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Máster en:

Psicología Aplicada
Módulo III: Optimismo, Fortaleza Y Perdón
Confecciona el arte del perdón y la
compasión

SONRIE
Perdón: es una potente herramienta que poseemos para liberarnos de la
inestabilidad emocional que nos genera
nuestro ego y nuestro alrededor. Ese ego
o Yo que a veces nos deforma al perdón
como algo malo, por una interpretación
distorsionada o tóxica de la realidad. Así
como también, a veces creemos que el
perdón consiste en callar las injusticias,
ser sumisos o no saber imponerse.

En esa inestabilidad emocional evidenciada en el sufrimiento que sentimos


ante los errores de los demás, por ejemplo, el perdón nos permite alejarnos
de este mal, liberándonos de esa carga, que es ajena, producto del
resentimiento e ira que sí es nuestra. Es decir, ante los faltas de otros,
activamos las nuestras, y nos dejamos influenciar o dominar por lo ajeno.
Eso es asunto de ellos, nuestro asunto es aceptar, tolerar, entender,
comprender y perdonar.

Perdonar como acción optimista, nos


facilita el encuentro con nosotros
mismos en una paz interior inigualable,
ya que nuestra felicidad no depende de
las actuaciones del otro y renunciamos
a esa necesidad irreal de pretender
que accionen de cierta forma para sentirnos bien. Como logro de un perdón,
es dejar de sentir ira o amargura por el otro y sentir serenidad y tranquilidad
por nosotros.

La compasión:

“Si quieres que otros sean felices, practica la compasión.


Si quieres ser feliz tú, practica la compasión.” Dalai Lama

La compasión, viene del latín cumpassio, que significa “sufrir juntos”. Es la


capacidad que poseemos de comprender la situación sentimental del otro a
través de nuestro sentimiento de solidaridad o empatía para actuar en su
beneficio, lo que conlleva a un beneficio mutuo de satisfacción de ayuda al
prójimo, a nuestro hermano. No es lástima, que es pasiva, y decimos:
“pobrecito, hay que ayudarlo”…es actuar frente a una situación de
sufrimiento del otro, “está sufriendo, vamos a escucharlo y ayudarlo con
nuestra compañía o con lo que necesite, pues nuestro hermano”. Estos son
niveles superiores de compasión que es difícil alcanzarlos, pues concibe al
otro como nuestro hermano, así nos haga daño su actuar. Cuando te hacen
daño, este nivel superior, te permite
bendecir y desear el bien al otro.
En la naturaleza, todos los seres vivos,
plantas, animales y seres humanos,
poseen la cualidad de la compasión
como una característica biológica de
protección y cuido entre especies, que nos ayuda a tener mayores
probabilidades de sobrevivir y prosperar en la vida. Esta visión ecológica de
armonía y equilibrio natural para la supervivencia, se integran con los
principios religiosos y espirituales que hemos estado hablando con
anterioridad, donde la compasión es considerada como una virtud
fundamental del ser.

Nosotros confeccionamos nuestras emociones positivas y negativas, y la


psicología positiva nos invita a confeccionar las
más saludables, las positivas, con las herramientas
del perdón y la compasión.

Veamos cómo hacerlo… aprenderlas y cultivarlas


es el arranque…
➢ Dar amor y recibirás amor. Das odio y
recibirás odio. Cuando nos relacionamos con el otro de manera
conflictiva son los primeros heridos en la hostilidad que ellos mismos
conservan, pues no hacen más que reproducir sus conflictos internos.
Brindar amor es una evidencia inequívoca de que sembramos y por lo
tanto, cosechamos amor
interno, que nos libera y nos da
placer. Es muy sabroso. Y es
muy insípido y desabrido, dar
odio que es evidencia de haber
cultivado odio, que es doloroso y
malvado.

➢ Renunciar al prejuicio y juzgamiento al otro. La preocupación,


manía, obsesión y ocupación por la “errónea” actuación del otro, nos
indica nuestra limitación a ocuparnos de nosotros mismos, de nuestros
“errores”. Es un espejo que tenemos dirigido al otro, en lugar de
colocarlo donde debe estar, hacia sí mismo. Al colocar “erróneos” en
paréntesis es porque se refieren a puntos de vistas particulares,
opiniones sesgadas por ideologías o creencias propias y no
universales como si son los valores del respeto al otro como es,
aceptar que somos diferentes, comprender que el juzgar al otro es
sinónimo de discriminación.

➢ Retirarse de la condena a los demás: cuando comprendemos que


todas las personas actúan de acuerdo a su forma de ver el mundo, de
sus valores, de su cultura y de sus rasgos de personalidad; estamos
aceptando la diversidad humana y las diferencias con nuestra forma
de actuar. Su actuar no es igual al mío, porque somos diferentes
individuos.

➢ Reconocer la angustia en nosotros mismos y en los demás es


aprender a darnos cuenta de que esos hábitos reaccionarios, como la
crítica y la negación, nos impiden visualizar las verdaderas causas de
esta problemática para evitarlas y por consiguiente, cultivar el perdón
y la compasión hacia nosotros mismos para poder aplicarla al otro.
Al profesar compasión nos damos cuenta de que el sufrimiento, los
resultados negativos y la imperfección son parte de la experiencia
humana compartida.

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