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Qué es el Renacimiento?

El Renacimiento fue un amplio e importante movimiento cultural producido


en Europa en los siglos XV y XVII. Sirvió de transición entre el Medioevo y la Edad
Moderna, trayendo consigo una profunda renovación del pensamiento, las artes y
las ciencias

×
El Renacimiento se caracterizó por el retorno a las raíces grecolatinas clásicas de
Occidente, lo cual significó una revalorización de sus mitos, sus discursos y su filosofía,
luego de siglos de pensamiento dogmático religioso.

Su nombre le fue otorgado en el siglo XIX, por el historiador francés Jules Michelet (1798-
1874) en 1855, rescatando el término que usó por primera vez el escritor y arquitecto
italiano Giorgio Vasari (1511-1574).

El Renacimiento no fue un movimiento homogéneo, ni unitario, desde el punto de vista


cronológico o geográfico. De hecho, surgió de manera desordenada en Europa y se
transmitió luego a las recientes colonias europeas en América.

Por otro lado, los cambios políticos y sociales que trajo esta época fueron de
importancia en todo Occidente: el fin del pensamiento religioso medieval y del sistema
feudal aristocrático, el surgimiento de las culturas burguesas y el inicio, algo después,
del capitalismo.

Muchos de los grandes artistas y pensadores occidentales a los que rendimos culto hoy en
día formaron en su momento parte del Renacimiento, y algunas de sus obras constituyen
hoy en día íconos de la cultura moderna Occidental. De alguna forma, el mundo que hoy
conocemos comenzó a construirse con el Renacimiento.

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Características del Renacimiento


El mecenazgo permitió a los artistas incursionar en temáticas no religiosas.

A grandes rasgos, el Renacimiento se caracterizó por:

 El “retorno a la Antigüedad”, o sea, la recuperación de la tradición filosófica, artística y


política de la Grecia y la Roma clásicas, que durante siglos el cristianismo había tenido por
pagana.
 El rechazo al dogmatismo cristiano y el inicio de una nueva relación con la naturaleza,
mediada por la ciencia. Esto a la larga condujo al nacimiento del humanismo, que reemplazó a
la fe por la razón como valor supremo, y en lugar de Dios puso al ser humano como centro
del universo.
 Las artes fueron patrocinadas por las altas clases sociales (ya no sólo por la Iglesia) a través
del mecenazgo. Esto financió una importante cantidad de artistas de la época, y les permitió
incursionar en obras de arte de temática no religiosa o no cristiana.
 Se promovieron y realizaron nuevos descubrimientos científicos, nuevos proyectos
de medición y nuevas deducciones, entre las que destaca la sustitución del modelo geocéntrico
del universo (aristotélico) por el heliocéntrico (copernicano).

Contexto histórico del Renacimiento


Descubrimientos geográficos como el de Colón abrieron nuevos mercados.

El Renacimiento tuvo lugar al término de la Edad Media, a partir del siglo XV. Sin
embargo, numerosos historiadores fechan sus antecedentes tempranos en los siglos XIII o
XIV.

Su punto de partida fue una época marcada por el debilitamiento del poder eclesiástico,
a causa de la Reforma protestante y de la caída del Sacro Imperio Romano Germánico.
Además, se desarrolló una pronunciada crisis económica que acusaba el fin del modo de
producción feudal, lo cual trajo consigo un decaimiento en las artes y las ciencias.

En medio de la decadencia medieval, muchos centros de poder europeos buscaron refugio


en un nuevo modelo de Estado, comandado por un autoritarismo monárquico, así
como las artes buscaron refugio en la antigüedad clásica.

Además, en el siglo XVI, además tuvieron lugar los grandes descubrimientos


geográficos europeos, a manos de Cristóbal Colón, Fernando de Magallanes y Vasco da
Gama. Así se abrieron nuevos mercados y nuevas rutas comerciales, otorgándole cada vez
más poder a una nueva clase social en ascenso: la burguesía, encargados de tender las bases
del capitalismo venidero.

El Renacimiento comenzó en Italia, específicamente en las ciudades-república de Florencia


y Venecia, pero también en ciudades monárquicas como Milán y Nápoles, y en Roma,
sometida al dominio papal.
Arte renacentista

Durante el Cinquecento surgieron grandes artistas como Miguel Ángel.

El arte renacentista se puede organizar en períodos históricos y estéticos distintos:

 El Quattrocento o Renacimiento temprano. Conocido también como “Primer Renacimiento”


o “Bajo Renacimiento”, duró el siglo XV casi entero y supuso la desaparición de la oscuridad
medieval a manos de la luz renacentista. En este período la ciudad de Florencia ocupó el lugar
central en la vanguardia artística, mientras que el resto de Europa continuó cultivando el
arte gótico medieval.
 El Cinquecento o Renacimiento pleno. Conocido también como Alto Renacimiento, fue el
período propiamente clasicista del arte renacentista, en el cual surgieron sus grandes artistas:
Leonardo, Miguel Ángel, Rafael, y se dio el apogeo de la pintura y escultura del momento.
 El manierismo o bajo Renacimiento. Fue una reacción anticlásica gestada en el seno del arte
renacentista hacia mediados y finales del siglo XVI, caracterizada por la exageración de los
gestos típicos del clasicismo, prefiguración de los excesos que luego fueron propios
del Barroco. Se le considera un estilo extravagante, imitativo y decadente.
 El Seicento o barroco italiano. Cuyas obras buscaron activamente el exceso, la confusión, el
contraste, la mezcla de materiales pictóricos o plásticos, a través de lo cual se esperaba
contrarrestar los influjos iconoclastas de la Reforma protestante y de la Revolución científica.
Predominaron las obras devocionales y los artistas polifacéticos.

Los principales artistas del renacimiento fueron Michelangelo Buonarroti (1475-1564),


Sandro Botticelli (1445-1510), Rafael Sanzio (1483-1520), Leonardo da Vinci (1452-
1519), y Doménikos Theotokópoulos “El Greco” (1541-1614).
Literatura renacentista

William Shakespeare fue un importante autor de la dramaturgia isabelina.

La literatura del Renacimiento giró en torno al humanismo y, como en las otras artes, en
torno a la recuperación de los mitos, motivos y la tradición clásica grecolatina.

Inicialmente, muchas de las ideas platónicas y aristotélicas fueron recuperadas y


puestas al servicio del cristianismo, lo cual permitió la recuperación de la preceptiva
clásica. Se desarrollaron nuevos géneros, como el del ensayo, y nuevos modelos métricos
para la poesía (como el soneto y el verso endecasílabo), así como la novela moderna.

La literatura renacentista fue difundida con enorme fuerza gracias a la invención de


la imprenta y nació bajo la influencia de tres grandes antecesores: Dante Alighieri (1265-
1321), cultor destacado del dolce stil nuovo; Francesco Petrarca (1304-1374), autor de un
formidable cancionero escrito en italiano; y Giovanni Boccaccio (1313-1375), célebre autor
del Decamerón.

El nacimiento del ensayo fue de particular importancia, ya que permitió la divulgación


de las ideas del humanismo en escritos didácticos, explicativos. Fueron importantes
cultores del género durante el Renacimiento: Martín Lutero (1483-1546), Erasmo de
Rotterdam (1466-1536), Michel de Montaigne (1533-1592) y Nicolás Maquiavelo (1469-
1527).
Al mismo tiempo, la Commedia dell’Arte y la dramaturgia isabelina marcaron una
importante pauta, en especial bajo las plumas de William Shakespeare (1564-1616) y
Christopher Marlowe (1564-1593), tanto como lo hizo la novela bajo la de Miguel de
Cervantes (1547-1616) y François Rebelais (c. 1494-1553), entre muchos otros.

Arquitectura renacentista

La arquitectura renacentista experimentó sobre el legado antiguo y medieval.

El Renacimiento constituye una ruptura en la historia de la arquitectura, especialmente


respecto al estilo gótico que predominó en el Medioevo cristiano. Como otras formas de
arte, buscó su inspiración en las formas clásicas, pero introdujo en
ellas numerosas innovaciones en cuanto a técnicas y materiales de construcción, y a
lenguaje arquitectónico.

Además, los arquitectos pasaron del anonimato artesanal a una figuración pública propia de
la profesionalización de la arquitectura. Así, sus obras fueron debidamente documentadas y
sus nombres conservados, a diferencia de los arquitectos románicos y góticos precedentes.

La arquitectura renacentista se centra en el ser humano, tal y como lo proponía el


humanismo naciente. Se nutrió de diferentes artes y técnicas, gracias a lo cual se pudo
descubrir la perspectiva, lo cual es quizá el rasgo más notable del período entero.
Dado que los arquitectos renacentistas aspiraron a lo clásico, pero no a lo neoclásico, se
permitieron la experimentación y la innovación en cuando al legado antiguo y medieval, del
cual tomaron y reinterpretaron a su antojo.

