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Producción de óvulos
Desde su nacimiento, la mujer cuenta con cerca de 300.000 ovocitos, que han sido
desarrollados durante su etapa fetal. Sólo cerca de 300 o 400 se formarán en forma de
óvulos mediante la ovulación, mientras que el resto irán abandonando los ovarios en las
diferentes ovulaciones que presenta la mujer a lo largo de su vida.
Una vez se ha dado esta subida, es cuando el óvulo maduro se libera de los ovarios y del
folículo (esfera con líquido que lo rodea), y comienza a descender por las trompas de
Falopio, donde se mantiene unas 24 horas. Si pasado este tiempo el óvulo no ha sido
fecundado por un espermatozoide, el óvulo muere y se desprende junto al endometrio,
como parte de la menstruación.
El proceso de ovulación suele darse por primera vez durante la adolescencia de la mujer, y
mantiene produciendo un óvulo maduro hasta la menopausia, momento en el que la mujer
deja de ser fértil.
Fertilidad
Los óvulos pueden variar en cuanto a su capacidad para ser fecundados. Esto se puede
estudiar al realizar un examen de sangre para medir los niveles hormonales, antes y después
de haber suministrado un medicamento que estimula las hormonas llamado clomifeno.
Mediante esto no sólo se comprueba la calidad de los óvulos que se expulsan, sino también
aquellos que permanecen en la reserva ovárica.
Según avanza la edad de la mujer, la fertilidad de la mujer se ve en decremento no sólo
debido a la menopausia, que reduce la producción de óvulos, sino porque los propios
óvulos comienzan a presentar anomalías que impiden el correcto desarrollo de un embrión.
Así, a mayor edad, existe un mayor riesgo de que aparezcan anomalías cromosómicas en
los óvulos producidos, que provocan que no se llegue a dar el embarazo o, si se da, que este
se interrumpa a las pocas semanas en forma de aborto espontáneo. Este riesgo se estima en: