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CONCEPCIONES DEL ARTE

El niño y la Expresión Plástica


La expresión plástica es una manera de manifestar sentimientos, conocimientos
y experiencias a través de diversos materiales y técnicas artísticas. Este modo de
comunicarse permite experimentar y crear una forma personal de comunicación. En
los primeros años de escolarización, utilizar el juego para realizar actividades
plásticas favorece el desarrollo motriz a la vez que la creatividad, la sensibilidad y la
percepción. Abordamos cómo trabajar la expresión plástica en Infantil y Primaria.
Como todo lenguaje la expresión plástica, supone un proceso creador. Para
llegar a representar, comunicar creativamente a través de la imagen, las percepciones,
las vivencias, es necesario conseguir un equilibrio entre lo que se vive y lo que se
expresa, entre acción y lenguaje, y es necesario, además, encontrar una “forma de
decir” en este caso una forma práctica.
Además de su valor como lenguaje expresivo la expresión plástica en el niño, es
el cauce para la expresión de contenidos mentales de índole estética y emocional y
también para la expresión de contenidos cognitivos acerca de configuraciones
visuales y espaciales, haciendo posible la materialización de las ideas junto con la
formación y desarrollo de la propia motricidad, afectividad y cognición.
Asimismo, la expresión plástica tiene un fuerte valor procedimental como
recurso didáctico para la comprensión de los contenidos de otras áreas.
Con respecto a su valor actitudinal, la expresión plástica es el medio idóneo
para propiciar actitudes como sentir percibiendo, ver interiorizando, comprendiendo,
descubriendo, gracias al placer derivado de los estímulos visuales, táctiles, de
experimentación, etc.
Todo ello nos obliga a darle un peso específico a la expresión plástica dentro
del proceso de enseñanza-aprendizaje en la etapa de la Educación Infantil.
Cabanillas J. (2018) señala: Como en todos los aprendizajes, la evolución de la
expresión plástica en los niños se ve influenciada por:
 El desarrollo motor: relacionado con la motricidad fina y gruesa, el
conocimiento del menor sobre el esquema corporal, etc.
 El desarrollo cognitivo: ya que el dibujo refleja ideas y pensamientos.
 La afectividad: puesto que se observa en las creaciones plásticas las
emociones que siente en el momento.
 La comunicación: además de comunicarse mediante los dibujos, también
utilizan el lenguaje oral para explicarlos en algunas ocasiones.
 La curiosidad: dependiendo del grado de curiosidad que el niño muestre, la
expresión plástica evolucionará de forma diferente, probando nuevos materiales,
diferentes formas de plasmar sus ideas, representaciones diversas…Pp 56 – 57.

