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Psicologia Social Salud y Bienestar. PP 405-412 Meta-analisis sobre


afectividad, apoyo social y estres en Chile pp443-453

Chapter · January 2002

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Darío Páez
Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea
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Afectividad, Estrés y Apoyo Social: Revisión Conceptual y
Meta-análisis de investigaciones psicosociales realizadas en Chile

Domingo Asún S.;Pablo Tapia N.; Aldo Vera C. Darío Páez R. y Elena Zubieta

Este es un borrador ampliado que fue publicado con el nombre de los tres primeros autores como meta-
análisis sobre afectividad, apoyo social y estrés en Chile en JF Morales, D. Páez, A.L. Konrblit y D.
Asún (Coords.) Psicología Social. Prentice Hall. ISBN 987-9460-67-7

Los objetivos que nos proponemos en este trabajo son dos: Describir el vínculo
entre la técnica del metaanálisis como instrumento metodológico y la psicología social
como campo de investigación en Chile, y dar cuenta desde el punto de vista práctico, de
la aplicación de la técnica a través de tres ejemplos de su aplicación en investigaciones
psicosociales nacionales. Desarrollaremos estos objetivos a partir de la problemática
Salud y Bienestar Emocional analizando las relaciones entre Afectividad, Estrés y Apoyo
Social

1. El Estado de la Investigación en Chile

Lo primero a responder entonces, es por qué metaanálisis en Chile, y su lugar dentro


de la Psicología Social. Pero, esta no es una pregunta gratuita, hay ciertos antecedentes
que la hacen posible y que a su vez suponen una suerte de fundamento para la misma y
para la realización de un trabajo como el que aquí presentamos.

Si intentáramos una ruta de respuesta, hay tres espacios en torno a los cuales
hallaríamos antecedentes y fundamentos: 1) la realidad de la investigación nacional; 2) el
tipo de construcción disciplinar que viene desarrollando no sólo la psicología social sino
la psicología misma en Chile, y 3) los requerimientos necesarios para emprender
investigación científica dentro del escenario que se halla configurado. Es en este último
espacio donde, entre otras técnicas y métodos de investigación, hemos insertado el meta-
análisis.

Quizá, lo más ilustrativo sea dar cuenta de la historia de este trabajo, pues las
dificultades que ha supuesto y los problemas que hemos debido resolver caracterizan la
práctica de la investigación nacional.

Hace ya cerca de un año los autores que suscriben decidieron investigar la


investigación nacional. A partir de allí se establecieron dos opciones iniciales, una
relacionada con el estado del arte de la producción de investigación, de la que se da
cuenta y de la que se desprende parte del diagnóstico al cual aludiremos más adelante, y
ésta, que consiste en determinar algunas de las características y posibilidades de la
investigación nacional, y que como se verá, hace una opción metodológica cuantitativa.

Ciertamente nuestro propósito, es hacer de la investigación un evento más frecuente


en el escenario nacional y, a la vez, menos traumático para quienes la realizan. Lo que
sigue es una descripción de los problemas y falencias que a nuestro juicio se presentan en
la investigación nacional. Así ¿Qué mejor antecedente para justificar una tarea
metaanalítica?. Con esto no se pretende desalentar a quienes se dedican a la investigación
en e este campo, sino simplemente resulta necesario una suerte de sinceramiento, un
reconocer y reconocer-nos en la práctica de investigación nacional, y desde ahí formular
una especie de diagnóstico de nuestra disciplina.
Lo primero que tenemos que señalar en nuestro diagnóstico es que hoy en Chile
hay investigación y se investiga consistentemente algunos temas comunes. Sin embargo,
no hay una agenda de aspectos a ser cubiertos, no hay investigación comparativa, ni se
desarrollan réplicas a investigaciones ya realizadas tanto en el plano internacional como
en el nacional. Ciertamente no es fácil o más bien posible detectar las denominadas
líneas base, ni podemos hablar de programas ni familias de investigaciones. Al parecer
cada investigación es un mundo aparte y debe hablar pos sí misma de un
objeto/sujeto/artefacto particular, del cual se ha hecho cargo.

Luego, consideramos que a menudo sufrimos de lo que se ha denominado “las


modas intelectuales”, mucho más en el plano del contenido temático, que en el
metodológico - de ahí también surge el por qué nos planteamos como posibilidad
realizar meta-analisis-. Claramente desde esto se han producido aportes significativos
hacia sectores parciales de la realidad nacional. Pero nuestro temprano "enamoramiento"
de teorías, autores y metodologías se ha traducido en un continuo de discontinuidades,
en un salto entre metodologías, en una nebulosa de conceptos, en síntesis en una
incapacidad de diálogo entre las investigaciones, incluso anulando la posibilidad de leerse
unas desde otras.

Ahora bien, si consideramos la existencia de investigación, luego cabe


preguntarnos por el método. Al respecto hemos evidenciado la inexistencia de réplicas a
investigación, la falta de contraste y comparación, una sistemática ignorancia en cuanto a
la pertinencia de los estudios, la falta de revisiones sistemáticas y lo que es más delicado
la falta de consistencia interna en la coherencia metodológica del proceso investigativo.
Esto se traduce en que la investigación nacional se queda generalmente en el diagnóstico
y la exploración, sin menoscabar a los escasos investigadores que realizan esfuerzos por
profundizar hacia la propuesta de modelos de análisis.

Otro aspecto a considerar es lo que podríamos denominar “el conservadurismo


metodológico” en las prácticas investigativas como en los planes curriculares. En otros
términos, lo que se hace y lo que se transmite en los procesos formativos no ha superado
la tradición investigativa y pedagógica de décadas anteriores, lo que podría dar cuenta
de una suerte de condicionamiento histórico en la forma de transmitir el conocimiento
metodológico, lo que podríamos llamar "metodológicamente legítimo" para nuestro
medio.
Por lo mismo, tiene un impacto limitado en el presente. Su incapacidad de
intervención y de respuesta a las necesidades en salud mental y otra problemáticas
psicosociales de la población chilena no la constituyen en un actor per se en el debate
nacional, es siempre un invitado, un partícipe en los programas de otros, y lo más complejo,
carece de un norte, no hay un deber ser definido para ella. El desafío es que se construya
en una perspectiva futura.

Entonces, queda por abordar cuales serían los requerimientos necesarios para
emprender investigación científica en éste actual escenario de la psicología nacional. Por
obvio que suene, antes que nada investigar. Abordar las tareas que supone el investigar desde
2
toda la gama de las prácticas psicológicas: académicas, profesionales, etc. De algún modo hay
que emprender un plan fundacional de la psicología nacional como fuente y productora de
conocimiento científico.

Nuestro punto de partida en esta apuesta, es utilizar y probar la técnica del


metaanálisis. Técnica ya antigua en el escenario de investigación psicosocial internacional y
completamente ausente en nuestra psicología, retomando nuestra intención de investigar lo
que se ha investigado. Las razones de esta opción, en parte, están reflejadas en lo que es
nuestro diagnóstico base, pero mayormente en lo que en sí mismo significa la utilización del
aporte de la técnica del metaanalisis para la construcción, validación y sistematización del
conocimiento.

Para cumplir con nuestro cometido, presentaremos tres ejemplos de metaanálisis


realizados sobre investigaciones en nuestro país. Estás tienen en común diversos aspectos. El
primero de ellos, es que algunas de ellas son tesis realizadas por egresados de Escuelas de
Psicología para optar al grado de Licenciado. También -lo que es una de las exigencias del
metaanálisis- es que todas ellas utilizar conceptos y contructos similares, a pesar de lo que en
ellas se investiga no necesariamente tienen el mismo norte. Finalmente, es que otro grupo de
estudios en la misma línea, y a pesar de no haber sido publicados o estar en proceso de
publicación permitieron aumentar la muestra de estudios a realizar.

Sin embargo, tenemos que señalar que los resultados expuestos en los documentos a
los que hacemos referencia resultaron insuficientes para poder iniciar nuestro trabajo, nuestra
ventaja, fue que pudimos acceder a las bases de datos primarias y reprocesar la información
para llevar acabo la tarea metaanalística. Este no es un detalle menor, puesto que gran parte
de la investigación psicosocial en nuestro medio – como lo señalamos anteriormente - carece
de una consistencia interna metodológica que permita emprender de manera fácil el desafío
que nos hemos propuesto, sin ir más lejos es un dato fiel de la realidad investigativa de
nuestro medio.

Antes de pasar a los ejemplos, haremos unas precisiones conceptuales de los


conceptos a trabajar y de sus relaciones con determinadas sintomatologías físicas y
psicológicas.

2. Precisiones Conceptuales : Salud Física y Mental

Cada vez se discute menos el hecho del carácter socialmente construido de la


emoción. Si bien éstas sólo existen en el individuo, tienen un origen social. Son producto
de factores sociales como los sucesos vitales, el apoyo social y las formas de
afrontamiento (y de la estructura social en un sentido amplio). Además; son sociales en
sus funciones y contenido. Por un lado, un estado emocional de balanza positiva tiene
efectos adaptativos individuales y sociales y, por el otro, está formado por la
internalización de las relaciones y evaluaciones sociales.

Otro hecho que ya no se cuestiona es el del rol que las emociones juegan tanto en
la salud física como mental.

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Es imprescindible optar por una visión integrada de la salud física y mental: si
está compuesta por un equilibrio emocional positivo, este equilibrio se puede analizar a
niveles fisiológico-motores, esquemático o de procesamiento automático de la
información, y semántico-conceptual. El bienestar subjetivo no es diferente de un cierto
estado neuro-fisiológico, ni tampoco es un correlato de éste: ambos elementos son
diferentes niveles de análisis, que dan cuenta de propiedades reales -y emergentes de las
primeras en el caso del bienestar subjetivo, y muy probablemente no reductibles a ellas.
Decir que la salud mental tiene determinantes sociales no excluye que haya procesos
neurofisiológicos subyacentes a ellos, sino que por el contrario, lo exige desde una
perspectiva científica materialista (Alvaro y Paez, 1997)..

No es azar el que se haya encontrado que los déficit de apoyo social y los sucesos
vitales estresantes estén asociados a una mayor morbilidad y mortalidad física. Desde el
famoso estudio de Alameda County se ha encontrado que los sujetos de bajo apoyo
social tenían dos veces más posibilidades de morir que los sujetos de alto apoyo,
controlando todo los factores de riesgo clásicos, esta asociación se encontraba para
diferentes tipos de enfermedades (Renaud, 1987). Entonces, podemos decir que existen
distintos factores de vulnerabilidad o protectores, como los recursos de afrontamiento, el
apoyo social o la afectividad positiva que pueden facilitar o impedir el efecto negativo de
sucesos estresantes y la producción de síntomas psicológicos depresivos.

