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Esta es una traducción hecha por fans y

para fans. El grupo de The Man Of Stars


realiza este trabajo sin ánimo de lucro y
para dar a conocer estas historias y a sus
autores en habla hispana. Si llegaran a
editar a esta autora al idioma español, por
favor apoyadla adquiriendo su obra.
Esperamos que disfruten de la lectura.
CONTENIDO
Sinopsis ............................................................................................................. 4
Capítulo 1 ...........................................................................................................5
Capítulo 2 .........................................................................................................11
Capítulo 3 .........................................................................................................16
Capítulo 4 .........................................................................................................22
Capítulo 5 .........................................................................................................28
Capítulo 6 .........................................................................................................34
Capítulo 7 .........................................................................................................40
Capítulo 8 .........................................................................................................47
Capítulo 9 .........................................................................................................53
Capítulo 10 .......................................................................................................63
Capítulo 11 .......................................................................................................69
Capítulo 12 .......................................................................................................76
Capítulo 13 .......................................................................................................81
Capítulo 14 .......................................................................................................87
Capítulo 15 .......................................................................................................92
Capítulo 16 .......................................................................................................97
Capítulo 17 .....................................................................................................102
Capítulo 18 .....................................................................................................108
Capítulo 19 .....................................................................................................114
Capítulo 20 .....................................................................................................120
Capítulo 21 .....................................................................................................126
Capítulo 22 .....................................................................................................132
Capítulo 23 .....................................................................................................138
Epílogo ...........................................................................................................146
Grupo The Man Of Stars ...............................................................................151
Sinopsis

La famosa actriz de Hollywood, Paige Kirby, está harta de ser el


centro de atención. ¿No puede una mujer comer un donut sin que
los tabloides le saquen una foto? No importa cuánto lo intente,
Paige no puede escapar de los paparazzi. Siempre la encuentran.
Después de escapar por los pelos, Paige conoce a Gerri Wilder,
quien le recomienda Bear Paw Protection. Unas vacaciones con
un guardaespaldas bien pagado pueden ser el billete a la
felicidad. Y no se concentrará en el hermoso galán que la
protege, sin importar lo difícil que sea.
El último trabajo del oso cambiaformas Dev Weaver no salió tan
bien. Todo lo que quiere hacer es lamer sus heridas y tocar su
guitarra. No quiere cuidar a otra nerviosa estrella, incluso si eso
significa un viaje gratis a Hawái.
No tiene elección. Gerri Wilder, una vieja amiga de su guarida, lo
recomendó específicamente a Paige Kirby. El guardaespaldas no
tiene otra opción que proteger un cuerpo que preferiría no
notar. Un cuerpo hermoso y curvilíneo que realmente no quiere
notar.
Porque Paige no es solo una actriz mimada, es su compañera
predestinada y alguien sigue cada uno de sus movimientos. Dev
está en el caso. Pero, ¿podría ser un viejo enemigo suyo la
verdadera amenaza? El tiempo lo dirá. Solo necesita mantener
viva a Paige para ver a dónde va su romance. Esperemos que
no se les acabe antes la suerte.
Capítulo 1
Gerri

A Gerri Wilder le encantaba un buen día de compras, pero ¿cuándo


tenía la oportunidad de caminar por Rodeo Drive con el sol brillando?
Eso era un verdadero placer.
Los Ángeles no era su lugar favorito en el mundo, pero era un lugar
interesante para estar.
Siempre pasaba algo en esta ciudad y, por lo general, significaba
conocer todo tipo de personas. Simplemente aquí no había un
momento aburrido.
Eso se hizo evidente cuando una mujer joven irrumpió en la tienda
donde Gerri estaba admirando un caro vestido. La recién llegada
bajó la barbilla e hizo todo lo posible por desaparecer detrás de sus
gafas de sol. Miró por encima del hombro con nerviosismo antes de
esconderse detrás de un perchero de suéteres de cachemira.
Segundos después, toda una multitud de fotógrafos pasó corriendo.
Sus fuertes gritos atravesaron las gruesas ventanas mientras
miraban a su alrededor, presumiblemente buscando a la mujer
fugitiva.
Interesante.
Gerri se dirigió lentamente hacia los suéteres de cachemira.
—Oh, hola. —Gerri le dedicó una sonrisa reconfortante.
La joven le parecía familiar, pero también al borde del pánico.
Gerri nunca olvidaba una cara pero, por alguna razón, no la
recordaba.
—¿Nos conocemos?
La belleza de cabello negro resopló y empujó sus enormes gafas de
sol sobre su nariz.
—Me pasa mucho, pero te prometo que no nos conocemos. No soy
nadie.
Era el momento de Gerri para reír.
—Dudo que... —Señaló con la barbilla a los tres paparazzi que
seguían husmeando—, seguro que parecen conocerte.
Su boca se abrió en una O sorprendida y conmocionada.
—Por favor, no llames la atención. Te lo ruego.
—No lo haré. ¿Estás en apuros, cariño?
—Más o menos, sí. Sólo intento tener un momento para mí. No
quiero que me tomen una foto por un día. Aparentemente, eso es
mucho pedir a esos imbéciles.
Gerri finalmente recordó el rostro de la mujer.
—Eres Paige Kirby.
—¡Shh! —siseó, con las mejillas enrojecidas por el miedo mientras
examinaba la tienda en busca de posibles atacantes—. No digas
ese nombre. Estoy huyendo.
—Puedo ver eso —se rió Gerri— ¿De los medios?
—Algo como eso. Necesito un segundo para componerme. Estaba
tratando de comprar un muffin y un café. Ni siquiera puedo hacer
eso en paz. Extraño el anonimato. —Su labio inferior tembló—.
Debería haberme quedado en pijama y en la cama. Ya ni siquiera
sé por qué salgo de casa.
Gerri hojeó los suéteres, haciendo un espectáculo para uno de los
fotógrafos que miraban a través de la enorme ventana.
—Quédate justo donde estás.
—Me encontrarán. En el momento en que voy a alguna parte,
aparecen todos. No es normal. Realmente no lo es. Solo quiero ser
Paige por un segundo, ¿sabes? Pero no puedo hacer eso. Ya no.
Me extraño
—Cariño, eres una actriz maravillosa. ¿No vale la pena?
—Ni siquiera un poquito. Nunca he estado más sola en mi vida.
—¿No tienes ningún amigo que pueda ayudarte?
Paige echó la cabeza hacia atrás con una carcajada.
—Eso es hilarante. no tengo amigos. La gente se acerca a mí para
sacar algo. Para disfrutar de la atención que siempre parece
seguirme. —Señaló hacia los fotógrafos que echaban espuma por
la boca, buscándola—. Me pasa todo el tiempo, así que no tengo
amigos. No es que desconfíe en la gente por eso. Aunque,
aparentemente, le contaré todos mis secretos a una amable extraña.
Gerri rió suavemente y le palmeó el hombro.
—Tengo ese efecto en la gente. ¿No tienes seguridad privada que
pueda…? —Trató de encontrar las palabras adecuadas y decidió
reformular sus pensamientos—. Necesitas un guardaespaldas que
al menos sea una línea de defensa contra los paparazzi.
—Ah, no. Lo he intentado antes. No funcionó bien. El
guardaespaldas me tomó fotos y las vendió. Su empresa lo despidió,
obviamente. Pero el daño estaba hecho.
—Oh, eso no es bueno. Mira, tengo un buen amigo que es dueño
de una empresa de seguridad. Se puede confiar en él, te lo aseguro.
Paige hizo una mueca.
—No sé. Me han quemado una vez antes.
Gerry suspiró.
—Pobrecita. Debes estar tan sola. ¿Supongo que no hay alguien
especial en tu vida que pueda ayudarte?
—Esa ni siquiera es una opción. La mayoría de los hombres solo
quieren una de dos cosas de mí. Quieren tener sexo para poder
presumir que se llevaron a Paige Kirby a la cama. O quieren que
hable con un productor sobre contratarlos para una película.
—Correcto.
—Correcto —repitió Paige—. Así que sí. Definitivamente estoy sola.
—Suspiró y sacudió la cabeza—. Lo siento mucho por descargarme
de esta manera.
—De nada. Pero tengo una idea. —Gerri sacó una bufanda Hermès
de su bolso y se la entregó a Paige—. Usa esto para cubrir tu
cabello. Te voy a sacar de aquí. Iremos por una copa de vino.
—Oh, gracias. En serio. Eres tan amable.
Gerri le hizo señas para que se fuera.
—De una mujer a otra, tenemos que mantenernos juntas.
Paige colocó la bufanda sobre su largo cabello negro y ondulado
como una estrella de cine de una época lejana. Seguía siendo
deslumbrante, pero los fotógrafos difícilmente la mirarían por
segunda vez.
Gerri la sacó por la puerta, pavoneándose como si fuera la dueña
del lugar. No se detuvo hasta que vio un lindo y pequeño
restaurante con ventanas oscuras. Tomaron una de las mesas en la
parte de atrás, y Paige se aseguró de estar de espaldas a la puerta.
Pidieron una botella de vino al camarero y se acomodaron. Gerri
detectó que Paige estaba notablemente más tranquila. Sus
hombros ya no estaban en sus oídos. Incluso su respiración era
menos tensa.
—¿Mejor?
Paige asintió.
—Sí. Te debo mucho por ayudarme.
Gerri negó con la cabeza.
—No me debes nada, cariño. Te tenía que ayudar ¿Qué tipo de
persona sería si te dejara a tu suerte?
Paige suspiró.
—¿En mi experiencia? Una normal.
—Bueno, eso me pone terriblemente triste por ti.
—No lo estés. Técnicamente elegí esto.
—¿Es eso cierto? ¿Querías que te persiguieran por la calle?
—No. Quería actuar. Hacer algo de arte, haz reír y llorar a la gente.
Los paparazzi son algo con lo que tengo que lidiar, aparentemente.
—Mmm. ¿Y qué dice tu jefe? ¿Tu publicista?
—¿Estás bromeando? Les encanta. Si no supiera mejor, asumiría
que están detrás de esto, pero eso no es posible. No me harían eso.
Les he preguntado varias veces y prometieron que se resolvería
con el tiempo.
—¿No te gustaría tener amor? ¿Un socio? ¿Una familia?
Paige asintió con tristeza.
—Todo el tiempo, pero es imposible.
—Nada es imposible.
Paige soltó una risa amarga.
—Me sorprendería si conociera a un hombre que no quisiera que lo
convirtiera en una estrella o que presumiera de salir conmigo.
—Cariño, hay hombres así.
—Es un sueño.
—Qu...
El flash de una cámara cegó momentáneamente a Gerri, cortando
su respuesta. Parpadeó para alejar la quemadura.
—¿Cómo, en el nombre de Dios, nos encontraron?
—Ni idea —suspiró Paige—. Siempre se las arreglan para hacerlo.
No importa lo bien que me esconda. Es de lo más irritante.
—Tenemos que irnos. Saldremos por la cocina y te llevaré a casa.
—No tienes que ayudarme. —El rostro de Paige se estiró en un
ceño fruncido de miedo y dolor.
—Por supuesto que sí. Ahora ven.
Gerri sacó a su nueva amiga de la mesa y atravesó la puerta de
servicio. Una de las cocineras les gritó, pero ella levantó una mano.
—Por favor, solo estamos de paso.
Demasiado atónita por su confianza, la cocinera cerró la boca y las
vio pasar corriendo.
—¿Cómo hiciste eso?
—Fácil. Solo finge que perteneces a un lugar y nadie te presta
mucha atención. Es fácil pasar desapercibido cuando no eres una
actriz famosa.
Paige se rió, pero sin humor. Más exhausta que feliz.
—Quiero ser tú cuando sea grande.
Gerry sonrió.
—Realmente deberías llamar a mi amigo. Recuerda el nombre Bear
Paw Protection. ¿Harías eso? Dales una oportunidad.
— Bear Paw Protection. Entiendo. Les haré una llamada. Lo
prometo.
—Maravilloso. Ahora vamos a llevarte a casa.
Gerri llevó a Paige al descapotable plateado que alquiló para sus
vacaciones y siguió las instrucciones de Paige por Sunset
Boulevard hasta su casa en Beverly Hills.
Era una cosa enorme hecha de estuco blanco con una cerca alta y
negra que la rodeaba. Era hermosa, pero no parecía un hogar.
—¿Vives aquí sola?
—Sí. Desafortunadamente. Muchas gracias por ayudarme. Dame
tus datos, por favor. La próxima vez que tenga un estreno, serás mi
acompañante.
—Eso no es necesario, pero sería divertido. —Gerri recitó su
número de teléfono—. Mantente en contacto, ¿quieres, Paige? Me
preocuparé por ti si no lo haces.
—Te llamaré. ¿Te importa quedarte? ¿Podemos nadar, tomar un
poco de sol? ¿Tal vez tomar un poco de vino?
Gerry sonrió.
—Esa es una idea maravillosa.
Y así, Gerri Wilder había hecho otra amiga. Paige podría haber sido
una actriz famosa con un rostro reconocible en todos los tabloides,
pero la joven estaba triste y sola. Necesitaba algo en su vida que
importara. Para hacerla completa.
Quizás el amor.
Tal vez una familia.
Algo que devolviera la luz a sus hermosos ojos color avellana.
—Me aseguraré de que estés bien, Paige Kirby —prometió Gerri
mientras se alejaba esa misma noche.
La luna hizo un guiño de acuerdo.
Capítulo 2
Paige

Paige se quitó la gorra de béisbol con cuidado, reacomodando la


peluca corta que se había puesto. La enorme ventana de la oficina
de su agente reflejaba lo suficiente como para ser un espejo.
En realidad, casi todo en la habitación era brillante.
El gusto de su agente se inclinaba hacia lo llamativo. No creía en el
minimalismo, sino en mostrar su riqueza y éxito como una insignia
de honor.
Mucha gente en Los Ángeles era así.
¿Paige? No tanto. Quería ir a un restaurante oscuro que tuviera las
mejores patatas fritas y hamburguesas y comer como si nadie le
tomara una foto y la pegara en los tabloides y las redes sociales.
Todavía se burlaban de ella por la foto con la boca abierta con
medio donut dentro.
¿Qué decía el subtítulo?
Paige se derrite por la ruptura
Paige embarazada Cerdos fuera
El nuevo amante de Paige: El Donut
Era mezquino, francamente cruel. ¿Por qué no podía comerse un
donut si quería? No era asunto de nadie.
Pero eso ni siquiera era cierto.
Si se comía un donut, era asunto de mucha gente. Todo su equipo
se molestó al respecto, casi literalmente por todas las sentadillas
que le hicieron hacer al día siguiente.
Los estándares de belleza eran bastardos en este pueblo. Paige lo
odiaba. El tamaño de su cintura no tenía nada que ver con su
talento ante la cámara.
Un fuerte grito la sacó de sus pensamientos.
—¿Qué diablos le hiciste a tu cabello? —Jackson le gritó tan pronto
como entró en su oficina.
Ella le dio unas palmaditas al cabello corto y rubio.
—Oh, necesitaba un cambio.
Como si alguna vez se cortara el pelo y se lo tiñera tan claro. Paige
amaba sus largas ondas negras. Todas las mujeres de su familia
tenían el mismo cabello, y era motivo de orgullo mantenerlo largo.
—Bueno, te ves absolutamente ridícula. ¿Cómo voy a conseguirte
contratos para conciertos con ese aspecto? Sabes que tienes esa
lectura con Francesca Cortez la próxima semana. ¿Qué va a decir?
No te contratará.
Paige suspiró.
—Bueno, estoy segura de que Francesca entenderá que puedo
usar una peluca. El pelo crece. Se puede volver a teñir.
—Lo que sea. Le pediré a mi asistente que te reserve una cita con
el peluquero para esta tarde. ¿Alguien te ha visto así?
¡Ay! Jackson estaba de un mal humor infernal. No era exactamente
la persona más amable del mundo, pero este era otro nivel de
crueldad, incluso para él.
—Todo irá bien. Soy más que mi pelo. Estoy segura de que
Francesca lo verá.
Pero la gran Francesca Cortez nunca vería su peluca, ni su cabello
real.
Paige no iba a ir a esa reunión. Podría ser un suicidio profesional,
pero necesitaba un tiempo lejos de todo.
Eso incluía futuros trabajos.
Tenía un plan.
De ahí la peluca.
Nadie sería capaz de reconocerla, y ningún paparazzi sería capaz
de seguirla a dónde iba. Estaba desesperada por pasar un tiempo a
solas lejos del extraño mundo de Hollywood. Su vida estaba tan
lejos de lo que había soñado cuando era niña.
Necesitaba un segundo, o una semana, para recuperar el aliento.
La ayudaría a concentrarse y realinearse.
No podía hacer eso con los paparazzi respirandole y juzgando cada
pequeña cosa que hacía. Apenas podía recordar cómo era estar
sola, cómo era no ser perseguida por la calle. Estaba perdiendo el
control. No sólo sobre su vida, sino sobre sí misma. Eso no era
bueno para nadie.
Habría sido increíble confiar en Jackson, pero Paige sabía cómo
reaccionaría. Convertiría esto en una oportunidad para que su
nombre salpicase los medios. La enviaría a rehabilitación,
declarando agotamiento. Los tabloides obtendrían todos los detalles
sórdidos.
No estaba agotada.
Estaba... Bueno, entonces estaba agotada. Pero no en la forma en
que Jackson lo vendería. Paige quería que este fuera un momento
privado. No le debía una explicación a nadie. Cualquier otra
persona en la calle podría irse de vacaciones sin tener que
justificarlo ante las masas, entonces, ¿por qué debería hacerlo ella?
Jackson estaba de pie junto a su ventana, con las manos en las
caderas, contemplando el paisaje de Los Ángeles. Estaba callado.
Eso significaba que probablemente se estaba preparando para un
ataque verbal.
Paige se preparó para ello.
—Sabes, Paige, te mantengo como cliente por elección. Tu carrera
no va tan bien como debería, y eso se debe enteramente a que eres
demasiado difícil. No tomas todos los papeles que podrías. Eliges
como esa maldita reina de Inglaterra.
Pero la reina de Inglaterra no interpretaría al sexbot en una comedia
de amigos, mostrando sus tetas como broma.
Estaba harta de defender sus elecciones ante Jackson. La
desnudez no era algo con lo que se sintiera cómoda. No a menos
que fuera en el escenario y por una jodida muy buena razón.
Paige era exigente. No era difícil.
Todo era cuestión de opinión.
—Nunca vas a ser lo que podrías ser así. No con ese pelo. Creo
que tal vez tendré que reevaluar nuestro contrato. Hay docenas, si
no cientos, de mujeres jóvenes que morirían por estar en tu posición.
Y aquí estás tú, despilfarrandolo.
Sí.
Paige se sentó allí y lo escuchó.
Esas otras jóvenes actrices podrían tener esos papeles. Si no
querían ser la próxima Meryl Streep, Viola Davis o Idina Menzel,
podían tener los papeles que Jackson seguía enviándole.
Jackson continuó.
—¿Crees que vas a llegar a alguna parte en esta ciudad sin mí? —
Se rió secamente—. Buena puta suerte, chica. Ahora sal de aquí y
ve a arreglarte el cabello. Te ves ridícula. No quiero que te tomen
una foto así. Asegúrate de mantenerte fuera de noticias antes de
que lo arregles.
—Cosa segura.
Paige se fue sin decirle mucho más a su manager. La visita de hoy
había sido exitosa por una razón: ahora Jackson le diría a la gente
que buscarán una rubia con cabello corto. No por sus
característicos mechones largos y negros.
¿Si los paparazzi tienen fotos de ella así? Bingo. Por una vez, no le
importaría. Entonces todos se obsesionarían con su nueva
apariencia en lugar de tratar de encontrarla.
Tenía un plan.
Era un plan minucioso que tomó mucho tiempo diseñar, pero
esperaba que valiera la pena.
Salió del edificio, con un sombrero sobre la peluca y grandes
anteojos de sol. Observó la calle mientras caminaba hacia su
automóvil, pero extrañamente, ni un solo fotógrafo saltó de los
arbustos para tomarle una foto.
Su disfraz era bueno, pero no tan bueno.
Algo no se sentía bien. ¿Dónde estaban las hordas de
irrespetuosos supuestos profesionales?
No se veían por ningún lado.
Fotógrafos que no se mostraban la única vez que quiero que lo
hagan. Hijos de puta poco fiables.
Paige condujo todo el camino fuera de Los Ángeles. No se detuvo
hasta que llegó a un pequeño pueblo en las afueras de Ponoma. Allí,
estacionó su auto, se quitó la peluca rubia y la reemplazó por una
de color castaño rojizo que le llegaba hasta los hombros. Se pintó
los labios con un tono borgoña profundo y se puso un par de gafas
gruesas. El efecto fue asombroso.
Apenas se parecía a sí misma.
Sacó una pequeña maleta del maletero de su todoterreno y la hizo
rodar detrás de ella mientras se dirigía al mostrador de la empresa
de alquiler de coches. Con una respiración profunda, empujó la
puerta, medio esperando que la gente se abalanzara tan pronto
como la vieran.
No.
Se mezcló con el fondo. Solo otro patrón que no tenía nada especial.
Se dirigió al mostrador y la trabajadora, una mujer alta y larguirucha
con el pelo muy corto, apenas levantó la vista de la pantalla.
—¿Qué puedo hacer por ti? —preguntó, aburrida hasta las lágrimas.
—Tengo una reserva en un coche pequeño. No es un todoterreno.
—¿Nombre en la reserva?
—Viola Menzel —respondió automáticamente.
—Identificación.
El sudor de Paige estaba a segundos de atravesar su peluca. Había
fabricado una licencia de conducir falsa y solo podía esperar que
pasara la prueba.
La trabajadora lo tomó, apenas la miró y se la devolvió.
—¿Cómo vas a pagar?
—Efectivo —trató de sonar tan aburrida como la empleada. Dejó
caer un fajo de billetes de veinte sobre el mostrador, conteniendo la
respiración.
El dinero se contó solo una vez, se colocó en la caja registradora y
luego se le entregó un par de llaves sin contemplaciones.
Estaba casi fuera.
—Gracias. ¿Cuál es?
—Uh. Huh. El coche rojo estacionado al frente. Ten un buen día.
Y eso fue todo.
Paige tenía un coche. Bajo un nombre falso. A kilómetros fuera de
Los Ángeles.
Hizo rodar su equipaje detrás de ella camino al estacionamiento. Lo
colocó suavemente en el coche y se sentó al volante. Trató de ser
lo más tranquila y lenta posible. No quería llamar la atención sobre
sí misma.
Con una mano temblorosa, giró la llave en el encendido, miró a su
alrededor y así, Paige Kirby se alejó hacia la puesta de sol,
desapareciendo de Hollywood.
Capítulo 3
Dev

Dev Weaver no era un hombre indeciso. Ni siquiera era un hombre


complejo.
Si su barriga estaba llena, estaba contento.
Pero comprar una guitarra nueva y cara era el tipo de derroche que
lo incomodaba. No necesitaba el nuevo instrumento, pero seguro
que lo quería.
Eso era lo más complicado de él.
Las necesidades y los deseos estaban en lados opuestos de su
mente, y era difícil hacer concesiones.
Entonces sí. Dev quería la guitarra, pero la vieja estaba
perfectamente bien aunque estaba un poco golpeada por años de
uso. Al principio, aprender a tocar la guitarra fue un desafío que se
dio a sí mismo, pero pronto comenzó a disfrutarlo.
Sus amigos sabían que le gustaba tocar las cuerdas.
¿Qué no sabían?
Cuando estaba solo, le gustaba cantar. No tenía idea de si era
bueno, pero ese no era el punto. Lo hacía por diversión, para sí
mismo, porque era algo que hacer en una solitaria noche de sábado
cuando todos los demás se iban a una cita nocturna con sus
compañeras.
No es que Dev tuviera prisa por conocer a su compañera. Esas
noches podían ser solitarias, pero al menos estaba en casa y no en
algún restaurante o en el cine. No cabía cómodamente en esos
asientos. Sus hombros eran demasiado anchos y sus piernas
demasiado largas. Quienquiera que se quedara sentado a su lado
siempre lo miraba con miedo, como si pudiera ver su oso a través
de su piel humana.
No.
Quedarse en casa con su guitarra y la tranquilidad de su propio
espacio era mucho más divertido.
Idealmente, su compañera sería igual.
Tendría que serlo, ¿verdad? Si no, difícilmente serían una buena
pareja. No es que todos los pares de compañeros parecieran estar
bien emparejados en apariencia. Algunas de las mejores parejas
que conocía también eran algunas de las más extrañas.
Eso no significaba que no pareciera absolutamente agotador estar
permanentemente unido a otra alma.
Dev frunció los labios ante el precio de la guitarra e hizo cálculos
rápidos. Podría comprarla si aceptaba algunos trabajos más en
lugar de relajarse como su jefe y su alfa querían que hiciera.
El trabajo valdría la pena por una guitarra dulce, brillante y nueva.
Lo estamos haciendo. La estamos comprando.
—Weaver, tengo una tarea para ti.
Dev levantó la vista de su teléfono, su dedo flotando sobre la
pantalla. Estaba a segundos de hacer la gran compra. Arqueó una
ceja con fastidio.
—¿Sí? —se quejó.
—Antes de hablarte de eso, quiero que recuerdes que tu última
tarea no salió bien. Me lo debes.
Dev maldijo por lo bajo.
—Por el amor de Dios. En ninguna parte de los archivos decía que
la mujer estaba huyendo después de lastimar a la compañera de
una pantera. ¿Cómo diablos se suponía que iba a saberlo? Ni
siquiera tú lo sabías. Ella ni siquiera lo sabía.
—Bueno, tienes razón. No podías haberlo sabido, pero tampoco
tenías que luchar contra toda la maldita guarida.
—Era mi trabajo. Jasmine nos contrató para protegerla de un grupo
de malos que la perseguían. La protegí, ¿no?
—Sí. Lo hiciste. Lástima que no nos dimos cuenta antes de que no
era exactamente inocente.
—Pero por eso despidió a Rick y contrató a Joanie. Ahora tenemos
un mejor experto en tecnología en el personal. No volverá a suceder.
Será mejor que no. Especialmente no con esta próxima tarea. Es
grande . Alto secreto.
Dev entrecerró los ojos y se reclinó en su silla.
—¿Alto secreto? —Eso significaba pago premium. Tal vez no
necesitaría hacer turnos extra después de todo— ¿Político sórdido?
¿O el raro honesto?
Casey negó con la cabeza.
—No. Lamento decepcionarte. El cliente es una actriz. Y antes de
que digas...
—No. No. Joder, no —rugió—. Ya te lo dije un montón de veces.
Sin gente famosa. Son los pendejos más privilegiados del mundo.
—Lo sabía porque no estaban muy lejos de Los Ángeles. Obtenían
algunos contratos de Hollywood de vez en cuando.
Los odiaba.
—¿Recuerdas a esa cantante que me hizo sostener a su caniche
miniatura durante una semana completa? No voy a hacer eso de
nuevo. Recoger mierda de perro no está en mi lista de metas
profesionales.
—Pura mierda —Casey se encogió de hombros—. no voy a
rechazar este trabajo. Viene de una buena amiga mía. Me pidió un
favor, y le debo mucho. Todos los demás en el personal están
ocupados. Eres el único que puede hacer esto. Además, Gerri te
solicitó personalmente.
—¿Gerri? La columna vertebral de Dev se enderezó. ¿La
casamentera que te ayudó a encontrar a Stewart?
—La mismísima.
—A la mierda con todo. —Dev dejó escapar un suspiro.
Conocía a Casey desde hacía mucho tiempo, prácticamente desde
que eran niños. Dev nunca había visto a su amigo más feliz que
cuando encontró a su compañera. Si Casey se sintió agradecido
con Gerri Wilder por emparejarlo con su esposa, Dev se lo debía a
su alfa para dar un paso al frente.
La lealtad no era algo que Dev Weaver tomara a la ligera.
No con Casey.
No era solo su mejor amigo y su alfa. Eran hermanos en todos los
sentidos que contaban. Los padres de Casey lo habían acogido
cuando su madre falleció, dejándolo huérfano.
Si había que hacer esto por Gerri Wilder, lo haría. Mientras la mujer
se mantuviera alejada de él. En el momento en que emparejó a
Casey con Stewart, su alfa le había pedido a Gerri que encontrara a
la compañera de Dev.
Esa conversación no había ido bien.
En ese momento, Dev tenía incluso menos interés en tener una
compañera. Afortunadamente, todos lo habían olvidado.
—No me vas a dar opción, ¿verdad? ¿Tengo que aceptar esta tarea?
—murmuró, desinflándose de su ira.
—Sí. Estás haciendo esto.
—Bien, pero sabes que te odio. —No lo decía en serio, pero Casey
lo entendió—. Me debes salmón y cervezas.
—Sí, sí. ¿Quieres saber quién es la actriz? —Movió las cejas.
—No. No importa una mierda quién sea. Son todas iguales.
—Estás tan equivocado, mi pequeño cachorro enojado. —Casey
sonrió ampliamente—. Nuestro cliente más nuevo es Paige Kirby.
Aparentemente, quiere irse de vacaciones sola para pensar. Se
está deshaciendo de su gente, pero quiere protección. Gerri la
conoció hace unos meses cuando estaba de visita en Los Ángeles y
entablaron una amistad. Gerri le sugirió a Paige que usara nuestros
servicios.
—¿Por qué necesita protección? ¿Por qué no pedirle a su gente
que la ayude? ¿Su agente o gerente no tendría seguridad para ella
ya?
—Ni idea, no pregunté Esto está sacando suficiente efectivo para
ayudarnos por un tiempo. —Casey siempre hablaba como si el
negocio estuviera en problemas. No lo estaban. Lo hacían bien;
podían elegir a sus clientes y rechazar los trabajos más
desagradables. Al alfa simplemente le gustaba tener seguridad
financiera. Era su trabajo como propietario de la empresa, pero
también como líder de la guarida. Casey se enorgullecía de emplear
a muchos de los cambiaformas osos. Le gustaba saber que proveía
para su gente. Era una cualidad noble que Dev admiraba.
—Esto es raro. ¿Estás seguro de que esto no es alguna trampa?
—No con Gerri de por medio. Eso fue solo una petición de su parte.
—Las razones de Paige son suyas y no tienen nada que ver con
nosotros. Nuestro trabajo es protegerla de los paparazzi. Eso es
todo lo que quiere. Tiempo lejos del centro de atención.
—Claro que lo es —se quejó Dev—. Esas personas nunca son tan
simples como quieren que creamos. Tendrá una lista de demandas
antes de que termine el día. Solo espera. Estaré limpiando caca de
caniche durante días.
Casey negó con la cabeza.
—No me lo parece. No mencionó una mascota y, en realidad, fue
muy dulce por teléfono.
Gimió.
—Bueno, por supuesto. Siempre son dulces por teléfono. Luego, en
el momento en que aparecen aquí, son puras pesadillas.
—No será un problema. A Gerri le gusta mucho esta joven. ¿Vas a
ser tú un problema?
Suspiró.
—No. ¿Cuándo va a empezar todo esto?
—Paige estará aquí en un par de horas.
—Mierda. —Eso significaba que no tenía tiempo para entrar en el
espacio mental adecuado para lidiar con una estrella. Iba a ser un
maldito hijo de puta malhumorado sin el período adecuado de
enfriamiento.
—Sé que te aviso con poco tiempo, pero así es como lo quieren.
Todo se hará de forma encubierta para evitar que los medios se den
cuenta. Tan pronto como llegue, irán juntos a Anaheim. Desde allí,
abordarán un avión a Hawái. Viajará con un nombre falso.
Probablemente tendrás que inventarte una tapadera.
—Espera, ¿no está haciendo todo esto de las vacaciones como ella
misma? —frunció el ceño. Eso era raro.
—No. Realmente quiere estar fuera de los medios.
—Excelente. Entonces, va a estar toda nerviosa. Esto va a ser un
dolor en mi trasero. —Se puso de pie y se pasó una mano por el
cuello. Tendré que irme a casa. Coger algo de ropa.
—Toma lo suficiente para dos semanas.
—Me estás jodiendo, ¿verdad? Acabas de decir una semana.
¿Cómo diablos se suponía que iba a sobrevivir dos semanas con
una actriz engreída? Probablemente lo trataría como un mayordomo
o algo así.
Asintió.
—Bueno, una semana es la línea de base. Pero nunca se sabe. La
tarea puede durar mucho si disfruta su tiempo con tu trasero gruñón.
Ve y consigue tus cosas. No tardes demasiado. Llamó hace un rato,
y estaba en camino. Parece muy ansiosa por comenzar sus
vacaciones lo antes posible.
—Tendrás que alimentar a Naranja Número Dos cada dos días. No
dejes que se muera.
Casey puso los ojos en blanco.
—No te preocupes, Dev. No dejaré que tu pez dorado muera.
Sabes que es una mascota ridícula, ¿verdad? No viven mucho.
—¿Y? Me gusta Naranja Número Dos. Es chistoso. Más divertido
que Naranja Número Uno.
Casey echó la cabeza hacia atrás con una carcajada.
—Solo tú encontrarías divertido a un pez. No hace nada.
Simplemente nada en su propia suciedad todo el día. Y esos
nombres. Tienes suerte de ser guapo porque eres un hombre raro.
—Lo que sea. Aliméntalo. Si muere, me deberás un Naranja nuevo.
—Te daré un dólar si eso sucede.
Dev le hizo una mueca mientras avanzaba pesadamente hacia la
puerta.
—Avísame si Miss Hollywood llega temprano. Voy a almorzar
mientras estoy fuera.
—Tráeme un donut.
—No —respondió por encima del hombro—. No te mereces uno por
enviarme a este trabajo.
Ambos sabían que Dev traería una caja entera.
Eran ese tipo de hermanos.
Capítulo 4
Paige

