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SEMINARIO N°5: TALLA BAJA

Ampuero Atamari Omar, Chaiña Valero Jorge, Romero Aragon Cynthia, Luza Callani
Viviana, Zapata Miranda Eulogio.

I. INTRODUCCIÓN

La estatura es un parámetro auxiológico muy útil para determinar el estado de salud de un niño.
En este sentido el restraso del crecimiento puede ser la manifestación más precoz de patologías
congénitas y adquiridas. La estatura tiene una herencia multifactorial, modulada por la acción de
varias hormonas y factores de crecimiento que tienen un rol diferente en la vida pre y postnatal.
Se ve influida además por factores ambientales como la alimentación y un adecuado entorno
afectivo y psicosocial. Todo lo anterior da cuenta de que el crecimiento longitudinal es un
proceso continuo, pero no lineal, que se va modificando tanto en ganancia absoluta como en
velocidad en las distintas etapas de la vida . Así por ejemplo en el primer año de vida se espera
una ganancia promedio de longitud de 25 cm y de 12 cm en el segundo año. Talla baja se define
como una longitud o estatura menor al percentil 3 o menor a -2 desviaciones estándar (DE) para
la edad y sexo, respecto a la media de la población de referencia. EVALUACIÓN INICIAL
DEL NIÑO CON TALLA BAJA El enfrentamiento inicial de un niño con talla baja debe
considerar la evaluación de una serie de indicadores de crecimiento, que nos permitirán hacer
una estimación aproximada de los cambios somáticos que experimenta el paciente en el tiempo.

Dentro de éstos cabe destacar:

1. Curva de crecimiento: es de vital importancia contar con curvas de referencia poblacional


actualizadas y aplicables a la realidad local. El MINSAL ha sugerido que los niños chilenos se
evalúen con las curvas de la OMS, que establecen al lactante alimentado con leche materna
como patrón de referencia para determinar el crecimiento adecuado hasta los 5 años. Luego se
deben utilizar las curvas NCHS, recordando que éstas representan a población norteamericana,
de estrato socioeconómico medio y alto, alimentados con fórmula.

2. Medición de la estatura: respecto a la talla, las medidas deben ser obtenidas en forma
correcta, con el paciente descalzo y con instrumentos adecuados, usando un estadiómetro fijo a
la pared con barra móvil en 90° y escala métrica, desde los dos años y con infantómetro
(podómetro) para medición de talla en decúbito en lactantes. Recordar que en la transición de
medición en decúbito a evaluación de pie, no debiera existir una diferencia mayor a 2 cm.

3. Talla absoluta. Una talla menor a -3 DE, debe considerarse siempre como patológica,
mientras que la mayoría de los niños que crece entre percentil 3 y 5, en general no tiene
patología y corresponden a variantes normales (talla baja familiar y/o retraso constitucional del
desarrollo).

4. Velocidad de crecimiento: expresada en cm/año, constituye uno de los elementos críticos en


la evaluación de un paciente con talla baja. Una velocidad de crecimiento normal, es un buen y
precoz indicador de salud en un niño. Debe ser establecida en un período no menor a 3 meses en
el lactante y a 6 meses en el niño mayor . Hay que considerar que en los primeros dos años de
vida un sujeto adquiere el carril de crecimiento que corresponde a su carga genética, por lo
tanto, en ese período pueden ocurrir cambios en la curva de crecimiento (canalización).
Posteriormente y hasta el inicio del desarrollo puberal, no es habitual cambiar de carril de
crecimiento y siempre amerita evaluación. Cabe señalar que luego de los 2 años no debieran
producirse cambios en la curva de crecimiento >0,25DE/año (5). La velocidad de crecimiento
varía en las distintas etapas de la vida (ver tabla Nº1) y es importante destacar que su valor
mínimo se alcanza en edad escolar previa al inicio puberal y no debe ser inferior a 4 cm/año.

5. Relación Peso/Talla: es importante evaluar la talla de un niño en el contexto de su curva de


peso. Así por ejemplo, aquel paciente en el cual se comprometió primero el peso y luego la
talla, orienta a una enfermedad sistémica como causa del hipocrecimiento (enfermedades
renales, cardíacas, pulmonares o malabsorción). Por el contrario, una talla baja asociada a un
incremento de peso, hace necesario descartar una patología endocrina, como déficit de hormona
de crecimiento, hipotiroidismo, hipercortisolismo, entre otras. 6. Talla diana o carga genética: la
talla final de un niño tiene relación directa con la estatura de sus padres, la cual debe ser medida
por el pediatra y no solo referida anamnésticamente. En el caso de evaluar una niña, la carga
genética se determina: [(talla padre-13 cm) + talla madre]/2 y en el caso de los niños: [talla
padre + (talla madre +13 cm)]/2. Luego se grafica en la curva de crecimiento y se dibuja el
rango de 1 desviación estándar que para hombre corresponde a +/- 7 cm y en el caso de las
mujeres, a +/- 5 cm.

II. CONTENIDO

La talla constituye un indicador muy útil del estado de salud de un niño, por lo cual una
desviación significativa del canal de crecimiento normal puede ser la primera manifestación de
una alteración clínica de importancia. Junto con la talla de un niño, es importante evaluar su
velocidad de crecimiento, parámetro más sensible ya que permite detectar cambios en el canal
de crecimiento que habitualmente preceden a los cambios en la talla absoluta. La velocidad de
crecimiento debe establecerse sobre períodos no menores a 6 meses para ser confiable, restando
particular atención a las desviaciones significativas y no a aquellas menores, que pueden
observarse en niños normales.

Se define como talla baja aquella ubicada bajo el percentil 3 o bajo 22 desviaciones estándar de
las curvas de NCHS. Estas curvas, de origen norteamericano, tienen utilidad para pacientes
pertenecientes a estratos socioeconómicos medios y altos, pero tienen menos utilidad para
evaluar a niños que pertenecen a estratos socioeconómicos bajos en nuestro país. En general
ameritan estudio aquellos pacientes cuya talla se encuentra bajo el percentil 3, o cuya velocidad
de crecimiento se ha deteriorado en forma significativa incluso antes de ubicarse 22
desviaciones estándar bajo la media.

Las causas de talla baja se clasifican en:

1. Variantes normales: talla baja familiar y retraso constitucional.

2. Trastornos primarios del crecimiento como displasias esqueléticas, trastornos del desarrollo
intrauterino y anormalidades cromosómicas.

3. Alteraciones del crecimiento secundarias a nutrición inadecuada, enfermedades crónicas


(como síndrome de malabsorción, insuficiencia renal, alteraciones pulmonares o cardíacas), y
enfermedades endocrinológícas (como hipotiroidismo, alteraciones del eje somatotráfico,
síndrome de Cushing, o raquitismo).
Para evaluar correctamente a un paciente con talla baja se requiere una anamnesis completa y un
examen físico adecuado. La anamnesis debe considerar en primer lugar una curva de peso y
talla con estaturas anteriores, información clave para establecer la magnitud del problema.
Igualmente se deben rescatar los antecedentes perinatales: peso y talla de nacimiento en relación
a la edad gestacional junto con las características del embarazo y parto, prestando particular
atención a enfermedades intercurrentes y al uso de posibles teratógenos; antecedentes, síntomas
y signos sugerentes de enfermedades crónicas como cardiopatías, fibrosis quística, alteraciones
renales o respiratorias, tumores, malabsorción por enfermedad celíaca o trastornos inflamatorios
intestinales, enfermedades metabólicas, malnutrición, deprivación psicosocial, algunas de las
cuales pueden ser oligosintomáticas, expresándose solo como talla baja. Además se deben
detallar hábitos de vida del paciente, incluyendo características de la ingesta alimenticia,
actividad deportiva, horas de descanso y uso de medicamentos y drogas como alcohol, tabaco,
marihuana o cocaína en niños mayores, y luego deben investigarse los antecedentes familiares:
talla de padres, hermanos y si es posible de abuelos. El dato anamnéstico sobre tallas familiares,
basado en impresiones subjetivas, no es muy confiable, por lo que es preferible la medición de
la estatura de cada familiar directamente por el médico. Se deben consignar además los patrones
familiares de desarrollo puberal y los posibles antecedentes sobre genopatías y enfermedades
crónicas.

En el examen físico es importante evaluar la talla y segmentos corporales (envergadura,


segmento superior, inferior, circunferencia craneana), lo cual permitirá clasificar la talla baja en
proporcionada o desproporcionada, según las características de las proporciones corporales.
Además se deben buscar estigmas de genopatía o displasia ósea y en los casos apropiados se
debe evaluar el grado de desarrollo puberal para determinar si se trata de una pubertad retrasada
que produce baja estatura en relación a los pares, o una pubertad adelantada que puede acelerar
transitoriamente el crecimiento pero comprometer la talla final.

Las dos causas más frecuentes de baja estatura son las variantes normales, que consisten en la
talla baja familiar y el retraso constitucional del desarrollo. En el primer caso existen
antecedentes familiares de talla baja. La disminución de la velocidad de crecimiento tiende a
ocurrir durante los 2 o 3 primeros años de vida y refleja el cambio desde el canal de crecimiento
intrauterino al canal de crecimiento infantil. Por ejemplo, si una madre es muy baja pero tiene
un óptimo cuidado prenatal, su recién nacido puede tener una excelente talla al nacer, pero
tenderá a reducir su velocidad de crecimiento durante los primeros 2 o 3 años de vida para
adoptar el canal de crecimiento que corresponde a sus antecedentes genéticos. Por este motivo,
existe una pobre correlación entre la talla al nacer y la talla final, mientras que existe una mejor
correlación entre la talla a los 3 años de vida y la talla final. En general, los niños con talla baja
familiar tienden a estabilizar su canal de crecimiento durante la niñez y se mantienen en un
percentil bajo, pero con velocidad de crecimiento normal. Estos niños exhiben además una
maduración ósea compatible con su edad cronológica. En estos casos se sugieren controles por
el pediatra cada 6 meses y obtención de edad ósea cada 1 a 2 años para hacer un pronóstico de
talla.
El retraso constitucional del desarrollo corresponde a un cuadro distinto en que puede haber una
disminución de la velocidad de crecimiento durante la niñez temprana, pero el retraso mayor se
observa durante la adolescencia. Puede existir una historia familiar de retraso del desarrollo
puberal con menarquia tardía en la madre, abuelas o tías, y lentitud en la aparición de caracteres
sexuales secundarios como vello corporal, cambio de voz y desarrollo muscular en el padre,
abuelos o tíos. Estos pacientes tienden a comenzar su desarrollo puberal después de los 12 años
en la niña y 13 años en el varón, y su crecimiento tiende a decrecer durante este período. La
maduración ósea está atrasada en forma moderada en estos pacientes. Una vez que comienza el
desarrollo puberal, la velocidad de crecimiento aumenta y la maduración ósea se acelera, por lo
que la talla final tiende a ser concordante con los antecedentes genéticos del niño. Sin embargo,
en algunos casos la talla final puede ser inferior a lo esperado, por lo que se debe ejercer cautela
con el pronóstico de talla. Algunos de estos pacientes pueden ser portadores de alguna otra
patología que puede retrasar su desarrollo puberal, lo que amerita el control de su evolución
clínica y en caso de desarrollo muy lento una derivación al especialista. La curva B de la figura
1 representa un caso de retraso constitucional del crecimiento.

Figura 1: Ejemplos de tres patrones de crecimiento. A. Talla baja familiar. B. Retraso constitucional del
desarrollo. C. Deficiencia de hormona de crecimiento.

En general, los pacientes con estas variaciones normales del crecimiento no requieren
obligadamente una derivación al endocrinólogo, excepto en casos de severa talla baja o
importante retraso del desarrollo puberal. Existen pacientes con el cuadro combinado de talla
baja familiar y retraso constitucional, que exhiben evidencia de una velocidad de crecimiento
especialmente pobre durante la adolescencia debido a su retraso constitucional, y requieren
derivación al especialista debido a su significativo retraso del crecimiento causado por la
coexistencia de estos dos cuadros clínicos.

