Niñointerior

Facilitador/a en Terapia Transpersonal
Niño Interior
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Facilitador/a en Terapia Transpersonal. Niño Interior.
EL NIÑO “El arquetipo del niño representa el impuso más fuerte e ineludible de cada ser,
INTERIOR el deseo de realizarse a él mismo.”
Carl Gustav Jung
Muchos de nosotros tenemos aún un niño herido viviendo en nuestro

interior. El niño herido que hay en nosotros necesita nuestra atención. Ése
niño pequeño puede aflorar de las profundidades de nuestra concienciay
pedir, nuestra atención. Si eres consciente, oirás su voz pidiendo ayuda.
Abrazándolo y sanándolo, podemos sentir plenamente ese impulso de vida
del que Jung nos habla.
El trabajo de sanación del niño herido resulta fundamental en la práctica

terapéutica. No podremos llegar a dar luz a lo que hay en lo profundo de la
oscuridad inconsciente de un síntoma, si desconocemos las dinámicas que
han llevado a que no se haya podido estructurar de forma óptima nuestra
personalidad.
Supone volver a atravesar y revivir el dolor de las diferentes etapas de

nuestro desarrollo humano, y actualizar los aprendizajes que quedaron sin
comprender o realizar.
El resultado final del proceso nos llevará a ser más plenamente conscientes y
responsables ante la dirección que queramos dar a nuestra vida, aportando
mayor compromiso y autoconocimiento. Sanar la herida infantil nos llevara
a actualizar la mejor versión de nosotros mismos, la más auténtica y creativa,
a la vez que responsable y madura. El desarrollo transpersonal implica
dejar atrás la culpa y vergüenza tóxica del adulto, terminar de dar cierre a
la estructura de personalidad, y dar el salto a ser plenamente uno mismo
en la forma de “niño” maravilloso. Un arquetipo adulto que, a diferencia
del niño prepersonal, sabe lo que sabe, y sabe lo que no sabe. Recupera su
capacidad de entusiasmo y vitalidad originaria, con toda la sabiduría de su
experiencia vital, y la conexión con su fuente de lucidez y discernimiento.
2
Para cuidar de nosotros mismos, debemos volver y cuidar diariamente del

niño herido que hay en nuestro interior. Debemos abrazarlo tiernamente,
como un hermano o una hermana mayor. Hemos de hablarle. Cuando
hablamos de escuchar con compasión, normalmente creemos que se refiere
a escuchar a otra persona. Pero también debemos escuchar al niño herido
que hay en nuestro interior. Está en nosotros aquí, en el momento presente.
Y podemos curarlo ahora mismo.
Dentro de cada uno de nosotros hay un niño que grita: ¡Escucha! Estoy harto de
que me ignores día tras día. Vas a trabajar, sales con amigos, duermes, comes,
vives tu vida como si yo no existiera.
Solo alguna vez me oyes cuando estas triste o en cama pero en verdad ¿te
importo? ¿Te preguntas alguna vez que es lo que yo quiero?
He estado esperando a que me reconozcas, mis padres empezaron por olvidar
partes de mí.
Soy tus sueños, tus sentimientos y fantasías yo soy aquel que le gusta
jugar, el que le gusta ser abrazado y que le digan te quiero, soy el niño que
llevas dentro, yo soy tu. No me importa que ahora seas adulto ¿por qué esto
significa que te tengas que olvidar de mí?
Bruce Davis
La herida no se produce en todas las personas en el mismo punto de la historia

de desarrollo. La visión psicoanalítica ha llevado a dar tanta importancia a lo
perinatal y a los primeros años de vida, que a menudo quedan sin explorar las
importantes etapas de la segunda infancia y adolescencia. Realizamos una
propuesta integradora que permite discernir entre tipologías de herida en
el niño interior, expresada a través de sus síntomas, bloqueos y expresiones
características en forma de papeles. La máscara de la personalidad se forja
para ocultar la herida y obtener beneficio de ella.
3
La primera pregunta a realizar es la edad que se tenía en la época del

trauma, ya que el nivel de desarrollo evolutivo determinará qué tipo de
emoción es a la que uno se ha quedado enganchado o “fijado”. La emoción
predominante en la primera infancia es la ira, resultado de la frustración
del deseo. Refleja el desarrollo y maduración del cerebro basal reptiliano.
La emoción predominante en la segunda infancia es el miedo, producto
del desarrollo cortical, y su capacidad para fantasear y anticipar el futuro.
En la adolescencia la emoción predominante es la tristeza, resultado de la
culminación del proceso de maduración del sistema límbico, en interacción
con la regulación cortical. Hay suficiente historia para mirar el pasado y
buscar en él la propia identidad.
La segunda pregunta a indagar tiene que ver con el tipo de situación educativa
en que se negó la emoción y los mecanismos usados para manejarla. La
situación más grave es la de la negligencia y abandono, ausencia de límites,
que genera falta de empatía con el otro. El papel tomado es el de tirano,
que trata de manipular a los demás para que satisfagan sus necesidades,
expresando por otro lado independencia en la apariencia externa de no
necesitar nada. El mecanismo de defensa usado para no sentir la herida es
la negación (“no pasó nada”) y la disociación (“no siento nada”).
«Mi querido niño herido, estoy aquí por ti, listo para escucharte. Por favor,
cuéntame tu sufrimiento, muéstrame todo tu dolor. Estoy aquí, escuchándote
de veras.» Y si sabes volver a él, escucharle cada día durante cinco o diez
minutos, la curación tendrá lugar. Cuando subas una bella montaña, invita al
niño que hay dentro de ti a subir contigo. Cuando contemples una hermosa
puesta de Sol, invítale a disfrutarla contigo. Si lo haces durante algunas
semanas o meses, el niño herido que hay en ti se curará. La plena conciencia
es la energía que puede ayudarnos a hacerlo.
Thich Nhat Hanh
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• El niño interior es un arquetipo con el que todos podemos

