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EXPIAR EN LA OSCURIDAD
SERIE EQUIPO DE ASALTO PALADÍN 02

ALEXIS MORGAN

SINOPSIS

Vuelve la apasionante serie de suspense de Paladines de la escritora


bestseller de USA TODAY con esta conmovedora novela que hace un
seguimiento a una doctora y a su misterioso paciente mientras intentan
escapar de un misterioso y retorcido cuerpo militar empeñado en explotar
a ambos.

La brillante doctora Marisol no sabe nada del misterioso hombre


cuyas constantes vitales monitorea y cuyos movimientos le pagan por
observar de cerca, excepto el hecho de que es llevado a las puertas de la
muerte cada noche por un escuadrón de matones de grado militar. No
puede hacerle preguntas a la gente que la contrató. Después de todo,
dirigen este recinto clandestino y de alta tecnología donde ahora se
encuentra varada, la única mujer entre las enormes bestias vestidas de
uniforme.
Chase Mosely, el único paciente a cargo de Marisol, no sabe nada
sobre quién estaba detrás de su secuestro, aparte del hecho de que
quieren saber sobre su capacidad Paladín para sanar. Tampoco sabe nada
de su guapacuidadora, que parece estar trabajando para el enemigo, pero
que aún así lo mira con compasión en sus ojos.
Ambos son mantenidos cautivos en un centro de pruebas remoto, sus
historias desesperadas se entrecruzan. Y, a medida que descubren que
significan más el uno para el otro de lo que jamás podrían haber
imaginado, los dos deben encontrar una manera de escapar,
independientemente de cuáles fueran las probabilidades.

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Agradecimiento

MODERADORA

TRADUCTORAS

Alhama, Apollimy, Fangtasy y Nad!

CORRECTORA

Fangtasy

EDICIÓN Y DISEÑO

Esta es una traducción independiente de fans, para fans, está hecha para el disfrute
y el incentivo de la lectura. Para que todos los de habla hispana tengamos la posibilidad de
leer estas maravillosas historias.
Está hecha sin ningún fin de lucro.
Incentivamos a todas nuestras lectoras a comprar los libros de nuestras autoras
favoritas cuando se tengan los medios económicos y la oportunidad de tener estos libros en
nuestro idioma, ya que sin ellas no podríamos disfrutar de estas maravillosas historias.

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Agradecimiento de la autora
Un agradecimiento especial a todos mis lectores que han amado a los
Paladines y a sus amigos Kalith desde el principio. No saben lo mucho que
significa para mí saber que tienen los libros en su "estantería" y que les
encanta pasar tiempo en su mundo. Espero que disfruten de esta última
aventura.

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Índice
EXPIAR EN LA OSCURIDAD ............................................... 2
Agradecimiento ................................................................... 3
Agradecimiento de la autora ............................................... 4
Capítulo 1 ........................................................................... 6
Capítulo 2 ......................................................................... 16
Capítulo 3 ......................................................................... 26
Capítulo 4 ......................................................................... 38
Capítulo 5 ......................................................................... 46
Capítulo 6 ......................................................................... 55
Capítulo 7 ......................................................................... 63
Capítulo 8 ......................................................................... 73
Capítulo 9 ......................................................................... 81
Capítulo 10 ....................................................................... 90
Capítulo 11 ..................................................................... 102
Capítulo 12 ..................................................................... 111
Capítulo 13 ..................................................................... 118
Capítulo 14 ..................................................................... 129
Capítulo 15 ..................................................................... 137
Capítulo 16 ..................................................................... 145
Capítulo 17 ..................................................................... 153
Capítulo 18 ..................................................................... 161
Capítulo 19 ..................................................................... 168
Capítulo 20 ..................................................................... 174
Capítulo 21 ..................................................................... 180
Capítulo 22 ..................................................................... 188
Capítulo 23 ..................................................................... 195
Capítulo 24 ..................................................................... 203
Dedicatoria ..................................................................... 208

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Capítulo 1
Traducción de Fangtasy

—Hora de bailar, Número Cinco. Vamos.


Chase miraba fijamente el techo blanco encima de su catre y no
movió ni un músculo. Habían pasado por esta misma rutina demasiadas
veces como para contarlas, pero y una mierda que iba a responder a un
número cuando tenía un nombre perfectamente bueno que podían usar.
No importaba lo que pensaran, era un hombre, no un espécimen de
laboratorio. El pequeño acto de desafío podría costarle un poco más de
dolor, pero qué demonios. Todo el mundo necesitaba un pasatiempo.
Los guardias y la mujer permanecían alineados al otro lado del cristal,
como visitantes de un zoológico observando para ver lo que el depredador
que estaba dentro de la jaula haría a continuación. Era notable que
aunque los guardias lo superaban en número tres a uno, no hicieron
ningún movimiento para abrir la puerta de su celda. Habían descubierto
pronto que él era mucho más peligroso que ellos, incluso cuando éstos
iban hacia él armados con pistolas paralizantes y porras.
El guardia a cargo golpeó sus nudillos contra el grueso cristal. —
Sabe, Sr. Mosely, podría ponérselo fácil a todos y salir caminando por su
cuenta.
Vale, incluso Chase tuvo que reírse ante eso. Todos sabían que eso no
iba a suceder. Además, aunque tratara de cooperar con ellos, sufriría
mucho dolor en el momento en que saliese de esta jaula. Al menos si los
forzaba a entrar a por él, podría tener la oportunidad de infligirles su
propia marca especial de daño. Eso solo le parecía justo, pero no era así
como a ellos les gustaba jugar a este juego.
Un instante después, un sonido sibilante familiar llenó el silencio.
Tan pronto como escuchó el sonido, el corazón de Chase entró en híper-
velocidad. No importaba cuántas veces había sobrevivido a esta misma
rutina más o menos intacta, era imposible que no cundiera el pánico
cuando el gas comenzaba a llenar su celda y luego sus pulmones.
Maldición, él odiaba esto.

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Finalmente giró la cabeza hacia la pared de cristal que le separaba de
los hombres que tanto disfrutaban de torturarlo. La mujer se había ido. No
era ninguna sorpresa. Su cuidadora nunca se quedaba cuando las cosas
se ponían difíciles. No sabía si la obligaban a irse o si se marchaba por
propia voluntad. Indistintamente, no volvería a ver su linda cara hasta
después de que arrastraran su culo magullado y maltratado de vuelta de
cualquier pequeña fiesta que estuvieran organizando para él.
Por ahora, centró toda su atención en el reloj de la pared lejana del
laboratorio para ver cuánto tiempo duraba esta vez. Cuando sus pulmones
finalmente se rebelaron y le obligaron a respirar el aire contaminado,
sonrió. Dos minutos, cuarenta y siete segundos. Whoo-hoo, un nuevo
récord personal.
Antes de que pudiera celebrarlo, el mundo se volvió negro.

MARISOL RIGGS era muchas cosas: una mujer, una científica, una
médica. Estaba orgullosa de esos atributos particulares en su vida.
Desafortunadamente, recientemente se había dado cuenta de que también
era una cobarde. Cuando los guardias le ordenaron salir de su laboratorio
ayer, debió protestar. Debió haber encontrado alguna manera de detener lo
que sabía que iba a suceder después, pero ni siquiera lo había intentado.
Una vez más había fallado en proteger a su paciente del daño.
Gracias al tipo de infancia que había tenido, conocía bien el sabor y la
textura de la vergüenza. No era la ropa de segunda mano y las comidas del
banco de alimentos. Mucha gente era pobre. No, era saber que ella nunca
le había importado a nadie, a pesar de lo mucho que trataba de ganarse su
amor. Había trabajado tan duro para dejar atrás los efectos de ese dolor,
pero quizás había vivido durante tanto tiempo con la desconfianza que
todo ello le había engendrado que se había incrustado en sus propios
huesos. Porque su familia le había fallado, ella le había fallado a Chase
Mosely.
Durante la noche, el sueño había sido difícil de conseguir. Ahora ya
era por fin de día y era hora de levantarse de la cama. Aunque se sintiera
como una babosa, no había forma de saber lo que los guardias le habían
hecho a Chase durante las horas que lo habían tenido en su poder. Sin
duda habrá sido brutal; siempre lo era. Ahora necesitaba ver lo que se
podía hacer con su última cosecha de heridas. Desterrada a sus

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aposentos, había pasado la tarde y la noche anterior revisando su última
batería de pruebas médicas.
Había protocolos operativos específicos que estaba obligada a seguir
si el estudio para el que había sido contratada tenía un valor científico
real. Ella le sacaría más sangre hoy y empezaría el proceso de análisis de
nuevo. De lo contrario, su sufrimiento, y el que ella viviera cada día en un
miedo interminable, habrían sido en vano.
Era hora de empezar su jornada. Se comió un tazón de avena
calentado en el microondas y lo bajó junto con dos tazas de café negro.
Después de una ducha rápida, se vistió con su usual blusa modesta,
pantalones negros y una bata de laboratorio recién lavada. Después de
inhalar profundamente una vez más, salió de su habitación e
inmediatamente vio a dos guardias que se dirigían hacia ella. Medio
esperando que le ordenaran volver a su habitación, se obligó a mirarles de
frente y rezó para que no vieran más allá de su pura bravuconería y
reconociesen el miedo que había debajo. Ninguno de los dos hizo gesto
alguno en reconocimiento de su presencia, ni un simple asentimiento, pero
al menos no intentaron impedir que regresara a su laboratorio, lo más
cercano que tenía a un santuario en este lugar dejado de la mano de Dios.
Fue un alivio cruzar el umbral hacia sus dominios personales,
deteniéndose nada más entrar para estudiar cuanto la rodeaba. Nada
parecía estar fuera de lugar esta vez. Eso no garantizaba que nadie
hubiera invadido su espacio durante el tiempo en que había sido
desterrada a sus aposentos. La semana pasada, alguien había rebuscado
entre sus notas y las dejaron desordenadas. También sospechaba muy
seriamente que sus archivos informáticos estaban siendo monitoreados
constantemente. Si bien su empleador pagaba las facturas y, por lo tanto,
tenía derecho a saber cómo iban las cosas, preferiría presentar informes
oficiales que incluyesen tanto los datos como su interpretación de lo que
significaba todo eso. En cambio, era como si no confiaran en ella y
sintieran la necesidad de espiarla en cada movimiento.
Hubo un cambio positivo desde que se le ordenó que se fuera ayer: El
sujeto Número Cinco estaba de vuelta en su celda. En varias ocasiones
anteriores, los guardias habían arrojado su cuerpo inconsciente a través
de la puerta y lo habían dejado tirado en cualquier lugar donde había
aterrizado. Al menos esta vez estaba acostado en su catre. Inmóvil, pero
respirando. Eso estaba claro incluso desde donde estaba al otro lado de la
habitación. Algo dentro de su pecho se aflojó y alivió la apretada banda de
miedo mientras se acercaba a la celda de Chase.
Ahora mismo estaba descansando tranquilamente, por lo que ella se
movió despacio y tan silenciosamente como pudo para no perturbar su

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sueño. Se detuvo a medio metro del grueso cristal que los separaba, y
estudió al hombre que se había convertido en la única razón de su
existencia en este lugar. Incluso dormido, irradiaba una intensidad
diferente a la de cualquier otra persona que ella hubiera conocido. Nada de
lo que los guardias le hicieran disminuía eso en lo más mínimo.
Ella notó que su camisa estaba desgarrada y ensangrentada, y que
sus pantalones estaban rasgados en algunos lugares. Basándose en la
experiencia pasada, habría una lesión correspondiente a cada agujero en
su ropa: quemaduras, cortes, moretones, incluso heridas de bala. Ella
apretó los puños lo suficientemente fuerte como para que sus uñas se
clavaran en su piel. ¿Qué clase de gente le hacía eso a otro ser humano?
Era una pregunta estúpida con una respuesta fácil. Ella sabía
exactamente quién era responsable del daño que le habían hecho.
Rondaban los pasillos y caminaban por el perímetro del recinto
veinticuatro horas al día, siete días a la semana. Cuando llegó al lugar, los
guardias eran una mezcla de hombres y mujeres. Unos pocos habían sido
amistosos, y el resto había sido al menos respetuosos. Poco antes de que
Chase Mosely apareciera en la celda sin previo aviso, todos los guardias
originales desaparecieron y fueron reemplazados de la noche a la mañana
por la actual tripulación únicamente masculina. Matones, hasta el último
de ellos. Puede que se consideren a sí mismos soldados, pero sus ojos fríos
y su naturaleza cruel los delataban.
Les gustaba hacer daño a la gente. Hasta la fecha, la habían dejado
en paz, pero no se engañaba a sí misma. Era sólo porque quienquiera que
sostuviera sus correas necesitaba su conjunto de habilidades
especializadas. En el momento en que eso cambiara, se convertiría en una
carga y, por lo tanto, en un blanco fácil, justo como Chase.
Cualquier otro hombre habría muerto la primera vez que los
bastardos jugaron a sus juegos salvajes con él. Bueno, quizás no la
primera vez, pero el nivel de violencia había aumentado con cada nueva
sesión como si estuvieran poniendo a prueba los límites de su resistencia.
En todos sus años de entrenamiento médico, ella nunca había visto nada
parecido a la asombrosa habilidad de su cuerpo para sanar.
El científico que había en ella quería saber qué composición genética
lo hacía posible. El médico que había en ella quería aliviar su sufrimiento.
Y lo que la mujer que había en ella quería... bueno, no se permitía pensar
en esa parte. No se podía negar que él era un hombre guapo, grande y de
constitución robusta. Un macho alfa en toda su gloria.
Su paso acelerado por la universidad no le había dejado mucho
tiempo para una vida social, pero había salido con algunos hombres por el
camino, la mayoría de las veces con otros estudiantes de medicina. Todos

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ellos habían sido brillantes, razonablemente guapos y en buena forma
física. Las relaciones habían sido cortas y no particularmente intensas.
Siempre pensó que eso se debía a que la universidad absorbía la mayor
parte de su tiempo y concentración. Ni ella ni los hombres involucrados
tenían mucha energía para construir relaciones a largo plazo. Compartían
algunas comidas, tal vez iban a ver una película o dos, y a veces se
rascaban recíprocamente su picazón. Cuando terminaba, cada uno de
ellos se marchaba con pocos remordimientos. La conclusión era que sus
carreras habían sido más importantes que los enredos emocionales; al
menos eso había sido cierto para ella.
Apenas podía recordar los nombres de los hombres con los que había
salido, y sus imágenes se habían desvanecido hasta el punto de que los
detalles específicos se habían difuminado en una especie de mezcolanza de
peinados y colores de ojos. Quizás era por las peligrosas circunstancias
que la habían unido a Chase, pero ella sabía que nunca olvidaría ni un
solo detalle de él. El cuerpo de ese guerrero. Esas extrañas callosidades en
sus manos que nada en su entrenamiento o experiencia podía explicar. La
forma depredadora en que se movía. Esos ojos azules intensamente
inteligentes, que actualmente estaban llenos de una furia helada.
Estaba despierto y fulminándola con la mirada desde su catre.
—Voy a entrar. Si me das tu palabra de que no atacarás, no llamaré a
los guardias.
El temperamento de Chase era impredecible, especialmente cuando
recién regresaba de sus sesiones con los guardias, pero nunca intentó
hacerle daño. No hasta ahora, al menos. Sin embargo, no era como si su
relación estuviera basada en la confianza mutua. Llamar a los guardias
para que la respaldasen podría garantizar su seguridad, pero era reacia a
hacerlo de nuevo, habiendo aprendido desde el principio que la presencia
de éstos sólo complicaba la situación.
Él sacudió la cabeza en un rápido asentimiento. Bien. — ¿Tienes
hambre?
Cuando él asintió por segunda vez, ella sacó una caja de sándwiches
de desayuno del congelador y los puso en el microondas para calentarlos.
Cuando estaban listos, colocó los cuatro sándwiches en un plato de papel
y tomó una botella de jugo de naranja del refrigerador para cada uno de
ellos.
Fue necesario hacer algo de malabarismo cuidadoso para agarrar bien
todo eso mientras ella tecleaba su código de acceso para abrir la puerta de
la celda. Para cuando entró, Chase se había puesto en posición sentada.
Ella le dio el plato y el jugo de naranja y luego se alejó de su alcance.

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Ambos sabían que la poca distancia no la mantendría a salvo si él decidía
atacar, pero ella necesitaba ese poco espacio ahora mismo. Su boca se
levantó con una leve sonrisa, como si le gustase saber que la asustaba
incluso cuando estaba en su punto más débil.
Él devoró los sándwiches en cuestión de minutos. El jugo de naranja
no duró mucho más. Ella alargó la mano para recoger el plato. — ¿Quieres
repetir?
—Aún no. Una ducha primero.
Su voz sonaba como si hubiera tragado cristales rotos, otra señal de
lo áspera que había sido su noche. Ella no lo culpaba por querer lavar el
hedor del sudor y la sangre que impregnaba la pequeña habitación. —Te
traeré ropa limpia y toallas.
La celda había sido diseñada para proporcionar a su ocupante muy
poco en términos de privacidad. Al menos la dependencia combinada de
inodoro y lavabo estaba detrás de una media pared. La ducha de la
esquina trasera estaba separada del inodoro por un separador parcial
ligeramente más alto. Como médico, estaba acostumbrada a ver el cuerpo
humano desnudo, pero sólo en una situación clínica. Le molestaba que
gran parte de la vida diaria de Chase estuviera expuesta a todos los que
quisieran mirar.
Ella se empeñaba en centrar toda su atención en el papeleo o en su
computadora siempre que él necesitaba unos minutos de privacidad.
Después de poner la ropa y las toallas a los pies de su catre, se retiró
apresuradamente y cerró la puerta al salir. Hasta ahora, nunca había
intentado salir de su celda excepto cuando se lo ordenaban los guardias o
cuando ella necesitaba hacer algunas pruebas. Era fácil saber cuándo se
sentía claustrofóbico por la forma en que se paseaba, yendo y viniendo, en
la pequeña cantidad de espacio abierto de su celda. Cuando eso sucedía,
ella lo ponía en otra ronda de pruebas en el equipo del gimnasio en la
esquina de su laboratorio. Aunque ella registraba obedientemente los
resultados en caso de que alguien lo comprobara, el verdadero propósito
era darle la oportunidad de quemar algo de energía de la única manera
que ella podía.
El grueso cristal no amortiguaba mucho los sonidos que provenían de
la celda. Aún así, se encontró inclinándose en dirección a la celda de
Chase como si esos pocos centímetros adicionales le ayudaran a evaluar lo
mal herido que estaba por la forma en que se movía mientras se duchaba y
se vestía. Le tomó más tiempo de lo normal quitarse la ropa y poner a
correr la ducha, y no le pasó desapercibida su aguda inhalación cuando el
rocío caliente golpeó su piel por primera vez.

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El agua corrió durante mucho tiempo, el calor probablemente
haciendo mucho para aliviar sus dolores y molestias. Ella le daría tanto
tiempo como pudiera antes de empezar a poner a prueba sus capacidades.
Pero basándose en ocasiones anteriores, uno de los guardias
probablemente vendría e irrumpiría sin ser invitado, ni deseado, en algún
momento para revisar a Chase o tal vez a ella. Nunca estaba segura de
cuál de ellos estaba bajo un escrutinio tan minucioso.
Con eso en mente, escuchó para comprobar si el agua seguía
corriendo. No, él la había cerrado. Era hora de ponerse a trabajar.
Rápidamente metió en el microondas otra caja de sándwiches para él.
Normalmente comía siete por sí solo, a veces más después de una de sus
sesiones con los guardias. Por si acaso, calentó los cuatro. Si él no quería
el último, ella se lo comería. Sería bueno si ella tuviera algo más nutritivo
que ofrecerle para acompañar los sándwiches, tal vez una gran ensalada.
Cuando ella le dijo eso una vez, él se rio y le dijo que no le gustaba mucho
lo verde. Evidentemente era un carnívoro empedernido.
Él le dio un golpecito en el cristal para hacerle saber que estaba
vestido justo cuando el timbre del microondas sonaba. Ella agarró los
sándwiches y se dirigió a abrir la puerta de su celda.
—Podrías comerte estos aquí afuera. Necesito examinarte para ver si
tienes heridas.
Era difícil no hacer un respingo al ver cómo se agarraba el costado
mientras se subía al escalón al final de la mesa de examen y se daba la
vuelta para sentarse. Ella miró hacia otro lado y le dio unos segundos para
que recobrara el aliento mientras recuperaba el bloc de papel que usaba
para tomar notas breves durante el examen. Una vez que volviera a su
celda, ella lo transferiría todo a su computadora.
Cuando ella regresó, notó que su cara estaba pálida y su piel
húmeda. — ¿Puedo traerte algo para el dolor? ¿Al menos un par de
ibuprofenos?
Chase raramente aceptaba algo, no importaba lo mucho que le
doliera, pero esta vez no dudó en hacerlo. —Suena bien.
Traducción: Estaba en peor forma que de costumbre.
Ella trajo las pastillas y otra botella de jugo de naranja para bajarlas.
Él ya se había comido dos de los sándwiches y estaba empezando con el
tercero. Le ofreció el plato. —Cómete el tuyo, Cuidadora, antes de que se
enfríe.
Ella odiaba cuando él la llamaba así y lo corregía automáticamente. —
Ya hemos tenido esta discusión antes. Mi nombre es Dra. Riggs.

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No es como si pudiera olvidarse cuando su nombre estaba bordado en
su bata de laboratorio para que él lo viera todos los días que pasaban
juntos en este infierno. Por otra parte, ella no podía culparlo por devolver
el golpe de cualquier manera que él pudiera, y éste había dejado claro por
qué la consideraba su cuidadora. Después de todo, lo trataban como un
cruce entre un espécimen de laboratorio y un animal que se exhibe en el
zoológico local.
En lugar de seguir discutiendo el asunto, aceptó el sándwich y se
sentó en el taburete con ruedas que había rodado hasta donde estaba la
mesa. La combinación del croissant, el tocino y el huevo sabían mejor que
la avena que había tomado antes. No tardaron mucho en terminar su
comida improvisada.
— ¿Puedes quitarte la camisa tú solo o necesitas ayuda?
Se las arregló por sus propios medios, probablemente por su
obstinado orgullo. Tal como ella sospechaba, tenía una nueva cosecha de
moretones y laceraciones esparcidas por todo el pecho y la espalda. — ¿Te
duele al respirar?
—Un poco.
Traducción: mucho.
—Te traeré una bolsa de hielo para tus costillas cuando terminemos
aquí.
—Si te hace feliz.
Traducción: cualquier cosa que haga que el dolor desaparezca.
Ella revisó cada corte. La mayoría eran bastante menores, pero
incluso los más grandes tenían costras y se estaban curando. Los
moretones más pequeños ya se habían desvanecido adquiriendo un tono
verde y amarillo. Luego, ella tomó fotos para documentar su condición.
Necesitaría más en los próximos días para seguir la progresión de su
recuperación. —La buena noticia es que no creo que esta vez necesites
puntos de sutura.
Eso en cuento a la parte superior de su cuerpo, pero el estado de sus
pantalones de chándal dejaba claro que sus piernas también habían
sufrido daños. —Lo siento, pero debería haberte recordado que te quitaras
los pantalones antes de subirte a la mesa.
—No es necesario.
Traducción: La hemorragia ya ha parado y no hay nada roto esta vez.
—Prefiero ser yo quien juzgue eso. No quiero arriesgarme a que se
infecte.

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El imbécil se rio de verdad. —Vamos, Doc. Sabes tan bien como yo
que no tengo infecciones.
Y si al menos no le echaba un vistazo a sus heridas, sus registros
estarían incompletos. Ella sospechaba que a él no le importaría un bledo.
—Al menos dime cómo de graves fueron las heridas.
Su cara era una pizarra en blanco mientras la miraba durante varios
segundos antes de contestar finalmente. —Bien. Usaron un cuchillo de
combate de hoja fija para abrir mi muslo derecho. El corte era de unos
quince centímetros de largo. Para que conste, me dolió muchísimo, pero no
cortaron ningún vaso sanguíneo importante ni causaron mucho daño
muscular. Por lo demás, nada digno de mención aparte del surtido
habitual de moretones y cortes menores.
Esos bastardos. ¿Qué clase de hombres le hacían cosas así a un ser
humano?
Parte de la ira que Chase tenía que estar sintiendo finalmente se filtró
en su expresión. —El tipo de hombres a los que les pagan mucho dinero
por ello. Por supuesto, estoy seguro de que algunos de esos tipos lo harían
gratis sólo por mierdas y sonrisas. No dejes que te moleste. Estaré bien.
La cara de ella enrojeció de vergüenza cuando Chase habló. ¿Había
hecho esa pregunta en voz alta? Bueno, sí, obviamente, puesto que él le
contestó. ¿Qué podría decir ella a eso? No ayudaría a ninguno de los dos
admitir lo asustada que estaba. — ¿Y estás seguro de que no necesitas
puntos de sutura o al menos vendas de mariposa para asegurarnos de que
la herida permanezca cerrada?
—No, la herida ya se está curando, y el ibuprofeno ayudará con todo
lo demás. Sólo dame la bolsa de hielo para mis costillas, y estaré listo para
seguir adelante.
—Bien. —Mientras ella sacaba el paquete del congelador, le dio el
resto de sus instrucciones por el momento. —Hazme saber si quieres más
ibuprofeno, o algo más fuerte. El descanso ayudará más que nada.
Ella dio un paso atrás para darle espacio para que se bajara de la
mesa de examen, pero se mantuvo lo suficientemente cerca como para
ofrecer ayuda si él no se mantenía firme sobre sus pies. A pesar de que
sabía que él nunca apreciaba que ella se quedara rondando, ésta lo siguió
para asegurarse de que llegara a su catre a salvo. Mientras él se
acomodaba, ella debatió si cerrar o no la puerta de la celda. A los guardias
no les gustaría, pero el retraso de cada segundo podría ser crítico si su
condición empeorara repentinamente.

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Chase se giró sobre su otro costado para mirar hacia la pared trasera.
—Sólo cierra la maldita puerta de mi jaula. Estaré bien.
Ella hizo lo que él le ordenó a pesar de que estaba equivocado en esa
última parte. La verdad es que ninguno de los dos volvería a estar bien.

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Capítulo 2
Traducción de Fangtasy

—Voy a estar ausente durante el día. Presiona el botón junto a la


puerta si necesitas cualquier cosa, y uno de los guardias vendrá. Preferiría
ser yo quien dispense los medicamentos, así que no dudes en preguntar
por mí aunque sólo necesites más ibuprofeno.
Su preciosa doctora sabía que él sabía muy bien cómo funcionaba el
botón, pero ésta esperó pacientemente a que él le contestara. Aunque era
tentador ignorarla, eso sólo le haría sentir como si estuviera pateando un
cachorro. —Lo haré.
Esperó hasta que ella se fue y las luces del laboratorio se apagaron
para añadir "no" a su declaración. La única vez que él hizo lo que ella
sugirió acabó convirtiéndose en otra fiesta de "Pateemos el trasero de
Chase", cortesía de los guardias de servicio. Evidentemente, habían estado
viendo un partido de baloncesto universitario muy disputado, y él les
había interrumpido la diversión.
Una vez que estuvo seguro de que ella se había ido, se incorporó para
sentarse en su catre y arrojó la bolsa de hielo ya caliente sobre la mesita
de noche. No por primera vez, estaba agradecido por su extraño ADN, que
le regaló la curación acelerada que todos los Paladines compartían. El
dolor en sus costillas rotas se había desvanecido hasta reducirse a un
mero eco de lo que había sido cuando lo arrastraron de vuelta a su celda
anoche. Tal vez se había quedado dormido cuando se subió a su catre,
pero era más probable que simplemente se hubiera desmayado.
Al menos no había muerto esta vez. Últimamente estaba cada vez
menos seguro de si eso era algo que celebrar. Si hubiera muerto y se las
hubiera arreglado para seguir así, toda esta mierda habría terminado para
siempre. Cada vez era más y más difícil luchar para salir del dolor y más
grande la desesperación de encontrar una salida de este lugar. Lo único
que lo mantenía vivo era saber que su muerte permanente destruiría a su
hermana, que lo había criado sola después de la muerte de su madre.
Después de que Gwen hubiera sacrificado tanto por él, no estaba
dispuesto a fallarle ahora.

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Sabía en su corazón que ella y sus amigos lo estaban buscando, pero
no tenía ni idea de qué tipo de pistas, si las había, habían dejado sus
captores para que pudieran seguirlas. Por una parte, la última ubicación
conocida que tenían de él era en el sur de Missouri, por lo que lo más
probable es que fuera allí donde concentraran su búsqueda.
Desafortunadamente, las pocas vislumbres que había captado del
área que rodeaba este lugar no se parecían en nada a los Ozarks1. Maldita
sea, odiaba la preocupación y el pesar que su hermana y su cuñado tenían
que estar sufriendo ahora mismo. No había mucho que pudiera hacer al
respecto hasta que descubriera la manera de escapar de dondequiera que
estuviera.
No importaba cuánto había intentado reconstruirlo todo, los detalles
de su último día de normalidad permanecían fracturados en su mente.
Cuando pensaba en cuando había sido secuestrado, era como ver cómo su
vida se desarrollaba a través de una cortina de niebla que desdibujaba
todos los contornos contundentes del mundo que lo rodeaba. Algunas
cosas, pocas y preciosas, permanecían muy claras en su cabeza desde el
último día que podía decir que había sido libre. La camisa que llevaba
puesta. La llamada telefónica de su hermana. El muffin y el café que había
recogido de camino al aeropuerto del condado. Estaba a punto de coger un
vuelo fletado de vuelta al cuartel general en St. Louis. Una reunión de
algún tipo. No podía recordar de qué se trataba, pero ya no importaba.
El verdadero problema era que todo después de eso seguía siendo una
espesa niebla. Pudo haber habido un accidente automovilístico en una
carretera sinuosa de los Ozark; a veces casi podía oír el chirrido de las
llantas y sentir la sacudida del dolor mientras su coche giraba fuera de
control.
Pero de nuevo, tal vez nada de eso había ocurrido realmente.
Todo lo que sabía con seguridad era que nunca había llegado al
aeropuerto, y no había nada más que un gran y enorme agujero de
oscuridad en su memoria hasta que se despertó en esta celda. Ya no podía
quedarse sentado quieto, se levantó del catre, su cabeza girando en
círculos, en parte mareado y en parte frustrado por no haber encontrado
una solución a este problema.
Extendió la mano para apoyarse contra la pared hasta que su mente
se aclaró. Una vez que pudo pararse sin tambalearse, dio unos pasos

1 La meseta de Ozark, también montes Ozark o Los Ozarks, es una región montañosa densamente
arbolada situada en el Medio Oeste de los Estados Unidos. Se extiende desde San Luis hasta el
río Arkansas, ocupando un área de unos 122.000 km² en los estados de Misuri, Arkansas y
Oklahoma y una parte muy pequeña en Kansas.

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lentos a través de la celda y luego volvió a dar otra vuelta. Cuando regresó
a su punto de partida, hizo algunos estiramientos de piernas para evaluar
su estado actual. La piel donde le habían apuñalado se atirantaba, pero no
salió sangre caliente de la herida.
Chase se jaló la camisa e hizo una rápida inspección visual de los
diversos moretones y cortes que podía ver. La mayoría habían
desaparecido. Eso dejaba sus costillas. Un giro lento de derecha a
izquierda y viceversa le dolió lo suficiente como para que tuviera que parar
y respirar lentamente hasta que el dolor desapareció. Inclinarse hacia
adelante y hacia atrás no le causó ningún problema. Estaba haciendo
progresos.
Por la mañana, debería haber vuelto a la normalidad. Por ahora, se
pasearía un rato por la pequeña área despejada de la celda para quemar
algo de energía, y mucha de su frustración, y luego trataría de dormir.
Mientras caminaba, pensó en Marisol Riggs, Doctora en Medicina. ¿Se
daba cuenta la mujer de que ella era tan prisionera aquí como él? Puede
que no estuviera sujeta al mismo abuso, pero también sufría. Chase no era
tan ingenuo como para pensar que se le permitiría salir vivo de este lugar.
El hecho de quelas guardias no hicieran ningún esfuerzo por ocultar sus
identidades había hecho que ese sueño muriera bastante rápido. La única
sorpresa real era que los bastardos sádicos habían mantenido sus manos
alejadas de Marisol, al menos hasta ahora.
Había captado algunas vislumbres del área circundante mientras lo
arrastraban de un lado a otro del gimnasio donde al montón le propinaban
su maltrato. No había señales de civilización por lo que él pudo ver, lo que
significa que estaban aislados del mundo exterior. Mientras que eso hacía
más fácil para la autoridad mantener una tapadera en lo que estaban
haciendo, también significaba que los imbéciles que trabajaban para ellos
no tenían un lugar a mano para desahogarse.
Bueno, excepto cuando arrastraban a Chase al gran gimnasio al otro
lado del edificio para otra ronda de diversión y juegos. Eventualmente, sin
embargo, alguien decidiría que había sobrepasado su utilidad. Una vez que
eso ocurriera, tal vez traerían a otro pobre hijo de puta para que ocupara
su lugar. Si es así, entonces Chase no sería el único cuyo lugar de
descanso final estaría en mitad del bosque que rodea esta instalación.
Odiaba saber que Marisol probablemente sería empujada a una tumba
poco profunda justo al lado de la suya.
Pensar en lo que le harían a ella antes que eso le hizo querer dar un
puñetazo a la pared. Incluso podría haber cedido a la tentación, excepto
que no podía arriesgarse a sufrir más heridas en este momento. Las

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posibilidades de escapar eran mínimas. Pero si alguna vez se presentaba la
oportunidad, necesitaba estar preparado.
Ya había caminado bastante. Era hora de dormir. Con suerte, soñaría
con mejores tiempos, quizás una noche en los brazos de una bella mujer,
sin duda una rubia de pelo largo y ojos oscuros e inteligentes. Se había
dicho a sí mismo repetidamente que no tenía sentido tener pensamientos
tan ardientes respecto a su cuidadora. Pero considerando cuántas noches
Marisol plagaba sus sueños, su subconsciente no estaba escuchando.
Mientras ella no lo averiguara, sin daño, no hay falta.
Otra lección que aprendió al principio fue dormir con la ropa puesta.
No parecía haber un horario fijo para cuando sus captores aparecían en su
puerta. Los pantalones de chándal y una camiseta no le proporcionaban
mucha protección, pero luchar sólo con su ropa interior puesta le ponía en
una clara desventaja.
Incluso había dejado de usar la manta delgada de su catre. Dormir
con frío era mejor que enredarse en sus cobijas mientras intentaba
combatir a sus atacantes. Rápidamente aprendieron, de la manera difícil,
que sería mejor para ellos si lo gaseaban primero, pero él preferiría estar
preparado.
Mirando al techo, se imaginó deliberadamente a su hermana y a su
marido parados en el porche delantero de la rústica granja donde había
crecido. Ahora mismo, necesitaba ese recordatorio de tiempos mejores y
del mundo que todavía existía en algún lugar más allá de estos muros.
Después de un rato, lo que quedaba de su tensión desapareció y
finalmente llegó el sueño.

— ¿POR QUÉ estás aquí?


No era la primera vez que su paciente le hacía esa pregunta, pero era
la primera vez que Marisol se sentía inclinada a responderle. En vez de
eso, ella se concentró en clavarle la aguja en la vena y observó cómo su
sangre se derramaba en el tubo. Cuando éste estuvo casi lleno, lo cambió
por el siguiente. A mitad del tercer tubo, soltó el torniquete. Después de
poner la muestra de sangre con las otras, ella retiró la aguja, puso una
bola de algodón limpio en el lugar y flexionó el brazo de Chase hacia arriba
para mantener la presión sobre la pequeña herida y asegurarse de que el
sangrado se detuviera rápidamente.

19
—Conseguí el trabajo de la manera habitual. Acababa de terminar mi
residencia y estaba haciendo entrevistas para varios puestos en todo el
país. Este tenía el mejor paquete de beneficios, así que acepté la oferta.
Resultó que los beneficios habían sido un poco demasiado buenos,
especialmente para alguien que acababa de salir de la universidad. Seguro
que debería haber hecho muchas más preguntas sobre lo que implicaría el
trabajo. Ella revisó el brazo de Chase para ver si tenía un moretón antes
de cubrir la bola de algodón con un pequeño vendaje. Mientras ella
invertía cada uno de los tubos de sangre varias veces, él continuó
estudiándola.
— ¿Eres la única cuidadora en este lugar?
Ella consiguió no hacer un respingo ante la descripción despectiva de
su trabajo. —Hasta donde yo sé. ¿Por qué lo preguntas?
Se encogió de hombros. —Porque eres la única persona que he visto
aparte de los guardias. ¿Significa eso que estás a cargo de atormentar a los
otros cuatro reclusos de este hermoso zoológico?
¿De qué demonios estaba hablando ahora? Ella etiquetó los tubos y
los puso a un lado hasta que tuviera tiempo de terminar de procesarlos. —
Eres el único... residente.
Prisionero, en realidad, pero no se atrevía a llamarlo así. Por la forma
en que él se mofó justo en ese momento, sabía exactamente lo que ella
estaba pensando. —Recluso, residente. Tanto monta, monta tanto... Sólo
tengo curiosidad por saber quién vigila a los demás.
Ella había tratado de no pensar mucho sobre lo que significaba su
número designado. —Eres el único que he conocido.
El hombre testarudo no se rendiría. — ¿Y qué pasó con los otros
cuatro? Quiero decir, los guardias me llaman Número Cinco. Supongo que
eso significa que hay, o al menos hubo, otros cuatro presos antes de que
me invitaran a la fiesta.
Él señaló los tubos de sangre. —No tengo idea de qué tipo de pruebas
me están haciendo todo el tiempo, pero no tiene sentido que yo sea el
único conejillo de indias en este lugar. ¿Qué puedes aprender de la sangre
de un hombre?
Nadie le había dicho nunca que tuviera que guardar secretos ante su
único sujeto de prueba. —Continúo el trabajo iniciado por mi predecesor.
Ella se detuvo para levantar la mano para evitar más preguntas. —Y
antes de que preguntes, ni siquiera sé cuál era su nombre. Nunca conocí a
la persona ni oí por qué se fueron. Cuando llegué aquí, me dieron acceso a
los datos anteriores y me dijeron que continuara donde lo habían dejado.

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Todo lo que sé sobre el proyecto a largo plazo es que se supone que debo
hacer pruebas específicas y compararlas con otras que ya están en los
registros.
— ¿Qué tipo de pruebas?
—Las pruebas químicas usuales como los niveles de azúcar en la
sangre y las que monitorean las funciones de los riñones, el corazón y el
hígado. Otras buscan signos de anemia o infecciones. —Dudó y luego
agregó el último dato más importante. —También estoy estudiando ciertos
marcadores encontrados en el ADN de todos los sujetos de prueba.
Estaba bastante segura de que Chase se estremeció cuando mencionó
la parte genética del estudio. Su expresión se quedó totalmente en blanco,
como si se hubiera retirado a un mundo propio. Tal vez ella debería estar
contenta de que él dejara de hacer todas esas preguntas incómodas, pero
ver que se cerraba de esa manera era preocupante. ¿Él ya sabía las
respuestas que ella buscaba en su código genético? No es que importara.
Su presentimiento era que no compartiría la información aunque lo
supiera.
Después de unos segundos más de frío silencio, parpadeó y regresó de
cualquier viaje oscuro que hubiera hecho en su cabeza. Ella asintió hacia
el pequeño gimnasio situado en la esquina más alejada.
—Han pasado un par de días desde que revisamos tus lecturas
cardíacas. Me gustaría que empieces en la cinta de correr, luego en la
bicicleta y finalmente en las pesas.
Chase se quitó automáticamente la camiseta para permitirle aplicar
los sensores que le permitirían monitorizar su corazón mientras él hacía
las rondas en los equipos de ejercitación. Incluso después de que ella
colocó el último, él no hizo ningún esfuerzo para empezar. Sus vívidos ojos
azules tenían un indicio duro sobre ellos ahora. —Dime, Doc, ¿merecía la
pena el paquete de beneficios si implica vivir aquí en medio de la nada sin
nadie más que los guardias idiotas y yo como compañía?
La respuesta honesta sería no a lo de los guardias, pero tal vez
cuando se trataba de trabajar con Chase… De ninguna manera ella iba a
admitirlo ante él, sin embargo. —Estoy segura de que eres consciente de lo
cara que es la facultad de medicina. Cuando me ofrecieron pagar mi deuda
estudiantil a cambio de trabajar en un lugar remoto durante un año, no
pude decir que no.
Aunque Dios sabe que debería haberlo hecho.
—Me imaginé que era algo así.
— ¿Por qué?

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—Porque no eres como ellos.
Finalmente se puso en pie, deliberadamente invadiendo el espacio
personal de ella. No era difícil considerando la diferencia en su tamaño.
Ella no era particularmente baja para ser una mujer, pero él tenía por lo
menos veinte centímetros de estatura más que ella y treinta y seis kilos
más de músculo. Curiosamente, su mera presencia física la hacía sentir
protegida, no amenazada. Si un guardia hubiera estado tan cerca de ella,
dudaba de que hubiera podido mantenerse firme. En lugar de reaccionar
ante lo que él estaba haciendo -y revelar el efecto que estaba teniendo en
ella- se centró en su comentario.
— ¿En qué soy diferente? Soy parte del grupo que te tiene prisionero
aquí.
—No te gusta verme herido. A los guardias les encanta.
Antes de irse, trazó el lateral de la cara de Marisol con la punta de sus
dedos. Su toque fue tan ligero y fugaz que ella pudo haberlo imaginado.
Tal vez sí, porque lo que vio en sus ojos era fría ira. Cuando su mano cayó
de nuevo a su lado, ésta estaba apretada en un puño. —Por supuesto,
podría estar imaginando cómo te sientes respecto a mí. He oído que el
Síndrome de Estocolmo hace cosas muy raras a sus víctimas.
Todo lo que ella pudo hacer fue balbucear con frustración cuando él
mismo conectó los sensores antes de poner los controles de la cinta de
correr en marcha. Cuando todo estaba listo, comenzó a trotar lentamente
antes de aumentar gradualmente la velocidad. Ella sabía por experiencia
pasada que él podía mantener ese ritmo rápido por mucho más tiempo del
que un hombre típico de su edad en buena condición física debería ser
capaz de mantener, con énfasis en la palabra "típico". Había mucho sobre
Chase Mosely que no encajaba con ningún parámetro conocido.
Su habilidad para sanar era absolutamente alucinante. Sus reflejos
estaban fuera de lo común, sin mencionar su resistencia, velocidad y
fuerza general. Si la idea no fuera un cuento salido de una película de
ciencia ficción, ella hubiera pensado que alguien en algún lugar había
estado experimentando en cómo crear un súper soldado. Pero si esa
ciencia ya se hubiera logrado, no le estarían pagando mucho dinero para
que descubriera los secretos de su ADN.
Al principio, ella intentó preguntarle sobre sus misteriosas
habilidades. Ella había llegado tan lejos con esa línea de interrogatorio
como lo había hecho él cuando le preguntó sobre sus motivaciones para
formar parte del equipo que lo atormentaba diariamente.
Mantuvo un ojo cauteloso sobre él mientras empezaba a hacer los
análisis en su sangre. Después de colocar dos tubos en la centrifugadora

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para separar el suero de las células, utilizó la sangre del tercer tubo para
hacer varias placas portaobjetos para estudiarlas bajo el microscopio.
Como de costumbre, todo parecía perfectamente normal. Ella registró los
resultados y luego etiquetó y fechó las diapositivas antes de archivarlas
con las muestras anteriores.
Llevaría más tiempo obtener los resultados de las pruebas de
química, pero ella sospechaba que serían como todas las demás que había
hecho. Sería útil que supiera si se esperaba este flujo de resultados casi
idénticos o si su empleador esperaba algo diferente. En cualquier caso, era
una científica entrenada para seguir un rastro de hechos, dondequiera que
la llevaran. Los marcadores en el ADN de Chase tenían que ser la clave del
rompecabezas que se suponía que ella iba a desentrañar. Eso era obvio.
Aunque nadie había dicho tanto en tantas palabras, su misterioso
empleador pensaba claramente que esos marcadores específicos eran los
responsables de sus habilidades únicas.
Bueno, no necesariamente únicas. Después de todo, las compartía
con al menos otros diez sujetos de prueba según los datos que ella había
heredado junto con el laboratorio. ¿Cómo se las arregló su predecesor para
encontrar a tantos otros que tenían los mismos marcadores raros en la
sangre? Con su área de especialidad, debería haber oído hablar de
cualquier estudio en curso sobre el tema.
Mientras esperaba a que la centrifugadora terminara su ciclo, se le
pasó por la cabeza que tal vez el proyecto era clasificado. Eso sin duda
explicaría el secretismo. Pero si ese fuera el caso, ¿no habría tenido que
pasar por un protocolo de autorización de seguridad en profundidad antes
de ser contratada y tener acceso a los datos? Tantas preguntas sin
respuestas. Y la verdad es que no estaba segura de querer entenderlo todo.
La negación podía ser cobarde, pero necesitaba alguna forma de controlar
el miedo que era su compañero constante.
Por unos segundos, apartó su atención de las filas de números
clasificados y ordenados en la pantalla de su computadora para estudiar al
hombre que representaban. Su piel bronceada había desarrollado un brillo
de sudor mientras aporreaba la cinta de correr. Había tanto poder y gracia
depredadora en la forma en que se movía. Este no era el momento para
que sus hormonas se alteraran, pero él era tan masculino por excelencia
que ella no podía evitar preguntarse cómo sería tener toda esa fuerza e
intensidad enfocadas en ella. Incluso ahora, su mejilla le hormigueaba tras
su toque. Qué poder tan gentil.
Se suponía que un doctor no debía sentir lujuria hacia su paciente,
sin mencionar que Chase estaba allí en contra de su voluntad. Por suerte
para ella, parecía felizmente inconsciente de su escrutinio mientras seguía

23
corriendo. ¿Pensaba que de alguna manera podría dejar atrás a sus
demonios mientras corría sin moverse del lugar? Ella esperaba que eso le
funcionara a él.
Pero ahora estaba reduciendo la velocidad, dando una o dos vueltas
de enfriamiento antes de pasar a la bicicleta estática. Inmediatamente ella
arrastró su atención de vuelta a la pantalla de su computadora. Un
hombre de verdad no puede ser reducido a filas de números. A pesar de
todo, trató de fingir que era posible. Cualquier cosa para mantener alguna
medida de distancia emocional respecto a él y al aprieto en el que ambos
estaban atrapados.
Puede que haya sido ingenua al aceptar este trabajo sin mirar más
allá del brillo de la oferta, pero eso no significaba que siempre fuera una
tonta. Era dudoso que sus captores bajaran la guardia el tiempo suficiente
para que Chase escapara. No podían arriesgarse a que testificara contra
ellos por secuestrarlo en primer lugar, sin mencionar los múltiples ataques
que podrían haber matado a un hombre inferior. Siguiendo esa lógica, no
podían permitirse el lujo de dejarla ir al final de su año de empleo por las
mismas razones.
Como si sus oscuros pensamientos los invocasen, la puerta del
laboratorio se abrió deslizándose y seis de los guardias entraron. Chase
acababa de salir de la cinta, apenas jadeando. La miró y luego a los
hombres que formaban un semicírculo a su alrededor. Ello dejó su
portapapeles y empezó a colocarse entre él y los guardias. Chase negó con
la cabeza, diciéndole sin palabras que se mantuviera al margen. Cuando
ella así lo hizo, él la miró con aprobación antes de caminar tranquilamente
hacia su escolta.
—No me esperes despierta, Doc. Supongo que mi tarjeta de baile está
bastante llena hoy.
El guardia más cercano le dio un fuerte empujón hacia la puerta. —
Cállate, Número Cinco.
Chase se dio la vuelta lo suficiente como para golpear al guardia en la
mejilla. —Estás celoso, grandullón, porque soy mucho mejor bailarín que
tú.
Marisol quería patear a Chase por no controlar su boca, mientras las
puertas se cerraban tras él. Ella podía admirar su naturaleza intrépida,
pero él tenía que saber que pagaría por burlarse de ellos con sangre y
dolor extra. Considerando el mal estado en que se encontraba después de
su última sesión, ella no estaba segura de cuánto más podría aguantar y
sobrevivir.

24
Ahora todo lo que podía hacer era terminar de analizar los resultados
de los nuevos análisis de sangre y estudiar las grabaciones del
electrocardiograma. Después, tomaría una rápida cena en la cafetería y
seguiría trabajando durante unas horas más. No tenía prisa por volver a
sus aposentos. Era dudoso que descansara mucho esta noche, de todos
modos. ¿Cómo se suponía que iba a dormir sabiendo que los guardias
estaban golpeando a Chase sin otra razón que el hecho de ser unos
sádicos y disfrutarlo?
Por la mañana, ella haría lo que pudiera para ayudarlo, aunque no
estaba segura de si le estaba haciendo algún favor a la larga. Pero
renunciar a ayudarlo a recuperarse de sus heridas sería como firmar no
sólo la sentencia de muerte de él sino también la de ella.
Que Dios los ayude a ambos.

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Capítulo 3
Traducción de Fangtasy

Chase estaba sufriendo.


No es de extrañar si se tiene en cuenta que murió durante el baile,
una vez más asesinado a manos de sus captores. Dios sabe que dieron lo
mejor de sí mismos esta vez, y probablemente odiarían enterarse de que
habían fracasado a la hora de asegurarse de que siguiera muerto. Sus
recuerdos de todo el asunto eran comprensiblemente confusos, pero no le
importaba no recordar todos los detalles. Ya había sido suficientemente
malo luchar para respirar mientras su pulso tartamudeaba y se paralizaba
sin tener una audiencia que lo mirara y se riera mientras luchaba contra
la oscuridad. Recordaba vagamente a los sádicos bastardos que lo
patearon unas cuantas veces más sólo para hacer que esta última muerte
fuera un poco más especial.
El viaje de regreso a la vida nunca era divertido, pero esta vez fue
mucho peor. Le dio una nueva apreciación por todo lo que los Tutores de
la sede central hacían para facilitar el proceso para él y sus compañeros
Paladines. Le gustaría darles las gracias personalmente por sus esfuerzos,
pero cada vez parecía más probable que nunca tuviera esa oportunidad.
Eventualmente los guardias finalmente perderían el control y encontrarían
una manera de acabar con su vida permanentemente. Chase sabía que la
decapitación funcionaría, o que podrían cortar suficientes arterias a la vez
para asegurarse de que se desangrara antes de que su cuerpo pudiera
comenzar el proceso de curación.
Que Dios lo ayude, pero casi deseaba que eso pasara.
Su cuerpo podría estar dispuesto a sanar de nuevo, pero su mente era
un asunto diferente. Ahora mismo, luchaba por mantener sus mandíbulas
cerradas, lo único que le impedía gritar lo suficientemente fuerte como
para avergonzar a los monos aulladores. La única razón que tenía para no
ceder a esa necesidad era que asustaría a su cuidadora y lo más probable
es que le ganaría otra paliza de los guardias.
La puerta de la celda hizo clic y se abrió deslizándose. Le costó todo lo
que tenía obligar a sus ojos a volver a conectarse. Todavía no podían
enfocar bien, pero al menos trabajaban lo suficiente para que él

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reconociera que el ser humano borroso que se cernía sobre él era muy
probablemente Marisol. Una respiración extra profunda hizo que inhalara
suficiente aire para captar el olor a almendras de su champú.
—Oh, Chase, ¿cómo pudieron hacerte esto?
Odiaba el sonido de las lágrimas en su voz y trató sin éxito de
levantar su mano lo suficiente para ofrecerle el simple consuelo de un
toque humano. Ahora mismo, él necesitaba eso tanto como ella. El
problema era que ninguno de ellos debía revelar esa debilidad a sus
enemigos. Aunque ella no estaba firmemente en el bando de ellos, tampoco
estaba completamente en el de él. No es que la culpara. Obviamente se
había metido en un lío y no tenía ni idea de cómo salvarse a sí misma, y
mucho menos a él.
Aunque ella intentaba ocultarlo, su cuidadora estaba claramente
aterrorizada por sus compañeros de trabajo y tenía una buena razón para
estarlo. Después de todo, era una mujer sola en medio de la nada, con un
solo Paladín golpeado y un montón de matones violentos como compañía.
—Maldita sea, esta vez les voy a decir lo que pienso, y luego voy a
mandar un e-mail a mis empleadores y decirles que esta parodia tiene que
parar.
— ¡No!
Pretendía gritar esa sola palabra, pero parecía más bien un susurro
de apuntador de escenario. Aún así, ella volvió inmediatamente a su lado.
—Lo siento, pero tengo que hacer algo, Chase. Si siguen así noche tras
noche, es sólo cuestión de tiempo antes de que vayan demasiado lejos.
Puede que tengas una habilidad increíble para sanar, pero nadie regresa
de la muerte.
Vale, eso era gracioso. ¿Realmente nunca se había dado cuenta de
que a veces él no respiraba cuando lo traían de vuelta? Por otro lado, ¿qué
sabía él? Tal vez lo dejaban tirado en el gimnasio hasta que su corazón
empezaba a latir de nuevo. No era el momento para tales discusiones, y no
sólo porque su capacidad para hablar fuera tan limitada en este momento.
Además, no se sabía quién podría estar escuchando además de su
preciosa doctora.
Tal vez podría distraerla lo suficiente como para que pudiera
recuperar su poder de habla más plenamente. —Agua.
Tomó otro par de respiraciones antes de que sus pulmones tomaran
suficiente aire para añadir: —Por favor.
Marisol parecía feliz de tener algo que pudiera hacer para ayudar. —
Por supuesto.

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Volvió segundos después. —Te traje trocitos de hielo. Tómatelo con
calma y deja que se derritan en tu boca. Te calmarán la sed y no es tan
probable que te ahogues.
El frío toque de sus dedos se alojó bajo su cuello y levantó su cabeza
lo suficiente como para que ella deslizara una cuchara con unos pocos
trocitos entre sus labios. El lento chorro de líquido frío se sentía como el
cielo en su garganta reseca. —Más, por favor.
¡Guau! Dos palabras seguidas. Ahora estaba en racha.
Después de darle otros pocos trocitos, Marisol se fue de su lado. Sus
ojos estaban empezando a enfocar mejor, permitiéndole seguir su curso
mientras ella recogía una gran cantidad de suministros del laboratorio que
había al otro lado de la puerta. Después de sumergir una toallita en un
recipiente con agua, le lavó suavemente la cara.
—Dime si esto está demasiado caliente.
—Se siente bien, —susurró.
Ella le ofreció una sonrisa temblorosa y siguió trabajando. Después de
un rato, llevó la palangana de vuelta al fregadero del laboratorio y cambió
el agua ensangrentada por agua limpia. A su regreso, comenzó a cortar lo
que quedaba de su camiseta, probablemente con la intención de evaluar
los daños causados durante el tiempo que pasó anoche con los guardias.
Se detuvo, y sus oscuros ojos le miraron fijamente durante un breve
segundo. —No estaba segura de que aún estuvieras aquí en el recinto. Has
estado fuera casi tres días. No te he visto ni sabido nada de ti desde que
los guardias te llevaron después de tu entrenamiento en la cinta.
Bajó la voz a un leve susurro. —Le pregunté a dos guardias diferentes
dónde estabas, pero ambos me ignoraron.
Reflexionó sobre esa pequeña bomba. ¿Había estado muerto durante
tanto tiempo? Bueno, diablos, esas no eran buenas noticias. Los Paladines
podían ser resistentes, pero incluso ellos tenían una fecha de caducidad
que se activaba si morían con demasiada frecuencia. Cada suceso hacía
que fuera mucho más difícil volver de la oscuridad sano y salvo. Su
prolongada ausencia también explicaba por qué se veía mucho más
estresada de lo normal. Quizá esta vez pueda decir tres palabras. —Siento
que te hayas preocupado.
—Siento que te hayan hecho daño.
Y él también, pero considerando que ella trabajaba para los mismos
imbéciles que pagaban a los guardias para que le hicieran esto, su obvia
angustia seguía pareciendo un poco hipócrita. No es que fuera a señalar

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eso ahora mismo, cuando no podía sentarse solo y mucho menos
defenderse de otro ataque.
Y uno se vislumbraba en el horizonte. Siempre lo hacía. Los guardias
habían dejado claro que les habían dicho que aceleraran el paso. Por
mucho que le gustara pensar que habían sido ellos los que le habían tirado
de su cadena, había habido demasiado regocijo en sus expresiones cuando
compartieron ese cotilleo con él. También habían puntuado las noticias
con sus porras para darle más énfasis.
Sus ojos se estaban negando una vez más a trabajar, esa era la forma
en que su cuerpo le decía que necesitaba descansar. Tampoco tenía
ningún deseo de continuar esta discusión sobre una desesperada
situación.
—Necesito dormir ahora.
Marisol asintió y se alejó de nuevo. Ella regresó segundos después
para cubrirlo con una manta caliente, que se sentía ridículamente bien. —
El descanso te hará bien. Mientras tanto, te voy a poner una intravenosa.
Sé que las odias, pero necesitas los fluidos. También significa que puedo
darte un antiinflamatorio para ayudar a acelerar la curación.
Normalmente no era un fan de bombear un montón de fármacos en
su organismo y se negaba a dejar que se los administrara. Haría una
excepción esta vez. Si los guardias tuvieran otra sesión planeada,
necesitaría toda la ayuda que pudiera conseguir.