Paige se paró frente a Bear Paw Protection, mirándose en el reflejo


de la ventana. Era bueno mirarse en el espejo y ver su rostro sin
disfraces.
Cerró los ojos y respiró hondo.
Si su plan funcionaba, sería libre de ser exactamente ella misma,
así, durante al menos una semana.
Apenas podía esperar.
Con otra inhalación profunda y una larga exhalación, empujó la
puerta e inmediatamente la recibió un hombre guapo con cabello
color arena y barba a juego. Vino hacia ella.
—Hola. Debes ser Paige. Por supuesto que lo eres. Te reconozco.
—Le estrechó la mano. Soy Casey. Hablamos por teléfono.
—Casey, hola. Gerri me ha hablado mucho de ti. Muchas gracias
por aceptarme como cliente. Estoy segura de que mis peticiones
eran extrañas.
—Ni siquiera un poquito. Hemos tenido cosas mucho más raras, te
lo garantizo.
—Oh Dios. De alguna manera, eso me hace sentir mucho mejor.
Realmente aprecio todo lo que estás haciendo.
—Cualquier amigo de Gerri es amigo mío. Sin ella, no habría
conocido a mi esposa.
Paige sonrió.
—Eso es tan dulce. No me dijo que le gustaba jugar a la
casamentera.
Casey echó la cabeza hacia atrás con una carcajada.
—Creo que le gusta jugar bastante. Sígueme a mi oficina.
Tomaremos un café mientras esperamos a que llegue tu
guardaespaldas.
Paige lo siguió por el pasillo y entró en un espacio cálidamente
decorado. Había un sofá de cuero largo y ancho a un lado mientras
que el centro de la habitación se enfocaba en un gran escritorio de
madera. Una foto enmarcada de Casey con otra mujer, su esposa,
ocupaba un lugar destacado allí.
Casey sacó una de las sillas frente a su escritorio para ella y se
sentó a su lado en su silla a juego. Cruzó las piernas y le sonrió.
—No quiero molestarte con ninguna pregunta de Hollywood, pero
no voy a mentir. Es difícil no molestarte.
Paige se rió.
—Estoy acostumbrada a eso. Dispara.
Se encogió de hombros.
—Preferiría que no. Eres mi cliente, después de todo.
—Bueno, ¿qué tal esto? Dime cuál es tu película favorita y te daré
un poco de información a cambio.
—Eres inteligente. No puedo dejar pasar eso. En Falls of Gold 2:
The Rising, tenías que hacer ese salto loco desde la pared del
templo. ¿Realmente hiciste ese salto?
Paige manipuló sus rasgos, esperando mantener la calma.
—Quería hacerlo, sí. Me entrené para ello. Pero el día de la
filmación, los ejecutivos desconectaron y pidieron un doble. Le
dijeron a los medios que lo hice yo misma, pero no lo permitieron.
De hecho, me molesté mucho.
Hizo un puchero.
—Lo entiendo. Especialmente si te habías entrenado para eso y
todo.
Ese era el estribillo habitual últimamente. Hizo todo este trabajo
para papeles desafiantes, pero justo cuando estaba a punto de
hacer algo genial e impresionante, le dijeron que no podía.
A ella.
A una mujer adulta.
Eso la molestó, pero permaneció aparentemente tranquila.
Nadie quería trabajar con una actriz difícil y no quería ganarse la
reputación de diva. Eso difícilmente la ayudaría a atravesar la
puerta del teatro.
En algún lugar, a lo lejos, una pesada puerta se cerró con un fuerte
y resonante estruendo. Paige, sorprendida, se puso de pie de un
salto.
—¿Qué fue eso?
—La puerta de atrás. Tu guardaespaldas está aquí. No te dejes
intimidar por su exterior hosco. En realidad, es un gran oso de
peluche cuando llegas a conocerlo.
Bueno, seguro.
Porque eso no sonaba siniestro en absoluto.
Paige se humedeció los labios, se alisó la camisa y se pasó el pelo
por encima del hombro. ¿Por qué quería causar una buena
impresión en el guardaespaldas? Realmente no lo sabía. Solo sabía
que mucha gente tenía una visión negativa de los que estaban en
su profesión. No quería ser catalogada como las divas, la mayoría
de las cuales, eran los hombres principales. Los actores eran los
que más se quejaban.
La puerta de la oficina de Casey se abrió y entró un hombre.
Inmediatamente, Paige se esforzó por tragarse un grito ahogado,
pero no pudo evitar el rubor que se deslizaba por su rostro.
El hombre no era solo alto.
Era una bestia. Parecía un oso posado sobre sus patas traseras.
Incluso el ceño fruncido en su rostro le dio a Paige la impresión de
que estaba a punto de abrir la mandíbula y gruñirle al techo.
No parecía muy complacido de estar allí.
Excelente. Ya me odia. Y, por supuesto, tiene que ser guapísimo.
Paige había trabajado con algunos de los llamados hombres más
sexys del mundo a lo largo de su carrera. Pero ¿este tipo? Los
avergonzaba a todos con su cabello castaño desgreñado y su barba
bien cuidada. Su Henley era casi indecente; estaba tan apretado en
su forma musculosa.
Si hubiera estado en el set de una película, se habría abanicado
dramáticamente mientras el narrador decía algo no tan inteligente y
exageradamente sexual.
Ahora entendía por qué hacían eso en las películas.
Cuando el hombre adecuado entraba en la habitación, el aire podía
desaparecer.
Consíguelo, Paige. Está trabajando para ti. No seas un cliché y
babees sobre la ayuda. No eres una idiota engreída coqueteando
con la niñera mientras la esposa está filmando en el lugar. Eres una
mujer adulta en completo control de su lujuria.
Paige extendió la mano con la espalda recta y la cabeza en alto.
—Soy Paige Kirby. Debes ser Dev Weaver.
Mantuvo los brazos cruzados, haciendo que sus bíceps se
hincharan.
Ah, okey. Así que tal vez estoy un poco en problemas.
Dev la observó atentamente a través de un par de suaves ojos color
avellana. Eran demasiado amables para la molestia que salía de él.
Sí, ya la odiaba, tal como había temido.
—Señorita Kirby. —Su voz era profunda pero hermosa a pesar del
borde que le agregó.
Dejó caer la mano en lugar de dejarla colgando como un pez
muerto al final de una línea.
—Llámame Paige, por favor.
—No.
—Vaya. De acuerdo. —Se sonrojó hasta la línea del cabello—.
Entonces, ¿debería llamarte señor Weaver?
—Dev está bien.
—Bueno, si eres Dev, insisto en ser Paige. Recuerda, vamos de
incógnito. Sin formalidades a las que podrías estar acostumbrado.
—Le sonrió cálidamente. Por favor, deja de mirarme.
Casey se acercó a su empleado y lo empujó con el codo.
—¿Ves, Paige? Te dije que era un poco gruñón. Es solo porque no
quiere dejar a Naranja Número Dos solo.
Frunció el ceño.
—¿Naranja Número Dos?
—Mi pez dorado.
Eh.
Eso era lo último que esperaba que dijera.
Ningún hombre podría ser realmente horrible si tuviera un pez
dorado, ¿verdad? Eso fue casi desgarrador en su dulce inocencia.
Su corazón se aceleró, pero no sabía por qué.
—Vaya. Lamento que pierdas tiempo con tu... umm... con tu pez
dorado. De todos modos, ¿cuál es el cuidado adecuado para las
mascotas acuáticas?
—Está bien. Casey lo mantendrá con vida. Sí no...
—Sí. Sí. Eres muy aterrador y dramático. Lo entendemos.
—Deberíamos irnos. Rápidamente. No sé cómo, pero los paparazzi
tienen un don para encontrarme. Como, todo el tiempo. Incluso
cuando estoy usando un disfraz. Tenemos que irnos. No debemos
permanecer en un lugar demasiado tiempo en caso de que ya
hayan captado mi olor. Cuando lleguemos al resort, me prometieron
el más alto nivel de privacidad. —Puso los ojos en blanco—. Estoy
pagando mucho por ello. Me ha llevado mucho tiempo y mucho
esfuerzo llegar hasta aquí sin ser detectada. Me gustaría
mantenerlo así.
—Correcto.
—Ustedes dos, niños, diviértanse.
—Nos vemos —le dijo Dev a Casey antes de salir sin volverse para
ver si Paige seguía su ritmo.
Casey le sonrió.
—Continua. SÍGUELO. Esto es todo, Paige. Tus vacaciones
comienzan ahora. Diviértete y no dejes que te moleste demasiado.
Se descongelará. Es amable, de verdad. No habría accedido a darle
esta tarea si no hubiera creído en él.
—Gracias. —Le devolvió la sonrisa y persiguió a Dev.
Se paró junto a un pequeño sedán, dejando su equipaje, y de
alguna manera, el de ella también, en el maletero. La cerró de golpe
y se limpió las manos en el culo.
Esa fue la única razón por la que notó su trasero. Porque le llamó la
atención. Si no lo hubiera hecho, habría vivido el resto de su vida,
contenta de saber que nunca se había mirado con los ojos el
trasero de Dev Weaver. Sí claro.
—¿Estamos listos para irnos?
—Dame tu teléfono.
—¿Mi teléfono? —preguntó, confundida. Era su bebé. Su vida.
Escribía todas las letras de sus canciones allí. También había
escrito algunos guiones para musicales. Esos eran proyectos de
alto secreto que nadie conocía—. No, no te daré mi teléfono. ¿Por
qué lo necesitarías?
—¿Tienes una copia de seguridad de tu mierda? —la ignoró por
completo.
—Obviamente.
Luego, mientras miraba con horror, el gran gruñón le quitó el
teléfono de la mano y lo estrelló contra el asfalto.
Sin embargo, eso no fue suficiente para él.
Procedió a clavar el talón de su bota en él, y Paige gimió. Podría
haber jurado que escuchó al pobre dispositivo llorar por ella.
—¿Por qué? ¿Qué es lo que te pasa? —Trató de empujarlo en el
pecho.
Ella voló hacia atrás porque él era muy musculoso. Tropezó, pero la
atrapó, recubriendo sus cuerpos de una manera demasiado íntima.
Vaya. Es un hombre
—No hagas eso, Birdie. Solo te lastimarás a ti misma.
—¿Por qué destrozaste mi teléfono?
Se encogió de hombros.
—¿Quién lo arregló para ti?
—Mi jefe. ¿Por qué?
—Lamento decírtelo, Birdie, pero ¿si te encuentran constantemente,
incluso disfrazada? Alguien de tu equipo te está vendiendo a los
paparazzi.
Jadeó, sus manos volando a su boca.
—¿Crees que mi gente me está siguiendo?
—Sí. Ahora entra en el coche. No podemos perder nuestro vuelo.
Sin otra palabra, saltó al volante y aceleró el motor como otra
advertencia de que quería ir.
Vacía y traicionada, Paige arrastró los pies hasta el asiento del
pasajero y se sentó. Deslizó el cinturón de seguridad sobre su
hombro.
—Realmente no pensaste que estarían haciendo eso, ¿verdad? —
preguntó, su tono era el más suave que había escuchado.
Asintió.
—Bueno, Birdie, tendrás que ser mucho más astuta y desconfiada
si quieres salir con vida.
No sabía si se refería a su carrera o a su viaje.
No importaba.
Dev los ahuyentó.
Para bien o para mal, ahora estaban juntos en esto.
Capítulo 5
Dev

Dev agarró el volante con tanta fuerza que temía terminar


arrancándolo por accidente.
No podía pensar con claridad, y eso era jodidamente inconveniente.
Todo el coche olía a ella.
Como la puta miel.
Como el paraíso
Su pene no se calmaba, su oso estaba en una lágrima, y estaba a
una salida de detenerse a un lado de la carretera y cancelarlo todo.
En el momento en que entró en la oficina de Casey, Dev supo que
estaba condenado. Paige Kirby se levantó de su silla, baja y con
curvas, justo para su gusto, como si estuviera follando con Goldie
Locks.
Pero su cabello no era rubio. No. Era el tono más tentador de negro,
ondeando por su espalda como si quisiera resaltar sus bien
formadas caderas y trasero.
Paige Kirby. Era. Su. Compañera.
Lo golpeó con tanta fuerza que, por un momento de locura, pensó
que el oso se le salía de la piel para correr hacia ella. Era una
locura que así fuera su vida.
Debería haber sabido que algo estaba pasando en el momento en
que Casey le dijo que tenía que aceptar esta tarea porque Gerri
Wilder insistió en tenerlo en el caso de su querida amiga.
Tenía que ser un montaje, por el amor de Dios. Esto tenía que ser
una broma. Le estaban jugando una mala pasada.
Puso la luz intermitente y se detuvo a un lado de la carretera.
—¿Qué está pasando? ¿Nos siguen? ¿Destruiste mi teléfono por
nada?
—Quédate en el auto —fue todo lo que dio como respuesta. Cerró
la puerta del auto detrás y se alejó pesadamente, poniendo
distancia entre él y su compañera.
O tal vez no.
Esto podría ser una mala broma.
Respiró hondo, limpiando sus fosas nasales del olor a miel de Paige.
No aflojó el nudo que se le estaba formando en el cuello ni el dolor
de cabeza que comenzaba en sus globos oculares por concentrarse
tanto en la carretera.
Tomó su teléfono y rápidamente marcó el número de Casey.
—¿Qué diablos, Casey? ¿Tú hiciste esto?
Casey se rió entre dientes, y eso sólo molestó a Dev.
—¿Qué hice?
—¿Le pediste a Gerri Wilder que me encontrara a mi compañera?
¿Dime la verdad?
Casey se rió de nuevo.
—¿La verdad? Te das cuenta de que una vez que alguien le mete
esa idea en la cabeza a Gerri, no se olvida, ¿verdad? No importaba
que bromeamos al respecto. Está en su radar ahora. Has estado
por un tiempo. ¿Por qué?
Apretó la mandíbula con fuerza.
—Por nada.
—Oh, mierda. ¿Me estás diciendo que Paige Kirby es tu compañera?
—Yo no dije eso.
—Bueno, ¿quién más podría ser? ¿Por qué más me llamarías con
esta pregunta?
—No es nada. Olvida que llamé.
—Eso no está sucediendo. Has despertado mi interés.
—Adiós, Casey. Te odio. No te olvides de alimentar a mis peces.
Terminó la llamada antes de que su alfa pudiera molestarlo con más
preguntas, pero mientras caminaba de regreso al auto, su teléfono
vibró en su bolsillo.
No era una llamada.
Fueron una serie de mensajes de texto pidiendo, luego exigiendo,
más detalles. Dev ni siquiera tuvo que mirar el teléfono para saberlo.
Conocía mucho a su amigo.
—¿Está todo bien? —preguntó Paige mientras subía al auto.
Bajó la ventanilla. Tal vez podría conducir con la cabeza fuera de la
ventana hasta que llegaran al aeropuerto. Eso no era demasiado
raro. Era de Hollywood, por el amor de Dios. Seguramente habría
visto cosas más extrañas.
Pero dudaba que hubiera visto algo tan extraño como un hombre
adulto transformándose en un oso.

***

Paige estaba deslumbrante incluso con su disfraz: una peluca rubia


corta con un par de gafas negras gruesas y una camiseta holgada.
Puedes hacer esto.
Ese fue el estribillo que Dev se cantó para sí mismo en el vuelo al
destino elegido por Paige: Hawái. Si hubieran volado en un jet
privado con una cabina diminuta, no habría podido sobrevivir.
En un vuelo comercial lleno de gente, había muchos otros olores.
Podía concentrarse en otras cosas, como el bebé que lloraba en el
asiento delante de él. Un bebé en primera clase fue una elección.
No uno que hubiera hecho, pero la madre estaba claramente
abrumada, casi llorando mientras trataba de calmar a su bebé.
Alcanzando su límite de paciencia, se inclinó hacia adelante en su
asiento.
—¿Puedo? —le preguntó a la extraña—. Tengo muchas sobrinas y
sobrinos. Me llaman el susurrador de bebés.
La mujer lo miró con la boca abierta y la barbilla temblando.
—¿Puedes ayudarla? ¿Dejará de llorar?
Se encogió de hombros.
—Puedo intentarlo. Por lo menos te dará un descanso. Además,
estamos en un avión. No es como si pudiera secuestrarla.
Le entregó a su niña que lloraba y Dev la acurrucó entre sus brazos.
El bebé, Mathilda, lo miró, sus diminutos ojos marrones en estado
de shock. No lo reconoció, pero él le sonrió.
—Tienes que dejar de gritar, pequeña. Te estás lastimando. Si
respiras hondo, tus oídos no te dolerán tanto —continuó
explicándole cosas. Apenas tenía cuatro meses y no entendía ni
una palabra de lo que decía, pero lo miraba fascinada, hundiendo
sus manitas en su barba. Ella hipo de tanto llorar, pero pronto se
tranquilizó. Le contó la historia de una linda familia de osos que se
cuidaban unos a otros, caminando de un lado a otro del pasillo,
haciéndola rebotar suavemente.
La bebé Mathilda se durmió rápidamente en un abrir y cerrar de
ojos. Devolvió la niña dormida a su agradecida madre.
—Estaba tan ansiosa que creo que podría haberla estresado.
Muchas gracias.
Se encogió de hombros.
—Sin problema. —Tomó asiento una vez más.
Paige se giró para mirarlo. Parpadeó.
—¿Estás bien? —Volvió a agitar esas pestañas suyas— ¿Vas a
explicarme qué diablos acaba de pasar?
Sacudió la cabeza.
—Acabas de mecer a un bebé para que se duerma. Tú, el hombre
grande que tiene barba y un pez dorado.
—Deja a Naranja Número Dos fuera de esto.
Rió suavemente.
—Tienes un centro dulce, Dev Weaver. Antes de que termine este
viaje, llegaré al núcleo.
Siempre y cuando me lamas.
Ouf. Su oso realmente lo iba a meter en problemas.
Especialmente si Paige seguía diciendo cosas así.
Cuando aterrizaron y abandonaron el avión, Dev necesitaba mucho
tiempo a solas. Ayudar a la bebé Mathilda le había dado un respiro,
pero conducir hasta su resort en un pequeño taxi, solo ellos dos, era
demasiado.
Estaba cansado y, lo peor de todo, se moría de hambre.
No le iba bien con el hambre. La mayoría de los cambiaformas
tenían un metabolismo rápido, pero era un oso. Podía comerse un
banco entero de salmón y acabar con un concurso de comer
pasteles de postre. Estaba así de hambriento.
Cuando finalmente se detuvieron en el resort, suspiró audiblemente
aliviado. Saltó del auto, sin esperar a que el conductor lo ayudara
con sus maletas. Le dio una generosa propina al hombre y lo envió
por su camino. Rodó su equipaje hasta el mostrador, sin apenas
mirar alrededor.
Necesitaba salir y alejarse de Paige antes de perder seriamente el
control de su mente.
Paige se acercó al mostrador y se sacudió el pelo corto de la peluca,
sonriendo cálidamente al empleado.
—Bienvenidos a Rising Sun Resort. ¿Cómo puedo ayudarles?
—Somos el Sr. y la Sra. Weaver, estamos en nuestra luna de miel
—dijo Paige, acercándose a él. Su pequeña y delicada mano
aterrizó en su bíceps, cortando todo suministro de aire a su cerebro.
—Oh, eso es adorable. Definitivamente ustedes dos son una
hermosa pareja. Estoy seguro de que disfrutarán de su tiempo aquí.
Tendrán algunos momentos memorables.
—Estoy segura de que los tendremos —susurró— ¿No es así, Osito
Pookie? —Paige extendió la mano y pasó los dedos por su barba.
Su pene inmediatamente prestó atención, sin entender que todo
esto era falso. Antes de que su situación en el piso de abajo se
convirtiera en un problema muy real, le agarró la mano y se la metió
detrás de la espalda. Para el empleado, parecería un abrazo
amoroso. En realidad, era pura autoconservación.
—Sigan a Jay hasta su habitación. Si necesitan algo, por favor
háganoslo saber. Que tengan una buena luna de miel.
Paige saludó al empleado antes de que Dev se la llevara.
—¿Era eso completamente necesario? —se quejó en su oído.
Se estremeció al sentir el contacto de su barba contra su mejilla.
No la toques con la barba. Se la afeitaría tan pronto como pudiera si
a ella no le gustaba. Espera. ¿Qué? ¿Realmente había pensado
eso?
Amaba su barba. Mucho más que esta mujer que apenas conocía,
compañera o no.
Dev siguió a Paige y al botones, quienes los acompañaron a su
habitación.
De hecho, no era una habitación.
Era una cabaña privada justo al lado del agua con su propio muelle
personal. No habría ninguna razón real para mezclarse con los
otros clientes del resort.
Probablemente ese era el punto. Paige no quería que la
reconocieran y, por mucho que se llamará a sí misma señora
Weaver, si no tenía cuidado, alguien la reconocería, incluso con su
peluca.
Al menos, la cabaña sería lo suficientemente grande para los dos.
Se mantendrían en sus propias habitaciones y limitarían su tiempo
juntos. No tendría que ser torturado por la sola vista de Paige todo
el día, todos los días, durante siete malditos días. Dev no sabía
cuántas horas eran, pero haría los cálculos y luego las contaría.
Contaría sus estrellas de la suerte por cada una que pasara sin un
solo incidente entre ellos.
Si crees que un oso puede mantenerse alejado de un panal, eres
más idiota de lo que pensaba.
No sabía quién hablaba, él o su oso.
Capítulo 6
Paige

Paige estaba atónita


No.
La palabra era demasiado suave para lo que ella sentía.
Estaba sorprendida y complacida, horrorizada y ... atraída.
Sí.
Tomas a un hombre grande y pesado y pones a un bebé llorando
en sus brazos. Ves a ese hombre calmar al niño que chilla.
Entonces fíjate si tus ovarios no se salen de tu cuerpo.
Imposible.
Por supuesto, Dev Weaver era un gran amor con todos menos con
ella. Era molesto como el infierno. No tenía idea de lo que había
hecho que era tan ofensivo para el hombre, pero obviamente lo
había molestado de alguna manera.
Eso tendría que cambiar y rápido. Todas las vacaciones fueron
construidas para una pareja en luna de miel.
Dev iba a tener que seguir con el programa. Iban a hacer todo tipo
de excursiones juntos. Le había advertido a Casey sobre esa parte
del trabajo, pero estaba empezando a darse cuenta de que el
hombre no le había advertido a su empleado. ¿Por qué? No lo
sabía
Pero Dev no iba a arruinar sus vacaciones. Aunque tuviera que
atarlo a la cama, se divertiría.
Espera. ¿Qué?
¿Realmente había pensado eso? Imposible.
No quería acostarse con él. Seguro, no había dejado de
desmayarse cada vez que miraba en su dirección, especialmente
después del incidente del bebé Mathilda. Pero estas vacaciones se
trataban de relajarse, tomarse un tiempo para pensar y
reconectarse consigo misma.
No eran para coquetear con su sexy guardaespaldas y falso marido.
Dev hizo rodar sus maletas (la suya era enorme, debía ser más
exigente de lo que pensaba) hasta el centro de la enorme sala de
estar. El suelo estaba hecho de listones de madera gruesos y
brillantes, pero un enorme panel de vidrio reemplazaban la madera
cada pocos metros, dándoles una vista clara del agua debajo. Era
hermoso.
—¿Ves? Es como si Naranja Número Dos estuviera aquí contigo en
espíritu. —Señaló un pez naranja y blanco que nadaba debajo de
ellos.
Miró a su alrededor, señalando con la barbilla la pequeña cocina.
—¿Hay comida ahí?
—Por supuesto.
—Eh. —Abandonó su equipaje y se dirigió a uno de los armarios, y
sacó una pequeña botella de maní— ¿Vale un millón?
—Sírvete tú mismo —le dijo en serio—. Me aseguré de que el lugar
estuviera abastecido. No quiero ir a los restaurantes del resort. Eso
es llamar demasiado la atención sobre mí misma.
Se quedó boquiabierta cuando vertió casi la mitad de la botella en
su boca.
—¿Estás bien? —preguntó, dando un paso hacia él.
—Tan jodidamente hambriento.
—Bueno, podrías buscar algo más sustancial. No estoy seguro de
que pueda caber una vaca entera en el refrigerador, pero puedes
intentarlo.
—Las nueces me están llenando —dijo, tragando la otra mitad.
—Sabes que probablemente hayas ingerido mil calorías en maní,
¿verdad?
Puaj. Hollywood estúpido, haz que sus calorías cuenten en sus
vacaciones. Caminó directamente hacia él, tomó su propia botella
de maní y vertió una cantidad generosa en su palma antes de
metérsela en la boca. Tosió y farfulló, masticando el bocado
demasiado grande.
—¿Qué estás haciendo?
—No he podido comer nada sin que un entrenador y un dietista me
lo permitan en años. Me ahogarían en el océano si me vieran
haciendo esto. —Se rió y tomó unos cuantos cacahuetes más—.
Saben mejor porque sé que los cabrería.
Frunció el ceño.
—¿Empleas a un entrenador y dietista?
Sacudió su cabeza.
—Mi manager los tiene en reserva para mí. —Agarró sus caderas—.
Ha estado tratando de hacerme perder estas desde que me tomó
como cliente. Pero mis caderas son tercas. No se han movido, y
¿honestamente? Me alegro. Las amo.
Tragó saliva audiblemente y se alejó un paso de ella.
—De acuerdo. Voy a dejar mis cosas en mi habitación.
—¿Tu habitación? ¿Quieres decir, nuestra habitación?
Se quedó inmóvil, su columna se enderezó.
—¿Qué quieres decir con nuestra habitación?
—Bueno, estamos en la cabaña de luna de miel. Los recién
casados no necesitan dos camas.
—De acuerdo. He terminado. —Levantó las manos y salió
disparado hacia su terraza privada.
Segundos después, escuchó el fuerte sonido de un chapoteo.
—Bueno —le dijo al tarro de cacahuetes—. Parece que solo somos
tú y yo en esta luna de miel. Excelente. Ahora le hablo a mi comida.

***

Desde el momento en que Paige anunció que solo había un


dormitorio y, por lo tanto, solo una cama, Dev hizo todo lo que pudo
para evitarla.
Cuando salió a su terraza privada con su bikini rojo brillante con un
libro, gafas de sol y la margarita más grande que el servicio de
habitaciones podía ofrecer, volvió a entrar.
—Te pedí un sándwich —le dijo a su espalda.
Solo agitó una mano hacia ella por encima del hombro, sin siquiera
molestarse en reconocerla o siquiera mirarla.
No es que lastimara sus sentimientos ni nada, pero sí. Hirió sus
sentimientos. ¿Por qué era tan importante lo de una cama? Había
un enorme sofá en forma de L en la sala de estar. Ya lo había
preparado con una almohada y su manta favorita.
No era una manta de bebé ni nada por el estilo.
Era sólo esta pequeña manta roja con la que había estado
durmiendo durante años. Estaba muy usada, el material era suave,
pero necesitaba frotarlo para dormirse. Era una de esas pequeñas
peculiaridades que nadie conocía. Los tabloides habrían tenido un
día de campo con esa información.
Algún gilipollas probablemente habría intentado entrar en su casa
para agarrarla. O peor aún, alguien compraría una manta roja, la
rociaría con un poco de perfume y la vendería en línea por miles de
dólares.
Un tipo había hecho eso después de encontrar un par de sus
zapatos de tacón.
Sus zapatos. Una cosa en la que sus pies entraron. Se vendieron
por veinte mil dólares.
Paige ni siquiera trató de entender a otras personas. Eran todos tan
extraños, pero ella tenía una verdadera manta de seguridad, así
que realmente, ¿quién era para juzgarlos?
Después de leer algunos capítulos y beber su margarita, Paige se
sintió bien. Relajada y libre. No se había sentido así en mucho
tiempo. Era maravilloso. Tan tranquila de saber que nadie la
vigilaba, que nadie se aseguraba de que había hecho sus ejercicios
o de que no había comido nada prohibido.
No había hecho su entrenamiento.
Y había comido todo tipo de alimentos prohibidos.
Así se quedó dormida, bajo el sol brillante, con el sonido de las olas
lamiendo la orilla. Su sueño fue alimentado por la rebelión de las
reglas rotas.
Era tan delicioso como esos cacahuetes.
Solo se despertó porque su cabeza estaba en un ángulo extraño y
le dolía el cuello. Agarró sus cosas y entró en la cabaña, sin
molestarse en cubrirse con su pareo.
Si tenía que esperar y ver a Dev ser todo lindo con un bebé, podría
soportar verla en bikini. Lo justo es justo, o lo que sea.
No es que él se diera cuenta.
—¿Dev? —gritó, colocando su vaso vacío en el fregadero de la
cocina— ¿Estás aquí?
No estaba en la sala de estar, ni tampoco en su dormitorio. El
hombre la había dejado sola.
—Menudo guardaespaldas —murmuró para sí misma.
Fue entonces cuando lo vio.
El estuche de la guitarra en la enorme maleta de Dev. Al menos
ahora eso resolvió ese misterio. Pensó que podría estar lleno de
equipo de guardaespaldas, pero no.
El hombre viajaba con una guitarra.
Sacó el estuche del equipaje y lo dejó suavemente sobre la cama.
Con dedos temblorosos, porque estaba bastante segura de que Dev
le broncearía el trasero si la encontraba husmeando, abrió los
cierres y miró una hermosa, aunque vieja y usada, guitarra marrón
oscuro.
Paige se sentó en la cama y sujetó el instrumento en sus manos,
colocándolo justo antes de tocar un acorde.
Eh.
Estaba afinada. Continuó tocando suavemente, tarareando para sí
misma. Se sabía algunas de sus letras de memoria.
Eso era algo más que nadie sabía sobre ella. Escribía musicales
por diversión. Un día, cuando tuviera el dinero y coraje, financiaría
toda una producción sola. No tendría que esperar a que viejos
cascarrabias decidieran que tenía oído para la música.
Lo haría, y sería genial. Paige tocaba la guitarra, perdiéndose en su
sueño.
—¿Qué diablos crees que estás haciendo? —Dev le gruñó antes de
avanzar. Le quitó la guitarra de las manos—. No toques mis cosas.
Ella frunció el ceño.
—Lo siento. Veo una guitarra y no puedo evitarlo. Necesito tocarla.
Su rostro se suavizó, pero solo por un segundo. Estaba ahí, luego
se fue. Casi como si el hombre quisiera seguir siendo un gruñón.
Como si quisiera inclinarse a odiarla.
—No toques mis cosas —repitió, saliendo de la habitación.
—¿Tocas?
Se detuvo a medio paso, su cuerpo inmóvil.
—No es una pieza de museo, Birdie.
—¿Por qué me llamas así? ¿Birdie?
Se encogió de hombros pero no respondió.
—¿Qué pasa si digo que no me gusta? ¿Podrías dejar de llamarme
así?
Se encogió de hombros de nuevo. No respondió. Otra vez.
—Eres una bolsa entera de duraznos, ¿no? Sabes que este es mi
primer día libre, la primera muestra de libertad que he tenido en
años. En lugar de ser amable o al menos fingir que no me odias,
estás siendo malo. Lo siento si esta no es la tarea emocionante que
querías o lo que sea. Pero estás aquí. Estamos aquí. ¿Podemos ser
civilizados?
—No es algo malo. —Su voz era tan baja que no lo escuchó.
—¿Perdona? —preguntó. El hombre no tenía mucho sentido.
—Llamarte Birdie. No es algo malo.
Ella entrecerró los ojos hacia él.
—Bueno, entonces, ¿qué diablos es?
—Es un nombre de mascota. Un apodo.
—Por lo general, las personas se los dan a sus amigos en función
de sus nombres o una característica. No soy un pájaro, ni está
remotamente cerca de mi nombre.
—Encaja.
—¿Por qué? —frunció los labios hacia él. Más vale que su
respuesta sea jodidamente buena.
—Me recuerdas a un pájaro.
Paige parpadeó hacia él. Quería reírse, pero sólo por un segundo.
Había algo en la forma en que hablaba que la detuvo. No se
consideraba a sí misma como un pájaro. De ninguna manera era
elegante o delicada como un pájaro.
Pero estaba enjaulado como uno.
Atrapada por su propia ambición y fama.
—Birdie —suspiró—. Bien. Llámame como quieras. Estoy pidiendo
la cena. Si quieres unirte a mí, eres más que bienvenido. Ah, y la
cama es tuya. Nunca me dejaste explicarte antes. Te marchaste.
Ahora es mi turno.
Dio media vuelta y se alejó.
Esta vez, fue la que no miró hacia atrás.
Capítulo 7
Dev

Dev se quedó allí como un gran idiota, sin saber qué hacer.
Paige estaba profundamente dormida en el sofá. El dobladillo de su
camiseta sin mangas estaba levantado, revelando su estómago
suave y, sin embargo, el cuello también estaba bajado, casi dejando
al descubierto la curva de su pecho. Era peor que el bikini.
Una pequeña manta roja estaba medio en el suelo, enrollada
alrededor de sus tobillos. Era una de esas. El tipo de gente que
daba vueltas y vueltas mientras dormía, nunca quieta.
Su cabello era hermoso y ondulado por su sueño, y tuvo que meter
las manos en los bolsillos para no tocar los sedosos mechones de
su frente.
¿Cuál era el protocolo?
¿La despertaba?
¿Pedir comida?
Un fuerte golpe en la puerta interrumpió el silencio de la mañana.
—¿Qué es... ¿—Paige jadeó, sentándose.
Para horror de Dev, porque ante todo era una clienta, su camiseta
sin mangas se bajó aún más. Sólo unos centímetros impidieron
revelar sus duros pezones. Las pequeñas frambuesas lo
mantuvieron cautivo, empujando contra el material de su camiseta.
—¿Qué es eso? ¿Quién llama? —Se frotó los ojos y luego, con una
sonrisa, se dejó caer de nuevo en el sofá—. Soy un maldito genio.
No ordené una llamada de despertador por la mañana. Pedí un
buffet de panqueques por la mañana.
—¿Y ahora qué? —preguntó, dirigiéndose hacia la puerta. La abrió
y dejó entrar a uno de los miembros del personal. El joven rodó en
un carro rematado con dos tapas plateadas y todo tipo de otras
cosas que hicieron que su oso planeara un festín.
Paige se estiró, con los brazos por encima de la cabeza. Los
diminutos shorts que usaba se subieron, casi mostrando todo su
trasero. Dev quería correr a su lado y decirle que se cubriera.
Apenas era decente para él, y mucho menos para un extraño.
—Muchas gracias —suspiró felizmente, acercándose. Sacó un
billete de veinte del monedero que estaba sobre la mesita de la
entrada y se lo entregó al trabajador. Hizo una reverencia y se fue,
cerrando la puerta detrás de él— ¡Comamos! —Paige tomó una de
las cúpulas, la levantó y chilló— ¿Alguna vez has visto algo tan
hermoso?
Estaba hablando de la pila de panqueques, pero eso no era lo que
él admiraba. Paige era lo único hermoso que podía ver en ese
momento.
Tomó jarabe, empapó su desayuno y llevó su plato a la terraza.
—¿Vienes, oso gruñón?
Dev negó con la cabeza. No tenía idea de cuán cierta era esa
afirmación.
¿Qué debía hacer un oso? ¿Ignorarla? ¿Realmente se suponía que
debía ignorar el plato lleno de panqueques que gritaba su nombre?
Repitió sus acciones y se reunió con ella en la misma mesa del
patio.
—¿Ves? No soy tan malvada si pienso en el futuro y pido el mejor
desayuno.
—Nunca dije que fueras malvada —habló entre bocados de los
panqueques más esponjosos que jamás había probado. Estaban
gloriosos—. Joder, esto está tan bueno.
Paige se rió.
—¿Cierto? Creo que era un adolescente la última vez que los comí.
Estoy tan emocionada en este momento. Pero, sinceramente, estoy
más entusiasmada con nuestra aventura de hoy.
—¿Qué quieres decir?
—Vamos a salir en un catamarán, solo nosotros dos. Tengo
actividades reservadas toda la semana.
Frunció el ceño.
—¿No te preocupa que te descubran?
—Bueno, por eso reservo actividades privadas. En un mundo ideal,
estaría ahí afuera con otras personas. Observo personas y familias,
pero no puedo. Así que esta es la siguiente mejor opción.
—Es divertido porque esas personas matarían por estar en su
propia cabaña privada con actividades para ellos.
—Quizás. Se vuelve solitario. Eso es lo que la gente no entiende. —
Habló en voz baja en su desayuno, evitando sus ojos.
Sus palabras casi le rompieron el corazón. ¿Cómo alguien tan
hermoso, tan amable, tan dulce, tan talentoso (porque lo era; él veía
sus películas como todos los demás en el planeta) podía sentirse
solo?
Quería resistirse y decirle que no podía hacer ninguna de las
actividades con ella, pero no lo haría. Era su compañera, y aunque
ella no tenía idea, él lo sabía. Eso era suficiente.
—Así que, un paseo en catamarán. ¿Qué más hay en la agenda del
Sr. y la Sra. Weaver?
Joder, pero ¿escuchas el sonido de eso? Esta podría ser tu vida
real si le dijeras la verdad de inmediato.
—Oh, va a ser tan divertido. Vamos a hacer un crucero de placer de
unas tres horas. Echaremos anclas un rato. Comeremos un
almuerzo de picnic en el barco, nadamos y practicaremos snorkel.
Luego, el plan es estar de regreso cuando el sol se está poniendo.
Aparentemente, la vista es para morirse.
Una vez más, estuvo de acuerdo con ella. Pero no estaba pensando
en el paisaje. Era ella… Todo era ella.
—¿Y entonces? ¿Nada para la noche?
—¡Por supuesto! Buffet de mariscos aquí mismo en nuestra cabaña.
¿No es maravilloso? Pedí hojaldres de crema para el postre.
Se rió.
—Estas son unas vacaciones de todas las reglas, ¿no es así?
Asintió.
—Realmente lo son. Es tan liberador. No creo que alguna vez
quiera volver y ser el títere de Jackson.
—No te culpo.
—¿De verdad crees que fue él quien les dijo a los paparazzi dónde
estaba?
Hizo una mueca y colocó su tenedor.
—¿Honestamente?
—Por favor.
—Debe haberlo sido. No serías la primera en pasar por eso.
—Bueno, tal vez debería despedirlo. Conseguir un manager
diferente.
—Creo que es una idea maravillosa.
Asintió.
—De acuerdo. Basta de charlas deprimentes. Me voy a cambiar, ¿y
luego? Es el momento de la aventura. —Aplaudió antes de llevar su
plato adentro, tarareando para sí misma.
¿Él miró su culo cuando se fue?
Sí.

***

El agua era del tono más puro de azul que era tan brillante que casi
dolía mirarla. Era jodidamente hermoso. El ancla del catamarán se
echó en las profundidades azules, y el barco flotó, acariciado por las
olas.
Una pequeña manta marrón estaba extendida sobre la cubierta con
todo tipo de sabrosos bocadillos. Hummus y pita, verduras, fruta
fresca. La tabla de embutidos estaba a punto. Demonios, incluso el
enorme vaso de margarita en su mano era bueno, con remolinos de
pajita y todo.
—Te ves muy relajado —dijo Paige, empujando su pie con el suyo.
Estaban acostados a cada lado de la manta, actuando como una
pareja de recién casados para el equipo de tres personas.
Debido a que solo eran dos personas, un equipo de tres personas
tenía mucho sentido.
No era así, pero ¿quién era él para saberlo?
Los ricos hacían cosas raras.
Sin embargo, cuanto más tiempo pasaba con Paige, más se daba
cuenta de que no era como ningún otro actor que hubiera conocido.
Demonios, no se parecía a nadie que hubiera conocido antes.
Paige Kirby era su propia persona de la manera más interesante
que jamás había pensado que podría existir. Vivía plenamente, y
entendió que era porque se había mantenido a raya. Se sintió
bendecido de ver este lado de ella.
¿Esta versión de Paige? Bueno, este lado era peligroso. Sería
demasiado fácil enamorarse.
—¿Hace mucho que trabajas para Casey?
—Mmm. He estado trabajando para esa compañía desde antes de
que Casey tomara el puesto de su padre. Ha sido un largo tiempo.
—Entonces eso significa que lo disfrutas.
Se encogió de hombros.
—Paga las cuentas. ¿Y tú? ¿Te gusta actuar?
Apoyó la cabeza, cerrando los ojos contra el sol brillante. Era libre
de dejar que sus ojos recorrieran su cuerpo. Ese pequeño bikini rojo
suyo era un puro maldito pecado.
En el momento en que salió de la cabaña ayer, vistiendo nada más
que eso, tuvo que entrar, mantenerse lejos.
¿Una de las principales reglas del guardaespaldas? No dejes que tu
cargo te vea poniéndote duro. Eso no le daría ningún negocio a
cambio.
Pero, ¿cómo se suponía que iba a evitar que su cuerpo reaccionara?
Paige era hermosa con la cantidad justa de curvas. Quería poner
sus manos en esas caderas. Pasó un rato a solas en la ducha esta
mañana imaginando cómo sería agarrarlas mientras...
No. Abajo chico. No podemos tener una erección en este momento.
No estamos solos, y esto no es realmente una luna de miel. Piensa
en otra cosa. Cariño. Ese es un pensamiento seguro.
Paige huele a miel. Nos gusta Paige; es nuestra compañera, y
queremos hacerle el amor con dulzura.
Maldita sea. Eso no fue útil en absoluto.
—Paga las cuentas —las palabras de Paige lo sacaron de sus
pensamientos enloquecidos por el sexo.
—¿Eh?
—Me preguntaste si me gusta actuar. Estoy contestando. Paga las
cuentas.
Se rió.
—Debe pagar mucho mejor que mi trabajo. Nunca podría
permitirme este tipo de viaje, incluso si quisiera.
Se rió.
—Eso es un bono, sí. Pero me viste con los panqueques.
¿Realmente vale la pena?
—No sé. ¿La vale?
Sacudió su cabeza.
—Tal vez si realmente disfrutara lo que hago. Pero odio los papeles
que me dan. Cada vez que trato de hacer una audición o leer para
un papel más serio, el director elige agregar una escena de
desnudez. ¿Como si no pudiera hablar en serio a menos que esté
desnuda? Es estúpido.
Era una especie de hombre de las cavernas porque, en ese mismo
momento, tuvo que tragarse algunas palabras duras. Difícilmente
podía decirle a su compañera que no le permitiría exhibir sus tetas
en un trabajo.
Pero ese no era su lugar.
Incluso si él era su esposo, era su cuerpo para hacer lo que quisiera.
Incluso si eso le hacía querer golpearse el pecho, tirarla sobre su
hombro, esconderla en una cueva y hacer su maldad con ella hasta
que ambos envejecieran y encanecieran.
—¿Tocas la guitarra desde hace mucho tiempo? —Paige una vez
más lo sacó de sus pensamientos.
—Un poco, sí. ¿Tú?
—Empecé con el piano, pasé a la guitarra. Traté de aprender a
tocar el violín y el arpa. Pero la guitarra es mi favorita. Sin embargo,
no puedo tocar ni practicar ni la mitad de lo que me gustaría. El
piano es más conveniente porque no deja evidencia. —Movió los
dedos—. No puedo tener callos en los dedos si soy una
protagonista.
—Seguro que hay muchas reglas en esa vida tuya. Rompamos otra.
—Se puso de pie de un salto y se arrancó la camisa—. Oigan,
¿ustedes tres? Miren a mi esposa, los ahogaré y nadie encontrará
sus cuerpos. ¿Entendido?
Los tres hombres se encogieron de hombros y miraron hacia el otro
lado.
—¿Qué estás haciendo? —Paige se preguntó mientras la ponía de
pie.
Sin pensar, porque si pensaba en su siguiente acción, podría
pensarlo mejor, tiró del lazo de la parte superior de su bikini.
Lo hizo lentamente, dándole tiempo a ella para detenerlo.
Sus ojos se iluminaron y sonrió.
—¿Estás diciendo que quieres bañarte desnudo?
Él asintió, su lengua demasiado gruesa para hablar.
—Yo nunca he hecho eso. Esa sería una buena regla para romper.
Sácalo, Dev.
Sácalo.
Lo hizo. Y el trozo de tela roja cayó al suelo. Sus pechos eran aún
más gloriosos de lo que había imaginado. Se humedeció los labios
y se obligó a apartar la mirada. Se desnudó, pateando sus
pantalones cortos.
—Sabes que tienes un problema, ¿verdad? —Paige señaló hacia
su furiosa erección.
—¿Te has visto a ti misma? —Tiró de la cuerda a cada lado de sus
caderas, sosteniendo sus nalgas. Cayeron a la cubierta—. Eres la
mujer más hermosa. Soy incapaz de resistirme.
Dev tomó su mano entre las suyas y juntos saltaron al agua.
Desnudos, pero juntos.
Capítulo 8
Paige

Estoy nadando desnuda con mi guardaespaldas.


Estoy desnuda frente a Dev Weaver.
Le di una erección.
Paige se alejó nadando de Dev y necesitó unos segundos para
recuperar la compostura. El agua fría era útil para eso. Dev se pasó
la mano por el pelo y, por Dios, estaba sexy. Su cuerpo era grande
pero de alguna manera se las arreglaba para ser todo deliciosos
músculos.
Era hermoso.
Así de caliente estaba. El tipo de atractivo que pedía a gritos que lo
miraran.
Con suerte, el agua sería buena para Dev y la situación en sus
pantalones. O su situación de aficionado, como fue el caso.
¿Qué estoy haciendo? ¿Quién soy ahora? ¡Este no es el tipo de
cosas que hago!
—Paige —la voz de Dev era baja mientras nadaba hacia ella—. No
te alejes demasiado del barco. Estamos en mar abierto, y las olas
pueden girar y volverse muy peligrosas muy rápidamente.
Tomó su mano entre las suyas. Su piel estaba caliente, y Paige se
preguntó cómo sería sostener su cuerpo desnudo contra el suyo. Se
lamió los labios ante el pensamiento, su coño apretándose.
Hacía mucho tiempo que no estaba con un hombre. Jackson nunca
aprobó a los hombres por los que tenía sentimientos, y los que
permitía siempre buscaban algo. La mayoría eran trucos
publicitarios. Paige no quería follar con alguien que fingiera.
Aunque, ¿no era esto exactamente lo que era con Dev? ¿Fingido?
En realidad no estaba de luna de miel con Dev Weaver. Era
exactamente el tipo de hombre hacia el que gravitaba. Grande y
fornido, aunque su actitud gruñona había sido un impedimento al
principio. Rompió su teléfono como si nada.
¿Pero verlo poniendo a dormir a un bebé?
Sí, no podía olvidar eso. Iba junto con el conocimiento de que tenía
un pez dorado como mascota.
Dev sería un muy buen padre algún día. A diferencia de ella, él
parecía tener instinto paternal. Paige quería una familia, pero no
estaba exactamente en las cartas. No cuando no podía tener citas,
no cuando luchaba por una carrera de la que estaba orgullosa.
—Creo que realmente estamos vendiendo todo el asunto de los
recién casados —susurró Dev en voz baja— ¿Qué opinas?
Paige miró por encima del hombro hacia el bote. Después de la
amenaza de Dev, el personal se escondió en la cubierta inferior. No
habían echado un vistazo hasta donde ella podía ver. Tragó saliva y
nadó más cerca de Dev.
—No lo sé. Tal vez necesitamos venderlo un poco más. Ya sabes,
en caso de que estén mirando.
—¿Qué tenías en mente? —Una ceja oscura se disparó en la línea
del cabello. Su voz era áspera y pesada. Si no lo conociera mejor,
Paige lo habría llamado lujuria.
El hombre tiene una erección en este momento. Tal vez sea porque
hay una mujer desnuda, pero tal vez sea porque le gusta lo que ve
cuando me mira.
—Tal vez si nos besáramos… —Las palabras salieron antes de que
pudiera retractarse. Era algo atrevido, pero quería besar a Dev. Su
barba era sexy, y estaba casi desesperada por saber cómo se
sentiría rozar sus mejillas contra ella.
—Un beso, ¿eh? ¿Es eso realmente lo que quieres, Birdie? —tiró
de ella hacia sí, sus manos cerrándose alrededor de su cintura bajo
el agua.
Asintió.
—No es suficiente. Dime que quieres que te bese.
Paige tragó saliva.
—Quiero que me beses.
Sonrió y allí mismo, mientras flotaban en el agua como las únicas
dos personas que quedaban en todo el mundo, Dev se inclinó y la
besó. Sus labios eran suaves pero firmes, moviéndose con
intención. Su barba no estaba áspera en absoluto, pero acariciaba
algo muy dentro de ella. Paige gimió en el beso, y Dev aprovechó la
oportunidad para profundizarlo. Su lengua exploró su boca mientras
apretaba su agarre sobre sus caderas. Forró sus cuerpos y Paige
enganchó sus piernas alrededor de su cintura. Su erección la
presionó, y ella gimió de nuevo, esta vez casi deshaciéndose por el
toque.
Sus pezones, como guijarros, y tan sensibles como eran, disfrutaba
frotándose contra el vello de su pecho. Su mano fue a la parte
posterior de su cabeza mientras cambiaba el ángulo de su boca
para un mejor acceso; el otro ahuecó su culo. Casi se estrelló
contra ella, dándole la fricción que tanto anhelaba.
No era suficiente, pero también era demasiado.
Paige rompió el beso, jadeando con fuerza.
—Creo que tenemos que parar.
Asintió, con la mandíbula apretada con fuerza.
—Nos dejamos llevar.
—Literalmente. —Movió su barbilla hacia el bote, y en su acalorado
abrazo, se había alejado un poco del barco.
Paige casi se rió.
No solo se habían alejado flotando de su viaje, sino también de la
realidad.
No quería volver.

***

Regresaron a su cabaña cuando el sol comenzaba a ponerse sobre


el agua. El cielo era naranja y rosa, lanzando un arcoíris de colores
en el horizonte del agua. Era una de las vistas más hermosas que
Paige había visto en su vida. Cerró los ojos y parpadeó para abrirlos,
con la esperanza de sumergirse en el momento, metiendo el día en
un lugar secreto de su corazón.
Ese beso con Dev desnudo la perturbó seriamente. Ahora quería ir
a la sala de estar donde estaba revisando sus correos electrónicos,
arrojar su teléfono al suelo, sentarlo a horcajadas en el sofá y llevar
las cosas hasta el final.
—Necesito una ducha —murmuró para sí misma. Sacó su bolsa de
artículos de tocador de su maleta de camino al baño. Se lavó el
agua salada de la piel. Trató de restregar la sensación de Dev, pero
fue imposible. Estaba por todas partes.
Incluso su mandíbula estaba un poco roja por su barba.
Envolvió su cabello mojado en una toalla y se puso un vestido azul
brillante. Se olvidó de su sostén, repitiéndose a sí misma que no
estaba haciendo eso para tentar a Dev.
No.
Ni un poco.
No era su culpa que sus pezones estuvieran lo suficientemente
duros como para mirar a través del material.
Era su culpa
Y sus besos.
El suave rasgueo de la guitarra la detuvo en seco en el pasillo que
conducía a la sala de estar. Lentamente, para no asustar a Dev y
hacerlo callar, se adelantó con la esperanza de verlo tocar.
Estaba sentado en el borde del sofá, la guitarra en sus manos, y
tocaba como un profesional. Sus dedos se movían con facilidad y
gracia. Tenía los ojos cerrados mientras escuchaba la música que
creaba su cuerpo.
Era casi tan sexy como verlo poner a dormir a la bebé Mathilda.
Paige se apoyó contra la pared y lo observó tocar un rato. Dev era
un músico talentoso. Se preguntó si también podría cantar. Se
sumaría a su ya peligroso nivel de atractivo para su pobre
corazoncito.
—Oh —se detuvo, sus dedos deslizándose por las cuerdas—. No
sabía que estabas ahí de pie.
—No te detengas en mi cuenta. —Cerró la distancia entre ellos y se
sentó en el lado opuesto del sofá. Por favor, sigue tocando. Suenas
realmente bien.
Dev se sonrojó bajo su barba y se encogió de hombros.
—No. Hay mejores músicos por ahí.
—Bueno, está bien, pero eso no quita tu propio talento. Toca algo
para mí. ¿Por favor?
Lamió sus labios, sus ojos enganchados en los de ella. Asintió.
—Si, vale. —Se aclaró la garganta y sus dedos movieron las
cuerdas mientras trataba de elegir qué tocar— ¿Tienes una petición?
No puedo simplemente tocar con una audiencia. Me estresa.
Se rió.
—¿Te estreso?
—Te has visto a ti misma, ¿verdad? ¿Sabes que eres una gran
actriz? ¿Cómo podría no estar nervioso?
Se acercó y colocó su mano sobre su rodilla. Su respiración se
aceleró, pero también la de ella.
—Solo soy tu esposa.
Se rió suavemente.
—Bueno, cuando lo dices así. Supongo que no tengo elección.
Cualquier cosa para mantener feliz a la señora.
—Así es. Esposa feliz, vida feliz.
Cerró los ojos con un profundo suspiro y comenzó a tocar una
canción que Paige no reconoció. Era hermosa. Triste y casi
inquietante, pero increíble.
Ella tarareó por lo bajo, adivinando en qué momento cambiaría las
notas. Trabajaron bien juntos.
Algo así como lo bien que habían encajado juntos hoy.
—¿Dev? —preguntó, interrumpiendo su forma de tocar.
—¿Sí, Birdie?
—Tú compusiste eso, ¿no?
Apartó la mirada antes de asentir.
—Es encantador.
—No es nada.
—¿Escribiste alguna palabra para acompañarlo?
Dev puso la guitarra sobre la mesa.
—No soy tan bueno con las palabras.
—Oh, no sé nada de eso. Parecías estar bien cuando le contaste
ese cuento de hadas al bebé en el avión. ¿Lo inventaste en el acto?
—¿Qué?. Umm. No, no lo hice.
—¿Es una historia que le cuentas a todas esas sobrinas y sobrinos?
—Algo así, sí.
Un golpe en la puerta interrumpió su conversación. Paige se puso
de pie de un salto y se apresuró a abrirla. Uno de los miembros del
personal del complejo estaba parado allí con un carrito cargado de
comida.
—Tu cena, como pediste.
—Cierto. Sí. Dev, la cena está aquí. Olvidé por completo que había
pedido un buffet de mariscos.
Dev se unió a ella en la entrada.
—Supongo que es bueno que me esté muriendo de hambre ahora
mismo. Gracias hombre. Ya nos encargamos nosotros. —Le dio
una propina al joven y adelantó su barbilla hacia la puerta,
despidiéndolo.
—Tenía la esperanza de instalar esto en la playa, pero creo que
sería más fácil hacerlo en el patio. ¿Qué opinas?
—Creo que podemos hacer lo que quieras hacer, Birdie. —La
mirada en sus ojos era indescifrable.
Paige ya no creía que estuviera hablando de la comida.
Capítulo 9
Dev

Todos sabían que estaba en problemas.


Dispusieron el buffet de marisco en la mesa de su pequeña terraza
privada y comieron mientras veían desaparecer por completo el sol.
El cielo nocturno estaba despejado y podía ver las estrellas tan
claramente. Su barriga estaba llena de langosta, pasteles de
cangrejo, camarones con palomitas de maíz, calamares y todo tipo
de otras cosas.
Pero eso no era lo que lo tenía enloquecido.
No.
Era Paige Kirby quien lo hizo entrar en pánico. No estaban aquí en
una verdadera luna de miel, pero cada vez era más difícil olvidar
eso.
Especialmente después de su beso en el agua.
Luego estaba toda la escena en la sala de estar donde Paige había
tarareado su canción como si se supiera la melodía.
Conoce tu ritmo porque es nuestra compañera. Realmente no
debería tener que señalarte esto.
Dev se recostó en su silla y tomó un sorbo de su vino. El blanco era
audaz y seco, la elección perfecta para la salsa mantecosa. Ahora,
el vino cortó parte de la dulzura que aún persistía en su boca por
haber besado a Paige.
Probablemente era lo mejor.
No debería volver a besarla. No hasta que le dijera la verdad. Cada
segundo que pasaba sin decirlo, aumentaba las posibilidades de
que lo odiara por guardarle un secreto.
Técnicamente, dos.
Oso y compañero.
Estupendos los dos.
—¿Quieres ir a dar un paseo por la playa? Más tarde pedí hojaldres
de crema para el postre, pero tengo ganas de caminar. Contemplar
esas estrellas y la luna que brilla en el agua.
Bueno. Un paseo por la playa a la luz de la luna.
Era totalmente el tipo de cosas que hacían los recién casados.
¿Un guardaespaldas y su cargo? No tanto.
—Paige, yo no...
—Por favor, no digas que no. Tengo muchas ganas de explorar.
Asintió.
—Bien, sí. —Simplemente tendría que mantener sus manos quietas.
Fácil. Todo lo que tenía que hacer era guardarlas en sus bolsillos.
Totalmente seguro. Nada romántico.
Bajaron los escalones y pasaron junto a su cabaña. Paige hundió
los dedos de los pies en la arena fría y se rió.
—Es una locura el frío que hace junto al agua. Casi desearía haber
agarrado sandalias antes de venir, pero entonces no sería capaz de
hacer esto. —Continuó hundiendo los dedos de los pies en la
arena—. Deberías probarlo.
Bajó la mirada hacia sus zapatillas.
—Está bien.
Entonces, Paige hizo lo último que esperaba.
Ella. Cayó. A. Sus. Rodillas.
Sí. Su compañera estaba de rodillas frente a él. Mantener las
manos en los bolsillos era ahora la menor de sus preocupaciones.
Tenía que concentrarse en no tener una erección.
No está ahí abajo para ti, le dijo a su polla una y otra vez.
Pero Paige estaba tirando de los cordones de sus zapatos. Tocó su
pantorrilla.
—Arriba por favor.
—¿Qué? —la pregunta fue un eco áspero.
—Arriba. Levanta la pierna. —Sus dedos le quemaron la piel
cuando levantó el pie. Paige le quitó el zapato y el calcetín antes de
guiar su pierna hacia la arena. Lo miró, sonriendo y con los ojos
brillantes—. Bien, ¿no?
Si no se ponía de pie pronto, estaría recibiendo un vistazo.
Claro, ya lo había visto duro ese día, pero probablemente no quería
repetir la experiencia.
—Tengo el otro. Por favor levántalo. —Le quitó el otro zapato y se
inclinó para recuperarlos. Se tomó el tiempo para reorganizar sus
cosas.
—Se siente bien, ¿no?
—Sí.
Paige suspiró feliz y siguió caminando. Dev inhaló profundamente,
tratando de recomponerse antes de unirse a ella. Caminó a su lado,
esperando que la noche estuviera libre de más contacto.
Así que, por supuesto, Paige entrelazó su brazo con el suyo y
apoyó la cabeza en su hombro.
—Esta es una noche tan agradable. Me gusta estar aquí. No creo
que nunca quiera volver.
—Ese es el cerebro de vacaciones hablando. Tarde o temprano, te
aburrirías de esto.
—¿Podría?
—Claro, perderías el trabajo.
Ella frunció el ceño antes de apoyar la cabeza en su brazo.
—No sé. Tal vez debería retirarme.
Él se rió.
—No tienes ni treinta años. No puedes estar hablando de la
jubilación.
—Por supuesto que puedo. Retirarme de Hollywood y tal vez hacer
un poco de teatro comunitario y tratar de encontrar un director que
me permita estar en una obra real. No estoy diciendo Broadway de
inmediato, pero sería bueno perseguir eso. —Suspiró—. De todos
modos, no quiero pensar en el trabajo. Quiero sumergirme en la
luna.
—Bueno, por todos los medios. Empápate de todo.
—¿Dev?
—¿Sí, Birdie?
—¿Por qué nos besamos esta tarde?
A la mierda todo ¿Por qué tuvo que preguntar directamente? ¿Era
esta su ventana para decirle la verdad? ¿Tendría otra oportunidad?
—Quería. Tú querías. Estábamos desnudos y quedamos atrapados
en el momento.
—Si, vale. Tal vez.
—¿Tal vez? —Ahora él era el curioso. Dejó de caminar y la giró
hacia él— ¿Qué quieres decir con que tal vez?
—Bueno, dijiste que quedamos atrapados en el momento.
¿Estamos en un momento ahora mismo? Porque… —Agitó sus
largas pestañas—. Quiero besarte de nuevo.
Su mandíbula chasqueó mientras apretaba con fuerza.
—¿Quieres besarme de nuevo? —Las palabras se sentían como
una tontería.
Paige asintió y se llevó la mano a la punta de los dedos de los pies
para rozar sus labios contra los suyos. ¿Qué se suponía que debía
hacer Dev? ¿Alejar por completo esta oportunidad? Su compañera
estaba dentro de él; quería besarlo en una playa iluminada por la
luna.
¿No era su deber besarla como si fuera su última noche en la Tierra?
Sí. Obviamente, su oso gruñó.
Dev tomó su mejilla y la inclinó antes de devolverle el beso. Sus
labios se movieron con los de ella, su lengua se sumergió fuera de
su boca en un juego de provocación. Le devolvió el favor. Sus
manos agarraron sus pectorales y gimió, acercándose a él. Su
erección presionó su cadera y movió su cuerpo contra él. Sus
rodillas casi se doblaron debajo con cada uno de sus movimientos.
—Birdie —susurró contra su boca.
—¿Sí, Dev?
—Creo que tenemos que parar.
—Vaya. ¿Por qué?
—Porque no creo que tener sexo en la playa sea una buena idea en
este momento. Y si seguimos besándonos así, dudo que podamos
detenernos.
Sus ojos eran claros y levantó la barbilla.
—¿Qué pasa si quiero tener sexo en la playa ahora mismo? —Su
mano dejó su pecho y viajó lentamente por su cuerpo. Se detuvo en
la cinturilla de sus pantalones cortos, tirando de una de las trabillas
del cinturón—. Sé que me deseas, Dev. Puedo decirlo.
—Aquí no, no así.
Paige una vez más tomó el control y se quitó el tirante del vestido
del hombro. La tira azul de material tardó en deslizarse hacia abajo
y su mente se quedó en blanco.
Había una razón por la que tenía que detenerla.
Ya no estaban en el tramo privado de la playa, y cualquiera podía
encontrarlos. Es posible que los paparazzi no la hubiesen seguido,
pero cualquier persona con un teléfono que pudiera reconocerla era
un peligro. No importaba que la playa estuviera abandonada. Su
misión era proteger a su pareja, aunque fuera de la atracción que
ardía entre ellos.
—Paige —suspiró, su mano fue a su hombro para deslizar la correa
hacia atrás—. No podemos. —Se inclinó y le rozó la oreja con los
labios—. Pero realmente quiero hacerlo. Tienes razón, Birdie.
—Solo estaba tratando de romper otra regla, y ahora me siento
tonta.
—Oye, ahora, no. No te sientas tonta —La besó suavemente—. Tal
vez algún día, cuando estés en un lugar mejor, podamos hacer esto.
—Oh —suspiró, sin entenderlo porque no tenía idea de que era su
compañero, que era un oso cambiaformas.
Dev abrió la boca para tratar de explicar, buscando las palabras
adecuadas, pero no tuvo la oportunidad de decir nada. Su columna
se enderezó.
Algo andaba mal.
No. Eso no estuvo bien.
Alguien los estaba mirando.
Sintió el pinchazo de los ojos en su piel. Examinó la playa desierta
en busca de otro de los huéspedes del complejo.
No había nadie en millas. Estaban solos.
—¿Estás bien? —preguntó Paige, tirando de su mano.
Se quedó inmóvil, inmovilizándola.
—Sí.
Frunció el ceño y miró a su alrededor.
—Te has puesto serio. O, más grave. Eso por decir algo.
—Calla, Birdie. Ahora no es el momento para burlas. Tenemos que
irnos. —Tomó su mano con fuerza en la suya y los acompañó de
regreso a la cabaña con toda la velocidad que sus piernas más
cortas le permitieron.
—Me estás asustando —dijo unas cuantas veces.
—Te lo explicaré en la cabaña.
Una vez que llegaron, Dev le dijo a Paige que se sentara en la sala
de estar mientras revisaba todas las puertas y ventanas. Las cerró
con llave, cerró las persianas y se unió a su compañera en el sofá.
—¿Vas a decirme qué está pasando?
—Sí. Creo que estábamos siendo observados en la playa.
Palideció.
—¿Cómo pudiste saberlo? ¿Cómo crees que nos encontraron?
—Fácil, no lo sé con seguridad. Podría no haber sido nada.
No lo fue
Era un cambiaformas, por el amor de Dios. Podía decir estas cosas,
todos sus instintos le gritaban que algo andaba mal.
—¿Hay otra razón por la que alguien querría seguirte? ¿Estar al
tanto de ti?
La boca de Paige cayó hacia abajo.
—¿Qué? ¿Qué quieres decir? ¿Crees que alguien nos vio en la
playa? Oh dios mío ¡Estaba desnuda en ese barco! Si eso llega a
los tabloides...
—Tranquila, tranquila. Eso no es lo que estoy preguntando. Se
sentía como si estuviéramos siendo observados esta noche.
Necesito saber si has hecho algo para llamar la atención de alguien.
¿Alguna vez has tenido un acosador? ¿Un fan demasiado ansioso?
Paige negó con la cabeza.
—No. Nada como eso. Quiero decir, sí. He tenido fanáticos
entusiastas. Este tipo, Louis Eaton. Cuando salió Falls of Gold,
estuvo en todos los estrenos. Se las arregló para encontrar mi
dirección también. Me mudé porque seguía apareciendo, a pesar de
tener una orden de protección.
—¿No creíste necesario mencionar que tenías una orden de
restricción para un fanático rabioso?
Paige parpadeó, sus ojos se pusieron rojos.
—No lo he visto en más de un año. Se calmó cuando salió Falls of
Gold 2: The Rising. No le gustó la dirección que tomó mi personaje
y perdió interés en mí.
—Deberías habérmelo dicho. Es importante tener esta información,
Birdie.
—Lo siento. No es que sea buena para ser famosa. Lo odio.
—Entonces deja de actuar. No hagas más cosas del mundo del
espectáculo. Aléjate.
Sé mía y deja todo esto atrás.
Frunció el ceño.
—¿Por qué habría de hacer eso? Me encanta actuar. Me encanta
asumir el reto de ser otra persona por un tiempo. Me hace feliz, o lo
sería si tuviera los papeles correctos. Si pudiera cantar y bailar.
—¿No podría haber sido feliz con el teatro comunitario? ¿Como
dijiste?
Paige se cruzó de brazos y lo golpeó con el pie.
—¿En serio? ¿Me estás dando una mierda porque un hombre
decidió ser espeluznante y seguirme?
Hizo una mueca.
—Está bien, me expliqué mal. Pero si te gusta tanto actuar, ¿por
qué aspirar a Hollywood?
—No apunté a Hollywood. Quería estar en Broadway. Soy una triple
amenaza. Puedo bailar y cantar. En realidad, cantar fue mi primera
pasión. Es lo que me puso en el escenario en primer lugar. Hice
teatro musical. Es lo que me especialicé en la universidad, y
durante nuestra exhibición de último año, mi manager se acercó a
mí. Jackson era un buscador de talentos en ese momento. Yo era
joven, y dijo que podía subirme al escenario. Pero lo siguiente que
supe fue que estaba filmando películas de gran éxito. Ni siquiera sé
cómo sucedió.
—¿Pero te gusta?
—¿Quizás? ¿Algunas veces? Ojalá tuviera mejores papeles. Cosas
serias, ¿sabes? Algo que impresionaría a un director de teatro. Dar
el paso al teatro. Siempre quise interpretar a Lady Macbeth.
Arqueó una ceja.
—¿Quién?
Jadeó.
—¿En serio? ¿Lady Macbeth? ¿De Macbeth de Shakespeare?
—Estoy bromeando. ¿Por qué esa, específicamente?
—Cuando era niña, mi tía me llevó a ver una producción. La mujer
en el escenario era tan buena que estaba cautivada. Sabía que era
lo que quería hacer en ese momento y lugar. Sería bueno cerrar el
círculo.
—¿Tu tía?
—¿No me buscaste en Internet?
Sacudió la cabeza.
—No tengo ningún interés en los ricos y famosos.
—Eres un guardaespaldas.
—Para políticos. No para actores.
Paige entrecerró los ojos.
—¿Qué tienes en contra de los actores?
—Nada —mintió.
—Obviamente, tienes algo si no te gusta trabajar con nosotros.
¿Soy realmente tan terrible?
—¿Honestamente?
—Sí. Adelante. Hiere mis sentimientos. Estoy acostumbrada.
Esto no iba nada bien. ¿Cómo habían terminado peleando?
—No eres tan mala, Birdie.
—Bueno, cielos, Dev. Seguro que sabes cómo hacer que una mujer
se desmaye. ¿Cómo podría resistirme a ti después de una
recomendación tan entusiasta de mi carácter?
Se rió.
—No eres como las otras personas famosas con las que he tratado
en el pasado.
—¿Lo que significa?
—No te odio por completo.
—¿Vas por ahí besando y complaciendo a las mujeres que odias a
menudo? ¿O soy una de las pocas afortunadas?
Dio un paso hacia ella, pero ella retrocedió.
—Responde a mi pregunta, Dev Weaver.
Eres la afortunada. Como en, una y única. Literalmente. Eres
nuestra compañera.
—Dejaste que Jackson te pisoteara. Deberías hablar.
Las lágrimas llenaron sus ojos.
—Si crees que volveré a besarte o dejaré que me toques después
de eso, te estás perdiendo unos cuantos centavos por cada dólar.
—Paige giró sobre sus talones y se alejó.
—Joder —se quejó en voz baja.
Realmente nos estás arruinando esto.
Su oso tenía razón. Dev podría esconderse detrás de todas las
razones para mantenerse alejado de Paige.
Podía fingir que era porque era una actriz famosa. Incluso podría
culpar a Casey y afirmar que su jefe y alfa tenían una política contra
el apareamiento de sus clientes.
Pero la verdad era que Casey nunca se interpondría entre dos
compañeros. Y más que eso, Paige no era como los otros actores
para los que trabajaba.
Paige Kirby era dulce y amable. Era un poco tonta y muy sexy. No
creía en su propia celebridad, y eso era bueno.
También era malo.
Significaba negarse a sí mismo mucho más. No había razones para
alejarse.
—Paige —gritó, sorprendido de que su nombre saliera de sus labios.
Cerró la distancia entre ellos, tomó su mano entre las suyas y la
hizo girar. Ella chilló sorprendida. Él tomó sus mejillas, sus ojos
enganchados en los suyos—. Paige.
—¿Qué? —Fracasó si pretendía que la palabra fuera una pregunta
dura. Estaba demasiado sin aliento para estar realmente
enfadada— ¿Quieres seguir diciéndome que todo esto es mi culpa?
¿Que dejé que Jackson me controlara porque soy una idiota
ingenua?
—Detente. No. No debería haber dicho eso. Eres mucho más
poderosa de lo que crees. Sólo desearía que pudieras verlo. Si no
te está ayudando a ir en la dirección que deseas, debes recuperar
el control. Esta es tu vida. Solo tienes una, Birdie. ¿Qué es lo que
quieres hacer?
Ella no respondió.
—Te diré lo que quiero hacer. Quiero besarte.
—No. Me tiré a ti en la playa y me detuviste. ¿Había incluso alguien
observándonos? ¿O simplemente no querías?
Gruñó por lo bajo.
—Mujer. Necesitas entender algo. Puede que tengas miedo de
confiar en mí por todo lo que está pasando con tu jefe y porque sigo
alejándote. No es porque no te quiera. Pero hay cosas que no
entiendes.
—¿Es porque eres mi guardaespaldas?
Su mandíbula hizo tictac.
—A la mierda esto. Te voy a besar.
Ya no había vuelta atrás.
Capítulo 10
Paige

