Está en la página 1de 6

EL MAESTRO EN SOLEDAD

El artesano se hace artista


Esta versión del cambio no es un relato del todo exacto; las
Probablemente, la pregunta más común q h oscuras consecuencias de la subjetividad se aplicaban en el pen-
ue se ace 1 samiento renacentista a un campo más amplio que el de la
te acerca de la artesanía, o el oficio, es en qué die a
se Iterer : creación artística, se tratara o no de genios. Anatomía tÚ la me-
arte. En términos numéricos, la pregunta no tiºe ncia
. . ne gran al lancolía (1621), de Robert Burton, exploraba el «temperamen-
En efecto, los artistas profesionales constituyen car to saturniano» como una condición humana que, arraigada en
'ó • una Parte
queñísima de l a po bl ac1 n, mientras que los artesan la biología, se da cuando se permite la proliferación del melan-
• osseext1e
den por tod a c l ase de trab aJos. En términos prácticos cólico «humor» introspectivo, lo más cercano que se pueda ima-
.. < lid d . »no
ginar a lo que para la medicina moderna sería una secreción
arte sin artesana; 1a 1iea te una puntura no es una pintura.
línea divisoria entre artesanía y arte parecería establecer una glandular. El aislamiento, explicaba Burton, estimula esta secre-
paración entre técnica y expresión, pero, como me dijo una ción. Su digresiva obra maestra volvía una y otra vez. al temor de
que la subjetividad se convirtiera en melancolía. Para Burton, el
el poeta James Merrill: «Si esta línea existe, no es el poeta
«artista» es sólo un ejemplo del riesgo de depresión implicado en
tiene que trazarla; el poeta sólo ha de centrarse en hacer real
el funcionamiento del cuerpo humano en solitario.
poema.» Aunque la pregunta «¿qué es el arte?» plantea una Los Wittkower creían que el arte colocaba a los artistas en
tión seria e inagotable, es posible que esta particular preocup- una situación social de mayor autonomía que la del artesano,
ción por encontrar la definición del arte esconda algo más: debido a una razón específica: que el artista aspiraba a la origi-
tamos de hacernos una idea de qué significa la autonomí nalidad de su trabajo, y la originalidad es el rasgo distintivo de
entendida como impulso que nos impele desde dentro a traba individuos únicos, solitarios. En realidad, pocos artistas del Re-
jar de una manera expresiva, por nosotros mismos. . . nacimiento trabajaron en solitario. El taller del artesano tuvo
Así fue al menos como concibieron la cuestión los hiscon continuidad en el estudio del artista, lleno de asistentes y apren-
dices, pero los maestros de estos estudios concedieron un valor
dores Margot y Rudolf Wittkower en su apasionante Nacd-
nuevo a la originalidad del trabajo que en ellos se realizaba; la
bajo el signo de Saturno, que narra el surgimiento del artista originalidad no era un valor que los rituales de los gremios me-
Renacimiento a partir de la comunidad medieval de artesanos dievales celebraran. Aún hoy, este contraste da forma a nuestro
En esta versión del cambio cultural, el «arte» Iealiza .
• un ascens .
pensamiento: el arte parece ll.amar l; a atenc:ión sobre el, trabajo
] -ilegio nu"-
de gran envergadura. Ante todo, representa el P"""" ,it unuco o, menos, dilistintivo,
• al ' . •
mientras que la artesanía es una
y más amplio • que la sociedad
. d
moderna con€cede a a su ¡1da pracnca más anónima co ecnva y contm uada • Pero deberíamos.
, • l • •
• su comu '
desconfiar de este contraste. . • al"d
La origin lu a
d es también una ea-
da d: el artesano está volcado hacia fuera, h1acta ¡mism
. . • al
queta social, y los individuos origin les es ª tablecen vínculos pe-
mientras que el artista se vuelve h· 1acia dlen tro, » hacia ]ambl-
s
Los Wittkower destacan la reaparición de Pandora_en 00 Jos culiares con otras personas. . . l cado

Los mecenas de los arnstas de l Renac1m1ento Y e mer d
b• • .d d autodestructiva
la subjetivida . se puso e1n evidencia c Borro"" ..,, • d d cortesana se e-
idi: Francesco . para su arte cambió a medida que l a socie ª . ce
c1 10s de los artistas Francesco Bassano Y fue el gen10 al Los c11entes -
sarrolló a expensas de las comunas mediev es.
