
desconocimiento respecto de lo específico de estos últimos). Pero también, es una de
las experticias menos visibilizadas de quienes se dedican a investigar. Este es el desafío
que asumiremos en este capítulo. Esperamos poder hacerlo con la claridad que —
entendemos— le suele faltar a este tipo de temáticas. Y esperamos que puedan
resultarles esclarecedoras del trabajo investigativo en el marco de estrategias
cualitativas de producción de conocimiento.
en que cada dato fue producido. Para ser factible, aquello requiere reducir los datos
disponibles de modo tal de poder aprehenderlos de manera conjunta e integrada. Sea
mediante resúmenes, codificaciones, cuadros sinópticos, diagramas, clasificaciones u
otro tipo de estrategias (mencionaremos luego las más frecuentes), es importante
visualizar de manera continua de qué información se dispone. En otras palabras: ver qué
se tiene no es algo que sólo sucede al final, sino que se tienen que diseñar formas de
monitoreo continuo, que permitan acompañar todo el proceso de conjeturas
personales, revisión de bibliografía, establecimiento de relaciones internas a lo
disponible y externas –vinculadas con el contexto- y redefiniciones acerca de cómo
continuar la tarea de campo.
Por otra parte, dada la intención de conocer realidades concretas en profundidad, y
comprendiéndolas en sus peculiares contextos sociohistóricos (en lugar de la
preocupación más ligada al positivismo de establecer relaciones válidas para todo
tiempo y lugar), el procesamiento de los datos debe incluir siempre el registro de las
excepciones, de los casos negativos, de las variaciones que asumen los fenómenos. No
eliminar lo diferente al momento de reducir los datos implica también otorgarle un
lugar al analizar los componentes del problema bajo estudio, e incluir la diversidad y la
polifonía en las interpretaciones. Es desaconsejable llegar a aseveraciones
generalizantes porque tienden a invisibilizar la complejidad, los matices, las
contradicciones, siendo que precisamente la virtud de las estrategias cualitativas es
poder incorporar esto al análisis de lo real (en lugar de reducir lo real a variables que
permitan ser contabilizadas).
Herramientas como la utilización de tipologías pueden contribuir a conservar lo
disonante al ir visualizando lo recogido (tipos de situaciones, de actores, de procesos,
etcétera). También es recomendable ir contrastando los datos en la medida en que los
vamos produciendo (en lugar de ir asimilándolos como parte de una misma totalidad,
buscar activamente las diferencias al identificar patrones o recurrencias, y temas).
Esto va de la mano con la producción inductiva de conocimiento: en lugar de relacionar
grandes categorías teóricas con datos directamente observables (lo cual en los métodos
hipotético-deductivos se realiza mediante la operacionalización), aquí la intención es ir
subiendo de nivel en la descripción de los datos, yendo desde las presentaciones
concretas a dimensiones en que organizar esta información, y así en sucesivas capas
hasta llegar a análisis con mayores niveles de abstracción. Pero siempre, partiendo de la
descripción empírica.
Algunos señalamientos más pueden ser necesarios en función de evitar malos
entendidos, frecuentes en quienes incursionan en este tipo de estrategias. En estos
materiales utilizamos precisamente el concepto de “estrategias” para evitar algunas
asociaciones o resonancias propias de la palabra “método” en nuestro idioma. Porque
estamos hablando de un conjunto heterogéneo de abordajes cuyo carácter
compartido consiste en la epistemología sobre la que reposa, es decir, en las
Capítulo 4. Construcción del conocimiento a partir de los datos en abordajes cualitativos
enfoque desde el que miramos, y lo mejor que podemos hacer, para producir un
conocimiento riguroso, es explicitar cuál es ese lugar particular desde el que nos
hacemos las preguntas y buscamos responderlas. Las notas de campo, los audios, las
transcripciones, los memos, no son datos sino materiales empíricos a partir de los cuales
construimos nuestros datos.
El modo en que se organizan los datos y se los analiza es objeto de una toma continua
de decisiones a lo largo del desarrollo de un proyecto. Y está abierto a la creatividad:
dónde encontramos recurrencias y dónde excepciones, qué conexiones vemos, qué
contrastes, qué matices. Qué articulaciones, parecidos o analogías encontramos en
aquello que para el sentido común es de orden diferente, y que distinciones y
heterogeneidades encontramos en aquello que a priori es pensado como uniforme. Qué
de lo descripto nos remite al estado de la cuestión (porque lo reitera, porque lo
contradice), y qué a las teorías disponibles.
No hay reglas respecto de cómo hacerlo, pero sí está la necesidad de convertir estos
procedimientos en un trabajo cuidadoso, atento a cada paso. Al mismo tiempo, si
“análisis” implica la división de lo que existe en categorías más pequeñas a fin de
observarlo más en detalle, lo recomendable es realizarlo tratando de sostener la tensión
entre una descripción apegada a lo concreto y singular de lo encontrado, y el
mantenimiento continuo de su conexión global con la totalidad de lo que se va
conociendo. Por eso el principal desafío es cómo almacenar los datos en función de
poder recuperarlos de manera continua y desde distintas entradas . Porque esto es lo
que facilita relacionar cada dato con su contexto de producción, con las teorías
preexistentes, con el estado de la cuestión, y a su vez con otros elementos del propio
proceso investigativo. Este relacionamiento es continuo en el trabajo con datos
cualitativos, y puede encontrarse también referencias a este en términos de
triangulación en algunos manuales de metodología.
Por otra parte, contrapesando los párrafos anteriores, debemos recordar que las
estrategias cualitativas son profundamente heterogéneas entre sí, por lo que el
procesamiento de datos, su análisis e interpretación dependerán estrechamente del
enfoque adoptado. No será lo mismo procesar datos cuando la intención es realizar una
descripción histórica (donde lo cronológico es una dimensión ineludible) que cuando la
intención es desarrollar algún tipo de teoría sobre cierto fenómeno bajo estudio, por
ejemplo. Asimismo, el enfoque determinará en qué medida es importante conservar
qué tipo de marcas respecto del lugar de quien investiga (sus sensaciones, emociones,
vacilaciones, reflexiones, etcétera). En cualquier caso, es en el marco de cada propuesta
específica que podremos distinguir qué datos pueden convertirse en la usina principal
de lo que va a ser dicho respecto del estudio y cuáles sólo podrían aportar información
complementaria o convertirse en meros ejemplos. Lo cual no obsta que muchas veces
resulte bastante difícil llevar a cabo este discernimiento, ni que podamos ir y volver
respecto de esa línea demarcatoria, siempre artificial (en la medida en que es el artificio
Capítulo 4. Construcción del conocimiento a partir de los datos en abordajes cualitativos
Tal como suele suceder con lo que de un modo u otro asume carácter de tabú, el carácter
poco explicitado de las tareas de escritorio suele generar un enigma que tiende a
soslayar lo obvio. Y es que buena parte de las tareas “de escritorio” tiene que ver con
la escritura.
He aquí otro error frecuente a combatir, vinculado con los mencionados arriba: el creer
que escribir es la etapa final de todo proceso investigativo. Esto, que en general no es
así, es mucho menos así en las estrategias cualitativas. En ellas lo escrito es
consustancial a todo el desarrollo.
Sea para conseguir aprobación, financiamiento o para conformar un equipo o generar
consensos internos, en general toda investigación comienza con una propuesta escrita.
El diseño es un primer momento de escritura. No es nuestra intención detenernos en lo
relativo al diseño. Pero sí señalaremos que diseñar una propuesta suele conllevar una
vivencia que puede ser útil poner de relieve, dado que en los abordajes cuali acompaña
Capítulo 4. Construcción del conocimiento a partir de los datos en abordajes cualitativos
la totalidad del proceso. Nos referimos a la sensación de que el pasaje de una idea inicial
a lo escrito no suele ser sencillo ni mucho menos, mecánico. Por el contrario, asentar
por escrito aquello que queremos nos muestra a un mismo tiempo el carácter vago y
ambiguo de lo que nos interesa, y el modo en que la organización lógica que imp one
la escritura nos permite visualizar lagunas e inconsistencias, señalándonos en qué
dirección es preciso tomar nuevas decisiones. Y muestra que escribir siempre es, en un
punto, tomar decisiones.
Hemos organizado nuestra exposición en tres de las tareas principales vinculadas con el
acto de escritura que atraviesan los procesos de organización de datos, análisis e
interpretación. Cabe advertir: escribimos para leernos. Por lo que toda actividad de
escritura y reescritura implica, también, una actividad concomitante de lectura y
relectura. Escribir y leernos, reescribir y releernos, son acciones recursivas que
acompañan todo el proceso de investigación cualitativa.
El desafío de la transcripción
En investigación cualitativa es habitual que una parte de los datos (más o menos
importante) esté en formato audio. Para poder manejar esos datos lo habitual es
convertirlos en texto 3. En esos casos lo que más recomendable es la desgrabación.
Pueden desgrabarse la totalidad de los audios, o sólo aquello que se considere más
importante a partir de la escucha: en este último caso, es preciso tener presente que se
deberá escuchar varias veces el mismo archivo, evaluando el tiempo que demandan
ambas tareas. Siendo que el material con el que trabajaremos para la interpretación y
el análisis será la desgrabación, la calidad de esta es un aspecto central de la
rigurosidad de nuestro trabajo.
Para quien haya experimentado la acción de desgrabar, resultará ostensiva la siguiente
afirmación: todo pasaje de audio a texto implica un proceso de traducción. Como tal,
entraña la toma de decisiones respecto de qué transcribir y cómo hacerlo. Esta toma
de decisiones debe estar orientada (para resultar acertada) en lo que nos interesa
recuperar. ¿Es importante el tono de voz? ¿Puede tener algún valor conocer las
vacilaciones, los actos fallidos, los furcios? ¿Es necesario saber que en un momento
alguien abrió la puerta? Estas son algunas de las tomas de decisión que orientan qué es
lo que se pasa a texto.
3
En la actualidad existen los medios técnicos para un manejo del formato audio (incluso audiovisual)
que tiempo atrás hubiera sido impensable para quienes no provienen del trabajo en el campo
mediático. Sin embargo, dado que las presentaciones suelen ser escritas, y que la tradición investigativa
es escrita, no abordaremos lo relativo a organización de este tipo de datos en particular.
Capítulo 4. Construcción del conocimiento a partir de los datos en abordajes cualitativos
Las tomas de decisión tienen que ver con cómo se construyó el objeto de
conocimiento. Vale decir, por ejemplo, si me interesa investigar acerca de la relación
médico-paciente en un determinado establecimiento que busca ser innovador, ¿incluye
mi objeto de estudio los momentos de interacción? ¿y qué aspectos de ellos? ¿es
factible observar las consultas? (al respecto valga señalar que una dificultad frecuente
es construir como objeto a las relaciones, pero abordarlas de manera fragmentaria, a
través de la perspectiva de alguno de los miembros de la relación).
Junto con lo anterior, dudaremos en momentos clave de la conversación: ¿cómo
represento mejor este énfasis, con dos puntos, con punto y coma, con punto aparte? Si
pongo siempre puntos suspensivos para que se note que esta persona hace muchas
pausas antes de contestar, ¿cómo marco que algunas pausas son bastante más largas
que otras? Estos son sólo algunos ejemplos. Desgrabar no es un proceso mecánico. Y si
bien siempre puede contribuir con la agilidad de los tiempos contratar a alguien que
desgrabe, la recomendación es revisar las desgrabaciones al tiempo que se escucha el
audio en caso de no poder desgrabar quien investiga. O poder trabajar con quien
desgraba las pautas específicas de aquello que buscamos, abriendo el canal de diálogo
para que pueda consultarnos acerca de todas aquellas incertidumbres propias de este
tipo de traducciones.
En caso de trabajar con videos o imágenes, puede haber también elementos que sea
preciso transcribir, en caso de que puedan resultar interesantes para nuestra mirada.
Por ejemplo, durante un taller o grupo focal, ¿en qué dirección iban las miradas de los
participantes? ¿cambiaba el tono corporal según la interacción, o la postura? ¿hubo
algún tipo de contacto corporal –palmada, abrazo, patada- entre los participantes? ¿se
acompañó algo de lo dicho por algún gesto elocuente que enfatizaba o transformaba lo
expresado oralmente? ¿alguien se quedó dormido durante el encuentro? ¿cómo
estaban vestidos los participantes? El lenguaje no verbal puede contener elementos
que sirvan a nuestros fines, y en esos casos será necesario buscar cómo trasponerlos
a texto. Lo mismo debe ser mencionado respecto de observaciones que nos surjan
acerca de los escenarios, distribución de objetos o cuerpos en una imagen; acerca de
lo que muestra un mapa o cartografía; así como muchas otras cuestiones que tienen
que ver con estrategias de investigación que incorporan los datos visuales como insumo.
Así, lo que más abajo abordaremos como tareas de interpretación y análisis en las
estrategias cualitativas, se nutre fundamentalmente de materiales escritos.
Los “memos”
El término “memo” hace referencia a un recordatorio. No vamos a hacer acá una
definición técnica del mismo: en la literatura pueden encontrarse distintas utilizaciones
Capítulo 4. Construcción del conocimiento a partir de los datos en abordajes cualitativos
del mismo, sobre todo porque la Teoría Fundamentada lo incorporó como parte de sus
procedimientos. Se trata de no olvidar alguna observación particular realizada a lo largo
del proceso de trabajo de campo y tratamiento de los datos. Lo que nos interesa es
identificar bajo este término un uso particular de la escritura, que es de mucha ayuda
en los procesos de investigación cualitativa.
Los memos son notas de proceso, absolutamente provisorias, que buscan fijar y
registrar aspectos que habitualmente “se tienen en la cabeza”, marcando el hábito de
bajar a texto escrito lo que en otros contextos sería parte de un fluir de pensamiento
espontáneo. Se trata de convertir en materia prima de la investigación a pequeñas
anotaciones, surgidas ante diversas circunstancias del proceso investigativo. Esto
marca fuertemente la advertencia de que la escritura no es una etapa final. Por otra
parte, tiende a contradecir una concepción implícita de la escritura que la entiende
como una instancia más bien ceremoniosa, que la piensa como producto acabado al que
se vuelcan las ideas una vez maduradas. Además, cabe advertir, tendemos a ser
excesivamente optimistas respecto de la capacidad de nuestra memoria.
Contrarrestando lo anterior, adquirir el hábito de escribir recordatorios sobre las ideas
que nos aparecen de manera poco sistemática (o sea, no cuando estamos trabajando en
escribir sobre eso) puede permitirnos capitalizar asociaciones o apreciaciones que
posiblemente, en caso de no hacerlo, se perderían.
¿Respecto de qué es conveniente realizar memos? De casi todo, pero sobre todo, de
esas ocurrencias “al vuelo”. Por ejemplo, cuando estamos haciendo trabajo de campo,
de impresiones acerca de los sujetos con quienes interactuamos, de sus entornos, de
sus tonos de voz, de sus silencios. O de entretelones que acompañaron la gestión, por
ejemplo, de una entrevista, o la observación de un determinado ámbito en cierto
momento. También respecto de nuestras propias sensaciones: nuestras dudas,
vacilaciones, decepciones, esperanzas. De hecho, puede ser una muy buena estrategia
para explicitar nuestros prejuicios y tratar de mantenerlos lo más a raya posible al
momento de construir los datos.
Asimismo, los memos pueden referir a lecturas que hayamos hecho alguna vez y que se
nos vengan a la mente en algún momento porque conectamos algo de lo que sucedió
con algún concepto o explicación en ellas. O de posibles conceptualizaciones de lo que
estamos observando, sea apelando a algún concepto preexistente (por ejemplo “esto
tal vez tenga que ver con los procesos de afrontamiento” o “acá tal vez se pueda rastrear
un itinerario terapéutico”) o bien acuñando uno nuevo, al que tal vez luego encontremos
que resulta interesante sistematizar (por ejemplo “llamaría a esta dificultad para
contactar mandos medios “reticencias hospitalarias” o “sería interesante fijarme si
existe algo como “expectativas usuario/profesional no asistenciales” cuando se
establecen vínculos en el primer nivel de atención”). También podemos escribir memos
mientras leemos algo en principio desvinculado de la investigación, o mientras
hacemos otras tareas. O durante las tareas de la investigación misma, por ejemplo,
Capítulo 4. Construcción del conocimiento a partir de los datos en abordajes cualitativos
pensarse, tal vez con razón, que los memos no son otra cosa que un diario de campo. Lo
que tienen de especial es que permiten “ablandar” nuestro contacto con la escritura,
hacerlo más fluido y continuo. En general, quienes llevan un diario de campo, también
desarrollan un sistema personal de anotaciones satelitales o “ayudamemorias”.
Pero los memos no sólo implican escritura, sino también lectura. Deberíamos decir: re-
escritura y re-lectura, en la medida que se trata de un proceso abierto y continuo. Como
insumo para el monitoreo y la eventual reformulación de un proyecto, darle lugar
relevante a la lectura sistemática y continua de nuestros memos puede resultar de vital
importancia. Por eso es importante no sólo realizarlos con sistematicidad, sino también
organizarlos y revisarlos de igual manera.
el rol de los lectores externos; algunos de estos serán trabajados en el próximo capítulo,
en la medida en que se relacionan con aspectos éticos y de calidad de los proc esos
investigativos.
Finalmente, para terminar con este apartado, quisiéramos señalar que el carácter
longitudinal de la escritura no sólo remite a la argumentación narrativa, sino que
existen otros formatos de lo escrito, más esquemáticos, que pueden ser útiles en el
mismo sentido, y que tal vez al ser más visuales para muchos sean incluso más
eficaces. El más habitual es el de índice analítico.
Bajo la idea de lo que podría ser el índice de un escrito largo (un libro, o una tesis), se
van desplegando las ideas centrales a modo de títulos. El carácter analítico lo da la
apertura de estos títulos en varios subtítulos y a estos últimos en varios apartados, para
lo que puede ayudar un sistema de numeración secuencial. El armado de índices
provisorios nos permite identificar cómo iríamos construyendo una descripción o
argumentación, visualizando qué elementos estaríamos necesitando para completarla,
así como qué elementos pueden entrar en conflicto entre sí. En estos índices
provisionales ya partimos de saber que una sección al menos debe ser metodológica (si
es que esto no es longitudinal) y al menos otra, de carácter teórico para la presentación
del problema y sus antecedentes (ídem anterior). Para que resulten útiles, estos índices
deben estar abiertos a reformulación hasta último momento.
Los índices analíticos representan un modo de categorizar lo encontrando, separando y
conectando los datos a través de distintos niveles de análisis (que pueden ir tanto de lo
concreto hacia lo abstracto, como de lo particular a lo recurrente, o ser en orden
cronológico o espacial, entre otros muchos modos posibles de organizar los hallazgos).
El desarrollo paralelo de índices analíticos contribuye a orientarnos: si tuviéramos que
comunicar algo en este momento sobre nuestros datos, ¿qué diríamos? ¿qué
aclaraciones tendríamos que decir sobre cada una de esas cosas? ¿y qué tipos de datos
podrían incluirse en cada categoría? Un buen armado de títulos y varios niveles de
subtítulos resulta indicativo de lo que va apareciendo importante en la investigación, y
del ordenamiento y las dimensiones relevantes.
La escritura de productos a poner en circulación, sean los informes (de avance, final),
sean artículos, tesis o libros, o sean materiales de divulgación, en general plantean la
posibilidad de ser encarados de múltiples formas distintas (salvo en el caso de ciertos
artículos científicos, lo que abordaremos en el capítulo 6). La investigación cualitativa es
Capítulo 4. Construcción del conocimiento a partir de los datos en abordajes cualitativos
un campo de mucha creatividad literaria, e incluso muchas veces las fronteras son
borrosas.
En términos de este capítulo, comentaremos únicamente aquello que tiene que ver con
la (re)construcción del dato, realizada al presentarlo. Porque parte del procesamiento
de la información, el análisis y la interpretación se vincula al producto que tengamos
proyectado lograr.
Toda investigación se propone construir conocimiento nuevo, y en términos generales
este conocimiento proviene de la articulación (en distintos grados y modos) de teoría y
empiria. Sin embargo, en términos del producto final, hay investigaciones que se
proponen limitar al máximo la aparición de conceptos o conjeturas ajenas al campo, y
otras que ambicionan delimitar conceptos del modo más abstracto posible. Podríamos
vincular a estos dos formatos con las tradiciones de la etnografía y la Teoría
Fundamentada, respectivamente (aún a riesgo de no hacer justicia a buena parte de
estas investigaciones, pero con la finalidad de que se comprenda la conexión entre
enfoque investigativo y producto esperado).
