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Pecados en la naturaleza

Compañeros caídos

Libro 2

Chloé Fletcher
Sinopsis
Como todas las mujeres de este planeta, he sido sacada de la Tierra, no tengo

nada de especial.

Después de un largo invierno pasado en las tierras salvajes de este mundo, me

encuentro al borde de la hipotermia, llevada como una niña a esta nueva tribu llena de

mujeres como yo. Todas ellas ejemplos brillantes de la raza humana, sin dejar espacio

para una reclusa social incapaz de hablar. No es nada nuevo, estoy acostumbrada a este

mundo diferente, la misma Chloe. Entonces, cuando un anciano de la tribu se interesa

activamente por mi bienestar, no tengo idea de cómo manejarlo ni tampoco tengo idea

de cómo manejar mis sentimientos florecientes.

Jer'ik es un macho con voluntad de hierro, seguro de sí mismo y todo lo que yo

desearía ser. Sus sonrisas lentas y fáciles y su manera gentil se convierten en algo que

espero todos los días. El único problema es que soy la pequeña y torpe Chloe,

demasiado joven para él, y que nunca miraría en mi dirección dos veces, al menos no

así.

¿O lo haría?

¿Y en quién me convierto si me doy cuenta de que ya no soy la misma mujer que

alguna vez fui?


Advertencias de activación

Pecados en la Naturaleza es una novela completa que presenta a una pareja con

diferencias de edad que enfrentan temas de tabú, ansiedad y autosuficiencia. Los

posibles desencadenantes incluyen una diferencia de edad con consentimiento de un

adulto, una mujer protagonista con ansiedad severa y varias otras formas de luchas

mentales.

Me gustaría recordarle a la gente que las luchas de cada uno son individuales.

Escribo con pedazos de mí misma entretejidos entre líneas. A propósito no les puse

ningún nombre, porque no se puede englobar ninguna lucha mental. Estas son

simplemente las cosas que yo misma experimenté desde mi adolescencia hasta mis

veinte años, antes de aprender a manejarlas.

Yo, como mujer de diecinueve años, me encontré con un hombre mucho mayor,

que trajo una sensación de calma y comprensión a mi mundo que antes no había tenido.

Muchos de los métodos de afrontamiento y manejo que utilizo hoy, surgen de esa

relación. Si bien Jer'ik no se parece en nada a él, la experiencia que tuve se encuentra en

estas páginas.
Contenido
Advertencias de activación

Capítulo 1

Capítulo 2

Capítulo 3

Capítulo 4

Capítulo 5

Capítulo 6

Capítulo 7

Capítulo 8

Capítulo 9

Capítulo 10

Capítulo 11

Capítulo 12

Capítulo 13

Capítulo 14

Capítulo 15

Capítulo 16

Capítulo 17

Capítulo 18

Capítulo 19

Capítulo 20

Epílogo
Nota a los Lectores

Este libro que estás por leer fue traducido por una lectora, sin fines de lucro. Está

traducido con mucho respeto a la autor/a, por ello te invito que si puedes adquirirlo en papel o en

forma digital original lo hagas, reconociendo así su trabajo. Dejo constancia que como está

prohibido vender o comprar esta traducción no oficial, si la hubieras comprado, habrías cometido

un delito contra el material intelectual y los derechos de autor, por lo cual, se podrían tomar

medidas legales contra el vendedor y el comprador.


Capítulo 1
Jer'ik
Mi mano recorre mi cara antes de que mis ojos se abran por el día, dejando

escapar un largo suspiro por mi nariz mientras extiendo la mano para sentir las pieles

vacías a mi lado. Todo vuelve a mí a la vez, haciendo que mi respiración se estremezca

mientras trato de mantener la calma. Después de todo, han pasado muchas temporadas,

sería una tontería derrumbarse por un dolor tan antiguo. Mis manos todavía tiemblan

en mañanas como ésta, cuando me despierto soñando con mi compañera muerta.

Entonces supongo que soy un viejo macho tonto, porque me acurruco en el lado vacío

de las pieles y trato de fingir que ella todavía está aquí.

Ateri era tan bella como las hembras los son, de lengua afilada y más que capaz

de manejar mis exigentes maneras. Me desafiaba a diario en todo lo que hacíamos,

manteniéndome alerta y joven de corazón, siempre pensando e intentando ir a más.

Pero eso era antes, antes de que me la arrancaran de los brazos y la hicieran pedazos

delante mío.

Mis manos tiemblan cuando las extiendo frente a mí, viendo las cicatrices

recorriendo mis manos y mis antebrazos. Ahora son líneas blancas descoloridas,

después de haber visto cientos de soles pasando por encima. Incluso con los ojos

abiertos todavía puedo ver el destello de los dientes blancos mientras se aprietan y su

cuerpo desapareciendo dentro de las fauces del vrekki. Tomo respiraciones rápidas y

jadeantes, Cerrando los ojos con fuerza para borrar la imagen de mi mente. No quiero

volver a ver eso, no quiero verlo nunca más.

Por regla general, ahora nunca cazamos a los vrekki, son demasiado peligrosos,

pero sus huesos forman la estructura de nuestras cabañas, extraídos de entre los
muertos hace mucho tiempo. Vivo dentro de un recordatorio literal de aquello que me

la quitó. Miro hacia las costillas que se arquean por encima de mí, sacudiendo la cabeza

mientras me pongo de pie, sintiendo cada parte de mi edad, mientras lo hago.

Los sueños probablemente regresaron debido a la ausencia de Sar'iel, el macho

Luparian de piel pálida que se unió a nuestra tribu a mitad del invierno. He compartido

mi cabaña con él desde entonces, pero durante las últimas dos noches ha estado en la

cabaña de los curanderos con su compañera, Briar, cuidando a una cachorra que fue

rescatada de la naturaleza.

Aún no la he visto, pero los machos jóvenes del campamento no han parado de

hablar de ella, tanto que me pica la curiosidad. Parece estar en línea con sus edades,

joven pero al borde de la edad adulta humana, lo que, por supuesto, tiene a la tribu en

un alboroto de emociones. Había una clara división entre las humanas y los Luparian,

todas las hembras eran demasiado mayores para que los machos jóvenes siquiera

insinuaran cortejarlas, aunque eso no les impedía practicar, dejarles regalos y acecharlas

por el campamento.

Para mí, ella es sólo otro problema añadido a mi lista cada vez mayor. Si la

escasez de alimentos que enfrentamos no fuera suficiente, ahora tengo que lidiar con

machos cachondos persiguiendo a la pobre hembra. Sin embargo, debería estar

agradecido porque obtuve exactamente lo que esperaba cuando acepté ser un Elder1 de

esta nueva tribu. Quería una distracción de mis dolores y tristezas y había tenido

mucho de eso desde que llegué aquí.

La llegada de las humanas conmovió a todas las tribus que viven en estas

praderas. Llegaron a cuentagotas, encontrándonos mucho antes de que nosotros

pudiéramos encontrarlas a ellas. Se esparcieron a lo largo y ancho de las tierras salvajes,

algunas desde los densos bosques del norte, otras desde los acantilados rocosos del sur.

1 Elder, Anciano: Un miembro mayor e influyente de una familia, tribu o comunidad.


En mi propia tribu, Hollowcreek, que éramos los más orientales y nuestro territorio

llegaba hasta la costa de agua salada, fuimos los últimos en recibir noticias de ellas.

La mayoría de ellas terminaron en Hilltop y Silvergrass, el paisaje naturalmente

las canalizaba en su dirección y, si bien eran grandes tribus en expansión con mucho

que ofrecer, todos pensaban lo mismo con la llegada de las hembras: nadie las quería en

su propia tribu porque eso significaba que los hijos de la tribu no podían tener ninguna

posibilidad de cortejar. Fue una desgracia bastante triste para nuestro pueblo que

despidiéramos a estas mujeres, y no sólo esperábamos que sobrevivieran, sino que

también las cargamos con jóvenes machos apenas capaces.

Peki, la matriarca de Hollowcreek, me pidió a mí, entre todas las personas, que

las ayudara. He estado aquí desde el principio, me he despertado todos los días

exhausto por la enorme carga de trabajo que hay que hacer. Estas hembras pueden ser

un rayo de esperanza, pero la mayoría de ellas tienen tanto conocimiento sobre la vida

aquí, como un cachorro recién nacido, incluso con sus extraños tomos de pergamino

blanco brillante que llevan a todas partes como si fueran las palabras de los propios

Espíritus.

Hago sonar mis nudillos antes de sacudirme las manos y me tiro al suelo con la

intención de liberar un poco de esta inquieta ansiedad, subiendo y bajando los brazos

antes de cambiar a un brazo cada vez, una vez que he entrado en calor. Termino una

serie de estiramientos matutinos y flexiones con el peso del cuerpo hasta que el sudor

me gotea por la frente y los músculos del estómago me duelen agradablemente. Es un

hábito que me queda de cuando Ateri aún vivía, le encantaba verme sudar. Ahora lo

hago sólo para que mi edad no me frene, más que para ver sus ojos seductores mientras

se mordía el labio con los colmillos, en nuestras pieles.

Me froto las palmas de las manos contra los ojos para alejar la imagen, es más

agradable que la anterior, pero no voy a acariciarme el pene pensando en mi compañera

muerta, simplemente parece incorrecto. No es que no lo haya hecho antes, ha habido


muchas noches solo en mi cabaña a lo largo de las estaciones en las que me he rendido,

pero hoy no será uno de esos días.

Liberándome de la piel de cuero que cubre la entrada, salgo a los senderos que

atraviesan el campamento. Necesito una distracción de los pensamientos que dan

vueltas en mi cabeza esta mañana. Espíritus arriba y abajo, si la cabaña de la curandera,

al otro lado del área comunitaria, no es el epicentro de distracciones casi a diario,

entonces no sé qué es. Prefiero lidiar con sus problemas que con los míos.

Nunca me había sentido tan agradecido como cuando me topé con Sar'iel. Sabía

que él estaba ahí fuera, pero primero supuse que estaba husmeando tratando de

encontrar una compañera, no tenía idea de que ya había encontrado una y que ella

estaba escondida dentro de los muros de nuestra tribu. Ella también resultó ser la única

mujer que me había interesado remotamente desde que murió Ateri. No era que Briar

fuera una mujer atractiva, lo era, y ahora había muchas de ésas en la tribu. La única

razón por la que lo había considerado brevemente fue porque ella ya tenía una cachorra

y parecía estar sola y necesitando una pareja. Pensé que tal vez algún día llegaríamos a

un acuerdo, encontraríamos alivio al interminable dolor de perder a nuestros

compañeros.

Por desgracia, nunca estuvo destinado a ser así. Gracias a los Espíritus, no soy un

macho supersticioso, después de todo, él recibió su nombre del Espíritu de muerte lenta,

porque invitar a Sar'iel fue lo mejor que pude haber hecho por esta tribu, él casi solo ha

alimentado a toda la tribu durante el invierno cuando derribó a una gran bestia

cornuda. Aún así, han mantenido su apareamiento en secreto por ahora, mientras Sar'iel

se gana su lugar y la confianza de los demás en la tribu.

Briar y él son perfectos juntos, tan perfectos que verlos puede ser difícil. Una vez

que vi a Sar'iel después de que derribara a la bestia cornuda, empapado en heridas,

medio muerto de hambre, y el aroma de ella aferrándose flojamente a un envoltorio de


su brazo, supe que nunca tendría una oportunidad, que no podría amarla como él, y

que no sería otra razón por la que los mantuvieran separados.

Fue entonces cuando las piezas finalmente comenzaron a encajar, a Briar le

encantaba un pelaje pálido, uno de los machos de pelaje blanco del norte cuya especie

había sido desterrada hace mucho tiempo del sur. No me tomó mucho tiempo enterrar

mis reservas, era fácil ver que Sar'iel no era el monstruo de las leyendas de las pieles

pálidas, era simplemente un macho como cualquier otro, haciendo todo lo posible para

cuidar a su compañera. Sinceramente podría ser mejor macho que yo, no me imagino si

me hubiera enfrentado a sus decisiones con respecto a Ateri.

Agachando la cabeza bajo las cortinas rojas que marcan la cabaña de las

curanderas, dejo que mis ojos se adapten a la luz más tenue. Briar camina en un

pequeño círculo frente a la chimenea con su cachorra, Hope, en su pecho, rebotando

ligeramente mientras camina y los problemas de antes parecen desvanecerse. No es la

primera vez que pienso que sería una matriarca perfecta para la nueva tribu. Ella trae

una sensación de paz y comodidad donde quiera que vaya.

Me dedica una rápida sonrisa antes de volver a mirar a su cachorra. Echo un

vistazo a la cabaña en busca de la chica de la que todos parecen hablar, con la intención

de que hable del macho que está enfurruñado con la sanadora de nuestra tribu, Whitley.

Ella vino con él hace dos días y él se negó rotundamente a irse hasta que ella mejorara.

Mis ojos se posan en un pequeño bulto que yace en medio de las pieles de Briar

mientras se revuelve entre las capas. Un brazo pálido se estira antes que un segundo y

ambos caen encima de las pieles empujándolas hacia abajo mientras ella se sienta, una

masa de pelo rubio enmarañado flota alrededor de su cabeza. Todo ello parece un

cúmulo de estrellas hiladas en mechones de pelo. Parpadea con ojos de un azul tan

claro que casi parecen hielo sobre el arroyo cercano. Sus ojos son más abiertos, casi

exóticos, comparados con los de las otras humanas, grandes y expresivos en su pequeña
cara. Se asientan sobre una nariz muy pequeña y unos labios con punta de flor igual de

pequeños.

Se adentra más en la esquina de la guarida, metiendo las piernas debajo de ella.

O lleva prendas de cuero prestadas o las que le hicieron son demasiado grandes. Se

abren alrededor de su cintura y parecen demasiado largas para sus cortas piernas,

amontonándose cerca de sus tobillos. Como parece que recién se está levantando de las

pieles, no me sorprende ver la túnica sobre sus hombros en lugar del pesado chaleco de

piel que la mayoría de las hembras usan, ahora que ha llegado el invierno.

—Bueno, ya que estás aquí, me vendría bien un descanso de la cabaña y estirar

las piernas durante unos minutos—, Briar rompe la dura mirada que le he estado dando

a la pobre hembra.

Probablemente la estaba asustando. Los Espíritus saben que ya debería haber

dicho algo, pero estaba muy sorprendido. Cuando la gente seguía llamándola cachorra,

supuse que sería, bueno, otra cosa. —Claro—, dije, —tal vez pueda lograr que nos

cuente más sobre ese macho.

Esta hembra, Chloe, fue traída por un extraño macho solitario durante la última

tormenta invernal. Sabemos poco más sobre ellos que sus nombres y que Whitley tenía

algo de historia con el macho. Ella me rogó que lo echara por las puertas pero, como no

conocía su relación con la pequeña humana que estoy mirando, no he tenido valor para

hacerlo, no cuando no ha actuado sospechosamente desde que llegó aquí.

Me acomodo en la única silla de la cabaña, realmente necesito empezar a hacerle

otra a Briar y Whitley pronto, han estado compartiendo solo una durante semanas. Miro

de reojo a la chica por el rabillo del ojo mientras trato de concentrarme en Briar, pero

parece que no puedo evitar volver a mirarla.

Los hombros de Chloe se doblan mientras se apoya contra la pared de la cabaña,

mirando deliberadamente hacia otro lado de nosotros, —Ta'hwk no es como dice esa

mujer, él me salvó.
Miro a Briar y asiento con la cabeza mientras sale por la entrada antes de

volverme hacia la chica aterrorizada en la esquina. —¿Quieres contarme sobre eso?

Sus ojos se posan en los míos solo por un rápido momento, mirándome desde

debajo de sus espesas pestañas antes de volver a caer al montón de pieles sobre su

regazo. Su aliento resopla contra los mechones oscuros que cuelgan mientras sus dedos

tiran de las pieles. Su túnica es tan grande que me parece estar viendo demasiado de

ella, y no lo suficiente, con el escote tan abierto que deja ver sus clavículas. Su pulso late

como el de un tibbet en su garganta, puedo escuchar el débil sonido revoloteando debajo

de su pecho.

Ella hace girar los labios entre los dientes y sus pequeñas cejas pálidas se juntan.

Sus hombros tiemblan cuando los gira hacia adentro, haciendo que mi corazón sangre

por ella de una manera que no había sentido en tanto tiempo, que se siente extraño en

mi propio cuerpo. ¿Qué pudo haberle pasado alguien tan joven para temblar así? Mi

cabeza se sacude lentamente, el mundo se siente como si estuviera llegando a un ritmo

lento y constante, sintonizándome con ella. Quiero perderme en la sensación, la siento

pesada, como una capa sobre mis hombros.

Tragando el espesor que se acumula en mi garganta, presiono contra la

sensación, hasta que se ahoga lo suficiente como para ignorarla. En este momento, no

importa que su propia naturaleza me esté llamando como una canción no cantada, no es

el momento para que un viejo macho tenga ideas. Necesito respuestas sobre el macho

solitario llamado Ta'hwk, y necesito asegurarme de que esté a salvo antes que nada.

Confío en Whitley, pero ella no hace más que escupir rabia cuando se trata de ese

macho, no le encuentro ningún sentido razonable. Su juicio no puede ser el único que

escuche, no cuando mis decisiones pesan tanto sobre la tribu. Si bien podría destrozar a

Ta'hwk por poner a Chloe en medio de la pelea con su amante, no es una razón

suficiente para sacarlo del campamento. Dado que Whitley ni siquiera me insinúa por
qué está tan enojada, no tengo más remedio que tratar de obligar a esta pequeña y

tímida hembra.

Recostándome en la silla, me cruzo de brazos mientras la estudio. He existido por

mucho tiempo, pero tengo mucha falta de práctica con las mujeres, y Briar realmente no

cuenta, es un alma fácil de entablar amistad. Entonces, mirando a la pequeña hembra

humana, no estoy muy seguro de qué hacer con ella.

Después de Ateri, la mayor parte del tiempo me dediqué a mis antiguas

costumbres como macho solitario; claro que no se esperaba que abandonara mi tribu,

pero era más fácil estar solo. Con el tiempo eso me desgastó, así que empecé a entrenar

a los machos más jóvenes cuando la matriarca de mi antigua tribu me lo pidió. Llevaba

temporadas haciéndolo cuando llegaron las humanas, la mayoría de los machos jóvenes

que había ahora habían estado conmigo desde que eran cachorros, unos pocos eran de

Silvergrass y Hilltop, pero la mayoría procedían de la tribu de Hollowcreek.

Trabajar con jóvenes no me resultaba difícil, pero todos habían sido machos,

machos Luparian, no esta brizna de hembra humana. Sigue mirándome, pero no a los

ojos, sino al pecho, que está casi desnudo salvo por el collar de cuentas de hueso. Me

pregunto…

Desabrocho las hileras de cuentas que se juntan en un solo punto detrás de mi

cuello, solía ser de Ateri, uno que le hice al principio. No creo que le importara

compartirlo con esta hembra, si eso la ayudara a salir de su caparazón. Las cuentas

suenan suavemente, haciendo un ruido agradable cuando caen en mi mano que espera,

—¿Te gusta esto? Puedes tenerlo si hablas conmigo.

La conciencia pincha mis omóplatos, el collar pesa en mi mano mientras se cae de

mis dedos. El instinto me dijo que se lo ofreciera, pero ahora que lo he hecho soy muy

consciente del regalo que le estoy ofreciendo. Nunca me he encontrado con

sentimientos tan conflictivos chocando por dentro, uno que está tan ansioso como un
macho joven por ver el collar que cuelgue de su cuello, mientras que el otro, está

demasiado cansado de la realidad para atreverse a anhelarlo.

Sólo tengo un puñado de recuerdos físicos de Ateri: las cestas que tejió, hace

tiempo que se rompieron, sus cueros carcomidos por el tiempo y sus tesoros devueltos a

su familia. La última vez que regalé este collar fue a ella, donde debería haber

permanecido hasta que ambos falleciéramos. Nunca antes me había sentido tentado a

dárselo a otra. ¿Por qué ahora con esta hembra me siento tan atraído por la idea, por la

tentación?

En unos momentos su piel pálida se tiñe de un rojo carmesí, como una mancha

contra sus mejillas y su cuello, —Yo... erm... no hay mucho que contar.

Me levanto de la silla, cruzo la pequeña distancia mientras su cabeza se inclina

hacia atrás para mirarme, pero mantengo el collar de cuentas en mi mano, —Por favor.

Cuéntame cómo conociste a este Ta'hwk y cómo llegaste aquí.

Inclinarse sobre los machos jóvenes es una gran táctica para motivarlos, pero no

creo que funcione bien con esta asustadiza hembra, así que me agacho hasta el borde de

las pieles. Estar tan cerca me retuerce algo tan agudo en el estómago que es casi

doloroso. Mi mano pasa por mi cara mientras nos sentamos uno frente al otro. Ya no

soy un macho joven, sé cuál es este sentimiento. Es un vínculo de apareamiento que

intenta establecerse tan firme y rápidamente entre nosotros, reverberando como si

estuviera punteando esos delicados dedos contra ella en lugar de contra el pelaje de su

regazo.

No puedo permitir que esto suceda, sé que no debo dejar que este vínculo se

manifieste. Ya no soy ese joven y ella no es Ateri. Por segunda vez, en lo que parecen

momentos, resisto la atracción, cerrándome a ella. Esta hembra ya tiene bastantes

problemas, no necesita que un macho, del que otros dirán que está en la cúspide de su

madurez, los agrave.


Sintiéndome más decidido, dejé que una suave sonrisa apareciera en mis labios

mientras agachaba la cabeza para mirarla a los ojos: —Háblame, pequeña tibbet, este

collar es un premio después de todo, cuéntame una historia que valga la pena.

Ella mira las cuentas en mi mano, el ceño más feroz tirando de sus labios, —

Venimos del otro lado de las praderas. Ta'hwk me encontró en Hilltop mientras

buscaba a la mujer, a la sanadora—, hace una pausa, retorciendo sus deditos en su

regazo.

—Realmente no estaba en el mejor de los lugares, había un tipo allí, Ofjek, que

simplemente no aceptaba un no por respuesta, ¿o tal vez simplemente no estaba siendo

lo suficientemente firme?— Ella hace una mueca mientras no puedo ignorar la pregunta

y la duda en su voz. Sus ojos se encuentran con los míos por sólo un pequeño momento

antes de volver a caer en su regazo. —Quería irme, así que le dije a Ta'hwk que conocía

a la mujer que estaba buscando.

—¿Conoces a Whitley? Ella no lo mencionó—, pregunto como una ocurrencia

tardía, atrapada en cada pequeño movimiento que hace mientras comparte su historia.

Su pequeña nariz se mueve como la de un tibbet mientras aprieta los labios, sus

ojos bajan de las cuentas a su regazo, —No. Mentí.

Sus hombros se inclinan hacia adentro, sus garras romas chasquean mientras

mueve el pulgar y el índice juntos, —Ta'hwk es… un buen macho, nada como dice

Whitley. Es un poco agresivo y puede no tener ni idea de los límites, pero me mantuvo

a salvo sin importar cómo nos reunimos.

Su respiración se estremece mientras respira profundamente, nivelando su

mirada con la mía y sosteniéndola por primera vez. Sería suficiente para derribarme si

no estuviera ya sentado. No puedo evitar doblar ligeramente mi cintura mientras me

acerco a ella, ansioso por escuchar lo que dirá a continuación.

Se siente importante, ahora que ha puesto sus ojos en los míos, —Nuestro

objetivo durante todo el invierno fue encontrarla, él sólo quería tener la oportunidad de
disculparse por la forma en que dejaron las cosas. No parece del tipo que admite esto en

voz alta, pero puedo decir que necesitaba asegurarse de que ella estuviera bien.

Sus hombros se relajan, tan lentamente que casi no lo capto, sus ojos se mueven

sobre mí como los míos hacia ella. Es algo que nunca antes había visto hacer a una

humana: leer cada pequeño movimiento muscular. Cualquier cosa que vea debe

calmarla, al menos un poco, porque cuanto más tiempo pasamos aquí juntos, más en

paz parece.

Metiendo su cabello detrás de esas orejas extrañamente redondeadas, se encoge

de hombros, —Buscarla nos trajo hasta aquí, la sanadora de Silvergrass nos rogó que

esperáramos hasta que pasara la tormenta. Pero Ta'hwk pensó que podríamos lograrlo,

así que seguimos adelante.

No sé si fue el ego del macho, o simplemente la ingenuidad juvenil lo que lo llevó

a tomar esa decisión, pero de cualquier manera quema algo dentro de mí. Espíritus, el

solo hecho de saber que su desventurada persecución llevó a Chloe al peligro me hace

hacer una pausa, agarrando la ira que se enrolla dentro de mí y sangra de los colmillos.

Parece que no puedo evitarlo. En este momento, todo lo que puedo ver son los ojos sin

vida de Ateri mirándome, pero Chloe no es ella, todavía está viva. Sin embargo, podría

haberse deslizado tan fácilmente en la otra dirección, que Chloe podría haber terminado

como ella y haber dejado en ridículo al joven ego masculino.

Tragando las palabras venenosas que se arremolinan en mi interior, busco el

equilibrio dentro de mi alma: —Al ver cómo Sar'iel los encontró a los dos, puedo asumir

lo que pasó después—. Me sorprendo de cuán nivelado sale el tono de mi respuesta.

Sus ojos pálidos ven todo, a diferencia de cualquier humana que haya conocido

antes. Puedo verla tomando nota de cada pequeño tic que emite mi cuerpo,

traicionando mi propia voluntad de parecer tranquilo. Soltando una carcajada de

autocrítica, dijo: —Habría estado bien si yo no hubiera estado allí. Cuando llegó la
nieve, lo hizo tan deprisa que a cada paso que daba me enterraba hasta los muslos, nos

estaba ralentizando.

Con voluntad propia, mi mano descendió sobre su rodilla, apretándola

ligeramente para ofrecerle un pequeño consuelo: —Eres inocente, Chloe, Ta'hwk

debería haber prestado atención a las advertencias de la sanadora.

Sus cejas se juntan, sus ojos se desvían hacia un rincón más alejado de la cabaña

mientras su cabeza se sacude lentamente. Casi espero ver lágrimas, o algo que refleje las

luchas que acaba de soportar, pero su expresión está más en línea con un escepticismo

descarado. Casi puedo ver los pensamientos filtrándose a través de sus rasgos, por

alguna razón se culpa a sí misma por quedar atrapada en esa tormenta.

Un suspiro se escapa de sus labios, con los brazos cruzados sobre el pecho, —

Probablemente sabes lo que pasó después. En algún momento de esa noche nos dimos

vuelta y estaba escupiendo nieve con tanta fuerza que ni siquiera podíamos ver

nuestras manos frente a nuestras caras.

Sus dientes romos muerden la comisura de su labio antes de mostrarlo, y darme

misericordia, soltándolo, —Tenía tanto frío pero de repente tanto calor, que sentí como

si mi piel estuviera ardiendo. Intenté quitarme las pieles y fue entonces cuando Ta'hwk

me agarró y empezó a cargarme. Tomó todas las pieles que teníamos y me envolvió en

ellas, pero no fue suficiente. Pensé que iba a morir allí.

Ella tiembla como si lo recordara, todavía sintiéndolo. Entonces saco una de las

pieles de la ropa de cama y la coloco sobre sus piernas, —Aunque no lo hiciste, y ahora

estás a salvo y abrigada.

Ella me tararea un tono evasivo: —Por ahora.

Una cruda sensación de pánico aprieta mi pecho, ¿la mujer piensa irse de nuevo

tan pronto después de recuperarse? Ni siquiera lo había considerado una opción

cuando entré a esta cabaña, y ahora que el vínculo me está rompiendo, desprecio la

idea.
Por un momento, el miedo se apodera de mí, mi voz sale más aguda de lo que

pretendía: —No veo ninguna razón para que te vayas, las tierras salvajes no son lugar

para una mujer sola, y en algún momento Ta'hwk tendrá que dejar tu lado para

continuar por su cuenta.

Ella asiente una vez, con la cabeza gacha mientras se niega a mirarme a los ojos,

—Está bien.

Mis dedos se mueven sobre las cuentas de hueso una a la vez mientras la

observo, ella es tan tímida como parece, silenciosa y pequeña, y muy diferente a

cualquiera de las otras humanas que he conocido. Algo en su alma está llamando a la

mía, sacando partes de mí enterradas hace mucho tiempo.

Suavizando mi tono, lo intento de nuevo: —Aquí también hay otras humanas,

muchas de ellas, espero que encuentres tu lugar.

Esta vez no asiente, solo mira la entrada como si deseara que estuviera más cerca

y poder salir de inmediato: —Está bien.

Estoy a punto de intentar presionarla más, cuando un macho de pelo desgreñado

de Hilltop asoma la cabeza: —Briar está herida, Vessar y Fenik se pelearon con Sar'iel, el

macho solitario necesita ayuda—, dice todo apresuradamnete.

Espíritus, parece que hoy habrá muchas distracciones. Dejo el collar de hueso en

el regazo de la hembra y le pongo una mano pesada en el hombro mientras me levanto:

—Espera aquí, volveré por ti, lo prometo.


Capítulo 2
Chloe
Las cuentas son más pesadas de lo esperado ya que cuelgan sobre mi muslo, cada

una está cubierta de pequeños grabados. Algunas son pequeñas pictografías mientras

que otras parecen más bien símbolos rúnicos. Una parte de mí quiere tirar el collar al

otro lado de la cabaña, la otra quiere sostenerlo cerca de mi pecho y atesorarlo. Esos dos

impulsos de guerra me mantienen en un purgatorio que yo misma he creado, atrapada

bajo su peso mientras me siento en mi cama prestada.

La última vez que acepté un regalo de un Luparian, hice un viaje por el país a

través de las tierras salvajes de este planeta nuevo para mí. Dudo mucho que ahora sea

lo mismo. El Luparian mayor era llamativo incluso con las canas espolvoreando sus

sienes, no, más aún por eso. No había manera de que alguien como él se conformara con

una tonta tartamuda y ratonil como yo. Había en él la riqueza de un alma vieja, una

fuente de sabiduría, no en cosas materiales o tangibles, sino en miles de pequeños

momentos.

La gente así, no mira dos veces a la gente como yo. La prueba está en mi regazo,

no estaba mirando el maldito collar, estaba fascinada por los remolinos de pelaje oscuro

en su pecho, trazando los músculos como una caricia. Soy torpe, no muerta. Ignorar

aquellos pectorales que se asentaban como planchas de hierro sobre su pecho era

imposible. No es que importara, obviamente la idea era tan absurda para él que supuso

que le estaba echando el ojo a sus joyas.

La sanadora Whitley, Briar, su tal vez compañero Ghost y ahora incluso él, todos

me tratan como si fuera una niña que juega como a ser una adulta. Intrascendente. No es
difícil notar el cambio de tono cuando se dirigen a mí, como si fuera una niña de cinco

años que necesita ser salvada. No sé qué es peor, ser acosada por Ofjek en Hilltop, o

que duden de mí y me pasen por alto en todo momento desde que llegué aquí.

Si pudiera abrir la boca y corregirlos, esto no sería un problema, pero, bueno…

soy yo. La idea de hablar hace que sienta que me arde la garganta, que los músculos se

cierren y se apreten con tanta fuerza que duele. Desearía ser algo más que esta torpe y

andante excusa de persona, pero esto era todo lo que hay.

Lamentablemente, haber sido transportada a un planeta primitivo no ha

ayudado mucho a solucionar mi debilitante ansiedad social. Soy tan reclusa y torpe

aquí, como lo era en la Tierra. Al menos en la Tierra, podía usar ropa que me quedara

bien, lo que ayudaba a convencer a los demás de que no era tan joven como mi cara de

bebé dejaba entrever. Quiero decir, yo era joven, pero no tanto.

¿Fue eso lo que vio también? ¿Descartó mi mirada errante debido a mis ojos

demasiado grandes para mi rostro y este cuerpo que nunca cambió durante mi

adolescencia? ¿Por qué me importaba tanto? ¿No era esto exactamente a lo que estaba

acostumbrada? Aquí, la Tierra, el planeta en ninguna parte, no importaba dónde

estuviera, seguía siendo la inútil Chloe.

Realmente no ayudaba que me hubieran absorbido desde mi porche trasero

usando nada más que un pijama con estampado de conejos en rosas bebé y amarillos

suaves. A mis dieciocho años uno pensaría que ya no me gustan los conjuntos de

pijamas, pero me encantan, y no fue mi culpa que la sección juvenil me quedara mejor.

Ahora no tenía nada más que los cueros prestados de aquellos primeros días, después

de que Ofjek me aterrorizara para aceptar sus regalos.

Hago una bola con el collar y noto que me tiembla la mano; una parte de mí tiene

miedo de apretarlo en el puño. La parte de mí que aún teme a Ofjek y su falta de

modales quiere destrozarlo. Pero esto no es así, esto es una pena de mujer rota. Dejo

escapar un suspiro frustrado y relajo el agarre. No importa si no significaba mucho para


él, me lo dio y ahora es mío. Enderezo las cuentas con cuidado, dejando que cada hebra

cuelgue libremente antes de enganchármelas detrás del cuello.

Antes de que el macho con el atrevido toque gris en las sienes entrara en esta

cabaña, me habría sentido feliz de ser invisible, desempeñando cualquier papel que

fuera necesario hasta que volviera a ponerme de pie. Ta'hwk estaba en algún lugar

afuera, no me había dejado, pero eso podría ser simplemente porque Whitley estaba

aquí. Aún así, me dio la esperanza de que el invierno que pasé con él en la naturaleza,

fuera suficiente para que no me dejara atrás si se iba. Estar ahí fuera con él era casi

bueno, habíamos formado una amistad fácil después de que le confesé mis mentiras. No

quiero quedarme sola aquí con esta gente si él se va, ver a todas las mujeres humanas es

sólo un duro recordatorio de cuando me llevaron.

Ese día todavía ocupa espacio en mi cabeza, flotando por ahí arriba y

acercándose sigilosamente cuando menos lo espero. El trabajo del día estaba terminado,

más temprano de lo habitual, pero eso no me había disuadido de desnudarme y

ponerme el pijama, ansiosa por acomodarme para dormir temprano. Tenía un sándwich

de pavo y toda una temporada de un espectáculo que me emocionaba por decir mi

nombre. Mi maldito miedo a levantar el teléfono es la única razón por la que estoy aquí.

Caminé por el porche, sosteniendo el teléfono con los nudillos blancos y mi licencia de

conducir en el otro. Necesitaba agregar mi número de identificación para mis

impuestos… ¿o era mi W2? No estaba segura, incluso el sonido de la mujer a través del

correo de voz hizo que mi corazón se acelerara y se formara un hoyo profundo en mi

estómago.

Apenas había escuchado la primera vez y me temblaba tanto la mano que

presioné el botón de borrar, en lugar del botón de reproducir, para volver a escucharlo

y estar segura. Así que eso me dejó caminando, salir afuera me había parecido una muy

buena idea, un poco de aire fresco para aliviar mis pulmones. Si hubiera llamado en ese

mismo momento, todo sería diferente. No habría estado allí cuando se encendieron las
luces. Sin embargo, no hice eso, me quedé en el aire húmedo del atardecer de Georgia

desgastando las tablas bajo mis pies con cada paso.

Estas luces surgieron de la nada. En un segundo el sol se ponía sobre los pinos y

al siguiente podía verlos flotando en el cielo, parpadeando dentro y fuera como un viejo

televisor. Todo quedó en silencio, no había grillos ni pájaros, fue como si el mundo se

convirtiera de repente en una película muda mientras miraba la enorme nave flotando

en el cielo. El último recuerdo que tengo de la Tierra son las luces azules cegadoras que

se deslizaron entre mis dedos mientras intentaba bloquearlas, y luego nada. La

siguiente vez que me desperté estaba en mi cápsula, despertando apenas unos

segundos antes de que se volcara por el borde de la puerta del hangar.

Fue tan fluido y por eso, desorientador. Saltar de un momento a otro como si no

me faltaran trozos enormes en el medio. El miedo era indescriptible, como caer en tus

sueños pero saber que estás despierta y no puedes contenerte sin importar lo que hagas.

Estar aquí, del lado del planeta, no ayudó en esos primeros días, me sentí desquiciada,

segura de que despertaría en una sala de psiquiatría y alguien me diría que todo esto

había sido simplemente una horrible alucinación.

Lo triste es que soy una de las afortunadas. Mi cápsula se estrelló cerca de

Hilltop, si no lo hubiera hecho no sé cuánto habría aguantado. Incluso entonces todavía

hacía frío por la noche, tanto como para ser peligroso tan cerca del invierno de este

planeta. Ni siquiera recuerdo los nombres de los que me encontraron, todo está borroso.

Sólo tengo recuerdos fragmentados de mi primer encuentro con los Luparian.

Ojalá pudiera decir que lo manejé con gracia y madurez, pero la verdad es que había

sido un desastre. Recuerdo verlos venir sobre las colinas, y recuerdo que me sorprendió

tanto verlos la primera vez, que me quedé helada. Después de eso solo hay destellos al

caminar, dolor en mis pies descalzos, mis dedos entumecidos. Recuerdo sus ojos,

muchos de ellos mirándome mientras me guiaban a través de su tribu.


El siguiente recuerdo claro es estar sentada dentro de la cabaña de la sanadora en

Hilltop, mirando mi teléfono y mi identificación en la mano, confundida sobre cómo

todavía los tenía. En algún momento entre mi porche y el aterrizaje aquí, mi teléfono

había muerto, no es que fuera de mucha utilidad ahora, pero me dijo que al menos

había pasado algún tiempo para que eso hubiera sucedido.

Las que vinieron detrás de mí me hicieron darme cuenta de lo afortunada que

era. Llegaban día tras día, como un desfile interminable de desesperanza. La mayoría

llegó medio muerta de hambre, con la ropa rota y los ojos oscuros por la falta de sueño

y la desnutrición. En el gran esquema de las cosas, lo había tenido fácil en comparación

con ellas.

Verlas derritió cualquier columna vertebral de resistencia que pudiera haber

tenido. Podría haber sido feliz en Hilltop con el tiempo, con la curación del trauma del

desplazamiento. Sin embargo, Ofjek hizo que eso fuera imposible. En parte tengo la

culpa, sabía que sus ojos se demoraban, que sus caricias eran demasiado invasivas y

aún así había aceptado los innumerables regalos que me dejó. Me estaba mintiendo a mí

misma, pensando que él era solo un macho generoso que intentaba ayudarme a

recuperarme, pero nadie más recibía la atención que yo recibía. Lo sabía y todavía no lo

detuve. Cuando me di cuenta de lo que realmente significaba todo eso, ya era

demasiado tarde.

Si hubiera sido alguien más en esa tribu, podría haber podido librarme del yugo,

pero estaba vagamente relacionado con la matriarca de Hilltop, un sobrino, que creo

que había estado de visita en busca de suministros para el largo invierno. Ninguna

vuelta atrás pareció convencerla. Ella había permitido el cortejo para empezar, ya que

no tenía amigos o familiares que hablaran por mí. Nadie se molestó siquiera en

preguntarme si yo lo quería. Se hicieron muchas suposiciones en mi nombre, con

ninguna de las cuales estaba de acuerdo. La primera vez que intenté decirle
amablemente que no, me rechazó, diciendo que una hembra tan joven y sin familia,

necesitaba a un macho como él.

Mi punto de ruptura llegó con el comienzo del invierno. Me desperté con la

escarcha y los clamores fuera de mi cabaña. Me vestí para el día como cualquier otro y

salí a ver qué tenía a las mujeres en tanta conmoción. Cuando abrí la cortina de cuero no

estaba preparada para verlas a todas reunidas, con las pequeñas pertenencias que les

habían dado, amontonadas sobre sus espaldas.

Al pasar entre la multitud pude oírlas hablar libremente sobre la tribu humana

que se estaba formando en el oeste. No hizo falta mucho para sumar dos y dos, todas se

iban, todas y cada una de ellas, y nadie se había molestado en decírmelo. No las

conocía, ciertamente nunca hablé más de una palabra o dos con estas mujeres, pero ¿era

tal la falta de parentesco como las únicas humanas en este planeta, que nadie pensaba

en mí?

En ese momento me había dolido pensar eso, pero la verdad era peor. Me invité

sin decir palabra a su caravana, recogí rápidamente mi juego de cueros de repuesto y

los pocos alimentos secos que tenía en mi cabaña y me uní a la fila. No sería la única

humana que quedaría en Hilltop, no podría serlo. Si eso sucediera no habría nadie

alrededor cuando Ofjek se cansara de esperar, y no podía permitir que eso sucediera.

Puedo recordar mi estómago hirviendo, la bilis subiendo a mi garganta cuando la

Matriarca me sacó de la línea, sus garras clavándose en mi bíceps. Su rostro estuvo

congelado en una sonrisa durante todo el camino de regreso a mi cabaña, saludando a

la gente mientras pasaba, como si no me estuviera arrastrando detrás de ella. Cuando la

cortina de cuero cayó detrás de ella, todas las sutilezas quedaron en el camino. Garras

en mi cara mientras las amenazas se derramaban como escupiendo fuego, chispas

quemándome por todas partes mientras me alejaba.

Dejó bastante claro que esperaba un vínculo de pareja entre Ofjek y yo. Me quedé

sentada allí escuchando su lista de todas sus buenas cualidades, como si de repente me
diera cuenta de lo que me estaba perdiendo. Me interrogó interminablemente sobre las

finas pieles que cubrían mi cama, los rollos de tela y tintes apoyados contra la pared del

fondo y los innumerables otros suministros que Ofjek me impuso antes de que supiera

lo que significaban. No tenía respuestas para apaciguar su enojo, no, no era una

respuesta que ella alguna vez hubiera aceptado.

Supongo que a Ojek no le pasaba nada realmente malo, pero simplemente no

estaba interesada. La matriarca era lo que hacía insoportable una situación imposible.

No importaba si era guapo o no, muchos de los Luparian eran muy guapos en un

sentido salvaje. Vivieron vidas duras, lo que mantuvo sus cuerpos tonificados y en

forma. Las diferencias entre nosotros no impidieron que mi cerebro reconociera que

eran personas muy atractivas, aunque me fueran ajenas. Ofjek no fue la excepción, pero

no me gustó la forma en que me miraba. No vi un interés genuino, más bien una

aceptación a regañadientes de que lo haría, porque es lo que quería la matriarca.

Todo el asunto había agriado cualquier tipo de idea de querer establecerme allí,

sólo quería irme. Salir por las puertas de la tribu y seguir caminando, tal vez hasta

llegar al fin del mundo y simplemente bajar. Pero no lo hice, me había sentado allí. Y lo

tomé hasta que apareció Ta'hwk. Estaba tan obsesionado con Whitley que parecía una

apuesta segura, no más miradas lascivas, no más toques no deseados, no más Ofjek.

Convencerlo para que me ayudara a huir había sido ridículamente fácil, conociéndolo

ahora, sé que es porque la mayoría de las veces se vuelve imprudente.

Cuando apareció Ta'hwk, estaba muy desesperada. Dije lo que pensé que debía

decir. Escupiendo mentiras sobre conocer a Whitley, sobre ella diciendo que viajaba

hacia el oeste, donde yo sabía que estaba el campamento humano. Cosas que se me

ocurrieron espontáneamente después de que salimos sanos y salvos de Hilltop. Mentirle

fue un trago amargo que pensé que tenía que tragar, pero al final terminó

carcomiéndome.
Temía tener que confesar todo durante semanas mientras caminábamos por las

praderas de una tribu a otra. Había guardado ese secreto y lo habría guardado en mi

tumba, pero la culpa me devoró. Finalmente, cuando le dije la verdad hace una semana,

realmente no había reaccionado. Pensé que se enojaría o me dejaría allí en medio de la

naturaleza, pero simplemente se encogió de hombros y preguntó por qué. Le conté, le

conté todo, y cuanto más hablaba, más parecía encorvarse.

Sabía sobre Whitley, sabía todo lo que había que saber sobre su breve tiempo con

ella y creo que gran parte de mi historia reflejaba la suya con ella. Como si no se hubiera

dado cuenta de que su atención podía ser no deseada. Simplemente vio a una mujer

humana, desplazada de su propio mundo que necesitaba ser rescatada, pero ella no

quería ser rescatada y, por lo que parecía, tampoco lo necesitaba.

Así que su misión había cambiado de localizarla para salvarla, a localizarla para

disculparse. Por lo que parecía esta mañana, no iba bien. Podía oírlos discutir fuera de

la cacería casi toda la mañana mientras yo intentaba permanecer enterrada bajo las

mantas de piel y fingir que no existía. No sabía dónde me dejaba eso, Ta'hwk había sido

realmente mi única conexión con este mundo, la única persona a la que le había dado

una pequeña cantidad de confianza. ¿Dónde nos dejaba eso?

Sé que es un macho solitario y, a menos que, por algún milagro, ella cambie de

opinión sobre él, rápidamente no se le permitirá andar por ahí. La pregunta es: ¿me

quedo aquí y posiblemente me encuentre en la misma situación que en Hilltop, o me

voy con él? ¿Me dejaría? No conozco a nadie aquí, en realidad no. No quiero volver a

estar sola, como estaba en Hilltop, no quiero estar sola como estaba en la Tierra.

Encontrando el ancla que necesito para sacarme del pasado, cuento las cuentas

como un rosario entre el índice y el pulgar. He perdido demasiado tiempo pensando en

el pasado, aquí era donde esperaba terminar, ¿no? Justo afuera de esta cabaña hay una

docena o más de mujeres humanas con sus propias historias, no se están


desmoronando. No tengo más excusa que cualquiera de ellas para atraparme en los

confines de mi propia mente.

Al final, no todo era pesimismo aquí, Briar era dulce como un caramelo de agua

salada, había sido tan acogedora como cualquier persona podría serlo. Por mucho que

no me agradara Whitley por lo dura que era con Ta'hwk, ella nunca tuvo una palabra

mala para mí, sus manos fueron suaves cuando me curó. Había tenido más interacción

con humanas en los últimos dos días aquí, que en semanas en Hilltop.

Por supuesto, también estaba el Luparian, para el que aún no tenía nombre. Creo

que me gusta demasiado para mi propio bien, pero es paciente, incluso amable, y me

mira de manera diferente a los demás. No creo que me hubiera resistido tanto si hubiera

sido él quien me hubiera dado regalos y me hubiera tocado sutilmente.

Gimiendo mientras me paso la mano por la cara, alejo los pensamientos,

quemando mentalmente la imagen de esa diabólicamente encantadora raya gris en sus

sienes. No tenía sentido pensar en él, lo más probable era que de ahora en adelante solo

lo vislumbrara en el campamento. Sin duda definitivamente era mayor que yo, y si

estaba en una tribu, ya estaba reclamado, al menos creo que así es como funciona. La

cultura Luparian ha sido un latigazo cervical, los humanos ya eran bastante duros,

aprender un conjunto completamente nuevo de costumbres ha sido una lucha.

El corazón salta a mi garganta cuando las cortinas se abren, mis manos se alejan

del collar, como si el solo acto traicionara mis pensamientos internos. Ta'hwk se agacha,

con los brazos cargados y una masa de pelo rojo colgando en un marcado contraste con

su pelaje marrón que llama mi atención primero. Whitley pesa en sus brazos, su piel

bronceada, normalmente brillante, cetrina, sus venas prominentes bajo su carne.

Ghost viene justo detrás de él, pasando a mi lado como si ni siquiera estuviera

aquí, hacia el estante a lo largo de la pared del fondo. Saltando de la cama, me arrastro

rápidamente por el suelo alfombrado hacia la chimenea, tratando de apartarme de su


camino. Ghost ni siquiera se detiene, pasando por encima de mí para agarrar la mochila

que cuelga cerca de la chimenea y guardar ropa y varias otras cosas dentro.

Me tambaleo en el lugar, sin estar segura de cuál es un buen lugar para

esconderme mientras Ta'hwk acuesta a Whitley, su cuerpo llena el hueco que dejé en las

pieles. Las cortinas se abren de nuevo, el macho de antes, el que me dio el collar,

bloquea la luz del sol mientras su forma llena la entrada. La cabaña parece demasiado

pequeña para que haya tanta gente dentro a la vez, es asfixiante.

Apartando mi mirada del macho, vuelvo a mirar a Whitley, ella está

completamente inconsciente, sin responder a nada mientras Ta'hwk le acaricia la mejilla

suavemente tratando de despertarla. Los temblores recorren a Ta'hwk, un gemido bajo

resuena en él: —Vamos, hembra terca.

Estoy tan concentrada en ellos que no me doy cuenta de que el macho de pelaje

oscuro se acerca a mí desde un lado, su mano se engancha debajo de mi bíceps y me

levanta del suelo, —Vamos Tibbet, démosles espacio para respirar.

Mi mente lo revisa, la ansiedad me recorre mientras le doy un puñetazo al macho

que me sostiene a su costado. Dios, ni siquiera sé su nombre, pero aquí estoy, a punto

de arrancarle el pelaje. Hay que reconocer que no se queja: —¿Se pondrá bien?.

Whitley gime en voz alta, su mano se dispara y empuja a Ta'hwk con la palma en

su mejilla, —Vete a la mierda.

La risa de alivio de Ta'hwk hace que la cabaña parezca menos opresiva cuando él

toma suavemente su mano y la aleja de su rostro, incluso mientras ella lucha contra él

débilmente: —Puedes pelear conmigo más tarde, hembra, descansa.

Me puse en movimiento y aparté los ojos, mirando al macho de pelaje negro con

rayas grises, siguiéndolo en silencio mientras me llevaba afuera: —Parece que ella

estará bien.

Ghost sale justo detrás de nosotros, acercándose al lado del otro macho, pero

apenas le presto atención, hay mucho más aquí afuera en lo que concentrarme.
Dondequiera que mire hay gente aquí. Mujeres de todas las formas, tamaños y colores

deambulan por su día, perfectamente ajenas al pánico que crece dentro de mí. Hay

algunas caras que reconozco de Hilltop y muchas otras que no.

Busco el lado positivo, pequeñas cosas que me recuerden que no estoy en peligro.

El campamento es abierto y amplio, lo que me quita la sensación de estar encerrada por

todos lados, que tenía dentro de la cabaña. Podría escaparme si lo necesitara. Por si

acaso, escudriño rápidamente la zona que rodea la cabaña, trazando un mapa de la

salida más rápida en caso de que necesite esconderme detrás de algunas cabañas para

respirar un minuto.
Capítulo 3
Chloe
La conversación apenas me llega mientras soy arrastrada hacia adelante, los dos

machos están profundamente inmersos en ella cuando me doy cuenta. Sé que están

hablando de la mujer con el bebé, Briar, pero, sinceramente, sólo mirarlos me marea un

poco. Ghost se aleja de nosotros, se dirige hacia ella y me detengo en seco. Hay

demasiadas personas allí juntas, todos parecen conocerse, sonriendo, riendo, no

pertenezco a ese grupo.

El macho se detiene conmigo, tiene que hacerlo, mis dedos todavía están

atrapados en la piel a sus costados, —¿Qué es, pequeña tibbet, el pie atrapado en una

trampa?

Lo dice a la ligera, en broma, y al principio apenas me doy cuenta de que me está

hablando a mí. Sé lo que es un tibbet, he comido una buena cantidad de ellos con

Ta'hwk, son bastante pequeños, de pelaje blanco pálido y se parecen

sorprendentemente a los conejos, aunque saltan más como un canguro, más erguidos,

que a cuatro patas. También tienen los ojos más grandes, como los de una muñeca de

porcelana. Supongo que tiene sentido que me llame así.

En lugar de discutir con él por el apodo, lo acepto, es mucho mejor que los que

he recibido en el pasado, pero lo que que no puedo aceptar es entrar en ese grupo de

personas: —No conozco a nadie allí, ni siquiera te conozco a ti.

Su sonrisa vacila cuando su mano se desliza desde el peso que era sobre mi

hombro, hasta un suave toque contra mi espalda baja que hace que mis entrañas se

sientan pegajosas, —¿Estás preguntando mi nombre, entonces?


Ah, bien. Lo del nombre. Lo había olvidado durante las semanas que viajé con

Ta'hwk. Los machos de este planeta no dan libremente sus nombres, pedirlo tiene peso.

No es el mismo peso que aceptar un regalo de cortejo, pero peso al fin y al cabo. Aún

así… quiero saber su nombre, tener uno para ponérselo en la cara.

Después de todo, sería una lástima no tener un nombre que lo acompañe. Tiene

el tipo de ojos que esperarías ver en la portada de un cartel country: un poco rudos,

pero esperando darte una mirada que te haga derretirte. Su barba matutina coincide,

oscura y negra como su pelaje, ensombreciendo su mandíbula. Dios, ¿qué se sentiría

tener eso entre mis piernas?

Espera, oh, caramba. Él todavía me mira y olvidé la pregunta: —Yo, eh, ¿sí?

—Jer'ik—, dice con una sonrisa que me hace ponerme roja otra vez, el calor

recorre mi pecho y me sube por las mejillas.

—¿Disculpa?— Parpadeo hacia él, ¿acaba de llamarme idiota? ¿Cuál fue la

pregunta de nuevo?

—Mi nombre—, dice, —Jer'ik2.

El aire sale de mis pulmones aliviado, oh su nombre, así es. ¡Contrólate, Chloe!

Cuando escuché más de cerca la segunda vez, me di cuenta de que hay una floritura en

el medio, pero la primera vez podría haber jurado que dijo idiota. Mis ojos se arrugan

en las comisuras, me pregunto si alguien más ha cometido el mismo error.

Sus labios se fruncen, —¿Por qué todas ustedes, las humanas, me miran así

cuando escuchan mi nombre? Nadie me lo dirá.

Mis dedos presionan mis labios mientras reprimo mi sonrisa, parece que no soy

la única, —¿Nadie te lo ha dicho?

2 Lo confunde con jerk: idiota, imbécil, capullo, etc.


Me lanza una mirada extraña durante un largo momento antes de negar con la

cabeza: —No importa, ahora me conoces y podemos ir a esperar bajo el dosel con los

demás para almorzar.

Mis pies se apoyan en la tierra mientras sacudo la cabeza: —No, gracias,

simplemente iré a pasear o algo así.

—Chloe—, el sonido de mi voz en sus labios afloja mis extremidades. No sabía

que él sabía mi nombre, pero supongo que las noticias viajan rápido en una tribu tan

pequeña. Se inclina lo suficiente para estar a la altura de mis ojos, —Tú todavía

necesitas descanso y comida, y conocer a las otras humanas será bueno para ti. Me

quedaré a tu lado, ¿hmm? Hasta que aprendas algunos nombres más.

Me trago mis protestas, no puedo decir nada con él tan cerca, sus ojos son

brillantes charcos de color ámbar que me absorben. El único sonido que se escapa es un

gemido mientras se endereza y me arrastra con él. Así, mis dedos se vuelven a bloquear

contra el pelaje de sus costados mientras cierro los ojos y lo sigo.

Las chicas que están delante, se ríen ferozmente mientras nos acercamos, y

fuerzo mis ojos a abrirlos para ver si se ríen de mí. No lo es, todos miran abiertamente a

Briar mientras ella mueve los dedos antes de estirar la mano y tirar de la cola de Ghost.

Cae de espaldas contra el largo banco de la mesa, con los ojos muy abiertos

cuando un aullido espantoso sale de él, sonando totalmente poco masculino.