Los principales arquitectos renacentistas fueron Jacopo Vignola (1507-1573), Leon Battista
Alberti (1404-1472), Filippo Brunelleschi (1377-1446) y el propio Miguel Ángel
Buonarotti.

Obras del Renacimiento

«La Piedad» de Miguel Ángel es una de las esculturas más importantes de la historia.

Algunas de las obras artísticas más conocidas del Renacimiento son las siguientes:

Pintura:

 La Capilla Sixtina (1482) de Miguel Ángel.


 La escuela de Atenas (1512) de Rafael.
 La Gioconda (1519) de Leonardo da Vinci.
 El nacimiento de Venus (1485) de Sandro Botticelli.
 El caballero de la mano en el pecho (c. 1580) de El Greco.

Arquitectura:
 Palacio Medici Riccardi (1444) de Michelozzo, en Florencia.
 Villa Capra (1566) de Andrea Palladio, en Vicenza.
 Basílica de San Lorenzo (1418-1470) de Filippo Brunelleschi, Michelozzo y Antonio Manetti,
en Florencia.
 Cúpula de la Catedral de Santa María del Fiore (1471) de Filippo Brunelleschi, en Florencia.
 Monasterio de los Jerónimos de Belém (1514-1544) de Diogo Boitaca, Juan de Castillo y Diego
de Torralva, en Lisboa.

Escultura:

 David (1504) de Miguel Ángel.


 La piedad (1499) de Miguel Ángel.
 Las cuatro estaciones (c. 1547) de Jean Goujon.

Literatura:

 Elogio de la locura (1511) de Erasmo de Rotterdam.


 Ensayos (1580) de Michel de Montaigne.
 El príncipe (1531) de Nicolás Maquiavelo.
 Hamlet (1605) y Otelo (1604) de William Shakespeare.
 Don Quijote de la Mancha (1605) de Miguel de Cervantes.
 Gargantúa y Pantagruel (1534) de François Rebelais.

Renacimiento y humanismo
El humanismo constituyó el espíritu del Renacimiento. Fue un movimiento intelectual,
filosófico y cultural que retomó el humanismo clásico grecolatino, para así reinventar la
cultura europea en oposición al oscurantismo medieval.

Suplantó la fe en Dios por la razón humana. De la mano de las ciencias nacientes, el


humanismo propuso un modelo educativo nuevo, una nueva concepción del mundo y
del lugar que el ser humano en él ocupaba, y finalmente sentó las bases para la Ilustración y
la Revolución francesa de 1789.

El humanismo se opuso al mundo aristocrático y desigual del Medioevo. Reinterpretó


algunos valores clásicos para avanzar hacia un mundo de iguales, en el que los seres
humanos fueran los artífices de su propia salvación, y no la autoridad divina.

Así, se propuso limitar el poder de la Iglesia, construir nuevos discursos y valores.


Inició el arduo trabajo de construir una moral y una ética totalmente nuevas y propias, labor
de la que se encargó en adelante la filosofía moderna.

Con la aparición del humanismo, el mundo medieval llegó a su fin y comenzó la Edad
Moderna en Occidente
Reforma protestante

Fue un movimiento religioso que surgió en la primera mitad del siglo XVI que
supuso la ruptura de la unidad cristiana en Europa.

Lutero

Enrique VIII

Juan Calvino

Los tres encabezaron los


principales movimientos de reforma protestante

Causas

 Crítica a las riquezas, privilegios y abusos del clero.


 Escasa formación religiosa de los sacerdotes.
 Incapacidad del papa para reformar la iglesia.
 Angustia ante la salvación y venta de indulgencias.

En Alemania se dio una situación favorable para la propagación de estas ideas


porque los príncipes alemanes vieron la ocasión de librarse de Carlos V y
apropiarse de las tierras del clero. El iniciador fue el monje alemán Martín Lutero,
que expuso en Wittemberg sus 95 tesis contra las indulgencias. El luteranismo se
extendió con rapidez por Alemania y los Países Bajos.

Doctrina luterana

 Justificación por la fe: Las personas se salvan si tienen fe, no por sus obras.
 Sacramentos: solo admite dos, el bautismo y la eucaristía.
 El sacerdocio universal: todos los cristianos son sacerdotes.
 La Biblia es la única fuente de verdad y cualquiera la puede interpretar, no admite
como válido el criterio único de la Iglesia.
 Rechazo al papado y a la jerarquía eclesiástica, niega la infalibilidad del papa y del
Concilio.
 No admite el culto a la virgen y los santos.

Además hubo otros movimientos de reforma:

 Calvinismo: fundado por Calvino, sacerdote francés que reformó la Iglesia en


Ginebra (Suiza) defendía la predestinación, es decir, desde su nacimiento las
personas estaban salvadas o condenadas. El calvinismo se extendió por el oeste
de Alemania, Países Bajos, Escocia y Francia.
 Anglicanismo: obra de Enrique VIII de Inglaterra, que se separó de la iglesia
católica al negarse el papa a anularle su matrimonio con Catalina de Aragón. El
rey se proclamó jefe de la iglesia de Inglaterra negando su obediencia al Papa.
Incautó los bienes de los monasterios y los suprimió, persiguiendo a los que
estaban en contra.

Los movimientos de reforma desataron una serie de guerras de religión que no


cesarían hasta mediados del siglo XVII.

Contrarreforma

Reunión del Concilio de Trento


Fue la reacción de la iglesia católica para hacer frente a la Reforma protestante.
En el Concilio de Trento (1545-1563) se rechazaron las doctrinas protestantes y se
confirmó la doctrina católica en los temas que habían sido objeto de duda.

Se crearon nuevas órdenes religiosas, destacando la Compañía de Jesús que se


dedicaría a la educación para transmitir el dogma católico.

Se trató de mejorar la formación del clero con la creación de seminarios para


instruir a los futuros sacerdotes, instándolos a llevar una vida ejemplar y a guardar
el celibato.

Qué es Contrarreforma:
Se conoce como contrarreforma la renovación de la Iglesia Católica en el siglo
XVI como respuesta para frenar el avance de las doctrinas protestantes en
Europa.
La contrarreforma es llamada de esta manera ya que responde a la reforma
protestante que comienza Martín Lutero en 1517.

La contrarreforma fue establecida bajo el Concilio de Trento (1545-1563)


convocado por primera vez por el papa Pablo III en 1545, luego por el papa Julio
III entre 1550 y 1555, y finalmente por el papa Pío IV en 1563.

Características de la contrarreforma
La contrarreforma o reforma católica se caracterizó por abarcar la esfera política y
religiosa del momento.

En el aspecto político, la contrarreforma elimina la venta de las indulgencias


siendo ella una de las razones por las cuales los gobernadores comenzaron a
adherir a la reforma protestante de Martín Lutero.

En el aspecto religioso, la contrarreforma busca reformular la iglesia católica, unir


a los cristianos bajo el papado romano y evangelizar los territorios del Nuevo
mundo (América).

Con el fin de evitar el avance de las iglesias protestantes, la contrarreforma


renueva y fija guías para frenar la corrupción del clero con parámetros comunes
para la Iglesia Católica como, por ejemplo, la defensa de la autoridad papal, la
capacidad exclusiva de la iglesia y sus representantes para la interpretación de los
textos sagrados y la salvación por la fe y las obras de caridad, devoción o
penitencia.

Consecuencias de la contrarreforma
La reforma católica del siglo XVI o contrarreforma, crea en el Concilio de Trento
referencias para la uniformidad de la Iglesia católica bajo el papado romano.
Algunas de las consecuencias que la contrarreforma crea son, por ejemplo, el
poder de la Santa inquisición en América con la reanudación del Tribunal del santo
oficio, la censura del conocimiento con la creación del Índice de los libros
prohibidos (Index) y la creación de nuevas órdenes religiosas dedicadas a la
catequización de los nativos y paganos de los nuevos territorios.

Personajes de la contrarreforma
Los mayores exponentes de la contrarreforma o reforma católica fueron los papas
que convocaron las sesiones del Concilio de Trento entre 1545 y 1563: Pablo III,
Julio III y Pío IV.

Además, destaca Ignacio de Loyola (1491-1556), fundador de la Compañía de


Jesús en 1540 cuya misión principal fue la catequización de América para la
unificación de la cristiandad.

Reforma protestante y contrarreforma


La reforma protestante nace debido a la corrupción del clero de la Iglesia católica.
En 1517, Martín Lutero publica Las 95 tesis cuyo principal argumento es la
negación de la salvación del hombre a través de la compra de indulgencias.