ru.• 20 p .
ara 1 a mentalidad de sus contem paráneos,
• ulsó a estos hombres a l a desesperación, 87
que 1mp

86
'
'r nían una relación cada vez más personal con los maestros de los monarca se habría servido sal de ese salero, ni siquiera ocasio-
1
estudios. Con frecuencia no entendían qué intentaban conse-
t ! guir los artistas, pero con la misma frecuencia afirmaban su au-
nalmente. El cuenco que contiene la sal está empotrado en una
maraña dorada. En su corona, dos figuras doradas, una mascu-
toridad para juzgar el valor del trabajo. Si bien el artista era ori- lina y otra femenina, representan el Mar y la Tierra (la sal per-
\ ginal en sus obras, carecía, como miembro de una comunidad, tenece a ambos dominios), mientras que, en la base de ébano,
\
¡
del escudo colectivo que lo defendiera de esos veredictos. La diversas figuras en bajorrelieve representan la Noche, el Día, el
única defensa del artista contra la intrusión era alegar «No me Ocaso y la Aurora, además de los cuatro Vientos (la Noche Y el
entendéis», que por cierto no constituía una fórmula de venta Día rinden homenaje directo a las esculturas que Miguel Ángel
demasiado atractiva. Una vez más nos encontramos con una re- realizó de estas mismas figuras para las rumbas de los Medici).
sonancia moderna: ¿quién está en condiciones de juzgar la ori- La intención de este magnífico objeto era causar asombro, Y lo
ginalidad? ¿El creador o el consumidor? consiguió.
Antes de preguntarnos por qué este salero es más una obra
de arte que una pieza de artesanía, tenemos que situar a Celli-
El orfebre más famoso del Renacimiento, Benvenuto Celli- ni entre sus colegas. A lo largo de la Edad Media hubo maes-
ni, trató estos problemas en su Autobiografta, que empezó a es- tros, y también oficiales, como consta en el Livre des métiers,
cribir en 1558. Este libro se inicia con una afirmación de con- que deseaban establecerse por su cuenta como empresarios. Es-
fianza: un soneto en el que se jacta de dos logros. El primero, tos empresarios artesanos deseaban pagar a sus asistentes sin
relativo a su vida: «Me he visto envuelto en sorprendentes aven- asumir la obligación de darles formación. Su prosperidad de-
turas y he salido de ellas con vida para poder contarlo.» Nacido pendía de que consiguieran hacerse un nombre para sus pro-
en Florencia en 1550, Cellini fue encarcelado en varias ocasio- ductos, algo parecido a lo que hoy llamaríamos «marca de fá-
nes por sodomía; tuvo ocho hijos y fue astrólogo. Sufrió dos in- brica».
tentos de asesinato por envenenamiento, uno con diamantes Esca última circunstancia confería una señal de distinción
pulverizados y otro mediante una «salsa deliciosa» que había cada vez más personal. Los gremios medievales no tendían ª
preparado un «sacerdote vicioso»; asesinó a un cartero; ciudada- acentuar diferencias individuales en el seno de los talleres de una
no francés por adopción, abominó de Francia; soldado, espió ciudad; el esfuerzo colectivo de control del gremio indica dón-
para el ejército contra el cual peleaba... ; el catálogo de tan asom- de se han hecho una taza o un abrigo, no quién los ha hecho.
brosos episodios es inagotable. En la cultura material del Renacimiento, aportar el nombre del
El segundo logro se refiere a su obra. «En mi obra --se ja .
a utor d tell objeto . cada vez más important
se hizo • te para la venta
.
ta-l he superado a muchos y he llegado al nivel / del único me- de una amplia variedad de bienes, incluso de los más prosaico~
Jor que yo.»% Un solo maestro, Miguel Angel, y ningún igual El salero de Cellini responde a este modelo general de ~arca.
nInguno de sus pares es capaz de alzarse a su nivel ni de ser tan hecho de que un cuenco para la al se hubiera converidf""""
original. Un famoso salero de oro que Cellini produjo en 1543 objJeto d e tal refinamiento que trascen dlz 1a cu 1alquier mera hnnt-
.
para Francisco
. I d e F rancia · h Mu-
• (h oy en el Kunsthistorischies dad f¡ :. de atracción, tanto
seum de Viena) se a · ·¡f, altivo a Incional era por sí mismo un motivo Ie
r.
ervta para justificar su jactancia. Ni tan lti del 0 B;
Jeto como de su autor.