Jer'ik se ríe a mi lado, —Tenía razón, eso no tomó mucho tiempo—, me susurra

como si ahora estuviéramos compartiendo secretos.

No entiendo lo que dice Briar, estoy demasiado ocupada mirando a Jer'ik

mientras su voz retumba: —¡Ah, también es un buen reclamo!

Pensé que Briar y Ghost ya estaban emparejados por la forma en que actuaron en

la cabaña, solo los había visto juntos, así que lo supuse. Ahora que me doy cuenta de lo

que acabo de presenciar, fue un reclamo Luparian tradicional, que es una versión

mucho más espontánea de casarse y por capricho de las mujeres, o al menos así se
supone que debe ser. Ofjek hizo que pareciera que no tenía otra opción, y que era mejor

terminar de una vez, que hacerlo esperar.

Nos detenemos hacia la parte trasera del dosel, la mano de Jer'ik nunca deja la

parte baja de mi espalda; de hecho, cuanto más permanecemos aquí, observando a la

pareja de recién casados, más deambula su mano. ¿Se da cuenta de que lo está

haciendo? ¿No le molestaría mucho a su propia compañera estar parados aquí así, con

sus dedos rozando suavemente mi espalda y convirtiéndome en sopa de fideos?

Probablemente no... Soy sólo una niña para él, y cuanto más lo pienso, más

enojada estoy. Que triste ser tan insignificante que un hombre casado no se lo piense

dos veces antes de dejarme, muy públicamente, aferrarme a su lado, como una maldita

niña. No hay otra explicación, los machos solitarios no están permitidos en las tribus,

viven en la naturaleza, por lo que debe haber una mujer en algún lugar por aquí que

tenga la suerte de tenerlo. La idea no debería hacerme querer mirar y buscar los ojos de

las mujeres que nos rodean, tratando de ver cuál de ellas es a la que envidio.

Debería alejarme, decirle lo que pienso y volver a la cabaña de la sanadora con

Ta'hwk. Pero no puedo, él está con Whitley, y ella no se veía muy bien, y

probablemente no me necesita allí molestándolos. Ha pasado semanas buscándola, me

niego a interponerme entre ellos ahora que finalmente la encontró.

Yo también sigo... sigo siendo yo. No quiero llamar la atención y ciertamente no

quiero explicar por qué estoy tan enojada. No a Jer'ik, y menos delante de todas estas

mujeres que se dedican sonrisas fáciles y bromean libremente entre ellas.

Este también parece que podría ser un momento especial. Ghost está recostado

sobre el regazo de Briar con una mirada de satisfacción, con los ojos cerrados mientras

ella le acaricia el pelo con los dedos. No quiero arruinar eso, no necesito hacer una

escena porque me siento molesta. Creo que tal vez solo estoy celosa, quiero algo así, que

alguien me mire como él la mira a ella.


No como si fuera una carga, o como si no fuera lo suficientemente buena. O el

infierno a través de mí, como si yo ni siquiera existiera.

Los ojos de Briar se cruzan con los míos durante una fracción de segundo, y yo

hago lo posible por no encogerme y dedicarle mi mejor sonrisa vacilante, pero creo que

me sale más bien una mueca, porque sus ojos miran a Jer'ik y vuelven a mí antes de

sonreír, desviando su atención a otra parte.

Ojalá pudiera hablar con Ta'hwk y ver cuáles son sus planes. No encajo aquí,

realmente no encajo en ningún lado. Ni siquiera sé dónde dormiré esta noche. Siento

como si estuviera flotando a la deriva en el espacio otra vez, cuando mi cápsula fue

lanzada por esas puertas de la pasarela y nada más que negro lo cubrió todo durante

unos largos momentos antes de inclinarse hacia adelante y lanzarse hacia este planeta.

—Vamos, tibbet, debes estar muriéndote de hambre—, Jerik me pone en

movimiento mientras parpadeo con mis ojos llenos de lágrimas sobre la pequeña tribu

nevada que me rodea.

Quiero ir a casa.

◆◆◆

Jer'ik
El resto del día transcurre borroso. Briar y Sar'iel necesitaban ayuda para

construir su nueva cabaña, lo cual delegé en los machos mayores que aún quedaban,

queriendo asegurarme de que se hiciera bien. También hubo una reunión con los otros

ancianos, una en la que amablemente exigieron que se construyera la nueva cabaña en

medio de la tribu, y una segunda más tarde, en la que hablamos de Briar como

matriarca.

No me sorprendió lo último, incluso con un pelaje pálido como pareja, ella

todavía era la única hembra apareada en la tribu, y ya tenía una cachorra, era la elección
natural. Sólo ayudaba a su caso el hecho de que ella es quien es. Estoy seguro de que

manejará la noticia con su habitual gracia natural y, verdaderamente, es la mejor

persona aquí para el trabajo. Una tribu necesita una matriarca, sin ella seguiríamos

andando a tientas en la oscuridad. Los ancianos estaban destinados a dar consejo, no a

dirigir. Ciertamente nunca quise liderar. Con Sar'iel a su lado, estoy seguro de que

prosperará en su nuevo rol.

Una cosa que no tomé en cuenta a medida que avanzaba el día, fue qué hacer con

la pequeña hembra que me seguía a dondequiera que iba. No había hablado desde que

le dije mi nombre, sólo para asentir con la cabeza si le hacía una pregunta, como si tenía

hambre o estaba cansada. Ateri era tan diferente que pronunciaba en voz alta sus deseos

y necesidades, desearía poder lograr que la mujer me hablara así, que simplemente me

dijera lo que está pensando.

En lugar de eso, nos sentamos uno al lado del otro cerca del fuego comunitario,

cenando tarde después de la reunión con Covis, Arrotil y Badu. Cada uno de ellos es de

una tribu diferente, la mayoría de los sureños están empeñados en ver florecer esta

pequeña tribu, separada de la suya, para que sus hijos tengan alguna esperanza de ser

reclamados por una de las muchas hembras humanas.

Ivy, una de las hembras humanas, pasa junto con su propio cuenco vacío en sus

manos: —¿Encontraste una mini Briar para ti?

Ante su mirada penetrante hacia Chloe, mi cabeza se levanta hacia atrás, —

Espíritus femeninos, baja la voz.

Ella se ríe mientras se detiene frente a nosotros. En momentos como éste, me

arrepiento de haberle hablado de mi posible intención de perseguir a Briar al principio.

Ella nunca me dejó olvidarlo. Me froto el pecho con una mano mientras con la otra

balanceo la cuchara y el cuenco.


Ella extiende la mano para tomar mis tazones y los de Chloe, apilándolos encima

del suyo, —Sólo estoy bromeando, Jer'ik, cielos, ¿qué edad tiene? ¿Dieciséis? ¿Diecisiete

años? Podrías ser su papá.

La columna de Chloe se endereza a mi lado mientras mira los agujeros en sus

botas de piel. —Dieciocho, tal vez diecinueve ahora, no estoy segura después de...

todo—, murmura.

Los ojos de Ivy se agrandan mientras forma una pequeña O con los labios, —

¿Wow, en serio?— Se encoge de hombros y mira hacia la cocina, que supongo que era

su destino original hasta que decidió meterse con un macho mayor, — Cuando en

Roma...

Decido ignorar sus extrañas palabras humanas. En lugar de eso, me concentro en

su buen momento, aunque tenga que aguantar algunas bromas, —Ivy, ¿Raven y tú

tienen algo de espacio libre para Chloe?

—Oh, Jer'ik, lo siento, nos encantaría, pero Raven y yo ya compartimos una

cama, o erm, guarida. Estamos apretadas como sardinas.

Chloe se pone de pie de un salto, alejándose de nosotros dos con pasos rápidos.

Me levanto por mi cuenta, mirando entre su forma en retirada e Ivy, —La atraparé, no

te preocupes, disfruta tu noche.

Ivy parece indecisa, como si quisiera ir tras Chloe ella misma, pero asiente: —

Claro, jefe, los veré mañana—. Ella comienza a irse, mirando hacia atrás por encima del

hombro, —Oye, ¿no tienes una guarida libre ahora que Ghost se ha mudado?

—Yo… Supongo que sí—. Aunque realmente no se me había ocurrido ponerla

allí. Puede que sea un macho viudo, pero sigo siendo un macho. O tal vez me he sentido

demasiado cómodo con la joven de hoy y me he permitido mirarla de formas que no

debería por mi propio bien. Ivy tiene razón, soy lo suficientemente mayor como para

ser su padre, no debería estar mal si no lo hago de esa manera.


Tengo que correr para alcanzarla, ha recorrido una distancia considerable a lo

largo de las hileras de cabañas, hasta llegar a la pared este de empalizadas, donde se

han construido pocas construcciones. Todo lo que queda aquí son algunas cabañas

vacías de los machos que fueron enviados a casa hoy.

—Chloe, detente—, la llamo, agarrándola ligeramente del brazo para detenerla

mientras la alcanzo, —¿Qué pasa tibbet?

Se libera de un tirón, pero al menos deja de marchar hacia ninguna parte. Ella se

tambalea en su lugar, moviendo las manos a los costados con los dedos bien abiertos

mientras su barbilla se inclina hacia el cielo nocturno. Puedo ver la tensión enrollándose

a través de su pequeño cuerpo mientras el enrojecimiento se arrastra por su cuello. ¿Fue

lo que dijo Ivy? ¿Insinuando algo entre nosotros?

—Lo siento por Ivy, sus bromas no tienen fin, yo nunca…— No termino la

declaración, porque sabe a mentira, amarga en mi lengua. Sabría exactamente qué hacer

con ella, si no estuviera ya traumatizada por la serie de acontecimientos que la llevaron

a esta tribu.

Ella suelta una carcajada y mueve las manos una vez más antes de quedarse

completamente quieta y respirar profundamente. —Por supuesto—, susurra.

Espíritus, no sé qué hacer con esta hembra, me duele el pecho de la necesidad de

hincharme, de defenderla de alguna fuerza invisible que la tiene retorcida como está,

pero aquí no hay nada de lo que pueda defenderla. Quiero ayudarla, quiero que deje de

parecer tan afectada. Hay tantas cosas bajo la superficie, si pudiera hacer que se abriera

quizás podría hacer algo bueno aquí.

—Dime de qué se trata, no puedo ayudarte si no me hablas—, le digo mientras

me acerco a ella, sosteniéndola firmemente por los hombros. Tal vez sí necesita que la

trate como a uno de los chicos, haciéndola enfrentar el problema frente a ella en lugar

de poner excusas o huir.


Se concentra en mí, sus ojos pálidos y helados reflejan la luna y las estrellas

arriba mientras inclina su cabeza hacia atrás para mirarme, —Yo... yo estoy cansada, iré

a ver si tal vez puedo dormir en el suelo con Ta'hwk.

Todo mi torso arde con calor, mi agarre se aprieta mientras me paro sobre ella.

¿Por qué el sonido del nombre de otro macho me hace eso? Tiene sentido lo que está

diciendo, él es alguien que le resulta familiar, pero… quiero que sea a mí a quien

recurra como lo ha hecho todo el día. La rapidez con la que he caído en ese papel es,

cuanto menos, alarmante, pero el instinto está ahí, erizado bajo la superficie. La

verdadera pregunta es: ¿podré manejarlo y al mismo tiempo hacerle más bien que mal a

esta hembra?

—Whitley necesita descansar, puedes quedarte conmigo. Ya hay una guarida

libre—, suena como una demanda, y mi mente vuelve a lo que ella dijo de un macho de

su primera tribu, cómo luchó por decirle que no: —¿Te gustaría eso, tibbet?— Le

pregunto, aliviando la demanda de mi voz.

Ella sostiene mi mirada, este es el tiempo más largo que la ha mantenido desde

esta mañana, —No lo sé, no me llevo bien con la gente nueva.

Dejé que la sonrisa dividiera mi rostro, los colmillos asomando sobre mi labio

inferior mientras subía mis manos desde sus hombros hasta su mandíbula mientras me

agachaba para poder bajar la voz, —Entonces es bueno que ya conozcas al viejo Jer'ik,

sí?

Ella parpadea hacia mí con esos ojos tan grandes que tiene y asiente rápidamente

mientras su lengua sale para humedecer su labio inferior, y estoy casi seguro de que lo

hace para cubrir su propia sonrisa: —Está bien.

Espíritus, la pobrecita, es tan pequeña que mis manos casi abarcan su rostro

mientras mis pulgares cubren sus mejillas, y el resto se extiende hasta detrás de sus

extrañas orejitas escondidas bajo su melena. Saca el macho que late en mi pecho,

necesita a alguien que pueda ser lo suficientemente paciente con ella mientras
encuentra su lugar aquí, alguien que la guíe. Si puedo hacer algo por ella, parece que

realmente lo necesita.

—Está bien—, le respondo, dejando caer las manos a los costados, —

descansemos un poco.

◆◆◆

Chloe
Decir que no fue desgarrador que la persona de la que estás actualmente

enamorada te diga rotundamente que nunca lo haría, sería una mentira. Yo nunca lo

haría, como si necesitara decirlo en voz alta. Como si necesitara el silencio que vino

después. Es un resentimiento profundo hacia uno mismo del que soy muy consciente.

Ojalá fuera como Briar, que aparentemente es el tipo de Jer'ik. Piernas largas, tetona,

muslos gruesos y labios carnosos, pero no, solo soy Chloe. Sólo jodidamente Chloe.

No es que pensé que lo deslumbraría con mi personalidad estelar, sé que

probablemente nunca tendría las agallas para coquetear con él, pero al menos hace una

hora podía soñar despierta. Esto es estúpido, ¿por qué estoy siquiera pensando en ello?

Ni siquiera sé dónde estaré mañana. Habla como si esperara que me quedara aquí, pero

realmente no lo sé. Si Ta'hwk se va, quizá lo siga otra vez.

—¿Tibbet?— Desearía que dejara de llamarme así, antes me gustaba, nunca un

chico me había puesto un apodo. Ahora simplemente me irrita, suena más como una

promesa vacía.

Decido ignorarlo y continuar tirando las pieles para refrescarlas, casi fueron

aplastadas por su último ocupante. Mi piel se siente demasiado tirante al estar aquí sola

con él, desearía no haber estado de acuerdo. Me pareció una buena idea cuando estuvo

a punto de besarme, estaba tan enamorada de él que había olvidado cómo me había

rechazado momentos antes.


Su risa detrás de mí hace que se me erice el vello de la nuca, así que me giro para

ver de qué se ríe. Mi estómago hace un nudo cuando mis miedos se hacen realidad y él

me mira. ¿Qué hice?

Se recuesta libremente sobre sus pieles con sus extraños pies cruzados a la altura

de los tobillos. —Puede que sea viejo y esté solo, pero incluso yo puedo recordar lo que

significa cuando una hembra golpea sus pieles inquieta, ¿por qué estás enojada?

¿Solo? ¿Así que no tengo que seguir esperando a que entre una señora Jer'ik y

exija saber qué hago aquí? Es triste lo mucho que me excita ese solo pensamiento antes

de desinflarme al instante, ahora ni siquiera puedo culpar de su rechazo a una

compañera. No, es sólo porque soy yo, lo que es mucho peor.

Por alguna razón me obsesiono con la parte más inútil de lo que dijo: —No eres

viejo, deja de decir eso.

Él ladra otra risa y sus ojos se arrugan en las comisuras cuando lo hace: —Ah,

eres buena para mi ego, Chloe.

Me retracto. Preferiría que usara el apodo, porque escuchar mi nombre de sus

labios no hace más que enviar un escalofrío por mi columna, —¿Cuántos años tienes de

todos modos? Sigues diciendo que eres un anciano, pero a mí no me pareces mucho a

un anciano.

Levanta las manos en señal de fingida rendición: —Admito que el título, Elder, es

un poco anticipado, pero casi te doblo la edad, y algo más.

¿Entonces tiene poco más de treinta años? ¿Quizás a principios de los cuarenta?

Ojalá me hubiera dado una respuesta directa, quiero saberlo. Descubro que quiero saber

todo lo que hay que saber sobre él, una fuerza invisible que impulsa mi curiosidad y

obsesión. En lugar de presionar, me doy la vuelta y termino de colocar las pieles, esta

vez con menos fuerza. No sé qué estoy haciendo aquí, no sé por qué me importa tanto.

Decidida a quitármelo de la cabeza, me arrastro en las pieles, tirando de una

grande sobre mí para que pueda mover mis cueros hacia abajo, me niego a pasar otra
noche retorcida en ellos tratando de dormir. Una vez que me libero de ellos los deslizo

por el lateral y los doblo junto a la guarida.

—Entonces, ¿por qué estabas enojada?—, pregunta de nuevo. Maldita sea,

esperaba que lo hubiera olvidado.

Suspirando, me pongo de lado para mirarlo mientras él me refleja desde el otro

lado de la cabaña, —Idiota, tu nombre suena como idiota en nuestro idioma nativo, ¿se

traduce para ti?

Por el ceño fruncido lo entiende y dice: —¿Estoy siendo un idiota entonces?

¿Para ti?

—Sí, de hecho, estoy tratando de irme a la cama y tú sigues haciendo

preguntas—, alivié el dolor de mis palabras con una sonrisa.

Sin embargo, no mira en mi dirección, sino que mira los enormes huesos que se

extienden por el techo. —¿Quieres que te lleve a una de las cabañas de las mujeres?

¿Estarías más cómoda allí?

—No voy a estar cómoda en ningún lado, no importa, y no fue mi intención

insultarte, no eres un idiota, solo estaba bromeando, —No debí intentarlo. Siempre

fracaso estrepitosamente con mi seco sentido del humor.

Deja que sus ojos regresen a mirarme y vuelve la sonrisa que me derrite por

dentro, —Buenas noches, tibbet.

La mirada alivia la tensión que tiraba de mi pecho, —Buenas noches... idiota.

Cierro los ojos con fuerza mientras me tapo la cabeza con las mantas, pero puedo

oírlo reír de todos modos.


Capítulo 4
Jer'ik
No puedo evitar sonreír cuando Sar'iel cruza por debajo de los toldos hacia la

cocina con aspecto agotado. Su pelaje sobresale en ángulos extraños en todas

direcciones, estoy seguro de que puedo ver los dos apretones de mano aún impresos en

el pelaje de su pecho. Los celos siguen presentes, pero sobre todo me alegra ver a mis

dos amigos tan bien emparejados.

Sin embargo, ya tengo dos tazones de comida de la mañana humeando en mis

manos, así que no me detengo a hablar, solo levanto las cejas cuando sus labios se abren

en una amplia sonrisa cuando me ve pasar. Vaya noche que debió pasar, Sar'iel nunca

sonríe.

Me río entre dientes mientras me doy vuelta, siguiendo el camino de regreso a mi

propia cabaña, pasando por un pequeño grupo de machos jóvenes. Asiento con la

cabeza hacia las puertas: —Corran la voz que hoy estoy ocupado, todos tendrán que

cazar solos, no pasen más allá de los marcadores de límites.

Sus ojos se vuelven brillantes, es una gran oportunidad para que demuestren su

valía sin que Ghost o yo, se ciernan sobre ellos. Asienten rápidamente mientras dan

media vuelta y se dividen entre dos chozas para dirigirse hacia donde los jóvenes

tienden a congregarse por las mañanas.

Sería un gran día para cazar. Con la tormenta, la mayoría de las bestias salvajes

estarán fuera buscando comida, pero no quiero dejar a Chloe sola todavía. Tengo miedo

de que si la dejo, nadie piense en ir a verla o en asegurarse de que coma. Sólo me ha

hecho falta un día de estar con ella, para darme cuenta de que no va a pedir lo que

necesita o quiere.
Cuando cruzo bajo la piel de cuero que cubre la entrada de mi cabaña, un

gruñido se escapa de mi garganta al ver a Chloe de espaldas a mí mientras tiene sus

brazos alrededor del estómago de Ta'hwk. Él me mira con sus cejas oscuras arqueadas y

la sonrisa en su rostro vacila.

Maldita sea, necesita quitarle las manos de encima ahora antes de perderlas, —

Déjala ir.

Mi pequeña tibbet gira lentamente mientras sus brazos caen a los costados de él,

su cabeza gira hacia un lado mientras me estudia, —¿Jer'ik?

Las garras de mis pulgares se hunden en los cuencos de madera de cada mano,

¿qué estoy haciendo? Actuar como un rival celoso, eso es. El pelaje se eriza sobre mis

hombros incluso mientras trato de controlarme, —¿Qué estás haciendo? ¿No estás aquí

por Whitley?

El macho en cuestión todavía parece confundido mientras mira entre Chloe y yo,

—¿Sí? Justo le estaba diciendo a Chloe que aceptó mis disculpas, bueno, parte de ellas.

Chloe asiente junto con él como si todo fuera perfectamente racional: —Me alegré

por él, ¿hay alguna regla que no conozco sobre los abrazos?— Sus ojos caen mientras lo

dice, sus manos apretando nerviosamente su cintura mientras tira de su camisa, —Lo

siento.

Ta'hwk levanta la cabeza hacia atrás mientras agita las manos, mirando con

horror mientras se pone más nervioso: —No, no existe tal regla, dile Jer'ik, a Chloe no le

van bien las explicaciones a medias.

Odio que él la conozca tan bien, odio que ella luzca tan cómoda a su lado.

Espíritus, ¿qué me pasa? No me he sentido así en tantas temporadas que parece

antinatural. —No es una regla, no, simplemente me tomó por sorpresa.

Ta'hwk me lanza una mirada larga y mordaz, con los labios apretados en una

línea sombría: —¿Puedo hablar contigo afuera?


Chloe entrecierra los ojos hacia él, es obvio que se siente más cómoda con este

otro hombre porque no se amilana, —Si se trata de mí puedes decirlo delante de mí,

Ta'hwk, de lo contrario sólo voy a pensar lo peor.

Él pone los ojos en blanco y se cruza de brazos, pero incluso desde aquí puedo

ver que le gusta que ella se enoje: —Es un asunto de machos, no para tus oídos

inocentes.

La forma en que los dos se ven uno al lado del otro me hace sentir algo estúpida

ahora, me recuerdan más a hermanos que a otra cosa. Están claramente unidos, pero no

hay chispa entre ellos.

—¡No soy inocente!—, exige atención cuando sus pequeños puños tiemblan a sus

costados antes de resoplarle.

Le entrego a Chloe su cuenco y meto el mío en mi costado mientras abro la

solapa, —Afuera.

Pasa por debajo de mi brazo, sonriendo mientras Chloe echa humo a su paso. Lo

sigo y camino algunas cabañas con él mientras ambos miramos la entrada para

asegurarnos de que ella no nos siga. Tengo la sensación de que sé lo que viene, actué

como un tonto allí.

Decido adoptar un enfoque directo: —Pido disculpas, no tenía derecho a asumir

que algo estaba pasando entre ustedes dos.

Cruza los brazos sobre el pecho y es extraño hablar con otro macho adulto

además de Sar'iel, estoy acostumbrado a asomarme sobre los machos jóvenes, pero este

se pone cara a cara conmigo, —¿Estás olfateándola?

Mi columna se endereza mientras reflejo su postura, él podría estar cara a cara

conmigo pero todavía soy el mayor aquí, —Mira, agradezco tu ayuda ayer con Sar'iel y

Briar, lo que hiciste no será olvidado, pero cuando me hables lo harás con respeto.

Puedo sentir sus ojos siguiendo cada uno de mis movimientos, mi postura, la

posición de mi cola. —Tienes razón, anciano Jer'ik, déjame reformular mi pregunta.


¿Estás pensando en cortejar a Chloe? Soy lo más cercano que ella tiene a su familia para

defenderla, así que tengo derecho a saberlo.

Mierda. Joder, ¿cómo se volvió esto tan complicado y tan rápido? Mi lengua se

siente espesa en el momento en que lo considero, hay un deseo en lo más profundo de

mí. Enterrarlo es lo mejor para Chloe, lo mejor para la tribu, mis propios deseos deben

permanecer como una preocupación lejana. Deben serlo, independientemente de mis

instintos respirando en mi nuca, esta hembra no es para mí. Me mantengo firme,

resuelto, negándome a someterme bajo su mirada: —No, no tengo intenciones. Mi

momento llegó y se fue, sólo estoy tratando de ayudarla a encontrar su lugar aquí.

Él se somete primero, relajando sus hombros y su cola pasando de rígida a

colgando suelta, aunque no parece convencido, —Hay mucho más en Chloe de lo que

ves, le tomó casi toda la temporada de invierno para realmente abrirse a mí. En este

momento, ella sólo necesita encontrarse a sí misma, no preocuparse de que otro macho

intente ganarse su favor.

No necesita decírmelo, ya lo veo, sé que es verdad. ¿Qué tan difícil podría ser

desafiar los impulsos y los instintos? He sentido todo esto antes, así que sé a qué

desafíos me enfrento. Hay un claro recordatorio colgando del cuello de Chloe incluso

ahora. Mis esperanzas de tener una compañera, de tener un cachorro propio, murieron

con Ateri.

—No estoy persiguiendo a la hembra, ni planeo hacerlo, si te hace sentir mejor

ahora que Whitley está levantada y moviéndose nuevamente, puede mudarse con

ella—, escupo, arrepintiéndome al instante. Quiero mantener a Chloe cerca, quiero sacar

ese fuego en ella y verlo arder brillantemente.

Suspira, dejando caer los brazos mientras mira hacia mi cabaña, —Ya le extendí

la oferta de Whitley, ella la rechazó.

¿Ella lo hizo? ¿Por qué? Pensé que si tuviera la oportunidad, saldría por la

mañana. Debe planear quedarse conmigo si la rechaza, ya que no ha salido de la cabaña


esta mañana. No hay una pequeña cantidad de orgullo masculino abriéndose camino a

través de mi pecho, —Ella estará a salvo conmigo Ta'hwk, no debes preocuparte.

La mirada que me dirige es nada menos que escrutadora, su rostro contraído

sabiendo que ella ya ha hecho su elección: —Es la última persona a la que tengo que

seguir llamando familia, así que procura que siga siendo así.

◆◆◆

Chloe
¡Maldito Ta'hwk y maldito Jer'ik, malditos ambos! Lanzando mi tazón a la solapa

de cuero momentos después de que cae de nuevo en su lugar me enfurece en silencio

antes de arrepentirse al instante, viendo el lío que he hecho. Mi nariz arde mientras las

lágrimas amenazan con brotar de mis ojos mirándola. Hay granos pegajosos y trozos de

carne deslizándose por el cuero sobre las alfombras de abajo.

Me quedo allí aturdida por un momento más antes de mover mis manos para

sacudirme la sensación de picazón que recorre mis brazos. Buen trabajo Chloe, exige

que te traten como a una adulta y luego haz un berrinche, eso les enseñará.

Girando en círculo busco algo que usar para limpiar el desastre que he creado,

esta tribu es, en el mejor de los casos, escasa en comparación con Hilltop, o cualquiera

de las otras tribus por las que pasé en el camino hacia aquí. Por lo que parece, han

estado funcionando con las necesidades básicas, pero aun así solo han pasado, ¿cuánto?

¿cinco o seis meses desde que las humanas aterrizaron? Tener todo lo que tienen es

realmente impresionante. Pero no me ayuda ahora, cuando rodeo la cabaña y no

encuentro nada. No quiero usar las pieles secas dobladas en la pequeña estantería, sólo

hay cuatro y me parece de mala educación usarlas para limpiar mi desastre.

En lugar de eso, me arrodillo en la alfombra frente a la cortina y extiendo mi

túnica en forma de cuenco con una mano mientras agarro puñados de granos y trozos
de carne y los dejo caer dentro con la otra. Sólo me quedan granos individuales cuando

la solapa de la tienda se abre y el sol me ciega.

El calor se desliza por mis hombros y sube por mi cuello ahora que me han

atrapado. —Lo estoy limpiando—, comento sin levantar la vista.

Un tsk llega a mis oídos y mi hombro se encorva mientras ahueco mi mano y

cepillo los granos restantes hasta formar una pequeña pila, pellizcándolos para sacar lo

último. La piel cae sobre la puerta y el sonido de un cuenco de madera golpeando la

mesa detrás de mí, se siente extremadamente fuerte. Probablemente esté enojado

porque desperdicié comida, esta no es la Tierra, donde un cuenco derramado no es algo

por lo que llorar, aquí la comida es preciosa y desperdiciarla así, fue más que estúpido.

El agua chapotea detrás de mí junto con un gruñido, —Ya lo tengo, no necesito

ayuda, lo siento—, murmuro rápidamente. Ya es bastante vergonzoso que me haya

atrapado, no necesito insultos añadidos a la herida, porque Jer'ik sienta que él también

necesita limpiar mis desechos.

Manos enormes se envuelven alrededor de mis caderas, puedo sentir sus

pulgares encontrarse en la parte baja de mi espalda mientras sus yemas llegan casi hasta

mi ombligo mientras soy arrastrada hacia atrás. Mis brazos quieren agitarse, pero solo

uno se mueve mientras meto el otro contra mi pecho para evitar derramar el desorden

dentro de mi túnica por el suelo, nuevamente.

Mis ojos se abren cuando aterrizo sobre mi trasero cerca de un pequeño lavabo

que no había visto antes, y su mano cubre la mía, reemplazando mi agarre en mi túnica.

Segundos más tarde, mi túnica está levantada y sobre mi cabeza, mientras él la enrolla

con cuidado y la coloca en el asiento de la silla que está junto a la mesa pequeña.

A pesar de que hay una banda de cuero apretada sobre mis pequeños senos, mis

manos saltan a mi pecho, envolviéndome mientras me tambaleo. No me está dando la

oportunidad de recuperar mi ingenio, ni siquiera puedo pensar en una respuesta


indignada que sé que debería estar escupiendo. Mi cerebro se siente congelado y al

mismo tiempo profundamente aliviado de que él esté tomando el control.

Se arrodilla frente a mí, la otra todavía está apoyada mientras sumerge un

pequeño paño cuadrado de cuero en el lavabo, es aproximadamente del tamaño de un

balde, pero es más corto y está hecho de tablas de madera encuadernadas. Hace una

pausa antes de extender la mano para pasarlo por mi estómago, y mis ojos siguen hacia

donde está mirando. Puedo ver la huella clara de la humedad redonda donde el cuenco

golpeó la cortina de cuero, demasiado alta para confundirla con una salpicadura al caer.

Observo su rostro con atención, esperando ver la molestia, o la ira, o incluso

simplemente la decepción, pero sus facciones permanecen relajadas mientras respira

hondo y vuelve a clavar su mirada en mí. Ojalá me riñera y acabara de una vez, no me

gusta quedarme aquí sentada esperando.

Esperar siempre ha sido la peor parte.

No es que haya tenido una mala infancia, no la tuve, tuve todo lo que pude haber

pedido. Tenía buena ropa, no la más barata, pero tampoco la más cara. Siempre tenía un

juego nuevo cada año al comienzo de la escuela y nuevamente a la mitad. Me dieron

dinero para el almuerzo, gasolina e incluso un pequeño y decente auto de arranque,

todo ello gratuitamente. Simplemente, siempre parecía decepcionarlos a todos. Mis

profesores, el consejero escolar, las personas que intentaron algunas veces hacerse

amigas mías, pero sobre todo mis padres.

Me habían dado todas las oportunidades y yo no había hecho nada con ellas.

Nada de lo que hice parecía ser lo suficientemente bueno, ni mis calificaciones, ni los

programas extraescolares que nunca llevé a cabo. Sentarse aquí frente a Jer'ik mientras

él me observa en silencio es como estar sentada en la mesa de la cocina, esperando que

digan algo, que me sermoneen y terminen de una vez. Mamá simplemente me miraba

como si estuviera tratando de descubrir dónde se había equivocado.


Sólo había hecho una cosa en mis dieciocho años, que le dieron a mi madre algo

de qué presumir, y era mudarme y conseguir un trabajo. Gané lo suficiente para pagar

mi casa por mi cuenta. No es que fuera vaga o estúpida, simplemente no me llevaba

bien con la gente y prefería estar sola. Tuve dificultades en la escuela porque

simplemente no podía levantar la mano para hacer preguntas, y si no escuchaba las

páginas de la tarea, nunca más la pedía, dejando ceros en el libro de calificaciones.

Mi trabajo había sido pura fuerza de voluntad y una pizca de buena suerte. Envié

mi solicitud por correo electrónico y, básicamente, realicé toda la entrevista y el proceso

de formación por Internet, sin tener que contestar al teléfono más que una vez, para

confirmar algunas cosas. Desde entonces, había estado trabajando por mi cuenta

viajando a diferentes tiendas de mi zona para comprobar los expositores y reponer

diferentes mercancías de varias empresas que las propias tiendas no gestionaban. No

era un trabajo glamuroso, sólo era un trabajo, pero me permitía pasar los días sola y casi

nunca tenía que hablar con nadie para hacerlo.

Había estado sola durante unos meses, antes de que me sacaran de mi porche

trasero. Ser arrojada a este mundo es una pesadilla para mí, no puedo simplemente

vivir en mi pequeña burbuja cuando todo requiere que hable con los demás. No puedo

simplemente ir al supermercado y utilizar el autopago. No puedo pedir las cosas que

necesito y seleccionar la entrega sin contacto. No puedo refugiarme en mis libros y

fingir que soy la heroína segura de sí misma que se esconde entre sus páginas.

— Tibbet —, llama la voz de Jer'ik, y suena más profunda de lo habitual, áspera

en los bordes.

La niebla se aleja de mis ojos, donde estaba perdida dentro de mi propia cabeza

nuevamente. Me doy cuenta de que todavía está arrodillado frente a mí, mientras la tela

de piel deja caer agua entre nosotros y aún no me ha tocado. Oh, probablemente esté

esperando que lo haga yo misma. Extiendo una mano temblorosa para tomar la tela
pero él la saca de mi alcance. Mis ojos se mueven hacia arriba para mirarlo, y él tiene la

emoción más extraña corriendo a través de sus ojos, acalorada. ¿Es eso... por mí?

Siento como si el corazón se detuviera en mi pecho, antes de golpear con fuerza

para recuperar el ritmo, tartamudeando. He visto esa mirada en los ojos de un hombre

antes, pero siempre estaba en el otro lado de la pantalla de mi computadora portátil.

Nunca me la había dirigido a mí, y ahora que lo hace, todo lo que me dije que haría si

alguna vez tenía la oportunidad se va volando por la ventana.

El paño frío se desliza por mi estómago, donde la comida me ha empapado el

bajo vientre, y se sumerge. Su toque la persigue mientras se hunde, antes de que su

palma se extienda sobre el paño y la limpie. Mis pantalones de cuero prestados se abren

obscenamente en mis caderas, no le costaría ningún esfuerzo hundir la mano dentro.

No puedo apartar los ojos, sólo ha hecho falta un buen paño, la suciedad ha

desaparecido, pero él vuelve a limpiarme, su mano se queda a un lado durante un largo

rato antes de volver a dejar caer el paño en la palangana para enjuagarlo antes de

apretarlo en su enorme puño para escurrir el agua y volver a bajarlo, esta vez más

arriba, justo debajo de la banda que sujeta mis pequeños pechos. Tengo el pecho casi

plano, pero los pequeños montículos sobresalen por encima y por debajo de la banda,

insinuando que al menos hay algo debajo.

La tela roza la parte inferior de una pequeña almohada de pecho, y ahora no hay

duda: el desastre estaba en la parte baja de mi estómago, no claro, en mi seno. Es todo el

permiso que necesito para que el calor inunde mi núcleo y, por su propia voluntad, mis

caderas giren ligeramente en su lugar.

Los hombros de Jer'iks se estremecen cuando respira hondo y un gruñido

resuena en su garganta al bajar la cabeza. Cierro los ojos, segura de que esta vez va a

besarme, e inclino la barbilla hacia arriba. Siento su cálido aliento recorrerme los labios,

su roce en la mejilla. Separo los labios y espero a que sus labios choquen contra los

míos.
No lo hacen, aterrizan en la punta de mi nariz, mis ojos se abren de golpe

mientras él se levanta, extiende sus dedos por la parte superior de mi cabello y lo

revuelve: —Vamos a buscarte algo de ropa, debes tener frío.

¿Frío? Estoy ardiendo, mi núcleo se siente caliente y dolorido, y mis mejillas

arden de vergüenza. ¿Leí todo mal? Me siento encerrada en un lugar, congelada

mientras mi mente revuelve estos últimos momentos una y otra vez, tratando de

encontrar dónde lo que creo que es verdad, se superpone con la realidad.

◆◆◆

Jer'ik
El olor de Chloe todavía está en mi nariz, incluso mientras cruzo la cabaña y

rebusco en el pequeño baúl que contiene mi ropa. Espíritus, es dulce y perfecto, y

egoístamente quiero guardármelo todo para mí. ¿No le acabo de decir a Ta'hwk que no

haría esto? ¿Eso fue realmente hace sólo unos momentos? Los Espíritus femeninos me

desquician, el instinto araña mi pecho, diciéndome que ella es mía, que debería tocarla,

provocarla y convencerla. Es como una nube que se hunde sobre mi mente, lentamente

al principio y ligera, casi imperceptible, hasta que actúo siguiendo impulsos que es

mejor controlar.

Al verla arrodillada en el suelo cuando entré, parecía tan pequeña, arruinando su

túnica para limpiar un desastre en lugar de solo usar las pieles. No había planeado esto,

ni siquiera lo había pensado como una opción cuando me moví para ayudarla a limpiar.

Lo había hecho sin pensar. No puedo seguir haciendo eso con ella.

Sin embargo, con mis manos sobre ella, sabía lo que estaba haciendo y no podía

detenerme. Quería tocarla, quería soltar esa tela y simplemente tocarla con mi propia

piel contra la suya. Mi pequeña tibbet ha estado escondiendo un cuerpecito pecaminoso

bajo sus túnicas de gran tamaño. Todavía me hormiguean los dedos al recorrer la parte
inferior de su pecho mientras la limpiaba. Espíritus quería ahuecar esos pequeños

montículos que ni siquiera llenaban mis palmas, todos envueltos en cuero.

Ella no tiene la constitución de Briar, ni siquiera de Ateri, ambas eran mujeres de

figura completa con una lujosa suavidad. Pensé que eso es lo que me gustaba, me gusta.

Por lo visto, también me gustan las delgadas como látigos, con marcadas hendiduras en

la cintura y caderas acampanadas ocultas bajo capas de ropa.

Volviéndome hacia ella con una túnica en la mano, la tela se aprieta en mi puño,

no se ha movido del lugar donde la dejé. Parece al borde de las lágrimas mientras me

mira con esos ojos grandes y sus labios aún entreabiertos esperando por el beso que

nunca le di. El calor me atraviesa, ella es la cosita más dócil que he visto jamás, abierta a

mí como nunca antes la había visto.

Mi pene se mueve detrás de mi costura sólo de pensarlo. Ella tiene sus propios

deseos, podía oler su necesidad filtrándose entre sus piernas. Es lo único que me

detuvo. Besar a Chloe no terminaría solo con un beso robado, lo querría todo, y soy

demasiado mayor para husmear a una hembra tan joven. Probablemente querrá

cachorros algún día, y mi tiempo para eso estaba llegando rápidamente a su fin, en

algún momento tendré que dejar de jugar entre líneas de roles que la tribu espera de mí.

No puedo quitarle esa vida, no cuando le queda tanto tiempo para disfrutar.

Mi estómago se aprieta con puro anhelo, la idea de ella cargando a sus pequeños

cachorros híbridos por la tribu. Nunca serían míos, una comprensión ardiente mientras

los celos por un macho sin rostro me inundan. Incluso el último día me ha demostrado

que es un alma sensible, sería el tipo de madre que se tomaría el tiempo para

comprender, calmar, tejer coronas de flores en verano y contar historias cerca del hogar

durante el invierno. Quiero que ese sueño de una vida sea parte del mío, insertarme en

las imágenes que aparecen en mi mente.

Probablemente deberíamos hablar de ello, probablemente debería decirle que no

es ella, que puede hacerlo mucho mejor que yo. Sin embargo, no lo hago, en lugar de
eso le deslizo la túnica demasiado grande, dejando que mis dedos se demoren un poco

más en sus costados, —Siéntate a la mesa, come.

Se queda en silencio, se acerca a la mesa, se sienta en la silla vacía, arrastra el

cuenco hacia ella y come tranquilamente mientras yo recojo su túnica arruinada y la

dejo caer en el lavabo para enjuagarla antes de llevarla a limpiar.


Capítulo 5
Chloe
La frustración es la antítesis de la ansiedad, porque cuanto más me frustro

sexualmente, menos me importan todas las pequeñas campanas de advertencia que

suenan en mi cuerpo. Las cosas que normalmente me desencadenarían parecen

amortiguadas bajo el gran peso del dolor que parece acompañarme a diario. Jer'ik es

una tentación para la mujer que se esconde detrás de mi rostro inocente, la que quiere

agarrarlo por los sedosos mechones grises y atraerlo hacia mí. Hacer que me vea.

Han pasado tres largos días desde que Jer'ik me puso las manos encima y no ha

hecho ningún movimiento, ni siquiera una insinuación, de mencionarlo. Si bien tres

días no es mucho tiempo, es suficiente para que las rutinas comiencen a formarse y la

nuestra ha sido ignorar descaradamente lo que sucedió, mientras simultáneamente

acumulamos pequeñas adiciones a nuestro montón de cosas de las que no hablamos.

Nunca antes había vivido con un hombre, ciertamente nunca en espacios tan

reducidos como los que tenemos aquí en este planeta. No hay puertas detrás de las

cuales esconderse, ni privacidad. Cada pequeño acto íntimo es abierto y, aunque

todavía me da que pensar, él no tiene esos escrúpulos. Supongo que es fácil ser así

cuando no sabes nada más, pero él me está torturando y ni siquiera lo sabe.

Mis dedos se detienen mientras avanzan hacia la página siguiente. Lo terminé

hace unos minutos, pero mi atención a las instrucciones sobre cómo curtir pieles es

limitada, cuando Jer'ik está en medio de su baño. Supongo que es peor que un baño

real, si fuera un baño real la mayor parte de él estaría escondido detrás de las paredes

de la bañera. En lugar de eso, se está tomando su tiempo, quitándose la ropa de cuero

como si fueran un par de jeans ajustados después de un duro día de trabajo. El trapo
deja caer riachuelos de agua por su pelaje y se refleja en la luz del fuego antes de volver

a caer en el cubo.

Mis ojos parpadean entre las páginas del libro y el pequeño y feliz rastro de pelo

que recorre su estómago. No sabía que se necesitaría un hombre peludo para liberar a la

zorra que llevaba dentro, pero aquí está ella, prácticamente ronroneando. La única

gracia sorprendente que me da, es que su pene está oculto a la vista detrás de una

hendidura ligeramente abultada que está casi totalmente oscurecida por un espeso

pelaje negro.

El resto está gloriosamente a la vista, desde los ondulantes músculos magros que

se acumulan en su torso, hasta sus extrañas piernas y patas. Realmente no puedo

llamarlas de otra manera que pata, cada dedo rematado con una garra curva, incrustada

en una áspera almohadilla de carne que gira bruscamente hacia arriba en el arco. Mortal

pero elegante, eso es lo que es, como el resto de él.

Cuando sus ojos se levantan de los cueros que está doblando, los bajo de nuevo a

las páginas. Leer los detalles sangrientos hace poco para disuadirme, sobre todo porque

en realidad no los leo, sólo me quedo mirando ciegamente las palabras. Raspados,

salados, escurridos, los veo, pero todo a su alrededor es borroso.

—¿Qué hay en ese pequeño tomo tuyo de todos modos?— La voz de Jer'ik es

espesa y baja debido a un largo día.

Me gusta referirme a esto como la voz de dormitorio en mi cabeza. Eso es lo que me

recuerda, al menos, cuando la baja así cuando oscurece y estamos solos en la cabaña. Le

echo un vistazo a las páginas y hago lo que puedo para no dejar que mis ojos se desvíen

abiertamente:—Es una guía, todas tienen una.

Él tararea un sonido bajo mientras la tela se arrastra bruscamente de arriba a

abajo por sus brazos, —¿Pero para qué, exactamente?

Moviendo mis labios de un lado a otro mientras creo que cierro el libro y lo dejo

a mi lado sobre las pieles, —Un poco de todo realmente. Venimos de un planeta donde
la persona promedio no tiene que cazar, ni saber hacer jabón, o no sé, todo lo necesario

para sobrevivir aquí.

Una mirada de incredulidad cruza sus rasgos mientras vuelve a sumergir el paño

en el agua antes de enjabonarlo nuevamente. —He oído a las otras mujeres hablar de

ello, pero parece tan extraño que ninguna de ustedes conozca estos conceptos básicos.

Mordiéndome el labio dejo que mi mente se distraiga. Honestamente, no sabía

cómo se hacían muchas de las cosas que daba por sentado: —Bueno, alguien lo hizo,

pero se hizo a una escala tan masiva para cuidar a quienes tenían otros trabajos, como

yo.

Hace una pausa a mitad de la caricia sobre su pecho, sus ojos me atrapan

mirando, —¿Tú?

El calor sonroja mi cuello mientras sostengo su mirada, ¿no se da cuenta de que

está agachado, desnudo como el día en que nació, tratando de mantener una

conversación conmigo? Tirando del cuello de mi túnica, la abanico contra mi pecho, —

Sí, trabajé antes de que me llevaran. Tenía mi propio apartamento, pagaba mis propias

facturas e hacía todas las cosas que se supone que debes hacer cuando eres mayor.

La tela cuelga casi olvidada de sus garras. —¿Hiciste todo esto por tu cuenta?

¿Sin pareja?

Soltando una carcajada antes de cubrirme la cara, sacudo la cabeza: —No es un

logro tan grande como crees, además, en la Tierra nadie estaba realmente interesado en

mí de esa manera.

Está callado tanto tiempo que creo que la conversación se ha apagado y la

decepción me invade. Supongo que eso es lo que me pasa por buscar tranquilidad.

Reanuda su baño, enjabonándose el pecho una vez más y bajando por su estómago,

hasta que me sorprendo mirando abiertamente y agarro el libro a mi lado. En lugar de

abrirlo como debería, lo metí contra mi pecho, asomándome por el borde.


—¿Entonces estás interesada en aprender estas cosas?—, pregunta de repente,

haciéndome querer saltar fuera de mi piel.

Con los dedos tocando los bordes del libro, asiento, pero es difícil no darme

cuenta de que no comentó sobre la segunda mitad: —Bueno, sí, me gustaría volver a ser

independiente.

Su sonrisa juvenil me clava contra las pieles incluso desde el otro lado de la

cabaña mientras saca agua para enjuagarse. —¿Ya estás ansiosa por deshacerte de mí,

tibbet?

—No—, respondí con sarcasmo, —pensé que podría quedarme contigo para

siempre—. Mi nariz se curva con falso disgusto, pero al decirlo en voz alta, sé de

inmediato que no me importarían días como éste. Incluso podría comenzar a esperarlos

con ansias.

Jer'ik se levanta y agarra la piel seca que ha dejado sobre la mesita, dándose

palmaditas lentas en el torso, —Una solución bastante fácil.

Levantándome de las pieles dejo el libro atrás, él no tiene idea de lo tentadoras

que son sus burlas, de lo mucho que me afectan. Dice cosas como ésta con mucha

facilidad, haciendo promesas que nunca cumplirá. Le hace cosas estúpidas a mi corazón

sangrante, poniendo esperanza en algunos lugares que no corresponden, —Ten cuidado

Jer'ik o algún día aceptaré todas estas ofertas que sigues haciendo.

Se pone sus pantalones de lino en lugar de los de cuero, y le quedan algo así

como pantalones deportivos, pero terminan en sus rodillas. Magic Mike 3, que te den,

porque no tiene nada que envidiar a las líneas oscuras y sombrías que exhiben los

músculos de Jer'ik. Ese ya familiar dolor me recorre las piernas y la lengua me baila

sobre el labio inferior. Apuesto a que incluso su peso sobre mí sería embriagador.

—¿Tibbet?

3 Película sobre strippers, basada en experiencia tempranas de Channing Tatum en su camino al


estrellato.
Oh, creo que me he distraído de nuevo, —¿Hmm?

—No importa.

◆◆◆

Jer'ik
Al atarme el cordón a la cintura, siento un cosquilleo en la piel. Estamos entrando

en terreno peligroso. Decidido a cortarle la cabeza a la serpiente, levanto la vista de las

ataduras y las manipulo al ver la mirada de Chloe. Mi estómago se aprieta de

necesidad, parece que quiere comerme vivo y sabe exactamente por dónde quiere

empezar mientras lame esa pequeña lengua diabólica contra sus labios.

Lo que estaba a punto de escupir muere en mi garganta, mis garras se clavan en

la mesa a mi lado para mantenerme en mi sitio. Cada fibra de mi ser zumba, como un

enjambre que ataca mis sentidos. Siento los zarcillos de un vínculo reverberando en mi

pecho como una cuerda pulsada, y con ellos todos los instintos que pueden anular

incluso al mejor de los machos. Cada día ella empuja los límites que he tratado de

poner, y cada día cedo un poco más.

Mi voz suena extraña a mis propios oídos, llena de impulsos lujuriosos: —Puedes

tenerme.

Ella se queda congelada entre sus pieles y el lavabo, devorándome con los ojos

entrecerrados mientras se le eriza la piel. Ha estado llenando la cabaña con su aroma

desde el momento en que llené el recipiente con agua. Espíritus lo he intentado, pero

me encantan sus respuestas sarcásticas, sólo me alimenta en privado. Tengo hambre de

más. Sé que no puedo permitirme tenerla, pero soy un glotón para el castigo, porque

quiero más que este pequeño baile que estamos jugando.

—¿Tibbet?— exclamo, con la respiración contenida en el pecho esperando ver

cómo reaccionará ante la confesión.


Sus espesas pestañas revolotean un par de veces mientras parpadea hacia mí,

respirando profundamente antes de concentrarse, —¿Hmm?

Me hago el ocupado, contento por una vez de su capacidad para perderse por

completo trozos enteros de una conversación cuando se repliega en su propia mente, —

No importa.

Necesito concentrarme en otras cosas, obsesionarme con la joven no me está

haciendo ningún favor. No es poca cosa cambiar mi enfoque, sabiendo que ella solo

huele así conmigo, aquí en esta cabaña. Que también debe sentir un indicio de algo

hacia mí, para que un vínculo siga alzándose, tratando de encajar en su lugar y unirnos.

No puedo permitir que eso suceda, no puedo hacerle eso. No debería. Después de lo que

pasó con el macho de Hilltop, podría no ser más que ella encontrando consuelo en

alguien que cree seguro.

Dejándome caer en la silla, cruzo las piernas a la altura de los tobillos, las garras

de los pies se flexionan mientras las estiro, casi cualquier otra respuesta y no sé qué

habría hecho: —Te llevaré a la naturaleza. Mañana, no hay nada en ese libro tuyo que

yo mismo no pueda enseñarte mejor.

Hace una pausa con los dedos en el dobladillo de su túnica: —¿Harías eso por

mí? ¿Enseñarme cómo sobrevivir aquí?

Sería un mentiroso si dijera que no estaba luchando contra mis ojos para que no

bajaran para captar la pequeña muestra de carne revelada. La desnudez no es nada

nuevo para un Luparian, pero estas humanas están muy desnudas, el único pelaje que

tienen está en la parte superior de sus cabezas, y Chloe tiene solo una pequeña franja

entre sus piernas que hace todo lo posible por esconder de mí por las noches, cuando se

baña. Es absolutamente erótico ver tanta carne en exhibición, simplemente una carne

hermosamente suave y atractiva. Gruñendo, giro la cabeza, alcanzo la tetera caliente

para servir nuestras tazas de té para la noche y hago lo mejor que puedo para
enmascarar el tono áspero de la necesidad que se desvanece en mi voz: —Te pondré al

día en poco tiempo.

Mis oídos se agudizan ante el sonido de su túnica revoloteando hacia abajo y

aterrizando con un suave golpe en sus pieles, antes de girar en su dirección al oír sus

pequeños resoplidos de frustración. Cuando la miro, me da la espalda y mueve los

hombros con un movimiento hipnótico mientras se tira de los lazos que sujetan sus mal

ajustadas pieles.

—¡Lo que daría por botones y una cremallera!—, escupe como una maldición.

—Ven aquí, te los soltaré—, le ofrezco antes de pensarlo mejor. Peligroso y

estúpido, lo sé en el momento en que las palabras salen de mis labios.

Ella me mira por encima del hombro antes de rodear su pecho con un brazo y

girarse vacilantemente hacia mí. Sus ojos recorren toda la cabaña, desde mí hasta los tés,

luego hasta la piso en rápida sucesión antes de que sus hombros se inclinen hacia

adentro y cierre la distancia entre nosotros.

La pequeña y valiente Tibbet, a pesar de su naturaleza tranquila fuera de esta

cabaña, por dentro es una persona diferente, cada día esforzándose un poco más que el

anterior. Es una revelación silenciosa, verla encontrar su lugar aquí en esta tribu, ver sus

deseos expresarse en sus expresivos ojos. Me gusta la idea de que de alguna manera

estoy sacando eso de ella. Al mismo tiempo que me siento culpable, la pequeña hembra

no tiene idea de las imágenes perversas que represento en mi mente. Cómo me acuesto

en mis pieles por la noche y escucho el suave sonido de su respiración mientras duerme

y la imagino subiendo más rápido, jadeando de necesidad.

Ella termina su marcha al lado de mi silla, sus caderas inclinadas hacia mí

mientras me concentro solo en las correas, —Tengo que atarlas muy fuerte o mis

pantalones de cuero se caerán.


Mis garras escarban en la longitud de los nudos antes de incorporarme, tirando

de ella por las caderas entre mis piernas para conseguir un mejor ángulo, —Pronto

veremos cómo conseguirte algunos nuevos.

Soy muy consciente del calor que se desprende de su piel y llega a mis muslos,

presionando contra mi pecho desnudo y casi hirviendo bajo las yemas de mis dedos.

Desearía tener alguna excusa para pasar mis manos por sus costados, sentirla bajo mis

palmas nuevamente, el recuerdo de ello está grabando en mi mente. El último nudo se

suelta, dejándome sin más excusas para mantenerla aquí.

Mi barbilla se inclina hacia atrás para mirarla, su brazo todavía está sobre su

pecho, pero la mirada que me está dando es diferente a la anterior, más difícil de

resistir. Sus ojos están llenos de suavidad, no sólo lujuria o anhelo, sino una especie de

tierno afecto. Me golpea de lleno en el pecho, lo suficiente como para caer físicamente

hacia atrás hasta que mi espalda está contra la silla y mis manos caen a los costados.

Espíritus, lo que se siente al ser mirado así otra vez, como si pudiera resolver

todos sus problemas y darle algo parecido a la felicidad. Como si estuviera haciendo

algo más con mi vida que simplemente existir: —¿Qué pasa, Chloe?

Sus hombros tiemblan al oír su nombre, sus ojos bailan, como si me estuviera

observando antes de que su mano libre se levante de su costado. Aunque conlleva una

ligera sacudida, la desliza en el pelaje justo debajo de mis orejas, —Si aún no lo he

dicho, gracias por acogerme como lo has hecho, darme un lugar para dormir y dejarme

quedarme cerca. Sé que he sido... pegajosa.