Entonces, no será igual nuestro tratamiento de los datos si lo que buscamos es
comunicar a nuestros lectores cómo es un día habitual en tal o cual escenario, cómo
ha sido la vida de tal o cual persona, o si lo que buscamos es conceptualizar
determinado fenómeno o proceso. Recuperando la idea de índice arriba comentada,
diremos que en los primeros casos la mayor parte de los títulos responderán a lugares o
momentos del ciclo vital, recuperando la forma que estos asumen en el campo para sus
protagonistas, mientras que en el último el índice podrá estar organizando siguiendo
conceptos que alumbren distintas dimensiones del mismo fenómeno.
En algunas ocasiones, no es tan clara la relación del enfoque adoptado con el tipo de
reporte que necesitaremos. Por esta misma razón, ir “ensayando” distintos formatos
durante el proceso de campo puede resultar orientador respecto de qué tipo de
producto estamos visualizando implícitamente en nuestra construcción de datos,
también para poder tomar decisiones durante el translibro de la producción empírica.
Decisiones de campo, decisiones de procesamiento de datos, y decisiones acerca del
producto final a conseguir van dialogando y están abiertas a reformulación. A fin
exclusivamente de lo que nos interesa enfatizar acá, diremos que, en un extremo, los
enfoques biográficos incluyen propuestas cuya intención es comunicar una historia de
vida, a veces recuperando y editando las palabras de los propios sujetos en un producto
que así queda escrito en primera persona (borrando la figura de quien investiga) o bien
relatándola en tercera persona, en palabras del investigador, pero sin marcas respecto
de cómo fueron obtenidos cada uno de los datos consignados. Una alternativa análoga
remite a la medida en que se plantea recuperar o no las reflexiones, sensaciones,
vacilaciones, de quien investiga; mientras que en un extremo esto no integrará el
producto que se busca construir, en el otro formará parte constitutiva y es preciso
Capítulo 4. Construcción del conocimiento a partir de los datos en abordajes cualitativos
definir qué lugar asignarle. En estos casos, el procedimiento de organización de los datos
disponibles, a medida que se los va construyendo y consolidando, estará guiado por esa
intencionalidad, la cual marca una direccionalidad clara en el proceso de análisis e
interpretación. La escritura es un elemento constitutivo de esta tarea continua de
organización de los datos.
surge la idea de acuñar un nuevo concepto con el cual dar cuenta de lo que
encontramos. En principio, con mostrar las relaciones, regularidades y diferencias,
sumadas a la descripción de enfoque y estrategia metodológica, tenemos mate rial
para un muy buen informe de avance. Y, como hemos dicho, cuánto más nos
desprendamos de las relaciones obvias entre los datos (por ejemplo, aquellas que
asocian lo recabado con la unidad de observación), más novedoso será lo encontrado.
Vamos a avanzar sobre algunos formatos frecuentes de tratamiento de los datos, no sin
antes advertir —una vez más— que no existen recetas ni modos canónicos de proceder
en el marco de las estrategias cualitativas, debido a sus propias características
paradigmáticas.
Como dijimos arriba, en principio los materiales que vayamos generando tendrán un
formato escrito. Podemos tener desgrabaciones, documentos (leyes, informes, historias
clínicas, artículos periodísticos, etcétera), memos, registros y/o diarios de campo.
Un primer ordenamiento corresponde al conjunto de materiales que vayamos
produciendo, de modo tal de identificar qué tenemos, poder ir definiendo qué más
necesitaríamos según los resultados que vayamos obteniendo, y a su vez poder
recuperarlos con facilidad. Podemos utilizar para esto algún programa informático, o
bien darnos algún sistema “artesanal”, armando cuadros o grillas de seguimiento y
carpetas para ir organizando estos materiales. Nombrar apropiadamente cada material
(algo que muchas veces conlleva varios reintententos) en función de recuperarlo con
facilidad, y agruparlo con otros, son actividades centrales de esta fase de ordenamiento,
longitudinal a todo el trabajo de campo.
En segundo lugar, lo que debemos organizar será el contenido de estos materiales. Es
esto lo que permite encontrar elementos transversales a ellos. Para este fin, el trabajo
más habitual es el de “descomponer” los materiales en fragmentos. En cuántos y cuáles,
es algo que debe responder a cada situación y cada investigador. También para esto
podemos apelar a algún programa informático a sistemas “artesanales” (habitualmente
ya no en papel, sino en computadora) de copiado y pegado, resaltado con colores
distintos, etcétera.
Los memos acompañarían por un lado esta transversalidad, consistiendo en
observaciones sobre los motivos del ordenamiento. Pero a su vez, podrían ser objeto del
ordenamiento, siendo a su vez reorganizados.
Capítulo 4. Construcción del conocimiento a partir de los datos en abordajes cualitativos
y pone en cuestión lo que dice la literatura sobre el tema? ¿hay algo que resulta
ilustrativo de algún concepto teórico? Estas son algunas de las múltiples lecturas que
pueden desencadenarse al releer los datos, habiendo deslindado algunos aspectos a
los que accedemos ahora reagrupados.
Las estrategias utilizadas para el procesamiento de la información deben ser pensadas
por cada investigador para cada caso, como parte de un proceso cuya principal
característica general es la falta de linealidad. Para precisar esto con un ejemplo,
pongamos como ejemplo la realización de un grupo de discusión. La recomendación es
desgrabarla (según el momento de la investigación y la forma de trabajo esto puede
realizarse en simultáneo con otras instancias, sin “congelar” el campo hasta que esté
disponible esa desgrabación), y a partir de la lectura del texto resultante y la
organización interna de sus fragmentos (qué es relevante y qué no, qué guarda relación
y de qué tipo con lo encontrado anteriormente, etcétera), tomar decisiones de diverso
tipo acerca del proceso de producción de datos —¿Qué debo modificar en mi guía de
pautas? ¿Cómo resulta conveniente preguntar sobre los distintos temas? ¿Debo seguir
incluyendo a estos mismos tipos de personas en los nuevos grupos, o es mejor variar su
composición? E incluso, ¿resulta conveniente continuar realizando grupos de discusión?
Las etiquetas o nombres que damos al agrupamiento de fragmentos de datos, al
leerlas, nos dan una pauta de qué fuimos encontrando hasta el momento. Si sumamos
a los materiales que vayamos analizando (desgrabaciones, registros de campo,
documentos) nuestros propios memos, seguramente vayamos encontrando nuevos
sentidos a los datos que vamos construyendo –siempre con la advertencia de ir
realizando este trabajo de lectura y organización de datos a medida que se va avanzando
con el campo.
Como puede deducirse de lo anterior, el diseño se irá reformulando como parte del
tratamiento continuo de los datos. También se irá redefiniendo el problema inicial.
Codificación
recuperar cómo utiliza cierto grupo de sujetos la noción de “cachivache” para aludir a
una vivienda, puede llevarnos a explorar sus criterios, valoraciones y percepciones sobre
la misma, indagando con profundidad en este término propio de ese contexto. O la
noción de una contratación laboral “que es cualquiera” para un grupo de jóvenes. Estas
denominaciones son compartidas; se utilizan en un grupo porque las personas que lo
hacen logran comprenderse recíprocamente a través de ellos. Implican acuerdos acerca
de la concepción del mundo. ¿Qué implícitos aparecen cuanto utilizan estos conceptos?
Finalmente es posible mencionar un cuarto tipo de códigos, deseables en la medida en
que permiten avanzar hacia un proceso de reflexividad: códigos que tengan que ver con
la propia experiencia del investigador en campo (ejemplo: “datos que me
sorprendieron”). Puede optarse por incluir esta dimensión como parte de la
codificación, o bien volcarla al formato de “memos” que acompañen el desarrollo del
proceso de codificación mismo.
En síntesis, resulta útil codificar fragmentos de los materiales siguiendo criterios
complementarios, que pueden superponerse: según el interrogante inicial al que
responden (por ejemplo, esto implicaría tomar las preguntas de una guía inicial de
entrevistas como aspectos transversales en las que organizar los distintos datos),
según asociaciones de los sujetos, o según conceptos suyos, en la medida en que vayan
emergiendo como relevantes en el trabajo de campo (por ejemplo, delimitando las
prácticas de un servicio que son vistas como normales y las que son consideradas como
excepcionales, o las tareas que se visualizan como correspondiendo con las injerencias
de un puesto y las que no). En caso de haber trabajado con distintos cortes de datos o
técnicas, estos ordenamientos seguramente resulten transversales a los distintos
materiales, provengan estos de registros de campo, documentos, otras
desgrabaciones, etcétera.
La codificación posee algunas características básicas:
formas.
Con cada código es posible armar un “documento único”, conformado por todos los
elementos que hayan resultado codificados. Insistimos: todo este procedimiento es
continuo y provisorio. Y explicitamos: la codificación es transversal a todos los cortes
de datos, es decir, al corpus construido sea cual fuere la técnica empleada. Trasciende
las técnicas. Es por esto que el proceso de codificación es consustancial a las estrategias
flexibles.
La codificación continua permite orientar la toma de decisiones respecto de qué
continuar buscando, y cómo. A esto se denomina “codificación abierta”: no se ciñe o
limita a lo que en principio me propuse indagar, sino que se abre a lo nuevo que pueda
aparecer. En términos más técnicos, señalaremos que la codificación es un
procedimiento inductivo. Una parte de los códigos estará en relación con el marco
teórico inicial (por ejemplo “asimetría entre profesionales y usuarios”), otra parte con
los ejes del instrumento de recolección o las dimensiones iniciales (por ejemplo,
percepción acerca de lo saludable de su barrio). Y se espera que buena parte esté
asociada con elementos novedosos. Por eso se pueden dividir o unificar códigos,
eliminarlos, crear nuevos. Como toda codificación es provisoria, siempre es posible
conectar esos datos con su contexto inicial de producción, o con otros contextos, para
comprender desde distintos ángulos su posible significado.
Por último, cabe hacer mención a aquello que la literatura denomina habitualmente
como “categorización”, y que representa un mayor nivel analítico. Se entiende por tal al
agrupamiento de distintos códigos que implica indicar conexiones entre ellos, es decir,
relaciones tanto horizontales (del mismo nivel de análisis) como verticales (de distinto
orden lógico).
Categorización
Como dijimos, los códigos permiten organizar fragmentos de los materiales de manera
transversal. Una primera forma básica de ordenar los fragmentos de datos es entonces
encontrar aquello que se repite. Supongamos que hicimos una serie de entrevistas: en
primer lugar, ya sabemos que posiblemente lo que se repita a lo largo de ellas sean
aquellos asuntos por los que hemos preguntado a todos los entrevistados (por ejemplo:
sector en el que trabaja, trayectoria laboral, trayectoria formativa, valoración acerca del
establecimiento, etcétera). En este caso, lo que se repite es la temática de los datos.
Pero también puede repetirse el contenido de los datos. Por ejemplo, encontrar que
buena parte de los entrevistados realizó una residencia posbásica como parte de su
formación. Todos estos fragmentos los podemos ordenar de maneras no excluyentes,
acerca del tema sobre el que versan, acerca de su contenido, o también acerca de las
Capítulo 4. Construcción del conocimiento a partir de los datos en abordajes cualitativos
sistema de códigos armados como racimo (códigos más apegados a los datos, y luego
códigos sobre esos códigos —también denominados “familias de códigos”) sobre
aquellas valoraciones encontradas. Luego podríamos ir visualizando que aquellas
valoraciones tienden a presentarse de manera diferencial según si se reciben visitantes
o no, y cuál es el origen social de estos. Si hay personas con mayor capital cultural o
económico que visitan sus viviendas, es más probable que estas familias consideren
altamente inapropiada su situación habitacional (en este ejemplo, desde una
perspectiva interaccionista estaría comprendiendo que es este carácter intersubjetivo
lo que va moldeando la propia percepción). Para poder seguir esta hipótesis, necesitaría
relacionar “valoraciones familiares acerca de la vivienda en que habitan” con “distancia
social de posibles visitantes”. Resulta interesante señalar que estos nombres no son
necesarios, sino que surgen de la creatividad de quien investiga, y de su marco teórico
(en el segundo de los casos, “distancia social” en relación con “capital cultural y
económico” responde a conceptualizaciones del sociólogo Pierre Bourdieu). Armada
esta categorización provisoria, de un alto nivel de abstracción, buscaré especialmente
los datos que a ella refieran, y posiblemente relea los que ya tengo en función de seguir
esta hipótesis.
De esta manera, los códigos pueden agruparse entre sí según distintas relaciones.
Como variaciones de un mismo fenómeno. Como condición anterior y necesaria. Como
algo análogo o similar. Como imposibilidad lógica o excluyente. Como asociación
realizada por los sujetos. Como conexión con algún marco teórico. Y así en un
sinnúmero de posibilidades. A este nuevo agrupamiento de códigos es que se
denomina categorización.
La categorización puede asumir distintos nombres, sobre todo dependiendo de si para
ello se utiliza algún programa informático 4. Lo que nos interesa visualizar, más allá de la
denominación, es el tipo de tarea inductiva que va de los datos a su interpretación y
análisis.
Finalmente, debemos insistir en que, para poder explotar la riqueza de lo cualitativo,
esta tarea debe realizarse no una única vez como etapa final, sino de manera
provisoria y longitudinal al campo, “jugando” con distintos modos de categorización
que no sean excluyentes para poder detectar cuál de ellas es la que va resultando más
fecunda en la medida en que se va reorientando el diseño y el campo para ir avanzando
sobre los aspectos que van apareciendo como relevantes.
4
Los programas informáticos incluyen modos específicos de denominar esta tarea que no siempre
coinciden entre sí; en caso del Atlas Ti, por ejemplo, por mencionar al más difundido por fuera de las
ciencias sociales en nuestro país, las categorizaciones pueden denominarse familias, codificación axial,
codificación selectiva
Capítulo 4. Construcción del conocimiento a partir de los datos en abordajes cualitativos
5
Al respecto, recomendamos navegar por las producciones colaborativas de colectivos como
“Iconoclasistas”, y sus producciones de mapeos participativos
Capítulo 4. Construcción del conocimiento a partir de los datos en abordajes cualitativos
Nombre Edad del bebé Momento Situación actual Condición Cuidados actuales
ficticio de pareja serológica de en
del embarazo su relaciones sexuales
de en que la
pareja actual
entrevist diagnostican
ada
Claudia Está embarazada Ella supo del vih No está en pareja - No tuvo relaciones desde
en este momento. antes del con el padre del que se enteró del
embarazo. bebé y este embarazo, pero tampoco
tampoco quiere está en pareja. La ex
hacerse cargo al pareja (padre del bebé) la
menos por el abandona antes de que
momento. ella se entere del
Estaban algo embarazo. El supo que
distanciados ella tenía desde el
cuando ella se comienzo de la relación
entera del (estuvieron 2 años juntos)
embarazo y y a veces se cuidaban y a
cuando le cuenta veces no por alergia al
que estaba látex.
embarazada él le
dice que no quiere
continuar la
relación ni
hacerse cargo del
hijo.
Ayelen 2 años Se entera En pareja con Tiene vih, se Si, a veces se cuidan y a
cuando la padre de su hija entera luego veces no porque él no
internan por que ella sabe quiere usarlo
rotura de bolsa a de su
los 6 meses de diagnóstico y
embarazo, es su él se testea
segundo
embarazo.
Capítulo 4. Construcción del conocimiento a partir de los datos en abordajes cualitativos
Yamila 7 meses A los 3 meses de Si. Tiene vih, se Si, ella dice que no mucho
embarazo entera luego porque solo se ven los
que ella sabe fines de semana y que
de su además están con la nena
diagnóstico y y como que no tiene
él se testea tantas ganas.
Para finalizar…
Los manuales sobre investigación cualitativa suelen tener un sesgo: dedican buena parte
de sus páginas a hablar de las técnicas, y raramente se detienen en lo relativo al
procesamiento de datos, su análisis e interpretación. Podemos suponer que esto se
debe a la inexistencia de recetas, dado el carácter artesanal de este proceso y la alta
pericia que demanda por parte de quien investiga. Sin embargo, la escasez de esta
temática tiende a incidir en la baja calidad de investigaciones cualitativas que suelen
circular, porque no permite socializar aspectos clave entre quienes no provienen de un
campo especializado en este tipo de investigación.
Por lo anterior, creímos necesario ofrecer un capítulo específico sobre el tratamiento de
datos cualitativos, en el cual consignar elementos básicos y comunes, aspectos
recurrentes, ejes centrales y precauciones al momento de procesar, analizar e
interpretar los datos cualitativos. Cabe nuevamente advertir que de ningún modo se
trata de algo prescriptivo, puesto que no pueden concebirse las estrategias cualitativas
de manera unívoca. Pese a lo anterior, buscamos volver accesible un trabajo que, debido
al hermetismo que suele rodearlo, suele concebirse como poco inteligible.
Hemos partido del carácter flexible y reflexivo de las estrategias cualitativas, dado que
estas no siguen una secuencia predeterminada, sino que incorporan un movimiento
de vaivén, yendo y viniendo de los datos al campo para poder cumplimentar su
objetivo de recuperar la perspectiva de los actores, aquello que a priori no es posible
imaginar sin haber realizado trabajo de campo. Hemos luego detallado las implicancias
de este carácter longitudinal al detallar lo relativo a las actividades de escritura que
Capítulo 4. Construcción del conocimiento a partir de los datos en abordajes cualitativos
Bibliografía de referencia
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Capítulo 5. Desafíos de los abordajes cualitativos y su especificidad en el campo de la
salud
Capítulo5
Desafíos de los abordajes cualitativos y
su especificidad en el campo de la salud 6
Continuando con el desafío que nos hemos propuesto en general para este segundo
nivel del libro, abordaremos dos temas poco visibilizados: ética y calidad en la
investigación cualitativa en salud. Asumiendo el riesgo de despertar debates, dado que
los temas a exponer son particularmente polémicos, nos parece importante incluir en la
agenda de la producción de conocimiento cualitativo en salud estos tópicos, que hacen
a la práctica concreta de la investigación. Porque toda experiencia concreta de
indagación se topa, de manera explícita o implícita, con desafíos éticos y de calidad .
Puede asumirlos, “mirarlos de frente” y ensayar un modo de resolver aquello en el
propio trabajo, según lo creo conveniente. O puede dejarlos pasar dado que en general,
“de esto no se habla” —o bien se está comenzando a hablar, en algunos ámbitos, pero
sólo un poco.
Este capítulo comparte la propuesta de poner sobre la mesa estos desafíos, al tiempo
que busca correrse del dictado de prescripciones respecto de cómo realizar una
investigación respetuosa de criterios éticos y de calidad. La intención es recorrer
algunos debates respecto de estos temas, y recuperar también algunas experiencias
acerca de posibles tomas de posición basadas en el compromiso con la rigurosidad y
la ética investigativas.
La inclusión de este capítulo en un libro avanzado sobre estrategias cualitativas de
investigación en salud busca responder a dos necesidades. De un lado, la de contribuir
a paliar una vacancia, al menos en nuestro país, de estos debates en la agenda de la
investigación cualitativa en general. De otro lado, la de acercar algunas orientaciones
respecto de cómo problematizar estos aspectos en un campo marcado por el prestigio
de los abordajes cuantitativos, donde pareciera que todo lo que responde a lógicas
diferentes pasa a ser, automáticamente, inferior.
Respecto de esto último, en el campo de la salud la asimilación entre “ciencia” y un tipo
particular de conocimiento científico es recurrente en buena parte de los ámbitos
relacionados con la producción de conocimiento; desnaturalizar esta equivalencia forma
6
Agradezco profundamente la lectura atenta y minuciosa de Marisa Ponce y los comentarios y aportes
de Ana Palmero respecto de los principios bioéticos.
Capítulo 5. Desafíos de los abordajes cualitativos y su especificidad en el campo de la
salud
Presentación
Este capítulo buscará presentar las temáticas vinculadas con la ética y la calidad a
modo de desafíos y debates abiertos. El propósito es sentar las condiciones para que
Capítulo 5. Desafíos de los abordajes cualitativos y su especificidad en el campo de la
salud
7
Una check list o lista de comprobación, en el sentido aquí empleado, implica una serie de ítems o
Capítulo 5. Desafíos de los abordajes cualitativos y su especificidad en el campo de la
salud
elementos predeterminados de los que debe constatarse la existencia. Si bien su origen remite a una
función de recordatorio, se emplea como formato básico de la estandarización de productos.
Capítulo 5. Desafíos de los abordajes cualitativos y su especificidad en el campo de la
salud
8
El positivismo es una concepción acerca del conocimiento que considera al conocimiento científico como
el único con carácter de verdad, y que identifica a su vez al conocimiento propio de las ciencias biofísicas
como conocimiento científico por antonomasia. Bajo este paradigma, conocer científicamente implica
abordajes estandarizados que desagregan en aspectos medibles todo objeto de conocimiento, con el
propósito de obtener magnitudes cuantitativas y analizarlas matemáticamente. El conocimiento obtenido
se considera universal e invariante, y por tanto, acumulativo y progresivo. Este paradigma ha sido
fundante de la modernidad como época signada por la ilusión del control de la naturaleza y la discusión
con el pensamiento religioso. Dada su vinculación con modos de ejercer el poder y el gobierno, bajo el
afán de previsión, la idea de un progreso unidimensional e indefinido. y la de una única verdad (todas
ideas que históricamente acompañaron la expansión de los países centrales, tanto a través del dominio
colonial como comercialmente), este paradigma ha sido profundamente discutido, por lo que, si bien en
algunos campos como en el de la salud continúa siendo dominante, está lejos de ser el único.