Si la velocidad de crecimiento es persistentemente baja y/o la edad ósea está retrasada en forma
significativa, debe efectuarse un estudio más completo para diagnosticar una posible
enfermedad sistémica o endocrina, como hipotiroidismo, raquitismo, hipercortisolismo, o
deficiencia del eje somatotrófico. En la figura 1 vemos que la curva C muestra una importante
desaceleración del crecimiento, lo que indica que la curva es patológica y requiere derivación al
especialista para un estudio completo.

Existe una variedad de enfermedades sistémicas que pueden retrasar el crecimiento, cuadros
clínicos de cierta gravedad que tienden a ser crónicos, como el síndrome de malabsorción
secundario a enfermedad celíaca o trastornos inflamatorios intestinales como la ileitis regional.
La acidosis tubular renal y la insuficiencia renal pueden afectar también al crecimiento.
Trastornos pulmonares como fibrosis quística también pueden producir retraso de talla, por lo
que el pediatra general debe efectuar un estudio lo más completo posible para considerar estas
posibilidades diagnósticas, sobre todo en las etapas iniciales de estas enfermedades. Estos
cuadros tienden a producir un severo retraso del crecimiento como el demostrado en la curva C
de la figura 1.

TALLA BAJA PATOLOGICA

Representan alrededor del 20% de los hipocrecimientos(1) y serían la


consecuencia de trastornos patológicos que alterarían la capacidad de crecimiento intrínseca de
los tejidos (osteocondrodisplasias, alteraciones del metabolismo óseo, retrasos de crecimiento
intrauterino, cromosomopatías y síndromes dismórficos), sus mecanismos reguladores
(hipocrecimientos de causa endocrinológica) o el ambiente interno (malnutrición y patología
crónica en diferentes órganos y sistemas) y emocional del niño (hipocrecimiento
psicosocial).

Engloban todas las causas conocidas que pueden ocasionar efectos negativos en la evolución
normal de la talla.

 DISARMONICOS
 Displasías esqueléticas y raquitismo
 ARMONICOS
 Prenatales  suelen ser el resultado de una agresión al ambiente fetal o de un
defecto genético.
 Posnatales  suelen responder, en general, a una agresión iniciada fuera del
período de vida intrauterino.
DISARMONICOS

Displasia Esqueleticas :

OSTEODISPLASIAS : Alteraciones en la constitución e integridad del hueso .

CONDRODISPLASIA : Anomalías primarias del hueso y del cartílago .

Incidencia de 1:4100
Incluyen alteraciones gen SHOX que causan las discondrosteosis o sd. de Leri Weill y el sd. de
Langer .

Está indicado el tratamiento con hormona de crecimiento.

Raquitismo :

Déficit de vitamina D conduce a un hipocrecimiento desproporcionado, con


malformaciones óseas.

Si no se corrige el raquitismo mientras el niño aún está creciendo, las


deformidades esqueléticas y la baja estatura pueden ser permanentes.

ARMONICOS

 PRENATALES
 POSNATALES
RETRASO EN EL CRECIMIENTO INTRAUTERINO

Se considera a un RN como RNPEG cuando su peso (PRN) y/o su longitud al nacimiento


(LRN) se encuentran, al menos, 2 SDS por debajo de la media para la población de referencia,
sexo y su edad gestacional.

Incidencia: 6-8%

El 85-90 % recuperan peso y talla a los 2 años y si no hay recuperación del crecimiento hasta
los cuatro años de edad  se indica tratamiento con GH.

El 10-15% que no recupera talla a los 2 años, su talla adulta será menor a su contexto familiar
(potencial genético).

Los RNPEG presentan una elevada morbimortalidad perinatal, así como una mayor frecuencia
de secuelas a largo plazo, como son, entre otras: hipocrecimiento postnatal, disminución del
rendimiento intelectual y psicológico y desarrollo de anomalías hormonales y metabólicas en la
infancia.