—Si somos honestos, Tibbet, tenerte cerca ha hecho que los días sean más fáciles y

más livianos que antes—. Lo confieso, hay más, mucho más, desearía tener la libertad

de decirle, pero al menos esta pequeña confesión alivia algo de la exigencia que mis

instintos me imponen.

Sus labios se mueven detrás de sus dientes por un momento mientras los muerde

antes de dejar sonreír libremente, y, Espíritus de arriba y de abajo, si no es una mirada


hermosa en ella. Mis manos se mueven a mis costados para extender la mano y

agarrarla, tirarla hacia mi regazo y besar esos labios que sigue torturando. El impulso es

tan fuerte que estoy a un momento de rendirme antes de que su mano se retire de mi

pelaje y se dé vuelta, regresando al lavabo.

Uno de los desafíos más difíciles que he asumido es alejarme de ella y darle una

máscara de privacidad mientras se baña por la noche. No me atrevo a levantar la vista

de mi taza de té, apretada entre mis manos por miedo a que los impulsos que se

contraen bajo mi carne se apoderen de ella.

Chloe termina de bañarse y me sorprende inmediatamente después. He estado

esperando el momento en que ella vuelva sus ojos hacia mí y me pida prestada otra

túnica mía para dormir como lo ha hecho todas las noches, pero en lugar de eso, se

mueve libremente hacia mis baúles y saca una para ella. El pequeño acto afecta mis

entrañas, haciéndolas agitarse de emoción y una sensación de comodidad y paz.

La túnica cae hasta sus rodillas mientras miro en su dirección. Espíritus, no creo

que haya un macho vivo al que no le guste ver a una hembra con su propia túnica. Es

una cruda satisfacción y ella hace que parezca pecaminosamente bueno.

Cierro mi garganta de golpe para cortar la vibración que preludia un gruñido,

tomo mi té y soplo el vapor depositado en la parte superior, —¿Has tenido alguna

práctica con un arco?

Desliza su silla junto a la mía, acerca su taza mientras se sienta y deja caer su

tomo sobre la mesa frente a nosotros. —No mucho. Ta'hwk me dejó disparar unas

cuantas veces, pero cuando perdí una flecha dijo que teníamos que tener cuidado, que

teníamos un límite.

Mi mano cae de la mesa a su muslo, es una acción distraída, una que no me doy

cuenta que está sucediendo hasta que es demasiado tarde. Sólo se calma cuando sus

ojos se dirigen hacia abajo antes de volver a mirarme. —Lo siento, no estaba

pensando—, digo rápidamente.


Antes de que pueda apartar la mano, cruza las piernas, atrapando mi mano

exactamente donde está, sin decir nada mientras sorbe su té y abre su tomo. El pie que

le cuelga rebota rápidamente durante unos instantes, antes de quedarse en un meneo de

los dedos, y luego se detiene por completo.

Supongo que si realmente quisiera, fácilmente podría liberar mi mano para hacer

lo correcto y superar este límite, pero no quiero, ni siquiera un poco. Acercándome los

mapas de la región y recogiendo mi carbón, me permití relajarme. En el gran esquema

de las cosas, esto no es tan malo comparado con las cosas que realmente quiero.

Casi me burlo en voz alta de mí mismo, me han reducido a un macho

emocionado por algo tan pequeño. Mi corazón se aceleró detrás de mi pecho al sentir

sus muslos apretando mi mano entre ellos. Mirando hacia abajo para ver dónde aterrizó

mi mano, ni siquiera está mucho más alta que su rodilla, es íntima y, sin embargo, muy

lejos de cualquier cosa verdaderamente lasciva.

Abre sus páginas de papel y ve un conjunto de mapas, aunque parecen abarcar la

región de Hilltop y no se extienden tanto como los míos sobre pieles de animales

adelgazadas. Sus ojos se mueven entre los dos mapas, antes de alinearlos, —El tuyo

comienza casi donde termina el mío, pero ¿qué hay más al oeste?

Mirándola de lado puedo ver su respiración, esto la está afectando mucho más de

lo que deja ver, pero seguiré el juego. —No hay mapas supervivientes. Ninguna de las

tribus ha viajado tan lejos desde hace años. Los mayores y Briar esperan dirigirse hacia

allí cuando la nieve se derrita. Sabemos que el área solía albergar salinas, pero también

hay un volcán, con terrenos de caza fértiles en algún lugar de la región, pero no estamos

exactamente seguros de a qué distancia.

Hice pequeños viajes en esa dirección y agregué puntos de referencia a mi mapa

actual a medida que avanzaba, pero a no más de uno o dos días de caminata desde la

tribu, y siempre con la misión principal de traer comida. Tendré que empezar a viajar
más lejos y más rápido si queremos tener una idea real de hacia dónde nos dirigimos

una vez que se derrita la nieve.

—A veces tendrás la cabaña para ti sola, tengo que terminar de buscar posibles

sitios para instalarnos en la temporada de verano—, empiezo, observando cómo baja las

cejas y sus labios se fruncen con amargura. Mantén la boca cerrada Jer'ik, —A menos que

creas que te gustaría volver a dar largas caminatas otra vez, pero ahora te lo advierto, es

peligroso—, Espíritus abajo, soy un macho débil después de todo. Un pequeño puchero

y estoy doblado.

Sus pálidos muslos aprietan mi mano antes de relajarse, enviando un pequeño

zumbido agradable a mi antebrazo mientras asiente en silencio por un momento: —Si

hay algo en lo que soy buena ahora, es caminando.

—Esperaremos unos días para asegurarnos de que no se avecinan más

tormentas, podrás trabajar con el arco, y empezar a salir a la naturaleza conmigo

durante el día para aprender todo lo que desees—. Un doloroso recordatorio se hunde

en mí, hasta el fondo, —Sin embargo, cuando vayamos, tendrás que permanecer cerca y

escuchar todo lo que te digo, hay bestias mucho más grandes al oeste, peligrosas, que

hacen que todo lo que hayas visto hasta ahora, palidezca en comparación.

Haciendo caso omiso del pulso de temor que persiste sobre mi cabeza, mis ojos

se centran en las cuentas que cuelgan de su cuello. Los vrekki pueblan el oeste en mayor

número, atraídos por las salinas por alguna razón. Llevarla ahí es un riesgo, pero el plan

es que toda la tribu se dirija hacia allí y pronto. Al menos si somos solo nosotros dos

puedo concentrarme en ella y nuestro entorno, esta vez no me tomarán desprevenido.

Se muerde el labio mientras me mira, sus rodillas están inclinadas hacia mí, su

mano cae de la mesa para sostener mi brazo, —Estaré bien, te tengo.

Liberándome de la sensación de pesadez, o al menos disminuyéndola, mis labios

tiran hacia un lado en una mueca parcial: —Creo que siempre seré demasiado cauteloso
cuando se trata de llevar a una hembra a la naturaleza, pero no puedo esperar que todas

las hembras estén encerradas en un campamento toda su vida.

—No lo sabía. Si es demasiado, puedo quedarme atrás, no quiero causar estrés

innecesario, especialmente cuando tienes un trabajo que hacer—. Incluso mientras lo

dice, puedo decir que si cediera por esa fácil ruta, ella no estaría feliz.

Me ofrecí porque yo tampoco sería feliz, me parece lo más natural que sigamos

juntos. ¿Es esto arrogancia masculina? Sin embargo, esto se siente diferente, no soy un

macho joven no probado, recién llegado de la naturaleza. He sabido lo que se siente esa

pérdida, es un error que nunca dejaré que vuelva a suceder, no hay ser más seguro para

que ella viaje, de eso estoy convencido.

—No, sólo necesito que lo entiendas antes de salir, eso es todo—, le digo,

apretando su muslo suavemente para tranquilizarme.

Mirando las tazas de té ahora vacías, sé que hemos pasado demasiado tiempo

charlando en esta mesita, ya estamos bien entrada la noche y si hay alguna esperanza de

ser productivos mañana, tenemos que irnos a la cama. —Deberías dormir un poco si

deseas empezar a practicar mañana.

Asiente en silencio mientras descruza las piernas, liberando mi mano de su

agarre, pero junto con ella su olor que ha quedado atrapado. Se levanta de su silla y

rápidamente se pone sus pieles. Ahogando un gemido, me pongo de pie y le doy la

espalda mientras mi pene palpita detrás de su costura. Mi mano tiembla por la

necesidad de presionar contra el bulto, su aroma adherido a ella.

Se necesita una sacudida de todo el cuerpo para calmar el deseo antes de que yo

caiga sobre las pieles, y solo cuando su respiración se estabiliza y la luz del fuego envía

mi costado a sombras profundas, me rindo. Palmeo el pesado saco hasta que la costura

se abre para liberar mi pene. Su olor persistente me hace trabajar rápidamente después

de días de contenerme, un par de bombeos silenciosos en mi mano y me derramo sobre

las pieles. Después me miro a mí mismo con el ceño fruncido y envuelvo las pieles
mojadas y las arrojo a un rincón de mi guarida para limpiarlas por la mañana. Tengo

que encontrar la forma de controlar estos impulsos rápidamente si quiero serle útil, ella

tiene ganas de aprender y experimentar, y me niego a quedarme corto al menos en eso.


Capítulo 6
Jer'ik
Durante los siguientes días, Chloe y yo encontramos una rutina más cómoda sin

más incidentes. He mantenido a raya lo peor de mis deseos y sólo he cedido a toques

casuales, aquellos que podrían ignorarse; mi mano en su espalda en la fila de comida

mientras miro a cualquier macho con los ojos demorados demasiado o nuestras rodillas

rozándose mientras nos sentamos cerca del fuego nocturno para comer. Ella ha sido una

sombra casi constante para mí, especialmente en la naturaleza durante los viajes de caza

de un día de duración. Es tan tranquila como los tibbets a los que me recuerda y es una

muy buena compañera de caza ahora que Sar'iel está distraído con su pareja.

De hecho, Briar ha sido nombrada matriarca y ha asumido el papel exactamente

como esperaba que lo hiciera. Su primera semana fue algo inestable, pero está

recuperando el ritmo a tiempo para la próxima primavera, realizando reformas y

cambios radicales en los últimos días. No pasará mucho tiempo, unas semanas más y

toda evidencia de nieve desaparecerá de la naturaleza. Pronto la tribu se verá inundada

de machos recién llegados de la naturaleza, parte de los planes de Briar para fortalecer

la tribu. Es lo único que no espero con ansias porque ya hay algunos machos jóvenes en

la tribu con los ojos puestos en Chloe. Afortunadamente, el que me enfurece

especialmente se irá pronto, no tiene mucho más tiempo.

Sigo con cuidado el rastro de Chloe. Ta'hwk debe de haberle enseñado mientras

viajaban, porque se apresura a revisar y colocar trampas, y recoge sin decir palabra en

su cesta tejida mientras avanzamos entre los árboles. La primera vez que accedí a que

viniera conmigo, pensé que sería un día perdido que, por suerte, nos podíamos permitir

ahora que el invierno empieza a asomar por las tierras salvajes. Me ha demostrado lo
contrario en todo momento. Cuida sus pasos, nunca pisa fuerte ni hace demasiado

ruido cuando nos movemos, y está muy atenta al lenguaje corporal, a diferencia de las

demás humanas.

Ella presta mucha atención a cada movimiento que hago y lo refleja

perfectamente. Si me detengo y mi cola se congela, ella sabe que he visto una presa y se

queda especialmente quieta. No dice nada hasta que he disparado. Incluso entonces,

observará y esperará para ver si he dado en el blanco o si me estoy preparando para un

posible segundo disparo. Es perfecta. Me hace sentir increíblemente orgulloso de ella.

He intentado llevar a las otras hembras a la naturaleza, no es que no lo estén

intentando, simplemente no han vivido una vida en la que tienen que estar en silencio

para comer. Les llevará tiempo llegar allí, incluso temporadas. Pueden colocar trampas

y aprender a recolectar con bastante rapidez, pero la caza real requiere un conjunto de

habilidades completamente diferente.

Mi pequeña tibbet, sin embargo, tiene talento natural, por eso hoy sostiene el arco

mientras yo la sigo en silencio. Se desliza entre los árboles con las rodillas ligeramente

flexionadas, el arco ya preparado con una flecha, la cuerda tensada ligeramente

mientras sigue el ronquido del gorgojo de la lana a través de la maleza. No está muy lejos

ahora, justo en el borde de la línea arbórea oriental que se encuentra con los pastizales,

tratando de buscar tubérculos enterrados.

Se libera de la línea de árboles, su arco se levanta y la cuerda se tensa mientras

mide su tiro. Mi aliento se corta, quiero esto tanto para ella. Sólo parece cobrar vida

cuando dejamos la tribu, aunque no hablemos mucho, puedo decir que le gusta estar

alejada de toda la gente.

La flecha sale disparada de su arco y sale de mi línea de visión mientras ella

permanece rígida mirándola volar. Habíamos estado practicando con el arco, pero

acertar a un objetivo inmóvil que a uno en movimiento, es considerablemente diferente.


Un fuerte crujido procedente de más allá de ella se desliza como patas contra las hojas

antes de que levante su arco en un grito silencioso y se apresure hacia adelante.

—¡Tibbet! — Le grito. Puede que haya disparado a la bestia, pero eso no significa

que esté muerta todavía.

Salgo corriendo tras ella, ya se sacó la hoja de hueso de la cintura y la está

hundiendo en el costado de la cabeza del gorgojo de la lana donde le enseñé que estaba el

hueco en su cráneo óseo. Mi tensión desaparece cuando ella se gira con una sonrisa

brillante y susurra: —¡Lo logré!

◆◆◆

Chloe
Puedo escuchar los pasos de Jer'ik detrás de mí mientras me alcanza, pero estoy

demasiado ocupada temblando de emoción para volver a mirarlo. Siento que

finalmente he logrado algo aquí, como si no estuviera simplemente flotando en el agua

y sin llegar a ninguna parte. Puedo cazar, eventualmente puedo cazar lo suficiente

como para intercambiar por otras cosas que quiero o necesito. No voy a vivir

disfrutando de la amabilidad de Jer'ik por el resto de mi vida.

Esto se siente como el primer paso para el resto de mi vida y estoy tan feliz que

podría estallar. Su mano se desliza sobre mi hombro y, aunque todavía hace que mi

estómago se agite, ahora no estoy pensando en eso. En su lugar, me pongo de pie y me

giro hacia él, lanzándome, mientras le rodeo el cuello con mis brazos.

Mis pies cuelgan mientras él me atrapa, una barra de hierro de músculos detrás

de mi espalda, —Ya estás avergonzando a los machos jóvenes, Tibbet, ah, arderán de

celos cuando regresemos hoy.

Mi mente se pone al día con la realidad, no es que Jer'ik haya tenido cuidado de

no tocarme, no lo ha hecho, todavía me acaricia la cabeza o apoya su mano en mi


espalda cuando hacemos la fila para la hora de comer, pero esto es nuevo, diferente de

alguna manera. Él no inició esto, lo hice yo con mi propia y tonta emoción.

Me río para tapar mis torpes balbuceos: —Yo, erm, sí—. Tonta, muy tonta, Chloe.

Mi nariz se arruga mientras me reprendo internamente y una gran mano con

garras suaviza las líneas: —Sal de tu cabeza Chloe, disfruta esto, te lo has ganado.

Tiene razón. No debería estar pensando en cuánto quiero levantar mis piernas y

envolverlas alrededor de su cintura o en cómo si tuviera suficientes agallas podría

fácilmente inclinarme hacia él y besar esos malditos labios suyos. Sin embargo, no

puedo evitarlo, me gusta Jer'ik y me gusta que cuanto más estoy cerca de él, más me ve,

me descubre y analiza los detalles sin que yo tenga que decir nada.

Me gusta que lidere y yo lo sigo, me gusta lo fácil que se siente. Él elimina

muchas conjeturas al estar aquí, todos los días nos despertamos y él establece el plan

para el día, así que sé exactamente qué esperar. Me advierte si necesita detenerse y

hablar con alguien, lo cual admito, más a menudo de lo que me gustaría, pero es una

figura importante en la tribu. Mucha gente acude a él en busca de respuestas a diario y

él lo maneja todo con mucha facilidad.

Me gusta que, por mucho que lidere, también me deje espacio para resolver las

cosas por mi cuenta, sobre todo aquí fuera, cuando estamos lejos de la tribu. No toma

mi silencio como una falta de pensamientos, sentimientos o ideas. Eso es lo que más me

gusta. Estar cerca de él me da espacio mental para pensar más allá de pasar el día

siguiente. A veces esas ensoñaciones son realistas, como aprender a cazar para poder

cuidar de mí misma, otras veces, normalmente por la noche, son sobre Jer'ik y sobre qué

tipo de vida podríamos tener si fuéramos una pareja de verdad y no lo que sea que

somos ahora.

Lo que no me gusta es cómo ha ignorado deliberadamente lo que pasó hace días.

Él no ha mencionado el tema y he sido demasiado cobarde conmigo. Ni siquiera se

queda dentro de la cabaña cuando me cambio por la mañana y por la noche, y se vuelve
muy esquivo durante la hora del baño. Pensé que estábamos llegando a alguna parte,

lentamente, pero al menos parecía que quería algo más por un tiempo.

Ha hecho que mi cabeza se agite como silicona en uno de esos videos sin sentido

que solía ver en línea, entran varios colores y te quedas adivinando durante minutos

cuál será el color final mientras se mezcla y se agita, cambiando de tono cada momento

en que la persona gira la masa gigante. A veces estoy segura de que él me quiere y que

va a hacer algo en cualquier momento. Otros, estoy convencida de que lo he inventado

todo en mi cabeza y que ninguna de estas pequeñas cosas que parecen sumar,

realmente importa.

Quiero sobrepasar los límites que él ha puesto, pero no sé cómo hacerlo sin

decirlo o actuar. No puedo hacerlo, Dios, nunca podría. Así que, en lugar de

arriesgarme, me aprieto contra él y no digo nada mientras me baja lentamente al suelo.

Mis botas crujen en el hielo fangoso, la nieve ha dejado de caer y ha comenzado a

derretirse con el sol durante los días, pero por la noche todo se congela nuevamente,

dejando una mezcla fangosa en el suelo, en lugar de la nieve blanca y esponjosa.

—Muy bien, tibbet, creo que podemos terminar por hoy, tenemos una larga

caminata de regreso al campamento—, dice mientras avanza hacia mi presa.

Me pongo en fila detrás suyo después de que lo levanta sobre sus hombros, —

Está bien.

◆◆◆

El alivio me inunda cuando veo a Ta'hwk en las puertas charlando con los

guardias de servicio, con la primavera a la vuelta de la esquina han comenzado a rotar

turnos, preparándose para la oportunidad de que machos solitarios lleguen hasta aquí.

No estoy segura exactamente para qué prepararme, solo sé que Jer'ik y yo

probablemente nos hayamos ido cuando eso suceda, se supone que mañana

comenzaremos a explorar el oeste.


Ta'hwk sonríe tranquilamente cuando me acerco: —Ahí está, Chloe, este es Ravi,

estoy seguro de que lo has visto en la cocina.

Mis cejas se juntan. Sé quién es, Ravi tiene más o menos mi edad y está a cargo de

todas las comidas que se cocinan. Es un buen macho con un carácter amable. —¿Sí?

Puedo sentir a Jer'ik detrás de mí, su estómago contra mi espalda mientras deja

caer el gorgojo de la lana. ¿Por qué está tan cerca? Normalmente no estamos tan cerca a

menos que estemos apretados juntos en la fila para comer. —Realmente no creo que

ahora sea un buen momento—, advierte a Ta'hwk. ¿El momento adecuado para qué?

Los colmillos de Ravi muerden su labio inferior mientras mira entre los dos

machos, —Entonces otro día.

Jer'ik gruñe, tomándome del antebrazo y guiándome hacia adelante: —Alguien

tome la primera muerte de Chloe para procesarla.

Me acerco a él, tratando de plantar mis pies, —Jer'ik, no podemos simplemente

tirarlo en las puertas, tengo que desollarlo y guardarlo.

Un gruñido diferente a todo lo que he escuchado de Jer'ik afloja mis

extremidades: —Está bien, tenemos cosas que debemos terminar antes de mañana.

El otro joven de guardia salta para levantar el gorgojo de la lana, no parece tan fácil

para él como lo fue para Jer'ik, ¿cuánto pesa esa cosa de todos modos?

No tengo tiempo para decir nada más. Jer'ik me agarra con fuerza del brazo

mientras tira de mí. No estoy segura de qué le pasa, nunca es duro conmigo. Sus largas

piernas devoran el camino mientras corro para seguirle el ritmo.

—Jer'ik, más despacio, mis piernas son más cortas—, grito mientras casi tropiezo.

Él reduce la velocidad de inmediato, pero no se detiene ni se explica,

simplemente me empuja a través de la cortina de cuero hacia nuestra cabaña mientras

yo entro a trompicones y me giro para interrogarlo.

Las palabras mueren en mi garganta ante la expresión de su rostro. He

escuchado a gente susurrar sobre su mal humor, pero nunca lo había visto de cerca
antes, solo cuando tenía que trabajar con los jóvenes durante el entrenamiento

matutino. Por lo general, me escondía durante ese tiempo, ya fuera observando desde

lejos o quedándome dentro de la cabaña. Así que verlo usar ira como si le hubieran

puesto una máscara sobre sus ojos normalmente amables, es impactante.

Se acerca a mí, sus manos flotan a cada lado de mi cara mientras mis ojos se

abren como platos, pero se detiene en seco y lanza su manos abajo, marchando a mi

alrededor, —Necesitas hablar con tu hermano vínculo.

¿Hermano Vínculo? ¿Ta'hwk? ¿Es eso lo que somos? Aún así no sé de qué se

supone que debo hablarle, él no se explica: —¿Acerca de?

Observo en silencio por un momento mientras él resopla y camina de un lado a

otro por la cabaña. Ahora conozco a Jer'ik, es difícil no hacerlo cuando pasamos cada

momento de vigilia y sueño juntos, y esto es muy propio de él. Quiero decir lo correcto

para aliviar lo que sea que lo haya afectado así, pero ni siquiera estoy segura de cuál es

el problema.

◆◆◆

Jer'ik
Quiero despedazar a Ravi, maldito macho. Sabía que había estado mirando a

Chloe durante las comidas. Lo sabía y traté de alejarlo, manteniéndome cerca de ella,

sin darle nunca la oportunidad de acorralarla. En cambio, me rodeó y se acercó a su

maldito hermano vínculo para pedirle permiso. Permiso que obviamente ha sido

concedido.

No debería interponerme en su camino, él es más joven, como ella. Es realmente

un buen macho y si no estuviera tan atrapado en mi propio deseo por ella,

probablemente sería lo mejor para ella. No es como el resto de los machos jóvenes de

por aquí, que se gritan unos a otros para ser los mejores cazadores. Él bajó la nariz y
aprendió su oficio, uno que lo mantendría cerca de la tribu, siempre ahí para ella, si lo

necesitara.

Espíritus, puedo ver la vida que podría darle, una vida tranquila con

madrugadas en la cocina, un cachorro en su cadera mientras ella lo ayuda

silenciosamente a prepararse para las prisas de la mañana. Sin embargo, esto no es

como fue con mi amiga Briar, cuando tenía pensamientos de cortejarla. Fue por

desesperación, por no estar más solo. Quizás también más por la cachorra que por la

propia hembra. Esto es completamente diferente, anhelo a esta hembra. Quiero todas sus

palabras suaves para mí. La quiero aquí en esta cabaña, y solo conmigo, incluso si está

frente a mí con pieles separadas. La quiero en la naturaleza conmigo, cazando,

explorando, todo. Lo quiero todo.

Su toque contra mi brazo desnudo alivia algo de la ira que me recorre lo

suficiente como para sacarme de la espiral de mis propios pensamientos: —Jer'ik, ¿de

qué necesito hablar con él?

No estoy enfadado en absoluto, me doy cuenta, estoy aterrorizado. Por un

momento pude verme perdiendo a Chloe, no como a Ateri, pero de una manera

diferente, por otro macho. Maldito por ver desde lejos lo que dejé escapar entre mis

dedos una vez más. Esta vida mía me ha enseñado lecciones, que pagué muy caras. ¿El

costo de permanecer aquí indiferente al avance de Ravi? ¿No mostrarle a Chloe mi

deseo por ella? No puedo. No puedo permitirme volver a sucumbir a esa pérdida. No

puedo sentir otro vínculo rompiéndose en mi pecho.

Me levanto de la mesa con los nudillos para mantenerme erguido, inclinándome

sobre ella mientras debato la moralidad de lo que estoy a punto de hacer: —Nada, tibbet

, no le digas nada.

Mis dedos recorren las cuentas de su collar mientras ella se acerca. No quiero

perder a esta hembra por otro macho, no creo que pueda soportarlo. Al mismo tiempo,
no quiero presionar para obtener más de lo que ella está dispuesta a dar. Quiero

preguntar sin hablar, quiero ver lo que dice con su cuerpo y no con su voz.

Ella cae fácilmente dentro de mí mientras la tiro hacia adelante por los hombros,

cerrando mis ojos para protegerme de mi propia conciencia culpable mientras mis

labios encuentran los suyos. Capto cada pequeño suspiro que escapa de ella, girándola

y levantándola sobre la mesa. Sus pequeños y hábiles dedos se hunden en el pelaje

debajo de mis costillas, acercándome más, atrayéndome hacia sus muslos como si fuera

el lugar más natural para estar.

Se inclina lo suficiente hacia atrás para recuperar el aliento, mirándome con esos

ojos que me joden, —¿Jer'ik?

—Dime que pare—, le susurro, consciente de que cualquiera podría estar

pasando por delante de nuestra cabaña.

—No pares—, se abalanza hacia arriba, sus labios se hinchan contra los míos en

una pequeña súplica desesperada que me sacude hasta los cimientos.

Mis manos buscan el tacón de sus botas y le quito una antes que la otra, que caen

sobre la alfombra con un ruido sordo. Se apoya en las manos y su pecho sube y baja

rápidamente mientras me observa. ¿Sabe lo hermosa que es así? Mientras sus caderas se

contonean excitadas, su vientre se hunde cuando mis manos encuentran la banda de su

cintura y tiran hacia abajo.

Caen fácilmente por sus delgadas piernas, formando charcos en el suelo debajo

de mis rodillas mientras me dejo caer sobre ellas. Su respiración se entrecorta cuando la

miro a través del valle entre sus muslos, un pequeño gemido se forma mientras sus

cejas se disparan hacia arriba.

Un pie descalzo se planta contra mi pecho, impidiéndome sellar mi boca sobre su

mojada vulva, —Yo... nadie nunca... antes. ¿Estás seguro?

¿Me lo está pidiendo? Casi me dan ganas de reír, se me hace la boca agua con

solo mirar sus pequeños pliegues rosados. El humor dura solo un instante, pero es
sustituido por algo mucho más oscuro. Quiero ser el primero en dárselo, quienquiera

que haya sido su pareja antes, ha sido un tonto por no participar —Desesperadamente,

tibbet, déjame probarte.

Incluso desde aquí puedo ver sus pupilas abrirse mientras su cabeza se mueve

hacia arriba y hacia abajo en una pequeña sacudida vacilante, inclinándose para confiar

en mí: —Está bien.

Mi palma roza el costado de su pierna desde los dedos romos presionados contra

mi pecho hasta sus espinillas, y finalmente debajo de su rodilla mientras se dobla. Su

sexo se inclina hacia arriba con la rodilla presionada contra su pecho, abriéndose para

que yo pueda darme un festín.

Puedo sentir el primer sabor llegar hasta a mi pene mientras se engrosa dentro de

mi costura. Espíritus, echaba de menos esto, el tacto suave y aterciopelado contra mi

lengua, la dulzura mezclada con ese almizcle femenino que hace que todos los huesos

posesivos de mi cuerpo se pongan firmes. Mi nariz se hunde entre sus pliegues

mientras mi lengua busca su entrada moviéndose superficialmente hacia adentro.

Las voces pasan flotando afuera, haciendo que ambos nos congelemos mientras

nos miramos el uno al otro, —¿Puedes quedarte callada por mí, tibbet?

Hasta ahora no ha dicho ni pío, pero sus manos han encontrado el camino hacia

el pelaje cerca de mis sienes, me lanza una mirada que me hace esconder la risa en el

interior de su muslo. Una que claramente decía: "¿no puedes estar hablando en serio?"

Volviendo la cabeza hacia atrás, tratando de ocultar mi sonrisa, dejo que mis

labios rocen sus pliegues mientras susurro: —Si estás tan segura.

Las voces suenan más arriba en el camino ahora, pero la amenaza de ellas

todavía hace que mi piel se escoja mientras mi boca desciende de nuevo hacia ella. Esta

vez mantengo esa pequeña mirada atrevida con la que me ha nivelado. Veamos qué

sonido hace mi pequeña y silenciosa tibbet. Quería prolongar esto, mostrarle cómo

podría ser lo mejor, pero ahora quiero estar a la altura del desafío que veo en sus ojos.
Mi mano se aprieta entre su muslo y su pantorrilla presionando su rodilla más

hacia atrás, pero la inclino hacia afuera, alejándola de su pecho y más hacia un lado. La

abre, revelando el pequeño capullo entre sus labios. Mi lengua lo encuentra,

jugueteando con el botón antes de retroceder rápidamente y lamer los bordes.

Busco a ciegas la silla que hay cerca, me levanto un poco y le doy una patada

para sentarme con ella extendida sobre la mesa. Encuentro su pierna colgante y la

acaricio por detrás antes de hacer lo mismo con la otra, hasta que ambos pies descansan

sobre mis hombros. Cae de espaldas sobre la mesa, respirando entrecortadamente

mientras me acomodo sobre ella.

◆◆◆

Chloe
Jer'ik me tiene recostada sobre la mesa, mis piernas tiemblan mientras los dedos

de mis pies se curvan alrededor de la parte posterior de sus hombros. Pensé que sabía

qué esperar, no soy un faro brillante de inocencia sólo porque tengo ansiedad social.

Tenía muchos juguetes y había visto toneladas de pornografía. He dominado el arte de

excitarme en entre dos y cinco minutos. Aunque esto no es nada de eso.

Hay calor, presión y pequeños lugares de los que soy consciente al mismo tiempo

donde se une nuestra piel. Esta no soy yo en una habitación oscura frente a una pantalla

fingiendo, es mucho más visceral. Aliento, lengua y manos, todos buscándome y

guiándome. Hay una falta de control que es casi como una droga, que me hace sentir

más ligera que el aire.

Jer'ik hace cosas con la lengua que me dan ganas de decir todo tipo de palabras,

palabras que encierro entre los dientes para intentar callarme. Tampoco me apresura

hasta la línea de meta, sino que lo alarga: cada vez que estoy al borde del abismo, va

más despacio o deja el clítoris para hundir la lengua en mi interior.


Un ruido de indignación sube por mi garganta mientras él me aleja del borde una

vez más, me olvido de cómo se me aprieta la garganta cuando quiero hablar, o de cómo

se acelera mi corazón cuando quiero pedir algo diferente. Con él en este momento, todo

eso desaparece, —Jerk.

—Dilo bien y te dejaré venir tibbet.

Estoy tan desesperada en este punto que ni siquiera lo pienso dos veces: —Por

favor, Jer'ik.

Siseo entre mis dientes de alivio cuando él se aferra a mi clítoris y pasa su lengua

sobre la capucha con la cantidad justa de presión que mi orgasmo se enrolla antes de

atacar como una mordedura de serpiente.

Mi gemido me toma por sorpresa, su silla se inclina hacia atrás mientras se

mueve sobre mí, tragándola con su beso mientras mis caderas se mueven contra su

cuero.

Cuando mi cuerpo cae inerte debajo de él, se levanta, el ligero trozo plateado

cerca de sus sienes no hace nada para disuadir el encanto juvenil de su sonrisa engreída.

Pasando mis pulgares por las rayas grises, me niego a rehuir esto, —¿Cómo supiste

hacer todo eso?

Su sonrisa cae y algo inquietante pasa por sus ojos antes de liberarse. —Bueno,

no es como esperaba tener esta conversación—, murmura mientras se inclina para

recoger mis pantalones del suelo. Su palma recorre su boca y baja por su mandíbula,

limpiando la humedad después de pasarme el pantalones, —Vístete primero, tibbet, no

creo que pueda hablar de esto contigo acostada desnuda en mi mesa.

Su voz es tan suave como podría ser, pero siento que me parte en dos. Otro lado

de él que no he visto, uno grabado con un dolor tan profundo que no creo que haya

ninguna esperanza de comprenderlo alguna vez. Se toca el pecho distraídamente antes

de enderezar la silla caída y caer en ella, enviándome la sonrisa más desgarradoramente

débil.
Capítulo 7
Chloe
Mi lengua se siente espesa cuando me vuelvo a poner la ropa de cuero, mirando

los dedos de los pies con puntas de garra de Jer'iks mientras suspira profundamente.

Todavía estoy empapada entre mis piernas, el clítoris palpitando en su boca y, sin

embargo, de alguna manera he arruinado todo, —Lo siento.

No sé qué más decir, mientras me subo los pantalones el resto del camino.

—Oye, tibbet—, dice con voz áspera, levantando mi barbilla, —Estuviste perfecta,

aunque probablemente debería haberte dicho algunas cosas primero.

Me sienta en la silla frente a él, pero es difícil mirarlo a sólo unos centímetros de

donde devoró mi alma.

Mis palmas están sudando.

—Tengo una compañera—, comienza y mi garganta se aprieta, — Tenía. Tenía

una compañera—, corrige. Puedo escuchar la silla crujir bajo su peso mientras se ajusta,

inclinándose hacia adelante para poner sus pesadas manos sobre mis rodillas, —Ella

murió, hace mucho tiempo.

Oh.

Las puntas de sus garras se enganchan contra el cuero mientras frota sus manos

arriba y abajo por mis muslos, —Yo... no es realmente posible responder a tu pregunta

sin pensar en ella.

Sí, puedo verlo ahora, por supuesto que ella es lo primero en lo que pensaría.

Realmente lo hice esta vez, no es solo mi mente imaginándolo, —Lo siento.

La sensación de picazón comienza a subir por mis extremidades, mi pierna salta

para intentar liberarla. Pesos pesados presionan la parte superior de mis piernas antes
de que sus manos se bloqueen alrededor de mis piernas y me arrastren hacia adelante,

—Mírame, Chloe.

No debería, pero lo hago. Esta vez cuando lo miro creo que lo estoy viendo por

primera vez, puedo ver toda una vida en su rostro. Líneas de risa que se desvanecen en

su barba, pequeñas líneas delgadas en los bordes de sus ojos. Hay una profundidad en

ellos, años de experiencia que nunca alcanzaré. No sé por qué se molestó conmigo.

¿Cómo podría estar a la altura de alguien a quien amó lo suficiente como para casarse o

aparearse?

Mis labios se abren para decir algo, cualquier cosa, pero no sé qué quiere que

diga. No sé qué puedo decir para borrar el dolor que le recuerdo. Hablar me metió en

este lío, así que cierro mis labios, presionándolos en una delgada línea para evitar decir

algo más que lo empeore.

Se inclina hacia mí, pero ahora se siente muy lejos. —Realmente arruiné esto,

¿no?

No debería tomarlo como algo personal, realmente no debería, pero no me gusta

mirarlo como si fuera un error, cuando fue lo mejor que me ha pasado en la vida.

Incluso si simplemente fuera conveniente, incluso si realmente no era en mí en quien

estaba pensando. Porque eso es lo que intenta decirme, sólo que a su manera Jer'ik.

¿Verdad? Es un macho después de todo, un macho que echa de menos a su compañera

muerta, yo sólo... había estado allí. Una distracción de lo que sea que lo había hecho

estallar antes.

Esto no se trata de mí, nunca lo fue, así que necesito superarme y simplemente

ser una amiga para él, como él lo ha sido para mí, —No, está bien, de verdad—. Apretar

los puños a mis costados me ayuda a empujar los sentimientos de celos que me

invaden, —Creo que voy a ir a trabajar con mi arco.

Me lanza una mirada extraña mientras se recuesta en su silla con los brazos

cruzados sobre el pecho. Me deja llegar a la mitad del camino antes de que su voz me
detenga: —Lávate primero Chloe, nuestras narices son más sensibles que las de los

humanos.

No puedo evitar que se me retuerza el estómago. No quiere que nadie sepa lo

que hicimos. En este momento, sin embargo, creo que yo tampoco.

◆◆◆

Jer'ik
Frotando la tela de cuero sobre mi cara, observo cómo la forma de Chloe

desaparece afuera. Sus prendas de cuero están cuidadosamente dobladas junto al

lavabo para lavarlas más tarde, están saturadas del aroma de su necesidad. Por lo

general, es de buena educación ignorar olores como esos en una tribu, aunque, de

nuevo, nuestros dos olores nunca deberían captarse juntos, no así.

No debería haber mencionado a Ateri, no en nuestro momento, no con la

pequeña y suave hembra tendida desnuda debajo de mí, todavía tambaleándose por su

orgasmo. Honestamente, nunca debí haber hecho nada de eso. ¿Qué estaba haciendo

olfateándola como si pudiera darle algún tipo de vida? Ya estoy al borde de ser

demasiado mayor para considerar cachorros. Si Ateri todavía estuviera viva,

probablemente habríamos puesto fin a eso con un viaje a los curanderos hace unos

años.

Espíritus, ¿qué pensaría Ateri de mí ahora? Chloe apenas ha llegado a su edad

adulta y yo soy un anciano viudo que la codicia. Mis ojos recorren los cueros, cruzando

la cabaña para lavarlos. El lavabo ya está lleno de agua con jabón cuando los dejo caer y

los froto contra la tabla texturizada. Ateri tenía visión de futuro, pero esto entre Chloe y

yo nunca debería haber sucedido. No es común que las parejas sobrevivan, creo que la

única razón por la que no la seguí, fue porque nuestro vínculo era muy nuevo.
Ambos éramos cercanos a la edad de Chloe, jóvenes, con el resto de nuestras

vidas ante nosotros. Apenas llevaba media temporada en la naturaleza cuando me topé

con ella recogiendo bayas de la maleza baja que cubría las colinas al este de

Hollowcreek. Me enamoré de ella por razones completamente opuestas a las de Chloe,

ella era muy segura de sí misma y siempre tomaba la iniciativa. Siempre me mantuvo

alerta y nos apareamos antes de que llegara el invierno.

Había sido el mejor invierno de mi vida, lo pasé acurrucado en pieles con ella.

Hollowcreek es una tribu numerosa, y cuando nos acomodamos para el invierno

estábamos tan preparados que no quedaba nadie para cazar durante los largos días de

invierno. Eso nos dejó poco que hacer además de perdernos el uno en el otro.

La había perdido esa primavera, temprano, la nieve se acababa de derretir y

estábamos ansiosos por estirar las piernas en la naturaleza. Los vrekki no eran comunes

en la zona, por lo general sus huesos se encontraban en las salinas del extremo oeste,

más al oeste de lo que está esta nueva tribu. Ni siquiera se nos ocurrió tener cuidado, la

mayor parte de la caza cerca de Hollowcreek era pequeña o manada de animales que

eran fáciles de evitar.

El destello de los colmillos blancos parpadea sobre mi visión y froto los cueros

con más fuerza para evitar recordarlo, concentrándome tan intensamente en ellos y, sin

embargo, no al mismo tiempo. Un agujero se desgasta y divide la costura. Maldiciendo,

tiro los cueros hacia abajo y el agua salpica el borde.

Ahora tengo más cosas que arreglar, al menos esto ya sé arreglarlo.

◆◆◆

Chloe
Esta es la primera vez que estoy sola en la fila para comer, me olvidé de agarrar

mi arco cuando corrí al salir de la cabaña después de frotarme un paño entre las
piernas. Sólo había dado unos pocos pasos en el camino antes de darme cuenta de mi

error, pero me negué a volver allí y torturarme. No había estado pensando en nada más

que en cómo las cosas finalmente estaban cambiando. Había tenido entre mis piernas al

único macho que había querido desde que llegué aquí, había cazado con éxito esta

mañana, tenía un amigo en Ta'hwk. Fue mejor de lo que jamás había hecho en la Tierra.

Ahora, no podía entender dónde estaba parada. Mi mente tiene una manera de

encontrar el peor resultado posible de cualquier situación dada, pero de alguna manera

esto era mucho peor de lo que jamás podría haber inventado. Me recuerdo por quinta

vez desde que añadí la frase, que Jer'ik probablemente nunca tuvo intención de hacerme

daño, no es como si me estuviera dejando regalos como había hecho Ofjek. Nunca había

prometido nada entre nosotros.

Mis dedos tocan el collar de cuentas de hueso que cuelga de mi cuello mientras

me muevo en mi lugar. Mi mente quiere encontrar un agujero oscuro donde esconderse

mientras mi cuerpo me suplica que libere parte de esta desagradable energía que me

atraviesa, corriendo. Ojalá me hubiera quedado con él y le hubiera dicho exactamente

cómo me sentía.

Había sido bastante clara en cuanto a que no estaba interesada en que me

cortejaran, pero nunca expliqué realmente que no estaba interesada en nadie más que

en él. Me había dado una salida, se paró entre mis piernas y me dijo que le dijera que

parara si quería. Había sido tan ingenua al pensar que significaría lo mismo para él que

para mí.

—Chloe, es tu turno—, parpadeo hacia Ravi, el macho que Ta'hwk me presentó

en las puertas. Lo he visto todos los días, varias veces, ya que él es el que está a cargo de

todas las comidas que se sirven en la tribu. Supongo que nunca antes le había prestado

atención. Jer'ik suele estar conmigo, distrayéndome con caricias y su aroma amaderado.

Mirando a mi alrededor, me doy cuenta de que estoy al frente de la fila y todos

detrás de mí están esperando que tome mi plato y me quite del camino, incluida Briar
con su bebé en brazos. —Lo siento—, murmuro, tomando mi plato del mostrador y

extendiéndolo para que me lo sirvan.

Me da una cálida sonrisa y me sirve la cena de hoy, que parece ser un guiso

espeso de carne, que huele tanto a asado de Mississippi, que me invade una oleada de

nostalgia: —¿Te gustaría que cenármos juntos?

Casi me alejé sin responder, antes de detenerme, fue la pregunta apuntándome,

—¿Oh, yo, yo?

Ravi deja caer el cucharón en la olla y le hace un gesto a Briar mientras toma su

propio cuenco: —Sí, quería preguntar antes pero... estabas ocupada.

Me hace un gesto para que guíe el camino. Había planeado llevar mi cuenco a la

sección vacía de la tribu, donde todavía no se había construido nada, y esconderme allí

hasta que oscureciera. Ahora no estoy segura de qué hacer. Todas las mesas están llenas

de gente, con sólo unos pocos espacios entre los grupos para que alguien pueda entrar.

No sé a dónde ir, no quiero quitarle el lugar a alguien accidentalmente. Jer'ik y

yo normalmente nos quedamos al final de la fila y tomamos nuestros tazones para

sentarnos alrededor del fuego, lejos de las multitudes, pero tampoco quiero la presión

de tener que mantener una conversación con Ravi a solas.

Mis uñas se golpean unas contra otras, haciendo un suave chasquido entre el

pulgar y el índice. Estoy aquí demasiado tiempo decidiendo, probablemente parezco

estúpida. Miro a Ravi mientras me observa, parece igualmente perplejo por mi

comportamiento cuanto más tiempo estoy aquí.

De toda la multitud, solo puedo concentrarme en una persona, mis ojos se

centran en la deslumbrante rubia que no está mirando abiertamente con dagas, pero

definitivamente tiene una expresión pellizcada, y más que eso, definitivamente me está

mirando. Tiene los hombros casi hasta las orejas y conozco la silenciosa advertencia: no

te sientes aquí, no eres bienvenida.

Briar pasa a mi lado, gira la cabeza y se detiene para mirarme: —¿Vienen chicos?
El alivio me inunda mientras exhalo. Esta mujer es un regalo del cielo, un regalo

del cielo literal. La sigo manteniendo mis ojos fijos en los brazaletes dorados que chocan

entre sí en sus muñecas. Se abre paso entre las dos largas mesas que se encuentran bajo

los toldos de cuero que protegen del peor clima en los días malos y bloquean el sol en

los días más cálidos. Dudo por sólo una fracción de segundo cuando me doy cuenta de

que me ha llevado directamente a la mesa con Alana, la rubia que no me ha hablado ni

una vez desde que estoy aquí.

No veo a Ghost por ninguna parte, así que dejo espacio entre nosotros mientras

me siento, lo que coloca a Ravi tan cerca, que su muslo roza el mío cuando se sienta al

otro lado. —¿Ya te sientes cómoda?

¿Qué? ¿Está hablando conmigo? ¿Por qué hoy, precisamente hoy, alguien intenta

ser amigable conmigo, cuando no tengo a Jer'ik entre nosotros como amortiguador? —

Sí.

Hago una mueca de dolor mientras le doy un mordisco a la cena, deseando

poder hablar fácilmente como lo hacen todos los demás en la mesa. Probablemente

piense que estoy siendo grosera o arrogante, al menos eso es lo que la gente solía decir

en la escuela secundaria. Estas mesas me recuerdan a la cafetería de la escuela

secundaria: grupos largos, implacables y claros, ya definidos, y yo no pertenecía a

ninguno de ellos. Especialmente no en éste, si tenemos en cuenta a Alana.

Hope se agita en los brazos de Briar, y realmente ya no tengo ganas de comer, —

Puedo cargarla...

—¿Oh? Aunque aún no has terminado. La comida de Ravi es buena, deberías

disfrutarla fresca.— Ella mira su cuchara flotando sobre la cabeza de la bebé,

maniobrando con cuidado hasta su boca.

Es tan hermosa que me recuerda a mi mamá. Tiene confianza y bondad en sus

ojos, tan brillantes y perfectos, como todas las joyas de oro que lleva y que la marcan
como la matriarca de la tribu. Ella aún no sabe la decepción que encontrará en mí, así

que absorbo sus amables sonrisas mientras puedo.

—Realmente no me importa, no tengo tanta hambre—, miro a Ravi a mi lado

antes de agregar rápidamente: —No es que sea mala, en realidad huele muy bien.

Levanta la palma de la mano en señal de rendición fingida: —No me ofendo.

Briar suspira aliviada y asiente mientras deja su cuchara para entregarme a

Hope. —Muy bien, si estás segura, nunca rechazo una mano amiga—. Ella mira

alrededor de los bienes comunes, —Y parece que mi compañero sigue cazando, nunca

sabe cuando dejar de trabajar por un día, va a machacar a los chicos jóvenes..

Ravi se inclina hacia adelante a mi lado: —Puede que ahora pase la mayor parte

de mis días en la cocina, pero antes de llegar aquí estaba bien adaptado a la caza.

—Oh, está bien—, respondo, sin estar muy segura de qué más decir. Por el

rabillo del ojo puedo ver un destello de cabello rubio antes de que la forma de Alana se

retire de la mesa a una velocidad récord.

Sus cejas se fruncen antes de relajarlas rápidamente. —Mi padre es un trabajador

del metal, aunque ahora principalmente en joyería. He aprendido algo de él, ¿quizás te

gustaría agregar una pieza a tu colección?— Señala mi collar, el que Jer'ik me regaló el

primer día: —Podría hacerte algo a juego.

Hope se mueve en mis brazos, gimiendo suavemente: —Um, no gracias, no hay

necesidad de pasar por tantos problemas por mí.

Las puntas de sus garras recorren la mesa de madera mientras tamborilea con los

dedos: —¿Queso?

¿De qué habla este tipo? Sacudiendo la cabeza, lo miro por el rabillo del ojo, —

¿Qué pasa con eso?

Su atención está tan concentrada en mí que aparto los ojos y miro hacia abajo, la

cara arrugada que Hope está haciendo: —¿Podría mostrarte cómo hacerlo?
Oh. Bueno, en realidad, eso suena interesante. Si aprendiera a hacer eso, tendría

otra habilidad en mi haber que haría la vida aquí un poco más fácil de manejar por mi

cuenta. Tal vez podría esforzarme por el tiempo que sea necesario para aprender: —Tal

vez, sí, podría gustarme eso.

Ivy y Raven estallan en carcajadas frente a mí, pero cuando levanto la vista para

ver por qué, ambas miran fijamente sus cuencos como si en ellos estuviera el significado

de la vida misma. Me fijo en ellas y mis ojos pasan de un pequeño detalle a otro. Están

ligeramente giradas la una hacia la otra, con las cabezas juntas mientras se muerden los

labios. Raven remueve su cuenco como si fuera una sopa, aunque sea de carne y

cereales.

Ta'hwk se aprieta en el espacio, sentándose de lado con el banco entre sus

piernas de gran tamaño, es tan repentino y contundente que desvía mi atención de las

hermanas. El peso de sus piernas me empuja contra el costado de Ravi antes de que

pueda contenerme. Me veo obligada a dejar que una pierna cuelgue sin fuerzas sobre la

rodilla de Ta'hwk mientras él me revuelve el pelo, antes de inclinarse para arrullar a

Hope en mis brazos.

Este niñato sobredimensionado ha sido capaz de encontrar un camino a través de

cada barrera que he tratado de poner en su lugar. Después de pasar la mayor parte del

invierno con él en la naturaleza y todo lo que hizo para mantenernos con vida, bueno,

se sale con la suya más que la mayoría. Es la única persona a la que he dejado que me

toque aparte de Jer'ik, supongo que es fácil olvidar tu ansiedad cuando estás a

temperaturas subárticas y casi muerta.

Aun así, es molesto: —¡Muéeeeveteee!.

Su reconfortante sonrisa me saluda, con los colmillos brillando y los ojos

centelleando con picardía, —Oh, ¿eres tú Chloe? ¡Eres tan pequeña que ni siquiera te vi

más allá de la cachorra!


Se me calienta la sangre, pero no de la forma habitual, no por miedo a decir algo

incorrecto, ni siquiera como lo hace cuando pillo a Jer'ik mirándome desde el otro lado

de la cabaña. No, Ta'hwk me recuerda a un hermano mayor autoritario que nunca tuve.

Claramente, a través del tiempo y el espacio encontré al que siempre debí tener, porque

él puede meterse en mi piel de una manera que solo un hermano podría hacerlo. Ojalá

hubiera vuelto a tenerlo en la Tierra, antes de todo esto; habría hecho la vida allí

soportable.

Haciendo caso omiso de sus intentos de hacerme enojar, —hice mi primer

asesinato hoy, no tuve la oportunidad de decírtelo antes.

Una mirada oscura pasa por sus ojos mientras se alejan de mí y luego regresan:

—Jer'ik se apresuró a alejarte.

Se me da un vuelco el estómago ante la mención de él, no dejamos las cosas en

muy buen lugar y ahora me arrepiento, al mismo tiempo aunque no puedo culparlo, no

cuando nunca me hizo ninguna promesa. Duele, pero en cierto modo he llegado a

esperar en mi vida, la expectativa profundamente arraigada de decepción.

Mis emociones deben estar reflejadas en mi rostro porque Ta'hwk se inclina y

susurra lo suficientemente bajo como para que solo yo escuche: —¿Deberíamos hablar

de esto en otro lugar?.

Al mirar a Briar a su alrededor, veo que su comida está terminada, así que

asiento, levantándome de la mesa y sin decir palabra, le devuelvo a Hope. La toma con

dedos agarradores, una sonrisa ilumina su rostro mientras acuna a la bebé contra su

pecho, —Gracias, Chloe.

La mano de Ravi atrapa la mía, y casi salto fuera de mi piel ante el contacto, casi

me había olvidado por completo de él, —Pasaré cuando lleguen los suministros de

Silvergrass.

Tarareando un tono evasivo, libero mi mano y la paso discretamente por la parte

posterior de mi traje de cuero, —Tengo que irme.


◆◆◆

Jer'ik
Es hora de dejar de esconderme en mi cabaña, soy un macho adulto y no debería

estar de mal humor aquí. También es hora de cenar, y estoy seguro de que Chloe está

escondida en algún lugar esperando que la encuentre para guiarla en la fila.

Quitándome los finos hilos de mi regazo, dejé los cueros doblados sobre la mesa para

dárselos a Chloe más tarde. No valía la pena arreglar los viejos, este nuevo par no solo

le quedará mucho mejor, sino que también se ajustará a la cintura con un pequeño

botón de madera que he estado tallando en mi tiempo libre.

Me giro mientras salgo, hacia la sección vacía del campamento al final del

camino donde se encuentra nuestra cabaña, pero ella no está allí junto a ninguno de los

pocos árboles escasos que aún quedan en el área abierta. A continuación reviso el

campo de entrenamiento, pero ella no está allí con su arco como dijo que estaría. Así

que vuelvo por el camino, preguntándome si buscó a Ta'hwk para que la llevara a

cenar.

Mis orejas se mueven mientras subo por el camino, Kitchu y Koi están más

adelante mirando furtivamente por encima de sus hombros hacia las largas mesas. Son

hermanos gemelos de Hollowcreek, los conozco de toda la vida. Pueden ser un poco

demasiado entusiastas, pero lo compensan con buenas intenciones.

—Ella sería una buena madre, mírala, Ravi es inteligente para perseguirla—, la

voz de Kitchu llega a mis oídos cuando estoy lo suficientemente cerca como para

entender su conversación.

Koi echa otra mirada por encima del hombro mientras están afuera de su cabaña

compartida, es la más cercana al área común. —Es bonita pero demasiado callada, ¿te

imaginas de qué están hablando ahora? Probablemente de nada.


Me detengo frente a ellos, mirando por encima de sus cabezas. Espíritus, están

hablando de Chloe. Ella se balancea lentamente hacia adelante y hacia atrás en las

largas mesas entre Briar y Ravi. Capto la mirada burlona que Briar le lanza mientras

ambos se sientan con sus cuerpos inclinados hacia ella. Briar también debe verlo, ¿qué

podría pasar si me mantuviera fuera del camino? No debería haberla tocado, no debería

haberla arrastrado lejos de él en las puertas.

Se ve tan en paz con un cachorro en sus brazos, tanto que la expresión normal de

dolor que usa cuando está cerca de tanta gente está ausente, se parece más a cuando

estamos solos en la naturaleza.

—Jer'ik, ella se queda contigo, ¿ha hablado de Ravi?—, pregunta Kitsch, sin darse

cuenta de mi lucha interna por no sentir celos del macho.

Koi sigue la línea de preguntas de su hermano con la suya propia: —¿Siempre

está tan callada? ¿Es ella así contigo?

¿Qué le está diciendo? Puedo ver sus labios moverse y sus ojos fijos en su

dirección. ¿Le está sonriendo a Ravi?

—¿Jer'ik?— Sus voces se combinan, es suficiente para que aparte mi mirada de

ella.

Allí parado, me doy cuenta de que en realidad no sé nada sobre ella más que lo

que se puede observar. No le gustan las multitudes. Se pone nerviosa si cree que me

está molestando o que es una carga de alguna manera. Duerme boca abajo con la pierna

levantada hasta el pecho mientras la otra se extiende sobre las pieles. Le gusta una taza

de té matinal para empezar el día, bañada en dulces para cubrir el sabor amargo.

Probablemente le gustaría leche si la tuviéramos, pero aún no hemos incorporado

ningún pastor a la tribu, así que en el campamento escasea. Ella cobra vida en la

naturaleza, todos sus movimientos torpes y espasmódicos que encuentro entrañables en

el campamento, se desvanecen cuando estamos ahí fuera.


Sin embargo, ella realmente no me ha dicho nada, no sobre sus esperanzas y

sueños. No en lo que quiere de su vida. Nunca habla de su pasado, aunque es cierto que

tiende a ser un tema delicado para la mayoría de las humanas. No sé nada más que

quiere quedarse en mi cabaña, pero ¿era porque se sentía segura allí con un anciano que

no debería estar interesado en ella? ¿Todavía quiere quedarse allí ahora que le robé

cosas que deberían haberle quedado a su futuro compañero?

—Prepara tu cena y deja de chismorrear sobre las hembras, de todos modos eres

demasiado joven para ellas—, ladré, pasando junto a ellos.

Es un pensamiento posesivo y celoso que me viene a la cabeza cuando paso por

las mesas para preparar mi propia cena. ¿Pensaría en mí cada vez que su boca estuviera

sobre ella? Espero haberme abierto camino en su mente como ella hizo con la mía.

Espero que nunca pueda olvidar la sensación de mi boca cuando se corrió en mi lengua.

Está tan distraída con su hermano vinculado Ta'hwk y Ravi que ni siquiera se da cuenta

de que paso.
Capítulo 8
Chloe
Mirando los enormes troncos que forman las paredes alrededor de la tribu,

inclino la cabeza hacia atrás, mirando hacia arriba, hacia las cimas, —¿Cómo van las

cosas con Whitley?

No hemos hablado mucho desde que llegamos aquí, y una punzada de culpa me

recorre al darme cuenta. He estado tan absorta con Jer'ik que olvidé que tenía a alguien

más en este planeta. Creo que Ta'hwk podría ser mi primer amigo de verdad,

compartimos todo en esos meses en la naturaleza. No sucedió de repente, como ocurre

con todas las cosas, me tomó tiempo recuperarme. Ta'hwk siempre ha sido constante y

el tipo tiene el impulso para atravesar paredes como nadie que haya conocido antes. No

le importan y estar cerca de él es como una terapia de shock.

No es que no tuviera a nadie en la Tierra, las tenía. Hubo gente que habló

conmigo, gente con la que hablé en alguna ocasión, pero nunca fue así. Vigilaba

constantemente lo que decía y cómo lo decía, y era agotador estar rodeada de gente

durante demasiado tiempo. Las personas nuevas se sentían como montañas

insuperables, y las pocas que tuve en la escuela secundaria habían decaído por mi falta

de hacer cosas simples, como responder mensajes de texto o levantar el teléfono más de

una vez a la semana.

Ta'hwk no es una cura milagrosa, todavía me olvido de él cuando no está a la

vista. Sin embargo, volver a asumir este papel con él no me llena de pavor, se siente más

como volver a casa, a un lugar cálido y seguro. Estar aquí con él es como caer en tu

propia cama después de viajar durante unos días, como si finalmente pudieras relajarte
y respirar profundamente. A pesar de su comportamiento brutal, es firme cuando se

preocupa por alguien, y tengo suerte de ser una de esas personas.

Puedo escuchar el cambio sutil de pequeñas piedras y tierra antes del largo

suspiro de Ta'hwk: —La hembra no cede, no cree que soy capaz de cambiar.

Mi mente repasa las innumerables conversaciones alrededor de una fogata que

tuvimos viajando por la naturaleza durante todo el invierno: —¿Crees que tal vez

deberías aceptar el 'no' que ella te está dando y dejar de presionar?

No entendía su obsesión por la mujer antes, cuando ella era sólo una historia

contada junto a una fogata. Conocerla la primera vez no cambió eso, mi primera

impresión de ella me dejó con un sabor amargo en la boca. Uno pensaría que sería un

equipo humano en todo momento, pero, conociendo a Ta'hwk, no puedo soportarla, ni

su odio sin filtrar hacia mi amigo.

Al volverme hacia él, mi pecho se contrae, el hielo inunda mis venas, Ta'hwk es

un macho tan orgulloso, capaz de cualquier cosa en realidad, verlo tan derrotado es

físicamente doloroso. Sus hombros se han hundido y la lucha se le escapa, —Tal vez

tengas razón.

—Oye, ¿por qué me escuchas? Soy un desastre— digo rápidamente, no soporto

verlo así.

Una chispa de su habitual sonrisa vuelve a aparecer cuando se acerca, dejándose

caer sobre la hierba seca, arrojando sus brazos sobre de rodillas, —¿Qué te ha parecido

el macho? Tiene pinta de ir bien.

Mis dedos bailan entre sí golpeando las puntas de cada uno con mis pulgares. No

estaba segura de cuán obvia era mi propia obsesión, para mí parecía notoriamente

obvia. Seguí a Jer'ik como un cachorro perdido pidiendo un poco de su atención,

cualquier cosa que me ayudara a pasar las próximas horas. Aproveché cada momento

que pude, incluso hasta el punto de empujarme más allá de mis límites normales. Él

asistía a todas las reuniones de ancianos, sufría durante horas por las tardes
escuchándolos hablar sobre innumerables asuntos de la tribu y, peor aún, pedían mis

propias opiniones humanas para aconsejar mejor a Briar.

Me caigo de espaldas, reflejando su posición, —Honestamente, no sabía que

sabías sobre él, no hemos dicho nada públicamente, tenía la impresión de que él

tampoco quería.

—Eso es extraño, pero es un macho tranquilo, así que supongo que pude verlo—,

responde mientras recoge algunas hebras largas de hierba y las entrelaza.

—¿Tranquilo?— Solté una carcajada, inclinando mis rodillas hacia un lado para

mirarlo. Se me eriza la piel de emoción. He querido tener a alguien a quien contarle

sobre Jer'ik desde hace mucho tiempo: —Es todo menos tranquilo; de hecho, a veces es

muy mandón, me gusta.

Ta'hwk echa la cabeza hacia atrás, levanta las cejas y suelta una risa sorprendida:

—Ravi, ¿mandón?

—¿Ravi?

—¿De quién más estaríamos hablando, Chloe?— Su tono es cuidadoso mientras

gira la cintura para mirarme a los ojos.

La mirada intensa es suficiente para hacerme agachar la cabeza y mirar mis

manos en mi regazo, —Pensé que estábamos hablando de... Jer'ik.

—¡Jer'ik!— Su voz suena tan fuerte que me encojo por una fracción de segundo

antes de taparle la boca.

—¡Shh!— Le susurro, abriendo los ojos para ver si hay alguien cerca.

Su boca se mueve independientemente de la mano que le he puesto encima. —

Ese gorgojo de la lana no te ha tocado, ¿verdad?

Mis ojos brillan con sorpresa, liberando mi mano y limpiándola en mi ropa de

cuero y lo miro con los ojos entrecerrados, —¡Eso no es asunto tuyo!

Sus manos se alzan para agarrarme por los hombros, sacudiéndome ligeramente

mientras le devuelvo la mirada, confundida, —¡Chloe! ¡Es demasiado mayor para ti!
Liberándome de su agarre, me pongo de rodillas, —No lo hagas. No te atrevas a

hacerme eso, te he apoyado ciegamente en todo lo que has pasado con Whitley, no me

juzgues por gustarme quien me gusta.

Hace una pausa, asintiendo lentamente mientras sus ojos se mueven entre los

míos, —Chloe, sólo me preocupa que se esté aprovechando de ti.

Resoplando, vuelvo a caer, esta vez frente a él mientras cruzo las piernas, —Eres

la única persona en todo este planeta que me conoce, Ta'hwk, ¿crees que soy inmadura,

crédula, ingenua o simplemente deprimida? ¿O simplemente estúpida?

—¡Ninguna!— Para su crédito, lo dice rápidamente antes de añadir: —Pero eres

propensa a leer sólo a medias las intenciones de una persona, Chloe, eso no lo puedes

negar—. Su mano se agita, haciendo un gesto hacia el centro del campamento, —

Admito que he estado atrapado en mi propia vida, pero he estado prestando atención,

no estás haciendo amigos, ni siquiera estás tratando de hablar con las otras hembras.

—Eso no tiene nada que ver con esto, simplemente no soy buena con las

multitudes—, mi lengua se mueve sobre mi labio mientras miro hacia donde él hizo el

gesto, —Sin embargo, no importa, creo que lo arruiné todo.

Recoge su tejido olvidado, arrancando las hebras, —¿Cómo?

Cómo, de hecho. Me dejé caer de espaldas sobre la hierba marchita, agradecida

de estar cubierta desde el cuello hasta los pies o probablemente me picaría. Ya he

admitido que hay algo entre Jer'ik y yo, pero no estoy segura de si debería contarle a

Ta'hwk los detalles más importantes. Sin embargo, tiene razón: tiendo a leer solo a

medias a las personas, sobre todo cuando veo algo que lleva a enfrentamientos o es

remotamente negativo. Algo pasa en mi cerebro que me hace saltar al peor resultado

posible. Lo he hecho durante tanto tiempo que no estoy segura de cómo empezó, pero

suele ser mi única defensa, porque si ya sé qué podría ser lo peor, al menos estoy

preparada para ello.


Pasando mis manos por mi túnica, mi cabeza cae hacia un lado, —Dije algo que

le recordó a su compañera que falleció hace algún tiempo, fue como si pudiera ver el

fantasma de ella parada sobre mí en ese momento.

Todo el cuerpo de Ta'hwk se estremece como si su fantasma estuviera aquí con

nosotros ahora: —No lo conozco lo suficiente como para decirlo, todo lo que puedo

decirte es que me juró que no iba a cortejarte.

Es tan repentino que no lo espero, el choque de la realidad cayendo sobre mi

pecho mientras las lágrimas se filtran por las comisuras de mis ojos. Ni siquiera es que

quisiera que me cortejara, de hecho, no quiero eso en absoluto después de Ofjek. Sólo

quería, no sé, seguir haciendo lo que sea que estuviéramos haciendo. ¿Quizás más?

—Claro, por supuesto que no lo haría—, murmuro, cubriéndome los ojos con el

brazo.

Ta'hwk está tan callado a mi lado durante tanto tiempo que no creo que vaya a

responder, pero al final lo hace: —No debería alentar esto, no se hace aquí—, comienza

mientras mi brazo cae. Dejo que la parte de atrás de mi cabeza ruede contra la hierba

para mirarlo, —Pero tienes razón, eres más Luparian que humana, incluso en tus peores

días. Si estás leyendo algo de él, probablemente esté ahí.

Girándome completamente hacia un lado, apoyo mi cabeza en mi brazo, —¿Qué

significa eso?

Su pelaje a lo largo de sus hombros y a lo largo de su cola se ha relajado, ya no

está hinchado ni rígido. —Siempre has leído las acciones y el lenguaje corporal antes de

escuchar las palabras, eso es todo. Hacemos lo mismo, es lo que me sigue metiendo en

problemas con Whitley—, suelta una carcajada, sus ojos se ponen en blanco antes de

volver a mirarme, —Su cuerpo grita 'sí' mientras sus labios escupen 'no'.

La afirmación me sorprende. No me di cuenta de que era diferente por prestar

atención a esas cosas. Masticándolo, lo relaciono con cada pequeño encuentro que

puedo recordar mientras yacíamos tranquilamente bajo el sol poniente. Sin embargo, las
acciones de Jer'ik son tan confusas como sus palabras. ¿Cómo alguien pasa de robarme

el alma de mi pecho a querer enmascarar cualquier evidencia de ello en el lapso de unos

pocos latidos del corazón?

—Somos realmente malos en esto del amor, ¿eh?—, cuestiono mientras mis ojos

se elevan hacia el cielo, observando los diversos tonos de rosas, morados y nubes

blancas y esponjosas que se arremolinan a medida que desciende el sol.

Su resoplido de su risa me llega, seguida por el sonido de sus patas pateando en

algún lugar debajo de nosotros mientras yacemos en la hierba, —Si algo cambia, me lo

dirás, ¿verdad? No te quedes aquí si te resulta incómodo, podemos volver a la

naturaleza.

Mis cejas se levantan mientras muevo mi barbilla en su dirección, —¿Dejarías a

Whitley atrás?

Me da una triste sonrisa y se encoge de hombros. —Tú eres mi familia, Chloe,

puede que no compartamos sangre entre nosotros, pero eres la hermana que nunca

tuve.

Mi corazón se aprieta de una manera que nunca antes había sentido, el amor de

un amigo, de un hermano, es nuevo y reconfortante, es el tipo de sentimiento que

siempre deseé haber sentido con mis padres, pero que nunca alcancé del todo. Los

amaba, los amaba ferozmente, pero sentir que yo era su mayor error seguramente lo

frenó, tenso hasta los bordes deshilachados. Mis ojos recorren su rostro, captando el

momento, —Gracias Ta'hwk, por todo.

Sus colmillos brillan con su sonrisa, su nariz se arruga mientras su mano se lanza

para despeinar el cabello en la parte superior de mi cabeza, —Ve a casa Chloe, te veré

después de que regreses de explorar.

◆◆◆
Jer'ik
Si hay una persona en toda esta tribu que me dirá las cosas como son, es Whitley.

Apartando la cortina roja, doy un paso hacia adentro y la encuentro afilando sus

cuchillas en su mesa con una mirada de reverencia en su rostro. Es una humana

extraña, viscosa y astuta, pero leal y protectora. Una combinación tan extraña de

encontrar en una criatura, humana o no.

Ella me mira y asiente mientras deja su trabajo a un lado. —¿Necesitas que te

remienden?

Mi palma raspa mi barba mientras revuelvo palabras para explicar por qué estoy

aquí: —En realidad, esperaba algunos de tus consejos sin filtrar.

Mis cejas se levantan cuando ella patea una segunda silla, alguien debe haberle

hecho otra, ya que ella y Briar pasaron gran parte del invierno compartiendo solo una,

—Sé mi invitado, Bestia, aunque me temo que no hay teteras parlantes.

Como de costumbre, no entiendo parte de su significado, pero su sonrisa abierta

y sus ojos suavizados me dicen que la invitación es bastante cierta. Hundiéndome en la

silla frente a ella, mis garras se inclinan sobre la mesa antes de extenderse, —Hay una

hembra—, empiezo. Es más difícil de lo que pensé que sería admitir en voz alta estos

sentimientos que se gestan bajo la superficie. Una parte de mí está desesperado por

compartirlos, el otro está tan absorto en lo que se debe y no se debe hacer, que siento el

punzante aguijón de la vergüenza clavarse en la parte frontal de mi mente.

Su mano se cierra sobre la mía mientras se acerca a la pequeña mesa, sus ojos se

mueven hacia atrás en su cabeza hasta que no son más que blancos, —Mhhh.

Lo que sea que esté buscando, no hay nada como ser curado. Esa sensación es

horrible, como zarcillos hundiéndose bajo la piel, picazón, antinatural. Esto es más

suave, más parecido a una conciencia de cada parte de mí, tangible o no.
—Yo… quiero a esta hembra. Creo que ella quiere que regrese, pero…—

Espíritus de abajo, esto no debería ser tan difícil. He sido inquebrantable en todo lo que

pienso y hago durante años, tenerme tan atado como un joven inexperto es vergonzoso.

Ella suelta mi mano y de repente cae hacia atrás en su silla con una sonrisa

jugando en sus labios, mira hacia abajo como un Espíritu inquietante con su cabello rojo

cayendo alrededor de sus ojos blancos, —Así que te dejaré entrar en un secreto, ¿por

casualidad has hablado con ella sobre eso?

Mis oídos se mueven ante el sonido de las mujeres charlando en voz alta

mientras pasan, mis ojos siguen la cortina roja hasta que el sonido se apaga, —No es tan

simple, ella no es tan simple.

—Eres un macho inteligente, Jer'ik, ya sabes lo que quieres hacer, sólo quieres

permiso para ello—, dice mientras se levanta de la mesa para agarrar la tetera que está

sobre el fuego.

Sin embargo, mis ojos están fijos en un punto nudoso en la madera sobre la mesa,

sacudiendo la cabeza como si fuera a cambiar lo que la sanadora me está diciendo, o

más bien, dejándome descubrir por mí mismo: —Ya sabes quién es, ¿no?

Deja caer una taza frente a mí, sacándome de mi estupor mientras la llena

parcialmente con té antes de descorchar una pequeña botella de cerveza ketu y llenar la

taza, —Por supuesto que sí, puedo ver ese vínculo brillante y reluciente tensarse como

la cuerda de un arco, por todo lo que te estás alejando.

Todavía sacudiendo la cabeza, tomo la taza en mi mano, sintiendo el calor a

pesar de los bordes boscosos, el entumecimiento se apodera de mis sentidos, pero la

duda persiste, —Si supieras por lo que ha pasado, cómo está, sabrías por qué estoy

luchando con esto.

Señala su dedo directamente a mi nariz, bajando la voz mortalmente, —Maldita

sea, no lo sé, tú lo sabes, ¿por qué crees que es eso?


Como ella confía en mí, sé la respuesta al instante. Desde que la encontré en esta

cabaña el primer día, supe que por alguna razón los dos nos sentimos atraídos como

vrekki hacia las salinas. Mi pequeña tibbet ha estado cediendo, compartiendo más, dando

más de sí misma cada día que pasa, mientras yo he intentado mantenerme al margen.

—Pero ya me he acoplado antes, he sentido esto antes, ¿es posible que suceda

dos veces? Siento que estoy robando algo a cada momento, pero eso no se hace aquí—.

He visto reunirse a personas que han perdido a sus compañeros en la naturaleza, en los

partos, en las enfermedades y se apoyan mutuamente, encuentran consuelo en las

largas noches de invierno, pero nunca es un verdadero apareamiento.

Los ojos de Whitley regresan a su inusual tono verde mientras se estrechan al

mirarme: —No estás listo para el por qué, pero sí, es completamente posible.
Capítulo 9
Chloe
Jer'ik ha estado evitándome todo el día, al menos eso es lo que se siente. Estaba

completamente preparada para aceptar ser un reemplazo, una distracción, pero no

estaba preparada para ser ignorada, no cuando no había hecho nada malo. He repetido

ese primer momento en mi cabeza innumerables veces, pero él me besó primero. Podría

haber arruinado el final recordándole que no era ella, pero aun así él me besó primero.

Sin embargo, cuanto más pasa el día, más enojada estoy conmigo misma por estar tan

atrapada en un hombre que estaría bien con todo esto.

Puede que sea diferente, extraño, una anomalía de la mente humana, pero valgo

más que eso, merezco más que eso. Por mucho que anhele la sensación de normalidad

que tengo con él, no me rebajaré al suelo para que me pisoteen. Pasar tiempo con

Ta'hwk me recordó que no estoy sola aquí, que todos los días he elegido estar aquí en

esta cabaña con él. No puedo seguir haciendo eso si todo esto es unilateral.

Ya es bien entrada la noche cuando Jer'ik finalmente sale de la cortina de cuero,

en silencio con sus botas de piel en la mano mientras camina de puntillas sobre la

alfombra. La chimenea brilla suavemente con las brasas acumuladas, dando a la cabaña

tonos apagados de amarillo y naranja.

Había planeado confrontarlo, pero no hemos hablado desde entonces y ahora

que está enfrente, mis nervios se están apoderando de mí, haciendo que mi lengua se

sienta espesa en mi boca. No creo que se haya dado cuenta de que todavía estoy sentada

con mis propias pieles. Está de espaldas a mí mientras coloca sus botas en el estante

trasero y se quita el arnés que sostiene sus cuchillos de hueso junto con su túnica que

está arrugada debajo.


Finalmente se gira hacia mí y se detiene con las garras de su pulgar enganchadas

en su traje de cuero. —¿Por qué sigues despierta, tibbet?

Mis dedos se extienden mientras sostengo las palmas hacia arriba, mis manos

tiemblan mientras me encojo de hombros inútilmente, —Lo siento, lamento haberte

recordado a ella, lo siento mucho—, resoplo mientras las lágrimas corren por mis

mejillas. No pensé que lloraría, ni siquiera sé lo que estoy diciendo, simplemente está

saliendo a borbotones. —¿Podemos, por favor, volver a cómo eran las cosas antes?

Mis ojos se elevan hacia los suyos mientras él me mira desde el otro lado de la

cabaña, sus manos se han deslizado de sus pantalones de cuero, para colgar a sus

costados. Ta'hwk me ha dicho que me apoye en lo que mejor sé hacer, que si estoy

leyendo algo de él probablemente esté en lo cierto. Ahora mismo, sin embargo, estoy

inundada de sensaciones: la sensación de su collar colgando de mi pecho, las pieles

acumulándose en mi regazo, el sonido de mi respiración entrecortada recorriendo mis

pulmones.

Me levanto de mi montón de pieles y planto los dedos de mis pies descalzos en

las alfombras que cubren el piso en el interior de la cabaña. —Sé que no es a mí a quien

quieres, y... yo... está bien, pero necesito oírte decir eso, claramente.

Simplemente deja de evitarme, deja de dejarme sola en este lugar. No puedes simplemente

darme lo más cerca que he estado de la normalidad y luego dejarme. Eso es lo que quiero decir,

eso es lo que quiero decir.

No puedo concentrarme en sus ojos, así que me quedo mirando sus manos a los

costados mientras se cierran en puños, los músculos saltan a lo largo de sus antebrazos

mientras él está allí, —Chloe, malditos Espíritus de abajo, ¿qué estás diciendo?

Cuadro mis hombros incluso mientras mis dedos se frotan en círculos rápidos

tratando de protegerme de la ansiedad que se acumula en mí por su brusca voz: —

¿Crees que te he estado evitando por qué, exactamente?— Cruza la pequeña cabaña y
me acerca por mi túnica que se arruga bajo su agarre. —Tienes que ser muy clara

conmigo ahora mismo, tibbet , ayúdame a entender.

Mi estómago da un vuelco ante el sonido de su cariño hacia mí, pero más que

eso, su respiración entrecortada me atrae, como si este momento fuera tan crucial para

él como lo es para mí. —¿No estás enojado conmigo?

Puedo ver sus manos revoloteando a mi alrededor, sin saber dónde tocarme, se

posa sobre mis hombros y sus pulgares frotan círculos tranquilizadores, —¿Cómo

podría estarlo?

Un gemido ahogado sube por mi garganta, no quiero explicarlo, tal vez él ni

siquiera ha estado pensando en eso, —Tu compañera, dijiste que no podías… no pensar

en tu compañera. Pensé que estabas enojado porque lo arruiné, que te recordé que no

era ella y no has hablado conmigo, no has hecho nada conmigo desde entonces,

simplemente me has evitado todo el día.

Mi garganta arde por la fuerza que tengo que hacer para sacarlo todo y colapso

sollozando contra su pecho. El peso de su mano es pesado en la parte posterior de mi

cabeza mientras me acerca más, y el alivio sale de mí porque no me está alejando, —

Chloe, no, no a todo eso. ¿Cómo se te metieron estos pensamientos en la cabeza?

—No lo sé, no lo sé, pensé que eso era lo que querías decir, ¿no es por eso? Tú...

tú... —iba a decir: “Simplemente te detuviste, me miraste como si hubieras visto un fantasma y

justo después me dijiste que me vistiera”, pero nada de eso se entiende, mi garganta se

cierra, mi pecho se agarrota. Intento respirar pero no sale nada.

Me empuja por los hombros, y es suficiente para aflojar mis pulmones lo

suficiente como para respirar, —Mírame Chloe, mírame ahora mismo y respira.

Lo hago, parpadeo hacia él a través de los ojos borrosos. Su agarre sobre mí es un

ancla, pero es su voz la que me mantiene firme en lugar de flotar a la deriva en un mar

de pánico. —Espíritus, tibbet, no tenía idea de que eso era lo que estabas pensando. No

te estaba evitando—, presiona su frente contra la mía durante un largo momento


mientras se recupera, —Eso no es lo que quise decir, te lo prometo, Tibs, no estaba

pensando en ella mientras estábamos juntos.

—No entiendo—, y no lo entiendo, él había dicho que sí, ¿no? ¿Que había

acabado pensando en ella? Lo busqué toda la noche, pero no aparecía por ninguna

parte, al final me di por vencida y volví a la cabaña a esperar. Ahora es bien entrada la

noche y acaba de volver, ¿por qué?

Sus pulgares rozan mis ojos atrapando las lágrimas mientras sus labios forman

una línea sombría. — Me preguntaste cómo sabía lo que estaba haciendo, ¿recuerdas?

Lo admitiré, en ese momento, sí. Pensé en Ateri, pero sólo porque debería haberte

hablado de ella, mucho antes de que hiciéramos algo. Y sí, Tibs, no quiero hablar nunca

de ella mientras estás desnuda—, se ríe suavemente.

Me aprieto la túnica prestada sobre mis pequeños pechos, el escote abierto se

hunde entre ellos, mostrando mucho más de lo que normalmente nunca me atrevería,

mientras intento reconstruir dónde salió todo mal.—Lo siento.

—No te disculpes, nada de esto es culpa tuya—, sus manos suben y bajan por mi

espalda desnuda mientras mis hombros se curvan contra él.

—Dime por qué, Jer'ik. ¿Por qué me has estado evitando?— No puedo evitarlo,

necesito saberlo.

El músculo de su mandíbula se contrae mientras aprieta los dientes, —Tengo el

doble de tu edad, Chloe, nunca debí haber... No te estaba evitando, estaba tratando de

hacerme entrar en razón, cuando estoy contigo es... Es tan difícil olvidar que no puedo

tenerte—. Sacude la cabeza y aprieta con más fuerza. —Estaba tratando de darte algo de

espacio esta noche, tratando de darme algo de tiempo para descubrir qué decirte

después de que te robé esos momentos tuyos.

¿Eso era todo? ¿Ése es el problema aquí? Una sonrisa temblorosa se extiende por

mis labios mientras lo miro a los ojos donde la confusión frunce sus cejas, —Jer'ik... sé
que parezco joven, pero soy una mujer adulta, soy más que capaz de estar a cargo de

con quién quiero estar.

Sacude la cabeza, alejándose de mí y al instante extraño el calor de su cuerpo. —

No es tan simple, Chloe. Lo que te pasó en Hilltop... todavía te estás recuperando aquí

arriba.

Sus dedos presionan suavemente mi sien, golpeando ligeramente lo que no hace

más que encender un infierno debajo de mis costillas, —¿Entonces tú me quieres y yo te

quiero a ti, pero crees que estoy demasiado destrozada?

Él gruñe bajo su pecho, antes de resoplar: —No me mires así, tibbet, Ta'hwk ya

me ha advertido que me aleje de ti.

—No.

—¿No?

—No voy a dejar de lado mi vida porque alguien más piense que está mal. Estoy

tan cansada de que todos piensen que todo lo que me hace feliz está mal—. Pasando mi

mano por la cara, borro la evidencia de mi casi ataque de pánico. —He sido feliz aquí

contigo Jer'ik, nunca me has hecho sentir que no soy suficiente. Todos los demás

presionan por más y más y más, pero esto es todo, esto soy yo. Eres la primera persona

que me mira y me ve.

Pero aún no he terminado, ahora que todo está saliendo a la luz es más fácil.

Sabiendo que él siente lo mismo que yo, y que él es exactamente el hombre que pensé

que era, —Esto no es algo nuevo para mí, Jer'ik, siempre he sido así, ¿sabes?— Mi voz

se apaga a medida que los momentos pasan rápidamente por los ojos de mi mente,

recordatorios de todos los momentos en los que he luchado. Momentos como cuando

mi madre me miraba fijamente desde la mesa de mi cocina, congelada, intentando

comprender por qué no me hacía gracia la cita a ciegas que quería organizarme. ¿De

verdad había sido la última vez que la había visto? Ojalá hubiera ido a la estúpida cita,

la habría hecho feliz.


—No tiene nada que ver con haber sido arrojada a este planeta, o con lo que pasó

en Hilltop—, no soy como algunas de las mujeres que están traumatizadas por el viaje

hasta aquí. —Sé que Ta'hwk se preocupa por mí, en su manera autoritaria, pero no

debería haber hablado por mí.

Sin embargo, las cosas con Jer'ik son muy diferentes, o al menos eso pensé. —Sin

embargo, nunca me había sentido así contigo, siento que podemos hablar sin decir una

palabra. Has hecho que ser yo, se sienta normal.

Mis ojos se agrandan mientras lo miro, esperando que diga algo, cualquier cosa:

—¿Y bien?

—¿Sí?

Resoplando con los brazos cruzados, ¿por qué él es el que está callado ahora? —

Bueno, ¿qué piensas?

Deja caer la mano que cubría sus labios, revelando su sonrisa juvenil, —Creo que

eso es lo máximo que me has dicho—. Sus ojos se suavizan en las comisuras cuanto más

sostiene mi mirada, —No creo que estés rota, mi tibbet, simplemente no estaba seguro

de ser lo mejor para ti.

Bueno, supongo que mamá tenía razón después de todo. Ella siempre decía que

si hablaba más, encontraría un buen chico con quien sentar la cabeza. Mis labios se

curvan mientras me cubro la cara, —¿Cómo es posible que pienses que tú, entre todas

las personas, no podrías ser suficiente?

Sus dedos separan los míos de mis mejillas manchadas, —No puedes esconderte

de mí ahora, Tibbet, no después de todo eso—. Su nariz se desliza contra la mía, su

aliento susurra a través de mis labios mientras sostiene las puntas de mis dedos en sus

palmas de gran tamaño. —Supongo que tenía mis propias ideas sobre lo que deberías

querer, pero en lugar de eso has estado perdiendo el tiempo con un viejo macho.
Quiero besarlo, pero es tan alto que no puedo alcanzarlo. Así que beso sus dedos

mientras sostienen mis manos cerca de mi barbilla, —No estoy perdiendo el tiempo, he

estado exactamente donde quiero estar.

Sus mejillas se ahuecan mientras reprime una sonrisa, —Yo también, Tibs —, su

mano se desliza en la mía, apretándola ligeramente, —Prepararé un poco de té, no

deberíamos irnos a la cama tan molestos.

Asintiendo, lo sigo mientras él me lleva a la mesa. No estoy segura de si sus

necesidades simplemente se alinean con las mías, pero pasar unos minutos más juntos

antes de acostarme, será de gran ayuda. Sólo necesito un poco para restablecer mi

mente y borrar el pánico.

◆◆◆

Jer'ik
Mi mano recorre mi cara antes de que mis ojos se abran por el día, dejando

escapar un largo suspiro por mi nariz mientras extiendo la mano para sentir las pieles

vacías a mi lado. No me llena del mismo pavor que me ha venido todos los días

anteriores, porque hoy tengo planes de llenar ese lado de las pieles.

Al levantarme de las pieles, estoy exhausto y lleno de energía al mismo tiempo.

Mi pequeña tibbet dijo que no había nada más en ella, pero el tiempo que pasamos

anoche con nuestras cabezas inclinadas frente a tazas de té le ha demostrado que estaba

equivocada. Hablamos de todo y de nada durante horas hasta que se le cayeron los

párpados y casi se quedó dormida con los brazos cruzados debajo de la cabeza sobre la

mesa.

Había oído muchas cosas sobre el planeta del que procedían las humanas, todas

ellas condimentadas con sus propias experiencias personales. Escucharlo de Chloe fue

diferente, ella ve el mundo a su manera especial. Se contenta con cosas sencillas, como
charlar con un anciano mientras tomamos el té hasta altas horas de la noche o pasar

largos días lluviosos en casa. Encuentra propósito y belleza en las cosas que la mayoría

de nosotros tememos o ignoramos.

También hablamos de su mente y de cómo funciona. De los pequeños detalles

que nota, algunos son muy astutos, mientras que otros guían su mente por caminos

peligrosos. Es la diferencia entre qué tan bien lee el lenguaje corporal cuando caza, pero

al mismo tiempo asumir que un grupo de personas le da la espalda debe significar que

no es bienvenida. No tengo ningún deseo de cambiarla, ella es quien es, pero me

encantaría que la gente la viera como yo. Si ella los dejara, descubriría que casi todos

probablemente la amarían.

Es fácil de amar, y no como Ateri, que era ingeniosa e inteligente, o Briar, que

atrae a la gente con un magnetismo natural, o incluso Whitley con su comportamiento

peculiar. Es fácil de amar porque es mía, no hay ningún macho en este planeta que

pueda amarla como yo.

El pequeño cuerpo de Chloe todavía está enterrado en sus propias pieles, nubes

de esponjosos mechones besados por estrellas flotando a su alrededor. Mi túnica sobre

ella es holgada y se abre en el cuello mostrando el pálido valle entre sus pechos.

Enviarla a sus propias pieles había sido una prueba de mi propia rectitud moral. Ella es

mi pecado personal, amarla significa ir en contra de Ta'hwk y probablemente de los

mayores. Encontrar una vida con ella desafiará las creencias que incluso yo tengo sobre

mí.

Si iba a seguir este camino con ella, no lo haría en las sombras, porque eso sólo

amplificaría lo incorrecto del mismo. En lugar de eso, hoy hablaría con Briar,

públicamente si es posible, y le pediría permiso para cortejarla, con el respeto que se

merece, que es la única medida que me interesa seguir después de anoche.

Ver a Chloe así, con los ojos ardiendo de pasión por sus propios deseos, trajo las

brasas en mi pecho que había estado tratando de sofocar desde un carbón moribundo
hasta una llama rugiente. Se hizo eco de lo mismo que vi en los ojos de Ateri mientras

estaba de pie junto a la gran bestia con cuernos, su cuerpo hecho jirones pero su alma

aún viva para su compañero.

En cierto modo, me siento como cuando amaba a Ateri, la amaba ferozmente. En

muchos otros aspectos es diferente, Ateri era vibrante, capaz, me dejaba quererla pero

no me necesitaba. Chloe prospera de maneras diferentes, sacando un lado

completamente distinto de mí que se había perdido. Sin embargo, Chloe no es un

reemplazo, no es una distracción ni una miseria para la compañera que perdí.

Un día, si ella me reclama, hablaremos de Ateri, estoy seguro. Ahora no es ese

momento, no después de la confusión que causó antes. Chloe necesita sentirse segura a

mi lado, necesita sentir que un espíritu no permanece sobre su cabeza. La mejor manera

de hacerlo es aferrarme a mis propias virtudes.

La garra de mi pulgar roza su labio inferior mientras duerme, sus pequeñas cejas

pálidas se juntan, sus ojos se mueven detrás de sus párpados mientras se despierta: —

Despierta, tibbet.

Su mano encuentra la mía, entrelazando sus dedos entre los míos, apretándolos

contra su pecho mientras cierra los ojos con fuerza, —No es posible que ya sea de

mañana.

—Esto es lo que te pasa por divagar con un anciano a altas horas de la noche—,

bromeo.

Sus ojos se abren y se estrechan hacia mí mientras su nariz se arruga, —Idiota.

El calor se aprieta en mi estómago y mis ojos bajan hasta mi mano apretada

contra su pecho, —Dilo bien.

Su sonrisa me roba el aliento mientras se levanta hasta los codos, —Ahora estoy

levantada.

Inclinándome profundamente por la cintura, mi nariz roza la de ella, —Bien,

ahora puedo pedir un beso.


Ella levanta la barbilla, incluso mientras me pregunta: —¿Desde cuándo

preguntamos?

Mi dulce e inocente tibbet, me divertiré con esto: —Tienes razón, todavía no hay

besos, primero le presentaré mi caso a Briar para cortejarte. Quizás ni siquiera te pida

un beso hasta que me hayas tirado de la cola.

Su cálido aliento resopla, deslizándose por mi cuello antes de que me aleje para

ponerme de pie, ofreciéndole mi mano mientras farfulla: —¿Vas a qué?— Ella ignora mi

mano y rápidamente me rodea mientras camina por la pequeña cabaña.

—No—, dice, recordándome lo de anoche, lo que sólo aumenta mi desconcierto

mientras la veo mover las manos a los costados.

Como si estuviéramos recreando todo el asunto, respondo: —¿No?

Ella debe ver la conexión porque se ríe, o más bien se ríe mientras deja de

caminar, —Jer'ik, sé lo que eso significa aquí, eso es toda la vida para ustedes. No

puedo simplemente chasquear los dedos y decidir ser tu pareja.

—Entonces, ¿qué estamos haciendo aquí, Chloe? ¿De qué se trató anoche?— ¿No

fue ella la que vertió su alma en mis manos esperando que la atrapara? ¿No era eso lo

que estaba haciendo?

Se agarra el cabello a un lado de la cabeza, gimiendo antes de bajar los brazos, —

Jer'ik, ese es un gran paso, y sé que así es como ustedes operan aquí y probablemente

les estoy dando señales contradictorias.

Mi mano baja por mi cara, el sonido de mis garras rascando mi barba suena

fuerte entre nosotros. El calor llena mi pecho, reemplazando la frustración momentánea,

esta es Chloe, toda ella, desordenada, complicada y perfecta, —Está bien.

—¿Bien?

Mi pequeña tibbet no es una presa fácil en una trampa, tendré que cazarla. Eso

queda claro cuando la veo juguetear con su túnica en el centro de la cabaña. Por una
razón u otra, la idea de convertirlo en un noviazgo oficial la asusta, la hace tropezar y

ponerse de brillantes tonos rojos en el cuello y el pecho, —Sí, Tibs , está bien.
Capítulo 10
Chloe
Mis ojos se centran en sus hombros relajados, la falta de firmeza en su

mandíbula, sus manos sueltas a los costados, pero incluso viendo todo eso no estoy

convencido de que no estemos teniendo otro malentendido, —Yo... yo...— respira

profundo, Chloe, —¿Te parece bien o puedes salir de la cabaña y no volver a hablarme

nunca más?

Se acerca sigilosamente a mí como un viejo pistolero normal, paseando como si lo

hubiera hecho todo el tiempo del mundo. —Ya me tienes, Chloe, solo avísame cuando

decidas llevarme—. Su dedo con punta de garra pasa por mi cabello. mientras lo

empuja hacia atrás, colocándolo detrás de mi oreja, —Pero no me pidas que lo esconda,

no voy a fingir que no hay nada entre nosotros, esa es mi única petición a cambio.

Sus palabras me confunden y excitan a partes iguales. Confundida porque él

siempre ha tomado la iniciativa en todo lo que hacemos y emocionada porque creo que

ahora tengo novio, más o menos. Esto me parece un paso más natural, saltar desde lo

más profundo no es algo que pueda verme haciendo, no importa cuánto me importe.

Algo así, cielos… Espero que Jer'ik sea un macho paciente, porque no sé si alguna vez

sería capaz de hacer lo que hizo Briar frente a toda esa gente.

Tampoco me gusta la idea de anunciarlo, y el peso de la expectativa sobre mis

hombros, esperando a que decida, todos mirando para ver qué hago. Eso es lo que sentí

en Hilltop, los ojos siguiendo cada uno de mis movimientos cuando estaba cerca de

Ofjek, todos esperando para ver cuándo me retiraba. Solo de recordarlo me recorre un

escalofrío por la espalda y se me endereza, no, no quiero que sea así con Jer'ik.
Quiero darle algo. Quiero consolarlo como él me consuela a mí. Al menos puedo

hacer eso, escondida en nuestra cabaña de miradas indiscretas. Volviendo a mirar la

silla detrás de mí, la acerco, enganchando la parte superior de mi pie alrededor de la

pierna y arrastrándola por las alfombras. Apoyo mis manos contra sus gruesos bíceps

mientras subo, mientras él me mira con esa sonrisa encantadora, a pesar de que la

curiosidad colorea sus ojos.

Un asentimiento brusco y un resoplido después. Estoy satisfecha con mi plan,

aquí arriba en la silla estoy cara a cara con él por primera vez. Es una perspectiva

completamente diferente, estoy tan acostumbrada a estirar el cuello hacia atrás para

mirarlo, que es casi extraño. Puedo ver cada pequeño cabello en sus cejas oscuras, cada

pequeño temblor de músculos mientras su expresión cambia.

Su sonrisa ha desaparecido, su lengua sale disparada, en marcado contraste con

sus labios gris oscuro, y sus párpados caen ligeramente sobre sus ojos color ámbar. —

¿Qué estás haciendo, tibbet?

—Te estoy haciendo una promesa—, le digo. No tengo la misma confianza que él

tiene, así que no lo consumo con mi beso, es más bien un beso tierno, tentativo, de

búsqueda.

No se agarra a mí, ni me presiona para que le dé más, sus brazos permanecen

laxos a los lados mientras se balancea contra mí, aceptando todo lo que estoy dispuesta

a darle. Sin embargo, él es mi única experiencia, sólo he tomado lo que él me ha dado,

pero es totalmente diferente ser la que da. Cuando Jer'ik me besó aquel día, estaba

consumido, hambriento y apasionado. Me besó como si estuviera desesperado por

hacerlo, y terminó tan rápido que no tuve tiempo de aprender el tacto de sus labios ni

su sabor.

Esta es una promesa, sin embargo, le prometo que lo intentaré. Quiero más, pero

aún no estoy segura de cómo se ve eso, ni siquiera estoy segura de qué le estoy

pidiendo. Cierro los ojos con fuerza mientras los nervios empiezan a apoderarse de mí.
Las preocupaciones flotan en mis pensamientos, ¿estoy haciendo esto bien? ¿Me huele

el aliento? ¿Cree que mis besos son escasos en comparación con los suyos?

Mis dedos se aferran a la parte posterior de su cabello, tratando de disuadir los

pensamientos persistentes, de concentrarme únicamente en él. Cuando lo hago,

finalmente me toca y sus manos agarran la parte posterior de mis muslos, todavía

desnudos por dormir. Lo repentino de esto, la sensación de sus manos callosas en las

partes sensibles de mi piel hacen que mi mente se quede afortunadamente en blanco. Lo

único en lo que puedo concentrarme es en lo bien que se sienten las puntas de sus

garras contra el interior de mis muslos, en lo cerca que está de mi núcleo, en lo fácil que

sería para él deslizar sus manos un poco más arriba.

Gemir contra sus labios, aplastar los míos contra los suyos, el silencio de

cualquier cosa en mi cabeza más allá del dolor latente por más, es perfecto. No puedo

decir las palabras. No puedo pedir más, pero puedo suplicar con mis labios a mi

manera silenciosa. Prácticamente me ronronea, su pecho retumba a su manera

Luparian, un intenso gruñido que sale de lo más profundo de su ser. Coloco los codos

entre nosotros y deslizo las manos por su cuello. Dios, quiero más, quiero que me

levante por los muslos hasta que mis piernas se cierren a su alrededor, quiero que me

tumbe de nuevo sobre la mesa.

La enormidad de la mañana me golpea rápida y velozmente, bailando en un

peligroso tango de emoción y miedo. Me dejo caer de puntillas, vacilando en mi

posición, —Lamento haber asumido lo peor de ti ayer.

Sus ojos color ámbar reflejan los míos, con párpados pesados y espesos como la

miel con un remolino de sorpresa ante mi cambio repentino. —Si eso es en lo que estás

pensando cuando me besas, no estoy haciendo un muy buen trabajo.

Mis labios se fruncen juguetonamente incluso cuando mi nariz se arruga, —

¿Perdiste tu toque?
La sonrisa que aparece sobre sus colmillos distrae, incluso deslumbra: —Debe

serlo, solo tendré que esforzarme más.

El ir y venir alivia algo del nerviosismo que quiere deslizarse por mi columna,

este es el mismo Jer'ik, solo viene con besos y caricias, y otras cosas para explorar ahora,

—Supongo que debería bajarme de la silla ahora.

Él mira mis dedos de los pies que se mueven en el borde de la silla, soltando una

carcajada como si recién estuviera recordando que está allí. Sus manos se aprietan

debajo de mis muslos, —Mmh, me gusta tenerte así de alto.

Con un tirón repentino, mis muslos se levantan, las piernas colgando mientras

me esfuerzo por agarrarme de su cuello con un grito poco femenino. El calor se esparce

como un reguero de pólvora por todos lados donde nuestros cuerpos se encuentran,

desde mis manos hasta mis tobillos cruzados detrás de su espalda, —Qué lástima por ti,

ya terminé de crecer, elegiste a la enana de la raza humana.

—¿Una humana? Estaba seguro de que eras un tibbet todo este tiempo.— Su

aliento recorre mi mejilla antes de que sus labios rocen el caparazón de mi oreja,

haciéndome retorcerme contra él, —Iba a pedirte que me enseñaras todos tus agujeritos

de tibbet.

La profundidad burlona de su voz es mi perdición, pero esa de ahí es suficiente

para arrancarme una carcajada: —Oh Dios, eso fue tan cursi.

Mis piernas caen de su cintura mientras él lentamente me deja caer al suelo,

sonriendo con encanto juvenil, —Supongo que si tenemos alguna esperanza de salir del

campamento hoy, deberíamos ponernos en marcha.

Hago una pausa lo suficiente para dejar que mis risas se apaguen, asintiendo

mientras recupero el aliento, —Prepararé nuestras mochilas si nos traes el desayuno.

Observa el sol que se filtra por los bordes de la cortina de cuero: —Creo que

dormimos después del desayuno, pero veré qué puedo encontrar para nosotros.
Se desliza silenciosamente sobre sus extrañas patas que todavía me toman por

sorpresa cuando las veo por el rabillo del ojo, incluso después de todo este tiempo.

Volviendo mi atención a la cabaña, camino sobre las alfombras y recojo nuestras

mochilas que cuelgan de dos ganchos hechos con colmillos en el costado de los estantes

en la parte trasera de la cabaña. Dejándolas caer sobre la mesa, noto el nuevo par de

cueros, son demasiado pequeños para ser de Jer'ik... ¿son para mí?

Al sacudirlos, pedazos de hilo vuelan, flotando en el aire antes de caer

lentamente hacia abajo, definitivamente de mi tamaño, no había visto cuero tan

pequeño en todo el tiempo que he estado aquí. Mis dientes se mordisquean cuando me

doy cuenta de que no hay lazos en la cintura, sino un pequeño botón de madera con

pequeños símbolos tallados en los bordes. ¿Jer'ik los hizo para mí?

Sonriendo, me subo los cueros por las piernas y los abrocho, el ajuste no es

absolutamente perfecto, pero para cueros que ceden muy poco, es notablemente

ajustado. En todo caso, me quedan un poco ajustados en la espalda, pero son cómodos

en la cintura. Feliz con ellos, vuelvo a abrir el botón y agarro una de mis túnicas más

pequeñas, me la pongo rápidamente y meto el exceso.

Ojalá tuviera un espejo, por primera vez en meses siento que llevo ropa que me

queda bien. No más pantalones caídos, no más nudos en la cintura. Claro que la túnica

todavía es un poco grande, pero con los pantalones ahí para meterla, es más como una

blusa. Sonriendo, vuelvo a los estantes y saco el pequeño arnés que Jer'ik me dio cuando

empezamos a salir a cazar. Está destinado a los niños más jóvenes que entrena, pero

resulta que me queda perfecto.

Nuestros paquetes están bastante bien repletos de lo básico, por lo que

terminarlos no es una gran tarea. Las raciones secas entran junto con otras pequeñas

necesidades, como las piedras de fuego envueltas en sus fundas de cuero. Sólo por

seguridad, deslizo mi manual en el mío. En el mejor de los casos puedo leerlo por la
noche para pasar el tiempo, en el peor de los casos lo necesitamos por alguna razón u

otra.

Al asomarme por la cortina, no veo a Jer'ik bajando por el camino todavía, así

que me siento en la silla y me acerco más las cintas para el pelo. Si vamos a salir por

mucho tiempo, debería trenzarlo fuera de mi cara para no pelear con él durante todo el

viaje. Hago un rápido trabajo para trenzarla hacia atrás, tirando pequeños trozos para

hacer las trenzas más grandes y menos infantiles antes de atarlas con las pequeñas

cintas de cuero.

Si soy honesta conmigo, puede que me esté arreglando un poco. Entre los

momentos compartidos con Jer'ik esta mañana y cómo me siento con ropa ajustada,

quiero intentarlo, al menos más que últimamente. No me he sentido como una mujer

completa desde que llegué aquí, es más, no me he sentido como mi propia persona

desde hace mucho tiempo.

Frunciendo los labios mientras termino de atar la última trenza, sé que no

debería igualar mi valor con los afectos de Jer'iks, pero es difícil no sentir un aumento

en mi autoestima. Todavía necesito seguir aprendiendo, adaptándome y encontrando

maneras de hacer una vida aquí. Es sólo que, desde aquel día en la cabaña de la

sanadora, he esperado que la vida que hago aquí lo incluya en él. Ciertamente no está

de más querer verse bien para él.

La cortina de cuero se retira, cegándome momentáneamente mientras el sol baña

toda la cabaña con luz. —Estamos de suerte, Tibbet, alguien tuvo la amabilidad de

reservarnos algo de comida cuando no aparecimos esta mañana.

—Probablemente Ta'hwk, tuvimos una larga conversación sobre... nosotros —, le

digo mientras se dirige a la mesa.

Deja los platos y levanta el ceño mientras se une a mí. —Me sorprende que

todavía tenga cola esta mañana, tu hermano no es mi mayor admirador.


El plato poco profundo frente a mí contiene mi comida Luparian que menos me

gusta, en el mejor de los casos es similar a la avena. Mi nariz se arruga cuando tomo la

cuchara y hurgo en la superficie. —Al principio tenía algunas palabras coloridas para

describirte, pero hemos llegado a un acuerdo.

—Toma—, saca una pequeña bolsa de su regazo, sonriendo mientras se inclina

más cerca, —pasé por la cabaña del anciano cuando vi lo que era el desayuno y regateé

con Badu por esto.

Liberando el pequeño cordón, miro dentro de la pequeña bolsa, frunciendo el

ceño ante la pasta marrón que hay dentro, —¿Qué es?

Su sonrisa nunca se desvanece, iluminando su rostro mientras toma la cuchara

pequeña atada al costado de la bolsa y saca una cucharada para dejarla caer sobre mi

avena, —Alana me dijo que esto sabe mucho a algo de tu Tierra, creo—. La he visto

agregarlo a muchas cosas, incluida ésta.

Al girar la harina de avena alrededor, la pasta se rompe y se mezcla con bastante

facilidad antes de que la acerque tentativamente a mis labios. Una vez que llego tan

lejos no me detengo mucho, ya que el olor a azúcar moreno y canela flotan en mi nariz.

Juro que mis ojos se cruzan mientras chupo la punta de la cuchara, mis hombros se

hunden mientras me inclino hacia Jer'ik, —Oh Dios, es tan bueno.

Tomar otra cuchara colmada y dar el siguiente bocado es digno de gemir, pero

esta vez soy lo suficientemente consciente como para darme cuenta de que Jer'ik me

está mirando. Su garganta se mueve mientras me mira tragar, — Tibbet —, advierte

mientras una sonrisa aparece en mis labios alrededor de la cuchara.

Con un gruñido masculino que golpea el pecho, me toma por la barbilla, besa la

sonrisa de mis labios mientras agarro con fuerza la cuchara en mi mano para evitar que

se caiga. Se acabó tan rápido como empezó, pero entre el subidón de azúcar y el beso,

mi cabeza da vueltas.
Como si no hubiera pasado nada, toma un bocado y nos explica el día como

siempre: —Saldremos muy tarde, pero llegaremos a la frontera antes del anochecer. No

haremos mucha recolección en el camino, o nos agobiaremos demasiado, así que no te

concentres en eso esta vez.

Es fácil volver a caer en la rutina con él, así que asiento mientras él continúa,

tragando lo último de mi avena, mientras trato de no tardar demasiado. Después de

todo, tiene razón, probablemente sea cerca del mediodía y, independientemente de lo

que esté pasando entre nosotros, todavía tenemos un trabajo que hacer para la tribu.

◆◆◆

Jer'ik
Mis pensamientos se dispersan mientras dejo que Chloe nos guíe hacia el

marcador oeste, sólo ha recorrido este camino una vez antes, pero parece mantener el

rumbo con facilidad. Ha estado callada desde que nos fuimos, volviendo fácilmente a

nuestros roles más cómodos entre nosotros. Una parte de mí se siente aliviada por ello:

si hubiéramos seguido jugando a sobrepasar los límites esta mañana, estoy seguro de

que habría hecho el ridículo. Incluso ir detrás de ella es una provocación, con sus

nuevos cueros ajustados que se amoldan a ella como una segunda piel.

Sonrío para mis adentros y aparto la mirada, el enamoramiento es un rasgo

Luparian del que incluso yo soy víctima, siendo mayor y más sabio. Sin embargo, he

hecho todo lo que he podido para dejar que nos lleve a lo que ella quiera desde nuestras

confesiones de anoche. Quiero ver qué libertades se toma, como mis túnicas por la

noche. Quiero saber hasta dónde puede llegar sin que yo tome el control. Una vez que

lo sepa, quiero empujarla más allá y mostrarle mucho más.

Parte de esto, sin embargo, es que quiero estar seguro de que si tuviera la opción,

ella haría el mismo que temí haberle robado ayer. Quiero verla elegirme no porque yo
se lo pida, sino porque es lo que ella realmente quiere. Más allá de eso, todavía hay más

cosas que quiero saber antes de dejar que la hembra se ate a mí. Como lo que ella quiere

para sí misma, lo que quiere de mí. Por mucho que me hubiera encantado una vida

llena de cachorros, dudo que comenzar tan tarde en mi vida sea una buena elección. Si

eso es un factor decisivo para ella, no estoy seguro de dónde nos dejaría eso. Una vez

que sepa estas cosas, podré sentirme más seguro de volver a mencionar a Ateri y

cortejarla. Hasta entonces, lo único que puedo hacer es rezar a los Espíritus de arriba

para que me den la fuerza para resistir mis impulsos más básicos.

Chloe se detiene delante de mí, su cabeza se inclina en ambas direcciones

mientras escanea el área, —Eh, ¿Jer'ik?

Me detengo a su lado, tratando de descubrir qué llamó su atención, pero no veo

nada. —¿Escuchaste algo?

Ella se gira hacia mí incluso cuando comienza a retroceder, sus cejas pasan de ser

tensas y preocupadas a ser juguetonas en un lapso de respiro. —¿Crees que podrás

seguir el ritmo?—, se burla antes de darse vuelta y echar a correr.

Mi pene se sacude ante la idea de cazarla, perseguirla a través de la naturaleza, y

me decido en ese mismo momento mientras salgo tras ella. Sus pequeñas risitas alegres

atraviesan la maleza que tiene delante, el sonido de su mochila rebotando en su espalda

la delata incluso a través de la densidad de la misma.

Un gruñido sale de mi garganta cuando me enredo en las enredaderas, donde

ella se desliza como si enhebrara una aguja con su pequeño cuerpo, —Será mejor que

corras, pequeña tibbet, una vez que hayamos pasado por esta maleza, serás mía.

Su chirrido en respuesta redobla mis esfuerzos por atravesar la maleza,

poniéndome a cuatro patas para sumergirme mejor a través de los bajos senderos de

animales que ya existen. Puedo ver sus botas adelante, saltando y girando mientras

corre. Más adelante, tal como sabía que sucedería, la maleza se adelgaza y ella sale

corriendo, moviendo los brazos mientras corre por el bosque.


Me mantengo agachado, las puntas de mis pies se hunden profundamente en la

hojarasca y se empujan, mis garras me empujan hacia adelante mientras mi velocidad

rápidamente coincide, luego supera la de ella hasta que estoy justo sobre su trasero sin

cola, listo para saltar. Empujando mis nudillos, las hojas se dispersan abajo en una

ráfaga mientras nos deslizamos por el suelo del bosque, su cuerpo se dispara hacia la

izquierda justo cuando la alcanzo.

Ella mira por encima del hombro, sus ojos se agrandan cuando ve por lo poco

que la perdí, luchando por hacer el giro brusco detrás de ella, —¡Demasiado lento!

Sus burlas encienden un fuego en lo más profundo de mis entrañas y, por un

instante, me recuerda tanto a Ateri que se me corta la respiración. No me produce el

dolor de antes, es más un sentimiento de asombro. Siempre he sabido que no se

parecían en nada, pero ver a Chloe juguetona, con una sonrisa en los labios y una burla

en el tono, es una faceta que no había visto antes. ¿En quién se convertiría esta hembra

cuando fuera bien amada, bien apareada? ¿De qué más podría ser capaz si alguien le

diera todas las razones para sentirse segura y protegida?

Lo que me atrajo de Chloe al principio fue una segunda naturaleza dentro de mí,

que nunca antes había dejado salir a la superficie, ni siquiera con Ateri. Me he

cuestionado a cada paso si estaba haciendo lo correcto, pero ver esto frente a mí, una

chispa de hembra indómita, silencia gran parte de las dudas que me han acosado desde

que le regalé ese collar. Quizás soy exactamente lo que ella necesita, un macho lo

suficientemente mayor como para saber cuándo presionar y cuándo nutrir. Quizás toda

mi vida después de Ateri fue sólo una lección para prepararme para ella. La verdad es

que, si lo admito, ella es mía desde que se puso ese collar, y yo de ella.

El marcador de límite rojo brillante atado a un árbol más adelante es como un

faro en la luz de la tarde que se filtra a través del dosel. Ella grita cuando lo ve, sus

piernas la llevan hacia él a velocidades que no creería posibles para una humana con
piernas tan cortas. Entonces se acabó el tiempo de juego, es hora de mostrarle a la

hembra, la bestia que quiere sacar.


◆◆◆
Mis manos se aferran a sus caderas mientras inclino las puntas de mis pies hacia

adelante, patinando sobre las hojas mientras acerco su cuerpo al mío y me preparo para

la inevitable caída. Mi cola se mete con fuerza en la parte posterior de mis piernas

mientras caemos hacia atrás, la repentina parada del impulso nos arroja al suelo.

Aterriza con un suave umpf contra mi pecho, respirando agitadamente mientras el

sudor corre por su nuca.

Se retuerce cuando aflojo el agarre, se mueve hasta que sus rodillas se colocan a

ambos lados de mí y sus manos se apoyan en mi pecho. Jadea para recuperar el aliento,

aunque sonríe, —No estoy segura si esto cuenta como si ganaras tú o yo.

Mis pulgares encuentran el pliegue donde su muslo se une a sus caderas, la

necesidad y el humor se arremolinan en una mezcla embriagadora mientras mis ojos se

estrechan hacia ella, —Depende, Tibbet, ¿vas a rebotar?

Sus ojos se abren increíblemente cuando le doy un pequeño rebote sobre mi

vaina, ya abultada por la tensión de mi pene suplicando liberarse. Lo dije como una

broma, pero cuando sus ojos se entrecerran después de la sorpresa inicial y sus caderas

giran contra las mías, me doy cuenta de que tiene razón. No estoy tan seguro de estar

ganando este juego.

—Supongo que me atrapaste—, murmura en voz baja mientras las puntas de sus

dedos me hacen cosquillas en el estómago, amortiguados por mi túnica. —Así que te

daré un premio—, dice más fuerte, sus ojos se fijan en los míos. Incluso mientras me

arranca las cintas de cuero.

En el momento en que los cueros se sueltan, cualquier control que tenía sobre mi

funda falla cuando se abre para su toque, mi pene ya duro y hambriento de la apretada

presión de su vagina, brota de sus confines. El poco control que me queda me hace
alcanzarla y tirarla hacia abajo por la nuca mientras aprieto mis labios contra los de ella:

—No es necesario, déjame cuidar de ti, Tibs.

Mi distracción hace poco para disuadir su pequeña mano que busca mientras se

extiende entre nosotros para agarrarme, —Quiero hacerlo, pero te aviso, tampoco tengo

mucha práctica con esto, bueno, ninguna en realidad.

Espíritus, hembra, no me digas eso. No debería estar tan engreído y contento de

recibir tantas de sus primicias. Mi pene se sacude en su mano, apretándose a medida

que el nudo en la base se expande, —Pero se supone que debo ser yo quien cuide de ti,

Tibbet—, lo digo como un último intento, pero rápidamente la voluntad de detenerme

está menguando.

Ella se inclina hacia atrás antes de deslizarse por mis muslos, —¿Quién lo dice?—

Una pequeña ceja arqueada se levanta mientras se acomoda entre mis piernas, —Jer'ik,

si pensabas que necesitaría ser una amante mimada porque tengo ansiedad, pensaste

mal.

Su aliento se agita contra la cabeza de mi pene, haciendo que mi cuello se rompa

hacia atrás incluso mientras me apoyo en mis antebrazos, — Tibs ...— Intento formar un

pensamiento coherente, pero esto va más allá de las fantasías que he representado en mi

cabeza, en las pocas ocasiones que me he tomado desde que la conocí.

La había imaginado tímida, reservada, teniendo que tentarla a salir de su

caparazón para que se abriera a mí. Ella no es nada de eso ahora, cualquier experiencia

que le falte, la compensa con hambre cruda, y todo eso está destinado a mí. No esperaba

esta pequeña criatura salvaje, pero seré doblemente maldecido por los Espíritus de

abajo si tenerla así no retuerce mi nudo aún más. Se me escapa un gemido cuando

puedo mirarla de nuevo. Ella todavía está preparada y esperando, su mano lucha por

conectarse sobre el nudo en la base de mi pene y su boca parece increíblemente

demasiado pequeña para hacer el trabajo que se propuso realizar.


Mi mente se queda en blanco, desesperada por decir cualquier palabra que esté

esperando para hundir esos suaves labios sobre la cabeza de mi verga: —Espíritus,

Chloe, abre esa boca tuya y pruébame, entonces.


Capítulo 11
Chloe
Los colmillos de Jer'ik se clavan en su labio inferior mientras mira hacia mí a lo

largo de su cuerpo, y nunca me he sentido tan libre y poderosa como en este momento.

Ahora que no oculta su deseo ni me mantiene a distancia, puedo ver todo lo que me

estaba perdiendo. El ronroneo de su pecho se corresponde con la caída de su vientre al

inspirar, mientras mis labios se acercan a la cabeza de su pene. Si no lo conociera, diría

que es un virgen ruborizado por la forma en que se retuerce debajo de mí, jugueteando

como si no pudiera estarse quieto. Noto la tensión de sus muslos, que me aprisionan a

ambos lados, el temblor que le recorre a la primera embestida.

Todo eso me dice que no estoy sola en esto, sus palabras de anoche no fueron

simplemente eso, sino que de alguna manera encontré la llave de la cerradura que lo

mantuvo alejado de mí. Mis ojos se cierran ante ese pensamiento, dejándome liberar de

mi propia prisión en la que me he metido. No la necesito aquí, no con él. Puedo dejarme

llevar y simplemente disfrutar esto tal como es.

Si hay algo que he aprendido de mis noches solitarias en mi departamento, es lo

que realmente parece gustarles a los hombres en esos videos, cuando la línea entre la

actuación y el verdadero placer se desdibuja. Quería poner a prueba mis teorías, pero

nunca antes había tenido la oportunidad. Así que en lugar de jugar con Jer'ik,

lamiéndolo tímidamente, provocándolo y tratando de aparentar que estoy haciendo algo

sexy, ahueco las mejillas, meto la lengua bajo su longitud cónica y lo tomo hasta que

llega a mi punto de ruptura en el fondo de mi garganta.

—¡Jodidos Espíritus, Chloe!—, maldice, arqueándose hacia arriba, hundiendo sus

garras en mis trenzas mientras sus caderas sufren espasmos. Su agarre se intensifica
cuando no me detengo y sus caderas se agitan salvajemente debajo de mí. —Me vas a

dejar en ridículo si sigues haciendo eso, hembra—, gime mientras aprieta los dientes y

se le ven los pómulos al esforzarse por contenerse.

Liberarlo para responder o burlarme de él me alejaría más de mi objetivo, así que

mantengo mis labios firmemente sellados alrededor de su longitud. Lo tomo lo más

profundo que puedo, hasta que las lágrimas pican en las comisuras de mis ojos y mi

garganta se convulsiona alrededor de la cabeza de su pene, tratando de tragármelo.

Su aliento sisea entre sus dientes apretados antes de que finalmente se liberen y

ese gemido tan profundo y estremecedor sale de sus labios como pecado líquido. Su

semen estalla entre mis labios, llenando mi boca más rápido de lo que puedo tragar, y

se filtra por su eje mientras tiro mi cabeza hacia atrás para tomar aire.

Las hojas flotan en todas direcciones mientras él se desploma contra el suelo,

riendo incluso mientras extiende sus manos para encontrar una parte de mí a la que

agarrarse. Terminan en mis muñecas, tirando de mí hacia adelante y subiendo por su

pecho antes de que me rodee con sus brazos y me abrace con fuerza. —Me sorprendes a

cada paso, Tibbet, nunca me han succionado la semilla y el alma en al mismo tiempo.

Su risa muere hasta convertirse en una suave risa antes de que su nariz se

entierre en la parte superior de mi cabello mientras apoyo mi cabeza en su hombro. —

Imagina lo que puedo hacer con mis otros agujeros, como tú dices—, bromeo.

Un gruñido sube desde su pecho mientras nos da la vuelta, sus ojos bailando

sobre mí mientras se apoya encima mío, —Me lo imagino, lo he hecho todas las noches

mientras estabas acurrucada en tu propia guarida, deseando que estuvieras en la mía.

Es un misterio cómo mi corazón puede sentirse perfectamente tranquilo y

acelerado al mismo tiempo, pero lo es cuando vuelvo a mirar fijamente sus ojos de oro

líquido. Mi respuesta muere cuando alguien se aclara la garganta a unos metros, una

mujer. Ambos giramos la cabeza en esa dirección, y me mortifico al ver no a una, sino a
dos personas de pie a poca distancia, con aspecto de haber salido de detrás de los

grandes árboles.

La mujer es humana, obviamente, incluso con la capa que lleva puesta mientras

está de pie con su cabeza apenas alcanzando el hombro del macho Luparian. Con el sol

todavía detrás de ellos, es difícil distinguir las características exactas. Reprimo el grito

indigno que amenaza con salir cuando Jer'ik nos pone a ambos de pie, y no puedo

evitar estremecerme al saber que sus cueros están abiertos de par en par.

Para crédito del extraño, ninguno de los dos inclina la cabeza hacia abajo, incluso

cuando se recoloca los cueros con dedos rápidos y fuertes tirones, —¿Hay alguna razón

en particular por la que decidiste interrumpirnos?— Jer'ik ladra mientras se para frente

a mí, con los brazos cruzando sobre su pecho.

El macho mira a la hembra y murmura algo en voz baja. No logro entender entre

el tono bajo y la forma entrecortada en que lo dice. La mujer suspira profundamente,

sus finos dedos retiran su capa, —Él quiere saber si estás reclamada.

Mis cejas se juntan porque una humana está traduciendo para un Luparian...

¿para un Luparian?, ¿tienen diferentes dialectos aquí? Su figura es tan exuberante como

la de Briar, muslos gruesos encerrados en un cuero que no había visto antes, es casi

negro sólido con puntitos blancos en sus pantorrillas. Sin embargo, lo más notable,

cuanto más los miro, es el cordón alrededor de su cintura que baja por la parte posterior

de su capa antes de aparecer repentinamente en sus manos y que apenas puedo ver a su

lado.

Antes de que Jer'ik pueda responder, toco suavemente su espalda con una mano,

justo encima de su cola mientras el pelaje me hace cosquillas en las manos, esperando

que reciba el mensaje silencioso que estoy tratando de enviarle. Su propia mano recorre

mi muslo, acercándome más, y las líneas de tensión a lo largo de la parte posterior de

sus bíceps se tensan.


—Soy de ella—, dice simplemente, girando la cabeza hacia un lado mientras

observa a los recién llegados mientras nosotros los observamos.

El macho vuelve a susurrarle a la mujer de piel oscura, esta vez más bajo

mientras hace gestos entre nosotros. Su nariz se arruga con disgusto ante cualquier cosa

que él diga antes de escupir: —NO le voy a preguntar eso.

Jer'ik resopla antes de que un gruñido molesto resuene en su garganta, su peso se

ajusta de un pie a otro, —Suficiente, haz la pregunta para que podamos continuar con

nuestro día.

El macho hace una serie de sonidos con su lengua, sus ojos oscuros se

entrecierran en Jer'ik mientras da un paso adelante, lo suficiente como para que pueda

verlo claramente cuando cruza la línea de sombra. Parece ser sólo un poco más joven

que Jer'ik, su pelaje marrón oscuro lo cubre con puntas negras en las orejas. Sin

embargo, sus rasgos son más esbeltos que los de Ta'hwk, rígidos y severos.

Sólo tengo unos instantes para empaparme de su aspecto antes de que otros,

docenas de ellos, se desprendan de los árboles como sombras. Algunos vienen de las

copas de los árboles, otros de detrás de los árboles y la maleza, deslizándose a cuatro

patas.

Las ataduras de la mujer no son tan claras como pensaba, la cuerda en su cintura

no está sostenida por sus manos en absoluto, sino alrededor de su muñeca, lo que no

deja claro quién es el prisionero de quién, —Wilder, basta, llámalos a todos.

Hace un movimiento, como si estuviera a punto de lanzarse sobre nosotros, antes

de que la cuerda que lleva en la muñeca se le tuerza y se detenga a mirarla como si

acabara de recordar que existía, —Te amenazan.

Sus ojos me buscan, una mirada de “mira con qué estoy lidiando”, clara en sus

rasgos, como si de alguna manera pudiera empatizar con lo que sea en lo que se ha

metido, —¿Tú y tu pareja quieren hacerme daño? ¿Algo en absoluto?


Sacudiendo la cabeza rápidamente, mi garganta ahora prefiere tener espasmos,

ardiendo mientras trato de forzar las palabras: —¡No, no quiero hacer daño aquí!

Ella extiende su mano como para mostrar el punto obvio que estaba planteando:

—¿Ves? Todo está bien. Ahora envía a los chicos a casa.

Él le gruñe, su gruñido es bajo y retumba a través del suelo del bosque,

encontrándose cara a cara con ella, mostrando sus colmillos. Mi corazón late con fuerza

detrás de mi pecho mientras la veo quedarse perfectamente quieta, viéndose más que

impresionada, como si él fuera un niño con una rabieta y no un Luparian salvaje de dos

metros de altura que podría partirla en dos. Segundos después, chasquea los colmillos a

centímetros de su nariz antes de asentir con la cabeza, y los Luparian que nos rodean

desaparecen en las sombras tan rápido como aparecieron.

Jer'ik se mantiene firme frente a mí, inquebrantable, la tensión lo recorre, pero se

mantiene quieto mientras observamos cómo se desarrolla todo. Ambos sabemos que

hay demasiados de ellos lo suficientemente cerca como para interceder todavía. Sea lo

que sea, tenemos que actuar con cuidado. Me dedica una mirada durante medio

segundo, el tiempo suficiente para que pueda ver el miedo en sus ojos. Nunca antes

había visto a Jer'ik sacudido, ver eso me enderezó la columna y mi mano se deslizó

entre la suya.

Wilder se planta frente a ella, sin molestarse siquiera en volver la vista hacia

nosotros, mirándola fijamente como si estuviera esperando algo, mientras ella aparta la

mirada de él, —Tu promesa, hembra.

Su rostro se contrae antes de que una mirada de resignación se apodere de ella y

asienta, levantando la barbilla, —Bien.

Tanto Jer'ik como yo apretamos nuestras manos mientras él desciende sobre ella,

besándola con un salvajismo mejor reservado para puertas cerradas, —¿Puedes

entenderlo con tu traductor?


Asintiendo, no puedo apartar la mirada y está atacando a la pobre mujer: —Dijo

que ella prometió algo.

Puedo decir que estar ahí parado sin hacer nada está destrozando a Jer'ik, él no

es alguien que se queda de brazos cruzados y observar cómo sucede algo tan

claramente malo frente a él, pero sé por qué se está conteniendo, no me arriesgará.

La mujer se libera del beso, pasando el dorso de su mano por su boca mientras lo

mira fijamente, —Prometí un beso, no para que me comieran la cara, ¡ugh!

Las orejas de Wilder caen hasta la parte superior de su cabeza, sus puños se

aprietan a los costados mientras la observa limpiarse el beso, —¡Entonces pregunta!

Ella resopla, alejándose de él, —Quiere saber cómo conseguiste que ella te

reclame. ¡¿Puedes decirle que no puedes forzar eso?!

Jer'ik niega con la cabeza: —No puedo entenderlo, no compartimos palabras

entre nosotros.

Respiro entrecortadamente, saliéndome de detrás de Jer'ik, pero manteniendo

firme su mano, —No puedes obligarla a hacer nada, ella también tiene que quererlo.

Sus ojos oscuros van de Jer'ik a mí, iluminándose cuando me entiende, —Es

cierto entonces, hay otras más allá de Myla que han venido a bendecirnos.

Sacudiendo lentamente la cabeza, trato de suavizar mis palabras para no

provocarlo: —No, no somos una bendición, solo somos refugiadas de un planeta

moribundo.

Sus ojos se dirigen a la mujer de piel oscura, la irritación cruza su mirada, sus

dedos se mueven como si quisiera agarrarla, hacer exactamente lo que no estoy segura:

—Esto no cambia nada entre nosotros.

Myla resopla, pone los ojos en blanco mientras cruza los brazos sobre el pecho: —

He estado tratando de decírtelo durante meses.

Jer'ik finalmente rompe su silencio: —¿Estás en peligro, hembra? ¿Hay alguna

forma en que podamos ayudarte?


No se gira para mirar a Jer'ik, sino que sostiene la mirada del salvaje Luparian,

antes de que se suavice y ella mueva los labios entre los dientes, —No, no estoy en

peligro, él no me hará daño—. respira profundamente, la tensión sale de ella mientras

acaricia el pecho de Wilder con las yemas de los dedos, —Se suponía que estábamos

pidiendo ayuda, no hurgando en sus vidas personales, se desvió un poco cuando los vio

juntos.

Mis mejillas arden ante el recordatorio, el sabor de Jer'iks todavía llena mi boca

incluso ahora. ¿Cuánto tiempo nos habían observado? Gimiendo mentalmente, siento

que me acerco al lado de Jer'iks y lo encuentro ablandándose para sostenerme contra él.

Myla parece haber calmado la situación en momentos en que ella se calmó y todos los

demás también. Estoy casi asombrada de cuán en sintonía está el macho con ella, y mi

mente da vueltas pensando en cuál podría ser su dinámica para que ella pueda cambiar

entre las dos emociones de manera tan fluida. En el momento en que sus ojos se

ablandaron en él, él también se relajó, toda la lucha se desvaneció hasta parecerse a algo

más parecido a los Luparian a los que estoy acostumbrada en casa.

Las garras de Jer'ik recorren mi columna y no estoy segura de a quién intenta

consolar, si a él o a mí: —¿Qué ayuda buscas? Me temo que sólo estamos explorando el

área hacia el oeste, no tenemos muchos suministros.

Ella se ríe suavemente, el sonido es como campanas en el viento distante, —No

necesitamos sus suministros, necesitamos a sus mujeres—. Sacude la cabeza, divertida

por lo que sea que encuentre gracioso en su declaración, —Sé cómo suena eso, pero no

es lo que piensas.

Tiene razón, suena como si quisieran saquear nuestra tribu y robarse a todas las

mujeres, y solo pensarlo envía un terror directo a mis entrañas. Briar ya envió a la

mayoría de los chicos a casa, los únicos machos que quedan para proteger a la tribu son

un puñado de chicos mayores como Ravi, luego están Ta'hwk, Ghost y, por supuesto,
Jer'ik. Los mayores son demasiado mayores para ser de alguna ayuda, y además de

Whitley, no estoy segura de lo útiles que seríamos el resto de nosotros en una pelea.

Es difícil saber cuándo cambiamos entre las dos lenguas Luparian, en realidad no

es un pensamiento consciente, pero dependiendo de con quién pretendo hablar, parece

suceder sin problemas. La única razón por la que soy consciente de ello es que las

palabras que salen suenan diferentes a mis propios oídos que a las que me he

acostumbrado durante la temporada pasada. Me concentro en Wilder y Myla,

probablemente pensando demasiado en el asunto: —No estoy segura de lo que quieres

decir, entonces.

—Bueno—, comienza con una sonrisa en sus labios, —te escuchamos desde

nuestro campamento justo a través de los árboles, de esa manera—, señala hacia el

noroeste, pero incluso con la dirección para mirar, todo lo que veo son árboles y más

árboles. No se detiene mucho tiempo, lo suficiente para que comprenda que nos

escucharon: —Hemos estado avanzando hacia el este desde que dejó de nevar,

buscando más gente.

Sus ojos bailan arriba y abajo de mi pequeño cuerpo, observándome antes de

continuar: —Hemos llegado hasta tu tribu hace unos días, pero regresamos aquí para

tratar de idear un plan sobre cómo iniciar contacto con ustedes.

Mis cejas se juntan y el remolino de ansiedad comienza a acumularse a medida

que baja mi adrenalina. —¿Por qué no vienen a las puertas, si no quieren hacer daño?

Ella le envía una mirada penetrante a Wilder, quien se encoge de hombros,

pareciendo contento de dejarnos hablar entre nosotras, —Porque toda nuestra tribu está

formada por machos solitarios, además de mí, supongo.

Hago una pausa para traducir a Jer'ik, insegura de cómo responder. Él también

parece indeciso, ambos sabemos que nuestra tribu necesita machos antes del próximo

invierno, pero Briar ya ha hecho tratos con las otras tribus, y ninguno de nosotros tiene

el poder de hacer promesas aquí.


Ella debe ver la indecisión en nuestros rostros, porque da un paso adelante: —

Mira, no esperamos una fusión instantánea, ni nada por el estilo. Esperamos que tal vez

dejen entrar a algunos machos a la vez, ya que necesitan recordarles cómo es la vida

normal. No puedo hacer mucho por mi cuenta. Por supuesto, a cambio le

proporcionaríamos bienes.

Esta vez traduzco mientras ella habla, pero la adrenalina de haber sido atrapada

con Jer'ik se está desvaneciendo rápidamente y mi cerebro se acelera, tartamudeando

sobre las palabras. Ya sé que no puedo ayudar a estas personas, al menos no en este

momento exacto. La inminente amenaza de tener que decirlo me pone los nervios de

punta, mis tics se hacen bien conocidos mientras mis dedos se turnan para golpear mis

pulgares. Por el rabillo del ojo puedo ver que los ojos de Wilder bajan para seguir el

movimiento, una mirada extraña en sus ojos antes de que vuelva mi atención a Jer'ik.

El suave toque de la mano de Jer'ik contra mi espalda se mueve, sus garras se

giran hacia adentro para que pueda sentir sus puntas afiladas, desvía mi atención de los

extraños y puedo respirar con alivio. Jer'ik dice: —Sólo estamos explorando el oeste

durante el verano, no podemos hacerte ninguna promesa.

Myla parece decepcionada por la noticia, pero no sorprendida cuando su sonrisa

cae ligeramente y asiente: —¿Quizás una buena palabra para nosotros cuando regreses?

La mirada de Wilder finalmente me inmoviliza, había estado tratando de evitarla

desde que notó mis tics, pero ahora no puedo evitar su mirada punzante: —Venimos

del lejano oeste, hay un lugar perfecto para una tribu, que pasamos de camino aquí,

podríamos enseñártelo y podrías pasar un tiempo entre los machos.

Estoy a mitad de la traducción a Jer'ik cuando me detengo y balbuceo las últimas

palabras. Pasar tiempo con sus machos, ¿por qué iba a hacerlo yo? Cejas arqueadas es la

única respuesta que Jer'ik obtiene ante la mirada inquisitiva que me envía. No soy

estúpida, la pieza que me falta encaja rápidamente en su lugar cuando Wilder envía una

mirada escrutadora entre nosotros.


El tema actual de mi nueva vida aquí, la rueda da vueltas y vueltas, qué macho

elegirá Chloe, nadie lo sabe. La frustración burbujea en mi pecho, incluso con la

pequeña mentira de Jer'ik, no se puede engañar a Wilder, de alguna manera él sabe que

no estamos emparejados, cómo, no estoy segura. A sus ojos, soy presa fácil hasta que

me recupere y le tire de la cola, pero incluso si lo hiciera, sólo hay uno que me

interesaría.

Los ojos penetrantes de Myla captan mi silencio, pero no ofrece ninguna

escapatoria, en lugar de eso, dobla los labios debajo de los dientes frontales y los

muerde. Jer'ik, con solo la mitad de la traducción, espera pacientemente a que le

explique mi pausa, pero estoy atrapada bajo la mirada penetrante de Wilder. Un

gemido sale antes de que me pase las manos por la cara, no puedo seguir permitiendo

que cosas como ésta sucedan. Me guste o no, si voy a estar con Jer'ik y en mis propios

términos, tendré que empezar a hablar.

Qué mejor lugar para comenzar que con el enorme e intimidante macho salvaje:

—Verás... yo... quiero decir, creo que es bastante obvio... considerando cómo nos

encontraste.

Agita una mano desdeñoso, las puntas de las garras brillan en la poca luz que se

filtra a través del dosel, —No sé qué te han dicho estos machos vinculados a la tribu,

pequeña humana, pero una prueba no equivale a un vínculo de pareja. Serías

bienvenida con una gran cantidad de opciones de algunos de los machos más capaces.

Ya has demostrado que estás dispuesta a pasar por alto la diferencia entre nuestra

gente; hay machos más jóvenes, más fuertes y mejores que se adaptan a tu rostro joven

en nuestro campamento. Unos que garanticen tu placer primero.

Mis manos suenan juntas agarrando puñados de mi túnica mientras él arrasa con

mi débil explicación. Hazlo mejor Chloe, sé mejor, por el bien de Jer'ik. Nunca tendré esa voz

de mamá que tiene Briar y que hace que la gente llame la atención sin ser mala o cruel,

pero tengo que encontrar la mía, tengo que encontrarla ahora mismo. No puedo esperar
que Jer'ik pelee todas mis batallas, que siempre me cuide, ¿no le acabo de decir que yo

también lo cuidaría a él?

Reuniendo cada gramo de pura fuerza de voluntad para cuadrar mis hombros, la

solución fácil sería tirar de la cola de Jer'ik y terminar de una vez. Eso resolvería muchos

de mis problemas, pero me parece mal, las razones equivocadas son las que me hacen

considerarlo ahora. No quiero sentirme forzada, y después del gran malentendido sobre

su compañera fallecida, necesito... más tiempo para sentir que Jer'ik realmente me

quiere, para creerlo, supongo.

Soltando mi túnica arrugada, sacudo mis manos un par de veces para sacudirme

la sensación de picazón que recorre mis brazos, —No estoy interesada, y si se llegara a

algún tipo de acuerdo entre nuestra tribu y tus machos, debes bajarlo varios niveles,

comenzando por no insultar a mi... compañero. No estamos aquí para salvarlos, no

somos un boleto fácil hacia una vida mejor. Esas mujeres de la tribu han pasado por un

infierno, ni siquiera hemos estado aquí un año y lo único que tiene en mente cualquier

Luparian es lo rápido que puede meterse un macho entre cada una de sus piernas, y

está mal.

Levantando mi mano hacia la acalorada discusión que veo gestarse, lo detengo,

mientras Myla sonríe ampliamente, contenta de verme entregarle su trasero en bandeja

de plata, —Entiendo que somos invitados aquí, que tu cultura dicta tus opiniones. Sé

que todos nos ven como una esperanza, y tal vez con el tiempo podamos serlo, pero

ahora mismo, nuestra tribu necesita estabilidad, y no imponernos con una pareja atada.

Al igual que esa noche con Jer'ik, cuanto más hablo, más fácil se vuelve, y aunque

estas cosas se han estado gestando en el fondo de mi mente, es la primera vez que

realmente las hablo en voz alta, incluso con Ta'hwk bordeé el tema con cuidado: —

Éramos nuestra propia gente antes que tú, y muchas de nosotras necesitaremos

encontrarnos nuevamente en este nuevo mundo antes de siquiera considerar una

pareja, así que mi consejo para ti es que dejes de esperar que las mujeres sean
entregadas a ti, como un premio. Para una cultura que se basa en la elección de las

mujeres, todos ustedes han sido muy insistentes al quitarnos nuestra elección.

La sonrisa de Myla se desvanece mientras hablo, una sombra se proyecta sobre

sus rasgos mientras baja la barbilla. —Ella tiene razón, Wilder, hemos estado viendo

todo esto mal.

Su expresión apretada se aleja lentamente mientras parece estar considerando

realmente mis palabras, es una expresión similar a la que Ta'hwk usó cuando se dio

cuenta de que había estado presionando a Whitley demasiado y demasiado rápido. Sus

largos dedos acarician la cuerda tendida entre él y Myla, antes de desatar el nudo

alrededor de su muñeca y dejarla caer, —Llévalos al lugar que encontraste.

Ella agarra la línea que cae, sosteniéndola sin fuerzas en su palma abierta

mientras lo mira con la expresión más desconcertada, —Wilder...

—Tómalos y haz tus elecciones hembra, pero que sepas que si vuelves a mí debe

ser con la intención de hacer valer tu reclamo—. Sus ojos vagan sobre ella, e incluso

desde los incómodos márgenes puedo ver el hambre que lleva claramente para que ella

vea.

Ella lo mira boquiabierta durante varios largos momentos mientras yo me inclino

en silencio hacia el costado de Jer'ik y retrocedo varios pasos para darles privacidad

mientras le explico todo lo que acaba de suceder. Él mira varias veces mientras le

cuento todo rápidamente, mis dedos tiran de su túnica y todo el entusiasmo sale de mí,

—¿Me equivoqué de nuevo?

Su cabeza se sacude lentamente mientras sus ojos bailan entre los míos, sus

manos calientan la parte baja de mi espalda antes de acercarme más hasta que mi

cabeza descansa contra su pecho y una respiración temblorosa alivia parte del estrés. —

No mi Chloe, lo has dicho perfectamente, aunque admito que me gustaría haber sabido

que te sentías así antes. ¿Te he hecho sentir así?


—No, nunca—, digo rápidamente y luego hago una pausa, haciendo una mueca

de dolor, —Bueno, en realidad no. Sólo el... malentendido.

Él gruñe suavemente, la plata en sus sienes llama mi atención mientras mete su

nariz en mi cuello. —Hablaremos más tarde, debes saber que significas mucho más para

mí que eso.

—Sí. Yo sólo... a veces simplemente creo problemas donde no los hay, sólo

necesito...— Me detengo mientras me inclino lo suficiente hacia atrás para mirarlo.

—Para sentirte a salvo, segura—, termina mientras yo asiento rápidamente,

aliviada de que entienda.


Capítulo 12
Jer'ik
Ahora que soy consciente de que no estamos solos en la naturaleza, mis oídos

siguen cada rama que se rompe y el susurro de las hojas entre la maleza. Fue más que

una tontería que nos pillaran tan desprevenidos, si los machos hubieran querido

hacernos algún daño, lo bien que le hubiera ido a Chloet con mi pene sobresaliendo de

mis cueros y mis garras desafiladas de tanto escarbar en el suelo para no agarrarme a

mi pequeña tibbet.

Viento abajo de nuestro campamento construido apresuradamente, hay dos

machos solitarios, no están tan hábilmente escondidos como creen en las copas de los

árboles, sus largas sombras los delatan. Detrás de nosotros hay otro, escondido en el

hueco de un árbol, pero debe estar infestado de plagas que pican, porque sus rasguños

no son nada silenciosos. Por último, pero no por ello menos importante, está el

mismísimo Rey Salvaje, que no dice nada, la única razón por la que sé que está ahí es

porque lo vi entrar en su escondite en el momento en que Myla dejó de observar su

forma en retirada.

No estaba seguro de que fuera él, pero haberme sentado y hablado con Myla

durante las últimas horas confirma mis sospechas. Las tribus saben de él desde hace

años, proviene originalmente de una tribu occidental que se ha perdido para nosotros

desde hace generaciones, pero no intentó cortejar a una hembra propia. En lugar de eso,

reunió a los machos solitarios perdidos en la locura, los que estaban en el borde de la

muerte, y creó una tribu de hombres salvajes para sobrevivir. Han venido del profundo

oeste, más lejos de lo que ninguna de las tribus llegó jamás, y sólo en raras ocasiones los

machos solitarios que pasaban por allí, contaban historias de haberlos encontrado.
Sinceramente, lo consideraba un mito. Alguien de quien hablarían los jóvenes

machos solitarios para poder fingir que no estaban solos en la naturaleza, o para

posiblemente, tener alguna promesa de un lugar adonde ir si nunca fueran capaces de

atraer a una hembra. A las mujeres de la Tierra no se les ha dicho que las necesitamos

tanto como ellas a nosotros. Obviamente no hemos hecho un buen trabajo si Chloe se ha

dado cuenta de la frenética necesidad de los machos alrededor del campamento.

Él no es lo que esperaba, escuché que los machos se volvían locos aquí después

de los años de aislamiento, tal vez lo era pero lo escondió bien en nuestra presencia, o

tal vez Myla juega algún papel en su calma actual. De cualquier manera, las solicitudes

eran razonables, pero escuchar los pensamientos de Chloe sobre el asunto me hace

cuestionarlo todo. ¿Qué tan lejos es demasiado para estas hembras? ¿Hay otras como

Chloe que pasan desapercibidas porque sus señales no son tan obvias, porque todavía

pueden sonreír y venir a cenar antes de desplomarse silenciosamente en sus cabañas

por la noche?

Myla hace una pausa mientras garabatea en los cueros planchados que se

encuentran sobre su regazo, y su nariz se vuelve hacia Chloe, quien está encendiendo el

fuego para la fría noche que se avecina. —¿Él te deja hacer el fuego?

La nube de pelo rubio y esponjoso de mi tibbet se balancea mientras ladea la

cabeza, sin apartar los ojos de las piedras de fuego mientras las hace chocar entre sí para

crear una pila de polvo en el pequeño nido de fibras, —'Dejar' es una palabra extraña

de usar—. Golpea las piedras en tres golpes rápidos antes de que una pequeña llama

atraviese el material seco y se prenda: —Estoy haciendo el fuego, porque necesito

practicar, sólo porque Jer'ik pueda hacerlo más rápido no significa que siempre deba

recaer sobre él.

Los cueros quedan olvidados en el regazo de Myla mientras se inclina hacia

adelante, metiendo el carbón debajo de la barbilla mientras apoya los codos en las

rodillas. —No estoy en desacuerdo—, comienza a mirarme por un breve momento. —


Solo tengo curiosidad, no he tenido la oportunidad de mover un dedo desde que llegué

aquí. Wilder dice que las hembras son demasiado valiosas aquí para arriesgarlas de

alguna manera, con tantos machos en el campamento, siempre ha habido alguien allí

para hacerse cargo en el segundo que lo intento.

Antes estaba feliz de sentarme en silencio contra el árbol, observando a Chloe

mientras trabajaba silenciosa y eficientemente como siempre, pero no he tenido muchas

oportunidades de verla interactuar con los demás, y me encuentro con ganas de

fundirme en el árbol, solo queriendo ver cómo es ella, especialmente con otra mujer

humana y no con uno de los ancianos de la tribu.

Chloe alimenta la pequeña llama, construyéndola de la misma manera que lo

describe su extraño tomo: —¿Es por eso que lo reclamaste, para defenderte de los otros

machos?

Se me retuerce el estómago ante su pregunta, este día ha traído muchas

revelaciones, pero la más grande, la más importante para mí al menos, es lo que ella

siente acerca de los vínculos de pareja y los machos de este mundo. Sabía que su

encuentro con el macho de Hilltop había dejado una marca, pero había subestimado

mucho lo profundo que era.

Myla mira en silencio durante un largo momento, antes de soltar un suspiro

tenso entre sus labios: —No, para ser honesta, más allá de ser demasiado útil, nadie me

ha presionado para nada. Wilder y yo somos... ¿complicados? Estar juntos tenía

sentido… él me necesita, ellos me necesitan. Somos como un… matrimonio concertado,

¿o quizás uno político?

Chloe abraza sus rodillas mientras se agacha cerca del fuego, apoyando su

mejilla sobre ellas mientras observa a Myla con una mirada tranquila: —Pero él quiere

más.

Mis colmillos tiran de mi labio inferior y los pequeños puntos que Chloe ha

estado dibujando en esta conversación comienzan a encajar lentamente en su lugar, —


Tibbet —, le advierto en voz baja, no hay necesidad de que dude aquí. Quise decir lo que

le dije, ya era suyo a mis ojos, y el tiempo que ella necesite está bien para mí siempre y

cuando esté cerca.

Myla toma mi advertencia de una manera diferente mientras levanta su mano, —

Está bien, en realidad es un poco reconfortante tener otra humana con quien hablar

sobre todo esto, solo hemos estado todos esos chicos y yo, desde que me dejaron caer en

las salinas.— Manchas de carbón se alinean debajo de su mandíbula mientras sonríe,

mostrando todos sus dientes desafilados a Chloe. —Él me ha hecho saber que quiere un

verdadero vínculo de pareja conmigo, decir que no es tentador, sería una mentira.

Esta vez tengo demasiada curiosidad para sentarme como espectador, la

curiosidad de mi Tibbet debe estar contagiándose, —¿Entonces, por qué? Si no te

importa que te lo pregunte.

Ella suspira mientras sus ojos se dirigen hacia el dosel que se oscurece, —Deja

que una mujer tenga algunos secretos—, se ríe con un suave sonido de desprecio. Su

mirada se mueve a lo largo de los árboles antes de fijarse en la dirección en la que se

esconde el Rey Salvaje, — ¿Qué hay de ustedes dos? ¿Cuál es la historia aquí?

Tibbet y yo compartimos una mirada prolongada, ambos considerando nuestras

palabras. Decir que no me he quedado un poco a la deriva sería mentir. Mis instintos

entran en conflicto con las necesidades y deseos de Chloe. Quiero mimar a la suave

hembra, envolverla en pieles y arroparla en mi guarida, quitándole esas líneas de

preocupación de la frente. Quiero hacerlo todo por ella, y lo he hecho desde que vi su

melena ennegrecida. Sin embargo, Chloe no es una hembra a la que mimar y cuidar, su

naturaleza tranquila entra en conflicto con su feroz voz interior, aquella de la que sólo

he visto destellos.

La sorpresa hace que mis cejas se levanten cuando ella me gana en una respuesta,

normalmente se debilita ante las preguntas de los otros ancianos, pero tal vez hablar
con alguien de su propia especie es más fácil: —Estamos encontrando nuestro propio

camino, paso a paso.

Myla asiente, con un movimiento rápido como si estuviera satisfecha con la

respuesta: —Bien por ti y por Jer'ik, por tener la mente abierta.

—¿Qué quieres decir?— Pregunto por impulso.

Ella me da una pequeña media sonrisa, su mano cae desde debajo de su barbilla

mientras alisa los cueros prensados sobre sus muslos, —Debe ser difícil romper con tu

propia cultura, tus 'instintos' como los llama Wilder.

—Mhhh—, tarareo asintiendo con la cabeza, —Ellos me cabalgan como lo harían

con cualquier macho, aunque ahora soy mayor, más dueño de mí mismo.

Chloe se aleja del fuego y sus cejas claras fruncidas hacen la pregunta que nunca

hace en voz alta. Mirándola en silencio me doy cuenta de que no he hablado de eso, de

nada de eso. Aún así, incluso después de tener su dulce boquita sobre mí y la mía sobre

ella, he reprimido todos lo peor de mis instintos. Los que me harían esconderla en la

tribu, cargada con un cachorro y borracha de dulces. Los mismos que me harían

perseguir mi propia cola para complacerla, en lugar de eso, tomé todo eso y lo guardé

en un cofre cerrado en el fondo de mi mente.

Rascándome ligeramente la barba incipiente de mi barbilla, mis colmillos

muerden mi labio inferior, tratando de encontrar una manera de explicar que no la haga

sentir una bola de presión: —Los machos de nuestra especie, cuando caemos, caemos

con fuerza, Tibbet, no es nada de qué preocuparse.

—¿Caer?— pregunta finalmente después de un largo silencio. Sin embargo, sus

rasgos están cuidadosamente guardados, por lo general es muy expresiva y fácil de leer.

Myla se aclara la garganta, levantándose del tocón en el que estaba sentada, —

Solo voy a ir... a usar la habitación de las niñas, eh, ...el arbusto.
Esperando a que sus pasos se desvanezcan, le extiendo la mano y le hago señas

para que se acerque. —Seguramente ya lo sabes, ¿no me he explicado lo suficientemente

claro?

Se acerca más sobre sus rodillas hasta sentarse cerca de mis piernas, todavía

manteniéndose a una pequeña distancia de mí. Eso no servirá. Alcanzándola, la tiro por

las muñecas hasta que la arrastro a lo largo de mi cuerpo. La acomodo cuando su

cadera descansa junto a la mía y sus rodillas se doblan contra su pecho mientras la

rodeo con mis brazos, —¿Necesitas las palabras Tibs? Te las daré si prometes no huir.

Su pequeña y puntiaguda nariz se arruga mientras pone los ojos en blanco, su

cabeza se inclina hacia atrás mientras respira con fuerza entre sus labios, —Estoy

dejando que mis pensamientos se vuelvan locos, eso es todo. Supongo que estaba

tratando de ver similitudes entre ellos y nosotros, cuando en realidad no las hay. Nunca

has hablado de los instintos, simplemente asumí que cuando Ta'hwk hablaba de ellos

era un dicho, no un impulso real que sentía toda la población masculina. ¿Qué son,

cómo se siente?

Espíritus, esos ojos suyos me tienen inmovilizado en la base de este árbol, mi

corazón en la palma de su mano y ella no se da cuenta de lo profundo que es: —Pensé

que lo sabías, las mujeres, hablan y con bastante libertad, especialmente Briar y

Whitley—. Puedo ver la curiosidad ardiendo bajo sus pestañas, esperando que deje de

buscar una vía de escape para no admitir los anhelos más oscuros que están grabados

en mi alma: —Se sienten... abrumadores a veces, y como felicidad en otras ocasiones,

especialmente cuando cedo ante ellos. Es innato, una parte de mí, una fuerza impulsora

que me guía hacia un final.

Sus dedos acarician mi túnica, debajo de los cinturones y correas de mi arnés

mientras observa los movimientos, —Dime una vez que te hayas rendido y por qué.

Ayúdame a entender.
Dudo solo por un momento, mi lengua se desliza contra mi labio inferior

mientras busco sus ojos antes de agachar la cabeza para capturar sus labios. Ella jadea

contra mí antes de derretirse como el almíbar más dulce. Sus manos que acaban de

terminar de alisar mi túnica se vuelven viscosas mientras retuerce la tela en su puño,

exigiendo más y nada menos.

Puedo sentir su puchero contra mis labios mientras me relajo, respirando para

tranquilizarme. —Hace un momento, sentí como si mi corazón se acelerara y mi sangre

se calentara, porque tú, hembra, a pesar de todas tus ardientes curiosidades, eres ciega a

lo profundamente que siento por ti. Mi mayor temor estas últimas semanas ha sido que

te despiertes una mañana en tus pieles, y te des cuenta de que no necesitas a un viejo

macho que te dobla la edad, que todo este mundo está en la palma de tus manos—. Ella

empuja hacia adelante, tratando de besarme de nuevo, pero yo retrocedo ligeramente,

lo suficiente para agarrar su barbilla y mantenerla quieta. —Mi instinto es una bestia

oscura, quiere cazarte, mi pequeña Tibbet. Quiere que tu reclamo sea marcado, como

una cola rota, para siempre, como parte de mí, sin importar cuánto tiempo pase.

Ante el sonido de los pasos crujientes de Myla que regresan, Chloe vuelve a caer

de rodillas, girando en el hueco de mi brazo y colocando sus trenzas contra mi pecho,

—Supongo que tendrás que convencerme, entonces.

Mi barbilla cae bruscamente, pero todo lo que puedo ver es la pequeña punta de

su nariz. Mi corazón late detrás de mi pecho, un chisporroteo de emoción, el atractivo

de su desafío, es una mezcla embriagadora. Un suave gruñido llena mi pecho antes de

dejarlo libre, retumbando mientras sostengo la cálida presión de su cuerpo contra el

mío, —Lo espero con ansias, pequeña Tibbet.

Myla se abre paso entre la maleza y se sacude las ramas sueltas que se enganchan

en sus cueros antes de tambalearse unos pasos al vernos. Parpadea en silencio unas

cuantas veces antes de volver a su tocón y reanudar sus garabatos sobre las pieles. —
Entonces, estoy trabajando en un mapa, debería acercarte, si no exactamente, al lugar

que encontramos.

El aliento de Chloe revolotea sobre mi pecho, haciendo que el pelaje bajo mi

delgada túnica se ponga de punta. —¿No nos llevarás allí tú misma?

—No, Wilder es pura palabrería, si me fuera ahora, todo el campamento estaría

hecho un desastre por la mañana. Deberías haberlos visto antes de que yo llegara.

Peleando por comida, pelaje enmarañado con barro y zarzas, y no me hagas hablar del

olor. No, no puedo dejarlos.— Una mirada de fingido horror cruza sus rasgos antes de

temblar en el lugar, —Además, creo que simplemente estar allí ayuda a muchos de los

chicos, ya sabes, la mayoría de ellos son mayores, algunos mayores que tú, Jer'ik.

Mi pecho se aprieta ante la idea, aunque perder a Ateri fue difícil, nunca

experimenté realmente las dificultades de un macho solitario, de años en la naturaleza.

No es de extrañar que después de todo este tiempo se haya formado su campamento: —

No puedo imaginar mayor dificultad que ser olvidado en la tierra salvaje. Sin embargo,

estoy seguro de que, si todavía están en su sano juicio, Briar estaría dispuesta a

escucharte, deberías ir allí a continuación y contarle sobre tu reunión con nosotros—,

haciendo una pausa para mirar a Chloe, me doy cuenta de lo rápido que se ha dormido

contra mí. Bajo la voz para no molestarla, —Pero deberías contarles lo que dijo Chloe,

no deberían esperar nada.

Ella sonríe tristemente y asiente: —A veces olvido que yo también estoy un poco

destrozada, creo que todos lo estamos un poco después de lo que pasamos. Ella tiene

razón, sin embargo, incluso yo, que debería estar en el equipo humano, mi mayor

preocupación era encontrar mujeres para ellos. Todos están tan… solos.

—Es la prueba de un macho solitario. Conocer estas penurias para que nuestras

hembras nunca las conozcan, apreciar el regalo de tenerla cerca, de las crías que te da y

el precio que le cuesta a su cuerpo. Nuestro tiempo aquí es un reflejo de eso, pero nunca

fue pensado para durar. Ahora estamos atrapados entre la tradición y la triste realidad
de que no hay suficientes hembras—, le digo en voz baja mientras el fuego explota y

crepita.

Ella toma el carbón entre sus dedos antes de darse cuenta, borrando lo negro

mientras escucha: —Quién sabe, tal vez haya algunas coincidencias. Si alguien puede

mostrarle a una mujer lo amada que es, son estos chicos. Incluso sabiendo que estoy

fuera de sus límites, hacen todo lo posible para cuidar de mí.

La conversación muere lenta y contemplativamente mientras ella regresa a su

mapa, y yo vuelvo a recostarme contra el árbol, mi nariz finalmente encuentra su

camino hacia la parte superior de la cabeza de Chloe para poder respirarla. No se me

escapa eso. Esta es la primera vez que ella se aferra a mí así, que duerme sobre mi

pecho. Es una muestra tentadora de cómo podría ser cada mañana, no más pieles frías

saludándome con el amanecer.

Las carreras y la persecución, Espíritus, incluso su boquita inteligente sobre mí

antes, no se comparan con la dicha pacífica de este momento, o estar en la naturaleza en

una noche fría. Esto es lo que he estado anhelando durante años, el fin de la amarga

soledad, es mucho más profundo que incluso mis instintos, esos son impulsos

primarios, esto es lo que mi corazón quiere.

◆◆◆

Chloe
El sol me atraviesa los ojos en cuanto los abro, lo que me hace retorcerme y

estremecerme. Gimo al estirarme y siento todos los dolores y molestias que uno

esperaría después de dormir en el suelo del bosque, mientras me llevo la mano a la nuca

para frotarme los músculos doloridos. Lo único bueno de esta mañana es que Jer'ik

parece tan agotado como yo. Su pelaje está aplastado y prensado como un lametazo de

vaca por haberme acostado contra él. Entre las orejas, en la parte superior de la cabeza,
el pelo se le revuelve como dos cuernos retorcidos mientras no hace más que gruñir a

modo de saludo.

La vista trae una sonrisa instantánea a mis labios. Hemos pasado muchas

mañanas juntos, pero nunca había visto a Jer'ik tan desaliñado y descuidado. Ve mi

sonrisa mientras se sienta, entrecerrándome los ojos antes de tomarme por la nuca,

apartar mi mano y masajear las torceduras. Un gruñido de baja resonancia resuena en

su pecho y me mantengo ocupada tratando de alisar su pelaje. Ese sonido de él viene

cada vez más y le hace cosas extrañas a mi estómago, revoloteando como un colibrí en

vuelo.

—Podrías haberme despertado, ni siquiera montamos un refugio—, digo

mirando la única manta que está amontonada en nuestras cinturas.

Libera mi cuello para girar hacia adelante y hacia atrás, estirando sus propios

músculos doloridos. —El Jer'ik de anoche que no quería nada más que sostener a su

hembra dormida era un tonto, el Jer'ik de la mañana ve eso ahora—. Hace una mueca

mientras gira los hombros antes de moverlos hacia arriba y hacia abajo unas cuantas

veces como un boxeador preparándose para una pelea, —Myla regresó al campamento

de machos solitarios anoche, me sorprende que el ruido proveniente de su campamento

no te haya despertado.

Las hojas y otras materias vegetales se adhieren a mis cueros y a mi túnica

mientras estoy de pie, mis dedos están helados por dormir al aire libre y me pican

mientras cepillo los restos, —No escuché nada, hago eso a veces, después de... una gran

interacción social. Mi cuerpo se estresa y se pone tan tenso que cuando finalmente paro,

duermo como un muerto.

Me sigue, mi propio invasor personal mientras entra en mi espacio, tomándome

en su brazo incluso mientras su mano libre toma las ramitas del final de mis trenzas, —

Bueno, continuaron la mayor parte de la noche, sonaban como si estuvieran muy felices

de tenerla de regreso.
Algo en lo bajo de mis entrañas me aprieta, un anhelo: —Me pregunto cómo se

siente eso.

Sus ojos finalmente se posan en los míos, sus oscuras cejas llenas de hollín se

juntan sobre sus ojos hundidos, —¿Qué quieres decir, Tibbet?

—Que la gente te quiera cerca, que te extrañe, que se preocupe—, Mis palabras

son ásperas y apretadas en mi garganta, pero las fuerzo de todos modos.

Sus brillantes colmillos blancos se muestran cuando sus labios se abren hacia

atrás, una mueca Luparian común, que sería aterradora si no estuviera ya medio

enamorada del hombre, —Chloe, eres buscada, amada, ¿por qué crees que no lo estás?

Encogiéndome de hombros, me libero de su agarre y retrocedo medio paso

mientras esbozo una sonrisa en mis labios. —No estoy molesta, sólo sé que es algo que

nunca experimentaré. Caminar en una habitación y no sentirme como una extraña.

Supongo que a veces desearía tener esa… habilidad natural que todos los demás

parecen tener.

Sus garras se deslizan contra su cuero mientras se lleva las manos a la cintura,

mirándome como si no supiera qué hacer conmigo. Mis ojos bajan instantáneamente, los

músculos a lo largo de la parte posterior de mis hombros se contraen y se tensan

mientras mis dedos comienzan a moverse inquietos. Tal vez este sea el momento

después de todo este tiempo en el que finalmente lo entenderá, no puede arreglarme,

porque no estoy rota, solo soy… diferente.

—Lo siento.— Murmuro, sacudiendo la cabeza y respirando profundamente.

Me agarra del brazo cuando me vuelvo para agarrar mi mochila, girándome

hacia atrás antes de tirarme hacia él, —Chloe, sabes que me preocupo por ti, ¿verdad?

Latigazo cervical, y no por el control que ejerce sobre mi cuerpo, sino por la

sorpresa que me produce la pregunta, me hace echarme hacia atrás y mirarlo

boquiabierta, —¿Q… qué? Claro que sí, sabes que sí.


Su nariz golpea contra la mía antes de desaparecer en la curva de mi cuello, toda

su espalda se inclina detrás de él mientras se agacha para descansar su cabeza allí, —

¿No soy suficiente entonces? ¿Hay algo que me falta que te hace sentir como si fueras

una extraña para mí?

—Jer'ik... yo—, mi cerebro se siente como si chisporroteara dentro de mi cráneo

mientras lo golpean de un lado a otro como una pelota de tenis. El sueño todavía nubla

mis pensamientos, pero juega un papel secundario frente al pánico abrumador que se

filtra a través de mí. —No quise decir eso de esa manera. No quise decir eso sobre ti.

Una ráfaga de aire caliente atraviesa mi túnica y choca contra el lateral de mi

cuello como una ola. ¿Es eso... alivio? Permanezco en estado de shock durante un buen

rato, absorbiendo una plétora de sensaciones. Algunas vienen acompañadas de

pensamientos abrumadores, como sentir su gran peso apoyado en mí. Eso me hace

darme cuenta de que, para Jer'ik, mis palabras tienen mucho más poder del que creía.

Su postura, inclinada para encontrarse conmigo a mi mismo nivel, me hace pensar que

tal vez me necesite tanto como yo a él.

Mi corazón galopa constantemente en mi pecho mientras mis manos revolotean a

mis costados por una fracción de segundo más antes de envolverlas alrededor de su

cuello y apretarlo con fuerza: —Te lo dije, viejo macho, eres el único con quien me

siento normal. No te vuelvas senil conmigo.

Él se ríe contra mí antes de levantarme, mis piernas instantáneamente encuentran

su lugar alrededor de su cintura, —Pensé que odiabas cuando me llamabas viejo.

Hundiendo mis dedos en la parte posterior de su cabeza, tomo una mano llena

de cabello y tiro de su cabeza hacia atrás hasta que mi cuello se enfría y sus ojos color

ámbar me roban el aliento, —Mhh, sí, pero es gracioso cuando lo hago—. Dejé que mis

dedos se deslizaran hacia adelante, trazando un camino por su afilada mandíbula, —

Pero con toda seriedad, Jer'ik, lo siento. Realmente no quise decir eso. Quise decir que
desearía saber lo que es ser extrovertida, ser esa persona que entra a una habitación y la

gente está tan feliz de estar allí porque trae luz y vida a la habitación.

—Tú eres esa persona, Tibs, para mí—, el calor de sus palmas empapa la parte

posterior de mi túnica mientras su pecho calienta todo mi frente. Sus palabras, sin

embargo, calientan algo dentro de mí: —Todo estaba frío y sin vida antes de ti, después

de Ateri yo simplemente estaba… siguiendo los movimientos. Entonces me miraste con

esos ojos tuyos dos veces benditos y me sentí vivo de nuevo.