Psicomotricidad Fina y su desarrollo


Los movimientos del cuerpo que requieren de más precisión, destreza y
habilidad se les conoce como psicomotricidad o motricidad fina. Estos movimientos
necesitan de más control y dominio que ningún otro tipo de movimiento,
especialmente de brazos y manos. Su uso es esencial para que los niños dominen cada
vez mejor las habilidades más complejas.
La psicomotricidad fina implica cierto nivel de madurez y aprendizaje para
adquirir cada uno de sus aspectos, unos más difíciles que otros. Para eso, se necesita
seguir un proceso constante en el que el niño sea capaz de realizar actividades con
metas más complicadas durante su crecimiento.
La estimulación de la psicomotricidad fina juega un papel decisivo en el
aumento de la inteligencia en educación infantil. Es importante para incrementar sus
habilidades de experimentación y aprendizaje sobre el entorno que les rodea.
Además, poniendo en práctica la psicomotricidad fina, se trabaja la
coordinación visual-manual. De esta forma, el niño será capaz de mejorar el dominio
de sus manos, muñecas y brazos; así como adquirirá habilidades para actividades
realizadas con estas partes del cuerpo, como la escritura.
La motricidad fina es la coordinación de las partes y órganos del cuerpo
(músculos, huesos y nervios) necesarios para la realización de movimientos precisos,
coordinados y controlados con las zonas más distales del cuerpo, es decir manos y
dedos, realizando con ello movimientos voluntarios. Muchas de estas actividades
están presentes en el día a día de cualquier persona como cambiarse de ropa,
alimentarse, usar un lapicero, escribir en un ordenador, etc. Estas competencias irán
adquiriéndose a lo largo del desarrollo psicomotor del niño, pero que muchas veces
pueden tener dificultades tanto en su aprendizaje como en su automatización.
Para que exista un control correcto de la motricidad fina, es necesario que haya
una planeación de la ejecución de la actividad que queremos realizar, una correcta
fuerza muscular y una sensibilidad acertada, puesto que con estos rasgo, junto con el
tiempo y la práctica, ayudarán a crear una correcta coordinación. Actividades tan
sencillas como recortar con tijera, dibujar círculos, escribir con un lápiz, doblar ropa
y/o apilar bloques, ayudan a mejorar estas destrezas sensomotoras en la persona.
Aunque no solo realizamos actividades de motricidad fina con las manos, puesto que
el habla, la cual es importante recalcar la correcta coordinación de los órganos
bucofonatorios como la lengua, los labios y las mejillas, necesitan de una destreza.
Para Romero (1995), el progresivo control de la mano que nos llevara a
desarrollar la habilidad de la coordinación motora fina “depende principalmente de un
proceso madurativo interno que se vincula con el desarrollo del sistema nervioso,
factores externos de estimulación y ejercitación también se harán muy importantes en
este proceso” . En esta afirmación resalta dos aspectos importantes, la maduración
interna y estimulación externa, pues “para que se produzca un aprendizaje en la
coordinación de movimientos es preciso que el sistema nervioso y el sistema
muscular hayan conseguido un nivel idóneo de maduración” (Gil, et al., 2008, p. 75),
además de las experiencias y actividades que favorecen su desarrollo.
Es conveniente realizar actividades adecuadas al desarrollo neuromotor según
la edad que corresponda:
 De 0 a 6 meses: presentarle objetos delante para que alce los brazos e intente
agarrarlos, como sonajeros, llaves de juguete, etc.
 De 7 a 12 meses: pasar un objeto de una mano a otra, tirar objetos al suelo y
buscarlos con la mirada, golpear juguetes, sacar y meter objetos de un recipiente.
 De 1 a 2 años: golpear juguetes para que hagan sonidos, encajar, sacar,
garabatear dibujos.
 De 2 a 3 años: colocar cubos, construir torres de hasta 8 bloques, hacer
puzzles de 2 o 3 piezas, encajar piezas en un tablero, usar la plastilina para hacer
churros.
 De 3 a 6 años: puzzles de 4 a 6 piezas, realizar trazos en zigzag, recortar con
tijeras infantiles, usar el pegamento para un collage, usar pinchitos.
 A partir de 6 años: moldear plastilina, ropa de hilar, construcción de bloques,
actividades de prensión y destreza para la pinza digital.
La motricidad refleja todos los movimientos del ser humanos. Palacio (1999)
afirma: “Estos movimientos determinan el comportamiento motor de los niños y las
niñas de 0 a 6 años que se manifiesta por medio de habilidades motrices básicas, que
expresan a su vez los movimientos naturaleza del hombre”(p. 15).
De acuerdo con los objetivos y las tareas de la actividad, ocurre la formación
del movimiento en uno u otro nivel. Esta relación permite descubrir el proceso
profundo y de carácter psicológico, en la formación interna del movimiento en el
proceso del desarrollo.
Estos niveles en el desarrollo de la motricidad fina se alcanzan en íntima
relación con el desarrollo del pensamiento (Vigotsky, 1982), que van desde las
acciones de orientación externa (agarre, manipulación), hasta el lenguaje escrito:
momento cualitativamente superior en el desarrollo de la psiquis que solo se alcanza
en la edad escolar, lo cual es posible si se lleva a cabo un proceso consciente de
instrucción que permita preparar al niño para el importante logro de la Preescritura
cuando concluya la edad preescolar.
Se consideran como criterios de preparación: “el dominio de los movimientos
finos de la mano, la percepción visual, la coordinación óculo manual, la orientación
espacial y la asimilación de los procedimientos generalizados de análisis, en íntima
relación”
La expresión plástica como medio para desarrollar la motricidad fina