A Paige le dolía la cabeza por los cambios de humor de Dev.


En un segundo, se estaban besando; al siguiente, a Dev le
importaba una mierda y la avergonzaba por completo al rechazar
sus avances.
¿Qué demonios?
No es como si lo hubiera hecho sin ninguna señal. El hombre tenía
una erección furiosa cada vez que lo tocaba, incluso cuando la
estaba apartando. ¿Qué se suponía que debía hacer con eso?
Estaba tan caliente y frío; eran los tres tazones de avena de Ricitos
de Oro. El gran idiota.
—Te voy a besar —susurró Dev de nuevo, esta vez con
brusquedad.
Paige quería alejarse. Quería enfurecerse y decirle que se fuera a la
mierda. La rechazó, la llevó de regreso a la cabaña con falsos
pretextos y luego la acusó de ser débil.
Pensaba que estaba preocupado. No quería querer a Dev. Pero
tampoco parecía poder mantenerse alejada de él. Culpó a su
atractivo sexual, la atmósfera romántica, la mentira que le dijo al
personal y la forma en que besó a ese hombre.
Comenzó a empujar contra él.
En cambio, se lamió los labios.
¿Por qué me estoy preparando para un beso que no quiero? Vaya.
Correcto. Porque quiero este beso.
—¿Tú crees? ¿Crees que quiero besarte de nuevo después de todo
eso?
—Sí.
—¿Qué pasa si no quiero que lo hagas?
Soy tan mentirosa.
Le dedicó una de esas raras sonrisas. No completa, solo un
pequeño gesto de su boca.
—Me quieres.
No quieres que te bese.
Simplemente me quieres.
Como en, quieres más que mi boca.
El gruñón también tenía razón. Maldito sea.
—Dev. Soy una buena actriz, pero no tan buena.
Frunció el ceño.
—¿Qué?
—Si me besas. ¿Si vamos más allá? No podré alejarte, y no puedo
hacerlo con alguien que sigue rechazándome a cada paso. ¿Los
bandazos? Mi corazón no podrá soportarlos.
—No quiero rechazarte, Birdie.
—A veces actúas como si no te gustara mucho.
Dev se encogió de hombros.
—Me tomas por sorpresa. Constantemente. Estoy nervioso por ti.
—¿Yo? ¿Cómo?
—Eres dulce. Graciosa. No me importa estar aquí contigo. Quiero
estar aquí contigo. Te alejo porque no sé cómo hacerlo con
delicadeza. Tengo dos velocidades: todo afuera o todo adentro.
Se burló.
—¿Eso es todo?
Tragó saliva y se acercó.
—No. —La palabra era áspera—. Hay más.
—¿Bien? —dijo después de un latido demasiado largo.
Lo que voy a decir complicará las cosas. No hay marcha atrás.
—Entonces no me lo digas...
—Podrías odiarme por eso.
Paige negó con la cabeza.
—Entonces definitivamente no me lo digas. No ahora. Dime más
tarde si es necesario.
Pero recordarás este momento.
—¿Recordarás que traté de detener esto para hablar contigo y me
detuviste?
—Por supuesto. Bésame.
—Estoy tratando de ser un buen tipo, Paige.
—Quiero que seas mi chico. Ni bueno ni malo. Aquí mismo.
Su rostro se suavizó. Se derritió por completo, y todo su aire de mal
humor desapareció, reemplazado por la sonrisa más brillante que
Paige había visto en su vida que Iluminaba todo su rostro. Sus ojos
incluso brillaban como las estrellas que habían visto en el horizonte.
Dev Weaver era un hombre apuesto.
Un sonriente Dev Weaver era fuera de serie.
¿Y esa sonrisa? Todo era porque le había pedido que estuviera
aquí con ella. Dev cerró la distancia entre ellos, no es que hubiera
mucho, y la besó suavemente.
—Lo que quieras, Birdie. Cualquier cosa.
Dev la tomó en sus brazos y se dirigió al dormitorio. La colocó a los
pies de la cama y se paró entre sus piernas mientras colgaban de la
cama. Se arrancó la camiseta y la tiró al suelo.
Sus ojos se abrieron como platos cuando lo miró.
No importaba que ya lo hubiera visto desnudo y sin camisa. Dev
Weaver también era un espectáculo. Hizo que la respiración fuera
más difícil, y su cabeza daba vueltas con todo tipo de ideas
traviesas.
Dev se inclinó sobre ella, sus manos agarrando su cintura y tirando
de ella hacia arriba de la cama. Era tan fuerte. El movimiento fue
rápido y sin esfuerzo. Presionó contra ella, sus manos
sosteniéndolo mientras sus labios se enganchaban en su cuello.
Besó su suave piel y mordisqueó su oreja. Paige dejó que sus
manos vagaran libremente por su espalda desnuda. Sus músculos
se tensaron bajo su toque.
Continuó explorando su cuerpo y lentamente se dirigió a la
cremallera y el botón de sus pantalones cortos. Hizo un trabajo
rápido con ellos, bajando los pantalones. Su polla saltó libre, y ella
jadeó.
—¿En serio no usas ropa interior?
Se rió entre dientes, conteniendo el aliento cuando agarró su
erección con la mano.
—Joder, Paige. Advierte a un hombre, ¿quieres? —gimió, con los
ojos en blanco mientras movía la mano arriba y abajo.
—¿Qué hay de divertido en eso?
—Eres un problema. ¿Lo sabías? —Le mordisqueó el cuello y,
finalmente, deslizó los tirantes por su vestido.
—Deberías saberlo. Yo tampoco estoy usando ropa interior.
Sus manos viajaron por su muslo y se deslizaron por debajo del
dobladillo de su vestido. Sus dedos recorrieron sus pliegues, ella
jadeó, arqueándose ante su toque.
—Joder, ya estás mojada. —Separó sus pliegues, su pulgar
rodando sobre su clítoris—. Tan lista para esto, ¿no es así, Birdie?
Paige asintió mientras se bajaba el vestido. Dev la ayudó a
quitárselo y se unió al resto de su ropa en el suelo. Le separó las
piernas, sujetándole las rodillas a la cama. Sus ojos estaban sobre
ella, devorándola.
Paige se habría sentido avergonzada si hubiese sido cualquier otro
hombre, pero era imposible sentir eso con Dev. No con la forma en
que la estaba mirando.
—Te quiero dentro de mí —susurró, moviendo sus caderas fuera de
la cama.
—Pronto, Paige. Pero primero… —Se inclinó y besó su montículo,
siguiendo rápidamente el roce de sus labios con una larga y lenta
lamida con su hendidura.
—Dev —gritó cuando se aferró a su clítoris.
Rodeó el apretado manojo de nervios con la lengua, una y otra vez.
Solo se separó para tomar lamidas. Fue la burla más grande. Su
lengua la llevó al borde, pero justo cuando sus piernas comenzaron
a temblar, justo cuando estaba a punto de caer al borde, Dev
retrocedió.
Ella gimió, su cuerpo acalorado y con una necesidad desesperada
de liberarse.
—Dev, por favor —gimió.
—Shh, Birdie. Me estoy divirtiendo ¿No es así?
El bastardo. Le sonrió victoriosamente. Sabía lo que estaba
haciendo.
—Quiero... —Se detuvo—. Por favor.
—¿Qué quieres? —Empujó un dedo dentro de ella, bombeando
lentamente— ¿Esto?
—No, sí. Quiero venirme.
Dev añadió un segundo dedo, luego un tercero. Su ritmo era lento y
no lo suficiente como para llevarla al límite. Continuando follándola
con los dedos, cerró la boca alrededor de su clítoris una vez más.
Esta vez, no se detuvo. Sus dientes rozaron el tierno nudo mientras
lo mamaba. Cuando su lengua se movió sobre él a un ritmo rápido,
las manos de Paige se cerraron en puños en el edredón. Contuvo la
respiración y su orgasmo llegó a la cima con un calor candente. Su
placer la atravesó una y otra vez mientras Dev continuaba con sus
movimientos. Su cuerpo tembló y se estremeció bajo su toque.
—Dev —jadeó.
La miró, sus ojos llenos de lujuria.
—¿Sí? —Su sonrisa era traviesa. Como un oso que descubre un
panal de miel y se lo quedaría todo para él.
—Ven aquí. —Torció su dedo hacia él, y él se colocó encima.
Su polla presionó su estómago mientras se inclinaba para besarla.
Sus lenguas se juntaron, y Paige se estiró entre ellos para agarrar
su erección. El enfoque de Dev en su beso se rompió cuando
apretó su longitud, colocándolo en su entrada.
—¿Está segura? —gimió cuando frotó su cabeza hinchada contra
sus pliegues húmedos y calientes.
—Estoy desnuda y debajo de ti. ¿Crees que estoy segura?
Su mandíbula se apretó, sus fosas nasales dilatadas.
—Quiero saber si estás segura. Que quieres esto tanto como yo.
Lo alineó contra ella y empujó sus caderas fuera de la cama,
deslizándolo dentro tanto como pudo. Cerró los ojos y se lanzó
hacia delante, llenándola por completo. Se movió lentamente,
saliendo antes de volver a entrar en ella.
Paige agarró su espalda, dejándolo marcar el ritmo.
Sin importar cómo se moviera Dev, sabía que la llevaría a la línea
de meta. Era grande. Lo suficientemente grande como para que el
placer tuviera una punzada de dolor que rápidamente fue
reemplazada por pequeños aleteos en su interior. Ella apretaba su
longitud cada vez que tocaba fondo, tratando de mantenerlo dentro.
Su placer creció y creció, su cuerpo temblaba por la dicha de todo.
Paige se dejó llevar, aferrándose al hombre grande y fuerte que la
besaba como si hubiera nacido para hacer precisamente eso.
Gimió su nombre, volviendo sus besos descuidados de la mejor
manera.
Dev no se quedó atrás. Sus caderas aumentaron la velocidad, su
agarre se hizo más fuerte, y gruñó su nombre contra su garganta
mientras se corría profundamente dentro. La abrazó a través de su
liberación, la besó suavemente y se derrumbó a su lado. Su gran
pecho se movió hacia arriba y hacia abajo mientras intentaba volver
a bajar. Su mano encontró la de ella, y entrelazó sus dedos.
—Deberíamos ducharnos —susurró—. Estoy tan sudado.
Paige se rió y saltó de la cama.
—¿A dónde crees que vas? —preguntó, sentándose, su cabello
completamente salvaje, sus ojos nublados por haber hecho el amor.
—Como dijiste. A la ducha. —Le hizo señas con una sonrisa,
sabiendo que la seguiría.
Capítulo 11
Dev

Dev parpadeó y abrió los ojos, momentáneamente confundido.


Hubo una suave caída de fuego presionando contra él.
Paige…
Pasó la noche en la cama de Paige. Tuvo sexo con su compañera.
Ahora no había vuelta atrás.
Saliendo de la cama, con cuidado de no moverse demasiado para
molestar a Paige, tomó su teléfono, un par de pantalones cortos y
se dirigió al patio.
—Bueno, si no es nuestro oso gruñón residente y simbólico —dijo
Casey como saludo cuando contestó su teléfono.
—No estoy en nómina.
—¿Qué quieres decir? ¿Dejaste de fumar? ¿Dejaste a tu
compañera sola sin ninguna protección?
—¿Qué? ¿Estás bromeando? Por supuesto que no. Está en la
cama. Las cosas han cambiado.
—Ah —se rió—. Te acostaste con ella.
—Lo hice. Ya no estoy en nómina. No me vas a pagar para cuidar a
mi compañera. Estoy haciendo esto como hombre, como oso. Es
mía para protegerla, y si hay que hacerlo, no me pagarán por ello.
—Noble como siempre —bromeó.
—Lo que sea. Solo asegúrate de no pagarme por este trabajo. Me
tomaré todo el tiempo que necesite.
—Estoy feliz de que finalmente te estés tomando un tiempo libre.
Dev negó con la cabeza.
—Por supuesto. Vacaciones.
—¿Cuándo se lo dirás?
Dev suspiró y se recostó en su asiento.
—¿Decirle qué?
—Todo. Asumo que no le has dicho que eres un oso. ¿Qué es tu
compañera? No puedes estar pensando en no aparearte con ella.
—No lo sé. Supongo que tendré que hacerlo. Al final.
—Hazlo antes, Dev. Si espera demasiado, es posible que se
moleste porque comenzó su relación con falsos pretextos. Los
humanos son raros con mierdas como esa.
—Sí. He pensado lo mismo. Lo intenté anoche, pero nos distrajimos.
La risa de respuesta de Casey fue tan fuerte que Dev tuvo que
apartar el teléfono de su oído.
—Estoy feliz de que obtendrás el tipo de satisfacción que viene con
encontrar a tu verdadera compañera —dijo su alfa, la honestidad se
traspasaba—. Te mereces un poco de felicidad, Dev. Simplemente
no dejes que esa actitud hosca tuya se interponga en el camino. Es
tuya, pero eso no significa que aceptará todas tus tonterías sin
molestarse nunca.
—He visto a Stewart enojarse por tus tonterías. Mira, me tengo que
ir. Tengo planes para el día.
Casey se rió entre dientes.
—Oh, apuesto a que sí. Cuídate hermano. Llámame si hay algo que
pueda hacer.
Dev terminó la llamada y pidió el desayuno al servicio de
habitaciones. Hizo todo lo posible y le pidió al conserje que lo
hiciera lo más especial posible. El hombre al otro lado de la línea
hizo una broma sobre los recién casados, pero Dev no le prestó
atención. Quería terminar esto para poder colarse en el dormitorio y
acurrucarse con su Birdie.
Su compañera.
Su Paige.
Estaba acostada boca arriba, su largo cabello negro cubriendo
ambas almohadas. La sábana se había movido, dejando al
descubierto sus pechos y todo el camino hasta la curva de sus
caderas.
Por dios, era hermosa.
Suave piel dorada que olía a miel.
Tan cuidadoso como pudo, se deslizó a su lado en la cama. Ella se
rió y se volvió hacia él, poniendo su mano sobre su pecho desnudo.
—¿De verdad crees que puedes meterte en la cama como un espía?
Eres enorme, Dev.
—Lo siento.
—De ninguna manera. No te atrevas a disculparte. Estoy feliz de
que hayas vuelto a la cama. —Se acurrucó a su lado, suspirando
felizmente—. No he dormido tan bien en años.
—Lo mismo digo —estuvo de acuerdo antes de besar su cabello.
—Así que sobre anoche… —comenzó.
Se quedó inmóvil, sus manos se detuvieron a mitad de camino a
través de un barrido de su largo cabello negro.
—¿Sí?
—Antes de pasar a más actividades sexuales, querías decirme algo.
¿Todavía necesitas hablar?
Dev suspiró.
—Hay cosas que debo decirte.
—Pero no quieres hacerlo ahora.
—Oh, quiero hacerlo —corrigió con un gruñido—. Pero ahora lo que
está en juego nunca ha sido tan importante.
—No entiendo lo que quieres decir.
—Hay cosas que no sabes sobre mí. Cosas que podrían cambiar lo
que hay entre nosotros. No, eso lo he dicho bien. Definitivamente
cambiará las cosas entre nosotros.
—Vaya. —Se incorporó y se apartó, escondiendo su cuerpo
desnudo. Su rostro estaba tenso por los nervios. Extendió la mano
para jugar con un mechón de su cabello, pero ella se apartó de su
toque.
—Recuerda que anoche dijiste que no importaría. Qué estarías bien.
Necesito saber que lo dijiste en serio.
Asintió, pero sus hombros estaban casi levantados a la altura de las
orejas.
—Soy un cambiaformas. —Dejó caer la palabra, esperando que de
alguna manera supiera exactamente lo que eso significaba. No lo
hizo. Parpadeó, esperando a que continuara—. Hay gente como yo
en todo el mundo. Tenemos un talento específico. Podemos
convertirnos en un animal. No de cualquier tipo. Cada guarida o
manada o lo que sea tiene el suyo. Soy un oso.
Arqueó una ceja hacia él.
—Te he visto desnudo. Soy consciente de que eres un oso.
Ahogó una risa.
—No es lo que quiero decir. Puedo transformarme físicamente en
un oso.
—¿Con garras y todo? ¿Una pequeña cola peluda?
—No tengo una pequeña cola peluda —gruñó.
—No sé. Casi siento que tendría que verlo para confirmarlo. Aunque
apuesto a que sí. Los osos tienen una pequeña protuberancia en
forma de cola en el trasero. Es la cosa más linda que existe.
—No estamos discutiendo lo correcto —gruñó, pasándose una
mano por la barba.
—¿Qué deberíamos estar discutiendo entonces? ¿Que el hombre
con el que tuve sexo anoche de alguna manera cree que puede
transformarse en un animal?
—Sí.
—Bueno, si crees eso, ¿quién soy yo para decir lo contrario?
—Birdie, esto no es una manera de opinar. Yo... —Se detuvo en
seco—. Espera. ¿Me estás jodiendo?
Sonrió ampliamente.
—¿Ustedes cambiaformas no se conocen todos? —preguntó,
sonriendo como un gato que se comió una canasta entera de
canarios.
—Algunos, sí. ¿Por qué?
—¿No recuerdas quién es mi principal compañero de reparto en
Falls of Gold?
Él siseó un suspiro.
—¿Quién?
—William Betts. Es una pantera.
—¿Lo es? Eso es nuevo para mí. No lo sabía.
—Vaya, bueno, ahora ese secreto está fuera. —Se encogió de
hombros—. No se lo dirás a nadie.
Sacudió la cabeza.
—¿William te contó mucho sobre los cambiaformas?
—Tenía que hacerlo. El primer día de la filmación, casi saltó sobre
uno de las pobres diseñadoras de vestuario.
—Espera, ¿lo viste reaccionar ante su compañera?
Paige asintió.
—Creo que así la llamó, sí. Han estado juntos desde entonces.
Creo que se casaron una semana después o algo así. Su agente
estaba enojado. Pero aparentemente, ¿el apareamiento dura? —
hizo la pregunta, buscando confirmación.
—Así es. El apareamiento dura. Sin embargo, no todos los
cambiaformas saltarán sobre su compañera de esa manera.
Algunos tenemos el control.
Se rió.
—Si conocieras a Will, sabrías que el hombre no tiene control. —Se
colocó un mechón de cabello detrás de la oreja—. Pero ahora, la
pregunta es, ¿quién es tu compañera? ¿Esto es lo que intentabas
decirme anoche? Podemos follar, pero no puedo enamorarme de ti
porque un día, ¿olvidarás todo sobre mí?
La agarró del tobillo y la arrastró hacia él, sujetándola entre sus
brazos.
—No. Nunca podría olvidarme de ti, Paige Kirby.
—Pero, ¿qué pasa con tu compañera?
—La estoy mirando directamente —susurró.
—La mi... —Sus ojos se abrieron— ¡Oh! ¡Oooh! ¿Estás diciendo
que soy tu compañera? Porque... —se volvió para mirar detrás—,
soy la única otra persona en la habitación.
Se rió.
—¿Tienes que hacer que todo sea tan divertido?
Se encogió de hombros.
—No es mi intención. Solo pasa. —Se humedeció los labios y le
pasó la mano por la barba, con el pulgar acariciando el labio
inferior—. Entonces, todo esto significa que cuando rompiste mi
teléfono, en realidad te estabas volviendo todo un compañero
conmigo.
Asintió.
—Sabes, eso tiene mucho sentido. Explica tu comportamiento
desde que nos conocimos. Eras tan varonil-hombre-alfa que me
preocupaba que estuvieras tomando jugo o algo así. Los esteroides
no son una broma.
Le pellizcó la cadera y ella se echó a reír.
—Yo no tomo jugo.
—Solo estaba comprobando.
—¿Eso es todo? ¿Esta es tu gran reacción a la noticia de que
somos compañeros? ¿No vas a entrar en pánico por tu futuro?
¿Sobre lo que esto significa para tu carrera?
Paige frunció el ceño.
—¿Es por eso que tenías miedo de decírmelo anoche? ¿Pensaste
que podría decidir retroceder?
No respondió, pero apretó la mandíbula.
—Tú, oso tonto. ¿Cómo pudiste pensar por un segundo que podría
resistirme? ¿No has notado la forma en que sigo arrojándome?
Echó la cabeza hacia atrás y se rió.
Una risa real que hizo temblar su cuerpo y toda la cama.
No se había reído en años. Décadas. La última vez que se rió,
probablemente era un niño pequeño metiéndose en una mierda con
Casey.
Pero esta mujer, esta compañera suya, podía hacerlo reír como si
no fuera tarea alguna.
Un fuerte golpe interrumpió su feliz mañana. Paige se levantó de un
salto, mirando hacia la puerta del dormitorio.
—¿Qué es eso?
—Ese será el desayuno. Pedí algunas cosas para nosotros.
Paige saltó de la cama, agarró su camisa del día anterior, se la
pasó por la cabeza y corrió a abrir la puerta.
—Paige —gritó detrás—. No abras la puerta. Tu trasero está a la
vista.
—Está bien, Osito Pookie, solo abriré la puerta.
—No me llames Osito Pookie —se quejó, poniéndose un par de
pantalones cortos.
—Bien entonces, Cola Esponjosa.
—Prefiero Osito Pookie —murmuró, corriendo hacia la puerta.
El miembro del personal ya estaba dentro de la cabaña, trayendo el
carrito con una montaña de alimentos para el desayuno. Se le hizo
agua la boca. Sus actividades nocturnas habían despertado su
apetito. Necesitaba comida y rápido, o probablemente se iba a
desmayar. Le dio una propina al trabajador y lo envió por su camino.
Paige tomó un trozo de tocino y lo mordió.
—Esto es mucho tocino y huevos.
—Estoy famélico. —Le robó su rebanada, besando su nariz cuando
ella chilló en protesta—. Vamos a llevar esto a la terraza.
—Buena idea. Podemos discutir la aventura del día.
Se acomodó en la mesa.
—¿La aventura del día? ¿Qué tenías en mente?
—Estaba pensando que podríamos alquilar motos de agua e ir de
excursión.
Dev frunció el ceño.
—¿Sabes cómo conducir una de esas?
Se encogió de hombros.
—Se suponía que debía aprender en el set, pero nunca tuve la
oportunidad. En cambio, hicieron que mi doble lo hiciera dos veces.
—Bueno, entonces —se llevó una taza de café a los labios—,
aparentemente, estamos alquilando motos acuáticas.
Estaba aterrorizado de que Paige resultara herida, pero se
aseguraría de que estuviera a salvo. La sonrisa en su rostro valía la
pena.
Capítulo 12
Paige

Paige no podía creerlo.