Capítulo 5. Desafíos de los abordajes cualitativos y su especificidad en el campo de la
salud
cotidiana son diversos y cambiantes. Por lo anterior, se busca recuperar algunos de los
múltiples aspectos que hacen a esas realidades, tal como son experimentadas por los
propios sujetos. Es la contextualización, y por tanto la singularidad, lo que permite
comprender la realidad tal como esta se presenta. Es por ello que su interés suele estar
más enfocado en las complejidades y relieves propios de los casos particulares, y no en
las generalizaciones.
Las investigaciones cualitativas parten de entender que no podemos anticipar los
significados de los demás, y es esto lo que vuelve necesario estudiarlos empíricamente.
Subyace aquí una concepción acerca del significado: este es, por definición, plural. El
modo en que se otorga sentido a la realidad es diverso, además de dinámico.
De lo anterior se desprende un modo particular de abordaje empírico, que busca
obtener de manera inductiva un tipo de conocimiento que no cabría ser anticipado.
Porque recupera la perspectiva de los sujetos y sus realidades singulares; implica
descentrarse del propio conocimiento, para tratar de reconstruir cómo se mira al mundo
desde una posición diferente. En función de hacer un lugar efectivo a lo que no podría
haberse anticipado, las estrategias cualitativas se distinguen por el carácter no
secuencial entre diseño, trabajo de campo y resultados —instancias que son simultáneas
y están en redefinición continua, en función de adaptar la propuesta de investigación
para que pueda captar mejor la realidad social, evitando forzar los resultados.
Una estrategia apropiada y pertinente es, desde estas preocupaciones, aquella que
surge de un diálogo con lo encontrado, y no lo que se ha establecido protocolarmente
al inicio. Estas concepciones entran en tensión con los modos predominantes en las
ciencias de la salud para valorar ética y calidad de una producción científica. Con cierta
frecuencia, al interior del campo de conocimiento bajo estrategias cualitativas se postula
como criterio de rigurosidad el que cada investigación sea siempre una producción única
y artesanal de carácter flexible y reflexiva, resultado del diálogo continuo entre trabajo
de campo y análisis. Bajo estas concepciones —a las que por otra parte adscribimos—
la reflexión y toma de decisiones continua respecto del proceso investigativo, de la mano
con recuperar la subjetividad de quien investiga (dado que no es posible considerarla
inexistente, corresponde explicitarla) forman parte sustantiva de los resultados del
trabajo de campo, y hablan del universo bajo estudio.
Sea cual fuere el motivo que nos lleve a hacerlo, investigar es una decisión personal.
Como tal, está cargada de valoraciones, intereses, inquietudes propias. Esto motoriza
tanto la elección inicial del tema o ámbito bajo estudio —o la incorporación a un
determinado equipo—como el sostenimiento del proceso investigativo a lo largo del
tiempo. Estas decisiones e intereses, propios del rol de quien investiga, son diferentes
a los de quienes deciden participar de una investigación en calidad de “informantes”
o bien quienes “colaboran” con ella. Esta es la primera característica estructural de
todo proceso investigativo.
Por otro lado, para quien se encuentra investigando, el proceso de construcción de
datos implica transitar una serie de tensiones propias de abordar algo desconocido,
que pueden derivar tanto en incomodidad o malestar como constituir un estímulo
intenso. Que produzcan malestar o estímulo depende de diversos factores. En primer
lugar, de la personalidad de quien esté encarando esta aventura. Pero más que
individualizar o esencializar lo anterior, debemos señalar que aquello se vincula con
su grado de experticia y la autoconfianza que haya logrado adquirir respecto de su
capacidad para resolver situaciones conflictivas, dilemáticas o imprevistas. Y que esto
se encuentra a su vez condicionado por el grado de soledad o acompañamiento con
que transite este recorrido, las presiones que reciba para obtener resultados de
determinado tipo o de determinada forma, y las rutinas de trabajo. Esto nos remite a los
ámbitos en el marco de los cuales se investiga. A ellos aludiremos de forma general
como “institucionales”, sin detenernos en los distintos contextos concretos en que
puede tener lugar una investigación (centro de investigación, institución de educación
superior, equipo de salud, etcétera), dado que excedería ampliamente nuestro objetivo.
Junto con las tensiones que conlleva abordar algo desconocido, a su vez, pueden
mencionarse tanto la incertidumbre acerca de la toma de decisiones ante situaciones
imprevistas durante el trabajo de campo (incluyendo encontrarse con datos
imprevistos, propios de producir un conocimiento novedoso), como la combinación de
seducción y desaliento que genera hablar en nombre propio al publicar los resultados,
en la medida en que implica autorizarse a producir un conocimiento que se sabe
provisorio y falible.
Hablar de calidad y de ética en la investigación científica implica remitir a estas
cuestiones, propias de esta práctica social. Porque todo el proceso de construcción de
conocimiento se encuentra atravesado por las implicancias de sostener públicamente
tal o cual afirmación, y hacerlo con pretensión de cientificidad, con el correlato que
esto trae en términos de credibilidad (¿a quiénes puede beneficiar? ¿a quiénes puede
perjudicar? ¿esto será siempre así, o podrá cambiar en el mediano o largo plazo? ¿puedo
perder mi trabajo, amistades, o apoyos si digo algo contrario a lo que otros esperan que
yo diga? ¿cómo puedo decir algo coherente sobre una realidad que se muestra caótica?
¿qué lugar le doy a los datos contradictorios? —son algunos de los muchos interrogantes
que aparecen a lo largo de la producción de conocimientos).
Capítulo 5. Desafíos de los abordajes cualitativos y su especificidad en el campo de la
salud
Ahora bien, por otra parte, en todas las prácticas sociales, sea lo que fuere que se está
haciendo, es posible encontrar personas que se comportan de manera incorrecta, es
decir, personas cuyas declaraciones no coinciden con sus actos, o cuyas conductas
están reñidas con los marcos formales (con las leyes, por ejemplo) o bien hieren la
sensibilidad y por eso se consideran inapropiadas. Esto también atraviesa, como
veremos, lo relativo a la calidad y la ética en la investigación, en tanto estamos hablando
de qué resulta deseable, correcto y apropiado. Ahora bien, dejando de lado los
comportamientos cuyas intenciones son deshonestas, vale advertir que tanto los
marcos formales como la sensibilidad son históricos: están en continua transformación,
son dinámicos. Por lo que definir qué es correcto y qué no, puede resultar problemático.
No obstante, para el caso del conocimiento científico, la particularidad de un
comportamiento incorrecto es el tipo de conflicto que genera con el estatus singular
que nuestros entornos sociales atribuyen a este tipo particular de conocimiento .
Profundamente embebido en la concepción moderna del progreso, el conocimiento
científico trae de la mano una serie de expectativas tanto acerca del desarrollo o la
mejora de la realidad que nos rodea, como acerca de la verdad. Si bien es posible
problematizar lo anterior en la medida en que se encuentra enraizado en las
concepciones positivistas —algo que sería muy largo de hacer aquí— nos interesa
señalar que aquellas expectativas gravitan fuertemente al momento de pensar la ética
y la calidad. Porque los problemas de ética y de calidad, más allá de ser problemas en
sí mismos, afectan a la credibilidad del conocimiento científico, en tanto conocimiento
experto que difícilmente pueda ser juzgado con propiedad por quienes no son
especialistas. Hay una tradición de confianza social en los resultados de investigación
de la que, quiérase o no, se terminará gozando al momento de encarar o difundir un
estudio empírico. Como parte de aquella tradición, investigar es una práctica social que
confiere estatus. Si bien podríamos también debatir sobre esto, “los científicos” como
actor social suelen aparecer como sinónimo de palabra válida a priori. ¿Cómo se ejerce
este lugar de autoridad social? 9 Esta es una pregunta amplia y polémica, que atraviesa
toda práctica de investigación. La calidad y la ética en lo investigado forma parte
intrínseca de esas respuestas.
Por último: más allá de este lugar socialmente asignado, o mejor, de la mano con aquel,
investigar insume relibros. Tiempo, necesariamente. Dinero, en la medida de lo
posible (no nos detendremos aquí tampoco en referencias a las políticas científicas, pero
de ellas estamos hablando, se trate de iniciativas públicas o privadas). Siendo relibros
ambos siempre escasos, el buen uso de estos relibros también está en agenda al hablar
de ética y calidad en la investigación. Tal vez aún más cuando se trata de investigar
con fondos públicos. Nuevamente, la ética y la calidad aparecen involucradas al abordar
estas temáticas.
9
En el Capítulo siguiente daremos continuidad de algún modo a esta reflexión al mencionar lo relativo a
la publicación de resultados.
Capítulo 5. Desafíos de los abordajes cualitativos y su especificidad en el campo de la
salud
las estrategias exigen creatividad para resultar provechosas, y pueden ser mejoradas.
Al tratarse de metodologías de carácter abierto, siempre permeables a nuevas
soluciones y propuestas innovadoras, los debates se consideran provechosos y
continuos. Y dado el carácter reflexivo de estas investigaciones, cada una encuentra
no sólo resultados respecto de los objetivos de conocimiento sobre el asunto
específico que aborda, sino también una serie de hechos y reflexiones acerca del
propio abordaje y de las condiciones (siempre particulares) en que se produce
conocimiento. Desde los modos en que habitualmente se entiende la cientificidad en la
producción investigativa en salud, si bien la falibilidad es reconocida discursivamente
como característica de lo producido (a diferencia del dogmatismo propio de abordajes
no científicos), estos formatos explícitamente abiertos al disenso son en ocasiones
tomados como una producción menor. Esta jerarquización diferencial es uno de los
mayores desafíos que enfrentan las estrategias cualitativas en el campo de la salud .
Existe el preconcepto de que únicamente es útil publicar los resultados exitosos. Esto es
transversal a las distintas áreas del conocimiento científico: la escasa visibilidad de los
errores y el fracaso, que llevan a suponer que el camino de la producción de
conocimientos es lineal y sin escollos, cuando más bien es todo lo contrario. Las
estrategias cualitativas tienden a desafiar este sentido común, explicitando marchas y
contramarchas, vacilaciones, dilemas; también, mencionando el vínculo entre las
emociones de quien investiga y el libro de la investigación. Asimismo, juzgan muchas
veces como especialmente valioso poner en visibilidad hallazgos imprevistos, en lugar
de presentarlos como resultado de una estrategia meticulosamente diseñada. Y muchas
veces, cargan con las sanciones propias de quien explicita lo que no quiere ser
escuchado: se las denomina poco rigurosas. Así, cuanto más honesto y de calidad es un
reporte cualitativo, más puede llegar a ser juzgado como poco riguroso por parte de
quienes no comprenden sus principios.
Podemos concluir con la existencia de una doble fuente de desafíos: los propios de las
perspectivas asumidas, y los derivados de los criterios imperantes en el campo de la
salud. Si los desafíos paradigmáticos de estas estrategias requieren desarrollar el
esmero para cuidar con detalle cada aspecto del campo, la perspicacia para distinguir
líneas emergentes, el reconocimiento y control de aspectos emocionales, un excelente
manejo del tiempo y, de fondo, una gran habilidad comunicativa, los entornos
formativos y laborales deberían preocuparse por transmitir estas habilidades. No
obstante, muchas veces al desconocimiento de aquellas particularidades se agrega otro
obstáculo: la productividad instalada como medida de lo bueno. Si un buen investigador
es aquel que obtiene resultados rápidos, y lo demuestra en cantidad de publicaciones,
el esmero y la atención puesta en los detalles se ven desalentados. Sobre todo, porque
son aspectos que no reciben publicidad.
Es en este marco que deben ser comprendidos los apartados que desarrollaremos a
continuación.
Capítulo 5. Desafíos de los abordajes cualitativos y su especificidad en el campo de la
salud
algunas ofertas formativas (tal vez algo dispersas) y equipos o actores del campo de la
investigación social abocada a estas reflexiones (si bien de manera aún incipiente).
En la propuesta que hace a este libro, nos interesa particularmente relacionar lo relativo
a la calidad con los aspectos éticos. Y en ambos casos, creemos que se trata más de abrir
instancias de problematización, y compartir algunos principios a modo de horizontes.
Esto, a su vez, considerando que nos encontramos en lo que podríamos delimitar como
un campo particular (el de las estrategias cualitativas de investigación social en salud),
con una historia singular, con tensiones que lo atraviesan (como la que existe entre las
tradiciones investigativas de las ciencias sociales y las de la biomedicina) y con pautas
que lo orientan, las cuales en no pocas oportunidades entran en conflicto.
10
El político y el científico, Madrid: Alianza Editorial (1967). Max Weber (1864-1920) es considerado
uno de los “padres fundadores” de la Sociología como disciplina.
Capítulo 5. Desafíos de los abordajes cualitativos y su especificidad en el campo de la
salud
de datos y el plagio (robo de autoría que se produce al citar escritos ajenos como
propios) son ejemplo de estas conductas que se busca en primer lugar poner en
visibilidad, para luego buscar mecanismos que puedan limitarlas o impedirlas. También
existen conductas deshonestas en el modo en que se contactan a los participantes, las
expectativas que se generan en ellos, o en las presiones desde lugares de autoridad o
influencia para que se publiquen cierto tipo de resultados y no otros. Hay otras menos
notorias, como la inclusión como autores de personas que no han participado de los
procesos de escritura. O la incorporación de investigadores en formación para llevar
adelante procesos o situaciones que requieren de experticia. Nada de esto parece muy
privativo de lo biomédico, por cierto.
Continuemos entonces con aquellas columnas de la bioética que hace a principios que
se repiten con insistencia apelando a los mismos términos. Tomaremos aquí los tres
originales: autonomía, beneficencia y justicia 11. Convengamos que, así enunciados,
parece difícil enunciar un desacuerdo con ellos. Ahondemos ahora un poco más. Porque
la única forma de responder si son o no aplicables, es abordándolos.
La autonomía tiene que ver con la dignidad, y se especifica principalmente en respetar
a los participantes de la investigación en su toma de decisiones, dicho de otro modo, en
el derecho de los sujetos a decidir si quieren participar o no de la investigación, y en caso
de qué sí, cómo, cuándo, cuánto. El principio de beneficencia refiere a que una
investigación, para llevarse adelante, debe considerarse beneficiosa. Si el conocimiento
que va a obtenerse no es útil para mejorar la vida humana, no tiene sentido solicitar a
los sujetos su participación, ni destinar relibros a ella. Al mismo tiempo, la beneficencia
implica no sólo evitar investigaciones ociosas, sino también garantizar que el beneficio
sea mayor a los daños o perjuicios que pueda ocasionar. Y esto refiere no sólo al corto
plazo, es decir, durante la investigación, sino también a sus posibles secuelas.
Finalmente, el principio de justicia hace referencia a que los costos y beneficios de la
producción del conocimiento sean equitativos: que los participantes no se elijan
exclusivamente de una única población (para evitar tanto la explotación como la
selección de grupos vulnerables cuyo acceso resulte por algún motivo más simple), ni
que excluyan cierto tipo de sujetos porque eso implicará que no se verán beneficiados
por el conocimiento producido (como en el caso de las mujeres de manera arquetípica,
pero también en debates respecto de los niños o adultos que no pueden consentir), y
que la utilidad del conocimiento obtenido a través de ella se igualitaria, perceptible
también y principalmente para quienes participaron del estudio. Este principio surge en
respuesta a las situaciones que se dan entre países con distinto grado de desarrollo,
11
Esta clasificación tripartita se basa en el Informe Belmont (1978) como documento que da inicio a la
temática. Si bien allí el término utilizado en lugar de autonomía es “respeto a las personas”, se elige aquí
reemplazarlo por el que en la actualidad resulta de uso más frecuente. Estos principios, reformulados para
ser aplicados a las intervenciones asistenciales, se transformaron prontamente en cuatro: no
maleficencia, beneficencia, autonomía y justicia. Largo se ha debatido respecto de la relación entre no
dañar y hacer el bien; dados los fines de este libro, se toma aquí un único principio entre ambos.
Capítulo 5. Desafíos de los abordajes cualitativos y su especificidad en el campo de la
salud
que resultan útiles para visualizar los componentes más materiales de nuestro proyecto
de investigación. ¿Qué obligaciones tiene quien investiga hacia sus informantes?
Cuando se ensaya un medicamento, es este principio el que vendría a marcar la
importancia, por ejemplo, de que quienes participaron y recibieron un placebo, tengan
prioridad para acceder al medicamento una vez aprobado. Ahora bien, ¿esto es por
entero inaplicable a la investigación social, o podemos pensar qué es lo específico en
nuestro caso para compartir a modo de beneficio?
Siguiendo con el principio de justicia, ¿Qué pasa con el rédito económico de una
investigación? ¿Y qué es –por otra parte- el rédito económico? En nuestro país los
subsidios de investigación que es posible obtener mediante un proyecto cualitativo no
suelen ser demasiado abultados, por lo que estos debates tenemos que reconocer que
se originan a partir de los financiamientos que suele otorgar la industria farmacéutica.
Sin embargo, pensarnos haciendo trabajo de campo resulta interesante en este sentido:
quienes obtenemos un rédito directo (sea en términos de prestigio, de titulación, o
económico) somos quienes investigamos. Por otra parte, también se pueden
comercializar productos más indirectos, derivados de la investigación, como un libro o
una película. Tal vez tomando estas definiciones, hay quienes sostienen que cabría
tomar el mismo tipo de recaudos, y que la diferencia estriba principalmente en el lugar
que cada uno de los campos (biomédicos o sociales) otorga en su agenda a las distintas
preocupaciones vinculadas con la ética. Para responder con más elementos a lo anterior,
detengámonos en un asunto tan central como constitutivo. El tema de los potenciales
daños de la investigación cualitativa.
12
Crítica de la razón práctica. Madrid, Alianza: 2000. Immanuel Kant (1724-1804) es considerado un
filósofo fundamental de la era moderna occidental, y sus obras son piedra basal de buena parte de la
filosofía posterior.
Capítulo 5. Desafíos de los abordajes cualitativos y su especificidad en el campo de la
salud
¿Qué tan beneficioso o perjudicial puede resultar a alguien recordar un momento crítico
de su vida? Puede ayudarle a hablar de algo por primera vez, darle sentido, encontrar
que otra persona se interesa en escucharlo, que tiene valor su experiencia. O también
puede llevarlo a revivir experiencias desagradables, impactando en la percepción de sí
mismo. Entre ambas opciones, hay muchos grados, variantes y hasta es posible que
sucedan ambas en simultáneo. Es imposible anticipar si recordar situaciones críticas va
en una u otra dirección —sólo es posible anticiparle a la persona en qué va a consistir
la investigación con claridad, dejando en sus manos la decisión de participar o no de
ella.
También puede suceder que, en el translibro de una investigación, en tanto participante,
una persona aparezca vinculada a cierta condición de salud que no tenía deseos de
develar, porque habitualmente los diagnósticos se comparten en función de la confianza
interpersonal, más que de manera anónima, sobre todo en el caso de algunas
problemáticas socialmente estigmatizadas, pero también en el caso de enfermedades
con fuerte gravitación ante la mirada de los demás, como las oncológicas. Esto se hace
particularmente notorio en aquellos casos donde, precisamente por contribuir
socialmente con los procesos de salud, se busca articular la producción de conocimiento
con el trabajo en prevención (mediante la información o el asesoramiento) o
tratamiento. Pensemos, por ejemplo, en situaciones pasadas de descuidos, por el
motivo que fuere. Sea respecto de una persona dependiente (niños, ancianos o
discapacitados a cargo), o se trate de la ausencia de un cuidado personal, esto es algo
que realmente acontece muchísimas veces sin consecuencias. Sin embargo, el motivo
de la puesta en marcha de nuestra investigación puede llevar a interpelar a las
personas específicamente por aquellos casos en que sus descuidos sí tuvieron
consecuencias a futuro, mayormente inadvertidas en un primer momento o no
intencionales. Es decir, podemos contactar a estas personas en la medida en que han
contraído una enfermedad contagiosa, sus hijos han padecido un accidente, o montones
de otras circunstancias donde, incluso el mismo hecho de contactarnos, puede
interpretarse como una culpabilización.
En estos casos, la única guía que puede tenerse es no forzar en absoluto ningún tipo de
relato, ninguna valoración específica, sino simplemente habilitar la escucha y recibir de
igual modo y con el mismo respeto lo que pueda ser dicho. Esto implica prestar mucha
atención no sólo en términos de escuchar, sino de las circunstancias en que se escucha
(la tranquilidad del espacio, la confidencialidad, la disponibilidad de tiempo, etcétera).