CROMOSOMOPATIAS

SINDROME DE TURNER : Es una afeccion genética que ocurre solo en mujeres .

Incidencia: 1/2000-1/5000 RN vivas mujeres

Monosomía parcial ó total del cromosoma X

Esta indicado el tratamiento con hormonas de crecimiento .

Los rasgo sindrómicos en este tipo de pacientes son: cuello único por membranas, pies y manos
hinchados , baja ubicación de las orejas.
SINDROMES DISMORFICOS

PRADER WILLI : Es un transtorno genético poco frecuente ocasionado por la eliminación de


una parte del cromosoma 15 heredado del padre .

Incidencia 1/10,000-1/30,000 RN

Genética: Delección paterna de la región 15q11-q13 (70%:) pérdida de un fragmento


cromosoma 15 paterno . Disomía uniparental materna (20-25%): herencia 2 cromosomas 15
maternos y ninguno paterno .Defecto de impronta (1%:) herencia 1 cromosoma 15 paterno con
impronta materna.

SINDROME DE SILVER RUSELL: es un trastorno del crecimiento caracterizado por un


crecimiento lento pre y postnatal.

La incidencia estimada 1/100,000

Los niños con esta afección tienen un bajo peso al nacer y con frecuencia crecen muy
lentamente. Presentan asimetría de extremidades , Meñique incurvado o corto , Facies pequeña,
triangular, frente prominente, comisuras labiales hacia abajo ,Manchas café con leche.

DEFICIENCIA DE GH

Se considera baja estatura la que está por debajo del tercer percentil para la edad del niño
(de acuerdo con las tablas estándar de crecimiento en función de la edad y la altura).

 La estatura baja tiene varias causas, incluyendo la deficiencia de la hormona del


crecimiento, los trastornos genéticos y las enfermedades crónicas.

 Los síntomas dependen de la edad del niño y de la causa, pero por lo general los niños
crecen poco y tienen baja estatura.
 El diagnóstico se basa en una exploración física, radiografías, análisis de sangre y
análisis genéticos, pruebas de estimulación, tomografía computarizada y resonancia
magnética nuclear.

 El tratamiento suele incluir terapia de sustitución hormonal.

La mayoría de los niños y adolescentes con baja estatura son bajos porque sus familiares
también lo son, o porque hicieron el estirón al final del periodo normal para dicho desarrollo.
Algunos niños son bajos como consecuencia de ciertas enfermedades crónicas que afectan la
tiroides, el corazón, los pulmones, los riñones o los intestinos. Otros niños tienen trastornos
genéticos que afectan a los huesos. Sin embargo, algunos tienen una deficiencia de la
hormona del crecimiento.

Las hormonas son mensajeros químicos que influyen en la actividad de otra parte del
organismo. La hormona del crecimiento (somatotropina), que regula el crecimiento y el
desarrollo físicos, es producida por la hipófisis, que está ubicada en la base del encéfalo.

Figura 2: Hipófisis

Si esta glándula no produce suficiente hormona del crecimiento, las consecuencias suelen ser
un crecimiento demasiado lento y una talla baja con proporciones normales. A veces, la
hipófisis no produce suficiente cantidad de las otras hormonas que segrega, como la hormona
estimulante del tiroides, la hormona adrenocorticotrópica, la hormona estimulante del
folículo, y la hormona luteinizante (este trastorno se llama hipopituitarismo).
Con más frecuencia se desconoce la causa de la deficiencia en la producción de la hormona
del crecimiento, pero alrededor del 25% de los casos tienen una causa identificable,
incluyendo

 Trastornos congénitos

 Tumores o traumatismos cerebrales


 Radiación

 Infecciones (como la meningitis y la tuberculosis)

SÍNTOMAS

Los síntomas de la baja estatura dependen de varios factores tales como la edad del niño y la
causa.

Los niños tienen un crecimiento pobre en general y baja estatura. Algunos niños pueden tener
un retraso en el desarrollo de los dientes. Los niños que tienen deficiencia de la hormona del
crecimiento tienen baja estatura, pero la proporción entre la parte superior del cuerpo y la
parte inferior del cuerpo es normal. Pueden aparecer otras anomalías, en función de la causa
de la deficiencia de la hormona del crecimiento.

