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f . •♦ ' » - UNAS NOTAS A
EL CASCABEL
1} >, ••) •
DEL HALCON

por Luis .Msrííiiei CuitLño

Enrique Banchs publica en mánicos— el romancero caste


1909 E: cascchd de! h.clccn, el llano )• el inester. de clerecía.
más extenso de sus libros. Se Como destaca .A.nge! J. Battis-
divide e.-i dos panes y esU diri- tessa, el rriundo mediexál está
sión es clara, además, en el presente a íra\-és de sus héroes
cambio tona; y temático que bistórico-üíera.'ios y de los per-
comporta. En la primera parte so.r.ajes que, £tra\-esando ios si
se evoca un ámbito medieval a glos, nos vuelten desde aquella
trzvés de las recreaciones lite- literatura: reyes y reinas, damas
ranas de las c.xpre.siones poéti y pajes, donceles e infantinas,
cas que crecieron y abundaron troveros y juglares, romeros y
en la Edad .Media: la pcesía caballeros, pecadores \' san
trov.Vdoresca, !a gá.'sicc^portu- tos (I). En la segunda parte el
ruesa, los chantares de gesta, los poeta, en un tcito más íniinto v
Ciclcnt c¿ aüerescos tanto ro pc.rsoria!, re\'i\e .sertsaciones,
tos. corno s,:-. iones v eer- sentimientos pasajeros o repiie
!a alabanza de !as cosas senci culturas (¿hay acaso mayor prué- otra aquí la respuesta que al fabuloso que alterna con el
llas y cotidianas de El libro de ba que la primera parte de El canzan Jos interroganiés de V'i- rriundo cotidiano como alter
los elogios. cascabel del halcón?) y además llon o de Manrique y es, preci nan sueño y vigilia, vida y
i- •
con la obra literaria logra una samente, la respuesta que espe muerte,'amor y soledad, arte y
Hay, sin embargo, entre las perennidad más perfecta que ¡a ramos de Banchs, po.'-qué .él sa vida.
dos panes una unidad, una de la sangre ('Tu librg te repite be reactualizar lo que fue, re
En cuanto a su ubicación den
constante que constituye el fon más que un hijo.. J"): O sea que construir voces pasadas, a veces
do dominante de nuestro poeta tro de la- literatura argentina, a
el circulo se cierra. En ¡a pr:mei;a con verdadero alarde filológico,
y en la que ya ad\'ertimos sus El cascabel del halcón se lo coló-,
composición, "La carola",' la pero sobre todo sabe que las
preocupaciones fundamentales, ca como a una obra posmoder-
.Muerte interrumpía la danza voces perduran más allá de las
después retomadas en La urna: nisla o perteneciente a! segun-
medieval l!e\'ándose al cuitado mismas lenguas. El mensaje, si
la presencia de la muerte, el d,o modernismo. Los modernis
Caballero de Abril..Tam)jién en es verdaderamente poético, si
tas intentaron un arte universal
amor, la soledad del hombre, la el lihimo poema, "Libro", la es obra de arle, permanecerá
tarea del poeta —ya juglar, ya dentro de uña tradición lingüis
muerte irrumpe, pero esta vez más allá de su código ("Si aca
troverx), ya tratando.de hacer so/ tiene (el libro) como los mis
tica. Dice Ángel J. BatLÍsiessa:
po arranca al caballero de la
"Aquí, las coincidencias con el
oír su ^•oz armónica entre "el ronda, porque la ronda sigue a mos universos su ocaso/ enton
chirrido de las sierras" que modernismo son, en general,
tra\és de los hombres sucesivos, ces otro hombre dirá lo que
abur:dan en nuestro siglo— y el las que proceden de la evoca
el arte irasciende la muerte, al dijiste/ nuevamente y en lengua
arte que perdura más alia de
ción estilizada del mundo jugla
canza una forn¡2 de perdurabi que aiin no e.xiste"). Deja plan
las épocas y las culturas, que lidad ("Tú mismo, hombre que teadas así Banchs sus propias resco y trovadoresco >• en este
libro no extraña un cieno afian
trasciende lo temporal para de lees, ¿no sientes la voz queda/ teorías sobre las funciones del
zamiento-del ya señalado influ
volvernos otros ámbitos (la que te está preguntando: ¿Ten lenguaje y, además, con El cas
jo de Valle Inclá.n" (2). Con esto
Castilla de la reconquista, la drá los brazos fríos?"). Este cabel del halcón intenta en algu
Granada morisca, la cone de
señala que se aparta del vcKca-
poema se inicia con el interro na medida demostrarlas.
bul ario y de los loques moder
Carlomagno, la Bretaña de Ar gante tan medieval del ubi sunt
nistas tan abundantes en ios li
turo, la Germania de los Nibe- ("¿dónde estará la otra (mano) Están, pues, presentes y defi bros anteriores. El cascabel del
lungos) y para hermanar a los que te escribió?'(.. .) ¿Dónde nidas las preocupaciones que halcón es un libro mucho mas
hombres a tra\'cs de los tiempos esia:'á el cerebro que mudó san serán constantes en la obra de
por la simpatía de la lectura. indiv idual y miaduro y los varios
gre y llamo . ..?). Pero como el Banchn. Se trata de un libro
En este sentido el último poe influjos que resallan en la lec
mismo Cascabel del halcón mues unitario en que la tradición li tura no llegan a ocultar la sin
ma de ¡a segunda parte, "Libro" tra, la perennidad de la obra es teraria medieval, gustada v se-
es am,p!iameriie rexelador: por gularidad poética, el lirismo
crita ños hace trascendentes, ya dimicntada, no es un juego de personalísimo del Banchs.
medio de la escritura ("Non ay cómo lectores—al introducirnos anificios esteticistas, es la he
lanza que pase todas las arma- en la dilatada \'ida de la cultura— rencia literaria transmitida en
duras,,'" nin que tanto traspase q como autores—dotándonos de los cuentos de la abuela, en las El romancero en la primera
como las escrituras") el hombre la inmortalidad de la letra (".Las parte de "El cascabel de! halcón"
canciones de ronda, en las lec
recibe legadcis de otros hombres voces/ escritas viven tanto co turas adolescentes que nos de-' a se ha menciúnado la va
5' de otras épocas, asimila otras mo los mismos dioses.."). Es v'uelven a un universo feérico v riedad de formas !i;orarias me-

