Es muy importante que el padre y la madre estéis de acuerdo sobre cómo
reaccionar ante los problemas, y a la hora de establecer ciertos límites y normas de conducta en casa. Tenéis que mostraros firmes y coherentes en VUESTRA CONDUCTA. Si decidís que vuestro hijo/a no puede hacer algo, no podéis enfadaros muchísimo un día si lo hace, y otro día no darle importancia.
Vuestra reacción frente a las conductas que queráis CONTROLAR no puede
depender de si estáis de buen o mal humor, o más o menos cansados, tenéis que mantener la misma postura siempre, para que él/ella entienda que CADA VEZ que se comporte de una determinada manera va a obtener de vosotros una misma reacción. Esta coherencia le ayudará a saber cuáles son los límites que marcáis a su conducta. Es necesario ayudarle a ANTICIPAR las consecuencias de sus actos, que entienda que las consecuencias no son las mismas si se porta mal que si se porta bien.
Para que nuestro hijo/a se porte bien…
Es muy importante reforzarle o premiarle cuando hace algo que os parece
que está bien. Se sentirá contento si cuando hacen algo bien recibe de vosotros una respuesta agradable y en buen tono de voz, una sonrisa... Muchas veces la mejor forma de reforzar una conducta y animar a que se repita es premiarla con un comentario agradable. Sobre los refuerzos: o Se deben dar DESPUÉS de que nuestro hijo/a ha hecho la conducta adecuada, nunca antes. o El mejor refuerzo es el social (decirle lo bien que lo ha hecho, lo contentos que estamos, abrazarle…) o El refuerzo debe ser adecuado a la situación, no EXAGERADO, si con un esfuerzo mínimo consiguen un gran premio, no van a esforzarse más. o Es importante controlar el tono de voz y el mensaje cuando se refuerza. Si cuando hace algo bien le recordamos todas las veces que lo ha hecho mal antes, se convierte en un castigo en vez de en un refuerzo. Evitar los “ves como cuando quieres…”
Cómo actuar ante una rabieta:
Si se pilla rabietas porque quiere conseguir algo y no se lo podemos dar, se
deben ignorar las rabietas, no hacerle caso hasta que se le pasen. Es muy importante ser muy constante en esta estrategia, ignorándolas siempre que se produzcan. Si se ignoran unas veces pero otras se reacciona a ellas, el niño las seguirá teniendo. También debe tenerse en cuenta y asumir que cuando se empieza a ignorar una conducta a través de la cual el niño obtenía lo que quería, esa conducta al principio va a aumentar (chillará y llorará más fuerte y durante más tiempo). Si se mantiene la conducta de ignorarla la rabieta desaparecerá, pero es importante tener paciencia y ser constante.
Qué hacer cuando se porta mal (sobrepasa un límite):
El primer paso es decidir qué conductas consideramos que no podemos permitir, las que queremos eliminar. Hacerle saber al niño con claridad que esa conducta concreta no está permitida, y explicarle la consecuencia de realizarla. Esta explicación ayuda al niño a ANTICIPAR las consecuencias de sus actos. Si se produce alguna de estas conductas, la forma de actuar es la siguiente: Enunciar la norma en tono tranquilo. La norma debe ser clara y corta. Recordar la consecuencia y aplicarla, con tranquilidad. No intentar argumentar, pedir explicaciones sobre su mala conducta, dialogar con él… Es importante que quede claro que la consecuencia se produce por incumplir la norma, no porque el adulto se haya enfadado o haya perdido la paciencia Sobre los castigos: o Intentar evitar ponerle castigos excesivamente duros, tan duros que es imposible cumplirlos, por lo que acabaríais perdonándole. Es más útil poner un castigo pequeño, pero no levantarlo, que amenazar con un gran castigo que luego no se puede cumplir. o Los castigos deben ser inmediatos a la conducta inadecuada. o Ante una conducta que no os guste, evitar las descalificaciones hacia la persona (eres un vago, un guarro...) Nos centramos en la conducta concreta y actual que nos molesta. El objetivo de hacer saber a la otra persona lo que no nos gusta no es castigarla o vengarnos, es darle una oportunidad de cambiar esa conducta concreta que nos ha molestado.
Otras ideas:
La mejor forma de conseguir que nuestros hijos asuman unos valores
(responsabilidad, constancia…) es ser un buen ejemplo para ellos. Les influye mucho más nuestra conducta como modelos que los “sermones”. Se debe fomentar la autonomía en los niños, para ayudarles a formarse una buena autoestima: si ven que son capaces de hacer cosas por sí mismos, se sienten capaces, y querrán enfrentarse a nuevas experiencias y aprendizajes.