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Materia: Metafísica

Cátedra: Pérez, Diana.

El relativismo lingüístico y la metafísica.1

Introducción al problema de la relación entre el lenguaje, el pensamiento y la


realidad.

Para comenzar este curso de metafísica nos vamos a centrar en el rol del lenguaje en la
metafísica: ¿qué impacto tiene en la metafísica nuestra forma de hablar? ¿en qué medida
influyen, determinan o qué relación tiene nuestro lenguaje con las formas en las que
pensamos los problemas metafísicos?

A partir del texto de Borges con que concluimos la clase anterior, nos podemos
preguntar sobre la relación entre el lenguaje y las respuestas que podemos dar a la
pregunta metafísica por excelencia: ¿qué es lo que hay? Si Borges tiene razón, parece
que el lenguaje tiene algún rol que cumplir cuando nos hacemos esta pregunta e
intentamos responderla.

La concepción ortodoxa

Desde los inicios de la filosofía el lenguaje ha sido un tópico importante. Podemos


recordar el pasaje clásico del Peri Hermeneias en el que Aristóteles plantea, por primera
vez en la historia de la filosofía, una “teoría” en la que se establece qué relación hay
entre el lenguaje y el mundo:

“Los sonidos del habla son símbolos de las afecciones del alma. Y la
escritura es símbolo de los sonidos del habla. Y así como las letras no son
las mismas para todos, tampoco los sonidos del habla son los mismos. Las
afecciones del alma, de las que los sonidos del habla eran en primer lugar
signos, son las mismas para todos. Y las cosas de las que estas últimas son

1
Esta clase fue dictada por Diana Pérez el 20 de marzo de 2017, desgrabada por Alejandro Basile para el
CEFyL, y está corregida por Diana Pérez

1
semejanzas son también las mismas.”2

Esquemáticamente:

palabras/letras (no son las mismas para todes- son convenciones)


¯
simboliza
¯
sonidos del habla (no son los mismos para todes- son convenciones)
¯
simboliza
¯
afecciones del alma (las mismas para todes)
¯
semejanza
¯
las cosas (las mismas para todes)

Es bueno empezar por acá debido a que en este texto Aristóteles establece una relación
entre tres ámbitos que tendremos que tener presentes en todos los textos de metafísica
que leamos. Estos tres ámbitos son lenguaje, pensamiento y realidad (“mundo”, “lo que
hay”, etc.) ¿Qué dice Aristóteles respecto de cómo se relacionan?
Por un lado es interesante que discrimina entre el lenguaje hablado (sonidos del habla) y
el lenguaje escrito, los símbolos escritos. En el ámbito del pensamiento (de lo
psicológico, mental, subjetivo, del alma o como queramos llamarlo) encontramos lo que
Aristóteles llama “afecciones del alma”, lo que los modernos llamaban ideas o juicios, o
lo que en la literatura contemporánea encontrarán bajo la palabra “concepto” o
“proposición”. Y luego tenemos algo que es, digamos, del ámbito de lo extra-humano,
en el sentido de que en principio no tiene que ver con nuestro lenguaje o nuestro
pensamiento sino con lo que presumiblemente está ahí, con el mundo que, según nuestra
actitud cotidiana de sentido común pensamos que existía antes de que existieran los
seres humanos sobre la tierra: lo que Aristóteles llama “cosas” (en filosofía se los suele
llamar “entes”) y en principio tienen una existencia independiente de nuestra mente,
lenguaje, pensamiento, etc.
¿Qué relación establece Aristóteles entre estos tres órdenes de la realidad? Dice que “los