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die\'ales que recrea nuestro cil reconocer en la actitud de
poeta. Esto re\ela no sólo su
algunos de los elementos del les: la muene de Delgadina, el
padre e hija lodos los sobreen romance viejo: las tres hijas, el más abundante, o su hui..'a .ccfri
cultura literaria, sino su flexi tendidos de un amor incestuoso padre-rey, la madre y, sobre to el carcelero, que rai-pbiéñ se da
bilidad lírica, su porosidad, su que aquí aparece apenas esbo do, el lema de la sed. El perso en algunasjvcrsiÓ'ñes. La lluvia
facilidad lingüística, que le per zado. Es un poema en cuartetas. naje del arquero-custodio figura conyuela'Iá sed de Delgadina y
miten ir del romancillo a la
Como romance tradicional el en alguanas versiones tPadictor..---^caso también podamos suponer
cuaderna vía, de la canción al
de Delgadina es, uno de los más nales y falta en otraa. Loé ele- que aplaca la pasióti-
alejandrino y pasar por formas rnentos—nuevos 3' que transfor-
tan en desuso como la "carola y divulgados en Argentirta-rdonde"
"man el romance son la ausencia Quizá se pueda, destacar que,
el sert-entesio. en algunas vensi^ís-selrala de siendo este romance de autor,
un estanciííó'3'^su hija. Sin em- de la exposición del amor del
padre y la presencia de la lluvia. de ¡poeta culto, sufre las mismas
Se verá en principio sólo la ^rgopel poeta lo devuelve a un
escenario medieval. El castillo, Estos dos elementos sitúan el transformaciones que Ramón
recreación que BancEsJoacelde romance dentro de una recrea Menéndez Pidal atribuye a los
los romances, no-po'rque se juz la torre, el rey, la infantina, el
arquero 3' su aljaba son elemen- ción similar a las que s^e produ romances antiguos, que son 1
gue que sea-el influjo más pre cen tradicionalmente con el fragmentarismo y contamina
ponderante, sino porque es vá . los más que suficientes para re-
romancero. Los romances tra ción. Pues contaminación evi
colocarlo en una distancia tem-
lido insistir en su importancia dicionales, que dan pc-r hecha dente con el romance del Pri
reno'.adora. El poeta argentino poroéspacial que aUmenia la
una historia conocida, suelen sionero es esta del arquero que *' •