sintonizar.
• El íntimo diálogo con nuestro niño interior nos lleva a “refrescar” la

mirada inocente, la necesidad de autocuidado, la espontaneidad…
• Es habitual haber vivido algún tipo de carencia o de herida en

etapas más tempranas.
• Sanar la herida infantil nos llevara a actualizar la mejor versión

de nosotros mismos, la más auténtica y creativa, a la vez que
responsable y madura.
• Nuestras heridas, aunque tuvieran su origen en el pasado, se

sanan en el presente.
Dos preguntas para iniciar el acercamiento a nuestro niño interior:
1. ¿En qué etapa o edad se produjo la herida?
2. ¿Cómo respondió el entorno ante el daño: situación educativa y afectiva?
5
EJERCICIO DE 1- Anota en un diario un suceso reciente en el que hayas vivido algún

tipo de desbordamiento emocional, ya sea porque sintieras con una
RECUPERACIÓN gran intensidad tristeza, miedo o ira.
DEL NIÑO
INTERIOR 2- Sitúate de forma cómoda, cierra los ojos, y lleva tu atención a la
HERIDO respiración. Enfoca tu atención en el corazón y visualiza cómo vas
creando con cada respiración una atmósfera envolvente de paz y
confianza que brota de tu corazón.
3- Permite que tu Mente Profunda seleccione una imagen de tu pasado

en el que sentiste por primera vez un desbordamiento emocional similar.
Tu Mente Profunda sabe todo de ti, y desea ayudarte a conocerte
mejor y resolver aquellas situaciones que te impiden vivir plenamente.
Contaremos del 10 al 0, y al llegar a cero, podrás visualizar esa imagen.
4- ¿Qué edad tenías? ¿Quiénes están presentes? ¿Qué sucedió? ¿Qué

sentías?
5- Da las gracias a tu mente profunda por llevarte a esta imagen de

tu pasado con la que vas a poder trabajar y descubrir algo más de ti,
y ser más feliz. Contaremos del 1 al 10, y al llegar a diez sentirás una
sensación de paz y lucidez.
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SÍNTOMAS DE Atendiendo al tipo de educación, podemos acercarnos a una relación de

máscaras y personajes que el niño va construyendo como defensa ante esa
LA HERIDA herida, como forma de moverse en el mundo. Papeles que, en mayor o
EN LAS menor, medida, siguen siendo representados en la adultez.
MÁSCARAS
DE LA MÁSCARAS DE LA PRIMERA INFANCIA (0-6 AÑOS)
PERSONALIDAD - Los matones (educación sin límites). Los bebés que, en su llegada al
mundo, no reciben muestras de afecto y cariño, y por otro lado carentes
de una disciplina que marque sus límites, se convierten en tiranos que
muestran desprecio hacia las necesidades de los demás y tan solo viven
para la satisfacción de sus necesidades, a cualquier precio.
- Los invisibles (educación autoritaria). Les llega el decreto de que no tienen

derecho a negarse, y tienen que tragar con todo. Aparecen como personas
extremadamente pacíficas, que rehúyen el conflicto. Anuladas, no suelen
dar problemas, pero tienden a no ser vistos por los demás, en su tendencia
a diluirse.
- Los repelentes (educación sobreprotectora). Sienten que el mundo es

peligroso, y que deben salvarlo imponiendo a los demás las mismas reglas
que ellos usan. Les desespera que los demás no se atengan a las normas
de convivencia. Controladores, minuciosos, obsesionados con el orden y la
limpieza, como modo de contener el caos interno.
MÁSCARAS DE LA SEGUNDA INFANCIA (7-13 AÑOS)
- El mentiroso (educación sin límites). El mentiroso ha aprendido a tener

éxito en el sistema aplicando un mínimo esfuerzo. Aprende a manipular a
los demás para conseguir sus objetivos. No ha aprendido a diferenciar bien
la realidad de la fantasía, y a menudo se atribuye poderes mágicos que le
hacen estar por encima de los demás.
- Los empollones (educación autoritaria). Ha aprendido que para llegar a

ser querido hay que emplearse a fondo y dedicar mucho esfuerzo. De mayor
se convierte en un individuo solitario, para no ser herido, y que teme tanto
los estímulos sociales como imágenes de un mundo.
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- Los “pelotas” (aduladores) (educación sobreprotectora). En realidad

no tienen una opinión propia formada, y necesitan de una relación que
les confronte con líderes que por otra parte se convierten en su referente
existencial.
MÁSCARAS DE LA ADOLESCENCIA (14-20 AÑOS)
- Los cabecillas (educación sin límites). En la adolescencia cobra especial