Con Martín Lutero en Alemania, Juan Calvino en Suiza y el rey Enrique VIII en
Inglaterra, la Iglesia Católica comienza a perder territorio de influencia sobre
Europa por lo que se ve obligada a crear una contrarreforma para mantener su
poder.

La contrarreforma es definida en el Concilio de Trento convocado por primera vez


en 1545 por el papa Pablo III que reafirma la autoridad del papa, la interpretación
de la Biblia por la iglesia y sus representantes, el libre albedrío, el celibato y la
creencia en el cuerpo y la sangre de Cristo.

Vea también Reforma protestante.

Contrarreforma y el barroco
La contrarreforma o reforma católica desarrolla el estilo barroco en el arte. La
Iglesia católica utilizó el arte como una forma para difundir la religión católica. El
barroco manifestó a través de la exageración y ostentación los misterios religiosos
a través de los sentidos.

Además, el arte barroco se aleja de temas paganos y desnudos característicos del


Renacimiento. Sus mayores exponentes fueron: el italiano Lorenzo Bernini (1598-
1680), Caravaggio (1571-1610) y el belga Pedro Pablo Rubens (1577-1640)
¿Qué es el Islam? Resumen
El Islam es una religión monoteísta surgida en la Península
Arábica por la predicación de Mahoma y que se basa en los
textos abrahámicos, aunque cambiando el dios a uno
conocido como Alá. Los fieles de esta religión son los
llamados musulmanes, siendo esta una palabra que significa
sometidos a la voluntad de Alá y que actualmente se usa para
referirse a muchos pueblos donde el Islam es la religión
predominante.
En la actualidad, es la segunda religión del mundo con un
25% de la población mundial, estando situados
especialmente en el continente asiático, pero con más de 50
países donde está la religión predominante.
Al igual que el resto de grandes religiones del mundo, el Islam
también se divide en dos grandes ramas de pensamiento,
conocidas como sunita y chií, siendo mucho más
predominantes los primeros y encontrado la variante chií en
algunos países como Irán, Iraq o Azerbaiyán.
Aunque las diferencias entre las dos ramas no son tan
notables como las ramas en otras religiones, esto no ha sido
suficiente como para que exista acercamiento y, durante
años, los enfrentamientos entre los dos modelos de
pensamiento han sido muy comunes y demasiado
constantes, siendo generalmente causadas por la forma
distinta de ver el origen del Islam entre las dos corriente
¿Cuándo y dónde surge el Islam?
El origen del Islam lo encontramos en la figura de Mahoma,
siendo un miembro de las tribus árabes de la Península
Arábiga que desde muy joven fue huérfano y tuvo que valerse
por sí mismo realizando distintos trabajos. En un momento
avanzado de su vida, se dice que Mahoma comenzó a tener
sueños en los que recibía la palabra de Dios y donde se le
llamaba el último profeta, comenzado a escribir las palabras
en texto que más tarde serían la palabra del Islam.
Mahoma inició su predicación en La Meca, pero en esa
época la ciudad era el centro religioso de creencias politeístas
y los gobernantes, tanto de la ciudad como de tribus
cercanas, se enfrentaron a Mahoma. Para escapar de la
muerte, Mahoma escapó a la ciudad de Medina desde
donde comenzó a aumentar el número de sus fieles hasta
que fue capaz de atacar La Meca y tomar la ciudad para que
fuera el centro religioso del Islam.
Desde La Meca, Mahoma expandió su religión por toda la
Península Arábiga, siendo la primera vez que las distintas
tribus árabes estuvieron de verdad unidas, algo que cambió
para siempre el sentido de la población musulmana.
En los últimos años de Mahoma, la expansión del Islam ya
era imposible de parar y él pidió a sus sucesores
que buscaran la guerra santa para que todo el planeta se
volviera fiel a la religión que él había creado.
Historia del Islam y su expansión en el
mundo: resumen
Para continuar esta lección sobre el origen del Islam,
debemos hablar sobre la enorme expansión lograda por el
Islam tras la muerte de Mahoma. Gracias a las conquistas,
fue capaz de situarse como la segunda religión con mayor
número de creyentes en el mundo, siendo la posición que aún
mantiene en la actualidad.
Los sucesores de Mahoma fueron los califas, jefes
espirituales que tenían encomendada la tarea de expandir el
Islam mediante la llamada guerra santa. Estos califas eran
líderes de los llamados califatos, los cuales debemos
enumerar de forma individual para entender la aportación de
cada uno hacia la expansión del Islam.
Califato ortodoxo
Los primeros califas conforman el llamado Califato ortodoxo,
siendo elegidos directamente por consenso de entre los
principales seguidores de Mahoma y siendo los únicos que
fueron seguidos por todas las ramas del Islam.
Existiendo entre los años 632 y 660 fueron capaces de
conquistar Chipre, Armenia, Rodas, Siria, Egipto,
Mesopotamia y Palestina.
Califato Omeya
Situando como capital Damasco, este califato fue el primero
en tener una monarquía y pasar el cargo de forma hereditaria.
Con clara influencia sunní, existieron entre los años 661 y
750 iniciando una espectacular expansión hacia el Oeste que
les llevó a tomar regiones como Cartago, el norte de
África, España y parte de Francia.
Califato Abasí
Los abbasidas eran descendientes del tío de Mahoma que
lograron derrotar a los Omeya, cambiando el sistema a uno
en el que el gobernante elegía a su sucesor y cambiando la
capital a Bagdad. Con un poder ya menor que el anterior,
entre los años 750 y 925 tan solo tomaron la zona de Creta y
Sicilia, pero perdieron regiones que fueron ocupadas por
otras potencias.

Qué fue el feudalismo?


El feudalismo fue un sistema social, político y económico que predominó durante
la Edad Media, desde el siglo IX al XV. Estuvo caracterizado por el sistema de vasallaje y
es considerado por muchos como la «Edad Oscura», debido a las sangrientas guerras, las
epidemias y el escaso avance científico

×
Una de las características principales del sistema feudal fue la descentralización del poder,
ejercido a través de nobles organizados en feudos, que tenían una relativa independencia
del monarca, pero estaban supeditados a su rey con estrechos lazos de lealtad. Los nobles
heredaban sus títulos, que pasaban de generación en generación.

¿Qué era el feudo?


La palabra feudalismo proviene de “feudo”, nombre que se le dio a la organización básica
de la época. El feudo era un contrato entre dos personas: el señor feudal y el vasallo.

En este «pacto» se establecían relaciones mutuas, el vasallo recibía una tierra donde
habitar y protección militar a cambio de una relación de dependencia con el señor feudal.
El vasallo debía administrar la tierra y tomar las armas en defensa de su señor en caso de
ser necesario. Además, debía pagar tributo de su cosecha o producción.

Dentro de esta estructura también existían los campesinos, que eran aquellos que trabajaban
la tierra y estaban bajo el dominio total del señor feudal, por lo que no eran considerados
hombres libres.

Durante la época feudal la tierra era garante de dinero y, por lo tanto, la posesión más
preciada. Las actividades económicas eran restringidas y consistían principalmente en
la agricultura y en la producción artesanal.

Origen del feudalismo


El feudalismo surge, en primer lugar, con la decadencia del Imperio Romano, que al perder
grandes extensiones de tierra empezó a perder influencia sobre los pueblos.

La inseguridad producto de las constantes invasiones bárbaras llevó a la decadencia de


las ciudades y a la formación de la estructura feudal, en la que vasallos se ponían a
disposición de un señor feudal y recibían protección tras los muros del castillo.

Todo el ordenamiento social y moral de la época se explicaba bajo la figura de Dios, ya que
el rey había perdido poder político y no era más que el representante divino en la tierra.

Ante la incompetencia de los monarcas para hacer frente a las invasiones y la posterior
crisis política y social, el poder pasó a estar en manos de los señores feudales, que se
convirtieron en los jefes sociales máximos. Ellos debían regular el orden y mantener la paz
dentro de su estructura, impartían justicia, cobraban impuestos y brindaban protección a la
población desde el castillo, que fue erigido como nuevo símbolo de poder.

Características del feudalismo


El feudo fue la estructura social y política durante el feudalismo.

Entre las principales características del feudalismo se destacan:

 El surgimiento de la relación de vasallaje entre un señor feudal y sus vasallos.


 Una sociedad dividida en tres clases sociales diferenciadas: la nobleza, el clero y el
Tercer Estado o el estado llano.
 La construcción de castillos amurallados.
 Una economía basada en la agricultura y la ganadería.
 Las guerras frecuentes por la disputa de los territorios.
 El pago de tributos.
 La Iglesia católica como una gran fuente de poder.
 La descentralización del poder político.