2.1Los sucesos estresantes

Los Sucesos vitales son aquellas experiencias objetivas de cambio vital que exigen un
reajuste de la conducta del sujeto, ya que interrumpen o amenazan con obstaculizar las
actividades usuales de éste. Los sucesos estresantes, psicológicamente, son aquellos que
se perciben como amenazas al bienestar físico o psíquico.

Las investigaciones empíricas reafirman que la aparición de sucesos vitales


problemáticos está relacionada con el aumento de síntomas problemáticos (aparición de
problemas psicofisiológicos y estados de perturbaciones mentales/emocionales). De
todas formas hay que remarcar que la relación entre sucesos de vida estresantes y
síntomas es moderada, las correlaciones están alrededor de .30 y explican sólo un 10%
de la distribución diferencial de síntomas (Monroe et al, 1983; Kessler et al, a985) y que
también hay investigaciones que no confirmarían esta asociación (Huici, 1980; Williams
et al, 1981).

Se ha demostrado también que sólo los sucesos negativos juegan un rol facilitador de
los trastornos psíquicos. Los sucesos indeseables, incontrolables e imprevisibles son los
que están más fuertemente asociados a síntomas psicológicos, en particular depresivos.
Los sucesos que implican cambios positivos no están asociados a síntomas psicológicos
aunque sí están vinculados a síntomas físicos. Aunque las investigaciones se han centrado
y constatado la relación entre sucesos severos y depresión (Brown y Harris, 1978), una
revisión de éstas señalan que otras reacciones son también frecuentes ante los sucesos
severos. En particular la rabia, estados de shock y la ansiedad.

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2.2 Sucesos de pérdida, depresión, estrés y cáncer:

También se ha postulado el efecto predictor de los sucesos estresantes sobre el cáncer


vinculando la influencia de los sucesos de pérdida y la depresión en el déficit de la respuesta
inmunológica.

En un estudio prospectivo se encontró que los sujetos con mayores niveles de


depresión tenían un mayor riesgo de morir de cáncer 20 años después (Persky y cols., 1987
en Geyer, 1993). No obstante, investigaciones posteriores no han confirmado dicho carácter
predictivo de la depresión en relación al cáncer (Adler y Matthews, 1994). Una síntesis
metaanalítica de seis estudios longitudinales (rango de seguimiento de 10 a 30 años, media 15
años) que evaluaron el carácter predictor de la depresión sobre la incidencia de cáncer
encontró una asociación tendencial entre depresión y cáncer, pero, la r era de 0,019
(ponderada por el tamaño de la muestra) o de 0,013 (no ponderada). El efecto era muy
pequeño y representa una diferencia acumulativa de la incidencia de cáncer entre las personas
que padecen y no de depresión de entre un 1 y un 2% (McGee, Williams y Elwood, 1994).

La revisión metaanalítica de los estudios retrospectivos y transversales de McKenna y


cols. (1999) no encontraron asociaciones entre depresión/ansiedad y cáncer de mama. Sin
embargo, en doce estudios transversales o cuasi-prospectivos, se reseña que las mujeres
diagnosticadas de cancer de mama informaban haber tenido más hechos vitales estresantes
que grupos de comparación de mujeres sanas o diagnosticadas de tumores benignos. La r era
de 0,12 (g de Hedges de 0,25). Por otro lado, las mujeres con cancer de mama informaban
más de haber sufrido sucesos de perdida o separación severos - la r era de 0,14 (g de Hedges
de 0,25). Cuando las mujeres habían sido entrevistadas antes de la biopsia las diferencias o
tamaño del efecto eran mayores - lo que cuestiona la idea que las mujeres al conocer el
diagnóstico se impliquen en una búsqueda de retrospectiva de hechos para explicar sus
problemas (McKenna y cols.,1999).

Las investigaciones longitudinales sobre estrés y cáncer muestran resultados


contradictorios. Mientras que un estudio encontró que el estrés predecía la aparición de
cancer de mama, otro estudió no comprobó tal asociación (Protheroe y cols., 1999).
Asimismo, en el metaanálsis de Pettigrew et al. (1999) los estudios de mayor muestra y mejor
calidad metodológica no confirman la asociación entre sucesos de pérdida o sucesos severos.

Si bien es preciso no asociar prematuramente estrés, inmunosupresión e inicio o


progresión del cáncer, es preciso remarcar que la relación entre el nivel de sucesos vitales y
menor supervivencia ha sido constatada en varios estudios de cáncer de mama (Razavi y
Farvacques, 1994). En este sentido, los estudios sobre estrés y cáncer sugieren que los
sucesos estresantes podrían relacionarse con el cáncer de dos maneras: 1- El malestar y la
angustia asociados a las situaciones estresantes podrían promover el cáncer, vía supresión de
la función inmunitaria y, 2- Después del inicio del crecimiento maligno el estrés favorecería el
desarrollo tumoral.

2.3 Estrés: Problemas metodológicos

En cuanto a la medición de los sucesos vitales, un aspecto que se ha analizado


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como limitación es el carácter retrospectivo de las investigaciones. En lo que hace a la
memoria, se ha confirmado que su fiabilidad es baja y que además se "tiñe"
negativamente fácilmente cuando el sujeto está enfermo física o psíquicamente (Huici et
al, 1980). Sin embargo, aunque haya un cierto olvido y una visión más negativa por parte
de los enfermos, en lo esencial no se altera el acuerdo con otros observadores. Por su
parte, las investigaciones prospectivas han encontrado que la acumulación de sucesos
vitales está asociada a la aparición de síntomas físicos y psicológicos.

En general la fiabilidad, el carácter estable y "real" de las escalas de sucesos de


vitales es moderada: el 70% de los coeficientes de fiabilidad es de correlaciones de 0,60
o menos y los coeficientes de acuerdo entre dos informantes oscilan de 43% a 85%, dato
que limita su utilidad (Neugeaber, 1984).

También, los sucesos estresantes muchas veces se confunden con los efectos
clásicos de enfermedades mentales o físicas. De la lista de Holmes y Rahe el 67% de los
sucesos de vida examinados son consecuencias o síntomas de enfermedad, lo mismo
ocurre con el 63% de sucesos de la lista de Paykel (Dohrenwend et al., 1984). Al medir
el malestar psicológico con escalas que incluyen síntomas psicosomáticos, la correlación
entre sucesos de vida y trastornos psíquicos disminuye fuertemente cuando los sucesos
de vida vinculados a la salud física se excluyen (Thoits, 1983).

La presencia de problemas psicológicos hacía que el sujeto provocara o se


implicara en sucesos negativos, los que a su vez exacerbarían la sintomatología en un
vínculo retroactivo. Este modelo ha sido confirmado para sujetos psicóticos pero no con
sujetos neuróticos (Dohrenwend & Dohrenwend, 1984).

2.4 El Apoyo Social

Se define el apoyo social como la percepción que tiene el sujeto, a partir de su


inserción en las relaciones sociales, de que es: a- cuidado y amado; b- valorado y
estimado y, c- que pertenece a una red social de derechos y obligaciones. El elemento
fundamental no es la mera inserción objetiva en una red social densa sino la existencia de
relaciones con un significado de apoyo emocional, informacional y material. (Shumaker y
Brownell, 1984).

En términos generales, el apoyo social podría definirse como un efecto positivo de las
relaciones sociales del sujeto. Por un lado, la estructura y frecuencia de contactos del
conjunto de relaciones del sujeto que se concibe como la integración en la red social, es el
aspecto estructural o Apoyo Social Objetivo. Se mide mediante escalas sobre la extensión,
densidad, frecuencia de interacción, etc. de las redes sociales, así como con preguntas sobre el
nivel de pertenencia a grupos sociales (si el sujeto está casado o es soltero, p.e.). Esta línea de
investigación se focaliza en la relación entre la integración social o frecuencia de contacto con
redes sociales y su rol directo en la salud.

2.5 Dimensiones del Apoyo Social

Por otro lado, nos encontramos con la dimensión subjetiva del concepto o Apoyo
Social Subjetivo, la cual se refiere tanto a la cantidad de relaciones sociales como a lo que se
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denomina apoyo percibido y funcional, esto es, la percepción subjetiva o satisfacción con la
ayuda social que se recibe de los otros. Presenta tres niveles: emocional, cognitivo e
instrumental (Rose, 1990).

Se ha definido al Apoyo Emocional como el sentimiento de ser amado, de pertenencia,


de intimidad, de poder confiar en alguien, de disponibilidad de alguien con quien hablar.
Cutrona (1986), señala que el apoyo emocional es el más importante para fomentar y
mantener la salud y el bienestar, ya que aumenta la autoestima y mejora el autoconcepto de
las personas al sentirse valoradas y aceptadas por los demás. De hecho, una pérdida de este
tipo de apoyo tiene repercusiones negativas sobre la salud. Existen escalas que miden las
conductas de ayuda o disponibilidad percibida de la red de apoyo. La mayoría de estos
instrumentos miden la percepción y satisfacción subjetiva del sujeto con la red social. Esta
línea de investigación se orienta a contrastar la relación entre apoyo social percibido
(disponibilidad y satisfacción) y su rol de amortiguador ante el estrés.

El Apoyo Tangible o Instrumental implica prestar ayuda directa o servicios (ayudas


domésticas, prestar dinero, objetos, cuidar de los niños,...). Es muy efectivo cuando el
individuo percibe la ayuda como adecuada. Puede tener efectos negativos cuando se percibe
como amenaza de su libertad o si fomenta sentimientos de estar en deuda.

El mayor deseo de los pacientes de ayuda tangible por parte de la familia, se debía en
parte a la historia vital y a las normas familiares (Rose, 1990).

El Apoyo Informacional o Cognitivo es el proceso a través del cual los individuos


buscan información, consejo y guía que les ayuden a resolver sus problemas. No es fácil en
ocasiones separarlo del emocional ya que recibir consejo puede ser percibido por el receptor
como expresión de cariño y de preocupación por él. Este tipo de apoyo puede referirse tanto
a la información ambiental como a la de índole personal.

Por último, en lo que se refiere a las formas del apoyo social, puede decirse que son
similares a las formas de afrontamiento (coping) pero ambos conceptos son diferentes.
Algunas formas de afrontamiento implican la búsqueda de apoyo social, mientras que, la
ayuda dada por los otros a cualquiera de los niveles anteriores, emocional, instrumental y
cognitivo, sería propiamente lo denominado como apoyo social. En general, se ha
comprobado que existe una relación entre coping y apoyo social, de forma que, aquellos
sujetos que disponen de un mayor apoyo (especialmente de amigos) realizan más formas de
redefinición cognitiva, búsqueda de información y emplean más tácticas activas de resolución
de problemas (Moos, 1988).

2.6 Apoyo Social y Salud

El nivel de apoyo social juega un rol protector directo contra la morbilidad y


mortalidad, al menos así lo muestran 6 estudios epidemiológicos longitudinales. La tasa
de mortalidad es al menos dos veces más débil cuando el sujeto tiene apoyo o soporte
social, (estar integrado socialmente) que cuando no lo está (Baron y cols., 1990;
Dantzer, 1989; Le Disert, 1985). La correlación media encontrada por una revisión
meta-analítica entre apoyo social y medidas de salud (mortalidad, morbilidad,
sintomatología) oscilaba entre -0,10 y -0,20. La correlación media entre apoyo social y
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mortalidad es de -0,07 (Stroebe y Stroebe, 1995).