importancia el grupo de amistades, y lograr diferenciarse definitivamente
de la familia de origen y seguir el propio rumbo. Es la oportunidad para que
los tiranos puedan manipular a sus anchas, ya que su ausencia de límites les
hará enormemente atractivos para el resto. Piensan que todo el mundo les
está observando y pendiente de lo que hacen.
- Los nostálgicos (educación autoritaria). Para los adolescentes que siguen

recibiendo una educación autoritaria en casa les cuesta mucho poder tener
éxito social. Siguen vinculados a su infancia, y se quedan a menudo en casa,
sin demasiados amigos, añorando un pasado en el que pudieron ser más
felices.
- Los cuidadores (educación sobreprotectora). Sus referentes les escuchan

y hablan con ellos sobre sus sentimientos, pero de alguna manera les hacen
razonar que para no ser egoístas hay que ocuparse del malestar de los
demás. De algún modo, desconectan entonces de sus propias necesidades.
No tenemos referentes muy claros de cuáles han sido nuestras necesidades

no resueltas. Enumeramos aquí las principales necesidades de cada etapa
evolutiva clave, para hacernos más conscientes de ellas.
La herida hace que el niño o adolescente niño construya una máscara o

rol, como defensa ante el daño. De adultos seguimos moviendonos por
el mundo con el personaje que aprendimos a representar:
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MÁSCARAS DE LA PRIMERA INFANCIA (0-6 AÑOS)
• los matones
• los invisibles
• los repelentes
• los mentirosos
• los empollones
• los pelotas
• los cabecillas
• los nostálgicos
• los cuidadores
CONSCIENCIA NECESIDADES DE LA PRIMERA INFANCIA: LA LECCIÓN DEL PODER

DE LAS * Necesitamos saber que nuestra llegada al mundo fue deseada.
NECESIDADES * Necesitamos sentir que no somos abandonados, y que podemos
DESATENDIDAS expresarnos.
Y DECRETOS * Necesitamos seguridad para poder explorar el mundo.
* Necesitamos una disciplina coherente.
* Necesitamos que se nos deje fantasear e imaginar.
* Necesitamos sentirnos únicos y especiales.
* Necesitamos saber qué es mío y que es de los demás, y respetar

esos límites.
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¿Qué decretos recibiste en tu primera infancia que te han llevado a desatender estas
necesidades?
No aprender la lección del poder propia de la primera infancia nos lleva a
sentirnos incapaces, a no conocer nuestros límites, y poner en duda nuestra
capacidad de hacer frente a las dificultades de la vida. Los decretos giran
en torno a la idea de que uno “no puede” hacerles frente. Vivimos entonces
frustrados y enfadados con la vida.
NECESIDADES DE LA SEGUNDA INFANCIA: LA LECCIÓN DEL SABER
* Necesitamos que se escuchen nuestras preguntas, y sean tomadas

en serio.
* Necesitamos comprender el funcionamiento del mundo

experimentando y sintiendo.
* Necesitamos que se nos permita equivocarnos, y que se nos enseñe

a aprender
* Necesitamos ser amados a pesar de nuestras limitaciones

intelectuales.
* Necesitamos que se nos considere capaces y competentes.
* Necesitamos ser aceptados y valorados por lo que somos.
* Necesitamos tener derecho a expresar nuestra disconformidad, y a

que sea tomada en cuenta.
¿Qué decretos recibiste en tu segunda infancia (etapa escolar) que te han llevado a
desatender estas necesidades?
No superar la lección del saber propia de la segunda infancia nos lleva
a sentir que no tenemos el conocimiento suficiente para resolver los
problemas de la vida. Los decretos giran en torno a la idea de que uno “no
sabe” lo suficiente para resolverlos. Esto nos hace vivir con temor.
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NECESIDADES EN LA ADOLESCENCIA: LA LECCIÓN DEL AMOR
* Necesitamos encontrar nuestra propia identidad, y que esta sea

valorada y validada por los que han sido nuestros referentes.
* Necesitamos poder explorar otras normas y valores, distintos a los

recibidos en la familia y el medio escolar.
* Necesitamos pertener a un grupo de amigos, y que nuestros

cuidadores acepten a nuestras amistades.
* Necesitamos que nuestros padres y cuidadores no nos abandonen a

pesar de que necesitemos distanciarnos de ellos, e incluso rechazarles
para poder encontrarnos.
* Necesitamos que se nos permita explorar nuestra sexualidad y sentir

que está bien disfrutarla.
* Necesitamos ídolos a los que seguir. Necesitamos que se respeten

nuestras necesidades espirituales e inquietudes existenciales.
* Necesitamos tener libertad para decidir sobre nuestro futuro, y a

qué nos queremos dedicar.
* Necesitamos comunicar nuestras emociones con los amigos. Sentir

que mi vida es única e incomparable.
¿Qué decretos recibiste en tu adolescencia que te han llevado a desatender estas

necesidades?
No superar la lección del amor, propia de la adolescencia nos lleva a la
sensación de falta de autoestima y de valía personal. Los decretos giran en
torno a la idea de que “no valemos” lo suficiente para ser aceptados por
los demás. Esto nos hace sentirnos solos y tristes.
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Las necesidades propias de cada etapa se pueden agrupar en tres

grandes categorías:
Necesidades de la primera infancia: la lección del poder
Necesidades de la segunda infancia: la lección del saber
Necesidades de la adolescencia: la lección del amor el niño interior
A veces nos invade una sensación de tristeza que no logramos controlar.