MARISOL MIRÓ EL reloj y registró sus últimas observaciones junto


con la fecha y la hora. Veinticuatro horas atrás, Chase había estado débil
como un gatito, apenas capaz de permanecer despierto durante más de
unos pocos minutos. Qué diferencia marcaba un día. Había pasado de
absorber toda su nutrición a través de una aguja en la vena a meterse
comida en la boca a un ritmo impresionante.
Ella trató de negarse cuando él le exigió que lo dejara salir para usar
el equipo del gimnasio, argumentando que necesitaba tomárselo con calma
y darle a su cuerpo la oportunidad de curarse. Pero, ¿la había escuchado?
Por supuesto que no. En vez de eso, había empezado a hacer calistenia en
el área limitada de su celda. Ella inmediatamente cedió y accedió a dejarlo
salir, pero sólo si él la dejaba monitorear sus constantes vitales mientras él
hacía su rutina. Y si él insistía en excederse demasiado, ella siempre podía
ponerle un tranquilizante en su bebida energética. Ella odiaría engañarlo

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de esa manera, considerando que él ya tenía problemas para creer que ella
realmente tenía sus mejores intereses en mente.
Hasta ahora, sin embargo, continuaba mostrando gran parte de su
sorprendente resistencia habitual. El único problema era que podía ver un
pequeño pero constante deterioro en sus lecturas en las últimas dos
semanas. Su tiempo de reacción, su resistencia y su fuerza seguían siendo
superiores a la media, pero ya no eran tan altos como antes. La pregunta
era cuánto tiempo podría seguir recuperándose de los constantes abusos.
¿Le escucharían los guardias o su empleador si ella tratara de
intervenir? Eso sería aventurarse en territorio peligroso, pero su conciencia
le estaba insistiendo en que era su deber intentarlo.
— ¿En qué estás pensando tanto, Doc? Por la forma en que frunces el
ceño, no puede ser nada bueno.
Ella no había notado el acercamiento de Chase, y su comentario la
sobresaltó hasta el punto de que casi se cae del taburete alto donde había
estado sentada. Su gran mano salió disparada para estabilizarla mientras
ella se ponía de pie, tratando de fingir que esa había sido su intención todo
el tiempo.
En lugar de contarle sobre la caída negativa en sus lecturas, ella
mintió. —En realidad, estaba haciendo matemáticas en mi cabeza.
Él resopló y señaló a todos los equipos electrónicos que llenaban los
mostradores. — ¿En serio? Con todas estas cosas de lujo alrededor, ¿te
estás volviendo de la vieja escuela con la aritmética?
Antes de que ella pudiera admitir que la había atrapado en una
mentira, se inclinó más allá de ella para estudiar el gráfico en la
computadora. El primer impulso de Doc fue apagar la pantalla, pero no lo
hizo. Después de todo, eran los resultados de sus pruebas, lo que a su
parecer le daba derecho a verlos.
Su expresión se endureció mientras estudiaba lo que los números
deletreaban. Aunque podía no tener la experiencia médica para descifrar lo
que significan las pruebas de laboratorio, no hacía falta ser un genio para
darse cuenta de que sus puntajes habían empeorado.
—Explícame lo que estoy viendo.
Él soltó la orden como si estuviera acostumbrado a dar órdenes.
Aunque por lo general Marisol no respondía bien a tales demandas, se
encontró señalando a la pantalla. —Estas pruebas reflejan el estado actual
de sus funciones hepáticas, renales y cardíacas. Como puedes ver, sus
números de referencia siempre han estado en o por encima de los niveles
óptimos de un hombre en condiciones óptimas. Hasta ahora, las pruebas

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justo después de regresar de una sesión con los guardias han remontado
de regreso a esos números en cuestión de pocas horas.
Ella avanzó con su dedo más lejos a lo largo de la línea. —Más
recientemente, sin embargo, está llevando más tiempo que tus números
remonten, e incluso entonces no coinciden con los resultados originales de
la prueba.
—En otras palabras, cada vez que me dan una paliza, pierdo terreno.
Un hombre inteligente. Comprendió la horrible verdad en el primer
intento. —Sí.
Se acercó como si el conjunto de números fuera la cosa más
fascinante que jamás había visto. Mientras continuaba su sombrío
silencio, ella se encontró intentando pensar en algo que decir. Finalmente,
Marisol señaló tres grupos de números que se destacaban de los demás.
—Lo que no he podido averiguar es por qué estos valores atípicos son
tan diferentes de los demás. Las lecturas de justo antes de ellos están
dentro de tus parámetros normales, pero claramente hay algo diferente en
la respuesta de tu cuerpo a... tus interacciones con los guardias.
Chase resopló, su expresión cualquier cosa menos divertida. —
¿Desde cuándo interacción es un eufemismo para decir tortura? ¿Qué
crees que pasa cuando me gasean y luego arrastran mi culo inconsciente
al gimnasio?
Cuando ella no contestó, él procedió a llenar los espacios en blanco
por ella. —Normalmente empezamos con dos de ellos sosteniéndome los
brazos mientras los otros se turnan para darme una paliza. Y eso es sólo el
calentamiento. Después de eso, la diversión continúa mientras ponen
porras, Tasers, e incluso sus botas de punta de acero para un buen uso.
No había ni una pizca de emoción en su voz profunda mientras
continuaba. —Ha habido algunas veces que me han colgado del cuello y
me han dejado colgado para que sólo mis dedos de los pies toquen el
suelo. No importa cuán fuerte seas, eventualmente pierdes ante la
gravedad y empiezas a ahogarte hasta la muerte. Eso es divertido. O me
atan a un poste y se divierten lanzándome cuchillos. Hacen apuestas y
llevan la cuenta, el ganador se lleva todo.
Mientras hablaba, se frotaba la garganta como si tratara de calmar el
dolor y el terror con el que debía vivir diariamente. Su estómago se agitaba
ante las imágenes que él estaba creando. Ella lo había sospechado…no,
eso era mentira. Ella siempre había sabido que era malo. Después de todo,
había visto los moretones, quemaduras y laceraciones. Pero hasta ahora,

31
ella había sido capaz de concentrarse en el tratamiento de las heridas, no
en la verdad sobre cómo se las había hecho.
—No hay palabras para describir lo viles que son esos hombres. —
Ella luchó contra el ardor de las lágrimas mientras se volvía hacia él
directamente. —Chase, tienes que saber que nunca habría aceptado este
trabajo si hubiera sabido que esto era lo que implicaba.
Ella no estaba exactamente pidiendo su perdón, más bien un poco de
comprensión. Había cometido un error estúpido, del que se había
arrepentido cada minuto de cada día, pero también podría haber estado
hablando con la pared por toda la reacción que obtuvo de él. No es que ella
pudiera culpar al hombre. Pudo haber tomado la decisión equivocada al
venir aquí, pero era obvio que a él no se le había dado ninguna opción en
absoluto. Ella finalmente hizo la única pregunta que debería haber hecho
cuando él apareció encerrado en esa celda.
— ¿Cómo llegaste aquí, Chase?
— ¿Qué pasa, Doc? ¿Tu conciencia de repente está pateando? Tengo
que decirte que es un poco tarde para eso. Ambos sabemos que lo único
que te importa es el dinero que te pagan.
Su amargura no era una sorpresa. Presionarlo para obtener
respuestas no lograría otra cosa más que confirmar sus propias
sospechas. —Lo siento, olvida que pregunté.
Él le dio la espalda abruptamente y se alejó. —Voy a darme una
ducha y luego me iré a dormir un rato.
Ella empujó sus maltrechas emociones detrás de la familiar fachada
de relación médico-paciente. —Buena idea. Tu cuerpo aún se está
recuperando. Te despertaré cuando llegue tu próxima comida.
Él no se molestó en responder. Una vez que oyó correr el agua,
Marisol volvió a prestar atención a los resultados de las pruebas de Chase.
Había más de una verdad escrita en la pantalla. La primera era aquella de
la que ya habían hablado: el abuso constante estaba afectando
terriblemente a su cuerpo y a su capacidad de recuperación.
La otra era aún más aterradora, ella temía que esos números también
significaran que el tiempo se estaba acabando, no sólo para Chase, sino
para ella también.

32
A LA MAÑANA SIGUIENTE, Marisol decidió que era necesario un
cambio en la rutina. Aunque siempre había sido un poco solitaria, se
estaba cansando de no tener a nadie más que a Chase con quien hablar.
Ella no lo culpaba por pasar de afable a distante en un abrir y cerrar de
ojos; ese no era el problema. Lo que ella realmente necesitaba era a
alguien que le ofreciera una idea de lo que realmente estaba sucediendo a
su alrededor en esta institución. Aunque el último grupo de guardias no
era tan accesible como los que habían atendido originalmente el lugar,
había uno que al menos de vez en cuando sonreía al pasar. También la
ayudaba a descargar cajas de suministros.
No era mucho en lo que basar una amistad potencial, pero era más de
lo que tenía con cualquier otra persona. Ella estaba lo suficientemente
desesperada como para agarrarse a cualquier cosa, y nunca lo había visto
entre los que venían a por Chase. Su nombre era David. No, eso no era
correcto. Era Dan. El problema era encontrar una manera de hablar con él
sin llamar una indeseada atención sobre la interacción. Eso eliminaba
interrumpirlo cuando estaba de servicio. Una situación social sería ideal,
pero no era como si su empleador hubiera organizado cócteles o noches de
cine.
Sin embargo, había una posibilidad. Así que en lugar de tomar otra
comida de microondas sola en su habitación, se dirigió a la pequeña
cafetería. En el momento en que se acercó a la entrada, ya se estaba
arrepintiendo, lo que sólo se intensificó por el repentino silencio que se
apoderó de la habitación cuando entró.
Aunque se había entrenado en una ocupación en la que la mayoría de
sus colegas eran hombres, no estaba acostumbrada a ser la única mujer
en una habitación llena de hombres armados. Después de unos segundos,
volvieron a prestar atención a sus propias comidas. Un rápido escaneo de
la cafetería dejó claro que su objetivo no se veía por ninguna parte, pero no
estaba lista para darse por vencida todavía.
Dio ese siguiente paso difícil para entrar en la habitación y luego se
dirigió hacia la pila de bandejas al final del mostrador de servicio. Nadie le
dirigió la palabra mientras se servía a sí misma. Eso la dejó con la
pregunta de dónde sentarse.
¿Debería unirse a algunos guardias que al menos conocía de vista?
Rechazó inmediatamente esa idea y consideró sus otras dos opciones.
Podía elegir una mesa vacía y esperar que Dan apareciera eventualmente,
o simplemente llevar su bandeja al laboratorio y comer allí.
Eso sería más seguro. También sería una cobardía.

33
Su decisión fue tomada, vio un asiento al final de una larga mesa con
sólo un hombre sentado en el extremo opuesto. Para cuando se sentó, la
dispersión de los guardias que seguían comiendo había perdido interés en
ella. No estaba segura de si eso era una especie de victoria al obligarles a
aceptar su presencia o si sabían que ella no era una amenaza para ellos.
Con su mal estado de nerviosismo, la comida de aspecto delicioso
sabía a polvo. En lugar de tirarla a la basura, siguió el mismo consejo que
le dio a su testarudo paciente. Los alimentos eran necesarios para
mantener la salud y la fuerza. Con eso en mente, se obligó a comer. Dos de
los guardias llevaron sus bandejas hacia su mesa, pero en el último
segundo se desviaron en una dirección diferente. Uno de ellos la miró y
sonrió con mofa, claramente sintiendo su alivio porque habían decidido
sentarse en otro lugar.
Demasiado para establecer una nueva relación con cualquiera de sus
compañeros de trabajo. Mientras vaciaba sus platos, sintió una vez más el
peso de todos esos ojos que la seguían en cada movimiento. Un guardia
más se disponía a entrar en la cafetería mientras ella salía. Antes de que
pudiera acobardarse, lo detuvo.
—Disculpe, ¿ha visto a Dan esta mañana?
Al principio pensó que no iba a responder, pero finalmente agitó la
cabeza. —Su turno empieza al mediodía. ¿Lo necesitabas para algo?
Ella debería haber adivinado que él preguntaría eso y tener una
respuesta lista. Ella mantuvo su respuesta deliberadamente vaga. —Sólo
tenía una pregunta para él. No era importante. Gracias, de todos modos.
—Lo que sea.
Se fue sin mirar atrás. Ella se obligó a continuar a un ritmo normal
cuando lo que quería hacer era salir corriendo por el pasillo. Sin estar
segura de lo que había logrado al llamar la atención sobre sí misma, se
dirigió directamente a su laboratorio. Como siempre, lo primero que hizo
cuando entró fue ver si Chase estaba en su celda. Él había estado
durmiendo cuando ella se había ido la noche anterior, pero eso no siempre
significaba que él seguiría allí cuando ella regresara.
Su bandeja del desayuno estaba en el mostrador, justo al lado de la
puerta. ¿Cuánto tiempo había estado ahí? No importa. Si su comida
estuviera fría, ella podría arreglarlo.
— ¿Tienes hambre?
La única respuesta de Chase fue sentarse a un lado de la cama. Ella
supuso que eso significaba que él lo estaba. Puso el plato en el microondas

34
y apretó el botón de arranque. Tan pronto como terminó de calentarse, ella
le preguntó: — ¿Quieres comer aquí o ahí?
Permaneció en silencio y sentado justo donde estaba. Bien. Ella
introdujo el código para abrir su puerta y luego cargó la bandeja y la
colocó sobre su mesita de noche. Considerando su estado de ánimo, ella
no se molestó en tratar de entablar una conversación con él. También
cerró la puerta al salir. Si él quería pasar un rato fuera de su celda, podía
pedirlo.
De camino para encender su portátil, su pie resbaló como si hubiera
pisado algo mojado. Se las arregló para evitar que se cayera agarrándose al
mostrador. Una vez que se estabilizó, miró hacia abajo para ver lo que se
había derramado en el suelo.
Sangre. No mucha, pero suficiente. Eso no había estado ahí cuando
se fue anoche. Incluso si de alguna manera hubiera derramado uno de los
tubos de sangre sobre el mostrador, no se vería tan fresca. Su mente
finalmente conectó todos los puntos.
—Chase, ¿vinieron a por ti otra vez?
Se encogió de hombros ante su preocupación sin molestarse en
levantar la vista de su bandeja. Ya era suficiente. Ella regresó a su celda y
volvió a entrar.
— ¿Cómo de mal herido estás esta vez?
No hubo respuesta.
Su preocupación por él solo avivó las llamas de su creciente ira. Él no
era con quien ella estaba realmente enojada, pero él era el único blanco
útil para su temperamento. —Maldita sea, Chase, respóndeme cuando te
hablo.
El hombre obstinado esperó hasta que tragó antes de levantar
lentamente su mirada para encontrarse con la de ella. Por primera vez se
dio cuenta de que el lado derecho de su cara estaba hinchado. Sin duda le
dolía comer y mucho menos hablar.
—Te traeré una bolsa de hielo para tu mandíbula. ¿Dónde más te han
hecho daño?
—No te molestes en actuar como si realmente te importara.
Cuando él devolvió su atención a su comida, ella se plantó justo
delante de él. — ¿Qué se supone que significa eso?
La furia en sus ojos azules como el hielo la hizo retroceder. —Sé que
les ordenaste que vinieran a por mí otra vez. Algo sobre querer otra ronda
de pruebas para verificar tus hallazgos.

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— ¿Cómo puedes pensar eso? No tengo control sobre los guardias.
Reciben órdenes de otra persona.
El obstinado rictus de su mandíbula magullada dejaba claro que no
se lo creía. —Eres la única que mira mis resultados en el laboratorio, y
eres la única con quien he hablado de ellos. Si tú no diste las órdenes,
¿por qué vinieron riéndose acerca de nuestra próxima interacción? Nunca
usé esa palabra para describir lo que me hacen.
Ella se dejó caer en la única silla de su celda. Uno de sus mayores
temores era que alguien la estuviera escuchando, tal vez incluso
observando todos sus movimientos mientras estaba en su laboratorio. Eso
la asustó mucho, y no pudo evitar escanear el techo una vez más para ver
si había alguna señal de una cámara. Si había una, ella no la vio.
— ¿Qué pasa, Doc?
La pregunta de voz suave fue la primera grieta en su comportamiento
helado desde que ella llegó. Ella también mantuvo su voz baja, sin duda
con la inútil esperanza de que su conversación se mantuviera en privado.
—Juro que no hablé con los guardias ayer, y odio lo que te hacen.
Miró hacia el techo. —Estoy segura de que nos están observando.
Sólo que no estoy segura de si sólo tienen audio o si también hay vigilancia
visual. Sé que alguien accede a mis archivos regularmente.
La estudió mientras masticaba lentamente otro bocado, haciendo un
pequeño gesto de dolor al tragar. —Estoy tratando de creerte.
Su continua desconfianza puede que estuviera justificada desde su
punto de vista, pero aún así le dolía. Volvamos al asunto en cuestión. —
¿Cómo de gravemente estás herido esta vez?
Señaló a su mandíbula y luego se giró para mostrarle un corte
dentado justo dentro de la línea del cabello por encima de su oreja
derecha. —Corte superficial. Sangró mucho, pero ahora está bien.
Puso su mano frente a su cara. —Sigue mi dedo de lado a lado.
Lo rastreó muy bien, lo que fue un alivio. —Termina tu comida y te
traeré esa bolsa de hielo.
También le trajo un par de ibuprofenos. La mató el hecho de que no
pudiera hacer más por él o encontrar alguna forma de protegerlo de otros
abusos. Se tragó las píldoras sin hacer comentarios y volvió a estirarse en
su cama con el hielo en la cara.
Sabiendo que no había nada más que pudiera decir o hacer para
mejorar la situación, salió de la celda y lo dejó dormir. Mientras él

36
descansaba, ella lo vigilaría, preguntándose todo el tiempo si alguien la
estaba vigilando a ella también.

37
Capítulo 4
Traducción de Fangtasy

¿Qué había hecho su cuidadora para que ella actuara más nerviosa
de lo normal? Su comportamiento había sido anormal toda la mañana. Sí,
le molestó ver que él había pasado tiempo con sus captores otra vez, pero
era más que eso. Ella saltaba cada vez que una de sus preciosas máquinas
sonaba. Entre medias, miraba la puerta como si esperar a que alguien
viniera en cualquier momento. Añade la forma en que se veía culpable
cada vez que miraba en su dirección, algo estaba pasando.
¿Se había enterado de algo mientras él dormía? ¿Algo que le hizo
pensar que el aislamiento de ambos estaba a punto de terminar? Si sus
misteriosos empleadores habían decidido visitarlos, ¿qué significaba eso
para él? ¿Para ella?
Nada bueno, eso era seguro.
Estaba a punto de ceder a su curiosidad cuando oyó el silbido de la
puerta del laboratorio abriéndose. Marisol actuó acorde a su estado, su ya
tenso comportamiento subiendo varios grados más. Su sonrisa parecía
tensa mientras se giraba para saludar a su invitado. Cuando su visitante
apareció a la vista, Chase se obligó a permanecer justo donde estaba en el
catre. Pero no fue fácil. Mientras que el guardia no era uno de los del
grupo que estaba habitualmente asignado a arrastrar su reacio culo hasta
el gimnasio, él a menudo participaba en los juegos brutales una vez que lo
tenían allí. Si levantaba un solo dedo para amenazar a Marisol, a Chase le
complacería mucho retorcerle el cuello al bastardo.
A pesar de todo, era dudoso que viniera a por él. Aunque no estaba a
plena potencia, todos sabían que un solo guardia no podía controlar
físicamente a Chase. Sí, el tipo podría gasearlo primero. Chase no sería
capaz de defenderse, pero aún así era demasiado pesado para que lo
llevara un solo hombre. Así que algo más estaba pasando.
El grueso cristal que formaba la pared exterior de su celda habría
hecho casi imposible para un ser humano normal escuchar la
conversación de tono bajo entre Marisol y su invitado. Por suerte, el
sentido del oído de Chase era todo menos normal.
—Dra. Riggs, Wesley dijo que preguntó por mí esta mañana.

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Su sonrisa sólo se hizo más tensa. —Sí, lo hice.
Cuando no continuó, Dan parecía más desconcertado que
preocupado. — ¿Necesitaba algo específico?
Él miró alrededor del laboratorio, su mirada deteniéndose brevemente
en Chase antes de seguir adelante. — ¿Recibió otro envío que necesita
ayuda para desempacar?
—No, pero gracias por preguntar. —Miró rápidamente a Chase antes
de prestarle toda su atención al otro hombre. —Tengo un par de preguntas
y no estaba segura de quién podría saber las respuestas.
Dan pasó de relajado a cauteloso en un abrir y cerrar de ojos. — ¿Qué
clase de preguntas?
Ella no respondió de inmediato, pero luego se levantó visiblemente en
toda su altura y enderezó sus hombros como si se estuviera preparando
para una gran confrontación. Dios, ¿qué estaba haciendo ahora? La
respuesta no tardó en llegar.
—Tengo serias preocupaciones sobre lo que está pasando aquí que
necesito discutir con alguien con autoridad. Pensé que podría decirme el
nombre de la persona con la que debería hablar.
El guardia inmediatamente amplió su postura y cruzó los brazos
sobre su pecho. Si pensaba que eso intimidaría a la buena doctora, se llevó
una sorpresa. Danny Boy no era tan grande como Chase, y Doc nunca se
había echado atrás cuando él había intentado las mismas tácticas con ella.
Nunca había sido capaz de decidir si ella era increíblemente valiente o
increíblemente estúpida. Ahora mismo, no importaba. Ella no tenía ni idea
de lo despiadado que podía ser este tipo.
— ¿Qué clase de preguntas serían esas, doctora?
—La gente de la Corporación de Desarrollo Annulus me contrató por
mi experiencia médica y mis conocimientos en fisiología y genética. —
Señaló hacia la celda de Chase. —No firmé para ver a un hombre torturado
día tras día. Esto tiene que terminar antes de que sea demasiado tarde.
Chase quería hacerla entrar en razón. Había sido demasiado tarde
para él en el momento en que lo agarraron en Missouri. Para ella también,
para el caso. Puede que haya tardado en darse cuenta de que su destino
estaba inextricablemente ligado al de él, pero era demasiado lista para no
haberse dado cuenta a estas alturas.
Dan se rio de verdad. —Si yo transmitiera tus preocupaciones, nena,
mis superiores no las encontrarían tan entretenidas como yo.

39
Eso no salió bien. La cara de Marisol enrojeció a causa de su
temperamento. —Esto no es cosa de risa, Dan. Si no puedo obtener una
respuesta satisfactoria de usted o de sus jefes, entonces no tendré más
remedio que acudir a las autoridades.
Cualquier signo de buen humor por parte de Dan desapareció. Acechó
a Marisol, forzándola a retroceder hasta que ella volviera a estar contra el
mostrador. A juzgar por la forma en que sus ojos se abrieron de par en
par, finalmente se dio cuenta de que había entrado en un territorio muy
peligroso.
—Mire, siento haberle molestado. Estoy segura de que tiene algún
lugar en el que estar, y yo tengo mi propio trabajo que hacer.
Dan no se movió. En vez de eso, se acercó más y plantó sus manos en
el mostrador a ambos lados de Marisol, atrapándola con eficiencia. —No se
ponga insolente conmigo, doctora. Deberías recordar que eres la única
mujer en este infierno. Sé amable conmigo, y puede que no me sienta
obligado a decirles a mis superiores que has amenazado toda esta
operación.
Cuando trató de besarla, Marisol jadeó y le dio una bofetada tan
fuerte como pudo. Chase inmediatamente se levantó de su catre y comenzó
a golpear con los puños el vidrio que lo separaba de su cuidadora y del
agresor de ésta.
Cuando ella trató de abofetear a Dan por segunda vez, él agarró su
mano a mitad de camino, su sonrisa se volvió astuta. —Me gustan mis
mujeres luchadoras, Marisol.
—Gritaré.
—Adelante. También me gustaría eso. —Entonces el bastardo se rio.
—Se rumorea que podríamos largarnos pronto, y estamos contando los
minutos hasta que la gerencia declare temporada abierta de caza para ti y
tu mascota de la jaula. No cuentes con que nadie te rescate.
Cuando siguió esa burla con un beso lo suficientemente fuerte como
para magullarle los labios, Chase maldijo y gritó: — ¡Te equivocas en eso!
Miró a su alrededor buscando algo que pudiera usar para romper el
vidrio. Los muebles de su celda estaban atornillados al piso, pero tal vez
podría soltar algo y romper el vidrio con ello. Utilizando toda la influencia y
fuerza que pudo reunir, se las arregló para arrancar un brazo de la silla de
acero.
El primer golpe sacudió la puerta de su celda, atrayendo la atención
del guardia en su dirección. Tan pronto como se dio cuenta de que Chase

40
había conseguido agrietar el cristal, el guardia se alejó de Marisol y llamó
por refuerzos.
No tardaron en llegar. Esta vez, no se molestaron con el gas. En vez
de eso, lo atacaron en gran número. Chase luchó con todo lo que tenía,
blandiendo su arma improvisada con fuerza y rapidez. Resultó que la
misma cosa que podría romper el vidrio hizo un buen trabajo rompiendo
cráneos.
El espacio limitado en su celda aseguraba que sólo unos pocos
guardias pudieran entrar al mismo tiempo, lo que le permitió aguantar un
tiempo. Pero por cada guardia que sacaba de la ecuación, había dos más
listos para unirse. Incluso sabiendo que estaba destinado a perder ante su
número superior, caería luchando. Disfrutó viendo a Danny Boy escupir
un par de dientes mientras la sangre brotaba de su nariz después del puño
de Chase conectara con su cara.
Ese fue su último pensamiento feliz mientras los golpes seguían
llegando. El dolor aumentó hasta que lo consumió por completo.
Finalmente, cuando la oscuridad de la muerte, que le era tan familiar, lo
atravesó, envió una plegaria hacia el cosmos para que su cuidadora no
fuera el próximo objetivo de los guardias.

LA GARGANTA DE MARISOL estaba desgañitada de gritar mientras


intentaba abrirse paso a través de los guardias para llegar hasta Chase.
Solo Dios sabe qué podría hacer si se las arreglaba para llegar hasta él;
sólo sabía que tenía que intentarlo. No había hecho nada para merecer la
paliza que le estaban dando. Ella fue la que amenazó a Dan. Atravesó la
fila trasera de guardias, pero eso fue lo más lejos que llegó. Cuando ella
agarró al cuello del uniforme del siguiente hombre en la fila y le dio un
tirón, éste le arrancó la mano y se dio la vuelta para mirarla.
— ¡Atrás, perra idiota! ¿O quieres ser la siguiente?
Ella no pudo encontrar las palabras para responder cuando él la
empujó hacia atrás por donde ella había venido. Al darse cuenta de que la
situación era desesperada y peligrosa, abandonó toda lucha. Ella no le
serviría de nada a Chase si la golpeaban hasta dejarla sin sentido -o algo
peor- justo como a él.
Después de una última mirada al frenesí creciente de violencia, se
arrastró bajo el mostrador y se cubrió las orejas con las manos para
silenciar el sonido de los puños que golpeaban la carne y los gemidos de

41
dolor. Ahora mismo todo lo que podía hacer era rezar para que no vinieran
a por ella mientras esperaba que la pesadilla terminara.

SÓLO PUDIERON haber sido minutos, pero se sintió como una


eternidad antes de que el silencio volviera a su mundo. Marisol esperó
unos segundos más antes de atreverse a sacar la cabeza para mirar a su
alrededor. Al ver que la habitación estaba vacía, abandonó su escondite y
corrió a través del laboratorio hacia la celda de Chase. La puerta estaba
abierta y el catre vacío. ¿Se lo habían llevado con ellos?
—Chase, ¿estás ahí?
No hubo respuesta. Ella derrapó hasta detenerse justo fuera del
umbral. Estaba allí dentro, tirado en el suelo entre un charco de sangre.
Eso era bastante horrible, pero fue la forma en que sus ojos la miraban,
sin parpadear y sin vida, lo que la hizo sumergirse en el dolor y la pena.
Cayó de rodillas en el suelo mientras frenéticamente buscaba el pulso
que sabía ya que no estaría allí. La reanimación cardiopulmonar no lo
traería de vuelta, pero ella tenía que intentarlo. Hizo compresiones
torácicas alternando con respiraciones hasta que le dolían los brazos y la
cabeza le daba vueltas por el mareo. Renunciar a sus esfuerzos significaba
renunciar a él, pero llegaba un momento en que un médico tenía que
aceptar que algunos pacientes estaban más allá de su salvación. Era hora
de dar un paso atrás y admitir que ya era suficiente.
Ahora no marcaría ninguna diferencia para Chase, pero ella le cerró
los ojos y reorganizó sus extremidades para que estuviera más cómodo.
Mirando alrededor de la pequeña celda en busca de algo con que cubrirlo,
buscó la manta que le había calentado antes. Su corazón le decía que
estaba mal dejarlo allí en el suelo, pero ahora mismo no tenía otra opción.
De alguna manera, ella escaparía de este lugar y encontraría una manera
de hacer justicia por él. Puede que no fuera capaz de identificar a todos los
guardias responsables de su muerte, pero conocía a uno por su nombre.
Dan pagaría por esta atrocidad.
Antes de cubrir la cara magullada y maltratada de Chase, ella le quitó
el pelo de la frente. —Dios, lo siento mucho. Debería haber sabido que
nada bueno saldría de amenazar a Dan. Hiciste lo que pudiste para
protegerme. Haré todo lo que pueda para llevarte a casa con tus seres
queridos.

42
No es que ella tuviera idea de quiénes eran o cómo contactar con
ellos. A pesar de todo, se lo debía. ¿Cómo podría superar el hecho de saber
que él había muerto tratando de salvarla? No podía recordar a nadie que
hubiera levantado un dedo para protegerla de nada, ni siquiera sus
padres. Diablos, especialmente sus padres.
Luego estaba el problema de que era tan prisionera como lo había
sido Chase. ¿Qué le hizo pensar que podría hacer cualquier cosa por él
cuando ni siquiera podía salvarse a sí misma? Con lágrimas cayendo por
su cara, apretó un beso en su mejilla y luego tiró de la manta sobre su
hermosa cara.
Habiendo hecho todo lo que pudo por él, se puso en pie y salió de la
celda. Más que nada, quería volver a su habitación y encerrarse en ella,
pero no podía arriesgarse a encontrarse con Dan y sus amigos de nuevo.
Eventualmente, tendría que aventurarse fuera de su laboratorio, pero no
tenía la fuerza ahora mismo para enfrentarse a otra confrontación.
La otra preocupación era cómo defenderse a sí misma en caso de que
tuviera problemas. Revisó el laboratorio, cajón por cajón, gabinete por
gabinete, buscando cualquier cosa que pudiera ser usada como arma.
Cuando terminó, estudió la escasa colección que había reunido: unos
pocos bisturíes, algunos reactivos químicos y una caja que contenía
pequeños frascos de un tranquilizante. Nada que sea muy efectivo contra
hombres armados con armas automáticas.
Se suponía que los médicos no deberían lastimar, pero ella se
defendería. Para empezar, llenó varias jeringas con el tranquilizante. Tenía
algunas dudas sobre cuán disuasivas serían, pero sentía que tenía más
control con defensas incluso rudimentarias a su disposición.
Luego, buscó otra cosa para ocupar su tiempo y su mente. Ella
consideró actualizar los archivos de Chase para reflejar la hora de su
muerte y las circunstancias, pero sus emociones estaban demasiado
crudas ahora mismo. Le dolía tanto la cabeza como el corazón, y le costaba
todo lo que tenía seguir en movimiento.
Después de un rato, revisó para ver qué suministros de alimentos
tenía a mano. La recolecta era bastante escasa, pero se decidió a comer
dos de los sándwiches del desayuno que le gustaban a Chase. La carga
emocional de los acontecimientos del día la había dejado totalmente
exhausta. Una vez que terminó de comer, se hizo un camastro en la
esquina trasera del laboratorio, fuera de la vista de la puerta, y se estiró,
asegurándose de tener un bisturí al alcance de la mano.
Luego lloró hasta dormirse.

43
MARISOL SE INCORPORÓ sobresaltada de su sueño profundo, su
pulso acelerado. Durante varios segundos, parpadeó hacia el techo y trató
de entender por qué estaba durmiendo en el suelo de su laboratorio.
Luego, los recuerdos de lo que había sucedido volvieron en avalancha,
junto con un resurgimiento del dolor y la pena. Chase había sido
asesinado por los guardias.
Estaba a punto de levantarse cuando un ruido captó su atención.
¿Qué fue eso? Cerrando los ojos para escuchar mejor, esperó a ver si lo
volvía a oír. Ahí estaba. No tenía ni idea de lo que hacía ese suave crujido,
pero definitivamente venía de algún lugar al otro lado del laboratorio.
¿Habían vuelto los guardias? Sólo había una forma de averiguarlo. Se
arrastró hasta el mostrador en el centro de la habitación. Después de
hacer una pausa para volver a escuchar, se asomó por el borde hacia la
entrada del laboratorio. Aliviada de encontrarse sola, dejó escapar su
aliento lentamente. Comprobando el reloj, se sorprendió al saber que había
dormido durante varias horas, y que era casi la hora de la cena.
La mayoría de los guardias estarían de servicio o en la cafetería, lo
que significaba que la sala fuera del laboratorio estaría desierta. Recolectó
su arsenal y su computadora portátil para prepararse para correr hacia
sus habitaciones en el extremo opuesto del edificio.
Antes de dar dos pasos, el mismo crujido susurró por la habitación.
Se giró buscando desesperadamente a quienquiera que estuviera jugando
con ella. Excepto por ella, la habitación estaba vacía.
Se acercó sigilosamente a la entrada para ver si quizás el ruido se
había originado en el vestíbulo. Pero no, lo escuchó de nuevo, esta vez
viniendo por detrás de ella. Sólo había un lugar donde no había revisado,
la celda de Chase.
Ese era el último lugar al que quería ir ahora mismo, pero ¿qué otra
opción tenía? Su pulso latía tan fuerte en su cabeza que se sorprendió de
que pudiera oír el ruido. Respirando hondo, se puso delante de la puerta,
manteniendo los ojos elevados para no tener que ver el contorno del
cadáver de Chase bajo su improvisada mortaja.
No había nadie en la pequeña habitación, pero su alivio fue efímero
cuando volvió a oír el sonido, esta vez acompañado de un leve gruñido. Dio
un paso hacia atrás cuando se dio cuenta de que la fuente del ruido
estaba justo a sus pies. La manta que cubría el cuerpo de Chase se

44
ondulaba como si su cuerpo estuviera retorciéndose. Su mente trató de
rechazar lo que estaba viendo. Estaba muerto. Lo sabía a ciencia cierta.
Sus pupilas habían estado fijas. No había habido pulso, y sus pulmones
no habían respirado ni una sola vez, no importaba lo mucho que ella había
luchado para traerlo de vuelta.
Pero evidentemente los hechos no significaban nada, porque una
mano se deslizó por debajo del borde de la manta, los dedos apretándose
con fuerza formando un puño mientras ella miraba horrorizada.
Finalmente, su entrenamiento entró en funcionamiento cuando se dejó
caer al suelo y tiró de la manta. Cuando ella puso sus dedos junto al
cuello de Chase, tenía pulso. Irregular y lento, pero definitivamente estaba
ahí. La culpa rivalizó con el alivio cuando Chase giró lentamente su cabeza
y sus ojos azules parpadearon hacia ella.
—Dios, Chase, pensé que estabas muerto.
Cuando ella trató de tomar su mano en la de ella, él se la arrancó y
gruñó: —Aléjate.
Su corazón se rompió. —Por favor, Chase, déjame ayudarte. Te juro
que nunca te habría dejado aquí tirado en el suelo de haber sabido que
estabas vivo.
Su cabeza se movía de un lado al otro. —Aléjate. No quiero hacerte
daño. Sin control.
Luego, un destello de un tono anaranjado tostado bañó la parte
blanca de sus ojos. Con un gruñido que sonaba más animal que humano,
la agarró. El peligro que representaba finalmente asomaba. Ella se arrastró
hacia atrás, fuera de su alcance, al otro lado de la puerta. Sus
movimientos eran espasmódicos y descoordinados, pero casi se pone de
pie antes de que ella lograra apretar el botón para cerrar la puerta de la
celda.
¿Qué le había hecho esa paliza? Algo profundo seguro, porque el
hombre que ella conocía no se veía por ninguna parte. Y no había duda de
que quien la miraba desde el otro lado del cristal era un asesino a sangre
fría.

45
Capítulo 5
Traducción de Fangtasy

Cada centímetro de la piel de Chase ardía mientras sentía que volvía a


recobrar sus nervios. El lodo en sus venas fluía lentamente mientras hacía
retroceder el escalofrío de la muerte, una sensación familiar. Había pasado
por el proceso antes, últimamente más a menudo de lo que le gustaba.
Lo que era diferente esta vez era seguir todos los movimientos de su
cuidadora a través de una enconada neblina naranja. ¿Por qué demonios
le había advertido que se fuera? No quería hacerle daño. Quería follársela.
Duro y rápido. Luego, de nuevo, lento y dulce. Sus instintos le exigían que
la convenciera para que regresara a la celda, para que pudiera poner sus
manos en ese cuerpo exuberante. Sí, la arrastraría a ese estrecho catre,
donde podrían conocerse mutuamente de una forma totalmente nueva.
Quería -no, necesitaba- enredar los dedos en esa elegante cascada de
cabello rubio y observar cómo esos ojos oscuros lo miraban con una niebla
de pasión mientras le mostraba todo lo que sabía sobre complacer a una
mujer. Maldición, estaba tan duro que le dolía.
—Ven aquí, Marisol. Sabes que quieres hacerlo. —Él sonrió para
animarla. O quizás no, a juzgar por la forma en que ella inmediatamente
retrocedió unos pasos más. —Haré que sea bueno para ti. Lo prometo.
Ella comenzó a retroceder de nuevo, pero luego cambió de dirección y
se acercó a la puerta de cristal agrietada. —Chase, no sé qué está pasando
ahora mismo, pero tú no eres así. ¿Los guardias te drogaron de nuevo?
Se rio bajo y feo. — ¿Por qué lo harían? Se estaban divirtiendo
demasiado matándome… de nuevo.
Ahora ella parecía más preocupada que asustada. —Lo que dices no
tiene sentido, Chase. Si te hubieran matado, no estarías aquí hablando
conmigo ahora.
Él sabía que la verdad era un secreto, pero ¿Cómo podría no verlo
parado aquí de pie justo delante de ella? Marisol leyó su ADN. Lo vio
curarse. Sabía que no era como los demás hombres. ¿Cuánto tiempo le
llevaría juntar todas las piezas? Incapaz de quedarse quieto, caminó de un
lado a otro delante del cristal, echando a patadas los restos de la silla
fuera de su camino.

46
Mientras deambulaba, la neblina anaranjada se desvaneció, soltando
lentamente su influencia sobre él. Fue un alivio sentir la furia morir,
dejando una creciente sensación de calma a su paso. Todos sabían que
cada Paladín venía programado con la habilidad de sobrevivir a la muerte.
Esa era la buena noticia. Lo malo era que el regalo variaba de un hombre a
otro, dejando a Chase sin idea de cuántas veces podría encontrar, intacto,
su camino de regreso de la oscuridad. Demonios, incluso cuando las cosas
procedían normalmente, el despertar llegaba con todos los impulsos
primitivos corriendo a toda velocidad: la necesidad de respirar, de comer,
de aparearse. Se detuvo mientras su mirada observaba a su cuidadora.
Sí, ese último impulso aún tenía que desaparecer.
Volvió a pasearse. No se hablaba mucho sobre ello, pero había oído
historias de horror sobre lo que pasaba cuando un Paladín se quedaba sin
suerte. Nunca lo había visto de primera mano, pero conocía a gente que lo
había hecho. Según todos los informes, el pobre bastardo se despertaba
loco y salía a matar a todos los que tenía a la vista. Es por eso que sus
Tutores tenían a mano jeringas que estaban cargadas con una
combinación letal de químicos para meter en la vena del Paladín y
terminar con el dolor y la locura. Era una carga terrible para ellos, pero
era el último regalo que podían darle a los hombres que habían luchado
una buena batalla durante demasiado tiempo.
No había forma de saber si este roce con la locura era un presagio de
las cosas que vendrían o si sólo había sido un efecto secundario de morir
dos veces en tan poco tiempo. Cerró los puños y luchó contra el impulso
de golpear la pared. Una cosa era morir al servicio de un propósito
superior luchando junto a sus hermanos de armas.
Pero morir aquí, atrapado como una rata en esta jaula, era
jodidamente en vano.
Bueno, si iba a terminar su existencia en este mundo, lo iba a hacer
en sus propios términos. Hizo un último recorrido en la celda antes de
detenerse frente a la puerta.
—Déjame salir, Doc.
Marisol le miró fijamente, un bisturí agarrado fuertemente en su
mano. ¿Estaba planeando pincharlo o permanecía en guardia en caso de
que Dan y sus amigos volvieran?
Cuando ella no se movió inmediatamente hacia la puerta, él lo intentó
de nuevo. —Estoy de nuevo bajo control y no te haré daño. Los guardias lo
harán. Si no es esta noche, pronto.

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Aunque él daría cualquier cosa por acostarse con ella aquí y ahora.
Decidiendo que era mejor que se guardara esa distracción para sí mismo,
mantuvo una fachada tranquila y esperó a que ella decidiera exactamente
en quién confiaba ahora mismo: en él o en sus compañeros de trabajo.
Le costaría mucho tiempo y energía terminar de salir de la celda, pero
lo haría si fuera necesario. Aún así, fue un alivio cuando ella finalmente
asintió y abrió la puerta. Para asegurarle que no representaba ninguna
amenaza, él retrocedió hacia la pared trasera de la celda.
Ella no entró, pero eso estaba bien. Ambos sabían que eso era
inteligente por su parte. Dejó que ella lo estudiara durante unos segundos
antes de romper el silencio. —Siento haberte asustado.
—Disculpa aceptada. —Sus cejas se inclinaron hacia abajo sobre sus
ojos. —Y lamento haberte dejado aquí por muerto. No entiendo cómo
sucedió eso. Estaba tan segura.
—Tenemos problemas más grandes en nuestras manos. Las cartas
están echadas en lo referente a los guardias. Si no vienen por nosotros
esta noche, pronto lo harán. Te dejaron en paz esta vez, pero no siempre
será así.
Todavía parecía dudosa. Ella podría vivir en su pequeño mundo de
fantasía, pero él lucharía para salir de este lugar o moriría intentándolo. Y
si se volvía loco de remate, al menos cualquier hombre al que matara
habría merecido morir. El único problema era que si dejaba a Marisol
atrás, entonces no sería mejor que sus misteriosos empleadores, los que la
habían dejado aquí con ese grupo de animales. Por ahora, los guardias
todavía estaban atados por sus correas, pero él no le estaba mintiendo
sobre la posibilidad de que eso no continuase por mucho más tiempo.
—Vamos, Doc. Eres inteligente. Tienes que saber que el tiempo se nos
está acabando a los dos. O trabajamos juntos para salir, o ambos morimos
aquí.
Morir de nuevo, eso es. Y su instinto le decía que la próxima vez que
dejara de respirar, el hombre que se despertaría no sería el mismo Chase
Mosely que se enorgullecía de ser un Paladín. El guerrero que se mantenía
en la barrera y luchaba para mantener al mundo a salvo.
—Puedes confiar en mí o puedes confiar en ellos. Tú eliges.
Antes de que se le ocurriese otro argumento más convincente, los
hombros de Marisol se hundieron en señal de derrota. Hizo un gesto con la
mano en dirección a la sala de afuera del laboratorio. — ¿Qué sugieres?
Ellos patrullan los pasillos aquí dentro del edificio y el perímetro del

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complejo afuera. Todo el lugar también está rodeado por una cerca alta
coronada con alambre de púas.
Luego señaló a un montón de basura que estaba sobre el mostrador.
—También tienen porras, Tasers y rifles. Nosotros tenemos algunos
bisturíes, algunos reactivos y media docena de jeringas llenas de
tranquilizante. No estamos exactamente igualados.
Ella no estaba equivocada, pero él estaba impresionado con su
ingenio. —Ahora estás pensando, Doc. ¿Podemos montar una bomba o
incluso un incendio con los productos químicos? Si es así, tendrán que
evacuar cuando explote. Tal vez podamos escabullirnos en el caos.
La forma en que se mordió el labio inferior al meditar el asunto era
muy sexy. En vez de arriesgarse a que se diera cuenta del efecto que ella
estaba teniendo sobre él, se dio la vuelta. —Si voy a mezclarme con ellos,
no puedo estar cubierto de sangre. ¿Por qué no ves lo que se te ocurre
mientras me doy una ducha rápida?
Ella asintió. —Te traeré ropa limpia y luego estudiaré los ingredientes
de los reactivos.

MARISOL LEYÓ la lista de productos químicos en las botellas y trató


de hacerse una idea de lo que se podía hacer con ellos. Había estudiado
química orgánica, no fabricación de bombas, pero al menos las botellas
estaban etiquetadas como inflamables. Si no había nada más, podrían
verter las cosas sobre el mostrador y encender un fósforo. Mejor aún,
podrían cortar una toalla de laboratorio a modo de mechas y armar
algunas bombas incendiarias a la antigua usanza.
Mientras cortaba tiras de tela, su atención volvió al misterio del
hombre que estaba en la celda. Chase la había asustado mucho antes. No
podía negar eso. También se sentía culpable por dejarlo por muerto
cuando claramente no había muerto.
Pero una voz preocupada en el fondo de su mente seguía insistiendo
en que, a pesar de la clara evidencia de lo contrario, había muerto. Había
visto suficientes cadáveres a lo largo de los años como para reconocer uno
cuando lo veía. Sin pulso. Sin aliento. Toda la inteligencia y la vida en sus
impresionantes ojos azules se habían ido. Ella se había afligido por su
muerte, sollozando y llorando a mares hasta que el cansancio se apoderó
de su dolor.

49
Y sin embargo, allí estaba él, en la habitación de al lado, actuando
como si nada de eso hubiera pasado, sus moretones ya se estaban
desvaneciendo. No, eso no era correcto. Cuando se puso en pie, Chase no
había actuado normal. Incluso ahora, el recuerdo de cómo la había mirado
a través del cristal le daba escalofríos. ¿Por qué la esclerótica de sus ojos
se había vuelto de blanco a naranja y de nuevo blanco?
Tantas preguntas y sin tiempo para encontrar las respuestas. No se
sabía cuándo volverían los guardias ni qué harían cuando llegaran.
Se detuvo para escuchar. El agua ya no corría, así que Chase se
reuniría con ella en breve. Su pulso se aceleró un poco, preguntándose qué
versión del hombre saldría de la celda. Agarrando un bisturí con la mano,
se volvió hacia la puerta.
Él se detuvo tímidamente donde ella estaba esperando. Después de
mirar a su mano, su boca se levantó con una pequeña sonrisa. —Odiaría
de verdad que intentaras destriparme con eso, Doc. Ya he sangrado lo
suficiente por un día.
El hombre era único haciendo bromasen una situación sombría. Puso
la hoja de nuevo sobre el mostrador al alcance de su mano. —Pensé que
podríamos hacer bombas incendiarias con los reactivos.
Su sonrisa se hizo más grande mientras estudiaba su trabajo. —
Buena idea. Si hacemos explotar una o dos, la alarma de incendios
obligará a todos a evacuar. Podríamos perdernos entre la multitud.
Bueno, ella podría. Él no tanto. Mientras ella estuvo aquí, nunca
había visto a ninguno de los guardias con los distintivos pantalones de
algodón rojos que eran los únicos pantalones que su empleador le había
proporcionado para Chase.
—Sobre eso…
Antes de que ella pudiese decir algo más, Chase le puso la mano
sobre la boca, su expresión repentinamente fría. Ella trató de librarse de
él, pero se congeló cuando éste se acercó para susurrarle: —Alguien se
dirige hacia aquí.
Su mano cayó de nuevo a su lado, pero no antes de que agarrara uno
de los otros bisturíes del mostrador. —Esconde los trozos de tela. Mantén
la calma.
— ¿Dónde vas a estar tú?
—En mi celda y debajo de la manta en el suelo. Si él me ve aquí fuera
contigo, podría llamar a las tropas de nuevo. Deja que piense que aún
estoy... inconsciente. No me puedo permitir que me vuelvan a herir tanto
tan pronto. Cierra la puerta cuando vuelva a entrar.

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Esa ligera vacilación en su voz trajo vívidas imágenes de lo que le
había pasado la última vez que los guardias lo habían atrapado en esa
celda. Ella sospechaba que él realmente había querido decir muerto en vez
de inconsciente, pero lo dejó pasar.
—No, no voy a encerrarte de nuevo. No después de lo que te hicieron.
Sus ojos se abrieron de par en par con sorpresa, pero no discutió. —
¿Puedes cerrar la puerta casi del todo, pero sin dejar que el mecanismo de
cierre se bloquee?
—Tal vez, pero prefiero darte mi control remoto. De esa manera
puedes abrirlo desde adentro si lo necesitas.
—Deprisa, ya está llegando casi a la puerta.
Aunque no podía oír a nadie acercarse, no dudó de la palabra de
Chase. Ella sacó el control remoto del cajón y se lo tiró. Volvió a entrar en
la celda y cerró la puerta justo cuando el guardia entraba.
Apresurándose a pararse frente a su computadora, fingió estar
interesada en los números que se mostraban allí. Después de contar varios
segundos, finalmente miró hacia su invitado no invitado. Era el guardia
con el que había hablado después del desayuno cuando estaba buscando a
Dan. Ella le dio a la etiqueta con su nombre una mirada aguda. —
¿Necesitabas algo, Wesley?
Sacudió su pulgar en dirección a la celda de Chase. —Vine a ver cómo
estaba.
¿Cómo debería jugar a esto? Se decidió por la ira. — ¿Por qué
molestarse? Lo declaré muerto hace horas. Ya he marcado sus archivos
como terminados en el sistema.
Cruzó los dedos para que el hombre no tuviera autoridad para
acceder a sus archivos.
Los ojos de Wesley se abrieron de par en par con lo que parecía
miedo. — ¿Qué quieres decir con que está muerto? ¿Aún no ha revivido?
Redujo su cadencia para hacer que sonara como si estuviera
hablando con alguien que era lento de entendederas. —No, no ha revivido.
Como dije, está muerto. Ustedes, idiotas, mataron a mi único sujeto de
prueba. Estoy segura de que nuestros empleadores estarán encantados de
saber que tendrán que ir a buscar a algún otro con las características
particulares de Número Cinco. Estoy deseando conocer al sujeto de prueba
Número Seis.
La cara del guardia se puso roja. —Más vale que estés mintiendo
sobre todo eso. No hay forma de que muriera de una simple paliza.

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Esta vez dejó volar su temperamento. — ¿Una simple paliza? ¿Así es
como lo llamas? Deberías haber visto el daño interno que tú y los otros le
causaron con vuestras porras y vuestras botas de punta de acero. Después
de esa cantidad de trauma, no es de extrañar que dejara de respirar, que
su corazón se detuviera y que su cuerpo se apagara por completo. Estaba
en ese estado cuando ustedes se fueron. Seguía estando así cuando hice la
autopsia.
Era difícil no reírse del creciente horror del hombre. La miró
fijamente. — ¿Lo cortaste?
—Sí, por supuesto.
Ella miró hacia la celda. —Después de todo, la muerte es la muerte,
pero pensé que al menos deberíamos aprender algo de su muerte. Ahora
vete de aquí para que pueda terminar mi informe.
Cuando alargó su mano hacia el teclado, el guardia le agarró el brazo.
—No te atrevas a contarles lo que pasó. No se sabe lo que harán.
Ella esperaba algo así y tenía su bisturí listo. Él aulló de dolor cuando
ella le clavó la hoja en la palma de su mano tan profunda como podía
llegar. Desafortunadamente, tenía dos manos y la otra era perfectamente
funcional. La agarró del pelo y tiró fuerte, dejándola despatarrada en el
suelo. Ella ignoró el dolor y corrió para poner más distancia entre ellos.
¿Dónde estaba Chase? ¿El control remoto no funcionaba por alguna
razón?
Mientras tanto, Wesley gruñó mientras se envolvía una toalla
alrededor de su mano ensangrentada. —Perra, pagarás por eso.
Su asaltante entonces merodeó hacia ella, riéndose cuando ella
intentó sin éxito levantarse. Era como si el miedo hubiera disuelto sus
huesos para que sus piernas ya no pudieran sostenerla.
Él seguía aproximándose. —Habíamos planeado sacar pajitas para ver
cuál de los dos te rompería para los otros. Supongo que hoy es mi día de
suerte.
El sonido de la puerta de la celda deslizándose y abriéndose llamó su
atención. Wesley se giró para mirar al hombre que acababa de entrar en la
habitación.
—No tanto, bastardo, a menos que creas que morir es algo
afortunado. Personalmente, ya he tenido suficiente de eso.
Al ver a Chase dirigiéndose directamente hacia él con muerte y
destrucción en sus ojos, el guardia a tientas buscó su intercomunicador
para pedir refuerzos. Marisol se arrastró hacia él, esta vez apuñalándole en

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la pierna. El daño no lo incapacitaría, pero era suficiente distracción hasta
que Chase pudiera hacerse cargo.
La lucha fue corta y brutal. El hecho de que aquel nivel de violencia
entre los dos hombres no la hiciera correr en busca de refugio decía
mucho acerca de cuánto se había ido al traste su vida. En lugar de ceder
ante el pánico que minaba su autocontrol, corrió hacia la celda y cogió otro
trozo de la silla que Chase había destruido. No era mucho como arma,
pero no se quedaría ahí encogida mientras esperaba a ver cuál de los dos
hombres salía victorioso.
Marisol volvió a salir al laboratorio justo cuando Chase agarró a
Wesley por la cabeza y se la retorció fuerte y rápido. Un fuerte crujido
resonó en la habitación, seguido por el suave golpe del cuerpo laxo del
guardia, que cayó al suelo a los pies de Chase.
— ¿Esta él...
Ella no terminó la pregunta, pero Chase asintió de todos modos. Al
mismo tiempo, se arrodilló junto al cuerpo y comenzó a desabrochar el
uniforme del guardia. —Ven a ayudarme a quitarle la ropa. Será más fácil
para mí pasar desapercibido si voy vestido como uno de ellos.
Cuando permaneció congelada en su posición, Chase la fulminó con
la mirada. —Vamos, Doc, este no es el momento de cuestionar el plan. Te
lo digo directamente: o vamos juntos o me voy solo. Si prefieres esperar
aquí a que aparezca otro amigo de Dan, bien. Aunque crean que fui yo
quien mató a este tipo, sabrán que tú ayudaste.
Quería negarlo, pero no pudo, no cuando había ayudado a Chase a
escapar de su prisión. Puede que después haya tiempo para arrepentirse,
pero ahora mismo tenían que seguir adelante. Ella se unió a su cómplice
en el suelo y comenzó a desatar las botas de Wesley mientras Chase le
quitaba los pantalones.
Cuando ella se dio cuenta de que no llevaba nada debajo de ellos, se
sonrojó y apartó los ojos, pero no antes de que él se diera cuenta y
sonriera. Nada de esto era gracioso. En lugar de señalar eso, Marisol lo
ignoró y se concentró en poner los pantalones rojos en el cuerpo.
—Lo pondremos en la celda y usaremos la manta para cubrirlo. A
primera vista, pensarán que eres tú.
—Bien pensado.
Juntos hicieron un trabajo rápido para vestir el cuerpo y dejarlo en la
celda. Cuando terminaron, Chase cerró la puerta y señaló hacia el panel
de control en la pared. — ¿Tienen todos el código de acceso?
—No, que yo sepa, sólo yo y el supervisor en cada turno.

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—Bien. —Se metió en el bolsillo el control remoto. —No tiene sentido
que le facilitemos el entrar ahí.
Luego cogió la pistola paralizante y la porra del guardia. —Reúne todo
lo que necesites, Doc, pero date prisa.
Ella metió las dos bombas que había fabricado en el maletín de su
computadora junto con su laptop. Ella le dio uno de los encendedores
baratos que usaba para encender sus quemadores en el laboratorio. Luego
se metió el último par de bisturíes en los bolsillos de su bata de laboratorio
y dividió las jeringas llenas con el tranquilizante entre ella y Chase.
—Estas no derribarán al instante a nadie en su trayectoria, pero esa
cantidad de droga los dejará inconscientes durante horas.
—Es bueno saberlo.
Chase abrió el camino hasta la puerta. —Si alguien pregunta, te estoy
escoltando de regreso a tu habitación. Ya veremos adónde ir desde allí. De
cualquier manera, no volveremos aquí.
Porque o bien habrían tenido éxito en su fuga o habrían muerto en el
intento. Ella respiró hondo y lo siguió hasta el pasillo.

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Capítulo 6
Traducción de Fangtasy

Chase vigilaba con cautela a Marisol mientras caminaban por el


pasillo, sin estar seguro de que ella no lo traicionaría en última instancia.
Automáticamente se posicionó a medio paso detrás de ella para que
pareciera que la estaba escoltando y no necesariamente a algún lugar al
que ella realmente quisiera ir. Marisol parecía lo suficientemente
preocupada como para dar credibilidad a esa idea.
Afortunadamente, hasta ahora tenían los pasillos para ellos solos,
pero eso no duraría. Era tentador apresurar su paso, lo que solo llamaría
la atención si se cruzaban con alguno de los otros guardias.
—Mi compartimento está justo delante.
Murmuró las palabras sin mirar hacia atrás en su dirección. Tomó
eso como una señal de que ella era consciente de la imagen que él estaba
tratando de proyectar y que ellos necesitaban representar el papel. Al
llegar a la entrada de su habitación, rápidamente tecleó el código de
seguridad. Chase se mantuvo cerca para memorizar la secuencia de
números mientras presionaba las teclas.
Ambos respiraron hondo después de cruzar el umbral y la puerta se
cerró deslizándose tras ellos. En el mejor de los casos, esto era sólo un
respiro momentáneo del peligro que les rodeaba, pero él lo aprovecharía.
—Reúne todo lo que creas que pueda ser útil cuando salgamos de
aquí.
Después de que ella dejara el maletín de su computadora en la mesa
de café, él se inclinó cerca para susurrar: — ¿Tienen micrófonos ocultos en
tu habitación?
—No hay forma de saberlo con seguridad. No he visto ninguna
cámara, pero podría haber micrófonos. Considerando que eres la única
persona a la que he invitado a entrar, no habrían oído mucho. —Entonces
ella le preguntó en voz baja: — ¿Realmente crees que tenemos
posibilidades de escapar? —Su mentón adoptó un rictus obstinado. —Y no
te molestes en mentir. Lo sabré.

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—Las probabilidades no son altas, pero rendirse no es una opción. Si
nos quedamos, moriremos.
Él esperaba que ella negara su valoración de la situación, pero
parecía que estaba hecha de material más fuerte. —De acuerdo, entonces.
Me cambiaré de ropa y recogeré algunas cosas.
La detuvo antes de que pudiera desaparecer en la otra habitación. —
¿Hay alguna posibilidad de que pueda acceder a Internet con tu portátil?
Una vez más, dudó. —Tal vez, pero date prisa. Limitan mi acceso a
subir mis informes. Si notan una actividad inusual, puede que vengan
corriendo.
Se había temido eso. — ¿Cómo de rápido tengo que ser?
—Depende de lo buenos que sean. Considerando lo que esta
operación tiene que costar, no apostaría nuestras vidas a que no tienen
técnicos de alta calidad en nómina. Supongo que minutos a lo sumo.
—Entra, y yo me encargaré a partir de ahí. Me pondré en contacto con
un sitio seguro, uno que sé que no podrán hackear. No son los únicos que
tienen informáticos de primera.
Ella encendió la computadora y tecleó su identificación y contraseña.
—No tardaré mucho.
Él asintió mientras accedía a su cuenta a través del servidor seguro
de los Paladines y escribió la dirección de correo electrónico de su jefe
directo. Jarvis Donahue no sólo era el mandamás de la instalación que
servía como base de operaciones para Chase, sino que también era su
cuñado. ¿A quién más debería incluir en el mensaje? Su amigo Jake, un
genio de la informática. También añadió a Devlin Bane, el mejor Paladín en
el área de Seattle.
Esos tres deberían ser suficientes. Llamarían a las tropas y
coordinarían la búsqueda para encontrarlo. Les ofreció un breve resumen
de la situación. También les advirtió que la instalación estaba fuertemente
armada, pero que estaba haciendo todo lo posible para escapar por su
cuenta. En el último segundo, añadió que había visto montañas en la
distancia. Puede que eso no redujera mucho su búsqueda, pero era un
comienzo. Después de enviar el mensaje encriptado, apagó la computadora
y cruzó los dedos para que hubiera tomado la decisión correcta al
comunicarse con sus amigos.
Había tenido mucho tiempo para pensar en su situación. Las
implicaciones del día en que fue secuestrado permanecían muy claras.
Nadie fuera de la organización había sabido hacia dónde se dirigía y cómo
planeaba llegar hasta allí. Aunque le encantaría saber que estaba

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equivocado, su instinto le insistía en que había sido traicionado y
entregado al enemigo por una persona que tenía acceso al servidor seguro
de los Paladines. Si es cierto, Chase acababa de alertar a ese mismo
enemigo que él estaba en movimiento.
Marisol se reunió con él en la pequeña sala de estar, con una mochila
colgada sobre su hombro. —Todo lo que tenía para comer era agua
embotellada y una caja de barras de granola. Metí unos pocos artículos
personales, un pequeño kit de primeros auxilios y los encendedores
desechables que traje del laboratorio.
—Suena bien. Antes de salir, ¿dónde crees que deberíamos tirar
nuestras bombas incendiarias para que sean más efectivas?
Se mordió el labio inferior mientras pensaba en el asunto. —Aquí no
sería una mala idea. Es improbable que alguien se dé cuenta hasta que el
incendio sea lo suficientemente grave como para activar las alarmas.
Luego señaló el aspersor en el techo. —Pero eso es un problema.
Podría sofocar las llamas demasiado rápido
—Bien pensado.
Inmediatamente arrastró la mesa de café hasta el centro de la
habitación y subió para ver si podía averiguar cómo desactivar el aspersor.
Frustrado, miró a su alrededor en busca de ideas. — ¿Tienes láminas de
plástico? ¿Algo que podamos usar para impedir que el rocío golpee el fuego
una vez que lo iniciemos? ¿Y un poco de cinta adhesiva?
Desapareció en la otra habitación y regresó en un instante con una
cortina de ducha y un rollo de cinta quirúrgica. Sosteniendo los objetos
para que él los inspeccionara, ella le preguntó: — ¿Funcionarán?
—Haremos que funcionen.
Empujó el pequeño sofá lo más lejos posible de la cabeza del aspersor
y luego pegó con cinta adhesiva la cortina de la ducha al techo para
proporcionar al menos un poco de protección. —No aguantará por mucho
tiempo, pero con suerte dejará que el fuego crezca lo suficiente como para
hacer necesaria la evacuación. ¿Conoces un lugar donde podamos
escondernos más cerca de la entrada hasta que eso suceda?
—Sí, hay un almacén al final del pasillo. Eso nos proporcionará un
tiro directo hacia la puerta principal.
Luego ella le entregó la botella de reactivo y observó mientras él la
vertía sobre el sofá. Cuando terminó, le ofreció la computadora. —Esconde
esto en algún lugar. Si lo llevamos con nosotros, podrían usarlo para
rastrear nuestra ubicación.

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Desapareció en su habitación. Cuando regresó, sacó su chaqueta del
armario y la metió en su mochila. —Estoy lista.
Luego sus ojos oscuros se encontraron con los de él. —No, no lo
estoy. En realidad no, pero no tenemos elección.
—No, no la tenemos.
Prendió el encendedor que ella le había dado antes, listo para
encender una de las tiras de tela que habían planeado usar como mechas.
—Acércate a la puerta. No se sabe a qué velocidad se quemará ni cómo de
tóxico será el humo.
Antes de que pudiera arrojar la tela en llamas al sofá, sonó una
alarma en el pasillo. Tiró la tira al suelo y la pisoteó. — ¿Qué demonios es
eso?
Como si fuera en respuesta a su pregunta, una voz automatizada se
emitió desde el intercomunicador. —Atención a todo el personal. Se
procederá a un cierre inmediato de esta instalación. Por favor, siga los
protocolos de evacuación. Esto no es un simulacro.
Entonces la alarma de emergencia volvió a sonar y el mensaje se
repitió por segunda vez.
Marisol parecía confundida. —Pensé que Dan estaba mintiendo sobre
la posibilidad de que los dueños se estuvieran preparando para despejar
este lugar.
También Chase, especialmente tan pronto. —Esto podría ser una
buena noticia. Si todos se van, nos será más fácil cruzar la valla.
— ¿Crees que han descubierto que te has ido?
—No hay forma de saberlo, pero es posible. Si es así, esta podría ser
su forma de tratar de sacarnos de nuestro escondite. Ojalá lo supiéramos
con seguridad.
Luego Chase se golpeó la frente. —Soy un idiota.
Sacó la radio que había sacado del bolsillo de su pantalón. —Olvidé
que tenía esto. Se lo quité al guardia que nosotros…que yo…dejé en el
laboratorio.
A pesar de lo que ese tipo había intentado hacerle a Marisol, Chase
sabía que no había superado la sorpresa de ver cómo le rompía el cuello al
bastardo justo delante de ella. Sin duda ella se sentiría un poco nerviosa
cerca de él. Sosteniendo la radio entre los dos, pulsó el botón de encendido
para escuchar la conversación.

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—No está en el laboratorio. Que alguien revise sus aposentos. Los
jefazos estarán totalmente cabreados si la perdemos. Querrán interrogarla
completamente antes de terminar con su participación en el proyecto.
Otra voz respondió. —Si no está allí, empieza a buscarla habitación
por habitación.
Hubo una pequeña pausa antes de que el primer orador preguntara:
— ¿Qué hacemos con el Número Cinco?
—Acabamos de revisar el laboratorio. No tenemos que preocuparnos
por él. Todavía está en el suelo de su celda cubierto con una manta, así
que aún no se ha recuperado. El jefe dijo que lo dejáramos allí, y ellos se
encargarán de esa parte de la limpieza. Han aprendido todo lo que podían
aprender de él.
Bien, el tiempo se estaba acabando definitivamente. La mala noticia
es que los guardias estaban a la caza de Marisol y se dirigirían hacia ellos
en cualquier momento. La buena noticia es que no habían incluido a
Chase en la ecuación.
Repasó algunos posibles escenarios en su mente y tomó su decisión.
—Estaríamos mejor caminando con todos los demás, donde tendríamos la
oportunidad de perdernos entre la multitud. Aquí, somos blancos fáciles
una vez que empiecen una búsqueda puerta a puerta.
Sin esperar a que ella respondiera, apretó la oreja contra la puerta
para ver si podía oír lo que pasaba afuera en el pasillo. —La gente se está
marchando. Vámonos de aquí. Cuando tengas dudas, actúa como si no
quisieras que esté arrastrando tu culo fuera de aquí.
—Deja de darme órdenes.
Este no era el momento para que ella se pusiera díscola. —Escucha,
Doc, puede que sepas todo lo que hay que saber sobre temas médicos y tu
investigación, pero no sabes una mierda sobre sobrevivir a situaciones
como ésta. No tenemos tiempo para largas y educadas discusiones. O
haces lo que te digo o encuentras la salida por tu cuenta.
Luego, sin darle la oportunidad de responder, la sacó a rastras por la
puerta. Se posicionaron a poca distancia detrás de un grupo de guardias
que se dirigían a la salida. Nadie parecía tener mucha prisa, y la mayoría
llevaba macutos colgados de los hombros. Si esto era un engaño, no
parecía que los locales estuvieran al tanto del secreto. Al menos de esta
manera nadie se preguntaría por qué llevaba su mochila con ella.
Él mantuvo la cabeza agachada mientras marchaban, esperando
mezclarse con los otros hombres con sus uniformes negros a juego.
Desafortunadamente, como la única mujer en toda la instalación, Marisol

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destacaba entre la multitud. Vio un pasillo más que se ramifica del
principal justo enfrente. Chase agarró el brazo de Marisol para tirar de
ella. —Por aquí.
La llevó a la vuelta de la esquina, lejos de los demás. Eventualmente
no tendrían más remedio que volver a participar en el desfile fuera del
edificio, pero él quería unos segundos para evaluar mejor la situación. Tan
pronto como vio otra puerta hacia el exterior al final del pasillo, aceleró el
paso.
— ¿Estás seguro de que deberíamos ir por aquí?
Maldita sea, ahora no era el momento de que ella empezara a
cuestionar todas sus decisiones. —No, no estoy seguro, pero quiero ver en
qué nos estamos metiendo en lugar de seguir a la multitud a ciegas. Si
quieres ir por el otro lado, bien.
Ella no parecía convencida, pero lo siguió mientras él se alejaba. Su
suerte se acabó justo después de salir, donde se toparon con un guardia
armado con un rifle automático.
— ¿Adónde creen que van ustedes dos? La puerta está en la otra
dirección.
Chase miró a Marisol con disgusto. —Lo sé, pero tengo órdenes de
llevarla de vuelta a su habitación. El salón principal está tan lleno que es
como nadar río arriba contra corriente. Pensé que podríamos acortar por
aquí e ir en la dirección correcta y volver por aquella entrada.
El guardia miró en la dirección que Chase estaba señalando. —No hay
otra puerta de este lado.
Cuando se dio la vuelta, Chase le pegó rápido y fuerte. Confiscó el
rifle del hombre antes de arrastrarlo de vuelta al suelo. —Abre la puerta.
La creciente oscuridad ayudaba a disfrazar sus movimientos mientras
arrastraban al guardia inconsciente de vuelta al interior, donde lo
metieron en la primera puerta sin llave que pudieron encontrar. Marisol
miró fijamente al hombre inmóvil y luego retrocedió ante Chase, sus
oscuros ojos asustados. Eso lo enfureció. —No lo maté, Doc. Lo noqueé.
Ahora inyéctale uno de tus tranquilizantes para que se quede así hasta
que salgamos de aquí.
Ella hizo lo que él le ordenó mientras éste revisaba los bolsillos del
guardia con la esperanza de encontrar alguna munición extra. No tuvo esa
suerte, pero al menos consiguió un cuchillo de combate y otra de las
radios que llevaban los guardias.

60
Se la dio a Marisol. —Toma esto en caso de que nos separemos. Yo
tengo la del guardia del laboratorio. No podemos usarla para
comunicarnos, pero nos mantendrá al tanto de lo que sucede aquí.
Se metió la radio en el bolsillo. —Si cruzamos la puerta, ¿entonces
qué? No es como si fueran a dejar que nos apeemos en algún lugar del
camino. Si seguimos con los guardias cuando lleguen a su destino final,
ambos estamos muertos.
Bueno, al menos había aceptado la situación tal como era.
—Mi primera opción sería robar uno de sus vehículos y conducir
como el demonio.
No es que tuviera puestas muchas esperanzas en esa posibilidad. Por
un lado, probablemente tenían GPS u otras formas de rastrear sus
vehículos. Incluso si se escaparan, sería sólo cuestión de tiempo antes de
que los volvieran a encontrar. Ojalá tuviera alguna idea de lo lejos que
estaban de la instalación Paladín más cercana.
— ¿Sabes dónde estamos? Incluso una vaga idea podría ayudar.
Ella negó con la cabeza. —Dormí la mayor parte del viaje. Siempre
pensé que era porque estaba tan cansada por los preparativos para
mudarme aquí. Por supuesto, apenas pude dormir las dos últimas noches
antes de la fecha prevista para partir, y pasé los días corriendo como loca
para empacar y guardar mis cosas.
Parecía muy disgustada cuando agregó: —Mirando hacia atrás, fui
una completa idiota. Tuvieron que drogarme para evitar que descubriera
demasiado sobre adónde me llevaban. Todavía estaba aturdida al día
siguiente de nuestra llegada.
Le dio una palmadita en el hombro. —No te castigues demasiado,
Doc. Nada en tu pasado te habría preparado para este grado de maldad.
Yo soy un soldado entrenado, y ellos también se las arreglaron para
atraparme a mí.
Eso era todo el tiempo que podían permitirse perder en
lamentaciones. —Ahora vámonos. Prefiero estar fuera, donde podamos
movernos, que atrapado aquí.
Él escuchó a través de la puerta. Silencio. — ¿Lista?
Su sonrisa era tan triste. —No, pero guíame.
Ella le siguió de cerca mientras él entraba por la puerta. El área fuera
de su escondite temporal estaba vacía, pero podía oír voces al final del
pasillo. —Muévete.

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Marisol miró por el pasillo como tentada a correr hacia el enemigo. Le
agarró el brazo en caso de que realmente intentara despegar en esa
dirección. —Maldita sea, ya oíste lo que dijeron. ¿Qué crees que significa
terminar con tu participación en el proyecto? ¿Que simplemente
descargarán todos los resultados de las pruebas que me hiciste y luego
apagarán la computadora?
Aún así, ella dudó, lo que lo enfureció mucho. Ya era suficiente.
—Bien, quédate y muere.
Diciéndose a sí mismo que podía mezclarse mejor con los guardias sin
ella, se escabulló en la oscuridad.

62
Capítulo 7
Traducción de Fangtasy

¿En qué estaba pensando? Él tenía razón. Ahora mismo él era su


única esperanza en esta pesadilla. Chase tenía más posibilidades de
escapar sin ella, pero aún así había hecho todo lo posible para mantenerla
a salvo en cada paso del camino. Miró una vez más hacia la sala principal
y se quedó helada justo donde estaba hasta que otro puñado de guardias
pasó por allí. Una vez que se perdieron de vista, ella abrió la puerta y salió.
Una mano le tapó la boca antes de dar dos pasos. Su instinto era
luchar hasta que una voz profunda y familiar gruñó: —Relájate. Soy yo.
Cuando ella se quedó relajada ante el agarre de Chase, él la soltó y
retrocedió. — ¿Vas a seguir las órdenes ahora?
Con dudas o sin dudas, sólo había una respuesta. —Sí.
—Bien. —Me ofreció una chaqueta y un sombrero. —Ponte esto.
Incluso en las profundas sombras donde estaban, reconoció el
sombrero y la chaqueta como del tipo de los que llevaban los guardias. No
le preguntó dónde había logrado robarlos en el breve período de tiempo en
que habían estado separados. Ahora no era el momento para discusiones
innecesarias. Además, ella no quería saberlo.
Cuando hizo lo que él le pidió, él se paró y la estudió durante varios
segundos. Luego le abrochó la cremallera de la chaqueta por completo y le
levantó las solapas del cuello, colocándolas más cerca de su garganta.
Después de tirar del sombrero hacia adelante sobre su cabeza, dijo: —El
disfraz no aguantará un escrutinio minucioso. Pero si mantienes la cabeza
agachada y la boca cerrada, puede que no se den cuenta de inmediato de
que eres mujer.
Sintiéndose ligeramente insultada por su evaluación, ella no discutió.
—Te seguiré la corriente.
—Vamos.
El complejo estaba repleto de guardias que apilaban cajas de equipos
y suministros para cargarlos en varios camiones grandes, que debían
haber sido traídos para la evacuación. Los dos siguieron caminando,

63
dirigiéndose hacia la puerta del frente del complejo. Chase se detuvo para
ver lo que sucedía a su alrededor.
—También están llevando cajas a los camiones estacionados fuera de
la alambrada. Tal vez deberíamos ayudar.
Se desviaron hacia un montón de cajas de cartón al azar que estaban
posadas cerca de la oficina de seguridad en la esquina delantera del
recinto. Cogió una caja y la puso en sus manos y cogió una segunda para
él antes de seguir la línea de guardias que se dirigían a la puerta. Un
hombre con un portapapeles comparó el número de la caja con una lista.
Chase murmuró: — ¿Adónde van estas?
El hombre no se molestó en mirarlos. —Siga la línea hasta el segundo
camión del frente. El tipo de ahí sabe dónde guardarlas.
Tuvieron que mantenerse al borde de la carretera cuando los
camiones ya cargados procedentes del interior de la valla pasaban a toda
velocidad. Los dos pasaron junto a una fila de tres autobuses escolares
hacia donde esperaban seis camiones más. Cuando llegaron al hombre
que dirigía la línea de tráfico peatonal, señaló al tercer camión. —Pongan
eso en la parte de atrás y luego busquen un lugar en uno de los
autobuses.
La noche había caído. La luz del campamento no llegaba muy lejos a
lo largo del camino de grava que conducía al recinto, lo que dificultaba la
visión de la distancia real. Después de entregar su caja, siguió a Chase a lo
largo del angosto arcén entre los autobuses y el bosque circundante.
Cuando llegaron a la mitad de la línea de vehículos, Chase miró detrás de
ellos. Luego, sin previo aviso, la agarró del brazo y la arrastró hasta los
árboles a lo largo de la carretera.
El movimiento inesperado la asustó, pero se las arregló para contener
su protesta. Mantuvo su agarre mientras la remolcaba detrás de él. Su
temperamento se acaloró. ¿Por qué no se había ceñido al plan de robar
uno de los vehículos? Si fallaba eso, podrían haberse escondido en la parte
trasera de uno de los camiones. En este momento, no mostraba ningún
interés en explicar sus acciones, sólo en poner la mayor distancia posible
entre ellos y el campamento. No tenía ni idea de cómo podía ver por dónde
iba, pero se movía entre la maleza sin vacilación. Ella quería protestar,
pero el ritmo que él estaba marcando la dejaba luchando por seguirle su
paso.
Finalmente, después de unos diez minutos, se detuvo y ladeó la
cabeza para escuchar. El único sonido que podía oír además de los latidos
de su propio corazón era el fuerte estruendo de los camiones que salían del
campamento.

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—Pensé que íbamos a intentar robar uno de sus vehículos.
Ella elevó la voz para que no llegase más allá de su silencioso
compañero, pero aún así se las arregló para entrelazar sus palabras con
su frustración. — ¿Por qué el cambio de planes?
—Tuve un mal presentimiento.
— ¿Sobre qué?
Permaneció preparado como si estuviera listo para salir corriendo. —
Los camiones eran últimos modelos y con aspecto de ser nuevos, pero esos
autobuses parecían haber visto tiempos difíciles. Ya sabes, como si fueran
desechables.
— ¿Qué se supone que significa eso?
—No estoy seguro. Parece raro que los camiones salgan tan pronto
como son cargados, pero todos esos guardias sentados en los autobuses
no van a ninguna parte.
Poco a poco, el sonido de los camiones se fue desvaneciendo. Unos
segundos más tarde, el cielo nocturno se iluminó cuando una bola de
fuego explotó en la distancia. Fue seguida por otra y luego por otra, las
explosiones tan seguidas que ella perdió la cuenta. La tierra bajo sus pies
vibró, haciendo difícil permanecer de pie. Sólo el fuerte agarre de su
compañero sobre su brazo evitó que cayera de rodillas.
Siguió un silencio aterrador. Sólo duró un latido antes de que
empezaran los gritos. Los agonizantes sonidos terminaron con una
descarga de disparos. Los hombres gritaban, pero ella y Chase habían
llegado demasiado lejos para que ella pudiera entender las palabras. No
era difícil darse cuenta de que algunas voces sonaban enojadas y
asustadas, mientras que otras eran frías y precisas como si estuvieran
ladrando órdenes puntuadas por disparos esporádicos.
El miedo sabía amargo. —Si sabían que se avecinaba un ataque, ¿por
qué no nos advirtieron que esa era la razón de la evacuación? Nadie
parecía preocupado o con prisa por irse.
Aunque no podía ver claramente a Chase bajo la tenue luz de la luna,
sintió la tensión que se desataba en olas mientras él susurraba: —No es
eso. Los hijos de puta para los que trabajabas están limpiando la casa.
Su sucinta descripción hizo que el ruidoso caos se convirtiera en
aguda concentración en ella. — ¿Están matando a su propia gente?
Chase asintió con la cabeza. —Lo que significa que tenemos que salir
de aquí. Lo más probable es que no seamos los únicos que escapamos, y

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quienquiera que ordenó el golpe no puede permitirse ningún cabo suelto.
Estarán buscando cualquier evidencia de que alguien sobrevivió.
Nada en su experiencia la había preparado para tal brutalidad a
sangre fría. Esos guardias habían hecho poco para hacerse querer por ella.
Dios sabe que a Chase no le importaban un bledo. Por secuestrarlo y
torturarlo, merecían ser juzgados, condenados y sentenciados a años de
prisión. Pero esto no era justicia; esto era una ejecución masiva para
destruir todo rastro de lo que se había hecho en ese recinto.
El chasquido de una rama en algún lugar por detrás de ellos puso a
Chase de nuevo en movimiento. —Tenemos que ponernos en marcha.
Alguien viene hacia aquí. No hay modo de saber si están corriendo por su
vida o buscando rezagados.
No habían dado sino unos pasos cuando se oyó un disparo. Le siguió
un grito de dolor, que terminó abruptamente después de que otro disparo
fuera disparado y encontrara su objetivo.
Su corazón amenazó con explotar en su pecho mientras se movían. El
sonido de su propia respiración hacía imposible escuchar a los
perseguidores, pero quizás el oído superior de Chase les daría una amplia
advertencia si necesitaban ponerse a cubierto.
Mientras tanto, ella hacía todo lo que podía para mantener el ritmo
brutal que Chase marcaba para ellos, pero estaba claro que se estaba
conteniendo para adaptarse a sus piernas más cortas. Necesitó toda su
concentración para mantenerse erguida mientras serpenteaban entre los
árboles y el sotobosque. En uno de los pocos respiros que le permitió, ella
casi le preguntó si tenía un destino específico en mente. Mientras luchaba
por recuperar el aliento, se dio cuenta de la respuesta por sí misma. Ahora
mismo, el único lugar al que se dirigían era lejos del infierno que habían
dejado atrás.
Incluso ahora, había estallidos ocasionales de disparos. Entonces otro
sonido entró en la refriega que hizo que ambos se agacharan bajo la
pesada cubierta de un gran abeto Douglas. Un helicóptero volaba por
encima, un reflector parpadeando entre los árboles.
Chase maldijo como un energúmeno. —Esos bastardos no van a cejar
en su empeño.
Una vez que el helicóptero se dio la vuelta, tal vez para hacer otra
pasada, él empezó a correr de nuevo. A estas alturas, su costado le dolía
por el esfuerzo excesivo mientras ella avanzaba con dificultad detrás de él.
A pesar de todo, se consideraba afortunada de que la mantuviera con él.
Habría estado mucho más lejos de sus cazadores si hubiera estado solo.

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El helicóptero había vuelto, o tal vez era un segundo helicóptero,
aunque no importaba. Independientemente de cuántos tenían volando por
ahí, parecía como si los dos estuvieran siendo acorralados. Ese horrible
pensamiento le hizo tirar de la mano de Chase. Ignoró su intento de llamar
su atención, por lo que ella plantó sus pies, forzándole a que se detuviera
abruptamente.
— ¿Seguirán viniendo? Los helicópteros, quiero decir. Se siente como
si estuviéramos siendo empujados en cierta dirección.
Él se detuvo, sus ojos azules brillando en la oscuridad mientras
miraban a los de ella. —Tal vez, pero incluso con focos, tendrán problemas
para encontrarnos en este bosque. Supongo que están usando los
helicópteros para la limpieza inicial. Al amanecer, enviarán tropas
terrestres que puedan seguir las huellas de cualquiera que se haya
escapado.
Mientras hablaba, sacó una de las botellas de agua de su mochila y la
abrió. —Bebe despacio.
Tomó pequeños sorbos hasta que la mitad del agua desapareció. —
Termínala tú.
Cuando la terminó, guardó el contenedor vacío en la mochila. —
¿Lista para seguir adelante?
Ella asintió y comenzó a caminar.

SU GUARDIANA NO IBA a ser capaz de seguir adelante mucho más


tiempo. Ya se movía como una autómata, adormecida, plantando un pie
delante del otro. Si él le soltara la mano, ella probablemente se detendría y
caería justo donde estaba.
Pensamientos oscuros jugaron a través de su mente en un bucle sin
fin mientras abría un camino para ellos poder seguirlo a través de la
maleza. La lógica le decía que estaría mejor sin ella. Seguro que podía
moverse por el bosque haciendo mucho menos ruido. Sin mencionar que
Marisol había trabajado para el enemigo. Incluso si había hecho todo lo
posible para disminuir su dolor, podría haber sido parte del plan. Un
hombre más suspicaz podría preguntarse si ella lo había hecho para
engañarlo y que le confiara sus secretos.
No tenía pruebas de que estuviera equivocado respecto a nada de eso,
pero no pudo obligarse a liberar su agarre de la mano de ella. En lugar de

67
admitir que era un hombre fácil, se dijo a sí mismo que aún podría
descubrir algo útil de su cuidadora sobre su misterioso empleador. Esa era
razón suficiente para mantenerla con vida. Porque, Dios era testigo, una
vez que encontrara su camino de regreso a su propia gente, habría un
juicio final. Él trabajaba con algunos de los mejores expertos en
informática del mundo. Si alguien puede rastrear a los bastardos detrás de
su secuestro, serían ellos.
¿Habría llegado su mensaje a Jarvis y a Devlin Bane? Si es así,
estarían a la caza y no se rendirían hasta que lo encontraran. Todo lo que
tenía que hacer era evadir al enemigo hasta que encontrara un lugar
seguro donde pudiera informar a sus amigos sobre su situación. Allá, en
su jaula, había empezado a perder la esperanza de volver a ver a su
hermana y a sus amigos, pero ahora había al menos una posibilidad de
que eso sucediera. El sabor de la esperanza era asombroso y le daba una
nueva inyección de energía.
Cuando aceleró el paso, Marisol tropezó con una raíz que sobresalía
del suelo y casi se da un cabezazo. Finalmente, él retrocedió hasta
posicionarse junto a ella y pasó el brazo de ésta por encima de su hombro
y casi la arrastró hacia delante. No podrían seguir así por mucho más
tiempo, pero cada paso los alejaba mucho más del enemigo que tenían
detrás.
El suave murmullo del agua corriendo captó su atención. Haciendo
una pausa lo suficientemente larga para localizar el origen del sonido, se
giró hacia la izquierda y comenzó a bajar la curva de la ladera, haciéndolo
en un ángulo oblicuo. Lentamente se dirigieron hacia el brillo plateado de
un pequeño arroyo en el fondo del barranco. Más de una vez se tuvo que
agarrar a una rama o al tronco de un árbol con la mano libre para evitar
que ambos se desplomaran por la empinada pendiente.
Cuando finalmente llegaron al fondo, bajó a Marisol al suelo bajo un
saliente que haría difícil verla desde arriba y luego estacionó su trasero en
un tronco cercano para recuperar el aliento. Probablemente pasaron cinco
minutos antes de que pudiera encontrar suficiente energía para hablar.
Considerando lo reciente de su muerte, no era ninguna sorpresa que su
resistencia física no fuera todo lo que debería ser.
— ¿Estás bien?
Él no estaba seguro si ella realmente asintió o si simplemente estaba
demasiado cansada para soportar el peso de su cabeza. Impulsándose
para ponerse en pie de nuevo, recuperó la botella de agua vacía de la
mochila de Marisol y la rellenó en el arroyo. Después de tomar un sorbo y
encontrar que el agua estaba fría y dulce, bebió la mayor parte de la
botella antes de detenerse a respirar.

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La llenó por segunda vez y se la llevó a Marisol. Cuando ella no
respondió a su acercamiento, él vertió un poco de agua en su mano
ahuecada y la usó para lavarle la cara. Eso provocó una reacción
inmediata.
Ella retiró bruscamente su cabeza hacia atrás para mirarlo fijamente
mientras el agua goteaba de su barbilla sobre su chaqueta. —Estaba
durmiendo.
—Necesitas comer y beber primero. —Le metió la botella en la mano y
luego sacó dos de las barras de granola de la mochila. Después de pelar la
envoltura, le dio una y luego devoró la segunda. Era tentador comer más,
pero sus provisiones eran demasiado escasas para desperdiciarlas tan
pronto. Hasta que no tuvieran una mejor idea de lo lejos que estaban de la
civilización, tendrían que racionar la comida cuidadosamente.
Él observó cómo ella terminaba su barra de granola y el resto del
agua. Ese pequeño esfuerzo agotó la última parte de sus reservas de
energía. Demonios, él estaba a punto de desmoronarse a lo grande. En
lugar de luchar contra ello, volvió a llenar la botella de agua por última vez
y luego se sentó en el suelo junto a ella. La plataforma de roca que
sobresalía por encima de ellos ofrecería protección contra cualquiera que
les estuviera dando caza, así como contra cualquier posible lluvia.
Marisol ya estaba dormida, pero se movía inquieta como si tratara de
encontrar una posición cómoda. Deslizó su brazo detrás del cuello de ella y
tiró de ésta contra su cuerpo. Un segundo después, ella suspiró y se
acurrucó más cerca. Mientras el oscuro silencio se establecía a su
alrededor, escuchó atentamente cualquier señal de que no estaban solos
en la zona. Satisfecho porque estaban a salvo por ahora, cerró los ojos y se
dejó llevar por el sueño.

UN CODAZO en las costillas despertó a Chase. Casi se defendió hasta


que su cerebro embotado finalmente se dio cuenta de que no estaba bajo
ataque enemigo. Marisol gimió y se movió, claramente luchando una
batalla mientras dormía.
Se alejó unos centímetros antes de intentar despertarla. Cuando su
primer esfuerzo no logró ese trabajo, le sacudió el hombro un poco más
fuerte. —Oye, Doc, estás teniendo una pesadilla.
Sus ojos finalmente se abrieron mientras se erguía sobresaltada,
pareciendo sorprendida y no poco asustada. — ¿Qué? ¿Dónde?

69
—Estabas peleando mientras dormías. En cuanto a dónde estamos,
mi mejor suposición es que estamos sentados junto a un arroyo al pie de
una colina.
Ya estaba lo suficientemente despierta como para sonreír ante su
evaluación. —Suficiente para mí, aunque sospecho que estamos en algún
lugar del noroeste del Pacífico.
Él había estado pensando lo mismo, pero quería saber cómo había
llegado a esa conclusión. — ¿Estás suponiendo o has recordado algo de
cómo llegaste hasta aquí?
—Un poco de ambos. Estos árboles son abetos de Douglas y cedros,
que son autóctonos de la zona. Además, yo estaba viviendo en la Costa
Este cuando recibí la oferta de trabajo, y me embarqué en un avión chárter
en Virginia. Dormí todo el vuelo, aunque debimos detenernos a repostar en
algún momento. Finalmente desembarcamos en un aeródromo rural. Me
quedé dormida de nuevo casi tan pronto como nos subimos a los vehículos
que nos esperaban para llevarnos al recinto.
Cuando ella se quedó en silencio durante varios segundos, él le dio un
codazo para que continuara. —Así que si dormiste todo el tiempo, ¿cómo te
ayuda eso a fortalecer tu suposición de qué estamos en el noroeste del
Pacífico?
—Salimos temprano por la mañana y llegamos tarde por la noche. No
recuerdo nada de eso, así que perdí todo el día en el proceso. A menos que
voláramos en círculos, tendríamos que haber recorrido una gran distancia.
—Lógico. Esperemos que tengas razón, porque eso significa que tengo
amigos cerca.
Ella inclinó la cabeza para mirarlo. — ¿Esos a los que quisiste
enviarles un correo electrónico?
—Sí.
— ¿Te ayudarán...o nos ayudarán?
Mirando las sombras de la noche, él asintió. —Sí, si pueden rastrear
el e-mail hasta su origen.
Por supuesto, no había forma de saber lo que harían cuando llegaran
allí. A juzgar por el número de explosiones que habían oído antes, los
bastardos podrían haber hecho algo más que asesinar a su propia gente.
Si también hubieran volado las estructuras físicas, él podría imaginarse
cómo reaccionarían sus amigos. Sabía muy bien que lo habían estado
buscando desde su desaparición. Estarían extasiados de saber finalmente
de él y vendrían corriendo, sólo para no encontrar nada más que muerte y
destrucción.

70
Odiaba saber que Jarvis y los demás se castigarían a sí mismos por
haber llegado allí demasiado tarde. No había forma de ahorrarles ese dolor,
no hasta que llegase a algún lugar donde pudiera volver a contactar con
ellos. Sólo esperaba que no le dijeran a su hermana lo que habían
encontrado hasta que hubieran agotado todas las posibilidades.
Eso mataría a Gwen. Ella había sido tanto una madre para él como
una hermana mayor. Durante años, habían sido sólo ellos dos contra el
mundo. Entonces Jarvis vino a visitarlos y sus vidas cambiaron para
siempre. El Paladín de más edad amaba a la hermana de Chase e hizo todo
lo que estaba a su alcance para hacerla feliz. También le había enseñado a
Chase lo que significa ser un Paladín, dándole a su vida un propósito y un
lugar al que pertenecer.
Cerró el puño, doliéndose por la necesidad de volver con la gente que
estaba en el centro de su mundo.
Se le ocurrió que Marisol no había contactado a nadie cuando tuvo la
oportunidad. — ¿Hay alguien ahí fuera buscándote? Bueno, además de lo
obvio.
Cuando ella no contestó inmediatamente, él miró hacia abajo para
darse cuenta de que los ojos de Marisol se habían cerrado de nuevo.
Decidir qué preguntas hacerle podía esperar hasta la mañana, optó por
dormir más él mismo cuando ella finalmente habló.
—No.
Había tanto vacío en esa simple declaración de una sola palabra. —
¿Porque sabían que estarías fuera de contacto durante todo la duración
del contrato?
—No, porque no hay nadie a quien le importe dónde estoy.
¿Sin familia ni amigos? Empezó a pedirle explicaciones, pero ella ya le
había dado la espalda. Su respiración era demasiado irregular para que
estuviera verdaderamente dormida, pero por ahora le permitiría esa
pequeña artimaña. No tenía ninguna razón para dudar de la veracidad de
esa cruda afirmación, y también explicaba por qué la gente que la contrató
la había elegido en primer lugar. Es cierto que debía tener las credenciales
que buscaban, pero la verdadera ventaja era que podían eliminarla sin
ninguna repercusión si fuera necesario.
Sólo deseaba saber si habían desmantelado la operación porque
habían descubierto lo que necesitaban de su trabajo o si había alguna otra
razón. Habían gastado mucho dinero y recursos para abandonarlo sin
razón alguna. Tantas preguntas sin respuestas. Ahora mismo estaba
demasiado cansado para encontrarle sentido.

71
Mientras tanto, su compañera se había acurrucado en el suelo, su
respiración era profunda y lenta. Bien. Mientras ella dormía, él tenía algo
de lo que quería ocuparse. Se puso de pie y esperó varios segundos para
asegurarse de que el movimiento no había perturbado su sueño.
Satisfecho porque ella estaba muy sumergida en su sueño para darse
cuenta de lo que estaba haciendo, se dirigió de regreso al borde del arroyo,
donde recogió siete rocas, todas del tamaño de una pelota de softball. Las
llevó de vuelta al tronco en el que se había sentado antes y sacó el cuchillo
de combate que le había robado al guardia inconsciente.
Casi sintió que debía disculparse con la hoja de alta calidad por
abusar de ella mientras rascaba una letra en cada una de las rocas.
Cuando terminó, escondió las rocas fuera de la vista, en el suelo, detrás
del tronco. Si sus amigos seguían su rastro conduciéndolos lejos del
recinto, él quería que supieran que estaban en el camino correcto.
Habiendo hecho todo lo que podía por el momento, volvió al lugar
donde Marisol yacía tendida en el suelo. Poniendo una alarma mental para
despertarse al amanecer, se instaló junto a ella. Como su compañera,
necesitaría toda la energía que pudiera reunir; mañana sería otro día de
perros.

72
Capítulo 8
Traducción de Fangtasy

Chase se despertó justo cuando el sol había alcanzado la altura


suficiente para iluminar las sombras en las profundidades del estrecho
barranco. Se ocupó de sus necesidades personales antes de darle un
codazo a su cuidadora para que se despertara.
Ella gimió mientras se daba la vuelta sobre su espalda y cubría su
cara con su antebrazo. — ¿Qué hora es?
—Es hora de salir de aquí. Si van a enviar tropas terrestres, queremos
estar lo más lejos posible de aquí.
Eso la hizo levantarse y ponerse en movimiento. Él miró en silencio
mientras ella hacía unos cuantos estiramientos para resolver sus
contracturas y luego trató de quitarse la tierra y las hojas de la ropa.
Luego, sacó un cepillo del bolsillo lateral de la mochila y lo usó para alisar
su cabello y volver recogérselo en una pulcra cola de caballo.
Cuando terminó, él le señaló un matorral de pequeños árboles a unos
quince metros de donde estaban. —Si necesitas privacidad, ve río arriba
hacia esos árboles, pero no vayas más lejos. Cuando vuelvas, tomaremos
lo que quieras para desayunar, siempre y cuando sea una barra de granola
y un poco de agua.
Mientras se dirigía en la dirección que él le había indicado, ella
murmuró: —Mataría por una taza de café.
— ¿No lo haríamos todos?
Chase se arrodilló junto al arroyo y recogió puñados de agua para
lavarse las manos y la cara. El frío del agua no funcionaba tan bien como
un chorro de cafeína para limpiar las telarañas, pero estuvo cerca. Para
cuando Marisol regresó, ya estaba sentado bajo el saliente con las barras
de granola prometidas y el agua, listas y esperando.
Evidentemente, ella se había tomado su tiempo para lavarse antes de
volver a su lamentable excusa de campamento. Tenía rayas húmedas en la
chaqueta, y su piel tenía un brillo húmedo. Ninguno de los dos dijo nada
mientras consumían sus escasos alimentos. Una vez que terminaron el
agua, él volvió a llenar la botella en el arroyo.

73
— ¿Cuál es el plan?
Él había pensado mucho en ese asunto. —Todavía no tenemos ni idea
de dónde estamos, así que aparte de no volver por donde vinimos, una
dirección es tan buena como otra. Creo que deberíamos seguir el arroyo lo
más lejos posible. Como mínimo, significa que tendremos agua para beber.
Pero también está destinado a desembocar en un arroyo más grande en
algún momento, tal vez incluso en un río. De una forma u otra, debería
llevarnos de vuelta a la civilización.
Después de apretar la tapa de la botella, se volvió hacia Marisol. —A
menos que tengas una idea mejor.
La oscura mirada de Marisol estudió su entorno de la misma manera
que él lo había hecho. Finalmente, agitó la cabeza. —Te seguiré por ahora.
Tú nos has traído hasta aquí.
Chase recogió la mochila y deslizó sus brazos a través de las correas.
—Tenemos que cubrir tanto terreno como podamos. Pero si necesitas
descansar, dilo. Preferiría que nos quedara suficiente energía para al
menos una pequeña carrera si fuera necesario.
—De acuerdo. —Se estremeció ante el significado de por qué podrían
tener que salir corriendo. Estaban siendo cazados por gente que no
dudaba en matar.
—Empieza a caminar, y te alcanzaré en unos minutos. Quiero hacer
lo que pueda para ocultar nuestras huellas. Ve por el borde del agua tanto
como te sea posible.
Dudó como si se preguntara qué estaba él tramando o como si dudara
de que realmente tuviera intención de ir tras ella. Finalmente, comenzó a
caminar, escogiendo su camino a lo largo de la orilla del agua hasta que se
detuvo por última vez para mirar hacia atrás antes de desaparecer
doblando un recodo. Una vez que ella estuvo fuera de la vista, él recuperó
las rocas que había tallado y las colocó en el tronco para deletrear su
nombre junto con OK al final. Era cierto que sus amigos no serían los
únicos que los estarían buscando, pero eso no importaba. Los malos ya
sabían quién era él, y necesitaba desesperadamente que cualquier Paladín
que les siguiera la pista supiera que iban por el buen camino.
Hecho esto, hizo un último barrido por el área para asegurarse de que
no dejaban nada importante atrás y luego se dirigió río abajo para alcanzar
a su cuidadora.

74
EL DÍA SE VOLVÍA más cálido a medida que avanzaban. Hubo
momentos en que tuvieron que subir a terrenos más altos cuando el
arroyo atravesaba un terreno demasiado accidentado para poder cruzarlo
con seguridad. Fiel a su palabra, Chase se detuvo a descansar cada vez
que ella necesitaba recuperar el aliento. Sin embargo, ésta trató de
mantener esas ocasiones al mínimo.
La forma en que Chase se detenía de vez en cuando para escuchar y
estudiar su entorno era un recordatorio constante de que el enemigo
seguía ahí fuera, por no hablar de los helicópteros que ya habían
sobrevolado dos veces. Cada vez, los habían escuchado llegar lo
suficientemente pronto como para refugiarse bajo el pesado dosel de los
árboles.
Por el momento, todo estaba en silencio. La superficie alrededor del
arroyo también se había nivelado lo suficiente como para que los dos
pudieran caminar uno al lado del otro. Mientras tenía la oportunidad, hizo
una pregunta que había estado en su mente desde que escucharon la serie
de explosiones la noche anterior. — ¿Cuántos más crees que se
escaparon?
Chase la miró de reojo antes de volver a hacer otro barrido de sus
alrededores. —No muchos. Algunas personas pueden haber sabido cuál
era el plan, pero la mayoría parecía no darse cuenta del peligro y seguían
las órdenes como un grupo de malditas ovejas. Esos autobuses estaban
casi llenos antes de que nosotros nos largáramos.
Había roto a sudar, especialmente una vez que el sol estuvo alto.
Ahora mismo, sin embargo, temblaba a pesar del calor del día. — ¿Qué
clase de gente enferma hace algo así?
Chase realmente se rio, pero claramente no de diversión. — ¿En serio,
Doc? Viste lo que me hicieron una y otra vez, sin mencionar que me
llamaban Número Cinco. Lo más probable es que yo no fuera el primero, o
al menos no el único pobre bastardo con el que jugaron. ¿Cómo pudiste
ver todo eso y no saber el calibre de la persona para la que trabajabas?
La enfermaba físicamente el darse cuenta de que había sido tan ciega,
tan estúpida. —Tienes que creer que nunca habría aceptado el trabajo si
hubiera sabido cómo iba a terminar.
Chase pateó una roca que había cerca y la envió volando al agua, su
frustración y rabia muy claras. Si esperaba la absolución, no la obtendría.
En vez de eso, siguió caminando lo suficientemente rápido como para que
ella tuviera que trotar para seguirle el paso. Ella hizo todo lo que pudo,
pero al final se ralentizó a su ritmo anterior y le dejó hacer lo que él
quisiera.

75
Cuando él desapareció doblando un recodo del arroyo, ella sintió el
ardor de las lágrimas. A ella le había preocupado desde el principio que él
la abandonara finalmente. Después de todo, él no sería la primera persona
en simplemente largarse de su vida, razón por la cual había estado sola
desde que era una niña. Había estado cuidando de sí misma y tomando
sus propias decisiones durante demasiado tiempo como para querer darle
el control a otra persona ahora. Además, ella no había olvidado que él casi
la había dejado allá en el campamento. Tal vez lo habría hecho si ella no
hubiera salido por la puerta detrás de él.
Ambos sabían que Chase no le debía nada. Todo lo que podía hacer
era continuar por el camino que habían elegido y esperar que el arroyo la
llevara a un lugar seguro. Una vez allí, se pondría en contacto con las
autoridades e informaría de lo que había ocurrido. Probablemente
pensarían que estaba loca, pero de alguna manera encontraría la manera
de convencerlos para que lo comprobaran por sí mismos.
Aunque ella entendía el enojo de Chase, le dolía mucho que se fuera
sin mirar hacia atrás. Ella no era una mala persona; siempre lo había
creído. Enfocada y decidida, sí, pero no fría o indiferente. Él sabía que ella
había tratado de ayudarlo aunque no hubiera podido hacer mucho.
Diablos, incluso había admitido que ella estaba tan en peligro por parte de
su empleador como él. Bueno, si él hubiera olvidado ese hecho, ella se lo
recordaría cuando lo encontrara.
Empezó a correr, decidida a decirle al hombre lo que pensaba. Llegó al
recodo del arroyo, esperando verle a lo lejos. Cuando no lo hizo, se detuvo.
¿Realmente la había dejado atrás para siempre? Si era así, estaba sola en
medio de la nada, sin más provisiones que el agua del arroyo.
Al darse cuenta de que se había llevado su mochila con él, se puso
furiosa. Para empeorar las cosas, el terreno que tenía ante sí hacía un
empinado giro hacia abajo, el agua del arroyo cayendo sobre un montón de
rocas de unos diez metros de altura. Tendría que dejar el borde del agua e
intentar encontrar una forma de bajar y rodear la cascada. El único
problema era que no tenía ni idea de por dónde se había ido Chase. Ya
habían cruzado el arroyo dos veces para seguir el camino más fácil.
A pesar de sus advertencias de que se mantuviera callara, ella se
puso las manos alrededor de la boca y gritó: —Chase, me robaste la
mochila. Vuelve aquí ahora mismo.
Al principio no escuchó nada excepto el rugido del agua que caía
sobre las rocas de abajo. Pero luego captó otro sonido, uno que hizo que
un nuevo miedo se apoderase de ella. Los helicópteros estaban de vuelta.
¿Hacia dónde debía ir? Ahora mismo no importaba realmente.

76
Justo cuando salía corriendo, una figura familiar salió de entre los
árboles al otro lado del arroyo. —Doc, trae tu trasero aquí.
La familiar irritación en la voz de Chase alivió el nudo de miedo en su
pecho. No la había dejado después de todo. Salió corriendo a través del
agua y se abrió paso entre los árboles hasta donde él la estaba esperando.
Tan pronto como ella llegó a su lado, él tomó su mano y se retiró más
profundamente al bosque bajo la cubierta protectora de los enormes
cedros.
—Maldita sea, mujer. ¿En qué estabas pensando parada ahí fuera y
gritando como una banshee? ¿Y si tienen hombres moviéndose por el
bosque?
—Estaba cabreada. Te llevaste mi mochila.
Aún increpándose y gruñéndose entre sí en duros susurros, ambos se
hundieron en el suelo para descansar hasta que el enemigo abandonó de
nuevo la zona. Los dos helicópteros hicieron varios barridos por todo el
valle. Ambos se quedaron en silencio cuando uno de los helicópteros se
detuvo para flotar directamente sobre las cataratas.
Marisol se inclinó hacia Chase. — ¿Crees que realmente saben que
estamos aquí, o están asumiendo que hubiéramos seguido el arroyo?
Mantuvo sus ojos enfocados en el pequeño trozo de cielo que podían
ver a través de los árboles. —Podría ser cualquiera de las dos cosas. Si
encontraron donde dormimos anoche, la probabilidad de que fuéramos río
arriba o río abajo era de un cincuenta a cincuenta. Probablemente lo estén
comprobando en ambas direcciones.
—Ya no puedo oírlos. ¿Deberíamos empezar de nuevo?
Agitó la cabeza. —Aún no. Quizá esperen que eso sea exactamente lo
que haremos.
Permanecieron acurrucados justo donde estaban durante otros cinco
minutos. Ella empezó a ponerse de pie, pero Chase tiró de ella de nuevo
hacia el suelo. —Quédate abajo.
Se estaba cansando de sus órdenes abruptas, pero debido a su oído
superior, ella hizo lo que él le dijo. Seguramente, unos segundos más tarde
pudo escuchar el conocido "whomp-whomp" de los helicópteros en la
distancia. El sonido se hizo más fuerte hasta que volaron directamente
sobre ellos.
Chase se inclinó más cerca, su aliento haciéndole cosquillas en la piel
mientras susurraba: —Cuando lleguemos más allá de las cataratas,
debemos mantenernos cerca de los árboles aunque el terreno sea más
escarpado. Somos blancos fáciles ahí fuera al aire libre.

77
— ¿Qué pasa si nos localizan?
Ambos sabían que era una pregunta estúpida, pero Chase la contestó
de todos modos. Como le dijo en su habitación, esta no era su
especialidad. —Tratarán de eliminarnos desde el aire o desplegarán
fuerzas terrestres para hacer el trabajo. De cualquier manera, no es
bueno.
Su contundente evaluación no hizo nada para disminuir el miedo de
ella, pero él no era el tipo de persona que endulzaba la situación. Se sentía
como si la hubieran dejado caer en medio de una de esas películas de
acción en las que los malos tenían todas las ventajas. De repente, todo era
demasiado. ¿Cómo se suponía que iba a ser valiente cuando no podía ver
ninguna salida a esta situación? Ya no podía ocultar sus temblores, dejó
que las lágrimas corrieran. —No quiero morir.
—Bueno, mierda, me he estado preguntando cuándo se rompería la
presa.
Pero en lugar de reprenderla por haberse desmoronado, Chase levantó
a Marisol sobre su regazo y la abrazó con sus grandes brazos. —No te
rindas, Doc. Aún no han ganado.
Como científica, estaba acostumbrada a tratar con los hechos y no
podía evitar señalárselos ahora. —Pero no tenemos comida, ni un mapa, ni
un lugar donde escondernos. No dejarán de venir hasta que estemos
muertos. Sabes que no pueden permitirse que la verdad salga a la luz. Ya
han volado por los aires...
Había tantas otras razones por las que los dos estaban destinados a
fracasar en su intento de escapar, pero Chase la interrumpió a mitad de
camino de una forma inesperada. Capturó su rostro con la mano y la besó.
Cuando ella empezó a protestar, él profundizó el beso, su lengua entrando
y saliendo de su boca. El sensual asalto cortocircuitó sus procesos de
pensamiento, superando su miedo y su ira y dejando nada más que una
dolorosa conciencia del poderoso cuerpo masculino que la rodeaba. Ella
envolvió sus brazos alrededor del cuello de Chase y se entregó al momento.
Unos segundos después, se echó hacia atrás y la miró fijamente a los
ojos. —Maldición, Doc, no esperaba eso.
Antes de que ella pudiera decidir cómo responder, la levantó de
nuevo, poniéndola sobre su regazo, pero esta vez a horcajadas sobre sus
muslos. Eso puso su núcleo en contacto directo con la dura prueba de que
el beso también estaba teniendo un profundo efecto en él. El frustrante
hombre la acarició con su mano, subiendo y bajando, a lo largo de la curva
de su columna vertebral, deteniéndose justo antes de llegar a su trasero.
En un intento inútil de aliviar el fuerte dolor en sus pechos y la

78
acumulación de calor en la unión de sus muslos, ella se balanceó hacia
adelante y se inclinó hacia su torso, tratando de conectarse con él de todas
las maneras posibles.
La palma de la mano de Chase acababa de asentarse sobre su pecho
con un suave apretón cuando un sonido demasiado familiar apagó su
interruptor. Esta vez el helicóptero volaba mucho más bajo. Chase se
torció hacia un lado y cubrió su cuerpo con el de él. —No te muevas.
Como si necesitara que le dijeran eso. Ella pudo escuchar su corazón
latiendo a un ritmo fuerte mientras esperaban a ver qué pasaba después.
Su mayor temor era que el helicóptero estuviera parado en lo alto mientras
los hombres bajaban en rappel al suelo. Pareció una eternidad antes de
que volara sobre las cataratas y desapareciera río abajo.
Cuando una vez más tuvieron el valle para ellos solos, Chase se puso
de pie. Le hizo una señal para que se quedara donde estaba mientras él se
acercaba a la orilla de los árboles para estudiar el cielo. —Esta vez se ha
desviado en dirección al campamento. Tal vez para repostar o algo así.
Mientras esperaban para asegurarse de que el enemigo se había ido,
Chase sacó una barra de granola y le dio la mitad a Marisol. —Les
daremos unos minutos más y luego empezaremos a caminar.
El pequeño tentempié hizo poco para aliviar su hambre, pero ella
sabía que casi no les quedaba comida. Tan pronto como ella se lo terminó,
Chase le ofreció una mano para levantarla del suelo. —Trata de mantener
el ritmo.
Eso fue la gota que colmó el vaso. Ella liberó su mano de un tirón y le
dio un puñetazo en el brazo tan fuerte como pudo. Aunque no era lo
suficientemente fuerte como para haberle hecho un daño grave, le gustó la
forma en que él se frotó el punto donde ella lo había golpeado. Luego éste
levantó la mano para apartar un mechón de pelo suelto de la cara de su
cuidadora. Ésta necesitó toda su fuerza de voluntad para no inclinarse
contra su toque sorprendentemente suave. No podía permitirse los riesgos
que eso representaba. No cuando el inesperado estallido de pasión que
habían compartido representaba otra amenaza para su equilibrio, diferente
al del enemigo sobre sus cabezas, pero igual de poderosa.
Aferrarse a su ira era el mejor mecanismo que tenía en este momento.
—Lo mantuve bastante bien hasta que tú aceleraste y me dejaste, gran
idiota.
Le dirigió una pequeña sonrisa. —Sí, me lo merecía. Pero por si sirve
de algo, ya estaba regresando cuando llegaste al recodo. Te prometo que
no lo volveré a hacer.