¿Qué divertido era ir en moto acuática?
Muy divertido.
No tan divertido como montar a un hombre como Dev, pero seguía
siendo divertido.
—Ibas demasiado rápido —lo reprendió cuando regresaron a la
cabaña.
Ella rió. Su cabello era un desastre, y su piel le dolía por el sol y las
ráfagas de viento. Demonios, incluso le dolía la boca de tanto
sonreír. No se había divertido tanto; no se había sentido tan libre en
tanto tiempo.
—Qué va.
Él arqueó una ceja hacia ella.
—Está bien, tal vez un poco, pero eso fue muy divertido. Quiero
hacer eso otra vez antes de que nos vayamos.
—Creo que estoy empezando a entender por qué Jackson te pone
tantas reglas. Eres un poco peligrosa, Birdie.
Puso los ojos en blanco.
—No empieces.
—Estaba bromeando. —La tomó en sus brazos y la besó como si
no hubieran tenido sexo en el océano hace una hora.
—Más te vale. Me gusta hacer las cosas por mí misma.
—Lo sé. Por eso lo hicimos. Ahora puedes decir que sí, así que no
hay razón por la que no te dejen hacerlo en el set. Solo tal vez, no
conduzcas tan rápido.
Paige tiró de su barba juguetonamente.
—Creo que sé lo que quiero hacer a continuación.
—¿Se trata de una siesta? Estoy agotado. No, tengo hambre.
Comamos, luego tomemos una siesta.
Soltó una risita y se dirigió al pequeño teléfono blanco con línea
directa al conserje.
—Eres un hombre así, Osito Pookie.
Gimió ante el apodo, pero ella sabía que secretamente adoraba que
lo llamara así. Seguro que la hizo sonreír hacerlo, especialmente
cuando se enojaba.
Paige ordenó un gran almuerzo porque aparentemente, su hombre,
¿oso? Era un gran comedor.
—Mientras esperamos, voy a intentar aclarar esto. Si no lo hago,
necesitaré una botella llena de acondicionador para desenredarlo.
No te metas en demasiados problemas. Le guiñó un ojo antes de
entrar en el dormitorio.
Apenas había terminado de quitarse los nudos de un lado de la
cabeza cuando sonó un teléfono. La voz profunda de Dev respondió
al primer timbre.
—¿Casey? —dijo a modo de saludo.
Eso llamó su atención. Tomando el cepillo, se dirigió a la sala de
estar, cepillándose el otro lado de la cabeza mientras observaba
cómo el rostro de Dev pasaba de una sonrisa despreocupada a un
ceño fruncido.
—Repite eso. Te voy a poner en altavoz para que Paige pueda oírte.
—Le indicó que se acercara.
—Las noticias informan que Paige está desaparecida —explicó
Casey. —Su equipo de gestión ha hecho una llamada para que la
encuentren. Encontraron tu teléfono destrozado en mi puerta. Así
que gracias por esa divertida complicación, Dev.
Dev se encogió de hombros.
—Supongo que debería haberlo tirado en un lugar diferente antes
de romperlo. Obviamente no lo pensé bien.
—¿Les dijiste que te contraté? —La voz de Paige tembló.
—Aquí es donde las cosas se ponen raras. Le dije a este tal
Jackson que nos contrataste para tomar unas vacaciones y que
estabas perfectamente bien. Exigió saber dónde estabas, pero le
dije que nuestra lealtad era hacia la persona que pagaba. En caso
de que lo hayas olvidado, esa eres tú. Eso no le gustó demasiado.
—Me lo imagino —murmuró Paige. Jackson iba a perder la cabeza
tan pronto como volviera a su vida real.
Si volviera a su vida real.
—Espera. Algo no tiene sentido. Si le dijiste a su manager que
sabes que Paige está a salvo, ¿por qué está en los medios pidiendo
su regreso?
—Esa es la parte rara. Es como si estuviera usando esto para que
la gente hable de Paige. ¿Es este comportamiento normal para este
chico, Paige? Porque, seré honesto, no me gusta ese hombre.
—Bueno, ahora que sé oficialmente que estaba rastreando mi
teléfono, supongo que es algo que haría. Es mucho más turbio de lo
que pensaba. No puedo creer que confié en él. Esto significa que ha
estado vendiendo mi ubicación a los medios durante años. Incluso
cuando estaba al borde de un ataque de nervios por la necesidad
de espacio, continuó empujándome. Siguió diciéndoles a los
paparazzi dónde estaba.
Dev pasó un brazo alrededor de su hombro.
—Lo siento, Birdie. Eso no puede ser fácil de escuchar.
—Me lo advertiste. No puedo creer que me traicionaría así.
—Casey, hablemos y propongamos un plan. Te haré saber lo que
queremos hacer en un momento.
—Lo entendiste.
Paige suspiró.
—¿No deberías estar tomando la iniciativa en esto? Bear Paw
Protection es su empresa.
—Sí. Tienes razón, pero ya no estoy en el trabajo. Lo llamé esta
mañana para avisarle que estaba de vacaciones.
Sus ojos se abrieron.
—Vaya. Así que ya no eres mi guardaespaldas.
—No, soy tu compañero. Ese es otro nivel de protección.
—Un nivel completamente diferente de guardaespaldas. Vaya, está
bien. Entonces, debido a que estás aquí como mi compañero, y yo
soy tu... compañera, ¿entonces cuál es el punto?
—Nosotros —corrigió—. Se nos ocurrirá algo y se lo haré saber a
Casey. Estará de acuerdo. Es mi alfa, pero también es como un
hermano para mí.
—Bueno, creo que su cerebro podría haber sido mejor en nuestra
situación actual. No es que sepa qué hacer. Obviamente. No tenía
idea de que mi equipo me estaba usando.
—Tranquila, Birdie. Mantengamos la calma y resolvamos algo.
Paige continuó cepillando su cabello. No tenía más nudos, pero el
movimiento repetitivo era relajante y le permitía meditar.
—¿Sabes lo que podríamos hacer? Tómate una foto y publícala en
otro lugar. No Hawái. Tal vez las Islas Vírgenes o México o algo así.
Podrías escribir que estás bien. Que tu equipo de gestión está
haciendo que esto sea algo que no es. Que simplemente te estás
tomando un tiempo libre.
—¿Funcionaría?
—Lo haría, sí. Te tomaremos una foto aquí, contra una pared en
blanco. Se lo enviaré a Casey, y él conseguirá que Joanie, nuestra
asistente técnica, lo manipule para que parezca otro lugar. También
lo publicarán. De esa manera, la dirección IP no se rastreará hasta
aquí. Eso es si es lo que quieres. Podríamos acortar este viaje y
lidiar con esto en Los Ángeles.
Paige respiró hondo.
—No puedo volver a Los Ángeles ahora mismo. Puede parecer
irresponsable e irracional, pero acabo de enterarme de que las
personas que se supone que están en mi equipo me traicionaron
una y otra vez. Necesito espacio y tiempo para pensar.
Dev asintió.
—¿Estás bien?
Paige consideró su respuesta a la pregunta por un minuto.
—Creo que no. No. Siempre supe que Jackson no era exactamente
una buena persona, pero no esperaba este nivel, ¿sabes? Pensé…
—Negó con la cabeza—. Creo que fui tonta al pensar que me debía
algún tipo de lealtad.
—No creo que eso sea tonto en absoluto. —Dev se veía tan
resuelto, tan serio, que le quitó un poco del dolor del corazón—. La
lealtad es muy importante. También lo es la confianza. Jackson te
quitó eso, y no está bien.
—¿Podemos hacer algo para distraerme de todo esto?
—Por supuesto. Tan pronto como tomemos una foto y se la
enviemos a Joanie. Cuanto antes la tenga, antes la gente dejará de
buscarte como persona desaparecida. Y sin mencionar que la
dirección IP les dará a todos un rastro falso a seguir.
Paige asintió y juntos movieron la mesita de la entrada. La pared
era de un blanco cegador sin decoración. Sería una imagen fácil.
Usando su teléfono, Dev tomó la foto y se la envió por correo
electrónico a Joanie.
—Ahora, ve a ponerte un traje de baño. Vamos a hacer algo para
distraerte de todo esto.
Paige suspiró.
—No creo que quiera volver a ir a Los Ángeles nunca más. No
después de esto.
—Oye. —Dev la tomó en sus brazos y la abrazó con fuerza—.
Vamos a tomar esto un día a la vez. Has tenido un buen susto.
—Pero sabías que esto estaba sucediendo de inmediato.
—Bueno, seguro. Pero es mi trabajo pensar en todo tipo de formas
de joder a alguien. Es bueno estar preparado para cualquier cosa
en mi línea de trabajo. No puedes culparte por esto.
Lo apretó, cerrando los ojos. Sus brazos grandes y fuertes eran un
lugar reconfortante para estar.
—Gracias por ser un poco más que un guardaespaldas en este
momento.
—¿Guardaespaldas? No. Soy tu marido, ¿recuerdas? Estamos en
nuestra luna de miel —Golpeó su trasero—. Ahora prepárate para la
playa. Vamos a nadar justo después de almorzar.
Dev volvió a llamar a Casey para informarle lo que sucedería, y el
alfa estuvo de acuerdo en que era el mejor curso de acción.
Mientras nadie supiera dónde estaba, tenía tiempo de averiguar
algo.
Ella y su Osito Pookie.
Capítulo 13
Dev

Fue difícil mantener la calma. Quería encontrar a Jackson y


retorcerle el cuello por lo que el hombre le había hecho a su
compañera. Paige estaba molesta y dudando de sí misma.
No le gustó ni un poco.
Era una mujer fuerte, segura de sí misma, talentosa y hermosa. No
merecía ser utilizada por Jackson. El manager probablemente había
hecho una fortuna vendiendo la ubicación de Paige al mejor postor
a lo largo de los años.
Dev no se lo había dicho, pero estaba bastante seguro de que
Jackson había vendido fotos a los tabloides. Antes de partir para
cualquier aventura de día que Paige había planeado, Dev envió un
correo electrónico a Joanie y Casey, pidiéndoles que investigaran
las finanzas de Jackson.
La gente hacía muchas cosas jodidas por dinero, pero tal vez había
otro motivo. Si lo había, quería saberlo.
Podría cambiar seriamente la forma de lidiar con el resto de esta
situación.
Y lo manejaría. La seguridad de su compañera era completamente
su responsabilidad.
—¿Cuál es el plan? —preguntó Dev— ¿Qué habías planeado para
hoy?
—Se suponía que iba a ser una inmersión en una cueva, pero no
estoy preparada para ello. Creo que quiero pasar un día aquí para
deprimirme. ¿Está bien? Si realmente quieres hacer la inmersión,
puedes hacerlo sin mí. No me importa.
—No. No voy a ninguna parte sin ti. Además, los maridos no dejan
que sus esposas se depriman solas.
Puso los ojos en blanco, pero la sonrisa tímida e insegura que trató
de ocultar fue todo lo que necesitaba. Dijo lo correcto. Tal vez no
era tan mal compañero después de todo.
Tal vez incluso sería un buen esposo.
Tranquilo, ahora, advirtió su oso. Acabas de hablarle de nosotros.
No vayas a reservar la iglesia. Tienes que darle tiempo para que se
asiente.
No era el momento adecuado para impulsar todo lo que hacemos
con respecto a su situación profesional. Paige todavía estaba en
estado de shock por la traición de Jackson. Lo que tenía que hacer
era animarla.
—Tengo una idea —anunció. Empezó a hurgar en las alacenas y
armarios de la cabaña hasta que encontró lo que estaba buscando.
Levantó una bolsa roja llena de vasos y tazones de plástico, con
una amplia sonrisa—. Vamos a construir algo.
Paige, que vestía un tankini rosa chicle que le hacía cosas a su
sangre, se rió.
—¿De verdad quieres construir castillos de arena ahora mismo?
—Sí. Hagámoslo. —La tomó de la mano, la condujo a través del
patio y bajó los escalones de madera hasta su pequeña playa
privada. Arrojó sus herramientas en la arena y comenzó a cavar un
hoyo.
—Sabes que nunca he hecho esto.
—¿Cavar un hoyo? —preguntó, observándola acomodarse a su
lado.
—No. Nunca he construido castillos de arena.
—No es demasiado difícil.
Se rió.
—Es para niños. Espero que no.
Trabajaron juntos en silencio durante un tiempo, pero Dev notó que
trabajaban bien juntos. Paige tarareaba por lo bajo, y de vez en
cuando, podría haber jurado que escuchaba palabras. Letras, lo
más probable.
—Creo que no reconozco lo que estás tarareando.
—Oh, no lo harías —se encogió de hombros—. Yo lo escribí.
Sus cejas se alzaron con sorpresa.
—¿Escribes letras? ¿La melodía también?
—Lo hago, sí. Es algo que me gusta hacer para divertirme. Un día,
quiero producir uno de mis musicales.
—¿Protagonizarlo también?
—Quizás. Si soy la mejor persona para el papel. Si alguien por ahí
tiene más talento que yo, lo lanzaré. No creo que se trate tanto de
ser la estrella como de crear algo duradero.
Dev asintió.
—A diferencia de este castillo de arena que desaparecerá con la
marea alta.
—Exactamente. Sabes, hay un límite para los papeles que obtendré
a medida que envejezca. Todos sabemos que la gente envejece
fuera de Hollywood. Es un lugar desordenado para estar. Me gusta
saber que tengo pasión por otra cosa. Ojalá pudiera tomármelo más
en serio.
—Quieres decir que desearías que Jackson se lo hubiera tomado
más en serio —comentó, poniéndose de pie de un salto. Se sacudió
la arena del culo—. Quédate aquí. —Dev subió corriendo los
escalones, agarró su guitarra y una de las libretas y bolígrafos de la
cabaña antes de regresar a la playa.
—¿Qué está pasando? —preguntó Paige cuando le pasó su amada
guitarra.
—Cántala para mí.
—No puedes hablar en serio. Pensé que nadie había tocado tu
guitarra.
Se rió suavemente.
—Estamos casados, ¿verdad?
Paige se rió.
—Parecías realmente en contra de todo el asunto de casarnos
cuando llegamos aquí, pero realmente te estás inclinando hacia eso
ahora. Te lo estás tomando muy en serio.
¿Cómo podría no hacerlo?
Literalmente fue el destino que algún día se emparejaran y casaran.
Pero eso no quiere decir que no hubiera algunos obstáculos serios
en su camino.
Paige tenía grandes sueños y no había mencionado un esposo o
hijos de verdad.
Sabía que eran compañeros, pero no habían discutido exactamente
desde siempre. Su día había sido interrumpido tan groseramente
por Casey llamando con una dosis de realidad.
Paige tomó la guitarra en sus brazos y la colocó contra ella. Sus
delicados dedos rasguearon los acordes maravillosamente. Solo se
estremeció un poco cuando sus dedos se ajustaron a la mordedura
de las cuerdas. Comenzó a cantar, e inmediatamente, se formó una
bola en la parte posterior de su garganta.
Que voz.
Definitivamente era su Birdie ahora porque la mujer podía cantar
como un ángel. Trató de concentrarse en la letra, pero era difícil
alejarse de la pura belleza del momento.
Su compañera le estaba cantando en una playa privada. Una
canción que ella escribió, una que contenía sus sueños.
El mundo exterior podría tratar de llamar a la puerta, pero este
momento les pertenecía.
—No sé acerca de esta transición —murmuró, moviéndose a través
de una estrofa un par de veces.
Dev escuchó atentamente este giro y notó la pequeña caída en el
tono que estaba captando. Le quitó la guitarra y tocó su melodía
para que ella pudiera escucharla cuando alguien más la tocara. Tal
vez eso la ayudaría a solucionar el problema.
—Tócala de nuevo.
Lo hizo, y con el ceño fruncido, se inclinó y movió sus dedos sobre
las cuerdas.
—Pruébalo de esta manera esta vez. —Dev tocó las notas varias
veces seguidas antes de que Paige interviniera con la letra.
—Eso está mucho mejor. Necesito recordar eso.
—Vas a recordarlo. O lo haré por ti.
—¿Tienes una mente de genio para la música o algo así? ¿Cómo
pudiste reproducir sin conocer las notas?
—No puedo leer partituras. Lo intenté, pero era demasiado esfuerzo.
Es más fácil para mí escuchar una canción un par de veces y luego
puedo reproducirla. —Se encogió de hombros como si no fuera
gran cosa.
—Eso significa que tienes oído musical. Eso es bastante
espectacular. Apuesto a que podría enseñarte a leer notas en muy
poco tiempo. Quiero decir, si alguna vez quieres aprender.
—No sé. ¿Habría tutora desnuda? Estaría de acuerdo si la hubiera.
Se rió.
—Tócala otra vez, Osito Pookie. Quiero escucharlo por última vez.
Pasaron las siguientes horas en la playa, tocando canciones y
cantando juntos. No fue el día más grandioso, pero definitivamente
cambió algo dentro de él.
Este fue un día, un momento, de pura sencillez con su compañera
donde ella lo había dejado entrar en su mundo creativo. Era
hermoso que quisiera compartir eso con él a pesar de que el dolor
de la reciente traición apenas se había curado.
Más que eso, era increíble que pudiera participar activamente.
Quería agradecer a sus estrellas de la suerte que decidiera
aprender a tocar la guitarra.
—Sabes, Dev, tienes una voz encantadora para cantar. Es tan bajo
y rico.
—No me pidas que cante en público. No lo haré. Esto es solo para
nosotros dos.
Paige se rió.
—Ni siquiera si bato mis pestañas y preguntó muy amablemente.
—Vamos a comer algo —dijo en lugar de responder a su
pregunta—. Tengo hambre, y tú también debes tenerla porque
estás diciendo tonterías.
—¿Hambre otra vez? Debes quedarte sin comida a menudo en
casa. ¿Cómo debe haber sido tenerte a ti, a Casey y a cualquier
otro oso como niños en crecimiento?
—Hubo muchas compras al por mayor.
—Te creo. —Regresaron a la cabaña— ¿Cómo fue crecer como un
oso?
Dev consideró la pregunta por unos momentos.
—Realmente nunca pensé en eso. Las únicas personas que
realmente conocía eran otros cambiaformas osos. Tendemos a
permanecer juntos. Es más fácil de esa manera. Además, somos
una familia.
—Eso debe haber sido agradable. Crecí un poco sola. Solo éramos
mi mamá y yo. Realmente nunca supe quién era mi padre. Tengo
una foto de él en alguna parte, pero se fue antes de que yo naciera.
No se molestó en volver.
—Oh, lo siento, Birdie. Sabes, como mi compañera, eso significa
que ahora también tienes una gran familia. Te aceptarán sin
problema.
—Me gustaría conocerlos a todos algún día.
—Lo harás.
Tarde o temprano, tendrían que discutir qué sucedería cuando
regresaran al mundo real, pero por ahora, todo lo que quería hacer
era seguir tocando la guitarra con su pareja en la cálida playa.
Eran solo ellos dos en el mundo, y no estaba listo para que eso
terminara.
Capítulo 14
Paige

Después de un día de deprimirse por la cabaña después de


enterarse de la traición de Jackson, Paige estaba lista para salir de
la cabaña. No dejaría que su mal manager arruinara su diversión.
Estaba aquí para pensar un poco y disfrutar de su tiempo libre.
También había algo que decir por el alivio que sintió.
Con su teléfono destruido, Jackson no tendría forma de rastrearla.
No podría darle a los medios su ubicación. Ningún fotógrafo
aparecería al azar. Era libre de bañarse desnuda y tener sexo en el
océano con su Osito Pookie.
Era liberador.
Casi tanto como era subir gratis a un avión con una identidad falsa,
lo era aún más que nadie pudiera encontrarla.
Hizo que salir de la cabaña fuera muy fácil. Paige y Dev alquilaron
un bote y condujeron a lo largo de la costa antes de dirigirse a un
lugar más apartado. Dev había aprendido a conducir botes y
navegar mientras era guardaespaldas de un político al que le
gustaba tomar sus vacaciones en mar abierto.
Aprendió muchas cosas como guardaespaldas. Su conjunto de
habilidades era diverso, y era casi aleatorio cuántas cosas podría
hacer gracias a los clientes. También era muy impresionante. Gran
parte de ella era autodidacta, al igual que su guitarra.
Dev era un hombre inteligente que no retrocedía ante un desafío o
ante el aprendizaje de cosas nuevas.
—Admiro eso de ti —dijo mientras descansaban en el bote.
—Haces lo mismo.
—No, no lo hago.
Sacudió la cabeza.
—Seguro que lo haces. Piensa en todos los papeles que has tenido.
¿Cuántas habilidades has tratado de aprender para ser una mejor
actriz?
—Bueno está bien. Muchos. Pero no es que los ejecutivos o los
directores estuvieran muy abiertos a que usara mis habilidades
recién adquiridas. ¿Todavía cuenta?
—Por supuesto que sí —se sentó y tiró de ella más cerca en el
amplio asiento de cuero blanco—. El conocimiento se queda en tu
cabeza aunque no te dejen usarlo en la pantalla. ¿Cuál fue lo que
más te gustó aprender?
—Montar a caballo. Al principio le tenía mucho miedo al caballo.
Son tan grandes que, con una patada en la cabeza, pueden
derribarte o morir. Los caballos son animales hermosos, pero
merecen el respeto que conlleva ser una bestia enorme.
Se rió.
—Espera hasta que veas a mi oso. Nunca más le tendrás miedo a
un caballo.
—Ver a tu oso. ¿Supongo que no puedes cambiar aquí?
—No. No sería la mejor idea en este pequeño bote, pero cuando
regresemos… —Se interrumpió y miró hacia otro lado.
—¿Cuándo tenga que volver a Los Ángeles, quieres decir?
—Asintió, tenso.
—Supongo que tenemos que abordar el oso en la habitación. —
Intentó ser graciosa, pero no funcionó exactamente. Dev suspiró y
cerró los ojos hacia el sol—. Dev. Tu trabajo está a solo una hora de
Los Ángeles. Tal vez podamos encontrarnos en el punto medio
cuando queramos vernos.
—¿Y qué sucede cuando tienes que estar en el lugar? ¿O cuando
te mudes a Nueva York para estar en Broadway?
Paige estaba callada. No tenía la respuesta, y todo lo que podía
sugerir no parecía muy factible.
No le pediría que dejara atrás a su familia de osos por un período
prolongado de tiempo. Puede que no haya crecido con una familia,
pero eso no significaba que no entendiera su importancia en la vida
de Dev. Probablemente sufriría por estar separado demasiado
tiempo.
—¿Pueden los compañeros perderse unos a otros? Si no
trabajamos en un sentido geográfico, ¿nos separamos? ¿Tienes
otro compañero?
Sacudió la cabeza.
—Realmente no es así como funciona. Consigo una compañera.
Esa eres tú.
—Vaya. Así que tenemos que resolverlo.
Asintió lentamente.
—Pero no tenemos que hacerlo de inmediato. Estás aquí para
pensar en tu futuro y tu carrera. Deberías estar haciendo eso.
Paige estaba callada. El único sonido era el de las olas azules
golpeando el bote. Los meció de un lado a otro. Paige consideró
todo lo que estaba aprendiendo poco a poco sobre los
cambiaformas.
—Entonces, si solo obtienes uno, eso significa que si me alejo,
¿estarás solo para siempre?
—Sí. —La palabra fue más un gruñido amargo.
—Sin presión —respondió. Una vez más, su broma fracasó—.
Bueno, no vives lejos de Los Ángeles. Eso significa que los
desplazamientos son posibles. No es ideal, pero factible. Si tengo
que ir al lugar, o si termino en Broadway, podemos estar separados
por un tiempo. Además, no lo sabes. Tal vez te canses de mí.
Sacudió la cabeza.
—No creo que eso sea posible.
—No lo sé —bromeó—. Puedo ser bastante molesta.
Besó su mejilla.
—No me gusta hablar de esto. Literalmente te acabo de encontrar.
Solo envolví mi cabeza alrededor de ti estando en mi vida hace
unos días. Si estoy tambaleándome, no puedo imaginar lo que está
pasando en ese cerebro humano tuyo.
—Mi cerebro humano está bien. Supongo que dependerá de lo que
suceda cuando regrese al mundo real. Si todavía tengo una carrera.
Si todavía quiero una.
—¿Todavía quieres actuar?
Asintió.
—Sí. Está en mi sangre, es parte de mí. No creo que pueda dejarlo.
Pero no si te causará dolor. ¿En qué tipo de persona me convertiría
eso?
—¿Cuál es tu recuerdo favorito al crecer?
Ella frunció el ceño.
—¿Qué tiene eso que ver con esto?
—Todo. Dime.
—Bueno, yo tenía este pequeño micrófono. Creo que mi madre lo
compró en la tienda de todo a dólar o algo así, pero me encantó esa
cosa. Pretendería cantar en él. Canté todas estas pequeñas
canciones al azar. Cantaría a dúo con mi osito de peluche. —Se
rió—. Y ahora hago un dúo con un oso real. Es curioso cómo
funciona la vida. Me encantó ese micrófono. Creo que dormí con él
debajo de mi almohada.
—Bueno, verás, es parte de lo que eres. ¿Qué clase de hombre
sería si te alejara de algo que amabas desde que eras una niña?
—Tal vez tenemos que tocar al respecto —dijo, levantándose para
agarrar la guitarra. Se recostó en el asiento, sacó el instrumento de
su estuche y empezó a rasguear— ¿Qué te gustaría cantar?
El rostro de Dev se puso serio. Se tomaba la música tan en serio
como ella. Empezó a tararear por lo bajo y Paige se le unió.
Cantaron una vieja canción clásica sobre Nueva York. Habría
enorgullecido a cierto cantante. Sonaban muy bien juntos.
Tal vez fue porque ambos tenían talento musical.
Tal vez fue porque eran compañeros y todo lo que hacían juntos
sería increíble.
Eso es lo que Paige quería creer.
—Creo que lo resolveremos juntos —susurró, colocando la guitarra
de nuevo en su estuche. Tomaremos la decisión correcta para los
dos. No solo para mí.
Dev se puso rígido y se sentó. Paige frunció el ceño, pensando que
a él no le había gustado su idea en absoluto.
—¿Qué ocurre?
Dev negó con la cabeza.
—Es la segunda vez que salimos de la cabaña y parece que nos
están observando.
Paige miró a su alrededor.
—Estamos rodeados de agua. ¿Quién diablos podría estar aquí?
—Esa es una muy buena pregunta.
—Bueno, ¿crees que tal vez te sientes un poco paranoico? Esta es
la primera vez que guardas a tu compañera. Tal vez estés
demasiado alerta. Quizá haya un delfín por aquí.
Dev frunció los labios hacia ella.
—¿Te estás burlando de mí, Birdie?
—Ni siquiera un poco —se rió—. No hay manera de que alguien me
encuentre. Si lo hubieran hecho, Casey nos habría advertido. Hasta
donde el mundo sabe, estoy en México, ¿verdad? En ninguna parte
cerca de aquí. Si algún imbécil me encontrara, sacaría a la
competencia y salpicaría mi cara en todas las portadas y sitios web.
—Eso es justo.
—¿Quieres volver a la cabaña?
Dev negó con la cabeza.
—Vamos a dar una vuelta. Podemos holgazanear a lo largo de la
costa.
Paige escudriñó el agua mientras Dev los conducía más cerca del
resort. Trató de ver qué lo había puesto tan ansioso, pero no podía
sentir los ojos sobre ella. Y no había nadie alrededor.
O se estaba perdiendo algo, o Dev estaba sintiendo algo que se
había perdido.
Apostaría su dinero en lo último.
Era un cambiaformas, después de todo.
Capítulo 15
Dev

Dev condujo el pequeño bote a lo largo de la costa, manteniendo


una velocidad baja y constante. No importaba la distancia que
pusiera entre ellos y su lugar original.
Todavía se sentía observado.
Examinó el horizonte acuoso y los cielos azules claros arriba. No
podía ver a nadie, pero eso no lo tranquilizó. Sus instintos le
gritaban que algo no estaba bien. Su oso nunca lo había
defraudado, y su animal no estaba dispuesto a arruinar las cosas
cuando había una compañera que proteger. Paige era demasiado
importante para ellos como para dejar las cosas al azar.
Giró el bote hacia su cabaña, y una vez que llegaron, lo dejó en la
orilla como el tipo del lugar de alquiler le había pedido que hiciera.
Alguien vendría a recogerlo. Las comodidades eran algo a lo que
acostumbrarse en el gran complejo elegante. Se ocupaban de todas
sus necesidades. Si querían un bote, se lo entregaban en su
cabaña en una hora. Lo mismo ocurría con la comida y todo lo
demás que pedían.
Dev casi quería mantener el bote allí en caso de que necesitarán
escapar rápidamente. En teoría, era una buena idea, pero no era lo
suficientemente grande para acomodarlo en su forma de oso.
Seguramente hundiría el barco con su peso si necesitaban pelear.
Si las cosas llegaban a ese punto.
Sería mucho más simple si supiera con qué diablos estaba tratando.
No era su imaginación, pero también estaba perdido.
Sentado a la mesa en su pequeña terraza privada, Dev bebió una
cerveza y repasó todo lo que había aprendido sobre su compañera
y su vida como estrella de Hollywood.
—¿Estás seguro de que Jackson no contrataría a alguien para que
te siguiera? —le preguntó a Paige entre tragos de su bebida.
—No me parece. Tenía un rastreador sobre mí. ¿Realmente habría
gastado el dinero en que alguien me rastreara también?
Gimió.
—Ese es un muy buen punto. Probablemente no. Estás bien. Te
estaba siguiendo para ganar dinero. Difícilmente usaría ese dinero
para controlarte si tuviera una aplicación gratuita para hacerlo.
—Y quiero decir, sin ofender, Osito Pookie, pero estás asumiendo
que esto se trata de mí.
Se sentó más derecho.
—¿Qué? ¿Qué quieres decir?
—Bueno, estamos sentados aquí asumiendo que se trata de mí.
Sobre algo que he hecho o alguien que está obsesionado conmigo.
Crees que podría ser Jackson o un fan rabioso, pero seamos
realistas. También estás en una línea de trabajo muy interesante.
¿No es posible que hayas hecho uno o dos enemigos a los que les
gustaría hacer un seguimiento de lo que estás haciendo y con quién?
Entrecerró los ojos, pero todo su cuerpo se enfrió a pesar del cálido
clima Hawáiano.
—Esa es una posibilidad.
—Por lo que entonces. Cuéntame. ¿A quién has cabreado
últimamente? ¿Hay algo que deba saber?
Dev terminó su cerveza con un gran trago.
—El último trabajo que tomé no fue muy bien. Fuimos contratados
por esta mujer para protegerla de un acosador. Resulta que atacó a
otra mujer. La mujer a la que golpeó recibió un golpe pero se curó.
Era la compañera de un cambiaformas.
—¿Quién? ¿El atacante?
—No, Jasmine Swindle era nuestro cliente. Golpeó a Ursula
Wagner, que resulta ser la compañera de Trevor Wagner. Es un
cambiaformas pantera despiadado. Estaban detrás de Jasmine para
que confesara su crimen. Nos contrató para protegerla, y lo hicimos.
No teníamos idea de lo que había hecho hasta que Wagner y su
gente nos atacaron.
—Defendimos a nuestro cliente, ya que nos pagaron por hacerlo.
Fue solo después de la batalla bastante brutal que nos dimos
cuenta de que Jasmine tenía la culpa. Casey y yo tratamos de
explicarle la situación a Wagner, pero juró vengarse. Como agencia
de protección, se supone que debemos investigar a nuestros
clientes. Nuestro técnico, el que estaba a cargo de todas esas
cosas, no hizo bien su trabajo. Casi nos costó nuestro negocio,
nuestra reputación y algunos miembros de nuestra gente. Lo
despedimos y contratamos a Joanie.
—Eso significa más allá de los sospechosos en mi lista;
necesitamos agregar el lío con las panteras y el empleado
descontento.
—¿Crees que Rick estaría detrás de esto? Sigue siendo un
miembro de la guarida.
—Pero lo castigaste. Podría estar molesto por eso, ¿no? Deberías
asegurarte de que Casey, su compañera y Joanie estén a salvo. Si
fuera un psicópata cabreado, podría querer vengarme de la persona
que me reemplazó.
—Joanie no tenía nada que decir en el asunto. Su alfa, Casey, le
dio un trabajo. No pudo negarse.
—Correcto, pero estás pensando como una persona racional. Si
nos siguen en Hawái, no estamos tratando con alguien que piensa
con claridad. Y eso si estamos siendo espiados. Todavía no hay
pruebas de eso. Todo lo que tenemos es tu instinto. Pensabas que
estábamos siendo observados dos veces. En un tribunal de justicia,
eso no se mantendría.
Él frunció el ceño.
—Supongo que no. Pero se mantendría en una corte de
cambiaformas.
Paige sonrió.
—Creo que necesitamos operar en ambos mundos. Tengo una idea.
Los cambiaformas reconocen a los demás, ¿verdad?
—No siempre. No tenía idea de que tu coprotagonista Will era un
cambiaformas pantera hasta que lo mencionaste.
—Pero dijiste que este tal Wagner también era una pantera. ¿No
sabrían las panteras acerca de otras panteras?
Asintió y se puso de pie. Era extraño lo bueno que era su
compañera para racionalizar todo esto. Sería un gran activo para el
negocio familiar si no tuviera ya todas estas aspiraciones
profesionales.
—¿Qué estás sugiriendo?
—Bueno, podría llamar a Will. Comprobar si puede ayudarnos a
hablar en paz con las panteras de Wagner. Ya sea que estén o no
detrás de esto, igual deberías poner fin a esa enemistad. Hasta que
lo hagas, siempre estarás paranoico y mirando por encima del
hombro.
—Eh. ¿Alguna vez pensaste en una carrera en diplomacia?
Paige se rió.
—Difícilmente. Solo creo que sería bueno para todos los
involucrados si no hubiera mala sangre. Además, si necesitamos
encontrar al presunto culpable, ¿no funcionaría mejor el proceso de
eliminación? —Se puso de pie y se apoyó en la barandilla de la
terraza, mirando el océano azul—. Piénsalo. Si nadie sabe que
estoy aquí, si nadie me ha reconocido, ¿realmente podría ser yo el
centro de todo esto?
—No sé.
Frunció el ceño y puso su mano en su cadera.
—Creo que es seguro asumir que podemos poner una marca de
verificación junto a esa posibilidad.
—No estoy eliminando la posibilidad de que estés en peligro.
—Y no te estoy pidiendo que hagas eso. Solo digo que podemos
centrarnos en otra vía. —Extendió su mano—. Teléfono, por favor.
—¿Qué? ¿Por qué?
—Porque este gran oso gruñón destruyó el mío, y tengo una
llamada que hacer.
A regañadientes se lo pasó. Paige marcó un número, pero tenía la
cámara encendida en lugar de hacer la llamada de voz normal.
—Paige. Mi esposa en pantalla. ¿Cómo te va la vida? ¿Teléfono
nuevo?
Sonrió a la cámara.
—Sí. Pensé que si hacía un chat de video y veías que era yo, tenía
más posibilidades de que respondieras.
William Betts se rió de buena gana.
—Buen pensamiento. Tienes toda la razón. ¿Qué pasa?
Paige hizo una mueca.
—Esto es un poco delicado. ¿Estás solo? Tenemos que hablar de
panteras.
El rostro de Will se puso serio.
—Sí, espera. —La pantalla se oscureció durante unos segundos
antes de que regresara—. Estamos bien y en privado. ¿Qué tienes
con las panteras?
—¿Conoces a las panteras de Wagner de la zona?
Él asintió en respuesta. Dev sintió que se le encogía el estómago
mientras observaba cómo se desarrollaba el intercambio.
—Oh, bien —Paige suspiró aliviada—. Necesito tu ayuda con algo
que los involucra.
—¿De acuerdo? —Will parecía inseguro.
Paige explicó que había escapado del centro de atención por un
tiempo y terminó encontrando a su compañero en su
guardaespaldas. Will pensó que era gracioso, pero cuando llegó al
hecho de que Dev pensó que los estaban siguiendo, se puso serio
de nuevo.
—Si Dev cree que alguien te está observando, tiene razón.
—Excelente. Gracias por eso —murmuró—. Porque realmente
esperaba que dijeras que estaba paranoico para que pudiéramos
seguir adelante.
—Lo siento. Los sentidos de los cambiaformas son muy precisos,
especialmente cuando nuestros compañeros están involucrados —
explicó Will. Puedo tratar de negociar la paz entre Dev y las
panteras de Wagner. Pero si están buscando venganza, será una
solución difícil. Son grandes creyentes del ojo por ojo.
—Correcto. Así que necesitamos que enciendas el encanto.
Ofréceles entradas para un estreno o una visita al set o algo así.
Will asintió.
—Veré qué puedo hacer, pero no prometo nada. Te devolveré la
llamada en un par de días más o menos.
—Gracias. Y saluda a tu esposa de mi parte. —Paige saludó a la
pantalla antes de finalizar la llamada. Se volvió hacia él—. Una cosa
hecha. ¿Siguiente? El oso despedido cabreado.
Dev dejó escapar un suspiro.
—Bien. Veamos qué ha estado haciendo Rick.
Esperaba que no fuera un miembro de la guarida. Esa sería una
píldora difícil de tragar.
Capítulo 16
Paige