EL CAJÓN DE Percibimos que el instante mágico de aquel día pasó y que nada hicimos.
LA INOCENCIA Entonces la vida esconde su magia y su arte.
Tenemos que escuchar al niño que fuimos un día y que todavía existe
dentro de nosotros. Ese niño entiende de momentos mágicos. Podemos
reprimir su llanto, pero no podemos acallar su voz. Ese niño que fuimos un
día continúa presente.
Bienaventurados los pequeños, porque de ellos es el Reino de los Cielos.

Si no nacemos de nuevo, si no volvemos a mirar la vida con la inocencia y
el entusiasmo de la infancia, no tiene sentido seguir viviendo.
Existen muchas maneras de suicidarse. Los que tratan de matar el cuerpo

ofenden la ley de Dios. Los que tratan de matar el alma también ofenden
la ley de Dios, aunque su crimen sea menos visible a los ojos del hombre.
Prestemos atención a lo que nos dice el niño que tenemos guardado en

el pecho. No nos avergoncemos por causa de él. No dejemos que sufra
miedo, porque está solo y casi nunca se le escucha.
Permitamos que tome un poco las riendas de nuestra existencia. Ese niño
sabe que un día es diferente a otro.
Hagamos que se vuelva a sentir amado. Hagamos que se sienta bien, aunque
eso signifique obrar de una manera a la que no estamos acostumbrados,
aunque parezca estupidez a los ojos de los demás.
Recuerden que la sabiduría de los hombres es locura ante Dios. Si

escuchamos al niño que tenemos en el alma, nuestros ojos volverán a
brillar.
Si no perdemos el contacto con ese niño, no perderemos el contacto con

la vida...
Paulo Coelho
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AMANDO A Te has permitido sentir las emociones que a veces permanecían ocultas en
los papeles que has adoptado. También has explorado los decretos que te
NUESTRO NIÑO impidieron sentir que tus necesidades eran válidas y podían ser atendidas.
INTERIOR El tercer paso de este proceso supone que tú te conviertas en el padre
que hubieras deseado tener. Supone poder crear una infancia feliz en este
momento de tu vida, al darte cuenta de cuando se expresa la herida de tu
niño interior, y disponerte a cuidarle y darle toda la atención que necesita
en este momento.
Para que puedas colocarte en este papel de padre bondadoso, tienes que
despedir a tus padres originales a través del perdón. El perdón nos libera del
pasado, y libera nuestra energía contenida para que pueda ser empleada
en el presente. El perdón permite que crezcamos y dejemos atrás a nuestros
padres, dando las gracias por todo lo que también recibimos de ellos en su
día.
Al quedarnos a solas con nuestro niño herido, podemos darnos cuenta de

que en realidad no hemos aprendido a cuidarle, que nos faltan modelos.
Para este trabajo vamos a recurrir a una parte más esencial de nosotros,
nuestra Mente Profunda, que sabe todo de nosotros y quiere ayudarnos a
crecer y aprender. Siempre ha estado ahí, observando nuestra vida, y tiene
todo el poder y el conocimiento de lo que necesitamos. Para que nuestro
niño la reconozca podemos imaginarla con nuestra misma cara de adulto,
pero quizás disfrazada en forma de mago o de otro personaje que resulte
poderoso, y en el que nuestro niño confiaría y seguiría.
Sufriendo creo que no merezco nada mejor, continuo esperando que el mundo
cambie y me cuide. Mi niño sigue rendido y sin control. Mi niño desesperanzado
permanecerá desamparado hasta que le dé amor, le recuerde que mi cabeza,
mi corazón y él mismo están dentro de mí en lugar de estar allí otros.
Matilde Garvich
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Vamos a presentarles a través de un trabajo de visualización, y para ello

necesitaremos fotos de estas tres etapas de nuestro desarrollo prepersonal:
como bebés, en la etapa escolar, y como adolescentes.
Tu mente profunda va a escribir una carta a cada uno de estos niños. Una
carta ajustada al nivel de comprensión de cada edad. Vas a decirte aquello
que realmente necesitabas escuchar y en lo que confiar. Enumeramos a
continuación las afirmaciones positivas que necesitas incluir en esa carta,
dependiendo de la edad de tu niño.
AFIRMACIONES PARA LA PRIMERA INFANCIA
- “Bienvenido al mundo, he estado esperándote”.
- “Veo tus necesidades, está bien que las sientas”.
- “Quiero cuidarte, y estoy preparado para ello”.
- “Eres único para mí”.
- “Estaré siempre a tu lado”.
- “Está bien que seas curioso, querer, mirar, tocar y probar las cosas”.
- “Está bien decir que no, y que cuiden de ti y te ayuden”.
- “Mereces tener las cosas que deseas, a su tiempo”.
- “Me gusta verte crecer y ver cómo te haces independiente”.
- “Te quiero y te estimo, pequeño”.
- “Puedes sentir tu enfado, y aún así, permaneceré a tu lado”.
AFIRMACIONES PARA LA SEGUNDA INFANCIA
- “Puedes ser tú mismo en la escuela. Puedes defenderte y te apoyaré”.
- “Estaré a tu lado para que descubras y aceptes tus límites”.
- “Está bien que pienses por ti mismo”.
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- “Puedes imaginar cosas sin temor a que se conviertan en reales”.
- “Es bueno que descubras las consecuencias de tus comportamientos”.
- “Puedes pedir lo que quieras”.
- “Puedes preguntar tus dudas”.
- “Te aprecio por lo que eres, no por tus logros”.
- “Está bien tener miedo y expresarlo”.
AFIRMACIONES PARA LA ADOLESCENCIA
- “Me gustas tal como eres”.
- “Me gusta tu energía vital, y que sientas curiosidad por el sexo”.
- “Está bien que aprendas a manejarte por ti mismo en la vida”.
- “Puedes hacer las cosas a tu manera, y no estar de acuerdo con lo que

