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vida
–M.J. Márquez–
Tips
Ser mamá no es una tarea para nada fácil y si somos mamás primerizas, la tarea es mucho
más complicada. Aún así, vamos adquiriendo experiencia poco a poco, a partir de los
fallos y aciertos. En suma, la experiencia nos da el conocimiento.
Cuando recibimos la noticia de que vamos a ser mamás por primera vez, nos da un poco de
temor. Esto es algo totalmente normal, debido a que es una experiencia totalmente
desconocida.
Nunca está de más leer algunos consejos. Muchos de ellos pueden ayudarnos a que el reto
sea un poco más sencillo y más en esta época en la que el Internet nos brinda toda la
información disponible acerca de lo que necesitamos.
Si eres una de esas mamás primerizas, estos consejos van a ser muy útiles para ti.
Cabe destacar que los consejos son pautas, no mandamientos ni reglas estrictas. La
finalidad de ayudarte con estos consejos es guiarte para que tú misma puedas tomar
tus propias desiciones.
Los berrinches son un estallido de lágrimas, mocos, gritos y rabia que nos desconciertan y
que incluso nos frustra como madres. Sabemos que puede resultar desesperante intentar
calmar a nuestra pequeña criatura colérica, pero el modo en que gestiones estas explosivas
situaciones marcará el futuro emocional de tu niño.
Algo de lo que se sorprenden muchas familias es del peculiar carácter que demuestran
muchos pequeños ya desde edades tempranas. Llama la atención que se diferencien tanto
de otros niños e incluso de sus propios hermanos. Es común, también, que nos preguntemos
a quién se parecen y de dónde habrán sacado ese genio casi indomable.
Un niño o una niña empezará a mostrar sus berrinches a partir del año. De hecho,
serán intensos hasta los 4 años. Es esa etapa donde el cerebro de los más pequeños empieza
a madurar, a tomar contacto de forma más íntima con lo que le envuelve para exigir su
espacio, sus cosas, sus necesidades.
Los berrinches no se ignoran: de nada nos va a servir que nuestro hijo llore, grite y de
patadas a ese mueble hasta que se canse. Lo que conseguimos en ese caso es que se
sienta aún más frustrado.
No debemos intensificar los berrinches, es decir, responder con gritos aumenta aún más
la carga emocional en ambas partes, en nosotros y en los niños.
Debemos tener claro un aspecto, desde el primer año hasta los 3 años nuestros hijos no son
conscientes de lo que les ocurre. Se sienten sobrepasados por su mundo emocional y
piensan que lo que les sucede no tiene solución.
Recuerda siempre que estas explosiones de rabia son un «mal modo» de decirte que les
ocurre algo que debes entender.
Tanto el propio niño como nosotros como madres y padres debemos entender que crecer
conlleva por un lado aceptar la frustración e incluso el propio dolor que ello conlleva.
No siempre van a tener lo que desean y eso, deben entenderlo ya desde el primer
año.
Hasta que el niño no haya dejado de llorar no podremos hablar con él, así que lo
ideal, es situarnos a su altura hacerles ver que estamos ahí e impedir que
puedan hacerse daño.
Si el berrinche acontece en un espacio público, intenta llevarlo a un lugar tranquilo donde
estéis los dos solos para que se desahogue con calma.