Paige no podía creer cuánta confianza tenía Dev en ella. No solo la


estaba dejando dar su opinión sobre toda la situación, sino que
realmente estaba escuchándola. Más que eso, ni siquiera se quejó
cuando llamó a Will e insistió en que hablaran con Joanie y Casey
sobre Rick.
Incluso la dejó hacer la llamada.
—Voy a hacer una videollamada para que todos podamos estar
presentes en esta pequeña reunión familiar —explicó antes de
hacer la llamada.
Casey no tardó mucho en responder. Sonrió cuando la vio y ella le
devolvió la sonrisa.
—Bueno, si no es mi actriz favorita. ¿Cómo van las cosas en tu luna
de miel?
—Maravillosas —respondió, con más intención de la que tenía
derecho. Le dio a Casey un breve resumen de lo que estaba
pasando, desde los instintos de Dev hasta la llamada a Will y su
teoría sobre Rick.
Casey escuchó atentamente, asintiendo.
—Todo esto tiene mucho sentido. Tienes algo bueno aquí, Dev. No
lo jodas.
—Estoy tratando de no hacerlo.
—Cuando Rick fue despedido de Bear Paw Protection, ¿le dieron
otro trabajo en la guarida? —preguntó Paige.
Casey negó con la cabeza.
—No lo evitamos ni nada por el estilo, pero definitivamente no es mi
persona favorita en este momento. Su falta de diligencia puso al
equipo en un gran riesgo. No permitiré que nadie así trabaje para mí.
—Entonces, ¿qué está haciendo para obtener ingresos? ¿Lo has
visto últimamente?
—Yo no, no. —Apartó la cabeza de la pantalla—. Cariño, ven aquí
un segundo.
Paige aún no conocía a Stewart, pero sabía que era la compañera
del oso alfa. Saludó a la cámara con una brillante sonrisa.
—¿Qué tal están todos?
—¿Quieren saber si hemos visto a Rick recientemente?
Stewart se tomó un momento para pensar.
—Ahora que lo mencionas, no. No lo he visto. Sé que encontró
trabajo en la seguridad de Little May 's Honey. Es la tienda de miel
aquí en la ciudad. Lo dirige una de las familias de la guarida.
Necesitan seguridad porque hubo algunos robos de colmenas
desde que comenzaron a extinguirse.
—Entonces tiene un trabajo. Eso significa que será fácil saber si ha
estado en Ponoma todo este tiempo. ¿Podrías investigar eso?
¿Contáctanos tan pronto como puedas?
—Claro que sí —respondió Casey—. Ustedes dos tengan cuidado
ahí fuera.
Paige lo despidió.
—Todavía no estoy segura de que esté pasando algo.
—Bueno, no lo harías —comentó Stewart—. Sin embargo, es mejor
confiar en esos instintos cambiantes. Muy rara vez se equivocan. Si
Dev cree que pasa algo, entonces créele.
Paige puso los ojos en blanco.
—Eres la segunda persona que me dice eso en unos veinte minutos.
Lo tomaré en consideración, pero ¿podemos reconocer también
que los cambiaformas son sensibles...?
—Cierto —gruñó Dev juguetonamente— pero con una ventaja.
—Solo quiero decir que todos ustedes son muy sensibles cuando se
trata de su compañera. Sigo pensando que hay un poco de
hipervigilancia en juego aquí.
—Eso no refuta el miedo de Dev. Ambos pueden ser ciertos.
Paige hizo un puchero.
—Supongo que tengo que admitir eso. ¿Investigarás a Rick y nos
avisarás tan pronto como tengas algo?
—Por supuesto —le aseguró Casey—. Mientras tanto, mantenernos
informados sobre cualquier novedad. Quiero saber si estás
sintiendo más globos oculares.
—Entendido —dijo Dev antes de que Paige terminará la llamada.
—Otra cosa buena está hecha.
—Genial, ahora podemos pasar a ese fan tuyo.
Paige chasqueó la lengua con molestia.
—No será Louis Eaton. Te dije que perdió interés en mí cuando
salió la segunda película.
—Pero aún podría estar colgado de ti. —Dev entró en la cabaña y
regresó con un portátil. Se sentó a la mesa y comenzó a teclear
furiosamente. Giró la pantalla hacia Paige con una sonrisa— ¿Ves?
Paige se sentó a su lado y se acercó el portátil. La página de redes
sociales de Louis Eaton mostraba una bonita playa con agua azul
clara. No era su punto de vista exacto, pero estaba cerca.
—Esta podría ser cualquier playa. No prueba que esté en Hawái.
Mira el subtítulo. Sólo escribió relajante. Esto podría ser en
California.
—¿Crees que esta es una playa cerca de Los Ángeles?
—Bueno no. El agua está demasiado limpia para eso. Pero admito
que no se ve muy bien. ¿Puede Joanie rastrear su pasaporte o los
gastos de su tarjeta de crédito o algo así?
—Podemos preguntar, sí. —Dev tomó su teléfono y le envió un
mensaje de texto rápido. El gurú tecnológico de la guarida de osos
no tardó en responder. Les avisaría en el momento en que tuviera
alguna noticia.
—Ahora, todas las bases de las que somos conscientes han sido
cubiertas. Si alguien nos está observando, creo que pronto
descubriremos quién es.
—Y dado que no está en los tabloides, ¿podemos eliminar a
Jackson de la lista de sospechosos?
Dev frunció el ceño profundamente, se cruzó de brazos y se reclinó
en su silla.
—No sé. No creo que podamos eliminarlo por completo de la lista
de posibles sospechosos.
Paige no se vendió.
—Es bastante turbio, pero ¿cuál sería su motivo sino vender mi
ubicación? Llevamos aquí casi una semana y me declaró
desaparecida.
—Precisamente. Mientras sepa dónde estás, pero no diga una
palabra a los medios, tiene el control de la situación. Puede utilizarlo
y mantener tu nombre en todas las plataformas sin preocuparse de
encontrarte más tarde.
—Maldita sea —se quejó—. Eso en realidad tiene un poco de
sentido. Maldito seas, Dev Weaver. Eres inteligente y bueno en
estas cosas.
—Eres bastante buena también —agregó. Se puso de pie, tirando
de ella para que se pusiera de pie. La condujo escaleras abajo y al
agua—. Diría que tenemos que bañarnos desnudos por última vez,
pero dadas las circunstancias, no me arriesgo. Si alguien nos está
mirando, no quiero que tengan una vista de tu cuerpo desnudo.
—Entendido. No te gusta cuando hago cabriolas desnuda frente a
otras personas. Pensó en los desnudos que había hecho en su
carrera. No lo conocía entonces, y él no podía sentirse mal por
quién era y qué hacía para ganarse la vida.
Pero se preguntó qué diría si supiera que tenía una escena de
besos con Will. Probablemente lo odiaría y se enfurecería como un
verdadero oso durante una escasez de salmón. Mejor no mencionar
eso todavía. Quizá más adelante, cuando estuvieran más
asentados en su relación y definidos sus roles.
Paige no dejaba de actuar, pero si el contacto físico con otro
hombre incomodaba a su chico, ¿continuaría haciéndolo por su
carrera? ¿O tomaría la decisión de ir por lo que pedían los
directores? Era algo difícil de pensar.
Es algo así como lo que harían si tuviera que ir al lugar para filmar
por un tiempo.
Paige dejó vagar su mente mientras nadaban en el océano azul
cristalino. No le importaría no volver a besar a otro hombre, pero no
era por Dev. Esa era una ventaja adicional.
Si era honesta sobre lo que quería de su carrera, no eran más
papeles en los que interpretaba a la novia predecible. Quería que la
tomaran en serio, y eso era en papeles más dramáticos, y
obviamente, en el teatro.
Una pequeña voz en la parte posterior de su cabeza le ofreció otra
posibilidad. ¿Podría elegir no actuar y escribir todo tipo de guiones y
canciones? ¿Podrían comenzar a escribir una pieza propia? Tal vez
esa podría ser la dirección de su carrera. Ser autora, incluso
directora, no necesariamente la pondría directamente en el centro
de atención.
Podía recuperar un poco de su anonimato. Sería útil cuando
tuvieran hijos.
El pensamiento la sorprendió.
Paige nunca había pensado en establecerse lo suficiente como para
tener hijos.
Fue Dev y su aparición inesperada y repentina en su vida lo que la
hizo desear cosas que había pensado que estaban completamente
fuera de discusión.
No parecían tan intensos o alejados de su realidad. De hecho,
sonaba bastante maravilloso. Se imaginó a Dev en el avión con un
bebé propio en lugar del hijo de un extraño. Les contaría historias y
les cantaría hermosas canciones de cuna. Podría enseñar a sus
hijos a tocar la guitarra.
Podrían criarlos con sus primos en la tierra de los osos en Ponoma
y vivir una existencia más tranquila. Quizá sólo subiera a la ciudad
cuando su trabajo lo requiriera.
Ahora era una posibilidad.
Su vida de reglas rígidas que odiaba se estaba convirtiendo
lentamente en una vida de oportunidades.
Y todo por culpa de un oso gruñón.
Capítulo 17
Dev

Un enorme trozo de pastel de chocolate ocupaba casi todo el ancho


plato blanco. Estaba húmedo y oscuro, rociado con aún más
chocolate. Olía divino, y Dev no podía esperar para probarlo. Quería
darle a Paige el honor del primer bocado.
Durante su semana juntos, la vio salir lentamente de la jaula que su
trabajo y sus reglas habían creado. Las personas a las que dejó
entrar en su círculo íntimo no le habían sido leales sino a sus
propios objetivos. No tenían su mejor interés en su corazón. Solo
estaban por sí mismos, y Paige finalmente se había dado cuenta.
Cada regla que rompió, desde las más grandes hasta las más
pequeñas, fue significativa.
Entonces sí. Insistiría en que diera el primer bocado. Además, tenía
un motivo egoísta para ello. Le encantaba verla comer cosas
decadentes. Cerró los ojos cuando rodaron hacia atrás y gimió en
voz alta. Fuera de sus actividades en el dormitorio y el canto, era el
mejor de los momentos juntos.
Cuando no se mantenía encerrada en una jaula, Paige Kirby era
desinhibida y libre.
Fue jodidamente hermoso estar con ella a lo largo del viaje.
Dev empujó el plato hacia ella, con una amplia sonrisa. Se sentía
más relajado que en años. Fácilmente podría echarle la culpa a la
hermosa vista y la cabaña privada en la playa, pero sabía la verdad.
Era estar aquí con su compañera lo que hizo toda la diferencia.
Encontrarla lo había cambiado todo.
—Toma un bocado —dijo, señalando hacia su postre.
Paige asintió.
—Estaba tratando de ser cortés antes de hacerlo.
Se rió.
—Birdie, empieza.
Tomó el único tenedor y lo cortó en la exuberante pieza con una
sonrisa feliz. Se llevó el bocado a la boca y se tomó su tiempo. Era
casi una tortura observarla. Casi sensual. Como esperaba, sus ojos
se pusieron en blanco y se cerraron con un suspiro.
—Ese es el mejor pastel de chocolate que he probado. Es mejor
que el sexo.
Dev echó la cabeza hacia atrás con una carcajada.
—Entonces necesito mejorar mi juego.
Se encogió de hombros.
—Si sientes la necesidad de competir, adelante. De cualquier
manera, obtengo pastel y sexo. Desde donde estoy sentada, eso
significa que estoy ganando. —Tomó otro bocado antes de
deslizarlo hacia él.
—Tal vez la próxima vez, cada uno obtenga una pieza entonces.
Se rió.
—Entonces no podremos pelear por el último bocado. ¿Dónde está
la diversión?
Rió de nuevo.
—¿Quieres pelear por un pedazo de pastel?
—No. Sobre esta pieza. Este no es un pastel normal. Está hecho
por ángeles en Hawái. Es mágico. Voy a extrañar este lugar cuando
sea hora de irme.
Asintió. Irse era inevitable. También se acercaba mucho más rápido
de lo que le gustaría.
—Tal vez podamos volver aquí algún día para unas verdaderas
vacaciones. No es que no haya disfrutado nuestro tiempo juntos,
pero ambos hemos estado bastante distraídos por todo lo que está
pasando en el mundo real.
—Todavía no me crees que alguien te estaba mirando.
—Mirándonos —corrigió—. Creo que crees que alguien estaba
vigilando, y eso es suficiente para mí. No podemos hacer mucho al
respecto, para ser honestos. Solo podemos esperar a que Joanie,
Casey y Will se comuniquen con nosotros.
—Pero no crees que salga nada de eso. —No hería sus
sentimientos, exactamente, pero no se sentía muy bien que no
creyera en su palabra.
—Creo que obtendrás paz con lo de la pantera, así que, en todo
caso, eso es bueno.
Se quejó, y Paige señaló hacia el pastel.
—Toma otro bocado. Esto lo arregla todo.
Hizo lo que ella le dijo, y aunque el chocolate estaba delicioso, no
pudo evitar la sensación de que se estaba perdiendo algo. Una
pieza del rompecabezas. Habían tomado todas las precauciones
para venir aquí. Solo había unas pocas personas que conocían su
ubicación.
—¿Cómo sabes que el personal no te venderá de nuevo?
Paige tamborileó con las uñas sobre la mesa.
—Todas las personas famosas vienen aquí para escaparse. Se
enorgullecen de atender a los ricos y famosos y de guardar sus
secretos. Además, sabes que estamos registrados como el Sr. y la
Sra. Weaver.
Murmuró.
—Por eso creo que esto tiene que ser más sobre ti que sobre mí.
Aquí nadie me conoce realmente, pero usamos tu nombre, lo que
significa que podrías ser tú quien esté en problemas en este
momento. Tendría sentido.
Tenía un punto. Tomó otro bocado del pastel.
—Eres muy inteligente.
—Sí, gracias, lo sé —bromeó.
—¿Cuándo es esa reunión con la directora elegante? ¿Francesca
Cortez?
—Es en unos días.
—¿Y todavía crees que quieres evadirte?
Paige pensó en esto por un momento. Se humedeció los labios y se
apartó el cabello del hombro con nerviosismo, considerando su
pregunta.
—El papel en esa película sería más serio, pero no creo que me lo
dé. Insistió en darme otro papel en lugar del personaje principal.
Quiere a alguien que sea más conocido por su estilo dramático.
—Creo que deberías ir. Aboga por tu caso. Y cuando lo hagas,
debes ser sincera acerca de sus objetivos. Tienes que ser honesta
de que estás buscando un cambio de dirección. Demonios, tal vez
ayudaría decirle que estás pasando por un cambio de agente.
—¿Qué? ¿Cómo ayudaría eso?
—Dijiste que Jackson solo te ve de una manera específica. Tal vez
si tuvieras a alguien en tu equipo que cree en tu talento, en todo tu
talento, te mencionarían más durante las reuniones de negocios.
—Ese es un punto válido.
Su pecho se hinchó de orgullo sin ningún aviso de su cerebro.
Estaba feliz de poder ayudar a su compañera. Era rápida e
inteligente. Ayudarla como lo había hecho con su mini investigación
no era tarea fácil.
Pero haría lo mejor que pudiese. Podría ayudarla a ver que no
necesitaba subestimarse.
—Deberías decirle que tienes guiones escritos para musicales. Tal
vez incluso preguntarle si le gustaría escucharlos. ¿Quién sabe? Tal
vez quiera invertir.
Paige hizo una mueca.
—Así no es realmente cómo funciona la financiación de las
películas.
—¿No? ¿No te acercas a la gente y les pides dinero a cambio de
creer en tu visión de las cosas?
—Bueno, sí, algo así.
—Entonces presenta el musical en el que has estado trabajando. El
que cantamos juntos. Te apuesto a que la impresionarás.
Se sonrojó.
—Ni siquiera está listo. Necesita demasiado trabajo antes de que
alguien realmente pueda verlo. Necesito corregir algunas líneas y
algunos cambios de transición...
—Detente, Birdie. —Puso su mano sobre la suya—. Estás poniendo
obstáculos. Vamos a llevarte a la reunión y luego puedes contarle
sobre tu musical. Lo peor que podría hacer es decir que no,
¿verdad?
—También podría contárselo a todos los que conoce, y luego
estaría arruinada en la ciudad.
Dev trató de considerar sus palabras cuidadosamente. No había
manera de ser delicado al respecto.
—Si tuvieras que alejarte del negocio del cine, ¿lo harías?
—Sí —respondió de inmediato. La velocidad lo sorprendió. Había
anticipado alguna reacción violenta.
—¿Qué? ¿Por qué?
—No parezcas sorprendido. Tú me diste la idea.
—Pero no quiero ser la razón por la que te vayas si es lo que
quieres.
Paige se encogió de hombros.
—A veces, los sueños cambian cuando ciertas personas entran en
nuestras vidas. Y eso está bien, ¿verdad?
Asintió.
—¿Y tus sueños están cambiando, Birdie? ¿Todavía quieres volar
hacia el sol?
—Tal vez un poco, pero te sigo viendo en el avión con el bebé en
brazos. Si me voy a escribir este musical y me asocio con
Francesca, ¿me chamuscaré las alas, me estrellaré y me quemaré?
Dev tomó su mano entre las suyas.
—Creo que puedes volar alto y no quemarte en absoluto. Es algo
que siempre has querido, y eres una cantautora talentosa. Ve a la
reunión. Plantéale la idea a Cortez. Mira lo que dice. Quizás te dé
un buen papel en su próxima película. Tal vez esté intrigada y te
ayude con el musical. No lo sabrás a menos que lo intentes. Te
acompañaré en el viaje, en lo que elijas. Todo lo que necesitas
recordar es que creo en ti. ¿Si quieres tener cachorritos más
adelante? Entonces podemos hacer que eso suceda.
—Pero, ¿qué quieres de tu vida, Dev? Odias a los actores y ser el
centro de atención. ¿Realmente desafiarías eso?
—¿Por qué no? Puede que odie ser el centro de atención, pero te
quiero más a ti. Además, soy un oso. Si lo necesito, puedo hibernar
en el mejor de los casos.
Paige se rió mientras se levantaba. Se sentó en su regazo y cerró
los brazos alrededor de su cuello.
—Ni siquiera sé lo que eso significa, Dev.
—Significa que eres mi compañera. Mi compañera. Si eliges
permanecer en los focos por un tiempo, puedo esperar. Conozco a
un gran guardaespaldas que podría estar a tu lado en cada paso del
camino. —Empujó su cabello sobre su hombro y la besó
suavemente.
Sí, Dev odiaba a los actores. Pero eso no es lo que era Paige.
Ella era su Birdie, y no la enjaularía.
No ahora.
Jamás.
—Quiero que uses tu voz, Birdie. Quiero que hables y digas lo que
quieres y necesitas. Rugir. Siempre. Rugir.
—Los pájaros no rugen. Cantan o gorjean. Pero no eres como
cualquier otro pájaro. Eres compañera de un oso. Serás la madre
de osos. Puedes rugir. Sé que está ahí. Has estado callada
demasiado tiempo. Rugir, siempre. Prométemelo, Birdie.
Paige asintió.
—Rugir, siempre.
Capítulo 18
Paige

Paige se estiró en la cama grande y mullida, suspirando feliz. El


cuerpo musculoso y cálido de Dev estaba junto al de ella. Se dio la
vuelta y la tomó en sus brazos. El sol bañaba la habitación con un
brillo agradable y el aire olía a océano y flores. Era una mañana
perfecta.
Su última mañana en la cabaña si finalmente conseguían una
respuesta de Joanie o de Will.
Ninguno había llamado, pero eso no era extraño. Esperaba que Will
tardara un tiempo en negociar la paz con las panteras. Joanie ya
podría haber tenido una respuesta, pero Paige no quería insistir en
el tema. Dejar esta cabaña significaba volver al mundo real, y aún
no sabía si estaba lista para eso.
—Ya es mañana. —El susurro de Dev hizo temblar toda la cama.
Paige se rió y besó su mejilla barbuda.
—Buenos días. ¿Cómo has dormido?
—Estuvo bien. El sonido del océano es como la mejor máquina de
ruido blanco del mundo.
—Estoy de acuerdo. Sin embargo, todavía tuve un sueño extraño.
Me perseguían y tuve que cruzar a nado el océano.
—Creo que puse esa idea en tu cabeza con todo mi asunto de que
estamos siendo observados.
—Eso es posible —estuvo de acuerdo— ¿Crees que se pondrán en
contacto con nosotros hoy? No nos queda mucho tiempo de estar
aquí. Cuando llegué por primera vez, le advertí al personal que
podría extender mi viaje a dos semanas. Ahora no puedo hacer eso,
¿verdad?
—No. Tienes esa reunión la próxima semana y no te la perderás. Si
deseas continuar de vacaciones, puedes venir a casa conmigo en
lugar de regresar a Los Ángeles. Te dará tiempo para planear lo
que quieres hacer con Jackson. Tal vez encuentres un nuevo
representante.
—Esa no es una mala idea.
Siguieron descansando en la cama mientras el sol arrojaba más luz
y calor sobre las paredes.
—¿Recuerdas nuestro primer día? Te enojaste mucho conmigo por
tener solo una habitación. Ahora nunca me dejarías dormir en el
sofá.
—Maldita sea, maldita sea. No lo haría. Pertenecemos a la misma
cama, por los siglos de los siglos.
Una fuerte serie de golpes resonó en la casita. Paige saltó de la
cama, emocionada. Ese será nuestro desayuno. Pedimos
croissants. Se puso una bata y bailó hasta la puerta principal.
Dev se rió entre dientes mientras agarraba un par de pantalones
cortos y se los deslizaba. Cuando se unió a ella en la cocina, Paige
se estaba preparando para llevar todo en la terraza. Los croissants
olían a mantequilla, y el olor a café golpeó su nariz.
—Me muero de hambre —anunció Dev, frotándose la barriga.
—Por supuesto. —Se rió—. Siempre tienes hambre.
Tomaron su desayuno afuera. Ahora era su rutina. Comer al aire
libre, descansar al sol con una taza de café y luego irse a la
aventura durante un par de horas. Era un tipo de día tranquilo.
Dev roció una buena cantidad de miel en un croissant recién hecho
y se lo comió de dos bocados. Agarró otro, esta vez cargándolo con
chocolate para untar y fruta. Antes de que pudiera tomar un bocado,
sonó su teléfono. Maldijo en voz alta y deslizó el teléfono hacia ella.
Estaba un poco sorprendida, pero era una cosa de tan pareja que
hacer. Se sintió más mareada que sorprendida.
—¿Hola?
—Paige, hola. Soy Casey. Estoy aquí con Joanie. ¿Están bien?
—Sí, estamos bien. Si lo estaremos por mucho más tiempo es otra
cuestión. ¿Qué has averiguado?
Casey suspiró.
—Bueno, ¿el fanático rabioso, Louis? Está en Australia. No es
nuestro hombre. Pero un par de días después de que te fueras a
Hawái, Rick llamó a su trabajo para informar que estaba enfermo y
no lo han visto desde entonces.
—Vaya. Bueno, eso no significa nada, ¿cierto?
—Los cambiaformas no se enferman —respondió Dev, tocándose la
oreja para indicar que podía escuchar a su alfa.
Sin embargo, Paige presionó el botón del altavoz.
—¿Sabemos dónde ha ido?
—No. Intentamos localizarlo, pero no hubo suerte. No ha habido
actividad en sus tarjetas. Iremos en unos minutos para ver si está
en casa haciendo algo en el ordenador o lo que sea que hacen esos
tipos de tecnología.
—¿Nos mantendrás informados? —Paige contuvo la respiración.
—Lo haremos, sí. Tal vez haya una buena razón por la que no se
ha movido, pero hasta que lo veamos, se lo haremos saber. Pero no
ha hecho nada malo. No es como si pudiéramos detenerlo por ser
un negligente incompetente...
—Cierto. No tenemos idea de si está realmente involucrado.
Háblanos pronto. —Dev tomó el teléfono—. No estará en su casa.
Está aquí.
—Podría ser —estuvo de acuerdo Paige—. O conoció a una buena
persona, y están ocupados haciéndolo.
Dev puso los ojos en blanco ante su sugerencia.
—Sigo pensando que son las panteras.
—Will nos llamará, uff. Will dejará… —Sacudió la cabeza con un
resoplido—. No hay manera de decir su nombre sin repetir la
palabra—. William nos alertará tan pronto como pueda. —Paige
adoptó un acento británico para decir el último pensamiento, casi
rompiendo en una risita—: Incluso puedo hacer acentos. Fácilmente
podría ser una pieza de época. Tal vez haga un plan en Londres.
—Lo que te apetezca —dijo Dev con una sonrisa.
Todo esto de que alguien creyera en ella era nuevo.
No, nuevo en el sentido de que nunca antes había sido apreciada
por su talento, pero diferente. Dev no la vió y la encasilló. La miró y
vio a una mujer que podía ser cualquier cosa que se proponga. Era
refrescante y entrañable.
—¿Quieres bañarte desnudo de nuevo antes de que nos vayamos?
—preguntó, moviendo las cejas.
—¿Olvidaste la parte en la que literalmente estamos tratando de
descubrir quién nos está espiando? —Dev se resistió.
—¿Honestamente? Sí. Quiero hacer eso de nuevo. Fue muy
divertido.
—Tal vez en nuestra luna de miel real.
Ella jadeó suavemente.
—¿Acabas de decir en nuestra luna de miel?
—Lo hice, sí —sonrió—. Pero no cuando estamos siendo
observados.
— Potencialmente siendo observados —corrigió.
Dev la tomó en sus brazos, la echó sobre su hombro y los condujo
al dormitorio, donde la colocó con cuidado sobre la cama.
—Ponte tu traje de baño. No podemos bañarnos desnudos, pero
podemos ir a nadar mientras esperamos que Will llame.
Paige comenzó a quitarse el pijama.
—Este es nuestro último día en la cabaña. ¿Qué te gustaría hacer
como nuestra última aventura?
Sacudió la cabeza.
—Oh, esta no será nuestra última aventura. Tenemos toda una vida
de eso. Pero si tuviera que elegir una cosa para hacer, diría que
deberíamos volver a salir en el barco.
Paige puso los ojos en blanco.
—No creas que no sé lo que estás haciendo. Estás tratando de
sacarnos al aire libre para explorar la costa de nuevo.
Se encogió de hombros.
—Sí. Llévate el teléfono contigo en caso de que Will llame.
Paige quería discutir, quería señalar que no había forma de que
alguien los estuviera vigilando sin su conocimiento, pero no era una
cambiaformas.
Lo que sí sabía era que los otros dos cambiaformas estaban tan
asustados como Dev.
Will y Casey estaban haciendo reconocimiento para evitar que ella
se lastimara. ¿Cuándo había ganado tanta gente para cuidarla y
amarla?
Esto era definitivamente nuevo y definitivamente maravilloso. Y
pensar que una vez que fuera oficialmente la compañera de Dev,
habría otras personas por las que podría cuidar y que podrían
cuidar de ella.
Apenas podía esperar.

***
El teléfono sonó en su mano y le hizo señas al conductor para que
se detuviera. El rostro de Will brillaba hacia ella desde la pantalla,
pero apenas podía escucharlo gracias al viento y las olas.
Se las arregló para llamar la atención de Dev, y apagó el motor,
dejando el bote al ralentí.
—¿Qué pasa? —Gritó.
—Will.
Dev corrió hacia ella y se sentaron en uno de los bancos.
—¿Qué sucedió? —Paige le preguntó a su coprotagonista.
Will se encogió de hombros.
—A Wagner no le agradas, Dev. Pero le expliqué la situación tal
como era. Dice que no se vengará de ti ni de tu compañera. Anoche
me reuní con él para tomar unas cervezas, así que no es él si
alguien os está vigilando. Y sus dos ejecutores favoritos, su
hermano y su primo, estaban con él en el bar. Dudo que hubiera
enviado a alguien más allá aparte de esos dos.
—¿Y estás seguro de que es digno de confianza?
—Por lo que pude ver. No es parte de mi garra, así que no me debe
lealtad. No sentí ningún engaño de su parte, si eso es lo que
quieres decir. Realmente creo que fuera a dañar su negocio. Ni tú ni
tu compañera.
La mandíbula de Dev hizo tictac ruidosamente.
—De acuerdo. Gracias, Will. Te debo una por esto.
Will agitó el brazo.
—De ninguna manera. Paige es buena gente. Estoy feliz de ver que
estará con una guarida de cambiaformas que la respaldarán. Y ya
sabes, Paige. Ahora que estás en el mundo de los cambiaformas,
mi manager estará más que feliz de aceptarte como cliente si
finalmente quieres deshacerte de Jackson.
Intercambió una mirada con Dev y él se encogió de hombros.
—¿Sabes qué, Will? Esa no es una mala idea. ¿Te importaría
concertar una reunión para nosotros? Podríamos almorzar o algo en
dos o tres semanas.
—Con seguridad. Hablaremos. Buena suerte. Espero que
encuentres a quienquiera que esté por ahí dándote escalofríos.
—Tú y yo —se quejó Dev.
Paige terminó la llamada. Colocó el teléfono en el asiento a su lado
y tomó la mano de Dev entre las suyas.
—Así que ahora sabemos que tiene que ser Rick.
Dev suspiró.
—Todos los signos apuntan a eso, ¿eh? Tenemos que volver a
Ponoma. Lo antes posible. No quiero que estemos lejos de mi
territorio si algo va a pasar. Salimos a primera hora de la mañana.
Paige sabía que no había discusión. Asintió y sonrió.
Este era su compañero, el hombre que creía en ella. Si necesitaba
estar en casa para sentir que la protegería mejor, ¿quién era ella
para discutirlo?
Capítulo 19
Dev

Tomó algo de trabajo, pero lograron tomar un vuelo más temprano a


la mañana siguiente. Paige iba de nuevo disfrazada, fingiendo ser la
feliz esposa recién casada de su feliz esposo recién casado. Esta
vez, fingir fue mucho más fácil. Estaban enamorados. Puede que
aún no estuviesen casados o emparejados, pero sucedería.
Todo el viaje de regreso a su casa hubiera sido mejor si no hubiese
estado mirando por encima del hombro cada dos segundos,
preocupado de que alguien estuviera a punto de atacarlos. Temía
que Will se hubiera equivocado y que las panteras saltarán sobre
ellos en cuanto aterrizaran en tierra firme.
Las panteras no lo hicieron, pero Casey y Stewart estaban en el
aeropuerto de Anaheim, listos para llevarlos de regreso a su ciudad
natal.
—Bien, bien. Mira al Sr. y la Sra. … —bromeó Casey.
Stewart le dio un codazo.
—Cariño, déjalos en paz. ¿Recuerdas lo incómodos que nos
sentimos al principio cuando la gente se burlaba de nosotros?
Casey lanzó una mirada de puro amor y adoración a su esposo.
—Oh, esos fueron buenos tiempos. Ahora, vamos, ustedes dos.
Necesitamos instalarte en casa de Dev para que podamos ver si te
siguen y te vigilan.
—¿Alguien me cree? —Dev se quejó.
—Bueno, por supuesto que sí. Pero tienes que admitirlo. Estabas
en el agua las dos veces que sentiste que alguien te miraba. Podría
haber sido una ballena demasiado amorosa o algo así.
Dev puso los ojos en blanco y se alejó con su equipaje. Paige se
quedó atrás con Stewart y Casey. Lo siguieron hasta el
aparcamiento, pero en un momento tuvo que volverse y
preguntarles dónde habían dejado el automóvil. Casey se unió a él,
guiñandole un ojo a Stewart.
—Eres un manojo de nervios, Dev. Pensé que una semana fuera
con tu compañera te habría relajado.
—Bueno, lo habría hecho si no nos estuvieran siguiendo o vigilando.
Sería aún mejor si las personas en mi vida me creyeran.
—Oh, pobre bebé. Te creemos, pero creo que eres un
cambiaformas que acaba de descubrir que su compañera no solo
es humana sino una actriz famosa. Eso estaba destinado a
romperte un poco. No puede ser fácil, sabiendo que tendrás que
compartirla con el mundo.
Dev gruñó bajo.
—No tengo que compartirla con nadie, es su trabajo. Lo respeto, y
la respeto a ella. Si eso es lo que quiere hacer, la apoyaré.
—No significa que no será difícil para ti ver cómo sucede.
—Seré su guardaespaldas. Donde va, yo voy.
—¿Y está bien con este pequeño arreglo?
—¿Podemos no hablar de esto? Le dije que estaría allí en cada
paso del camino, y lo dije en serio.
—Lo decías en serio en tu propia pequeña burbuja en Hawái, pero
ahora la realidad se está colando. Tienes que usar un disfraz para
estar en público, y sabes cómo es eso. Sabes lo que significa. Has
sido guardia para suficientes personas famosas como para saberlo.
—Haremos que funcione.
—Lo harás, sois compañeros. No es como si tuvieran muchas
opciones, especialmente ahora que se han encontrado. Todo lo que
intento decir es que tendrás que tener cuidado, amigo mío. Eres
una persona intensa y la atacarás si no tienes cuidado. Lo sabes. Mi
puerta siempre está abierta si quieres charlar sobre estas cosas,
¿de acuerdo?
Asintió.
—¿Podemos dejarlo ahora?
Casey sonrió.
—Seguro que podemos. Además, aquí está el coche. ¿Conduces?
Dev negó con la cabeza.
—Eres mejor conduciendo evasivamente que yo. Toma el volante.
—Lo entendiste. —Se volvió hacia su compañera—. Necesito mi
navegador. Stewart, conmigo. Los tortolitos pueden estar en el
asiento trasero incluso si eso significa que Dev tendrá que
encorvarse.
Dev puso los ojos en blanco ante el comentario sobre su altura: era
solo tres centímetros más alto que Casey. Se instalaron en el coche
y se alejaron del aeropuerto. Dev tomó la mano de Paige, y cada
vez que miraba a Casey por el espejo retrovisor, estaba seguro de
que nadie los seguía. Al menos sabía eso. Era alentador, pero
también significaba que podría haber entrado en pánico.
Eh.
Imagínate.
A veinte minutos de su casa, Dev notó que el hombro de Casey se
enderezaba. Su alfa trató de mantener sus reacciones sutiles, pero
no podía esconderse. Conocía a Casey desde hacía demasiado
tiempo.
—¿Qué está pasando?
—Nada de lo que preocuparse. Creo que tenemos cola, pero aún es
pronto. —Casey redujo la velocidad, cambió de carril y tomó la
primera salida por la que pasaron. Haría el viaje mucho más largo,
pero también sería bastante revelador.
Si la supuesta cola seguía, Casey haría algunas maniobras
evasivas para tratar de perderlos.
O tal vez el auto continuaría y no se daría cuenta.
Dev tomó la mano de Paige entre las suyas y le dio un buen apretón.
La miró y trató de darle su mejor sonrisa reconfortante. Realmente
no funcionó. Se giró en su asiento para mirar, pero Dev tiró de ella
hacia atrás.
—No mires, Birdie. Eso es un regalo que han hecho. Solo tenemos
que centrarnos en el camino que tenemos por delante.
Asintió, pero su cuerpo se tensó.
—Casey es el mejor piloto que tenemos. Y estás con dos
cambiaformas osos y un león de montaña. Estás bien.
—No podrías estar más segura —agregó Casey desde el frente del
auto—. Además, nuestra cola no siguió. Fue una falsa alarma.
Dev y Casey intercambiaron otra mirada por el espejo retrovisor. Es
posible que el automóvil no los haya seguido fuera de la carretera,
pero Casey ahora estaba seguro de que su amigo tenía razón.
Alguien los estaba acechando.