se te propone”.
- “Puedes escoger a tus propios amigos”.
- “Puedes vestirte como te parezca”.
- “Eres responsable de ti mismo, no de tus padres”.
- “Está bien que descubras quién eres”.
- “Está bien que compartas tus emociones e intereses”.
- “Está bien que te sientas triste cuando te sientes solo”.
Comienza cada carta pidiendo perdón al niño de cada edad, por no haberle
atendido durante este tiempo, y después realiza todas las afirmaciones que
necesites, y que te lleven a ir desactivando los antiguos decretos con los
que has funcionado.
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El proceso de sanación del niño interior consta de tres pasos:
1. Contactar con aquellas emociones que han permanecido ocultas tras

las máscaras y roles adoptados.
2. Explorar los decretos que impidieron sentir que las propias

necesidades eran válidas y que podían ser atendidas.
3. Convertirse en un buen cuidador para con uno mismo: el buen padre

/ la buena madre
-En el pasado te dejé solo, me alejé de ti.
Ahora te pido perdón. Voy a abrazarte.
También puedes decirle:
-Querido/a, estoy aquí para ti. Voy a cuidarte. Sé que sufres mucho. He
estado muy ocupado/a. Te he desatendido, y ahora he aprendido la manera
de regresar a ti.
El niño interior necesita que le dediques tiempo. Conectas con él cuando estás
OTRAS hambriento, sediento, aburrido, cansado, asustado, cuando te desborda
PRÁCTICAS una situación emocional, cuando compites y te pones nervioso, cuando te
exaltas, cuando te sientes rechazado, cuando te pones en ridículo… cuando
PARA CUIDAR te sientes aislado. Visualízate entonces cuidándole. Habla y comunícate con
AL NIÑO su voz. Comienza preguntándole la edad que tiene y lo que siente. Pasa al
menos 20 minutos al día comunicándote con él, y otorgándole protección y
INTERIOR: seguridad.
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CUIDAR AL NIÑO DE LA PRIMERA INFANCIA
1. Tomar un baño y quedarte un rato sintiendo las sensaciones

corporales. Puedes usar aceites y aromas.
2. Envolverse en una manta o edredón.
3. Acariciar a tu amante. Darte un masaje.
4. Escuchar nanas.
5. Listar las cosas que querrías, y que te gustaría tener.
6. Práctica del No. Decir que no internamente a las cosas que no quieres
hacer. Compartir qué cosas no quieres, en contextos de confianza. Al
final, decir que no a los demás en esas situaciones.
7. Comunica tu percepción de la realidad a los demás siguiendo

estos pasos, de forma ordenada: ¿qué has visto o sentido? ¿qué has
interpretado? ¿qué emociones sientes? ¿qué es lo que quieres?
CUIDAR AL NIÑO DE LA SEGUNDA INFANCIA
1. Beber con frecuencia agua mientras trabajas.
2. Tomar un caramelo cuando empiezas algo por primera vez.
3. Dejar que un amigo planifique por ti, y tome el control de lo que vais
a hacer.
4. Descansar.
5. Practica liberar tu imaginación. Imagina tu futuro sin importar

lo extravagante que pueda parecerte tu visión. Proponte un viaje
fantástico al país de: “¿Qué pasaría si…?”
6. Deja de intentar hacer las cosas. Hazlas o no las hagas.
7. Explora el mundo con tus sentidos, experimenta con las preguntas

que te hagas. Lleva un diario para anotar tus descubrimientos.
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CUIDAR AL ADOLESCENTE
1. Elegir las personas que te apoyan de un modo especial, y te abrazarán

cuando se lo pidas.
2. Dar paseos de confianza con un amigo. Dejar que te guíe con los ojos
vendados.
3. Mirar a una pareja sin hablar.
4. Reservar ratos para no hacer nada.
5. Recupera la capacidad de soñar del adolescente. ¿Qué desearías

hacer? Realiza las asociaciones sobre ese deseo ¿A qué asocias su
consecución? ¿Cómo serías o cómo te sentirías si lo realizaras?
EL NIÑO El niño transpersonal y maravilloso que vas a desarrollar en realidad está fuera
del tiempo, y siempre ha estado contigo, observando tu vida. Desplegando
MARAVILLOSO toda la sabiduría del universo para ti, sorprendiéndote, y con ello dejando
lugar para que entraran nuevos aprendizajes.
El niño transpersonal, resultado de sanar las heridas del niño prepersonal

