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2.5.

Dimensiones de la motricidad fina

Collado (2010) refiriéndose a los aspectos, componentes, o dimensiones de la


motricidad fina, hace conocer que lo constituyen un conjunto de pequeños grupos
musculares que intervienen en los movimientos precisos de las manos, cara y pies.
En consecuencia propone los siguientes elementos de la motricidad fina:

2.5.1. Coordinación manual


La Academia Americana de Pediatría (2018) “explica que la coordinación manual
viene a ser la habilidad de controlar los movimientos de los dedos, manos, muñeca,
brazos, integrando a la vez con la capacidad visual y de otros sentidos” (p. 57). Tales
coordinaciones permitirán realizar tareas como moldear objetos, abrir y cerrar frascos,
construir estructuras, recoger objetos pequeños mientras se sostienen otros, y demás
actividades. Por su parte Comellias (1984) explica que “La Coordinación manual
conducirá al niño al dominio de la mano. Los elementos más afectados, que
intervienen más directamente, son: la mano, la muñeca, el antebrazo y el brazo.
Cuando el niños haya adquirido el dominio de todos los elementos, podrá iniciar en
aprendizaje de la escritura.” (p. 42- 43)
La coordinación manual conducirá al niño al dominio de la mano. Los
elementos más afectados, que intervienen directamente son: la mano, la muñeca, el
antebrazo y el brazo, es muy importante tenerlo en cuenta ya que antes de exigir al
niño una agilidad y ductilidad de la muñeca y la mano en un espacio reducido como
una hoja de papel, será necesario que pueda trabajar y dominar este gesto más
ampliamente en el suelo, pizarra, etc. Por lo que las actividades que pueden ayudar a
desarrollar la coordinación manual son: pintar, punzar, enhebrar, recortar, moldear,
dibujar y colorear.

2.5.2. Coordinación viso-manual


Para Barruezo (2002) la coordinación viso-manual consiste en establecer la
concordancia entre el ojo (verificador de la actividad) y la mano (ejecutora), de
manera que cuando la actividad cerebral ha creado los mecanismos para el acto motor,
sea preciso y práctico. Lo que implica que la visión se libere de la mediación activa
entre el cerebro y la mano y pase a ser una simple verificadora de la actividad”.
Para Revilla et al (2014) “La coordinación visomotora es la capacidad que
tiene el cuerpo de reconocer una acción motriz a nivel cognitivo mediante la
percepción visual, interpretarla y elaborar una respuesta inmediata a estos estímulos
brindados que se manifestarán de manera conjunta y simultánea” (p. 19). Esta
relación proporcionará un determinado patrón que provocará una conducta en un
determinado momento, conformando así un nuevo aprendizaje y forma de
desempañarse en el medio que se le presente.
Mesonero (1995) explicando indica que la coordinación viso manual son las
actividades relacionadas al uso de la vista con las manos. “Es decir, que para
desarrollar la coordinación que requiere la motricidad fina, es necesario poner en
actividad la destreza manual con la capacidad visual; la coordinación manual
conducirá al niño al dominio de la mano, mientras su cerebro le guiara por medio del
sentido de la vista” ( p. 168), para el logro de la destreza manual el niño debe lograr
dominar la mano, la muñeca, el antebrazo y el brazo, pero esta actividad no aparece
sola, es necesario un entrenamiento previo, el mismo que hay que trabajarlo al aire
libre, en espacios amplios, empleando la mayoría de las veces el suelo o una pizarra,
por lo que deben desarrollarse diversas actividades relacionadas al uso de la visión y
de la mano, dentro de ellas se puede mencionar, los trabajos con la pintura, la punción,
el trabajo con plastilina, etc..

2.5.3. Motricidad facial


Sobre este tema Perpinya A. (1984) dice:
Este es un aspecto muy importante que pocas veces entra en programaciones
curriculares, debido a que no pareciera que fuera punto de inicio para
conseguir otras adquisiciones o aprendizajes. Sin embargo, tiene un carácter
extraordinario vista desde dos puntos de vista: El dominio muscular, que tiene
la posibilidad de comunicación y relación que se tiene con la gente que a
uno le rodea a través de gestos voluntarios e involuntarios de la cara,
manifestándose a través del proceso comunicativo emocional facial. (p. 60-
61)
El poder dominar los músculos de la cara y que respondan a nuestra voluntad nos
permita acentuar unos movimientos que nos llevarán a poder exteriorizar unos
sentimientos, emociones y manera de relacionamos, es decir actitudes respecto al
mundo que nos rodea, por lo que se considera imprescindible, facilitar y orientar que
los niños y niñas desde su infancia domine esta parte del cuerpo, para que pueda
disponer de ella para una mejor comunicación.

