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Coloquialmente se entiende el camino hacia la fecundación como una carrera en la que solo el
espermatozoide más hábil será capaz de llegar a la meta y ganar el campeonato. Pues,
efectivamente, es algo así: muchos espermatozoides inician la carrera pero solo uno es el
elegido para fecundar el óvulo.
Podemos dividir el recorrido en dos grandes etapas:
•Aparato reproductor masculino: desde los testículos hasta el exterior.
•Aparato reproductor femenino: desde la vagina, donde se deposita el semen, hasta las
•La cola adquiere el diseño perfecto para que el espermatozoide tenga una gran resistencia
y velocidad.
•La pieza media posee una elevada cantidad de mitocondrias para mantener la energía en
alto nivel. Esto ofrece al espermatozoide una gran eficiencia en el consumo de energía.
Tras la eyaculación, empieza una carrera no solo de velocidad sino también de resistencia.
Los espermatozoides defectuosos y/o con mala movilidad quedarán en el camino.
Algunas barreras con las que se topan los espermatozoides son:
pH de la vagina
la vagina tiene un pH ácido, en el cual no todos los espermatozoides son capaces de
sobrevivir.
Acción inmunológica
los glóbulos blancos de la mujer detectan los espermatozoides como células poco amigas e
intentan destruirlos.
Moco cervical
las secreciones del cérvix y el flujo vaginal varían su consistencia y textura a lo largo del ciclo
femenino. En el momento de la ovulación, este fluido es más líquido y menos denso para
permitir el paso de los espermatozoides. Sin embargo, fuera del periodo de ovulación, es un
fluido denso y viscoso que complica el avance de los espermatozoides.
Barreras físicas
la anatomía interna del órgano reproductor femenino (vagina, cérvix, útero, trompas de
Falopio) resulta en sí misma un obstáculo para los espermatozoides. Hay numerosas
cavidades conocidas como criptasen las que muchos espermatozoides quedan varados.
Pero no todo son dificultades. El óvulo intenta allanar el camino a los espermatozoides
liberando moléculas y mandando señales. Las trompas de Falopio y el útero ejercen una
fuerza de succión por medio de contracciones rítmicas y el moco cervical se vuelve menos
denso permitiendo que los espermatozoides naden mejor.
Por su parte, el líquido seminal que acompaña a los espermatozoides neutraliza el pH y ofrece
azúcares al espermatozoide. Este fluido le sirve de escudo protector ante los glóbulos blancos.
Superadas las barreras vaginal, cervical y uterina, nos encontramos con la parte más estrecha
del recorrido: la unión uterotubárica. Hasta aquí solo llegan unos pocos miles de los 250
millones de espermatozoides que había de media en el esperma recién eyaculado.
A lo largo de todo el recorrido, los espermatozoides más fuertes, es decir, los que han sido
capaces de superar los obstáculos femeninos, adquieren una habilidad extraordinaria:
la capacidad de fecundación. Es lo que se conoce como hiperactivación del espermatozoide.
Desde este momento, su cola se mueve con mucha más fuerza y energía, permitiendo un
movimiento vigoroso que facilita la llegada al óvulo.
Una vez llegan a las trompas de Falopio, muchos espermatozoides se quedan adheridos a las
paredes, agotados y sin capacidad de seguir el recorrido.
En este punto, son pocos los espermatozoides que quedan en la carrera, pues la gran mayoría
se han ido perdiendo por el camino. De las pocas decenas de espermatozoides que quedan
ante la atenta mirada del óvulo, solo uno logrará atravesar la gruesa puerta de entrada al
óvulo: la zona pelúcida.
El espermatozoide elegido, el más fuerte y capacitado, al contacto con la zona pelúcida, inicia
la llamada reacción acrosómica. Consiste en la liberación del contenido del acrosoma: una
serie de enzimas que debilitan la zona pelúcida y facilitan la penetración.
Esta reacción “despierta” al óvulo, que libera los gránulos corticales, unos orgánulos que
impiden que ningún otro espermatozoide pueda penetrar. Es como si el óvulo plantara una
bandera indicando al resto de espermatozoides de su alrededor que ya ha sido conquistado por
el espermatozoide ganador y, por tanto, que las puertas de su reino están cerradas.
Una vez el espermatozoide penetra el ovocito, los núcleos de ambos se fusionan. Esto es lo
que conocemos como fecundación. Si quieres saber los detalles sobre cómo entra el
espermatozoide al óvulo y cómo se forma el nuevo ser, puedes consultar este enlace: ¿Cómo
ocurre la fecundación?
Preguntas frecuentes:
1. ¿Cuánto vive un espermatozoide en el aparato reproductor femenino?
Una vez se produce la eyaculación y los espermatozoides son liberados en la vagina, tienen
una vida media de entre 2 y 5 días. Los más fuertes sobrevivirán más tiempo. Los más débiles
morirán en el camino. Tras la fecundación, los espermatozoides muertos y los vivos que
hayan quedado sin poder fecundar el óvulo serán eliminados por fagocitosis (sistema de
neutralización y eliminación de sustancias propio del organismo).
2. ¿Cuánto tardan los espermatozoides en llegar al óvulo?
No hay un tiempo determinado, pues los espermatozoides con mejor calidad, es decir, con
gran habilidad para superar los obstáculos y gran fuerza de movimiento, serán capaces de
llegar hasta el óvulo en tan solo media hora. Sin embargo, habrá otros que necesitarán unos
dos días para atravesar todo el aparato reproductor femenino.