2 De Int. 16a

2
sonidos del habla son símbolos de las afecciones del alma”, por lo que tenemos la
relación de ser símbolo. Luego dice que la escritura es símbolo del lenguaje hablado.
Entonces dice que, así como las letras son distintas, también los sonidos son distintos,
i.e. puede haber diferencias entre distintas lenguas con respecto a los sonidos o a los
símbolos con los que se representan gráficamente esos sonidos. Después dice que las
afecciones del alma (de las cuales las palabras son un signo) son las mismas para todos
los seres humanos, hablantes, y que las cosas de las que las afecciones eran semejanzas
también son las mismas para todos. Aristóteles está pensando, un poco como nos dice el
sentido común, que, con independencia de nuestro pensamiento, haya seres humanos o
no, hay cosas en el mundo. Aristóteles considera que las afecciones del alma tienen que
ver con las formas, que son aquello que captamos de las cosas mediante nuestro
intelecto o nuestras capacidades cognitivas, como diríamos hoy. Nosotros, seres
cognoscentes, podemos extraer de las cosas su forma y eso es lo que captan nuestras
almas.
En la modernidad esta concepción de la relación entre el mundo y nuestras mentes
cambia. Ya no se concibe como una relación de semejanza, sino como una relación
causal. Pensemos, por ejemplo, en Descartes y los distintos tipos de ideas que reconoce:
innatas, adventicias y facticias. Las ideas innatas son las que Dios puso en nuestro
intelecto/mente. Las adventicias o facticias tienen causadas por los objetos externos a la
mente del sujeto. Son las cosas que están en el mundo y que aprehendemos porque, al
vivir en él, entramos en algún tipo de relación causal con las cosas que existen con
independencia de nuestra actividad cognitiva. La conexión que hay entre las cosas que
están ahí y las ideas que tenemos depende de nuestras capacidades psicológicas,
mentales, subjetivas. Dado que el mundo es el mismo para todos y está ahí con
independencia de nosotros, hay algo en nuestras mentes, nuestra psicología o nuestras
capacidades cognitivas que está funcionando y nos permite conectarnos cognitivamente
con el mundo. De acuerdo con Aristóteles, así como para los modernos, estos
mecanismos psicológicos son los mismos para todos los seres humanos. Dado que estos
procesos (en el ámbito del pensamiento) funcionas igual, no es difícil comunicarse con
los demás porque, dado que tenemos las mismas ideas, habrá que ver cuál es el sonido
con el que el otro simboliza la misma idea que tenemos nosotros, para traducir, sin
dificultad alguna, un lenguaje al otro. La psicología es común a todos los seres humanos
(seres con lenguaje) y entonces es simplemente cuestión de buscar el símbolo adecuado
para poder entender qué idea, afección o concepto está teniendo el otro.

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Esta sería una manera tradicional de pensar la relación entre lenguaje, pensamiento y
realidad. Se remonta a Aristóteles pero sigue existiendo hasta nuestros días. En la
unidad 4 verán un texto de Fodor, filósofo contemporáneo que básicamente sigue
diciendo lo mismo: hay un mundo que afecta causalmente a nuestro “lenguaje del
pensamiento” que es común para todos y gran parte de él es innato. Los lenguajes
hablados son simplemente etiquetas arbitrarias que ponemos de esos conceptos o ideas
que son las mismas para todos. Ya que las ideas transmitidas son las mismas, parece que
no hay problemas de comunicación: cualquier lenguaje que usemos será exactamente lo
mismo, no importa si hablamos en castellano, inglés, chino, etc. Básicamente, el
contenido informativo de lo que decimos es el mismo: estamos transmitiendo las ideas
que tenemos que son las mimas para todos los seres humanos. Y eso es lo que importa:
comunicarse es transmitir ideas.
Podríamos decir que la idea detrás de esto es que el lenguaje, el pensamiento o ambos,
en algún sentido son “espejos” del mundo: a través de nuestro pensamiento recibimos la
imagen del mundo de forma transparente; nuestro pensamiento y nuestro lenguaje nos
permiten llegar al mundo tal como es. Por supuesto sería un espejo perfecto, ni cóncavo
ni convexo ni sucio, sino que sería un espejo que refleja las cosas tal como son. Por lo
tanto, si uno quiere hacer metafísica, no importa qué lenguaje use porque el mundo es el
que es, y producirá las ideas que tenemos. Hablar cualquier lenguaje da igual porque en
última instancia vamos a explicar cómo es que ese mundo afecta a nuestra mente para
que tengamos las ideas que tenemos acerca de él. Esta pintura de la relación entre
lenguaje, pensamiento y realidad es criticado fuertemente por Richard Rorty en un libro
famoso, La Filosofía y el Espejo de la Naturaleza, que es una crítica a esta manera de
entender esta relación.