Pensé que al escuchar su nombre nuevamente podría sentir celos, sabía que en

algún momento él hablaría de ella nuevamente, era una parte importante de su vida. Al

escucharlo ahora no hay punzadas, sino alivio. Dijo su nombre con tanta facilidad y

franqueza que ya no parecía un secreto sucio entre nosotros: —¿Me hablarás de ella?
Capítulo 13
Jer'ik
Ya es más del mediodía, pero Chloe marcha a mi lado a paso firme a pesar de los

vientos fríos que bajan de las montañas, últimos vestigios del largo invierno. En algún

lugar muy en el fondo de mi mente sé que cada paso me lleva hacia una conversación

inevitable que no quiero tener, pero cuando Chloe preguntó tan dulcemente en las

horas de la mañana, y mi corazón ya estaba fuera de control por otro malentendido

más, poco podía hacer más que aceptar todos sus caprichos.

Le dije a mi Tibbet que ya era suyo y, aun así, había una gran parte de mí que

estaba reprimiendo. Me he dicho todo este tiempo que era por su propio bien, y tal vez

hasta cierto punto realmente lo creía, pero las cosas están cambiando entre nosotros.

Chloe me da cada parte de ella, buena y mala. Ha sido extremadamente honesta,

incluso cuando eso hiere mi ego. Sin embargo, no quiero volver a sentir ese miedo

profundo, no quiero una pregunta abierta entre nosotros.

Chloe me empuja desde un lado, haciendo poco para descompensar mi

equilibrio, pero lo suficiente para captar mi atención, —Aún estás pensando en eso, lo

noto, tu cara está arrugada como si te hubieras comido un limón—. Mueve los labios

mientras se inclina hacia delante para captar mis ojos, —Es una fruta ácida, realmente

muy ácida.

Una parte de mí quiere suavizar las asperezas de la mañana, pero si alguna vez

hubo un buen momento para ser honesto, es ahora: —Me asustaste, Tibbet, por un

momento pensé...
Su mano pequeña y pálida se desliza dentro de la mía, con cuidado de mis garras

mientras entrelaza nuestros dedos, —A veces pongo las cosas difíciles, lo sé. Sé que las

cosas entre nosotros son... poco convencionales para ti.

—Cortejarte no es una dificultad, Chloe, dije que me contentaba con esperar todo

el tiempo que quisieras y lo dije en serio. Supongo que lo de esta mañana ha sido un

atisbo de mis propios miedos. Oírte hablar de las mujeres en la tribu, no terminar nunca

esa conversación, preguntarme cómo te sientes por todo lo que hemos hecho juntos. Es

como si hubiera una pregunta interminable a la que no encuentro respuesta—. Ella

toma mi mano en silencio, escuchando mientras caminamos a un ritmo más lento: —

Quiero desesperadamente complacerte, Tibbet, y también me preocupo. Puede que no lo

lleve tan alto como tú, pero de todos modos está ahí.

—Jer'ik—, dice suavemente, desviando mi atención de los árboles lejanos en los

que estaba concentrado. Se detiene lentamente, y su mano en la mía me frena mientras

me giro para mirarla. El momento se siente pesado, tan pesado como parece mi collar

colgando de su esbelto cuello y desplegado en abanico sobre sus pequeños pechos, —Te

amo.

El mismo aire que respiro se congela en mis pulmones, antes de fundirse en una

emoción que tiene mente propia y viaja hasta mi cola: —Yo también te amo, Tibs.

Sus dulces ojos que son demasiado grandes para esa pequeña cara parpadean

hacia mí mientras sonríe, su mano se separa de la mía mientras toma las correas de

cuero de su arnés, —Así que me desvié un poco cuando estaba recibiendo todo el

discurso sobre cómo hacer una reclamación correctamente. Sé que hay algunos que

tiran de la cola, pero ¿hay alguna regla que impida que seamos solo nosotros?

El bosque parece estar en silencio a raíz de sus palabras, mi cabeza nadando con

un agradable zumbido ante la pura tentación presentada ante mí: —¿Quieres

reclamarme ahora mismo?


Ella asiente con un movimiento rápido, su arnés cae al suelo antes de mirar a su

alrededor, —Bueno, siempre y cuando no haya más tribus por aquí a punto de hacer el

ridículo de nosotros de nuevo.

Si fuera un macho más joven, y no uno en la cima de mi mejor momento,

mantendría cerrada mi boca dos veces maldita y aceptaría gentilmente el regalo que ella

me ofrece: —¿Qué ha cambiado desde antes, Chloe, por qué ahora?

Ella se ríe por lo bajo, sus ojos brillan con picardía cuando me mira a través de

sus pestañas: —No lo sé exactamente, no fue nada en particular. Sólo sé que no estaba

lista entonces, pero ahora lo estoy. Necesitaba sentir... que significaba tanto para ti,

como tú para mí.

Mis cejas se alzan, ¿he sido yo quien ha alimentado las dudas? Chloe siempre ha

escuchado las conversaciones silenciosas que nuestros cuerpos mantienen entre las

palabras. Es muy posible que me haya sentido contenerme, es posible que lo sintiera

incluso antes de que yo supiera que lo estaba haciendo. Hoy fue la primera vez que lo

cuestioné, la primera vez que dejé aflojar el agarre apretado y mostrar el miedo que

tengo por perderla.

Ella mira al suelo como si fuera un rompecabezas que resolver, sus delicados

dedos tiran del botón que pasé una noche tallando para ella, —Necesitaba saber que

podías hablar de tu anterior pareja conmigo, y cuando la mencionaste antes, fue un gran

alivio. No quería ser esa chica tan desesperada por llamar la atención que vivía a su

sombra. También creo que necesitaba algo de tiempo para procesarlo todo.

Se descuelga la mochila y sus pieles se abren a la altura de la cintura. Hace un

rápido trabajo desenredando sus mantas de piel y las suelta para extenderlas sobre el

suelo del bosque. —Siempre ibas a ser tú, Jer'ik, ha habido una atracción aquí—, dice

mientras coloca una mano en el centro de su pecho, con el ceño fruncido.

La acción sustituye al pensamiento, a la razón y a todo lo que podría hacerme

dudar. No hay nada en este momento salvo el alivio de que la hembra a la que adoro, a
la que amo, sienta el vínculo que nos une. Mis pies me llevan hasta sus improvisadas

pieles, y me siento más que bien, me siento destinado a estrecharla contra mí mientras

nuestros labios chocan.

◆◆◆

Chloe
Posiblemente por primera vez en mi vida no pienso ni un centímetro más allá de

mi nariz, y es una de las sensaciones más liberadoras que he sentido nunca. No hay

nada más que la presión de sus labios, el oleaje de nuestros cuerpos uniéndose, el calor

y las manos. Sólo podría ser así con él, es el único que puede atravesar los ruidos de mi

cabeza y encontrarme por dentro.

Nuestro aliento se mezcla entre nosotros mientras ambos jadeamos, y sé que

tomé la decisión correcta, nunca he estado más segura de nada. Se siente como si la

última pieza del rompecabezas finalmente encajara en su lugar y con intrépida claridad

puedo ver la vida que debo vivir aquí. Todavía hay cien preguntas sin respuesta, pero

sé que se supone que debo responderlas con él, juntos.

La claridad me hace audaz, sé lo que quiero y sé exactamente cómo conseguirlo.

Tirando de las ataduras de su traje de cuero, murmuro una suave maldición, mis ojos se

mueven hacia su expresión divertida mientras lucho con las ataduras. Los cordones se

desenredan con fuertes tirones, pero mis manos necesitan sumergirse a los lados para

finalmente empujar los ajustados cueros hacia sus caderas.

Espera pacientemente, con la mirada más suave en sus ojos, todo miel derretida y

dulces promesas. Mis dedos trazan el corte en su cuero para su cola mientras roza la

parte superior de mi mano en un lento movimiento de ida y vuelta, —Quiero que me

prometas una cosa antes de hacer esto.


Su cabeza gira ligeramente hacia un lado, sus colmillos apoyados en su labio

inferior y sus ojos apenas se abren una vez que mis dedos se hunden en el pelaje de la

base de su cola, —Lo que sea, Tibbet.

—No te reprimas más, quiero todo lo que eres: lo bueno, lo malo, lo feo. No

quiero que sigas diluyéndote porque crees que eres demasiado para mí. Quiero que se

satisfagan cada impulso y cada instinto que sientas; cualquier cosa menos no es justo

para ninguno de los dos—. El tono de mi voz debe devolverlo a sus sentidos porque la

neblina llena de lujuria en sus ojos se aclara cuando se encuentra con mi mirada.

—Ni siquiera estoy seguro de que sepas lo que estás pidiendo, Tibbet —, repite

con voz igualmente seria.

Sí, he dado tumbos y me he caído, y probablemente le he hecho querer

arrancarse el pelo una o dos veces, pero todavía está aquí. Nunca me hizo sentir menos

por necesitar tiempo para resolver esto por mi cuenta, pero ahora estoy segura. Había

una nube flotando sobre nosotros, de incomprensión y de una distancia que no sabía

cómo cerrar. Esta mañana eso cambió, sin embargo, verlo en carne viva, vulnerable,

para mí era todo lo que necesitaba. Ojalá hubiera alguna respuesta fácil a su mirada

inquisitiva. Sé que debe parecer un cambio muy repentino, pero algo acerca de estar

aquí en la naturaleza cambia las cosas para mí también. No hay presión por parte de la

tribu, no hay ojos vigilantes en cada uno de mis movimientos. Solo estamos nosotros,

siendo nosotros, y estar aquí con él es muy fácil. Me siento valiente cuando estoy con él,

capaz de cualquier cosa.

Su enorme puño se extiende detrás de él para sostener el mío en la base de su

cola, su respiración se estremece mientras su barbilla se inclina hacia el horizonte. Por

un momento la preocupación arruga mi frente, de que él vaya a retirar mi mano, pero

simplemente la mantiene allí con una quietud mortal. Fuerzo la lenta y progresiva

avalancha de tics y desencadenantes, concentrándome en lo que veo, en lugar de en la

horrible serie de pensamientos que mi mente quiere tomar.


Mis ojos recorren la columna de su cuello, deteniéndose momentáneamente en el

cabello gris en sus sienes, y luego retroceden contemplando todo. Lo que veo es a un

hombre que lucha por dejarse llevar, preocupado de que lo que realmente quiere de mí

sea demasiado. —Dime todas las cosas que has estado anhelando en secreto, dime lo

que necesitas. Te lo prometo, no hay nada que puedas decir que me asuste—, necesito

que me lo diga. Lo quiero todo. Si Jer'ik puede ser todo lo que siempre he esperado y

más, tomar todas mis luchas y aún amarme, quiero ser igual para él.

Sus ojos vuelven a los míos mientras el puño detrás de mí se aplasta contra mi

trasero y me acerca más, —Chloe—. Su voz es toda grava y arenilla, pero rica y fuerte

como carbón y humo, —No tientes a un macho de esa manera.

Mi puño alrededor de su cola se desliza por el pelaje con un suave movimiento

antes de morderme el labio, preguntándome si eso cuenta. No creo que cuente, pero por

la expresión de Jer'iks, le ha hecho algo, menos tranquilizador y más enloquecedor,

mientras su polla se mece contra la parte delantera de mi túnica. Aún así, quiero las

palabras, quiero saber qué se está guardando que tanto lo asusta. ¿Qué impulsos podría

tener que tengan sus labios sellados? Ha sido una curiosidad ardiente desde anoche,

cuando él y Myla hablaron brevemente sobre ellos. Dijo que era capaz de contenerse,

pero yo no quiero que lo haga.

El aliento sale de entre mis labios cuando mi espalda golpea suavemente las finas

pieles extendidas en el suelo del bosque. El vértigo lucha contra la emoción mientras su

peso se desliza entre mis muslos, una mezcla embriagadora que me hace gemir contra

su garganta. Él apoya la mayor parte de su peso en un antebrazo mientras su pene se

apoya contra mi cuero.

Observo, perpleja, cómo aprieta los dientes cuando continúo acariciándole

suavemente la cola: —Joder, Tibs, cuando haces eso...—. Su gemido me aprieta como

una fuerza física, puedo sentir cómo me recorre como una ola que se desliza
lentamente. Su beso se parece mucho a lo que creía que era el de Wilder, algo salvaje y

demandante, casi al borde del dolor cuando sus colmillos me rozan el labio inferior.

◆◆◆

Jer'ik
Mi cuerpo oscila entre el miedo helado que corre por mi columna y un infierno

que calienta mi sangre. Cada pequeño tirón de mi cola, cada uno va directo a mi pene,

haciéndolo sacudirse contra el apretado pliegue de su cuero. Ella quiere todo lo que he

estado ocultando, incluso de mí mismo.

Mirando el azul cristalino de sus ojos, me siento atrapado, como si ella misma

fuera un Espíritu tejiendo magia alrededor de mi lengua para aflojarla, —Chloe yo...—,

su agarre se afloja sobre mi cola, lo suficiente como para que pueda pensar con más

claridad mientras espera mi respuesta. —Quiero que me reclames, dulce y pequeña

Tibbet, y quiero mucho más—. Mi lengua se sumerge para mojar mi labio, su sabor

todavía provoca mis sentidos, —Quiero ver qué aspecto tienes después de que te haya

penetrado esa dulce vagina, quiero ser el único. Quiero que sólo me conozcas a mí.

La pequeña y dulce cosa que es, casi se pavonea debajo de mí, como si la

magnitud de mis pensamientos posesivos hacia ella no fuera abrumadora: —¿Qué más,

Jer'ik? ¿Qué es lo que realmente tienes miedo de pedir?

Mi mente inmediatamente regresa al día en que fui a buscarla y la observé desde

el camino con el cachorro de Briar en brazos. El pensamiento se amarga en mi estómago

casi con la misma rapidez, pero ya es demasiado tarde, mi palma ya ha encontrado su

camino hacia la suave y plana extensión de su estómago. —Es un deseo tonto y egoísta,

Tibbet, solo te necesito.

—Jer'ik—, se ríe suavemente, con las cejas levantadas mientras sostiene mi mano

en su lugar, —¿Cuánto tiempo realmente crees que podríamos durar y eso finalmente
no sucederá? Quiero decir, estoy segura de que podemos tener cuidado hasta que

estemos listos , pero podría suceder, siempre he sido consciente de ello.

—Hay maneras, siempre hay maneras, Tibbet, si no quisieras eso—, le digo

aunque prefiero enterrar la verdad.

Sus hombros se asientan en las pieles debajo de ella, sus mechones besados por

estrellas flotan como las luces que bailan sobre las montañas en el verano. —¿Te

preocupa que no quiera tener hijos algún día, o te preocupa que sea una mala madre

por... cómo soy?

—Ninguna de las dos—, me apresuro a decir. Maldita sea esta dulce hembra por

decidir tener esta conversación con su mano en mi cola y mi pene entre sus muslos, soy

un charco de verdad en sus manos, —Estoy preocupado por mí.

Su puño da un ligero tirón, lo que hace que mi nariz caiga en el pliegue de su

cuello mientras mis caderas se mueven contra las de ella, tratando desesperadamente

de encontrar fricción. Su otra mano llega a los pelos cortos de la parte posterior de mi

cuello, sus labios provocativamente suaves contra mi sien, —Serías un buen papá algún

día. Por ahora, todo lo que quiero es que estemos juntos, sin más idas y vueltas, sin más

dudas. ¿Podemos hacer eso?

—Sí—, hago eco en el hueco de su garganta, mis garras rozan su muslo cubierto

de cuero mientras la atraigo hacia mí.

Sus siguientes caricias a lo largo de mi cola me hacen aplastarla contra las pieles,

gemir contra su carne y tirar de sus cueros con una desesperación que no sabía que

fuera posible. Me suelta el tiempo suficiente para tirar de sus cueros. Sus risitas apenas

llegan a mis oídos cuando se le enganchan en los pies y tiro de ellos con fuerza

suficiente para deslizarla por las pieles.

Sentándome de rodillas mientras sus piernas se abren frente a mí, mis ojos

devoran con avidez la suave hendidura rosa que contrasta con su pálida carne, —

¿Todos mis impulsos, Tibbet?


Sus dientes desafilados muerden su labio inferior con dureza mientras asiente

rápidamente, sus manos apretadas en su túnica mientras se retuerce sobre las pieles

debajo de mí, —Todos ellos.

Mis garras se cierran rápidamente, antes de enroscarme suavemente dentro suyo,

un gruñido se forma en mi garganta ante el apretón que ella da por la repentina

intrusión, —Espíritus, Chloe, mírate.

Pero no lo hace. Cierra los ojos con fuerza, agarra las pieles con las manos a

ambos lados de la cabeza y me aprieta con los dedos. Mi carne oscura contra su suave

sexo rosado es, como poco, erótica, pecaminosa... tabú. Me entran ganas de ver qué

aspecto tendrá mi pene en el lugar de mis dedos, reluciente. ¿Se sonrojará su pequeña

vagina rosa como su pecho y sus mejillas? Mejor aún, ¿qué aspecto tendrá pintada con

mi semilla?

El último pensamiento hace que mis hombros caigan mientras mis labios

descienden sobre el pequeño y curioso capullo que la hace agitarse salvajemente. La

conciencia y el calor me hacen cosquillas en la columna, cuando ella usa esas manitas

viscosas en mi pelaje en lugar de las mantas. Los dedos se hunden profundamente en

los mechones más largos de la coronilla de mi cabeza, guiando mi boca hacia lo que ella

quiere, cómo lo quiere.

Su estrecho canal aprieta mis dedos segundos antes de que sus muslos se cierren

a mi alrededor. —Necesito… necesito más—, se queja suavemente.

Yo también quiero más, mucho más, pero ambos podemos esperar. Ahora mismo

tengo mi propia redención personal que buscar entre sus delgados muslos. Un recuerdo

para reemplazar el que contaminamos, el que debería haber sido una primicia perfecta

entre nosotros. Quiero borrar todas las dudas que vinieron después, quiero que sepa

que ella es la que me ha convertido en un macho hambriento.

—Chloe, mi pequeña y tranquila Tibbet, déjame escucharte—, gemí contra su

carne.
Gruñe en vez de gemir, y nos inclina, poniéndome de espaldas a pesar de su

poco peso, mientras sus rodillas se colocan a ambos lados de mí. Mis afiladas garras le

hacen hoyuelos en el trasero mientras vuelvo a atraerla ávidamente hacia mi boca, y por

fin su grito se libera.

Por primera vez, incluso para mí, mi pecho se hincha con una sensación

desconocida, algo tan poderoso y al mismo tiempo tan frágil, todo al mismo tiempo

mientras mi Tibbet cabalga mi boca hacia su propio olvido. Pequeños jadeos

desesperados seguidos de gritos ahogados antes de que ella se desplome hacia adelante

y se levante lo suficiente para que yo me deslice entre sus piernas.

Ella tiembla con la frente pegada a las pieles, la carne sonrojada sobre su trasero

desnudo al mundo y su sexo brillando perfectamente. Es una visión salvaje para

contemplar, un pedacito perfecto del universo solo para mí.

Su melena es un desastre salvaje cuando gira la cabeza lo suficiente para mirarme

con los ojos entrecerrados y sus labios fruncidos dulcemente: —Tómame, Jer'ik, por

favor.

◆◆◆

Chloe
El cosquilleo de su pelaje contra la parte posterior de mis muslos mientras se

centra entre mis rodillas abiertas me hace suspirar felizmente y cerrar los ojos para

sentir cada momento de esto. La presión caliente de su pene contra mí, es solo una

presión agradable al principio, provocando mi entrada, luego es abarcadora y casi

asfixiante cuando la cabeza se abre paso con una suave sensación de estallido.

Mi mandíbula se abre, un grito no logra liberarse mientras mis dedos se clavan

en las pieles y mis hombros se tensan para tomar más. Una banda cálida rodea mi

cintura y me toma un momento darme cuenta de que son sus manos las que me
mantienen firme. Una se desliza desde mi cadera para acariciar suavemente a lo largo

de mi columna, presionando entre mis omóplatos y calmando los músculos tensos allí.

—Relájate, Tibbet, tienes que dejarme entrar—, su voz me baña como el sol

atravesando nubes rebeldes y calentándome por completo.

Mi núcleo se contrae involuntariamente, su suave siseo llena el aire a nuestro

alrededor antes de que haga un esfuerzo por relajarme. Poco a poco, músculo a

músculo, entro en un estado de languidez mientras él me acaricia el cuerpo con sus

cálidas manos. Me recorre la espalda, los hombros y las caderas. Me hace cosquillas en

la parte exterior de las piernas. Todo esto no es nada comparado con el montón de miel

líquida en que me convierto cuando su agarre se cuela en mi pelo para tirarme

suavemente de la cabeza hacia un lado, inclinándome justo para poder verlo por encima

de mi hombro.

Me alegro por ello, me alegro de tener el Jer'ik que lidera mientras yo lo sigo. Mis

caderas se arquean hacia atrás contra la dura barra que aún se encuentra apenas

encajada dentro de mí. Una repentina oleada me invade cuando su longitud se desliza

hacia adentro, encontrando mucha menos resistencia. En lugar del ardor y la

imposibilidad de hacerlo, me encuentro con un dolor embriagador que pide más, más

profundo, más fuerte y más rápido.

Gimiendo mientras me presiono contra él, me arqueo hacia atrás hasta encontrar

el duro nudo en la base de su pene, rebotando contra él lentamente mientras mi canal

sufre espasmos alrededor de su longitud, —Está bien, está tan bien ahora.

Sus ojos se encuentran con los míos y los sostienen mientras su poderoso cuerpo

se mueve en embestidas hipnóticas contra mí. No se parece en nada a lo que pensé que

sería. Estaba tan segura de que sabía exactamente qué esperar, qué sentiría en ese

momento. Hay un extraño distanciamiento que siempre he sentido a solas, observando

desde la seguridad de una pantalla; esto es mucho más... visceral. Sentirlo dentro de mí
es sólo la mitad del placer, ver las expresiones de felicidad en sus rasgos, las sombras

que recorren su cuerpo, incluso su reconfortante olor, todo se suma a ello.

—Jer'ik—, suplico, sin saber realmente lo que estoy pidiendo.

Su peso me aplasta contra las pieles antes de que sus labios dejen los besos más

afectuosos sobre mi hombro, su nudo roza entre mis mejillas con cada embestida de la

manera más obscena, —Lo sé, Tibbet, lo sé.

Sus brazos me rodean, abrazándome fuerte, apretando con la presión más

perfecta, por lo que lágrimas perfectas se escapan de las esquinas de mis ojos incluso

cuando mi voz es robada por una serie de gemidos con eco. Mi cuerpo se desmorona

debajo de él, siento como si sus brazos y el gran peso de su cuerpo sobre el mío, fuera lo

único que evita que me queme en un millón de pequeños pedazos.

Se libera lentamente, dejándome sintiéndome horriblemente vacía, pero solo

dura unos momentos mientras se levanta lo suficiente para ayudarme a rodar sobre mi

espalda en la jaula de sus brazos y se hunde dentro de mí nuevamente. Mis labios lo

buscan en mi ceguera, los ojos se cierran ante las sensaciones abrumadoras que aún

recorren las puntas de mis dedos de manos y pies.

—Eres perfecta, Tibs, tan maravillosamente perfecta—, susurra contra mis labios

entre respiraciones.

Las palabras más dulces, cosas que nunca pensé que escucharía, llenan mis oídos.

Es como si ahora que se ha dado permiso, me estuviera contando todas las cosas que

quería hacer durante las últimas semanas. Rompe y repara mi corazón al mismo

tiempo, reformándolo en algo nuevo, algo que le pertenece a él.

Sus caderas se detienen repentinamente, sus cejas se juntan mientras sus

colmillos perforan su labio inferior. Mis manos se deslizan desde su cuello hasta su

mandíbula, —¿Qué pasa?


Sacude la cabeza en silencio y la inclina hacia atrás mientras respira

profundamente y lentamente. Sus ojos se fijan en mí momentos después: —¿Puedes

tomar más de mí, Tibbet?

Puedo sentir mis pupilas abrirse, mi visión vacilante en los bordes mientras mi

corazón se acelera, —Dame todo, Jer'ik.

Mantengo su mirada mientras sus caderas se mueven contra las mías, su gran

garra toma mi muslo y lo empuja hacia arriba. Nuestro aliento se mezcla entre nosotros,

pequeños jadeos temblorosos mientras su nudo se hunde contra mi entrada. Mi canal

sufre espasmos alrededor del duro oleaje en el momento en que se abre paso y mi mano

encuentra la base de su cola.

Su nariz encuentra el hueco de mi cuello, sus colmillos mordisquean la tierna

carne, —Chloe... Chloe.

Dice mi nombre como un canto sagrado mientras trabajo su cola como lo haría

con su pene. Su cuerpo se estremece sobre el mío, a través de su torso y bajando por su

cola mientras vibra en mi mano. Quiero verlo desmoronarse como yo, quiero verlo

desquiciado y fuera de control. Por puro instinto, mis dientes encuentran agarre en la

carne desnuda de su hombro y muerden con fuerza mientras tiro de su cola con tanta

fuerza que trozos sueltos de pelo se deslizan entre mis dedos.

El rugido que retumba en él es nada menos que primitivo cuando sus caderas se

rompen y su nudo tira de mi entrada en el sentimiento más feliz que jamás haya

experimentado. Un calor abrasador inunda mi núcleo, y si fuera capaz de

desmoronarme en una sucesión tan rápida, lo haría. La sensación es nada menos que

una descarga eléctrica, todo mi cuerpo zumba con ella mientras él se ralentiza y se

desliza suavemente contra mí.


Capítulo 14
Jer'ik
El escalofrío que desciende sobre nosotros mientras estamos envueltos en una

maraña de extremidades sobre el pelaje solitario, es el único signo del paso del tiempo.

Estoy ciego al sol poniente, sordo al bullicio de las criaturas salvajes, y si no fuera por

los temblores de Chloe, estaría entumecido por el frío cortante. No hay nada más que

esta hembra en mi mente, la atadura entre nosotros fuerte, absoluta. Siento que estoy

completo otra vez, pero no es nada de lo que esperaba o imaginaba.

Pensé que esto entre nosotros sería un intercambio tan obvio de mi protección y

fuerza por su comodidad y paz. En lugar de eso, me encuentro envuelto en su calidez

tanto como ella está envuelta en la mía, con su pequeña barbilla redondeada

descansando en la parte superior de mi cabeza mientras pasa sus dedos por el gris de

mi melena. Chloe es más de lo que incluso yo creía, su fuerza está oculta pero ahí, de

todos modos. Ella es tanto mi santuario como yo el suyo, y eso me hace sentir humilde.

A pesar de todo lo que ha pasado, encontró la manera de dejarme entrar y lo hizo

mucho antes de que yo descubriera cómo dejarla entrar.

—Deberíamos vestirnos, Tibbet, estás temblando—, le susurro contra la suave

almohada de su pecho, todo su cuerpo tiembla levemente.

—No me importa, no quiero moverme—, gime, arqueándose ante mi toque de

todos modos.

Se necesita una oleada de fuerza de voluntad y varios gemidos para alejarme de

mi hembra, sus pequeñas manos humanas agarrando mi pelaje en protesta, —

Estableceré el refugio, de todos modos ya es demasiado tarde para hacer algún progreso
y me caeré entre tus muslos otra vez—, no puedo evitar notar el canturreo en mi voz, —

Mientras tanto, vístete, Tibbet, te estás poniendo azul.

Ella parece apaciguada a regañadientes por mis promesas mientras se viste

lentamente, todavía sentada sobre el pelaje arrugado entre la hojarasca, —Nunca supe

lo perezosa que me volvería el sexo, todo lo que quiero hacer es acurrucarme y dormir

durante una semana.

Mis oídos tiemblan ante su palabra humana, pero sé lo que quiere decir de todos

modos, es lo que nos llevó a congelar nuestros cuerpos desnudos en el aire de la noche

en primer lugar. Sin embargo, verla moverse me pone en movimiento mientras saco las

pieles y los postes de mi mochila para prepararme para pasar la noche. Los he colocado

tantas veces que está listo antes de que ella tenga el anillo de piedras sueltas puestos en

un círculo cerca de la entrada del refugio.

De pie detrás suyo mientras clavo la última estaca en el suelo, mi aprecio por ella

aumenta. Tantas cosas que ya había notado, pero que no me había permitido querer.

Incluso ahora, cuando cualquier macho esperaría que su hembra se metiera en pieles

cálidas y esperara la cena, se agacha sobre el fuego que ella misma ha hecho y coloca mi

pequeña olla de viaje en el carbón para calentar mientras prepara los ingredientes.

Nunca la había visto cocinar antes, ni siquiera sabía cómo hacerlo y, sin embargo, aquí

está, sorprendiéndome una vez más.

Me encuentro a su espalda, inclinándome para besar la melena color estrella

atada en trenzas ahora enmarañadas, —Ya lo tengo, Chloe, caliéntate.

Sus ojos se mueven hacia mí por un momento, una expresión seductora en sus

rasgos que me dice rápidamente que no abandonará su tarea fácilmente: —Estoy

bastante caliente a cinco centímetros del fuego, Jer'ik.

Mis rodillas encuentran la tierra a ambos lados de ella mientras me dejo caer por

detrás. Envolviendo mi mano contra el pliegue de su cuero, mis labios encuentran su


cuello, —Me prometiste todos mis impulsos, Tibbet, cuidarte, alimentarte, necesito esto

tanto como necesito el apretado cierre de tu sexo.

Su cabeza se inclina hacia atrás contra mi hombro mientras se aprieta contra mi

mano. —No puedes hacer todo, todo el tiempo, Jer'ik, puedo ayudarte.

—Y lo harás más tarde, cuando no esté lleno de locura por los vínculos de

pareja... mucho más tarde—, le digo, dándole palmaditas bruscas en su vagina a través

de su ropa de cuero antes de alejarla de su lugar frente al fuego.

No puedo contener la risa que se me escapa mientras ella farfulla a mi lado, con

los ojos llenos de miseria mientras me mira fijamente. Me ocupo con la olla frente a mí,

agregando agua de nuestras pieles y trozos de raíces secas y carne antes de añadir una

dosis considerable de sus especias y hierbas favoritas.

Aún así, incluso después de toda la preparación, su labio inferior sobresale

mientras me mira, haciendo un dulce puchero mientras puedo ver por el rabillo del ojo

su mente dando vueltas con preguntas: —¿Cuánto falta, Jer'ik?

Empaquetando nuestros suministros, me encojo de hombros antes de descansar

frente al fuego, esperando que la cena termine de cocinarse, —Tal vez para el próximo

invierno, tal vez el siguiente.

—Estás bromeando, un año... ¿DOS?—, casi le grita a la luna creciente. Ella

parpadea y me mira con grandes ojos, sacudiendo la cabeza como si no me creyera, —

Jer'ik... seguramente no puedes esperar que me quede sentada sin hacer nada durante

años.

—Tienes razón, sería un tiempo absurdamente demasiado corto. Entonces, para

siempre—, digo con la cara más seria que puedo reunir mientras me apoyo en mi

antebrazo, descansando junto al fuego. Mi sonrisa se escapa antes de que pueda

atraparla, y sus ojos se posan en ella mientras se estrechan sobre mí.

Se inclina y me señala la nariz con el dedo, —Idiota.


—Ah, Tibbet, mírate con la sangre ardiendo. Dilo bien y sabrás lo que te daré—,

lo dije como una broma, pero rápidamente mi voz se convierte en un gruñido ronco.

—Te gustaría eso, ¿no? Viejo imposible—, ladra, pero no hay mordacidad en su

voz, sino que está teñida de calidez y afecto. Hace una pausa, sus ojos se vuelven

vidriosos en esa mirada lejana cuando se pierde en su propia mente antes de encontrar

el camino de vuelta hacia mí, con un pequeño ceño fruncido en los labios, —Solo estás

bromeando, ¿verdad?

Suspirando suavemente, extiendo la mano y la jalo por el cuello hasta que sus

labios se encuentran con los míos, besando las dudas. —Mayormente, pero si te lo pido,

tal vez podrías hacerme el favor de vez en cuando. Los machos Luparian prosperan

cuando adoran a sus compañeras, necesito sentir que te estoy ganando de alguna

manera todos los días. ¿Seguramente no puede ser tan malo para ti?

La sorpresa la colorea mientras sus pestañas revolotean, —Yo… supongo que eso

tiene sentido. Yo también me siento así, como que necesito mostrarte que estar conmigo

no será una carga, que puedo hacer las cosas por mi cuenta para que no tengas que

preocuparte.

Nuestras confesiones compartidas persisten entre nosotros durante un suspiro de

silencio: —No tienes idea de lo increíble que eres, Chloe. Lo veo, te veo.

Aún así ella niega con la cabeza, como si la estuviera llenando de tópicos: —No

lo hagas. Sé lo que soy, quién soy.

Asimilo sus palabras, tratando de ver dónde se encuentra tan deficiente, pero no

encuentro nada. Me levanto del suelo antes de tomarla en mis brazos y arrastrarla a mi

regazo. Sus piernas cubren mi muslo mientras sus manos se curvan sobre sí mismas en

su regazo y baja la cabeza: —¿Entonces, no eres la única cazadora de la tribu? O quizás

no sabías que eres la única humana de nuestra tribu que puede leer mapas. Tampoco

debes saber la hazaña que es que hayas caminado por las tierras salvajes durante el
invierno y hayas vivido para contarlo, algo que se cobra muchos machos cada vez que

el invierno viene a respirar en nuestros cuellos.

Sin embargo, aún no he terminado con ella, ni siquiera estoy cerca: —Chloe, eres

una sobreviviente feroz, las cosas por las que has pasado, y aún así eres un alma

perfectamente gentil. Eres como el tibbet al que me recuerdas, una criatura hermosa y

tranquila que enfrenta las duras realidades de este mundo y aún encuentra una manera

de prosperar.

Ella se sienta tan silenciosa como su tocayo en mi regazo, sus dedos retuercen mi

túnica, pero me asiente levemente para saber que me ha escuchado: —¿Sabías que los

tibbets no tienen voz propia? En cambio, viven al lado de las grandes bestias cornudas

en las vastas praderas, escuchando sus ruidosos sonidos, e incluso imitándolos

sacudiendo las bayas huecas que crecen en los arbustos bajos.

Sé que tengo su atención absorta cuando sus ojos se encuentran con los míos, sus

cejas se alzan mientras espera más: —Seré tu bestia, mi Chloe, cuando no haya palabras

para ti en el campamento, seré tu voz. Esto no te hace menos ni una carga. Te hace mía,

y seré doblemente maldecido si lo que es mío tiene alguna duda sobre la compañera

perfecta que es.

Su respuesta amortiguada mientras esconde la cara contra mi pecho es tan

silenciosa que ni siquiera con mis oídos puedo captarla,—Mírame, Tibbet, no te

escondas de mí.

Resopla mientras se apoya en mi brazo, usando el borde de la manga para

secarse la humedad de las mejillas. —Dije—, comienza, haciendo una pausa y

congelándome con sus ojos claros como el hielo, —Debes tener un pene mágico porque

casi te creo.

Su pequeña sonrisa traviesa sigue, provocando un ataque de risa entre nosotros,

juguetonamente me rechaza mientras la asalto con pequeños besos en las mejillas entre

combates. Ella recupera el aliento primero, sus risas se apagan lentamente antes de
alcanzar el gris en mis sienes que parece favorecer, —No sabía que podría ser así, me

haces sentir...

Incluso cuando sus palabras se desvanecen, lo entiendo, es indescriptible, pero

hago lo mejor que puedo de todos modos: —¿Como si yo fuera todo lo que necesitabas

y no supieras buscar?— Ella asiente suavemente y yo continúo: —Lo sé, Tibbet , siento

lo mismo.

Sus ojos se suavizan sobre mí como lo hicieron esa noche en la cabaña cuando

realmente comencé a desmoronarme por ella. La forma en que me mira con esa especie

de tierno afecto, de conocimiento y comprensión. Es exactamente lo que necesito y todo

lo que quiero en este momento. Todo lo demás puede venir después, las expectativas de

la tribu, la posibilidad de tener cachorros y, lo peor de todo, Ta'hwk. Podemos

descubrirlos a medida que aparezcan, y después de eso es solo la vida, y una pequeña

porción perfecta de ella para compartir juntos.

Se arquea, reclamando mis labios de una manera descarada que me sorprende

sólo un poco antes de levantarse de mi regazo, —Bueno, ahora que eso está arreglado,

terminaré la cena que empezaste.

Mis instintos me muerden los talones por un momento, pero rápidamente se

desvían hacia otros pensamientos mientras ella se arrastra hacia la olla, su trasero

redondeado envuelto en cueros ajustados burlándose de mí: —Veo que planeas poner a

tu macho rápidamente en su lugar.

Ella sonríe por encima del hombro mientras revuelve el guiso simple, saca los

dos cuencos que esperan de la piedra plana cercana y espolvorea hojuelas secas de ketu

en el fondo, algo que su hermano vínculo debe haberle enseñado en sus viajes. Es

fantástico para calentar el cuerpo en una noche fría, pero no fermentado significa

efectos persistentes como la infusión. El cuenco humeante se encuentra con mis manos

instantes después, mientras nos sentamos como hemos hecho muchas noches, con el
fuego más pequeño que en el campamento, pero con la longitud de nuestros muslos

apretados a los costados, todo el tiempo.

◆◆◆

Chloe
En muchos sentidos, esta noche se parece a muchas que hemos compartido antes.

Comemos juntos, uno al lado del otro, hablando a la ligera de nuestros planes para

mañana. Limpiamos el pequeño desorden que hay, Jer'ik hace la mayor parte con su

actitud y cuerpo mandones, impidiéndome hacer el trabajo. Luego nos sentamos, cada

uno perdido en nuestras propias tareas sin sentido mientras esperamos que el cansancio

nos llame a la cama.

También hay... más. Jer'ik siempre ha encontrado formas de tocarme, las cosas

más inocentes que me hacían sentir centrada y conectada con el momento. Ahora esos

toques persisten, no desaparecen cuando se da cuenta de que me ha alcanzado una vez

más. No puedo creer que no haya tenido ni idea durante tanto tiempo de lo que era eso,

que él me alcanza sin querer. Incluso en tareas mundanas su mente vaga hacia mí, y es

como si no pudiera evitar acercarse y asegurarse de que soy real.

No sé cuánto tiempo podré aferrarme a mis dudas, no con un macho como él a

mi lado. Si bien debería parecer algo bueno, también siento que me estoy despidiendo

de una parte de mí. Es una especie extraña de introspección, ser plenamente consciente

de que estás evolucionando tan rápido como pasan los minutos. No creo que haya

ninguna cura y una gran revelación repentina fuera de nuestros momentos a solas, pero

aquí con él, sé que me estoy convirtiendo en alguien completamente diferente a lo que

el mundo que me rodea ha visto.

No estoy segura de hasta dónde llegará eso en la tribu, pero al menos puedo

aprovechar el apoyo que él me brinda y hacer lo mejor que pueda. Quiero ser parte de
todo esto, ya no quiero ser una extraña. Tal vez con mi propia bestia pueda encontrar

eso ahora, tal como él dijo. El solo pensamiento es suficiente para que la esperanza

florezca en mi pecho como la primera de muchas a principios de la primavera.

De repente, el mundo que me rodea vuelve a enfocarse, señal inequívoca de que

he vuelto a perderme en mis propios pensamientos, pero sonrío en lugar de

reprochármelo. Después de todo, tengo delante algo que merece la pena sacar de mi

cabeza. La cola de Jer'ik se agita en el aire frío de la noche, y su musculoso trasero es lo

único que sobresale del refugio mientras extiende las pieles en su interior,

preparándolas para dormir. Notarlo debe de ser lo que me ha sacado de mis

pensamientos, porque solo con verlo se me calienta el cuerpo al recordar cómo tiraba de

esa cola hace tan solo unas horas.

Ahora es tan bueno como mi marido, o mejor… mi compañero. Si alguien me

hubiera dicho eso el día que llegué casi congelada hace semanas, me habría reído en su

cara, con ansiedad social o no. Mi mano encuentra el collar de cuentas que me dio ese

día, todavía colgando de su lugar alrededor de mi cuello, donde ha estado desde

entonces.

—¿Lo sabías cuando me diste esto?—, Pregunto en voz baja, más pensando en

voz alta que cualquier otra cosa.

Se levanta del refugio, ha terminado su tarea y me mira desde el otro lado del

fuego para ver de qué estoy hablando. —Creo que una parte de mí lo hizo, eso fue una

vez de Ateri, lo que me poseyó para entregártelo fue nada menos que puro instinto.

Mi mano se congela sobre las cuentas, dividida entre la maraña de pensamientos

peligrosos que rueda detrás de mis ojos y mi nueva fe en él. —No estoy segura de cómo

me siento al respecto—, decido decirle honestamente.

El rostro de Jer'ik está iluminado por la luz de la luna mientras gira la cabeza

ligeramente hacia un lado, y permanece en silencio durante un largo momento mientras

considera sus palabras: —En el momento en que te vi, te deseé, Chloe, egoístamente.
impulsivamente. Podía sentir el vínculo desesperado por encajar en su lugar, tirando de

la cola o no. Sé que has pasado tiempo con Ta'hwk, pero ¿alguna vez entró realmente en

detalles sobre los machos Luparian? Somos bestias posesivas en el mejor de los casos,

regalarte ese collar… para mí era mi posesión más preciada. Dártelo fue tan bueno

como decirte que te amé a primera vista.

Se ríe para sí mismo, sacudiendo la cabeza mientras sus ojos se suavizan sobre

mí. —Sabía que no podía perseguirte, no debería, pero simplemente no podía

ayudarme a mí mismo. Darte eso fue la única debilidad que me permití en ese

momento. No lo mires como si fuera de Ateri, ya no lo era, hace mucho que se fue de

este mundo. Es mi último recuerdo de ella, y aunque no deberías temer a su fantasma,

ella era importante para mí, atesorada, tal como tú lo eres para mí ahora.

Un pequeño temblor de horror cruza mis rasgos, recordando que casi rompí el

collar ese primer día en un ataque de ira, algo me había detenido. Siempre supe que era

precioso, pero nunca me di cuenta de cuánto, —Gracias por confiarme esto.

Él duda de nuevo, puedo sentirlo entre nosotros en el aire, esto es probablemente

lo más cerca que hemos estado de hablar realmente sobre Ateri, —Sé que estas son

palabras peligrosas, Tibbet, pero son más parecidas de lo que jamás creí, pero me

enamoré de ti por razones completamente diferentes.

Mis dedos todavía frotan mi cuenta favorita, una que cuelga más abajo que el

resto y está desgastada donde una vez podría haber sido tallada una runa en el hueso.

—¿Me hablas de ella?

Su cola se mueve sobre las hojas sueltas en el suelo del bosque, pequeñas brasas

de color púrpura y azul se reflejan extrañamente en la luz naranja del fuego. —Ella era

tremendamente independiente, y tampoco soportaba mis instintos más domésticos—,

resopla. Sus ojos giran juguetonamente hacia los míos, una sonrisa tira de su colmillo

mientras me mira fijamente por encima del fuego, —Pero ella fue amable en las formas
más inesperadas, tenía sus propias ideas sobre cómo deberían ir las cosas y le

importaban poco las opiniones de los demás, cuando se proponía algo.

Quiero preguntarle cómo ve una similitud entre nosotras cuando todo lo que ha

dicho suena opuesto a mí, pero tampoco quiero hacer esto sobre mí, no ahora. En lugar

de eso, escucho atentamente, deseosa de absorber cualquier cosa que sea parte de él, —

¿Cómo se conocieron? Cuéntame tu gran historia tradicional.

Él irrumpe en una historia, la más larga que me haya contado alguna vez,

llenando todos los vacíos faltantes que lo han convertido en quien es hoy. Abarca desde

su tiempo en la naturaleza hasta conocer a Ateri, su entrada para unirse a su tribu y

todos los remolinos de emociones que lo acompañaron. Hay tantas cosas allí que nunca

supe, pero todo se suma para crear la imagen del Jer'ik que conozco. Es extraño, sólo

porque siempre supe que él era mayor, que tenía toda una vida por delante, pero la

forma en que lo cuenta hace que la brecha parezca mucho más grande. Hago poco más

que incitarlo a la siguiente serie de eventos, notando que se salta todo cómo la perdió y

salta directamente a lo que vino después, hasta el día en que nos conocimos.

Tenemos que alimentar el fuego dos veces más antes de que termine, y después

de que parezca agotado, pero aliviado al mismo tiempo, —Así que ahora viene la parte

difícil, supongo—, susurra.

Mi corazón se rompe antes de que las palabras escapen de sus labios, y me doy

cuenta de que no necesito saber el resto, no si eso va a lastimarlo así: —Es suficiente por

esta noche, el resto es simplemente doloroso.

Él asiente lentamente, sus ojos dorados como la miel reflejan el fuego, es todo un

hombre pero en este momento parece una versión más pequeña de sí mismo. Entonces

me levanto de mi lugar al otro lado del fuego y me dejo caer en su regazo, —Gracias por

compartirla conmigo.

—Todo lo que soy, fui o seré es tuyo ahora, Tibbet, no olvides tu reclamo tan

fácilmente—, me dice con la voz ronca por la emoción.


—No lo haré, lo prometo—, digo, extendiendo la mano para darle un pequeño

beso en sus labios grises. No es un beso lleno de pasión y calor, pero en cambio, solo un

suave recordatorio de que estoy aquí para él, que está bien que haya compartido esto

conmigo. Sus heridas, sin importar la antigüedad que tengan, están a salvo conmigo,

tan seguras como yo me siento con él.


Capítulo 15
Chloe
Se necesitaron otros dos días completos de caminata para llegar a las salinas,

pero no son como esperaba. Un enorme volcán, que escupe delgados zarcillos de humo

negro desde su respiradero, se eleva hacia el banco de nubes, su forma se extiende a

través del horizonte tan lejos en cualquier dirección que resulta vertiginoso mirarlo. En

su base, un valle se extiende igualmente a lo largo del paisaje, exuberante y brillante con

tonos púrpura, rosa y azul a pesar de que estamos a principios de primavera en este

planeta. En el mismo centro del valle, un lecho blanco casi perfectamente redondo brilla

bajo el sol de la mañana, reluce como si en él hubiera un millón de diminutas estrellas.

A mis ojos, parece un mundo alienígena completamente nuevo, similar pero muy

diferente de los bosques a los que me he acostumbrado, lleno de imponentes árboles de

color púrpura y marañas de maleza. Tampoco se parece en nada a los pastizales, con

sus tenues pastos color lavanda. Esto parece la versión de este planeta de una tierra baja

tropical, menos el dosel gigante de árboles.

Mis dedos suben mi mochila sobre mis hombros mientras estamos en lo alto del

borde de la última elevación que efectivamente actúa como una frontera entre lo que

conozco y este nuevo paisaje, —Esto es... wow.

Jer'ik parece tan cautivado por la vista como yo, de pie a mi lado mientras sus

garras ahora desafiladas se aferran a mi cadera: —He vivido toda mi vida y nunca he

visto algo como esto.

Mi cuerpo vibra de emoción, ansioso por explorar el nuevo terreno, pero Jer'ik ya

me advirtió, las bestias aquí, si hay que creer en las viejas historias, son enormes y no
tienen problema en tragarse un bocadillo del tamaño de una persona. Creo que veremos

el…ve…veek.

Su mano aprieta con más fuerza, antes de alisar mi ropa de cuero, — Vrekki, y sí,

a menos que una gran muerte los haya afectado también, de aquí es de donde se dice

que vienen. Debes permanecer conmigo en todo momento, Tibbet, no podemos bajar la

guardia.

Bajamos por la ladera de la montaña, con cuidado de las rocas deslizantes y el

follaje resbaladizo que se adhiere a ellas. No estamos lejos del área que Myla dijo que

sería el lugar perfecto para que se estableciera una tribu, lo difícil es llegar allí.

Observando el retorcimiento natural que baja por la ladera, mi preocupación se

duplica: —No sé cómo cargaríamos provisiones por aquí, no si luchamos sólo con una

mochila a la espalda.

Nunca se detiene ni tropieza, aparentemente más raudo en sus patas que mis dos

pies muy humanos. —Los exploradores son más ágiles de lo que parecen, y hace años

nuestra gente hizo esta migración, así que supongo que encontraremos la manera.

Me detengo en el primer trozo de terreno llano que he pisado desde que

iniciamos el descenso y me tapo los ojos con la mano para estudiar la enorme colina. Tal

vez el cambio de dirección no sea natural, tal vez se talló en profundidad para permitir

el paso de los carros y los animales de carga, pero se ha erosionado con el tiempo. Me

hormiguea la piel de emoción, es como vivir un misterio antiguo, como los que una vez

vi en televisión. Casi puedo oír al narrador en lo alto, balbuceando pequeños y

tentadores fragmentos de posibles teorías.

Vuelvo a ponerme en marcha y sigo a Jer'ik con la vista fija en el sinuoso sendero

en busca de señales de que alguna vez pudo haber habido algo más. De vez en cuando

utilizo mi bota para volcar piedras sueltas, sólo por la tentación de que bajo ellas se

esconda algún tesoro perdido hace mucho tiempo.


No es hasta que llegamos al fondo cuando por fin encuentro lo que buscaba, y un

estallido de excitación estalla en mí mientras me precipito hacia allí, —¡Mira!

Jer'ik está a mi lado antes de que pueda siquiera parpadear, con las orejas

pegadas al cráneo mientras sus ojos exploran el paisaje que nos rodea, —¿Qué? ¿Viste

un vrekki?

—¡No, no, incluso mejor! ¡Mira!—, digo con entusiasmo mientras señalo el

pequeño pilar cuadrado de piedra al pie de la enorme colina.

Sus orejas aletean con agitación, retumbando por algo: —Chloe. Espíritus, Tibbet,

ahora no es el momento.

Mi ceño inmediatamente lo hizo suspirar y presionar una mano en la parte

posterior de mi cabeza para atraerme hacia su pecho. —Podemos explorar a tu gusto

más tarde, después de que la tribu esté asentada y haya guardias patrullando para

mantener el área segura, pero aquí, estamos solos nosotros. Si te pasara algo…

Su cuerpo entero se estremece con un escalofrío, sus labios se pegan a mi cabeza

mientras miro las correas de cuero que cruzan su pecho, —Lo siento, lo sé.

Miro hacia arriba, tratando de encontrar sus ojos, pero todavía están escaneando

de izquierda a derecha en una repetición constante: —No debería haberte traído aquí, es

demasiado peligroso.

Tirando de las dos correas de cuero, fuerzo su atención hacia mí, si no lo supiera

mejor, Jer'ik parece estar perdido en pánico, algo que nunca pensé que vería de él, —

Jer'ik, es solo una piedra, me emocioné un poco, mira a tu alrededor. No podemos ver

nada más que hierba abierta. Estamos a salvo ahora mismo.

Finalmente me mira, algo de la tensión abandona sus rasgos mientras pasa una

mano por mi cabello, —Estar tan cerca del vrekki me tiene nervioso, Tibbet.

Asiento, es perfectamente razonable estar nervioso con depredadores peligrosos

en el área, pero esto parece más que eso. —Suena como una excusa perfecta para

tomarme de la mano entonces—, le digo mientras tomo su mano.


Lo alejo de las rocas cuadradas, han estado allí durante años y estarán allí en los

años venideros. Mi emoción por ellas puede esperar para otro momento, ahora lo más

importante es encontrar la ubicación de Myla y mantener a Jer'ik en movimiento y no

atrapado en sus preocupaciones.

Nos lleva hasta el mediodía encontrar el lugar marcado en el mapa toscamente

dibujado, y no hay duda de que hemos encontrado el lugar correcto una vez que

rodeamos el afloramiento irregular de piedras elevadas. Aún quedan en pie viejas

paredes de madera en ruinas, encajadas entre una entrada fácilmente defendible.

Piedras y tierra de tiempos antiguos o quizás de actividad volcánica previa forman un

amplio anillo, actuando como relieve natural en el paisaje. Es el doble del tamaño del

espacio que ocupa ahora la tribu, con viejos cimientos aún en el polvo.

Esto es mucho mejor que el simple marcador de sendero que encontré antes, es

una ruina completamente perdida, —¡Jer'ik, esto es perfecto!

Se desliza entre la estrecha abertura en la pared para unirse a mí adentro, y casi

instantáneamente su postura se relaja: —Ya se han hecho muchas cosas que podemos

aprovechar.

Caminamos, principalmente hacia los edificios solitarios que todavía están en pie

cerca de la parte de atrás. Parecen estar hechos de bloques de piedra apilados, tomados

directamente de la ladera de la montaña detrás de ellos. Mientras tanto pasamos junto a

montones de piedras redondeadas, que alguna vez fueron suelos de viejas chozas, pero

cuyos postes de hueso y pieles fueron arrancados o podridos hace tiempo.

Jer'ik hace un ruido de sorpresa cuando asoma la cabeza dentro del primer

edificio de piedra, antes de correr rápidamente hacia el segundo y hacer lo mismo: —

Una cocina y una herrería, ambos construidos en piedra para mantener seguros los

fuegos, necesitan trabajo pero no tomaría mucho.

Mi mano se apoya en un lado de las piedras talladas que forman la pared exterior

de la cocina, mi mirada recorre el campamento olvidado, esta es justo la gracia


salvadora que la tribu necesita con un comienzo tan tardío. Semanas, si no meses, de

trabajo ya están hechos, el único inconveniente es lo lejos que estaremos de las otras

tribus hasta que volvamos para el próximo invierno, si es que lo necesitamos. Queda

mucha esperanza en este lugar abandonado.

Una sonrisa aparece en mis labios mientras miro a Jer'ik por encima del hombro:

—Me pregunto cuál será la nuestra.

Sonríe por primera vez desde que dejamos la ladera, todo el asunto se apodera

de él, su encanto juvenil y un toque de esa aspereza que deja caer las bragas. —¿Estás

ansiosa por una cama caliente, Tibs?

—Nunca he necesitado mucho una cama, prefiero las mesas... y aparentemente la

tierra—, bromeo.

Mi corazón se acelera como un conejo mientras su cuerpo firme me presiona

contra la fría piedra, sus manos recorriendo mis brazos hasta que sus dedos se

entrelazan con los míos y los arrastran hacia arriba para unir mi pecho contra la pared.

Se me queda el aliento en la garganta y los ojos se cierran mientras su fuerte presión

roza mi trasero.

—Un día, Tibbet, te llevaré como es debido con nuestras propias pieles, pero por

ahora, esta pared tendrá que ser suficiente—, gruñe sobre mí, dejando mis manos en la

pared mientras tira de mis cueros con un tipo de brusca prisa.

Mi sexo queda desnudo al aire mientras él tira de sus propias ataduras, su pene

cae con un peso impresionante sobre mi espalda. Mis labios se juntan para contener una

sonrisa, mi cabeza se gira para mirarlo, —¿Cómo planeaste exactamente que esto

funcionara?

—¿Nadie te lo dijo nunca, Tibbet? Los viejos machos conocen viejos trucos—, dice

con su voz de dormitorio, baja, gruñona y perfecta.

Un brazo serpentea alrededor de mi torso, su mano termina justo en mi

mandíbula, el otro se dobla sobre mi sexo y sus dedos abren mis labios. Ambos trabajan
juntos para levantarme hasta que su pene se alinea con mi estrecho agujero. Nunca he

sentido mi pequeño tamaño más que en este momento, nunca me di cuenta de lo

grande que es un hombre, pero joder si esta no es una buena manera de excitarme.