88 89
Alrededor de 1100 empezó a mostrarse un camb' 1 posteridad. No obstante, lo mismo que muchos otros objetos,
l · 10 en a re-
ación de los orfebres con otros artesanos, cambio que observa su salero llegó a adquirir valor público porque exponía y expre-
Alain de Lille en su Anticlaudianus a comienzos de la década de saba el carácter íntimo de su autor. Era eso, sin duda, lo que
1180. Hasta ese momento, las formas de trabajar el oro en los pensaba Francisco I cuando exclamó: «¡He aquí a Cellini en per-
objetos decorativos habían marcado las pautas de la pintura y la sona!»
fabricación del vidrio, pues el marco de oro orientaba los obje- Este tipo de distinción conllevaba recompensas materiales.
tos en él contenidos. Más o menos en esa época, como observa Como señala el historiador John Hale, muchos artistas prospe-
T. E. Heslop, historiador de los oficios, el proceso comenzó a in- raban gracias a la originalidad de su obra: la casa de Lucas Cra-
vertirse lentamente: «Lo que llamaríamos naturalismo, más fácil nach el Viejo en Wittenberg era un palacete; lo mismo la de
de asociar a la pintura y la escultura, llegó a ser dominante al Giorgio Vasari en Arezo.? Lorenzo Ghiberti, Sandro Botticelli
punto de que los orfebres tuvieron que cultivar las artes del di- y Andrea del Verrocchio se formaron como orfebres. Por lo que
bujo y el modelado de una manera hasta entonces desconoci- sabemos, eran más ricos que sus pares, que permanecían estric-
da.1122 Los cuadros en oro de Cellini son resultado de este pro- tamente en la órbita gremial del aquilatamiento y de la produc-
ceso: son una «nueva» modalidad de la orfebrería, en parte ción de materia prima.
simplemente debido a que incorporan al trabajo del metal otra En sentido general, la autoridad descansa en un hecho bá-
práctica artesanal: la del dibujo. sico de poder: el maestro determina cómo ha de ser el trabajo
Cellini mantuvo cierta lealtad respecto de los talleres artesa- que otros realizan bajo su dirección. En esto, el estudio del ar-
nales de donde surgió su arte. Nunca se avergonzó de la fundi- tista del Renacimiento no se diferenciaba mucho del taller me-
ción y la suciedad, el ruido y el sudor que le son característicos. dieval ni del laboratorio científico moderno. En el estudio de
Además, apoyó el valor de la artesanía tradicional practicada un artista, el maestro puede encargarse del diseño de conjunto
con probidad. En la Autobiografia cuenta su lucha por extraer de la pintura y luego completar las partes más expresivas de la
oro, oro real y en grandes cantidades, de masas de material sin misma, como, por ejemplo, las cabezas. Pero la existencia del
desbastar, cuando incluso sus mecenas más ricos se habrían con- estudio del Renacimiento se debía sobre todo a las dotes parti-
formado con la ilusión del dorado superficial. En términos de culares del maestro; el objetivo no era producir simplemente
carpintería, Cellini odiaba el enchapado. Deseaba «oro honesto» pinturas como tales, sino más bien crear sus cuadros o cuadros
Y sostenía el mismo patrón de veracidad para los otros materia- ª su manera. La originalidad daba particular importancia las ª
les con los que trabajaba, incluso en metales baratos como el la- relaciones cara a cara en el seno del estudio. A diferencia de los
tón. Ten!~ que ser puro, para que las cosas parecieran lo que son. orfebres que se dedicaban al aquilatamiento, los asistentes del
. Considerar la autobiografía de Cellini únicamente como artista tenían que permanecer físicamente cerca de sus maes-
Instrumento
la al s servicio
• • d le su autor sería banalizarla.
• Si biien en tros. En qué consiste la originalidad es algo difícil de dejar
e~nomía de la época, artesanos-artistas de todo tipo procla- asentado por escrito en un reglamento que se pueda llevar en el
malan los méritos individuales de su obra, el libro de Cellini no quipaje.
pertenece a la categor ad a e l, a publicidad. En efecto, dec1
' ·¡di6
bli 1 no la raíz de «originalidad» se remonta a una palabra griega
pu cario en vida·5 1 1o escribí 'b'ó para sí mismo y lo dejó · para la Poesis
• que PI latón y otros utilizaron
. . con el1 s1gn!