79
No era exactamente una disculpa, pero era lo suficientemente
cercana. También le ofreció la mochila, tal vez pensando que necesitaba
ese poco de control ahora mismo. Chase parecía el guerrero que era
cuando se colgó la correa del rifle sobre su hombro. La feroz determinación
en su mirada acerada mientras colocaba el arma contra su tórax dejaba
claro que no habría cuartel si el enemigo se cruzaba en su camino. En
cualquier otro momento de su vida, su fácil familiaridad con el arma y la
violencia que representaba podría haberla asustado, pero no hoy. En
cambio, era extrañamente reconfortante.
Era hora de ponerse en marcha. Volvió a pegar los trozos destrozados
de su bienestar mental lo mejor que pudo y le ofreció una mirada decidida.
—Estoy lista cuando tú lo estés.
—Me alegra oírlo.
Casi pensó que había habido un destello de calor en esos ojos azules
mientras hablaba, lo que la hizo preguntarse si estaban hablando de lo
mismo. Antes de que pudiera decidirse, Chase empezó a subir la colina. Se
detuvo lo suficiente como para sonreír por encima del hombro.
—Doc, creí que dijiste que podías seguirme el ritmo.
No se molestó en responder, no es que no quisiera darle a Chase otro
buen golpe en el brazo por seguir siendo un imbécil. Pero ahora mismo,
con el enemigo respirando en sus cogotes, ella no tenía energía para
malgastar. Con una última mirada al cielo sobre el valle, ella lo siguió
hasta la cima de la colina.

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Capítulo 9
Traducción de Alhana

La presión de un cuerpo suave y femenino al lado de él no estaba


ayudando a la concentración de Chase ni un poco. Había hecho todo lo
posible por suprimir el recuerdo de lo perfecto que su cuidadora se había
sentido entre sus brazos, a horcajadas sobre su regazo, con sus labios
pegados a los suyos, pero no era fácil con ella lo suficientemente cerca
como para poder sentir el calor de su piel. No ayudó en absoluto cuando
Marisol se inclinó aún más cerca para susurrar: — ¿Hay alguien ahí?
Se demoró en responder a su pregunta mientras concentraba su
completa atención en la cabaña en el pequeño claro de abajo. A través de
la mirilla del rifle, buscó señales de que el lugar estuviera ocupado
actualmente. No había humo saliendo de la chimenea, pero eso no
significaba nada. El clima era lo suficientemente cálido en este momento
como para no ser necesario el fuego para calentar el lugar. Sin embargo,
tampoco había luces encendidas. Podría estar equivocado, pero su instinto
le decía que el lugar estaba vacío en este momento.
—No veo a nadie moviéndose por allí, pero eso no es garantía de que
no aparezcan en algún momento.
— ¿Así que la esquivamos y seguimos caminando?
Si estuviera él solo, eso es exactamente lo que habría hecho en lugar
de correr el riesgo de ser visto, pero Marisol estaba al límite de la
resistencia de sus piernas. Antes, él tuvo que moverse rápido para
sostenerla cuando casi se cayó por una pronunciada pendiente. No fue
hasta varios minutos más tarde que se dio cuenta de que había
continuado aferrándose a ella, incluso después de que ella hubiera
recuperado el equilibrio, por ninguna otra razón más que el hecho de que
a él le gustaba la forma en que sus manos encajaban. Ella no había
protestado, pero por el bien de ambos, la había liberado a pesar de que de
inmediato había echado en falta esa pequeña conexión.
Ahora no era el momento de pensar por qué era eso, no cuando
necesitaba encontrar un lugar donde esconderse y descansar, por no
mencionar que necesitaban comida. Les quedaba una barra de granola. Él
había planeado dejar que Marisol se la tomara entera, pero luego vieron la

81
cabaña. Esperaba como el infierno que allí hubiera algo para comer. Una
sola barra de granola no repondría los niveles de energía agotados de
Marisol, y él no podría seguir adelante por más tiempo sin comer algo más
sustancial.
En las mejores condiciones, podría pasar días sin comer si era
necesario. Armados con espadas, los Paladines resistían en formación para
proteger a la humanidad de los invasores sedientos de sangre de Kalithia,
otro mundo separado de éste por una misteriosa barrera de energía de alto
voltaje. Que él supiera, nadie entendía la física de todo esto, no es que
importara. Era lo que era. Cuando la barrera caía y se mantenía así, él y
los otros Paladines tenían que resistir y luchar, enterrados hasta las
rodillas en la sangre y entre los cuerpos, hasta que la maldita cosa se
estabilizaba de nuevo. No era como si hubiera un botón de pausa que
pudieran golpear cuando los locos seguían bullendo a través de la barrera,
procedentes de Kalithia, solo para que los Paladines pudieran recuperar el
aliento y comer algo.
Pero no estaba en las mejores condiciones, no después del infierno en
que esos cabrones lo habían puesto desde que lo habían agarrado en la
calle. En este momento, tan comprometido como estaba, no podía
protegerse a sí mismo, y mucho menos a Marisol. Era hora de tirar los
dados y esperar lo mejor.
—Voy a bajar allí. Quédate aquí hasta que revise el lugar.
Él se levantó y se movió antes de que ella tuviera la oportunidad de
discutir. Su antigua cuidadora no era muy dada a recibir órdenes sin
discutir la situación hasta la muerte. Si bien apreciaba la inteligencia en
una mujer, en este momento no tenía la energía ni la paciencia para
explicar las cosas.
Al menos no lo siguió por la ladera. Chase se mantuvo entre los
árboles todo el tiempo que pudo, solo rompiendo su cubierta después de
que se detuvo a estudiar el claro una última vez desde un punto de
observación más cercano. Todavía no había señales de que alguien se
moviera en la cabaña. El lugar era casi cuadrado, muy probablemente
cocina y sala de estar, con una habitación grande al frente.
Teniendo en cuenta que no vio una letrina, podrían haber tenido
suerte y haber encontrado un lugar con fontanería interior. Sospechaba
que Marisol apreciaría ese dato en particular, aunque ella no se había
quejado en absoluto de tener que ir entre los arbustos cada vez que la
naturaleza hacía su llamada. Claramente, no estaba acostumbrada a
abusar de ello, pero considerando todas las cosas, había demostrado ser
muy resistente.

82
Se arrastró más lejos en el claro, con el dedo en el gatillo y listo para
disparar el rifle si fuera necesario. Cuando llegó a un lado de la cabaña, se
agachó y avanzó hasta que estuvo debajo de la ventana más cercana.
Lentamente levantó la cabeza lo suficiente como para mirar dentro. El
lugar parecía desierto, pero revisó tres ventanas más antes de finalmente
dejar escapar un profundo suspiro y dar una vuelta hacia atrás para
indicar a Marisol que se uniera a él.
Una vez que ella comenzó a bajar la ladera, él subió al porche y probó
la puerta. Cerrada con llave. No era ninguna sorpresa. Odiaba dañar el
lugar, pero patearía la maldita puerta si eso es lo que era necesario para
entrar. Antes de llegar a ese extremo, miró debajo del felpudo y luego
deslizó los dedos por el borde superior de las ventanas y las
contraventanas. A continuación, revisó debajo de las rocas que formaban
un pequeño parterre de flores a lo largo del frente de la casa.
Sus esfuerzos fueron recompensados cuando descubrió que una de
las rocas tenía un tapón de plástico en la parte inferior. Cuando quitó el
tapón, una llave cayó en su mano.
Marisol dobló la esquina de la cabaña justo cuando abría la puerta
principal. Ella se apresuró a seguirlo adentro. Fue asombroso lo bien que
se sintió al tener el grosor de una puerta de madera vieja entre ellos y el
resto del mundo.
—Mira lo que puedes encontrar en la cocina mientras reviso las otras
habitaciones. Cruza los dedos para encontrar algo para comer ahí.
Mientras ella comenzaba a abrir el puñado de armarios sobre el
mostrador de la cocina, él abrió la primera puerta que encontró, que
resultó ser un dormitorio. Los muebles eran escasos y sencillos, pero la
cama matrimonial aún sería una ganga en comparación con pasar otra
noche durmiendo en el suelo. La otra puerta resultó ser el baño, completo,
con al menos las comodidades básicas. Teniendo en cuenta las linternas
para acampar esparcidas por el lugar y la estufa de leña en la cocina, tuvo
que adivinar que no había electricidad.
Bueno, los mendigos no pueden elegir y todo eso.
Regresó a la cocina, donde Marisol tenía una fila de latas y cajas
alineadas en el mostrador. Eso parecía prometedor. — ¿Qué encontraste?
Señaló las latas mientras las contaba. —Cinco latas de sopa, cuatro
de atún y varias de vegetales enlatados. También tenemos un preparado
para hacer pan de maíz, y otro para hacer panqueques y dos cajas de
macarrones con queso. No es exactamente una cena de lujo, pero más
abundante que las barras de granola.

83
Había otras tres latas que había separado de las otras. — ¿Qué son
esas?
Ella arrugó la nariz con disgusto. —Carne procesada en conserva.
Él no pudo evitar reír. —No me digas que eres una snob de la comida,
Doc.
Marisol le dio la espalda mientras empujaba las ofensivas latas de
nuevo al armario y cerraba la puerta con más fuerza de la que era
necesaria para hacer el trabajo. —Me crie con esas cosas. Tendría que
estar muriéndome de hambre antes de volver a comer eso.
Bueno, eso no encajaba con la imagen mental que tenía de ella. Tan
tentador como era hacer algunas preguntas sobre el pasado de Marisol,
tenía cosas más importantes que hacer en este momento.
—Traeré madera suficiente para cocinar y calentar el lugar si es
necesario. Todavía se está bastante bien aquí, pero supongo que refrescará
por la noche.
Se dirigió a la puerta pero se detuvo antes de salir. —No hay
electricidad, lo que significa que no hay agua caliente. Aunque hay una
bañera. Si quieres un baño, podemos calentar agua en la estufa. Tal vez
haya algo de ropa en el dormitorio que podamos usar, así podremos
enjuagara mano la nuestra. Se secarán bastante rápido si la colgamos
cerca de la estufa.
Al menos la promesa de limpiarse había ahuyentado las sombras que
habían atormentado los ojos de Marisol cuando mencionó su infancia. —
Eso suena como el cielo. Buscaré una olla grande.
Hizo un par de viajes rápidos a la pila de leña. El propietario había
dejado convenientemente una caja de fósforos cerca de la estufa, evitando
que Chase tuviera que arrastrarse por el bosque en busca de algo
utilizable. Una vez que la madera seca prendió, llenó la olla con agua y la
puso en el quemador trasero para que se calentara.
Mientras tanto, Marisol abrió dos latas de sopa y mezcló la masa de
pan de maíz. —No estoy segura de cómo saldrá el pan de maíz ya que
necesita un huevo.
—Mientras llene, no me quejaré. Mientras todo eso se calienta, voy a
echar otro vistazo en el exterior. No me iré por mucho tiempo y traeré más
madera.
—Suena bien. —Entonces ella frunció el ceño. — ¿Crees que es
seguro hacer fuego? ¿Y si los helicópteros detectan el humo?

84
Había pensado en eso, pero era un riesgo que debían afrontar. Ahora
mismo, ambos necesitaban una comida caliente y una forma de secar su
ropa. —No pueden darse el lujo de ir por ahí atacando a civiles inocentes.
Es más probable que hagan un vuelo de pasada para ver quién es que se
está quedando realmente aquí. Pero, para estar seguros, cubriremos las
brasas más tarde para mantener el humo al mínimo.
Y cruzarían los dedos para que el enemigo no viniera a llamar a su
puerta pronto.

CHASE SEÑALÓ el recipiente medio vacío de Marisol. —Termina tu


sopa.
Ella lo miró a través de la pequeña mesa, sus ojos oscuros se
estrecharon lo suficiente como para hacerle saber que no apreciaba el
fastidio. —Ya he tomado un tazón. Eso es suficiente.
—Tienes que compensar todas las comidas que nos perdimos.
Ella empujó el tazón en su dirección lo suficientemente fuerte como
para que un poco se derramara por un lado. —Si no quieres que se
desperdicie, cómetelo tú mismo. Teniendo en cuenta que eres mucho más
grande, necesitas más calorías que yo.
En realidad lo consideró. No, ella ya le había dado la mayor parte del
pan de maíz. —Ponlo de nuevo sobre la estufa para mantenerla caliente y
comerla más tarde.
La mujer obstinada negó con la cabeza y dejó la sopa justo donde
estaba. —Me voy a bañar y luego me prepararé para pasar la noche.
Chase se rindió ante la pelea y alcanzó su tazón. —Deja correr el agua
en la bañera, y llevaré el agua caliente cuando estés lista.
Por un segundo, pensó que también discutiría sobre eso.
Probablemente ella no apreciaría saber que él estaba decepcionado porque
ella simplemente se alejara. Por lo que había visto desde el momento en
que la conoció, ella trabajaba arduamente para mantener una fachada
tranquila, una que reflejara su visión de cómo debería verse y actuar un
investigador médico. Lo consiguió. A veces la imagen lo era todo. Había
pasado horas observando su trabajo, sus movimientos precisos y
metódicos.

85
Pero el ocasional estallido de mal genio dejaba claro que había más en
esta mujer que había usado esa bata de laboratorio como si fuera su
armadura contra el mundo. Una vez más, su mente regresó a la ladera de
la colina cuando la había besado. En lugar de abofetearlo, que era lo que
esperaba que sucediera, ella le devolvió el beso y algo más.
No le importaría volver para una segunda ronda, y quizás una tercera
y una cuarta, pero eso no significaba que confiara completamente en ella.
Sí, por lo que había visto, ella había estado en la lista de purga junto con
todos esos otros pobres bastardos de los autobuses. Si bien habría
desatado alegremente a todos sus amigos contra los guardias para darles
una lección práctica de lo que les sucedía a los que se cruzaban con los
Paladines, habrían sobrevivido a la experiencia. La mayoría, al menos.
Podrían haber necesitado meses de rehabilitación, pero habrían vivido.
—Estoy lista cuando tú lo estés.
Esa era la segunda vez que hoy le había dicho eso. En ningún
momento se había estado refiriendo a aquello para lo que él realmente
quería que estuviera lista. La decepción sabía casi tan mal como el pan de
maíz medio quemado y la sopa de tomate que habían tomado para la cena.
Se apartó de la mesa y se dirigió a la olla de agua sobre la estufa. Se había
esforzado mucho por no pensar en la buena doctora quitándose la ropa
para remojarse en esa bañera anticuada con patas de garra. Era lo
suficientemente grande para dos, pero de alguna manera dudaba que ella
quisiera compartirla. Una pena. Le hubiera encantado frotarle la espalda,
deslizar sus manos enjabonadas por sus deliciosas curvas.
Desafortunadamente, su cuerpo había recuperado la energía
suficiente para recordarle cuánto tiempo había pasado desde la última vez
que se había acostado con alguien, haciendo que sus pantalones le
apretaran incómodamente en un área determinada. Tal vez cuando ella
terminara su baño, él también tomaría uno, pero sin el agua caliente.
Porque en este momento, un baño con agua fría y helada podría ser la
única cura para lo que lo aquejaba.

MARISOL LAVÓ Y seco los pocos platos que habían usado y los puso
de nuevo en el estante. La gruesa capa de polvo en todo era otra indicación
de que probablemente había pasado un tiempo desde que alguien se había
quedado allí. La única ropa que habían encontrado era de hombre. Se

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había puesto una camisa de franela y pantalones cortos con cordones que
amenazaban con tragársela por completo. Bastante poco a la moda, pero
mejor que las cosas sucias que se había quitado.
Afortunadamente, había un conjunto de pantalones deportivos en los
que Chase podía meterse. También hicieron uso de dos pares de pesados
calcetines de lana, pero ambos dibujaron una línea en cuanto a pedir
prestada la ropa interior del hombre. ¿Qué pensaría el propietario de esta
cabaña cuando regresara para descubrir que alguien se había aprovechado
de su hospitalidad, sin ser invitado e inoportunos? Si tuviera más dinero
en efectivo con ella, habría puesto un poco sobre la mesa con una nota
anónima de agradecimiento por el uso de su hogar.
Probablemente debería preocuparle que ella y Chase hubieran dejado
huellas dactilares por todo el lugar. Ciertamente, si el propietario deseaba
presentar cargos por allanamiento, las autoridades probablemente podrían
usar las huellas dactilares para rastrearlos. Ese era un problema con el
que lidiar para su futuro yo. Teniendo en cuenta que asesinos armados los
buscaban a los dos, había una buena posibilidad de que no viviera lo
suficiente como para tener que preocuparse por eso.
La puerta del baño se abrió, y Chase salió todavía secándose el
cabello. Ella colgó el paño de cocina sobre el borde del fregadero. — ¿Debo
poner otro tronco o dejar que el fuego se apague?
—Vamos a quemar uno más. Ese baño probablemente no fue tan frío
como lo hubiera sido saltar en el arroyo, pero estuvo cerca.
Ella misma había estado temblando un poco. Después de agregar un
tronco al fuego, se sentó a la mesa. —Creo que la temperatura ha bajado
un poco afuera. Podría hacer bastante frío aquí.
—Tienes razón. Iré a poner nuestra ropa a remojo en la bañera, y
entonces probablemente deberíamos pasar la noche. Podemos colgar todo
mañana para que se seque.
Eso la sorprendió. — ¿Estás pensando que pasaremos otro día aquí?
—Sí, creo que eso sería un buen plan. Ese camino de grava tiene que
conducir a algún tipo de camino, pero no sabemos a qué distancia
estamos. Podría haber una autopista cerca, o podrían ser millas de
caminos de tierra antes de que veamos pavimento real. Me gustaría estar
más cerca de recobrar mi fuerza completa antes de que comencemos a
caminar nuevamente.
Ella no se molestó en ocultar su alivio. —Suena como un plan.
— ¿Por qué no cubres las ventanas mientras comienzo a lavar la
ropa?

87
Él desapareció de nuevo en el baño con su toalla antes de que ella
respondiera, asumiendo claramente que haría lo que él le sugería.
Curiosamente, eso estaba bien. Chase podría emitir órdenes, un rasgo que
Marisol no amaba, pero al menos dividía el trabajo de manera justa. Cerró
las cortinas y pensó en lo diferente que era de los hombres que su madre
había traído a casa con ella. A pesar de que eran los cheques de asistencia
social de su madre los que habían pagado la mayoría de las cuentas,
ninguno de sus novios había levantado un dedo para ayudar en el
apartamento, y mucho menos para pagar las cuentas o comprar
alimentos. Todos esperaban que tanto su madre como Marisol lo hicieran.
Una vez, cuando ella había crecido lo suficiente como para darse
cuenta de lo equivocado e injusto que era eso, su madre la había
abofeteado por quejarse. Siempre culpaba a Marisol porque su padre no se
había quedado cerca, pero ella se había negado a asumir esa carga de
culpa. Por todo lo que había escuchado sobre su padre, Teddy Riggs nunca
había sido cortado para el matrimonio, lo cual no era culpa de Marisol. Era
obvio que su deserción había roto algo en su madre. Ella nunca pareció
darse cuenta de que él también había abandonado a su hija.
Al final, la única forma en que sobrevivió fue construyéndose una
nueva vida para sí misma dando la espalda a su pasado y a todos en éste.
Mirando hacia la oscuridad fuera de la cabaña, se preguntó cómo había
ido todo tan mal tan rápido. ¿Había sido demasiado codiciosa al aceptar
este brillante y deslumbrante trabajo? Mirando hacia atrás, podría haber
destruido la nueva identidad que había diseñado tan cuidadosamente para
sí misma, sin mencionar el futuro por el que tanto había trabajado.
— ¿Va todo bien?
Ella había sido consciente de la aproximación de Chase, y no la
sorprendió cuando él se detuvo a solo unos centímetros de donde ella
estaba. Medio paso hacia atrás la pondría justo contra la pared sólida
como una roca de su gran cuerpo. Incluso podría envolverla en sus brazos,
ofreciéndole el consuelo del simple toque humano. Excepto que no había
nada de simple en este hombre o en su reacción hacia él. Ella no sabía
nada de Chase, pero no había podido olvidar la forma en que la había
besado antes y el calor explosivo que había provocado.
Sí, parte de ello era probablemente una reacción a sus emociones
intensas por la amenaza que planteaban sus enemigos. Parte, pero
definitivamente no todo. Había algo en él que la atraía como ningún otro
hombre que hubiera conocido. Puede que él no apreciara el papel que ella
había jugado en su cautiverio, pero eso no le había impedido hacer todo lo
que estaba a su alcance para mantenerla con vida. El hombre tenía una
beta protectora de una milla de ancho.

88
Al darse cuenta de que todavía estaba esperando una respuesta,
dijo—Solo estoy cansada. Es hora de que disponga para pasar la noche.
Cuando comenzó a deslizarse más allá de él, él bloqueó su camino. —
Sí, he querido hablar contigo sobre los arreglos para dormir.
— ¿Qué hay con ellos?
—Sólo hay una cama.

89
Capítulo 10
Traducción de Alhana

Sede Paladín en Seattle

—Mantén tu maldita espada arriba o tendrás más contusiones de las


que ya tienes.
Eli retrocedió para mirar a su compañero de entrenamiento, pero hizo
lo que Trahern le ordenó. —Dime otra vez por qué permitirte darme una
nueva cosecha de moretones cada día es una buena idea.
La sonrisa en respuesta del viejo Paladín no fue nada amigable. —
Porque es divertido para mí, sin mencionar que aprender lo que estoy
tratando de enseñarte podría salvar tu vida algún día.
Después de limpiarse el sudor de la cara con el dobladillo de su
camiseta, Eli se quejó: —No estoy seguro de querer sobrevivir si eso solo
significa que puedes vencerme de nuevo.
—Tal vez esas espadas de goma espuma que hay en la caja de los
niños son más tu estilo.
En lugar de continuar la conversación, Eli dejó que su dedo medio
hablara por él.
Trahern se rio y movió su mano libre, indicándole a Eli que se pusiera
en marcha. Sus espadas golpearon entre sí con la fuerza suficiente para
que él sintiera la vibración hasta sus botas. Al menos logró bloquear el
golpe que podría haberle cercenado la cabeza. O lo habría hecho si
Trahern hubiera estado usando una espada real en lugar de una hoja de
práctica. En lugar de honrar el éxito menor de Eli, Trahern tomó velocidad
de inmediato, lanzándose hacia él con una serie de golpes rápidos. Cuando
finalmente logró sacar la espada de Eli de su mano, los otros que estaban
de pie alrededor del gimnasio aplaudieron o abuchearon, dependiendo de
si habían apostado por Eli o por Trahern.
En realidad, si no hubiera sido por cuestión de orgullo, Eli habría
apostado por el propio Trahern. Según todos los informes, los dos únicos
Paladines que tenían una posibilidad real de derrotar al hombre de manera

90
regular eran Devlin Bane y Jarvis Donahue, quienes encabezaban los
contingentes de paladines de Seattle y Missouri, respectivamente. Eli aún
no había conocido a Jarvis, pero Devlin Bane era un HDP aterrador.
Eli le tendió la mano a su oponente. —Gracias… creo.
Trahern le sonrió y le dio una palmada en la espalda. —Teniendo en
cuenta que nunca has tenido mucho entrenamiento formal, hiciste una
buena demostración por ti mismo. Incluso me atrevería a decir que tienes
un verdadero don para ello. Tómate un descanso y luego lo intentaremos
de nuevo.
Los músculos doloridos de Eli no estaban muy emocionados con esa
última parte, pero el cumplido significaba mucho. Blake Trahern no era el
tipo de hombre dado a los falsos halagos. En el mundo en el que operaban
los paladines, los hombres vivían y morían por una espada, incluso en esta
era moderna, y se tomaban esto en serio. Si necesitaba una prueba de ello,
todo lo que tenía que hacer era mirar alrededor del gimnasio a los otros
Paladines y a sus compañeros Kalith adiestrándose con dedicación.
Estos guerreros habían estado luchando en esta batalla secreta por
solo Dios sabe cuánto tiempo, sin que el resto de la humanidad tuviera
idea de lo que estaba pasando. Todavía estaba tratando de entender la
nueva realidad que habían arrojado sobre él cuando se estrelló en un
helicóptero militar hace un tiempo. Había muerto con el resto de su
tripulación; simplemente no se había quedado muerto.
Lonzo Jones se acercó y le dio a cada uno una botella de agua.
Después de tragarse la mitad de la suya, Eli preguntó: — ¿Alguna noticia?
—No, pero no nos rendiremos hasta que lo encontremos.
Habían pasado casi dos meses desde que Chase Mosely, uno de los
Paladines de Missouri, había desaparecido. Él no era el primero en
desaparecer, solo el más reciente. Tan pronto como recibieron la noticia,
Devlin Bane había reunido un equipo de ataque encabezado por Lonzo
para investigar el asunto.
Los miembros principales del equipo eran Eli, Larem Q‟ Jones,
Jamison „Doc‟ Shaw y Tyson Dahl. Larem era uno de los guerreros de otro
mundo que había prometido su lealtad a los paladines. Doc había servido
en las Fuerzas Especiales con Eli. Era un extraordinario médico de campo
y recientemente había terminado su entrenamiento como enfermero de
trauma. Tyson era el único comodín en el grupo. Un ex marine de
reconocimiento, recientemente se había alejado de un grupo de
operaciones secretas cuando se había dado cuenta de que su propósito no
estaba alineado con su propia brújula moral.

91
Si eso era realmente cierto o simplemente una artimaña para
infiltrarse entre los Regentes que supervisaban a los Paladines aún no se
había determinado. Todos estuvieron de acuerdo en que era mejor
mantenerlo cerca, donde pudieran vigilarlo. Por el momento, el equipo de
ataque estaba haciendo girar sus ruedas, porque hasta ahora ni una sola
pista había funcionado.
Devlin Bane, un hombre gigante que lideraba a todo el rebaño, entró
en la habitación. Se metió dos dedos en la boca y soltó un silbido agudo
que detuvo de inmediato todos los asaltos. A medida que la habitación se
calmaba, avanzó hacia el centro del gimnasio para pararse al lado de
Lonzo y Trahern.
—Tengo noticias sobre Chase Mosely.
La tensión en la habitación aumentó varios niveles cuando todos se
apelotonaron más y esperaron a que Devlin continuara.
—Jarvis y yo recibimos un correo electrónico supuestamente de
Chase. Dijo que ha estado cautivo en un recinto armado. No pudo decirnos
dónde estaba ubicado, pero esperaba que pudiéramos rastrearlo a través
del correo electrónico para averiguar dónde se originó. Le he dado esa
información a Cullen y su equipo. Me pondrán al corriente tan pronto
como encuentren algo.
Lonzo se acercó a su amigo. —Hay más.
Devlin asintió con la cabeza en un gesto brusco. —Chase estaba
tratando de escapar cuando tuvo la oportunidad de enviar el correo
electrónico. Jarvis y yo respondimos al mensaje de inmediato, pero no
hubo respuesta. En este momento, no sabemos lo que eso significa.
Esperamos que sea que ha logrado alejarse pero que no ha llegado a
ningún lugar donde tuviera acceso a Internet.
O tal vez su intento de fuga había fallado. Devlin no dijo eso, pero por
las expresiones feroces en las caras de todos, lo pensaban. Devlin hizo
rodar sus anchos hombros, probablemente tratando de sacudirse un poco
la tensión. La situación era mala, pero necesitaban seguir adelante. Centró
toda su atención en Lonzo.
—Prepara a tu equipo para salir tan pronto como Cullen pueda
señalarte la dirección correcta.
El otro hombre asintió. Sin duda él tenía preguntas, pero ahora no
era el momento ni el lugar. Los otros miembros del equipo ya se estaban
moviendo hacia él. —Vamos chicos. Limpien y recojan su equipo. Nos
pondremos en movimiento pronto.

92
Eli se dirigió al vestuario para ducharse. Después de eso, se detuvo en
la oficina de Safara para hacerle saber a su dama que estaba a punto de
ser… desplegado era la única descripción que pudo encontrar. No sabía si
los paladines habrían usado esa palabra para describir lo que iban a
hacer. Pero después de sus años en el ejército, la sentía acertada.
Aunque los hombres con los que trabajaba ahora no llevaban
uniformes o no tenían rangos oficiales, eran una banda de hermanos como
las personas con las que había servido en las Fuerzas Especiales. Se unían
a un nivel que los civiles nunca comprenderían realmente. Cuando había
vidas en juego, luchaban el uno por el otro, no como algo tan nebuloso
como un ideal. Es posible que Eli pudiera no haber conocido a Chase
Mosely, pero sangraría para asegurarse de que el Paladín regresara a casa.

HORAS MÁS TARDE, todo el equipo se había reunido en una sala de


conferencias en la sede Paladín, que estaba ubicada junto al metro de
Seattle. Eli y Doc estaban observando un monitor que mostraba a los
turistas recorriendo los pasajes subterráneos en un tour. La gente no tenía
ni idea de que estaban siendo observados mientras se inclinaban sobre los
restos de las estructuras que fueron construidas en el siglo XIX.
Doc miró a Lonzo. — ¿Alguna vez tienes el impulso de hacer ruidos
extraños para ver si puedes convencer a los turistas de que la ciudad está
encantada?
Larem levantó la vista de donde estaba afilando la hoja de su espada
curva. —Unos cuantos fantasmas difícilmente serían la cosa más
aterradora que se esconde debajo de esta ciudad.
Él debería saberlo. Su gente había estado cruzando a este mundo a
través de la barrera que recorría toda la zona. Un guerrero Kalith armado,
especialmente uno enloquecido por la enfermedad de la luz que
atormentaba a su gente, era una perspectiva aterradora. Eli se había
enfrentado contra suficientes de ellos para saberlo.
Doc sólo se rio. —Sí, supongo que eso es cierto.
Su conversación fue interrumpida cuando Lonzo entró en la
habitación. Fue seguido de cerca por Devlin y otro hombre que Eli estaba
dispuesto a apostar era Jarvis Donahue. No solo era el jefe de Chase
Mosely, sino también su cuñado. Unos segundos más tarde, otro hombre
entró junto con Cullen Finley y DJ Clayborne.

93
Lonzo se hizo cargo. —Cullen, DJ y Jake Beck han logrado rastrear la
fuente del correo electrónico hasta algún lugar en medio de la nada al
norte de la cordillera de las Cascadas2. Nos dirigiremos en esa dirección
pronto, así que prepárense. Nos debatimos entre sí ir en helicóptero o en
transporte terrestre. Aunque nos llevará más tiempo, vamos a conducir.
Eso nos permitirá una mayor flexibilidad a nuestro alrededor. Sin
embargo, la sede tendrá un helicóptero en espera, por si necesitamos una
extracción rápida.
En otras palabras, todo dependía de la forma en que estuviera Chase
cuando lo encontraran.
Lonzo se encontró con la mirada de cada hombre de frente. —
Empaquen cualquier arma y munición que crean necesitar y luego
dupliquen esa cantidad. Tendremos espacio, y preferiría llevar equipaje en
exceso para esta salida en lugar de quedarme cortos.
Devlin localizó a Doc entre la multitud. — ¿Estás seguro de que tienes
todo lo que necesitas?
El médico asintió, confiado. No era ninguna sorpresa. Este no era su
primer rodeo cuando se trataba de medicina de combate. —Sí. La Dra.
Young y yo lo repasamos todo juntos, y ella estará de guardia si necesito
consultarla en cualquier momento.
Mientras tanto, Lonzo miró su reloj. —Tres vehículos están llenos de
combustible y listos en el garaje. Si no hay más preguntas, estoamos listos
para partir. Les veré allí en veinte minutos.
Nadie dijo una palabra. Al unísono, todos se levantaron y recogieron
su equipo. Sus caras circunspectas. Sus armas favoritas fueron cargadas.
Los paladines salían de cacería.

CHASE LUCHÓ contra la urgencia de reír. Su contundente


recordatorio sobre la situación de la cama definitivamente había dejado a
su cuidadora sin palabras. Podría haberla dejado dándole vueltas a ese
pensamiento por un rato, pero eso sería mezquino.

2La cordillera de las Cascadas es una gran cadena montañosa frente a la costa del Pacífico de
América del Norte, que se extiende desde el sur de la provincia canadiense de la Columbia
Británica, a través de los estados de Washington y Oregón hasta llegar al norte de California

94
—Tengo planeado dormir en el suelo. Sólo pensé que te gustaría
saberlo.
Los ojos de Marisol se entornaron. — ¿Podrías haber empezado por
eso?
—Sí, tal vez.
Chase se rindió y se rio, y luego esperó a ver si lo volvería a golpear.
No lo hizo, pero apostaría cualquier cosa a que ella lo consideró.
Ambos se giraron para estudiar los dos sillones y el sencillo banco de
madera que eran los únicos muebles en el área de la sala de estar. No
había forma de que sirvieran como un lugar cómodo para que ella
durmiera, mucho menos para un hombre de su tamaño. Eso lo dejaba con
el piso o la convencía para que compartiera la cama con él. Dudaba que
ella pensara que esta última fuera una buena idea.
—El piso estará bien.
Después de todo, más veces de las que le gustaba recordar, había
dormido en el suelo rocoso de la cueva, donde él y los otros paladines
luchaban para defender este mundo de los locos de Kalithia. El piso de
madera de la cabaña no podría ser más incómodo o más frío que las
cuevas. De hecho, considerando que su enemigo podría reaparecer en
cualquier segundo, parecería ser una semana en su viejo hogar.
Marisol seguía frunciendo el ceño. —Sin embargo, hay un problema.
No vi ninguna manta extra en el armario.
¿Así que? ¿Estaba preocupada de que él se enfriara o de que él robara
las mantas de la cama para hacerse un camastro?
—Dije que el piso estaba bien. He dormido en peores lugares.
Su cuidadora claramente no le creyó. ¿Por qué no? Como mínimo, lo
había encontrado desmayado en el suelo de su jaula más de una vez.
Durante uno o dos segundos, ella lo miró y luego asintió lentamente como
si acabara de decidirse por algo.
—Tal vez podríamos compartir la cama.
Bien, eso puso todo tipo de ideas erróneas en la cabeza de Chase,
aquellas que involucraban generar su propio calor en una maraña de
brazos, piernas y lenguas. Sin mencionar que era solo una cama
matrimonial. No habría suficiente espacio para evitarse por completo,
incluso si él se ceñía a hacer alarde de su mejor comportamiento. Cuando
ella se retiró medio paso, ya pareciendo como si se arrepintiera de haber
hecho esa sugerencia, él rápidamente hizo todo lo posible por parecer
inocente.

95
—Si estás segura de que quieres hacer eso, prometo ser un perfecto
caballero. Los dos dormiríamos más calientes, eso es seguro.
Por la forma en que maltrataba su labio inferior, él podía decir que
todavía tenía algunas dudas serias. A este ritmo, ninguno de los dos iba a
dormir. —Olvídalo, Doc. Me quedo con el suelo. Ve a la cama. Cubriré el
fuego y echaré un último vistazo afuera antes de que me tumbe.
Cuando él se dirigió hacia la estufa de leña, ella atrapó su brazo. —Lo
siento, Chase. No es que no confíe en ti.
Sí claro.
—No te preocupes, Doc. No es que realmente sepamos algo el uno del
otro.
Él le ofreció una sonrisa amarga. —Bueno, eso no es cierto, ¿verdad?
Sé que trabajarías para cualquiera y mirarías a otro lado mientras te
paguen lo suficiente. Así es como terminaste siendo mi cuidadora en
primer lugar.
La estufa podía esperar. Tenía que alejarse de ella. Esta vez no se
detuvo cuando ella lo llamó por su nombre a pesar de que el destello de
dolor que había visto en sus ojos casi lo hizo volverse para disculparse. Por
supuesto, se arrepintió una vez más por llamarla su cuidadora cuando
sabía que Marisol odiaba que pensara en ella de esa manera. La verdad es
que no lo hacía, no como solía hacerlo. En algún punto del camino, casi se
había convertido en un término de afecto en su mente.
¿Cómo de retorcido era eso? Aun así, no volvería a llamarla de esa
manera a la cara, al menos no enojado.
Salió por la puerta principal y se prometió no volver a entrar hasta
que estuviera seguro de que ella había caído rendida y se había dormido.
Después de dar tres vueltas a la casa, se retiró hacia el borde del bosque
para sumergirse en la noche. Podía escuchar el susurro de pequeñas
criaturas entre la maleza y el suave barrido de las alas de un búho
mientras se elevaba a través de los árboles en busca de su cena.
Todo normal. Todo a salvo.
Era tan tentador relajar su guardia, pero no podía hacer eso. Aún no.
Un enemigo tan determinado no se rendiría fácilmente. Le seguirían dando
caza hasta que lo metieran en una bolsa o lo enterraran, y sospechaba que
no les importaba con cuál resultado concluirían. Planeaba plantarles una
pelea infernal antes de dejarlos ganar. El problema era que, le gustase o
no, tenía a una civil a la que proteger.
Miró fijamente hacia la ventana oscura del dormitorio y pensó en la
mujer que estaba metida en esa anticuada cama. No debería haberla

96
importunado de esa forma. Incluso si parte de lo que había dicho era
cierto, le molestaba haberla lastimado de esa manera. Su hermana le
habría dado una patada en el culo por tratar a cualquier mujer con tan
cruel desprecio.
El problema era que la buena doctora no era solo una mujer. Ella
había sido su cuidadora, la persona que lo había remendado una y otra
vez cada vez que los guardias se habían entretenido sacándole la mierda a
golpes. No era mucho más joven que él, pero él sospechaba que la brecha
entre su experiencia de vida y la de ella era enorme. Incluso ahora,
después de todo lo que había sucedido, había una inocencia inequívoca en
ella.
Incluso cuando estuvieron malditamente cerca de incendiar el bosque
con ese beso, él había sido consciente de que la reacción de Marisol había
sido entusiasta pero un poco torpe. Como si supiera qué hacer pero no
hubiera tenido mucha práctica. Si alguna vez pedía un voluntario para
ayudarla con ese problema, él se abría paso a empujones hasta el frente de
la fila.
Pero no esta noche.
Eso era decepcionante, pero era como era. Incluso si ella realmente
quisiera calentar esa cama doble con él, tendría que encontrar la fuerza
para declinar. En este momento, ella estaba claramente fuera de su
elemento y asustada. No la quería debajo de él solo para ahuyentar el
miedo. Él simplemente la deseaba. Podía imaginarse la forma en que sus
oscuros ojos color chocolate se derretirían cuando la tomara, cómo
encajaría perfectamente sus suaves curvas contra sus planos duros,
cuando él reclamara la posesión de su cuerpo y los condujera a ambos al
límite.
Y esta era la definición de locura. ¿Por qué se estaba volviendo loco
imaginando algo que no podía tener? Ya era hora de volver al interior y
estirarse en el suelo. Solo porque si, dio una vuelta más alrededor de la
cabaña antes de dirigirse a la puerta principal. Se quitó a puntapiés los
zapatos en el porche, esperando reducir el ruido. En el interior, consideró
sus opciones. Si iba a dormir en el suelo, estirarse en la cocina tenía más
sentido que dormir en el suelo del dormitorio. Incluso con las ascuas
cubiertas durante la noche, la estufa todavía emitiría algo de calor.
Se detuvo en el baño, moviéndose tan silenciosamente como podía. Lo
último que quería hacer era despertarla y arriesgarse a iniciar otra
conversación sobre los arreglos para dormir. Después de posar su rifle en
el piso de la cocina, agarró un pequeño cojín de una de las sillas y luego se
estiró cerca de la estufa, acostado sobre su espalda y usando su chaqueta
para cubrir sus pies y piernas.

97
Incómodo. El cojín era demasiado grueso, e inclinaba su cuello en un
ángulo equivocado. Rodando hacia un lado, empujó el cojín y apoyó la
cabeza sobre su brazo doblado. Mejor, pero todavía no lo suficiente bueno.
Finalmente, decidió que el verdadero problema era que no podía apagar su
cerebro. Escenas de las últimas semanas seguían jugando en su mente a
todo color con todo el dolor, la sangre y el miedo.
Nada de eso era propicio para dormir, por lo que forzó sus
pensamientos en una dirección más confortable. ¿Dónde estaban sus
amigos? ¿Habían recibido su correo electrónico? Si era así, Jarvis y los
demás removerían el cielo y la tierra para encontrarlo. Se imaginó a cada
uno de sus amigos en su mente y pensó en tiempos mejores.
Sí, había mucho sobre su vida que no había sido fácil. Su padre había
desaparecido sin previo aviso antes de que naciera Chase, dejando a su
madre angustiada y embarazada. Ella había muerto cuando él aún era un
niño, y la hermana mayor de Chase había puesto su propia vida a un lado
para cuidarlo. Había tenido casi dieciocho años antes de que se cruzaran
con su futuro cuñado, Jarvis Donahue. Al final resultó que Jarvis había
conocido al padre de Chase, un paladín que había muerto en el
cumplimiento de su deber. Con su ayuda, Chase había encontrado su
lugar luchando junto a algunos de los mejores guerreros del mundo.
Quería recuperar esa vida y quería que los bastardos que habían
hecho todo lo posible para robársela sufrieran por sus crímenes.
La puerta del dormitorio crujió. ¿Qué hacía ahora Marisol? Se
concentró en respirar lenta y uniformemente como si estuviera dormido.
Con suerte, ella estaba haciendo una parada nocturna en el baño y
volvería a la cama. No estaba de humor para conversar, incluso si todavía
estaba despierto.
No hubo suerte. Se dirigía en su dirección, abriéndose camino a
través de la habitación en penumbras.
— ¿Chase?
—Sí.
—No te oí regresar.
El alivio en su voz dejaba claro que la había asustado pensar que se
había despertado sola. ¿Realmente había pensado que la había
abandonado y que se había largado solo de nuevo? No estaba seguro de
querer saber que podía pensar tan pobremente sobre él, especialmente
después de haberle prometido en la cascada que no volvería a hacerlo.
—No quería despertarte, así que intenté ser muy silencioso.

98
Se arrastró más cerca en la habitación oscura, murmurando por lo
bajo cuando se golpeó el pie contra la pata de una mesa auxiliar. — ¿Cómo
es que estás aquí? Pensé que ibas a dormir en el piso de la habitación.
—Pensé que podría estar más caliente cerca de la estufa.
Y porque no confiaba en sí mismo para estar más cerca de ella.
—Estuviste fuera por mucho tiempo. ¿Viste algo?
Finalmente se acomodó para enfrentarla. —No, estaba todo tranquilo.
Se movió de un pie a otro como si su respuesta no le ofreciera la
suficiente seguridad que ella había esperado. Lo intentó de nuevo. —Salí al
bosque y di la vuelta a la propiedad varias veces. No había rastro de nadie
más en el área. Si lo hubiera habido, no habría sido una situación normal
para la población de criaturas locales. Las cosas se ponen bastante
tranquilas en el bosque por la noche cuando la gente se escabulle por ahí.
Se acomodó sobre su espalda con el antebrazo sobre los ojos,
esperando que ella captara la indirecta y se retirara al dormitorio. En caso
de que ella no lo hiciera, él agregó: —Ve a descansar un poco. Lo necesitas.
En cambio, se apoyó contra la pared, con los brazos cruzados en la
cintura. —Parece que tienes alguna experiencia de primera mano respecto
a merodear furtivamente por la noche.
—La tengo. Crecí en una granja en los Ozarks. Tuve un par de
coonhounds3, y los tres pasamos mucho tiempo por los bosques que
rodeaban el lugar.
—Puedo escuchar la sonrisa en tu voz. Esos deben haber sido algunos
buenos tiempos. ¿Tuviste hermanos o hermanas para compartir tus
aventuras?
Era difícil saber si ella estaba realmente interesada o si la
conversación era su manera de retrasar el tener que regresar a la cama
sola. Qué diablos, no haría ningún daño contestar algunas preguntas. —Al
principio, éramos mi madre, mi hermana mayor y yo. Después de que
mamá murió, éramos solo mi hermana y yo. Ella abandonó la universidad
para hacerse cargo de la granja y de mi custodia. Pensé que estaba loca,
pero ella jura que nunca lamentó su decisión.
Hubo un leve suspiro antes de que Marisol volviera a hablar. —Suena
como si ella fuera una mujer increíble. Tuviste suerte de tener a alguien
así en tu vida. Alguien que te puso en primer lugar.
—La tuve.

3Perros de caza. NDT

99
Y le recordaría a Gwen lo mucho que ella significa para él una vez que
regresara a casa. Si regresaba a casa. Teniendo en cuenta lo último que
dijo Marisol, tal vez era hora de que le hiciera algunas preguntas también.
— ¿Qué hay de ti? ¿Dónde creciste? ¿Algún hermano?
—No, solo éramos yo y mi madre. No pienso en ningún lugar como en
un hogar. Nos mudábamos mucho.
Ella se apartó de la pared. —Debería dejarte dormir un poco.
Sí, debería, pero no se fue. Podría patearse el culo por lo que iba a
decir, pero estaba claro que Marisol no quería estar sola.
Chase estudió su perfil en las sombras. Había un enorme grado de
tensión en la postura de sus hombros, y ella había envuelto sus brazos
alrededor de sí misma tan fuerte que él se sorprendía de que pudiera
respirar. — ¿Preferirías si me uniera a ti en el dormitorio? Dormir en el
suelo, quiero decir.
Ella asintió. —Sé que es estúpido, pero no puedo relajarme. Cada vez
que la cabaña cruje o algo suena en el bosque, creo que vienen por
nosotros.
Se levantó del piso, recogiendo su chaqueta y el rifle mientras lo
hacía. —De acuerdo, vamos. Tú te metes en la cama y yo me quedo en el
suelo. Nadie te tocará sin pasar primero sobre mí.
Ella condujo su desfile de dos personas a lo largo de la corta distancia
hacia la otra habitación. Incluso después de que ambos estuvieran dentro
con la puerta cerrada, ella vaciló. Maldita sea, no era un lector de mentes.
¿Qué demonios quería que hiciera él?
—Mira, si has cambiado de opinión, Doc, solo dilo, porque estoy
muerto. De una forma u otra, me pondré en posición horizontal aquí o allá
en la cocina. ¿Cuál va a ser?
Ella miró las mantas arrugadas y luego lo miró de nuevo. —Dormirías
mejor en la cama.
Bueno, sí, pero entonces ella sería quien se congelaría su delicioso
culo en el suelo. —Gracias, pero no gracias. Mi hermana hizo todo lo
posible para meter a golpes buenos modales en mi dura cabeza. No hay
forma de que pueda quedarme con la cama y dejarte dormir en el suelo.
—Entonces la compartiremos.
Y mientras él se quedó allí con la boca abierta, ella se acostó y se
deslizó hacia el otro lado del colchón. Cuando él no siguió su ejemplo
inmediatamente, ella dio unas palmaditas sobre la cama. —Vamos, Chase.
Los dos somos adultos.

100
Cierto, y ese era el problema. Aunque Gwen le había enseñado a ser
un caballero, ella no había criado a un tonto. Incluso si estaba haciendo
alarde su mejor comportamiento, al acurrucarse bajo las sábanas con
Marisol estaría jugando con fuego. Incluso mientras avanzaba hacia la
cama, le ofreció una salida más. — ¿Estás segura?
Ella asintió. —Prometo no morder.
Puso su rodilla sobre la cama. —Sí, bueno, yo podría.
—Estoy dispuesta a arriesgarme.
Como había dicho, no era tonto. De ninguna manera rechazaría su
oferta para compartir. Se tendió en la cama y tiró de las mantas sobre
ambos. Ella se giró hacia la ventana, ofreciéndole la espalda. Él siguió su
ejemplo, girándose hacia la puerta en la pared opuesta. Sin embargo, a
pesar de sus mejores esfuerzos, no podía relajarse. Solo unos pocos
centímetros los separaban, lo que lo hacía consciente de cada respiración
que tomaba, cada pequeño movimiento que hacía.
Después de unos minutos, su respiración se hizo profunda y lenta, un
indicador probable de que se había quedado dormida, pero a él le tomó
mucho más tiempo acomodarse. Como ella había dicho, los chicos malos
todavía estaban ahí afuera. No tenía ni idea de dónde estaban sus amigos
o si iban a venir. Gradualmente, sin embargo, el calor de su cuerpo y el de
Marisol se combinó para desterrar el frío de la noche y las preocupaciones
de mañana.
Arropado por el aroma y el calor de Marisol, se durmió.

101
Capítulo 11
Traducción de Alhana

Marisol había cerrado las cortinas antes de irse a la cama la noche


anterior, pero suficiente luz solar lograba filtrarse a través del fino algodón
para apuñalar sus ojos. Parpadeó adormilada y pensó en levantarse, pero
decidió que realmente preferiría volver a dormirse. Planeaban pasar otro
día encerrados en la cabaña, por lo que no había prisa por levantarse.
Pero cuando trató de darle la espalda a la ventana, no pudo moverse.
Algo la tenía anclada en su lugar. No, no algo, alguien. El pesado brazo de
Chase estaba envuelto en su cintura y su gran cuerpo estaba presionado
contra el de ella desde los hombros hasta los pies, su aliento cálido en la
parte posterior de su cuello.
Incluso si ella hubiera querido escapar, lo que actualmente era un
buen tema para debate, no importaba. No había a dónde ir. Su lado de la
cama estaba contra la pared, por lo que no podía deslizarse de esa
manera. Podría arrastrarse hasta el fondo y saltar sobre el tablero de los
pies de la cama, pero no sin molestar a su compañero aún dormido.
A fin de cuentas, quizás invitarlo a compartir la cama no había sido
una buena idea, pero ella no lo lamentaba. Tenerlo allí bajo las sábanas
con ella había marcado la diferencia entre dar vueltas y más vueltas
durante toda la noche y sentirse cálida y segura. Había algo en Chase que
la hacía creer que realmente se interpondría entre ella y cualquier peligro
que corriera hacia ellos.
No podía recordar haber querido confiar tanto en nadie antes, y no
estaba muy segura de cómo había logrado deslizarse más allá de las
paredes que había erigido alrededor de su corazón. Solo el tiempo diría si
dejarlo acercarse tanto era un error. No tenía sentido preocuparse por eso
ahora.
Aunque originalmente se había ido a la cama antes que Chase, había
estado dando vueltas y más vueltas hasta que él se le unió en la cama, lo
que significaba que ninguno de ellos se había quedado dormido hasta
bastante tarde. El otro problema era que él todavía se estaba recuperando
de todo lo que los guardias le habían hecho. Su caminata atravesando

102
medio estado también se había cobrado su precio. No, ella se quedaría
dónde estaba y dejaría dormir al pobre hombre.
—Estás pensando con demasiada intensidad para ser tan temprano
en la mañana.
La profunda voz de Chase era más ronca de lo normal, como si
todavía estuviera más dormido que despierto. Ella giró la cabeza para
mirarlo por encima del hombro. Sus ojos estaban a media asta y carecían
del tono duro que a menudo tenían durante el tiempo que pasaron juntos.
Eso le ofrecía una pista de cómo había sido antes de que todo esto hubiera
sucedido, haciéndolo parecer más accesible, incluso más joven.
—Lo siento, no quise despertarte.
—Está bien. ¿Querías que te dejara salir?
Después de una breve vacilación, ella dijo: —No, estoy bien. El sol me
despertó, pero aún es temprano.
—Bien, porque aún no he terminado de dormir. —En realidad se
acurrucó más cerca y apretó su agarre sobre ella. —Y estoy realmente
cómodo en este momento.
Ahora que lo pensaba, ella también. No sabía lo que el resto del día
les traería, pero ahora mismo disfrutaría de la paz y la tranquilidad y el
calor de Chase Mosely a su espalda.

ELI VIO A LONZO caminar hacia la carcasa quemada de un viejo


autobús escolar. El Paladín echó un vistazo al interior del vehículo y dio
un paso atrás, enterrando su nariz en la doblez de su brazo, con arcadas.
—Hijo de puta. Esto es malo.
Eli no culpó al hombre por verse un poco verde. Podía oler la
carnicería a pesar de estar a unos treinta pies4del autobús.
Lonzo exploró el área. —No hay señales de supervivientes aquí.
Revisemos el complejo antes de informar.
Buena idea. Ninguno de ellos quería decirles a las personas que
esperaban en el cuartel general que habían llegado demasiado tarde. El
resto del equipo se desplegó de inmediato alrededor de ellos, con sus
armas desenfundadas y listas. La puerta que conducía al interior del

4 9 metros y 14 cm.

103
complejo propiamente dicho estaba retorcida y doblada donde algo se
había estrellado contra ella. Solo había espacio suficiente para que
pudieran pasar por la abertura uno por uno.
Eli se acercó a Tyson. — ¿Qué crees que pasó aquí?
El otro hombre echó un vistazo largo y lento al edificio y al suelo que
los rodeaba antes de responder. —Yo diría que los superiores decidieron
soltar amarras.
Su voz no daba una indicación clara de cómo se sentía respecto a eso
o por los cuerpos carbonizados en el autobús, pero Eli reconocía la furia
fría cuando la veía. Sin duda, el ex marine se estaba preguntando si había
perdido a algún amigo, o al menos a sus antiguos socios en la explosión. A
falta de pruebas de ADN con los restos, no había manera de identificar a
los muertos.
Jarvis los pasó rozando. —Vamos a revisar el edificio.
Teniendo en cuenta lo cercano que era Jarvis de Chase Mosely, no era
una buena idea dejar que tomara la delantera. Probablemente no había
ninguna manera de convencerlo de que se quedara afuera y dejara que los
demás salieran a cazar sin él. No le agradaría que trataran de protegerlo de
los horrores que pudieran encontrar dentro del edificio, pero al menos
podrían intentarlo.
Eli le dio a Tyson un codazo. — ¿Has estado aquí antes?
Hubo un escalofrío en la mirada de Tyson mientras miraba a su
alrededor. —Sí, brevemente. Formé parte del personal original estacionado
aquí cuando aún era parte del equipo de operaciones especiales. Luego nos
sacaron a todos sin previo aviso y sin explicación. Echando la vista atrás,
sospecho que es cuando la nueva administración se hizo cargo, porque
todo cambió después de eso.
Eli ya sabía que esos cambios eran la razón por la que Tyson se había
alejado de su antiguo empleador. En lugar de presionar para obtener más
detalles, cambió de tema. — ¿Qué estamos viendo aquí?
Señaló la gran estructura justo delante de ellos. —Ese es el edificio
principal. El parque de vehículos y el cuartel están a lo largo de la valla
trasera. Puedes ver las torres de vigilancia en las cuatro esquinas.
Tyson comenzó a caminar hacia el lado izquierdo del edificio, dejando
que los demás lo siguieran. —La entrada principal es por aquí. El edificio
es en forma de C. Las puertas se abren dando paso a un pequeño
vestíbulo. A la izquierda hay más cuartos de vigilancia y un área de
seguridad en la que nunca se me permitió entrar. Hay un gimnasio y
algunas otras habitaciones a la derecha. El pasillo que conduce

104
directamente hacia atrás va hacia un laboratorio, un comedor para el
personal y un apartamento para el científico residente.
Bueno, eso era inesperado. — ¿Para qué necesitaban un científico?
Tyson se encogió de hombros. —Ellos nunca lo dijeron, y yo no
pregunté. Todo se fundamentaba en limitarse a lo que uno 'necesitaba
saber‟. Y yo no necesitaba saberlo.
Eli había pasado gran parte de su carrera militar en misiones de alto
secreto, por lo que no podía criticar al hombre por no presionar para
obtener respuestas. Al menos les había dado suficiente información para
no ir completamente a ciegas.
Habían llegado a la puerta principal. —Todos retrocedan hasta que
verifique y me asegure de que no cablearon el lugar para volarlo por los
aires si personal no autorizado intenta entrar.
Eli comprobó el marco de la puerta en busca de cualquier señal de
que había sido manipulado. Nada. Le dio un ligero tirón a la manija de la
puerta. Desbloqueada. La abrió de par en par y dio un salto hacia atrás
para ver qué pasaba.
Tyson aparentemente no tenía tales reservas, o tal vez se sentía
suicida. De cualquier manera, marchó por la puerta abierta y siguió
adelante. Cuando llegó al otro lado del vestíbulo sin incidentes, hizo un
gesto a los demás para que lo siguieran.
Tres fueron hacia la izquierda para revisar los cuartos de los guardias
y el área donde Tyson nunca había estado. Eli, Jake, Tyson y Doc se
dirigieron hacia el otro lado, despejando cada habitación que pasaban para
asegurarse de que no les pasara desapercibida ninguna sorpresa
desagradable a lo largo del camino. Cuando llegaron al pasillo trasero que
recorría todo lo largo del edificio, Tyson giró a la derecha primero. En la
mayoría de las habitaciones parecía que la gente había agarrado sus cosas
apresuradamente al salir. El final del pasillo se ensanchaba en un
pentágono con una sola puerta en el centro.
—Este es el apartamento que mencioné. —Señaló un pasillo más
estrecho que se abría a la derecha. —Eso te llevará de vuelta al frente del
edificio y a la salida lateral.
A diferencia de las otras puertas, esta estaba cerrada. Eli retrocedió y
luego pateó con todo lo que tenía. Tomó tres intentos antes de que
finalmente cediera. Doc hizo guardia en la puerta mientras el resto
buscaba en las habitaciones. Si alguien había estado viviendo allí, seguro
que no habían dejado demasiada huella en el lugar, aunque tenía que
preguntarse por qué la cortina de la ducha había sido pegada con cinta al

105
techo. Por el contrario, no había fotos, ni computadora, nada que revelara
la personalidad o identidad del antiguo inquilino. Tuvieron un poco más de
suerte en el dormitorio. La ropa en el armario dejaba claro que una mujer
había estado viviendo allí y que su gusto implicaba pantalones sueltos y
blusas bastante sencillas combinados con batas de laboratorio blancas.
Sin colores brillantes, sin estampados, sin personalidad real.
Eli sacó una de las batas de laboratorio de su percha y estudió el
nombre bordado en el bolsillo. — ¿Qué sabes sobre ella?
—Se presentó como la Dra. Riggs, pero no tengo ni idea si ese era su
nombre real o no. Parecía lo suficientemente agradable, pero no
socializamos exactamente.
Estudió sus alrededores. —Me he estado preguntando qué pasó con
ella después de que mi grupo fuera transferido. Había un par de mujeres
guardias cuando estaba establecido aquí. Pero por lo que pude ver,
nuestros reemplazos eran todos hombres, lo que dejaba a la médica como
la única mujer en el complejo. Ninguno de mi equipo la habría molestado,
pero no puedo responder por los nuevos tipos.
Eli esperaba por el bien de esa mujer que Tyson estuviera equivocado
con respecto a sus antiguos compañeros de trabajo, pero no había nada
que pudieran hacer al respecto ahora. —Revisemos el resto del edificio.
No pasó mucho tiempo antes de que llegaran al laboratorio en el
extremo opuesto del edificio. Eli se detuvo en la entrada para mirar
alrededor. Las marcas en el mostrador mostraban dónde solían estar las
cosas. A juzgar por unos pocos cables eléctricos que quedaron atrás, lo
más probable es que haya sido algún tipo de equipo electrónico. Una cinta
de correr, una bicicleta estática y algunas pesas estaban en la esquina
trasera.
— ¿Qué hacían ellos aquí?
—Aquí es donde trabajaba la Dra. Riggs. Tenía un montón de
máquinas en los mostradores. Todo parecía de alta calidad, el tipo de
cosas que verías en un laboratorio médico o de investigación, pero no
puedo decirte en qué estaba trabajando.
Jarvis vibraba con creciente tensión. — ¿Nos puedes decírnoslo o no
lo harás?
Tyson no se ofendió por la acusación. —No puedo. Nadie dijo nunca lo
que ella estaba haciendo, y no conozco ese tipo de equipos. Tal vez, si viera
algunas fotos, podría distinguir de qué se trataba.
Jarvis no respondió, pero se abrió paso para ir más lejos en la
habitación. Cuando miró a su derecha, comenzó a maldecir fuerte y largo.