Jer'ik no me presiona contra la pared como esperaba, sino que nos gira,

apoyando su peso en un ligero ángulo contra ella mientras sus caderas se elevan. Mi

espalda cae contra su pecho mientras los gemidos se liberan. Esta vez es más fácil

capturarlo, pero no por mucho. Se detiene cuando me he hundido en su pene, dejando

que mi canal convulsione alrededor de su longitud y mi entrada se atasque en su nudo.

No sé qué me posee, pero después de la primera vez ansío la sensación de ese

nudo abriéndome, sin dejar lugar a dudas de que alguna vez podría ser otra cosa que

suya. —Fuérzalo, lo quiero dentro de mí, por favor... por favor.

Su aliento resopla, presionando contra la parte posterior de mi cabello, —

¿Quieres mi nudo, Tibbet?

Presiona ligeramente, la promesa de más sin realmente dármelo mientras asiento

frenéticamente, —¡Sí… sí! Lo quiero todo, siempre.

Mis manos se aferran a su antebrazo que cubre mi pecho, retorciéndose en su

longitud, desesperada por ello de una manera que nunca imaginé. Mi boca se abre

mientras cierro los ojos con fuerza, rebotando ligeramente en su agarre mientras trato

desesperadamente de obligarlo a darme lo que quiero.

La forma en que me manosea con facilidad hace poco por disuadir a mis

frenéticas caderas, y antes de que pueda bajar más de una mínima fracción por su nudo,

tiene sus manos bajo mis rodillas, inmovilizando la parte superior de mis muslos contra

mi pecho. Si fuera cualquier otra persona, estaría aterrorizada de que me dejara caer o

de hacer el ridículo. Sin embargo, en brazos de Jer'iks, con la nuca apoyada en su

hombro, estoy tan relajada como podría estarlo, preocupada por poco más que rogarle

que empuje su nudo dentro de mí.


—La pequeña y necesitada Tibbet. Te daré lo que quieras, dulzura—, gime

mientras finalmente, lenta y deliciosamente, deja que su nudo se deslice dentro de mi

agujero que espera.

No puedo evitar el chillido que surge al sentir su súbita plenitud, y mis dedos se

extienden a ambos lados de la base de su pene, donde desaparece dentro de mí. Puedo

sentir el bulto de su nudo bajo mi carne, palpitando con los latidos acelerados de su

corazón.

—Jodidos Espíritus, Chloe, sí, tócate, déjame ver—, casi grita, el sudor se

acumula entre nosotros en el aire mucho más cálido del valle del volcán.

Me estoy desmoronando en el momento en que me jode en serio, su nudo choca,

tira, se estira de la manera más primaria, sin necesidad de mis dedos en lo más mínimo.

Me reduce a poco más que una muñeca de trapo jodible en sus brazos, en menos de un

minuto, batiendo mi propio récord con creces.

¿Quién es esta mujer lasciva en la que me estoy convirtiendo a su lado? Sea quien

sea, me gusta esta versión de mí misma. La chica que besó tímidamente a este hombre

usando una silla a modo de taburete desapareció hace mucho tiempo, y en su lugar hay

una criatura de poco más que deseo puro. Ya no hay más preocupaciones ni dudas, y

todo surge de las hormigueantes cadenas invisibles que cuelgan entre nosotros. Lo que

solía parecer una banda elástica a punto de romperse, ahora se siente como un peso

reconfortante, que me recuerda que ya no estoy sola y que nunca lo volveré a estar.

Imposible, y aún así, puedo sentir el comienzo de otra oleada creciendo bajo mi

piel, hormigueos esperando explotar hasta las puntas de mis dedos y lo suficientemente

fuertes como para curvar los dedos de mis pies, —Voy a... otra vez... más, Jer'ik

El gruñido que me da a cambio es suficiente para hacerme estremecer en su pene,

—Córrete conmigo, Chloe, córrete en mi verga y haz que esa rosada vagina tuya chupe

mi semilla, al igual que esa sucia boca tuya.


El aire se congela en mis pulmones mientras todo mi cuerpo se tensa contra la

embestida de mi propio orgasmo, el mundo se desvanece en nada más que pelusa

blanca y estática, —¡Oh… oh Dios!

El pulso de su pene dentro de mí y el calor que se filtra, casi al instante,

helándome la piel caliente, hacen que la estela de mi orgasmo crezca, ondulando como

una roca que perturba la superficie de un estanque.

◆◆◆

Jer'ik
Mi pequeña Tibbet luce el rubor más dulce en sus pálidas mejillas mientras se

mueve alrededor de la pequeña cocina en la que acampamos para pasar la noche. —¿Mi

pequeña Tibbet le pidió demasiado a su bestia?

Me mira con los ojos entrecerrados mientras se tapa el sexo con una mano y con

la otra atiza el fuego que hemos encendido en los viejos hornos, —No... pero estoy un

poco dolorida.

Ah, orgullo masculino, nada libremente por mis venas mirándola cojear como si

mi pene fuera una bestia poderosa que mató a su pobre vagina. Ni siquiera me molesto

en buscar la culpa que pude haber sentido hace unos días, no hay ninguna que

encontrar. Sin embargo, mi compañera es el tesoro más dulce y, aunque mi ego está

inflado, no quiero que ella sufra.

Supongo que ahora es el momento de que Chloe descubra que solo puede

mandar a un Luparian macho hasta cierto punto antes de que el instinto y los impulsos

se apoderen de él: —Siéntate, Chloe.

Ella me ignora por completo, esa cosita descarada, no se habría atrevido esas

primeras noches en nuestra cabaña. En lugar de eso, comienza a moverse hacia las

mochilas, probablemente con la intención de preparar la cena de nuevo, pero después


de que ella tomó mi pene tan bien, no hay forma de enterrar mis instintos. Hay algo en

el olor que persiste en su carne, una mezcla embriagadora de su propio aroma y el mío

mezclándose. Sabiendo, incluso ahora, que debajo de esos cueros ajustados, una parte

de mí todavía está dentro de ella y podría fácilmente echar raíces. Es el sentimiento más

primario del mundo y nada libremente por mis venas. Esta noche tiene que dejarme

cuidarla como yo lo necesito.

Empujándome desde la entrada, dejé que lo que quedaba de la vieja puerta de

madera se colocara detrás de mí. Su delgado cuerpo se levanta fácilmente del suelo,

incluso mientras mueve sus piernas salvajemente, —¡Uf, esto podría haberte funcionado

durante el sexo, pero no puedes manejarme para salirte con la tuya!

—Mhh, esta noche lo haré, si me obligas—, digo mientras la dejo caer...

suavemente ... entre las pieles. La sigo, arrodillándome mientras una de mis garras

cortadas levanta su barbilla, —Déjame, Tibbet , lo necesito esta vez.

Se derrite como la pasta sa'vek de Badu, que tanto ama, toda la resistencia y la

lucha se desvanecen en un instante, —Está bien.

Es más que sólo la satisfacción masculina, me doy cuenta inmediatamente, mis

pensamientos se centran en la inclinación sumisa de su cabeza. Ella es un regalo en sí

misma, pero el que elige darme cada vez que me deja secarme dentro suyo, es una

elección que solo ella puede tomar. Sabe lo que quiero y como siempre, lo da todo sin

pensarlo dos veces. Para alguien que tan fácilmente se encuentra atrapada en su propia

mente, no estoy ciego al regalo que es.

—Eres una maravilla, Chloe—, me encuentro susurrando, inclinándome para

compartir las palabras como si necesitáramos privacidad aquí.

Se ríe ligeramente mientras se retira, descansando sobre sus palmas extendidas

detrás de ella, sus pálidas cejas moviéndose mientras me estudia. Sus ojos recorren mis

rasgos, hasta la opresión que siento en mi garganta, la emoción que casi me asfixia. Sus
expresiones van desde tratar de aceptar mi cumplido mientras quiere discutir conmigo,

hasta confusión antes de decidirse por algo suave y burlón.

—Esto es más que decir que soy una absoluta santa por aguantarte siendo

prepotente hoy. ¿Qué estás pensando, Jer'ik?

¿Qué estoy pensando de hecho, tantas cosas, cosas que nunca pensé que tendría

con ella más allá de simples anhelos? —Me estoy dando cuenta con cada momento que

paso como tu compañero, que tengo mucho trabajo por delante para ser digno de ti.

El gemido más pequeño se le escapa mientras se sonroja, al igual que el primer

día que la conocí, mancha sus mejillas y cuello mientras una mano se levanta

rápidamente para limpiar una lágrima perdida, —Tú también eres increíble, ¿sabes?—.

se muerde el labio, los ojos vagan en la señal reveladora de que está sumida en sus

pensamientos pero tratando de permanecer presente, —¿Alguna razón en particular?

No hay forma de detener la fuerte contracción que da mi pene detrás de mi ropa

de cuero, solo de pensar en mi semilla dentro de ella. Mi mano cae hasta su estómago, y

aunque el sol ni siquiera se ha puesto por segunda vez en nuestro apareamiento, sé que,

incluso ahora, el comienzo de algo completamente mágico y femenino podría estar

sucediendo justo debajo de mi palma. La necesidad de bajar más y presionar mi oreja

contra el plano de su estómago me hace cosquillas en el fondo de mi mente. Es una

tontería, pero de todos modos está ahí.

Mi tacto se mueve sobre sus pequeñas costillas, mis dedos envuelven su espalda

mientras la acerco más, —Si algo saliera de esto...

Sus delicados dedos rozan la parte inferior de mi brazo, —Cuando...—, hace una

pausa. Su pulgar acaricia el suave y sensible pelaje en el interior de mi bíceps, —Te lo

dije, Jer'ik, necesitaba ese tiempo para procesar todo. Necesitaba estar aquí a solas

contigo. Lo necesitaba, porque sabía que si llegábamos tan lejos con todo lo que vendría,

yo también lo quiero.
Capítulo 16
Chloe
Mi espalda está en las pieles antes de que pueda siquiera gritar de sorpresa, en

lugar de eso, una risa sale de mí cuando la nariz de Jer'ik me hace cosquillas en el

cuello. Rápidamente se desvanece cuando se levanta sobre sus brazos y se sostiene

sobre mí. Quiero vivir este momento para siempre, con sus ojos haciéndome sentir

adorada. Su expresión se encuentra en algún lugar entre la lujuria y el amor, está escrita

tan claramente en su cuerpo que no puedo evitar reconocerlo. No hay forma de

esconderse de un macho como él, no cuando puede hacerte sentir como si fueras el

centro de su universo.

Mi núcleo se tensa estremeciéndose cuando sus manos se colocan debajo de mi

trasero, sus dedos se abren paso sigilosamente en la cintura de mis pantalones de cuero

mientras comienza a tirar de ellos con fuerza. Mi estómago gruñe viscoso en respuesta,

y su mirada se estrecha sobre él como si lo ofendiera personalmente. Lentamente sus

manos se retraen, mientras me muerdo los labios para contener las burlas burbujeantes

detrás de ellos.

—¿Supongo que no podría alimentarte con mi pene para silenciar ese horrible

gruñido?

Demasiado para no burlarse de él cuando parecía tan serio, ahora es temporada

abierta: —Necesito algo más sustancial.

—Más sustancial...— gruñe, rodando sus caderas contra mí mientras me muerde

la mandíbula, —Tienes suerte de que estés dolorida. Tibbet, o introduciría mi pene en

ese ajustado sexo tuyo y te mostraría el significado de la palabra sustancial.


Un suspiro feliz se me escapa, una charla sucia y un pecho peludo, no creo que

necesite nada más para complacer a la zorra que llevo dentro mientras mi pecho casi

vibra con un gemido, —Promesas, promesas.

Mi estómago da otro gruñido infeliz antes de que él se ría profundamente,

sacudiendo la cabeza mientras me da su sonrisa juvenil, —¡Muy bien, cosa monstruosa,

te daré de comer!

A pesar de todas sus bromas, se pone de pie de un salto como un macho con un

propósito, moviéndose mientras comienza a preparar la cena. Observo en silencio desde

mi lugar entre las pieles, la felicidad se derrama a través de mí ante el pequeño

movimiento de su cola mientras trabaja. Parece mucho más que antes, como si se

hubiera quitado un peso de encima. O tal vez simplemente es más ligero ahora que

estoy allí para compartirlo con él. Me gusta mucho pensar en eso.

—Unas cuantas noches más para nosotros, antes de regresar a la tribu como

compañeros—, dice dándome la espalda. Su cola todavía se mueve felizmente de lado a

lado, pero noto la pausa que hace mientras espera mi respuesta.

Honestamente, no estoy segura de cómo me siento al respecto, mi naturaleza es

ser una persona reservada, pero en una tribu tan pequeña nada pasa desapercibido.

Hubo una gran conmoción durante días después de que Briar y Ghost se convirtieran

en compañeros, pero eso también podría deberse a que ella fue nombrada matriarca casi

inmediatamente después. Quizá podamos pasar desapercibidos con unas pocas

felicitaciones, podría prescindir de la fanfarria cuando volvamos.

Cuanto más profundizo en mis sentimientos por volver, más me doy cuenta de

que falta la cruda cuerda de la ansiedad que debería estar apretándome como un nudo

alrededor del pecho. —¿Me prometes que nada cambiará cuando volvamos?

Hace una pausa, girándose contra el mostrador de altura Luparian, empotrado

en la pared, —Todo va a cambiar, Chloe, y seguirá cambiando por el resto de nuestras

vidas. Nada puede permanecer en perfecto equilibrio para siempre. Lo que puedo
prometerte es que estaré ahí a través de todo, y siempre jugaré el papel de la gran bestia

cornuda para su tibbet.

Tarareando, salgo de las pieles para ponerme de pie, incluso cuando Jer'ik me da

una mirada juguetona de advertencia mientras me acerco, —Entonces me siento bien

por eso. De hecho, estoy emocionada de contárselo a Ivy y Raven. Me gustan.

Su gruñido me llama la atención cuando vuelve a la comida: —¿No de tu

hermano?

Casi suena de mal humor, lo que por alguna razón lo encuentro encantador: —

Pasas demasiado tiempo preocupándote por Ta'hwk, a él le pareció bien después de

que hablamos.

Me lanza una mirada rápida desde un costado, con el ceño fruncido dibujando

sus labios oscuros, —Tu hermano estaba a punto de venir hacia mí con garras y

colmillos, es más protector contigo de lo que crees.

—Lo sé—, me río, sacudiendo la cabeza mientras me inclino hacia su costado y

arqueo el cuello hacia atrás para mirar su altura imposible, —pero él también quiere

que yo sea feliz, y lo soy ahora.

Mirando la comida me doy cuenta de que pasará algún tiempo antes de que

comamos, así que me retiro después de darle unas palmaditas en el brazo: —Voy a ir a

explorar antes de que se ponga el sol.

— Tibs ...—, comienza a mirarme mientras entrecerro los ojos hacia él desde la

puerta, —Ten cuidado.

Asintiendo mientras empujo la pesada puerta con bisagras que preferiría

permanecer cerrada, —No iré muy lejos, sólo a los cimientos más cercanos.

Incluso siendo tarde en la noche, el aire exterior no es tan fresco como en el

bosque. Puedo ver claramente por qué la gente del pasado eligió este lugar;

dondequiera que mire hay algo impresionante y nuevo que ver. La mayoría de ellos
están más lejos, más allá de las barricadas, pero incluso aquí, el solo hecho de ver las

ruinas es bastante sorprendente.

Fiel a mi palabra, me dirijo directamente a los pisos de piedra planos más

cercanos. Están claramente redondeados para adaptarse a las cabañas de estilo

Luparian, con profundos agujeros casi cementados colocados a su alrededor. Por

supuesto, hay malezas y pastos invasores que crecen a través de las grietas, y una

gruesa capa de tierra sobre la mayor parte del lugar frente al que estoy parada. Un poco

de mantenimiento hará que estos cimientos sean mejores que la tierra que se encuentra

debajo de nuestras alfombras en el campamento.

Puedo ver lo que parece ser un accesorio vacío junto a la base de lo que alguna

vez debió ser el hogar de la cabaña, pero sin saber qué es, no estoy dispuesta a meter los

dedos en agujeros extraños. En lugar de eso, tomo nota mental y paso a la siguiente.

Cada cimiento es ligeramente diferente, aproximadamente del mismo tamaño, pero el

interior es mucho más grande que cualquiera de las cabañas que tenemos en la tribu, lo

suficientemente grande como para divisiones y múltiples habitaciones. Algunas tienen

solo un pozo hundido donde iría la guarida, pero la mayoría tiene varios.

Tardo más de lo que debería en darme cuenta de que se trata de casas familiares,

una idea tan extraña después de pasar algo más de medio año, quizá más, en un planeta

alienígena. ¿Cuándo fue la última vez que vi a un niño? Habría sido en Silvergrass, si

hubiera prestado atención cuando nos detuvimos. Mi mirada se desvía hacia los

muchos pisos redondos, algún día nuestra tribu podría crecer lo suficiente como para

llenar todas estas casas que aún no se han reconstruido.

Mi deambular me lleva a la pared sur de las ruinas, donde una cabaña se

encuentra un poco más alejada del resto, pero aún conectada al gran círculo exterior que

constituye el camino más grande. Al instante la quiero para Jer'ik y para mí, conectados

pero lo suficientemente lejos como para tener la privacidad que anhelo. Está cerca de las

puertas desde donde partir para nuestros numerosos viajes de caza, pero lo
suficientemente lejos como para no escuchar el bullicio de la vida de la tribu en cada

momento de cada día.

—Perfecto—, respiro, reflejando una postura que a menudo me río de Jer'ik, con

las manos en las caderas, como si fuera un topógrafo poderoso.

Una estruendosa fractura de madera que se parte en dos, me hace levantar la

cabeza y entrecerrar los ojos para mirar a través de las grietas de los postes de madera

que forman la pared. Mi instinto es congelarme y mirar, así que lo hago, observando

una sombra tan grande que casi bloquea todos los rayos del atardecer que antes se

colaban por las grietas.

La saliva se seca en mi boca mientras mi cuerpo desciende lentamente y se

agacha, tratando de volverme invisible de alguna manera en este lado de la pared a

medida que pasa. Un cascabel bajo y reverberante resuena con cada paso que da la

criatura, y el suelo tiembla ligeramente bajo mis pies. Llega a la sección por la que

solíamos pasar Jer'ik y yo, faltando uno de los postes de madera. Primero veo los

enormes cuernos arqueados hacia adelante. No tienen la forma de ningún cuerno que

haya visto antes, sobresaliendo hacia adelante, antes de girar bruscamente, siendo

angulares en lugar de redondeados.

Lo único en lo que puedo concentrarme es en el iris amarillo brillante que me

mira fijamente a través del hueco, un resoplido que capta cualquier olor que debimos

haber dejado cuando pasamos. Los enormes postes del tamaño de un árbol parecen

meros palos de escoba al lado de su enorme cabeza de bloque. Toda ella parece una

extraña amalgama de la cabeza de un rinoceronte, sin el cuerno, con el cuerpo de un

terópodo4 emplumado. Es asombroso y aterrador a la vez.

Se oyen fuertes pisadas detrás de mí, pero no me atrevo a moverme. No hasta

que el vrekki, porque eso es lo que debe ser, se concentra en Jer'ik corriendo a mi lado, su

4 Los dinosaurios terópodos, fueron un grupo de dinosaurios bípedos y carnívoros. Ej.; el T-Rex
grito llamando su atención. Gira en un círculo pesado, caminando por el frente de la

pared, su corto cuello se estira mientras su enorme masa se inclina hacia adelante y

hacia atrás para seguirlo por encima de la pared.

◆◆◆

Jer'ik
El corazón me late con fuerza, las garras de mis pies se hunden en la tierra para

impulsarme hacia adelante, mi mente canta una y otra vez, no otra vez, por favor no otra

vez. Silenciosamente le pido a Chloe que permanezca en la pequeña bola en la que se ha

envuelto, sin llamar la atención del vrekki mientras corro por las ruinas, tratando de

apartarme lo más posible de ella para alejar a la bestia.

Finalmente logro alejarme bastante de ella, gritando mientras golpeo mi lanza

contra la pared. Casi de inmediato sus ojos me encuentran mientras mira por encima

del borde superior de la pared. Sus cuernos orientados hacia adelante chocan contra los

enormes postes mientras avanza pesadamente hacia mí, algunos de ellos estallan en

astillas mientras avanza. Lo que queda del muro resiste el asalto, bloqueando su

enorme cuerpo entre en las ruinas, pero es sólo cuestión de tiempo antes de que se abra

paso.

Me atrevo a mirar en dirección a Chloe y la veo correr silenciosamente hacia la

cocina, y un alivio instantáneo me inunda cuando desaparece dentro. Es el lugar más

seguro en el que podría estar dentro de sus muros de piedra. Ahora sólo necesito

conducir al vrekki en círculos y confundirlo hasta que finalmente se dé por vencido y se

aleje.

Tengo sólo unos momentos para deslizarme a través de un espacio parcial en la

pared, y es entonces cuando recuerdo que no hay casi nada más que maleza abierta al

pasar. Una maleza densa que seguramente me ralentizará, pero no será un problema
para los imponentes vrekki. Mis labios se fruncen mientras avanzo hacia el norte,

siguiendo la enorme ladera de la montaña que protege las ruinas.

Las mandíbulas se rompen tan repentinamente sobre mi cabeza que me quedo

agachado y me doblo en dos cuando pasa sobre mí. Patinando hasta un alto y dando

varios pasos hacia un lado para darse la vuelta nuevamente. No pierdo el tiempo, a

pesar de saber que no hay cobertura más adelante, me lanzo hacia atrás por donde vine,

esta vez manteniéndome en el exterior de la pared redondeada.

¡Espíritus, no! Mi mente grita al ver a Chloe mientras paso por la siguiente

sección. Ella está jadeando pesadamente mientras cae sobre una rodilla, su arco brilla

mientras golpea sin problemas una flecha y la apunta directamente hacia mí. Su rostro

es casi inexpresivo mientras su pecho agitado se vuelve lento a medida que me acerco.

En el último momento, su arco se levanta y la flecha vuela, seguida inmediatamente por

una segunda cuando mis orejas se pellizcan bruscamente, un calor líquido brota de ellas

mientras el dolor explota en mi cabeza.

Me dejo caer junto a mi pequeña y estúpidamente valiente compañera, mareado

por el rugido penetrante del vrekki. Me giro justo a tiempo para clavar la lanza en el

suelo con un brazo, tirar de Chloe a mi lado con el otro y prepararme para que el vrekki

se estrelle contra la afilada punta. El impacto me arrastra hacia atrás, y Chloe cae sobre

mi pecho mientras la enorme bestia pasa por encima de mi cabeza antes de desplomarse

en un montón, justo cuando nos deja atrás.

El mundo permanece mudo a mi alrededor más allá del zumbido de mis oídos.

Rápidamente arrastro a Chloe hacia adelante, lejos del cuerpo del vrekki en caso de que

aún no esté muerto, pero su forma está inerte en mis brazos, lo que me hace

tartamudear mientras la miro. Su pequeño pecho está doblado sobre mi regazo, su

cabeza colgando anormalmente flácida. Me salgo de debajo de ella y la acuesto en el

pasto mientras su cabeza se inclina hacia un lado, sus mechones color estrella teñidos de

rojo y pegados a su barbilla. Manos aterrorizadas vuelan sobre su rostro, apartando los
mechones para ver el daño, pero más allá de las manchas de sangre en su barbilla, no

veo ninguna herida obvia.

Mis ojos caen hacia mi antebrazo, que ahora también está cubierto de sangre,

luego bajan hacia su pecho, para ver una sección del asta de la lanza astillada que

sobresale de su pecho. Es sólo un trozo, pero estoy más que aterrorizado de cuánto hay

enterrado debajo de su carne. Me tiemblan las manos, he visto machos corneados por

bestias con cuernos, arañados por rekkir e incluso huesos que sobresalen de sus

extremidades después de fuertes caídas. Nada, ni siquiera mis propios antebrazos

destrozados, podrían haberme preparado para esto.

La espalda de Chloe se arquea repentinamente, una tos fuerte sacude su cuerpo

mientras sus extremidades se agitan salvajemente, pero incluso esos sonidos horribles

son un alivio, porque significan que todavía está viva. Su mano va hacia la madera

astillada en su pecho, sus ojos desorbitados. Una gárgara de sonidos y gemidos se

derrama mientras sus dedos pinchan la herida, sus ojos casi se cruzan al darse cuenta

de lo que sucedió.

Aparto su mano y acaricio su melena manchada mientras la sostengo. —Oye,

Tibbet, está bien, estoy aquí. Te tengo.

Sus ojos nublados por el dolor se centran en mí mientras su barbilla baja una vez,

—¿Qué tan grave es?

La pieza astillada es apenas una protuberancia que sobresale de la parte superior

de su pecho, todavía no tengo manera de saber qué tan profundo llega, así que no

puedo hacer más que sacudir la cabeza, —No estoy seguro, no sin tirar de ella.

Su labio inferior tiembla incluso cuando su mandíbula se aprieta mientras sus

cejas se arquean, —Está bien, está bien, sácalo. Si es malo, estoy muerta de cualquier

manera, tan lejos de una sanadora.

Mis entrañas se revuelven dentro de mi estómago, la sola idea me enferma. No

puedo perderla, la acabo de tener. Mi cabeza se inclina hacia atrás para mirar a los
Espíritus de arriba, preguntándome qué clase de broma cruel es ésta. Un rugido

enojado sale de mi pecho, el olor de su sangre y el del vrekki llenan mi nariz. Incluso con

todo sucediendo tan rápido, mi mente sigue atormentándome aún más, repitiendo la

visión de Ateri en las fauces de un vrekki .

El suave toque de Chloe me saca de mi estupor, sus dedos tan pequeños se

deslizan por el dorso de mi mano. —Quédate conmigo, Jer'ik, todavía no estoy muerta.

Gotas húmedas caen y empapan su túnica, y me toma un momento darme cuenta

de que son lágrimas, mías. Me trago las emociones y me armo de valor para lo que debo

hacer. Mi nudillo se desliza a través del charco poco profundo de sangre alrededor de la

madera, el aliento de Chloe sisea cuando me veo obligado a presionar la herida para

agarrar la pieza resbaladiza. Aunque le dolerá más, tiro lentamente, temeroso de

arrancarla y causar aún más daño.

Al principio, el pánico aumenta y el trozo cae en mi palma casi al instante. Mi

preocupación inmediata es que se haya roto y tendré que cavar en su carne para

intentarlo de nuevo, pero cuando miro la herida y el pequeño trozo de mi lanza en mi

mano me doy cuenta... que es simplemente eso. La carne está desgarrada y furiosa, pero

no es más que un trozo no más grueso que uno de mis dedos. El alivio me enloquece,

una carcajada resopla antes de convertirse en un resuello ladrador.

Sostengo el pequeño trozo para que Chloe lo vea, con los ojos muy abiertos antes

de que su cabeza vuelva a hundirse en la hierba, —Bueno... eso fue demasiado

dramático sin ninguna razón.

Mi cabeza cae hacia adelante para descansar sobre la parte inferior de su

estómago mientras mis risas se convierten en sollozos, —Espíritus, Tibbet, pensé que

esto era todo.

Sus manos encuentran el espeso cabello en la parte posterior de mi cabeza,

agarrándolo y sacudiendo mi cabeza ligeramente, —Hoy no—. Ella se ríe para sí misma
antes de sisear y tensarse debajo de mí: —Oh, puede que no me esté muriendo, pero

siento como si me hubieran pisoteado el pecho.

Levantándome, mi mente corre con las cosas que ella necesitará: —Vamos a

llevarte de vuelta, Tibbet, para que puedas curarte.


Capítulo 17
Chloe
Las pequeñas campanillas de hueso que cuelgan fuera de nuestra cabaña suenan

entre sí, y por un momento estoy tan confundida que ni siquiera me doy cuenta de qué

es, al principio. Nunca nadie se había molestado en usarlas, simplemente irrumpen.

Jer'ik se aleja de mí antes de ofrecerme su mano para ayudarme a levantarme de las

pieles.

Solo hemos estado en casa unas pocas horas y llegamos tarde en la noche

después de que Jer'ik se negó a detenerse. Casi me cargó durante todo el camino desde

las ruinas, a pesar de que era mi pecho lo que me dolía, no mis piernas. Estaba

demasiado cansada para molestarme en despertar a Whitley cuando llegamos, y han

pasado días desde nuestro encuentro con el vrekki, y aunque la herida todavía palpita,

no es nada como los primeros días.

—Un momento—, grita Jer'ik antes de deslizarse la túnica sobre el pecho, con la

ropa de cuero ya puesta para el día.

Me esfumo y me acerco al estante trasero para recoger mi propia ropa para el día

mientras él abre la cortina de cuero.

La voz de Ravi llega a mis oídos momentos después de que Jer'iks gruñe: —

Buenos días Jer'ik, te vi entrar con Chloe anoche, ¿está bien?

Jer'ik le gruñe, su pecho se hincha en el momento en que mi nombre se

pronuncia, —Tuvo un encuentro con un vrekki , pero estará bien. Necesita descansar.

—¿Un Vrekki?—, jadea. Lo veo empujando más hacia la cabaña, ahora parado

dentro del marco de la puerta, —Espero que te recuperes pronto, Chloe, mientras tanto

te he hecho algo, tal vez te levanten el ánimo.


Me giro en el lugar, sosteniendo mis pantalones de cuero contra mi pecho

mientras él mira a través de la entrada, sus ojos me encuentran solo con mi túnica larga

que cae hasta la mitad de mis muslos, —¿Para mí?

Él sonríe ampliamente y levanta las manos: —Sé que dijiste que no me molestara,

pero las hice de todos modos.

En sus manos sostiene dos anchos brazaletes de plata abiertos, con cortes en la

mitad que sostienen cuentas de hueso similares a las de mi collar. Sin embargo, no

tengo tiempo para reaccionar mientras los miro tontamente. El ladrido de Jer'ik corta

cualquier hilo de pensamiento mientras agarra los brazaletes: —Si mi compañera necesita

joyas, con mucho gusto te las compraré.

—¿Compañera?—, pregunta Ravi, sus ojos saltando entre nosotros.

—Yo... bueno, ya ves—, tartamudeo, tratando de formar al menos una oración

completa mientras mis dedos juegan con el collar de cuentas que de alguna manera

sobrevivió al ataque.

Sus cejas se juntan hasta tal punto que se forman arrugas entre ellas, parpadea un

par de veces mirándonos como si conectara los puntos, —Oh... ya veo.

—Lo siento, no me di cuenta de que te estaba engañando, últimamente he estado

un poco absorta en mi propia cabeza, solo pensé que estabas siendo amable—, mis

dientes se inquietan sobre mi labio inferior, su postura es rígida pero no sé si es porque

está avergonzado o enojado.

—Seguramente sabes que los otros ancianos no tolerarán esto, Jer'ik—, dice,

concentrándose en él, en lugar de en mí.

Al instante me siento ignorada de nuevo, subestimada de nuevo, incluso cuando

hablo y digo claramente lo que hay que decir, nadie me toma en serio y, francamente,

me está quemando el coraje: —Tienes que irte.

Sus ojos se posan en los míos y luego vuelven a mirar a Jer'ik, como si lo

estuviera evaluando. Mi pequeño gruñido salvaje que no sabía que tenía dentro de mí
estalla cuando lo empujo, —No lo mires, mírame a mí. Mírame—, resoplo, acercándolo

hasta la cortina, —Lo que hago no es asunto tuyo, Ravi, no es de nadie.

Vuelvo pisando fuerte hacia Jer'ik, le arrebato los brazaletes y se los ofrezco. —Ya

he reclamado un compañero, no puedo aceptarlos.

Los brazaletes suenan entre sí cuando los atrapa, —Chloe... yo—, se endereza,

cuadrando sus hombros, —Pido disculpas, me he excedido.

Su disculpa hace que mi ira se derrita como algodón de azúcar bajo la lluvia,

después de todo, este es Ravi, el dulce y tranquilo Ravi, —Yo... también lo siento... por

empujarte—, mis labios se fruncen mientras se mueven hacia adelante y hacia atrás,

esto es incómodo, —¿Amigos?

Él agacha la cabeza en un rápido movimiento de cabeza, frunciendo el labio en

una sonrisa lateral, —Por supuesto, pero... para que no haya más confusiones, deberías

considerar hacerlo público, no soy el único que se lo ha pedido a Briar. Supongo que eso

es lo que me hizo ser un poco demasiado entusiasta esta mañana, normalmente no soy

tan... insistente.

No se parece en nada a Ofjek, me doy cuenta de inmediato, Ofjek habría puesto

los ojos en blanco y se habría pavoneado como un maldito pavo real acerca de la suerte

que tenía de que todavía estuviera persiguiéndome. Ravi es un buen tipo, no debería

haberle gritado: —Lo sé. Lo haremos.

Pero este es un paso, ¿verdad? Al menos una persona de esta tribu lo sabe ahora,

y eso es más de lo que había ayer. Pequeñas victorias ¿verdad?

Vuelve a sacar los brazaletes y dice: —Toma, agárralos, estaban hechos para ti.

Mis ojos sostienen los suyos por un largo momento antes de que asienta y los

tome, —Te lo pagaré, de alguna manera.

Su habitual sonrisa gentil vuelve a su lugar, sus orejas se animan, —No es

necesario, me dirigiré a la naturaleza en unos días. Deberías pasar por aquí antes, si te
sientes mejor, eres la única persona que ha mostrado algún interés en cómo hacemos los

quesos duros y sería una pena para toda la tribu si se perdiera la habilidad.

Bueno, yo soy la extraña ¿verdad? Supongo que tiene sentido. Realmente me

gusta entender cómo funcionan las cosas, cómo se hacen, una vez que veo cómo se hace

puedo entenderlo. Ese tipo de cosas son mucho más fáciles que las personas: —Lo haré,

lamento mucho que esto no haya salido como querías, Ravi.

Agita su mano, como si borrara los últimos diez minutos, —Ya está en el

pasado—, baja la cabeza hacia Jer'ik, —Los Espíritus bendigan tu apareamiento—, y se

desliza más allá de la cortina mientras cae a su lugar con un fuerte whoosh.

Ha ido... mucho mejor de lo que esperaba. Los temblores y las dudas habituales

que me persiguen como una nube pesada después de una conversación no aparecen,

sino que siento que esta vez he hecho algo bien. Aunque no espero una revelación

arrolladora, reconozco en el momento que cuanto más me pongo firme y dejo de

esconderme detrás de mi propia ansiedad, más cosas salen como yo quiero.

Ha sido muy fácil usarlo como escudo, como excusa. Puedo alejar todas las cosas

malas que suceden porque, qué más podría haber hecho, soy yo, después de todo. Ha

sido así durante tanto tiempo. Pero aquí hay una diferencia, una obvia: nunca antes

había tenido a Jer'ik. Nunca tuve alguien que me aceptara tal como era. De alguna

manera sabiendo que incluso si fracaso, incluso si al final me desmorono en una bola

temblorosa de dudas y miedo, él todavía estará allí, bueno, si ese es el peor de los casos,

¿qué tengo que perder?

Sosteniendo mi ahora dolorido pecho, después de intentar empujar a un

Luparian adulto, me vuelvo hacia Jer'ik. Su pelaje todavía está erizado, todo hinchado

como un malvavisco enojado, —¿Cuánto tiempo pasará antes de que toda la tribu lo

sepa?
Resopla en dirección a la cortina, sacudiendo la cabeza antes de finalmente ceder

y esbozar una sonrisa: —Conociendo a ese macho, probablemente ya esté cotilleando

con las hembras durante el desayuno.

Burlándome de un gemido, me acerco a mi gruñón y esponjoso compañero y

apoyo mi cabeza contra su pecho. —Hoy va a ser un día largo, ya estoy cansada de él y

de la gente. ¿Podemos simplemente volver a la naturaleza?

Sus garras se mueven por mi cabello, acariciando los mechones salvajes mientras

besa la parte superior de mi cabeza. —Me temo que no, Tibbet, pero la primera parada

es la cabaña del caos.

Resoplando contra su túnica, mis ojos se ponen en blanco, incluso detrás de mis

párpados cerrados, —Si es necesario...

—Debemos.

◆◆◆

Estaría mintiendo si dijera que no arrastré los pies, alargando nuestra mañana. Sé

que en el momento en que pongamos un pie afuera, todo cambiará, tal como Jer'ik dijo

que sucedería. La gente me verá de nuevas maneras, algunas buenas y otras malas. Ravi

lo dijo él mismo, algunos de los restantes Luparian, podrían no aprobar que Jer'ik y yo

tengamos tanta diferencia de edad. Ha tratado de explicármelo, pero honestamente

suena como un montón de complejos culturales retrógrados sobre robar oportunidades

a los machos jóvenes que aún están en la naturaleza.

Con la mirada fija en la cortina que tengo delante, casi la fulmino con la mirada,

siento que estoy perdiendo a la mujer en la que me estaba convirtiendo en la naturaleza

con Jer'ik. Quiero recuperarla, quiero la confianza que sentía, la falta de peso en mi

pecho. Es como si la burbuja protectora en la que he estado metida durante casi dos

semanas hubiera estallado y todos los tics, los desencadenantes y la opresión se


derrumbaran sobre mí de nuevo, como si fuera una tontería pensar que tenía el control

de ello. .

Unas manos cálidas se deslizan sobre mis caderas y luego bajan por mis muslos

mientras su estómago llega a mi espalda. —Recuerda lo que te dije, Tibbet, ahora tienes

una bestia, no hay nada que temer.

Asiento con la cabeza, aunque reconfortantes, sus palabras hacen poco para

detener el continuo ataque que se produce en mi cabeza. Puede que las cosas con Ravi

hayan acabado bien, pero eso no significa que todo el mundo vaya a ser tan fácil. —Lo

sé, solo desearía poder apagarlo.

Su pecho vibra contra mí mientras tararea: —Pon tus manos aquí, en el marco.

No te sueltes y no hagas ningún ruido, pequeña Tibbet.

Sus manos guían las mías hasta el suave arco óseo que asegura las pesadas

cortinas, cerrándose sobre ellas y apretando ligeramente antes de que hagan cosquillas

en la parte inferior de mis brazos. Me quedo sin aliento cuando el dorso de sus garras

cortadas se deslizan por mis costados, mi estómago se hunde agradablemente cuando

cruzan como un fantasma.

Estoy casi de puntillas apoyándome en su toque cuando su mano se adentra en

mis prendas de cuero, ahuecando mi núcleo y atrayéndome hacia él, —¿Justo aquí?

¿Ahora mismo?

Un gruñido bajo, uno tan bajo que estoy segura de que no lo escucharía si su

garganta no estuviera direccionalmente sobre mi cabeza, envía un zumbido de

conciencia a través de mí, —Lo único en lo que debes pensar es en estar callada, dejar

que el resto desaparezca.

Como si su voz fuera un hechizo lanzado sobre mí, lo hago, en lugar de

concentrarme en la sensación de sus dedos ásperos y callosos deslizándose a través de

mis pliegues, la sensación ondulante de su estómago detrás de mí y sus labios que están

dejando un rastro abrasador por mi cuello. Mis uñas se clavan en el liso hueso y mis
pulgares frotan círculos contra la textura en una acción sin sentido. Quiero más que los

toques provocativos, quiero correrme por toda su mano.

Estoy a punto de pedir precisamente eso cuando sus dedos se deslizan en el

fondo de mi sexo, bombeando sin piedad mientras su pulgar se arquea hacia atrás para

frotar mi clítoris. —¡Nyuugg!—, Gemí, con la cabeza colgando hacia adelante mientras

mis piernas tiemblan.

—Silencio para mí, Tibbet —, su voz áspera en su voz baja y susurrante de

dormitorio, la que curva los dedos de mis pies y me hace apretar sus dedos.

Soy un desastre jadeante en segundos, sin decir palabra, apretándome contra sus

dedos mientras me contorsiono y me retuerzo, —Más, necesito más.

Él resopla contra mi cabello, tirando de mi cuero por mis caderas para colgar

alrededor de mis muslos antes de hacer llo mismo con el suyo. Puedo sentir cuán

profundamente tiene que doblarse para alinearse con mi núcleo, surgiendo hacia arriba

para llenarme en un movimiento rápido, tan fuerte que realmente apenas estoy flotando

sobre las puntas de mis pies. Me veo obligada a apretar los labios, respirando con

dificultad por la nariz para mantener a raya los sonidos de mi placer mientras me

desmorono sobre su pene. Jer'ik apenas está a unos cuantos golpes fuertes detrás de mí

antes de vaciarse profundamente por dentro.

La familiar ligereza de nuestro tiempo en la naturaleza me inunda mientras

todavía me aferro al hueso, el resto de mí colgando lánguidamente, —¿Acabas de...

joderme rápidamente la ansiedad?

Jer'ik hace un trabajo rápido al meter nuestras túnicas y volver a abrocharnos los

cueros, mientras me llena de besos mientras me recupero, —Eso depende, ¿te sientes

mejor ahora?

Todavía jadeando, finalmente dejo caer mis brazos mientras se balancean como

dos fideos mojados a mis costados. —Mejor—, estoy de acuerdo, girando en sus brazos

mientras él se ocupa de mi túnica, —Mucho mejor.


Cuando volvemos a estar presentables, me gira en sus brazos, suelta por fin el

armazón de huesos y me hundo en su deliciosa calidez. Sé lo que viene a continuación,

pero por suerte su fuerza abrumadora ha disminuido.


Capítulo 18
Chloe
Todavía estoy zumbando mientras nos guía fuera de la cabaña, casi poniendo los

ojos en blanco ante su pecho hinchado y la sonrisa secreta que lleva en sus labios. Estoy

tan distraída con él, que apenas me doy cuenta de las personas con las que nos

cruzamos en el camino hacia la cabaña de la sanadora. No puedo decir si están mirando

o no mientras caminamos, su brazo sobre mis hombros mientras me mantiene cerca de

su lado.

Todavía me importa, por supuesto que sí, nadie es completamente inmune a

preocuparse por lo que otras personas piensan de ellos, pero es casi una lucha siquiera

preocuparse por eso con el recordatorio de que este macho siempre estará a mi lado a

pesar de todo, todavía retumbando entre mis piernas. Esa sensación me hace caminar

un poco más alta, me facilita levantar la cabeza y dejar que el mundo me vea. No sé si

les gustará lo que ven, pero a Jer'ik sí, y él es suficiente para mí.

Nos desviamos del camino principal, la puerta roja de la sanadora se burla

activamente de mí cuanto más nos acercamos, ondeando en la parte inferior con el

ligero viento silbando a través del campamento. Hoy no hay gritos ni maldiciones

provenientes del interior, por lo que ambos nos detenemos vacilantes afuera,

compartiendo una mirada antes de que Jer'ik haga sonar la campanilla de hueso.

Una dulce cara parecida a un querubín asoma y me desconcierta ver a una

hembra Luparian respondiendo a la llamada: —¿Puedo ayudarte?

Jer'ik inclina ligeramente la cabeza, algo que sólo lo he visto hacer con Briar antes

de señalar la cabaña detrás de ella: —Estamos buscando a la sanadora, Whitley.


La joven hembra tiene un aspecto tan extraño como el de una humana, pero tan

diferente al mismo tiempo. Su nariz está suavemente inclinada, con ojos grandes y

redondos que podrían hacer que cualquiera, incluso una reclusa social como yo, se

sintiera bienvenida, —Ah, tú debes ser Jer'ik y... Chloe si no me equivoco, mi hermano

Tocci me dijo que volverías pronto. Yo soy Vena—. Ella mantiene la cortina abierta para

dejarnos entrar, —Un pequeño grupo ha partido para una especie de rescate, Whitley y

Ta'hwk, Tocci y Chrissy, y las hermanas, Raven e Ivy.

Siguiendo elejemplo de Jer'ik, me adentro, llevándome una mano suavemente al

pecho, que me golpea con un dolor sordo debajo de mi túnica, —¿Quién está en

problemas?

La cortina cae detrás de ella y cuando se gira, sus ojos son de un blanco puro,

otra sanadora, entonces: —Una mujer humana llamada Hana desapareció antes del

invierno, es amiga de mi hermano y su compañera. Cuando un macho solitario trajo de

vuelta su mochila con todos sus mapas y suministros, supe que tenía que ser la misma

chica de la que me había hablado mi hermano y había venido a contárselo. Como

Silvergrass tiene varios aprendices de sanadores, acepté quedarme aquí hasta que

regresaran.

Jer'ik me lleva más lejos para sentarme a la mesa, poniendo una mano pesada en

mi hombro hasta que pongo los ojos en blanco y cedo, sentándome a descansar, —

¿Cuánto tiempo hace que se fueron?

Su mirada se fija en mi pecho mientras se mueve con patas silenciosas por la

alfombra, arrodillándose frente a mí mientras coloca sus manos sobre mis muslos, —

Hace apenas una semana quizá, en realidad, ¿cuánto hace que ocurrió esto?

—Cuatro días—, dice Jer'ik con un tono oscuro y áspero en su voz, todo enojado

de nuevo. Esta vez sé por qué, porque durante todo el viaje de regreso estuvo

preocupado por cuánto tiempo tomaría.


Deslizo mis dedos en los suyos mientras cuelgan a sus costados cerca de mí,

haciendo girar mi pulgar sobre las puntas de sus dedos, —Ya no duele tanto, solo me

escuece.

Ella frunce el ceño, y de alguna manera en sus rasgos parece más un puchero que

otra cosa, —Hmm, la herida superficial no es tan mala, pero...

El agarre de Jer'ik se aprieta alrededor de mis dedos, su gran figura flotando

como una mamá gallina preocupada, —¿Es el hueso? ¿Ha roto algo? ¿Puedes

arreglarlo?— Sus penetrantes ojos se vuelven hacia mí con una mirada de horror. —

Deberías haberme dicho que te dolía, no habría...

Los ojos de la sanadora vuelven a un encantador tono verde mientras la comisura

de sus labios se baja, mirando a Jer'ik para ver si termina esa frase. Cuando él no lo

hace, deja que el momento se prolongue un poco más antes de volver su mirada hacia la

mía, —Nada está roto, estarás bien...

Puedo ver que hay más, pero ella duda, —¿Pero?

Cuando sus manos abandonan mis muslos, dejan tras de sí una sorprendente

sensación de frío que me distrae mientras se levanta y superpone las manos frente a

ella: —Comprende que lo que voy a preguntarte es simplemente porque es mi función

hacerlo como sanadoraa.

El pelaje de Jer'ik se eriza en los bordes de mi visión, y observo cómo las orejas

de esta nueva sanadora se mantienen puntiagudas y sus hombros se echan hacia atrás

como si se estuviera preparando para una pelea. Al mismo tiempo, su cola se congela

detrás de ella, y sé simplemente por haber visto lo mismo en Ravi esta mañana, lo que

está por venir.

¿Será así con todo el mundo? ¿Esta lucha por defender nuestra relación ante

todos los que nos cruzamos? Me lo advirtió y, sin embargo, de alguna manera, pensé

que lo estaba convirtiendo en un problema mayor de lo que era. Quiero presionar mi


espalda contra la silla y esconderme detrás de su enorme cuerpo, pero sé que a menos

que las palabras vengan de mí, no significarán nada.

Mantengo el agarre suelto que tengo en la mano de Jer'ik mientras me levanto,

usándola como base para conectarme al momento, —Sé que crees que estás tratando de

ayudarme, pero estoy perfectamente feliz con mi compañero.

Ella parpadea con sus grandes ojos y mi cabeza se gira hacia un lado cuando me

doy cuenta de que tiene una apariencia joven e inocente similar a la que yo tengo, —No

estoy segura de lo que quieres decir.

Ahora que ambas parecemos dos muñecas en un concurso de miradas, me

rompo, lista para defender a Jer'ik si es necesario: —Sé que hay una diferencia de edad

significativa, pero somos muy felices juntos y preferiría que la gente dejara de

preguntar sobre eso.

Hay que reconocer que intenta ocultar su risa resoplante, pero falla de todos

modos mientras esconde sus colmillos detrás de su mano: —Chloe, soy una sanadora,

puedo ver tu vínculo claramente y es una hermosa posición, fuerte y bien tejida—. No

estoy preocupada por ti porque te has apareado con Jer'ik. Estoy preocupada porque

tienes un desequilibrio interior.

Desanimada por todo mi entusiasmo interno por defenderme, me hundo en la

silla, mirando a Jer'ik que me mira como si fuera a desplomarme espontáneamente.

Tocándome la sien pregunto: —¿Aquí?— Ante su rápido asentimiento, suspiro y dejo

caer mi mano nuevamente en mi regazo. —Lo sé, no es nada nuevo. He probado

medicamentos, pero no me gusta quién soy con ellos.

—Puedo ayudar, no tomaría más que un momento convencer a tu cuerpo para

que funcione como debería, no hay razón para sufrir, si te molesta—, y sé que ella está

tratando de ayudar, pero inmediatamente odio la idea.

Aún así, ya no soy sólo yo, y si esta sanadora puede curarme, ¿no se lo debo a

Jer'ik, a cualquier posible niño que podamos traer a este mundo? La culpa me devora
por lo mucho que quiero huir de esta cabaña y fingir que esta hembra nunca me dijo

esas palabras. Si mamá estuviera aquí, querría que lo hiciera, ella siempre quiso que yo

fuera... normal. Aquí hay una cura mágica, una solución rápida, y estoy dudando en

elegir, porque en algún lugar dentro de mí, mis entrañas se reorganizan y se retuercen

tratando de decirme que este no es el camino correcto para mí. ¿O es sólo mi propia

mente la que está en guerra contra mí?

—¿Esto la cambiaría?—, la voz baja de Jer'iks me saca de la espiral.

La sanadora me mira otra vez antes de inclinar la cabeza: —Es probable, pero

lentamente, a medida que su cuerpo se adapte, pero su mente se curará al final.

Jer'iks me pasa la mano por debajo del brazo, tirando de mí con demasiada

fuerza, probablemente, con el pecho todavía tan dolorido, pero la molestia se olvida

enseguida cuando me atrae hacia sí y me presiona la nuca con la mano: —Su mente no

está rota ni necesita que la arreglen

Mi nariz roza su túnica mientras inclino mi barbilla hacia atrás, sorprendida e

igualmente confundida. Sus ojos son una tormenta, como aguas furiosas que agitan la

tierra. Su garganta se mueve mientras traga, sus labios grises se presionan en una

delgada línea, —Eres perfecta tal como eres, Chloe, no necesitas hacer esto.

Mi nariz se arruga al escuchar mi propio nombre y, por alguna razón, eso parece

más apremiante que mi estado mental: —Es Tibbet para usted, señor.

Sus ojos se mueven entre los míos, sus cejas se alzan y una sonrisa sorprendida

tira de sus labios oscuros, — Tibbet —, corrige, —Las cosas que te hacen diferente son

las cosas que amo de ti, no quiero perder eso—, y sé lo egoísta que suena cuando tienes

la cura que pensabas que estaba fuera de tu alcance…

Mi dedo aterriza sobre sus labios, silenciando las divagaciones que seguramente

emprendería, y el calor se extiende por mi pecho mientras me pongo de puntillas, —

¿Qué pasa si digo que no? ¿Qué pasa si digo que lo voy a hacer te guste o no?
Sus labios inferiores se arrastran ligeramente hacia abajo mientras deslizo mi

dedo hacia abajo, golpeándolo contra su barbilla, —Siempre te amaré, Tibbet, siempre,

simplemente no quiero que saltes para hacer esto pensando que te hará mejor, cuando

no hay nada malo contigo.

—Bueno, supongo que es bueno que odiara la idea en el momento en que lo

dijo—, digo volviéndome hacia Vena, —Creo que estamos felices tal como estamos,

pero gracias por preocuparte lo suficiente como para ofrecerte.

Se inclina ligeramente en la cintura, sus brazaletes de oro tintinean mientras

sacude sus muñecas, —Por supuesto, y si alguna vez cambias de opinión o quieres

buscar alternativas, siempre puedes buscarme.

Inclinando mi cabeza hacia abajo, solo un poco más abajo que la de ella, como he

visto hacer a otros Luparian, le agradezco nuevamente: —Te dejaremos volver a tu día.

—No tan rápido—, dice la alegre voz de Vena, sus orejas se mueven mientras

sonríe, —todavía no te he contado las buenas noticias.

Mientras mis cejas se hunden, el cuerpo de Jer'ik se congela detrás de mí, tan

rígido contra la fuerte inhalación que toma, que presiona contra mi espalda mientras su

pecho se expande con ella. A mi cerebro le toma un momento comprender que esta es la

cabaña de una curandera y qué posibles buenas noticias podría tener para mí ahora que

todo está dicho y hecho. Luego, me golpea como un camión Mack a setenta y cinco en la

carretera, cuando las manos de Jer'ik descansan sobre mi estómago.

Mirando sus manos, se extienden tan ampliamente incluso con sus dedos

apretados que todo mi torso debajo de mi busto está oculto a la vista, no es que haya

nada nuevo que ver, pero aun así el instinto me hace comprobar de todos modos, —Oh.

Jer'ik me deja deslizarme entre sus dedos mientras paso junto a ambos y me

dirijo hacia la cortina roja. Deambulo afuera con el piloto automático, flotando en una

nube de sentimientos a los que aún no estoy segura de qué nombres ponerles. Se siente

como algo intangible que hace que mi corazón se acelere, pero no se siente mal como
suele ocurrir. Mi estómago se hunde y se aprieta, pero falta la sensación de malestar que

suele acompañarlo. Estoy embarazada y estoy… feliz.

Parecieron solo unos segundos, pero cuando parpadeo para despejar la neblina,

llegué hasta el área común y estoy tratando de ponerme al día tratando de descubrir

por qué mis pies me llevarían al lugar más concurrido de la tribu.

Alana, a quien solo he visto de pasada unas pocas veces, hace una pausa cuando

pasa a mi lado de camino a la cocina, —Oye, Chloe, ¿estás bien?

Por un momento, el pánico se apodera de mi lengua, pero la emoción la

ensombrece tan rápidamente que mis palmas ni siquiera tienen tiempo de sudar: —

Estoy embarazada.

Una risa que suena llena de pánico resuena en ella mientras mira por encima del

hombro hacia la cocina como si estuviera buscando ayuda: —¿Estamos contentos con

esta noticia?

—Estoy emocionado, mi Chloe todavía lo está procesando—, responde Jer'ik

mientras mi cabeza se gira hacia un lado y me doy cuenta de que ha estado solo un paso

detrás de mí todo este tiempo.

—Estamos felices, muy felices—, corrijo, entrelazando mi brazo con el suyo

mientras me hundo en su costado, —Lo siento, solo necesitaba un segundo.

Se encoge de hombros. —No hay nada por lo que disculparte.

Alana nos mira una vez, luego dos veces, silbando mientras pone sus manos en

sus lujosas caderas, —Bueno, no tenía idea de que ustedes dos estaban juntos, ¿cuándo

pasó esto?

Busco algo que me indique que no le gusta la noticia, pero no encuentro nada,

sólo curiosidad y, extrañamente, alivio. Su lenguaje corporal es abierto ahora que nos ha

visto a Jer'ik y a mí juntos, mientras que antes parecía vacilar incluso al preguntarme si

estaba bien, como si se estuviera excediendo.