***
Casey los llevó por la ciudad y le dio a Paige un pequeño recorrido
por su casa. Dev estaba orgulloso de su comunidad, pero verlo
desde los ojos de Paige era otra cosa. Hizo todas las preguntas
correctas, escuchando atentamente sus respuestas. Tenía
verdadero interés. Del tipo que tenía una persona cuando estaba
pensando en el futuro.
—Vives en una ciudad hermosa.
—Realmente lo hacemos —respondió Casey, con el pecho
hinchado de orgullo—. También tenemos un teatro comunitario
decente.
—Sí —interrumpió Stewart—. Estoy segura de que a los
adolescentes que están allí les encantaría recibir tu opinión sobre
sus programas. ¿Te importaría venir a la próxima clase de teatro
como profesor invitado especial? Por lo general, lo hago todo sola,
pero con un profesional como tú, creo que los niños se desmayarían
de la alegría de tenerte cerca.
—Oh, me encantaría —dijo Paige. Lo dijo en serio, a juzgar por la
luz en sus ojos.
—Hay mucho talento en esta ciudad. Organizamos una obra de
teatro anual. Nuestro show es el próximo fin de semana. Hicimos
Hairspray. Lo dirigí, pero prefiero protagonizar.
—Eso es un musical —jadeó.
—Claro. Seguro que a nuestro pequeño pueblo le gustan los
musicales —añadió Dev.
—¿Alguna vez has hecho una pieza original? —preguntó
tímidamente.
—¿Una pieza original? —preguntó Steward.
—Sí. Un musical escrito por un local.
—Sabes, no lo hemos hecho. Pero estoy seguro de que si
presentaran el guion correcto y las canciones correctas, no
podríamos hacerlo.
Paige rió suavemente.
—Podría tener una idea o dos para el próximo año.
—Eso es genial. Ya sabes, si te quedas el tiempo suficiente, tal vez
podamos montar el espectáculo juntas. —Stewart se giró en su
asiento para guiñarle un ojo—. Solo tenemos que averiguar quién
está detrás de ti.
—Solo un pequeño detalle —bromeó Paige.
Casey los llevó a la casa de Dev, que estaba en las afueras de la
ciudad. Todo el vecindario estaba básicamente invadido por familias
de osos de su guarida. La casa de Casey y Stewart estaba al otro
lado de la calle. Era conveniente, pero también agradable estar
rodeado de toda su familia.
Dev trató de ver el vecindario y su casa desde la perspectiva de
Paige. Su casa era una pequeña cabaña de dos pisos con un
porche que rodeaba la parte de atrás. Había algunos árboles
maduros en el jardín delantero, que solo daban un vistazo desde la
carretera. Su puerta y persianas estaban pintadas de un bonito azul
claro, y tenía los tonos más suaves de la veta de la madera. Su
casa parecía una cabaña de un cuento de hadas.
La entrada era grande, con un armario a la izquierda y una vista de
la sala de estar a la derecha. Paige miró a su alrededor y se dirigió
al comedor formal que se abría a la cocina. A partir de ahí, el
impresionante patio trasero se extendía hacia el bosque.
—¿Vives aquí solo? Este lugar es hermoso. —Señaló uno de los
marcos de fotos en la pared de la cocina. Eran Casey y Dev en la
boda del alfa. Ambos hombres vestían esmoquin y sonreían a la
cámara. Dev podría estar dando su propio giro a las cosas, pero
podía ver claramente la alegría en sus rostros en la imagen.
—Ustedes dos se ven apuestos.
—Stewart sabe cómo planear una boda increíble.
—Son una pareja muy dulce. Realmente puedes ver que están
destinados a ser compañeros.
Dev cerró la distancia entre ellos y tomó a Paige en sus brazos.
—¿Sí? ¿Y qué hay de nosotros? ¿No crees que está claro que
estamos destinados a ser compañeros?
Ella rió suavemente.
—Creo que es obvio cuando me miras así —bromeó.
—¿Cómo?
—Como si quisieras llevarme escaleras arriba y convertirme en un
bocadillo.
Dev se rió entre dientes antes de besarla dulcemente.
—Eso definitivamente está en mi mente. Nunca pensé que
estaríamos en mi casa, así. Es bueno tenerte en mi guarida.
Aunque mi casa probablemente sea demasiado modesta para lo
que te has acostumbrado.
Puso los ojos en blanco.
—Ni siquiera pensé eso. Amo este lugar. Es tan hogareño. Es un
lugar real.
—¿Por qué tu casa es falsa? —frunció el ceño.
—Sí, bastante. No tiene este calor. O buenas fotos de las personas
que me importan. Haría cualquier cosa por esto. Hollywood puede
quedarse con mi mansión si vivo en un lugar como este.
—Bueno, ya sabes, Paige, esto también es tuyo ahora.
—¿Cómo es eso?
—Somos compañeros. Lo que es mío es tuyo. Mi hogar. Mi corazón.
Se le cortó la respiración.
—¿Hogar y corazón? ¿Cómo tuve tanta suerte? —susurró.
—No es suerte, Birdie. Es el destino. Fuimos hechos para estar
juntos. Resolveremos las cosas de Hollywood, una vez que las
cosas se hayan arreglado y después de que hayas tenido tu reunión
con Francesca Cortez.
—Podría alejarme de todo.
La garganta de Dev se apretó.
—No puedo dejar que hagas eso. —Era casi lo que quería, pero no
era tonto—. Te resentirás conmigo algún día si te dejo alejarte de
todo lo que has trabajado duro para lograr. Lo resolveremos.
Incluso si es difícil.
—Estamos destinados, ¿recuerdas? —murmuró antes de besarla.
Haremos que funcione. Pase lo que pase.
Paige lo abrazó y suspiró feliz.
—¿Crees que puedes mostrarme tu oso ahora?
Oh, diablos, sí, rugió el animal, ya haciendo que la piel de Dev se
erizara con el cambio que se aproximaba.
—Vamos a dar un paseo por el bosque y te presentaré la otra parte
de mí.
Le sonrió y Dev supo que su Birdie nunca volaría demasiado lejos
de él.
Capítulo 20
Paige

Paige estaba nerviosa. No de mala manera, pero definitivamente


estaba un poco ansiosa. Nunca había visto a Will, el único otro
cambiaformas que conocía, en su forma de pantera. Nunca fue
testigo de un cambio, y no sabía cómo reaccionaría.
¿Qué pasa si se desmayaba? ¿Y si le tenía miedo al oso de Dev?
¿Tenía que fingir estar tranquila? Seguramente, era algo muy
personal y vulnerable mostrarle a tu compañera tu animal.
Ella no estaba bien versada en cosas de cambiaformas.
—¿Estás lista? —Dev le preguntó una vez que entraron en la línea
de árboles detrás de su casa.
—Como siempre lo estaré.
—Está bien estar nerviosa. Sólo recuerda, sigo siendo yo. No soy
un animal salvaje que te hará daño. Todavía sabré quién eres.
Asintió y observó fascinada cómo Dev se quitaba la ropa.
Se rompen si no me desvisto primero. Hay un número limitado de
prendas que puedo reemplazar antes de aprender la lección y
comenzar a desnudarme.
—No recibirás ninguna queja de mí. —Se rió.
Dev se quitó los zapatos y los pantalones, se quitó la camisa y dio
un paso atrás. Todo su cuerpo comenzó a brotar pelo. Pelaje
espeso de color marrón oscuro que parecía suave al tacto. Dev hizo
una mueca cuando sus extremidades crecieron y se estiraron.
Paige se aseguró de no alejarse. Quería verlo todo, incluso si
parecía tan incómodo como el infierno.
Muy pronto, toda su línea de visión fue ocupada por el oso pardo
más grande que jamás había visto. Dev el Oso se movió hacia ella,
sus ojos brillando con picardía. Inclinó la cabeza, invitándola a tocar
su frente. Los dedos de Paige estaban firmes por fuera, pero por
dentro, temblaba. Sus dedos recorrieron la piel y jadeó.
—Oh, es suave pero tosco. No esperaba eso. ¿Puedes entender lo
que digo?
Gimió su respuesta, parpadeando hacia ella. El sonido la hizo reír.
—Eres como un gran osito de peluche que cobra vida. Tus ojos son
los mismos. ¿Cómo es eso posible?
Murmuró por lo bajo.
—Volveré a preguntar cuando puedas responder.
Dev inclinó la cabeza.
—Bueno —dio un paso alrededor de él—. Yo tenía razón. Tienes
una linda cola peluda. Creo que tendré que repensar mi apodo
cariñoso.
Gruñó, pateando el suelo. Sus patas eran enormes, rematadas con
garras largas y amenazantes. No querría estar en el extremo
receptor de eso. Eran mortales.
—Así que así es como se ve tu oso. Hola, oso —se rió—. Sabes,
tienes que verlo para creerlo. —Continuó frotando su mano a lo
largo de su pelaje—. Apuesto a que quieres ir a correr por el bosque
ahora mismo. Siéntete libre por un rato después de una semana en
Hawái sin ningún lugar adonde ir.
Inclinó la cabeza, haciendo todo tipo de ruidos que ella no pudo
descifrar.
—Bueno, ya que no puedo hablar oso, asumiré que eso significa
que sí. Adelante, entonces. Pasea un rato por el bosque, come
algunas bayas, o salmón, o lo que sea que hacen los osos.
Gimió y olfateó el aire, señalando con una pata hacia la cubierta
trasera.
—Si estás tratando de decirme que no salga de la casa o que abra
la puerta a extraños, lo entiendo. No me moveré. Tampoco aceptaré
dulces de nadie que no conozca, si eso te hace sentir mejor.
Dev no la encontró graciosa e hizo otra serie de gruñidos.
—Adelante, Osito Pookie con cola esponjosa. Ve a ser tu propio
cambiaformas. Estaré bien y husmearé en tu botiquín como una
nueva novia normal. —Le guiñó un ojo y lo ahuyentó.
Dev no parecía muy seguro, pero después de otro discurso
convincente de ella, salió corriendo.
Paige se rió mientras lo veía correr. Parecía un pequeño cachorro
listo para salir a correr en lugar de un hombre adulto, del tamaño de
un pequeño SUV. Sacó a relucir un lado juguetón de Dev que solo
veía cuando estaban jugando con la guitarra y las letras.
Dev Weaver podría parecer un oso gruñón en la superficie, pero
también había mucha maravilla en el tipo grande.
Le gustaba ver ese lado de él. Le gustaba saber que era una de las
pocas personas que podía presenciar esa parte.
Paige regresó a la casa y subió las escaleras. La pared estaba llena
de más fotos de Dev y Casey creciendo. No había exagerado
cuando dijo que habían sido hermanos. Fue dulce ver a dos niños
pequeños convertirse en adolescentes, luego en hombres jóvenes
para los chicos que sabía que eran ahora.
La casa de Dev estaba lista para una familia. Probablemente una
señal de que el hombre mismo estaba listo para ese paso en su
vida, sin importar lo que dijera.
Trató de imaginar cómo sería vivir aquí con Dev, cómo sería
alejarse de Hollywood y de sus sueños que habían sido tan
distorsionados por el resplandor de la fama.
No importa cuán profundamente buscó en su corazón, no sintió la
pérdida inminente. De hecho, hubo un aleteo de emoción por la
nueva aventura que podría emprender.
La única parte que la entristeció fue perder la oportunidad de
compartir sus letras y canciones con el mundo. Tenía que haber
una solución para eso, ¿no? Le dijo a Dev que estaría totalmente de
acuerdo con dejar que otra persona, la persona adecuada, sea la
estrella del espectáculo. Lo dijo en serio.
Paige tomó el teléfono de Dev del mostrador de la cocina y hojeó
los contactos hasta que encontró el número de Casey. El alfa fue
rápida en responder.
—¿Qué puedo hacer por ti, Paige? No me digas que Dev ya la ha
jodido.
Rió suavemente.
—No, no. Necesitaba un tiempo a solas con su oso. Sólo me
preguntaba si me puedes dar el número de Gerri. Lo tenía en mi
teléfono, pero alguien lo destruyó.
—Seguro. Te enviaré el número por mensaje de texto. Avísame si
Dev hace algo demasiado idiota.
—Muy bien, y gracias.
Tan pronto como terminó la llamada, Casey envió el número de
Gerri como prometió. Paige podría haber llamado simplemente,
pero necesitaba ver la cara de su amiga. Había algo en los ojos
amables de Gerri y en la sonrisa de complicidad que Paige
necesitaba en ese momento.
—Bueno, si esto no es una agradable sorpresa —sonrió Gerri— ¿A
qué debo este honor?
—¡Gerri! Estoy tan feliz de que hayas tomado mi videollamada.
¿Cómo estás?
—Oh, tú me conoces. Siempre estoy genial. ¿Cómo están las
vacaciones? ¿Estás disfrutando de tu tiempo lejos de ser el centro
de atención?
—Lo hice, sí. Estoy de vuelta. Me quedo con Dev Weaver, pero
supongo que ya lo habrás adivinado.
Gerri se encogió un poco de hombros.
—¿Y por qué habría adivinado eso?
—Es mi compañero. No puedo evitar sentir que tuviste algo que ver
con unirnos.
—Todo lo que hice fue sugerir una buena agencia de protección
para tu viaje.
Paige se sentó en el sofá, reclinando la cabeza hacia atrás con un
suspiro.
—Cierto, pero sabías que seríamos buenos el uno para el otro.
—Lo sabía —admitió Gerri—. Tengo intuición para estas cosas.
—¿Siempre funciona? ¿Entre compañeros?
La sonrisa de Gerri no se desvaneció en absoluto como había
anticipado Paige. De hecho, se ensanchó.
—Lo hace, sí. Hay baches en el camino a veces porque la vida es lo
que es. ¿Ya has llegado a un bache?
—Es grande.
—Cuéntamelo todo.
Paige suspiró.
—Quiero estar con Dev, pero no sé cómo puedo hacer
malabarismos con una carrera en Hollywood y una relación seria.
En realidad, ni siquiera sé por qué estoy confundida. Sé lo que
quiero hacer, pero siento mucha culpa.
—¿Culpa? Eso es interesante. Hace poco conocí a una joven que
huía de los fotógrafos, desesperada por un momento a solas.
¿Puedes ver el bosque a través de los árboles, Paige?
Con otra fuerte exhalación, Paige negó con la cabeza.
—He estado trabajando muy duro para construir una carrera que ni
siquiera es lo que quiero. Entonces, ¿por qué se siente como si me
rindiera si me alejo?
—Percepción. —Gerri asintió a sabiendas—. Se trata de cómo lo
ves. ¿Te estás rindiendo o alejándote de algo que ya no te sirve?
Dejar atrás algo que ya no quieres no es rendirse, Paige. Es
realinearse con sus verdaderas prioridades. ¿Recuerdas por qué
querías actuar? ¿Por qué te gusta actuar?
Paige pensó en esto por un momento.
—Creo que me gusta hacer feliz a la gente cuando estoy en el
escenario. Compartiendo un momento con ellos que nos conecta.
Pero ahora, cuando estoy con Dev, incluso estando con Casey y
Stewart en el auto, siento esa misma chispa en mi alma.
Gerri le guiñó un ojo.
—Encontrar tu lugar hará eso, Paige. A veces, el camino que
tomamos, pensando que nos llevará a donde queremos ir, se
desvía y nos lleva a donde debemos estar. Algo en lo que pensar,
cariño.
—Gracias por hablarme así.
—Para eso están los amigos. Sospecho que ahora tendrás muchos
amigos y familiares. Las guaridas son buenas para eso. No tienes
que renunciar a todo. Puedes elegir cómo se ve tu futuro en el amor
y en tu carrera. Eres un alma inteligente, talentosa y amorosa,
Paige. Todas esas partes de ti merecen ser vistas.
—Creo que tengo un poco en qué pensar.
—Lo sé, querida. Lo sé. Estoy aquí si me necesitas.
—Gracias, Gerry. Eres un hada madrina.
La mujer se rió.
—Difícilmente, pero aceptaré el cumplido.
La llamada terminó y Paige se puso de pie. Paseando por la casa
de Dev, comenzó a hacer un plan. Mareada, esperó con
impaciencia a que regresara de su carrera de osos o lo que sea que
el hombre estaba haciendo en el bosque.
El sonido del timbre resonó por toda la casa y se apresuró a
contestar. Un hombre alto y larguirucho estaba de pie en el escalón.
No lo reconoció y, de acuerdo con sus instintos, se quedó en la
casa, manteniendo la puerta entreabierta.
—¿Puedo ayudarte?
—Seguro que puedes. Eres la clave de mi venganza.
Paige jadeó y trató de cerrar la puerta, pero el hombre era un
cambiaformas. Su fuerza lo hizo obvio. Atravesó la casa, derribando
la puerta de una patada como si no fuera más que un trozo de
cartón.
Capítulo 21
Dev

Dev corrió por el bosque, sus patas golpeando el suelo del bosque.
Su oso no era exactamente el animal más rápido, pero fue liberador
dejarse llevar y ser él mismo. El tiempo con su compañera había
sido divertido e iluminador. Esta caminata a través de los árboles
era una maldita necesidad en este punto. No había sido capaz de
conectarse con esta parte primaria de sí mismo en mucho tiempo.
Confirmaba mucho de lo que ya había imaginado.
Sin duda, Paige Kirby era su compañera y quería una vida con ella.
Tenían mucha logística que resolver, pero podrían hacerlo. Solo
tenía que recordar que su oso no podía ser ignorado. Su animal
necesitaba tiempo en el bosque.
Y un día, cuando tuvieran hijos, necesitarían el mismo tiempo en el
bosque para conectarse con esta parte de ellos.
Paige tenía su escenario. Él tenía el bosque.
Dev regresó a su lugar, cambió de nuevo a su forma humana y se
inclinó para recoger su ropa del suelo. Se rió para sí mismo
mientras subía los escalones de atrás con los pantalones y la
camisa en las manos. Paige probablemente le daría una mierda por
caminar desnudo, pero si terminaba con ellos desnudos en el sofá,
entonces haría las cosas a su manera.
Bueno, tal vez este sería un buen día para emparejarla oficialmente,
señaló su oso.
Fue agradable volver a escuchar a su animal. No había estado en
contacto con él lo suficiente, y aunque la voz de su oso siempre
estaba activa en el fondo de su mente, siempre era más fuerte y
más clara cuando Dev no se negaba a sí mismo un tiempo de oso
en el bosque.
—¿Paige? —gritó desde la cocina. Se sirvió un vaso de agua y se
lo bebió. Estaba a punto de llenarlo de nuevo, pero algo no se
sentía bien— ¿Paige? ¿Dónde estás?
No respondió. Tal vez se había tomado tan en serio lo de fisgonear
que se había perdido en el dormitorio de arriba. Riendo suavemente
para sí mismo, se dirigió hacia la sala de estar.
Fue entonces cuando lo vio.
La puerta arrancada de sus goznes y tirada en la entrada.
—¡Paige! —rugió, sabiendo que no sería capaz de responderle.
Corrió hacia la puerta, olfateando el aire.
El olor de su compañera estaba allí, junto con el de otro
cambiaformas. Un oso. Uno que conocía bastante bien.
Rick.
El empleado descontento y despedido. El hombre al que Paige
había estado tan convencida estaba detrás de sus sentimientos de
ser observado. ¿Paige había tenido razón? ¿Rick lo había rastreado
hasta Hawái? Todos los signos apuntaban a que sí. Todas las
señales también apuntaban a la ausencia de Paige. ¿Rick había
atravesado la puerta y secuestrado a su compañera? ¿Con qué fin?
Quería convertirse en su oso y destrozar la ciudad hasta encontrar
a Paige, pero no podía hacerlo solo. Necesitaba a Casey.
Buscó su teléfono, lo encontró en el sofá y llamó a su alfa.
—Rick se llevó a Paige —gritó. Tengo su olor. Voy a seguirlo desde
mi casa.
—No hagas nada precipitado. Espéranos. Estaremos allí en dos
minutos. Puede que necesites refuerzos.
—No. No me quedaré esperando. Encuéntrame. —Colgó y se fue.
Se transformó en su oso al salir por la puerta. Casi destruyó el
marco, pero no le importó. Lo arreglaría más tarde cuando Paige
estuviera con él y a salvo. Con el hocico vuelto hacia el cielo,
olfateó el aire, tratando de captar la dirección de Paige. Obviamente
la empujaron dentro de un automóvil, a juzgar por el rastro de su
olor que se enfriaba en la calle. No iba a rendirse tan fácilmente.
Empezó a correr por el camino hacia la casa de Rick.
Llegó al pequeño lugar en las afueras de la tierra de los
cambiaformas, pero no pudo encontrar el olor de Paige. Golpeó la
puerta principal de Rick con sus enormes patas. La puerta se
balanceó contra su marco. Lo atravesó, haciendo que su cuerpo
pasara por el marco. La casa era un desastre con todo tipo de
olores desagradables, pero nada que estuviera ni remotamente
cerca de Paige.
Se dirigió a la parte trasera de la casa y rompió la puerta para llegar
al patio. Había un pequeño cobertizo y corrió hacia él, pero Paige
no estaba allí. Su cabeza estaba dando vueltas. ¿Dónde diablos
llevaría Rick a Paige? El hombre tenía que saber que Dev lo
encontraría. Su compañero oso era bueno con los ordenadores,
pero era un cambiaformas. Rick probablemente sentiría la misma
atracción hacia el bosque que él.
Se fue al patio trasero, atravesando una calle concurrida para llegar
al bosque.
Algunos autos le tocaron la bocina cuando salió de la seguridad de
su vecindario. Otros humanos sacaron sus teléfonos y lo grabaron.
Pensaron que era un oso suelto. ¿Cómo podían saber que por
dentro era un hombre desesperado por encontrar a su compañera?
Corrió como nunca antes había corrido. Sus miembros querían que
aminorara la velocidad. No los escuchó.
No era una pantera ni ningún otro tipo de animal veloz. Fue hecho
para holgazanear y festejar, para hibernar. No cazaba así.
Pero ahora lo hizo.
Ya no era él mismo, pero estaba condenadamente cerca de ser
salvaje mientras buscaba a su compañera. El bosque no era tan
espeso cerca de la casa de Rick, por lo que Dev sabía que tendría
que seguir corriendo hasta que los árboles ofrecieran más
protección contra las miradas indiscretas. Era suficiente que
algunos humanos probablemente ya habían llamado al control de
animales por un oso suelto.
Dev persiguió por el lado de un barranco, siguiendo el lodo turbio y
fangoso en el fondo. Sabía que había una pequeña serie de cuevas
a unos pocos kilómetros de distancia. Era el único lugar en el que
podía pensar para esconder a una persona.
Bajo el dosel de los árboles, la luz del sol apenas se filtraba. Las
sombras eran profundas y oscuras, pero apenas molestaban sus
ojos. Siguió olfateando el aire, dejando que sus oídos sirvieran de
guía cuando su nariz lo defraudaba.
No había olor que seguir, y no había huellas que seguir. No tenía
idea de si sus instintos, que lo llevaron al bosque, eran precisos.
Sus oídos le dijeron que en algún lugar del bosque había un
disturbio. Los pájaros no cantaban tan fuerte, y tenía la extraña
sensación de que el bosque estaba demasiado tranquilo para el
pánico en sus entrañas.
Hizo una pausa y cerró los ojos, olfateando el aire.
Vamos, se dijo. Sabes cómo encontrar a tu compañera, sin importar
dónde se encuentre.
Dejó que su corazón fuera su guía.
Lo siguió por el barranco. Cuando se bifurcó en un pequeño
riachuelo que se dirigía al sur y al norte, decidió ir hacia el sur como
un pájaro migratorio en invierno.
Después de todo, Paige era su Birdie y estaba migrando hacia una
vida diferente con él. De alguna manera, eso se sintió como una
pieza importante del rompecabezas para encontrarla.
La nariz de Dev picaba con el olor a miel.
No había el zumbido de las abejas. Este era un tipo diferente de
miel.
Era la dulzura azucarada de la presencia de un compañero.
La había encontrado.
Siguió el aroma de su compañera unos cuantos pasos más antes
de ver huellas en el barro. Algo bastante grande había arrastrado un
objeto más pequeño a juzgar por la interrupción del suelo del
bosque y las hojas caídas. Más adelante, pudo ver una pequeña
cueva. No era muy profunda y era más bien una habitación creada
por dos enormes rocas inclinadas una hacia la otra.
Paige estaba atada a una pequeña pica plantada en el suelo. Tenía
las manos atadas a la espalda y la cabeza apoyada contra las rocas.
Sus ojos estaban cerrados, pero las lágrimas en su rostro eran tan
claras como el día.
Corrió hacia ella, pero antes de que pudiera llegar a su compañera,
vio algo marrón y borroso cargando hacia él.
El último pensamiento que tuvo antes de que el otro oso chocara
con él fue... tenemos colas esponjosas.