Clases sociales del feudalismo


Durante el feudalismo las clases sociales eran estáticas, es decir, era un sistema social
cerrado en el que no existía la movilidad social sino que la sociedad se dividía en
estamentos. Dentro de esta estructura, que era piramidal, estaban:

 La nobleza. Formada por la realeza y los señores feudales, tenían la mayor parte de las
tierras y el poder político. Se solía acceder a este estrato por linaje.
 El clero. Formado por religiosos que representaban a la Iglesia y cumplían roles
eclesiásticos, políticos, educativos y/o sociales, y tenían privilegios.
 El Tercer Estado. Formado por la mayoría de la población, ciudadanos que no eran
nobles ni clero, no tenían privilegios y pagaban impuestos. Fue un grupo muy variado
formado por campesinos, comerciantes y burgueses.

Fin del feudalismo


El proceso histórico que marcó el fin del feudalismo no tiene una fecha exacta, fue
desarrollándose de manera dispar por distintas partes de Europa a partir del siglo XIV.
Existen varias causas que lo llevaron a su fin, entre las que están:

 Surgimiento de la burguesía. Muchos historiadores concuerdan en que los viajes a


oriente con fines comerciales generaron una nueva clase social: la burguesía, formada
por hombres libres, pero no nobles.
 Disminución demográfica. La población disminuyó, producto de las pestes y guerras,
lo que llevó a una baja de la mano de obra disponible.
 Nuevas formas de desarrollo económico. La saturación de las tierras llevó a la
búsqueda de nuevas formas de expansión económica entre las que se destacó
la industria, su surgimiento marcó el paso de la Edad Media a la Moderna.
 Disconformidad de los campesinos. La presión y la sobrexplotación de la mano de
obra por parte de los señores feudales, la ineficiencia del sistema agrícola de la época y
la baja poblacional generaron la merma de fuerza de trabajo disponible.
 Crecimiento de las ciudades. Las urbes recibieron a las personas expulsadas o que no
querían pertenecer al sistema feudal.

La Iglesia medieval
Definición

por Joshua J. Mark, traducido por Antonio Elduque


Publicado el 17 junio 2019

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Vladimir I convirtiéndose al cristianismo

Viktor Mikhailovich Vasnetsov (Public Domain)

La práctica religiosa en la Europa medieval (entre alrededor del 476 y el 1500) estuvo
dominada e inspirada por la Iglesia católica. La mayoría de la población era cristiana, lo
que en aquel momento era sinónimo de católica, ya que inicialmente no existía ninguna otra
forma de dicha religión. La aparente corrupción de la Iglesia medieval, sin embargo, inspiró
el movimiento que hoy conocemos como la Reforma protestante.

Los primeros llamados protorreformistas como John Wycliffe (1330-1384) y Jan Hus (c.
1369-1415) inspiraron a Martín Lutero (1483-1546) y fueron inspirados por sectas
religiosas anteriores, condenadas como heréticas por la Iglesia, como los bogomilos y los
cátaros, entre muchas otras, que llamaron la atención sobre la corrupción y los abusos de la
Iglesia. Aun así, al mismo tiempo que estas críticas podían tener mérito, la Iglesia no perdió
de vista su visión de trabajar en beneficio del pueblo a través de sus diversas instituciones
que cuidaban de los enfermos, los pobres, las viudas y los huérfanos, y ofrecían
oportunidades educativas y profesionales para las mujeres.

Si bien es cierto que en la Edad Media la Iglesia se centraba en regular y definir la vida del
individuo, aunque se rechazaran sus enseñanzas, y el clero no solía ser el más calificado,
seguía siendo reconocida como la manifestación de la voluntad y la presencia de Dios en la
tierra. Los dictados de la Iglesia no debían cuestionarse, ni siquiera cuando parecía evidente
que muchos de los clérigos trabajaban más en su propio interés que en el de Dios, porque,
aunque los instrumentos de Dios fueran defectuosos, se entendía que el Creador del
universo seguía teniendo el control.

Un golpe dramático a la autoridad de la Iglesia llegó con la pandemia de peste negra de


1347-1352, durante la cual la gente empezó a dudar del poder de los instrumentos de Dios,
que no podían hacer nada para evitar que la gente muriera o que la peste se extendiera.
Aunque la peste negra no fue la única causa de la fractura del poder de la Iglesia, puso en
tela de juicio la afirmación de que comprendía y representaba la voluntad de Dios. Este
desafío quedó sin respuesta y animó a clérigos como Wycliffe y Hus a seguir cuestionando
y, finalmente, las objeciones de Lutero, que lanzaron la Reforma protestante (1517-1648) y
quebraron el poder de la Iglesia medieval.

Estructura y creencias de la Iglesia


La Iglesia reclamaba para sí la autoridad divina, recibida a través de Jesucristo quien,
según la Biblia, designó al apóstol Pedro como “la piedra sobre la que construiré mi
iglesia”, a quien entregó las llaves del reino de los cielos (Mateo 16:18-19). Pedro era
considerado, por tanto, como el primer papa, la cabeza de la Iglesia, y todos los demás
como sus sucesores, dotados con la misma autoridad divina.

Durante la Edad Media, la Iglesia tenía una jerarquía establecida:

 El papa: la cabeza de la Iglesia


 Cardenales: consejeros del papa; administradores de la Iglesia
 Obispos/Arzobispos: autoridades eclesiásticas en una catedral o diócesis
 Sacerdotes: autoridades eclesiásticas en una parroquia, aldea o iglesia de una población
 Órdenes monásticas: religiosos en monasterios, supervisados por un abad o abadesa

La Iglesia mantenía la creencia de que Jesucristo era el único hijo engendrado del único y
verdadero Dios, revelado en las Escrituras hebreas, y que esas obras (que se convertirían en
el Antiguo Testamento cristiano), profetizaban la venida de Cristo. La fecha de creación de
la Tierra y la historia de la humanidad estaban reveladas a lo largo de las Escrituras, que
constituyeron la Biblia cristiana (considerada la palabra de Dios y el libro más antiguo del
mundo) que se entendía como una guía de vida según la voluntad divina, para conseguir la
vida eterna en el cielo, tras la muerte.

Urbano II en el Concilio de Clermont

Jean Colombe (Public Domain)

La interpretación de la Biblia, sin embargo, era una responsabilidad demasiado grande para
un ciudadano normal, según las enseñanzas de la Iglesia, con lo que el clero era una
necesidad espiritual. Para poder hablar con Dios o interpretar la Biblia correctamente, había
que basarse en el sacerdote, porque este estaba ordenado por su superior, quien a su vez lo
estaba por otro, todos bajo la autoridad del papa, el representante de Dios en la Tierra.
La jerarquía eclesiástica reflejaba la jerarquía social. Uno nacía dentro de una cierta clase,
seguía la profesión de sus padres y moría como ellos lo habían hecho. La movilidad social
era extremadamente rara, porque la Iglesia enseñaba que era voluntad de Dios que uno
naciera dentro de un cierto contexto, y que intentar mejorar la propia vida era como decir
que Dios se había equivocado. La gente, por tanto, aceptaba su destino e intentaba sacar el
mayor provecho de él.

La Iglesia en la vida cotidiana


La vida de la gente en la Edad Media giraba en torno a la Iglesia. Se sabía que la gente, en
especial las mujeres, iba a la iglesia de tres a cinco veces diarias para rezar y al menos una
vez por semana para la misa, la confesión y los actos de contrición, en arrepentimiento. La
Iglesia no pagaba impuestos y era financiada por los ciudadanos, que eran responsables de
mantener al párroco y la iglesia en general a través de un diezmo del diez por ciento de sus
ingresos. Se pagaban diezmos por los bautizos, las confirmaciones y los funerales así como
en las fiestas de los santos y las fiestas de guardar, como por ejemplo las celebraciones de
Pascua. Además, apoyaban a instituciones sociales como asilos de pobres, orfanatos,
escuelas y órdenes religiosas que no podían mantenerse por sí mismas.

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Peregrinación cristiana en la Edad Media, c. 1000

Simeon Netchev (CC BY-NC-SA)

LAS ENSEÑANZAS DE LA IGLESIA ERAN UNA


CERTEZA PARA LA GENTE DE LA EDAD
MEDIA. NO HABÍA LUGAR PARA LA DUDA Y
NO SE TOLERABA CUESTIONARLAS.
El centro de la vida de la congregación en la iglesia de una pequeña población o en la
catedral de una ciudad no era el altar, sino la pila bautismal. Era una pila de piedra,
independiente, a menudo grande y profunda, que se utilizaba para el bautismo de un niño o
un adulto, y que también servía para determinar la culpabilidad o inocencia de una persona,
cuando era acusada de un delito.