El relativismo lingüístico

A esta idea de la mente y el lenguaje como transparentes, uno le puede oponer una idea
alternativa: el lenguaje no es meramente el símbolo de algo ya dado con independencia
de cómo lo describamos lingüísticamente. En esta concepción alternativa, el lenguaje no
es un mero símbolo, no es algo ingenuo, no es una mera etiqueta de algo que ya está ahí
sino que, como en el texto de Borges, las formas que tenga el lenguaje con el que se
habla constituyen, dan forma, determinan la forma en la que pensamos acerca del

4
mundo. En una visión extrema de esta idea, dado que el lenguaje afecta las formas en
que pensamos y, dado que nuestro pensamiento es lo que nos permite acceder al mundo
o decir cómo es a través de las formas en las que pensamos, entonces también qué es lo
que hay está determinado (en parte, al menos) por cómo hablamos acerca de lo que hay.
Ninguna discusión metafísica puede ser ajena a una reflexión acerca de cómo es que
estamos hablando acerca de lo que estamos diciendo que existe o no (o acerca de lo que
fuera).
Thomas Kuhn, en La Estructura de las Revoluciones Científicas, argumenta a favor de
la idea de que científicos que forman parte de comunidades que adoptan paradigmas
alternativos viven literalmente en mundos distintos. Es la misma idea que estoy
transmitiendo ahora y transmite Whorf en el texto que van a leer. En el caso de Kuhn la
situación es todavía más compleja porque las palabras, los sonidos y la escritura puede
llegar a ser la misma en uno y otro paradigma, aunque las ideas expresadas por esas
palabras difieran. “Masa”, para un pre-newtoniano, en tanto palabra, es lo mismo que
para un newtoniano. Pero no es lo mismo en tanto concepto que forma parte de un
paradigma científico adoptado por una persona que es parte de una comunidad
científica. Esas dos personas viven en mundos distintos porque la forma en la que
piensan acerca del mundo está determinada por cómo recortan lo que hay y determinan
qué existe o qué no. En su versión extrema, esta idea nos lleva directamente a pensar
que cómo pensamos (y por lo tanto la respuesta metafísica a la pregunta “¿qué es lo que
hay?”) depende de cómo hablamos. Esta es la idea que surge de considerar al lenguaje
como opaco, no transparente. El lenguaje o el pensamiento ponen un filtro o un velo
entre nosotros y el mundo. Esta es la “tesis del relativismo conceptual”, que es la
manera en la que se conoce la tesis de Sapir-Whorf (respectivamente un antropólogo y
un lingüista de principios del s. XX). La idea es que los conceptos no son únicos para
todos. Para Sapir-Whorf, distintos grupos humanos no tendrán las mismas ideas (como
decía Aristóteles) sino que, dependiendo del lenguaje que hablen, tendrán distintas ideas
o un conjunto de paradigmas, un esquema conceptual o conjunto de conceptos
estructurados que permiten pensar sobre el mundo de una manera y no de otra. Esta tesis
también aparece a veces como relativismo lingüístico: el lenguaje determina como
pensamos y, por lo tanto, qué es lo que hay. Alguien me preguntó en el recreo si esto
tenía algo que ver con la película La Llegada.3 Si la vuelven a ver notarán que la

3 Arrival (2016), de Denis Villeneuve. [N. de D.]

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protagonista (una lingüista) menciona la tesis Sapir-Whorf. La gracia de la película
consiste en tratar de pensar cuán distinto podría ser el mundo de estos extraterrestres
que hablan un lenguaje distinto. Sobre todo ahora que estamos en épocas en que cierta
gente que tiene poder de decisión considera que las humanidades no sirven para nada es
interesante notar que es la lingüista la que salva el mundo, y no el físico. También
podemos interpretar la película como reivindicación de las humanidades: van una
lingüista y un físico a tratar de comunicarse con los extraterrestres y es la lingüista, la
humanista, la que conoce de historia de las lenguas, quien logra hacer el contacto y
capitalizar lo que nos pueden llegar a enseñar seres que piensan distinto y ven la
realidad de otra manera. Es ella quien sabe cómo comunicarse con alguien que es
distinto. Todo el tema está montado sobre esta idea de Sapir-Whorf: que de alguna
manera la forma en la que hablamos determina la forma en la que pensamos y la forma
en la que podemos entender, estructurar nuestra experiencia del mundo. Nosotros
tenemos una experiencia del mundo que está estructurada, organizada a partir de las
formas en las que nuestra comunidad habla acerca del mundo. Es importante darse
cuenta de que tal estructuración no es ingenua, que no es la misma para todos sino que
puede variar de acuerdo a la comunidad a la que uno pertenece. Es importante también
políticamente: pensemos en todas las reivindicaciónes en términos cambio de prácticas
lingüísticas (que para algunas personas pueden ser absurdas, e.g. decir “lxs alumnxs”):
de alguna manera las formas de hablar nos llevan a pensar de cierta forma y estructurar
nuestra experiencia del mundo de ciertas formas. Por esta razón les planteé al principio
la pregunta acerca de en qué medida la filosofía solo describe o en qué medida también
propone cambios. Uno puede describir: “el castellano, cuando pluraliza, si hay al menos
un individuo de género masculino pluraliza en masculino.” Ahora, preguntémonos qué
pasaría si cambiáramos el lenguaje y pluralizáramos de otra manera. Tal vez empecemos
a pensar las cosas de otra manera. Tal vez el cambio social o cultural se puede producir
(o al menos se puede intentar cambiar) cambiando las formas de hablar. Por lo menos tal
es el presupuesto que está detrás de las reivindicaciones de grupos o instituciones que
piden ciertos cambios en nuestra forma de hablar. Como verán esto es interesante
filosóficamente en general y en particular para la metafísica: si vieron La Llegada
habrán visto que la forma del lenguaje que tienen estos extraterrestres permite hacer
cosas notables y experimentar la realidad de una manera muy distinta de la que nosotros
lo hacemos habitualmente. ¿En qué medida esos cambios lingüísticos pueden hacernos
directamente vivir en mundos, metafísicamente hablando, distintos? e.g. que haya un

