Está en la página 1de 3

RABIETAS, ¿CÓMO LAS CALMO?

Por Montessori Canela

Las rabietas son una asignatura pendiente en muchas familias, porque como adultos nos cuesta
entenderlas.

Incluso puede que alguna vez hayamos pensado que solo querían conseguir algo de nosotros y que
era un mero capricho.

No te culpes si alguna vez has pensado esto. Es totalmente normal.

Por eso es importante que conozcamos los distintos tipos de rabietas por los que podemos
transitar y cómo acompañarlos de una manera más saludable para todos.

Hay siete causas principales por las que se produce esta reacción en los niños y para abordar sus
necesidades es clave que identifiquemos la causa de la rabieta en cuestión.

• Hambre

• Cansancio

• Enfermedad

• Sensibilidad a algún cambio brusco del entorno o la rutina.

• Puede necesitar poner a prueba la reacción de los demás a su petición de necesidades.

• Necesita ser escuchado.

• Se siente frustrado

Las cuatro primeras responden a necesidades físicas que el niño no puede controlar y necesita
manifestar, las últimas tres, en cambio, son más difíciles de detectar y requieren un esfuerzo
consciente por nuestra parte para descubrir lo que ocurre.

Una vez identificada la causa podemos pasar a gestionar la rabieta de una forma mucho más
respetuosa y calmada.
En los primeros casos es tan fácil como permanecer en calma, con una actitud positiva y ayudar al
niño tanto a satisfacer su necesidad, como a entender por qué se siente así.

En el segundo caso es un poco más complicado, porque el niño intenta controlar una situación que
le hace sentir desconcierto y le genera impotencia.

Por tanto, la primera acción sigue siendo mantenernos lo más tranquilos posible y no reaccionar de
manera inmediata, hasta que descifremos el mensaje y podamos abordarlo.

A veces lo único que el niño intenta es ser escuchado y que el adulto le ayude a entender lo que
está sintiendo, porque busca seguridad y consuelo.

Desde la filosofía Montessori abordamos multitud de sugerencias prácticas tanto para padres
como para docentes que, al trabajar con niños se encuentran a diario con este tipo de situaciones
también.

Algunas de ellas podrían ser:

• Tratar el asunto en un lugar privado para que la presión de la gente a nuestro alrededor no
intervenga en nuestro método para solucionarlo.

• Para evitar que los cambios repentinos le ocasionen malestar, es importante que si podemos
prevenirlos le avisemos de lo que va a ocurrir.

Por ejemplo: si nos vamos a ir pronto de un lugar como el parque o a salir de casa en breve,
podemos avisarle de lo que va a ocurrir en unos minutos y así anticiparnos.

• Decir las cosas una sola vez y después actuar, por ejemplo: entiendo que quieras seguir jugando,
pero es hora de cenar y bañarse, mañana podremos jugar más.

Y acto seguido tomar su mano con suavidad para conducirle a la tarea que toca.

• Si las necesidades no son físicas y nuestro método no funciona para calmarlo. Lo mejor es
alejarnos un momento y calmarnos para controlar nuestra propia emoción ante la rabieta.
Después podemos acercarnos y abordar el asunto desde los sentimientos que nos ha generado,
por ejemplo: tu comportamiento me dice que te has sentido herido, ¿podemos hablar sobre lo que
ha ocurrido?

Aplicando estas técnicas podremos mantener el control sobre la situación, aportar seguridad al
niño y hacerle ver que está en un entorno seguro en el que hablamos de las emociones para
solucionar los conflictos.

También podría gustarte