• 'ficado de «algo
90 91
donde antes no habla nada». La originalidad marca una época; ha señalado ya, el «secreto» de la originalidad es aquí que la
denota la súbita aparición de algo donde antes no había nada, bidimensionalidad del dibujo se ha transferido a la tridimen-
porque algo adviene súbitamente a la existencia, despierta en sionalidad del oro, y Cellini llevaba esta transferencia a un ex-
nosotros emociones de asombro y veneración. En el Renaci- tremo tal que sus contemporáneos jamás habían imaginado po-
miento, la aparición súbita de algo se relacionaba con el arte el sible.
. genio, si se quiere- de un individuo. Pero la originalidad tenía un precio. La originalidad podía
Sin duda nos equivocaríamos si imagináramos que los arte- malograr la autonomía. La Autobiografa de Cellini es un ejem-
sanos medievales se resistían por completo a la innovación, pero plo típico de cómo la originalidad podía crear nuevos tipos de
su trabajo artesanal cambiaba lentamente y como resultado del dependencia social y, en verdad, de humillación. Cellini aban-
esfuerzo colectivo. Por ejemplo, la inmensa catedral de Salisbury donó el dominio del gremio del aquilatamiento y la producción
comenzó, en 1220-1225, como un conjunto de pilares y vigas de metales para ingresar en la vida de la corte con todas sus in-
de piedra que delimitaban la Lady Chapel en un extremo de la trigas y sus mecenazgos. Sin garantías corporativas del valor de
futura catedral." Los constructores tenían una idea general del su trabajo, Cellini tuvo que seducir, acosar e implorar ante reyes
tamaño final de la catedral, pero nada más. Sin embargo, las Y príncipes de la Iglesia. Fueron pruebas de fuerza desiguales.
proporciones de las vigas de la Lady Chapel sugerían un DNA Por muy polémico y ególatra que Cellini pudiera haber sido con
(Distributed Internet Applications Architecture) más amplio de respecto a sus mecenas, en última instancia su arte dependía de
ingeniería de la construcción y se expresaba en la gran nave y ellos. Hubo en la vida de Cellini un momento revelador en que
dos transeptos construidos entre 1225 y 1250. De 1250a 1280, esa desigual prueba de fuerza se le hizo evidente. Envió a Felipe 11
este DNA generó el claustro, el tesoro y la sala capitular; en ésta, de España la escultura en mármol de un Cristo desnudo, al que
las geometrías originales, que apuntaban a una estructura cua- el rey, con bastante maldad, le agregó un hoja de parra de oro.
drada, fueron adaptadas a un octógono, mientras que en el te- Cellini se quejó de que se había mancillado el carácter distinti-
soro se adaptaron a una bóveda de seis lados. ¿Cómo lograron vo de Cristo, a lo que Felipe II le contestó: «Es mío.»
los constructores tan asombrosa construcción? No hu-bo ni un . Hoy diríamos que es una cuestión de integridad --la inte-
"? quitecto; los albañiles no tenían planos previos. Más bien &ridad de la cosa en sí misma-, pero también es una cuestión re-
contrario, las acciones elementales con que empezó la cons lativa a la posición social del autor. Cellini, como insistió repe-
truccIón evolucionaron hasta convertirse en principios que fue- tidamente en su autobiografía, no debía ser valorado como se
ron gestionados colectivamente a lo largo de tres generaciones- ª
valora un cortesano, por un titulo formal o un puesto en la
Cada hecho qu d -i6n
ue se producía en la práctica de la construcC corre. Cualquier persona que sobresaliese tenía que demostrar su
era absorbido e i
.
d l . ·
integrado en as instrucciones y regulación e
generación siguiente.