piecede a los poetas españoles magia de la situación. El "Elo


partir de supuestos 3' entonces mata la paloma que quiere lle
de este siglo en la re\ ita.lización gio de la lluvia" tiene, además,
presentan la escenificación o gar a la presencia de la niña.
del romance lirico narrativo 3', un desarrollo muv particular.
narración de un suceso obvian- La torre del encierro y las fle
aunque no actualice sus temas, Ya se dijo que del amor inces
do.el contexto anterior, es decir, chas del arquero parecen haber
que permanecen en el medioe\'o tuoso del padre no sé habla. Só l .y.;;
con un inicio ex abrupto. Ra llevado a nuestro poeta.hacia la
europeo, sí logra a veces un cli lo se sabe que el dolor de la
món Menéndez Pidal Jo justifica imagen de la avecilla muerta
ma de sueño 3- legenda en que doncella lo provoca el amor por
como una decantación sucesi por el ballestero.
antecede a García Lorca, como
la leyenda que bordan sus ma
nos: "Doña \'enus, Doña \'e- va que atiende a los gustos de
se \'erá cuando hablemos de En El cascabel del halcón son
nus,í rrie tiene preso en sus to generaciones que lo van re
"Romance de morería". varios los romiances incluidos.
rres". Aquí el desarrollo del ro creando. Sin embargo, del ro
Más próximos b más alejados
mance va a estar por e! llanto mance de Delgadina desconcK::e-
En El libro de los elogios 3-3 se de los romances tradicionales,
de la hija, el castigo del padre v mos versiones tradicionales que
halla -la, recreación de un ro sin embargo en tc-dos se advierte
con el final imprevisto de la havan evitado el requerimiento
mance tradicional, de amplia una acción, un tratamiento que
lluvia y el cone súbito del ro incestuoso. Asi lo" hace Banchs
divulgación tanto en España nos devuelve a las fue.ntes del
mance que le resliiuve un frag- ganando con ello el pcema en
como en América. Se trata del romancero viejo.
mentarismo de romance tradi
sugerencia poética. También la
i-omance de Delgadina, que ti presencia de la llu^•ia Je sirve .Así ocurre con el Romiance
cional.
tula "Elogio de una liuvi.a". para una conclusión fragmen- de] cautivo . E.n e] romancero,
Banchs conserca el r.-o.mbre de .'sí recreado, el romance ga o ¡.""unc-a que íe impide la 3' especialmente ej; el repeiio-
la protagonista 3" por eso es l¿- ra en calidad pcHélica. Con.ser.a caída en los finales trLídiciona- rio de !c; ro:;';C|oces f.romerizos.
I
]¿5
abundan las historias de cauti- Aquí-no hay hijos muertos, sino está por contraer nuevo enlace, anillo del rey. El rey fue de ca
sos y cautivas. Pero no es a es "hijos dormidos". Esta diferen cuando se reencuentran. Es el za y perdió el camino. Como el
tos romances a los que de alg^n cia en principio pareciera colo romancé de la boda estorbada, conde de Mantua en otro famo
modo evoca el de Banchs. Kay carnos ante un padre de niños como lo llama Menéndez Pida!. so romance"(3). Pasan diez años
elementos que se repiten, como pequeños; no obstante, el cauti y nadie sabe de él cuando un
"C^on el cauti\'erio y el amor en- vo llora su juventud ji' de Gon En e! foiTtancero, el largo ro día llaman a la puerta del pala
'^-~^'~-5do-enIre los cautivadores zalo Gustioí se nos dice ^'ál mance juglaresco del Conde
cio y aparece el segador, verti
y que consuela aj Enja duelo que el viejo h^cc". Sjn Dirlos narra que el conde, recién
do de romero, e intenta conven-'
composición de Banchs —¿ ma reaii.zar un romance hisióiicn.. casado,- debe abandonar' a su
car a la reina de que es su
nera de romancillo hexasílabo Banchs recrea una situación esposa-para luchar contra el in
esposo. Ella no lo reconoce v el
en cuartetas— la acción co que pertenece a este género. fiel. La mujer le espera con la
segador usa como referencia el,
mienza por un monólogo del Desarrolla precisamente lo que _ certidumbre de que volverá vi-
anillo encontrado. Se produce
cristiano que llora la separación en el romance de los infantes vor-Pasaylos los quince añoS, él
tiene un sueño. Ve a sm esposa así una falsa anagnórisis justo
de su esposa y de sus hijos y de Lara se obviaba: el diálogo en el momento en que la impre
lamenta la juventud perdida y cortés con la "princesa de mo en brazos de un infante v em
vista llegada del re>' impide el
la prisión. El romance se inicia, ros", con lo que quita la parte prende el regreso para evitóla
engaño.
como es común en el romance excesivamente cruenta, ajena boda.
ro, con una voz que se alza en al gustó moderno. La cuarteta
.Más divulgado es el breve ro Vemos que el segador es un
un monólogo lírico-narrativo. final, entre paréntesis, retoma
mance de la Condesita. También personaje que se corresponde
Todo su desarrollo posterior el tono del monólogo inicial. Es
pasa al tono dramático, pues la
allí la esposa queda sola poco ría, en el rorñanre del conde
como un suspiro del cristiano Dirlos, con el infante Celinos,
mora que condolida escucha
después del matrimonio y como
que por cortesía hacia la moji- el conde no regresa debe sufrir que también miente v fragua
sus quejas se ofrece para censo- . lia. debe acallar su queja. Tam
el asedio de nuevos pretendien unas cartas para apodc.farsc de
lario brindarle su amor. bién en el romancero tradicio
tes. La condesita decide enton los bienes }- mujer de! conde.
nal un suceso se desgajaba, se ces Vestir ropas de romera y sa Sin embargo, este romero que
Esta situación recueida des enriquecía y cobraba vida autó llama a palacio la misma sor-
lir en busca de su marido. Lo
de luego la prisión de. Gonzalo noma:, algo similar a lo que halla en vísperas de contraer fija tienen su antecedente en el