106
Eli le dio su espacio pero se asomó por la esquina para ver qué había
destruido finalmente el estricto control del otro hombre sobre sus
emociones. La pequeña habitación parecía pertenecer a una prisión en
alguna parte. La silla de metal en la esquina estaba rota en pedazos, y el
catre claramente había sido utilizado para dormir. La manta que estaba
arrugada en el suelo estaba cubierta con salpicaduras oscuras de sangre
seca.
Eli se giró para empujar a Tyson contra la pared, con las manos
apretadas contra la garganta del hombre. — ¿Es eso una puta celda?
La cara de Tyson enrojeció mientras luchaba por respirar y hablar al
mismo tiempo, pero no hizo ningún esfuerzo por liberarse. —
Probablemente, pero nunca hubo nadie en ella mientras yo estuve aquí. Si
lo hubiera habido, habría hecho todo lo posible por sacarlo. No me uno a
ese tipo de mierda.
Eli miró a los ojos de color gris acero de Tyson durante varios
segundos antes de dejarlo ir. Tyson había jurado que se había alejado de
su antiguo grupo de operaciones especiales cuando no pudo vivir con las
órdenes que le habían dado. Había trazado el límite cuando uno de los
hombres en su unidad trató de matar al ex oficial al mando de Eli. Por
ahora, aceptaría su palabra.
—Te creo.
Tyson pareció un poco sorprendido mientras se frotaba la garganta. —
Como dije antes, mi equipo fue retirado sin previo aviso. Si trajeron a un
prisionero aquí, lo hicieron después de que yo me hubiera ido.
Jarvis parecía dudoso, pero no insistió en el tema. —Hemos visto todo
lo que hay que ver aquí. Sigamos moviéndonos.
Doc negó con la cabeza. —Dame unos minutos para recoger algunas
muestras. Cuando regresemos a la sede, la Dra. Young puede realizar
pruebas de ADN para demostrar de una manera u otra si Chase estuvo
aquí.
Recolectó las muestras con su eficiencia habitual y las metió en su
mochila. Cuando terminó, todos salieron del laboratorio hacia el frente del
edificio. Cuando abrieron la puerta de la última habitación junto a la
salida lateral, se derramó el olor de la muerte. Un hombre vestido con un
uniforme negro estaba tendido en el suelo. Tyson entró en la habitación
para estudiar el cuerpo. Después de un breve examen de lo que podía ver
mientras estaba allí de pie, se agachó y giró el cuerpo con cautela. Ojos en
blanco miraron al techo.

107
—Doble disparo en la parte posterior de la cabeza, ambos con el
objetivo de hacer el máximo daño. Ni idea de quién era él. Ha estado
muerto un día, dos a lo sumo.
Doc ya estaba sacando los suministros para cargar otro hisopo de
ADN. Identificar al pobre bastardo podría ayudar en su investigación, pero
también se aseguraría de que alguien recuperara el cuerpo. Él podría tener
familia sentada en casa y preguntándose dónde estaba.
—Hemos terminado aquí.
Jarvis dirigió su pequeño desfile de regreso al vestíbulo, donde los
demás ya los estaban esperando. — ¿Algo?
Lonzo negó con la cabeza. —Un laboratorio y unas malditas celdas
para prisioneros. Están en perfectas condiciones, por lo que es imposible
saber si alguna vez se han usado o si se limpiaron realmente bien después.
Eli realmente, realmente, quería ponerle las manos encima al ex
empleador de Tyson. —La celda de este lado al menos solía tener un
ocupante. Es imposible saber en este momento si era Chase, pero Doc
tomó muestras de lugares que podría haber tocado.
Nadie parecía feliz, pero era todo lo que tenían con lo que trabajar.
— ¿Qué pasó exactamente aquí?
Eso vino de Jake, quien estaba mirando a Jarvis para que lo guiara.
El líder paladín se tomó unos segundos. —No se limitaron a soltar
amarras.
Miró a Tyson antes de continuar. —Esto se parece más a una política
de terreno arrasado5. Tal vez quien haya venido a limpiar la casa logró
convencer a todos de que se trataba de una evacuación normal, pero tal
vez no a todos. Mientras que todavía haya luz afuera, veamos si hay
señales de que alguien haya escapado. Sabemos que Chase ya estaba
tratando de escapar cuando nos contactó. Tal vez se escapó, y todo esto—,
hizo una pausa para agitar su mano alrededor del área circundante, —es
lo que hizo este grupo de operaciones encubiertas en respuesta.
Se sintió bien estar de vuelta afuera. Salieron por la puerta y se
dividieron en tres grupos. Uno siguió el perímetro exterior de la cerca que
rodeaba la instalación. Otro tomó el lado izquierdo de la carretera que se
alejaba de la puerta, mientras que el otro tomó el derecho.

5Scorched earth, su traducción literal es “tierra quemada”, es la maniobra de destrucción masiva


cuando un ejército se retira de su ubicación, destruyendo todo lo que dejan atrás y que podría ser útil
para el enemigo (cualquier cosa como ferrocarriles, puentes, edificios, instalaciones, etc.) de modo que
todo lo que caiga en manos del enemigo seanescombros y tierra quemada por las cargas de demolición.

108
Eli camino más allá de la carcasa quemada de los autobuses,
ignorando el olor tóxico lo mejor que pudo. En cambio, se concentró en el
suelo rocoso y buscó cualquier señal de que alguien hubiera salido vivo del
lugar.
Ahí. Abajo, en la zanja, vio una huella. No, había dos. Una parecía
tener la longitud correcta para el tamaño de un hombre como Chase.
Justo al lado había una mucho más pequeña. Se arrodilló para estudiar al
par de cerca. Una vez que lo hizo, pudo ver otro conjunto más cerca de los
árboles que se encontraban a pocos metros de la carretera.
Después de tomar una foto, silbó. —He encontrado algo.
Los otros vinieron corriendo. Una vez que estuvieron todos allí, señaló
al suelo. —Dos personas caminaron a través de esta zanja adentrándose
en el bosque. Parece un hombre de mi tamaño, que coincidiría con la
descripción que me diste de Chase. La otra parece que pertenece a una
mujer, tal vez la científica que mencionó Tyson.
Cada miembro del equipo se inclinó para estudiar las huellas.
Después de que todos hubieran mirado con atención, Eli señaló hacia los
árboles. —No fui tan lejos, pero parece que las huellas conducen a la
maleza, allí.
Lonzo hizo los honores, bordeando cuidadosamente las pocas huellas
que pudieron ver. Desapareció entre los árboles durante unos segundos. —
Definitivamente siguieron adelante. Antes de agarrar el equipo,
terminemos de buscar otras huellas. No quiero omitir nada antes de dejar
este sitio. También quiero iniciar la computadora para ver el mapa y las
fotos de satélite de esta área. Necesitamos saber a qué tipo de terreno nos
dirigiremos.
No tomó mucho tiempo. Larem encontró otro conjunto de huellas que
se dirigían aproximadamente en la misma dirección, mientras que DJ
siguió otro rastro hacia el otro lado de la carretera. Volvió luciendo
bastante infeliz.
Cuando Jarvis le preguntó qué había encontrado, DJ hizo una mueca.
—Las huellas se adentran unos cien pies6 entre los árboles antes de que
éstas se interrumpieran. El árbol al lado del sendero tiene una fila de
agujeros de bala a la altura del pecho, y había marcas de arrastre hacia la
carretera.
—Bien entonces. Actualizaré a Devlin sobre lo que hemos encontrado.
Mientras hago eso, carguen sus equipos. Iremos campo a través tan pronto
como termine.

630 metros y medio, aproximadamente. (Nota de T)

109
Eli se quedó rezagado con Tyson mientras los demás se mantenían
ocupados y le preguntó: — ¿Estás bien?
—Sí. —Entonces Tyson inspiró profundamente y suspiró. —En
realidad, no, no lo estoy. Quiero poner en fila a los bastardos que hicieron
esto y darles una dosis de su propia medicina. No sé quién murió aquí,
pero nadie se merecía esto.
—Tienes razón, ellos no lo merecían.
No podía imaginar lo que este tipo de traición le haría a un hombre,
especialmente a uno que tomaba tan en serio cosas como el honor y el
deber. Se arriesgó a poner una mano en el hombro de Tyson. —No
abandonaremos la cacería hasta que encontremos a quién hizo esto y
quién dio la orden. Te lo prometo.
Tyson se sacudió la mano de Eli de encima, pero no se apartó. Miró a
lo lejos, con una mueca de enojo. Cuando habló, sus palabras eran trozos
de hielo. —Y cuando lo hagamos, habrá un ajuste de cuentas cojonudo.
Quiero estar ahí.
Eli se encontró con su dura mirada de frente. —Yo también.
Quince minutos después, dejaron atrás el camino y comenzó la
verdadera cacería.

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Capítulo 12
Traducción de Alhana

Maldita sea, se sentía bien tener a Marisol entre sus brazos. Chase se
había prometido a sí mismo que se comportaría, pero eso había sido la
noche anterior. Ahora no estaba seguro de estar por la labor de
desaprovechar la oportunidad de hacer algo más que abrazarla. Si ella le
hubiera dado alguna señal de que no estaba contenta de haberse
despertado con él a su espalda, Chase se habría disculpado y habría
puesto algo de espacio entre ellos.
Como una habitación entera.
En cambio, ella se relajó contra él y parecía contenta de quedarse así.
El hecho de que tenerla apretada contra él solo lo hacía querer estar
mucho más cerca. Tenía que ser consciente del efecto obvio que estaba
teniendo sobre él, especialmente teniendo en cuenta que la parte trasera
de Marisol estaba presionada contra dicho efecto.
Él le acarició el hombro con su nariz y luego respiró hondo para
inhalar su cálido aroma. Sus esfuerzos fueron recompensados cuando ella
arqueó la cabeza hacia un lado para ofrecerle un acceso más fácil. Ella
gimió suavemente cuando él presionó una serie de suaves besos a lo largo
de la columna de su cuello. Al mismo tiempo, él deslizó su mano hacia
arriba desde donde descansaba en su cintura para simplemente rozar la
curva inferior de sus senos.
Cuando ella se puso rígida en sus brazos, él se quedó inmóvil.
—Dime que no quieres esto y me detendré.
En realidad le gustaba que se tomara un tiempo para pensar antes de
responder. Independientemente de lo que decidiera, él quería saber que no
había sido una decisión fácil para Marisol. Finalmente, ella se giró sobre
su espalda, obligándolo a poner un poco de espacio entre ellos. Esos pocos
centímetros se sentían como una brecha que tal vez no resultase tan fácil
de cerrar.
Sus ojos oscuros parecían preocupados cuando finalmente se
encontró con su mirada. — ¿Quieres esto porque soy yo o solo porque
estoy a mano? Porque cuando lleguemos a la civilización, me temo que

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volverás a odiarme por ser parte de lo que te sucedió. Incluso si eso es
comprensible, esto solo complicaría las cosas.
Debería haber sabido que ella haría las preguntas difíciles, y tal vez
era mejor para ambos si no se apresuraban a hacer algo. —No te mentiré,
Marisol. Parte de esto es probablemente debido a la situación. Lo más
probable es que vayamos por caminos separados cuando todo esto
termine. Tú tienes que pensar en tu carrera y yo tengo importantes
obligaciones de las que no puedo alejarme.
Cuando ella hizo un mohín, él se arriesgó a arrastrar el dorso de sus
dedos a lo largo de la curva de su mejilla comprando unos segundos para
considerar su respuesta. Ambos se merecían su total honestidad respecto
a sus sentimientos hacia ella. ¿La quería él? Sí. ¿Confiaba en ella? Quería
hacerlo, pero ¿era eso suficiente? Tendría que serlo.
Él acarició su suave piel una vez más. —Hay dos cosas que debes
saber. La primera es que creo que te llevaste un cabezazo con los
bastardos que te contrataron para hacer una investigación para ellos, y
soy muy consciente de lo mucho que te molestaba ver lo que me hacían.
La segunda es que me he sentido atraído por ti desde el principio… incluso
cuando insistía en llamarte mi cuidadora.
Eso no era una mentira. Encontraba a Marisol cautivante a muchos
niveles, más allá de lo puramente físico, aunque definitivamente obtenía
altas calificaciones en esa categoría. Él amaba sus suaves curvas y esos
ojos color chocolate de los que él podría enamorarse. La ternura que le
había mostrado mientras atendía sus heridas había curado no solo sus
heridas, sino también su alma. Aunque lo volvía loco, le encantaba la
forma en que ella hacía preguntas obstinadas, incluso cuando sabía que
no le gustarían sus respuestas. Sí, realmente le gustaba esa mente aguda.
¿Alguna vez había entendido realmente lo sexy que podía resultar la
inteligencia?
Él retiró la mano. —Así que supongo que el próximo movimiento es
tuyo. No quiero hacerte las cosas más difíciles de lo que ya lo son. Después
de todo, estás atrapada aquí conmigo, un hombre del que realmente no
sabes nada, pero al que necesitas para ayudarte a salir de este lío.
Prometo que haré todo lo que pueda para mantenerte a salvo sin importar
lo que suceda, o no suceda, entre nosotros.
Debió haber dicho algo correcto, porque Marisol se acercó a él,
cerrando el pequeño espacio entre ellos. Mientras lo hacía, su ceño se
transformó lentamente en una suave sonrisa. Apoyándose contra él, ella
usó sus labios en lugar de palabras para responderle. El beso fue suave y
tentativo, como si no estuviera segura de su bienvenida. Él sonrió contra
su boca y tomó la parte de atrás de su cabeza para mantenerla en la

112
posición correcta. Cuando él trazó sus labios con la punta de su lengua,
ella le devolvió la sonrisa y le permitió entrar.
Tiró de ella para que se tendiera sobre su torso, disfrutando de la
presión de su cuerpo contra el de él. Mientras sus lenguas se enredaban y
bailaban en un ritmo erótico, él le agarró el culo y la centró justo sobre su
erección. Ella interrumpió el beso el tiempo suficiente para recompensar
sus esfuerzos ondulando sus caderas contra las suyas, creando una
fricción acalorada entre ellas.
Era tan tentador arrebatarle el control, pero ahora mismo estaba
contento de permanecer recostado y dejarla hacer su magia. Pero eso no
significaba que estuviera dispuesto a ser totalmente pasivo. Él deslizó sus
manos por debajo de la cintura de sus pantalones cortos de gran tamaño
para pasar sus dedos sobre la seda de su piel. Cuando eso ya no fue
suficiente, retiró una mano.
—Levántate un poco.
Marisol vaciló y luego cedió a su demanda. Con cuidado de no ir
demasiado rápido, deslizó su mano debajo de sus pantalones, esta vez
para explorar un poco. Los ojos de Marisol se abrieron brevemente con
sorpresa y se cerraron mientras la acariciaba lentamente, aumentando
gradualmente la presión. Cuando finalmente él deslizó un dedo en lo
profundo de su centro, ella se estremeció y rodó de regreso a su lado de la
cama.
Mientras lo hacía, ella emitió su propia demanda. —Desnúdate.
Quiero tu piel contra la mía.
Bien entonces. Su sudadera salió volando, y sus pantalones le
siguieron justo detrás. Él habría estado muy contento de ayudar a Marisol
a quitarse la ropa, pero ella parecía decidida a cuidar de esa pequeña
tarea. Decepcionante, pero al menos ella lo dejó mirar.
—Eres hermosa.
Ella se sonrojó y bajó la mirada como si no supiera si creer en su
contundente evaluación, pero él lo decía en serio. Era absolutamente
femenina, con su cabello rubio cayendo alrededor de sus hombros en
suaves ondas, y sus perfectos pechos prácticamente suplicando que los
besara y los acariciara.
Incapaz de resistir la tentación, se concentró en la punta de un pecho
estrechamente apretado con su boca, tirando de éste con los labios y la
lengua. —Tan dulce.
Ella protestó cuando lo soltó, pero luego suspiró cuando volvió su
atención a su segundo pecho. Chupando con fuerza, amasó al otro lo

113
suficientemente fuerte como para patinar sobre la estrecha división entre
el placer y el dolor.
Mientras tanto, ella hizo un poco de exploración por su cuenta.
Cuando agarró su polla y le dio dos caricias largas y lentas, sus ojos
giraron hacia atrás en su cabeza. Antes de que ella pudiera hacerlo otra
vez, él tiró de su mano hacia su tórax.
—Aguafiestas.
Le besó las yemas de los dedos. —No, solo estoy tratando de frenar las
cosas.
— ¿Por qué querrías hacer eso?
Mientras luchaba por encontrar una razón lógica, Marisol le dio la
vuelta a las cosas, llevándose la mano de él a los labios para chupar
suavemente uno de sus dedos. Su polla se sacudió en respuesta,
haciéndole desear que su boca estuviera mucho más al sur sobre su
cuerpo. Ella lo sabía, también, la pequeña descarada.
—Habrá recompensa.
— ¿De verdad? Dámela, chico grande.
¿Se había olvidado Marisol de sus reflejos de ninja? El desafío apenas
había abandonado sus labios cuando él la tenía sobre su espalda,
inmovilizada contra la cama con todo el peso de su cuerpo. —Yo gano.
La mirada de satisfacción en su rostro dijo que tenía una opinión
diferente sobre eso. Eso estuvo bien mientras estuvieran juntos para este
paseo. Había una cosa que no habían discutido. Por mucho que odiara
interrumpir el flujo suave, no había forma de evitar el tema. Él atrapó sus
manos errantes entre las suyas y rozó sus labios sobre los de ella. —No
tengo ninguna protección conmigo.
Su tez clara se sonrojó aún más. —Está bien.
Dejando caer su frente para descansar sobre la de ella, dejó escapar
un suspiro de alivio. —Me hubiera detenido, pero me alegra no tener que
hacerlo.
Ella arqueó la espalda, presionando sus pechos contra su tórax. —Yo
también me alegro.
Por mucho que él quisiera tomarla fuerte y rápido, no había necesidad
de correr. Seguramente los dioses les concederían este interludio. Con ese
pensamiento esperanzador, se lanzó a explorar. Besando su boca, él
amaba la forma en que sus labios se fundían con los de él como si
hubieran sido diseñados para encajar perfectamente.

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Desde ahí, bajó por su cuerpo, tomándose su tiempo y rindiendo
homenaje a cada exquisita curva y valle. Cuando llegó a los rizos húmedos
en la unión de sus muslos, le dirigió una rápida mirada para asegurarse
de que estaba de acuerdo con lo que estaba a punto de hacer. Sus ojos
estaban abiertos de par en par y un poco salvajes, pero no protestó cuando
él saboreó el sabor de sus secretos más privados. Podría haberse deleitado
para siempre con los sonidos sensuales que ella hacía cuando él hacía algo
bien.
Cuando se arqueó alzándose de la cama cuando su clímax la golpeó,
él subió por su cuerpo para abrazarla mientras cabalgaba en la ola. Él le
dio unos segundos para recuperar el aliento antes de volver a colocar su
cuerpo sobre el de ella. Después de besar suavemente su sonriente boca,
él tiró de sus piernas alrededor de sus caderas mientras se colocaba en la
entrada de su cuerpo.
—Prepárate, nena.
Su sonrisa en respuesta era todo tentación y calor mientras
arrastraba sus uñas por sus hombros lo suficientemente fuerte como para
llamar su atención. Luego ella deslizó su mano entre sus cuerpos para
acariciar la longitud de su polla. Los ojos de Marisol se agrandaron solo un
poco cuando su pene se puso más duro ante su toque. Por suerte para él,
ella parecía más codiciosa que preocupada.
Después de un toque más y un apretón no tan suave, ella volvió a
poner su mano en su hombro y apretó el agarre que sus muslos tenían en
torno a sus caderas. —Dame todo lo que tienes.
No necesitaba que se lo pidiera dos veces. Ella jadeó cuando él se
empujó fuerte y profundo, haciendo que se detuviera el tiempo suficiente
para que su cuerpo se ajustara al suyo. Cuando ella suspiró y volvió a
clavarle las uñas, él comenzó a moverse, lentamente al principio, pero
luego fue aumentando la velocidad y la intensidad cuando una vez más
ella le exigió todo lo que tenía para dar.
Su control era tenue en el mejor de los casos, la conexión
sorprendente entre ellos era demasiado fuerte, demasiado pronto. Chase
se retiró y se balanceó sobre sus talones, sus pulmones trabajando con
dificultad y su pulso acelerándose mientras miraba a esta mujer que le
quitaba el aliento con su belleza.
Marisol se veía como una diosa allí en esta cama estrecha, con el pelo
extendido sobre la almohada, su piel clara brillando acalorada. — ¿Chase?
—Deberías venir con una etiqueta de advertencia, señora. No he
perdido el control así desde que tenía veinte años. —Él le ofreció una

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sonrisa ladeada. —Dame un segundo para recuperar el aliento, e
intentaremos eso de nuevo.
Luego la volteó y tiró de sus caderas hacia él. Marisol voluntariamente
hizo lo que él quería, mirando por encima de su hombro para ofrecerle su
estímulo mientras él se presionaba hacia adelante, una vez más
ahondándose en su resbaladizo calor. Se sentía como volver a casa.
Moviéndose lentamente, se retiró casi por completo antes de que una
vez más se hundiera profundamente. Él se arqueó sobre la elegante curva
de su espalda mientras tomaba la plenitud de sus pechos con un suave
apretón. Oh si, esto era bueno. Genial, incluso. Quizás lo mejor de toda su
vida.
La tensión aumentaba en espiral, apretadamente, en la parte inferior
de su cuerpo. Esta vez no habría vuelta atrás, no detendría la ola que
amenazaba con abrumarlo. Si iba a sumergirse saltando al vacío, la
llevaría con él. Buscó el centro de su deseo, acariciando suavemente la
yema de su dedo sobre la pequeña protuberancia oculta entre sus rizos.
Ella gimió. Chase sonrió y lo hizo de nuevo, esta vez más fuerte.
Ella se empujó contra él, con la cabeza apretada contra la almohada.
—Chase, es demasiado.
Él ignoró su queja y aceleró el ritmo. —Eso es, nena, córrete para mí.
Cuando los primeros temblores sacudieron el cuerpo de Marisol, su
propio control explotó. Todo el universo se redujo a solo ellos dos
atrapados en esta tormenta de fuego y hambre. Cuando terminó, acurrucó
a Marisol cerca de su costado. En algún momento pronto tendría que
dejarla ir y alejarse, pero por ahora iba a aferrarse a ella con todo lo que
tenía.

MARISOL MANTUVO los ojos cerrados y flotaba a medio camino entre


el sueño y la conciencia. Sobre todo ella se deleitaba con el calor del
hombre que la acunaba cerca de su corazón. Se habían besado una última
vez antes de que ambos se hubieran vuelto a dormir todavía enredados el
uno en el otro. Era bueno que hubieran planeado pasar en la cabaña un
día más, porque no estaba segura de poder extraer suficiente energía en
ese momento para vestirse, y mucho menos comenzar a caminar por ese
camino de grava.

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Eventualmente, ella tendría que abandonar su cálida burbuja para ir
al baño. Ir a por algo de comer, incluso si era una lata de judías verdes y
restos del pan de maíz quemado, también sería bueno. De alguna manera,
había terminado en el lado opuesto de la cama de donde había comenzado,
pero todavía mirando hacia la ventana. Si tenía cuidado, podría escaparse
sin despertar a Chase.
Ella sonrió. El hombre ciertamente se había ganado el derecho a
dormir todo el día si quería. Su primera ronda de sexo se había
descontrolado, la intensidad no se parecía a nada que hubiera
experimentado antes. En comparación, la segunda ronda había sido casi a
cámara lenta, todo consistió en besos profundos y toques suaves.
¿Cómo sería la tercera ronda? Porque ese hombre no era nada si no
creativo.
Después de retirarse con éxito de la cama, buscó la ropa prestada que
había llevado la noche anterior. La camisa colgaba del borde de la silla en
el rincón más alejado, mientras que los pantalones cortos con cordones de
alguna manera habían sido pateados debajo de la cama. Mientras se los
ponía de nuevo sobre sus caderas, miró por la ventana y se quedó inmóvil.
Lanzando su voz baja pero urgente, susurró: —¡Chase! Alguien está
en el bosque y se dirige hacia aquí.

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Capítulo 13
Traducción de Nad!

Eli se arrodilló al borde del arroyo y recogió un puñado de agua fría


para salpicar su cara. Se sentía bien después de caminar arrastrando su
culo subiendo y bajando empinadas cuestas tratando de seguir el rastro
que ellos habían estado siguiendo desde la tarde anterior. Ninguno de ellos
había querido detenerse ni siquiera el tiempo suficiente para comer una
comida improvisada, su preocupación por el Paladín desaparecido
espoleándolos para mantenerlos en marcha. Eventualmente, el
agotamiento combinado con una noche de oscuridad total los había
obligado a detenerse por unas horas.
El sol finalmente había aparecido y el equipo estaba en movimiento
nuevamente. Al principio, tuvieron pocos problemas para seguir al hombre
y a la mujer que habían evitado la matanza en ese campamento, pero el
rastro se había enturbiado por alguien más en el ínterin. No se sabía
quiénes podrían estar allí en el bosque, pero seguro que no formaban parte
del equipo de asalto de Lonzo, lo que solo aumentaba la creciente
sensación de urgencia.
Tyson se deslizó por la ladera para unirse a Eli al borde del agua. —
¿Ves algo?
—Sí. Ellos estuvieron aquí.
Él señaló hacia un grupo de árboles a una corta distancia río arriba.
—Alguien respondió a la llamada de la naturaleza en esa dirección. Hay
una huella de mujer, así que tiene que ser la pareja a la que estamos
siguiendo. Supongo que durmieron bajo ese alero, aunque parece que
alguien trató de ocultar la evidencia.
Tyson pisó algunas rocas grandes en el arroyo para llegar al otro lado
y se agachó para estudiar el suelo. —No son los únicos que han pasado
por aquí, sin embargo. Cuento al menos otros cuatro juegos de huellas.
Parece que este grupo se dividió. La mitad se fue río arriba, mientras que
los otros se dirigieron río abajo.
Cuando él cruzó de nuevo, se dirigió hacia los árboles que Eli había
señalado antes. Mientras tanto, Eli se fue por el otro lado, buscando
alguna señal de que la mujer se había ido en esa dirección. Había

118
recorrido unos cincuenta metros cuando vio una huella de un solo talón
en la suave arena del borde del arroyo. La siguiente estaba más arriba en
la pendiente.
Era hora de llamar a los demás. Regresó al lugar donde había dejado
a Tyson, solo para encontrar al hombre jugando con una pila de rocas de
río junto a un tronco caído. ¿Qué diablos estaba haciendo?
El marine alzó la mirada ante el acercamiento de Eli. —Quiero tu
opinión sobre esto antes de mostrárselo a Lonzo y a Jarvis.
Eli se rio. —Si quieres mi opinión, me parece un montón de rocas.
Tyson le dirigió una mirada de disgusto y le lanzó una de las rocas. —
Alguien raspó un círculo en él, muy probablemente con una hoja de
cuchillo.
Eli estudió la marca irregular en la superficie de la piedra. —Se ve
fresco.
—Eso es lo que pienso, también. — Él recogió otra de las rocas. —
Todas tienen letras grabadas en la superficie.
— ¿Dónde las encontraste?
—Justo aquí, junto el tronco. Estaba esperando a que regresaras
cuando vi la primera. Cuando la recogí, vi el resto. Hay siete en total, cada
una con una letra diferente.
Empezó a poner las rocas en fila. —Si tuviera que adivinar, alguien
estaba tratando de dejar un mensaje. Probablemente las dejó en fila
ordenadas sobre el tronco donde estarían a la vista, pero quien las
descubrió más tarde las derribó.
— ¿Qué dicen?
Tyson terminó de arreglar las rocas y dio un paso atrás para que Eli
pudiera ver claramente las dos palabras que hacían sonreír a ambos:
CHASE OK
Aunque ninguno de ellos había conocido personalmente al hombre,
ambos sabían lo que significaba encontrar a uno de los perdidos. El hecho
de darse cuenta de que aún podían llevar al paladín perdido a casa a salvo
hizo que el pulso de Eli aumentara una muesca. Si el mensaje era legítimo,
eran las primeras buenas noticias que tenían. —Hijo de puta, es él.
Luego sacó su teléfono y llamó a las tropas.

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CHASE SE PUSO sus pantalones prestados y levantó su rifle. —
Quédate dentro y agachada hasta que averigüe quién está ahí afuera.
Marisol asintió y se retiró a la sala de estar justo detrás de él.
Mientras él iba de ventana en ventana para ver si había algún otro
movimiento en los bosques circundantes, se dirigió directamente a la
cocina, donde recogió el cuchillo de chef del mostrador. La calidad de la
hoja no era nada de lo que presumir, pero él no podía culparla por querer
tener un arma a mano si el enemigo había descubierto su escondite.
—Voy a salir a dar una vuelta por el bosque y subir detrás de quien
sea que esté ahí. — Él hizo una pausa para sostener la radio que había
robado en el complejo. —Mantén la tuya encendida. Y como dije,
permanece adentro y agachada hasta que te señale que es seguro.
— ¿No estarías más seguro aquí también?
Él negó con la cabeza. —Aquí, los dos somos blancos fáciles. Sólo vi a
un tipo por ahí. Si es uno de los matones de tu empleador, quiero
derribarlo antes de que pueda llamar indicando nuestra ubicación. Tal vez
no se haya acercado lo suficiente como para saber con seguridad que
estamos aquí.
Ella se estremeció ante la contundente declaración de sus
intenciones, pero la situación era la que era. En este momento, él estaba
más preocupado por la seguridad de Marisol que por su delicada
sensibilidad.
— ¿Y si él no es uno de ellos?
—Lo descubriremos una vez que sepamos cuál es su historia.
Se puso los zapatos y se dirigió a la puerta principal, pero se volvió en
el último segundo. Envolvió su brazo libre alrededor de Marisol y la atrajo
hacia sí. —Estaremos bien.
Luego la besó, deseando que el mundo exterior los hubiera dejado
solos un poco más. Pero no lo había hecho, y los minutos pasaban.
Necesitaba lidiar con la situación antes de que se saliera de control.
—Empaca nuestro equipo. Es posible que tengamos que irnos
apresuradamente. — Él le dio a los pantalones cortos holgados y a la
camisa de gran tamaño de ella una mirada aguda. —Supongo que
deberíamos haber secado nuestra ropa mientras tuvimos la oportunidad,
pero al menos harás una reivindicación de moda con este atuendo.

120
Su sonrisa en respuesta fue un poco temblorosa, pero al menos no se
veía tan frágil. —Ten cuidado, Chase. He tenido que remendarte
demasiado a menudo.
—Sí, señora.
Luego se dirigió hacia la puerta. Afuera, saltó sobre la barandilla del
porche en lugar de bajar los escalones. Mantuvo su espalda contra la casa
mientras se asomaba por la esquina para escanear el área. Todavía no
había movimiento en ese lado de la casa. Corrió hacia los árboles y
comenzó a dar vueltas hacia el otro lado, abriéndose camino más arriba
hacia la cresta mientras lo hacía.
No le llevó mucho tiempo localizar a su presa, que estaba apoyada
contra un árbol y respiraba pesadamente como si hubiera estado corriendo
mucho y duro. El hombre salió de entre las sombras para moverse hacia la
casa. Dio solo unos pocos pasos antes de darse un golpe en la cabeza y
cayó al suelo. Gimiendo de dolor, hizo todo lo posible por levantarse y
ponerse de pie. Le tomó dos intentos antes de que lograra levantarse;
incluso entonces, tuvo que aferrarse al tronco de un pequeño árbol de
cedro para mantenerse erguido.
Chase mantuvo un ojo cauteloso en la cresta que había sobre ellos
mientras se acercaba más al lugar donde el hombre se movía de un lado a
otro como si la brisa más ligera lo enviara al suelo. Cuando todo quedó en
silencio, se dirigió directamente hacia el intruso, acercándose por detrás y
manteniendo su rifle apuntando directamente a la cabeza del hombre.
Cuando llegó a los veinte pies7, le ordenó, —No te muevas.
El otro hombre se quedó inmóvil, pero no miró hacia atrás. —No soy
un peligro para ti, Paladín. Mi nombre es Edgar Collins, y apreciaría comer
y beber algo si tienes algo de comida de sobra.
Luego miró a la cresta sobre ellos, con una expresión de preocupación
en su rostro. —Sé que ellos están detrás de ti, también. Ambos tendríamos
una mejor oportunidad de alejarnos de los bastardos si tomamos caminos
separados. Dios sabe que hemos tenido suerte de llegar tan lejos.
Chase todavía estaba tratando de lidiar con el hecho de que el tipo
sabía lo que era, pero tenían que volver a la cabaña. Ninguno de los dos
estaba a salvo aquí en la ladera. Habría tiempo para un interrogatorio
después de que Marisol lo vendara. —Demonios, apenas puedes
levantarte. ¿Quién te disparó?

76 metros y 10 cm.

121
Aunque podía adivinarlo, considerando que el hombre llevaba puesto
el mismo tipo de pantalones de chándal rojos que Chase había estado
usando durante las últimas semanas. Su camiseta podría haber empezado
de color blanco, pero ahora era de un rojo brillante por la herida sangrante
en la parte superior de su hombro. ¿Podría realmente ser otro fugitivo de
la matanza en el campamento?
Antes de que Chase pudiera hacer alguna pregunta, el otro hombre se
arrodilló lentamente como si hubiera quemado el último trozo de energía
que tenía. Chase murmuró una maldición y cerró la distancia restante
entre ellos. De camino, sacó la radio. —Doc, ven corriendo. Han disparado
a este tipo.
Su voz era apenas audible a través de la estática cuando respondió. —
¿Dónde?
—Cerca de donde me esperaste ayer. Necesitaré tu ayuda para
meterlo dentro.
—Voy de camino.
Mantuvo vigilancia en la ladera mientras esperaba que Marisol se
uniera a ellos. Segundos más tarde, oyó que se abría la puerta principal de
la cabaña, seguida por el sonido de unos pies corriendo hacia la ladera.
El hombre herido finalmente se agitó. Levantar la cabeza pareció
costarle un gran esfuerzo mientras luchaba por mirar a su alrededor. —
¿Quién está viniendo?
—Ayuda. — Observó a Marisol subiendo por la pendiente. —Solo
relájate hasta que ella llegue. Entonces te llevaremos a la cabaña y luego
veremos lo mal herido que estás.
Deseaba que hubiera tiempo para interrogar al tipo sin exponer a
Marisol a ningún riesgo adicional, pero no podían permanecer parados en
la ladera por mucho tiempo. A juzgar por la cantidad de sangre que el
hombre ya había perdido, la situación podría empeorar mucho si no lo
solucionaban pronto.
Marisol estaba casi allí. Hizo un barrido visual más del área y escuchó
atentamente para detectar cualquier sonido sospechoso en el área. Hasta
ahora, parecían estar a salvo, pero él no contaría con que eso se
mantuviera a largo plazo. Si el enemigo había puesto a rastreadores sobre
la pista de todos los que habían escapado, entonces este tipo
probablemente había dirigido a otros cazadores directamente hacia ellos.
— ¿Que necesitas que haga?
Marisol estaba claramente reacia a acercarse al hombre que yacía
inmóvil en el suelo. Pensamiento inteligente por su parte. Puede que

122
realmente esté inconsciente, pero podría estar fingiendo. Mejor que Chase
asumiera cualquier riesgo. —Hazte cargo del rifle. Lo llevaré a la cabaña.
Ella lo rodeó para llegar a donde él estaba parado. Chase le dio un
rápido tutorial sobre el arma antes de entregársela. Una vez que ella volvió
a estar fuera de su alcance, él se agachó para agarrar el brazo ileso de
Edgar y lo usó para levantarlo del suelo. El hombre recuperó la conciencia
lo suficiente para ayudar con el esfuerzo. Cuando estuvo de pie, Chase
medio cargó, medio lo arrastró por la empinada pendiente.
Marisol los siguió, pero todavía se quedó atrás hasta que Chase
maniobró a su visitante no invitado por los escalones del porche y entró en
la casa. Lo bajó al suelo y esperó a que Marisol se uniera a ellos.
Le entregó el rifle tan pronto como entró. Antes de evaluar a su nuevo
paciente, llenó una olla con agua y la puso sobre la estufa para calentarla
y avivó el fuego. Luego, sacó algunas toallas limpias del estante y llenó un
recipiente grande con el agua que habían dejado en la estufa durante la
noche. Probablemente no estaba tan caliente ahora, pero al menos estaba
limpia. Mientras continuaba recogiendo sus escasos suministros de
primeros auxilios, ella preguntó, — ¿Cómo de grave es?
El tipo parecía un infierno en este momento. —Suficientemente malo.
Aquí Edgar recibió un disparo en el hombro.
—Puede que tengas que sujetarlo si sus heridas requieren de puntos
de sutura.
Él se arrodilló al otro lado de Edgar mientras Marisol usaba el
cuchillo de cocina para cortar la camisa ensangrentada. Ambos se
estremecieron ante la herida profunda que atravesaba la parte superior del
hombro del hombre. Chase ayudó a rodar a su paciente lo suficiente para
que pudiera ver el otro lado.
—La buena noticia es que es una herida profunda. Tejido blando en
su mayoría, pero no hay huesos rotos ni órganos vitales dañados. — Miró
a Chase, con ojos oscuros preocupados. —La herida se ve fresca, no más
de una, tal vez dos horas. Si es así, el que hizo esto no puede estar muy
lejos.
Esa sería la evaluación de Chase, también, pero solo si el hombre
fuera un ser humano normal. Todo dependía de si realmente había algún
significado para esos pantalones de chándal rojos que estaba usando. Si él
fuera otro paladín, el marco de tiempo podría ser muy diferente. Podría ser
que la bala originalmente había hecho más daño, pero estaba sanando a la
velocidad acelerada de un Paladín. Antes de que Chase pudiera señalar
eso, el hombre gimió y sus ojos se abrieron. Aunque no parecía

123
preocupado de ver a Chase flotando sobre él, se volvió loco como la mierda
en el momento en que vio a Marisol.
— ¿Qué demonios está haciendo ella aquí?
Luchó por alejarse, arrastrándose hacia atrás por el suelo, dejando un
rastro nuevo de sangre por el camino. Edgar mantuvo su atención sobre
Marisol, pareciendo como si casi esperara que ella lo persiguiera con el
cuchillo que acababa de dejar en el suelo.
Chase levantó las manos, con las palmas hacia fuera, tratando de
calmarlo. —Ella es una doctora, una muy buena. Necesitas que ella se
ocupe de tu hombro antes de que te desangres.
Edgar no lo aceptó. —De ninguna manera quiero que ella trabaje
sobre mí. No después de que ella ha pasado los últimos cuatro meses
torturándome.
¿Qué demonios? ¿Ella también había sido su cuidadora? La rabia
caliente y amarga rugió en la mente de Chase. Quería negar la confesión
del hombre, reprocharle las mentiras que decía, pero por un instante reinó
la duda de forma suprema. Ella había negado saber de otros prisioneros, y
lo más cerca que había estado de lastimarlo era cuando le metía una aguja
en el brazo para extraerle sangre. Chase levantó la mirada para
encontrarse con la de Marisol y leyó la negación y una gran dosis de dolor
en las profundidades oscuras de sus ojos. Odiaba eso, pero ahora no era el
momento de exigir respuestas o garantías.
En lugar de eso, comenzaría aprendiendo tanto como pudiera de
Edgar y seguiría desde ahí. Si pudiera creerlo, había estado preso al menos
dos meses más que Chase. — ¿Dónde estabas estacionado y cómo
terminaste en el complejo?
—Serví fuera del centro de Costa Rica. Demonios, ni siquiera había
regresado a los Estados Unidos durante un par de años. Lo último que
puedo recordar es caminar por una calle en San José en mi camino de
regreso a la sede. Me desperté en una celda de cristal en el recinto. No,
gracias a esta médica, apenas logré escapar con vida, y sus amigos todavía
están ahí afuera buscándome.
Miró a Chase con ojos salvajes. —Dándonos caza a ambos.
Marisol estaba cenicienta. —Chase, te juro que nunca había visto a
este hombre, y nunca he oído hablar de alguien llamado Edgar.
El hombre se burló. —Eso es porque siempre me llamaste Número
Tres como si fuera una maldita rata de laboratorio. Ella instruyó a mis
captores sobre cómo quería que me golpearan exactamente. Demonios, la
mitad del tiempo ella se quedó allí parada y observó con una sonrisa

124
enferma en su rostro. Escuché que ella tenía otro juguete en el otro
laboratorio en el complejo. A los guardias les gustaba apostar sobre cuál
de nosotros podría sobrevivir a más daño. Demonios, incluso hicieron una
porra que se llevaría el que acertase el número de veces que podíamos
morir y no regresar locos.
Bueno, mierda. Incluso si Marisol todavía no había descubierto qué
significaba ese marcador en el ADN de Chase, Edgar acababa de conectar
los puntos por ella. No ayudaba que su herida ya fuera visiblemente más
pequeña, verificando que era otro Paladín. Efectivamente, ella estaba
mirando a Chase ahora, tantas preguntas girando en esa increíble mente
suya, a las que no tenía por qué responder. Pero después de la noche
anterior y todo lo demás por lo que ellos habían pasado, él había
terminado de mentirle.
La verdadera pregunta era si las declaraciones de Edgar habían sido
diseñadas con el único propósito de destruir la confianza incipiente entre
Chase y Marisol. Divide y conquista y todo eso. No había forma de saberlo
con certeza, pero había algo en el hombre que no le parecía de confianza.
Aun así, las experiencias que estaba describiendo eran idénticas a las que
Chase había atravesado. Tantas preguntas, tan pocas respuestas.
—Chase, ¿qué quiere decir con morir varias veces?
—Después, Marisol. Lo prometo.
Empujando todo su enojo y sus dudas al fondo para ser tratados más
tarde, volvió su atención hacia Edgar. —Los guardias eran unos bastardos,
hasta el último de ellos. Y quizás tengas buenas razones para no confiar
en nadie relacionado con ese lugar, pero ella es la única doctora que
tenemos a mano en este momento. Estaré aquí para vigilar las cosas.
Déjala ver qué puede hacer para detener el sangrado.
Marisol había hecho un respingo ante su evaluación de la situación,
pero él fingió no haberse dado cuenta. Ella le había demostrado su lealtad
una y otra vez. Edgar era el desconocido en esta ecuación. Él necesitaba
descubrir lo que el hombre sabía sobre el campamento y las personas
detrás de él. Tal vez era otra víctima, otro Paladín capturado y torturado
durante semanas. Eso no significaba que Chase estuviera listo para
declarar a ambos hermanos de sangre y comenzar a cantar kumbaya a
corto plazo.
Edgar finalmente asintió. —Mientras mantengas un ojo en la perra.
Aunque te lo advertiré. Si vuelve a atacarme, la mataré.
Ya era suficiente. Chase se lanzó a través de la corta distancia para
sujetar sus manos alrededor de la garganta de Edgar. —Amenázala de

125
nuevo y te destriparé yo mismo. Te lo digo directamente, los mismos tipos
que me buscan también están detrás de ella.
El otro hombre era lo suficientemente inteligente como para mantener
la boca cerrada. Simplemente se quedó inerte, sin ofrecer resistencia
mientras Marisol lavaba la sangre. Ella dio órdenes con fría eficiencia. No
había ni rastro de la cálida mujer con la que Chase se había acostado la
noche anterior. —Dame el jabón y el agua caliente. Además, esa botella
abierta de whisky en el armario superior. Lo necesitaré para desinfectar el
área antes de vendar la herida.
Él hizo lo que ella le pidió, sin dejar de vigilar a Edgar. Incluso herido,
el hombre era bastante capaz de romperle el cuello en segundos. Un
movimiento equivocado, y Edgar no viviría lo suficiente como para tomar
otra respiración. Los Paladines eran difíciles de matar, pero no imposibles.
Una vez más, se arrodilló junto a Edgar para sujetarlo si el dolor era
demasiado fuerte mientras Marisol le limpiaba la herida. Cuando ésta
finalmente roció el área con el whisky barato, quedó claro que el hombre
tenía un verdadero talento para los juramentos creativos. Chase tomó nota
de un par de expresiones que planeaba probar con Jarvis la próxima vez
que los dos cruzaran las espadas en su entrenamiento. Tal vez la sorpresa
haría que el viejo Paladín dejara su juego lo suficiente como para que
Chase pudiera ganar una pelea contra él. Si es así, sería la primera vez.
Mientras tanto, Marisol cortó otra de las camisetas de su desconocido
anfitrión para usarla como vendaje. Una vez que lo aseguró en su lugar,
dejó que Chase ayudara a Edgar a ponerse otra camisa. Después de
colocar al hombre herido en una de las sillas hechas con palos, Chase
limpió el piso y empacó lo que quedaba de sus pocos suministros de
primeros auxilios.
El silencio de Marisol empezaba a ponerlo nervioso. No era como si se
sintiera libre de hablar frente a su invitado. Todavía no sabía cuánto creía
de la historia del chico o si siquiera creía algo de eso. Porque si Edgar
estaba diciendo la verdad sobre su experiencia en el complejo, entonces
Marisol le había mentido a Chase sobre todo.
Y después de la noche anterior, abrazándola y amándola de todas las
maneras que podía pensar, el enterarse de que había participado
voluntariamente en la tortura de un compañero Paladín sería una traición
a la que no estaba seguro de sobrevivir. Quería creerle, pero no era un
tonto. Él no había estado pensando exactamente con la cabeza sobre sus
hombros cuando se trataba de ella.
Poco después de vendar el hombro de Edgar, ella desapareció en el
baño. Hubo un largo silencio seguido por el sonido de agua salpicando. Si

126
tenía que adivinar, sospechaba que ella se había tomado la
responsabilidad de empezar a escurrir su ropa. Tal vez ella podría
necesitar algo de ayuda.
Cuando entró al baño, bien podría haber sido invisible por toda la
atención que ella le prestó. La observó mientras ella luchaba por escurrir
el agua de los pantalones de uniforme que le había robado al guardia.
— ¿Necesitas ayuda?
Ella sacudió la cabeza y siguió retorciendo la tela con un esfuerzo
renovado. Él sospechaba que ella estaba imaginando que ese era su cuello
el que estaba retorciendo en este momento. —Él es como yo.
—Me di cuenta de eso por mí misma. — Ella finalmente miró en su
dirección. —Así que realmente estabas muerto en el suelo de la celda. No
me lo había imaginado.
—Sí, lo estaba. Esa no fue la única vez, tampoco. Hubo al menos
otras dos veces que yo pueda recordar.
Ella respiró bruscamente. —Pensaría que a una persona le costaría
mucho olvidar algo así.
Se encogió de hombros. —Depende de cuántas veces hayas muerto.
Personalmente, hago lo mejor que puedo para no recordar. Sucedió la
primera vez cuando tenía dieciocho años.
—Me dejaste pensar que te había dejado sufriendo todo ese tiempo
debajo de esa manta. —Ella dejó caer sus pantalones a un lado de la
bañera y alcanzó otra pieza de ropa. — ¿Y qué pasaba con tus ojos
brillando así de naranja?
Maldición, ¿realmente tenían que hacer esto ahora? Evidentemente,
porque ella tiró la camisa de vuelta al agua y lo miró con expectación.
—Bien. —Él se sentó en el borde de la bañera apoyando los codos en
las rodillas. —Solo recibimos unas cuantas tarjetas de pase-libre-para-
escapar-de-la-muerte. Antes de que preguntes, nadie sabe cuántas nos
han tocado en el reparto o por qué su número varía de un hombre a otro.
Lo de los ojos anaranjados es una señal de que estoy a punto de quedarme
sin posibilidades. Si alguna vez se quedan anaranjados, significa que he
agotado mi capacidad de recuperación, y me he vuelto loco.
Tuvo que obligarse a mirarla directamente cuando le contó la
siguiente parte. —La única opción en ese punto es eliminarme como a un
animal rabioso. De hecho, si eso me sucede a mí o a nuestro nuevo amigo
de ahí afuera, mátanos o lárgate como alma que se lleva el diablo antes de
que suceda algo que ambos lamentaríamos.

127
Ella volvió su atención a su ropa. —Tú creíste a Edgar. Que formé
parte del equipo que lo torturó. No te molestes en negarlo.
El abrupto cambio de tema hizo que Chase se pasara los dedos por el
cabello con frustración. —Para decirte la verdad, Doc, no sé qué creer.
Hasta ahora, nunca he dudado de la palabra de alguien que haya conocido
que compartiera el marcador de ADN que has estado estudiando.
—O le crees a él o me crees a mí. Es así de simple, ¿no?
—Eso no es justo, Marisol. Los dos hemos sabido desde el principio
que si yo fuera la quinta rata de laboratorio sobre la que tus empleadores
habían puesto sus manos, tenía que haber otras cuatro antes que yo.
Cuando ella se pasó el dorso de la mano por la mejilla, él se dio
cuenta de que estaba llorando. Él la alcanzó, esperando deshacer el daño
que sus dudas habían causado, pero ella se deslizó fuera de su alcance. —
Maldita sea, no llores, Doc. Tienes que entender por qué estoy teniendo
problemas con todo esto.
—Sólo vete, Chase. Tengo trabajo que hacer aquí.
Un sonido en la otra habitación llamó su atención. No había manera
de que dejara a Edgar solo. —Iré a vigilarlo y calentaré algo para el
desayuno. Te avisaré cuando esté listo.
—Bien.
Antes de que él saliera por la puerta, ella agregó, —Y lo que dijiste
sobre que sucediera algo que ambos lamentaríamos. A fin de cuentas, tal
vez ya lo haya sucedido.
Sin saber qué decir a eso, salió y cerró silenciosamente la puerta
detrás de él. Sí, tenía cosas que lamentar, pero lo de anoche no era una de
ellas. El hecho de que ella se sintiera así le dolía muchísimo, así que
Chase hizo lo único que podía hacer. Hizo el desayuno para los tres,
preguntándose todo el tiempo si estaba alimentando al enemigo, y si era
así, cuál de sus compañeros encajaba en esa descripción.