Para limpiar el propio nombre, había que someterse a una ordalía, en la que uno era atado y
arrojado a la pila. Si el acusado flotaba, era una señal clara de culpabilidad; si se hundía,
indicaba inocencia, aunque el acusado a menudo se ahogaba.
Bajo el reinado del rey inglés Athelstan (quien reinó de 924 a 939), el procedimiento para
la ordalía estaba codificado como ley:

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Si alguien promete pasar por la ordalía, debe acudir tres días antes al sacerdote de la misa,
cuyo deber es consagrarla [la ordalía], y alimentarse solamente de pan, agua, sal y verduras
hasta que se lleve a cabo, y acudir a la misa en cada uno de esos tres días, y hacer su
ofrenda y comulgar el día en que vaya a la ordalía, y jurar su inocencia de esa acusación
según la ley ordinaria, antes de ir a la ordalía. (Brooke, 107)

También había una ordalía de hierro, en la que el acusado era obligado a agarrar un atizador
candente. Si era capaz de aguantar el hierro al rojo sin quemarse las manos, entonces era
inocente. No hay registros de nadie que fuera encontrado inocente. La ordalía de agua
también se llevaba a cabo en torrentes, ríos y lagos. Por ejemplo, a las mujeres acusadas de
brujería, se las solía atar dentro de un saco con su gato (considerado como su familiar
demoníaco) y se las arrojaba al agua. Si lograban escapar y volver a la superficie, se las
consideraba culpables y se las ejecutaba, aunque la mayoría se ahogaban.

Las ordalías, igual que las ejecuciones, eran una forma de diversión pública que, igual que
los festivales, bodas y otros eventos de la vida comunitaria, eran financiadas mediante el
diezmo de la gente a la Iglesia. La clase más baja, como es habitual, se llevaba la peor parte
de los gastos de la Iglesia, aunque la nobleza también era obligada a donar grandes sumas
para asegurarse un sitio en el cielo o para reducir el tiempo de estancia en el purgatorio.

Las enseñanzas de la iglesia sobre el purgatorio (un espacio después de la muerte, entre el
cielo y el infierno, donde las almas permanecen hasta haber pagado por sus pecados)
generaron grandes riquezas para una parte del clero, que vendía unos documentos
conocidos como indulgencias, con la promesa de una estancia más corta en el purgatorio, a
cambio de un precio. Las reliquias eran otra fuente de ingresos, y era frecuente que clérigos
sin escrúpulos vendieran astillas falsas de la cruz de Cristo, un dedo de un santo, un frasco
de agua de Tierra Santa, o cualquier objeto que presuntamente trajera suerte o alejara la
desgracia.

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Retrato de Dante conservado en la catedral de Florencia

Vitosmo (CC BY-NC-SA)

Las enseñanzas de la Iglesia eran una certeza para la gente de la Edad Media. No había
lugar a dudas, y no se toleraba cuestionarlas. O bien se estaba dentro de la Iglesia o fuera de
ella, y si se estaba fuera, las interacciones con el resto de la comunidad estaban limitadas.
Los judíos, por ejemplo, vivían en sus propios vecindarios, rodeados por cristianos, y a
menudo eran maltratados. El rey francés Carlos Martel (que reinó del 718 al 741), repelió la
invasión musulmana de Europa en la batalla de Tours (también conocida como batalla de
Poitiers, 732), con lo que, en esa época, los musulmanes no eran frecuentes fuera de
España, salvo los mercaderes.
Un ciudadano europeo, por lo tanto, que no pertenecía a ninguna de esas dos creencias,
tenía que adherirse a la visión ortodoxa de la Iglesia para interactuar con su familia, su
comunidad, y ganarse la vida. Si eso no era posible (al menos en apariencia), la única
opción era una de las llamadas sectas heréticas.

Corrupción y herejía
Las sectas heréticas de la Edad Media fueron respuestas sistemáticas a la corrupción
aparente de la Iglesia. Sus inmensas riquezas, acumuladas mediante diezmos y copiosos
regalos, solamente inspiraban el deseo de hacerlas crecer, que se traducía en poder. Un
arzobispo podía (y a menudo lo hacía) amenazar con la excomunión por cualquier motivo a
un noble, a una ciudad o incluso a un monasterio, con la cual se quedaba excluido de la
Iglesia y por tanto de la gracia de Dios, y del comercio con los vecinos. Incluso las figuras
religiosas devotas y bien conocidas, como Hildegarda de Bingen (1098-1179), fueron
sometidas a la "disciplina" en ese sentido, por estar en desacuerdo con un superior
eclesiástico.
Imagen de Hildegarda de Bingen en la iglesia de Sainte-Foy

Ralph Hammann (CC BY-SA)

Los sacerdotes frecuentemente eran corruptos y, en muchos casos, solo mantenían su cargo
por la influencia y favores de sus familiares. El académico G.G. Coulton cita una carta de
1281, en la que el autor advierte cómo “la ignorancia de los sacerdotes precipita a la gente
en la zanja del error” (259), y más adelante cita la correspondencia del obispo de Angers,
Guillaume Le Maire, que escribe:

El sacerdocio incluye numerosas personas despreciables, de vida abyecta, totalmente


indignas en conocimiento y moral, de cuyas vidas execrables y perniciosa ignorancia
surgen infinitos escándalos, los sacramentos son despreciados por los laicos y en muchos
distritos estos consideran a los sacerdotes como [viles]. (259)
La mística medieval Margery Kempe (c. 1342-1438) instó a los clérigos enriquecidos a
abandonar su corrupción, tal como habían hecho aproximadamente 200 años antes
Hildegarda de Bingen y otros como John Wycliffe y Jan Hus.

Algunos de los que se oponían a las políticas de la Iglesia se unieron a sectas religiosas
alternativas e intentaron vivir pacíficamente en sus propias comunidades. Los más
conocidos fueron los cátaros del sur de Francia, que, aunque interactuaban con las
comunidades católicas cercanas o en las que vivían, tenían sus propios servicios, rituales y
sistema de creencias.

Estos tipos de comunidad fueron sistemáticamente condenados por la Iglesia y destruidos,


sus miembros masacrados y sus tierras confiscadas como propiedad de la Iglesia. Incluso
una comunidad ortodoxa que se adhirió a las enseñanzas católicas, como la de las beguinas,
fue condenada porque había surgido de manera espontánea como respuesta a las
necesidades de la gente y no había sido iniciada por la Iglesia. Las beguinas eran mujeres
laicas que vivían como monjas y servían a su comunidad, manteniendo en común sus
posesiones y llevando una vida de pobreza y servicio a los demás, pero no fueron aprobadas
por la Iglesia y por tanto condenadas; fueron desmanteladas, junto con sus equivalentes
masculinos, los begardos, en el siglo XII.

El papa Inocencio III y la cruzada albigense

Unknown Artist (Public Domain)


Esos grupos y otros similares intentaban reivindicar su autonomía espiritual, basada en la
autoridad de la Biblia, sin ninguno de los rituales de la Iglesia. Los cátaros creían que
Cristo no murió en la cruz y por lo tanto no resucitó, sino que el hijo de Dios se había
ofrecido espiritualmente por la remisión de los pecados, en un plano superior. Las historias
de los evangelios, según ellos, había que entenderlas como alegorías que utilizaban un
lenguaje simbólico, más que como historias inalterables de hechos pasados. También
defendían el principio femenino en lo divino, venerando un principio femenino de la
divinidad (conocido como Sophia), al que dedicaron sus vidas.

Los cátaros vivían con sencillez y servían a la comunidad próxima, no acumulaban


riquezas, sus sacerdotes no poseían nada y eran muy respetados como hombres santos
incluso por los católicos, con las comunidades cátaras ofreciendo productos y servicios. Las
beguinas, que nunca proclamaron ninguna creencia más allá de la ortodoxia, eran igual
devotas y altruistas en sus esfuerzos por ayudar a los pobres y, en especial, a las madres
solteras pobres y sus hijos. Ambos movimientos, sin embargo, ofrecían a la gente una
alternativa a la Iglesia que las enseñanzas de esta condenaban.

Reforma
John Wycliffe y sus seguidores (conocidos como lolardos), venían pidiendo una reforma
desde el siglo XIV, y si resulta difícil para un lector de hoy en día entender por qué no se
hizo ningún intento serio en ese sentido, es porque la era moderna ofrece múltiples
opciones legítimas para la expresión religiosa, pero en la Europa medieval era inconcebible
que hubiera un sistema de creencias cristiano válido por fuera de la Iglesia católica.

El cielo, el infierno y el purgatorio eran, para la gente de la Edad Media, sitios reales, y uno
no podía arriesgarse a ofender a Dios criticando a su Iglesia y condenándose así al tormento
eterno, en un lago de fuego rodeado de demonios. Lo chocante no es que no hubiera más
gente pidiendo una reforma, sino cómo alguien tuvo el suficiente valor para hacerlo.