También en ocasiones puede resultar de utilidad contar con algún equipo o profesional
de salud mental con quien contar llegado el caso de necesitar algún tipo de asistencia.
A su vez, esto requiere capacidad personal de resolver situaciones que pueden
complicarse –algo que es posible evaluar según la expertise del equipo cuando se evalúa
un diseño, por ejemplo, desde un comité de ética. Hay temáticas que sería preferible
que no sean abordadas por profesionales sin experiencia concreta de investigación
Capítulo 5. Desafíos de los abordajes cualitativos y su especificidad en el campo de la
salud
cualitativa. Si bien este criterio es formal y podría resultar insuficiente, es un piso básico.
Pero no terminan aquí los daños potenciales.
Puede suceder que durante el trabajo de campo se observe o escuche algo que resulta
inapropiado. Por ejemplo, si en entrevistas a personal de enfermería se cae en la cuenta
de que se está administrando mal la medicación a un grupo de pacientes internados. O
si directamente en algún espacio o momento compartido alguien nos cuenta haberse
apropiado para beneficio personal de un bien o insumo que era de uso compartido o
estaba destinado a otros. Desde ya que esto puede deberse a dificultades prácticas (falta
de insumos, por ejemplo), a problemas de autoridad (hay alguien que da órdenes
incorrectas, pero el personal directamente encargado se ve obligado a cumplirlas), con
falta de capacitación, sobrecarga laboral o distintos motivos. ¿Qué hacer en estos casos?
Estos problemas son propios de la investigación cualitativa, y es preciso estar atentos a
ellos. Porque si bien el objetivo central es la producción de conocimiento, la
responsabilidad ante el cuidado de la salud no debe ser un tema olvidado, al menos
desde una perspectiva de derechos o una actitud ética. Es posible incluso que en alguna
circunstancia la mejor decisión sea interrumpir una investigación.
Reforzando los ejemplos mencionados, vale mencionar también a los sujetos sobre los
que también nos cabe el resguardo, aun cuando no las hayamos incluido como
participantes en la investigación. Porque como ya hemos mencionado, cuando se está
realizando una investigación, puede suceder que tomemos contacto directa o
indirectamente con más personas que aquellas consideradas como participantes. Por
ejemplo, en caso de realizar una investigación sobre equipos de salud, necesariamente
entraran en juego los pacientes, de manera directa o indirecta. En este caso, es
necesario considerar que la situación de vulnerabilidad atañe a estos últimos, aun
cuando no estén incorporados al estudio, y algún grado de compromiso con su bienestar
debe estar reflejado. La obligación ética es proteger a todos, no solo a los directamente
involucrados.
Por otra parte, mientras que el análisis habitual de riesgos y beneficios pone el foco en
los participantes, también es preciso visualizar la necesidad de proteger a las personas
que forman parte de los equipos de investigación. También quien investiga puede estar
en una situación de riesgo. En equipos integrados por investigadores formados y otros
en formación, los primeros tienen la responsabilidad de proteger a estos últimos en la
medida en que tienen más herramientas para poder anticipar posibles situaciones de
fragilidad. Esto a su vez vuelve necesario el conocimiento del contexto al que se ingresa
para investigar, sus vínculos, jerarquías. Y requiere la democratización de los equipos, a
fin de prestar atención por igual las distintas inquietudes de todos los investigadores,
independientemente de su trayectoria. Esto es algo mucho menos visualizado que lo
anterior en los manuales sobre ética.
Mientras que hasta aquí nos referimos al trabajo de campo, cabe hacer breve mención
a otras etapas de la producción de conocimiento. En cuanto a los resultados, diremos
Capítulo 5. Desafíos de los abordajes cualitativos y su especificidad en el campo de la
salud
que puede existir una tensión entre el compromiso por volver relevante el trabajo de
campo al publicar los resultados, y potenciales riesgos de publicar ciertos datos, so bre
todo en la medida en que en ocasiones las publicaciones pueden ser capitalizadas por
actores con más relibros de poder o influencia. La publicación es un momento donde
prestar muchísima atención a los posibles daños, porque precisamente es cuando
mayor publicidad adquiere lo dicho respecto de personas, organizaciones y escenarios,
pudiendo circular de modos y por vías insospechadas para quien investiga. En cuanto al
diseño, debemos decir que mientras que los riesgos o beneficios de participar en una
investigación no resultan autoevidentes, el beneficio de llevar adelante una
determinada investigación sólo tiene lugar cuando ésta está justificada en términos
del carácter novedoso y relevante del problema sobre el que se busca construir
conocimiento. Un buen diseño, en este sentido, es el mejor de los comienzos para
atender a los resguardos éticos. Ante los eventuales daños, no hay recetas ni pautas
correctas que sirvan de manera universal. Es necesario ver en cada caso cómo
responder, siempre buscando el mayor cuidado en la solución. Pero minimizar los
riesgos sólo es posible cuando asumimos la potencialidad de algún daño y buscamos
evitarlos, desde la misma concepción de la investigación, durante su puesta en
marcha, y al difundir los resultados.
En otro orden, también cabe incluir en el terreno de las reflexiones éticas al uso que se
realiza como investigador del tiempo que las personas destinaron a colaborar. Sea
porque se las ha requerido en el marco de una investigación que no se ha concretado o
cuyos resultados nunca fueron publicados, o porque se ha realizado un tratamiento
subóptimo de lo recogido. Aquí calidad y ética encuentran uno de los tantos puntos de
conexión.
Finalmente, mencionaremos una serie de reflexiones y precauciones que cabría incluir
como temas de agenda en aras de evitar lo que algunos han denominado “extractivismo
académico”. Dado que nuestra vinculación se basa pura y exclusivamente en nuestros
propios intereses – sostienen— en caso de descuidar lo que sucede con aquellos que
han prestado su tiempo para nuestros fines, se tratará de un aprovechamiento desleal
más que de una colaboración. En el caso por ejemplo de investigaciones sobre saberes
populares, como la medicina tradicional, es posible cuestionar en qué medida quienes
investigan no se “apropian” de un bagaje de conocimientos propio de un grupo social, y
lo “expropian” hacia la medicina alopática. Es sabido que en muchos casos el origen de
la investigación farmacológica por parte de los laboratorios se encuentra en este tipo de
indagaciones cualitativas. Esto lo hemos mencionado arriba respecto del principio de
justicia: ¿a quienes les serán útiles los resultados? Esta advertencia tiene que ver con
que muchas veces lo que se diga puede afectar intereses de aquellos que son
investigados –por ejemplo, cuando investigamos en un barrio y ocupamos buena parte
de nuestra investigación en describir su peligrosidad. Esto también atañe a los análisis
descontextualizados –que presentan datos sobre grupos de personas sin tener en
Capítulo 5. Desafíos de los abordajes cualitativos y su especificidad en el campo de la
salud
Confidencialidad
Las pautas bioéticas, en coincidencia con otros desarrollos éticos de la investigación,
señalan como uno de los principales aspectos a preservar la confidencialidad de los
datos, aspecto que aparece asociado con el principio de autonomía o respeto a la
dignidad humana.
El respeto a la confidencialidad aparece en prácticamente todos los códigos y
normativas.
¿Cómo interpretarlo? Por un lado, atendiendo a que el interés de quien investiga no
debería avasallar los intereses y perspectivas de los sujetos involucrados en la
investigación. Por otro lado, a que el interés de producir conocimiento debe
diferenciarse del conocimiento cotidiano o de sentido común sobre tal o cual persona,
o tal o cual ámbito: nos interesa conocer ciertos aspectos que debemos preocuparnos
por aislarlos lo más posible de la identificación de individuos o entornos concretos que
pueda comprometer la imagen pública de personas o instituciones. Sea porque lo que
decimos es positivo o porque es negativo, no es nuestra función como investigadores
generar ninguna imagen pública (de hecho, si la imagen que transmitimos es positiva
únicamente, tal vez esté en entredicho la calidad de nuestra investigación, como
abordaremos más adelante).
Capítulo 5. Desafíos de los abordajes cualitativos y su especificidad en el campo de la
salud
En primer lugar, debemos disipar una confusión frecuente: pensar como sinónimos
“confidencialidad” y “anonimato”. Mientras que el anonimato implica que los datos no
son acompañados por un dato identificatorio de quien los proporcionó, la
confidencialidad implica un respeto a lo comunicado que va más allá, puesto que
implica evitar que los datos se asocien con ciertos informantes, o incluso la necesidad
de tomar la mayor cantidad de recaudos posibles para que esa persona no puede
sentirse expuesta a ser identificada (para lo cual el anonimato no resulta suficiente,
sobre todo cuando se sabe que hubo una investigación determinada en un grupo, barrio
o establecimiento). Es decir: el daño puede consistir en la sensación de exposición, aun
cuando para un observador externo esto sea improbable. Esto implica que mientras
que en general la confidencialidad se piensa asociada al procesamiento de datos o, en
mayor medida, a la difusión de resultados, puede ser necesario prestar especial
atención a las circunstancias en las que se construyen los datos (por ejemplo, tal como
hemos mencionado arriba, cuando quienes son incluidos en la investigación, lo son por
pertenecer a grupos estigmatizados).
Desde los paradigmas que informan las estrategias cualitativas, debemos estar
advertidos respecto de que el criterio acerca de la confidencialidad puede ser
divergente para quien investiga y para los sujetos participantes. Esto es importante
tanto en los casos en que se sostiene la convicción de que no se difundió ningún dato
que permita identificar a las personas, mientras que ellas se sientan expuestas ante lo
dicho, como en circunstancias donde podamos encontrar que tal vez no se desee
anonimato, porque interesa visibilizar que se hace. En definitiva, la variedad de
situaciones posibles llama a desarrollar cierta sensibilidad para detectar y para ofrecer
cuidados que vayan más allá de omitir los nombres, porque es posible identificar a
alguien al mencionar el escenario en que se encuentra, o incluso comprender cuándo
respetar la inquietud de los informantes e incluirlos identificándolos. La identificación
no solo se produce de manera directa, sino también por la eliminación de otras
posibilidades (es decir, cuando alguien se reconoce como la única persona que estuvo
en tal lugar, hizo tal cosa, puede conocer tal otra cosa, etcétera).
En tanto estudios mayormente preocupados por lo singular, los abordajes cualitativos
encuentran fuertes dilemas asociados con la confidencialidad. La tensión entre
anonimato y confidencialidad viene a poner sobre la mesa que la difusión de resultados
en un contexto ligado a su producción, sea institucional o territorial, lleva a que los
participantes puedan ser individualizados y reconocidos (o sospechados) aun cuando no
se escriba su nombre o se los presente bajo un código o nombre ficticio. Por otro lado,
está el hecho de que en muchas circunstancias no es posible anonimizar, por ejemplo,
cuando los participantes ocupan lugares de autoridad. De hecho, en estos casos puede
resultar imprescindible contar con el consentimiento de los informantes para toda
difusión de resultados, en caso de que no haya forma de que no resulten
comprometidos.
Capítulo 5. Desafíos de los abordajes cualitativos y su especificidad en el campo de la
salud
Consentimiento informado
En el campo de la salud es casi una tradición hablar de consentimiento informado, algo
que no sucede en otras áreas de la investigación social. Es que este no aparece como un
mecanismo privativo de la producción de conocimiento, sino también asociado a la
actividad asistencial. Tal vez por esto último, el grado de aceptación de este formato
para el mundo de las ciencias sociales suele encender los debates. Ahora bien, mientras
que es cierto que el origen de esta práctica se encuentra en las intervenciones médico-
farmacológicas, o en la ausencia de ellas cuando existían los medios disponibles (en
función de investigar los efectos de la falta de intervención), y que su utilización está
asociado con este campo de intervención y asistencia, es preciso señalar que en la
historia de la humanidad, así como en la historia de sus dispositivos científico-
tecnológicos, nada tiene por qué permanecer atado a sus orígenes. Sobre todo, en la
medida en que resulte útil como instrumento.
Cabe a su vez advertir que el consentimiento informado, como derecho de los pacientes,
tampoco resulta algo sencillo y exento de debates para el mundo biomédico, dado que
implica definir aspectos como capacidad y voluntariedad, que están lejos de ser
autoevidentes. Mucho menos, en relaciones fundadas en la distribución desigual de
conocimientos. Como fuere, instalar sobre la mesa la necesidad de prestar atención a
la coacción, persuasión o manipulación como actitudes indebidas, no parece per se
algo nocivo.
Por tanto, antes de responder si puede resultar útil el procedimiento consentimiento
informado para los abordajes cualitativos, es preciso señalar que, en sentido estricto, el
consentimiento informado desde una perspectiva bioética consiste en un proceso,
fundado en el diálogo entre investigador y sujeto de investigación, y requiere que este
último disponga de tiempo suficiente como para considerar su participación, así como
Capítulo 5. Desafíos de los abordajes cualitativos y su especificidad en el campo de la
salud
los participantes no tienen por qué conocer o haberse detenido a pensar de antemano.
Por otra parte, la formalización de un instrumento también es un modo de asegurarse
una base igualmente compartida por todos los involucrados.
Junto con los debates acerca del consentimiento informado aparecen los debates acerca
del rol de los comités de ética, en este caso sí, para las estrategias cualitativas. En
Argentina, al momento estos comités cuentan ciertamente con escaso conocimiento de
las particularidades propias de la investigación social cualitativa. Esto se debe tanto a las
disciplinas de origen de los miembros que los integran como a la falta concreta de
oportunidades de formación. Ahora bien, ¿en qué medida esto invalida per se la
instancia de una evaluación ética por miembros externos, cuyos intereses concretos son
diferentes de los del equipo de investigación? Los debates al respecto mencionan
distintas situaciones concretas de incomprensión recíproca. Sin dudar de la existencia
de aquellas, creemos que también cabe la pregunta respecto de si acaso no resultaría
conveniente trabajar en pos de mejorar esta comunicación en lugar de concluir que las
instancias de evaluación externa son meros obstáculos que carecen en sí mismas de
utilidad (como en ocasiones sucede en equipos de investigación cualitativa).
Por último: detengámonos por un momento en pensar al consentimiento informado
como práctica social, más allá de sus particulares. La confianza y la motivación son dos
elementos fundamentales para la participación en un proceso investigativo. De ellas se
deriva la voluntad de cooperación, el compromiso que genera la intención de colaborar
con este proceso. Una pregunta clave, en este sentido, es qué función cumple lo
contractual al respecto. En otras palabras, ¿brindar un marco formal a una relación de
confianza, es innecesario, es imprescindible, es indistinto? ¿qué implicancias posee
vincular una relación singular con normas de orden general que asientan derechos y
obligaciones potencialmente exigibles ante terceros? Estas preguntas también cabría
hacerlas extensibles a otras relaciones sociales basadas en la confianza y/o en la
motivación personal por cooperar (las relaciones de pareja, las relaciones comerciales o
financieras entre amigos o parientes, los voluntariados, entre muchas otras).
Autoría
Existe un tema que suele dejarse librado a los sobreentendidos, y que pocas veces es
visualizado como vinculado a la responsabilidad investigativa —y, por tanto, como un
aspecto en el que es preciso atender a pautas éticas. Nos referimos a la autoría de lo
producido a modo de resultados.
Habitualmente los estudios se llevan adelante por parte de equipos, o bien con
supervisión de investigadores más avanzados. Para toda persona que haya participado
de equipos, la experiencia de que el trabajo se distribuye de modo desigual en cantidad
y calidad seguramente no resulta extraña. Sumado a lo anterior, con cierta frecuencia
Capítulo 5. Desafíos de los abordajes cualitativos y su especificidad en el campo de la
salud
cuando la información de que se disponía era fragmentaria. Según el caso, esto puede
implicar la devolución de una historia familiar o de un árbol genealógico; de un diagrama
de redes acerca de intercambios según su frecuencia en un territorio o institución; de
materiales que acompañen la transmisión intrainstitucional, barrial o intergeneracional
de determinados saberes; entre muchos otros formatos posibles. Resulta importante
señalar que lo anterior atañe a lo relativo a saberes concebidos como conocimientos
relevantes y verídicos por los propios sujetos, por lo que no sería replicable en todos los
casos.
En cuanto a la devolución de las transcripciones de entrevistas, si bien hay quienes
sostienen que lo dicho pertenece en primer lugar a quien lo enuncia, es preciso
considerar que existen elementos propios de lo oral que en ocasiones los sujetos no
esperan encontrar (por ejemplo, cuando se transcriben furcios, vacilaciones, etcétera),
porque en ocasiones el hecho de que muestre un dislibro con vacilaciones y no pulcro
puede provocar rechazos. Por otra parte, la ventaja es que al ir haciendo devoluciones
durante el proceso habrá más oportunidades de definir qué información parece
conveniente y cual no, agudizando la sensibilidad para detectar posibles temas
inconvenientes. A su vez, hay quienes señalan que estas instancias de devolución
intermedia contribuyen a una democratización en el acceso al conocimiento, y a que los
participantes puedan apropiarse de distintos resultados en función de transformar sus
realidades (por supuesto, siempre dependiendo de cuál sea el objeto y el entorno de la
investigación).
Cabe advertir que existe la posibilidad de diseñar instancias participativas de
validación de los productos intermedios, donde el proceso mismo de validación y los
debates que pueda generar sean a su vez incluidos como parte del resultado final. La
validación externa, llamada en ocasiones “credibilidad”, refiere a que los participantes
se expresen respecto de si lo descripto puede ser considerado como real o verdadero –
criterio coherente con la concepción epistemológica que subyace a las estrategias
cualitativas, en cuanto se considera que la construcción de conocimiento no consiste en
reflejar lo existente sino en poder recuperar elementos que hacen a lo considerado
intersubjetivamente como verdadero. Esta instancia puede ser utilizada para evaluar en
qué medida lo escrito es plausible, es decir, verificar que lo descripto se condiga de
alguna manera con las interpretaciones de las personas. En algunos casos, hay
investigadores que sólo dan por terminada la versión final de sus publicaciones una vez
que los sujetos de investigación manifestaron acordar con ella. Nuevamente, es preciso
señalar que estas experiencias pueden tener lugar sólo con ciertos problemas de
conocimiento, ciertos temas y poblaciones participantes, pero de ningún modo
pueden considerarse buenas prácticas a ser generalizadas.
Comentado lo anterior respecto de los datos, es preciso incorporar los debates respecto
de resultados que no han sido producidos en especial atención a los participantes como
audiencia, sino en vistas de otros espacios de circulación. La actitud ética ideal sería
Capítulo 5. Desafíos de los abordajes cualitativos y su especificidad en el campo de la
salud
Cabe entonces advertir que, si bien en términos de principios éticos se busca evitar
situaciones de claro abuso de poder, como la coerción directa, la explotación, la
seducción o el engaño, no siempre los problemas éticos atañen de manera exclusiva a
los actos realizados de mala fe. Porque la autonomía para tomar una decisión —como
la de estar interesado/a en colaborar con una investigación— se ve comprometida en
situaciones de vulnerabilidad. Y hay situaciones de vulnerabilidad de muy variada índole
(social, psicológica, orgánica), pero también hay relaciones donde la vulnerabilidad
viene dada por la dependencia. La relación entre equipos de salud y sujetos que ocupan
el lugar de pacientes cabría incluirse entre estas últimas. Por otra parte, también la
vulnerabilidad se define por la imposibilidad de evaluar los riesgos de las propias
decisiones. En este último sentido, es preciso considerar aún con más cuidado en qué
situación se encuentran aquellos a quienes estamos solicitando que colaboren con
nuestra investigación. Quien está a la espera de que le brindemos una solución para
una situación de salud (o de bienestar social, en caso de un equipo de trabajadores o
asistentes sociales), se encuentra ante nosotros en una situación de vulnerabilidad.
Las personas pueden sentirse presionadas aun cuando no lo estén; pueden interpretar
que la calidad de su cuidado depende de su colaboración, o bien pueden sentirse
moralmente obligadas en términos de reciprocidad si sienten que son bien atendidas —
por sólo poner algunos ejemplos. Por otra parte, suele ser dificultoso trazar una
frontera clara entre aquellas interacciones que tienen finalidad terapéutica y las que
guardan una finalidad investigativa, confundiéndolas. También pueden confiar en que
su buena predisposición podrá servirles para que los tengamos presentes en caso de a
futuro conocer alguna situación que pudiera beneficiarles (cabe advertir que quienes
trabajamos en salud solemos estar en mejores condiciones de acceso a distinto tipo de
relibros —incluyendo la información— que quienes no).
Las situaciones reales pueden resultar a su vez bastante más controversiales. Porque
también para quien trabaja en salud puede convertirse en un problema ético la
compartimentación entre investigación y asistencia con la que debería
comprometerse. Es posible que pacientes divulguen mayor información personal para
una investigación que la que ponen a disposición en el caso de un tratamiento.