128
Capítulo 14
Traducción de Nad!

La comida improvisada no fue sino tensa. Edgar paleó la sopa y la


carne frita enlatada como si fuera la mejor cocina gourmet, mientras
Chase luchaba por tragar lo suficiente para mantener su fuerza. Marisol
había recogido su propia comida y desapareció en el dormitorio para comer
sola. Chase realmente no podía culparla, pero no tenía idea de cómo
romper el muro que ella había erigido entre ellos, especialmente con Edgar
observándolos a ambos como un halcón.
Finalmente, el otro hombre apartó su tazón vacío. —Gracias. Eso dio
en el clavo.
Luego miró alrededor de la cabaña. — ¿Alguna idea de quién es el
dueño de este lugar?
—No.
Sin embargo, una pregunta interesante. En el ajetreo y el bullicio de
llevar a Edgar al interior para cubrir su herida, Chase no se había
detenido a preguntarse cómo el hombre había tropezado con la misma
cabaña abandonada que él y Marisol habían encontrado. Además, por qué
había dicho que conocía a Marisol en el complejo, sin embargo, no había
mencionado conocer a Chase, pero de alguna manera lo había reconocido
de inmediato como un Paladín. ¿Había estado siguiendo sus huellas desde
que escapó del complejo? Si era así, ¿por qué haría eso si sabía que les
estaban dando caza? ¿Y qué le había pasado a quien le había disparado?
Antes de que pudiera expresar sus preguntas en voz alta, Edgar habló de
nuevo.
—Si te parece bien, dormiré un rato. Mi hombro se siente mejor, pero
no he dormido más de una hora o dos de un tirón desde la noche anterior.
—No dijiste cómo te escapaste.
Edgar había estado en el proceso de ponerse de pie, pero se congeló
por un segundo. —No, supongo que no lo hice. Dos de los guardias me
arrastraban fuera de mi celda cuando escucharon las primeras
explosiones. Uno de ellos corrió para ver qué demonios estaba pasando, y
su compañero se descuidó cuando comenzaron los gritos. Lo noqueé y me

129
largué. Ya estaba oscuro afuera, así que era fácil perderse entre el pánico.
Me escondí en el bosque cerca del complejo hasta que me di cuenta de que
los cabrones estaban planeando una cacería cuando los escuché decir que
la doctora había desaparecido.
Él llevó sus platos al mostrador. —Me las arreglé para mantenerme
delante de ellos durante varias horas, pero luego uno de ellos tuvo un
golpe de suerte. Me mantuve en el arroyo todo el tiempo que pude para
esconder mi rastro. Con el tiempo, se dieron por vencidos y siguieron
adelante.
— ¿Por qué?
—Por lo que he oído, quieren desesperadamente que la médico
regrese. Sus jefes creen que ella les robó la investigación y planea venderla
en el mercado negro. —Miró hacia la puerta cerrada de la habitación. —Te
das cuenta de que los Paladines no pueden permitirse que eso suceda.
Cierto, aunque era obvio que alguien en esta misteriosa organización
ya sabía más de lo que debería haber sabido sobre ellos. Ahora mismo,
Chase daría cualquier cosa por saber cómo había sucedido eso. Una
posibilidad era que alguien en la organización de Regente los había
traicionado, ya que el empleador de Marisol sabía exactamente cuándo y
dónde secuestrarlo. No podía esperar para contarle a Jarvis y a Devlin
Bane sus sospechas. Si él tenía razón, una vez que ellos lograran
descubrir la identidad de esa persona, podrían iniciar la búsqueda de
cualquier otro que hubiera sido comprometida.
—No, no podemos. Por ahora, ¿por qué no duermes un poco?
—Buena idea.
Pero antes de eso, él tenía una pregunta más para Edgar. — ¿Cómo
supiste que yo era un Paladín? Por lo que puedo recordar, nunca nos
hemos visto.
Edgar miró más allá de él, hacia la ventana, frotándose la garganta
con la mano. —Me hicieron ver cómo te asfixiabas cuando te colgaron de
las vigas del gimnasio hace unas semanas. Después de que los guardias te
derribaran, hicieron lo mismo conmigo.
Chase apretó los puños cuando el recuerdo de ese día lo inundó.
Había habido un público parado en algún lugar detrás de él. Podía
recordar sus risas mientras luchaba por respirar. Bastardos
—Como he dicho, duerme un poco.
Mientras Edgar se estiraba en el piso, Chase quemó algo de su ira
escurriendo las ropas mojadas y luego las colocó sobre el respaldo de las
sillas de la cocina para que se secaran junto a la estufa. Cuando terminó

130
con eso, se debatió entre sí tratar o no de hablar con Marisol. Sin embargo,
cuando él abrió la puerta del dormitorio, ella estaba acurrucada en la
cama, profundamente dormida. Ella se agitó y parpadeó adormilada
cuando él recogió sus platos sucios.
—Me habría ocupado de ellos cuando despertara.
Maldita sea, él quería volver a arrastrarse entre esas sábanas con ella
y fingir que el último par de horas nunca había sucedido. —Lo sé. Sólo
estaba revisándote. Si no te importa, voy a explorar un poco mientras
Edgar está durmiendo.
Cuando sus ojos se agrandaron con lo que parecía miedo, él se
apresuró a tranquilizarla. —No te preocupes, no me iré mucho tiempo.
Quédate aquí dentro, con la silla apoyada debajo de la manija de la puerta
si te hace sentir más segura. También puedes estar pendiente de mi
regreso desde la ventana.
Ella se sentó y se estiró. — ¿Qué estás buscando además de lo obvio?
Él se encogió de hombros. —No estoy seguro. Supongo que lo sabré
cuando lo vea.
Ella no parecía impresionada con su lógica. —Buena suerte con eso.
— ¿Quieres que deje el rifle contigo?
Después de una breve pausa, ella negó con la cabeza. —Es más
probable que lo necesites tú. Ten cuidado ahí afuera.
—Lo intentaré.
Su intuición era que había más que debería decirle, pero ella se dio la
vuelta y volvió a acostarse. Incluso si él hubiera podido encontrar las
palabras que utilizar, ella claramente no estaba de humor para escuchar.
Bien entonces. Si así lo quería ella, ¿quién era él para discutir?
Exploraría los alrededores, se aseguraría de que ella estuviera a salvo por
el momento y luego descansaría un poco. Mañana, descenderían
arrastrando sus culos por el camino. Cuanto antes llegasen a la
civilización, antes podría recuperar su vida.
Una vida sin una mujer molesta en ella.

MARISOL SE QUEDÓ mirando por la ventana hasta que Chase salió


de la habitación. Le había tomado toda la fuerza que pudo reunir no

131
rogarle que creyera su historia en lugar de la de Edgar. Ella había tenido
pocas razones para confiar en los hombres en su vida, pero pensaba que
Chase era diferente, que la noche anterior había significado algo para
ambos.
Y no era solo la traición emocional por lo que ella estaba enojada. No,
allá en el complejo, él le había dejado pensar que ella lo había dado por
muerto cuando él no lo estaba. Solo ahora, que estaba acorralado,
finalmente estaba compartiendo la verdad sobre lo que significaba ese
marcador de ADN. Él había estado muerto. Realmente muerto. No solo eso,
no era la primera vez desde que lo conocía.
Más que nada, ella quería creer que o él estaba loco o lo estaba ella.
El problema era que tenía los datos difíciles para demostrarlo, al menos a
sí misma, que Chase tenía habilidades de recuperación increíbles. No era
un gran acto de fe saber que Edgar también los tenía, si realmente era el
paciente Número Tres.
Parecía lógico que quien la hubiera contratado para hacer el estudio
supiera todo sobre Chase y los demás mucho antes de que ella llegara a la
escena. De ser así, ¿qué esperaban lograr al hacer que estudiara a Chase?
¿Solo querían demostrar que podía sobrevivir a todos esos abusos, o
esperaban más? A largo plazo, ¿esperaban que ella pudiera encontrar una
manera de desencadenar el mismo tipo de habilidades en humanos que
carecían de ese marcador tan importante?
Solo podía imaginar lo que le haría a su credibilidad profesional si
intentara publicar sus hallazgos sobre una subespecie de humanos que no
solo se curaban más rápido de lo que nadie podría imaginar, sino que para
quienes la muerte no era siempre el final del camino. Sí, incluso si no
hubiera firmado un acuerdo de confidencialidad desde el principio, no
había forma de que pudiera arriesgarse a decir una palabra sobre lo que
había descubierto. Eso sería equivalente a arrojar toda su educación y
todo por lo que había trabajado por el desagüe.
Ya no le interesaba dormir, se puso los zapatos y agarró la chaqueta
del respaldo de la silla. Incluso si Edgar estaba dormido, no se sentía
cómoda pasando tiempo a solas en la casa con él. Además, las paredes de
la pequeña cabaña se sentían como si se le estuvieran echando encima. No
iría muy lejos, solo afuera para caminar por unos minutos.
Pasó junto al hombre que dormía en el suelo, esperando salir por la
puerta sin molestarlo. Cuando salió al porche, se detuvo para inhalar una
bocanada de aire fresco fuertemente perfumada con humo de madera y
cedro. Caminó hacia un lateral de la casa para enfrentar la ladera donde
Chase había ido a explorar. Era tentador seguirlo, pero rechazó la idea. Si

132
él regresaba desde otra dirección, podrían no encontrarse, y ella no podía
arriesgarse a cruzarse con los hombres que les estaban dando caza.
En su lugar, dio varias vueltas rápidas alrededor de la casa, cada vez
deteniéndose el tiempo suficiente para ver si podía ver a Chase en su
camino de regreso. Cuanto más tiempo él permanecía fuera, más se
apretaba el nudo de tensión en su pecho. ¿Habría finalmente decidido que
estaría mejor sin ella? Peor aún, ¿los guardias lo habían alcanzado?
Ese pensamiento la hizo lamentar haber dejado el cuchillo de cocina
en la casa. Una vuelta más, y si ella no veía a Chase en su camino de
regreso, entraría y lo recuperaría. Ella recorrió la distancia alrededor de la
cabaña, contando sus pasos principalmente como una manera de
mantener su mente enfocada en algo más que en su miedo. Finalmente,
cuando llegó a los escalones de la entrada, vio movimiento entre los
árboles. En lugar de dar por hecho nada, se agachó para esperar hasta
saber con seguridad que era Chase quien regresaba.
Si no lo fuera…
En lugar de quedarse allí como un cordero esperando ser llevado al
matadero, se dirigió al porche y entró. Ignorando a su invitado no deseado,
ella tomó el cuchillo de la cocina antes de regresar al dormitorio para mirar
por la ventana.
— ¿Qué te ha asustado tanto?
A pesar de que ella había escuchado a Edgar levantarse y moverse, él
todavía había logrado asustarla. Miró por la ventana una última vez antes
de girarse para mirarlo, manteniendo el cuchillo apuntando en su
dirección. —Nada, ahora. Chase salió a hacer una ronda de
reconocimiento. Está bajando la ladera ahora.
Edgar le dirigió una mirada desdeñosa a la cuchilla temblorosa. —Si
no lo dije antes, gracias por curarme el hombro. Sospecho que no fui muy
amable respecto a eso.
¿De verdad? La había acusado de torturarlo, sin mencionar que sus
palabras habían hecho que Chase dudara de ella otra vez. La ira por esa
traición la hizo agarrar la empuñadura del cuchillo con la fuerza suficiente
para hacer que le doliera la mano. Eso no significaba que ella pudiera
arriesgarse a ceder ante la poderosa necesidad de arremeter contra Edgar,
quien era más fuerte y un luchador experimentado. —No pienses más en
eso. Ser cortés suele ser lo último en la mente de alguien cuando tiene
dolor.
Él se frotó la parte superior del brazo, haciendo una mueca cuando
golpeó un punto dolorido. —Suficientemente cierto.

133
Si pensaba que su sonrisa era tranquilizadora, estaba equivocado. A
ella tampoco le había pasado desapercibido el hecho de que, si bien él
podía lamentar su comportamiento grosero, no se había disculpado por
mentir sobre su participación en lo que le había sucedido en el complejo.
¿Por qué había hecho eso? Si hubiera querido abrir una brecha entre ella y
Chase, no podría haber elegido una mejor manera de hacerlo.
Aparentemente, él compartía ese marcador de ADN con Chase, pero eso no
probaba que Edgar realmente fuera el paciente Número Tres. Incluso si lo
fuera, podría haber sido un participante dispuesto.
—Tanta desconfianza en tus ojos, Dra. Riggs.
¿Se había referido Chase a ella alguna vez por su nombre completo?
No lo creía. De nuevo, eso no significaba nada. Si Edgar hubiera estado en
el complejo, preso o no, podría haber oído hablar de ella. Sería bueno si se
le ocurriera alguna idea inteligente que engañara a Edgar para que
admitiera que estaba mintiendo sobre todo, pero ahora todo lo que le
importaba era el hecho de que Chase estaba casi de regreso.
Ella se dirigió hacia la puerta de la habitación a pesar de que Edgar
todavía bloqueaba su camino. —Si me disculpas, necesito agregar leña al
fuego.
Edgar mantuvo su posición unos segundos más antes de retirarse.
Cuando ella llegó a la estufa, Edgar estaba sentado en una de las sillas de
la casa, con las piernas estiradas delante de él y cruzando los tobillos. Ella
le dirigió una mirada de disgusto mientras metía dos troncos más en la
estufa, haciéndole saber sin palabras que no estaba comprando su
actuación de inocente por un segundo.
Él también lo sabía. Su sonrisa hizo que se le erizara la piel. —No me
importa lo que tú y Chase hayan hecho, Doc, pero hay una cosa que debes
saber. Los hombres como Chase y yo nos mantenemos unidos,
especialmente contra los forasteros.
Ella quería abofetearlo para arrancarle esa sonrisa de su cara
mientras seguía hablando. —Y por forasteros, me refiero a personas como
tú. Tal vez le guste follarte, probablemente también lo haría yo, pero el
nuestro es un vínculo nacido de la sangre. No hay manera de que él te
vaya a creer a ti antes que a mí. Ahora, si me muestras un poco de la
misma acción que le has estado dando a Chase, podríamos resolver algo.
Luego se levantó y rondó hacia ella. ¿Por qué le había parecido una
buena idea volver a entrar? En lugar de quedarse contemplando su
estupidez, agarró rápido los pantalones del uniforme de Chase y los lanzó
hacia la cabeza de Edgar. Cuando él se agachó, ella empujó la mesa de la

134
cocina en su camino y luego se dio la vuelta y salió disparada hacia el otro
lado, en dirección a la puerta.
Edgar estuvo de inmediato tras sus pasos, maldiciendo
vehementemente. Ella bajó los escalones del porche y cargó por la ladera
de la colina, esperando y rezando con cada paso que alcanzara a Chase
antes de que Edgar la alcanzara.

CHASE HABÍA ESTADO fuera por más tiempo de lo que había


pretendido, sobre todo porque necesitaba tiempo a solas para poner orden
en su cabeza. En este momento, él quería patear su propio culo por dudar
de Marisol. Incluso si ella no se lo había demostrado una y otra vez, la
conexión que habían forjado desde que salieron juntos del complejo
significaba que al menos debería haberle concedido el beneficio de la duda.
Tal vez él no había estado pensando con claridad porque había estado
lejos de la barrera y de sus compañeros Paladines durante demasiado
tiempo. Los Paladines no actuaban sin escrúpulos a menudo, pero
sucedía. ¿Por qué no había escuchado a sus instintos con respecto a
Edgar? Había habido algo extraño en la historia del hombre desde el
momento en que abrió su mentirosa boca, y Chase había encontrado la
prueba de ello a un cuarto de milla más allá de la cima de la cresta.
Retrocediendo por el sendero que el otro Paladín había seguido hasta
la cabaña, había encontrado dónde el bastardo había escondido un rifle
como el que Chase había tomado del guardia en el complejo. No solo eso,
también había dejado una espada perfectamente buena allí. Mientras
consideraba cómo debería manejar la situación, grabó su nombre en un
árbol en la parte superior de la cresta, en caso de que Jarvis y los demás
pudieran rastrearlos tan lejos. Después de una breve vacilación, agregó el
nombre de Edgar y luego dibujó una X, esperando que entendieran que
eso significaba que no se podía confiar en el hombre.
Cuando terminó, regresó a la cabaña, aumentando la velocidad a
medida que avanzaba, necesitando volver con Marisol. Una vez que se
asegurara de que ella estaba bien, él y Edgar iban a tener una discusión
desagradable. A menos que al otro Paladín se le hayan ocurrido algunos
argumentos bastante convincentes sobre su inocencia, podría no terminar
bien para él. En cualquier caso, la idea de matar a uno de los suyos
enfermaba a Chase, y lo haría solo como último recurso.

135
Si, como sospechaba, el bastardo había traicionado a toda su
organización, tenía que dejar que Jarvis y Devlin tuvieran la oportunidad
de interrogar a Edgar. Una vez que obtuvieran de él todo lo que sabía,
podrían decidir qué hacer con su cadáver sin valor. Personalmente, Chase
pensaba que un boleto de ida directamente al infierno sonaba como la
recompensa perfecta por su traición.

136
Capítulo 15
Traducción de Nad!

Justo cuando cruzaba la cima de la colina que daba a la cabaña,


Chase percibió un débil sonido proveniente de algún lugar arriba y por
detrás de él. Haciendo una pausa para escuchar, sus sospechas se
confirmaron al instante. Un helicóptero se dirigía en esta dirección. Por
supuesto, siempre existía la remota posibilidad de que fuera la caballería
de los Paladines que estaba en camino, pero su suerte no había estado
funcionando tan bien desde hacía algún tiempo. No, tenía que ser el
mismo grupo que había estado respirando en su cuello durante días.
¿Seguían ellos recorriendo el campo en busca de algún signo de fuga
del complejo, o Edgar les había señalado de alguna manera exactamente
dónde se habían escondido los dos? Aún deben tener algún uso para
Marisol, ya que Edgar no había hecho ningún esfuerzo por matarlos.
Colocó ambos rifles sobre su hombro y agarró la espada, disfrutando
de la sensación familiar de tener una espada en su mano. Una vez que
estuvo seguro de que el helicóptero no iba a volar directamente sobre su
cabeza, salió corriendo tan rápido como pudo a través del terreno
accidentado. Él tomó velocidad cuando vio a Marisol saliendo de la cabaña
con Edgar pisándole los talones. Chase acorrió a plena velocidad, pero no
había manera de que llegara hasta ella antes de que el otro Paladín la
alcanzara.
Él gritó, —¡Déjala en paz!
Su advertencia no disuadió al bastardo mentiroso. Para cuando
Chase cerró la distancia, Edgar ya tenía a Marisol con una sujeción de
estrangulamiento.
Chase se dirigió hacia ellos. —Lastímala y mueres.
Edgar la arrastró hacia atrás un puñado de pasos. —Entonces
supongo que estamos en un callejón sin salida, Chase. Incluso si la dejo ir,
todavía me matarás.
Sin discusión. —Te lo mereces. Finalmente me di cuenta de que
realmente estabas allí el día que los guardias me metieron en el gimnasio.
Tú miraste y te reíste.

137
Esperó a ver si Edgar confirmaba la verdad y sellaba su destino. No
tardó en llegar. —Sí, te vi colgando al final de esa cuerda. Parecía que dolía
como el infierno también.
A pesar de que Chase había estado esperando esa respuesta, todavía
lo enfurecía. — ¿Por qué traicionarías todo lo que representan los
Paladines?
Edgar se burló. — ¿Y qué es eso? ¿Morir una y otra vez hasta que los
Regentes decidan que nuestra vida útil ha caducado?
Chase levantó la punta de la espada. —Una cosa es morir, y otra
morir poco a poco y rezar para que termine.
Luego se encontró con la mirada aterrorizada de Marisol y asintió solo
un poco. Como era una mujer brillante, instantáneamente se quedó laxa y
se arrojó hacia el suelo. El repentino movimiento rompió el agarre de
Edgar sobre ella y le dio a Chase el tiempo suficiente para cerrar la
distancia final entre ellos. Él no dudó en empujar la punta de la espada
profundamente en el hombro ya herido de Edgar. El grito del otro Paladín
se hizo eco a través del pequeño valle mientras la sangre brotaba de la
herida.
Chase le ofreció a Marisol una mano para ayudarla a levantarse del
suelo mientras vigilaba atentamente a Edgar.
— ¿Estás bien?
—Estoy bien.
Su voz sonaba ronca, y él sospechaba que ella tendría moretones por
el fuerte agarre que Edgar había tenido sobre su garganta. Eso le valió al
otro hombre una fuerte patada en las costillas. Cuando retiró el pie para
darle una segunda dosis de su propia medicina, Marisol lo detuvo.
—Es suficiente, Chase. Como dije, estoy bien.
No era ni de cerca suficiente venganza por la traición de Edgar, pero
ella ya estaba molesta. Además, tenían otros problemas con los que lidiar.
—Tenemos que empacar y largarnos. Había un helicóptero volando por la
zona. Tal vez solo están haciendo otro barrido al azar, pero yo no apostaría
por ello. Encontré donde Edgar escondió su rifle y esta espada en la cresta
antes de acercarse a nosotros. Tal vez no les haya dicho dónde estamos,
pero no podemos arriesgarnos a otra noche aquí.
—Pero le habían disparado.
Chase se encogió de hombros. —Fue doloroso, pero no fatal. Sabían
que sería más probable que aceptáramos su historia si creyéramos que
también le estaban dando caza.

138
Él comenzó a tirar de ella hacia la cabaña, pero ella clavó sus talones
en el suelo. —No podemos dejarlo sangrando en el suelo.
Chase le dirigió al hombre herido una mirada de desagrado. —No
pierdas tu tiempo con él. Se curará bien solo.
La mujer obstinada no lo aceptaría. —No puedo irme sin hacer lo que
pueda por él. Soy médico, Chase. Es mi trabajo.
En ese punto, incluso Edgar la miraba como si estuviera loca. Al
menos tuvo la sensatez de no quejarse cuando Chase soltó a Marisol para,
no tan suavemente, levantarlo a él del suelo.
—Pon tu culo dentro antes de que termine el trabajo que comencé.
Edgar se tambaleó hacia la cabaña tratando de contener la
hemorragia con la mano desnuda. Marisol se adelantó y los esperó con la
botella de whisky y otra camiseta para usar como vendaje. Entre los dos,
no tomó mucho tiempo limpiar la herida y vendarla. En lo que se refería a
Chase, era un desperdicio de un buen whisky. Cuando terminó, Chase ató
las manos y los pies de Edgar, asegurándolo a la silla mientras Marisol
empacaba sus cosas. Metió la ropa aún húmeda en una bolsa de plástico y
agarró las últimas latas restantes de comida, incluida la carne enlatada
que odiaba.
Le dio un último tirón a las ataduras de Edgar. —Eso debería
retenerte lo suficiente para que nos alejemos.
Luego miró por encima del hombro para asegurarse de que Marisol no
estuviera escuchando. —Si vienes a por nosotros otra vez, morirás. Punto.
Sin discusión. Sin arrepentimientos. Y no regresarás de esa muerte.
—Buena suerte con eso. Los hombres que te están dando caza están
bien financiados, y no dejarán de buscar hasta que os encuentren a los
dos.
Incluso sabiendo que a Marisol no le gustaría lo que estaba a punto
de hacer, Chase arrastró y golpeó a Edgar con toda su rabia. La cabeza del
hombre aporreó la silla y luego se dejó caer hacia adelante.
—Vamos, Marisol. Él no estará fuera por mucho tiempo, pero no
quiero que vea en qué dirección vamos.
Después de dirigirle a Edgar una última mirada de preocupación,
siguió a Chase por la puerta y regresaron colina arriba. Esperó hasta que
la cabaña se perdió de vista antes de hablar. —Pensé que íbamos a seguir
ese camino de tierra hasta llegar a una carretera.
—Sí, ese era el plan original, pero también sería la opción obvia. Creo
que sería mejor seguir el arroyo por un tiempo más.

139
Al principio, él pensó que ella podría discutir el punto, pero ésta
finalmente asintió y se puso a caminar junto a él, mientras coronaban la
cresta. Se detuvo para mirar hacia atrás en dirección a la cabaña. —Daría
cualquier cosa para saber si él le indicó a sus amigos dónde estamos. No
encontré una radio o teléfono con sus armas, y sé que no tenía una con él
en la cabaña. Parece demasiado conveniente que el helicóptero haya
comenzado a cruzar esta zona tan pronto después de su llegada.
—Todo lo que nosotros podemos hacer es seguir y rezar para
encontrar ayuda antes de que nos encuentren a nosotros.
No había nada que él pudiera agregar a eso. —Perderemos la luz del
día pronto, pero quiero llegar lo más lejos que podamos antes de que eso
suceda.
Ella suspiró una última vez. — ¿Mencioné que nunca fui una fanática
de la vida al aire libre, y odio acampar?
Chase se echó a reír y siguió sus pasos mientras ella comenzaba a
bajar la cuesta empinada hacia el arroyo y siguió caminando.

ELI SE DETUVÓ PARA que Jarvis se uniera a él. El otro Paladín se


movía como un fantasma a través de los árboles. —Parece que tu cuñado
nos dejó otro mensaje.
Jarvis y el resto del equipo se reunieron alrededor del gran abeto de
Douglas. —Bueno, me alegro de que Chase se tomara el tiempo de tallar
en el árbol para hacernos saber que está vivo. Al menos nos dirigimos en
la dirección correcta.
Lonzo se unió a la conversación. —Hubiera sido bueno si hubiera sido
un poco menos críptico con su otro mensaje. ¿Quién diablos es Edgar?
Hasta este punto, Chase ha estado viajando con una mujer. ¿Y por qué
tallar el nombre solo para tacharlo? ¿Pensó que calificaríamos su caligrafía
o algo así?
Eli bufó. —O es eso o es su manera de decirnos que Edgar no está
realmente con Chase. Tal vez quería hacernos saber que no debemos
confiar en el tipo si nos topamos con él.
Lonzo asintió lentamente. —Eso tiene sentido. Si este tipo se hubiera
unido con Chase y la mujer antes de esto, habríamos seguido sus huellas

140
antes. Estemos atentos a cualquier señal de que este tipo haya caído de la
nada, como tal vez del helicóptero que oímos hacer barridos sobre la zona.
Mientras que los otros se tomaron un momento para beber un poco
de agua y comer una barra de proteína, Eli caminó a poca distancia del
árbol y se arrodilló para estudiar las huellas que probablemente Chase
había dejado al subir y bajar la ladera. En el camino, vio un área donde las
agujas y las hojas en el suelo habían sido batidas como si algo hubiera
sido enterrado y luego desenterrado de nuevo.
Llamó a los demás. —Parece que alguien había tratado de ocultar algo
aquí y tal vez Chase lo encontró. Luego, desde ahí, el sendero desde el
árbol va casi en línea recta descendiendo por esta pendiente. El sol no ha
tenido la oportunidad de secar las hojas que fueron descubiertas, así que
creo que sucedió en las últimas veinticuatro horas.
Lo que definitivamente era una buena noticia. Eso significaba que se
estaban acercando a Chase y a su compañera. La tensión de preocuparse
por el hombre desaparecido había hecho mella en todos ellos,
especialmente sabiendo que no eran los únicos que buscaban a la pareja.
Él no esperó a que los demás se unieran a él antes de comenzar a
bajar la pendiente. Ellos cayeron en lo que se había convertido en un
patrón familiar de Eli liderando el camino mientras se desplegaban
alrededor de él para vigilar su espalda, dejándolo libre para rastrear a su
presa. A mitad de camino, se detuvo para respirar profundamente.
—Huelo humo de madera, y se está haciendo más fuerte a medida
que más desciendo por la ladera.
Jarvis se movió a su lado. —Sería bueno saber si se trata de una
fogata o una estufa de leña.
—Sólo hay una forma de averiguarlo.
Los dos hicieron una señal a los demás para que se quedaran atrás
mientras los dos se aseguraban de que no estuvieran caminando hacia
una trampa. Unos cincuenta pies8 más adelante, Eli se detuvo y señaló a
través de los árboles. Alzando su voz lo suficientemente alto para los oídos
de Jarvis, dijo, —Hay una cabaña en el claro por delante. No hay luces
encendidas. No sale humo de la chimenea.
Jarvis hizo un gesto para decirles a los demás que se unieran a ellos.
— ¿Quieres comprobarlo o quieres que haga yo los honores?
—Iré yo. Dame una ventaja de cinco minutos antes de que vengas al
rescate.

815 metros con 24 cm.

141
Su compañero se echó a reír. —Bien por mí. No me dispararían tan
pronto hoy. Quiero estar en plena forma cuando finalmente alcancemos a
Chase, para poder hacer un buen trabajo y darle una patada en el culo por
preocupar así a todo el mundo.
Eli entendió cómo se sentía el hombre. Ya fueran Paladines o
soldados profesionales, ninguno de ellos era de tipo delicado. En cambio,
su afecto mutuo estaría expresado en insultos, amenazas de daño corporal
y tal vez incluso algunos golpes bien dirigidos. Les había dicho a una
buena parte de sus propios amigos cuánto importaban en los mismos
términos.
Él se dirigió hacia la cabaña, deslizándose de un árbol a otro,
deteniéndose el tiempo suficiente para comprobar si había alguna señal de
que la cabaña estaba ocupada. Cuando llegó al borde del bosque, estaba
convencido de que el lugar estaba abandonado. Con su rifle listo, dio la
vuelta al lugar antes de acercarse a la puerta principal, que no estaba
cerrada con llave. Se apartó a un lado y la abrió.
Cuando no pasó nada, se deslizó dentro. Después de revisar el
dormitorio y el baño, salió corriendo para señalar que era seguro
acercarse. Regresó al interior para ver si podía entender todo lo que había
visto antes de que Jarvis y Lonzo se unieran a él.
Para cuando entraron por la puerta, él tenía algunos datos que podía
compartir. —La estufa todavía tiene algunas brasas enterradas en las
cenizas, por lo que alguien tuvo un fuego encendido recientemente. Hay
tres cuencos y platos sucios en el fregadero. Suponiendo que uno de cada
por persona, eso confirma que tres personas se estaban quedando aquí.
Señaló hacia los trozos de cuerda en el suelo. —Supongo que dos
personas dejaron al terceo amarrado a esa silla cuando se fueron. Mi
mejor suposición es que era el misterioso Edgar, pero podría estar
equivocado. Chase no habría llegado tan lejos con la mujer solo para
decidir repentinamente dejarla atrás.
Ahora las malas noticias. —Hay rastros de sangre en el suelo y en la
silla. Una vez más, no hay forma de saber de quién es o si proviene de más
de una fuente.
—Bueno, mierda.
Aunque fue Jarvis quien hizo el comentario, las dos palabras
resumieron bastante bien cómo se sentían todos en este momento. Lonzo
merodeó por la cabaña durante varios minutos, metiendo la nariz en cada
esquina y en algunas dos veces antes de hablar.

142
—Se está poniendo muy oscuro para ver algo. Odio detenerme cuando
estamos tan cerca, pero voto por que nos quedemos aquí esta noche. Tan
pronto amanezca, Eli, mira si puedes retomar el rastro de Chase. Lleva a
alguien contigo para vigilar si hay problemas mientras tienes los ojos en el
suelo. Mientras tanto, veré si podemos obtener señal, para poder
actualizar a Devlin en la sede.
Era frustrante tener que parar cuando tenían que estar acercándose a
Chase, pero Lonzo tenía razón. Una vez que el sol se pusiera, sería casi
imposible seguir el rastro.
Jarvis se dirigió hacia la puerta. —Voy a encender el fuego. Será
agradable pasar al menos una noche donde no nos estemos congelando.
Larem, generalmente el más silencioso del grupo, habló. —Esas
cuerdas fueron cortadas. Parece poco probable que Chase haya atado a
alguien solo para darse la vuelta y liberarlo. Si tengo razón al respecto, el
prisionero debe haber tenido amigos en el área. ¿Y si vuelven?
Eli había estado pensando lo mismo. De mal en peor, quienquiera que
hubiera venido para rescatar al tipo era el mismo grupo que estaba dando
caza a Chase. La idea le hizo agarrar su rifle con más fuerza. —Voy a
tomar el primer turno.
Lonzo le dio una palmada en el hombro. —Dos por turnos, y turnos
de dos horas. Quiero que todos duerman unas buenas horas esta noche.
Mañana estaremos presionando para cerrar la distancia entre nosotros y
Chase. Quiero terminar esto antes de que… Bueno, antes de que el idiota
decida que ya no lo amamos y que sus tiernos sentimientos resulten
heridos. Él es sensible con cosas como esas.
Todos se rieron, aunque sabían lo que realmente decía Lonzo. Cuanto
más persiguieran a Chase, más probabilidades habría de que se quedara
sin lugares para esconderse. Ese pensamiento parecía aspirar todo el aire
de la habitación.
—Voy a salir afuera antes de que esté completamente oscuro. Si
puedo averiguar qué camino tomó Chase ahora, nos dará una ventaja por
la mañana.
Salió por la puerta sin esperar a que Lonzo le diera permiso o, peor
aún, que le dijera que no se molestara. Todos sabían que era dudoso que
descubriera algo útil en la penumbra, pero entendían la necesidad de
hacer algo, cualquier cosa, que ayudase a su causa.
Larem levantó su rifle y lo siguió hacia el patio. —Tú cazas. Yo
cuidaré tu espalda.
—Gracias.

143
Mientras caminaban hacia los árboles, Eli se sintió obligado a
explicarse. —Puede que no conozca a Chase personalmente, pero puedo
adivinar qué clase de hombre es por cómo el resto de ustedes hablan de él.
Larem le ofreció una de sus raras sonrisas. —Me gusta esa frase que
usa tu ejército que dice que no se deja a ningún hombre atrás.
—Exactamente.
—Entonces veamos qué podemos descubrir mientras podamos.
Incluso si todo lo que sabemos es por dónde comenzar mañana, les dará a
todos un sentido renovado de propósito. No sé tú, pero a mí mismo me
vendría bien eso.
Si esta demora estaba volviendo loco a Eli, solo podía imaginar lo que
estaba haciendo con Jarvis y con Jake, quienes eran los dos hombres con
los lazos más cercanos con el Paladín desaparecido. Él aceleró el ritmo y se
detuvo solo cuando llegaron al perímetro del claro. Usando la linterna de
su teléfono celular, mantuvo sus ojos en el suelo y lentamente barrió el
rayo de luz de un lado a otro.
Estaba a punto de darse por vencido cuando finalmente vio dos
huellas familiares que se dirigían hacia los árboles que se alejaban de la
cabaña. —Larem, encontré el rastro. Chase y la mujer se fueron en esta
dirección. Empezaremos aquí por la mañana.
No solo había encontrado el sendero, sino que las huellas eran
relativamente frescas. Con suerte, encontrarían a Chase mañana a esta
hora, y todos podrían irse a casa. Sintiéndose mejor respecto a la
situación, regresaron a la cabaña para compartir las buenas noticias.

144
Capítulo 16
Traducción de NAD!

A Marisol le dolían los pies, pero no tanto como su espalda. Luego


estaba la desagradable herida en su mano cuando ella había estado
maniobrando por una pequeña pendiente y tuvo que agarrarse a un árbol
para evitar caer al suelo. No era la primera vez que deseaba tener la
capacidad de curarse de Chase. También estaba hambrienta, sedienta, y
se estaba poniendo cada vez más malhumorada. Pero, ¿qué otra opción
tenía, excepto arrastrar los pies detrás de Chase mientras él avanzaba por
el bosque?
—Entonces, dime, ¿la capacidad de ver en la oscuridad es otro de tus
súper poderes?
El imbécil en realidad se rio. —Supongo que podría decirse eso.
Nuestros ojos son definitivamente más sensibles a la luz. La mayoría de
nosotros necesitamos lentes de sol bastante resistentes cuando está
realmente brillante.
—Nosotros, lo que significa que hay un montón de ustedes. ¿Hay un
nombre para tu sociedad secreta? Si es así, ¿hay también un apretón de
manos secreto?
—Sí, lo hay. —Hizo una pausa para mirarla. —Pero sería mejor que
no supieras más de nosotros de lo que ya sabes.
Bien. De vuelta a lo de la vista. —Así que, de vuelta a lo de tu
sensibilidad a la luz. ¿Crees que fue una adaptación al entorno de donde
es originaria tu gente?
Él se rio —Supongo que podrías decirlo así.
Por supuesto, él no explicó por qué le parecía tan divertida su
pregunta. Aún así, el científico que había en ella no pudo evitar reflexionar
sobre las implicaciones. —Me pregunto si eso significa que tus
antepasados vinieron de las regiones más al norte donde no hay mucha
luz durante parte del año.
—Teoría interesante.

145
—Si pudiera obtener suficientes sujetos de prueba, me encantaría
hacer algunas comparaciones en su ADN para ver si puedo determinar el
país de…
Antes de que ella pudiera terminar su tren de pensamientos, Chase se
giró y plantó sus pies justo delante de ella. Incluso en la penumbra, podía
decir que el hombre no estaba feliz en este momento. — ¿Hay algo mal?
—Sí, Doc, lo hay. A pesar de cómo quemamos las sábanas juntos,
parece que has vuelto a pensar en mí como tu mascota rata de laboratorio.
— Él se acercó más, el peso de su mirada era casi un toque físico contra
su piel. —Puede que sea una sorpresa para ti, pero eso me cabrea mucho.
—No fue mi intención… Chase, debes saber que no pienso en ti de esa
manera.
Sus ojos claros brillaban en las oscuras sombras. —Entonces, ¿de
qué modo piensas en mí?
Buena pregunta. Sus sentimientos hacia él comenzaron a evolucionar
desde el momento en que apareció por primera vez en su laboratorio, y ese
proceso realmente se aceleró en los últimos días. Por supuesto, él
engendró una mezcla embriagadora de emociones bastante fuertes en ella,
emociones sobre las que dudaba qué nombre ponerle. Mejor mantener su
respuesta simple y sincera.
—Pienso en ti como un hombre, Chase.
Para demostrarlo, ella colocó sus manos en sus brazos y lentamente
las deslizó hasta sus hombros para enredar sus dedos detrás de su cuello.
—No sé qué va a pasar después de que todo esto termine, pero no
lamentaré haberte conocido. Espero que puedas perdonar todo lo que hice
en el complejo y llegar a sentir lo mismo por mí también.
Cuando él dio un paso atrás, obligándola a soltarlo, su rechazo le
dolió como un golpe físico. Pero luego dejó los dos rifles que llevaba y la
envolvió en sus brazos. Su boca bajó con fuerza sobre la de ella en un beso
sin reservas. Ella se rindió de buena gana al momento.
Cuando finalmente se detuvieron para tomar aire, Chase le apartó un
mechón de cabello de la cara, su boca curvada hacia arriba en una suave
sonrisa. —Creo que eso resume bastante bien cómo me siento con respecto
a ti en este momento.
Ella le devolvió la sonrisa. —Bueno saberlo.
Alcanzó sus armas. —He estado buscando un buen lugar para
descansar por el resto de la noche. Deberíamos permanecer cerca del
arroyo, pero quiero asegurarme de que no se nos pueda ver desde arriba.
¿Puedes seguir por un rato más?

146
Había sido un alivio olvidarse del peligro que le pisaba los talones a
cada paso que daban durante unos segundos, pero él tenía razón. Si iban
a sobrevivir a esto, no podían permitirse olvidar que las fuerzas enemigas
venían desde múltiples direcciones.
—Sí, puedo seguir.
Incluso si eso la mataba. Él se abalanzó para darle un beso más antes
de conducirla más profundamente hacia las sombras.
Otros quince, tal vez veinte minutos pasaron en un borrón, pero
Chase finalmente detuvo su interminable caminata. —Esto parece
prometedor. Espera aquí mientras sigo explorando.
Ella se deslizó hasta detenerse. Era tentador sentarse para darle un
descanso a sus doloridas piernas, pero temía no tener la fuerza para
levantarse de nuevo. Por suerte, Chase ya estaba de vuelta. —Nos
detendremos aquí para pasar la noche. El arroyo está a solo unos treinta
pies9en esa dirección. Los árboles deberían ser lo suficientemente gruesos
para evitar que alguien nos vea desde el cielo, y hay espacio para que
ambos nos estiremos en medio de esas rocas, lo que evitará que alguien
nos vea desde el suelo.
Debió haberse dado cuenta de que ella estaba quedándose sin
energía, porque tomó su mano y básicamente la remolcó hasta su lugar de
descanso por esa noche. —Siéntate antes de que te caigas, pero no te
vayas a dormir todavía. Necesitas comer algo para reponer tu nivel de
energía primero.
La guio hasta una pequeña roca y la instó a sentarse. Ella sabía que
debería estar haciendo algo más útil que simplemente sentarse allí, pero
en este momento no tenía idea de lo que podría ser. Chase sacó cosas de
su mochila y regresó en breve con un par de latas abiertas. La que le
entregó era algún tipo de carne.
Arrugando la nariz ante el poco apetecible olor, obedientemente tomó
un gran mordisco. Con un esfuerzo considerable, se tragó la mitad del
contenido antes de intercambiar latas con Chase. Las judías verdes
enlatadas frías no eran exactamente alimentos gourmet, pero al menos
sabían mejor que la carne.
Cuando terminaron de comer, Chase le quitó la lata vacía. —Si
necesitas un momento privado, vete en esa dirección.
Él señaló hacia el lugar por donde habían venido. —Mientras tanto,
cortaré algunas ramas para hacer camastros para que podamos dormir.
Será más cómodo y nos ayudará a aislarnos de la tierra fría.

99 metros y 14 cm.

147
Marisol ya estaba levantada y en movimiento, ansiosa por terminar
con el día, pero se dio la vuelta. —Sabes que ambos estaremos más cálidos
si compartimos el calor corporal. Estoy dispuesta si tú lo estás.
Luego ella caminó hacia los árboles y dejó que él tomara la decisión
final sobre sus arreglos para dormir.

CHASE SE QUEDÓ DE PIE con la mandíbula floja y aturdido


mientras Marisol desaparecía en la oscuridad. Sí, habían compartido un
beso hace poco tiempo que le había provocado un corto circuito en su
cerebro, enviando toda su sangre para acumularse más abajo de su
cinturón. Había requerido de todo lo que tenía para no presionar a Marisol
contra el árbol más cercano y tomarla allí mismo. Pero mientras recorrían
la última distancia hasta su campamento, se recordó a sí mismo todas las
razones por las que involucrarse más con ella era una muy mala idea.
Gracias a su misterioso ex empleador, ella ya se había deslizado
demasiado cerca del mundo secreto donde él vivía y luchaba. Incluso
ahora, sería necesaria mucha delicadeza y simple buena suerte para
liberarla del lío en el que se había metido por sí misma. Sí, ella había
cometido un error al aceptar el trabajo en primer lugar sin darse cuenta de
que la oferta era demasiado buena para ser cierta, pero era algo que
probablemente no repetiría. Sus credenciales académicas deberían
garantizar que no tuviera problemas para encontrar un puesto con un
empleador de buena reputación. Con su mente brillante, Marisol haría
cosas asombrosas en nombre de la ciencia médica.
Simplemente podía verla en uno de esas batas de laboratorio
almidonadas que le gustaba usar, y lo cual le parecía inexplicablemente
sexy. Lo último que necesitaba era quedarse enredada con él. Una vez que
regresaran a la civilización, él regresaría al sur de Missouri para recoger
las piezas de su vida. No había manera de que una mujer como Marisol se
contentara con vivir en un pueblo pequeño. Allí había un centro médico de
buen tamaño que atendía a todo el condado, pero no podía ofrecerle el tipo
de oportunidades profesionales que tendría en una gran ciudad.
Mientras los pensamientos negativos seguían girando en su mente,
comenzó a cortar ramas de cedro, una tras otra, hasta que había una pila
considerable en el suelo. Decidiendo que tenía suficiente, rápidamente las

148
colocó en dos pilas separadas por tres pies10. Tan pronto como terminó,
dio un paso atrás para estudiar su obra. Unos pasos se dirigían hacia él, lo
que le dejaba solo unos segundos para decidir si realmente quería pasar lo
que podría ser su última noche con Marisol durmiendo alejada de él
incluso a esa pequeña distancia.
Al final, la respuesta fue fácil. Rápidamente empujó las dos pilas
juntas, terminando justo cuando Marisol entró en el claro. Se enderezó y
se limpió las manos en los pantalones. —Dame un minuto en el bosque, y
ya vuelvo. Luego caminaré contigo hasta la orilla del agua, para que ambos
podamos lavarnos un poco.
—Apreciaría eso.
Sacó dos paquetes pequeños de su mochila y se los entregó. —
Mientras estoy fura, puedes abrirlos y extenderlos.
Ella no podía ver tan bien como él, pero no tardó mucho en darse
cuenta del tesoro que había descubierto en la cabaña. — ¿Mantas
espaciales?
—Sí, vamos a dormir con estilo esta noche. Las encontré metidas en
el fondo de un cajón en la cocina. Pensé que podrían ser útiles.
Ya estaba abriendo las bolsas de plástico. Mientras ella le daba los
toques finales a su cama, él hizo una rápida visita al bosque para ocuparse
del asunto. Su viaje conjunto al arroyo no duró mucho. Ambos estaban
demasiado cansados para prolongarlo, a pesar de que la luz de la luna
reflejándose en el agua ondulante era hermosa.
De vuelta en el campamento, dejó que Marisol se colocara entre las
mantas antes de quitarse los zapatos a puntapiés y subirse a su lado. Los
primeros segundos fueron definitivamente incómodos. Evidentemente, no
era el único que no estaba seguro de lo que Marisol había querido decir
sobre compartir el calor corporal. No quería hacer ninguna suposición. Por
otro lado, el recuerdo de cómo había resultado la noche anterior seguía
jugando con su cabeza. Estar tan cerca sin tocarla era físicamente
doloroso. Se tumbó sobre su espalda y contempló el cielo nocturno que se
asomaba a través de los árboles en lo alto y trató de tener buenos y nobles
pensamientos. No sirvió de nada.
— ¿Chase?
— ¿Síp?
Evidentemente había sonado bastante brusco, porque ella
inmediatamente se apartó de él. —No importa.

1091 cm.

149
—Lo siento, Marisol. No pretendía gruñirte.
Cuando ella no respondió de inmediato, él se puso de lado y envolvió
su cuerpo alrededor del de ella. — ¿Qué querías, cariño?
Él debió haberlo hecho bien esta vez, porque ella se relajó contra él.
El ligero contoneo que Marisol hizo cuando su trasero se apretó contra su
polla le dio esperanzas de que pasaran la noche haciendo algo más que
dormir enredados el uno en los brazos del otro.
—No has respondido a mi pregunta. ¿Qué quieres de mí, Marisol?
Sus palabras quedaron suspendidas entre ellos, su pulso acelerado
mientras esperaba que ella finalmente respondiera. Cuando ella luchó por
moverse, él inmediatamente retrocedió unos centímetros para darle el
espacio que necesitaba. Fue decepcionante, pero él no podía culparla por
ser reacia. Pero entonces ella hizo una cosa increíble. Se volvió hacia él y
luego se incorporó para quitarse la camisa. A pesar de que sus actos
dejaron escapar todo el calor que ya se había acumulado bajo la delgada
manta, a él no le importó, ni un poquito. Cuando ella también se había
quitado los pantalones, una vez más se estiró contra él y alzó el brazo para
ahuecar el lateral de su cara con el calor de su mano.
—Como he dicho, no sé qué va a pasar cuando todo esto termine.
Pero mientras estemos juntos, quiero esto.
Solo un hombre loco rechazaría lo que ella estaba ofreciendo, así que
cubrió su mano con la de él y luego le besó la palma. —Mantén ese
pensamiento.
Él rápidamente se quitó la ropa y luego la atrajo hacia sus brazos, en
un ajuste perfecto. Estaba demasiado oscuro para distinguir muchos
detalles, pero él tenía muy buena memoria. Tocarla le devolvió vívidas
imágenes de sus bonitos pechos y el rubor de su piel cuando pudo rodear
su cuerpo. Por ahora, eso sería suficiente.
—Bésame.
A la dama le gustaba dar órdenes, pero afortunadamente para ambos,
él estaba de humor para seguirlas, pero solo en sus propios términos. Él
rozó sus labios a lo largo de la curva de su cuello hasta el punto del pulso
en el hueco en la parte superior de su clavícula.
Ella tiró de su cabello, tratando de redirigir sus esfuerzos. Chase
sonrió contra su piel. —Paciencia, mujer.
Aunque él entendía su necesidad de apresurar las cosas. Ambos
sabían que el reloj estaba llegando a su fin. Eventualmente, encontrarían
la manera de salir de este lío y reanudarían sus vidas reales, aquellas en
las que un médico recién salido de la universidad podría perseguir sus

150
sueños y un Paladín podría regresar al frente de la batalla interminable
que definía quién era él. Ella podría comenzar de nuevo mientras él
averiguaba si lo que había experimentado en el complejo había acortado
significativamente su fecha de caducidad. No era exactamente un
pensamiento feliz.
Marisol capturó su rostro con ambas manos, su voz revelaba su
preocupación. —Chase, ¿sigues conmigo?
Maldita sea, era un idiota total. Se había quedado tan atrapado en
sus oscuros pensamientos que había perdido la pista de lo que era
realmente importante. El futuro se haría cargo de sí mismo, sin importar
cómo se desarrollara para cada uno de ellos. Este momento, sin embargo,
estaba bajo el control de ellos dos, y les debía a ambos aprovecharlo al
máximo.
Lo menos que podía hacer era disculparse. —Lo siento, tiendo… a
pensar.
— ¿Acerca de?
—Demasiadas cosas, ninguna de las cuales es importante en este
momento. Prometo que no volverá a suceder.
Ella lo detuvo cuando él comenzó a retomarlo donde lo había dejado
ahora que había vuelto a poner la cabeza en el juego. —En serio, no
tenemos que hacer esto si has cambiado de opinión.
Él le inmovilizó las manos por encima de la cabeza. —No he cambiado
de opinión, Marisol. Quiero esto. Te quiero a ti. Nunca dudes de eso.
Simplemente me di cuenta de que todo esto va a terminar de una manera
u otra. Si bien me alegraré de decirle adiós al resto de esto, no me alegraré
de decirte adiós a ti.
En lugar de dejar que la conversación continuara, finalmente le dio el
beso que ella había estado pidiendo. Inicialmente, la respuesta de Marisol
carecía de entusiasmo, pero él difícilmente podía culparla por ello. En
lugar de subir la apuesta, que podría parecer más desesperación que
pasión, se ralentizó para persuadir en lugar de exigir.
Su paciencia valió la pena, y Marisol se dejó seducir. O quizás era al
revés. De cualquier manera, a medida que su pasión disminuía y fluía, el
resto del mundo se retiraba a una distancia segura, dejando solo a los dos
en su improvisada cama. Podría consistir en dos hojas de plástico fino y
ramas de árboles, pero en ese momento no lo habría cambiado por una
habitación en el mejor hotel de cinco estrellas.
El aire fresco de la noche besó su piel con el fresco aroma de las
ramas de cedro que hacían más mullido el suelo. Se había hecho lo

151
suficientemente tarde como para que la luna ahora colgara directamente
en lo alto y bañara la ladera de la montaña con su luz plateada.
Marisol apoyó la cabeza en su pecho y contempló la estrecha franja
del cielo nocturno. —No creo que haya visto nunca tantas estrellas.
Él le dio un rápido apretón. —Pagué extra por la vista.
Ella se rio. —Y odio pensar cuánto te ha costado toda esa comida
elegante con la que me has estado alimentando.
—Nada más que las mejores judías verdes y carne enlatada para mi
chica. Y la buena noticia es que tenemos más de lo mismo para el
desayuno.
—¡Qué chico!
¿Se había reído alguna vez con una amante así? Si lo había hecho, no
podía recordar cuándo. Por supuesto, ella era la única mujer con la que se
había acostado y sabía que él no era como otros hombres, si bien no sabía
todo sobre el mundo en el que él normalmente habitaba. Era tan liberador
no tener que medir cada palabra y proteger cada secreto en su vida.
Él no quería que eso terminara.
Por ahora, fingiría que el sol no saldría y que su enemigo había
abandonado la persecución.
—Marisol, hazme un favor.
— ¿Cuál?
Él la levantó para que ella estuviera estirada a lo largo de su cuerpo.
Tan pronto como él la colocó, ella puso sus manos sobre su pecho y se
incorporó. Con su mejor sonrisa de sirena, meció el núcleo de su cuerpo
directamente contra el de él, atrayendo su deseo a todo gas. Chase puso
sus manos en sus caderas, animándola a hacer eso otra vez… y otra vez.
La inteligente mujer sabía exactamente lo que le estaba pidiendo, lo que
ambos necesitaban. Ella se levantó y guio la punta de su polla a la entrada
de su cuerpo, deslizándose hacia abajo hasta que él estuvo asentado
profundamente dentro de su resbaladizo calor.
Ella se meció de nuevo, sus bonitos pechos se mecían suavemente
mientras se movía. Su voz estaba ronca por el hambre cuando dijo, —
Nunca dijiste de qué se trata ese favor.
Él le sonrió. —Cariño, si aún no lo has descubierto, debo estar
haciendo esto mal.
Una vez más, su risa brillante resonó en la noche mientras hacían
todo a la perfección.

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Capítulo 17
Traducido por Apollymi

Era solo la segunda vez que Marisol se había despertado entre los
brazos de Chase. Odiaba saber que podría ser la última. Aún así, siempre
había sido de las que se enfrentaban a las realidades de la vida de frente.
Gracias a un padre ausente y a una madre irresponsable, nunca había
tenido ninguna opción en el asunto. No tenía sentido pretender que las
cosas eran diferentes de lo que eran. Eso no significaba que ahora no
deseara poder creer en cuentos de hadas y en un felices para siempre.
Por primera vez, qué recordara, la punzada de las lágrimas la hacía
parpadear como loca. Era demasiado esperar que Chase no se diera
cuenta, pero evidentemente ser capaz de detectar lágrimas inminentes era
otro de sus súper poderes.
Él le limpió las lágrimas suavemente mientras caían por su mejilla
sobre su pecho desnudo. — ¿Qué ha traído los lagrimones? ¿Es la
amenaza de más carne enlatada para el desayuno?
Ella resopló y le dio un suave puñetazo en el brazo. —No, aunque hay
que admitir que es una manera terrible de comenzar el día.
—No voy a discutir ese punto. —Le dio un suave beso en la frente. —
Pero, cariño, no puedo solucionar el problema hasta no saber cuál es.
Hay cosas que no tenían arreglo, así que ella mintió. —Estoy bien. De
verdad.
Porque no estaba dispuesta a admitir que su corazón se estaba
rompiendo. En algún momento durante la larga noche, finalmente había
llegado a un acuerdo con lo que sentía por Chase. Le había tomado un
tiempo ponerle un nombre a la emoción porque ella nunca la había
experimentado antes. Ella lo amaba, pura y simplemente. Bueno, eso no
era cierto. No había nada simple en su situación. No hacía falta ser un
genio para saber que todavía tenía secretos que no podía compartir con
ella, que prometían hacerle desaparecer de su vida para siempre.
En cuanto a ella, una vez que saliera de este lío, volvería a la zona
cero e intentaría reconstruir su vida nuevamente. En este momento no
había manera de saber si sus antiguos empleadores habían cumplido su

153
promesa de pagar sus préstamos estudiantiles. Si no lo hubieran hecho,
no había mucho que ella pudiera hacer al respecto. Contrato o no, no
podía arriesgarse a presionar el asunto. Encontraría un nuevo trabajo y
mantendría la cabeza baja.
— ¿Seguro que no hay nada mal?
—Nada que puedas arreglar. Estaba pensando en todo lo que mi
empleador me ofreció para que aceptara el trabajo. Supongo que en
realidad no cumplirán mi contrato.
Chase se puso de costado para enfrentarla más directamente. —
También he estado pensando en eso. Sabes que no pueden arriesgarse a
que acudas a las autoridades por lo que pasó. Tan pronto como aparezcas
en su radar, vendrán a darte caza de nuevo.
Una renovada sensación de temor latió candente en su pecho. —Pero
no puedo ocultarme para siempre, especialmente si no puedo acceder a mi
cuenta bancaria o tarjetas de crédito.
No es que tuviera mucho dinero guardado para un día lluvioso.
Él jugó con un mechón de su cabello, girándolo entre sus dedos. —
Tengo amigos que pueden ayudarte a construir una nueva identidad, una
que resistirá el escrutinio.
—Aprecio la oferta. Pero sin mis credenciales, incluidos mis registros
escolares, no podré conseguir un trabajo como médico en ningún lugar, y
mucho menos en un centro de investigación de primera categoría.
Su sonrisa era un poco triste. —De nuevo, tengo amigos que también
podrían ayudar con eso. No puedo hacer promesas, pero estoy dispuesto a
preguntarles si quieres que lo haga.
Ella logró una sonrisa insegura. — ¿Por qué harías eso? Después de
todo, pensé que querrías poner la mayor distancia posible entre tú y
cualquiera que esté conectado a todo este lío.
Él hizo un respingo, como si sus palabras le hubieran lastimado. —
¿Así es como te sientes, Marisol? ¿Quieres olvidar que alguna vez existí?
Eso era lo último que quería. Se había enfrentado a muchas cosas
temibles en los últimos días, pero decir la verdad en este momento podría
ser lo más aterrador. —No, no me gustaría olvidarte, Chase. Nunca,
incluso si pudiera.
— ¿Porque te sientes culpable por ser parte de lo que me pasó allí? Si
es por eso, realmente me cabrearía.
Mientras esperaba que ella respondiera, sus cejas bajaron sobre sus
ojos como si su respuesta fuera importante para él.

154
—Me siento culpable, y con razón. Debería haber sido lo
suficientemente inteligente como para no dejarme atrapar por esa
situación en primer lugar, pero también para haber descubierto una
manera de salir de allí antes. Estaba demasiado ocupada tratando de
proteger mi propio pellejo en vez de hacer lo correcto.
—Pero eras una mujer sola contra...
Ella cubrió su boca con sus dedos, interrumpiéndolo. —No busques
excusas para mí. Sé lo que hice y no hice. Pero dicho esto, la culpa no es
la razón por la que no quiero olvidarte. Era hora de ir con todo. Ella
reemplazó las yemas de sus dedos con sus labios y le dio un suave beso.
—Hay razones mucho mejores por las que no quiero olvidarte. La forma en
que me haces sentir cuando me tocas, lo que compartimos en la cabaña y
aquí en la ladera de la montaña. La forma en que me protegiste a pesar de
que he sido un lastre y te he puesto en mayor riesgo. —Otro susurro de un
beso y luego lo expuso todo para él. —Y luego está el hecho de que me he
enamorado de ti.
Se arrepintió de sus palabras en el momento en que salieron de su
boca. Su amante cálido y cariñoso se había ido. En su lugar estaba el
guerrero de cara pétrea que solía mirarla a través del grueso vidrio de su
celda. Luego parpadeó, y la ira se fue. Lo que la reemplazó se parecía
mucho al arrepentimiento…o, peor aún, quizás lástima.
Lo que significaba que era hora de ponerse en movimiento. Usando su
delgada manta como escudo, se sentó y comenzó a recoger la ropa que
alegremente se había quitado la noche anterior. Cuando trató de alcanzar
sus pantalones, Chase ya los tenía. Ella tiró de ellos, pero él no los soltó de
inmediato.
—Por favor, necesito vestirme. Hay mucha luz ya. Deberíamos
ponernos en movimiento.
Mantuvo su agarre en sus pantalones por unos pocos segundos más
antes de finalmente entregárselos a ella. —Estoy manejando esto fatal.
Ella no iba a discutir eso. En cambio, se concentró en vestirse. A
pesar de haber pasado la noche piel contra piel con el hombre, en este
momento sus sentimientos estaban demasiado descarnados como para
querer permanecer tan expuesta física y emocionalmente. Chase se dio la
vuelta y también comenzó a ponerse su ropa, tal vez sintiendo su
necesidad de un poco de privacidad.
Cuando ambos terminaron de atarse los zapatos, él se levantó y le
ofreció una mano para ayudarla a levantarse del suelo. Incluso ese
pequeño toque dolía. No ayudó que no la soltaba.