2.5.4. Motricidad fonética


Es un aspecto dentro de la motricidad muy importante a estimular y a seguir de cerca
para garantizar un buen dominio de la misma. El niño en los primeros meses de vida
descubre las posibilidades de emitir sonidos. Poco a poco era emitiendo silabas y
palabras que tendrán igualmente una respuesta, especialmente cuando no se trate de
una conversación sino de un juego de decir cosas y aprender nuevas palabras, hacer
sonidos de animales u objetos. Hacia el año y medio el niño puede tener la madurez
para iniciar un lenguaje, no contendrá demasiadas palabras y las frases serán simples.
Estos juegos motrices tendrán que continuar sobre todo para que el niño vaya
adquiriendo un nivel de conciencia más elevado. Entre los 2-3 años el niño tiene las
posibilidades para sistematizar su lenguaje, para perfeccionar la emisión de sonidos. El
resto del proceso de maduración lingüística y de estilo se hará a la larga en el
transcurso de la escolarización y la maduración del niño.

Comellas y Perpinya (1984), señalan que es un aspecto que está dentro de la


motricidad y que es muy importante estimular en los primeros días de vida de todo
niño, dado que descubre la posibilidad de producir y percibir los sonidos de una
lengua, sin embargo no tiene la madurez necesaria que le permita hacer otro tipo de
sonido, es muy importante que la familia y los educadores se involucren en la
comunicación del niño, no es solamente hablándoles si no también emitir sonidos que
sean repetidos a lo que él está haciendo, luego el niño le llamara la atención haciendo
movimientos con todo su cuerpo y emitirá sonidos más complejos.
Los niños que tienen el año y medio, ellos ya tienen la madurez de iniciar un lenguaje
que involucra palabras sencillas y claras.
Los niños a partir de 2 -3 años aquí ya comienzan hablar palabras y frases cortas y
cuando va aprendiendo más va ser más complejas.
Los niños que ya cumplen los 5 años de edad ya tienen la capacidad para mencionar
palabras sencillas a frases más complejas (p. 60).
2.5.5. Motricidad gestual
Torres (2012) se refiere a la motricidad gestual como al dominio parcial de los
elementos que componen la mano a fin de obtener precisión en sus respuestas, “siendo
muy necesario para ello tener un control de toda la muñeca que le permita
independizar la mano con respecto al brazo y del tronco, también un dominio e
independencia segmentaria, así como un tono muscular adecuado”. (pág. 111). Por su
parte Comellias (1984) señala que el dominio parcial de cada uno de los elementos
que componen la mano es una condición básica para que pueda hacer gestos diversos
con mucha precisión en sus respuestas. “Es así que la coordinación manual como la
viso-manual permiten y exigen cierto dominio de la muñeca y de los dedos con
autonomía de la mano respecto al brazo y el tronco, un control y una independencia
segmentaria.” (p. 61)

En la educación infantil, la gestualidad es aplicada como un medio de comunicación


no verbal, donde la niña o niño realiza o percibe los sonidos y palabras emitidas por su
maestra. Al inicio de la etapa escolar aplica los gestos con su cara, ojos cejas, mano,
brazos, cabeza y cuerpo en general para manifestar su aprendizaje. Sin embargo, en su
proceso de la aplicación de la gesticulación verbal fortalece la motricidad fina con sus
movimientos precisos y segmentados, usando la simbología de las letras y palabras
hacia la lectoescritura.

Para la mayoría de las tareas además del dominio global de la mano también significa
un dominio de cada uno de las partes de los dedos, el conjunto de todos ellos. Se
pueden proponer muchos trabajos para alcanzar estos niveles de dominio, pero
tenemos que considerar que no lo podrán tener de una manera segura hasta hacia los
10 años. Dentro del preescolar una mano ayudara a otra para poder trabajar cuando se
necesite algo de precisión. Hacia los tres años podrán empezar a intentarlo y serán
conscientes de que necesitan solamente una parte de la mano, por lo que alrededor de
los 5 a años podrán intentar más acciones y un poco de más precisión.

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