d la ª
valor los demás. El orfebre medieval proporcionaba una prue-
ba de su valor mediante rituales colectivos y una prueba del
El resultado es d'fi • • que
m aten'al•izaba l • un e 1 · c10 sorprendente ' característico, i6n valor de su trabajo mediante el lento y cuidadoso proceso de
as Innovaciones en materia de construcCi ' Producei6; E la origi-
"Ion. stos patrones son irrelevantes para J ,
juzgar

4q;
pero que no es ori • al . al de
Cell¡. .. 'gin en el mismo sentido que el s ero n idad. Póngase el lector en el distinguido lugar de Felipe II:
Inu: efecto asombr . ose ante un Objeto
bj . : ¿ ·cór 1o estimaría su
roso, pintura hecha de oro puro. om original y tan poco famili
iliar,
92
93
valor? Y ante la declaración de Cellini «¡Yo soy un ar6- ¡ N en el mar, señala el camino. Pero, a diferencia de un marino, el
toque1s é. l 1o que he hecho!»,
h d ista. 1 o
po ría perfectamente penszar, lffi
: b Ul- • e artista explora su propia trayectoria mediante estas boyas que
do de su majestad real: «Cómo se atreve?» produce para sí mismo. Es así, por ejemplo, como procede
Un último hecho sintomático acerca de la Autobiografla de Giorgio Vasari en Las vidas (1568), uno de los primeros libros
Cellini es que sus experiencias de dependencia no correspondi- que se escribieron para documentar carreras artísticas. Las «vi-
da y de malentendidos intensificaron la conciencia de sí mismo. das» de Vasari son las de artistas que se desarrollaron interior-
Una y otra vez, en estas páginas, la humillación procedente de mente, que produjeron obras a pesar de todos los inconve-
un mecenas impulsa a su autor a períodos de introspección. Era nientes, artistas con una autónoma e irresistible necesidad de
la situación exactamente opuesta a la de aislamiento pasivo y creación. Las obras de arte son la prueba de una vida interior
melancólico que describen las páginas de la Anatomía de la me- sostenida incluso ante la humillación y la incomprensión, como
lancolia de Burton. Aquí el artista del Renacimiento podría per- las que a veces tuvo que soportar Cellini. Los artistas del Rena-
fectamente constituir el emblema del primer hombre moderno: cimiento descubrieron que la originalidad no proporciona un
activo, y por tanto sufriente, volcado en su vida interior en bus- sólido fundamento social a la autonomía.
3
ca de refugio en su «creatividad autónoma». Desde este punto El anista despreciado o incomprendido tiene una larga tra-
1
de vista, la creatividad reside en nuestro interior, con indepen- Yectoria en la cultura occidental más refinada, y en todas las ar-
dencia de cómo nos trate la sociedad. tes. Cellini es el atribulado antecesor de Mozart en sus relaciones
Esta creencia hundía profundamente sus raíces en la filoso- 1- con el obispo de Salzburgo, en el siglo XVIII, o de las luchas de Le
fía del Renacimiento. Apareció en los escritos del filósofo Pico Corbusier con una convencional Universidad de Harvard en sus
della Mirandola, quien entendió Homo faber con el significado í intentos de construir el Carpenter Center for the Visual Arts, en
de «el hombre como creador de sí mismo». Pico fue una de las 1 el siglo XX. La originalidad saca a la superficie las relaciones de
fuentes (no reconocidas) de Hannah Arendt; su Discurso sobre la poder entre el artista y el mecenas. A este respecto, el sociólogo
dignidad del hombre, que data de 1486. se basaba en la convic- Norbert Elias nos recuerda que en las sociedades cortesanas, el
ción de que, a medida que la fuerza de, la costumbre y la tradi- l vínculo de obligación mutua estaba distorsionado. El duque o el
ción se debilitaba, la gente tenía que «experimentar» por sí mis- ':- ~rdenal pagaban las facturas de los comerciantes cuando les iba
ma. La vida de cada persona es un relato cuyo autor no sabe 1 ~len, si es que las pagaban; Cellini, como muchos otros, murió
cómo terminará. El personaje que Pico escogió para representar J sin cobrar grandes deudas que la nobleza tenía con él.
el Homo faber era Odiseo viajando por el mundo sin saber dón- ~,..