La Reforma protestante no surgió como un intento de derrocar al poder de la Iglesia, sino


como un esfuerzo más de reforma de la corrupción y el abuso eclesiásticos. Martín Lutero
(1483-1546) fue un sacerdote y monje alemán, de un alto nivel de educación, que pasó de la
preocupación a la indignación por lo que él veía como abusos de la Iglesia. Sus 95 Tesis
(1517) criticaban la venta de indulgencias como sistema para conseguir dinero, sin ninguna
autoridad bíblica ni valor espiritual, contrario a las enseñanzas de la Iglesia en muchos
otros aspectos.

Martín Lutero

Sergio Andres Segovia (Public Domain)

Lutero fue condenado en 1520 por el papa León X, que le exigió renunciar a su crítica o
afrontar la excomunión. Cuando Lutero rechazó retractarse, el papa León procedió a su
excomunión, en 1521, y Lutero quedó fuera de la ley. Al igual que Wycliffe, Hus y otros
antes que él, Lutero sólo pedía una reforma de la política y la práctica de la Iglesia. Como
Wycliffe, tradujo la Biblia del latín a la lengua vernácula (Wycliffe al inglés medio y
Lutero al alemán), se opuso al concepto del sacerdotalismo, por el que era necesario un
sacerdote como intermediario entre el creyente y Dios, y defendió que la Biblia y la oración
eran todo lo que se necesitaba para comunicarse directamente con Dios. Por supuesto, con
esas afirmaciones, no solamente socavaba la autoridad del papa sino que dejaba a ese cargo,
igual que el de los cardenales, obispos, arzobispos, sacerdotes y otros, como inefectivo y
obsoleto.

Según Lutero, la salvación era concedida por la gracia de Dios, y no por las buenas obras
de los seres humanos, de forma que todos los trabajos que la Iglesia exigía de los fieles no
tenían utilidad eterna, sino que servían solamente para llenar las arcas de la Iglesia y
construir sus grandes catedrales. Debido al clima político de Alemania, al carisma del
propio Lutero y al hábil uso de la imprenta, su esfuerzo reformador, a diferencia de
iniciativas anteriores, tuvo éxito. Otros reformadores, como Huldrych Zwingli (1484-1531)
y Juan Calvino (1509-1564) continuaron el movimiento en sus propias regiones y muchos
otros siguieron su ejemplo posteriormente.

Conclusión
El monopolio que la Iglesia mantenía en la creencia y la práctica religiosa se rompió, lo que
dio inicio una nueva era de mayor libertad espiritual, aunque tuvo sus costos. En su celo por
liberarse de la autoridad de la Iglesia medieval, los protestantes recién liberados
destruyeron monasterios, bibliotecas y catedrales, cuyas ruinas todavía salpican el paisaje
europeo en la actualidad.

La Iglesia, según entendieron sus propios representantes en el Concilio de Trento, no


había sabido ser su mejor versión y su clero se caracterizaba con frecuencia por querer más
los bienes y placeres terrenales que las ocupaciones espirituales, pero al mismo tiempo,
como se mencionó anteriormente, la Iglesia había construido hospitales, escuelas y
universidades, sistemas sociales para la atención a los pobres y enfermos, y mantenía unas
órdenes religiosas que daban a las mujeres una salida a su espiritualidad, imaginación y
ambiciones. Esas instituciones cobraron una importancia especial durante la pandemia de la
peste negra de 1347-1352, cuando la Iglesia hacía todo lo posible por atender a los
enfermos y moribundos cuando nadie más lo hacía.

La Reforma protestante, desafortunadamente, destruyó gran parte de lo bueno que la Iglesia


medieval había hecho al reaccionar ante lo que los reformadores entendían como
corrupción y su percepción de fracaso a la hora de afrontar el reto de proporcionar una
razón, y una solución, para el brote de peste. Finalmente, los diferentes movimientos se
organizaron en sectas protestantes cristianas, reconocibles hoy en día (luteranos,
presbiterianos, episcopalianos, etc.) y constituyeron sus propios institutos de educación
superior, hospitales y programas sociales. Cuando comenzó la Reforma, solo existía una
Iglesia, el centro monolítico de la Edad Media, que luego pasó a ser solamente una entre
muchas otras opciones de expresión religiosa cristiana.

Invasión bárbara: ¿cómo


fue y cuáles fueron sus
causas?
La invasión de los bárbaros dio al traste con la brillante y decadente civilización
romana en el Oeste de Europa

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Invasión bárbara: ¿cómo fue y cuáles fueron sus causas?

 OKDIARIO

Seguramente en cualquier curso de historia que hayas realizado a lo largo de tu


vida, habrás escuchado hablar acerca de la invasión bárbara. Menos probable
es, de todos modos, que aún recuerdes a qué conflictos bélicos hace referencia
esta definición, cuándo se desarrollaron, quiénes fueron sus principales
protagonistas y por qué muchos de ellos resultaron de vital importancia para la
conformación del mundo como lo conocemos hoy.
En líneas generales, podemos decir que se define como invasiones bárbaras a
aquellos que realizaron los distintos pueblos extranjeros contra el Imperio
Romano, entendiendo así como “bárbaros” a todas las civilizaciones ajenas a la
predominante en esa época específica del mundo.
Estos ataques constantes, por diferentes personas, y no siempre necesariamente
dirimidos en el frente de batalla, fueron los que causaron el lento pero
progresivo debilitamiento del Imperio Romano, uno de los más trascendentes
de la historia, hasta su desaparición final.
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No son pocos los estudiosos que consideran que, así como hubo cruentos
enfrentamientos armados, también se produjeron invasiones a causa del
adentramiento de los hunos y otras comunidades fuertes por el oriente europeo,
que desplazaron sociedades sobre el territorio romano.
Eso dio lugar a una enorme cantidad de tratados, alianzas y otros acuerdos por la
vía pacífica para mantener el orden en la región que, eventualmente, pudieron
estar antecedidos o sucedidos por auténticas guerras de larga duración, hasta que
algún contrincante se proclamaba vencedor.
Si a eso le sumamos que el Imperio Romano ocupaba hasta tres porciones de la
Europa continental -Imperio galo, Imperio Romano propiamente dicho e Imperio
de Palmina-, entonces es fácil comprender por qué las invasiones bárbaras se
cuentan de a decenas en esos siglos.
Por otro lado, cuando toca detenerse en los más grandes líderes de las invasiones
bárbaras, sin dudas sobresalen algunos nombres como el de Atila, el huno, u
Odoacro, de los germanos hérulos. Fueron justamente ellos dos quienes causaron
más bajas humanas y quitas de extensiones de tierra.
Los mismos hunos, los visigodos, los francos y los ostrogodos constituyeron
varias de las amenazas que asolaron al Imperio Romano en esos días, sin olvidar
a otros que, de vez en cuando, se encontraban en lucha con éste, como los
sajones, los vándalos y los anglos.
En cualquier caso el rápido crecimiento demográfico que se experimentaba, junto
con la irregular conformación de los ejércitos romanos, que muchas veces
incluían a vencidos de pueblos bárbaros esperando vengarse desde dentro, son las
primordiales explicaciones de las invasiones bárbaras.

Qué fue el Imperio romano?


El Imperio romano fue la última de las tres etapas de la historia de
la civilización romana. Los romanos fueron una civilización de la Edad
Antigua que se estableció en la península itálica y conquistó gran parte de Europa,
el norte de África y el Cercano Oriente. Aunque su historia comenzó siete siglos
antes, la etapa imperial abarcó desde el 27 a. C. hasta el 476 d. C.,
en Occidente y el 1453 d. C. en Oriente.Remaining Time -7:57
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Este período fue considerado como “los siglos de oro” por los historiadores
clásicos, debido a que Roma se consagró como potencia dominante sobre el Mar
Mediterráneo, norte de África, oeste de Asia y suroeste de Europa.

El Imperio romano se caracterizó por un gobierno autócrata en el que los


poderes administrativo, político, militar y religioso estaban en manos de un
emperador. A lo largo de la historia imperial, diferentes dinastías heredaron la
sucesión de gobierno e impusieron su estilo en la sociedad romana.

Características del Imperio romano


Las principales características del Imperio romano fueron:

 Existió entre 27 a. C. y 476 d. C. en Occidente, y en Oriente perduró hasta


1453 d. C.
 Se organizó en torno a la figura del emperador.
 Tuvo cuatro dinastías imperiales durante el periodo del Alto imperio, y otras
tres durante el periodo del Bajo imperio.
 Su sociedad estaba diferenciada por el acceso a las riquezas para alcanzar
las posiciones de poder.
 Tuvo una economía dinámica, organizada en torno a la administración de
tributos y el fomento del comercio.
 Desarrolló una cultura artística, literaria y arquitectónica que siguió siendo
referencia para el resto de las sociedades occidentales.