herido, conecta con la inocencia que tuvo siempre, antes de recibir cualquier
educación o experiencia vital.
Carl Jung llamó “niño maravilloso” a este potencial innato de exploración,

entusiasmo y creatividad. Ya has entrado en contacto con él a lo largo de
tu vida, cuando ríes a carcajadas, al admirar y contemplar sobrecogido un
paisaje, y cada vez que te expresas creativamente.
Para llegar a recuperar su poder tan solo tienes que darle un buen modelo
y llevarle a practicar repetidamente. Se trata de reeducar a tu niño herido.
Puedes pensar que la creatividad está reservada a grandes genios con

poderes especiales. Esto es lo que te han hecho creer, pero no es cierto. En
realidad el estado natural del ser humano es ser creativo.
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Tu niño maravilloso es tu ser esencial. Es la conciencia de testigo que mira

con ojos de principiante, cada momento presente. Tu niño maravilloso es la
parte de ti que posee, en forma humana, el poder que se acerca más a la
divinidad: Tu regeneración y transformación creativa.
Para encontrar al niño transpersonal es necesario abrir el corazón a toda

su vulnerabilidad original, sentir el dolor original plenamente. Esto nos
devuelve nuestra autenticidad, y nuestra identidad esencial no falseada por
la máscara de la personalidad.
Para crear espacios en el corazón que aún no existen, es necesario sentir este
dolor de la herida original.
Leon Bloy
Parte del proceso de maduración y sanación es llegar a conocer que somos

únicos y excepcionales, como todo el mundo. Compartimos con los demás
la condición de “niños en el exilio”. Somos únicos, pero nuestro dolor es
compartido.
Todos somos nuestros propios salvadores. Como niños, traemos luz a la

oscuridad de nuestra herida y vulnerabilidad originarias, para encontrar
nuestro mayor potencial oculto en el corazón.
Es posible que a fin de cuentas la educación recibida nos de los elementos

necesarios para llegar a ser quien somos, y darnos cuenta de que en realidad
todo sucedió como tenía que suceder para entender la existencia en toda
su magnitud, y aprender a reconocer los límites de lo humano. El niño
divino no trata de ser más que humano, pero tampoco menos. Desarrolla el
potencial creativo que le pertenece.
Algo así siente uno cuando llega al final del proceso de sanación del niño
herido, y puede conectar con su niño divino. En realidad la mayor parte
del dolor y sufrimiento que provocaron las situaciones traumáticas se han
mantenido por el deseo de no haber pasado por ello, desde el sentimiento
de indignación y e injusticia. Nos resistimos a aceptar aquello que pasó,
dado que no le podemos dar significado.
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MINDFULNESS Hasta que recuperemos al niño interior no podremos vivir en presencia,

ni recuperar esa mirada del principiante. Para el niño el mundo es
Y LA completamente nuevo en cada momento, no hay suficientes teorías que
MIRADA DE expliquen la realidad, y por tanto se vive con poca expectativa.
PRINCIPIANTE Buda habló de la práctica del samtusta: reconocer que tenemos suficientes
condiciones para ser felices aquí y ahora. En realidad, como adultos, no
necesitamos nada más.
Estas son algunas prácticas mindfulness que nos llevan a expresar al niño
divino en toda su capacidad de estar presente y descubrir todo con ojos
nuevos:
1. Probar comidas que no has probado.
2. Comer con las manos.
3. Masticar cosas crujientes.
4. Oler y ver los colores de frutas y verduras.
5. Ir a sitios desconocidos y prestar atención a los detalles.
6. Ir al parque de atracciones y gozar de las sensaciones corporales.
7. Jugar con arcilla.
8. Camina descalzo por el campo.
9. Ver las cosas como si estuvieras grabando un vídeo, y haciendo fotos

a los detalles.
10. Contemplar un objeto en toda su grandeza. Dejar que la mano siga

lo que ven tus ojos. Puedes también dibujarlo con el nivel de detalle
que seas capaz, con tranquilidad. No hagas más ni menos de lo que
puedes hacer.
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LOS NUEVOS DIEZ PERMISOS PARA TU NIÑO INTERIOR
1. Está bien sentir lo que sientes. Los sentimientos no son signos de

debilidad. Todos somos vulnerables. Debes discernir en qué ocasiones
no es aconsejable o adecuado expresarlos. Diferenciar entre sentir,
expresar el sentimiento y actuarlo. No es válido pegar, maldecir, gritar
o romper cosas.
2. Está bien querer lo que quieres. Si desconectamos de nuestros

deseos, la energía vital se aplasta.
3. Está bien ver y oír lo que ves y oyes. Recuperar la confianza en tus
percepciones, ya que te dan conexión con la realidad.
4. Está bien tener diversión y juegos, incluidos los sexuales. Está bien
detener la actividad y estar con uno mismo.
5. Es importante relativizar las formas infantiles de pensamiento.