Gusiois en los romances de los . ocurre con el romancillo de
nuevas bodas y lo i.ncrcpa v se romance de la Condesita. Un
siete infantes de Lara. También •Banchs.
da a cor.ocer como su esposa motivo que era incidental en el
^llí el prisionero llora ante las
natural. El conde abandona en romance vtejo aquí pasa a ser
¿.abezas de sus hijos y la de! avo En el "Romance de la sortija" vertebral dentro del romancillo.
tonces a la novia v retorna j'un-
de éstos, presentadas por Alman- se plantea una situación de Cuando el conde preguntaba a
to a la condesa.
zor, y su llanto conmueve no amplia tradición literaria. Pro la ro.Tiera qué quería de limos
sólo al rey, sino a su hermana, cede de La Odisea y tuvo varia Véáse cómo el romancillo de na, ella le contestaba que el ani
una morilla, que lo consolará das versiones en el romancero; Ba.nchs recrea con peripecias llo que le había regalado para ,
en el cautiverio y le dará el bas el marido que sale (a c.azar o a nuevas este viejo lema literario. sus bodas. Ese anilloV e) traje
tardo ñludaira, vengador de su la guen-a) y, tras años de silen Se ininod-jce un nuevo persona de de.spusa-da que.vestía la con
padre %• de sus '"'ermanastros. ciosa aus-cncia, la mujer (o él) je: el segador que encuentra un desita bajo el habito de .'O.mera
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)t7
son los que determinaban el re que. la ha des\elado )• la tiene
conocimiento.
cercanas a los poemas del Ro ntca narrativa: Jas imágenes se
en el portal, semidesnuda, cn-í
En e! romance de Banchs pa Tré el sueño y el preseiiiimíento."
mancero gitano. La visión de ^Suceden como los sucíñcis dentro"
Zaida se,^pla.snia en im.ágenes de! supo'. El sueño de Granada
rece que nos halláramos anie Gtra vez la luna se pi*oyecla so- • rOntricas como ..las-que después
•^bre la escena:'' y la ensoñación de la mora que
otro ejemplo de contaminación proliferarán en aquel autor. La" parece estar entre dos sueños.
inconsciente en un autor culto ne^aciórt de la sensación audi El hilo narrativo que se dífumi-
que reúne y refunde varios ele . Ralo estuvo en el prórtale tiva y la evanfescencia de las ,vi--í.. na deja otros hilos conductores,
mentos para crear un romanci bajo la luna de seda. V
* . ' .. •'*
suales^cpntnhüyé'ia este efecto:" como el viento y la luna. El poe
llo noN'edoso, aunque evocador "La morilla Zaida sueña que ta argentino ^réá' además •üQ.í
de una época y estilo literarios. Sobre un alfaraz ligero
su hermano-amigo (4) está mu ve temblar una bandera. paralelismo entre la naturaleza
En el "Romance de morena" riendo a su puerta y sale, sólo El paso de ese caballo animizadayia"visión fantasma") -
la acción se centra en Granada. vestida de una almejía, para sobre la losa no suena, la-mora", de.íarrna. que ésta -
No es la Granada monurT¡eniaI encontrar el portal vacío. L'no y la bandera que viene puede ser-un sueño o una .alu-"^
de Abenamar, Abenámar" la de los más antiguos romances parece un copo de niebla. ^jCinación que.provocan -ios ele-'-"
que Banchs nos presenta, sino . moriscos, Yo me era mora Mo- Caballero que ¡a trae menfos "haturales. Banchs proj.
una Granada entre sueño y ma-. raima . tiene algunos puntos es sombra de ánima en pena, porcióna las paulas de esta am
gis, ,rr;ucho rntás cercana a la" en común con el ir-icio de esta sombra su lanza lunada bigüedad . por una correspon
del romancero de García Lorca. - acción; la mora oye llamara su y sombra la tunícela.
dencia entre las imágenes es
La luna, presencia perraanerae ., puerta y le dicen desde fuera pectrales y aquello.s elemientos.
I de muchos de los -pcK?mas del que es su tío que viene malheri ..riqueza de las .érríág'tTjS Así, dos voces refiricridóse al
gf^riadino. También tiene su do. También Aíofaima sale sólo gana por las aliteracionej reí» -'_y ienio dice:
importancia en el romance de cubierta por una almejía, pero leraciones atiafó.ncaS. El diálogo .í's/
. . mas sólo el viento •W
nuestro poeta. Su luz y su refle- para encontrarse con el asedio con la sombra resuena musical
del cristiano en un romance de Dora en la calle su pena,
-se. \ an despla.2ando en la cíu-' en la calle desierta, musicali
dad encantada por el sueño \' e! tono realista. dad que acentúa la repetición y al caballero lo identifica como
des\'elo; de estribillos (dijo, y luego sólo
En el romance de Banchs el viento,' llora en la calle su pe sombra de ánima en pena:
Se csiá v&Júndo lo h^no cuando la mora salía del lecho na ; 'Grairada duerme su sue Como el "carámbano de lu
sobre las Torres Bermejos. ño,/ plácido, como de abuela").
Crcuüdü duerme su sueño Corriere, mas, sólo el viento na" que sosiiene a la gitana
plácido^ coríw abuela. Ilota en la calle su p*ena. nyuerta en el "RoíTiarice soná.m-
Banchs se inscribe así en la
La plaza de Vivcrrambla' tradición de los romances mo
b'ulo , un ravo de la luna que •
vestida de Iukü nue\'a, También el viento, personifi- ilumiina la noche de Granada
riscos y logra una verdadera jo
duerme unos plácidos sueños cado, va a estar pres&nte luego ya p-oética. Aquí parece antici puede troca,--se en una lanza:
de cemcnien'o de aldea. en el roman-cero de'García hor parse un cie,'ño sonamhülismo sombra su lanza lunada.
ca. A partir de esíe punto el t-o- cc.mo en el romance ¡orquiano
^ en medio de e.se sueño pro- rr,ance cobra resonancias que
fu, ido, e, so.'ar de la morilla y él poeta de La urna cc-níribu- Tam.bién la niebla puede fi
Tíos paiecen lo suficiente.'Tiente yc eficazmente a ello con la :éc- gurar ufia De jiGcrsí'.