Ubicación geográfica del Imperio romano


En 117 d. C. el Imperio romano alcanzó su máxima extensión.
La civilización romana ocupaba la península itálica europea. Con las
conquistas, el Imperio romano llegó a controlar casi todo el continente europeo, la
costa mediterránea de África y las zonas habitadas del Cercano Oriente.

La frontera norte estaba marcada por los ríos Rin y Danubio europeos, la
frontera occidental por el océano Atlántico, la frontera oriental por los mares Rojo y
Negro asiáticos y la frontera sur por el desierto de Sahara africano.

Origen e historia del Imperio romano

El emperador Octavio Augusto estableció la primera dinastía imperial.


La historia de la civilización romana se divide en tres grandes períodos que se
corresponden con su forma de gobierno: Período monárquico (753-509 a. C.),
Período republicano (509-27 a. C.) y Período imperial (27 a. C.-457 d. C./1453 d.
C.).

Antecedentes
Durante el período republicano, los romanos llevaron a cabo una serie de
campañas de conquista y se impusieron como una potencia en la región
mediterránea. Este período estuvo marcado por un gobierno senatorial. En el siglo
I a. C., los conflictos internos y las disputas de poder llevaron a una crisis política,
en la que los generales del ejército romano fueron obteniendo mayor poder, en
detrimento de la aristocracia senatorial.

Julio Cesar fue el primer general que logró imponerse a los senadores y
exigir poderes extraordinarios: fue nombrado dictador perpetuo, incorporó a
muchos de sus partidarios en el Senado y suprimió algunas magistraturas (cargos
de funcionarios). Se ocupó de ser reconocido a lo largo de todos los territorios de
los romanos y buscó tener el apoyo de la población. Para ello organizó juegos y
celebraciones en su honor, construyó estatuas y acuñó monedas con su efigie. En
el 44 a. C., una conspiración de senadores lo asesinó.

Tras su muerte, se formó un triunvirato que gobernaba con el Senado,


integrado por Lépido, Marco Antonio y Octavio. En 27 a. C., Octavio logró
imponerse sobre los otros miembros, sometió al Senado y se hizo
proclamar princeps (“primer ciudadano del Estado” en latín).

Etapas del Imperio romano


 Alto imperio. La primera etapa imperial se caracterizó por la solidez de las
instituciones, la estabilidad política y por un equilibrio de poder entre el
emperador y los diferentes focos de poder en el gran territorio romano. Los
diversos emperadores lograron pacificar, controlar y administrar las
distantes provincias imperiales, llegar a acuerdos diplomáticos con los
Estados vecinos y asegurar las fronteras. También, durante esta etapa, los
emperadores lograron reducir los conflictos internos y mantener el apoyo de
los sectores populares.
 Bajo imperio. A partir del siglo III d. C., Roma comenzó a atravesar varios
conflictos: rebeliones en diferentes regiones del imperio, invasiones de
otros pueblos en las fronteras y enfrentamientos entre los diferentes jefes
militares por las posiciones de poder. Esta guerra constante arruinaba las
cosechas y consumía la economía. A finales del siglo III d. C., el emperador
Diocleciano impulsó una división imperial en dos regiones: una oriental y
otra occidental. A su vez, para acabar con los problemas de sucesión, cada
región estaría gobernada por un augusto y por un césar. Si bien hubo
varios momentos de reunificación, la división imperial se terminó
imponiendo. Hacia fines del siglo IV d. C., el Imperio romano de Occidente
comenzó un proceso de declive definitivo. En cambio, el Imperio romano de
Oriente, con capital en Constantinopla, se estabilizó y enriqueció.

Caída del Imperio romano


El último emperador de Roma fue Rómulo Augusto, que gobernó desde el 475
hasta el 476 con tan solo 15 años de edad. Paradójicamente, llevaba el mismo
nombre que el fundador de Roma, Rómulo, y que el primer emperador, Augusto.
Fue capturado y ejecutado por Odoacro, jefe de la tribu germánica de origen
hérulo, que asumió el poder por la fuerza y puso fin al período del Imperio romano
de Occidente.

El Imperio romano de Oriente continuó siendo una potencia hasta que, en


1453, su capital Constantinopla fue conquistada por el Imperio Otomano.

Dinastías del Imperio romano


Los emperadores mandaban a construir obras monumentales para celebrar sus victorias
militares.
En el Imperio romano gobernaron cuatro grandes dinastías que conformaron el
período denominado el Alto Imperio. Estas fueron:

Dinastía Julio-Claudio (27 a. C.-68 d. C.)

 Octavio Augusto. El primer emperador de Roma fue Octavio Augusto y


tuvo el reinado más prolongado, del 27 a. C. al 14 d. C., en el que logró
expandir el Imperio. Su asunción representó el fin de la República y el inicio
de una era de paz, aunque las guerras fronterizas eran constantes.
 Tiberio. Gobernó desde el 14 hasta el 37 d. C. Se caracterizó por reformar
la ley militar y crear nuevos cuerpos de infantería pesada. Sin embargo, su
reinado declinó por el caos y las guerras.
 Calígula. Fue el tercer emperador y gobernó entre los años 37 y 41 d. C.
Los relatos romanos sobre Calígula se centraron más en su personalidad
enfermiza, de una crueldad sin precedentes, que en su desempeño como
emperador. Murió apuñalado durante una obra teatral.
 Claudio. Gobernó desde el 41 hasta el 54 d. C. Resultó ser un gran
gobernante y estratega militar, querido por el pueblo romano tras desarrollar
una buena administración del gobierno. Hay sospechas en torno a su
muerte: no se sabe si se debió a una enfermedad o fue envenenado.
 Nerón. Era el hijo adoptivo de Claudio. Con tan solo 17 años asumió el
reinado y gobernó desde el 54 hasta el 68 d. C.

Dinastía Flavia (69-96 d. C.)

 Vespasiano. Tras la muerte de Nerón, y luego de varias guerras civiles, el


comandante Vespasiano tomó el poder desde el 69 hasta el 79 d. C. Fue el
precursor que dio origen a una casta de emperadores Flavios que resultó la
más breve de todas las dinastías.
 Tito. Gobernó desde el 79 hasta el 81 d. C. y se destacó por el desarrollo
de infraestructura de edificios públicos, como el anfiteatro Flavio conocido
como Coliseo. Falleció luego de dos años de reinado.
 Domiciano. Hermano de Tito, gobernó desde el 81 hasta el 96 y fue uno de
los emperadores más odiados por el pueblo romano, considerado un tirano
cruel y paranoico.

Dinastía Nerva-Antonino (96-192 d. C.)


Fue el período que representó el apogeo de Roma, con la mayor extensión de
territorio y conocido como “la edad de oro de Roma”. Sus gobernantes se
destacaron por el uso moderado del poder.

 Nerva. Fue el precursor de esta dinastía. Gobernó desde el 96 al 98 d. C. y


fue considerado sabio y moderado en su accionar.
 Trajano. Gobernó desde el 98 hasta el 117 y se caracterizó por impulsar el
desarrollo en la ciudad y por construir numerosos edificios y monumentos,
como el foro de Trajano y el mercado de Trajano.
 Adriano. Reinó desde el 117 hasta el 138 d. C. y se destacó por impulsar
numerosas reformas en el sistema fiscal, en las leyes de esclavos y en la
duración de las condenas. A diferencia de todos los demás emperadores,
llevó a cabo escasas operaciones militares.
 Antonino Pio. Reinó desde el 138 hasta el 161 d. C. y resultó un gobierno
pacífico, excepto por un disturbio militar contra los brigantes británicos,
hecho que lo impulsó a construir el Muro de Antonio.
 Lucius Verus. Reinó desde el 161 hasta el 169 d. C. junto con Marco
Aurelio, lo que significó el primero de los gobiernos con múltiples
emperadores en simultáneo. Las causas de su muerte son confusas;
algunos historiadores consideran que fue envenenado y otros aseguran que
murió a causa de una epidemia que asolaba a la sociedad romana en la
época.
 Marco Aurelio. Gobernó desde el 161 hasta el 169 d. C. junto con Lucius
Verus, en un período que se caracterizó por las constantes guerras. Luego
gobernó solo, desde el 169 hasta el 177 d. C. Fue un destacado
comandante y vivió una vida modesta. Implementó reformas en
la administración y el derecho civil. Fue el último de los “cinco buenos
emperadores de Roma”. Desde el 177 hasta el 180 d. C. gobernó junto con
Cómodo.
 Cómodo. Desde el 180 hasta el 192 d. C. reinó solo. Fue muy criticado
debido a la crueldad de sus acciones y considerado un tirano por sus
contemporáneos y sucesores. Fue asesinado como parte de una
conspiración. A su muerte, se desató una crisis política conocida como “el
año de los cinco emperadores”.