Observar el extremismo del pensamiento polarizado, el pensamiento
catastrófico, la tendencia a realizar generalizaciones aplastantes, y
cualquier forma de pensamiento mágico.
6. Es importante conocer tus límites y aprender a retrasar el premio.

El niño herido cree que hay una gran escasez de amor, comida, caricias
y diversión. Podemos mostrarle al niño que hay más placer cuando
retrasamos la consecución del premio.
7. Es crucial aceptar las consecuencias de lo que haces y no asumir las

consecuencias de lo que hacen los demás. Recuperar al niño interno
significa empezar a ser responsable. Una respuesta responsable es
consecuencia de escuchar los verdaderos sentimientos de uno, y tomar
decisiones coherentes y conscientes.
8. Está bien cometer errores, te ayudan a aprender. Una vergüenza

sana permite extraer una lección al cometer un error. Sin embargo, no
resta espontaneidad.
9. Está bien tener problemas y conflictos, verlos lo antes posible para

actuar de forma responsable y tratar de solucionarlos.
10. Se deben respetar y valorar los sentimientos, necesidades y deseos

de los demás. Está bien sentir culpa cuando quebrantamos esta norma.
La culpa expresa que hemos quebrantado nuestros propios valores.
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Expresas a este arquetipo del niño transpersonal al actuar de forma

espontánea, al vivir el presente contento, al permitirte vivir en alegría, al
recuperar la capacidad de sorprenderte con lo que aparece de nuevo en
cada día. Al ser imaginativo, creativo, al tomar la vida como un juego, al
sentir confianza. Al sentir amor verdadero. Son todas ellas cualidades de la
inocencia primordial de tu niño divino, de tu ser interior.
“Al final el niño alcanza el rango y honor que le corresponden. Acepta su

divinidad, su reinado o liderazgo.”
El “niño maravilloso” es el arquetipo que recoge nuestro potencial

innato de exploración, entusiasmo y creatividad. Este arquetipo nos
permite entrar en contacto con la inocencia original.
El niño interior herido da paso al niño maravilloso cuando hemos

atendido nuestras propias heridas del pasado.
Cuando dejamos de luchar y resistirnos contra lo que ocurrió, iniciamos

nuestro proceso de sanación; allí, al otro lado de la puerta, nos espera
el “niño divino” que habita en cada uno de nosotros.
22
Punto de 1- Te invitamos a compartir un resumen de la experiencia vivida en el ejercicio

reflexión del de “Recuperación del niño interior herido” propuesto en el texto.
alumno ¿Cuál fue la imagen o sensación evocada?
¿Cuáles han sido los sentimientos asociados a ella?
¿Cómo sientes que este suceso infantil ha podido marcar ciertos comportamientos ahora
como adulto?
2- ¿Con qué máscara o máscaras te has sentido identificado? Así mismo,
reconoces algunas de ellas en compañeros de crecimiento en tu infancia y
adolescencia que han podido marcar parte de tu personalidad?
3- ¿Qué necesidades sientes que no han sido suficientemente atendidas en tu

infancia y /o adolescencia? ¿Has podido contactar con algún decreto que te
cerrara a volver a experimentar el dolor de la carencia, puedes compartirlo?
4- Una vez experimentado el contacto con tu niño interior, ¿Qué prácticas

mindfulness te propones realizar para establecer un contacto profundo y
constante con él o ella? Ten en cuenta que el desarrollo de estas prácticas es
conveniente que se acoten dentro de un proceso de tiempo puntual y dentro del
espectro de actividades diarias habituales para que se establezca un patrón de
contacto estable y que pueda prolongarse en el tiempo.
23
CLAVES DEL TEMA:
• El niño interior es un arquetipo con el que todos podemos sintonizar. El íntimo diálogo
con nuestro niño interior nos lleva a “refrescar” la mirada inocente, la necesidad de
autocuidado, la espontaneidad…
• Es habitual haber vivido algún tipo de carencia o de herida en etapas más tempranas.
• Sanar la herida infantil nos llevara a actualizar la mejor versión de nosotros mismos, la
más auténtica y creativa, a la vez que responsable y madura.
• Nuestras heridas, aunque tuvieran su origen en el pasado, se sanan en el presente.
Dos preguntas para iniciar el acercamiento a nuestro niño interior:
1. ¿En qué etapa o edad se produjo la herida?
2. ¿Cómo respondió el entorno ante el daño: situación educativa y afectiva?
La herida hace que el niño o adolescente niño construya una máscara o rol, como defensa ante
el daño. De adultos seguimos moviendonos por el mundo con el personaje que aprendimos a
representar:
MÁSCARAS DE LA PRIMERA INFANCIA (0-6 AÑOS)
• los matones
• los invisibles
• los repelentes
• los mentirosos
• los empollones
• los pelotas
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• los cabecillas
• los nostálgicos
• los cuidadores
Las necesidades propias de cada etapa se pueden agrupar en tres grandes

categorías:
Necesidades de la primera infancia: la lección del poder
Necesidades de la segunda infancia: la lección del saber
Necesidades de la adolescencia: la lección del amor
El proceso de sanación del niño interior consta de tres pasos:

1. Contactar con aquellas emociones que han permanecido ocultas tras las máscaras y
roles adoptados.
2. Explorar los decretos que impidieron sentir que las propias necesidades eran válidas y
que podían ser atendidas.
3. Convertirse en un buen cuidador para con uno mismo: el buen padre / la buena madre
• El “niño maravilloso” es el arquetipo que recoge nuestro potencial innato de

exploración, entusiasmo y creatividad. Este arquetipo nos permite entrar en contacto con
la inocencia original.
• El niño interior herido da paso al niño maravilloso cuando hemos atendido nuestras
propias heridas del pasado.
• Cuando dejamos de luchar y resistirnos contra lo que ocurrió, iniciamos nuestro
proceso de sanación; allí, al otro lado de la puerta, nos espera el “niño divino” que habita
en cada uno de nosotros.
25

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Muchos de nosotros tenemos aún un niño herido viviendo en nuestro

El trabajo de sanación del niño herido resulta fundamental en la práctica

Supone volver a atravesar y revivir el dolor de las diferentes etapas de

Para cuidar de nosotros mismos, debemos volver y cuidar diariamente del

La herida no se produce en todas las personas en el mismo punto de la historia

La primera pregunta a realizar es la edad que se tenía en la época del

• El niño interior es un arquetipo con el que todos podemos

• El íntimo diálogo con nuestro niño interior nos lleva a “refrescar” la

• Es habitual haber vivido algún tipo de carencia o de herida en

• Sanar la herida infantil nos llevara a actualizar la mejor versión

• Nuestras heridas, aunque tuvieran su origen en el pasado, se

Dos preguntas para iniciar el acercamiento a nuestro niño interior:

1. ¿En qué etapa o edad se produjo la herida?

2. ¿Cómo respondió el entorno ante el daño: situación educativa y afectiva?

EJERCICIO DE 1- Anota en un diario un suceso reciente en el que hayas vivido algún

3- Permite que tu Mente Profunda seleccione una imagen de tu pasado

4- ¿Qué edad tenías? ¿Quiénes están presentes? ¿Qué sucedió? ¿Qué

5- Da las gracias a tu mente profunda por llevarte a esta imagen de

SÍNTOMAS DE Atendiendo al tipo de educación, podemos acercarnos a una relación de

- Los invisibles (educación autoritaria). Les llega el decreto de que no tienen

- Los repelentes (educación sobreprotectora). Sienten que el mundo es

MÁSCARAS DE LA SEGUNDA INFANCIA (7-13 AÑOS)

- El mentiroso (educación sin límites). El mentiroso ha aprendido a tener

- Los empollones (educación autoritaria). Ha aprendido que para llegar a

- Los “pelotas” (aduladores) (educación sobreprotectora). En realidad

MÁSCARAS DE LA ADOLESCENCIA (14-20 AÑOS)

- Los cabecillas (educación sin límites). En la adolescencia cobra especial

- Los nostálgicos (educación autoritaria). Para los adolescentes que siguen

- Los cuidadores (educación sobreprotectora). Sus referentes les escuchan

No tenemos referentes muy claros de cuáles han sido nuestras necesidades

La herida hace que el niño o adolescente niño construya una máscara o

MÁSCARAS DE LA PRIMERA INFANCIA (0-6 AÑOS)

MÁSCARAS DE LA SEGUNDA INFANCIA (7-13 AÑOS)

MÁSCARAS DE LA ADOLESCENCIA (14-20 AÑOS)

CONSCIENCIA NECESIDADES DE LA PRIMERA INFANCIA: LA LECCIÓN DEL PODER

Y DECRETOS * Necesitamos seguridad para poder explorar el mundo.

* Necesitamos una disciplina coherente.

* Necesitamos que se nos deje fantasear e imaginar.

* Necesitamos sentirnos únicos y especiales.

* Necesitamos saber qué es mío y que es de los demás, y respetar

NECESIDADES DE LA SEGUNDA INFANCIA: LA LECCIÓN DEL SABER

* Necesitamos que se escuchen nuestras preguntas, y sean tomadas

* Necesitamos comprender el funcionamiento del mundo

* Necesitamos que se nos permita equivocarnos, y que se nos enseñe

* Necesitamos ser amados a pesar de nuestras limitaciones

* Necesitamos que se nos considere capaces y competentes.

* Necesitamos ser aceptados y valorados por lo que somos.

* Necesitamos tener derecho a expresar nuestra disconformidad, y a

NECESIDADES EN LA ADOLESCENCIA: LA LECCIÓN DEL AMOR

* Necesitamos encontrar nuestra propia identidad, y que esta sea

* Necesitamos poder explorar otras normas y valores, distintos a los

* Necesitamos pertener a un grupo de amigos, y que nuestros

* Necesitamos que nuestros padres y cuidadores no nos abandonen a

* Necesitamos que se nos permita explorar nuestra sexualidad y sentir

* Necesitamos ídolos a los que seguir. Necesitamos que se respeten

* Necesitamos tener libertad para decidir sobre nuestro futuro, y a

* Necesitamos comunicar nuestras emociones con los amigos. Sentir

¿Qué decretos recibiste en tu adolescencia que te han llevado a desatender estas

Las necesidades propias de cada etapa se pueden agrupar en tres

Necesidades de la primera infancia: la lección del poder

Necesidades de la segunda infancia: la lección del saber

Necesidades de la adolescencia: la lección del amor el niño interior