155
—Sobre lo que dijiste...
Oh no, no iban a seguir con eso. No ahora, cuando ya era demasiado
tarde. La frustración y la vergüenza la hicieron pelear para liberarse. —
Suéltame.
Lo hizo, pero continuó acechándola, como si le preocupara que ella se
rompiera y saliera corriendo.
—Déjame explicarte, Marisol. —Levantó la mano como si quisiera
tocarle la cara, pero luego la dejó caer de nuevo a su lado antes de añadir
una palabra más. —Por favor.
Ella dio un pequeño paso hacia atrás para darse un respiro. —Bien,
estoy escuchando.
Chase miró más allá de ella por un largo momento antes de
finalmente volver esos intensos ojos azules hacia ella.
—Hay razones por las que no deberías estar demasiado apegada a mí,
pero ninguna de ellas es porque no me importes. También tengo fuertes
sentimientos por ti, pero mi vida… Bueno, digamos que tengo
compromisos de los que no puedo alejarme y que no lo haría aunque
pudiera. Tiene que ver con todos los efectos que esas anomalías en mi ADN
tienen sobre mí. Me hacen más adecuado para hacer ciertas cosas que los
humanos que carecen de ese marcador que has estado estudiando.
Como si ella no se hubiera dado cuenta de eso sola. —Te refieres a tu
capacidad de curarte a un ritmo acelerado, sin mencionar que puedes
volver de heridas fatales.
—Sí. Aunque, como te dije, no se sabe cuánto tiempo durará mi
suerte en esa área. Estoy bastante seguro de que lo que me hicieron los
guardias podría haber acelerado ese proceso. Eso significa que no soy
seguro como compañía, especialmente si sufro otra herida importante. El
hombre que soy ahora nunca te haría daño. El enloquecido asesino en el
que me convertiría le encantaría hacértelo. Con suerte, aprenderé más
sobre los efectos de lo que me hicieron una vez que regrese a nuestra sede.
Está bien, eso la asustó. — ¿No hay algo que se pueda hacer para
revertir los efectos?
Se encogió de hombros. —Están trabajando en eso, pero nadie ha
encontrado una cura mágica todavía. Tienen algunas de las personas más
inteligentes que he conocido trabajando en el problema, y estoy seguro de
que finalmente encontrarán la respuesta. Pero no te mentiré, cariño. Para
cuando lo hagan, es probable que sea demasiado tarde para mí.

156
Su mente volvió a ese último día en el complejo cuando él le ordenó
que saliera de su celda por su propio bien. — ¿Porque tus ojos ya están
parpadeando en naranja?
Él asintió, con la boca apretada en una línea sombría. —Sí, así que no
sería justo por mi parte pretender que podríamos construir cualquier tipo
de futuro juntos cuando sabemos que ya comenzó la cuenta atrás para el
desastre.
Por segunda vez en la mañana, sus ojos comenzaron a derramar un
flujo constante de lágrimas. Ella se las enjugó con las palmas de las
manos mientras trataba de llegar a un acuerdo con lo que él le estaba
diciendo. No era justo. No para ella, y ciertamente no para él.
La distancia entre ellos era demasiada. Dio un paso vacilante hacia
adelante y fue recompensada al instante cuando Chase la alcanzó y la
llevó al puerto seguro de sus brazos. — ¿Qué pasa si quiero el tiempo que
sea que podamos tener juntos?
El noble idiota ya estaba negando con la cabeza. —No puedo pedirte
eso.
Ella apoyó la cara contra su poderoso pecho. —Pero eso es lo que yo
estoy ofreciendo, Chase.
—Te mereces volver a tu propio mundo, no a un mundo como el mío.
Ella se rio a pesar de que no había nada gracioso sobre la situación.
— ¿Crees que mi mundo era perfecto antes de que todo esto sucediera?
¿Como cuando mi padre nos abandonó a mi madre y a mí cuando era
pequeña? Un día estaba allí con nosotras. Las cosas no eran perfectas,
pero al menos teníamos comida en la mesa y un techo sobre nuestras
cabezas. Al día siguiente se fue a por tabaco. Supongo que serían unos
cigarrillos especiales, porque todavía está en algún lugar buscándolos.
Los brazos de Chase se apretaron a su alrededor. —Sólo un tonto se
alejaría de una hija como tú.
Ella apreciaba ese sentimiento, pero no era uno con el que su madre
estuviera de acuerdo. —Mamá siempre insistió en que se fue por mi culpa.
Evidentemente, antes de que tuvieran que cargar con una niña llorona, se
habían divertido mucho juntos. Luego llegué yo y ya no había suficiente
dinero para las cosas buenas como el alcohol y las drogas. Ella nunca me
perdonó. Le llevó mucho tiempo aceptar que él no regresaría y que le
tocaba ser la adulta en la casa. Desafortunadamente, nunca terminó la
escuela secundaria, por lo que solo pudo obtener trabajos sin salida, cada
uno peor que el anterior. Todavía tengo pesadillas acerca de despertarme
sola en la casa y no saber dónde estaba mi madre o cuándo estaría en

157
casa. O si ella volvería en algún momento para el caso. Después de todo,
papá se fue. No había razón para que ella no hiciera lo mismo.
—Me gustaría patearles el culo por eso.
La ira de Chase en su nombre alivió algo del dolor que nunca había
podido sacudirse de encima. Realmente no necesitaba escuchar todo sobre
su pasado patético, pero las palabras seguían llegando. —Eso no fue lo
peor. Ella comenzó a traer un perdedor tras otro a casa. Al principio, se
quedaban unos meses; eventualmente, solo por unas horas. Dejaban un
poco de dinero en la mesa de la cocina al salir. Hice todo lo posible por
ignorar la puerta giratoria de “tíos” y me encerré en el trabajo escolar.
Descubrí desde el principio que la educación sería mi boleto para salir de
allí. Me gradué temprano en la escuela secundaria y nunca miré hacia
atrás.
— ¿Has tenido algún contacto con tu madre desde entonces?
—Lo intenté un par de veces. La última vez, ella apenas me reconoció
y ni siquiera me invitó a entrar. —Bien podría sacarlo todo ahí. —Me
preguntó si tenía el dinero que le debía. Ya sabes, para pagarle por todos
los años que tuvo que darme sustento. Cuando dije que no, me dijo que
todavía no valía nada y que no me molestara en volver otra vez. Le tomé la
palabra y no he contactado con ella desde entonces.
—Bueno. Ella no merece tener un regalo como tú en su vida. Nunca
lo mereció.
Ella levantó los ojos para encontrarse con su mirada. —Gracias por
escucharme.
Chase inspiró profundamente. —No tuve un padre en absoluto. Gwen
y yo no supimos hasta que tenía casi dieciocho años que había muerto sin
saber que mamá estaba embarazada de mí. Según todos los informes, era
un buen hombre, pero saber eso no borra todos esos años creciendo sin él.
Mamá nunca dejó de amarlo, y ella murió antes de que supiéramos la
verdad sobre papá. Nunca supo que no era que él no quisiera volver con
ella, sino que no podía.
Marisol juntó las piezas. —Supongo que él era como tú.
—Sí, y su tiempo se acabó, al igual que el mío se está acabando.
Ella pensó en lo que estaba diciendo y en lo que significaba. —Déjame
preguntarte una cosa, Chase, y quiero una respuesta honesta.
—Cualquier cosa.
—Si tu madre hubiera sabido la verdad sobre tu padre y amándolo
tanto como tú dices que lo hizo. ¿No crees que ella hubiera querido pasar

158
todo el tiempo que pudiera con él, sin importar lo que durase? ¿Que
hubiera disfrutado cada minuto que compartieran? ¿Que esos momentos
serían aún más preciosos porque sabían que no durarían para siempre?
Antes de que él pudiera responder, el sonido de alguien aplaudiendo
resonó en la ladera de la colina. Entonces Edgar gritó: —Esto es tan
conmovedor. Es como escuchar nuestra propia telenovela.
Desafortunadamente, no tengo tiempo para ver cómo resulta todo. En este
momento, necesito que salgan de detrás de esas rocas con las manos en
alto.
Chase respondió empujando a Marisol al suelo y luego siguiéndola.
Ella aterrizó con fuerza, pero se alegró de que lo hiciera cuando una bala
golpeó la roca justo en frente de donde habían estado de pie. Astillas de
piedra volaron por el aire, una de las cuales golpeó la mejilla de Chase y le
hizo sangre.
Él ignoró la pequeña herida cuando se inclinó para hablar con ella.
Señaló hacia atrás en la dirección por la que habían venido la noche
anterior. —Edgar y sus amigos están alineados a lo largo de la ladera en
esa dirección. Abriré fuego de cobertura mientras tomas el otro rifle y te
diriges hacia el arroyo, lejos de aquí.
De ninguna manera ella lo iba a dejar atrás. — ¿Cómo sabes que no
estaré caminando directamente hacia una trampa?
—Puedo escucharlos. —Si no hubiera sido tan estúpido como para
quedarme atrapado contándote la historia de mi vida, los habría detectado
antes de que tuvieran la oportunidad de acorralarnos aquí.
Marisol aceptó el rifle cuando él lo empujó hacia ella, pero no hizo
ningún esfuerzo por irse. —La culpa es también mía. No te dejaré aquí
para enfrentarte a ellos solo.
—Nuestra munición es limitada. No se sabe cuánto tiempo podemos
contenerlos. Los dos sabemos que tengo posibilidades de sobrevivir solo si
pasar de largo nuestra posición.
Ella se inclinó para un rápido beso. —Entonces morimos juntos,
Chase.
Él la fulminó con la mirada. —Dios, sálvame de las mujeres tercas.
—Sabes que me amas tal como soy.
Luego la sorprendió besándola de nuevo, esta vez con fuerza y
rapidez. —Sí, lo hago, así que procura que no te maten. Tengo planes para
nosotros.

159
Luego entró en ese increíble modo de guerrero suyo y se volvió para
enfrentarse a su enemigo.

160
Capítulo 18
Traducido por Apollymi

Así que, Chase había querido patear a los padres de Marisol por no
cuidarla mejor, y él era el que había dejado que el enemigo los pusiera
dentro de su alcance de tiro. Al menos por el momento, Edgar y compañía
parecían contentos de quedarse justo donde estaban. No sabía qué plan
tenía ellos, pero no resultaría bien para él ni para Marisol si tenía éxito.
Señalando el rifle que ella sostenía tan apretado que sus nudillos
estaban blancos, susurró: — ¿Recuerdas lo que te mostré sobre cómo usar
esa cosa?—Su asentimiento fue bastante tentativo, así que le dio un rápido
curso de actualización. —Es importante hacer que cada disparo cuente,
así que lo configuré para disparar solo una bala a la vez. De esa manera,
no puedes ir en plan Rambo contra sus culos la primera vez que aprietes
el gatillo.
Ella le dio un asentimiento solemne. —Lo intentaré, pero debes saber
que nunca antes he disparado un arma.
—No te preocupes. Yo haré todo el trabajo pesado. Solo quiero que
tengas alguna forma de defenderte si las cosas van mal.
Lo que, seguro, ocurriría. No había forma de evitarlo. Esos idiotas no
habían subido su culo hasta allí solo por hacer ejercicio. Tal vez era hora
de una conversación.
—Oye, Edgar. Dime otra vez por qué estás del lado de esos bastardos
en contra de los de tu propia clase. ¿Qué podrían prometerte para que
valiera la pena traicionar todo lo que representamos?
Las risas del otro Paladín resonaron.
—No vas a salir de esto con palabrería, Mosely. Y un cachorro como
tú no tiene derecho a juzgarme. Me cansé de dejar que los Regentes nos
usen como carne de cañón y luego nos eliminen como perros rabiosos al
primer signo de que nuestra fecha de caducidad está a punto de llegar.
Cuando un hombre ha perdido tantos amigos como yo durante décadas,
llega al punto en que ya tiene suficiente. Me largué, y no me arrepiento.
—Lo harás.

161
Chase se aseguraría de ello. Si no era él, entonces Jarvis y Devlin se
encargarían de eso. No era solo que Edgar había traicionado a sus
compañeros Paladines, también era una clara amenaza para la mujer que
Chase amaba. Si él y Marisol tenían algún tipo de futuro juntos no era lo
importante. Nadie la amenazaba y vivía.
Edgar realmente debía amar el sonido de su propia voz porque siguió
hablando.
—No, en realidad no lo haré. Estaba en un bar en St. Louis cuando
me abordaron algunos caballeros con ideas afines. Parece que su
empleador estaba buscando a alguien con nuestros talentos innatos
particulares y pensó que tal vez podría ayudarles a encontrar algunos
sujetos de prueba como tú. Tengo que decir que Cadre paga muy bien a
sus agentes. También les doy puntos de bonificación por la forma en que
me permiten satisfacer mi gusto por la violencia. Te hubiera visto morir
gratis. Es una situación con solo ganancias.
Los compañeros de Edgar estaban en movimiento. Chase observó la
ladera de la colina a través de la mirilla de alcance de su rifle y reconoció
al menos a cinco de ellos deslizándose entre los árboles. Curiosamente, no
todos se dirigían hacia Chase y Marisol. Una pareja se movía para
flanquear a Edgar, que parecía no darse cuenta de su acercamiento. Tal
vez había sido parte del plan, pero había algo en la situación que parecía
que estaba mal.
Mientras tanto, el otro Paladín seguía charlando.
—Ambos sabemos cómo va a terminar esto, Mosely. Prometo
asegurarme de que no jueguen más juegos contigo. Te lo mereces. Todo lo
que tienes que hacer es entregar a la dama. No le debes una maldita cosa,
especialmente considerando que ella fue parte de esto desde el principio.
Marisol hizo una mueca de dolor como si temiera que Chase fuese a
aceptar la palabra a Edgar. Él extendió la mano para apretarle el hombro
para tranquilizarla. Alzando su voz solo lo suficiente para que ella la
escuchara, él susurró: —Solo está tratando de hacer que nos volvamos el
uno contra el otro. Si nos mantiene distraídos, facilitará que sus amigos
nos rodeen.
Mientras estuvieran hablando, nadie estaba siendo asesinado. Voceó:
—Tampoco es cono si te debiera nada, Edgar. Y por supuesto, no puedo
decir mucho por la compañía que tienes. Dime, ¿tus jefes compran a estos
tipos de algún tipo de catálogo de “Quiero ser un soldado”? Supongo que
obtendrán un descuento por comprar al por mayor. ¿Vienen con esos
lindos uniformes a juego y todas esas armas elegantes, o vienen en otros
colores?

162
De acuerdo, eso probablemente no era lo más inteligente que hubiera
dicho alguna vez, aunque Edgar claramente pensó que era gracioso. O al
menos se estaba riendo cuando de repente el sonido que estaba haciendo
pasó de ser una carcajada a un gorgoteo líquido. Chase balanceó su rifle
en dirección al Paladín solo para ver de cerca la herida abierta en la
garganta de Edgar. Dos de los guardias vestidos de negro estaban a su
lado. Uno tenía sus dedos enredados en el cabello de Edgar y estaba
arqueando el cuello hacia atrás. El otro sostenía un cuchillo de combate
que aún goteaba sangre. Ni siquiera un Paladín regresaría de ese tipo de
lesión.
¿Qué demonios? ¿Por qué matarían a uno de los suyos? A menos que
no pensaran en Edgar de esa manera. Tal vez pensaban que si había
traicionado a los Paladines, entonces no dudaría en atacarlos si el precio
fuera el correcto. A Chase no le importaba su razonamiento. Él
recompensó a cada uno de los asesinos con una sola bala entre los ojos.
Una muerte rápida era un trato mejor de lo que cualquiera de los dos
merecía, pero no podía rebajarse a su nivel de depravación, no si quería
vivir consigo mismo.
— ¿Está Edgar...
Marisol se detuvo a tragar saliva pero no pudo terminar su pregunta.
No necesitaba hacerlo.
—Si, lo está. Y también los guardias que lo mataron.
Ella se encontró con su mirada y luego asintió como si lo aprobara o
al menos lo aceptara. — ¿Él regresará?
Pensando que ella preferiría que él fuese directo con ella, no endulzó
la situación. —Con la atención médica adecuada, tal vez. Dejándolo
desangrarse así, no tiene ninguna oportunidad.
Marisol enderezó los hombros y con ello, su resolución. —No
perdonaré al hombre por traicionarte a ti ya tu gente, pero él no se merecía
eso. Tenemos que detener a esos animales de forma permanente.
—Estoy de acuerdo.
Con eso en mente, cerró los ojos para escuchar mejor cualquier señal
de que los guardias restantes estaban de nuevo en movimiento. Nada. Con
gran cuidado, se levantó lo suficientemente como para poder escanear el
área a través de la mirilla de alcance de su rifle. Allí, a la izquierda, vio a
dos guardias más. Continuó escaneando hasta que localizó tres más
dispersos a lo largo de la empinada pendiente. Desafortunadamente, no
tenía a tiro certero a ninguno de ellos, no sin exponerse al mismo tiempo.

163
—Todos están bajo una cobertura lo suficientemente profunda como
para que probablemente esté desperdiciando munición si tratara de
derribarlos.
Marisol se quedó agachada sin decir una palabra hasta que se
acomodó detrás de la roca. —Chase, ¿qué puedo hacer para ayudar? Si
disparara un par de tiros para atraer su fuego, tal vez podrías dispararles
mejor.
Era una señal de lo desesperado que estaba el que estuviese
realmente considerando su oferta. Luego la decisión fue tomada cuando
uno de los enemigos perdió la paciencia y roció su refugio con balas.
Chase se lanzó sobre Marisol para protegerla de los escombros que
volaban y la posibilidad de que una bala rebotara y la golpeara. Le dolería
como el infierno si recibiese una disparo, pero tenía más posibilidades de
sobrevivir que ella.
Una voz desconocida gritó: —Usted y la buena doctora deben salir con
las manos en alto, Número Cinco. Nuestro empleador todavía tiene algún
uso para ella, y nos aseguraremos de que mueras tranquilamente.
Antes de que Chase pudiera decirle que se jodiera, alguien más entró
en la conversación.
— ¿Qué tal si ustedes, bastardos, son los que sueltan sus armas en
cambio? Les tenemos rodeados, y se lo aseguro, prefiero dispararles antes
que aguantar más de su mierda.
Fue todo lo que Chase pudo hacer para no saltar y comenzar la
celebración.
—Jarvis, ya era hora de que aparecieras. Me estaba cansando de
entretenerlos solo.
—Sí, bueno, la próxima vez que quieras invitarme a una fiesta, envía
mejores instrucciones.
Eso lo hizo carcajearse incluso mientras Marisol lo miraba como si
hubiera perdido la cabeza. —La caballería ha llegado. Ese es mi cuñado, y
él no está solo. Jarvis nos avisará cuando sea seguro salir.
No es que él se fuera a quedar sentado y juguetear con sus pulgares
mientras sus amigos se divertían. Hizo otra exploración de la zona e hizo
un recuento. No podía estar seguro, pero parecía que todos los guardias
mantenían sus posiciones. Lo más probable es que Jarvis y compañía
tuvieran que sacarlos de sus escondites uno por uno.
Efectivamente, uno de los idiotas comenzó a hacer disparos. Era
imposible decir si realmente tenía a uno de los Paladines en el punto de
mira o si estaba tratando de lanzar fuego de cobertura para sus hombres.

164
Cualesquiera que fueran sus razones, no terminó bien para él. Un fuerte
grito resonó sobre la ladera de la colina y luego el silencio.
Jarvis gruñó: —Repito, tiren sus armas o recibirán el mismo
tratamiento que acaba de recibir su amigo.
Esta vez, uno de los guardias lanzó su rifle desde detrás de una
espesura de árboles y apareció con las manos en alto. Chase observó con
horror como otro hombre vestido de negro se paró el tiempo suficiente para
dispararle por rendirse. Cuando el hombre se desplomó en el suelo, otros
guardias salieron de sus escondrijos y salieron corriendo.
El tirador había cometido un grave error, que resultó ser fatal.
Permaneció de pie el tiempo suficiente para que Chase pudiera disparar
un tiro limpio. Hubo gritos mezclados con disparos esporádicos mientras
los guardias restantes cruzaban caminos con Jarvis y su equipo. Estaba
de humor para un poco más de revancha y odiaba que ellos estuvieran
teniendo toda la diversión. Pero por muy tentador que fuera unirse a ellos
para rodear a los hombres que hicieron de su vida un infierno, Chase no
abandonaría a Marisol ahora.
Mantuvo su vigilia, vigilando a cualquiera que pudiera haber pasado
por alto los atentos ojos de Jarvis. —No te preocupes, cariño. No tardará
mucho. Luego saldremos de estos bosques y volveremos a la civilización.
No es que estuviera expectante respecto a eso exactamente cuando él
y Marisol todavía no habían resuelto lo que vendría a continuación para
ellos dos. Aun así, quería decir algo, para averiguar si ella había querido
decir lo que había dicho sobre querer pasar el tiempo que a él pudiera
quedarle juntos. Esto podría ser lo más cercano a privacidad que ambos
tendrían durante los próximos días. Una vez que Jarvis y sus amigos
sacaran a los guardias de la ecuación, de una manera u otra, Chase y
Marisol serían llevados al cuartel general más cercano de los Paladines.
De alguna manera, no creía que sus compañeros Paladines
perdonaran tan de buen grado la conexión de Marisol con el enemigo. Tal
vez fuera necesario algo de charla de su parte para convencer a todos de
que ella era tan víctima como él de las maquinaciones del llamado Cadre.
Incluso si los dos se separaban, ella necesitaría ayuda para reconstruir su
vida. Entre su amigo Jake y los muchachos técnicos en Seattle, al menos
podrían darle la nueva identidad que necesitaba.
Odiaba la idea de que una vez más estuviera sola en el mundo, pero
dormiría mejor sabiendo que al menos tenía esa capa de protección entre
ella y los cazadores de Cadre.
Los minutos estaban en cuenta atrás.

165
—Marisol, cuando lleguemos al cuartel general, tenemos que hablar.
Ya sabes, para averiguar a dónde vamos desde aquí.

Ella miró más allá de él, hacia los árboles. —Tus amigos nunca me
aceptarán, no cuando descubran que trabajé para su enemigo. No puedo
culparlos por sentirse así. Fui parte de lo que te pasó.
Ella estaba haciendo todo lo posible para parecer estoica, pero él la
conocía demasiado bien ahora para ser engañado.
—Puede llevarles tiempo, pero lo harán. No puedo compartir los
detalles, pero no es como si los Paladines no se hubieran relacionado con
alguien de un campamento enemigo antes de esto.
Sus ojos oscuros se abrieron por la sorpresa.
—Pero…
Antes de que ella pudiera terminar la declaración, Jarvis gritó: —
Chase, ¿vas a acechar detrás de esa roca todo el día? Porque te lo digo, no
estoy de humor para jugar al escondite contigo.
Chase no pudo evitar sonreír cuando Jarvis y otros hombres
aparecieron. Reconoció a Lonzo, a Larem y a un par de otros miembros del
equipo de Seattle, pero también había hombres que nunca había visto
antes. Eso no importaba. Si Jarvis confiaba en ellos, eso era lo
suficientemente bueno para él. Se puso de pie y le tendió la mano a
Marisol. Se acercarían a sus amigos juntos, dejando claro desde el
principio que ella estaba con él, que no era una enemiga. Una amiga, si no
mucho más que eso.
Aún así, vaciló, insegura de su bienvenida. —Vamos, Doc. Dame el
rifle y salgamos de aquí.
Entonces sonó un solo disparo. El impacto de la bala hizo que Chase
se girara para enfrentarse a un guardia de Cadre que de alguna manera se
le había escapado a Jarvis y a los demás. El dolor llegó en oleadas
mientras la sangre brotaba de la herida del orificio de salida que había en
su pecho. Se derrumbó contra la roca que los había protegido de un
ataque frontal mientras Marisol gritaba su nombre y devolvía el fuego.
Maldita sea, para ser una principiante, hizo un buen trabajo al eliminar su
objetivo.
Luego ella estaba a su lado, acunándolo mientras sus piernas se
convertían en papilla y se negaban a sostenerlo. Esto era malo. Realmente
malo. Y una tremenda cabronada. Había sobrevivido tanto tiempo solo
para recibir un disparo por la espalda.

166
—Chase, no te atrevas a morir. No otra vez.
Quería hacerle esa promesa, pero no le mentiría ahora. —Lo siento,
nena. No te preocupes. Volveré.
Eso era probablemente cierto. La única pregunta era si él volvería loco
o no. Tomó su mano, necesitando esa conexión con la mujer a la que había
tenido la suerte de amar incluso por un corto tiempo.
Entonces sus amigos estaban allí tirando de ella para apartarla.
Luchó contra ellos con todo lo que tenía, pero una mujer contra muchos
hombres poderosos no tenía ninguna oportunidad. Finalmente, se rindió,
retenida por Larem y un hombre que no reconoció. Parecía tan
malditamente sola y asustada.
Uno de los extraños entró a toda prisa en el círculo de rocas y dejó
caer una bolsa de lona en el suelo. Luego se arrodilló junto a Chase. —
Aguanta, Mosely. No me conoces, pero soy un muy buen médico de
combate. Te parchearé.
Su cuñado apareció al otro lado de Chase y le agarró la mano con
fuerza. No era la primera vez que su amigo había estado ahí para él
cuando había recibido una herida fatal. —Lo siento, Jarvis. Me descuidé.
—Sí, te patearé el culo tan pronto como estés levantado y andando.
Las palabras se estaban volviendo más duras ahora. —Cuida de
Marisol por mí. No estoy seguro de que volveré. Ella te lo explicará.
—No hables así.
Estaba bastante seguro de que Jarvis apretó su agarre en su mano,
pero realmente ya no podía sentirlo. Si las cosas salían mal, sería muy
duro para el hombre. Lo más probable es que se culpase a sí mismo por no
haber llegado antes.
Logró un susurro más. —No es culpa de nadie.
Jarvis dijo algo, pero sus palabras se sentían demasiado lejos para
que Chase las entendiera. No importaba. Ambos sabían cómo se sentían el
uno respecto al otro, al igual que ambos sabían que este momento podría
llegar. Si esto fuera el final, al menos esta vez moriría entre amigos.
Mientras la muerte se agolpaba en la mente de Chase, él centró su
mirada en Marisol mientras ella lo miraba con tanta pasión y dolor en sus
bonitos ojos. Él ignoró todo el caos que los rodeaban. Todo lo que
importaba era llevar un último recuerdo de Marisol a la oscuridad con él.

167
Capítulo 19
Traducido por Apollymi

Era bueno que los dos hombres extraños la agarraran con tanta
fuerza. De lo contrario, Marisol habría estado en una pila desmadejada en
el suelo. Había luchado duro para convencerlos de que debería ser quien
cuidara de Chase. Cuando trató de abrirse camino a empujones más allá
de ellos para llegar hasta él, estos dos la llevaron a una distancia segura y
la mantuvieron allí.
Mientras, el médico de combate estaba luchando como un loco para
mantener vivo a Chase. Estaba haciéndolo todo bien, pero sus esfuerzos
serían inútiles. Incluso con las intravenosas inyectando fluidos en las
venas de Chase lo más rápido posible, su sangre seguía derramándose con
la misma rapidez.
Ella no era la persona más religiosa, pero eso no le impidió suplicar al
universo que mostrara misericordia solo esta vez.
—Por favor, no lo dejes morir. No de nuevo tan pronto.
El hombre de pelo largo a su derecha le preguntó: — ¿Qué quieres
decir?—Apartó su atención, y dejó de observar la lucha de Chase, para
encontrarse con la fría y pálida mirada del hombre. —Los guardias lo
mataron repetidamente en las últimas semanas. La última vez que
sucedió, estuve allí cuando él revivió. —Ella se estremeció ante el
recuerdo. —Sus ojos brillaron con ese extraño color anaranjado, y actuaba
como si ni siquiera me reconociera, como si yo fuera una presa o algo así.
Luego, cuando sus ojos se aclararon durante unos segundos, me ordenó
que saliera de su celda y cerrara la puerta, dijo que era un peligro para mí.
En este punto, todo su cuerpo estaba temblando. —Más tarde me dijo
que temía que la próxima vez que muriese no pudiera regresar. Al menos
no como el mismo hombre que conocí.
El que ella amaba.
El hombre parecía aún más sombrío. Miró por encima de su cabeza a
su compañero. —Eli, quédate con ella. Puede que tenga que intervenir si
parece que Chase no lo logra.

168
El otro hombre parecía confundido. —Pero, ¿qué puedes hacer que
Doc no haya intentado ya, Larem? Parece que está haciendo todo lo que
puede por él.
Su conversación había llamado la atención de otro de sus
compañeros. —Larem, ¿qué está pasando?
—Chase podría necesitar mis talentos especiales.
El otro hombre parecía enfermo. — ¿Estás seguro? Sabes cuán
espeluznante nos resulta tu extraña magia.
Larem sacó un cuchillo de la vaina de su cinturón y probó el borde de
la hoja contra la yema de su pulgar. —No haré nada a menos que sea
absolutamente necesario, pero la señora dice que han estado matando a
nuestro chico con regularidad.
El recién llegado se acercó a ella, se cernió sobre Marisol con los
puños apretados y una furia fría que era irradiada de su enorme cuerpo en
oleadas.
—Soy Lonzo Jones, y estoy a cargo de esta misión. ¿Exactamente
quién eres y qué le sucedió en ese complejo?
Estaba bloqueando deliberadamente su visión de Chase, pero ella
sabía que sería inútil tratar de esquivarlo. Él daba miedo, pero ella misma
enfrentaría al diablo para ayudar a Chase.
—Soy la Dra. Marisol Riggs. Annulus Development Corporation me
contrató para investigar la importancia de un marcador en particular en el
ADN humano. Originalmente trabajé a partir de las muestras de sangre
que me proporcionaron y seguí el trabajo iniciado por mi predecesor.
Mantuvo su mirada fija en el pecho de Lonzo, encontrando que era
más fácil hablar de esa manera. —Nunca me dijeron de dónde sacaban las
muestras. Ya había estado allí por unas pocas semanas cuando todos los
guardias que había conocido fueron repentinamente reemplazados por
otros nuevos. Poco después de eso, Chase apareció en la celda de mi
laboratorio sin ninguna explicación. Los guardias se lo llevaban a veces
por unas horas. Otras veces, se lo llevaban por un día o más. Siempre
volvía herido. Hice todo lo posible por cuidarlo y controlar su salud.
Con un poco de esfuerzo, arrastró su mirada hacia arriba para
encontrarse con la de Lonzo. —Tanto si me creen como si no, no tenía idea
hasta justo antes de que escapáramos de lo que realmente estaba
sucediendo. Todo lo que sabía era que Chase tenía habilidades
excepcionales para curarse. Supongo que eso también es cierto para la
mayoría de ustedes.

169
No se molestó en confirmar o negar su suposición sobre él y sus
hombres.
Ella no podía recordar la última vez que había llorado tanto como lo
había hecho en los últimos pocos días. En este momento, ella simplemente
ignoró las lágrimas y siguió hablando.
—No fue hasta el día en que escapamos que me dijo que lo habían
estado matando una y otra vez. No tengo idea de cuántas veces, pero
Chase temía que pudiera haber agotado todas sus posibilidades.
Lonzo se soltó con un largo torrente de maldiciones, no es que ella lo
culpara. Finalmente, se alejó para unirse al que Chase había llamado
Jarvis. Sin él bloqueándole su vista, volvió su atención al drama que aún
se desarrollaba en el suelo ante de ellos. Desde donde estaba, era difícil ver
lo que estaba pasando a través de todos los hombres grandes que
rodeaban a Chase. Podía ver sus pies, que no se movían. Las expresiones
cada vez más sombrías en las caras de todos no ayudaban.
Otro hombre se movió para pararse junto a ella. Cuando ella miró en
su dirección, se sorprendió al darse cuenta de que lo reconoció. Él había
sido uno de los guardias originales en el complejo cuando ella llegó por
primera vez.
Él debe haber sentido su escrutinio. Ofreciéndole un pequeño
asentimiento, él dijo: —Doctora, ha pasado un tiempo.
El hombre en su otro lado habló, mirándolos a ambos con suspicacia.
—Tyson, ¿cómo de bien la conoces?
¿Tyson? Ese no era su nombre. Antes de que ella pudiera decir algo,
él miró por encima de su cabeza al otro hombre.
—Eli, ella no es el enemigo.
El hombre gruñó en respuesta, claramente no convencido. Mientras
tanto, ella se inclinó más cerca del antiguo guardia.
—Ese no es el nombre...
Él la interrumpió. —Ahora me llamo Tyson Dahl. No eres la única que
huye de nuestro antiguo empleador.
Está bien, ella entendía eso. Además, ahora no era el momento de
celebrar reuniones. La discusión alrededor de Chase se estaba volviendo
ruidosa y enojada. Por supuesto, su cuñado estaba claramente agitado
mientras él y Larem intercambiaban palabras acaloradas. Finalmente,
ambos dejaron de discutir el tiempo suficiente para mirarla. Antes de que
ella pudiera averiguar lo que había hecho para llamar su atención, Jarvis
se levantó y se dirigió directamente hacia ella.

170
Él se cernía sobre ella, probablemente intentando usar su tamaño
para intimidarla. Funcionó.
— ¿Estuviste allí y dejaste que lo mataran una y otra vez? ¿Qué clase
de doctora eres?
Ella hizo todo lo posible para mantenerse firme. No había manera de
defender lo que le había sucedido a Chase, pero tampoco se rompería y
huiría. Ella le debía eso. Para su sorpresa, sin embargo, fue Tyson quien
habló primero. Se plantó firmemente frente al otro hombre, dejando claro
que Jarvis tendría que pasar por encima de él para llegar hasta ella.
—Retrocede, Jarvis. La Dra. Riggs no tenía idea de en qué se estaba
metiendo cuando tomó ese trabajo. Los hombres que la contrataron no le
dijeron nada sobre lo que estaban haciendo hasta que la aislaron en ese
complejo. Era una mujer sola y rodeada de matones. Incluso la gerencia
sabía qué tipo de animales eran esos hombres. Demonios, hicieron estallar
a los bastardos en lugar de liberarlos de nuevo en el mundo.
Él dio medio paso hacia un lado. —Ahora, pregúntale lo que necesitas
saber, pero mantén un lenguaje cívico en tu cabeza.
Jarvis no hizo ningún movimiento para acercarse a ella. Cuando
habló de nuevo, tuvo su temperamento bajo control, al menos
temporalmente. — ¿Le hicieron algo más a él? ¿Drogas, ese tipo de cosas?
Eso, al menos, podía responderlo con algo de confianza. —
Comenzaron a usar un gas de algún tipo para someterlo después de que él
hiciera un daño grave a varios de los guardias cuando intentaron sacarlo
de su celda. Nunca pareció tener ningún efecto duradero en él. Aparte de
eso, nunca vi ningún indicio de que lo hubieran drogado. Supervisaba sus
signos vitales de forma regular, junto con un amplio espectro de análisis
de sangre. Hubo un deterioro gradual en algunos de los valores,
especialmente en los relacionados con el trauma. Nada que amenazara la
vida, al menos no todavía.
— ¿Cuántas veces murió mientras estuvo allí?
—No lo sé. Como dije antes, hasta el día en que escapamos, no tenía
idea de lo que estaba sucediendo o de que siquiera fuera posible. —Se
arriesgó a mirar de nuevo a Chase. —Se mantuvo increíblemente fuerte sin
importar lo que le hicieran. Sé que se enorgullecía de proteger los secretos
de los de su tipo. Cuando lo lleven a un centro médico, con gusto les diré
todo lo que pueda recordar al médico que lo atienda.
El temperamento de Jarvis se encendió de nuevo. —Veré que recibas
un bolígrafo y un papel para que puedas escribir cualquier cosa que creas

171
que pueda ayudarlo, pero no hay forma de que te permita acercarte a él
después de esto. Tyson puede que confíe en ti. Yo no. No lo haré.
Luego se alejó. Su rechazo le dolió, pero ella apenas podía culparlo
por sentirse así. Tenía buenas razones para dudar de ella. Ambos sabían
que si Chase hubiera escapado solo, probablemente habría llegado más
lejos y más rápido. Sin mencionar que no habría permitido que ese guardia
le disparara. Se había distraído hablando con ella.
Tyson y Eli continuaban flanqueándola mientras el médico y Larem
continuaban su intensa discusión. Al parecer, los dos llegaron a un
consenso, porque se convirtieron en uno solo para presentar su decisión a
Lonzo y a Jarvis. Luego llamaron a otro hombre y le hicieron varias
preguntas. Mientras él les respondía, se frotaba el pecho como si le doliera.
Finalmente, le dio una palmada a Larem en el hombro antes de caminar
para estar junto a Eli y Tyson. Jarvis y Lonzo lo vieron alejarse antes de
volver su atención a Larem. Ninguno de los dos se veía feliz, pero ambos
finalmente asintieron.
El médico inmediatamente cambió de lugar con Larem, moviéndose de
modo que se colocó junto a la cabeza de Chase. Después de respirar
profundamente, puso sus manos sobre los hombros de Chase como si se
estuviera preparando para sostenerlo. Jarvis y Lonzo se arrodillaron en el
suelo cerca de los pies de Chase y le agarraron las piernas con firmeza.
Cada hombre parecía más sombrío que el siguiente. ¿Qué demonios estaba
pasando? Fue entonces cuando se dio cuenta de que el hombre que amaba
estaba mirando directamente hacia el sol sin parpadear, sin respirar.
—Oh, Dios, no. —Agarró el brazo de Tyson. —Está muerto otra vez, y
es mi culpa.
El ex guardia envolvió su brazo alrededor de sus hombros. —No, no lo
es. Tú no lo secuestraste, no lo torturaste, y seguro que no apretaste el
gatillo. Además, no se quedará muerto.
Ambos también sabían que eso no sería bueno si el daño hecho por
los guardias lo había empujado más allá de la capacidad de su cuerpo
para recuperarse.
— ¿Qué van a hacer ahora?
—Creo que no hay mucho más que puedan hacer por él aquí. —Eli
mantuvo los ojos clavados en los hombres que rodeaban a Chase. —Mi
mejor suposición es que van a llamar a un helicóptero para llevarse el
cuerpo por aire… Quiero decir, llevarlo de vuelta al cuartel general. Tienen
un centro médico bastante sorprendente allí y personas que saben cómo
tratar con…bueno, toda esta extraña mierda.

172
Pero los hombres que rodeaban el cuerpo de Chase no actuaban como
si no hubiera nada que hacer. Jarvis estaba en el proceso de cortar la
camisa de Chase para desnudarle el pecho. La herida abierta del disparo
aún estaba drenando sangre, pero se había reducido a un goteo. No era
ninguna sorpresa, considerando que su corazón había dejado de bombear.
Todos detuvieron lo que estaban haciendo para mirar con horrorizada
fascinación cuando Larem levantó su cuchillo sobre su cabeza y comenzó a
canturrear. Las palabras que dijo no eran en inglés, y ella no reconoció el
idioma. Su voz se hizo cada vez más fuerte hasta que gritó una última
palabra que hizo eco por la ladera. Al mismo tiempo, cortó su palma con el
cuchillo y cubrió la hoja con su sangre. Marisol miró a Tyson y a Eli para
ver si algo de esto era lo que habían esperado que sucediera. A juzgar por
sus expresiones, tendría que decir que no. Ellos estaban claramente tan
aturdidos como ella.
Luego, en un movimiento inesperado, Larem hundió la hoja en la
herida abierta. Canturreó mientras lo mantenía allí por varios segundos
antes de finalmente sacar el cuchillo del pecho de Chase. Se dejó caer
hacia un lado como si el solo golpe hubiera tomado todas las fuerzas que
tenía. Pasó un segundo, luego otro, cuando de repente todo el cuerpo de
Chase se arqueó del suelo. Fueron necesarios los tres hombres para
mantenerlo en su lugar cuando colapsó y comenzó a sacudirse para
liberarse de su sujeción.
Y sus gritos, eran cosa de pesadilla.

173
Capítulo 20
Traducido por Apollymi

Marisol jadeaba como si acabara de correr una milla por la ladera de


una montaña. ¿Qué le había hecho Larem a Chase? ¿Y cómo? Una vez
más, miró a Eli y a Tyson, esperando algún tipo de explicación. Sin
embargo, ambos miraban el drama que aún se desarrollaba frente a ellos
con algo parecido a miedo y a horror. El recién llegado se lo tomaba con
más calma, pero todavía parecía conmocionado. También había vuelto a
frotarse el pecho.
Tal vez él tenía algunas respuestas.
Ella tiró de la manga de su chaqueta para llamar su atención. —
¿Qué acaba de suceder?
Él la miró, su hermoso rostro pálido. —Estuve allí la primera vez que
Larem usó su mojo especial. No vi esa parte porque estaba muerto en ese
momento. Aunque dolió como el infierno. Lo recuerdo bien. —Sacudió la
cabeza como para aclararla. —No puedo decirte mucho más que eso, y no
lo haría aunque pudiera. El cómo y el porqué de esto se fundamenta en la
necesidad de saber. Lo siento, pero hasta que Jarvis o Lonzo digan lo
contrario, no necesitas saberlo.
Luego se alejó.
Tyson murmuró algo colorido por lo bajo. —Eli, te juro que esta
mierda se vuelve más rara a cada minuto.
El otro hombre realmente se rio, su humor oscuro. —Sí, pero tienes
que admitir que nunca se vuelve aburrido.
Marisol tenía tantas preguntas y tan pocas respuestas. El científico
que había en ella exigía saber exactamente lo que Larem acababa de
hacer. ¿Era la combinación de sangre y acero lo que de algún modo
impulsó el regreso a la vida de Chase? ¿Cómo era eso posible? Al darse
cuenta de que Tyson había soltado su agarre sobre ella, dio un paso
cauteloso hacia adelante y luego otro, esperando llegar al lado de Chase
antes de que alguien se diera cuenta.
Alguien lo hizo.

174
Sin embargo, otro hombre que no había conocido le bloqueó el
camino. — ¿A dónde crees que vas?
—Soy doctora. Necesito asegurarme de que Chase esté bien.
—Él no es de tu incumbencia. —La miró con mucha actitud. —
Señora, ser médico no significa que vayas a acuclillarte en este momento.
Estás loca de atar si crees que te vamos a permitir acercarte a Chase. Por
otro lado, tienes una elección que hacer. Quedarte allí con Eli y hacer lo
que te digan, o te esposaremos y te arrastraremos allí para esperar con tus
amigos guardias.
No se molestó en señalar que nunca habían sido sus amigos. En
cambio, ella suspiró y se retiró a donde estaban esperándola Eli y Tyson.
El recién llegado dijo: —Movimiento inteligente.
Eli se movía de un pie a otro. — ¿Qué sigue en la agenda, DJ?
El otro hombre volvió su atención hacia Eli. —El helicóptero está en
camino. Tomará primero a Chase, Doc, Jarvis y Larem. Después de
repostar, volverá para llevarse a los prisioneros y a sus socios criminales
menos afortunados a la sede. Jake y Hunter proporcionarán seguridad en
ese viaje.
Echó un vistazo hacia los cuerpos envueltos en lonas de plástico azul,
dispuestos en una fila ordenada. Los dos guardias que habían sobrevivido
a la breve pero viciosa pelea con los amigos de Chase estaban atados
cerca. Sus expresiones resignadas decían que sospechaban que había
lonas con sus nombres en algún lugar en su futuro inmediato.
Marisol no creía que estuvieran necesariamente equivocados sobre
eso.
DJ todavía estaba hablando. —Después de eso, haremos un último
viaje para recoger a todos los demás, pero nos devolverá al complejo.
Devlin planea reunirse con nosotros allí con refuerzos para hacer una
búsqueda más profunda del lugar para ver qué podemos descubrir.
Una vez más volvió su atención en dirección a Marisol. —Él quiere
que estés allí para que le ofrezcas una visita guiada y un informe completo
sobre lo que sucedió en ese lugar. También querrá saber cómo escaparon
tú y Chase y todo lo que ha sucedido desde entonces.
Se estaba cansando de que le dieran órdenes, pero en este momento
no tenía más remedio que seguir el programa. —Bien, pero ¿qué me
pasará después de eso?
No había nada amistoso en la sonrisa de DJ. —Bueno, todo depende
de si a Devlin le gustan las respuestas que le das a sus preguntas.

175
Tyson se movió para pararse a su lado. —DJ, lo diré una vez más.
Ella no es tu enemiga. Deja de amenazarla.
DJ sonrió. —No es una amenaza si lo decimos en serio. Es una
promesa.
Ya era suficiente. Maniobró entre los dos hombres, que actualmente
estaban inmersos en un concurso de ver quien meaba más lejos.
—DJ, ¿verdad? Escucha, iré voluntariamente a donde me digas que
vaya. Responderé a las preguntas que pueda y no mentiré. No tengo razón
para hacerlo. —La tensión en su postura se alivió lo suficiente para que
ella pensara que él estaba escuchando. —Todo lo que pido es que cuando
me den la patada y me tiren en la cuneta, lo hagan en un lugar muy
alejado de donde sea que estemos. Chase estaba convencido de que el
Cadre no dejaría de buscarme pronto. Apreciaría un poco de ventaja para
escapar.
DJ frunció el ceño. — ¿Quién diablos es el Cadre?
Señaló hacia la línea de cuerpos. —Uno de esos hombres tenía las
mismas habilidades que Chase. Dijo que su designación en el estudio era
Número Tres, por lo que tenía el mismo marcador de ADN en su sangre
que me contrataron para estudiar. A Chase le llamaban Número Cinco.
No es que nada de eso importara ahora. —Su primer nombre era
Edgar, y le dijo a Chase que había estado destinado en Costa Rica. Dijo
que se había cansado de ser usado como carne de cañón y se largó. Poco
después de eso, le ofrecieron un trabajo ayudando a reclutar a otros
sujetos de prueba. Se refirió a nuestro empleador mutuo como el Cadre,
aunque ese no es un término que haya escuchado antes de que él lo
usara. Fui contratada por una compañía que se llamaba a sí misma
Annulus Development. Eso es todo lo que sé.
DJ miró más allá de ella a Tyson. — ¿Algo de eso te suena?
—Todavía estaba en la marina cuando fui reasignado
extraoficialmente a un grupo operativo clasificado. Nadie usaba esa
terminología a mí alrededor. Pero como le dije a Lonzo, las cosas
cambiaron un tiempo atrás, y no para mejor. Me alejé cuando ordenaron
un golpe al oficial al mando de Eli. La gente para la que trabajaba
originalmente nunca lo habría hecho, por lo que no me sorprendería que el
grupo estuviera bajo una nueva administración.
Incluso si ella no hubiera sabido ya que estaba rodeada de guerreros
modernos, lo habría hecho ahora. Al igual que Chase, los tres estaban en
máxima alerta e híper conscientes de lo que los rodeaba, los hombros
hacia atrás, las manos en las armas y listos para la acción.

176
Lástima que con la única excepción de Tyson, todos estaban
convencidos de que ella era su enemiga.

MALDITA SEA, LE DOLÍA. Cada vez que Chase respiraba, fragmentos


de dolor desgarradores atravesaban su pecho. ¿Qué demonios había
pasado?
Sólo había una forma de averiguarlo. Forzó un ojo a abrirse y luego el
otro. Su visión se mantenía borrosa, pero había visto suficientes techos en
un laboratorio médico de los Paladines para reconocer uno cuando lo veía.
Sentía el olor medicinal habitual, la sensación del frío acero inoxidable
sobre el que estaba acostado y el familiar tirón de cadenas que lo ataban.
—Bienvenido de nuevo, Chase.
Parpadeó, todavía tratando de volver a enfocar el mundo. La mujer
que le hablaba podría estar sonriendo, pero él no podía estar seguro.
—Nos hemos visto antes, pero supongo que estás bastante aturdido
ahora mismo. Soy la Dr. Young, la esposa de Devlin Bane. Seré tu
Controladora mientras estés aquí. Por ahora, algunas personas quieren
decirte hola. Una vez que hayan tenido la oportunidad de tranquilizarse a
sí mismos viendo que estás de vuelta con nosotros, voy a echarlos y a
empezar una evaluación completa. Has pasado por esto antes, así que
sabes qué esperar.
Le tomó un poco de esfuerzo, pero logró girar la cabeza lo suficiente
como para mirar hacia quien le hablaba. Ella no estaba sola Había varios
hombres parados cerca. Se separaron cuando otra mujer se abrió paso
hacia el frente del grupo. Su hermana y Jarvis reemplazaron a la doctora a
su lado. Miró sus caras preocupadas.
Él susurró. — ¿Gwen?
Ella ahuecó un lado de su cara con la palma de su mano. —Estoy
aquí, Chase. Nos has tenido preocupados.
Tenía la boca tan seca que le dolía hablar, pero lo intentó. —Lo siento.
—Nos alegramos de que hayas vuelto.
Podía oír las lágrimas en sus palabras. Los bastardos que lo habían
tomado no solo lo habían torturado a él. Todos los que se preocupaban por
él también habían pasado por un infierno. Si él pudiera poner sus manos
sobre ellos, los haría pagar. Los haría sangrar. Los mataría una y otra vez.

177
Su pasado se fundía con su presente en una neblina anaranjada
ardiente. ¿Estaba realmente rodeado de amigos, o solo lo había engañado
el enemigo para que creyera que estaba a salvo? No había forma de
saberlo. Necesitaba liberarse. Necesitaba a su doctora. No está, sino a su
doctora, Marisol. Ella le diría la verdad.
Luchó contra sus restricciones con todo lo que tenía y entonó el
nombre de la única persona en la que confiaba para decirle la verdad. —
Marisol, Marisol, Marisol.
La mujer que afirmaba ser su hermana fue arrastrada fuera de la
vista, y un gran hombre tomó su lugar. —Maldita sea, Chase, quédate con
nosotros.
Otra voz gritó: —¡Dra. Young! Sus ojos están cambiando de nuevo.
La Controladora reapareció, con una jeringa grande en la mano.
Luchó más duro, tratando de evitar que ella lo inyectara. Demasiado tarde.
Quería confiar en la simpatía reflejada en su expresión, pero no podía
arriesgarse.
—Marisol. La necesito.
No estaba seguro de si realmente había dicho las palabras o no. Ya
sus pensamientos se estaban volviendo borrosos mientras su corazón
palpitante bombeaba la sustancia química a través de sus venas. Ya no
podía formar palabras, cerró los ojos y escuchó mientras la conversación
giraba a su alrededor.
Una mujer, ¿su hermana?, susurró: — ¿Logrará regresar?
La doctora respondió. —Yo espero que sí.
Ella no parecía convencida.
Una profunda voz masculina entró en la contienda. — ¿Ayudaría si
esa mujer estuviera aquí? ¿La que él sigue llamando?
La Controladora no dudó esta vez. —Vale la pena intentarlo. Todos
sabemos que a Trahern le ayudó que Brenna estuviera a su lado cuando
luchó para regresar.
—Sí, pero él la amaba. Esta mujer era parte del grupo que mantuvo
cautivo a Chase.
Hubo otro murmullo de voces. O bien estaban susurrando entre ellos
o su audición se estaba desvaneciendo tal como lo había hecho su visión.
Finalmente, el hombre que había estado de pie junto a su supuesta
hermana resolvió el asunto de una vez por todas.

178
—Sé que Devlin no quiere que la Dra. Riggs esté cerca de Chase, y yo
tampoco. Pero si existe la posibilidad de que ella marque una diferencia,
tenemos que traerla aquí ahora.
— ¿Han vuelto del complejo?
La Controladora se reincorporó a la conversación. —Dev dijo que
regresarían más tarde esta noche. La mayoría de los muchachos vendrán
en auto, pero sé que el helicóptero también hará un par de carreras. Lo
llamaré y me aseguraré de que la Dra. Riggs esté en el próximo vuelo de
regreso.
A Chase no le importaba cómo la llevaran allí, solo que ella sería
conducida hacia él pronto. Hasta entonces, había dejado de luchar contra
sus cadenas y había dejado que la oscuridad llegara. Tal vez la próxima
vez que sus ojos se abrieran, Marisol le diría qué demonios estaba
pasando.

179
Capítulo 21
Traducido por Apollymi

Marisol estaba agotada. Su nuevo grupo de captores no le había dado


un minuto de paz desde que la habían arrastrado de vuelta al complejo. La
única concesión que hicieron fue permitirle unos minutos para empacar
sus pocas posesiones personales después de haberle dado a Devlin Bane y
a sus amigos un tour personal por todo el edificio. Una vez que había
empacado su bolso, respondió a todas las preguntas que le habían
formulado, ofreció voluntariamente cualquier información que creyó que
podrían encontrar útil y, finalmente, entregó la única pieza de negociación
que le quedaba.
En este momento, estaban en su antiguo cuarto. El líder Paladín tomó
su computadora portátil y se la entregó a DJ. — ¿Así que esa es la única
computadora que tienes?
Ella había pensado que Chase era un hombre grande, pero Devlin
Bane empequeñecía a todos a su alrededor. Sus ojos verdes eran duros
como el jade cuando la miraba. Levantó la barbilla para hacerle saber que
no estaba intimidada por su tamaño masivo o su mal genio.
—Por última vez, sí, señor Bane. Como ya le dije cuando estábamos
en el laboratorio, usé muchos equipos electrónicos para realizar pruebas a
las muestras de sangre y para controlar los signos vitales de Chase cuando
él estaba entrenando en el equipo del gimnasio. Transferí todos los
resultados a esa computadora portátil, que era la única computadora a la
que tenía acceso. Chase y yo no queríamos arriesgarnos a sacarla a
escondidas del complejo por temor a que rastrearan nuestros movimientos.
Miró a DJ, quien asintió. —Sí, eso tiene sentido. Yo también la habría
dejado atrás.
Los dedos de DJ bailaron sobre el teclado. Estudió la pantalla durante
unos segundos antes de hablar. —Está protegido por contraseña, y los
datos probablemente están encriptados. A Cullen ya mí nos llevará un
tiempo entrar.
—A menos que me hayan bloqueado, mi contraseña te ayudará a
comenzar.

180
No era de extrañar que Devlin ya estuviera negando con la cabeza. —
No te quiero cerca del teclado.
Era todo lo que podía hacer para no poner los ojos en blanco. Ya
habían dejado claro que no confiaban en ella. Bien, ella entendía eso. Pero,
¿realmente pensaba que ella era lo suficientemente estúpida como para
intentar sabotear cualquier dato que DJ pudiera recuperar cuando estaba
sola en medio de la nada con ellos? Podrían tomar represalias poniendo
una bala en su cabeza y luego tirar su cuerpo al bosque, y ella no podría
hacer nada para detenerlos.
Decidiendo ignorar al jefe Paladín por el momento, se dirigió a DJ. —
Mi nombre de usuario era Marisol punto Riggs. Mi contraseña más
reciente era en mayúscula Cuidadora, hashtag, y el número cinco.
A pesar de la gravedad de su situación, no pudo evitar sonreír. —Eso
es lo que Chase me llamaba, ya sabes, su cuidadora. Dijo que se sentía
como si fuera la última incorporación en el zoológico.
Ninguno de los dos se echó a reír, pero hubo un ligero ablandamiento
en la postura de Devlin. —Suena como él. El chico siempre tuvo un
sentido del humor retorcido.
DJ apagó la laptop. —No quiero meterme demasiado en esto hasta
que Cullen pueda ayudarme. Con suerte, podemos rastrearlo para ver
desde dónde estaban enviando los datos que la Dr. Riggs estaba cargando.
Devlin echó un vistazo más alrededor de su pequeño apartamento. —
Bueno. Reunamos a todos y salgamos de aquí. Hasta ahora hemos tenido
suerte de que nadie más haya venido a hurgar en este lugar. No me
sorprendería que este grupo, Cadre, estuviera monitoreando el área.
Teniendo en cuenta que se cargaron a su propia gente para proteger los
secretos de este lugar, no dudarán en venir tras nosotros, también.
Tampoco quiero poner a nadie más en riesgo de ser hecho prisionero.
Se dirigió hacia la puerta. —No importa lo que hicieran estos tipos,
sus familias merecen tener algún cierre. DJ, una vez que regresemos a la
sede, envía un aviso anónimo a los policías estatales sobre este lugar, pero
asegúrate de que no puedan rastrearlo hasta nosotros.
—No hay problema.
El teléfono celular de Devlin sonó justo cuando salía al pasillo con
Marisol y el otro Paladín pisándole los talones. —Oye, nena, ¿qué pasa?
Lo que fuera que la mujer al otro extremo de la línea tuviera que
decir, le hizo fruncir el ceño a Marisol en grande. —Hijo de puta, ¿cuántas
veces?