Jó9
y le ba'idcra que viene mal-de la niña en el acusador a la borraja la propiedad su extrañas ataduras por la activi
parece un copo de niebla. diálogo con sus familiares: persticiosa .de que quien la pisa dad subconsciente de] espíritu"
—Mujer de nuestro linaje, queda preñada. La misma vir (9). En el Romancero hispánico,
El autor despliega de este quieras decir la verdad. tud se le confiere a la azucena al referirse al "Elogio de una
modo una 'variedad de recursos en los romances de Tristán e Ilui ia" dice: "envuelve eri deli
Si la saya se te acorta
para renovar el romance con por delante y no deJrás, Iseo: ' . cada vaguedad el romanóe de
modernidad notable. No se tra
y .de basca y de palores Delgadina con recuerdos de ¡Ay!
ta aún, por supuesto, de, la au allí nace un arboledo un galán desta villa- asturiano".
andas siempre, ¿qué será? .
i daz ' rrictáfora expresionista ni
ue la conjunción de lo cotidiano Igualmente se nota aquí la
- que azucettá sollamaba,
cualquier mujer 'qiie la come
(10). Suponemos aquí una tras-
papelación de fichas del insigne
y lo cósmico para la creación asimilación de fuentes tradicio- - luego .se siente preñada; investigador. En realidad la
mística, como en García Lorca. . nales. En "La infanta seduci comiérala reina Iseo danza prima astur tiene conco
Pero aunque permanezca, en la da", recogido por .Milá en la zo - por ¡a su desdicha mala" (7). mitancias con dos ix>emas de El
•t. na de Cataluña, comienza el ro cascabel d( 1 halcón (11). pero no
t-iranadú monsca y ret.'aOore
líVw

un tema tradicional con rasgos mance:


Pero no sólo la borraja y la con el nDm.ance de El libre de
también arcaizantes (la epara- azucena, sino que también el los elogios. Se adviene éste in
La infanta estaba a la mesa -. agua fria tiene la facultad de
goge de pórtale, la construcción flujo en el "Romance de la pre
son pare se la miraba: dejar encinta. En el apéndice
con e! posesivo entre el artículo ñadita". Por un lado está "la
- "¿De qué mira el rey mi padre de ,Menéndezy PelayOa la Prima
y el sustantixo), participa sin fuente fría, la fuente clara" que
- de qué tatito mi miraba?" vera _v flor de romances encon
embargo en el esfuerzo \ italiza- se reitera en la danza prima lle
- "Be linch que mirá, la infanta, tramos este ejemplo:
dor del romancero en e! siglo vando un poco el hilo de la exi
- me parece que estás mala;
XX.
Vita fuente hay en Sofía gua narración que perdura. Es
los sestiís te son jo curts, -.
- corriente de agua fria. ta fuente fría del cantar astu
- la camisa no t'hi hasta". (5)
El "Romance de la preñadi- Quictt bibic de aquel agua, riano no está posiblemente uni
ta", asirriismo, retorna al ro Y en el "Romance de la In
- al z:ño preñado venía (S). da a la tradición del agua pre
mancero tradicional desde su fanta y e! hijo del rev de Fran ñante, pero sí parece ser el
primer \erso: "Mañanita era de cia" la.dama, tambiéti soltera. Sin embargo, interesa más testigo entre el encuenlro de la
mayo". Es un ro.mance lírico:' . sf queja al amante: ' relacionar esta "agua de la niña y su galán en una romería.
narrati\'o. El relato que se ini fuente" del "Romance de la
ene me ce.ce la barriga
cia en los primeros cuatro ver preñadita" con "¡Ay!' un galán En Banchs e! romance es más
- y se --ne acor,a el vcjtir (6).
sos se interrumpe en los cuat.'-o de esta' \ illa". Es este romance ambiguo. Se puede.inteipretar
siguientes en que el juglar, ios . La re.spuesta de la doncella m.ás di.ficil de interpretar. Co que refiere a la tradición del
olivos y el ruiseñor se anuncian en Eanchs és: "He bebido el mo destaca Menéridez Pidal. "es ag'ua preñante- como aceptán- .
como conocedores del mal de la agua fría/ de la fuente del pi una sucesión de imágenes in- dola, o que con una concepción
niña, a!, mismo tiempo que se nar". Otra vez estamos de lleno cong.mentc, mejor dicho, anó más moderna emparenta la
elude una narración más realis en la tradición del romancero. mala, como la de un ensueño, fuente cc>n la experiencia amo
ta de lo sucedido. Si desconta Abundan los romances de la en que surgen fantásticos jiro rosa de la doncella y la relacio
mos el título, recién se sabrá el hierba mala, en que se a tribu se nes :le, la \'ida, enlazados con na con el simbolismo de ¡a fuen-

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te del querer. Ambigüedad que de su personalidad creadora. protenzal que cambia sustan- sión tradicional. Nuestro pcK?ia
agrega encamo, misterio y cier Son pocos Jos romances tradi cialmiente a! incorpwrarse al ro recrea modernizando. El tema
ta irónica ingenuidad al poema. cionales que se conservan sobre mancero. La poesía francesa de la honra se interioriza en
Luego el romance va a tomar Tristón e Iseo. Aquí el motivo aceptaba que la malcasada se sentimiento del deber. El ro
M. una expresión más acorde con parece corresponder a una tra consolara con el a.mante e in mance viejo tendía al castigo
el tema del honor. Los herma dición provenzal. tan pródiga cluso ridiculizaba al marido. ejemplar. Banchs realiza en el
• ..'^v
nos, que se sienten agra\ iados, en "dueñas felonas". La moder La malcasada española, atenta nuevo romance una esenciali V
I 1

la amenazan y la echan. nidad del tratamiento del ro al tema del honor, no alcanza a zación similar a la prolongada
mance se e%rdencria'en que pre llegar a la infidelidad. La pre tarea colectiva del romancero
La segunda semejanza con
senta toda la acción sin reve sencia del marido y su complcv Tradicional: modc-.iüza al mis-
"¡Ayd un galán desta villa" se
produce en el momento del par
lamos hasta el Fin quiénes son jo de culpa i>or sólo haber esciu—nrm-^ierrípó que gana en sobrie
los protagonistas. La mención chado al galán_Je._Eacefripedir dad y desjxijamiento expresivos.
to. En el poema tradicional la
del rey Mares no es suficiente 'StTTiropTá'muene. En el roman
preñada invoca a la Virgen Ma - Otras veces los romances de
indicio. También en este ro-- ce de Banchs el concepto del
ría para que la auxilie, y la Vir El cascabel... son de corte ju
gen y su Niño asisten el parto.
manee, y pese al anibiepte de
amor cortesano (el abierto adul
honor se extrema. Tiene un ini
cio dramático que nos recuerda
glaresco. Así, por ejemplo, el i'.;
En el romance de Banchs hay largo poema que titula;"Ro-
terio de la reina bruna, los en al romance de don Bueso cuan
un cambio en el tono: las pre mance de ciego". Se trata, co.mo
vidiosos malediceníes), se nota do el caballero cristiano se diri
sencias sobrenaturales tampoco e.s común a los romances de cie
el influjo del romancero tradi ge a la cautita que la\-a junto
faltan!
cional en el episodio de las al rio. En el romance de El cas
go, de la historia de un santo,
San Poriclano. .
La niña pariera un ángé, hoces, notoria contaminación- cabel del halcón es el seductor
ángel de Nuesiro Señor. del romance de Gerineldo. El quien interpela a la malmari Podría decirse que el lirismo
Cuando la madre se muera rey advenido penetra en la cá dada ofreciéndole un puñal pa de Banchs trasmuta el esrilo
sanias cabe ella estarán, mara de los amantes y donde ra matar al marido }• alejarse
primitivo, un tanto es-ereoli-'
y en vuelo de alas azules allá dejaba su espada por testi juntos camino de Francia. Al pado, de ése tipo de romances,
al cielo la kan de Ucear. go, aquí deja hoces que hieren largo parlamento ¿el galán la
9 las pié.mas de los ilusos enamo malm.aridada resg^onde con un
tar. alejado de nuestra sensibili
dad. Hay riqueza de %ocabula-
I Con esta alusión a lo sagrado
sc prUeba la inocencia de la ni
rados. El fina! es fragmentario. sobrio rechazo en el que sub\ a-
rio, abundan las imágenes y los
Tris'án e Iseo se presentan ias- ce la enajTiorada lortolica de
elementos sobre,naturales no-se
ña o se alega la del amor. El
tirtiados ante el rey, un rey mo "Eonte Frida":
enfalizan, sino que se estructu
vi romance persiste en la ambi-
dernista que bebe el \ ¡no de las —Pase, pase el ávihcdo; ran en el mismo lenguaje poé
,güedad de la historia, aNodado
islas griegas.
por el elemiento milagroso que pase, 'pase el fementido: tico. Se abren escenarios
permite un corte de lo narrati al borde de la ribera inmensos, corno corresporide a
El "Romance de la bella" en este "sideral predicador", según
vo para que pre\al =zca el liris déjame torcer mi lino.
tronca con las malmaridadas el p-oeia ha dicho de Ponciarso:
mo del poema.
del ro.msncero hispánico. Como Otra recreación totalmente
-• En el "Romance de la dueña destaca Ramón .h'encudez Pi origina! que podriarnos sm-em La negra na\'c Ugera
feiona" Eanchs da oirá muestra da! (12), es éste un te.ma Üriro bargo confundir con una ^er- v-.¿. he en, el t'ar.co mar;