***

Fue derribado por la colisión con Rick. Su cuerpo resbaló y chocó


contra unos árboles. Algunos de los troncos se doblaron y partieron
bajo su peso y la fuerza del impacto. Los bordes irregulares
cortaron su piel. Afortunadamente, su pelaje grueso estaba allí para
detener el peor de los cortes. Con un rugido, encontró su equilibrio y
golpeó a su oponente.
En todos sus años, Dev nunca había vuelto sus garras contra otro
oso de su guarida. No disfrutó la vista de la sangre brotando de un
corte en la cara de Rick, pero tenía que defenderse a sí mismo, y
más importante aún, a Paige.
Estaba todo un poco borroso. No tenía idea de por qué Rick decidió
llevarse a Paige. Era su compañera y no tenía nada que ver con los
negocios y la vida de los osos hasta hace una semana. No había
sido más que una actriz famosa y desconocida.
Quería entender la motivación del otro oso.
Tendría que esperar.
Rick se recuperó rápidamente del golpe en la cara; golpeó de nuevo,
sus largas garras tratando de cortar el vientre de Dev. No era una
pequeña disputa entre miembros de la guarida. El otro oso estaba
tratando de destriparlo. Paige gritó de sorpresa cuando Dev escapó
por poco del golpe. Dev se irguió sobre sus cuartos traseros,
haciéndose mucho más alto. Con todas sus fuerzas, lanzó su
cuerpo hacia adelante en una estocada.
Rick trató de alejarse, pero Dev era más rápido y mucho más
atlético. Clavó a Rick en el suelo, sus dientes se cerraron alrededor
de su mandíbula en señal de advertencia. No mordió, con la
esperanza de evitar un daño permanente. Rick lo sabía. Luchó
debajo de Dev, tratando de patearlo usando sus patas traseras. Sus
patas delanteras arañaron su pecho.
Quería saltar y tomarse un momento para sanar, pero no había
vuelta atrás. Rick venía hacia él con todo lo que tenía. Si perdía,
Rick iba a matarlos a él y a Paige. No tenía pruebas más allá de la
sensación repugnante en la boca del estómago.
Dev los hizo rodar y logró algunos golpes más en Rick en la pelea.
El olor a sangre era pesado en el aire. Una parte era suya, otra
parte de Rick.
Una larga herida sangraba en su costado, de las garras de Rick. El
otro oso tenía una buena cantidad de heridas. Dev se arriesgó a
mirar a su compañera, pero la distracción le costó. Rick tomó su tiro
y lo golpeó en la cabeza. Dev hizo sonar la alarma. Trató de
mantenerse de pie, sacudiendo su cuerpo para mantener la
concentración.
Golpeó a Rick, pero su visión estaba borrosa. La sangre picaba en
sus ojos. Lo que sea que Rich le había dado en la cabeza le causó
algún daño.
Eso no funcionaría.
Enfurecido, Dev pasó a la ofensiva. Parpadeó para quitarse la
sangre lo mejor que pudo mientras perseguía a Rick. Con un brazo,
lo envió corriendo contra una enorme roca. La roca protestó con un
fuerte gemido. Rick trató de recuperar el equilibrio, pero no se lo
permitió. Lo inmovilizó una vez más, dejando que su garra se
clavara en la piel del oso, clavándolo al suelo del bosque.
Dev abrió la mandíbula y rugió en voz alta, listo para dar el golpe
final.
Lo único que lo detuvo fue la vista de otro oso que lo saludaba con
la mano.
El alfa había llegado para pronunciar la sentencia.
Capítulo 22
Dev

Dev trató de darle otro golpe a Rick, pero Casey negó con su
enorme cabeza peluda. Rick aprovechó este momentáneo lapso de
acción para intentar otro golpe.
Dev bloqueó su ofensiva y Stewart se unió a la pelea. El alfa rugió
en la cara del sujeto, saliva y furia volaban en todas direcciones.
Derrotado y sabiendo que tendría un final difícil si continuaba
luchando contra dos osos más grandes y más fuertes, Rick se dejó
caer al suelo del bosque. Trató de hacerse pequeño antes de
intentar escapar, pero Casey lo bloqueó con otro aullido de
advertencia.
Con Casey allí para interferir, Dev volvió a su forma humana.
—Cambia de nuevo —gruñó Dev—. Dile a tu alfa por qué has
secuestrado a un humano, una compañera, a uno de tus hermanos.
Rick negó con la cabeza. Casey dio un paso adelante, un papá oso
feroz y cabreado. Clavó sus garras en el suelo, preparándose para
un ataque. El gesto decía mucho: responde a mi ejecutor o paga las
consecuencias.
Atrapado y solo, Rick se derritió de un gran oso a un humano
insignificante cubierto de sangre y heridas. Con la amenaza algo
controlada, Dev corrió hacia Paige. Le desató las manos y la revisó
en busca de heridas.
—¿Estás herida? ¿Hay algo que necesites?
Paige negó con la cabeza.
—Tengo un chichón en la cabeza, pero creo que eso es todo. No sé
qué está pasando. ¿Pero supongo que ese hombre es Rick?
Dev sostuvo a su pareja cerca. La estrechó en sus brazos y los
meció con la suave brisa.
—Estás bien, Birdie. Vas a estar bien.
—Sé que lo estaré —murmuró contra su pecho—. Sabía que me
encontrarías.
Se apartó de ella.
—Te lastimó —Las palabras se sentían como veneno en su lengua.
—Me golpeó un par de veces, y no fue exactamente amable al
traerme aquí.
Dev asintió.
—Necesito tratar con él. ¿Estarás bien por un rato?
—Sí —le aseguró. Siguió mirándola como si pudiera borrar las
últimas horas, pero ella le tomó la mejilla con la mano—. Vamos.
Tienes trabajo que hacer. Estoy aquí y estaré bien.
Volvió a asentir, pero esta vez con la mandíbula apretada. Se volvió
hacia Rick.
—¿Qué demonios te pasa? —Gritó Dev.
Rick rugió, su voz humana desgarrando el aire tranquilo.
—¿Qué quieres decir? ¿Qué pasa conmigo? Por tu culpa, perdí mi
trabajo con el alfa. Me han rechazado.
—No te han rechazado —argumentó Dev—. Te pusieron en una
posición menos prestigiosa, lejos del negocio del alfa. Lo jodiste,
Rick. Nos encontramos en un gran problema porque no hiciste una
verificación adecuada de los antecedentes de un nuevo cliente. Tu
negligencia puso en peligro a toda la guarida. Esas panteras
podrían haber destruido a nuestra familia. Era tu trabajo asegurarte
de que tuviéramos toda la información correcta para mantener
seguras a nuestras familias. No lo hiciste, lo hiciste a medias.
—No, no lo hice. Tú eras el que estaba en el caso. Estabas
destinado a proteger a nuestro cliente. En cambio, casi dejas que
las panteras la encuentren.
Dev negó con la cabeza.
—No. Luché para protegerla a pesar de lo que había hecho. Por
otro lado, deberías habernos dicho que estaba equivocada. No
tenemos la costumbre de proteger a las personas que infringen la
ley.
—Fue un error. No fue su intención.
—¿No fue su intención? Rick, Jasmine atacó a otra persona. Esa es
una elección deliberada. Al igual que fue una elección de su parte
no contárnoslo cuando hiciste la verificación preliminar. Sabías que
no la habríamos aceptado como cliente.
—No tuve otra opción —escupió Rick—. Tú habrías hecho lo mismo.
—Difícilmente.
—Jasmine es mi compañera.
Las palabras cayeron sobre el bosque como un hechizo silencioso y
terrible. Dev dio un paso atrás. A su pesar, no quería sentir nada
por el otro hombre.
El oso de Casey dio un paso hacia Rick, gruñendo desde el fondo
de su garganta. El alfa tomó su forma humana y frunció el ceño a
Rick.
—¿Me estás diciendo que Jasmine es tu compañera y que por eso
no nos dijiste la verdad?
—Sí —admitió Rick, sus hombros cayendo.
—Si hubieras sido honesto, habríamos tratado de negociar la paz
con las panteras. En cambio, causaste muchos problemas. Ahora
Jasmine nunca más podrá poner un pie en California, tenemos una
relación tensa con otra especie, y eso sin mencionar los jodidos
eventos que nos han llevado hasta aquí hoy. Tomaste la compañera
de otro hombre.
—¿Por qué? ¿Por qué llevarte a Paige?
—Me quitaste a Jasmine. Así que iba a quitarte a Paige.
Dev negó con la cabeza.
—¿Cómo diablos te quité a Jasmine?
—Si hubieras sido mejor guardaespaldas, las panteras nunca se
habrían acercado a ella. Le fallaste y por eso fue desterrada del
estado.
—¿Y cómo supiste que era mi compañera?
—Tan pronto como escuché que Gerri insistió en que estuvieras en
el caso de Paige, supe que sería tuya. Luego, cuando los seguí a
Hawái, estaban allí como recién casados, celebrando su nuevo
vínculo como compañeros.
Dev se rió por lo bajo.
—Idiota. Esa fue una fachada para el trabajo. Tuviste suerte de que
Paige sea en realidad mi compañera. No solo nos acechaste en un
resort privado, sino que estresaste a mi compañera. Nos pones
mucha tensión emocional a los dos. Entonces te la llevaste. ¿Cuál
era el final, Rick? ¿Ibas a matar a una famosa actriz de Hollywood?
¿Mi compañera? ¿Cuál era el plan?
—Iba a asustarla. A alejarla de los cambiaformas. No iba a matarla.
El aire apestaba con la mentira.
Era más fácil para Rick mentir ahora que lo atraparon, pero no
había duda en la mente de Dev de que el hombre trastornado y
afligido habría matado a Paige.
—Eres un maldito cobarde —Casey negó con la cabeza—. Te
mantuve en la guarida por lástima, pero podrías haberte ido y haber
estado con tu compañera.
—Ya no me quería. No después de todo lo que pasó. Si dejara la
guarida, no me quedaría nada.
—Eso dependía de ti. Deberías haber sido honesto con nosotros
desde el principio.
—Exactamente —asintió Casey—. Ahora no tienes compañero ni
guarida. Quedas desterrado de California. No me importa lo que
hagas con el resto de tu vida, pero si escucho un gruñido de que
lastimaste a alguien, te encontraré y te cortaré desde la ingle hasta
la barbilla. ¿Me escuchas?
—Casey, Alfa. No. Puedes perdonarme esto. No estoy en mi sano
juicio. —Los ojos de Rick se llenaron de lágrimas—. Lo perdí todo.
—Pero no tenías que hacerlo —Casey negó con la cabeza—.
Tuviste múltiples oportunidades de tomar mejores decisiones, pero
no lo hiciste una y otra vez. Podrías habernos hablado de Jasmine.
Podrías haberte ido con ella. Podrías haber elegido no atacar a
Paige. He terminado contigo. Debería matarte, librar al mundo de
alguien como tú.
—No —dijo Paige—. No lo mates. Estoy mayormente ilesa. Ha
aprendido la lección. ¿No es así, Rick?
La mirada fría del hombre se volvió hacia Paige y su mueca se
desvaneció.
—Me iré —le aseguró a Casey—. No volveré a California.
—Entonces vete —rugió Casey. Ya no eres miembro de la guarida.
Rick se escabulló, con los hombros bajos. Se volvió solo una vez
para mirarlos, pero no dijo una palabra más. Lo vieron irse, con la
esperanza de haber tomado la decisión correcta.
—¿Qué le pasará a Rick? ¿Sin su compañera o una guarida?
—Podría encontrar otra guarida dispuesta a dejarlo unirse. Pero
tendrá que ir muy lejos para eso. Tal vez su enfoque debería estar
en su compañera. Encontrarla y convencerla de que la cagó. —
Casey negó con la cabeza—. Realmente no pensé que uno de los
míos pudiera hacer esto.
Dev golpeó con una mano la espalda de su alfa.
—Eres un buen alfa, Casey. No eres responsable de las acciones
de tu guarida.
—Yo más o menos lo soy. Me siento como un padre seriamente
decepcionado con uno de mis cachorros.
—Bueno, si te sirve de consuelo, no te culpo en lo más mínimo. —
Paige le sonrió—. Rick es un hombre adulto que tomó sus propias
decisiones. Se centró en lo equivocado. Puso su energía en la
venganza, pero debería haber tomado toda esa pasión y convertirla
en su redención.
—Estoy de acuerdo —susurró Dev, tomando a Paige en sus
brazos— ¿Estás bien, Birdie?
—Estaré bien. Sin embargo, me gustaría salir del bosque. Hace un
poco de frío aquí. Además, hay mucho que hacer.
Dev arqueó una ceja hacia ella.
—Tú y yo tenemos que hablar. Luego tengo una cita para tomar un
café con Stewart.
Frunció el ceño.
—¿Por qué?
Ella se encogió de hombros, sonriendo.
—Tuve mucho tiempo para pensar mientras Rick me tenía cautiva.
Sé lo que quiero hacer con el resto de mi vida. Sé lo que importa
ahora.
—¿Te importa compartirlo conmigo?
Paige negó con la cabeza.
—Luego. Primero tenemos que salir.
—Bueno, pase lo que pase, estoy feliz de que estés a salvo. —
Casey le tendió la mano a Paige para estrecharla—. Esta es su
bienvenida oficial a la familia. —Se rió—. Supongo que una vez que
te han secuestrado y rescatado, realmente perteneces a nuestra
guarida.
—Podría prescindir de esa parte —se quejó Dev.
Casey sonrió.
—Por supuesto. Pero todo está bien ahora. Y algo me dice que las
cosas van a ir a mejor de ahora en adelante—. Dio media vuelta y
los condujo fuera del bosque.
Tomó la mano de Paige entre las suyas y la ayudó a atravesar la
espesa maleza. Dev siempre la ayudaría; siempre estaría ahí para
ella.
—Te amo, Birdie —susurró contra su cabello—. Pensé que te había
perdido.
—Yo también te amo, Cola Esponjosa. Gracias por salvarme del
mundo.
—¿No querrás decir de Rick?
—Hablaremos más tarde.
Apenas podía esperar.
Capítulo 23
Paige

Al final resultó que, ser secuestrado y arrastrado por el bosque fue


agotador. También era un trabajo hambriento. Paige tenía una
hamburguesa del tamaño de su cabeza con una bolsa entera de
patatas fritas. Su barriga estaba llena, estaba caliente y, lo más
importante, estaba a salvo en la casa de Dev.
Rick los había acechado. Por un tiempo, pensó que era Jackson
quien estaba detrás de esto. Casi esperaba ver las fotografías de su
aventura de baño desnuda en los tabloides.
Pero no fue Jackson. Fue Rick. Un hombre amargado, confundido y
perdido que buscaba venganza.
Al menos se arregló. No había nadie detrás de ella. Nadie sabía
dónde estaba realmente.
Era libre como un pájaro para tomar la decisión correcta. No solo
por ella, sino por su futuro. Ese solía ser un pensamiento
desalentador y solitario, pero ahora incluía a Dev y su sabueso de
osos. Incluía a Casey, Stewart y los demás que seguramente
conocería tan pronto como se instalara en la ciudad.
—Tenemos que hablar —dijo. Palmeó el asiento a su lado—. Ven
aquí, Cola Esponjosa.
Dev se quejó por lo bajo sobre el apodo, pero se unió a ella a pesar
de todo. Tomó su mano entre las suyas, arrojando la otra sobre el
respaldo del sofá.
—¿De qué tenemos que hablar, Birdie?
—Del futuro. Necesitamos hablar sobre nuestro futuro. Hoy, vimos
bastante bien lo que sucedería si algo se interpusiera físicamente
entre nosotros. No sé a ti, pero a mí no me gustó.
—Me siento igual. Rick no te hará más daño. Se ha ido por mucho
tiempo.
—Correcto, pero ese nunca fue nuestro mayor problema. Necesito
tomar una decisión sobre mi carrera.
Dev tragó saliva y su cuerpo se puso rígido.
—Tienes que hacerlo, sí. Pero antes de que elijas, quiero que sepas
que nunca me interpondré en tu camino. Si quieres estar en Holly…
—¿Me dejarías hablar? Dios. ¿Cuándo te volviste tan hablador? —
Lo empujó con el codo.
Se rió por lo bajo.
—Probablemente en el momento en que me di cuenta de que podía
perderte para siempre antes incluso de hacerte mía de verdad.
—Bueno, déjame superar esto. Antes de que Rick apareciera aquí,
hablé un rato con Gerri. Esa mujer es una especie de sabia. No sé
cómo lo hace.
—Tiene su propia marca de magia de cambiaformas.
—Eso creo. Me dijo algo sobre ver el bosque a través de los árboles.
Creo que estaba tratando de decirme que nunca fui feliz en
Hollywood. Sé que no lo era. Ella vio el daño que hace de primera
mano el día que nos conocimos. No quiero esa vida para mí, y
seguro que no quiero esa vida para mis hijos.
—Después de ser perseguida por Rick, entiendo que no hay
diferencia entre él y los fotógrafos que siempre están detrás de mí.
Quieren lo mismo. Algo que no estoy dispuesta a dar. No quiero ser
famosa, Dev. Quiero una vida en la que pueda ser yo misma, crear
y ser libre sin miedo a que me persigan.
—¿Qué estás diciendo?
—Estoy diciendo que no me reuniré con Francesca Cortez la
próxima semana. No quiero el papel en su película. No quiero el
papel en ninguna película. Encontré un trabajo mejor.
Él frunció el ceño.
—¿Vaya? ¿Y cuál es?
—Paige Kirby.
Su ceño se profundizó.
—¿Paige Kirby? ¿Qué significa eso?
—Significa que he estado persiguiendo un papel toda mi vida, pero
nunca me detuve para ser yo misma. No desde que fui una adulta.
Pensé en todo, especialmente cuando estaba atrapado en el
bosque. Quiero una familia y una comunidad. No puedo tener eso
en Hollywood. Incluso si Jackson fue el que me vendió a los
tabloides para decirles dónde estaba, esa gente todavía trató de
encontrarme. Querían apropiarse de mi nombre, de mi rostro, de mi
vida.
—De todos estos pequeños momentos que se suponía que eran
solo míos. Cómo ir de compras, cenar o probarse ropa. Mi tiempo
contigo en Hawái fue el mejor momento de mi vida. Sé que
estábamos de vacaciones, pero me mostró que podía crear
canciones que nunca se escucharían y ser igual de feliz. Ahora
puedo ser más feliz porque soy mi propia persona en mi propio
tiempo. Con privacidad.
—¿Vas a alejarte de todo esto? ¿Qué hay de Lady Macbeth?
Paige se rió.
—Creo que puedo dar un buen espectáculo con la comunidad de
osos. ¿No crees?
—No quiero que te arrepientas de nada.
—No me arrepentiré de vivir una vida plena contigo. Hollywood está
vacío, y no es para mí. Todo lo que encontré allí fueron personas
que me traicionaron para sus propios fines. Algo así como lo hizo
Rick. Pero encontré algo más aquí. Encontré personas que están
dispuestas a luchar y estar el uno para el otro. Esta es la vida que
quiero, Dev.
—¿Está segura?
Asintió.
—Nunca tuve una gran familia, y pensé que mis admiradores
podrían ser eso para mí. No pueden. Esa relación carece de la
intimidad que tiene una familia. Ahora que soy mayor y más sabia,
lo sé mejor. Lo que quiero es una vida real contigo en esta casa. Tal
vez algunos bebés para hacerlo desordenado y ruidoso.
Dev la tomó en sus brazos.
—Ese es un gran cambio. Siempre tendré miedo de estar
enjaulándote, Birdie.
—No puedes enjaularme, Dev. No está en ti hacer eso. Tu amor no
es una trampa ni una ventana enrejada. Tu amor es el cielo abierto
de par en par donde puedo volar alto pero aterrizar de vuelta a casa.
Contigo. Aquí.
—¿Estás segura?
—Efectivamente, quiero convertirme en tu compañera en todo el
sentido de la palabra. En este momento. Esta noche.
Las fosas nasales de Dev se ensancharon y Paige se rió.
—O te encanta la idea, o la odias por completo.
—¿No es demasiado pronto? ¿No quieres más tiempo para pensar
en ello?
—No es una oportunidad, Osito Pookie. Ya hemos fingido estar
casados y nos hemos ido de luna de miel. Desde mi punto de vista,
esto tardará mucho en llegar. En muchos sentidos, se siente como
si te hubiera estado esperando toda mi vida.
—Toda tu vida, ¿eh?
—Sí. —Paige saltó de él y corrió hacia los escalones que conducían
a las habitaciones de arriba— ¿Vienes? No estoy segura de poder
aparearme a mí misma.
Dev se rió entre dientes.
—Eres increíblemente impaciente.
Con un chillido de alegría, Paige subió corriendo los escalones. Los
fuertes pasos de Dev siguieron detrás, su fuerte latido hizo que su
corazón latiera mucho más rápido. La alcanzó, la tomó en sus
brazos y la arrojó sobre su hombro.
La llevó al dormitorio principal al final del pasillo antes de dejarla en
el suelo. Sus piernas eran gelatina debajo de ella. Estaba nerviosa,
pero de esa manera maravillosa y vertiginosa. Sabía que esto
cambiaría su vida para siempre, y estaba tan preparada que quería
estallar.
Se arqueó, levantándose sobre la punta de los dedos de los pies.
Presionó su boca contra la de Dev en un beso abrasador. Su lengua
empujó dentro de su boca con un gemido. Él tomó su trasero, y sin
ningún esfuerzo real, la levantó del suelo antes de acostarla en la
cama.
—¿Cómo vas a aparearte conmigo cuando estoy completamente
vestida?
—No te preocupes por eso —gruñó en voz baja.
Se inclinó sobre ella y rápidamente le bajó las mallas por las piernas.
Se las tiró por encima del hombro antes de alcanzar su camisa. Se
la pasó por la cabeza y la tiró mientras se desabrochaba los
pantalones. Los apartó de una patada, dejando solo un par de
calzoncillos bóxer azules brillantes que le recordaron un cielo
despejado por la tarde.
Dev la ayudó a quitarse la camisa y gimió su aprecio por su
sujetador y tanga de encaje rosa a juego.
—Parece que has sido envuelta para regalo solo para mí.
Paige rió suavemente.
—Por supuesto. No tengo demasiado calor ni demasiado frío. Estoy
en lo correcto.
—¿Es una broma de Ricitos de Oro?
—Lo es.
—Hmm —Besó su cuello—. Veamos si estás en lo correcto. —Bajó
una copa de su sostén para revelar un pezón respingón. Cerró la
boca a su alrededor, chupando con fuerza mientras su lengua
giraba a su alrededor. Se arqueó fuera de la cama, la sensación
zumbando directamente a su clítoris—. Sí. Solo bien. —Repitió la
misma atención al otro seno—. Mmm. Más delicioso de lo que
recuerdo.
Le quitó el sostén y se agachó a los pies de la cama para acceder
mejor a la mitad inferior de su cuerpo. Paige ya se estaba
derritiendo con anticipación cuando Dev lentamente le bajó la
lengua por las piernas. Se instaló entre sus muslos desnudos. Sus
ojos ardían en los de ella mientras besaba su rodilla. Lo sujetó a la
cama antes de besar su camino hasta el hueso de la cadera. Sus
dedos se deslizaron entre sus pliegues, provocando su calor
húmedo con pequeños círculos juguetones.
Paige sabía lo que estaba haciendo. Lo estaba alargando, haciendo
que el momento durara. Quería su boca sobre ella. Todo su cuerpo
no quería nada más.
—Dev —ronroneó—. Por favor.
Se rió.
—Sé lo que necesitas, Birdie. —Besó su montículo, su lengua rozó
la parte más sensible. Continuó su exploración, su lengua jugando
con su clítoris.
Tomó largas y lentas lamidas en su centro, siempre terminando su
golpe en el vértice de su sexo. La lengua de Dev lamió
expertamente su manojo de nervios, avivando las llamas de su
orgasmo con cada caricia. Aplicó suficiente presión para robarle el
aire de los pulmones con la suficiente mordida, la suficiente succión.
Paige enredó sus dedos en su cabello y persiguió su liberación. Dev
la llevó hasta el límite con su talentosa lengua. Sus miembros
estaban cargados de deseo, su cuerpo suplicaba liberación. Dev
hundió un dedo dentro, bombeando dentro con un ritmo lento que
hizo que sus caderas se levantaran de la cama.
Su cuerpo comenzó a temblar, y Dev cerró su boca alrededor de su
clítoris, girando su lengua rápidamente alrededor de la
protuberancia con una velocidad calculada. Cada toque era felicidad.
Montó y alcanzó la cima, y con pura alegría, Paige se levantó para
encontrarse con su boca. Su orgasmo fue largo y poderoso,
haciendo estallar su cuerpo como fuegos artificiales.
Gritó su nombre al techo, rogándole que no se detuviera hasta que
estuviera sin huesos y desgastada en la cama. Dev la besó una vez
antes de trazar una línea de besos por su cuerpo mientras se cernía
sobre ella. Su atención volvió a sus pechos. Pellizcó uno con los
dedos mientras articulaba el otro con mucho cuidado.
—Dev —gimió—. Creo que es hora.
—Si puedes pensar ahora mismo, no lo estoy haciendo bien.
—Cállate, por favor, Cola Esponjosa.
Rozó su erección contra su pierna.
—¿Eso te parece esponjoso?
Se rió.
—No. Todo lo contrario. ¿Lo vas a usar o qué?
—Estás jugando con fuego.
—No, estoy pinchando al oso. Es mucho más divertido. —Se estiró
entre ellos y agarró su erección, cerrando su mano alrededor de la
impresionante circunferencia. Movió su mano hacia arriba y hacia
abajo, saboreando la forma en que sus músculos se tensaron en su
cuello. Siseó, sus labios buscándola.
Su beso fue poderoso y consumidor. Paige casi se olvidó de que
estaba tratando de guiarlo dentro. Condujo su polla directamente a
su entrada y levantó las caderas de la cama, diciéndole en silencio
que debería empujar profundamente dentro.
Dev no se movió.
Tomó su mejilla en su gran palma.
—¿Estás segura de que esto es lo que quieres?
Asintió.
—Soy tu compañera, Dev Weaver. Hagámoslo.
Dejó caer su boca sobre la suya una vez más, y mientras su lengua
se adentraba en su boca, empujó lentamente dentro. Cada
centímetro la dejaba sin aliento y desesperada por más. Se arqueó
hacia él, arañó su espalda, pero Dev fue lento.
Su control era una fachada. Debajo de la superficie, podía ver a su
animal acechando. Ella mordió su cuello, un suave mordisco.
Y como sabía, era todo lo que necesitaba.
Dev se echó hacia atrás solo para lanzarse hacia delante con un
poderoso empujón. La llenó completa y totalmente. Repitió el
movimiento, una y otra vez, agarrando sus caderas e inclinándolas
hacia adelante para obtener el ángulo correcto.
Cada empujón rozó su sensible clítoris. Cada empuje presionaba un
lugar profundo y secreto dentro. Lo recibió, movimiento por
movimiento, su cuerpo sabía instintivamente lo que necesitaban.
Dev acarició su cuello, sus dientes rozando su hombro.
—Eso es, Birdie. Ven por mí —canturreó en su oído antes de
mordisquear su lóbulo.
Paige sintió que su cuerpo temblaba, su núcleo se contraía y cada
miembro estaba vivo con puro placer. Estaba justo en el borde. Dev
sintió su clímax y aumentó su ritmo. Era todo lo que Paige
necesitaba. Gritó su nombre, aferrándose con fuerza mientras la
embestía una y otra vez. Sus movimientos perdieron su delicadeza
mientras la follaba con fuerza a través de su orgasmo.
Su liberación llegó con la de ella, y con un gruñido, se vació dentro,
sus dientes se clavaron en su cuello mientras se unían para
siempre.
Apareados.
Amantes.
Dev bombeó sus caderas dentro y fuera a través de su liberación,
sus labios entregando besos a lo largo de su cuello. Jadearon y
volaron juntos.
Se dejó caer en la cama junto a ella, pero rápidamente la tomó en
sus brazos, su boca encontró la suya. Su beso fue acalorado. El
primer beso de una pareja recién acoplada.
Fue el beso lo que lo cambió todo. Eso empezó todo.
—Ahora somos compañeros, Birdie. Unidos para siempre y juntos
para siempre.
—Me gusta cómo suena eso, Osito Pookie. —Dibujó un patrón
sobre su corazón.
Era un pájaro porque ahí estaba el hogar. El corazón de este
hombre grande y gentil era su hogar. Era todo lo que necesitaba.
—Te amo, Paige Kirby.
—Y te amo, Dev Weaver. Siempre serás mi Osito Pookie y mi Cola
Esponjosa.
Él gimió antes de reírse.
—¿De verdad vas a seguir llamándome así?
—Estoy segura. Encaja.
—Ah, bueno, tal vez debería encontrar algo más apropiado que
Birdie, entonces.
—Buena suerte.
—Está bien. Nada sería tan apropiado. —Yacieron en silencio en
los brazos del otro por un rato— ¿Estás feliz? —le preguntó
mientras el sol se ponía.
—Claro que lo soy. Tengo hambre, pero mi corazón nunca ha
estado tan lleno.
—Nunca he sido tan feliz, Paige. —Sus ojos eran cálidos y llenos de
emoción.
—¡Y solo piensa! Esto es solo el comienzo de nuestro para siempre.
Esta pequeña Birdie tiene planes para ella y su oso.
Dev la abrazó con fuerza.
—Siempre y cuando estamos juntos. —Estaba en lo correcto. El
amor era la fuerza más grande y finalmente había encontrado su
lugar en el mundo.
No fue un escenario. era una familia
Epílogo
Paige

Un año después.

El centro comunitario fue completamente transformado. El telón aún


estaba corrido sobre el escenario, ocultando la decoración de la
audiencia. Las sillas estaban perfectamente alineadas para una
gran vista del escenario, y algunos de los adolescentes de la ciudad
se tomaban muy en serio su trabajo como ujieres. Llevaron a la
gente a sus asientos y repartieron programas como profesionales.
Paige sonrió. Su corazón estaba a punto de estallar a través de su
pecho.
—No puedo creer que finalmente lo hayamos hecho. La noche de
estreno está aquí —susurró Paige, completamente desconcertada.
Dev le sonrió.
—Créelo, Birdie. Hiciste que esto sucediera.
—Lo hicimos posible. Esto no hubiera sido posible sin ti a mi lado.
Se encogió de hombros.
—Dices eso, pero ambos sabemos que no es cierto. No necesitas
nada ni a nadie para hacer tus sueños realidad.
Señaló con la barbilla uno de los enormes carteles colocados en un
caballete junto al escenario.
Macbeth, un musical estaba colgado encima.
Justo debajo estaban las palabras: Letras y música de Paige Kirby y
Dev Weaver.
Debajo de eso: Dirigida por Paige Kirby.
Se estremeció al verlo, su sonrisa más amplia que nunca en su vida.
Tomó la mano de Dev entre las suyas y la apretó suavemente.
—Oh, vamos, Osito Pookie. Sabes que te necesito. ¿Qué sería de
este programa sin su aporte? ¿No recuerdas todas esas noches
que pasamos juntos, planeando y hablando de las melodías y las
letras?
—Todo desde tu cerebro.
—Ayudaste. Daré crédito donde sea debido. Además, si no
hubieras estado allí para cantar las partes de los chicos, me habría
costado mucho imaginármelo completamente. Fue trabajo en
equipo.
—Si insistes, Birdie. Todo lo que sé es que estoy jodidamente
orgulloso de ti. Tu hiciste esto. Escribiste esas palabras y
compusiste esas melodías. Ahora, mira esto. Toda esta gente está
aquí para verlos actuar. —Dev la miró con puro orgullo. Había más
que amor brillando en sus ojos—. No puedo creer lo increíble que
se siente verte lograr esto.
Paige le sonrió.
—Nunca vas a dejarlo ir, ¿verdad?
—Nunca intentaría atribuirme el mérito de sugerir algo. Esto está
fuera de mi control.
Sonrió.
—Está bien. Gracias, Dev. —Lo besó suavemente y se aferró a él
con fuerza. Todavía le costaba aceptar que podía hacer cosas
geniales sola.
Jackson y Hollywood realmente la habían confundido, pero estaba
trabajando a través de ellos.
Todavía había muchas de las viejas reglas que intentaban encontrar
un camino de regreso a su cerebro, pero estaba mejorando en
desecharlas.
¿Tener a un hombre a su lado que entendiera? ¿A quién no le
importaba detenerla cuando quería retroceder? Eso era tan
jodidamente importante.
Podría ser una reina a sus ojos, pero a los suyos, Dev era un
caballero de brillante armadura.
No la salvó del gran monstruo malo y aterrador, aunque él había
hecho eso.
Dev la ayudó a cabalgar hacia la batalla.
Era bueno saber que alguien la respaldaba. Que no necesitaba
temer sus propios pensamientos e ideas. Que tenía una voz, una
que la escuchaba sin falta.
—Gracias por estar aquí.
—Gracias por amarme.
—Creo que tenemos que agradecer al destino por eso. O, ya sabes,
a Gerri Wilder.
Se rió.
—Está aquí esta noche, ¿verdad?
—Sí. Le dejé entradas en la puerta. Me aseguré de que las
recogiera. Se reunirá con nosotros para tomar algo después con
nuestras familias. Nunca hubiera contratado a Bear Paw Protection
sin su sugerencia. Todo esto es gracias a ella.
—Esa mujer sabe lo que hace.
—Seguro que sí —estuvo de acuerdo Paige— ¡Mira! ¡Ahí está! —Le
indicó a Gerri que avanzara—. Gerri, hola. Muchas gracias por venir
a ver el espectáculo.
Gerri sonrió ampliamente.
—No me perdería esto. Felicitaciones por escribir un musical juntos.
Eso es todo un logro.
Paige sonrió.
—Todo esto es gracias a ti.
La belleza de cabello plateado la despidió.
—No hice nada más que dar un pequeño empujón. Depende de
ustedes dos hacer que funcione, y por todo lo que he visto, mis
instintos sobre ustedes dos eran correctos.
Casey llamó a Gerri y ella le devolvió el saludo. Hay otra pareja feliz
que necesito ver. Mouah, queridos. Estoy muy contenta por los dos.
Le guiñó un ojo y desapareció entre la multitud, sin duda a ver a
más almas afortunadas que algún día se beneficiarían de conocer a
Gerri Wilder.
El mundo era un lugar mejor porque esa mujer existía.
—Estoy tan felíz en este momento. Voy a estallar. —Paige abrazó a
Dev. Algo se clavó en su cadera y ella lo miró desconcertada—. Um,
Osito Pookie, ¿por qué tu pene tiene forma cuadrada?
Se sonrojó y se apartó de ella.
—¿Qué? No es nada.
Agarró la cosa, se sentía como una caja.
—No es una polla.
—Detente, Birdie. No es el momento.
—Dev Weaver, ¿tienes una caja de anillos en tu bolsillo?
—No. —Era mentira, obviamente.
—Cambié de opinión. No quiero hacerlo esta noche —gruñó.
—Bueno, mejor ahora. Sé lo que hay allí.
No quiero arruinar esta noche. Es sobre ti.
—Se trata de nosotros. ¿Qué hay en la caja?
Lo sacó y lo abrió antes de girarlo hacia ella.
Era un anillo
Tres diamantes estaban alineados en la banda, brillando
intensamente a pesar de la falta de luz. Paige jadeó y se tapó la
boca.
—Este es un anillo de compromiso.
—Sí, Birdie. Iba a preguntártelo mañana. Tenía todo un discurso
preparado.
Le indicó que continuara.
—Entonces hazlo ahora. Dilo todo ahora mismo.
Se rió.
—Eres tan malditamente impaciente.
—¿Así es como quieres proponérmelo? —bromeó.
Tomó su mano entre las suyas.
—Paige Kirby, mi Birdie, mi corazón. Te amé desde el momento en
que te vi.
—Cuando rompiste mi teléfono.
—Cuando rompí tu teléfono. Sabía que eras mía y he estado
agradecido de tenerte en mi vida. Ahora te quiero para siempre
contigo. Somos compañeros, pero quiero hacerlo oficial en las leyes
de los humanos. Nuestros mundos, juntos, son mejores. Tú haces
el mundo mejor para mí. Cásate conmigo.
—Por supuesto, me casaré contigo, Cola Esponjosa, Osito Pookie.
Rugido de mi corazón.
Se rió entre dientes mientras deslizaba el anillo en su dedo.
—Rugido de tu corazón, ¿eh?
—Bueno sí. Me dijiste que siempre debería rugir. ¿Y este
espectáculo? Soy yo rugiendo a mi manera. Te amo, Dev. Rugir,
siempre.
—Rugir, siempre —estuvo de acuerdo antes de besarla
suavemente.
FIN
Grupo The Man Of Stars

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