En la investigación epidemiológica longitudinal de Alameda County, se encontró


que las mujeres que contaban con menos amigos, presentaban una mayor tasa de
incidencia de cáncer; y además las que se sentían aisladas y con poco apoyo social tenían
un mayor riesgo. Por el contrario, en el caso de los hombres no había relación. No
obstante, otras investigaciones tampoco encontraron relación entre incidencia y
mortalidad por cáncer con integración y apoyo social. La hipótesis que el cáncer de
mama se asociaba a la introversión (asociado a un menor apoyo social) y un entorno
familiar de bajo apoyo social no fue confirmada por una revisión meta-analítica de
estudios transversales y cuasi-prospectivos (McKenna et al.,1999). Por otro lado, el
apoyo social parece mejorar fidedignamente las perspectivas de recuperación y sobrevida
de las personas que enferman de cáncer (Adler y Matthews, 1994).

2.7 Apoyo social y Bienestar

La falta de contacto y apoyo social de los sujetos es un factor directo de


facilitación de síntomas. En este sentido, se han encontrado correlaciones significativas
entre el número de contactos sociales, la satisfacción con éstos, la depresión y la
ansiedad (Saranson et al 1983). Revisando 18 investigaciones sobre apoyo social y
malestar psicológico, Rock y Dooley (1985) encontraron que éste explicaba entre el 2 y
el 17% de la sintomatología.

Seis estudios prospectivos o longitudinales mostraron que había una relación


positiva entre apoyo social y bienestar psicológico, confirmando que se trataba de una
relación causal y no de una mera asociación (Cohen y Ashb, 1985). Además de un rol
directo, la falta de apoyo social jugaría un rol indirecto de exacerbación de los efectos de
los sucesos de vida negativos. Al contrario, una fuerte red de apoyo social permitiría
mitigar y controlar el impacto del estrés (Lefcourt et al, 1984; Billings et al., 1983).

Respecto del papel del apoyo social como moderador del estrés se han explorado dos
hipótesis. Una mantiene que el apoyo social es beneficioso tanto en períodos estresantes
como en los no estresantes (hipótesis de los efectos directos). La otra mantiene que la salud y
los beneficios para la salud mental del apoyo social son principalmente evidentes durante
períodos de alto estrés (hipótesis amortiguadora). De acuerdo con la hipótesis amortiguadora,
el apoyo social actúa como reserva y fuente para debilitar los efectos del estrés o para
capacitar a los sujetos de cara a enfrentarse a altos niveles de estrés de una manera más
efectiva. Se han encontrado evidencias para ambas hipótesis (Coba, 1976; Cohen y Mckay,
1983; Cohen y Hoberman, 1983; Kaplan, Cassel y Gore, 1979; LaRocco, Hose, y French,
1980; para una crítica ver Cohen y Wills, 1985).

La existencia de un apoyo social afectivo (presencia de un confidente), juega un rol de


"paraguas protector" contra el estrés en relación a problemas físicos y emocionales. Siete
réplicas del clásico estudio de Brown y Harris (1978), muestran que el porcentaje de personas
deprimidas con sucesos vitales negativos y problemas severos, y sin apoyo social es del 37%,
frente al 14% de personas deprimidas en el mismo grado de estrés pero con apoyo de un
confidente (Páez y cols., 1986). En el caso de los trastornos afectivos, el nivel de satisfacción
con el apoyo social subjetivo - en particular el emocional- es el que tiene la relación inhibidora
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más fuerte con los síntomas (Cohen y Wills, 1985).

2.8 Mecanismos Explicativos

Existen cinco procesos que explican el impacto del estrés y de un deficitario apoyo social
en la enfermedad y el bienestar:

a) Cognitivo: Una situación de bajo apoyo social y alto estrés altera las creencias de
generosidad, optimismo y controlabilidad del mundo social. Por ello, la percepción
de falta de control provoca una afectividad negativa. La existencia de apoyo social
puede hacer que el problema se evalúe como menos disruptivo. Se ha demostrado
que la percepción de control se asocia a una mejor salud física y mental. Sin
embargo, el apoyo social se asocia a una mejor respuesta endocrina, inmunológica y
cardiovascular.

b) Inmunológica-fisiológica: Una situación de bajo apoyo social (y/o alto estrés) reduce
la respuesta inmunológica. (Uchino et al.,1998). Por otra parte, un deficit de apoyo
social y un alto estrés inducen a la depresión y ésta, a su vez, también reduce la
respuesta inmunológica, (Adler y Matthews, 1994). Así, la investigación permite
concluir que los elementos estresantes pueden producir inmunodepresión e
incremento de la vulnerabilidad a las enfermedades. También se confirma que el
estrés y la depresión se asocian a déficit de las reacciones inmunológicas medidas in
vitro, así como a un descenso de la frecuencia de células natural killer. Un descenso
de la actividad de estas células es un predictor de la recurrencia de la enfermedad en
estadíos tempranos del cáncer de mama. (Adler y Matthews, 1994). Así, la
investigación permite concluir que los elementos estresantes pueden producir
inmunodepresión e incremento de la vulnerabilidad a las enfermedades. También se
confirma que el estrés y la depresión se asocian a déficit de las reacciones
inmunológicas medidas in vitro, así como a un descenso de la frecuencia de células
natural killer. Un descenso de la actividad de estas células es un predictor de la
recurrencia de la enfermedad en estadíos tempranos del cáncer de mama. El deficit
de apoyo social sigue determinando una menor reacción inmunológica controlando
la percepción de estres y el nivel de depresión o ansiedad, es decir, el apoyo social
tienen un efecto directo que no es mediatizado explicado por los procesos
sociocognitivos. Además, un alto nivel de apoyo social disminuye el impacto
fisiológico del estrés, en particular la reactividad cardio-vascular. De la misma forma,
se ha comprobado en poblaciones adultas y ancianas que el nivel de apoyo social se
asocia como a una menor presión sistólica y disatólica (Stroebe y Stroebe, 1995).
Confirmando el caracter protector del apoyo social en el ajuste a la enfernedad,
sujetos a la espera de ser intervenidos, prefieren compartir su experiencia con
enfermos en una situación similar, mejorando con ello su estado afectivo - los que lo
hacen con sujetos ya operados, se encuentran mejor en el post-operatorio (Kulik y
Mahler, 1987; 1989)
c) Un déficit de mayor apoyo social se asocia a conductas inadaptativas y a formas de
afrontamiento más ineficaces. De manera inversa, el apoyo social emocional
subjetivo y el afrontamiento adaptativo asociado a él, amortiguan o disminuyen el
impacto del estrés y por ende, disminuyen posibles formas inadaptativas de
afrontamiento como son las conductas de riesgo que agravan el problema -beber,
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fumar, ignorar la enfermedad y el tratamiento, etc.- (Stroebe y Stroebe, 1995).
Ahora bien, el efecto beneficioso del apoyo sobre una menor reactividad cardio-
vascular y endocrina, así como sobre una mayor respuesta inmunológica siguen
manifestandóse aunque se controlen las conductas de riesgo (Uchino et al, 1998). Es
decir, la influencia del apoyo social en el nivel de conductas inadaptativas no es el
'unico proceso mediador que explica la influencia física positiva del apoyo social.

Una investigación correlacional con mujeres con cáncer de mama no metastásico


entrevistadas restrospectivamente (rango 1 semana y dos años y medio después de la cirugía)
encontró que el nivel de apoyo social emocional y objetivo (cantidad de contactos) se
asociaban indirectamente con el bienestar subjetivo a través de un efecto inhibidor de las
formas de afrontamiento inadaptativas (Bloom, 1982, revisado en Helgelson y Cohen, 1996).

d) El alto apoyo social subjetivo, en particular el emocional, se asocia a una alta


autoestima personal, que a su vez, se asocia a una menor reactividad ante hechos
negativos y a un mejor manejo de las amenazas de muerte. El apoyo social y las
formas de afrontamiento adaptativas asociadas a él, permiten superar más
rápidamente el bajo estado de ánimo y la depresión. La autorregulación de la
afectividad negativa y el incremento de la afectividad positiva del sujeto podrían
tener un papel facilitador del tratamiento y de la adaptación al problema.

Por otro lado, tanto investigaciones correlacionales como experimentales han


demostrado que sujetos que comparten sus emociones en momentos estresantes, refuerzan su
reacción afectiva negativa, por lo que el impacto afectivo de la integración social también
puede ser ambivalente (Berscheid, 1994).

e) Regulación afectiva: El apoyo social puede disminuir las formas de afrontamiento


negativas y reforzar las positivas, lo que permitiría regular la afectividad negativa y la
ansiedad. Los sujetos aislados socialmente tendrán dificultades para compartir y hablar sobre
sus experiencias negativas. La expresión emocional apoyada y regulada por otros puede
permitir disminuir el gasto fisiológico y el estrés asociado a la inhibición de la vivencia
afectiva. Pennebaker (1994) muestra datos que confirman el carácter estresante de la
inhibición y los efectos positivos de la desinhibición y confrontación emocional en la salud
física. Sin embargo, compartir experiencias sobre un hecho traumático provoca a corto plazo
un aumento de la afectividad negativa, aunque resulte beneficioso a largo plazo (Smyth,
1998).

2.9 Medición del Apoyo Social:

Los instrumentos de medición de apoyo social utilizados han sido demasiado


groseros. Se confunden la dimensión de satisfacción subjetiva con la descripción de las
redes sociales. No siempre se diferencias los aspectos de apoyo instrumental (de apoyo
para resolver tareas o problemas) y de apoyo emocional (apoyo moral y afectivo). Las
investigaciones indican que hay que diferenciar los aspectos del apoyo social. Si bien
tanto la cantidad como la calidad de los contactos estaban asociadas al bienestar
psicológico, es la calidad la que parece más importante (Reis et al., 1985).

Los sujetos que tienen alto apoyo social, también tienen altas capacidades sociales
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de enfrentamiento del medio (Saranson et al, 1985). Esto requiere diferenciar y/o
especificar las relaciones entre ambas variables o factores. Las medias funcionales de
apoyo social, en particular las de confidentes, mostraron un claro efecto directo (77%) e
indirecto (85%). La accesibilidad de un confidente se supone que está asociado a la
función emocional (valorización y autoestima) y de información.

2.10 Afectividad

Cuando hablamos del estado de ánimo, de las emociones, del bienestar subjetivo o los
sentimientos, no hacemos otra cosa que mencionar distintas áreas o tipos de afectividad. De
manera general, podemos definir a la afectividad como la tonalidad o el "color" emotivo que
impregna la existencia del ser humano y en particular su relación con el mundo (Páez et al,
1989).