181
Tenían que estar hablando de Chase, y claramente no eran buenas
noticias. Su pulso se aceleró mientras esperaba que él terminara la
conversación. Tan pronto como desconectó la llamada, la arrastró por el
pasillo hacia la salida. Casi tuvo que correr para seguir su ritmo de
piernas largas.
—Esa era Laurel, mi esposa. Ella es la Controladora a cargo de los
cuidados de Chase, lo que significa que es su médico. Personalmente,
preferiría no dejarte en ningún lugar cerca de él, pero cuando se trata de
temas médicos, todo lo que ella dice se hace.
— ¿Qué ha pasado? ¿Él está bien?
Ella ya sabía la respuesta a esa pregunta, pero necesitaba saber cómo
de grave era. Devlin siguió caminando en silencio hasta que llegaron a la
puerta principal del edificio. —Está teniendo problemas para regresar.
Devlin se pasó las manos por el pelo, largo hasta los hombros, en una
clara señal de frustración. —Hemos aprendido que a veces tener a la
persona adecuada allí puede marcar una diferencia. A pesar de que Jarvis
y la hermana de Chase han estado con él, él sigue retrocediendo. Laurel ha
intentado todo lo que sabe para estabilizarlo, pero no está funcionando.
El aliento se le quedó atascado en la garganta. — ¿Qué pasa si él no
puede encontrar su camino de regreso?
Cuando Devlin no respondió de inmediato, DJ le contestó. —Le
meterán una aguja llena de veneno en las venas y acabarán con su dolor
de forma permanente.
¿Su esposa era una doctora que haría tal cosa? Ella lo miró con
horror. —Pero eso es asesinato.
Ambos hombres miraron hacia el horizonte, con los hombros caídos.
Finalmente, Devlin la miró, con los ojos apagados. —No, doctora, eso es
piedad. Nunca dudes de eso ni por un minuto. Nadie quiere que eso
suceda, así que estarás en el primer helicóptero de regreso al cuartel
general. Ha estado preguntando por ti. No está claro si lo está haciendo en
los pocos minutos de claridad que tiene o cuando la locura se está
apoderando de él. De cualquier manera, Laurel quiere que estés allí lo
antes posible para ver si eso marcará una diferencia para él.
—Prometo que haré todo lo que pueda por él. Se lo debo.
En realidad, ella lo haría porque lo amaba. Estos hombres no lo
creerían, pero a ella no le importaba. Todo lo que importaba era volver con
Chase.

182
MARISOL CERRÓ los ojos y trató de descansar. Era difícil cerrarse a
todo el estruendo que hacía el helicóptero, pero al menos el ruido impedía
la conversación. El tiempo había perdido todo significado para ella. Habían
pasado tantas cosas desde que ella y Chase se habían despertado esa
mañana el uno en los brazos del otro.
Escenas proyectadas como una película inconexa en su cabeza. Los
guardias atacando. Edgar siendo asesinado. La oportuna llegada de los
amigos de Chase. La bala que había atravesado su cuerpo. Los intentos
desesperados de salvarlo, incluyendo a Larem metiendo un cuchillo
ensangrentado en su pecho. El regreso al complejo, el último lugar que
alguna vez querría ver de nuevo.
Y ahora, su segundo viaje en helicóptero en un día. No estaba segura
de si la sensación de malestar en su estómago se debía a la mala racha o
por su preocupación por Chase.
—Oye, Doc, despierta. Casi estamos allí.
A pesar de que realmente no había estado dormida, el bramido de
Devlin sobre el ruido del helicóptero la sobresaltó. Mirando por la ventana,
estudió el terreno de abajo. Aunque a ella la mayoría de las ciudades le
parecían iguales, la Aguja Espacial hacía a Seattle bastante distintiva.
Evidentemente, ella y Chase habían acertado en que el complejo estaba
ubicado en algún lugar del noroeste del Pacífico.
Su estómago dio una sacudida incómoda cuando el helicóptero
descendió en picado para aterrizar en una azotea en el corazón de la
ciudad. Devlin salió primero y luego le ofreció su mano para ayudarla a
salir. Cuando sus piernas permanecieron un poco temblorosas, él la
abrazó con sorprendente dulzura. El helicóptero ya estaba despegando
cuando los dos llegaron a la puerta que conducía al interior del edificio.
Una vez que estuvieron dentro, Devlin la soltó. — ¿Estás bien?
—Sí, gracias.
Un SUV negro los esperaba en el estacionamiento. Devlin mantuvo
abierta la puerta delantera del pasajero para ella y luego se subió detrás.
El conductor la miró, sus ojos de color gris acero la estudiaron. —Dra.
Riggs, como de costumbre, Devlin ha olvidado sus modales. Soy Blake
Trahern.
—Encantada de conocerle.

183
Al menos uno de los dos hombres en el auto no era abiertamente
hostil hacia ella. Tal vez él contestaría la única pregunta que importaba. —
¿Alguna noticia sobre cómo está Chase?
La mandíbula de Trahern se tensó. —Nada ha cambiado, pero al
menos no ha empeorado. Ha estado sedado, pero la Dra. Young planea
despertarlo, una vez que llegue usted allí.
Ella miró a Devlin. —Todo el mundo ha sido bastante franco acerca
de no quererme en ningún lugar cerca de su sede. Por si sirve de algo,
prometo no revelar nada sobre lo que vea o descubra mientras esté allí.
Parecía escéptico pero no dijo nada.
Ella estaba tan cansada de su actitud. —Usted y la mayoría de sus
amigos no significan nada para mí, pero Chase sí. No importa lo que
piensen, no haría nada que lo pusiera en más riesgo.
—Ella es más dura de lo que parece, Devlin.
Entonces Trahern le sonrió. Por alguna razón, Marisol sospechaba
que él no lo hacía tan fácilmente. —Gracias, señor Trahern.
—Llámame Blake o Trahern. Cualquiera de los dos me vale.
Manejó el coche a través del tráfico de la ciudad con facilidad. —
Necesitarás ser dura para lidiar con lo que te vas a enfrentar. Antes de
casarnos, mi esposa me trajo de donde está Chase ahora hablándome. Fue
un infierno para ella, pero ella también es una mujer fuerte. No estaría
aquí hoy si ella no lo hubiera sido.
Él le dio otra mirada dura cuando se detuvieron en un semáforo rojo.
—Brenna está esperando en la sede donde tienen a Chase. No sé qué
consejo podría tener para ti, pero pensamos que podría ser útil para ti
hablar con alguien que ha pasado por eso y lo logró.
—Pensamiento inteligente.
Eso vino del hombre en el asiento trasero, lo que la sorprendió. Luego
dejó escapar un gran suspiro. —Escuche, Dra. Riggs, sé que hemos sido
duros con usted. No me disculparé por eso, pero cualquier cosa que pueda
hacer por Chase será apreciada.
A mitad del siguiente bloque, Trahern se paró en un estacionamiento.
Los tres dejaron el todoterreno y entraron en un edificio cercano. Los
guardias les hicieron señas a través del control de seguridad hacia donde
estaba esperando una mujer de pelo oscuro.
Trahern realizó las presentaciones. —Dra. Riggs, esta es mi esposa,
Brenna.

184
Brenna le ofreció una pequeña sonrisa. —Lamento que tengamos que
conocernos en estas circunstancias.
Se volvió hacia su marido. — ¿Por qué tú y Devlin no van a tomar una
taza de café y algo de comer? La doctora Riggs se sentirá más libre de
hacerme preguntas sin que los dos estén al acecho sobre su hombro.
Ninguno de los dos se veía feliz por su petición, pero finalmente
desaparecieron por el pasillo. Cuando se perdieron de vista, Brenna
condujo a Marisol a través de un par de puertas batientes hasta una
habitación cercana. Para su sorpresa, era una sala médica que parecía
estar equipada con equipos de última generación.
Desde allí, se desviaron hacia una pequeña habitación que contenía
una máquina que nunca había visto antes, un taburete rodante y una
cama.
—Toma asiento. Solo para que lo sepas, esta habitación está
insonorizada, por lo que cualquier cosa que digamos será privada. Laurel
se unirá a nosotras en unos minutos para informarte sobre el estado de
Chase y el plan que está llevando a cabo. Por ahora, ¿qué puedo hacer
para ayudar?
La empatía en la voz de la otra mujer fue casi la perdición de Marisol.
—Me siento tan fuera de lugar que ni siquiera puedo empezar a adivinar lo
que debería preguntar. Todo esto es nuevo para mí.
Brenna se veía sombría. —Sí, también me arrastraron a este mundo
pateando y gritando. Para resumir, Blake recibió una bala que iba dirigida
para mí.
Marisol se estremeció. —Chase recibió un disparo esta mañana.
Estábamos hablando, y ninguno de los dos notó que uno de los guardias
se había deslizado detrás de nosotros.
—Así que tenemos mucho en común. Es difícil ver morir al hombre
que amas.
—Nunca dije que lo amo.
Brenna sonrió lentamente. —Pero lo haces, así que no pretendamos lo
contrario.
Bien entonces. —Entonces, ¿qué debo hacer para ayudarlo?
—Para ser honesta, gran parte de aquel momento permanece bastante
borroso en mi mente. Tomé la mano de Blake. Yo hablé con él. Lo ignoré
cuando me dijo que me alejara. Envié a alguien a por sus galletas
favoritas. En resumen, hice todo lo posible para sacarlo de la oscuridad y
que volviera a mí.

185
—Pero ni siquiera sé qué tipo de galletas le gustan.
Bueno, eso sonaba bastante patético, incluso aunque era cierto.
Antes de que Brenna pudiera responder, la puerta se abrió y otra
mujer entró. Marisol se puso de pie automáticamente.
La recién llegada le tendió la mano. —Dr. Riggs, soy la Dr. Laurel
Young, la esposa de Devlin. Sé que ya has tenido un día difícil y supongo
que mi esposo ha sido parte de eso. Puede ser un verdadero imbécil
cuando uno de sus hombres está sufriendo.
Marisol no discutió con su evaluación. En cambio, estrechó la mano
de Laurel y dijo: —Tenía buenas razones para preocuparse. Ya fue
bastante malo que Chase fuera asesinado, pero ver a Larem apuñalarlo fue
horrible. Nadie me dirá por qué hizo eso o lo que le hizo a Chase.
Las otras dos mujeres intercambiaron miradas cautelosas.
Finalmente, Laurel dijo: —No he recibido el visto bueno para explicártelo,
pero actuó por un sincero deseo de ayudar. Por lo que hemos descubierto
acerca de la experiencia de Chase mientras estuvo cautivo, no estoy segura
de que hubiera regresado incluso hasta el punto en el que se encuentra
ahora sin la intervención de Larem.
—Entonces dale las gracias de mi parte.
—Se lo puedes agradecer tu misma. No ha dejado el lado de Chase
desde que lo trajeron. Ella le tendió un portapapeles. —Por ahora, échale
un vistazo a estos informes de laboratorio y compáralos con los últimos
que realizaste. Necesito saber si sus resultados están mejorando o
empeorando.
Fue un alivio estar haciendo algo familiar. Ella rápidamente escaneó
la página y leyó las notas de Laurel. —El conteo de sangre es más bajo,
pero eso es de esperar teniendo en cuenta lo mucho que sangró. El primer
conjunto de niveles de química parece adecuado para la cantidad de
trauma que experimentó. Los segundos están casi iguales a los últimos
que realicé… veamos, hace ya unos cuatro días.
Laurel parecía aliviada. —Eso es genial. Ya he recortado el sedante
que le estábamos dando. Él debería despertar pronto, así que deberíamos
ir para allá.
Era cuestión de tiempo. Marisol necesitaba verlo, saber de primera
mano que estaba vivo y respirando. Cuando salieron de la pequeña
habitación, Laurel bajó la voz hasta casi susurrar. —Le he pedido a su
hermana y a Jarvis que salgan durante un rato. No estaban contentos con
eso, así que no puedo prometer que vayas a tener mucho tiempo a solas
con Chase.

186
—Está bien. Él querría a su familia allí. Me contó lo de Gwen y cómo
ella lo había criado.
Todo lo que importaba era que ella finalmente regresaría con Chase.
Laurel cruzó la habitación, caminando entre varias mesas de acero
inoxidable que parecían más como si pertenecieran a una morgue que a
una sala de pacientes. Marisol se detuvo en seco para mirar las cadenas
que colgaban de cada esquina. — ¿Para qué son esas?
Brenna se estremeció, y Laurel suspiró. —Sé que esto es difícil de
escuchar, pero Devlin dijo que viste a Chase regresar una vez en ese
complejo. Sus ojos brillaban de color anaranjado, y no actuaba como si
fuera el mismo. ¿Es correcto?
—Sí. Me advirtió que saliera de su celda y cerrara la puerta.
—Eso es porque cuando eso sucede, pueden atacar y lastimar a
alguien. Todos estos chicos son lo suficientemente grandes y lo
suficientemente fuertes como para hacer un daño real si no están bajo
control total cuando se despiertan.
Extendió la mano para tocar una de las cadenas. —De ahí la
necesidad de estas. Las quitamos tan pronto como sabemos que el
paciente está completamente de regreso.
Ella se dirigió hacia un área con cortinas en la esquina trasera.
Marisol se preparó para lo que estaba a punto de ver.
Y luego allí estaba Chase, pálido e inusualmente inmóvil. Estaba
cubierto con una sábana delgada que hacía poco para disimular su cuerpo
desnudo y las cadenas que se habían enterrado en sus muñecas y tobillos.
Dios, cómo debió haber luchado intentando liberarse de sus ataduras para
haberse hecho tanto daño.
—Oh, Chase, lo siento mucho.
Luego se despertó bruscamente y giró lentamente la cabeza en
dirección a ella, sus ojos anaranjados mirándola con una intensidad feroz.
Ella quería correr, esconderse. Pero por su bien, se obligó a seguir
adelante, sabiendo que esa era la única manera en que podía salvarlo.
Y tal vez a ella misma.

187
Capítulo 22
Traducido por Apollymi

Marisol estaba allí. Finalmente. La deseaba. Anhelaba su toque.


Ahora. Justo allí, en esa fría mesa de acero con nada más que una delgada
cortina que les separaba del resto del mundo. Chase levantó la mano,
esperando que ella se hubiera acercado lo suficiente para hacer que eso
sucediera, pero la cadena le impedía alcanzar más allá de unos pocos
centímetros. Ignoró el latido de dolor en sus muñecas por las heridas que
se había hecho en sus esfuerzos por liberarse de sus ataduras.
—Ven aquí.
Había tenido la intención de emplear un tono persuasor, pero sus
palabras salieron con un profundo gruñido, que solo logró desacelerar su
acercamiento. Sin embargo, su bonita Cuidadora no era una cobarde. Ésta
se movió con cuidado, tal vez tratando de no asustarlo. Lo más probable es
que reconociera la necesidad de tener cuidado al aproximarse a un
depredador herido. Chase cerró los ojos y respiró hondo. Su olor eclipsaba
el hedor medicinal del laboratorio. Era calmante. Familiar.
Finalmente ella estuvo lo suficientemente cerca para que él pudiera
sentir su calor. Su cuerpo estaba inundado de hormonas y hambre, pero
luchó para controlar los impulsos primitivos que exigían satisfacerlos.
—Estoy aquí, Chase.
Su mano se agitó para apoyarse en su torso, esa caricia ligera como
una pluma era la primera conexión real que había sentido en esta batalla
cuesta arriba para recuperar su dominio sobre su humanidad.
—Bien.
Cuando él no luchó para liberarse, ella usó su otra mano para
acariciarle la mejilla. Él se arriesgó a abrir los ojos, esperando que no la
asustaran y saliera corriendo hacia la salida más cercana. Ella se
estremeció, pero al menos se mantuvo firme.
—Siento que esto te haya pasado. Si no hubieras estado hablando
conmigo...

188
Sacudió la cabeza en negación, ignorando la oleada de dolor que
provocó el movimiento. —No es tu culpa.
Su bonita boca se torció en una pequeña sonrisa. —Eso es lo que dijo
uno de los otros Paladines, pero no estoy segura de que alguien más esté
de acuerdo. Saben que trabajé para el Cadre.
Era difícil unir las palabras correctas, pero él lo intentó. —No me
importa. No los escuches.
Los ojos oscuros de Marisol estaban tan brillantes en este momento.
¿Lágrimas? Odiaba las lágrimas. Odiaba que ella se sintiera culpable.
Odiaba a sus amigos por culparla. Su ira ardía caliente. Si tan solo
pudiera levantarse de esta cama, les mostraría a los cabrones lo que le
pasa a cualquiera que amenazara a su mujer. Luego la llevaría a un lugar
más privado donde ellos dos...
Una voz enojada descarriló ese pensamiento. — ¿Qué demonios está
haciendo aquí a solas con él? Nunca acordamos eso.
Tener a Marisol allí le había ayudado a volver a la realidad. Esta vez
no dudó de que realmente era su cuñado el que estaba allí parado y siendo
el mayor de los imbéciles. Se las arregló para capturar la mano de Marisol
en la suya antes de que ella pudiera organizar una retirada precipitada
ante toda esa ira.
—Nadie te ha llamado, Jarvis. Hasta que Laurel diga lo contrario, la
doctora Riggs se queda.
Chase volvió la cabeza para mirar al nuevo miembro de la multitud
que rodeaba su cama. Fue el mismo Devlin Bane quien intervino para
defender el derecho de Marisol a estar allí. No estaba seguro de si era
Jarvis o Marisol quien parecía más sorprendido por ese hecho.
Gwen miró a Marisol cuando ella se unió a la discusión. —Dijeron que
ella ayudó a torturarlo todo este tiempo.
El temperamento de Chase pasó de una cocción a fuego lento
constante a una ebullición total cuando una ola de rabia pura borró la
pequeña cantidad de control que había tenido. Sus cadenas tintinearon
contra la mesa de metal mientras todos dieron un paso hacia atrás fuera
de su alcance. Todos menos Marisol, que se puso frente a él.
Ella se liberó de su agarre y luego usó ambas manos para capturar su
cabeza, obligándolo a centrarse únicamente en ella. —Detenlo ahora,
Chase Mosely. Estás preocupando a tu familia y a tus amigos.
Sus ojos oscuros lo mantuvieron cautivo mientras ella continuaba
hablando en un tono tranquilo. —Escuchaste al hombre. Estoy aquí. Me
voy a quedar, así que deja de ser un imbécil con las personas que te aman.

189
La neblina naranja que nublaba su visión se desvaneció un poco y
con ella la mezcla volátil de emociones que había estado dominando su
control. —Sigue hablando. Ayuda.
Marisol asintió. —He conocido a muchas personas realmente
agradables desde que llegué aquí. La Dra. Young y Brenna Trahern son
dos de ellas. Blake Trahern ha sido particularmente dulce conmigo.
Chase se dio cuenta vagamente de que Jarvis resoplaba y luego decía:
— ¿El mismo Trahern que yo conozco? Porque dulce y Trahern no
pertenecen a la misma frase.
Todos se rieron un poco, pero su Cuidadora los ignoró y siguió
hablando. —Teníamos razón respecto a que estábamos en el noroeste del
Pacífico. Nunca he estado en Seattle, pero es una ciudad hermosa.
La profunda voz de Devlin entró de nuevo en la conversación. —Doc,
aquí hay un taburete. Siéntate. ¿Podemos conseguirte algo para comer o
beber?
Marisol parecía sorprendida de que él se preocupara por su
comodidad. Miró brevemente al líder Paladín. —Gracias, me encantaría un
refresco. Una cola dietética si es posible.
Entonces ella regresó con él al cien por cien. No importaba cuántas
personas estuvieran en la habitación, en este momento el mundo se había
reducido a ellos dos. El resto podrían pelearse entre ellos. Marisol era todo
lo que importaba, incluso si estaba tan cansado que no podía seguir lo que
ella le estaba diciendo. Algo sobre un helicóptero aterrizando en un
rascacielos. Devlin y Trahern. Laurel y Brenna. El Space Needle y estar en
Seattle.
¿Se estaba repitiendo? No le importaba. Todo lo que sabía era que su
voz lo ataba a este mundo incluso mientras se quedaba dormido.

UNA VOZ FEMENINA susurró: —Sus ojos parecían casi normales


justo al final, ¿verdad?
Marisol levantó la vista el tiempo suficiente para identificar al orador
como la hermana mayor de Chase, Gwen. —Yo también pensé lo mismo.
Al menos parecía estar descansando tranquilamente por ahora.
Aunque la Dra. Young lo tenía conectado a un monitor, ella quería
comprobar sus signos vitales por sí misma, necesitando esa pequeña

190
conexión con él. La respiración de Chase era lenta y regular, su pulso
estaba bien dentro del rango normal para él. Ella apoyó la mano en su
frente y la encontró fresca al tacto.
Laurel se acercó a ella y le ofreció un estetoscopio. —Pensé que
podrías querer escuchar por ti misma.
—Gracias.
Le hizo bien a su propio corazón escuchar su golpeteo tan fuerte y
sonoro. Ahora si solo ella pudiera acurrucarse junto a él con la cabeza
apoyada en su pecho y abrazarlo.
—Sus pulmones están limpios y su corazón suena bien.
Mientras colocaba el estetoscopio alrededor de su cuello, de repente
apareció un refresco dietético en su visión periférica. Ella aceptó la ofrenda
y se volvió para darle las gracias a quien se lo había traído. Para su
sorpresa, era Larem, que parecía un poco inseguro de su bienvenida.
Ella logró una sonrisa cansada y levantó su bebida.
—Gracias. —Entonces ella le dio unas palmaditas a la mano de
Chase. —Y por lo que sea que hiciste por él. No entiendo lo que sucedió en
el bosque, y no pediré ninguna explicación. Saber que ayudó me basta.
Él inclinó un poco la cabeza para reconocer que su mensaje fue
recibido y entendido. —Mi esposa me está esperando en casa, pero la Dra.
Young sabe cómo contactarme si me necesitan.
—Es bueno saberlo.
Incluso si ella realmente esperaba que nunca tuvieran que recurrir a
ese extremo otra vez. Retrocedió y desapareció de la vista. Chase se agitó
inquietamente mientras las personas restantes miraban en silencio. Ella
apretó su agarre en su mano y siguió hablando. Tan pronto como le habló,
él volvió la cabeza en dirección a ella y se relajó una vez más.
Era vagamente consciente de que Jarvis y Gwen la miraban fijamente.
Fue incómodo hablar sin parar con Chase mientras su familia miraba.
Finalmente, reaccionó a su curiosidad. — ¿Querían preguntarme algo?
Gwen se mordió el labio inferior y luego negó con la cabeza. Jarvis no
era tan tímido. No era ninguna sorpresa. — ¿Cómo de bien llegaste a
conocer a Chase mientras estaba encerrado en esa celda?
¿Le estaba preguntando lo que ella pensaba que le estaba
preguntando? Ella dijo bruscamente: —Él era mi paciente, y yo lo cuidé lo
mejor que pude. Lo conozco lo suficiente como para saber lo especial que
es.

191
Si a Jarvis no le gustaba su respuesta, peor para él. Después de todo,
lo más probable era que ella desapareciera de sus vidas tan rápido como
había entrado. Lo que ella y Chase habían compartido juntos era cosa
suya.
Ella reanudó su conversación unilateral con el hombre que amaba.
Después de unos minutos, Laurel habló. —Creo que es hora de que todos,
excepto el personal médico, se vayan por ahora. Gwen, ve a comer algo
mejor que la comida rápida y luego descansa un poco. Te mantendremos
informada si hay algún cambio.
Cuando Marisol no hizo ningún movimiento para irse, Jarvis se
acercó. —Escuchaste a la dama. Sal.
Ella intentó ignorarlo, pero él no lo captó. —No lo dejaremos a solas
con una persona como tú.
Laurel se movió para pararse junto a Marisol de nuevo. —Tal vez no
hablé claro, Jarvis. Dije que todos, excepto el personal médico, tenían que
irse. Por ahora, ese grupo incluye a la Dra. Riggs. Ella tiene datos valiosos
para compartir conmigo, así que necesito que se quede.
—No.
La doctora definitivamente puso cara de pocos amigos ahora. —Es mi
decisión, no la tuya.
—Entonces me quedo, también.
Cuando no se echó atrás, Devlin se unió a la fiesta. —Jarvis, entiendo
que estés preocupado por Chase y que no confíes en la Dra. Riggs. Sin
embargo, aquí se hace lo que dice Laurel. Ella dijo que necesita a la Dra.
Riggs y que debes irte. ¿Realmente necesito pedirles a los guardias que te
acompañen fuera del edificio?
Gwen no se veía más feliz que su marido mientras le tiraba del brazo.
—Venga. Sabes que Laurel no permitirá que nada le pase a Chase.
Marisol tampoco, pero ellos no creerían una palabra de lo que ella
dijera. Mantuvo su concentración en Chase e ignoró el drama que se
desarrollaba a su alrededor. Finalmente, Devlin logró sacar a Jarvis y a
Gwen por la puerta. Luego regresó a donde estaba su esposa junto a
Marisol. Cuando deslizó su brazo alrededor de los hombros de Laurel, la
mujer se relajó en su abrazo. El estrés de los últimos días se mostraba en
sus caras, pero obtenían un consuelo obvio el uno del otro. Era difícil no
estar celosa de su relación.
Ella trató de imaginarse a sí misma y a Chase así, pero no pudo. Por
un lado, tanto Laurel como Devlin formaban parte del mismo mundo

192
secreto que Chase y sus amigos. Marisol no formaba parte de éste, y
habían dejado muy claro que ella seguiría siendo una forastera.
Había estado sola y mirando desde afuera la mayor parte de su vida.
Pero después de experimentar la conexión especial con este hombre, la
idea de reanudar ese estilo de vida solitario nuevamente era mucho peor.
Mientras tanto, los tres miraban al hombre que dormía en la mesa de
acero.
Devlin besó a su esposa. —Voy a ir a estirarme en la sala de pruebas
un rato. Déjame saber si hay algún cambio.
Antes de alejarse, miró a Marisol. —Somos protectores con los
nuestros, Dra. Riggs, y tenemos buenas razones para preocuparnos más
por Chase. Hemos sido rudos contigo, pero eso no significa que no estemos
agradecidos por lo que has hecho por él, tanto aquí como en aquel agujero
del infierno. Sea como sea que acabe esto, la ayudaremos a instalarse en
algún lugar seguro.
Se alejó antes de que ella pudiera averiguar cómo responder.
Finalmente, ella mostró una pequeña sonrisa a la otra doctora.
—Chase parece descansar más tranquilamente cuando escucha mi
voz, pero me he quedado sin cosas de qué hablar. Si deseas tomar nota,
puedo informarte sobre el tipo de pruebas que estaba realizando y por qué.
También puedo contarles un poco sobre los otros sujetos de prueba,
aunque no sé sus nombres ni dónde están en este momento.
No, eso era inexacto. Había uno que ella podía identificar. —En
realidad, eso no es cierto. Edgar fue asesinado por los otros guardias en la
montaña. Dijo que había sido el sujeto de prueba Número Tres.
Laurel comenzó a tomar notas mientras Marisol tomaba la mano de
Chase y le contaba a la Controladora todos los hechos y datos que podía
recordar. Habían transcurrido aproximadamente treinta minutos de la
conversación cuando Chase se despertó bruscamente sin previo aviso, sus
ojos salvajes y ligeramente teñidos de naranja. Sus manos y pies se
agitaban dentro de los límites permitidos por sus restricciones.
Ella capturó su mano entre las suyas y luchó para evitar que volviera
a lastimarse la muñeca. —Chase, basta. Te harás daño.
Tan pronto como ella habló, él enfocó sus ojos en ella y lentamente se
relajó. Su voz era de papel de lija áspera cuando susurró: —Lo siento, lo
siento, lo siento.
Ella le apartó el pelo de la frente. —No hay disculpas necesarias. ¿Te
gustaría algo fresco para calmar tu garganta?

193
Cuando él asintió, ella le dio una cucharada de trocitos de hielo. —Se
siente bien.
Laurel tomó algunas notas en su carta. Ella le dio una palmadita a
Chase en el hombro. — ¿Cómo te sientes?
—Como la muerte recalentada.
Marisol hizo una mueca. Si eso era un intento de humor, a ella no le
gustaba mucho, incluso si la descripción era adecuada.
Él parpadeó hacia ella, sus ojos parecían más normales. — ¿Cómo de
malo fue esta vez?
Fue Laurel quien respondió. —Pudiste recuperar el control mucho
más rápido.
¿Eso significaba que había pasado lo peor? El repentino
resurgimiento del naranja en el blanco de sus ojos respondió a esa
pregunta. Su cuerpo se tensó como si estuviera listo para explotar de
nuevo en violencia. Desesperada, Marisol hizo lo único en lo que pudo
pensar: lo besó.

194
Capítulo 23
Traducido por Apollymi

El dulce sabor de los labios de Marisol convirtió toda la ira de Chase


en un tipo de energía completamente diferente. Cuando él le metió la
lengua en su boca, ella vaciló brevemente antes de besarlo otra vez con
mucho más entusiasmo. Cuando ella finalmente rompió el beso, ambos
estaban respirando con dificultad.
Él le sonrió. —Esa es una buena atención a un paciente que puedes
usar, Doc.
—Ejem.
Bien, entonces no estaban exactamente solos en este momento. No es
de extrañar que Marisol se viera tan nerviosa. A juzgar por el brillo en los
ojos de la doctora Young, a ésta le divertía el esfuerzo poco ortodoxo de
Marisol por volverlo a la normalidad.
—Lo siento, Laurel. Fue lo único que se me ocurrió intentar.
La otra doctora se rio. —No es necesario pedir disculpas, aunque te
agradecería que no mencionaras lo que acaba de pasar con cualquiera de
los demás. Devlin no apreciaría que los chicos comenzaran a exigirme que
los besara para impulsar su curación.
Ella hizo un rápido chequeo de sus signos vitales. —Habiendo dicho
eso, definitivamente estás respondiendo bien al cuidado de la Dra. Riggs.
Tu último análisis de sangre muestra una mejora notable, y esta vez
saliste de la locura increíblemente rápido.
Laurel señaló con la cabeza hacia una bandeja de instrumental que
estaba en un mostrador cercano. —La buena noticia es que puedo guardar
esa jeringa por ahora.
Marisol parecía confundida. — ¿Qué jeringa es esa?
Chase no quería ser quien se lo dijera, pero Laurel ya había recogido
la bandeja y se había alejado. —La de las toxinas que me sacarían de mi
miseria. Ya sabes, de forma permanente.
Su rostro palideció cuando su significado fue asimilado. —No la
culpes, Doc. Así son las cosas para nosotros y por una buena razón.

195
Ella se estremeció. —Devlin dijo que sería un acto de misericordia.
¿Cómo explicarlo? Todos los paladines tenían una bomba de relojería
en su ADN. No había nada que pudieran hacer para cambiar eso. En raras
ocasiones, alguien como Edgar rompía bajo la tensión y salía corriendo,
pero la mayoría recogía su espada y hacía su trabajo día tras día.
—No puedo cambiar lo que soy, Marisol, y no lo haría si pudiera. Todo
lo que puedo decir es que estoy orgulloso de estar al lado de hombres como
Devlin y Jarvis para proteger este mundo. Todavía no sabes la verdad
sobre lo que hacemos y por qué existe esta organización.
Ella suspiró suavemente. —Comprenderás que he aprendido a
desconfiar de las organizaciones súper secretas llenas de hombres
fuertemente armados.
Sí, él lo entendía. — ¿Estarás aquí cuando me despierte?
—Sí.
Ella no parecía muy feliz respecto a eso. Luchó por mantener los ojos
abiertos lo suficiente como para decirle una última cosa. —Primero
necesito hablar con Devlin, pero luego te lo contaré todo. Lo prometo.
Le apretó la mano para reafirmar aún más su voto. Después de un
segundo, ella le devolvió el apretón. El instinto de Chase le decía que esa
leve vacilación significaba algo, pero en este momento no podía mantener
la conciencia el tiempo suficiente para averiguarlo. Aun así, ella había
prometido estar allí cuando él se despertara. Podrían hablar más entonces.

MARISOL SE ESTIRÓ Y SE DESPEREZÓ. Se había quedado al lado de


Chase durante las largas horas de la noche. En algún momento, alguien
trajo la maleta que había sacado del complejo, y Laurel le mostró dónde
podía ducharse y ponerse ropa limpia. Las comidas se habían entregado
regularmente, y uno de los encargados finalmente había arrastrado una
cama donde pudo estirarse mientras Chase dormía.
Había sido difícil apagar su cerebro el tiempo suficiente para quedarse
dormida. Demasiados pensamientos dando vueltas sobre lo que le
depararía el futuro y lo que no. Necesitaría encontrar un trabajo, un lugar
para vivir, tal vez incluso una nueva identidad. Al menos Chase
recuperaría su vida. La de él no era un mundo fácil en el que vivir, pero
claramente significaba todo para él. Ella estaba feliz por él.

196
De verdad.
Ella miró su reloj. Esta vez, había logrado dormir durante casi dos
horas.
—Oye, Bella Durmiente, me preguntaba cuándo ibas a despertarte.
Bella, y un cuerno. Probablemente se veía como el infierno después de
todo lo que había sucedido en los últimos días, pero también Chase se veía
bastante desaliñado. Por otro lado, sus ojos azules eran brillantes, claros y
en estado de alerta.
Retiró la delgada manta y se levantó. — ¿Cómo te sientes esta
mañana?
—Definitivamente mejor, y la Dra. Young dice que he vuelto
oficialmente.
—Eso es lo que he dicho. —Laurel llegó doblando el final de la cortina
girando un llavero en su dedo. —Dra. Riggs, ¿te gustaría hacer los
honores?
Su cerebro empañado por el sueño tardó en hacer la conexión. —Me
encantaría.
Sus manos temblaban mientras abría las cadenas que lo habían
mantenido encadenado a la mesa. Después de soltar la última, ella le
ofreció una mano para ayudarlo a sentarse. —Despacio. Podrías estar
mareado.
El hombre obstinado que era, inmediatamente se volvió para colgar
sus piernas sobre el borde de la mesa y la arrastró a sus brazos para un
beso de celebración. Marisol era vagamente consciente de que Laurel se
estaba riendo y del sonido de la cortina de privacidad siendo arrastrada a
su lugar. Mientras se alejaba, murmuró: —Háganlo rápido, chicos. No
estarán solo ahí dentro por mucho tiempo.
¿Quiso decir lo que pensaba que quiso decir?
Por la forma en que las manos de Chase vagaban en este momento,
claramente eso creía. Ella se las abofeteó para detenerlo cuando él trató de
desabrocharle los pantalones. —Chase, no podemos hacer esto aquí.
Él sonrió. —Claro que podemos, si no perdemos el tiempo discutiendo
sobre eso.
Desafortunadamente para él, o quizás para ella, el sonido de la
puerta principal del laboratorio abriéndose fue acompañado por voces
fuertes. Sin duda el club de fans de Chase había llegado. La cortina fue
casi arrancada de sus ganchos cuando Jarvis la quitó del camino. Gwen
estaba justo detrás de él junto con una variedad de otras caras conocidas.

197
Nadie le dijo a Marisol una palabra mientras concentraban toda su
atención en Chase. Así era como debía ser, pero resultaba sorprendente
como repentinamente comenzar a sentirse tan sola dolía. Cuando Chase
trató de consolar a su hermana mientras intercambiaba insultos de buen
humor con Jarvis y los otros hombres, ella retrocedió lentamente y
finalmente se liberó de la multitud. ¿Ahora qué?
Entonces vio a Tyson, aliviada de ver una cara amistosa. Recogió su
maleta y se apresuró hacia donde él se encontraba junto a la puerta del
laboratorio.
Él echó un vistazo a la fiesta improvisada que estaba teniendo lugar
en la habitación y luego a ella. —Oye, Doc, ¿a dónde crees que vas?
Ella odiaba la simpatía en sus ojos, pero claro, tal vez él sabía lo que
era ser un extraño alrededor de este grupo, especialmente uno en quien no
confiaban del todo.
—A un hotel, preferiblemente uno que no sea demasiado caro. No
tengo mucho efectivo y estoy pensando que no sería inteligente usar mis
tarjetas de crédito en este momento.
Miró por encima de su cabeza hacia Chase. —Se enfadará.
—Lo superará cuando haya tenido tiempo de pensar las cosas. No
pertenezco aquí.
—Si estás segura.
Él tomó su maleta y la sacó del laboratorio. La puerta se cerró
silenciosamente, una dura barrera entre ella y el único hombre que
realmente le importaba. Irse era lo correcto, pero solo deseaba haber
tenido la oportunidad de decir adiós.

—POR ÚLTIMA vez, ¿dónde diablos está ella?


Cuando nadie respondió de inmediato, Chase cerró los ojos y contó
hasta diez y luego hasta veinte. No sirvió de nada. En este momento estaba
tan enojado que sospechaba que la Dra. Young estaba reconsiderando su
decisión de eliminar sus restricciones.
Había estado teniendo esta misma conversación con varias personas
durante la última media hora. Apretó los puños y luchó por mantener la
calma. ¿Cómo pudo haber perdido la pista de Marisol en primer lugar? Por
supuesto, durante un buen rato había estado inundado por un flujo

198
constante de simpatizantes. Una vez que el furor se calmó, la Dra. Young
lo apartó para terminar la evaluación médica requerida por los Regentes,
incluido el temido escáner para ver cómo de cerca del borde estaba
patinando. Los resultados no fueron tan malos como él temía, pero
tampoco fueron buenos.
No fue hasta que todo terminó que se dio cuenta de que Marisol no se
había tomado un descanso de todo el caos; ella se había ido. —Repito,
alguien tiene que saber a dónde se fue Marisol. Ella estaba aquí un
segundo y al siguiente se había ido.
—Probablemente volvió con sus jefes para informar.
Chase volvió su temperamento contra su cuñado y agarró a Jarvis por
la pechera de su camisa. Tiró de él hasta que sus narices casi se tocaron.
—Tendría mucho cuidado de cómo hablas de ella si quieres mantener
todos tus dientes.
Jarvis no se defendió, lo que era una maldita pena. Le habría dado un
objetivo muy necesario para su ira. En este momento, Chase ni siquiera
estaba seguro de con quién estaba realmente enojado, pero tenía muchas
posibilidades. Su familia. Sus amigos. Y sobre todo, con Marisol por
desaparecer sin explicación.
Incluso había acusado a Devlin de hacerla prisionera una vez que ella
había hecho que Chase volviera a la normalidad. Solo el control férreo del
hombre grande sobre su propio temperamento evitó que lo atacase por eso.
Demonios, incluso Gwen había insinuado que dondequiera que Marisol
hubiese ido, tal vez era lo mejor. Evidentemente, todos pensaban que
había estado tan traumatizado por todo lo que había pasado que había
formado un apego insano por ella.
Ya era suficiente.
—Todos ustedes se van.
Su hermana hizo una mueca. —Se razonable, Chase. Necesitas tomar
las cosas con calma. Apenas ha pasado un día desde que te…dispararon.
Mataron. Eso es lo que realmente había querido decir. ¿Creía que
había olvidado ese pequeño detalle? Él la miró, a ella y a todos los demás.
—Lo siento, hermana, pero este es una discusión que no ganarás.
Regresen a casa. Estaré bien.
Luego le dio la espalda a ella y a todos los demás. —Dra. Young,
¿tienes algo de ropa que me puedas prestar?
Ella suspiró. —Dejé algo en el baño a la vuelta de la esquina, junto
con un cepillo de dientes y otras cosas que podrías necesitar.

199
—Gracias, doctora.
Luego se alejó e hizo todo lo posible por ignorar los susurros
preocupados a su espalda. Sí, estaban preocupados por él. Lo entendía.
Pero hasta que encontrara a Marisol, nada más importaba. Sin ella, no le
importaba mucho si saltaba de nuevo al extremo profundo de la locura. No
es que él lo fuera a admitir. Lo atarían de nuevo en un abrir y cerrar de
ojos, y echarían a cara o cruz si le metían esta vez un tranquilizante o un
montón de toxinas en vena.
Estaba un poco más tranquilo cuando se bañó y se vistió. Con suerte,
la gente lo habría tomado en serio y se habrían ido por un rato. No podría
manejar que alguien estuviera sobre él ahora.
El laboratorio estaba en silencio. Bueno. No tenía idea de adónde
habían ido todos, pero esta podría ser su mejor oportunidad para escapar.
Dobló la esquina en dirección a la puerta, solo para encontrarse a dos
hombres parados allí. Eran Paladines a juzgar por su aspecto, pero no
recordaba haberlos visto antes. Pero teniendo en cuenta cómo se
estuvieron a punto en el momento en que los vio, ellos lo conocían con
seguridad.
— ¿Querían ustedes algo?
—No nos conoces, pero estuvimos allí cuando moriste. Soy Tyson
Dahl, y este es Eli Jervain. Supongo que nos describirías como nuevos
reclutas.
¿Qué se suponía que debía hacer con esa información? —Bienvenidos
al club de locos.
Tyson hizo una mueca. —No te sentirás de esa manera cuando sepas
que conocí a la Dra. Riggs cuando era guardia en el complejo.
Eso al instante cambió el interruptor del temperamento de Chase.
Antes de que pudiera poner sus manos sobre el bastardo, el otro hombre
se abrió paso entre ellos. —Maldita sea, Tyson, ¿quieres que te maten?
Tyson logró mantenerse fuera del alcance de Chase. —Lo siento,
déjame reformular eso. Tal vez debería haber dicho que me alejé de ese
trabajo cuando no me gustó el tipo de órdenes que me dieron.
Chase retrocedió. — ¿Sabes dónde está Marisol?
Tyson y Eli intercambiaron miradas antes de responder. —Sí, lo
sabemos. Y antes de que preguntes, ella está a salvo por ahora.
—Llévame hasta ella.
Tyson le dirigió una mirada dura. —No hasta que sepa cuáles son tus
intenciones hacia ella.

200
¿Por qué todos parecían decididos a interponerse entre él y Marisol?
—Mis intenciones no son asunto tuyo, y si no quieres terminar atado a
una de esas mesas, me dirás dónde está, ahora.
Tyson cruzó los brazos sobre su pecho, claramente no intimidado por
las amenazas de Chase. —La dama ha pasado por suficiente. Se merece
un poco de paz y tranquilidad, especialmente en un lugar donde la mitad
de la gente no esté deseando arrojarla a los lobos y la otra mitad quiera
arrojarla a una celda en algún lugar.
Chase consideró sus opciones. Podía hacer lo más estúpido e intentar
superar la respuesta de dos hombres que eran iguales en tamaño y fuerza,
o podía hacer lo inteligente y admitir la verdad.
—La amo. Ella necesita saberlo. Si todavía quiere irse después de que
los dos hablemos, me aseguraré de que tenga un nuevo comienzo donde
esos animales no volverán a ponerle las manos encima.
Tyson lo estudió unos segundos antes de finalmente asentir. —En ese
caso, te llevaré con ella. Sin embargo, entiende esto. Si la buena doctora
no quiere verte, te marcharás sin discusión.
¿Qué opción tenía? —De acuerdo. Ahora salgamos de aquí.
Después de que Tyson se apartase de su camino, Chase lideró la
marcha para salir del laboratorio, pero se detuvieron en seco a toda
velocidad tan pronto como salieron por la puerta. Maldita sea, debería
haber sabido que no escaparía tan fácilmente. Jarvis y Gwen acababan de
entrar en el edificio y no estaban solos. Tyson y Eli se movieron para
flanquearlo, pero todavía no estaba seguro de si estaban allí para ayudarlo
o para impedirle escapar.
Devlin les miró desconcertado. — ¿A dónde piensan ustedes tres que
van?
—Me llevan a ver a Marisol.
Gwen empujó a su marido para colocarse justo delante de él. —
Chase, por favor, no te precipites en nada de lo que podrías arrepentirte.
Miró a la mujer que había puesto toda su vida en espera para criarlo.
Le debía todo a ella y no quería hacerle daño.
—Hermana, dime esto. Cuando no quería que te involucraras con
Jarvis, ¿me escuchaste a mí o a tu corazón?
Sus ojos se agrandaron y luego retrocedió un paso. —Mi corazón.
— ¿Te arrepientes de esa decisión?
Ella miró a su marido. —No, nunca.

201
Luego escudriñó a los demás reunidos en el vestíbulo. —Podría
señalar a otras parejas que no deberían estar juntas, al menos según un
criterio convencional. Una Controladora y un Paladín. Kaliths con los
Paladines. Un hacker con una cibernauta. Esto no es diferente. No sé
cómo resultará esto, pero no puedo dejar de intentarlo.
Se volvió hacia Devlin. —No importa de qué, pero ella debe tener un
trabajo en la organización. Si no aquí, en otro lugar.
El hombre grande tardó en responder. Cuando lo hizo, había un poco
más que cabreo en su voz.
—Solo un recordatorio, no recibo órdenes tuyas, Chase. Habiendo
dicho eso, mi esposa ya ha presentado el caso para que la contratemos
como otra Controladora. Laurel ha querido reclutar a otro médico
interesado en investigar qué es lo que nos hace funcionar, y tu señora
tiene todas las credenciales correctas. Sin mencionar que ella ha visto toda
la mierda que esta vida puede lanzarle y no parpadeó. Eso dice mucho
sobre su persona en lo que a mí respecta. Si ella quiere el trabajo, es suyo.
Avísame si necesito solicitar una transferencia para ti a nuestra área.
Bueno, al menos una cosa finalmente iba bien. —Gracias, Devlin. Lo
haré.
Cuando comenzó a avanzar esta vez, sus amigos se hicieron a un lado
para despejar el camino hacia la puerta. Varios le dieron una palmadita en
el hombro mientras caminaba con Tyson y Eli pisándole los talones. Jarvis
fue el único que le bloqueó el paso.
—He sido un idiota.
Chase le sonrió. —Eso no es nada nuevo.
—Listillo. —Su cuñado lo golpeó ligeramente en el brazo. —Si ella
significa la mitad para ti de lo que Gwen para mí, dile que… Bueno, dile
bienvenida a la familia.
Las palabras y las emociones se atascaron en su garganta, haciendo
imposible hablar. Se conformó con darle un abrazo incómodo a Jarvis y se
dirigió a buscar a su mujer.

202
Capítulo 24
Traducido por Apollymi

El golpe en la puerta fue un alivio. Desde que Tyson la había


registrado en este hotel, había estado demasiado estresada para sentarse y
mirar el televisor de pantalla plana. Había prometido regresar más tarde
con la cena y una actualización sobre la condición de Chase. Ella no tenía
intención de regresar a la sede de los Paladines a menos que hubiera un
contratiempo en su recuperación. Eso no significaba que ya no se
preocupara por él y por cómo le iba.
Se apresuró hacia la puerta y miró a través de la mirilla para
asegurarse de que era Tyson. Estaba lo suficientemente lejos de la puerta
para asegurarse de que ella pudiera verlo claramente. Sus dedos vacilaron
un poco mientras soltaba el cerrojo y la cadena.
Tyson sostenía una caja de pizza y una bandeja de cartón que
contenía dos refrescos y dos cervezas, pero no hizo ningún movimiento
para entrar. Había algo raro en la forma en que estaba actuando. ¿Qué
había pasado en el corto tiempo que había estado escondida aquí en el
hotel?
La expresión del ex guardia se suavizó solo un poco cuando él casi
empujó la pizza y las bebidas hacia sus manos que los aguardaban. —
Tienes mi número si necesitas algo.
Ella miró su espalda mientras él se alejaba, todavía tratando de darle
sentido a lo que acababa de decir. ¿Había pasado algo que no quería
contarle? Su pulso se aceleró un poco.
—Tyson, ¿cómo está él?
Tyson siguió caminando pero se volvió y le habló por encima del
hombro. —Pregúntale tú misma.
Luego, otro hombre apareció y el mundo dejó de dar vueltas.
Se tambaleó, una corta distancia, hacia el interior de su habitación
hasta que pudo apoyarse contra la pared más cercana. Chase la siguió,
paso a paso, y luego le quitó de las manos la caja de pizza y las bebidas.
Después de colocarlos en el mueble más cercano, cerró la puerta y luego
se plantó justo delante de ella.

203
— ¿No tenías algo que querías preguntarme?
Ella logró asentir. — ¿Cómo estás?
Estrechó la distancia, plantando las palmas de sus manos en la pared
a cada lado de ella. —Bien y enojado, más o menos en igual medida.
¿Quieres explicarme qué estás haciendo en este hotel barato? ¿Y por qué
confiaste en Tyson para mantenerte a salvo, pero no en mí? Pensé que hice
un buen trabajo protegiéndote hasta que me dispararon.
No había nada más que ella desease que envolver sus brazos
alrededor de su poderoso cuerpo, todavía tan fuerte a pesar de todo lo que
había pasado. Pero si lo hacía, incluso si cedía un poco, se rompería si él
la dejara.
Cuando la dejara.
—Me mantuviste a salvo, Chase, aunque ambos sabemos que sería
mejor que me hubieras dejado atrás. Una vez que se encargaron del
enemigo, inmediatamente comenzaste a protegerme de las personas que
realmente importan en tu vida: tus amigos e incluso tu familia.
Su resolución se debilitó mientras colocaba una mano sobre el
corazón de Chase. —Has sacrificado otra de tus oportunidades por mí. No
te dejaré sacrificar nada más.
En todo caso, parecía aún más enojado. — ¿Ya terminaste? ¿Alguna
otra excusa estúpida que quieras poner para abandonarme?
Su propio temperamento se encendió. —Eso fue bajo. No son excusas
estúpidas.
Pero en lugar de contraatacar, él le colocó suavemente un mechón de
cabello detrás de su oreja. —Estúpidas o no, todavía son excusas, Marisol.
Si no me quieres en tu vida, todo lo que tienes que hacer es decirme que
salga por esa puerta. Pero tengo que decirte que por la forma en que me
besaste esta mañana en el laboratorio de la Dra. Young no parecía que
quisieras que desapareciera de tu vida. La forma en que tomaste mi mano
y me susurraste todo ese tiempo tampoco se sintió así.
—Cualquiera hubiera hecho lo mismo.
Chase soltó una risita. —Lo siento, pero ni siquiera quiero pensar en
Jarvis o Devlin sacándome de la locura con un gran beso.
Luego se inclinó lo suficientemente cerca como para que ella pudiera
sentir su aliento sobre su piel. —Sé que nos encontramos en
circunstancias extrañas, y los dos hemos pasado por el infierno. Eso no
hace que lo que sentimos el uno por el otro sea menos real.

204
Sí, era real, pero eso no lo hacía correcto. No podía encontrar las
palabras para convencer a Chase de que estarían mejor separados, no
cuando ni ella misma quería creer que era cierto.
La estudió durante varios segundos antes de volver a hablar. —Sé que
lo pasaste mal cuando eras niña. Cualquiera tendría problemas de
confianza con padres como los tuyos. Te dije que tenía casi dieciocho años
cuando descubrí que mi padre desapareció porque murió en acción.
Intelectualmente, entiendo que no pudo evitar lo que pasó.
Emocionalmente, sin embargo, todavía duele. Que mi madre nunca
superara que él la abandonara, no ayudó. Si no hubiera tenido a Gwen
para sostenerme, estaría tan temeroso como tú.
Luego la besó con solo un toque de calor. —Lo que estoy tratando de
decir es que aunque tus padres eran idiotas, no tienes que mantener a
todos los demás a un brazo de distancia. Puedes dejarme amarte, Marisol,
y puedes corresponderme amándome. Ambos merecemos ese tipo de
felicidad.
Otro beso, este mucho más largo y mucho más caliente. —Confía en
mí con tu corazón. Juro que no me iré.
Dios, ella quería tanto lo que él le estaba ofreciendo. —Pero tus
amigos y familiares no confían en mí.
—Simplemente no han tenido la oportunidad de conocerte, eso es
todo. Ya están empezando a hacerlo.
Entonces él sonrió. —Además, no es como si yo hubiera querido que
Gwen se juntara con Jarvis en el pasado y fui un verdadero dolor en el
culo respecto a eso. Pregúntales a ellos. Los regentes, nuestros jefes,
también tuvieron verdaderos problemas con el hecho de que una
Controladora como la Dra. Young se casase con un Paladín. Trahern
rompió todas las reglas al llevar a Brenna a la sede de Missouri sin
permiso. La lista sigue y sigue. El resultado final, si funcionó para todos
ellos, puede funcionar para nosotros.
Ella lo empujó, necesitando espacio para respirar, para pensar. Esta
vez la dejó ir. Marisol caminó a lo largo de la pequeña habitación. —No soy
parte de tu mundo secreto, Chase. ¿Y si no me dejan serlo?
Él tomó su lugar apoyado contra la pared. —Antes de venir aquí,
Devlin dijo que Laurel quiere que vengas a trabajar con ella. Ha estado
buscando un compañero de investigación desde hace algún tiempo, y cree
que vosotras dos juntas serían una buena opción. No importa lo que
decidas sobre tú y yo, habrá un trabajo esperándote.

205
La expresión de Chase se volvió más oscura mientras ella seguía
paseándose.
—Sé que esto es mucho para absorber todo de una vez. También está
la cuestión de cuántas veces he muerto recientemente. Hay una
exploración que hacen en nosotros para controlar los cambios en nuestros
cerebros con el paso del tiempo. Solía ser que Trahern era el que estaba al
borde, pero sus cifras han mejorado. Mis cifras no son tan malas como las
de él, pero no son buenas.
Luego se apartó de la pared y se dirigió hacia la puerta. —
Comprenderé si tener eso sobre nuestras cabezas es demasiado para ti.
Pero debes saber esto: te amaré cada minuto que me quede. Me iré ahora y
dejaré que medites las cosas. Tómate todo el tiempo que necesites.
Al salir, señaló la caja de pizza. —Come eso antes de que se enfríe.
Luego se fue, dejándola mirando una habitación vacía y un futuro
aún más vacío.

SALIR DE esa habitación era lo más difícil que había hecho. Cada
paso que daba por el pasillo, con su alfombra desteñida y sus obras de
arte de aspecto cansado, requería más esfuerzo que el anterior. Eli lo había
seguido a él y a Tyson hasta el hotel para así poder dejar un auto para que
lo usara Chase. Al menos de esa manera, no tenía que pasearse por el
vestíbulo y esperar a que lo recogieran para llevarlo de vuelta a… diablos,
ni siquiera sabía a dónde ir. Estar con su hermana y Jarvis no tenía
ningún atractivo, especialmente si eran tan estúpidos como para decirle
que estaría mejor sin Marisol.
Tal vez Tyson y Eli se sentirían dispuestos a compartir algunas
cervezas. En el peor de los casos, podría tomar un vuelo de regreso a
Missouri y comenzar a buscar al traidor que lo había traicionado al Cadre
en primer lugar. Al menos eso le daría algo en lo que concentrarse, además
de las oleadas de dolor que le dificultaban el simple hecho de respirar.
Una puerta se abrió en algún lugar del pasillo detrás de él. Dudó
brevemente, por si acaso. Pero cuando no escuchó nada, comenzó a
avanzar de nuevo. Luego vino el sonido de alguien que se acercaba,
caminando al principio lentamente, pero aumentando la velocidad.
—¡Chase, espera!

206
Se giró para ver a Marisol dirigirse directamente hacia él en plena
carrera. Se preparó y logró atraparla cuando ella dio un gran salto directo
a sus brazos.
—He tenido todo el tiempo que necesitaba para pensar, Chase. Lo
quiero todo: a ti, el trabajo y cada minuto que podamos tener juntos.
La llevó de vuelta por el pasillo a su habitación, listo para dejar el
resto del mundo afuera mientras le mostraba a su mujer lo que ella
significaba para él con todos los medios a su disposición, comenzando por
los dos desnudándose. —Tendrás que casarte conmigo, ya sabes.
—Lo haré.
Ella lo besó. —Y eso no era una pregunta. Era una declaración de
hechos, pura y simplemente, porque eres mía y yo soy tuyo.
—Ahí le has dado.
Chase pateó la puerta para cerrarla y se dirigió directamente a la
cama con la mujer que amaba entre sus brazos.

FIN

207
Dedicatoria
Dedicado a nuestra querida Karry, amiga, compañera y
colaboradora ausente temporalmente por la situación en su
país, y a tant@s lector@s que viven en cualquier lugar donde la
paz sea un anhelado sueño.

Me pregunto en qué clase de sociedad vivimos,


qué democracia tenemos, donde los corruptos
viven en impunidad, y al hambre de los pueblos
se la considera subversiva.
Ernesto Sábato.

208

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