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tiempo circular o no haya causalidad o cualquiera de estas cosas que damos por
presupuestas, como en ese mundo de Borges, en el que parece que no hay cosas sino
solo acontecimientos o actos psicológicos.
Esta hipótesis de Sapir-Whorf es presentada originalmente como una tesis empírica.
Como dije, Sapir era un antropólogo y Whorf un lingüista y por lo tanto pretendían que
fuera una tesis empírica acerca de cómo el mundo es, no una tesis metafísica (aunque
tiene consecuencias metafísicas, recordemos que en la clase anterior nos detuvimos a
considerar la relación que puede haber entre las ciencias y la filosofía).

Tipos de relativismo
La tesis Sapir-Whorf suele llamarse tesis del relativismo conceptual o lingüístico y es
una tesis bien específica acerca de la relación entre el lenguaje, el pensamiento y las
consecuencias que tiene para la experiencia del mundo (y de ahí a la metafísica). No hay
que confundirla con otras formas de relativismo. Hay muchas tesis relativistas, e.g.
formas de relativismo ético, que (en principio) no tienen nada que ver con esto. Aún
dentro de los relativismos, digamos, “teóricos” (o cognitivos, si quieren), uno puede
distinguir muchos tipos. Por un lado tenemos el relativismo lingüístico-conceptual, que
es el que van a ver ustedes defendido en el texto que tienen que leer de Whorf. Otra
tesis distinta es la idea del relativismo perceptual. No digo que sean completamente
independientes sino que no es exactamente la misma idea. Habría que ver cómo se
conecta una con la otra. Tenemos el famoso ejemplo del pato-conejo:

Este dibujo ejemplifica lo que uno podría llamar relativismo perceptual: puedo ver o el
pato o el conejo, uno puede cambiar de uno a otro pero no pueden verse ambos al
mismo tiempo. En principio, esto es una cuestión perceptual, y en principio parece
independiente del relativismo conceptual. Aristóteles podría tener razón, i.e. nuestro
lenguaje y pensamiento podrían estar conectados como él dice pero el mundo visual