Por su carácter intenso, breve, privado y básico las emociones aparecen como el
elemento esencial de la afectividad. El Bienestar Subjetivo puede ser entendido como la
balanza entre emociones negativas y positivas, estado en el que las segundas predominan en
frecuencia sobre las primeras.

En cuanto a la estructura de la afectividad, el debate se ha centrado en discutir si


existe o no una dimensión unitaria de malestar o afectividad negativa y otra de bienestar o de
afectividad positiva.

Los estudios arrojan con nitidéz dos factores o dimensiones principales: placer-
displacer y activación. La dimensión placer-displacer presenta en un extremo al miedo y en el
otro a la alegría y cada una de ellas está asociada a diferentes patrones motores-fisiológicos-
conductuales. El miedo se agrupa junto a problemas estomacales, frío, tensión muscular,
sudoración y "nudo en la garganta", conductas de escape y aislamiento y por cambios faciales
y en el habla. Por el contrario, la alegría se define por la relajación muscular, la risa, las
conductas de aproximación y lentitud en el habla. La dimensión de activación presenta
por un lado a la tristeza y por el otro la cólera. Esta última aparece asociada a cambios de
temperatura corporal, movimientos abruptos, por la rabia y la agresión e incrementos de
gesticulación (la situación que lo provoca se atribuye a figuras concretas). La tristeza por el
contrario, aparece asociada a situaciones negativas sin un agente causal claramente
establecido.

Los estudios de estados de ánimo cotidiano que utilizan escalas de adjetivos


emocionales y escalas de bienestar han tendido a encontrar en vez del primer factor bi-polar
(placer-displacer), dos factores independientes unipolares; uno de afectos negativos (con un
alto afecto negativo definido por ansiedad y un polo bajo definido por calma-relajación) y
otro de afectos positivos (con un polo alto definido por la alegría y otro polo de bajo afecto
positivo definido por depresión).

Aunque los estudios que mostraban la existencia de dos dimensiones unipolares


tenían una serie de limitaciones, estudios recientes que superaron esos problemas dieron
11
resultados similares (Diener at. , 1984; Diener y Iran-Nejad, 1986).

La explicación de esta diferencia es que cuando los afectos se miden muy próximos
temporalmente (el mismo día o la misma semana) aparece la dimensión bipolar placer-
displacer. En cambio, cuando se mide el estado de ánimo sobre períodos más largos (meses o
un año) aparecen las dos dimensiones unipolares positiva y negativa independientes (Clark y
Tellegen, 1984).

Asimismo, el Afecto Positivo y el Negativo correlacionan entre sí de manera negativa


y laxa, oscilando entre -0.05 y -0.30, lo que se explica sobre todo porque los estados de
fuerte activación emocional de un signo, son poco probables que coexistan con afectos del
signo opuesto. Es decir, si un tipo de afectividad está en un bajo nivel, el otro puede ocurrir
en cualquier nivel de intensidad, en cambio a altos niveles de intensidad los afectos del tipo
opuesto no co-ocurren.

El alto afecto positivo está definido por términos como "entusiasmado" y "alegre"
mientras que el bajo afecto positivo está definido por adjetivos como "fatigado" y "triste",
sugiriendo el abandono de expresiones negativas. El alto afecto negativo está definido por
adjetivos como "atemorizado" y "enojado". El bajo afecto negativo está definido por
"tranquilo" y "calmado", sugiriendo formas displacenteras de abandono de contacto. En
general, el afecto positivo se sitúa en una amplia zona de valores intermedios. El afecto
negativo cae en un rango más estrecho de puntuaciones alrededor de la media, con
expresiones extremas ocasionales y periódicas, siendo estas expresiones de un marcado
malestar.

En relación a los correlatos psicosociales de la afectividad se ha encontrado que el


alto afecto negativo está asociado al estrés, a quejas somáticas, a la ansiedad-rasgo y al
neuroticismo. Asimismo, el bajo afecto positivo está asociado a sucesos de pérdida, depresión
y personalidad introvertida. La afectividad positiva está asociada a medidas de motivación
de logro y dominación social y a indicadores de buena conducta social, esto es, frecuencia de
contactos, satisfacción con los amigos y las relaciones, implicación con organizaciones
sociales y el conocimiento de nuevas relaciones. Estos indicadores no tienen relación con el
estado de ánimo negativo que sí se asocia a medidas de alienación y reactividad al estrés.
Estas últimas, por su parte, no se relacionan con el estado de ánimo positivo (Watson y Clark,
1984).

En otras palabras, podemos decir que el afecto negativo está asociado a la presencia
de sucesos negativos, mientras que el bajo afecto positivo está asociado a la ausencia o
pérdida de refuerzos positivos. El alto afecto positivo se relaciona con un número mayor y
más diverso de hechos sociales mientras que el alto afecto negativo lo hace con un rango más
limitado de sucesos (Clark y Watson, 1988).

El afecto positivo está asociado a los sucesos de la vida cotidiana y está más
relacionado con las funciones vegetativas (elación-depresión) que con las funciones de
emergencia (alarma-calma), éstas últimas se relacionan más con el afecto negativo. El alto
12
afecto negativo está asociado a las reacciones de lucha y fuga en situaciones de crisis lo que
explica los fuertes altibajos de este afecto y, la correlación con quejas somáticas, problemas
de salud y trastornos psicofisiológicos (Clark y Tellegen, 1988)

La afectividad negativa como rasgo está altamente asociada, de manera positiva, a la


ansiedad, al estado de ánimo negativo y tiene una correlación negativa moderada con el
estado de ánimo positivo. Asimismo, se encontró que tanto con la ansiedad como con la
depresión se asocian a un alto afecto negativo pero sólo la depresión estaba asociada a un
bajo afecto positivo (Watson, Clarrk y Carey, 1988).

Satisfacción Vital o Bienestar Subjetivo

La satisfacción vital (SV) o bienestar subjetivos (BS) se compone de: a) Juicios o


evaluaciones cognitivas específicas y generales de satisfacción con la vida y diferentes
aspectos de ella; b) Juicios o evaluaciones globales sobre el grado de felicidad; c) la
balanza o equilibrio de emociones positivas frente a negativas.

La mayoría aplastante de la gente oscila entre ligeramente satisfecho y muy


satisfecho - aún en cirscunstancias negativas - el 68% de personas con discapacidades
decía estar algo o muy satisfecho con su vida, comparado con un 90% de personas sin
discapacidad. Los juicios sobre dominios especifícos explican el 30-60% de los juicios
globales de satisfacción vital o de felicidad global (Diener et al,1999).

Relación entre Indicadores Objetivos y Subjetivos de Bienestar y Satisfacción:


el fenómeno del nivel de adaptación.-

La relación entre indicadores objetivos (de salud, de tipo de vivienda, con los
indices de criminalidad) y la satisfacción subjetiva referida a los mismos dominios es baja.
Se explica esta baja relación por que la satisfacción se vincula a un proceso en el que se
comparan las aspiraciones o expectativas con la situación real o logros obtenidos. La
satisfacción o bienestar depende no tanto de la realidad, como de la relación entre esta y
las aspiraciones: Si dividimos la situación real o logros por las aspiraciones, a mayor
razón o menor desfase entre aspiraciones y logros, mejor bienestar. Esto explica que
personas de mediana edad, con trabajo estable, casas comodas y vida marital, esten
menos satisfechas que personas con medios y condiciones de vida más modestas.
Aunque los primeros están objetivamente mejor que los segundos, sus aspiraciones son
más altas que las personas de condiciones de vida más modestas, por lo que el desfase
entre expectativas y realidad es mayor, y por ende la insatisfacción mayor (Andrews &
Robinson, 1991).

El fenómeno del nivel de adaptación también subyace a la falta de relación entre


indicadores objetivos y subjetivos, así como al hecho que personas que hayan vivido
hechos negativos (p.e.enfermedades crónicas graves o discapacidades) o positivos
fuertes (p.e.ganar la lotería o aumentar los ingresos) no muestren fuertes diferencias de
BS y SV comparados con personas normales o que no han vivido cambios. Por ejemplo,
los indices de BS y SV no aumentan en los años en que los países se desarrollan
económicamente. Se denomina nivel de adaptación a la tendencia a adaptarse a un nivel
dado de estimulación y por tanto a evaluar los cambios a partir de ese nivel. Por ejemplo,
13
un aumento de los ingresos se asocia a mayor consumo, más prestigio social y más logro
profesional, y proporcionan un aumento inicial del bienestar. Sin embargo, pronto se
desvanece el aumento del bienestar y se necesita alcanzar un nivel mayor para para
proporcionarnos un nuevo incremento. Además, después de obtener un gran éxito
(p.e.ganar la lotería) las actividades normales que antes eran gratificantes se vuelven
menos agradables, ya que en comparación con el gran hecho positivo estos placeres
ordinarios empalidecen. El aumento de los indices del divorcio se ha asociado al aumento
de la importancia que se otorga en los países desarrollados e individualistas al amor
pasional y a la búsqueda de placer centrada en sí mismo. La creciente importancia de
experiencias emocionales positivas intensas, como la pasión romántica y la actividad
erótica, hace que aumente la insatisfacción marital, ya que estas experiencias intensas
tienden a disminuir con el paso del tiempo, provocando por ende la insatisfacción con la
vida de pareja y el divorcio. Por otro lado, existen ciertos hechos negativos que se
asocian sistemáticamente con bajo bienestar - como el desempleo o paro. Ahora bien, en
el caso de las enfermedades y discapacidades graves, una vez pasados los primeros, se
presenta el fenómeno del nivel de adaptación, y las personas no manifiestan más
insatisfacción o menor felicidad que personas normales. Estas personas aprenden a
disfrutar más de las cosas cotidianas y de los placeres básicos de la vida, minimizando las
preocupaciones y conflictos que antes les agobiaban. Además, tienden a compararse con
personas de peor suerte (se comparan las enfermas de cancer de mama con las de Sida) y
se consideran por ende en una condición mejor que otros o se comparan positivamente
(Avia & Vasquez, 1998).

Factores vinculados a la SV y BS a nivel colectivo o de las naciones.-

Los países ricos, de mayor desarrollo-socioeconómico, en los que se respetan los


derechos humanos, existe igualdad social, y de culturas individualistas, son los que
tienen un mayor BS colectivo o nacional.
La correlación entre Producto Nacional Bruto y BS es de 0,50. El desarrollo
socio-económico va a permitir satisfacer las necesidades básicas de las poblaciones de
cada nación, permitiendo una buena alimentación, baja mortalidad infantil, alta
expectativa de vida y acceso a condiciones higienicas.

En los países en los que se respetan los derechos humanos es probable que las
personas perciban un mayor control y auto-eficacia en sus vidas, así como que vean
satisfecho sus necesidades de seguridad.