(H
1 r

OÍC2 la %>oz del samo (Siempre, se anuncia la muerte: Esta ave fabulosa está custo convierte así en desencantador,
la goloiidritia del mar. podad i'uesíro corazón.) diada por un dragón que con penetra en el canto, es el crea
y las estrellas lloraban vierte al eriamórado cazador
O se sintetiza una concepción dor de su historia. La madre Je
sus lágrimas en el mar. en fontana. Hasta aquí esta pri
del mito: recuerda que le ha prometido
^ larnbién en esta otra, imagen mera parte que bien pudiera ser ur,a de sushijas. El nó la acepta
deJ predicador en el desiéno; Nadie quiso que sus^j^ioses réplica ¿e cualquier fabulación
lo vayan a derrocar; popular. que no daré mis quereres,
le oía el trigo.¿spontáneo,' porque la ilusión más viera si no es a una rosa seca, .• -
la oruga y el nardo en flor; es la más dulce verdad. En la segunda parte ya el ro si no es a una pobre hermana
por, oír los labios papales mancé se inclina hacia los gus
En el envío, el cantor ciego que ahora-la tengo muerta.
la golondrina bajó. . tos de nuestro autor. Llega un
hace un elogio del coplero:
El sol del ^ledilerTañed~Ie pro "(ibcnüi.tü sea el que escribe!)". trovador de Bretaña quien can Es un final elusivo, que con
porciona magnínco halo: Bendito, sí, po.rque como veía ta la historia del ena.morado centra el interés en la figura del
mos en "El libro" de algún transformado en fuente. El Ituvador. Este cobra así maj'or
Y estaban lodos sus gestos auditorio está compuesto por • rnisterio. La magia ya estaba
modo es hacedor de eternidad,
vestidos de blanco sol: tres mujeres que lloran la histo-
como el santo. (13). implícita en la p>enetración del
ropaje de más riqueza .ria del juglar. La relacionan juglar dentro de la historia.
nó lo tuvo emperador, También el juglar esta.rn pre misteriosamente con la ausen Ahora el rechazo, de la mujer
y él estaba con si.s manos sente en "Romance". Es éste un cia de un ser querido. Son la ofrecida lo coloca en u.na zona
bendiciendo el nardo en flor, poema comiplejo; se-divide en jna •dre y las hermanas del caza de soledad misteriosa. La refe
3' él estaba cotí sus hombros tres partes marcadas por el dor que presienten el hechizo. rencia a la hermana, lópico de
benditos de blanco sol. cam.bio de rima: en la pri.merá, La madre pide al cantor que le Banchs, aumenta la lejanía del
rima á-o; en la segunda, rima devuelva su hijo a cambio de juglar 5' lo distancia otra vez a
Como el santo de Asís, tam
á-a y en la tercera, é-e. una de sus hijas. El poeta se ale esa isla encantada donde el pá
bién Ponciano tiene trato con
ja llevando una azucena como jaro de oro cantaba con el mejor
las a\'es que sobrevuelan el poe En la primera parle se inicia guía para el regreso. Hasta aquí
ma, palomas y golondrinas, so de los cantos.
con una fórmula cuentístiCa, la segunda parte.
bre lodo. Asimismo el ro.miance ' era que era", que introduce efi
se adorna con materia preciosa Peseta actual con vacación de
una historia fabulosa, con algu La tercera empieza con la caí
u omamental, de resonancia juglar, Banch,'' incursiona por el .
nos re.medos de la de Lanzarote da de la niev e y de los frutos del
modernista: el pecho de plata, romancero. No es la suya una
( "l'a están las co.nstelaciones / almendro, recurso de los tro
letras de ágata, hormigas que se expedición arqueológica. Es un
encendidas sobre el lago." y "te vadores para mostrar el paso
vuelven diamantes, la flor de lis. sumergirse en las aguas vivas
querré más que Ginebra/a del tiempo o de las estaciones. dc'ese gran río: el mismo que, a .
. A veces el tono sentencioso se Lamzarote del Lago"). Sin em El juglar, que se alejó con la veces latente, de tanto en tanto
afirma en las mismas imágenes: bargo entran aqui elementos blancura de una azucena en la
folklóricos que son más propios aflora con fuerza en la poesía de
mano, regresa ahora que blan otros autores de nuestro siglo..
. . . con-,o se goda ún sa-míinto de las literaturas eslava v gcr- quea e! campo. Ko vuelve .solo, Con El cascabel del halcón se,--
SI el invierno se anuncié:. rTíá.nica. como e! pájaro d.s oro. j rae al cazador. El juglar se adcl-anta a los ron-,,?Tices .óe es-
.174
75
pp-
k'-r'-r I
tilo épico-lírico de Amonio que zarpara de los puertos del
Niachado y Federico García Lor- modernismo, encuentra ya en él
ca (14). Pero Banchs remonta el al timonel diestro, al capitán
curso de este Guadiana hacia seguro, que intenta su propio
IcJs temas medievales. Su barca derrotero.