La expresión nace con la vida, es la manifestación más natural del ser, esta es
un arte que tiene la finalidad de vincular armónicamente al individuo con la sociedad,
por tal motivo se debe tener claro que sin expresión no existe comunicación, para que
esta ocurra el ser humano se manifiesta por medio del lenguaje oral y escrito, siendo
este el más común, de tal forma que intercambiamos ideas y experiencias humanas
universalmente, puesto que es aceptado en todo el mundo, sin embargo existen otras
formas de expresión y comunicación que es a través de los gestos y posturas
corporales y también por medio de la expresión plástica.
Teniendo en cuenta que existe el objetivo de que el niño o niña del nivel
preescolar, logre expresar y crear libremente, poniendo en 21 práctica su capacidad
de imaginar, inventar y transformar los elementos naturales y artificiales con los que
cuenta a su alrededor. Sefchovich y Waisburd (2000) "La expresión plástica; es el
dibujo, la pintura, el modelado o cualquier técnica que sirva para poder experimentar
con estructuras, reafirmar y plasmar vivencias, desahogar angustias y desarrollar la
creatividad. Dicha expresión plástica tiene su propio lenguaje de líneas, formas,
signos, texturas, matices, colores, entre otros, formando así componentes que
representan una imagen, una emoción, un sentimiento, un pensamiento, una idea o
simplemente un estado de ánimo.
Al respecto Gamboa, (2007) La expresión plástica se considera como un eje
expresivo y creativo, basado en un lenguaje plástico que se manifiesta a través de
técnicas (pintura, modelado, escultura, recorte y pegado, modelado con barro,
plastilina, masa, esgrafiado, pespunteado, grabado, collage, entre otras), orientado o
enfatizado hacia el progreso de la autoexpresión y el conocimiento de sí mismo,
siendo de esta manera un aspecto relevante para la adquisición del desarrollo
cognoscitivo del niño en edad preescolar.
De manera cierta, las realizaciones de actividades de expresión plásticas
favorecen el desarrollo creativo en los niños y niñas, puesto que son placenteras e
incitan a imaginar y a crear nuevos pensamientos e ideas.
Psicomotricidad: conceptos, definiciones, finalidades y objetivos

¿Qué es la psicomotricidad?
La psicomotricidad es una disciplina que estudia la relación entre el
movimiento y el pensamiento, por lo que considera de manera global a la persona,
sintetizando psiquismo y motricidad. Es un campo interdisciplinario que involucra
elementos de la psicología, la pedagogía y la terapia ocupacional.
En la práctica, la psicomotricidad se utiliza para tratar problemas de desarrollo
físico y psicológico en niños y adultos, como dificultades de aprendizaje, trastornos
del espectro autista y trastornos de ansiedad. También se utiliza para mejorar la
coordinación, el equilibrio y la fuerza corporal, y para promover el bienestar
psicológico y la integración social.
La psicomotricidad es una disciplina que se basa en la consciencia y
comprensión que tiene una persona con el medio que le rodea. Es decir, como se
relaciona con el entorno teniendo en cuenta lo que la persona sabe, sus conocimientos
y habilidad, emociones, etc… Por lo tanto, sería el conocimiento del cuerpo y el uso
de este. Como podéis comprender, que un niño maneje estos registros correctamente,
será muy importante.

Finalidad de la psicomotricidad:
Una sesión de psicomotricidad es la sesión de Educación Física, pero que va a
destinada (y está adaptada) a niños menores de 6 años. Una buena sesión de
psicomotricidad siempre debe tener como finalidad reforzar en el niño el
conocimiento de su propio cuerpo, y que sepa y tenga claras cuales son sus
limitaciones, es decir, que sepa hasta donde puede llegar sin forzarse (pudiendo
llegar a hacerse daño) y que movimientos, posturas o acciones puede y no puede
realizar con su cuerpo (que es su principal instrumento de trabajo).
Objetivo de la psicomotricidad:
El objetivo principal de la psicomotricidad es: Desarrollar la capacidad
sensitiva, perceptiva, representativa, comunicativa y expresiva mediante la
interacción activa del cuerpo con su entorno. A su vez este objetivo principal se
divide en objetivos específicos que podemos trabajar día a día en las sesiones de
psicomotricidad:
1. Conocer el propio cuerpo e identificar las propias posibilidades de acción.
2. Adquirir de forma progresiva una actitud autónoma en cuanto a la resolución
de situaciones cotidianas y la superación de dificultades.
3. Experimentar, manipular y explorar con distintos materiales, objetos y
espacios.
4. Utilizar la representación como medio de expresión y comunicación de
experiencias vividas durante el juego de la sesión.
5. Establecer relaciones afectivas y positivas que faciliten la integración del
sujeto en el grupo.
BIBLIOGRAFÍA

CABANILLAS, J. (2018) Formación de la imagen plástica en el niño. 3era edición


Editorial

PACHECO Guadalupe, M. (2015). Psicomotricidad en la Educación Inicial.


Algunas consideraciones conceptuales. Primera Edición, p. 21. QUITO
ECUADOR

PALACIOS, J. M (1979). El deporte en el niño y el adolescente. Cumbre Mundial


sobre la Educación Física, Berlín, Alemania.

VIGOTSKY, S. L. (1982). Obras completas. (Vol. 2) Capitulo 5 Pueblo y


Educación: La Habana. p. 186.

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