La igualdad social se asociará a situaciones de mayor justicia y menor asimetría


social, mientras que se sabe que la desigualdad se asocia a la violencia social. Además, la
igualdad permitirá a más personas satisfacer sus metas y necesidades.

En las culturas individualistas le permiten a la persona mayor libertad para elegir


sus cursos de acción, se acepta más la expresión emocional y se atribuirá más al sujeto
los exitos en los buenos momentos - aunque también habrá menor apoyo social en los
momentos duros (Diener et al.,1995). Los valores de baja distancia o legitimación
de relaciones igualitarias, de femineidad cultural o relaciones sociales de apoyo y
"blandas", y los valores de baja evitación de la incertidumbre, o culturas tolerantes yu
poco normativas, se asociaban a una alta SV y BS colectivo. En esas culturas
14
predominará probablemente la igualdad, se dan más hechos positivos y menos negativos,
una menor normatividad (Basabe et al.,2000) y habrá una mayor sensación de control de
las vidas y de libertad de expresión y elección. El predominio de valores post-
materialistas , es decir, vinculados a la calidad de vida, se asociaba a la satisfacción vital -
aunque no a la balanza de afectos.

La mayor competitividad de la vida social, se asociaba a un peor BS y SV -


aunque la competitividad era mayor en los países pobres, de alta distancia al poder y
colectivistas. En otras palabras, la competitividad se asociaba a naciones en vías de
desarrollo en las que escasez de recursos y recompensas impone un individualismo feroz,
más allá del colectivismo de la familia extensa, clan o linaje.
La rapidez de la vida social, si bien puede ser un indicador de estrés, debido a
que se asocia al desarrollo socio-económico, se asocia a un mayor SV y BS.

El grado de confianza en los otros se asociaba a una mejor SV y BS, ya que es un


indicador del grado de apoyo social subjetivo. La confianza en los otros se daba más en
los países socio-económicos desarrollados, individualistas, de baja distancia al poder,
femeninos y de baja evitación a la incertidumbre. En los países individualistas las
relaciones son fluidas y cambian, en los países colectivistas estas son más estables y
normadas: la gente hace lo que tiene que hacer, por lo que no atribuyen una relación
estable y positiva a buenas intenciones o rasgos de personalidad de los otros y por ende
no se confía en general en la gente (Paez & Zubieta, 2000).

Finalmente, factores como la homogeneidad cultural y el crecimiento o aumento


de los ingresos no predecían la SV nacional. Aunque se postule ideológicamente que el
exceso de inmigración o de diferencias culturales se asocia al malestar, esto no se ha
constatado. Probablemente una cultura demasiado homegenea también tenga sus
aspectos negativos - menor variedad y estímulo positivo.

Afectividad Satisfacción
Vital
Positiva-Negativa y Felicidad
de Bradburn

IDH 0,24 & 0,31

Individualismo 0,49 0,77


Hofstede

Autonomía Afectiva 0,40 0,53


Autonomía Intelectual 0,53
Conservacionismo -0,61
de Schwartz

Postmaterialismo 0,71
Inglehart

Distancia Poder -0,57 -0,76


de Hofstede

15
Jerarquía -0,65
Compromiso
Igualitario 0,48
de Schwartz

Masculinidad Cultural -0,30& -0,30


de Hofstede

Control de Schwartz -0,40&

Evitación Incertidumbre -0,61 -0,47


de Hofstede

Armonía de Schwartz -0,75

Lentitud vida social -0,55

Competitividad -0,28& -0,57

Confianza Personas 0,45 0,49

(todas las correlaciones expuestas p<0,05, con la excepción de &=p<0,10. Los casos en los que se basan
las correlaciones oscilan entre 15 y 33, con una mediana de 22).

Factores de Personalidad, Psicosociales y SV.-

El bienestar subjetivo se asocia a nivel individual a la extraversión y bajo


neuroticismo, a la actitud evaluativa positiva sobre sí mismo o auto-estima - aunque la
relación es menor en las culturas colectivistas y en ellas la armonía en las relaciones
sociales es un mejor predictor. En las culturas individualistas, dado que se valora el ser
autonómo, diferente y auto-suficiente, los sentimientos y emociones internas, fenómenos
internos y que son únicos a la persona, tienen una mayor asociación con la SV. En las
culturas colectivistas los atributos internos y únicos, que diferencian a la persona de los
otros, tienen una menor influencia sobre la SV o el BS, porque se perciben como
determinantes menos importantes y valorados de la conducta social - por ende, la auto-
estima o evaluación afectiva interna global de la persona es un aspecto menos relevante
de su SV, como hemos dicho. Las personas que rumian poco los hechos afectivos
negativos también muestran mayor BS (Diener et al,1999).

La extraversión, el interés en otras personas, la implicación social activa, el


optimismo y la auto-estima se han asociado a la afectividad positiva, peor, están mucho
menos relacionadas al neuroticismo. En contraste, la afectividad negativa se asocia al
neuroticismo y a los bajos niveles de comeptencia personal, pero, no a la extraversión
(Andrews & Robinson, 1991).

Neuroticismo, estrés Y SV.-

La dimensión de personalidad de Neuroticismo predispone a vivencia menos


16
satisfacción vital, menor felicidad, más afectividad negativa y menos positiva. El
neuroticismo puede: a) predisponer a las personas a vivir hechos o episodios emocionales
negativos - investigaciones han mostrado que el Neuroticismo se asocia vivenciar hechos
negativos, b)llevar a percibir los mismos hechos vitales de forma más negativa o
emocional - la falta de estabilidad emocional y una mayor reactividad ante estímulos se
asocia al N. Las personas alta en N tienden a considerar que la mayoría de las situaciones
pueden amenazar su bienestar y las consideran más estresantes y, c) a afrontar los
episodios afectivos con mecanismos como la represión, que deniega o evita la
información amenazante y evita la vivencia y expresión de emociones vinculadas a estos
hechos - se puede constatar en la tabla que la represión o evitación cognitiva-conductual
de emociones negativas se asocia fuertemente al BS (DeNeve & Cooper, 1998). Se ha
postulado que las personas altas en N son más sensibles a los castigos y hay estudios que
confirman aprenden más fácilmente a estar tristes y cuesta más inducirles un estado de
ánimo positivo (Diener & Larsen, 1993). También se ha comprobado que los países
colectivistas asiáticos y europeos (ex RDA) orientan más la socialización a un control
estricto de los errores y en ellos son más salientes los castigos que las recompensas, en
otras palabras, la mayor sensibilidad al castigo en las culturas colectivistas puede explicar
su bajo BS (Oettingen, 1999; Markus, Kitayama & Heiman, 1996).

Responsabilidad, Escrupulosidad, Percepción de Control y SV.-

La dimensión de personalidad de ser Responsable, Escrupuloso o Concienzudo se


asocia a la auto-eficacia, al control social de los impulsos y a la realización de tareas. La
"dureza" es la tendencia a minimizar el impacto de los sucesos vitales, evaluandolos de
forma optimista (como un desafío) e implicandóse en formas de afrontamiento activo. El
deseo de control es la motivación a controlar los sucesos que ocurren en el medio, típica
de individuos asertivos y capaces de manipular los sucesos con el fin de obtener los
resultados queridos. Esta dimensión puede: a) influir como se perciben los hechos
vitales: a mayor "dureza" y percepción de control, evaluación más benigna de hechos
negativos, mejor ajuste psicológico, respuesta fisiológica y salud física (Bandura, 1999),
b) influir como se explican los hechos vitales: a mayor deseo de control, la atribución de
los sucesos a causas internas reforzará el afrontamiento activo y adaptativo - aunque la
correlación entre locus interno y BS no es muy fuerte y es menor en culturas
colectivistas, en las que es normativo no ser demasiado asertivo. A la inversa, la
explicación de los sucesos positivos por causas externas, asociada al locus de control de
los hechos atribuídos al azar, reducirá el afrontamiento adaptativo (DeNeve & Cooper,
1998).

Agradabilidad, Amabilidad, Calidad apoyo social subjetivo y SV.-

La dimensión de personalidad de ser agradable o amable se asocia la confianza y


cooperación en la relación interpersonal. La dimensión de agradabilidad mediante la
confianza; a) puede ayudar a percibir el apoyo social subjetivo como más positivo, b)
explicar las interacciones de una forma más optimista. El creer que los otros son de
confianza y honestos puede ser más importante para el bienestar, que la cantidad y
extensión del contacto con otros (DeNeve & Cooper, 1998).

Extraversión, apoyo social objetivo y SV.-


17
La dimensión de personalidad de extraversión se asocia a la cantidad e intensidad
de los contactos sociales. La extraversión puede: a) predisponer a tener una mayor red
social; b) a vivenciar más intensamente los hechos positivos de caracter social - aunque
también se ha constatado que vivencian más positivamente todo tipo de hechos. Sin
embargo, su importancia es menor que la dimensión de agreabilidad. La cantidad de
contacto social, asociado a la sociabilidad y extraversión, es menor importante que la
calidad o el apoyo subjetivo, más vinculado a la dimensión antes descrita (DeNeve &
Cooper, 1998). Se ha postulado que las personas altas en E son más sensibles a los
refuerzos y que las recompensas tiene un impacto emocional mayor en ellos. Hay
estudios que confirman esta idea: los extravertidos tienden más fácilmente a estar alegres
al imaginarse en situaciones positivas (ganar la lotería o haber hecho ejercicio
vigorizante) y cuesta más inducirles un estado de ánimo negativo. Los extravertidos
muestran mayor disposición a la afectividad positiva no sólo porque poseen más
contactos sociales y disfrutan más en situacioens interpersonales. Los extravertidos
muestran mayor placer tanto en situaciones sociales como no sociales (Diener & Larsen,
1993). También se ha comprobado que los países individualistas orientan más la
socialización a un refuerzo laxo de los exitos y en ellos son más salientes las
recompensas que los castigos (Oettingen, 1999; Markus, Kitayama & Heiman, 1996).
Sin embargo, no se ha encontrado una relación entre el grado de individualismo de una
nación y la media nacional de extraversión - por lo que no se confirma la idea que
individualismo y extraversión estan asociados en general ni que esta asociación explique
el mayor BS de las culturas individualistas (Basabe et al.,2000).

Apertura a la Experiencia, Inteligencia y SV.-

La apertura a la experiencia es la dimensión menos relevante para el BS y la SV.


Aunque se podría suponer ser abierto a la experiencia y ser inteligente puede lllevar a un
incremento tanto de las emociones positivas como negativas, produciendo un equilibrio
entre ambas y no aumentando el bienestar. También es posible que la capacidad cognitiva
en sí misma no sea tan relevante para el equilibrio afectivo. Los estilos cognitivos de
evaluación, explicación de los hechos, de percepción y afronatmiento están incluidos en
las otras dimensiones (DeNeve & Cooper, 1998).