Un suave "Hmm" sale de mi boca antes de centrarme en su pregunta: —Mientras

estábamos explorando, bueno, antes de eso en realidad, ¿desde que llegué aquí?

Siempre hemos sido algo, creo.

Jer'ik se ríe a mi lado y se frota la nuca. —Supongo que es cierto, incluso si no lo

admitimos ni siquiera ante nosotros mismos.

La puerta de la cocina se abre y capto un atisbo de Ravi con barriles sobre ambos

hombros bajando. Sin embargo, lo más emocionante es Alana, que se vuelve para

mirarlo. Sus ojos se suavizan en las comisuras y, de repente, todo su alivio anterior

cobra sentido. No puedo creer que me lo haya perdido antes. Todas las miradas de

reojo, la evidente incomodidad cuando estaba cerca de ella a la hora de comer. No me

odiaba, no era nada de lo que yo hacía, simplemente no le gustaba que el chico que le

gustaba me mirara. Por eso, no puedo culparla ni un poco.

Manteniendo la voz baja, ya que los Luparian tienden a inclinarse hacia una

audición increíblemente buena, —No lo sabía, o se lo habría dicho antes.

Su cabeza gira hacia atrás tan rápido que sería cómico, si no fuera tan sincera.

Ella me mira detenidamente y puedo ver la negación que está a punto de darme, pero

se la traga y asiente: —Por favor, no digas nada, si él fuera a notarme, ya lo habría

hecho, no es así, como si este planeta tuviera un montón de mujeres.

Mirando a Jer'ik, un argumento suena en mis labios: si nos hubiésemos quedado

callados y dejado que nuestras suposiciones se descontrolaran, no estaríamos donde

estamos ahora. Aunque me lo guardo para mí, al menos por ahora. Alana y yo tenemos

algo que sanar entre nosotros, nuestras propias suposiciones mutuas nos impiden ser

amigables. Ahora no es el momento de arrojarle consejos sobre relaciones no solicitados.

Parece un lugar extraño para comenzar una amistad, pero tener este momento

entre nosotras me hace sentir más cerca de ella, como si pudiera entender: —No hablo

mucho.
La nariz de Jer'ik encuentra el punto sensible detrás de mis orejas que siempre

me hace querer retorcerme en el lugar. Me besa suavemente allí y puedo sentir el elogio

en ese toque, que está feliz de que esté hablando con ella. —Chloe es la mejor

guardando secretos, no te preocupes, Alana.

Su nariz respingona se arruga cuando sonríe, metiendo su cabello detrás de su

oreja mientras sus brazos se relajan a los costados, —Gracias, y felicidades de nuevo,

por el bebé. Solo para que no ponga mi pie en mi boca, ¿puedo mencionar esto en una

conversación con las chicas?

Esa es una pregunta y media, realmente no había querido decírselo, se me escapó

como un proverbial vómito de palabras. Jer'ik, siempre caballeroso, deja la elección en

mis manos mientras me observa, esperando mi respuesta: —Tal vez esperemos hasta

que Ta'hwk regrese, me gustaría ser yo quien se lo diga.

Ella me sonríe, como si fuera la respuesta perfecta: —¡Puedo hacer eso, nos

vemos, chicos!.

Jer'ik la mira irse, y me rodea el hombro con el brazo antes de doblarlo hacia

dentro, colocándome frente a frente. Poniendo mis manos sobre las familiares tiras de

su túnica, inclino la cabeza hacia atrás, —Lo siento, me fui, realmente estoy feliz, solo

necesitaba un segundo.

— Tibbet, te estás repitiendo, ya dije que está bien—. Él responde suavemente,

pasando sus manos arriba y abajo por mi espalda.

—Lo sé, pero nunca quiero hacerte sentir como... lo sentiste ese día—. Sostengo

su mirada mientras susurro las palabras.

Él hace un chasquido entre sus colmillos y sacude ligeramente la cabeza. —No lo

harás, soy tuyo, Chloe, y tú eres mía. Todo lo demás es sólo la vida que compartimos

ahora, buena y mala.


Tirando de las correas, me pongo de puntillas mientras él se inclina para

encontrarse conmigo a mitad de camino para darme un beso que me deja sin aliento,

justo allí, en medio del campamento, —Para que conste, Tibbet, estoy más que feliz.

—Yo también, anciano.


Capítulo 19
Jer'ik
Chloe está aprendiendo a hacer quesos, así que yo estoy aprendiendo a hacer

quesos.

Llámenme viejo testarudo, pero es demasiado tragarme que pase días y días con

un macho al que le gustó lo suficiente como para cortejarla. Supongo que la vena

posesiva Lupanarian sigue bien viva dentro de mí. Es una prueba de paciencia, pero

Chloe no es de nuestro mundo, y aunque lo fuera sigue siendo su propia persona, no

puedo apartarla de todo el mundo. Ha prometido hablar con Briar hoy, por suerte,

sobre todo porque el desfile de machos jóvenes fuera de nuestra cabaña ha sido

interminable, sin dejar espacio para la privacidad, incluso con los susurros de nuestro

posible apareamiento dando vueltas por la tribu.

No puedo culpar a los machos jóvenes, ya que se les ha advertido que la mayoría

de ellos serán enviados a sus tribus o a la naturaleza. Chloe es la única que se acerca a

su edad, las otras mujeres humanas tienden a ser más cercanas a mi edad, si no un poco

más jóvenes. Entonces la miran como si fuera su única opción para quedarse, y la

mayoría de ellos quiere quedarse. La naturaleza es… dura, en el mejor de los casos, para

un macho solitario. Hemos perdido innumerables machos a su alcance. Es una dura

lección de vida, pero esencial para la estructura de toda nuestra civilización.

Chloe se pasa el dorso de la mano por la frente, empujando sus abultados rizos

hacia atrás, mientras las yemas de sus dedos gotean leche, —Está bien, creo que esta vez

lo tengo.

Ravi se encuentra cerca, pero a una distancia respetable, —Recoge la tela y

anúdala en la barra de arriba para que pueda escurrirse.


Mi pequeña tibbet llega lo más alto que puede sobre sus extrañas y pequeñas

almohadillas de los dedos de los pies, pero todavía está a una distancia sólida de

alcanzar la barra, luchando contra el peso de la cuajada envuelta en la tela. Mi mano

agarra el hombro de Ravi cuando él comienza a moverse para ayudarla, cuando me

mira, sacudo la cabeza lentamente.

Él asiente y espera a mi lado mientras ella mira a su alrededor y sus ojos se posan

en el barril de leche vacío. Extiende su tela sobre los bordes del caldero y se limpia las

manos en el delantal antes de arrastrar el barril y subirse a él. Vuelve a recoger la tela, la

levanta y la cierra formando un nudo sobre la barra.

—¡Ahí!—, dice con orgullo, con las manos en las caderas mientras nos mira

fijamente.

La conmoción del exterior atrae toda nuestra atención, es tentador ignorarla y

permanecer en esta pequeña burbuja tranquila con Chloe, incluso si tengo que

compartirla con Ravi. Sin embargo, sea lo que sea, atrae a personas de todos los

rincones de la tribu cuando pasan junto a las ventanas de la cocina, por lo que debe ser

grande. Suspirando, miro entre Chloe y Ravi, mis ojos se demoran más cuando los de

ella se encuentran con los míos y asiente, sabiendo que necesito ir delante de ella y ver

qué está pasando. Todavía está cubierta de cuajada y suero, con la parte delantera de su

delantal empapada mientras salta del barril y se dirige a los lavabos en la parte trasera

de la cocina para limpiarse.

Suavizo mis rasgos y vuelvo a ser fácilmente el “Elder Jer'ik”, mientras bajo los

escalones de la cocina y me dirijo hacia las puertas, siguiendo al resto de la tribu

mientras se dirigen en esa dirección. En cuanto paso bajo las copas de los árboles, queda

claro a qué se debe tanto alboroto: por fin ha llegado una manada entera de striders5 de

hierba y sus jinetes.

5 Striders: Zancudos de hierba, son las monturas o animales para cabalgar.


Briar y Sar'iel ya están en las puertas cuando llego al final de ella y les doy

instrucciones a los recién llegados: —Los corrales temporales están adentro, hacia el

oeste.

Los jinetes que van delante miran fijamente en dirección a Sar'iel un poco más de

lo necesario, pero sus miradas son más de curiosidad que de abierta malicia. Aun así,

este invierno me he acercado más al macho del norte, así que me esfuerzo por estar a su

lado con los brazos cruzados. No debería haber dudas en esta tribu de cuál es su

posición, tenga o no pelaje pálido. Un pequeño temblor de vergüenza todavía me rodea,

no hace mucho estaba cuestionando la cordura de Briar sobre su elección de pareja. No

puedo culpar exactamente a los machos, odiar las pieles pálidas fue todo lo que

supimos durante mucho tiempo, pero puedo ayudarlos a cambiar de opinión.

Una ligera inclinación de la cabeza del macho que conduce la manada de jinetes

en dirección a Sar'iel es suficiente para marcar la pauta para el resto de los que están

detrás de él. Uno por uno, los doce jinetes desmontan, los striders que van en cabeza son

enganchados a dos o tres más, todos cargados con suministros muy necesarios para el

viaje hacia el oeste.

Los propios striders son vitales para nuestra forma de vida, arrastrarán los carros

a través de la naturaleza mientras viajamos, esto es exactamente lo que estábamos

esperando. Los jinetes son liberados de sus animales, mientras la gente de la tribu,

incluso las humanas, saltan para conducir a los animales al interior.

Hay un poco de magia en una tribu tan pequeña y nueva, voces zumbando,

pequeñas miradas secretas que pasan entre los nuevos machos y las hembras mientras

se evalúan unos a otros. Raven y su hermana, que acaban de regresar esta mañana antes

que los demás, se ríen a carcajadas con algunas de las otras mujeres desde el borde de la

puerta, mirando furtivamente desde alrededor de los enormes postes de madera. Esta

es la primera vez que la mayoría de estas hembras han estado cerca de machos no
apareados de la naturaleza; la mayoría, si no todos, vinieron de las tribus antes de que

llegara el invierno.

Al compartir una mirada con Briar, nos ponemos en sintonía: —Todo salió tan

bien como podríamos haber esperado.

Ella apoya una mano en el hombro de Sar'iel, dejándola caer mientras él se sale

del camino para dirigirse hacia los corrales de striders, antes de mirarme, —El día aún

no ha terminado, no nos maldigas.

—¡Matriarca, un momento!—, grita una voz detrás de nosotros. Puedo escuchar

sus fuertes pasos mientras corre para alcanzarnos.

La sonrisa de Briar brilla incluso antes de darse la vuelta y susurrar: —Maldito

seas, Jer'ik—, antes de juntar las manos frente a ella para concentrarse en el jinete.

Soltando una carcajada, mis ojos permanecen en la cocina, observando la forma

de Chloe a través de las ventanas antes de girarme. Mis ojos pasan sobre él

rápidamente, más por costumbre que por otra cosa. Si nos guiamos por sus cueros, es

de la tribu Hilltop, parece que les gustan mucho sus tintes rojos. Se apresura a mostrar

formalidades cuando llega hasta nosotros. Me mira rápidamente, inclina la barbilla

hacia abajo antes de inclinarse hacia Briar, tan bajo que el macho parece doblado por la

mitad a la altura de la cintura. Me dan ganas de chuparme los colmillos, es un macho

que se ha pasado la vida adulando, si esta pequeña muestra sirve de indicador.

Briar lo hace esperar dos latidos de su corazón y no puedo evitar la sonrisa en mi

cara. Mi amiga ha asumido su papel a la perfección, hasta el punto de captar los sutiles

matices del lenguaje corporal y las demostraciones de dominio. No es perfecta, pero lo

consigue día a día y lo necesitará ahora que los machos salvajes están aquí.

Sus brazaletes suenan mientras se relaja, —¿Qué puedo hacer por ti?—, dice

esperando que el macho diga su nombre.


El macho se endereza mientras borro la sonrisa de mis labios, —Ofjek—, dice

rápidamente, —Estoy seguro de que estás ocupada, pero si alguien pudiera ayudarme

eres tú.

Juguetea con su mochila antes de sacar dos objetos extraños. Mi curiosidad

alcanza su punto máximo cuando me acerco para mirar. Una es una pequeña caja negra,

extrañamente brillante y que refleja la luz del sol en mis ojos, mientras que la otra es

aún más pequeña, plana y mayoritariamente blanca. El rostro de Chloe me frunce el

ceño desde su superficie. Ofjek… se me cae el estómago al recordar el nombre. Ha

pasado tanto tiempo desde la primera vez que lo escuché que casi lo había olvidado,

pero los ojos de Chloe mirándome desde el objeto en sus manos son un claro

recordatorio. Este es el macho que la hizo huir.

Un gruñido resuena en mi pecho y la mano de Briar es rápida como un rayo para

dominarme, plantándose firmemente en mi hombro y agarrando el largo pelaje invernal

que aún no se ha mudado. Mi sangre hierve al mirarlo por segunda vez, rechinando los

dientes. Me quedo quieto, mirando al macho a lo largo de mi nariz.

—Estoy buscando a mi hembra, fue robada de nuestra tribu hace algún tiempo,

la gente de las otras tribus dijo que se dirigía hacia aquí con un macho solitario llamado

Ta'hwk—, dijo. Su voz irrita mis oídos ahora, aunque hace unos momentos no podría

haberme importado menos.

Le arrebato la Chloe en miniatura de su mano, sosteniéndola entre mi dedo

índice y pulgar, hay pequeñas palabras extrañas como dentro de los tomos que las

humanas llevan escritas en su superficie, pero todo es un galimatías para mí, —Esa no

es la historia que nos contaron—, escupo.

Briar se aclara la garganta, pellizcando ligeramente mi pelaje, —Chloe está aquí y

ahora está muy felizmente apareada. Así que te los devolveré y te pediré, como les he

pedido a todos los machos nuevos, que le des unos días para acostumbrarse a tu
presencia en el campamento antes de acercarse a ella. Estoy segura de que querrás

aclarar las cosas.

Ella toma la pequeña caja negra de su mano antes de girarse hacia mí para tomar

la pequeña tarjeta blanca con la cara de Chloe mientras el macho le farfulla: —Puedo

asegurarte que ya nos prometió la matriarca de Hilltop, no me apartarán de mi propia

compañera, no lo haré.

Sus ojos se dirigen a mí mientras doy medio paso hacia adelante, —Aléjate de

ella.

Apenas puedo sentir el tirón del pelaje ahora, mi corazón se acelera dentro de mi

pecho mientras miro fijamente al macho, atrapado por una orden silenciosa de mi

maldita amiga y Matriarca. Si fuera menos macho, más joven y menos controlado, le

daría un puñetazo a este macho en el suelo que pisa. Si saber lo incómoda que hizo

sentir a Chloe no fuera suficiente, sus ruidosos reclamos hacia ella son aún peores. No

se parece en nada a Ravi, este macho se cree su dueño, y sólo por eso ya lo odio.

Briar le da la espalda y poco a poco me veo obligado a dejar que me arranque el

pelaje o a girarme y caminar con ella mientras ella dice: —He hablado— y continúa por

el camino hacia la cabaña de los ancianos.

Mis ojos captan sus manos apartando el pelaje suelto de ellas mientras fuerza un

paso regular, mientras yo quiero alejarme fuera del alcance del oído y confrontarla de

frente, —Ese macho es un mentiroso—, ladro en voz baja, mis pasos disminuyendo la

velocidad para alcanzar la suya.

Mi corazón se detiene al mirarla, es una cara que hacía tanto tiempo que no le

veía, que casi la había olvidado, —¿Qué? ¿A qué viene esa cara? No parecías tan

decaída desde antes de que Sar'iel se uniera a la tribu.

◆◆◆
Chloe
Al salir de mi cabaña, recién limpiada y cambiada, percibo el más mínimo indicio

de que Jer'ik desaparece dentro de la cabaña de los Ancianos al final del camino. En el

camino de regreso para limpiarme, noté todas las caras nuevas y las bestias gigantes

parecidas a camellos que recorrían el campamento. Debe reunirse con los otros

ancianos, Clovis, Arrotil y Badu, ahora que están aquí. Después de todo, esto es para lo

que nos hemos estado preparando durante todas estas semanas. Pronto estaremos

empacando casi todo en las espaldas de esas bestias con trompas y jorobas y nos

dirigiremos hacia el oeste en busca de las ruinas que encontramos.

No estoy especialmente interesada en unirme a él allí, aunque lo he hecho

algunas veces en el pasado. Clovis puede ser demasiado elogioso y demasiado

afectuoso, como una tía o un tío distantes que no entienden por qué no quieres sus

besos y abrazos. Honestamente, no creo que él quiera decir nada con eso, y a veces me

duele el pecho por no poder dejar que un anciano reciba algunos abrazos y palmaditas.

Sin embargo, no puedo evitarlo, tener a alguien a quien sólo conozco un poco

abrazarme, hace que se me ponga la piel de gallina y pinchazos como agujas resbalen

por mis brazos. Cada vez que entro allí, soy muy consciente de dónde está Clovis, ya

sudando a balazos por si se acercará a mí o no.

Con los labios apretados, respiro para tranquilizarme y aprieto los puños un par

de veces mientras me quedo quieta, sin estar segura de si mis pasos deben llevarme

directamente hacia su cabaña o hacia la izquierda, hacia el centro del campamento. En

verdad las mesas y la hoguera no serían mucho mejores, con todas las caras nuevas, las

mujeres de la tribu se están congregando, separándose en sus pequeños grupos y

probablemente susurrando sobre ellos.

Por un momento me planteo dar media vuelta y esconderme dentro de la cabaña,

pero al final mi deseo de ver a Jer'ik pesa más que todas las demás opciones. Sonrío
para mis adentros y me dirijo hacia ella. Apenas hace una hora que se ha ido de mi lado

y ya tengo los ojos hambrientos por verlo. Mis dedos se frotan distraídamente mientras

cruzo la corta distancia que me separa de la cabaña de los ancianos, con el estómago

revuelto por la idea de irrumpir en un espacio en el que quizá no me quieran.

Haciendo caso omiso de la sensación de cosquilleo paso bajo la cortina, mis ojos

parpadean para adaptarse a la poca luz del interior y al espeso aroma del tanzi con el

que los mayores rellenan sus pipas. Me detengo en seco, mirando a Briar y Jer'ik

mientras ambos están tensos, todos los ojos en la habitación se vuelven hacia mí. Puedo

ver la tensión recorriéndolos, las manos de Jer'ik en puños, el músculo de su antebrazo

palpitando. Briar está más serena, incluso desde aquí puedo ver la firmeza de su

mandíbula mientras contiene lo que sea que estaba a punto de decir.

Clovis, el anciano, está sentado en su habitual depresión profunda sobre los

almohadones que rodean la chimenea, con la pipa colgando sin fuerzas de sus manos

curtidas mientras sacude la cabeza, con una mirada de puro amor. El desdén estropea

sus rasgos, —Ah, cachorra, has causado un gran desastre, ¿no?

El plomo se hunde en mis entrañas, rodando en ácido antes de dispararse hacia

mi garganta mientras me ahogo con el siguiente aliento, con los ojos muy abiertos. Esto

se siente como una pesadilla hecha realidad, la peor versión de una, donde todos mis

miedos más oscuros hacia la gente simplemente dicen lo que realmente piensan de mí.

Sacudiendo la cabeza, cuando las palabras son imposibles, miro a Clovis, tratando solo

con mi voluntad de convencerlo de que no he hecho nada en absoluto.

Briar suspira, se acerca a mí para tomar mi mano suavemente mientras me lleva

más adentro de la cabaña, —Chloe, necesito que seas muy honesta conmigo ahora

mismo, ¿aceptaste en algún momento aparearte con alguien llamado Ofjek?

Mi cabeza tiembla incluso antes de que ella mencione su nombre, pero cuando lo

escucho se me revuelve el estómago, ese apretón en mi pecho se hace más fuerte, el

sudor corre por mi nuca. ¿Cómo sabe siquiera ese nombre? ¿Jer'ik se lo contó? Mis ojos
parpadean rápidamente mientras mi cerebro da vueltas a través de innumerables

escenarios y posibilidades, pero solo me quedan más preguntas. ¿Por qué después de

todo este tiempo sacarlo a relucir?

Mis manos se envuelven alrededor de mi cintura, apretando para contener la

sensación de malestar. Encontrar a Jer'ik es como encontrar la salvación, jadear cuando

sus ojos se encuentran con los míos, todo, todo, parece menos. La confrontación y yo no

somos los mejores amigos, y eso es lo que me metió en este lío para empezar. Si no es

por mi propio bien, entonces por el de Jer'ik necesito cumplir mis promesas y al menos

intentar corregir lo que sea que sea, aunque huir parezca una opción mucho más

favorable en este momento.

—Yo...— haciendo una pausa, trato de buscar un poco de compostura,

recordándome a mí misma que mientras tenga a Jer'ik, nada de esto importa. —Nunca

estuve de acuerdo con nada, pero hubo un intento de obligarme a hacerlo.

Briar mira a Jer'ik, con el ceño fruncido mientras el ceño se posa en su lujoso

labio inferior, —¿Es eso algo que sucede aquí? ¿Como un matrimonio concertado, erm,

apareamiento?

Parece desgarrado en su respuesta, pero no tiene la oportunidad, Badu se levanta

de las almohadas, —Solía serlo, ha caído en desgracia ahora que las tribus son más

fuertes.

La pipa de Clovis chisporrotea con tanzi mientras le da una larga calada,

soplando de una vez, antes de toser: —Cuando esa maldición cayó sobre nosotros desde

la piel pálida, perdimos a muchos, muchísimos. Las matriarcas, incluso de mi época,

todavía estaban organizando apareamientos para fortalecer a las tribus, para hacernos

completos nuevamente.

Justo cuando mi corazón está a punto de salirse de mi pecho, Jer'ik da un paso a

mi lado, dejando que la sensación familiar de su mano se filtre a través de mi túnica y

caliente mi espalda baja. —Debería haberte contado sobre esto antes, Briar, pero
sinceramente nunca pensé que sería un problema, Chloe me habló de este macho, no

fue bueno.

—Conozco a Ofjek desde que era un cachorro, no escucharé a nadie difamar su

nombre sin él aquí para defenderse—, se escucha la voz de Arrotil desde el otro lado de

la cabaña donde está de pie con los brazos cruzados, parcialmente escondido en las

sombras.

—Yo... yo no estoy diciendo que fuera malo o cruel, pero nunca jamás accedí a

nada con él, intenté decírselo, simplemente... no me escuchaba—, y es la misma verdad

que he dicho desde el principio.

Todo el lenguaje corporal de Briar cambia, antes parecía que se enfrentaba a mí,

pero el sutil giro de sus hombros hacia el otro anciano, junto con la forma en que se

endereza y se cuadra, parece diferente. Su mano se levanta y me hace un gesto: —

Independientemente de la intención o las viejas tradiciones, no voy a permitir que una

mujer humana se vea obligada a hacer algo que no quiere. Mi trabajo es asegurarme de

que estas mujeres estén seguras y felices aquí.

La voz de Arrotil suena como un trueno, aunque nunca la levanta: —Tu trabajo

es cuidar de esta tribu en su conjunto, eso incluye asegurar buenos apareamientos para

traer machos con habilidades a esta tribu para que no fracasemos como lo hicimos el

invierno pasado. .

Apenas puedo sentir el pinchazo de las garras de Jer'iks en mi espalda antes de

que se recuerde a sí mismo y relaje su mano, —Briar—, su voz es una súplica en voz

baja.

Ella lo mira y le sostiene la mirada durante un largo momento antes de que se

desvíe hacia mí. ¿Ella sabe? ¿Se lo ha dicho Ravi? Sé que son cercanos, pero Ravi no me

parece del tipo que comparte secretos. No creo que haya tratado de ocultar mis

sentimientos hacia Jer'ik desde que regresamos hace unos días, pero tampoco soy tan

audaz como ella, nunca hemos hecho nada en voz alta públicamente para dejar que
alguien sepa que hay algo entre nosotros. Si no lo sabía antes, ¿seguramente la forma en

que Jer'ik dijo su nombre le diría algo? Mi pecho se calienta con un infierno de dudas,

mis ojos se sumergen en las alfombras debajo de mis botas.


Capítulo 20
Chloe
—Ya estoy apareada—, pensé que las palabras saldrían con más fuerza, que

llegarían con más fuerza a través del silencio que se apoderaba de la cabaña de los

ancianos, pero apenas es un susurro.

No importa, Briar me escuchó de todos modos, sólo desearía haberlo

pronunciado con la vehemencia que sentí. Sin embargo, mirando alrededor de la

habitación, estoy bastante segura de que ella fue la única que me escuchó. La verdad es

que por muy fuerte que sea con Jer'ik a mi lado, todavía lucho.

—La respuesta es simple, Hilltop necesitará ser apaciguado, la única manera

justa de manejar esto es al menos permitirle al macho su oportunidad de cortejar—, dice

Badu claramente, su bastón se tambalea bajo su mano.

—No necesitamos falsas promesas, necesitamos que nuestros machos se apareen,

y si la hembra tiene dudas ahora, eso no debería cambiar las promesas que debió haber

hecho en algún momento en Hilltop para que Ofjek crea que de hecho está prometida —.

Arrotil responde ladrando.

Con una floritura que sólo Ta'hwk pudo realizar atravesando una cortina de

cuero, entra a la cabaña, —Ya basta—. El alivio me inunda cuando me encuentra

primero en el grupo y sonríe antes de centrar su mirada en Arrotil, sus profundas cejas

se arrugan mientras él mira, —No permitiré que esta farsa continúe más.

Los brillantes ojos verdes de Clovis se abren desde su asiento acolchado, —

Espíritus, niña, ¿cuántos machos tienes persiguiéndote?

Mi nariz se frunce, reflejando la expresión del propio Ta'hwk mientras se miran,

—Ta'hwk es como un hermano para mí, no es nada de eso.


—Correcto, y como tal, he escuchado lo suficiente afuera de esta cabaña para

decirte que la respuesta es no, a todo—, se mueve libremente por la cabaña, picoteando

la tabla llena de frutas secas y nueces cerca de Clovis, — Ni siquiera había cruzado las

puertas cuando me asaltaron. Vine aquí para discutir las escandalosas afirmaciones que

este Ofjek ha estado haciendo acerca de que robé a Chloe de Hilltop, y luego escuché

estas tonterías.

Vuelve lentamente hacia mí mientras el mayor lo mira con expresiones mixtas: —

Chloe, ahora es el momento de hablar y hablar claramente, ni Jer'ik ni yo podemos

hacerlo por ti—, dice mirando deliberadamente a Jer'ik. Me quedé quieta durante un

largo momento antes de pararme al otro lado.

Con el corazón martilleando en mi pecho, asiento temblorosamente y trago saliva

mientras cambio mi mirada hacia Jer'ik. Sus labios se mueven en silencio, pronunciando

la única palabra que necesitaba para liberarme de mi propia ansiedad asfixiante: —Tu

Bestia.

Mi gran bestia, mi compañero, mi macho, el padre de mi hijo por nacer. No tengo

que escuchar esto. No tengo que dejar que me presionen. Tengo una voz y es hora de

poner fin a este capítulo de mi vida, —Dije que ya estoy apareada... con Jer'ik

La cabaña queda en silencio cuando los mayores dejan de quejarse el tiempo

suficiente para comprobar visualmente entre sí que me escucharon bien. Arrowtil

parece como si le hubieran dado limones, mientras que Badu parece contemplativo.

Clovis, sin embargo, se parece al gato que recibió la crema y sonríe juguetonamente.

Puedo ver los engranajes girando en sus cabezas, juntando piezas. De repente,

todas las miradas se vuelven hacia Jer'ik. Ta'hwk me mira fijamente y detenidamente,

antes de que yo asienta en secreto para hacerle saber que todo está bien. Hace un gesto

salvaje, dando un paso hacia los mayores, —Bueno, entonces eso es todo.

La mueca de desprecio de Arrotil podría pelar la pintura, es tan ácida: —

Ciertamente no lo es, esto es... es...


Briar se quita el polvo invisible de su chaleco forrado de piel, antes de acunar su

pequeña panza. —Es una noticia maravillosa, ¿no es así Arrowtil, otra pareja

interespecies apareada? Exactamente lo que esperabas.

Eso le cierra la boca mientras cae sobre sus propias almohadas abolladas: —Sí,

bueno, tengo dudas de que esto sea algo bueno, necesitamos cachorros, familias.

Jer'ik debe sentir que ya he hecho suficiente para mantenerme firme por un día, o

tal vez el golpe a su ego es demasiado para soportar, porque con una sonrisa triunfante

coloca una mano pesada sobre mi estómago, —No es que Chloe se lo deba a nadie,

especialmente a ti, pero los Espíritus ya nos han bendecido.

Al mirar el cuero cubierto de huesos que forma el techo de la cabaña, mi cara y

mi cuello arden, pero el calor de la mano de Jer'ik es un consuelo. Ta'hwk está aquí, lo

más parecido a una familia que me queda. Luego está la calma de Briar, una

tranquilidad silenciosa de alguien que está a mi lado, y no puedo evitar preguntarme

cómo atraí a todas estas personas maravillosas a mi lado.

Agito mis manos en una burla a los dedos del Espíritu, mi cara se contrae en una

oleada de orgullo avergonzado, —¡Sorpresa!

La siguiente burla que estaba a punto de soltar Arrowtil se encoge cuando me

mira bajo una nueva luz, sus ojos me examinan dos veces más como si fuera a ver algo

que antes no vio. Siento como un desafío bajo mi piel, tanto que mis hombros se

enderezan y mis músculos se tensan bajo su atenta mirada. Mis ojos siguen cada uno de

sus sutiles movimientos, hasta la mata de pelo que se eriza sobre sus hombros.

Se siente como si miles de palabras pasaran entre nosotros en este momento

persistente, al principio cuestionamiento, prueba y finalmente un cambio sutil de

aceptación. La mayoría de las veces, ese sentimiento ha sido esquivo, ya sea porque no

lo estaba buscando o simplemente no me importaba. Sin embargo, esto es diferente, la

tribu importa, no sólo para Jer'ik sino también para mí. Hay caras por ahí que son más

que simples personas con las que me cruzo durante el día. Estoy conectada a una red
que no siempre es muy fácil de leer e interpretar pero, sin embargo, ahora soy parte de

ella.

La mirada de Arrowtill abandona la mía y cae al suelo, y es un cambio tan sutil,

pero significa todo para mí. No se disculpa con sus palabras, no es su forma de ser, y

quizá si yo fuera cualquier otra persona no sabría el significado que hay detrás de este

gesto. Si nunca hubiera huido a las tierras salvajes con Ta'hwk y encontrado mi camino

a Jer'ik y hubiera sido exactamente la persona que soy. Chloe, sólo Chloe, y eso es...

perfecto.

El suspiro de alivio de Jer'ik finalmente rompe mi concentración. Se endereza en

toda su altura a mi lado, estirando los hombros mientras una de sus manos encuentra

mi espalda baja y presiona su calidez contra mí. —Entiendo que todos vinimos aquí sin

saber qué esperar, pero Chloe es un ejemplo de cómo estamos fallando como Elders, en

esta tribu. Somos una raza que conoce el valor de las hembras, hemos pasado

generaciones aprendiendo esta dura verdad. Estas mujeres humanas no cambian eso, y

nunca dependerá de una habitación llena de viejos machos tomar sus decisiones por

ellas.

Sus colmillos brillan cuando vuelve su sonrisa hacia mí, esa que hace que me

enamore de él nuevamente cada vez que lo veo, —Créeme, lo intenté, es un esfuerzo

infructuoso.

Arrowtill se sienta, contemplativo y mucho menos enojado de lo que esperaría

después de haber sido regañado: —Palabras sabias dichas en un momento sabio.

Briar se mueve a través de la cabaña con pies ligeros, presionando una mano en

el hombro de Arrowtill mientras se cierne sobre él, —Creo que es mejor para la tribu

que permanezcamos en un frente unido. Sé que Ofjek pertenece a tu antigua tribu, pero

tu interés debe recaer en nosotros o tendré que pedirte que renuncies.

—No hay necesidad, creo que todos acabamos de ser testigos de cómo la pareja

me reprendía. Hablaré con el macho en cuestión, lo mejor es que la noticia venga de mí.
◆◆◆

Jer'ik
El resto de la tarde la pasamos encerrados en otros debates, afortunadamente

menos invasivos, en la cabaña de los ancianos. Mi atención se divide entre la próxima

migración, mi pareja embarazada y la tribu de machos solitarios en algún lugar de las

tierras salvajes cercanas. Con el regreso de Whitley y los demás, hay una gran cantidad

de debate sobre las mujeres y sobre cuál es la mejor manera de servirlas a ellas y a esta

tribu, frente a los grandes deseos de las tribus de las que venimos antes.

Whitley permanece después de dar la noticia de su misión de rescate, para ser

una voz para las hembras no apareadas, insertándose con sus habituales opiniones en

estampida. Puedo ver la tensión que supone para Briar estar en desacuerdo con su

amiga más cercana. El cambio es sutil y, para mi sorpresa, es Chloe quien rompe la

tensión con algunas opiniones propias bien fundamentadas.

Mi pequeña y tranquila tibbet está encontrando su voz con los demás, un día a la

vez. A veces, cuando habla con otras personas desde que volvimos a aparearnos, puedo

sentirla buscándome, con un pequeño toque o una suave inclinación hacia mi costado.

Siempre estoy feliz de poder aportar mi fuerza, pero creo que ella es más fuerte de lo

que cree, y cuando se atreve a compartir sus pensamientos más íntimos, siempre son

pequeñas joyas que atesorar.

En algún momento, mucho después de la cena, Ghost viene a recoger a su

compañera, Briar, gruñéndole por trabajar demasiado tiempo y por cargar con

demasiadas cosas. Hope acaba de empezar a gatear y no tarda en dar tumbos por las

numerosas cestas que hay en la cabaña de los ancianos, y no tarda en convencerla de

que deje las cosas para otro día.


Chloe era un pequeño bulto dormido en mi regazo, pero tomo la distracción

como nuestra oportunidad de huir también, dándoles las buenas noches a los otros

ancianos y deslizándome en el aire frío de la tarde. Más adelante, en el camino, la tribu

se ilumina con risas y tambores. Puedo ver la hoguera rugiendo incluso desde el final

del camino, siluetas bailando y moviéndose con el ritmo de los tambores a su alrededor.

—Parece que se llevan bien—, la voz de Chloe llega apenas a un susurro con un

toque de anhelo detrás.

—No hay nada que nos impida unirnos a ellos—, le respondo mientras nos

ponemos en fila y le tiro de la piel que se desliza alrededor de sus hombros.

La vuelve a colocar en su lugar, apretándolo contra su pecho mientras sus labios

se mueven hacia adelante y hacia atrás, —Creo que mi ‘batería social’ está agotada—.

Ella resopla cuando levanto una ceja y me da palmaditas en los brazos mientras

caminamos tranquilamente hacia nuestra cabaña. —Lo siento, a veces todavía olvido

que las palabras no siempre se traducen.

Sosteniendo la cortina abierta para ella, la observo mientras pasa a mi lado, con

una calma en mi pecho que no había sentido en tantos años. —No importa si no

conozco todas tus palabras, Tibbet, te conozco.

Su lengua sale corriendo para humedecer sus labios cuando me mira, y ya

conozco esa expresión en su rostro, burlona y lista para sacar lo masculino que hay en

mí: —Oh, creo que aún hay más que podrías saber.

Ella me toma de la mano y estoy listo para seguir a mi pequeña y tentadora

compañera al interior, cuando una voz me detiene en la puerta: —Pido disculpas por la

tardía interrupción, esperaba hablar con ustedes dos.

Mi pelaje se eriza instantáneamente cuando levanto la vista y encuentro a Ofjek

parado a solo unos pasos del camino. Mis instintos quieren que me golpee el pecho y

ruga en su dirección, pero la pequeña mano en la mía me recuerda que ya gané: —No

tenemos nada de qué hablar.


En lugar de empujarme hacia adentro, Chloe se acurruca contra mi costado, su

rostro ilegible mientras mira a Ofjek. Durante un largo momento, ella simplemente lo

mira, junta las cejas y mueve los labios como siempre lo hace cuando está sumida en sus

pensamientos: —No eres tan intimidante como lo recuerdo.

La cola de Ofjek ya estaba metida entre sus piernas, y parece desinflarse aún más

mientras sus hombros se hunden, —Hoy ha sido una gran lección de humildad, quería

disculparme contigo, Chloe. Hablé extensamente sobre lo que pasó, con tu hermano

vínculo y el Arrowtil mayor. Realmente no tenía idea del miedo que te daba, pensé que

eras joven e inexperta. Pensé que te estaba haciendo un favor y que estaba

complaciendo a la matriarca. Nunca quise... traumatizarte más.

Mientras que yo me quedé mudo en la cabaña de los ancianos y tuve que dejar

que Chloe se encargara de eso sin que pareciera que yo estaba tomando el control, esto

es diferente. Esta vez no tengo que ser la bestia silenciosa en su rincón. —No creo que

esa sea toda la verdad. Chloe dijo que te dijo que no, muchas veces. Tienes suerte de

que ella no presione para que te destierren, acosar a una hembra que ha rechazado un

cortejo es...

—Jer'ik, está bien—. Ella se aparta de mi lado y le tiende la mano a Ofjek,

esperando mientras él la mira abiertamente: —Es el pasado, y el pasado ya pasó. Nunca

pensé que fueras una mala persona, Ofjek, tal vez un poco despistado, pero no

intentabas ser cruel.

Él toma su mano que espera y ella la estrecha dos veces. —Ya está—, dice con un

poco de alegría forzada, —Todos perdonados, y considéralo olvidado también. No

quiero ningún rencor entre nosotros.

Su mano se desliza de la de ella, pero todavía puedo ver el peso sobre él, —¿Así

como así?

Ella cae de nuevo a mi lado, y puedo decir por la fuerte presión de su cuerpo

contra el mío, me doy cuenta de que le ha costado mucho, —Así como así.
Inclino ligeramente la cabeza, lo suficiente para que él sepa que cumpliré con sus

decisiones, pero no lo suficiente como para haberlo perdonado yo mismo: —Estamos

cansados después de un largo día y mi compañera necesita descansar.

Hace una profunda reverencia, antes de retroceder unos pasos: —Por supuesto,

que tengas una buena noche y que los Espíritus bendigan tu apareamiento.

Chloe no espera a verlo irse, sino que se desliza dentro de nuestra cabaña, su

mano tira de la mía mientras la cortina cae detrás de nosotros. El humor juguetón que

tenía se ha desvanecido y sé que es mejor dejarla procesar esta última interacción. En

lugar de eso, observo cómo ella hace los movimientos de prepararse para las pieles.

Se detiene de repente, antes de lo que esperaba y se gira, sosteniendo su túnica

de dormir contra su pecho desnudo. Hace poco para cubrir el rosa que sobresale y mis

ojos caen por su propia voluntad. Cualquier pensamiento que estuviera pasando por su

mente se desvanece mientras sonríe: —Pervertido.

Me siento atraído, caminando con patas sin sentido hasta que mis garras cortadas

se envuelven alrededor de sus delgadas costillas y la atraigo para que se arquee contra

mí. —Oh, ¿ahora soy yo el pervertido? Recuerdo que algún pequeño tibbet se asomaba

con ojos errantes cada vez que intentaba darme un modesto baño.

Su boca se abre y se cierra varias veces antes de que su nariz se arrugue. —

¿Sabías que estaba mirando?

—Mirando, babeando, sí, Tibs, siempre estuve muy consciente—. Me río mientras

mis garras le hacen cosquillas en la espalda desnuda.

—Realmente eres un pervertido—, dice con toda seriedad antes de fruncir el ceño

dulcemente, —no estaba babeando.

—¿No?— Ella se estremece en mi agarre cuando le sonrío, dejando que mis

manos recorran sus antebrazos y guíen sus manos hacia mis pantalones de cuero, —

Veamos quién tiene razón entonces.


Sus pequeños dedos sin garras se deslizan sobre mi cintura, la parte posterior de

ellos fría contra mi piel caliente, —Hay algo que he querido hacer bien, lo sigo

repitiendo una y otra vez en mi cabeza.

Ella me tira de los pantalones de cuero mientras retrocede hacia la modesta mesa

de nuestra cabaña, con los ojos llenos de promesa y vulnerabilidad. Esta mesa que ha

acogido nuestras muchas conversaciones nocturnas, y también mis mayores fracasos, se

balancea cuando ella choca contra ella, con la barbilla levantada con algo parecido a un

desafío o tal vez a una resolución. En cierto modo, este mismo lugar fue el catalizador

de todo lo que ahora aprecio, y el arrepentimiento por cómo terminó ese momento con

ella, todavía chisporrotea en el fondo de mi mente a altas horas de la noche. ¿Es esto lo

que quiere hacer bien?


Epílogo
Chloe
El verano ha llegado a las otrora ruinas que bordean el valle de las salinas. Atrás

quedaron las capas y pieles detrás de las que solía esconderme, y en su lugar me he

encariñado con la banda de cuero tejido que uso para cubrir mi busto, dejando expuesto

el pequeño bulto en mi vientre. El cuero, sin embargo, sigue siendo un mal necesario,

aunque ahora ya no está forrado de piel, pero al menos Jer'ik ha empezado a hacer

todos mis pantalones con botones. Se niega a añadirlos a los suyos, le gusta verme

luchar con ellos.

Pensando en mi pareja, mis ojos se elevan hacia la ventana abierta de la cocina,

una vez a la semana entro a hacer quesos frescos y una vez al mes los añejo para el

invierno. Es sólo uno de los muchos trabajos que he asumido desde que regresamos a la

tribu, aunque mi favorito siempre será cazar en la naturaleza a solas con Jer'ik.

Lamentablemente, no se lo ve por ninguna parte en la pequeña ventana que da a la

bulliciosa tribu afuera, pero ya terminé.

Tocando el mostrador llamo la atención de Tocci, él pasa su tiempo dirigiendo la

cocina ahora que Ravi se ha ido a la naturaleza, mientras su compañera Chrissy hace la

mayor parte de los arreglos y la costura para nuestra tribu en constante crecimiento, —

Estos están listos para almacenar durante la semana—, asegúrate de que los machos los

pongan profundamente en el frío sótano esta vez o se enmohecerán nuevamente.

Apenas levanta la vista de su compañera, demasiado ocupado tratando de

tentarla para que deje su trabajo en la esquina, —Mhh, frío sótano, gracias.
Él muestra sus colmillos en una sonrisa cuando Chrissy deja caer su costura en su

regazo para tirar de él hacia abajo por el collar de cuero alrededor de su cuello, —¡Si no

me dejas terminar esto, ayúdame, Dios, Tocci!

No puedo evitar poner los ojos en blanco mientras me dirijo hacia la puerta, los

dos son mucho peores que cualquier otra pareja que haya conocido en la tribu, siempre

manoseando y coqueteando. Estoy a punto de salir por la puerta, pero no puedo evitar

escuchar: —Así es, Starling, llama a tu dios.

Bruto. Dulce, pero asqueroso. Demasiadas muestras públicas de afecto hacia mí.

Siempre me siento imponente cuando voy a la cocina, aunque Chrissy me ha prometido

muchas veces que no es así. Ella me confió un día cuando casi giré sobre mis talones

ante la respuesta gruñona de Tocci a mi interrupción de sus… actividades, que Tocci

todavía lucha con sus impulsos ya que no han podido quedar embarazados a pesar de

sus… numerosos intentos… diarios.

Parpadeando para alejar el extraño escalofrío que recorre mi columna, acelero

mis pasos, zigzagueando entre las cabañas. El nuevo campamento es mucho más

grande que el de invierno, extenso y sinuoso. Si bien el viaje hasta aquí transcurrió sin

incidentes, los días posteriores a nuestra llegada estuvieron llenos de emoción y mucho

trabajo duro.

Las cabañas, por supuesto, fueron las primeras en construirse, y con la ayuda de

la única tribu masculina liderada por Wilder y Mya, lo que debería haber tomado

semanas, tomó días. Casi podría haberlos confundido con civilizados si no fuera por el

constante acoso que ejercían sobre las mujeres. Mya está trabajando con ellos y Briar

está trabajando en una filosofía de inclusión, pero separada, que se vuelve cada vez más

turbia a medida que pasan las semanas. Es difícil ahuyentarlos cuando las mujeres

siguen dejándolos volver a entrar. Briar es la última en mantener a las personas

separadas y, en su mayor parte, ha hecho la vista gorda ante las infiltraciones que
ocurren después del anochecer, siempre y cuando todo permanezca en pacífica y

consensuada.

Además de la única tribu masculina, los de las tribus originales, Silvergrass,

Hilltop y Hollowcreek se han quedado, incluido Ofjek. Verlo no es el recordatorio

inquietante que alguna vez pensé que sería, no mantenemos los mismos amigos, por lo

que rara vez tenemos motivos para hablar, pero cuando lo hacemos es cortés, si no

incómodo. Los demás parecen buenos machos, pero no podría decirlo, lo único que

realmente sé, es que a Raven le gusta uno de ellos.

Sin embargo, encontré una nueva amiga en Hana, la mujer rescatada de la

naturaleza. Hemos empezado a pasar nuestras tardes libres recorriendo el suelo,

buscando trozos de cerámica rotos u otros artefactos de aquellos que nos precedieron.

Ella me ha contado innumerables historias sobre pueblos antiguos que regresaron a la

Tierra y se reubicaron en lugares como nosotros ahora, y cómo dentro de siglos alguien

podría estar desenterrando nuestros viejos frascos Ketu y reflexionando sobre sus usos.

Nunca hablamos de lo que le pasó durante todo el invierno en la naturaleza ni de

por qué desapareció. Nadie pregunta y ella no lo cuenta.

Delante de mí en el camino, Ta'hwk está de espaldas a mí, su pelaje de verano

más corto haciendo todo lo posible para erizarse mientras su cola se extiende detrás de

él, —Hembra, por última vez...

Ah, Whitley otra vez. Su pecho está atado de manera similar al mío, aunque el

suyo gotea en pequeños huesos tallados, —Chloe, hazme un favor y llévate a tu

hermano contigo.

Levanto las manos al pasar, sin querer ser parte de su pelea más reciente. —Lo

siento, no puedo tomar partido entre mi familia y mi médica.

Su cabello rojo brilla con oro mientras gira su cabeza en mi dirección para

romper la mirada que está teniendo con Ta'hwk, —¡Boo perra, traidora!
Ella dice eso, pero sus manos están en su cintura y ella no hace nada para

quitárselas, mientras él la acerca un paso más hasta que ella está presionada contra él,

—Sólo una vez, escúchame.

Ella aparta sus ojos de mí mientras continúo, pero noto que el brillo duro de sus

ojos se suaviza. Hubo un tiempo que no la soportaba, fue entonces cuando no la

entendía. Ahora veo a Whitley todas las semanas para ver cómo está el bebé, y cuanto

más estoy cerca de ella, más puedo captar sus momentos en los que no es la perra

endurecida que alguna vez pensé que era. No estoy segura de si Ta'hwk alguna vez la

doblegará, es demasiado salvaje e indómita para conservarla. Quizás exista la

posibilidad de que eso sea exactamente lo que él también necesita.

La mayoría de los días tomo el camino más largo alrededor del campamento,

pero hoy ha sido un buen día, uno en el que la idea de tener que saludar y decir ‘¿cómo

estás?’, no me lleva a esconderme con las palmas húmedas y la tensión en mi pecho. En

días como éste, me obligo a tomar el camino principal, que siempre está lleno de gente.

Cuanto más lo hago, más aprendo sobre las personas con las que comparto esta tribu y

menos aterradores me parecen.

Aún así, no creo que ninguna cantidad de exposición vaya a cambiar ese hecho,

prefiero estar perdida en la naturaleza con Jer'ik. Ahora que no hay machos jóvenes a

los que entrenar, Jer'ik es libre de dedicar la mayor parte de su tiempo a sus deberes

como anciano, pero durante días y días desaparecemos en la naturaleza para cazar. Esos

son sin duda los mejores tiempos.

El inicio de un mercado comercial es mi próximo destino, un lugar donde tanto

las mujeres como los machos solitarios tiendan a reunirse en su tiempo libre para

intercambiar artesanías y bienes. Con la mudanza, muchas de las mujeres lo tomaron

como un nuevo comienzo y se interesaron más activamente en aprender las habilidades

necesarias para prosperar aquí, en lugar de simplemente sobrevivir. Creo que después
de tanto tiempo, muchas de las que todavía esperaban algún tipo de rescate se han dado

cuenta de que eso no va a suceder.

Clovis me mira mientras camino por el sendero hacia él, mientras se sienta en

una silla acolchada, con un brillo de complicidad siempre evidente en su mirada: —

Sabía que no podrías permanecer alejada por mucho tiempo, cachorra.

Mis dedos bailan sobre mi panza cada vez mayor, mis ojos hacen un buen trabajo

o giran en sus cuencas, —En algún momento tendrás que dejar de llamarme así, ¿vas a

esperar hasta que el bebé esté aquí?

La fina y esponjosa barba blanca que lleva se mueve, su sonrisa en algún lugar

debajo, —Podrías tener una camada entera y aún serías una cachorrita para mí, niña.

¿Quieres esto o no?

Se me hace la boca agua al instante ante la pequeña olla atrapada entre sus

garras, dentro hay una pasta dulce que últimamente he llegado a untar cerca de

cualquier cosa que como, —¿Cómo conseguiste más? ¡Badu dijo que me lo había

comido todo desde que me mudé!

Se encoge de hombros y se inclina como si fuera a contarme un secreto: —

¿Nunca pensaste en preguntarle al viejo Badu de dónde saca su sa'vek?

Ya estoy extendiendo mi mano, mi buen día se convierte en un gran día con la

adición de pasta sa'vek para agregar a mi pan esta noche, —¿Qué puedo darte a cambio?

Oh no, conozco esa mirada de Clovis, todo gato que se comió a ese canario, —

Creo que un abrazo bastará.

Es una tontería, al menos ahora lo parece, porque hace mucho que superé este

obstáculo con Clovis. De hecho, paso tanto tiempo con los mayores que me he vuelto

cercana a todos ellos, pero especialmente a Clovis. Tengo la familia que desearía haber

tenido siempre, aquí, una figura parecida a la de un abuelo que me mima en ocasiones,

un hermano siempre dispuesto a cuidar de mí, por extraño que parezca, Briar me
brinda el mejor consejo y apoyo maternal. Luego, por supuesto, está mi bestia, mi

compañero, y todos juntos me fortalecen y me hacen sentir como una nueva persona.

Puede que no haya habido un cambio repentino y completo en mí, pero con estas

personas a mi lado me siento como la persona que podría haber sido en la Tierra si mi

familia biológica me hubiera apoyado como debería. Entonces, sin pensar mucho en el

asunto, me siento ligeramente sobre la rodilla de Clovis y lo rodeo con mis brazos, algo

que nunca deja de oscurecer sus mejillas grises y hacerlo reír como un niño

nuevamente.

Desliza el sa'vek en mi mano como si estuviera escabullendo golosinas para niños

antes de la cena, riéndose para sí mismo: —Vuelve corriendo a casa, cachorra.

Su esponjosa barba blanca me hace cosquillas en la nariz cuando beso su mejilla,

saltando con mi sa'vek en la mano como un tesoro, —Lo haré tan pronto como

encuentre a mi compañero.

Mis pies me llevan en dirección a casa, a un ritmo lento y serpenteante en la

cálida tarde de verano. Un pequeño hilo de emoción me recorre al ver nuestra cortina

de cuero abierta y la sombra de Jer'ik moviéndose dentro. Acelero mis pasos, saltando

por la entrada para ver nuestras mochilas dispuestas sobre la mesa, una miríada de

suministros esparcidos a su alrededor en preparación.

—¿Mañana?— Pregunto esperanzada mientras me meto debajo de la cortina.

Jer'ik está sentado con las piernas abiertas, los cueros flexibles y ajustados sobre

sus muslos, una piedra de afilar y una espada de aspecto malvado en su regazo, —

¿Ansiosa, Tibs?

Un rápido tirón del nudo corredizo que sujeta la cortina hace que la cabaña

quede instantáneamente con una tenue luz. Puedo ver el pelaje que corre a lo largo de

sus antebrazos erizarse, su cola se mueve mientras cuelga sobre el costado de la silla.

Después de todo este tiempo juntos, la sonrisa lenta y fácil que me da con solo una

punta de colmillo todavía hace que mi corazón se acelere y mi núcleo se contraiga. La


plata en sus sienes me pide que la agarre con los dedos, y es lo primero que busco

mientras él inclina su cabeza hacia mi palma, sus labios rozan la tierna carne de mi

muñeca.

Su piedra de afilar y su espada caen sin ceremonias sobre la mesa mientras me

pongo entre sus piernas, una sonrisa tímida juega en mis labios mientras miro

deliberadamente el bulto en su ropa de cuero, —¿Ansioso, anciano?

Un grito teñido de risas se libera cuando sus grandes manos agarran la parte

posterior de mis muslos, colocándolos sobre su regazo hasta que caigo pesadamente

sobre él. Lo agarro para bloquear mis manos detrás de su cuello, arqueándome hacia él

para mantener el equilibrio mientras mis pies cuelgan en el aire detrás suyo. Como

tantas veces antes, sin sonido. Las palabras pasan entre nosotros, mis dedos se

entumecen mientras mi cuerpo se rebela con lujuria por mi compañero.

Sus ojos se dirigen a la cicatriz sobre mi busto, sus dedos presionan ligeramente

contra ella antes de bajar la cabeza y besar la marca. —Soy un anciano tonto con suerte,

eso es lo que soy—, susurra contra mi carne.

Mis ojos se cierran mientras entierro mi nariz entre sus orejas puntiagudas, las

puntas me hacen cosquillas mientras se mueven, —No puedes decir eso, solo yo puedo.

Las burlas siempre han sido un consuelo para nosotros, así que no me sorprende

escuchar el ronroneo complacido que vibra a través de él hacia mí: —Te has vuelto

mandona con mi cachorro en tu barriga, Tibbet.

Tarareo mientras retrocedo, rozando mi nariz contra la suya, —Eso debe venir de

tus partes.

Su pecho se hincha contra mí, mis ojos se ponen en blanco mientras él se hincha,

—Ahora estoy ansioso, sólo el pensamiento de estar dentro de ti es suficiente. Quiero

escuchar esos pequeños sonidos entrecortados que haces sólo para mí, Tibbet.
—No hay nada que diga que no podamos irnos esta noche—, una sonrisa se abre

en mis labios mientras me inclino hacia atrás, dejando que mi núcleo se frote contra el

bulto de su ropa de cuero para tentarlo aún más.

Me quedo sin aliento cuando se levanta fácilmente de la silla, llevándome con él

mientras mis piernas rodean su cintura. —No habrá sueño para el kqurriel, esta noche.

Tirando de la plata en sus sienes, lo mantengo quieto mientras presiono mis

labios contra los suyos, exigiendo la entrada mientras mi lengua juguetea con la

comisura de sus labios. —¿Un pequeño pecado en la naturaleza?

Puedo sentir su sonrisa contra mis labios junto con el ligero movimiento de su

cabeza, — Tibbet, si estar dentro de ti es un pecado, deja que los Espíritus de abajo me

lleven ahora.

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