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perceptivo aun así podría ser ambiguo y, dependiendo de bajo qué idea, afección del
alma o concepto cae lo que estoy viendo, lo veo como si fuera una cosa u otra. Un
aristotélico podría aceptar la tesis del relativismo perceptual, sin aceptar la tesis Sapir-
Whorf (en este caso dado que el dibujo mismo -el mundo- es ambiguo, produce en mi
dos afecciones del alma diferentes).
Una tesis diferente es la idea del relativismo acerca de la verdad, la idea de que no hay
cosas verdaderas o falsas sino verdades subjetivas o para cada quien: cada uno tendrá su
idea de verdad o de lo que considera verdadero o falso. Nada en la tesis de Sapir-Whorf
lleva a esto. En todo caso lleva a una visión más “comunitarista”: todos los hablantes de
una lengua -o miembros de una comunidad que adoptan un mismo paradigma-
comparten cierto esquema conceptual que les permite experimentar el mundo de cierta
manera. De ahí no se sigue que la verdad sea relativa a cada individuo. En todo caso
podríamos llegar a pensar que hay una verdad relativa a cada comunidad de hablantes.
Justamente ese es el problema que estábamos diciendo antes respecto de la
comunicación (¿cómo puede alguien que pertenece a una comunidad de hablantes
comunicarse con alguien que pertenece a otra si es que cada uno de ellos experimenta el
mundo de forma distinta y considera que las verdades de uno son distintas?) pero no es
ni implica un relativismo acerca de la verdad en el sentido común, ordinario de “esta es
mi verdad, esa es tu verdad, cada cual tiene su verdad”, etc.
Tampoco implica ningún relativismo acerca de la razón, de las formas de argumentación
o sobre lo que se considera lógicamente adecuado. Una de las cuestiones que surgen acá
es en qué medida todo el lenguaje puede ser incalibrable completamente o si afecta sólo
porciones de él. Esto tiene que ver con el relativismo de la razón en el sentido de que
uno podría pensar que hay un relativismo respecto del léxico o los términos no-lógicos
pero parece difícil pensar que los términos lógicos no sean los mismos para todos.
Parece raro pensar que cuando uno hace un modus ponens, una conjunción o aplica
cualquier otra regla lógica elemental, eso pueda llegar a no ser calibrable con otra
comunidad por más que hable otro lenguaje. Si no, ¿qué estamos entendiendo por
lenguaje que es tan diverso que ni siquiera las mínimas formas del razonamiento valen?

Los problemas del relativismo

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(1) La tesis del relativismo lingüístico adolece de un primer problema que resulta
bastante evidente. Aristóteles tenía claro cómo podía, con su esquema, explicar que dos
individuos que hablan distintas lenguas puedan comunicarse. En efecto, de acuerdo a su
posición, dos personas que hablan distintas lenguas lo único que hacen es etiquetar de
manera distinta algo que es lo mismo- la misma idea, que refiere a lo mismo: la misma
cosa. Por lo tanto lo único que se necesita es una buena traducción o puesta en
correspondencia, e.g. del símbolo que hay en griego para determinada idea y el que hay
para esa misma idea en alguna de las lenguas bárbaras (en las que seguramente
Aristóteles pensaba mientras escribía estas cosas). Si en lugar de pensar al lenguaje de
esta manera, pensamos que hay algún tipo de codependencia, es decir, que si cuando
cambio el lenguaje, cambian las ideas y el mundo, la pregunta que se plantea es: ¿cómo
hago para comunicarme con alguien que habla un lenguaje distinto si (por la hipótesis)
lo que tiene son ideas distintas y vive en un mundo distinto al mío? ¿no me lleva a la
imposibilidad de comunicación?
Cuando Kuhn argumenta a favor de la idea de que los científicos que adoptan
paradigmas distintos viven en mundos distintos termina concluyendo que el pasaje de
un paradigma a otro se da como un proceso de “conversión religiosa”, es una cuestión
de fe, no racional. Y esto es así porque cambiar de un paradigma científico a otro,
aceptar una “revolución científica” no supone argumentar racionalmente en favor de un
paradigma u otro ni de comunicar desde uno lo que dice el otro porque son
inconmensurables, no se pueden comparar entre sí y por lo tanto no hay manera de pasar
de uno a otro por ningún mecanismo racional. Esta tesis también está en el texto de
Whorf, solo que él habla de “lenguas incalibrables”, pero básicamente quiere decir es
eso: no puedo ponerlas, como pretendía Aristóteles, en correpondencia 1:1. No puedo
conectarlas de manera tal que pueda establecer ese diccionario que me permite pasar de
una a otra para poder transmitir la misma idea. Esta es la dificultad más básica,
elemental que tiene cualquier tesis relativista: ¿cómo pueden comunicarse dos personas
que hablan dos lenguas distintas si éstas son incalibrables, inconmensurables? ¿Cómo es
posible la comunicación si uno acepta la tesis de Sapir-Whorf? ¿Y en qué medida esta
tesis es aceptable dado que parece que no deja lugar a la posibilidad de comunicación?

Más allá de la tesis del relativismo lingüístico, cualquier tesis relativista parece adolecer
de una cantidad de problemas que resultan difíciles de enfrentar. Veamos algunos de

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ellos.