Pongamos por caso que un profesional tome conocimiento, mediante una investigación,
de que uno de sus pacientes posee una enfermedad que no ha declarado. O que utiliza
una práctica de automedicación que en combinación con la prescripción médica puede
tener efectos graves. ¿Será correcto éticamente que prosiga con la compartimentación
de funciones con la que se comprometió? ¿Y si un trabajador social toma conocimiento
en el marco de una investigación de que alguien está sufriendo violencia de género y no
había llegado con ninguna demanda al respecto al equipo de salud? En este sentido, hay
investigadores que consideran poco ético no involucrarse con las necesidades
detectadas durante el trabajo de campo, es decir, vincularse con los sujetos únicamente
con la finalidad de obtener la información necesaria para el estudio en libro (en estos
Capítulo 5. Desafíos de los abordajes cualitativos y su especificidad en el campo de la
salud
casos, muchas veces optan por incluir en sus interacciones finalidades de orden no
investigativo, como brindar información sobre contenidos de salud, sobre relibros
disponibles, o incluso colaborar con los sujetos poniendo a disposición su saber o sus
contactos para distintas gestiones). Es importante señalar de la mano con esta realidad
el hecho de que la ética es un terreno controversial: tanto quienes se oponen a esto
como quienes lo conciben como un imperativo poseen argumentos éticos para sostener
sus respectivas posiciones.
En términos éticos, parece indispensable prestar atención a las relaciones de poder y
desigualdad que están en el campo, para no reproducirlas. Por ejemplo, al trabajar con
mujeres víctimas de violencia, para no revictimizarlas ni provocar situaciones que
puedan afectarlas en relación con quienes las violentan. Nuestros informantes no
deben ser vistos como meros “instrumentos” para nuestros fines, sino que resulta
conveniente tener en cuenta las expectativas que se generan, haciéndonos
responsables por ellas. En las investigaciones en servicios de salud, o con personas que
poseen una determinada problemática de salud/enfermedad que de hecho es lo que
nos llevó a incluirlas como sujeto de investigación, aquellos aspectos se vuelven clave.
Resulta fundamental encaminar todos los esfuerzos posibles para diferenciar ante los
informantes nuestro rol productor de conocimiento de cualquier otro, sobre todo
cuando investigamos en el mismo lugar en que trabajamos. Esto tiene que ver con no
generar falsas expectativas ni producir nuevas inequidades, pero también implica
consideraciones adicionales respecto de la confidencialidad.
Los vínculos interpersonales de proximidad o cercanía afectiva, sobre todo aquellos
donde existe un conocimiento recíproco y confianza, requieren un cuidado particular
puesto que hay expectativas diversas y complejas en juego. Esto se puede poner de
manifiesto de manera particular al momento de retirarse del campo. Es preciso recordar
que la posibilidad misma de retirarse del contexto de investigación es un privilegio
diferencial de quien investiga, y lo ubica en un lugar de poder. Sobre todo, en los casos
donde una investigación se realiza en un contexto donde la población se encuentra en
situación de vulnerabilidad (sea un barrio o un determinado establecimiento), pero lo
mismo vale respecto de quienes se desempeñan laboralmente en una institución en la
que realizamos trabajo de campo: quien investiga tiene muchas menos ataduras que
quienes no. La finalización del trabajo de campo es un momento que merece ser
especialmente cuidadoso, porque luego de una interacción con cierto grado de
compromiso, el momento en que aquello que para los otros puede ser considerado un
vínculo de afecto se finaliza –sobre todo según el grado de soledad o vulnerabilidad. Es
posible que una actitud cuidadosa lleve a quedar disponible para eventuales consultas
sobre la investigación luego de un tiempo para que resulte más transicional la retirada
del campo.
Capítulo 5. Desafíos de los abordajes cualitativos y su especificidad en el campo de la
salud
que los abordajes cualitativos requieren otros criterios? ¿Es que los criterios habituales
tampoco resultan pertinentes para los propios abordajes considerados “duros”?
Las investigaciones cualitativas requieren pericia, destreza técnica y sistematicidad. Sus
resultados pueden tener distinto grado de rigurosidad (incluida su ausencia). Pero no
hay reglas a seguir. ¿Es esto una paradoja, es preciso contar con una regla para hablar
de rigurosidad? ¿Cómo distinguir entonces una investigación cualitativa rigurosa de una
que no lo es? En otras palabras, ¿cuáles son los criterios de calidad para diferenciar
malas de buenas investigaciones, o para reconocer cuándo un conocimiento obtenido a
través de estos abordajes es sólido y cuándo no lo es?
Recuperando los desarrollos en términos de convergencia, abordaremos lo que muchos
han señalado como criterio compartido: la coherencia metodológica, es decir, la
consistencia interna entre lo que se busca conocer y el modo en que se pretende
hacerlo. Esto sería tanto algo distinto para cada uno de aquellos abordajes (y de aquí se
derivaría la potencial incompatibilidad) como un elemento común que marcaría la
cientificidad de ambos. A diferencia del conocimiento espontáneo, que admite lagunas,
superposiciones y contradicciones, el conocimiento científico es un conocimiento
ordenado, sistemático, metódico, controlado. La concordancia entre la forma de
acercarse a la realidad y lo que se afirma como consecuencia de ese acercamiento
debería estar presente en todo abordaje investigativo de calidad.
Recuperando al mismo tiempo los debates acerca de las divergencias, partiremos aquí
de entender que la rigurosidad debe ser valorada asumiendo el carácter abiertamente
plural y polifónico de las producciones investigativas bajo estrategias cualitativas. Es
decir, que requiere poder valorar la calidad tanto de un diseño como de un producto
investigativo sin apelar a estándares e incluso incorporando en la valoración términos
como “sensibilidad” (por ejemplo, para detectar temáticas emergentes), o “creatividad”
(en cuanto a la tarea interpretativa).
Desde ya que no nos encontramos tampoco aquí en un terreno de consensos
establecidos, pero sí en condiciones de problematizar algunos aspectos y abrirlos a
debate. En la medida en que estos aspectos integren la agenda investigativa, se estará
en mejores condiciones de responder a ellos de manera clara, tal como lo comentamos
respecto de la ética.
estrategias cualitativas, sea para poner en tensión su cientificidad o bien para buscar
modos de hacer frente a este desafío desde los paradigmas interpretativos.
Respecto de esto último, mencionaremos que, si bien no es el uso mayoritario de las
estrategias cualitativas, existen entre sus enfoques e intereses algunos que han
desarrollado procedimientos específicos para encontrar resultados generalizables,
como los desarrollados desde la Teoría Fundamentada o desde la Inducción Analítica.
En ambos casos, cabe advertir, la posibilidad de generalizar se encuentra asociada a la
adopción de procedimientos específicos, según lo propuesto por cada uno de estos
enfoques. Dada la preocupación por producir teoría, en ambos se proponen estrategias
para lograrlo. La valoración de calidad, en estos casos, implica conocer los
procedimientos y evaluar si fueron desarrollados con propiedad.
Ahora bien, tal vez por la impronta de estatus que acompaña a los paradigmas
cuantitativos, con cierta frecuencia se encuentra que quienes están dando sus primeros
pasos en el mundo de la investigación cualitativa enfrentan un vacío de
conceptualización al respecto, ante el cual terminan recortando un único criterio propio
de la Teoría Fundamentada y declarando su realización como si esto fuera sinónimo de
calidad. Nos referimos al término “saturación” de la información. Dada esta confusión
relativamente habitual, es preciso despejar este concepto, puesto que ello permite
valorar calidad en la medida en que su utilización sea apropiada.
Desde el enfoque de Teoría Fundamentada, se denomina “saturación” al momento en
que la información obtenida comienza a ser redundante. “Saturar” categorías requiere
necesariamente extender el trabajo de campo hasta el momento en que no aparece
más información novedosa acerca de un mismo tema. Si bien esto depende del grado
de abstracción de aquella categoría, requiere una flexibilidad de la estrategia que suele
entrar en contradicción con las condiciones concretas en que se suele realizar
investigación, principalmente en los casos donde se cuenta con financiamiento. Porque
para que la saturación sea efectiva, es preciso acompañarla de un muestreo teórico y
del método de comparación constante 13, tal como lo desarrolla este enfoque. Cabe
advertir que esto sucede porque el concepto de “dato” en investigación cualitativa no
se propone reflejar un aspecto de la realidad, sino una construcción teórica acerca de la
misma. En vistas de aquello, surge la cautela de distinguir la saturación teórica del
efecto de las generalizaciones propias del sentido común. Porque para el conocimiento
propio de la vida cotidiana (espontáneo o “natural”, pero sin características ni
pretensión de conocimiento científico) resulta habitual enfatizar los aspectos
compartidos en lugar de las singularidades. De esta manera, llegamos a una
generalización vulgar, pero no a una saturación, para la cual aquel enfoque plantea la
necesidad de realizar un procedimiento cuidadoso de selección de las unidades de
observación, y de prestar atención específica a lo disonante, para no perderlo de vista.
13
Al respecto, remitimos al Capítulo 2 de este libro.
Capítulo 5. Desafíos de los abordajes cualitativos y su especificidad en el campo de la
salud
14
Schütz, Alfred. El problema de la realidad social. Amorrortu. Buenos Aires: 1995. Alfred Schütz (1899-
1959) fue un sociólogo austríaco que, en base a aportes de la filosofía, conformó una de las piedras
basales de la sociología del conocimiento.
Capítulo 5. Desafíos de los abordajes cualitativos y su especificidad en el campo de la
salud
Triangulación y calidad
Resulta frecuente encontrar que se considere a la triangulación como procedimiento
que optimiza la rigurosidad de una propuesta investigativa de corte cualitativa. Lo
escrito acerca de la triangulación como criterio de calidad es profuso. En principio, la
literatura al respecto surge preocupada por generar estándares de validación en
investigaciones cualitativas, por lo que representa un posicionamiento posible si bien no
el único.
Tal como es característico del universo al que pertenecen las estrategias cualitativas, el
sentido dado al concepto de “triangulación” no es unívoco. En distintos textos se
realizan intentos por clasificar los tipos de triangulación posibles o existentes. Desde ya,
tal como venimos señalando que resulta inherente a este universo investigativo, no
existe un único modo consensuado y establecido. Esto es necesario advertirlo para
evitar confusiones, y también para marcar el escenario en que se producen debates y
tomas de posición.
En términos generales, diremos que el término de triangulación se utiliza con mayor
frecuencia en referencia a la inclusión de abordajes cuantitativos y cualitativos para un
mismo objeto, a la utilización de distintas técnicas, al intercambio con distintos
informantes, a la incorporación de distintos investigadores, entre otras múltiples formas
Capítulo 5. Desafíos de los abordajes cualitativos y su especificidad en el campo de la
salud
de entender el concepto. Salvo para el primer caso, cabe entonces advertir que en
principio sería factible aplicar este concepto a buena parte de las investigaciones
cualitativas, dado que es habitual que estas incluyan aquellas variaciones entre sus
procedimientos.
Aun cuando no apelen a esta denominación, las estrategias cualitativas suelen
incorporar un corpus heterogéneo de datos y basarse en enfoques teóricos que casi
siempre surgen de la articulación de perspectivas preexistentes. Incluso en algunos
enfoques (como los relacionales, por ejemplo), la inclusión de distintos actores como
participantes es parte fundamental de la propuesta.
Ahora bien, respecto de la intención con que esto se realiza, cabe advertir que
mayormente remite a que el criterio de verdad en que se basan recupera el carácter
polifacético de la realidad, antes que con la intención de contrastar los datos como
modo de comprobar su veracidad. Porque —valga la insistencia— según las tradiciones
teórico-epistemológicas que han motorizado el desarrollo de estas estrategias, no es
una verdad objetiva lo que se busca sino, por el contrario, la recuperación de las
perspectivas de los sujetos acerca de sus entornos (perspectivas que pueden incorporar
también como verdaderos y estructurantes elementos que no son en sí mismos
resultado del conocimiento científico ni es un objetivo someter su existencia a
comprobación o exigir veracidad, como la religiosidad). Tan es así que un posible criterio
de calidad en investigación cualitativa es el grado de congruencia con aquellas
tradiciones, ostensible cuando no se busca juzgar o elucidar el carácter de mentira o
verdad de lo dicho por los informantes, sino por el contrario, recuperar sentidos y
relatos enunciados en ciertos momentos ante ciertos interlocutores y bajo ciertas
condiciones.
Finalmente, cabe mencionar que existe también una acepción del término
“triangulación” mucho menos frecuente, que hace referencia a la búsqueda activa de
casos negativos, de divergencias entre los datos. Desde esta perspectiva, un criterio
enriquecedor de la calidad de investigaciones cualitativas más acorde con los
paradigmas en que reposa implica ya no buscar convergencias entre los datos, sino
divergencias entre ellos, dado que esto implica un reconocimiento de la pluralidad y
polifonía constitutivas de la realidad social.
sosteniendo.
Antes de adentrarnos en el tema, es preciso despejar posibles confusiones respecto de
la “validez”. Porque lo que se trata de chequear es el grado de verdad de las
afirmaciones realizadas por quien investiga, no así de chequear el grado de verdad de
lo que afirman los informantes o sujetos participantes en la investigación. No se trata
de una investigación policial, consistente en encontrar la verdad a partir de contrastar
posibles afirmaciones falsas o tergiversadas, porque el criterio acerca de lo verdadero
no es el mismo (no se trata de detectar un culpable mediante pruebas fehacientes, lo
cual a su vez es un derivado del paradigma positivista). Se trata de comprender que los
sujetos en su vida cotidiana tienen usos específicos respecto de la verdad, que
generalmente coinciden por un lado con los criterios acerca de qué resulta apropiado
decir ante ciertos interlocutores y en ciertas situaciones, según las expectativas
recíprocas socialmente instaladas (y no será lo mismo lo que respondamos a un maestro
que a un médico o un juez, no sólo porque sea verdadero o falaz, sino por el tipo de
detalles o valoraciones por ejemplo a los que apelaremos), y que además por otra parte
la memoria humana siempre está condicionada por el momento en que se produce la
evocación, y es sesgada. Como consecuencia, el criterio de validez no corresponde a que
los sujetos “digan la verdad”, sino a que los investigadores sean precisos respecto de
cómo realizaron su búsqueda, qué encontraron, y qué valoraciones (y con qué limites)
pueden realizar al respecto.
Por lo anterior, el principio de validez requiere ser puesto en consonancia con el
principio matriz que orienta las estrategias cualitativas: la convicción de que el
conocimiento científico no refleja lo existente, sino de que se trata de una
construcción de conocimiento. Siendo lo existente polifacético, multidimensional,
diverso, polémico, siempre conocerlo de manera sistemática y en profundidad implica
un recorte, que toma en consideración algunos aspectos de la realidad y,
necesariamente, deja otros por fuera. Siempre se trata de una operación de selección y,
por tanto, de acentuación. Lo cual, sin embargo, no quiere decir que se puede afirmar
cualquier cosa y que todas sean igualmente válidas. Porque el hecho de recortar un
aspecto de la realidad no significa considerar que la realidad no exista, ni que sea
imposible conocerla. Se trata, si se quiere, de atribuir un lugar más humilde al
conocimiento científico, como conocimiento humano, limitado, fragmentario, y siempre
situado.
En este marco, pueden encontrarse investigadores que descreen del propio concepto
de “validez”, puesto que consideran estéril disputar un término colonizado por el
sentido común cuantitativista o bien de un término formal que poco refleja la práctica
investigativa. También, quienes consideran fecundo debatir su especificidad para el
universo de lo cualitativo. En ambos casos, cabe advertir que cuando se intenta un
abordaje cuanti-cualitativo, es preciso ser prudente y reconocer que se están
incorporando dos niveles paradigmáticos en disputa (lo cual no quiere decir que resulte
Capítulo 5. Desafíos de los abordajes cualitativos y su especificidad en el campo de la
salud
imposible ponerlos en diálogo, sino que este diálogo debe ser respetuoso por igual de
las dos lógicas incluidas).
Entre quienes no consideran conveniente utilizar el término “validez”, los argumentos
indican que las estrategias cualitativas parten de comprender que no existe una única
interpretación legítima acerca de la realidad, sino más bien todo lo contrario. Mientras
que quienes sí lo creen conveniente, podemos encontrar tanto a los partidarios de hacer
una traducción de los criterios clásicos, encontrando que son pertinentes, también, para
la investigación cualitativa, como quienes defienden la idea de que la validez de las
estrategias cualitativas sigue otros parámetros, no comparables. Finalmente, cabe
también incluir la mención a quienes consideran que incluso para las investigaciones
cuantitativas, los criterios tradicionales no son correctos ni representativos (tema desde
ya que no abordaremos en este libro por exceder nuestra propuesta). Desde ya que esto
vuelve muy difícil abordar el tema —pese a lo cual hemos elegido, no obstante, hacer
frente al desafío, a sabiendas de que no postularemos una única posibilidad como
legítima.
Ahondando en estos debates, es posible identificar distintos sub-tipos de validez.
Nuevamente, las clasificaciones no remiten a consensos establecidos, y pueden
encontrarse diversos agrupamientos. Entre los más habituales encontramos la “validez
descriptiva”, entendida como la precisión con que se describe lo encontrado en campo
en contrapunto con el abordaje seguido; la “validez interpretativa” como el
acercamiento al significado que los sujetos tienen acerca de acontecimientos,
fenómenos, roles, etcétera; la “validez teórica”, que puede ser entendida tanto como el
grado de fidelidad a las teorías previas adoptadas como marco para la delimitación de
las preocupaciones investigativas y/o de posibles hallazgos, como respecto a la
propiedad con que es posible generalizar lo encontrado. Un criterio de calidad
comunicativa hace al reporte de los aspectos relevantes del proceso de construcción de
datos, lo cual implica primero delimitar cuáles fueron los aspectos significativos y cuáles
son accesorios —lo que a su vez marcaría pericia o calidad en la totalidad del proceso,
atendiendo a la identificación de la relación existente entre procedimientos
investigativos y resultados obtenidos.
En este sentido, cabe resaltar que muchas veces la validez es una característica o virtud
de los textos producidos por quien investiga (diseños, reportes) antes que de los datos
o métodos. Porque no se trata de la evidencia que muestra la realidad sobre algo, sino
del grado de evidencia que respalda cierta afirmación. Lo fundamental que se valora son
los elementos que se comunican de una investigación (sea un diseño o un reporte),
considerando que son estos el observable sobre el que se emite un juicio de valor, y no
la investigación en sí misma (algo que guarda a su vez consonancia con los paradigmas
que informan las estrategias cualitativas). De esta manera, la narración resulta central
para la validez en investigación cualitativa, no sólo para sus productos finales o
reportes, sino también para los intermedios: la transcripción de lo encontrado en
Capítulo 5. Desafíos de los abordajes cualitativos y su especificidad en el campo de la
salud
está dada por el carácter sólido de las referencias. Cabe advertir que, en este sentido,
no necesariamente se trata de actualización. Una referencia a autores clásicos en cierta
disciplina puede brindar solidez al planteo. Ahora bien, según la temática, es posible que
también se requieran desarrollos conceptuales cercanos en tiempo y espacio. En
términos generales, se trata de anclar el planteo de un problema en supuestos y
afirmaciones, en valoraciones y posicionamientos, que no sean personales ni
prejuiciosos, sino que estén basados en autores relevantes para cada campo temático.
Los marcos teóricos son principios generales, apriorísticos y valorativos. Ahora bien, más
allá de qué significa el concepto de “teoría”, hay autores que postulan como criterio de
calidad respaldar la indagación con un marco teórico pertinente y sólido, focalizado en
el asunto y no vago y general, a partir del cual se desemboque en el planteo del
problema. Un buen marco teórico es aquel que sitúa el recorte en el marco de ciertas
preocupaciones, en lugar de presentar los resultados o procedimientos como únicos
legítimos o posibles.
Los marcos teóricos, las lógicas y dinámicas que ellos a su vez asumen como propias de
la realidad social, también pueden marcar ciertos puntos de partida. Por ejemplo, si se
remite desarrollos teóricos que de uno u otro modo refieran a desacuerdos y puntos de
vista divergentes, o a relaciones de hegemonía/subalternidad, de desigualdad de
estatus y/o conflictos de intereses, siendo la intención conocer en profundidad cierto
fenómeno, en su carácter singular y situado, será necesario desplegar a lo largo del
diseño una propuesta que permita recuperar una mínima diversidad de voces, así como
situaciones ante las cuales los sujetos no siempre encuentran idénticas oportunidades.
Posiblemente la atención prestada a estos aspectos sea uno de los elementos distintivos
de calidad en los abordajes cualitativos, dado que partimos de considerar que los
objetos de investigación son construidos y no un reflejo de lo existente.
