Máster en: Coaching, PNL e

Inteligencia Emocional
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Módulo III: Entender la zona de confort
Lección 4. ¿Qué es el niño interior?

Una breve introducción de lo que verdaderamente es el niño interior

hará la diferencia en el conocimiento de esta etapa. Pues bien, al
hablar del niño interior se debe tener presente que la teoría viene
nada menos que de la terapia Gestalt. Para la Gestalt, el niño
interior es la ordenación psicológica más sensible y perceptiva del
“yo”. Esto, según la teoría, se forma esencialmente a partir de las
prácticas, tanto positivas como negativas, que se tienen durante los
primeros años de la infancia. Obedeciendo al tipo de experiencias y
de la forma en la que son interiorizadas, el niño interior puede ser
una “personita” alegre, optimista y sensible o por el contrario,
alguien temeroso de la vida, enfurruñado e irascible.

Con el transcurrir del tiempo, este niño se va ocultando en lo más

profundo del ser pero aparece o sale a la luz en ciertas
circunstancias, como por ejemplo, cuando se requiera el enfrentarse
a un plan que demande mucha imaginación o cuando resurge un
miedo que, como adultos, no debería atemorizar. La mayoría de las
personas no perciben la existencia de su niño interior, pero lo cierto
es que en ocasiones es él quien determina cómo responde ante
algunos escenarios.

Aplicando a esto frases célebres puede recordarse una maravillosa:

“He llegado por fin a lo que quería ser de mayor: un niño”, dicha por
Joseph Séller.

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GENCIA EMOCIONAL

Entonces podría decirse que el concepto de niño interior es

manejado por la psicología para definir esa parte íntima de
carencias afectivas que todas las personas tienen sin envolver en
mayor o menor medida, la parte más necesitada de amor cuya falta
viene desde la infancia, y que es la responsable de muchas
predisposiciones autodestructivas y de insatisfacción en las
relaciones personales.

El niño interior es la derivación de las experiencias vividas desde el

momento de la concepción. Entonces, dependiendo de lo que ha
recibido de los padres y el entorno en el que se haya desarrollado,
el niño interior puede simbolizar una parte dolida, rencorosa,
vengativa (es la que hace sentir miedos irracionales, falsas
creencias, obsesiones, culpa, soledad…) o una parte creativa,
alegre, bondadosa, que es el “Ser esencial”, es el ser natural, tal
cual al nacer, con todos nuestros talentos y dones, instinto, intuición
y emoción.

El niño interior es:

– El auténtico ser, el yo verdadero.
– El potencial divino.
– La parte herida.

Vale saber la forma en la que el niño interior está herido. Pues bien,
cuando se es pequeño se pasa por experiencias positivas y
negativas. Si se vive una situación negativa y se es capaz de
enmendarla de forma adecuada, entonces esta experiencia se

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reunirá en el “yo” sin causar daños y de esta forma pasar a la fase

sucesiva del desarrollo.

Sin embargo, si no se es capaz de superar el impacto emocional de

estas experiencias, es posible que se creen sentimientos de ira,
frustración y tristeza que acabarán afectando al niño interior, quien
deberá cargar con el peso de estos problemas irresueltos. Como se
puede ver, estos sentimientos negativos surgen una y otra vez
estableciendo la forma de reaccionar ante la realidad.

Si se tienen miedos irracionales, se

siente rencor, odio o tristeza a
menudo, respondiendo de manera
exagerada ante situaciones que no
son realmente tan importantes o va
a sabotear las metas personales
continuamente, es probable que el
niño interior, en este caso, esté dañado. Lo cual es perfectamente
evidente, ya que se le está obligando a llevar el peso de heridas
profundas que no acaban de sanar.

Por lo señalado, bien vale saber cómo se puede sanar al niño

interior, para lograr despertar la ilusión, la creatividad, la
espontaneidad y la alegría. Cuando se hacen revivir antiguos
miedos y se incita a comportar al individuo de manera irascible, se
convierte en un problema que ha de debemos solucionarse.

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Sanar al niño interior es un camino de autodescubrimiento ya que

se deberá regresar en el tiempo para descubrir cuáles han sido
esos eventos negativos que aún no se han podido superar desde el
punto de vista emocional y que mantienen a la persona atado/a al
pasado. Al ser liberado de ese dolor se le está ayudando al niño
interior a sanar y permitirle mirar al futuro.

Vale aclarar que en hay momentos que estos viajes al pasado

pueden ser dolorosos, ya que ahonda en heridas que no sanaron
del todo en el pasado. Por eso, para emprender el viaje de forma
segura lo mejor es hacerlo de la mano de un psicólogo que esté
capacitado y que ayude a recorrer el paso entre los recovecos de la
mente y ayudar en el proceso personal.

Favorablemente, en los actuales momentos ya se cuentan con

muchas herramientas terapéuticas como la hipnosis o EMRD
(movement desensitization and reprocessing) las cuales van a
permitir el acceso a esos recuerdos grabados en la memoria
emocional y sanarlos, ayudando a cicatrizar las heridas del pasado.
El niño interior está siempre esperando para ser sanado.

Conectarse con el niño interior

Para que exista una conexión con el niño interior hay que tener en
cuenta los aspectos antes señaladas ya que la comunicación y la
sanación del niño interior son, desde la figura de la dirección y la
metodología de evolución interior tocada por los expertos ya

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nombrados y especialmente por Louise L, que habla y experimenta

en lo que al proceso esencial de sanación y la clave para el
desarrollo de la autoestima en la etapa adulta de la vida.

Las personas tienen o han tenido heridas emocionales, por ese

motivo una parte esencial de la marcha hacia la sanación tiene que
ver con la comunicación del “Niño Interior Herido”. Con el poder, la
experiencia y la capacidad que se logre con el estudio puede
aprenderse a escuchar todo lo que se siente, abrazarle, acoger sus
sentimientos, educarle y ponerle límites saludables a sus
reacciones y comportamientos. Todo ese proceso forma parte del
maravilloso trabajo con el “Niño Interno”.

Este estupendo video lleva a entender un poco más el punto que se

desarrolla en la lección. Habla de las posturas que deben tenerse y
cómo actual al ver, sentir u observar.
https://www.youtube.com/watch?v=WwBqtDfFRR0

Para sanar los miedos y conflictos del niño interior hay que
conectarse debidamente con él, pero también para recuperar todo
su caudal de ternura y capacidad de amar.

Cuando se hace como si no hubiera pasado nada, no se cuida, ni

atiende al niño interior, sus necesidades, emociones, deseos,
sueños, etc. De esta forma se entra en conflicto entre los
pensamientos y los sentimientos. Si no se resuelve este conflicto,
es decir, si no se actúa y por el contrario se sigue adelante sin tener
en cuenta los sentimientos (niño interior) o se actúa de forma

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contraria a la forma en la que se siente, no respondiendo a la propia

verdad interna y más profunda, se está abandonando al propio ser,
igual que hicieron los padres en la infancia del ser, víctimas de sus
propias carencias y falta de autoestima.

El niño interior herido busca afuera aquello que más necesitó recibir
durante su infancia: un trato amoroso por parte de los adultos que le
rodeaban y que eran responsables de alimentarle y nutrirle para
favorecer su crecimiento físico, psicológico, emocional y espiritual.

Cuando las personas viven desconectadas de su niño interior crean

una gran confusión interna, tales como descontento, soledad e
infelicidad, en toda la vida.

Un niño herido sabotea la felicidad

El hacer conexión con el niño interior también se está efectuando un
proceso, un camino, como parte del trabajo de desarrollo personal
que todos deben hacer para conectar aquellas partes de la
personalidad individual anteriormente separada. Para alcanzar la
total potencialidad de reconexión con el propio “amor” natural de
nacimiento del que se ha desconectado tiene que hacer terapia y/o
talleres específicos para trabajar con ese niño/a, empezar a
conocerle y conectar con él.

En esas terapias y/o talleres se realizan ejercicios para trabajar la

conexión Adulto-Niño. La labor o ejercicio con el grupo es muy
enriquecedor porque escuchar la historia de otras personas ayuda a
entender que lo que le ha pasado a uno le puede pasar a otro y no

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es para nada extraño. Así mismo, permite compartir las vivencias

que pueden concordar con las de otras personas y sus experiencias
permitirán también aportar una visión diferente a la que se tenía
previamente formada. Por otra parte, permite a cada uno compartir
emociones y sensaciones, lo que lleva a reconocer herramientas
que puedan aplicarse día a día.

Lo más importante es realizar un trabajo interior de crecimiento y

conocimiento personal, ver lo que le ha pasado en la infancia a
otros y que tan parecida a la suya puede ser, este ejercicio permite
llevar entender lo que se lleva dentro, y la razón de los
comportamos y sentimientos internos.

Como ejercicio cabe hacer ciertas preguntas internas:

- ¿Somos felices en nuestro matrimonio?,
- ¿Necesitamos el amor de los demás?,
- ¿Necesitamos el reconocimiento de lo que hacemos?,
- ¿Tenemos baja autoestima?,
- ¿Los miedos nos frenan para seguir adelante?,
- ¿Qué cosas tenemos que sanar?

Salir de estas dudas es bien importante para poder colaborar de

forma personas, grupal e individual.

Saber de dónde vienen los miedos

Hay que tener presente que luego de establecer los resultados de
estos análisis, que se ha venido realizando con empeño y deseo de

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lograr dar con las respuestas, es posible interceder con ese niño,
pedirle perdón por haberlo tenido abandonado, darle el cariño que
necesita, preguntarle lo que realmente desea incorporar a su Ser
Adulto. Se pueden escribirle cartas, hablar con él, explorar a través
de la meditación, etc. pero lo que es más importante es colocar el
propósito de fundar ese vínculo, aceptarle tal y como fue, abrazarle
y darle todo el amor posible.

Es precisamente de esta manera,

haciendo una revisión desde dentro
hacia afuera es posible conocer un
poco más a los padres, aceptarles
por lo que hicieron e incluso
perdonarles, en caso de sentir algo
de resentimiento que aún no haya podido sanarse, ese rencor hacia
ellos que no permite limpiar el yo.

En la medida en que se comience a conocer a ese pequeño interno,

es posible observar que realmente es un viaje maravilloso del
interior, muy emocionante, y del que jamás se sentirá resentimiento,
sino todo lo contrario. Debe considerarse que aun encontrando
dificultades en el camino eso es lo que determina que hay que
sanar, merece la pena volver a jugar otra vez, volver a reír y volver
a ser niño.

Las heridas del pasado pueden sanarse, y con ello recuperar la

ternura, creatividad, inocencia y la capacidad de amar. No debe
dejarse de intentar, aun cuando al comienzo de la actividad no se

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lograr hacer la conexión con el niño interior. Probablemente sea que

se ha dejado y olvidado por demasiado tiempo. Ha de irse entonces
poco a poco no pretender hacerlo en un solo día. A ese niño interior
hay que permitírsele que se exprese, que cante, que grite, que llore,
que libere los nudos de tensión, que diga lo que en el pasado no
pudo decir.

Es interesante entender que cuando se crea que hay posibilidad de

ver el mundo con los antiguos ojos de tu infancia, es porque el niño
interno sigue esperando a que se le tome en cuenta y se le diga
algo diferente, a que se le informe que existen otras alternativas.
Hay muchas elecciones, se dispone de opciones para un nuevo
camino.

De niño se crean excusas para expresar que no se podía hacer, sin

embargo si se puede cambiar y elegir ser el mejor amigo de cada
quien. Hay un famoso dicho “El pasado ya paso”, hay que aprender
eso, a lo mejor no pueden solucionarse ciertos errores, pero
siempre podrá verse el resultado pasado con otros ojos y así auto-
transmitirse a ese pequeño la seguridad y el amor que necesita.

Pintar la propia historia con el pincel que cada quien escoja y

colorear ese niño los colores que tú elijas. Tal como señala Paula
García Pérez, Coach: “Volver a ser niños es algo apasionante y las
herramientas están en vuestro interior, aprovecharlas y disfrutar”.

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