Correlación media basada en meta-análisis entre SV/BS y factores psicológicos,


psicosociales y demográficos.-
Personalidad total 0,19

Cinco dimensiones:

Neuroticismo -0,22
Represión -0,40
Estabilidad
Emocional 0,36

Responsable 0,21
Deseo Control 0,34
Locus-azar -0,34
"Dureza" 0,32
Locus-interno 0,25
18
Agradabilidad 0,17
Confianza 0,37
otros

Extraversión 0,17
Sociabilidad 0,20

Abertura 0,11
Inteligencia 0,05

Salud física 0,32

Edad 0,03
Sexo 0,04 (más alto hombres)

Status Marital 0,08 (más alto casados)

Status socio-
económico 0,19
compuesto de:
Status ocupacional 0,11
Educación 0,14
Ingresos 0,17
(Fuente: DeNeve & Cooper, 1998,p.218).

Un nivel de aspiraciones no excesivamente elevado y realista también se asocia al


BS - se supone que expectativas demasiado elevadas producen infelicidad por el desfase
entre las metas ideales y una realidad más prosaica. También se ha encontrado que la
probabilidad estimada de alcanzar metas o aspiraciones intrínsecas (p.e. el crecimiento
personal o el desarrollo del conocimiento) se asocian al BS, mientras que la probabilidad
estimada de alcanzar metas extrínsecas (fama o dinero) se asociaba negativamente al BS.

Factores Psicosociales y SV: Estrés y formas de afrontamiento.-

Se supone que la experiencia frecuente de episodios emocionales positivos,


vinculados a la red social satisfactoria y a la extraversión, y la experiencia poco frecuente
de episodios emocionales negativos, vinculado al bajo neuroticismo, alta extraversión y
ambiente social poco estresante, son factores psicosociales que refuerzan el BS. Los
estudios han mostrado que las personas satisfechas y felices han vivenciado más
episodios o hechos emocionales positivos, mientras que la intensidad de ellos es de
secundaria importancia. La intensidad emocional no está asociada al BS, ya que los
hechos emocionales muy intensos son poco frecuentes y generalmente son seguidos por
periodos rutinarios de "bajón" (Diener & Larsen, 1993).
Los sucesos recientes tienen más impacto que los distantes en el tiempo. Las
personas se adaptan a ellos en un plazo relativamente breve - alrededor de tres meses en
muestras de EEUU. La adaptación se refiere a la disminución de la reactividad a
estímulos repetidos o continuos. Personas que han tenido grandes éxitos (ganar loterías)
o graves problemas (paraplejia) no se diferencian positiva ni negativamente de grupos
control una vez pasada la primera reacción de euforia o depresión, tristeza o miedo.
Investigaciones sobre accidentes, encarcelamiento y duelo después de una pérdida
también sugieren una adaptación con el paso del tiempo. Ahora bien, las personas se
19
adaptan relativamente rápido a ciertos hechos (aumento dinero o encarcelamiento),
lentamente a otros (la pérdida de un ser querido: dos años después viudos mostraban
mayor depresión que un grupo control) y no hay adaptación a ciertas condiciones (placer
de comer o la evitación del ruido) (Diener et al,1999).

Desde el punto de vista del afrontamiento a hechos negativos que no se pueden


cambiar, la SV o BS se asocian a los siguientes estilos de coping: a) el crecimiento
personal (descubrir lo que es importante en la vida; aprender a ignorar las pequeñas
rencillas y gozar de los aspectos positivos, valorar las relaciones interpersonales), b)
enfatizar los aspectos positivos de los ocurrido (recordar como se apoyaban o aspectos
divertidos durante el episodio traumático o estresante, recordar los aspectos positivos de
la persona desaparecida, descubrir su capacidad o fortaleza para hacer frente a la
adversidad) c) el refuerzo del apoyo social ( sentirse más cerca de la familia, estrechar
los lazos con la comunidad en medio de la adversidad) y d) el crecimiento espiritual, el
desarrollo de creencias trascendentes o religiosas (Diener et al,1999).

Salud Física y SV.-

Un buen estado de salud percibido se asocia a la SV. La correlación es débil


cuando se toman medidas objetivas de salud-enfermedad. Además enfermos crónicos
graves un año después del tratamiento clínico muestran una SV similar a personas sanas.
Se supone que un proceso de adaptación juega un papel en el BS positivo de personas
con problemas de salud importante. También la comparación social con personas que
están peor también puede ayudar a formas una imagen positivao menos negativa de su
estado de salud. Finalmente, las personas en peor estado de salud pueden puede
disminuir la importancia de ella para evaluar su vida (Diener et al,1999).

Factores Socio-demográficos, Satisfacción Vital y Bienestar Subjetivo.-

Aunque existe una relación entre factores socio-demográficos, satisfacción vital y


afectividad positiva y negativa, esta relación es débil y explica pocas veces más del 10%
de estas variables (Andrews & Robinson, 1991). El hecho que la SV y el BS se apoyan
en una comparación entre expectativas y la realidad, así como el fenómeno del nivel de
adaptación, explican la débil correlación entre indicadores objetivos y subjetivos.

Ingresos y SV.-

La relación individual entre nivel de ingresos dentro de cada nación es débil o no


existente (r=0,12 o 0,17). Las personas ricas son ligeramente mas felices, aunque existe
una gran variabilidad y ricos y pobres responde de manera bastante similar. Ahora bien, a
nivel colectivo, los países ricos, individualistas, en los que se respetan los derechos
humanos y existe igualdad social, son los que tienen un mayor BS colectivo o nacional,
como ya dijimos previamente. El aumento de los ingresos tampoco predice el BS
20
individual. Finalmente, en los países menos desarrollados, la relación entre ingresos y
bienestar es mayor que en los países más desarrollados. Una vez satisfechos ciertos
niveles mínimos de necesidades básicas, las personas se adaptan a su condición y un
aumento de los ingresos no produce mejoras sustanciales a largo plazo en el bienestar
(Diener et al,1999).

Religión y SV.-

Las personas religiosas, en particular las que practican su religión, tienden a


mostrar mayor SV y BS - al menos 23 estudios confirman que las personas religiosas
informan de mayor SV y BS (Ellison, 1991). La religión puede reforzar el BS mediante
cuatro mecanismos: a) ofrece una identidad colectiva y una red social de personas que
comparten valores y actitudes similares, b) facilita la existencia de una red social informal
de la que se puede extraer apoyo social ante hechos negativos; c) mediante la integración
institucional se desarrollan formas de control social, que pueden disminuir ciertas
conductas de riesgo y reforzar ciertos estilos de vida saludables, d) mediante rituales
regulares le otorga sentido a la vida, e) la plegaria religiosa como forma de afrontamiento
probablemente refuerza un auto-concepto coherente, la auto-estima y la auto-eficacia
mediante la percepción de orden y control divino. Se ha confirmado que las personas
religiosas hacen más llevaderos los hechos estresantes y que la fe religiosa refuerza la SV
en las personas mayores y de menores estudios (Ellison, 1991). Si bien la religiosidad
actúa como un protector contra ciertos estresores en la depresión, aumentaba el efecto
de otros (abuso familiar y problemas maritales) (Diener et al,1999).

Estado Civil y SV.-

Las personas casadas muestran mayor BS que los solteros, viudos y separados - r
medio de 0,14 en un meta-análisis. Esto se puede deber a un proceso de selección: la
gente feliz y más positiva tienen más posibilidad de tener una pareja estable, aunque los
estudios longitudinales muestran que este efecto de selección no es muy fuerte. Es más
probable que al ofrecer apoyo social instrumental y emocional el matrimonio cause BS
(Diener et al,1999).

Edad y SV.-

La relación entre envejecimiento y menor SV desaparece cuando se controlan los


ingresos. Diversos estudios han mostrado que la SV y el BS no decrecen. Estudios sobre
40 naciones y 60.000 adultos han mostrado que el porcentaje de insatisfechos varía poco
con la edad. Sólo disminuye el afecto positivo, pero no aumenta el negativo ni decrece la
satisfacción vital. Decrece también la intensidad emocional con el envejecimiento (Diener
et al,1999).

Genero.-

21
Los hombres muestran una mayor felicidad que las mujeres, aunque la diferencia
es pequeña (r=0,04 según un meta-análisis). Diferencia en satisfacción vital no se
encuentran generalmente, cuando existen muestran que las mujeres tienen mayor SV,
aunque estas diferencias desaparecen cuando se controlan otras variable demográficas.
Por otro lado, las mujeres informan de mayor afectividad negativa que los hombres (más
depresión) y más intensidad afectiva. Probablemente las mujeres vivencian
simúltanemente más intensamente emociones positivas y negativas, lo que equilibra la
relación entre afectividad positiva y negativa, provocando niveles de BS similar a los
hombres. Las mujeres son socializadas en roles de mayor sintonía emocional (p.e.
madres, cuidadoras de niños y enfermos, etc), por lo que estan más dispuestas a
experimentar y expresar emociones que los hombres (Diener et al,1999).

Educación.-

La relación entre educación y SV es moderada (r=0,13 en un meta-análisis) y la


correlación entre educación y satisfacción es más fuerte en los países y clases más
pobres. Cuando se controlaba la relación entre educación y SV tomando en cuenta el
status ocupacional, la relación bajaba a 0,06, por lo que buena parte de la asociación
entre educación y SV se explica por los ingresos (Diener et al.,1999). El alto nivel
educacional se ha asociado a menor afectividad negativa o BS, pero no a mayor
satisfacción, probablemente porque los patrones de referencia de las personas más
educadas sean más exigentes, lo que provoca un efecto de adaptación o nivelación. Los
estudios confirman que a mayor educación, más actividad laboral, mas trabajo interesante
y controlado personalmente o menos alienado, y más ingresos - la influencia de la
educación en una mayor integración social vía matrimonio y relaciones sociales no se ha
visto confirmada (Ross & Van Willingen, 1997).

3. Metaanálisis de relación entre apoyo social familiar, afectividad positiva y negativa.

Se ha planteado que la afectividad positiva se compone de puntuaciones altas en una


dimensión positiva, de satisfacción, alegría y calidad de vida. Se asociaría al rasgo de
personalidad de extroversión, a la presencia de refuerzos y a la integración o apoyo social. La
afectividad negativa se compone de puntuaciones altas en emociones negativas, se asocia al
rasgo de personalidad de neuroticismo y al estrés. Vamos a confirmar esto integrando tres
estudios sobre apoyo social familiar y afectividad positiva. (Páez y cols, 1989)

Los estudios a metaanalizar se presentan en el siguiente cuadro:

Nº de Estudio Título

1 Un modelo de Salud Mental, Basado en Categorías Psicosociales. (Asún, Núñez y Vera,


en mimeo)

2 Agresión Sexual: Un estudio de las consecuancias psicológicas y factores psicosociales.


Tesis Escuela de Psicología Univerdidad de Valparaíso (Berroeta y Saavedra, 1998)

3 Salud Mental y factores Psicosociales en Estudiantes de la Universidad Diego Portales


(Asún, Vera y Casanova, 1993)

22
La primera investigación evaluó el apoyo social (A.S.) mediante la escala de apoyo
familiar de Procidano y Heller adaptada por Asún, Vera y Wood en 1994, la cual consta de
20 ítems y tiene un alfa de Cronbach de 0.87. A su vez nos entrega como indicador de alta
afectividad negativa (A.N,) una escala de ansiedad y como indicador de afectividad positiva
(A.P.) una escala de depresión, ambas forman parte de un conjunto de baterías para la
evaluación de trastornos emocionales, constan de 13 y 12 ítems siendo sus alfas de 0.85 y
0.75 respectivamente y fueron construídas por Alvarado, Asún, Vera y cols (1992). La
muestra de estudio fue de 289 personas de la población general, de los cuales 166 (57%) son
mujeres. La correlación entre A.S. familiar y baja AP es de -0,31,p<0,01, es decir, a mayor
apoyo social menor depresión, por lo que inferimos que hay mayor afectividad positiva. Por
su parte la correlación entre A.S y AN fue de -0,24,p<0,01.