Los antecedentes o estado de la cuestión, a diferencia de lo anterior, resultan
consistentes cuanto mayor sea su actualización. Se trata de estudios empíricos que
hacen referencia a realidades concretas. Resulta conveniente que reúna las últimas
producciones en la temática, describiendo qué se ha investigado concretamente, desde
qué perspectivas, y con qué resultados. Además, al criterio de temporalidad (que sean
recientes) resulta propicio conjugarlo con el de espacialidad: que remitan al escenario
que se busca abordar, en la medida en que haya sido anteriormente abordado. El grado
de relevamiento del estado de la cuestión es clave, porque de allí deriva la vacancia
de la propuesta. Esto debe ser subrayado dado que resulta habitual que, dado el
financiamiento existente para determinados temas, o que estos se encuentren de
alguna manera en la agenda pública, se descuide el hecho de que investigar implica
producir un conocimiento novedoso. De esta manera, podemos aventurar, por ejemplo,
que estudiar estrategias de alimentación resulta más apropiado que indagar si las
personas pobres poseen suficientes ingresos para comprar alimentos saludables; o que
conocer las trayectorias de atención resulta más interesante que comprobar que las
Capítulo 5. Desafíos de los abordajes cualitativos y su especificidad en el campo de la
salud
personas legas no poseen los mismos conocimientos que las expertas en un tema; o que
conocer las experiencias concretas de las personas ante determinadas situaciones
puede resultar más relevante que conocer sus representaciones sociales en asuntos
donde aquellas ya han sido abordadas con insistencia previamente.
Valorar la consistencia interna del marco teórico y los antecedentes implica que, en su
puesta en diálogo, derive su articulación al planteo del problema de conocimiento .
Este se encuentra en el punto exacto donde se reconoce un vacío en el conocimiento
disponible. También puede contribuir a delimitar este vacío la importancia práctica de
un problema empírico siempre atendiendo que en investigación cualitativa (dado que
se parte de entender que el problema de conocimiento es una construcción teórica, en
base a cierta preocupación y cierto enfoque, y no un reflejo de la realidad existente)
esto es parte de la justificación.
En cuanto a los objetivos, un proyecto de investigación resulta consistente cuando
incluye únicamente objetivos de conocimiento. Los objetivos de incidencia o
intervención son objetivos de acción que se prosiguen a la obtención de resultados, y
tienen que ver con el uso que se haga de estos últimos, pero hay factores que los
condicionan que son ajenos a la producción de conocimiento (dependen de la inserción
institucional, de quien esté en el momento de finalización del proyecto como autoridad
en los lugares con injerencia, y de una suerte de aspectos tanto de coyuntura como
vinculados a la destreza estratégica de quienes difundan los resultados, que escapan a
la lógica de producción de conocimiento). De tal manera, resulta apropiado que el
diseño proponga la construcción de datos rigurosos y novedosos, y que lo relativo a su
circulación a nivel social, territorial o institucional sea evaluado y valorado aparte. Salvo,
claro, que se trate explícitamente de un proyecto de investigación-acción, cuyo diseño
debe ser acorde con esa propuesta. A su vez, respecto de los objetivos, el general debe
brindar un marco lógico en términos de tiempo y espacio, y universo, a los objetivos
específicos, que no deben excederlo y que deben desprenderse del general y ser
suficientes para cumplimentarlo. Esta es la consistencia interna de los objetivos, pero
también estos deben guardar coherencia con el resto de la propuesta.
El problema planteado resulta consistente cuando se encuentra en armonía con los
objetivos y, a su vez, puede ser respondido en el tiempo y con los relibros disponibles.
Relibros que no sólo son materiales, sino que también hacen al equipo (su grado de
experticia en la temática, en el escenario y en la investigación cualitativa en general; su
experiencia previa como equipo —o la falta de ella) o bien, a la falta de aquel. Cabe
advertir que ni el poco tiempo disponible, ni el financiamiento escaso, ni la falta de
expertise constituyen per se un obstáculo al desarrollo de una investigación de calidad.
Esta última se define, en cambio, por el grado de concordancia entre estos
condicionantes externos y la propuesta presentada. Para el caso de falta de experiencia
previa, siempre resulta fundamental encontrar instancias de orientación y seguimiento
que en ocasiones ofrecen las instituciones que respaldan los proyectos.
Capítulo 5. Desafíos de los abordajes cualitativos y su especificidad en el campo de la
salud
15
Entendemos aquí por “muestreo” a la selección de informantes, escenarios, momentos y todas las
tomas de decisión que implican un acceso concreto al campo. El término “cuotas” refiere a ciertas
proporciones establecidas de antemano respecto de qué, cuándo o a quiénes observar/preguntar, según
intereses teóricos o conocimiento previamente disponible sobre el campo (en investigación cualitativa,
estas en general buscan lograr heterogeneidad en las personas o contextos seleccionados).
Capítulo 5. Desafíos de los abordajes cualitativos y su especificidad en el campo de la
salud
quiere decir que el enfoque venga dado por el diseño, de una vez y para siempre. Muy
por el contrario: el devenir del campo puede ir marcando limitaciones y necesidades de
reformular la mirada inicial de la que se había partido. Pero esta reformulación no
implicará en ningún caso la objetividad o falta de enfoque, sino la adopción o
elaboración de uno nuevo, que debe constar al momento de presentar resultados.
Porque todo resultado surge de una determinada construcción del objeto, es necesario
explicitar esta construcción (incluso en su carácter dinámico, a lo largo del trabajo de
campo) para poder valorar convenientemente los hallazgos. Por poner un ejemplo, si en
un reporte de investigación se menciona que el enfoque adoptado considera al poder
como aspecto constitutivo de toda relación social, pero la descripción del campo sólo
presenta situaciones de armonía y cooperación, podemos deducir que el enfoque que
orientó la mirada no coincide con el explicitado.
La consistencia interna de un reporte viene dada, entonces, por la explicitación del
enfoque o perspectiva adoptada a lo largo de la investigación (con sus
correspondientes reformulaciones, en caso de haberlas habido) y la explicitación de
los procedimientos a través de los que se construyeron los datos —la forma de
contacto con el escenario y/o los informantes, la selección de participantes, las técnicas
utilizadas, el tratamiento de la información, etcétera. En cuanto a lo descripto e
interpretado, resulta a su vez clave la distinción entre términos nativos (los utilizados
por los sujetos en su vida cotidiana), términos teóricos tomados de los enfoques
utilizados, y términos emergentes acuñados por quien investiga para describir lo
encontrado. Es por esto que la interpretación de los datos requiere ser presentada como
un diálogo entre el conocimiento previo disponible y lo que la investigación en particular
ha venido a mostrar. Nuevamente, la capacidad argumentativa y el dominio de la
expresión escrita resultan destrezas clave a tales fines. Cabría preguntarse, sin embargo,
si esto resulta suficiente.
Dicho esto, ¿quién y cómo valora la consistencia interna de una propuesta o reporte? Si
bien es un criterio que debe orientar la producción de diseños y presentación de
resultados, muchas veces quien está directamente involucrado como investigador no
logra desapegarse lo suficiente como para valorar apropiadamente esta congruencia.
Por tanto, hay quienes eligen hablar más que de “validez”, de procesos de “validación”,
entendiendo por tal al proceso mediante el cual otros sujetos consideran apropiada
una determinada propuesta o determinados resultados. La validación hace a la
credibilidad de una estrategia y/o de ciertos hallazgos. De esta manera, nos
encontramos en la frontera de lo que en términos esquemáticos puede ser diferenciado
de lo anterior, asumiendo el nombre de “validación externa”.
Capítulo 5. Desafíos de los abordajes cualitativos y su especificidad en el campo de la
salud
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Bourdieu, Pierre, Jean-Claude Chamboredon y Jean-Claude Passeron, El oficio de sociólogo. Buenos
Aires: Editorial Siglo XXI (1975). Pierre Bourdieu (1930-2002), sociólogo francés, es considerado uno de
los teóricos sociales contemporáneos más influyentes.
Capítulo 5. Desafíos de los abordajes cualitativos y su especificidad en el campo de la
salud
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La estructura de las revoluciones científicas. Madrid: Fondo de Cultura Económica (1975). Thomas
Kuhn (1922-1996) desarrollo una filosofía del conocimiento científico a partir de datos históricos acerca
del desarrollo y pérdida de vigencia de los denominados “paradigmas científicos”, donde la validación
por parte de la comunidad de pares resulta constitutiva del conocimiento científico y, al mismo tiempo,
tiende a ser conservadora.
Capítulo 5. Desafíos de los abordajes cualitativos y su especificidad en el campo de la
salud
con los participantes, una buena investigación que arroje resultados que contradigan los
consensos establecidos se pondrá necesariamente en entredicho por los interesados:
no sólo los sujetos pueden tener interés en sostener su propia versión sobre la realidad
en que viven, sino también los científicos cuyo prestigio se basa en cierta concepción
acerca de aquellas realidades. ¿Esto invalidaría de todos modos dichos resultados?
Y, en sentido inverso ¿qué sucedería si los resultados de una investigación contribuyeran
a reforzar prejuicios preexistentes? ¿O relaciones de desigualdad, preconceptos,
estigmatización? Esto nos reconduce a los debates mencionados arriba respecto de los
aspectos éticos. Porque un posible criterio para valorar la calidad de un proceso
cualitativo es el cuidado que se haya puesto, la atención que se haya prestado, a posibles
efectos de desigualdad producidos por la puesta en marcha del proceso investigativo.
Con esto nos referimos, básicamente, a los réditos económicos y de reconocimiento que
puedan resultar de una investigación, además de a los resultados en términos de nuevos
conocimientos. Lo comentado sería una dimensión de la investigación que también
admitiría la validación externa.
Para ambas ópticas de validación, por otra parte, se han utilizado otros términos
vinculados con la calidad, como la “autenticidad” (a falta de un criterio considerado
objetivo y unívoco sobre la realidad), también calificada como “ontológica” como
criterio de “equidad” o de “justicia”. Todos estos conceptos remiten a lo que aquí hemos
presentado como la necesidad tanto de recuperar la complejidad de las perspectivas de
primer grado (fundamentalmente, su carácter plural, ambiguo y contradictorio) como
de reelaborarlas para producir conocimiento de segundo grado. Regresamos con ellos,
de esta manera, al núcleo de los debates presentados.
Resumiendo lo presentado, diremos que todos los procesos de validación externa han
sido problematizados en términos de calidad. En ese sentido, según se ha señalado, es
probable que tanto abordajes como resultados innovadores o que puedan contradecir
lo establecido hasta el momento sean invalidados por motivos meramente
tradicionales, que no hagan a la calidad de estrategias o datos. Habida cuenta de que
toda novedad radical desafía las relaciones de poder y jerarquías preexistentes en
cualquier campo; en lo específico del conocimiento, esto va acompañado de una
desautorización de los saberes previos.
Determinar qué resulta conveniente y qué no aparece entonces como una práctica que,
por situada, no puede considerarse neutral u objetiva desde los paradigmas que
informan las estrategias cualitativas.
Capítulo 5. Desafíos de los abordajes cualitativos y su especificidad en el campo de la
salud
Contrariamente a lo que suele pensarse, los sentimientos están presentes en toda tarea
científica, y de hecho son los que nos proveen la persistencia necesaria. Sería largo —y
excedería los límites de este libro— enumerar las distintas formas en que aquellos se
ponen en juego a lo largo del proceso de conocimiento, y lejos estaríamos por otra parte
de lograr una mención exhaustiva. Desde el punto en que las estrategias cualitativas
parten de reconocer que quien conoce siempre es un sujeto, al igual que quien es
conocido, resulta ineludible señalar que el proceso de producción de conocimientos se
encuentra atravesado por sensaciones, emociones, contrariedades. La comunicación
de al menos una parte de ellas —esa parte que más ha condicionado el libro de la
investigación, por ejemplo, en cuanto a la interacción con los participantes— puede
convertirse en un criterio interesante para valorar la calidad de un reporte de
investigación cualitativo.
En la medida en que todo conocimiento resulta de un proceso de producción, resulta
interesante transmitir las vicisitudes concretas de la tarea. Lo emocional forma parte
del contexto en que se produce la investigación; puede ser a través de cierto temor que
nos produzca un escenario o una situación, a través del acuerdo que sintamos con las
razones de algunos, o la bronca que nos genere la injusticia que atraviesan otros.
También puede ser por la sensación de falta de relibros suficientes (de tiempo, de
formación, de relibros tecnológicos) y la impotencia que genere esto en el trabajo de
campo. Sensaciones como la incertidumbre o el desconcierto, por otra parte, integran
casi ineludiblemente el gesto de aventurarse en la elaboración de un conocimiento
novedoso.
Para un proceso de reflexividad enriquecida, el intercambio con colegas y otro tipo de
pares resulta clave, porque permite percibir conflictos, entrever libros alternativos de
acción y revisar las implicancias de cada toma de decisión. Por lo anterior, y dado que
no siempre se investiga en equipo además de que no siempre los equipos están
igualmente abiertos a los disensos internos, resulta recomendable proveerse instancias
que posibiliten estos intercambios del trabajo en proceso (a través de libros, jornadas,
grupos de estudio, etcétera). Por otra parte, debemos mencionar que aun cuando no
sea desarrollada por un equipo, una investigación nunca es puramente “individual”,
aun cuando el financiamiento o el encuadre (por ejemplo, un trabajo de tesis) sí lo sean.
La investigación se produce en el marco de soportes institucionales, o bien en su
ausencia. Estos elementos, enfocados y recortados según el recorrido disciplinar de
quien investiga, forman parte de las condiciones de producción de una investigación.
Otras condiciones de producción, más obvias, son el tiempo y los relibros disponibles,
las autorizaciones necesarias para entrar al campo, etcétera.
Cuando hablamos de reflexividad, y lo que nos interesa es valorar la rigurosidad de esta,
los aspectos que venimos señalando necesariamente condicionaron la toma de
decisiones (incluyendo la vigilancia sobre implicancias éticas), por lo que debieron ser
registrados, y por tanto deben a su vez estar incluidos en el reporte de investigación,
Capítulo 5. Desafíos de los abordajes cualitativos y su especificidad en el campo de la
salud
para que los resultados se comprendan a la luz de las condiciones en que fueron
producidos.
Reflexividad y explicitación van de la mano. Puede considerarse desde esta perspectiva
que un buen reporte de investigación es aquel que incluye, junto con los hallazgos,
información respecto de cómo se produjeron aquellos, remitiendo cada una de las
afirmaciones que se haga sobre lo encontrado al contexto y modo específico en que
fuera obtenido. Esto atañe al clima del trabajo de campo, los informantes, las técnicas
que fueron aplicadas y la modalidad de dichas aplicaciones, etcétera.
Recuperando las ideas de flexibilidad y reflexividad como aspectos centrales de una
investigación cualitativa de calidad, es posible identificar como buenos reportes —
producto a su vez de buenas investigaciones— a aquellos que incorporan referencias al
proceso de construcción de datos. Esto nos orienta respecto de tomar en consideración
en qué medida un abordaje cualitativo siguió fases predeterminadas (procedimiento
que entra en tensión con los aportes específicos de estas estrategias) o bien se
realizaron procedimientos que se fueron monitoreando y desarrollando según las
necesidades que iban emergiendo en el trabajo de campo. Junto con lo anterior, por
supuesto, es preciso valorar las argumentaciones en que se apoya el reporte de qué fue
hecho y cómo. En definitiva, es un criterio de calidad haberse dejado afectar por lo
encontrado en el trabajo de campo, tanto como el que toda toma de decisión respecto
de aquel esté debidamente justificada (lo cual no se puede valorar en abstracto, sino en
la medida del conocimiento de que disponía quien investigaba al momento de tomar
aquella decisión sobre el rumbo de su acceso o permanencia en campo, muestreo,
técnica a utilizar, etcétera).
Resumiendo lo anterior: la explicitación de alcances y límites de lo afirmado, junto con
la flexibilidad como parte del despliegue de la estrategia, vuelven más veraz el proceso
completo de producción de conocimiento. Dado que estas estrategias están
caracterizadas por la reflexión crítica, y la ausencia de formatos preestablecidos sino
más bien la corrección de abordajes siempre situados contextualmente, la construcción
de conocimiento debe ser entendida como condicionada. No se trata de un estándar de
cientificidad en sentido estricto, pero sí de coherencia y, por tanto, calidad.
Es por esto que lo más ético resulta realizar aquella investigación siempre que esté en
condiciones de producir conocimiento de calidad, pero además novedoso.
En tensión con lo anterior, en algunos ámbitos o algunos autores proponen como
criterio de calidad el grado de contribución a la resolución de problemas concretos en
términos de transferencia investigativa (sea lo que fuera que se entienda por este
concepto, que también por supuesto es polisémico y abierto a debates). Lo cual a su vez
tiene resonancias con una vieja discusión respecto de las prioridades de financiamiento
en investigación científica (discusión mucho más general que lo que específicamente
refiere a las estrategias cualitativas de investigación social), en torno de la priorización
de investigación básica o aplicada, no sólo en cuanto a ciencias tradicionalmente
consideradas como “duras” sino también en cuanto al financiamiento de la formación y
el estudio en disciplinas como la filosofía. Cuando el parámetro de valoración acentúa
la importancia de investigaciones que brinden herramientas directas para afrontar
situaciones urgentes, o graves, o masivas, se tiende a poner en entredicho la necesidad
de una mirada que no se reduzca a lo inmediato —que es en definitiva el sustento a
mediano y largo plazo del desarrollo científico. Las miradas cortoplacistas suelen dejar
por fuera de observación el carácter histórico de la producción de conocimientos,
mientras que las de mediano y largo plazo permiten observar cómo se recuperan y
retroalimentan preguntas que no parecen tener conexión con los problemas concretos
de una coyuntura cercana, mientras que sí muestran absoluta relevancia en términos
de proyección. Por lo anterior, cuando se toma como criterio de calidad de una
propuesta el aporte a situaciones problemáticas que le son contemporáneas, se corre el
riesgo de perder de vista la dinámica histórica de la producción de conocimientos,
restando insumos al desarrollo del conocimiento científico.
La historia de las ciencias muestra que los grandes desarrollos surgieron a partir de
principios cuyo estudio estuvo vinculado más a un interés teórico que a un interés
práctico; principios surgidos de la investigación desvinculada de la aplicación concreta.
Para el campo de salud, con una fuerte tendencia prescriptiva (es decir, a concluir de
qué manera son los fenómenos y qué debe hacerse ante ellos), esto es una señal de
advertencia, porque la demanda de soluciones que por definición recibe continuamente
nuestra área puede llevar a perder de vista aquello aún más que en otros campos.
Asimismo, fijar como criterio de calidad el aporte a la resolución de problemas puede
llevar a condicionar los resultados o realizar interpretaciones forzadas. Desde este punto
de vista, hay quienes incluso se han preguntado si acaso un criterio de calidad para
valorar una investigación no sería acaso su honestidad respecto del limitado aporte que
podría realizar a una situación concreta. Fundamentando lo anterior, cabe a su vez
recordar que la realidad es siempre multidimensional, mientras que el conocimiento
científico para lograr sistematicidad requiere necesariamente partir de un recorte.
Finalmente, tensionando originalidad y transferencia como criterios, es posible
preguntarse en qué medida la priorización esquemática del segundo no podría poner en
Capítulo 5. Desafíos de los abordajes cualitativos y su especificidad en el campo de la
salud
entredicho la calidad en términos del primero. Puesto que nada garantiza que la
vacancia no provenga de la falta de rastreo sistemático por parte de quien la delimita,
sobrevalorar la transferencia podría llevar a la replicación de abordajes simples en
temáticas que ya han sido anteriormente abordadas desde tales estrategias, más que a
impulsar la creatividad que sería más propia de las propuestas situadas, distintivas de
estos paradigmas.
Para finalizar…
En este capítulo nos propusimos abordar dos temas polémicos y poco mencionados por
los actores involucrados en la investigación cualitativa en salud: la ética y la calidad.
Hemos planteado nuestro acercamiento a ambos buscando presentar debates
existentes. También hemos planteado algunos posicionamientos en términos de
criterios —es decir, haciendo referencia a lo que consideramos deseable. En todos los
casos, nos interesó señalar que suscribir la relevancia de ciertos criterios no implica
considerar que hay formatos únicos ni preestablecidos para valorar las investigaciones
concretas, siempre singulares. Tal vez la única excepción al respecto sea lo relativo a la
consistencia interna de los diseños, donde los elementos constitutivos se encuentran
relativamente consensuados (las distintas planillas de presentación de proyectos
pueden divergir en cómo agrupan o denominan a los elementos, pero estos en general
son constantes).