DIAGNÓSTICO

 Evaluación por un médico de los criterios de crecimiento y el antecedente de


trastornos que se sabe que causan crecimiento lento

 Radiografía

 Análisis de sangre y otras pruebas de laboratorio

 Prueba genética

 Tomografía computarizada o resonancia magnética nuclear

 Generalmente, pruebas de estimulación

No hay una sola prueba capaz de demostrar que la estatura baja está causada por la deficiencia
de la hormona del crecimiento. Los niveles de la hormona del crecimiento en la sangre son
muy variables y no son tan útiles como otros niveles hormonales para determinar la causa de
la disminución del crecimiento del niño. De este modo, los médicos establecen el diagnóstico
basándose en varios signos exploratorios.

En primer lugar, los médicos miden la altura y el peso del niño y señalan estas
determinaciones en tablas de crecimiento específicas para la edad para determinar si el
paciente está creciendo muy lentamente. A continuación, a menudo se obtienen radiografías
de los huesos en la mano. Estas radiografías pueden mostrar si los huesos se están
desarrollando normalmente para la edad del niño. Los niños que simplemente son bajos tienen
un desarrollo óseo normal para su edad. Los niños que tienen deficiencia de la hormona del
crecimiento presentan retraso del desarrollo óseo. El retraso en el desarrollo óseo también
puede ocurrir en otros trastornos, tales como el hipotiroidismo y el retraso de la pubertad.
Es difícil para los médicos evaluar la producción de la hormona del crecimiento, porque la
producción de esta hormona fluctúa a lo largo del día. Como resultado, no suele ser útil medir
al azar los niveles de hormona de crecimiento. En lugar de ello, los médicos hacen pruebas
para medir en la sangre los niveles de otras sustancias que son estimulados por la hormona del
crecimiento. Estas sustancias incluyen el factor de crecimiento 1 similar a la insulina y el
factor de crecimiento parecido a la insulina que fija la proteína 3. Sin embargo, estas
sustancias se pueden ver afectadas por otras enfermedades, como el hipotiroidismo,
la enfermedad celíaca y la desnutrición, por tanto el médico puede indicar pruebas para
descartarlas.
Se realizan otras pruebas de laboratorio para buscar otras causas de la falta de crecimiento
(como enfermedades del tiroides, de la sangre, del riñón, trastornos inflamatorios y trastornos
del sistema inmune). Se pueden hacer pruebas genéticas si el médico sospecha que el niño
tiene un síndrome específico (por ejemplo, síndrome de Turner).
Si las pruebas indican que el niño sufre un trastorno de la hipófisis, se puede hacer una
tomografía computarizada (TC) o una resonancia magnética nuclear (RMN) del cerebro para
buscar anomalías estructurales en la hipófisis y tumores.
Si los niños no tienen otra causa de la falta de crecimiento y los niveles de los factores de
crecimiento son bajos, el médico generalmente hacer una prueba de estimulación. La prueba
de estimulación implica la administración de fármacos que estimulan la producción de
hormona de crecimiento, midiendo a continuación los niveles de la hormona del crecimiento
durante varias horas.

III. BIBLIOGRAFIA

 CASSORLA G., Fernando; GAETE V., Ximena y ROMAN R., Rossana. Talla
baja en pediatría. Rev. chil. pediatr. [online]. 2000, vol.71, n.3 [citado 2020-04-24],
pp.223-227. Disponible en: <https://scielo.conicyt.cl/scielo.php?
script=sci_arttext&pid=S0370-41062000000300009&lng=es&nrm=iso>. ISSN
0370-4106. http://dx.doi.org/10.4067/S0370-41062000000300009.
 Ahoney CP: Evaluating the child with short stature. Pediatr Clin North Am 1987;
34: 825-48.
 Mericq V, y Cassorla F: Sistema hormona del crecimiento-efector y su rol en el
crecimiento infantil. Rev Chil Pediatr 1997; 68: 27-37.

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