La segunda investigación evaluó el apoyo social (A.S) mediante la misma escala


utilizada en el estudio anterior (alfa=0.33). También nos entrega como indicador de alta
afectividad negativa (A.N.) la misma escala de ansiedad (Alfa=0.72) del anterior estudio y
como indicador de afectividad positiva (A.P.) la misma escala de depresión (alfa=0.65). Para
este estudio la muestra la constituyeron 20 mujeres violadas entre 15 y 51 años. La
correlación entre A.S. familiar y depresión o baja AP es de 0.08, no significativa. La
correlación entre A.S. y A.N. es de 0.32, p<0,01.

La tercera investigación evaluó el A.S. utilizando la misma medida de apoyo familiar


descrita en los estudios anteriores. Como indicador de alta afectividad positiva (A.P.) se
utilizó la subdimensión positiva de la escala afectividad positiva y negativa utilizada por Páez
y cols, adaptada para nuestro país por Asún, Vera y Wood en 1994, consta de 9 ítems, y su
alfa de Cronbach fue de 0.76. La muestra la constituyeron 592 alumnos de las distintas
carreras impartidas por la Universidad Diego Portales, cuyas edades fluctuaron entre los 17 y
45 años, de los cuales 353 (59,6%) son mujeres. La correlación entre A.S. familiar y AP es
de 0.29, p<0,01) y la correlación entre A.S. y A.N. fue –0.23, p<0,01.

El primer paso en el procedimiento metaanalítico consistió en transformar las


correlaciones de Pearson (r) arrojadas en los estudios, en puntuaciones típicas. (Ver tabla 1)
En el primer estudio la correlación entre apoyo social familiar y afectividad positiva
fue de r= -0.31, dado que el indicador de afectividad positiva utilizado corresponde a una
escala de depresión – equivalente a baja afectividad positiva - se invirtió el signo de la
correlación para mantener la dirección original entre apoyo social y afectividad positiva
medidas. Por lo tanto, la correlación a convertir en la tabla es de r=0.31, lo que a su vez es
equivalente a un puntaje z igual a 0.321.

Tabla 1: Conversión de los puntajes r en puntajes z.

Estudio r Z

1 0.31 0.321
2 0.08 -0.08

23
3 0.29 0.299

En el segundo estudio la correlación entre apoyo social familiar y afectividad positiva


fue de r=0.08. Como en el caso anterior, por ser medida la afectividad positiva desde una
escala de depresión y por presentar un baja afectividad positiva, se invierte el signo de la
correlación, obteniéndose un r=-0.08. El z equivalente para la correlación es entonces z=-0.08
(se puede constatar en este caso que con pequeños valores los r y los z son similares).

En el tercer y último estudio la correlación obtenida entre apoyo social familiar y


afectividad positiva fue de r=0,29, ahora que la afectividad positiva es medida directamente y
dado que el puntaje de la correlación es alto no se invierte. El z equivalente para esta
correlación es z=0,299.

El segundo paso consistió en estimar la z media ponderada, en base al tamaño de las


muestras de cada estudio, obtiendo esta un valor de 0.292.

Así se obtiene que la asociación media entre Apoyo social familiar y Afectividad
Positiva es de 0.28 (equivalente r de z 0.29), con 896 grados de libertad, asociación que es
muy significativa.

El tercer paso consistió en contrastar la homegeneidad del tamaño del efecto de los
estudios. Como se observa visualmente la muestra del estudio Nº2, por su pequeño tamaño
muestral y por tratarse de una población de riesgo podría resultar desviante.

El procedimiento de cálculo para el Chi cuadrado que da cuenta del grado de homogeneidad
de los estudios, se obtuvo a partir de la sumatoria al cuadrado del z de cada estudio menos el
z medio ponderado, por la sumatoria de las muestras menos la constante 3, sustraida a cada
una de ellas menos la z media.

Contraste de Homogeneidad para r

(Zeta Media Ponderada)


(Chi cuadrado)

En el caso del primer estudio el valor obtenido fue un Chi cuadrado de 0.24. Para el
segundo estudio se obtuvo un valor de 2.2 y para el tercero de 0.028. La sumatoria de estos
valores es igual a 2,468. Los grados de libertad (en adelante g.l.) aplicables a este valor
corresponden al número de estudios menos uno – en este caso 3 - 1= 2-. El valor teórico de
Chi cuadrado para dos g.l. a 0.05 es de 5.99 y el valor encontrado es menor , lo que en
conclusión nos permite afirmar que los efectos encontrados son homogéneos. Al respecto
hay que observar que el estudio Nº 2 aunque resulta desviante, por el bajo valor de la r y de
su número de casos, no altera la homogeneidad de los resultados. Además, se puede
interpretar que en el caso de hechos traumáticos o estresantes fuertes y recientes, como la
violación, la alteración afectiva moviliza más apoyo social.

Por lo tanto, podemos concluir que en este primer ejemplo se confirma la hipótesis de
que a mayor apoyo social familiar mejor afectividad positiva mediante el meta-análisis de tres
24
estudios que utilizan la misma medición de Apoyo social y dos mediciones diferentes de
Afectividad Positiva.

4.. Metaanálisis de la relación entre apoyo social de las amistades y afectividad positiva y
negativa.1

En este segundo ejemplo, se intentará confirmar la misma hipótesis del estudio


anterior, con la diferencia de que la variable apoyo social en este caso corresponde a una
medida de apoyo de las amistades la que será contrastada con afectividad positiva y negativa..

Nº de Estudio Título del estudio

1 Un modelo de Salud Mental, Basado en Categorías Psicosociales. (Asún, Núñez y Vera,


en mimeo)

2 Agresión Sexual: Un estudio de las consecuancias psicológicas y factores psicosociales.


Tesis Escuela de Psicología Univerdidad de Valparaíso (Berroeta y Saavedra, 1998)

3 Salud Mental y factores Psicosociales en Estudiantes de la Universidad Diego Portales


(Asún, Vera y Casanova, 1993)

4 Un modelo explicativo de la Salud Mental Basado en Categorías Psicosociales:


Descripción teórica de sus componentes, construcción de una batería de instrumentos
para la evaluación de factores psicosociales y prueba empírica del modelo. Tesis Escuela
de Psicología Universidad Diego Portales (Vera, A., Wood, P. & Asún, D., 1994)

La primera investigación evalúa el apoyo social (A.S.) mediante la escala de apoyo de


los amigos de Procidano y Heller adaptada por Asún, Vera y Wood en 1994, la cual obtuvo
un alfa de Cronbach de 0.86 A su vez nos entrega como indicador de alta afectividad
negativa (A.N.) una escala de ansiedad y como indicador de afectividad positiva (A.P.) una
escala de depresión, ambas forman parte de un conjunto de baterías para la evaluación de
trastornos emocionales, constan de 12 e 13 ítems siendo sus alfas de 0.75 e 0.85
respectivamente y fueron construídas por Alvarado, Asún, Vera y cols en 1992.
La muestra fue de 289 personas de la población general, de los cuales 166 (57%) son
mujeres. La correlación entre A.S. amistades y baja A.P. es de –0.227, p<0.001 y la
correlación entre A.S. y A.N. es de –0.1536, p<0.001.

La segunda investigación evalúa el apoyo social (A.S.) mediante la misma escala de


apoyo de los amigos utilizada en el estudio anterior (alfa=-0.86). También nos entrega como
indicador de alta afectividad negativa (A.N.) la misma escala de ansiedad del anterior estudio
(alfa=0.72) y como indicador de afectividad positiva (A.P.) también la misma escala de
depresión (alfa=0.6508). La muestra de estudio la constituyeron 20 mujeres violadas entre 15
y 51 años. La correlación entre A.S. amistades y depresión o baja A.P. es de 0.14, es decir, a
mayo apoyo social menos afectividad positiva en e este caso, aunque la relación no es
significativa. La correlación entre A.S. y A.N. es de 0.237, vale decir, a mayor soporte social
más afectividad negativa, aunque la relación no es significativa.

1
Como en el primer ejemplo metaanálitico se explicitaron los procedimientos de los cálculos, en este
estudio y los siguientes ejemplos se obviarán estos.
25
En la tercera investigación se evaluó el apoyo social (A.S.) de las amistades
utilizando la msima escala de los estudios anteriores (alfa=0.86). Como indicador de alta
afectividad positiva (A.P.) se utilizó la subdimensión de afecto positivo de la misma escala de
afectividad positiva y negativa Bradburn adaptada a la población española por Páez y cols
(1989)., y para nuestro país por Asún, Vera y Wood en 1994, consta de 9 ítems, con un
consistencia interna muy aceptable (alfa=0.76). La muestra de estudio la constituyeron 592
alumnos de las distintas carreras impartidas por la Universidad Diego Portales, cuyas edades
fluctuaban entre los 17 y 45 años, de los cuales 353 (59,6%) son mujeres. La correlación
entre A.S. amigos y A.P. es de 0.2382, p<0.001). La correlación entre A.S. y A.N. es de –
0.2637, p<0.001.

La cuarta investigación también evaluó el apoyo social (A.S) mediante la escala de


apoyo de los amigos utilizada en los estudios anteriores (alfa=0.86). Como indicador de alta
afectividad positiva (A.P.) se utilizó la subdimensión positiva (0.76) de la misma escala de
afectividad mencionada en el estudio anterior. En este caso la muestra quedó constituida por
150 personas de la población general, mayores de 18 años. La correlación entre A.S. de los
amigos y A.P. fue de 0.396, p<0.001 y la de A.S. y A.N. de –0.338, p<0.001.