Comenzamos nuestro recorrido comentando aspectos generales de las estrategias
cualitativas tal como estas son entendidas en este libro, en función de ir desarrollando
los contenidos en base a esta explicitación inicial. De tal manera, incorporamos
elementos propios de estas aproximaciones y sus paradigmas subyacentes, y también
aspectos que desde una perspectiva problematizadora, análoga al tipo de enfoques que
las investigaciones cualitativas suelen utilizar para abordar los distintos fenómenos,
sobresalen como constitutivos de la producción científica de conocimientos en tanto
práctica social. A su vez, señalamos las implicancias de realizar un tipo de abordaje
investigativo infrecuente e incluso muchas veces desestimado o incomprendido en el
campo general de la producción de conocimiento en salud. Esto último nos permite
comprender la tensión que existe entre la imposición por responder a ciertos formatos
sedimentados como arquetípicos (en los que la estandarización aparece como sinónimo
de investigación rigurosa) y la necesidad de construir parámetros propios, respetuosos
de otras lógicas investigativas. En base a estos puntos de partida hemos abordado lo
relativo a la ética y la calidad.
Seguidamente nos centramos en lo relativo a criterios éticos, para lo cual fue necesario
incluir los debates en un nuevo marco: lo específico de los aspectos bioéticos, dado que
Capítulo 5. Desafíos de los abordajes cualitativos y su especificidad en el campo de la
salud
Bibliografía de referencia
Capítulo 6
El reporte de resultados de
investigaciones cualitativas. Puntos de
encuentro con las convenciones en
revistas indexadas de salud 18
Para sostener y finalizar el desafío propuesto para este libro, abordaremos un tema que
habitualmente presenta dificultades: la escritura. Pero no lo abordaremos simplemente
en términos generales, sino que además lo haremos siguiendo un desafío mayor, como
es pensar la escritura de reportes finales de investigación bajo formatos que en principio
parecen ajenos. Y además, lo haremos bajo la convicción de que es posible no sólo
negociar con esos formatos, sino también reapropiarlos en función de desplegar uno
de los principios fundantes de las estrategias cualitativas —la concepción de que los
resultados de una investigación no resultan de un reflejo de la realidad, sino de la
construcción de un abordaje singular de la misma.
La escritura en la investigación tiene un lugar tan medular como habitualmente dado
por supuesto. Como si no se aprendiera, o como si dependiera exclusivamente del
talento personal o del grado de profesionalismo adquirido en base a otras experiencias,
distintas de la escritura. Esto no es casual, sino que plantea una continuidad con el lugar
que la escritura tiene en las distintas formaciones disciplinares y carreras de grado y
posgrado.
En el campo de la salud y en lo atinente específicamente a la publicación de resultados
de investigaciones originales, el formato que mayor jerarquía fue ganando en los últimos
años en tanto indicador de “cientificidad” reconoce preocupaciones y orígenes en
principio ajenos a las ciencias sociales. Como resultado, el paper, tal como se utiliza en
las revistas de ciencias de la salud que proveen de y se dirigen a un público
interdisciplinario, suele resultar un obstáculo para la publicación de resultados de
estrategias cualitativas en buena parte de las revistas indexadas de este campo. No es
que ello sea necesariamente un requisito, sino que muchas veces se pierde la
oportunidad de decidir en qué revistas queremos publicar y qué lectores nos interesa
tener, optando habitualmente por aquellas revistas en las que resulta más viable
hacerlo, en función de las exigencias de formato.
18
Agradezco los comentarios y sugerencias que Marisa Ponce realizó al borrador de este material.
Capítulo 6 El reporte de resultados de investigaciones cualitativas
Es por ello que en este capítulo nos proponemos historizar los requerimientos del
subgénero paper como segmento específico del género “escritura científica”, atentos a
la definición de un género narrativo como aquel que instaura ciertos modos correctos
de decir en el marco de ciertas prácticas y relaciones sociales. A su vez, buscaremos
compartir modos posibles de apropiarse de este subgénero para el reporte de
investigaciones cualitativas. Esto implica de alguna manera tensionar los límites de
preocupaciones divergentes, para encontrar aquello que resulte convergente y que
permita, en caso de así desearlo, divulgar resultados de estas investigaciones en
formatos que las llevan a circular por campos disciplinares distintos de las ciencias
sociales. Cabe sostener la pregunta respecto de si lo anterior implica una diseminación
ampliada o bien la desustancialización de lo específico de las estrategias cualitativas. Sin
intentar acallar posibles debates, presentaremos aquí algunas rutas viables para
convertir las convenciones de escritura de artículos originales en ciencias de la salud, en
caminos transitables.
Comentado lo anterior, esperamos que al finalizar este capítulo ustedes puedan:
Presentación
es, para des- naturalizar su carácter científico a secas, y considerarlo como asociado a
un cierto modo de concebir el conocimiento científico, entramado a su vez en ciertos
procesos y tendencias.
En función de esto último, abordaremos lo relativo a escritura científica no en sí mismo,
ni mucho menos naturalizando un formato como si fuera el único posible para el reporte
de investigaciones, sino señalando particularidades y posibilidades de apropiación del
formato convencionalmente utilizado en revistas indexadas para el reporte de
investigaciones empíricas, para quienes han desarrollado investigaciones cualitativas.
A fin de cumplir con nuestro propósito, comenzaremos contextualizando y
problematizando el subgénero paper, para luego realizar sugerencias y
recomendaciones en caso de elegir la apuesta por reportar investigaciones cualitativas
en este formato.
19
Bajtín, Mijail (1998). Estética de la creación verbal. México: Siglo XXI
Capítulo 6 El reporte de resultados de investigaciones cualitativas
fallidos, titubeos, errores, vacilaciones, y todas aquellas marcas que acompañan a los
dislibros espontáneos, sobre todo cuando se trata de enunciados orales. Esto, a
diferencia de estilos más literarios, donde puede tener legitimidad ocultar estas marcas
pretendiendo “dejar hablar” o “dar la voz” a los sujetos, que suele ir de la mano con
estrategias de redacción que buscan provocar en el lector la sensación de encontrarse
con esa situación o con esa persona que nos interesa poner en conocimiento 20.
Volviendo a las comunicaciones que explícitamente son reconocidas en el campo de
ciencias de la salud —campo interdisciplinario por definición— como “científicas”,
desde ya que esta valoración nos remite a la discusión respecto de qué es el
conocimiento científico. De manera aledaña, nos puede llevar a debates
epistemológicos respecto del carácter de verdad de los enunciados, y respecto de la
univocidad o multiplicidad, del carácter consensuado y establecido o bien polémico y
provisorio, del conocimiento. Si bien no es la finalidad de este capítulo aventurarse por
esas tangentes, tampoco lo es desconocer los supuestos e implicancias de considerar sin
más como “científicos” determinados formatos. Porque el propio concepto de ciencia
es histórico, se va transformando continuamente, y admite distintas versiones
contrapuestas.
Es en este terreno donde las estrategias cualitativas, informadas por tradiciones y
preocupaciones propias de las ciencias sociales, tienden a ocupar un lugar incómodo.
Posición desde la cual es difícil hablar en nombre de las propias singularidades sin que
estas sean percibidas como defectos, en contraposición con los modelos centrales del
conocimiento científico. Ahora bien, antes que insistir en las singularidades de las
estrategias cualitativas, a lo cual hemos dedicado buena parte del capítulo anterior, aquí
nos proponemos pensar en puntos de encuentro, de acuerdo o negociación con los
modelos convencionales de ciencia, advirtiendo que pueden proveer algunos beneficios
para los procesos de investigación en general.
Lo que presentaremos en este capítulo en términos de escritura y producción de
conocimiento se asemeja al formato de escritura que suele tenerse más naturalizada
para la etapa de diseño de una propuesta. Porque aun cuando las ciencias sociales
acostumbran comunicarse con productos escritos donde las preocupaciones estilísticas
muchas veces lindan con lo ensayístico y literario, el momento de presentar un diseño
suele incluir la aceptación de formatos más bien rígidos y estandarizados, y la necesidad
de explicitar procedimientos, enfoques y conceptos. Partamos entonces de recuperar
esta experiencia: la propia de la escritura en fase de diseño.
En este sentido, resulta interesante señalar que el diseño es una etapa donde la
escritura juega un rol comunicativo singular, puesto que requiere alcanzar eficacia
20
Esto puede verse con frecuencia en libros concebidos desde un enfoque biográfico, donde en
ocasiones se busca adrede mostrar el relato como si hubiera aparecido espontáneamente, omitiendo la
intervención del investigador al reconstruir esa historia —postura que a su vez es objeto de intensos
debates.
Capítulo 6 El reporte de resultados de investigaciones cualitativas
21
Esta afirmación se fundamenta en los mismos paradigmas sobre los que venimos trabajando, dado
que implica comprender al conocimiento como resultado de un proceso histórico de construcción, en
Capítulo 6 El reporte de resultados de investigaciones cualitativas
sean consultadas, y por tanto que publicar en ellas otorgue mayor visibilidad a los
artículos.
Conocer la existencia de plataformas indexadas es fundamental, puesto que este es el
formato que acompaña la preeminencia del subgénero paper, mientras que las
publicaciones en formato libro no poseen este tipo de parámetros ni figuran en bases
de datos 22. Es preciso señalar que las revistas indexadas poseen distintas secciones, de
las cuales en principio hay sólo algunas que reportan resultados orinales de
investigaciones (otras son reseñas, comentarios, sistematizaciones o “metaanálisis” —
subgénero propio de salud—, relatos de experiencias, etcétera). El formato que aquí
abordaremos como específico del paper en general distingue las secciones de
investigaciones originales, pero muchas veces en las revistas de salud su impronta
también gravita en las restantes.
Cabe advertir que mientras inicialmente el movimiento internacional de acceso abierto
pugnó por la democratización del conocimiento científico (tanto en cuanto a su
producción como a su diseminación), la normalización de este formato fue a su vez
procesada bajo lógicas preexistentes, por lo que la medición del impacto de las
publicaciones (la cantidad de lectores y de citas) llevó a que el imperio de la
productividad pugnara con el de una democratización efectiva y de calidad. El paper
como formato ha jugado un rol clave en la configuración de una arena de disputa en la
que tienen lugar estos procesos. Es por ello que entendemos que la destreza para
expresarse bajo estas convenciones (o su falta) responde a y tiene impacto en
dinámicas macrosociales respecto de la producción de conocimiento científico.
El subgénero paper
22
Es preciso señalar que las revistas de ciencias sociales aún cuando estén indexadas no plantean el
formato que aquí abordaremos, lo cual las particulariza en el universo general de revistas indexadas,
que sí lo hacen.
Capítulo 6 El reporte de resultados de investigaciones cualitativas
Las ciencias sociales, tanto por las temáticas que abordan como por las instituciones que
avalan su producción, cuentan con dificultades para equiparar a las ciencias “duras”
(biomedicina y ciencias exactas) en cuanto a indicadores bibliométricos y
cientificométricos, dado que tienden a responder a preocupaciones de orden más bien
local y difícilmente generalizable. En proporción, sus artículos son menos citados a nivel
internacional, y las tradiciones aparecen más apegadas a los centros de producción de
conocimiento (es decir que producción y lectura tienden a seguir un formato más
endogámico). Desde las ciencias sociales puede problematizarse el estatus diferencial
de lo hegemónico, en términos de jerarquías entre los campos de conocimiento (a su
vez, conectadas con jerarquías sociales de otros órdenes), así como problematizar el
supuesto de una comunicación unívoca, exenta de polisemia. Pero también es posible
pensar en apropiarse del formato y dar disputa por la inclusión en ese campo validado
como “científico” en lugar de renunciar a él.
Cabría sostener que revertir las dificultades de formación de grado y posgrado en la
escritura científica bajo formatos normalizados (como el IMRD) podría contribuir a un
mejor desempeño en cuanto a los metadatos que hoy son necesarios para la valorización
internacional del conocimiento científico. Y esta, a su vez, podría aumentar la visibilidad
de las producciones (incluso, tal vez, dados los parámetros en boga, su credibilidad). Es
desde esta apuesta que nos paramos cuando decidimos “traducir” los hallazgos de una
investigación cualitativa bajo el formato normatizado de papers en ciencias de la salud.
En principio cabe recordar que, si entendemos que la escritura científica es un género,
lo que lo vuelve comprensible es la socialización en la comunidad discursiva que lo
utiliza. Dicho lo anterior, para familiarizarse con este subgénero de escritura es
fundamental leer comunicaciones escritas bajo este formato . Para conseguir escribir
un artículo científico en formato IMRD, es necesario antes leer con la mayor asiduidad
posible otros papers.
buscar formas de reponer qué se hizo y qué se encontró del modo más claro posible.
El reporte se estructura en distintos elementos o secciones. Cada una de ellas excluye
a las restantes, esto quiere decir que se conectan sin superponerse. Cada sección debe
incluir un tipo de información específica, que tiene que aportar el conocimiento
necesario y suficiente para comprender las restantes, y limitarse a proveer el que es
necesario a fin de esta presentación conjunta. Esto implica tanto la consistencia
interna como la armonización de los elementos presentados.
Para cumplir con el cometido de este formato de reporte, es preciso identificar la
descripción como operación fundamental de la escritura, escindida de la
argumentación, que aparece en segundo lugar para respaldarla. La descripción debe ser
sintética pero integral: lo que se presenta debe estar explicitado, evitando
sobreentendidos, y a su vez cada decisión presentada debe ir acompañada de su
justificación. Se deben evitar tanto los saltos descriptivos como los argumentativos,
ciñendo el desarrollo del texto a la cuestión acotada de qué se investigó y qué es lo que
esto permite concluir. Esto implica, por ejemplo, evitar relacionar aspectos concretos
con posicionamientos generales de orden ético o político. El reporte describe
centralmente qué se hizo y con qué resultados, todas las declaraciones acerca de
concepciones generales tienen que reducirse al mínimo y presentarse únicamente en la
medida en que justifican decisiones procedimentales.
Dadas las normas del género “escritura científica”, la credibilidad de lo expuesto tiene
que ver con aquella precisión. Incorporar estas pautas implica focalizar el reporte en la
descripción de procedimientos y resultados. Si comparásemos estas dos secciones con
la estructura narrativa, podríamos decir que allí se encuentra el “nudo” de lo presentado
(siendo las restantes la introducción al nudo y luego su desenlace). Resulta notorio cómo
al incorporar estas pautas también se modifica la valoración de lo leído, y se comienza a
exigir a los escritos ajenos una claridad de la que poco a poco se detecta su ausencia.
En este sentido, leer reportes científicos implica esta exigencia de austeridad
argumentativa, y se tiende a desconfiar de aquellos artículos que declaman adhesiones
a grandes postulados teóricos pero cuyos procedimientos y resultados no son
reportados con el detalle necesario. En un punto, es como si el acuerdo tácito fuera que
convalidar procedimientos y resultados no debería implicar compartir posicionamientos
teóricos o ideológicos. Los resultados deben valer por sí mismos, independientemente
del fin último de la investigación. Por dar un ejemplo concreto, el acuerdo o desacuerdo
con pensar la salud desde una perspectiva de derechos no debería incidir en que se
convaliden ciertos procedimientos y resultados; es por esto que lo relativo al derecho a
la salud debería tener únicamente una parte modesta, en caso de aparecer, al momento
de escribir un paper. Este tipo de principios suelen convertirse en un obstáculo para los
reportes de investigaciones sociales, algo a lo que volveremos más abajo.
Consistencia y autonomía del reporte requieren reponer en el cuerpo del artículo todo
Capítulo 6 El reporte de resultados de investigaciones cualitativas
Armonización de elementos
Si bien habitualmente el formato convencional de los papers es referido como IMRD, y
en algunos casos se incluyen referencias a la sección “conclusiones”, el formato en su
totalidad incluye como elementos centrales, absorbidos por las mismas exigencias del
género, al título, el resumen y las palabras clave. Resulta fundamental visualizarlos al
momento de trabajar en la consistencia interna, armonizando los distintos elementos.
La fluidez del escrito requiere que éste esté centrado en un eje vertebrador. Si se logra
hacer coincidir ese eje con el título, es más probable que el proceso de armonización
interna sea exitoso, toda vez que se “mida” para con el título el estar desarrollando un
escrito que se encuentra estrictamente bajo su órbita.
Cabe advertir que, en un escrito breve, aspectos que hacen a la fluidez de la lectura
ocupan un lugar clave. De esta manera, que el peso dado a cada sección, medido incluso
en cantidad de párrafos, sea equivalente, contribuye a acompasar el recorrido del lector
por el texto. Sobre todo, considerando que los potenciales lectores no se centrarán
únicamente en el artículo presentado, sino que este será revisado junto con muchos
otros, por lo que la uniformización de estilos contribuirá con su incorporación al
procedimiento de revisión.
El proceso mismo de la escritura se presta a seguir modos personalizados: hay quienes
eligen empezar por el título y quienes eligen dejar esto para el final; quienes prefieren
comenzar por la sección de resultados y quienes por la de métodos; qui enes prefieren
escribir libremente y luego organizar los párrafos según secciones y quienes encuentran
más ordenado seguir la estructura de las secciones para desarrollar sus ideas, y así
sucesivamente. Lo fundamental es que el producto sea un todo coherente y articulado.
Capítulo 6 El reporte de resultados de investigaciones cualitativas
Para lograrlo, suele ser imprescindible revisar varias veces lo escrito, acoplando lo que
haya quedado desacoplado (eliminando o agregando, explicitando o sintetizando).
Nuevamente, la reescritura como procedimiento ocupa un lugar clave. “Estacionar” el
escrito y releerlo permite recortar referencias accesorias dejando únicamente las que
resultan orgánicas para con el planteo realizado.
23
Utilizamos el término “negociar” en sentido análogo al que Eduardo Menéndez utiliza el término de
“transacciones” desde una perspectiva gramsciana: en referencia a los puntos de encuentro y
reapropiación que se producen en el marco de relaciones de hegemonía/subalternidad. Véase por
ejemplo Menéndez, Eduardo (2003) Modelos de atención de los padecimientos: de exclusiones teóricas y
articulaciones prácticas. Ciência & Saúde Coletiva 8 (1)
Capítulo 6 El reporte de resultados de investigaciones cualitativas
separar secciones, es en la clarificación del origen de los conceptos. Esto es algo central
para las estrategias cualitativas, fundadas en buena medida en distinguir los conceptos
teóricos iniciales que movilizaron el interés del investigador de las conceptualizaciones
propias de los sujetos (“nativas” o “émicas”), y de los conceptos emergentes que de
manera inductiva se va necesitando acuñar para poder presentar lo encontrado en
campo.
En todos los casos, algo fundamental que un reporte cualitativo debería cuidar, es que
nada de lo presentado deje la idea de que quien investigó únicamente se dedicó a
constatar lo que existía de manera autoevidente. El proceso de construcción de datos
tiene que ser mostrado de manera clara (incluyendo los aspectos interactivos y de
implicación de quien investiga), así como la circunstancia y modalidad en que se
obtuvieron los que se presentan como resultados. A contrapelo de los textos que
provienen de otras estrategias, lo anterior implica cuidar, al interior de cada sección, la
terminología empleada. Por ejemplo, en lugar de decir “los adolescentes piensan que…”
lo correcto es decir “ante la pregunta por… los adolescentes entrevistados respondieron
que…”. O en lugar de decir “se observó que…” se debe dar cuenta de quién, cómo y bajo
qué condiciones observó lo que se presenta. A su vez, es preciso evitar pal abras como
“se evidenció que…” o “se constató que…”, dado que también invisibilizan los procesos
de construcción de datos.
Finalmente: al tratarse de un texto condensado, resulta imprescindible incluir
únicamente lo relevante, y esto demanda definir y seleccionar qué lo es y qué no. A su
vez, implica discernir el grado de generalidad o de detalle con qué es comentado cada
uno de los aspectos —la bibliografía previamente disponible, los procedimientos, los
hallazgos, las interpretaciones posibles. El trabajo intelectual que requiere este armado
puede resultar altamente capitalizable para la revisión de la experiencia investigativa,
dado que a su vez produce conocimiento novedoso en la misma organización de los
datos.
A continuación, mostraremos algunas opciones que pueden resultar útiles para el pasaje
general de investigación cualitativa en formato IMRD, para luego detenernos en lo
específico de cada una de las secciones.
Reconstruir la lógica
Desde un paradigma interpretativo, la autonomía y consistencia interna de un artículo
científico conllevan el imperativo de brindar al lector elementos suficientes para juzgar
por sí mismo los resultados, en función de cómo se construyó el objeto y cómo se
realizó el trabajo de campo.
Por otra parte, considerando el carácter abierto y flexible de las estrategias cualitativas,
Capítulo 6 El reporte de resultados de investigaciones cualitativas
Organizar la información
Que las secciones sean sólo cuatro no implica la necesidad de que lo único que funcione
como título sea el nombre de la sección. Por el contrario, en muchos casos la utilización
de subtítulos clarifica lo presentado.