(2) El relativismo parece una posición autocontradictoria: su formulación misma es


paradójica. Pensemos en tesis como “Todo es relativo”. Este carácter contradictorio
puede devenir en la crítica de que se trata de una tesis que se autorrefuta: Si “todo vale”,
entonces también vale que no vale todo. O pensemos en quien afirma la siguiente tesis,
perfectamente aceptable para un relativista: "Para mi el relativismo es falso"

(3) Sin duda, una de las líneas de argumentación en contra del relativismo
conceptual(lingüístico ha sido Donald Davison. De acuerdo con este autor, el
relativismo es una posición sin sentido.4 Probablemente vean en prácticos alguno de los
textos de Davidson, pero déjenme presentar muy esquemáticamente su argumento en
contra del relativismo conceptual.
Las tesis centrales que defiende el autor, y que -si son verdaderas- vuelven ininteligible
la idea misma del relativismo lingüístico, son las siguientes:
1. La tradición ha supuesto que lo objetivo depende de una cierta relación entre lo dado
a la experiencia (contenido) y lo puesto por el sujeto (esquema). De esta distinción
básica que marcó la modernidad surgen las discusiones acerca del relativismo y del
escepticismo.
2. Hay que rechazar la idea de que la mente tiene ante sí objetos intermediaros entre ella
y el mundo (representaciones). Hay que rechazar la idea del lenguaje como un
intermediario entre el hablante y el mundo: el lenguaje es el órgano de percepción
proposicional. En general: hay que rechazar la distinción esquema-contenido.
3. ¿Cómo se relacionan lenguaje, pensamiento y mundo objetivo?
3.1. Para explicar cómo aprendemos del lenguaje, Davidson adopta la tesis de la
triangulación
3.2. Para explicar el significado lingüístico, Davidson adopta la tesis de la
interpretación radical. veamos de qué se trata esta tesis.
En la situación de interpretación radical, el interprete asigna simultáneamente
significados a las emisiones lingüísticas del heblante y estados mentales al sujeto.

4
Véanse por ejemplo: Davidson, D. “El mito de lo subjetivo”, en Davidson, D. Mente, mundo y acción,
Barcelona, Paidós, 1992 y Davidson, D. “La idea misma de esquema conceptual”, en D. Davidson.
De la verdad y la interpretación, Barcelona, Gedisa, 1990

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Los requisitos de la interpretación radical son los siguientes:
(a) los contenidos de las creencias más básicas/ los significados de las oraciones más
primitivas están constituidas por el mundo objetivo que tiene poder causal sobre el
sujeto. (El lenguaje y la mente son públicos: esto es la situación elemental de
aprendizaje lingüístico (la triangulación) presupone la noción de mundo objetivo).
(b) en los casos más básicos, lo que el sujeto cree verdadero coincide con lo que el
intérprete cree verdadero. (principio de caridad)
(c) la interpretación radical supone otros principios normativos: coherencia y
racionalidad.
4. Consecuencias de esta teoría de la relación mente – mundo- lenguaje:
(1) el escepticismo global es erróneo. Esquemáticamente, el argumento de Davidson
es el siguiente: del hecho de que cada creencia pueda ser falsa no se sigue que todas
puedan serlo: la interpretación radical no podría empezar si el interpretado tuviera
creencias masivamente erróneas. Fijénse la importancia de los principios normativos en
juego en este argumento, considerando el siguiente paralelo: en una república
democrática cualquier ciudadano/a puede ser presidente/a, pero de qhí no se sigue que
podamos ser todes presidentes al mismo tiempo: justamente hay una serie de normas
que explicitan cómo se eligen los/las presidentes/as y además suponen que sólo una
persona es presidente/a en cada período.
(2) la mente no es un conjunto de representaciones internas (de ideas, de conceptos, de
afecciones del alma), el lenguaje no es un medio traslúcido/ transparente/ opaco entre yo
y el mundo: porque NO es un no intermediario. La distinción esquema contenido no
tiene sentido.
(3) El relativismo presupone la idea de que hay fallos en la traducción (por ejemplo
entre el lenguaje hopi y el ingles, o español). Pero, si aceptamos la teoría de la
interpretación radical, si falla la traducción no hay interpretación posible: y del otro lado
no hay seres con mente: el relativismo es sinsentido: no es inteligible la idea de otros
con un pensamiento/lenguaje tan diferente del nuestro que no lo podamos
entender/traducir pero que sea un ser o comunidad con pensamientos y lenguaje.

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