Las puntuaciones z obtenidas a partir de los coeficientes r se presentan en el siguiente


cuadro:

Nª de Estudio R AP R AN Z AP

1 0.227 -.15 0.2237


2 -0.141 .24 0.142
3 0.238 -.27 0.234
4 0.396 -.33 0.4189

Como es de observar, en el primer estudio la correlación entre apoyo social


amistades y depresión o baja afectividad positiva fue de r=-0.227, cuyo equivalente de z
es 0.2237. En el segundo estudio la correlación entre apoyo social de amigos y
afectividad positiva fue de r=0.1411. Al respecto el z equivalente es igual a 0.142. y en
el tercer estudio la correlación obtenida entre apoyo social amigos y afectividad positiva
fue de r=0.2382, cuyo equivalente en z es de 0.234

Por su parte la z media ponderada para el conjunto de los estudios fue de 0.252.
Así se obtiene que la asociación media entre Apoyo social de las amistades y Afectividad
Positiva es de 0.245 (equivalente r de z 0.252), con 1047 grados de libertad. Esta
asociación resulta ser muy significativa.

Ahora bien al contrastar la homogeneidad del tamaño del efecto de los estudios,
se obtuvo un Chi cuadrado de 9.49, lo que contrastado con el Chi cuadrado teórico de
7.815 para 3 g.l. a 0.05, nos demuestra que los efectos encontrados no son homogéneos.
Dado esto se procedió a agrupar aquellos estudios que no fueran desviantes - en este
caso el estudio Nº 1 y Nº 3 -, eliminando los estudios desviantes. 1

Esta decisión, de eliminación de estudios, implicó rehacer los cálculos para


26
aquellos estudios no desviantes. En el cuadro siguiente se presentan los resultados de la
conversión de los r en puntuaciones z.

Estudio r Z
1 0.227 0.2237
3 0.2382 0.234

La z media ponderada estimada, en este caso corresponde a 0.23. Así , se


obtiene que la asociación media entre Apoyo social de las amistades y A. P. es de 0.23
(equivalente r de z 0.23), con 879 grados de libertad. Asociación que resulta ser muy
significativa.

Al contrastar la homogeneidad del tamaño del efecto los estudios, nos permite
confirmar en este caso los efectos encontrados son homogéneos. (Chi cuadrado obtenido
= 0.02, Chi cuadrado teórico para 1 grado de libertad a 0.05 es de 3.841). En cuanto a
los estudios 2 y 4, es posible observar lo siguiente, el primero de ellos resulta desviante por
tratarse de una muestra de mujeres violadas y por el bajo N de su muestra, además de la baja
consistencia interna que registró el instrumento. El estudio 4 resulta desviante por el tipo de
su muestra (población general), diferente de los estudios homogéneos 1 y 3 cuyas muestras
son de estudiantes, lo cual se ve potenciado en el proceso del cálculo, que aumenta las
diferencias pese a tener alta consistencia en sus instrumentos y trabajar con población general.

Aplicando los mismos calculos a la relacion entre AS y AN encontramos que los


estudios 1 y 3 son homogeneos y que la r media para la relacion entre AS y afectividad
negativa es de -0,234 frente a r=0,253 de la asociacion entre afectividad positiva y
soporte social.
Por lo tanto, podemos concluir que se confirma la hipótesis que a mayor apoyo
social de las amistades mejor afectividad positiva mediante el meta-análisis en 2 estudios
que utilizan la misma medición de A.S. y dos mediciones diferentes de A.P . Sin embargo
esta asociación es más baja que la que se encuentra en la población general. Por otro
lado, no se confirma que la asociación entre AS y afectividad positiva es más fuerte que
la relación entre soporte social y afectividad negativa, aunque esta hipótesis se confirma
en el caso del estudio con muestra general. Una explicación es que en la población
general el grado de variabilidad o las diferencias en apoyo social y afectividad son
mayores que en una población joven de características sociales más homogéneas.

5. Metaanálisis de la relación entre apoyo social familiar y estrés.

Se ha planteado que el apoyo social (A.S.) se relacionaría de manera inversa a la


presencia de estrés. Se ha encontrado que el apoyo social operaría como amortiguador del
estrés asociándose a interacciones sociales positivas, bienestar psicosocial e integración social.
Por su parte el estrés se asociaría a deterioro de la salud física y mental, tendría un efecto
negativo en la autoestima, como también en la afectividad positiva. (Páez y cols, 1986; Páez y

27
cols, 1989). Vamos a confirmar esto integrando tres estudios sobre apoyo social y estrés
psicosocial.

Los estudios a metaanalizar se presentan en el siguiente cuadro.

Nº de Estudio Título del estudio

1 Consumo de drogas, soporte social, afrontamiento y estrés psicosocial: estudio


empírico en una población escolar de Los Andes. Tesis Escuela de Psicología
Universidad Diego Portales (Maldonado, E., 1995)

2 Un modelo de Salud Mental, Basado en Categorías Psicosociales. (Asún, Núñez y


Vera, en mimeo)
3 Salud Mental y factores Psicosociales en Estudiantes de la Universidad Diego
Portales (Asún, Vera y Casanova, 1993)

La primera investigación evalúa el apoyo social familiar (A.S.) utilizando una


escala construida y adaptada por Maldonado en 1995, la cual tiene un alfa de Cronbach
de 0.468. A su vez nos entrega como indicador de estrés psicosocial las puntuaciones
obtenidas en la escala de estrés de Cohen y cols. (1983), consta 14 ítems siendo su alfa
de 0.446 y adaptada por Asún, Vera y Wood en 1994. La muestra es de 452 alumnos de
enseñanza media de la ciudad de Los Andes, de los cuales 301 (66,6%) son mujeres. La
correlación entre A.S. familiar y estrés fue de –0.3178, p<0.001.

La segunda investigación evaluó el apoyo social (A.S.) mediante la escala de


apoyo social familiar de Procidano y Heller adaptada por Asún Vera y Wood en 1994, la
cual tiene un alfa de Cronbach de 0.87. A su vez nos entrega como indicador de estrés
psicosocial la misma escala señalada anteriormente (alfa=0.83). La muestra de estudio la
constituyeron personas de la población general mayores de 18 años. La correlación entre
A.S. familiar y estrés psicosocial es de –0.3542, p<0.001.

Por su parte, el tercer estudio evaluó el apoyo social familiar (A.S) a través de la
misma escala del segundo estudio (Alfa=0.8992). Como indicador de estrés psicosocial
se utilizó la misma escala señalada anteriormente (alfa=0.843). La muestra de estudio la
constituyeron 592 alumnos de las distintas carreras impartidas por la Universidad Diego
Portales, cuyas edades fluctuaron entre los 17 y 45 años, de los cuales 353 (59,6%) son
mujeres. La correlación entre A.S. familar y estrès percibido es de –0.2796, p<0.001.

La transformación de los coficientes de correlación a puntuaciones z se presentan a


continuación:

Nª de Estudio r Z

1 -0.3178 -0.332
2 -0.3542 -0.365
3 -0.2796 -0.277

28
La puntuación de la z media ponderada es de –0.316. Así se obtiene que la
asociación media entre Apoyo social familiar y estrés es de –0.3 (equivalente r de z –0.316),
con 1033 g.l., asociación que resulta ser muy significativa.

Ahora bien, la estimación de homegeneidad del tamaño del efecto de los estudios,
confirma que estos son homogeneos. El valor de chi cuadrado obtenido en este caso fue de
1.75, siendo menor que el valor de Chi cuadrado teórico, para 2 grados de libertad a 0.05 , el
cual es de 5.99.

Por lo tanto, podemos concluir r que se confirma la hipótesis que a mayor apoyo
social familiar menor estrés psicosocial mediante el meta-análisis de 3 estudios que utilizan
dos distintas mediciones de A.S. y tres mediciones iguales de estrés psicosocial.

5. Discusión

Las conclusiones, que cierran este trabajo de investigación formal, resultan


alentadoras por varias razones.

Primero, hemos confirmado que el apoyo social, en particular de amigos y familiar, se


asocia a una mejor balanza de afectos y a un menor nivel de estres percibido, reafirmando la
validez de estas relaciones en los estudios realizados en Chile. Tambi'en se ha confirmado que
la relación es mas fuerte entre apoyo social y AP que entre AS y afectividad negativa, en el
caso de muestras de población general - planteando la necesidad de no limitarse a estudios
con muestras estudiantiles.

A través de este ejercicio que nos impusimos como desafío, hemos demostrado que la
utilización del metaanalisis como técnica resulta muy prometedora para la investigación
psicosocial nacional. Esto nos demuestra que debemos dar un salto cualitativo en lo que se
refiere a la forma de hacer investigación psicosocial.

Debemos reconocer, que también se abre la posibilidad de generar estudios y


revisiones acerca de investigaciones previas de modo de sentar líneas bases para proyectos de
investigación compartidos entre investigadores y/o universidades.

A su vez, se demuestra la necesidad de generar una discusión sobre la metodología de


trabajo y la dificultad de encontrar estudios similares, y que por de pronto sean suceptibles de
comparación.

Así nos vemos enfrentados a la necesidad de perfilar tipos de investigaciones, que


tengan sentido dentro de una agenda nacional de conocimiento en el ámbito de la psicología
social.

Lo anterior, consideramos pasa por clarificar al interior de la disciplina y


particularmente en los centros de formación la necesidad de formar investigadores capaces de
abordar la realidad nacional con un conjunto de técnicas tanto cualitativas como cuantitativas,
con alcances y profundidades cada vez mayores y competentes en el manejo de las mismas.

Así, creemos que tomar la investigación como una tarea, si bien etimológicamente es
29
una aventura hacia lo desconocido, significa que esta no es una aventura azarosa y debe ser
verificable, contrastable, replicable, entre otras cosas, por terceros. Es decir, ver la
investigación como un progreso del conocimiento/descubrimiento de lo psicosocial dentro del
territorio nacional, pero del cual debe quedar mapa, registro y vitácora.

6.Bibliografía

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Psicosociales". (por publicar en revista PRAXIS).

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psicológicas y factores psicosociales". Tesis para optar al grado de licenciado en
psicología. Escuela de Psicología. Univerdidad de Valparaíso.

C. Maldonado. (1995). " Consumo de drogas, soporte social, afrontamiento y estrés


psicosocial: estudio empírico en una población escolar de Los Andes". Tesis para
optar al grado de licenciado en psicología. Escuela de Psicología. Universidad Diego
Portales.

D. D. Asún, A. Vera y V. Casanova,.(1993)" Salud Mental y factores Psicosociales en


Estudiantes de la Universidad Diego Portales. (en mimeo)

Vera, P. Wood, . y D Asún (1994) "Un modelo explicativo de la Salud Mental Basado en
Categorías Psicosociales: descripción teórica de sus componentes, construcción de
una batería de instrumentos para la evaluación de factores psicosociales y prueba
empírica del modelo". Tesis para optar al grado de licenciado en psicología. Escuela
de Psicología Universidad Diego Portales

R. Alvarado. (1992) "Escalas para la medición de sintomas depresivos, por ansiedad y


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D. Páez.y cols. (1986) "Salud Mental y factores psicosociales". Madrid España. Ed.
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D. Páez y Cols (1989) "Emociones: perspectivas psicosociales". Madrid España. Ed.


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