Siguiendo con la lógica del formato, en caso de incluir subtítulos estos deben ser claros,
y orientarse a especificar cuál es la información que se presenta abajo. Cabe señalar que
el reporte siempre implica modos particulares de agrupar la información (sea esta
referida a los antecedentes, a los procedimientos, a lo encontrado en campo, o a la
interpretación de esto último). Por lo cual, sin abusar ni universalizar este relibro, los
subtítulos pueden resultar elocuentes y simplificar la exposición cuando se logra armar
Capítulo 6 El reporte de resultados de investigaciones cualitativas
Respetar la pluralidad
Pese a que se opte por realizar un recorte ad hoc para el artículo, las aproximaciones
cualitativas permiten captar contradicciones, tensiones, ambigüedades, matices,
diversidad de manifestaciones, que suelen constituir una de las fortalezas específicas de
estas investigaciones. Los artículos cualitativos ganan riqueza al señalar lo
heterogéneo, evitando remitir únicamente a los aspectos más consensuales o
frecuentes.
Un relibro útil para mostrar lo heterogéneo de manera breve y sintética es el armado
de tipologías: clasificar el tipo de reacciones ante una situación, o de motivaciones que
llevan a una determinada elección, o de eventos implicados por una trayectoria, o de
funciones cumplidas por ciertos trabajadores, o lo que fuere que estemos investigando.
Por ejemplo, ¿qué tipos de reacciones encontramos ante el diagnóstico de un tumor
maligno? O ¿qué tipos de motivaciones llevan a inscribirse en una licenciatura en
Capítulo 6 El reporte de resultados de investigaciones cualitativas
24
Por ejemplo, la Revista Argentina de Salud Pública, en acuerdo con actores internacionales del campo,
sugiere la utilización de los Descriptores en Ciencias de la Salud (DeCS)
Capítulo 6 El reporte de resultados de investigaciones cualitativas
Introducción
La sección de “introducción” requiere una capacidad de síntesis considerable: condensa
distintos elementos de una investigación, algunos de los cuales pueden provenir incluso
de lo elaborado para la etapa inicial de diseño. Nos referimos a lo que podría
comprenderse como marco teórico, estado de la cuestión, planteo del problema y
justificación (incluyendo dentro de esta última lo relativo a situaciones y escenarios
locales, que requieren ser explicitado ante lectores que no conocen el contexto).
Las investigaciones en salud suelen tener la particularidad de fundamentarse a partir de
datos sanitarios o epidemiológicos, que podrían ser considerados como un problema
empírico, en base a los cuales, y habiendo seleccionado un determinado enfoque,
construir un problema de conocimiento. Para la presentación de escenarios, actores,
programas, etcétera, lo que importa es describir brevemente a qué tipo pertenecen y/o
qué los distingue —resulta insuficiente mencionar únicamente la denominación local
con la que se los conoce. En primer lugar, porque el nombre no justifica qué aspecto de
aquellos fue tomado en consideración para su selección. En segundo lugar, porque el
texto tiene que poder ser comprendido de igual modo por lectores que conocen el
contexto que por quienes no.
En el formato paper puede resultar de interés recuperar brevemente a modo de
contexto aquellos datos previamente disponibles sobre la situación empírica
problemática que dio origen a la investigación, dado que es un modo de captar la
atención de potenciales lectores —quienes tal vez a priori ni considerarían relevante leer
una investigación cualitativa pero que, motivados por el interés acerca de la cuestión
sanitaria, pueden sorprenderse y encontrar un corte de datos para ellos desconocido.
Con frecuencia lo anterior coincide con la delimitación de un área temática, que a su vez
plantea la convergencia con otros posibles abordajes, distintos de la investigación social
cualitativa. Cabe advertir nuevamente que, siendo que el artículo puede representar un
recorte de la investigación, los aspectos del problema empírico mencionados deben
coincidir con los que efectivamente aborda el artículo.
Para una investigación cualitativa no resulta suficiente describir un problema empírico
o situación concreta problemática para formular un problema de conocimiento: es
preciso comentar desde qué perspectiva o enfoque se ha encontrado un vacío de
conocimiento acerca de aquel fenómeno. Todo problema de conocimiento se construye
desde una mirada informada teóricamente, nunca se trata de un mero reflejo de la
realidad existente. Es por ello que, seguidamente, es recomendable presentar la
construcción del problema de conocimiento —un vacío en el conocimiento previo
disponible, abordado desde cierto enfoque. Lo cual plantea el desafío de sintetizar qué
temas fueron indagados anteriormente y desde qué perspectivas, qué vacancia
delimita aquello; desde qué perspectiva se eligió abordar dicha vacancia y por qué .
Insistimos: dada la síntesis del formato, esto debe ser realizado sin incluir grandes
debates teóricos sino ateniéndose a presentar elementos centrales, y siempre en
Capítulo 6 El reporte de resultados de investigaciones cualitativas
relación con el recorte elegido para el artículo. Como se trata de un texto condensado,
debe conjurarse el riesgo de que lo dicho asemeje al sentido común: es a partir del
conocimiento previo disponible que se han observado ciertos aspectos de cierto modo.
El nivel de análisis desde el cual se plantea el problema debe estar en consonancia con
la propia indagación y los resultados que se presenten en el artículo. El grado de
generalidad de los enunciados debería llevar al lector a preguntarse por la escala del
escenario concreto (institución, barrio, servicio, etcétera), sobre el que versa el resto
del artículo. Por ejemplo, plantear como preocupación si se garantiza la accesibilidad
con la sola apertura de un nuevo hospital no nos remite a la indagación sobre la
extensión horaria de un servicio.
Conviene recordar que en esta sección se presentan los conceptos clave, y que ellos
deben estar en consonancia con el título, al tiempo que ser los mismos que vertebrarán
las siguientes secciones. Los conceptos clave son aquellos que gravitan a lo largo de todo
el artículo, y deben ser aludidos siempre de idéntica forma. Es recomendable brindar un
tratamiento equivalente a cada uno de los conceptos, mencionando su origen,
definición y autores relevantes en todos los casos. Dada la síntesis, puede resultar
simplificador construir el recorte en base a la articulación de dos o tres conceptos, y
entramar la totalidad del artículo a partir de ellos. Por otra parte, es indispensable evitar
el formato monográfico. No se trata de desarrollar la perspectiva de un autor ni de
presentar un debate teórico, sino de presentar aquellos conceptos que se operativizaron
en la concreción de una investigación empírica. Los artículos originales no son espacios
para dar aquellas discusiones: hay otras secciones de las revistas indexadas cuyo
propósito es recibir este tipo de propuestas (es posible encontrarlas rastreando los
portales de acceso abierto en las “instrucciones para autores” de las distintas
publicaciones). Dada la brevedad del texto, sólo deben incluirse las palabras necesarias,
evitando las redundancias. Todos los relibros de énfasis o los rodeos de gentileza quedan
por fuera de este género comunicativo. No obstante, no es posible reemplazar los
párrafos por glosarios al momento de ofrecer definiciones.
Cabe advertir que, dada la pretensión de cientificidad, todas las afirmaciones
realizadas deben estar debidamente fundamentadas. En esta sección, ese fundamento
se obtiene en las fuentes referenciadas. Vale decir que todo aquello que se afirme debe
estar respaldado por literatura específica, convenientemente citada en la sección
correspondiente. No resulta válido en este subgénero realizar afirmaciones que apelen
al sentido común o a presupuestos, como por ejemplo “todos sabemos que…”, “está
establecido que…”, “como ya fue dicho…”. Tampoco omitir referencias en los casos
donde se asumen propiedades o características de fenómenos o conceptos. También es
preciso evitar desviarse de los conceptos clave, realizando únicamente afirmaciones que
remitan a la cuestión central del artículo. Dado que las investigaciones cualitativas se
caracterizan por la diversidad de enfoques, es preciso a su vez no dar por sentado que
el lector comparte la misma orientación que quien escribe, por lo que también conviene
Capítulo 6 El reporte de resultados de investigaciones cualitativas
Material y Métodos
Esta sección debe su nombre a investigación de tipo más experimental; algunas revistas
conservan estos dos términos mientras que otras directamente utilizan el de “métodos”.
Más allá del nombre original y sus posibles acepciones, lo que se reporta en esta sección
son los procedimientos. Una vez presentado el foco y dejado por fuera del artículo todo
aquello que no guarde consistencia con este recorte, el desafío siguiente es describir a
un mismo tiempo de manera sintética y con el mayor detalle posible, los
procedimientos utilizados para construir los resultados que se reportan en el artículo.
Nuevamente se trata de reconstruir la racionalidad de una estrategia que puede
representar sólo una parte de lo realizado. Es importante insistir en que sólo se
Capítulo 6 El reporte de resultados de investigaciones cualitativas
presentan los procedimientos que llevaron a construir los resultados que se muestran.
Los elementos centrales de esta sección son los criterios utilizados para la selección de
contextos, unidades de análisis y técnicas, y la descripción de lo específicamente
realizado. La expertise de quien reporta se pondrá de manifiesto al definir en qué casos
es apropiada la enumeración de contextos, unidades de análisis o técnicas y en qué
casos es conveniente mencionar la categoría mayor a la que pertenecen (por ejemplo:
“servicios de alta complejidad” o la enumeración de los servicios hospitalarios en que se
realizó la investigación; “profesionales no médicos” o la enumeración de profesionales;
“entrevistas en profundidad y grupos focales” o técnicas cualitativas). Esto siempre
dependerá de la escala en que haya sido planteado el problema y en la que se presenten
los resultados. La única regla es lograr claridad, y que lo reportado pueda ser
comprendido de idéntico modo por cualquier lector, evitando a la vez detalles que lo
abrumen con información que no resulte relevante.
La expertise se pone de manifiesto en la valoración de los detalles. En este sentido, hay
detalles que sólo en algunas circunstancias modifican los resultados, mientras que en
otros no tienen incidencia —como por ejemplo el programa informático que se utilizó
para el procesamiento, o si se administró un consentimiento informado. Sólo deben ser
reportados cuando condicionan la comprensión de resultados. Por eso, sólo en cada
caso es posible conocer si el modo en que se contactó a los participantes, o si hubo casos
en que se rechazó participar de la investigación, por sólo dar algunos ejemplos, afecta
la valoración de lo encontrado. O si lo comentado sobre cierto aspecto apareció de
manera espontánea por parte de los participantes, o se les preguntó especialmente por
ese tema. O de qué manera se llevaron adelante las técnicas, si había otras personas
presentes, si se conocía de antemano a los participantes, entre otros aspectos. Incluso
en ocasiones puede ser relevantes las características físicas del investigador, dada su
inserción en el campo (por ejemplo, si se realizó una investigación sobre violencia en el
fútbol siendo mujer, o sobre interrupción voluntaria del embarazo siendo una persona
no gestante; si se realizó una investigación sobre población migrante y el propio origen
étnico permite reconocer a quien investiga como parte de esa colectividad a partir de
sus rasgos; o una investigación sobre obesidad siendo muy delgado, etcétera). A su vez,
las características de los contextos y unidades de análisis serán relevantes según la
pregunta u objetivo y/o según los resultados, por lo que es preciso comentar con
precisión los aspectos que resulten significativos, pero únicamente estos. Qué es
relevante incluir y qué no, sólo puede saberse en términos de consistencia interna del
artículo.
También en algunos casos puede ser de interés comentar la existencia de devoluciones
posteriores de resultados a los participantes, o incluso el haber brindado información,
asesoramiento o contactos en caso de que la temática abordada o la estrategia utilizada
implique considerar alguno de estos aspectos en términos éticos. Los resguardos éticos
efectivamente empleados (no las declaraciones, sino las prácticas concretas que se
Capítulo 6 El reporte de resultados de investigaciones cualitativas
Resultados
Como mencionamos arriba, esta sección es el núcleo del artículo: podría pensarse que
las previas sólo la introducen en función de otorgarle inteligibilidad y credibilidad,
permitiendo valorarlos apropiadamente, mientras que las posteriores se limitan a
sugerir posibles implicancias, alcances y límites. En esta sección se presentan los datos
que son relevantes en el marco del artículo y su correspondiente foco; no así, todo lo
concluido a partir de la investigación de origen, en caso de haber optado por un recorte.
El criterio de relevancia para presentar resultados debe ser fijado en función del artículo,
y esto puede modificar tanto el peso específico de cada una de las dimensiones
presentadas como el modo de hacerlo. Siempre la consistencia interna es clave para
valorar qué resulta pertinente incluir y qué no.
Esta sección permite abrir la riqueza de la investigación empírica, por lo que se debería
controlar aquellas conceptualizaciones que cierran o “encorsetan” los posibles sentidos
atribuidos a lo encontrado. Ejemplificando lo anterior, será mucho más rico describir
Capítulo 6 El reporte de resultados de investigaciones cualitativas
documentos escritos.
Por otra parte, recordando que las investigaciones cualitativas consisten en
interpretaciones de segundo orden, el uso de verbatims debe ser controlado: las frases
de las personas no agotan el sentido de lo que puede decirse, sino que vienen a ilustrar
algo que el investigador quiere comunicar. En este sentido, si bien la sección de
resultados describe lo encontrado en campo, siempre la exposición implica una
interpretación, realizada en distintos grados de resumen y generalidad, aun cuando se
eviten directamente las valoraciones. En otras palabras, si bien los datos cualitativos se
basan en las voces de los actores, lo comunicado por el artículo debe remitir a la
interpretación de segundo grado, que es la que se vincula con la autoría del mismo.
Recuperando a su vez lo comentado en el capítulo anterior, ante la tendencia que suele
existir respecto de generalizar lo encontrado, cabe recordar que la fertilidad específica
de los abordajes cualitativos consiste en encontrar matices, contradicciones, disensos,
aspectos que si bien son excepciones muestran que los fenómenos o significados
pueden ser de un modo distinto al más frecuente o habitual. Incluso cuando los propios
sujetos parecen concordar en una apreciación, resulta interesante recuperar los
múltiples sentidos que hay atrás de los aparentes consensos (por ejemplo, si
encontramos con recurrencia que un grupo de usuarios de cierto servicio mencionan
haber recibido “maltratos”). Resumir lo encontrado evitando mostrar únicamente lo
más frecuente es un desafío propio del reporte de investigaciones cualitativas.
Tanto en aras de la fecundidad de los abordajes cualitativos, como en atención a la
escritura científica, es necesario controlar el tipo de afirmaciones que se realizan: los
términos deben ser comprendidos de igual manera por cualquier lector, y el grado de
generalización debe ser apropiado (por ejemplo, no es lo mismo algo dicho por todos
los entrevistados que algo que todas las personas del grupo creen). Las generalizaciones
tienen que estar fundadas no sólo respecto del universo (no considerar que todos los
habitantes de un barrio creen algo cuando sólo se les preguntó a algunos, por ejemplo),
sino también respecto de los escenarios concretos que fueron abordados para la
investigación, y del tiempo en que fue realizada. En este sentido, poder identificar que
se está accediendo a un momento en el tiempo de procesos dinámicos y contradictorios,
por lo cual no es posible afirmar qué es lo que las personas “sienten”, sino lo que
manifiestan estar sintiendo en determinado momento. Así, al reportar lo encontrado es
importante mostrar los procesos como inacabados, en lugar de hacerlo como si se
tratara de realidades fijas e inamovibles. De hecho, una recomendación útil puede ser
evitar el uso del tiempo presente, remitiendo los enunciados o situaciones al
momento en que fueron escuchados u observadas.
Esta sección se ocupa de presentar lo encontrado en campo tal como fue obtenido, por
lo que se deben evitar tanto las generalizaciones que no resulten de lo concretamente
encontrado (por ejemplo, afirmando que “mientras duró la observación del centro de
salud, no se encontró a nadie en sala de espera y los profesionales también comentaron
Capítulo 6 El reporte de resultados de investigaciones cualitativas
no estar recibiendo demandas en esos días” en lugar de “los habitantes del barrio no
acuden al centro de salud”), como las teorizaciones que carezcan de referencias
empíricas (siguiendo con el ejemplo “la falta de accesibilidad al centro de salud
desalienta la consulta”). Así, por ejemplo, es posible incluir una afirmación de este tipo
“según se desprende de las entrevistas, el capital social de los usuarios puede resultar
un facilitador del acceso a los turnos médicos” siempre que, antes o después de ella, el
lector pueda conocer qué fue concretamente lo que encontramos y que nos llevó a sacar
aquella conclusión.
Finalmente, otra recomendación que puede resultar útil es tener presente la posibilidad
de incluir gráficos, tablas o cuadros, que pueden utilizarse para presentar
características de la muestra, para armar redes conceptuales que grafiquen relaciones
entre lo encontrado, o presentar tipologías —por mencionar algunos de sus usos más
frecuentes. En caso de apelar a estos relibros, se sugiere buscar un equilibrio con el texto
que permita desarrollar algunos elementos de manera más clara a través de lo visual,
sin replicar información ni compartimentarla.
Discusión
Mientras que los resultados describen lo encontrado tal como se accedió a aquello, la
sección de Discusión resulta oportuna para problematizar en qué medida se trata de
algo que podría ser más general, señalando posibles alcances y límites de lo
encontrado. Es la instancia en que se proponen posibles interpretaciones,
explicaciones, de valorar singularidades y recurrencias, en vistas del conocimiento
previo disponible. En la medida en que se presentan diferenciadas de los resultados, es
el momento de intercambiar con los lectores en calidad de pares, postulando
apreciaciones abiertas a debate.
En esta sección se pueden valorar lo encontrado según los procedimientos y según datos
acerca del fenómeno provenientes de otras fuentes. Se puede realizar contrapuntos con
trabajos anteriores, corroborando o polemizando con ellos a la luz de los hallazgos.
También, conceptualizarlos a la luz del marco teórico inicial, o bien comentar tensiones
o debates a partir del enfoque presentado. Asimismo, es posible comentar
posicionamientos respecto de lo encontrado, en términos de juicios de valor, siempre
que estén debidamente fundados en bibliografía. Esto implica que la sección de
discusiones puede ser un buen momento para proponer conceptualizaciones de orden
más abstracto, conectando el campo específico con otro tipo de fenómenos (por
ejemplo, al definir como “violencia simbólica” alguna dimensión de lo reportado en la
sección de resultados). Todas las posibles utilizaciones de esta sección resultarán
pertinentes en la medida en que se fundamenten estrictamente en las secciones
anteriores, y que se planteen como abiertas al intercambio. En este sentido, puede
Capítulo 6 El reporte de resultados de investigaciones cualitativas
Bibliografía
Si bien esta sección se excluye de la sigla IMRD, ella no resulta poco relevante. En
términos formales diremos que la corrección con que se incluyen las referencias en
términos de las normas editoriales es una carta de presentación fundamental para el
artículo, que incide en la predisposición de editores y evaluadores. También, en caso de
haber errores no detectados oportunamente por ellos, incide en la credibilidad ante el
lector.
Más allá de los aspectos formales, nuevamente la consistencia interna es un criterio
básico para juzgar al artículo. Porque todo lo referenciado en el cuerpo del artículo
respecto del conocimiento previo disponible debe estar aquí respaldado, y al mismo
tiempo no deben incluirse referencias que sean ajenas al foco de lo presentado.
Puede resultar también importante advertir la diferencia entre bibliografía y fuentes: la
bibliografía remite a teorías e investigaciones previas, mientras que documentos como
las normativas hacen al corpus bajo análisis —aún en los casos en que el marco teórico-
conceptual haya sido construido en vinculación con cierta normativa.
En la medida en que conectan lo presentado con el conocimiento previo disponible, esta
sección resulta por sí misma una suerte de argumento de relevancia y actualidad de las
secciones anteriores. Según qué referencias se hayan incluido (clásicas,
contemporáneas o ambas; teóricas, investigativas o ambas) se juzgará el conocimiento
del área sobre la que se están mostrando resultados, el posicionamiento asumido
respecto de ella y, por consiguiente, el grado de legitimidad para sostener lo enunciado.
Las referencias son un modo de introducir voces expertas para sostener lo dicho, sea
adhiriendo a ellas o bien poniéndolas en tensión.
Capítulo 6 El reporte de resultados de investigaciones cualitativas
Para finalizar…
A través de este último capítulo hemos cerrado el segundo nivel del libro Estrategias
cualitativas de investigación social en salud. Hemos buscado con ello poner sobre el
tapete distintas dimensiones de la producción de conocimiento bajo estas estrategias
que suele estar ausente de las múltiples esferas de formación, aún a pesar de su carácter
transversal a cualquier proyecto.
En este caso, las particularidades del abordaje cualitativo y las tensiones en que entra
con las formas hegemónicas de concebir al conocimiento científico se ponen en juego
si no en la escritura en general, sí en la intención de publicar en revistas indexadas de
ciencias de la salud. Es por esto que hemos dedicado la mayor parte del capítulo a
abordar el formato IMRD, que constituye la plantilla bajo la cual presentar papers que
reportan investigaciones originales en publicaciones que no son exclusivas de las
Capítulo 6 El reporte de resultados de investigaciones cualitativas
Bibliografía de referencia
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