(I) Angel J. Estiislessa, "La poesía de Enn'que Banchs". en Dos poetes crgeniinos.
t.tunicipalidad de Buenos Aires, 1945, páginas 15-16.
(2) Ibíderr., página 16.
(3) También en el romance del Marqués de Maniua ¿sie se pierde en la caza siguien
do a un ciervo que se interna en c! bosque. Sólo que en el romancillo de Bai;chs esla
circunstancia recién se conoce cr. lo.^ últimos ve,-sos, como si lucra el mismo rey que
da una e);plicación de su panida. \'éasc Mcnéndez Pelayo, Marcelino, Amologia de
pc-cres líricos ccsiellcnos. tomo \7I1, .Madrid, Consejo Superior de Investigaciones
Científicas. 1945. página 350. ,• *

(4) El hermano y el arnigo o la he.-r.-.ana y la enamorada a veces cobran valor


sinónimo en la obra de Banchs.

(:) Mcnéndcz Pelavo, m,, op. cii tomo l\. página 376.
(6) rbidem, tomo tTII, págjna 3i4.
(7; rbidem, página 300. ' . •
(?,' Ibídcm. lomo rX. página 410.
(9) Menéndcz Pidal, Ramón. De pr:i:::ti¡-3 lírica espjnoh i O'Uígna épica. Col. Aus ' af-'.
tral. vol. 1051, página 153.
(¡0) M.encndc-2 Pidal, Ramón, Ro-r.anccrc hispccico. temo,!! (X de las Obras cotr.ple-
tas). Madrid, Esp.s.ña-Calp?, SjA., 1953, página 435.
(11) También e.s cvide me un infic ió \ crba! sobre la cañeioncilla "j.Av: que me siento
llagado: ./ja\ l que me sjenio rriorir." Enrique Banchs. Oi.'C pitcrica. Buenos .Aires.
.Academia A.-ger.:in3 de lemas, 1973, página 214. .
(12j Mcnéndcz Pidal, K.: Bsiudir:: sohu- el niit:.':r.i-ro (tomo XI de las Obras co.ui-
p'.::as). Madrid. Espasa-Calpe. SA., 1973 páginas 369-37!.
(13) \'alt consignar en este romance ¡a ielieración de un >erso del A.-cipresie dé Hita
co-nporiedor de romances de ciego. Peilencce a la famosa "Invcicación" que abre c!
Libro de buct: ar.tor. Kuesirc poeta lo distr ibu;. e en dos ve.-sOS" "Como bajo vieja capa'
st oculta b'utn bebedor..."

(14) Kos referimcis a estos dos autores pc--que sor. los que Itan realizado una ahiena
renovación del romance épir-cv-lirico. Hav otros, como Juan Ramón Jiménez, que
precedieron en aig'u.nas tentativa; aislad.;? a Banchs. pero su qu-cl.acer nj revistió en
ests' carneo la imoo-ianria cue cobra en los no 'a; .m-.-.nci i.n.ado?

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