ª
de_ iría parar. Una idea afín a la del hombre como obra de sí f,
mismo aparece en Shakespeare, cuando Coriolano afirma: «Soy En resumen, la historia de Cellini hace posible cierto con-
el creador de mí mismo»,
• • de traste
. . socio
• l og1co
, . entre anesanía -u oficio-
. y arte. Una Y otro se
gust auténtico desafío a la máxima dstingue
tín que advertía: «¡Fuera las manos del yo! ¡Apenas lo co- . en, en primer lugar, por el agente: e·] arte nene
. : un agen-
ques, lo arruinarás!»?° (e orierntator
id o dominante mientras que la artesanía ¡a nene un
El ane desempeta fi un papel particular en este viaje
• • v1t<• al ' al """" colectivo. Ademas, se disinguen por el tiempo: lo sfbi
menos para los ar • La
tustas. obra de arte se convierte en una 0
b ya ntra lo lento. Por último, se distinguen por la autonomía,
94 95
Y

pero, sorprendentemente, quizás el artista solitario y original ,. •SUS SECRETOS MURIERON CON ÉL»
haya tenido menos autonomía, tal vez haya sido incluso más de- En el taller de Stradivarius
pendiente de un poder que no lo entendía o que le imponía su
capricho, y, por tanto, más vulnerable que el cuerpo de artesa- En su Autobiografa, Cellini dice que los «secretos de su arte
nos. En lo sustancial, estas diferencias son importantes aún hoy morirían» con él.26 Sin duda, su osadía y su innovación no po-
~
para quienes no pertenecen a los reducidos grupos de artistas <lían transmitirse por medio de las cabalgatas, fiestas y oraciones
profesionales. de otras épocas; el valor del trabajo residía en su originalidad.
Los trabajadores no motivados, como los obreros soviéticos } As pues, había a largo plazo un límite concreto en la vida del
de la construcción, o los deprimidos, como los médicos y los en- ! taller. En la jerga moderna, la transferencia de conocimiento se
fermeros británicos, no sufren tanto por el trabajo que realizan , hizo difícil; la originalidad del maestro la impedía. Esta dificul-
como por la manera en que está organizado. Por esa razón no
! tad persiste, tanto en los laboratorios científicos como en los es-
debemos abandonar la idea del taller como espacio social. Los i tudios de los artistas. Mientras que en un laboratorio es fácil in-
talleres, hoy como ayer, han sido y son un factor de cohesión so- troducir al novato en materia de procedimientos, mucho más
cial mediante rituales de trabajo, sea el de compartir una taza de 1 difícil es para un científico transmitir la capacidad para indagar
té, sea el del desfile de la ciudad; mediante la tutoría, sea la for- la presencia de nuevos problemas en el curso de la solución de
mal paternidad subrogada del medievo, sea el asesoramiento in- los antiguos o para explicar la intuición, surgida de la experien-
! • d
formal en el lugar de trabajo; o mediante el hecho de compartir i c~a, e que un problema está a punto de entrar en un callejón
cara a cara la información. sin salida.
Por estas razones, el giro histórico es más complejo que un La dificultad de la transferencia de conocimiento plantea
simple relato de decadencia; al taller de grato ambiente social se un interrogante acerca de por qui es can difícil, por qué el saber
le ha agregado un nuevo y perturbador conjunto de valores de se convierte
• en un secreto personal. No es lo que ocurre en los
trabajo. La moderna ideología de gestión empresarial urge a tra- conservatorios de música, por ejemplo; tanto por medio de las
bajar «creativamente» y a demostrar originalidad incluso a los clases individuales y magistrales como de discusiones en talleres
empleados del nivel más bajo de la organización. En el pasado, de trabajo, la expresión es objeto de constante análisis y refina-
satisfacer esta orden era una fuente segura de ansiedad. El artis- ~ienco. En la famosa Clase 19, dirigida por Mstislav Rostropo-
ta del Renacimiento aún necesitaba un taller, y es indudable que v¡ch en el Conservatorio de Moscú las décadas de 1950 y1960,
en él sus ayudantes aprendían del ejemplo de su maestro. La ~ gran violonchelista utilizaba todo tipo de medios --novelas,
propia maestría del maestro cambió de contenido; las exigencias romas Y vodka, junco con el estricto análisis musical- para for-
d_e distinción Y originalidad le planteaban un problema motiva- ar a sus di-tisc pu ¡leos a aumentar su expresividaddi+dividual."
individu • Sin1
emb
cional. En adelante, necesitaría la voluntad de luchar para cum argo, en la fabricación de instrumentos musicales, los se-
plir con estas exigencias. Su honor adoptó una naturaleza com retos d :.·del
r , e maestros como Antonio Stradivarius o Guarnien e
aesu m: +.. ·¡R
petmva. El taller le serviría como refugio de la sociedad. nid uneron realmente con ellos. Montañas de dinero e mnit-
• de experimentos han fracasado en su intento de obtener
Ormación Algo del
acerca de los secretos de estos maestros.
96 97

También podría gustarte