Dinastía Severana (193-235 d. C.)


 Septimio Severo. Tras el asesinato de Cómodo, que no tenía herederos,
Septimio Severo asumió por la fuerza en medio de numerosas guerras
civiles. Gobernó desde el 193 hasta el 198 d. C., en un intento por continuar
con la antigua dinastía. Luego, reinó junto con Caracalla desde el 198 hasta
el 209 d. C. y, además, con Geta desde el 209 hasta el 211 d. C.
 Caracalla. Gobernó junto con Severana desde el 211 hasta el 217 d. C. y
se destacó por otorgar la ciudadanía romana a todos los habitantes del
imperio. Sin embargo, resultó un emperador déspota y cruel.
 Macrino. Gobernó entre 217 y 218 d. C. En su pasado sirvió al emperador
Caracalla en cuestiones civiles. Conspiró contra su muerte y asumió el
poder imperial. Al año siguiente, murió a manos de tropas rebeldes que
apoyaban el ascenso de otro jefe militar como emperador.
 Heliogábalo. Imperó entre 218 y 222 d. C. Su gobierno se caracterizó por
los intentos de establecer cambios abruptos en la tradición religiosa y
ceremonial romana. Tuvo una reputación negativa por sus conductas
sociales y fue criticado por querer implementar el culto al Sol Invicto (una
divinidad solar). Murió asesinado por una conspiración, que puso a su primo
en el poder.
 Alejandro Severo. Fue el último emperador de la dinastía de los Severos.
Gobernó desde 222 d. C. hasta su asesinato en 235 d. C. A su muerte,
comenzó el período conocido como “crisis del siglo III” de la historia
romana.

Además, gobernaron otras tres dinastías más pequeñas que conformaron el


período denominado el Bajo Imperio. Estas fueron:

 Dinastía constantiniana (337-388 d. C.). Sus emperadores fueron:


Constancio I, Galerio y Severo II, Constantino I el Grande, Licino, Máximo
Daya, Valerio Valente, Martiniano, Constantino II, Constancio I, Constancio
II, Constante, Magnencio, Vetranio, Nepociano, Juliano el Apóstata y
Joviano.
 Dinastía valentiniana (379-395). Sus emperadores fueron: Valentiniano I,
Flavio Graciano, Valentiniano II y Magno Máximo.
 Dinastía teodosiana (395-476). Sus emperadores fueron: Teodosio I,
Arcadio, Honorio, Constancio III, Joannes, Valentiniano III, Petronio
Máximo, Avito, Mayoriano, Libio Severo, Antemio, Olibrio, Glicerio, Julio
Nepote y Rómulo Augusto.

Economía del Imperio romano


Los romanos acuñaban monedas que podían ser utilizadas en todo el imperio.
La economía del Imperio romano se basaba en la agricultura, con el trabajo de
los campesinos y de los esclavos, y el comercio que se intensificó a medida que
el imperio expandía sus territorios.

La economía del Imperio romano se basó en la gestión de los variados recursos


que se podían obtener en su amplio territorio. A través del sistema de tributación y
del comercio, los romanos aprovecharon las diferentes regiones ecológicas
para obtener una gran variedad de recursos: trigo, vino,
aceite, hierro, oro, plata, estaño, cobre, caballos y otros animales de tiro,
esclavos, cerámica, mármol, madera, piedras preciosas y objetos artesanales de
lujo, como perfumes, telas y pieles.

El mar Mediterráneo era el eje del comercio y el traslado de bienes. Sus


puertos más importantes fueron Ostia (en las cercanías de Roma, península
itálica), Marsella (Galia), Gades (Hispania), Cartago (Numidia), Lepis (Cirenaica),
Alejandría (Egipto), Antioquía (Siria) y Bizancio (Asia Menor/Grecia). Desde
aquellos puertos partían rutas terrestres hacia el interior de las provincias.
Además, desde Antioquía se entraba a la ruta de la seda que llegaba
hasta China y, desde Alejandría, a la ruta de las especias que alcanzaba la India.

Durante el periodo imperial, se utilizaron diversas monedas de oro, plata,


bronce y cobre. Algunas regiones tenían sus propias monedas para los
intercambios locales.

Además, los romanos construyeron una extensa red de carreteras que, en


forma radial, convergían en la ciudad de Roma. Su construcción era planificada y
estudiada, de manera que los caminos perduraran y no atravesaran zonas
inundables o pantanosas. Estas carreteras servían tanto para el transporte de
bienes y el comercio, como para el traslado de tropas imperiales.

Sociedad en el Imperio romano


La sociedad romana estaba marcada por la diferenciación de clases en torno a
la riqueza y el origen familiar. Originalmente, el pueblo romano estaba dividido
entre patricios (familias nobles) y plebeyos (población común). En la era
preimperial, tras las luchas de los plebeyos por la eliminación de los privilegios,
esta distinción fue perdiendo relevancia. En su lugar, la riqueza personal se
convirtió en un factor cada vez más importante para alcanzar una posición social
privilegiada.

La mayor diferenciación social tenía que ver con los ámbitos de la civitas (palabra
latina para “ciudadanía”): el ámbito urbano y el ámbito rural. La vida urbana se
dedicaba a las actividades comerciales, artesanales y de gobierno. La vida
rural se organizaba en torno al núcleo urbano y lo proveía de materias primas. La
mayoría de la población vivía del cultivo de sus pequeñas propiedades, que
trabajaba en conjunto con su familia.

La sociedad romana era esclavista. Los esclavos eran comprados


principalmente para trabajar en las tierras de los grandes propietarios. Podían
lograr la manumisión (liberación) y acceder a la condición de libertos.

Cultura en el Imperio romano

Los emperadores hicieron construir acueductos para proveer de agua a las ciudades
romanas.
Durante el periodo imperial, la cultura romana se destacó en diversas disciplinas
como la arquitectura, la literatura, las artes plásticas y la filosofía. Los
conocimientos y estilos desarrollados en esta época se convirtieron en una
referencia para los artistas y estudiosos de toda la sociedad occidental posterior.

 Arquitectura. Los emperadores mandaron a construir grandes obras a lo


largo de la historia imperial: edificios, monumentos, acueductos, redes
cloacales, caminos, baños públicos, anfiteatros, arcos de triunfo, etc. Las
construcciones romanas estaban orientadas al uso civil y militar y eran
llevadas a cabo con mano de obra esclava, pero diseñadas por arquitectos
e ingenieros profesionales. Utilizaban piedra, madera y mármol, a los que
unían con una mezcla de argamasa a base de hormigón.
 Filosofía. El desarrollo de los estudios filosóficos fue característico de la
cultura romana imperial. Los romanos tomaron de los griegos dos corrientes
filosóficas importantes: el estoicismo y el epicureísmo. Los filósofos
estoicos, como Séneca, Epicteto y Marco Aurelio, utilizaban el
razonamiento como una búsqueda de la paz interior y la virtud. En cambio,
para los epicúreos el objetivo de la filosofía era la búsqueda de la felicidad.
 Literatura. Los grandes poetas clásicos romanos, como Virgilio, Ovidio y
Horacio, vivieron el fin del periodo republicano y la construcción imperial.
Los nobles romanos encargaban la composición de obras a los escritores
latinos y los mantenían económicamente. Además de las obras literarias, en
el desarrollo de los estudios históricos se destacaron Tito Livio, Suetonio y
Tácito, que relataron los sucesos de su época.

Aportes del Imperio romano

La arquitectura romana se destacó por el uso de bases de hormigón.


Entre los principales aportes del Imperio romano se destacan:
 El desarrollo de sofisticados sistemas de carreteras, que resultaron de
gran aporte para la expansión del imperio.
 El sistema de leyes, que fue la base del sistema jurídico de la actualidad.
 El calendario juliano, creado por Julio César en el 46 a. C. y que se basa
en la duración de un año solar.
 El latín, que resultó la base de diversas lenguas como el español, francés,
italiano, gallego, rumano, portugués, entre otras.
 La división de poderes, en diferentes instituciones políticas, entre ellas, el
Senado.
 El sistema de numeración romano.
 Los avances en la construcción de acueductos, que permitieron
transportar agua fresca a la ciudad y mantener el aseo.
 Las cloacas y drenajes, basados en un sistema de alcantarillas que
corrían junto a las calles y que desembocaban en el río Tíber.
 La base de hormigón para la construcción de edificios, por ejemplo, en
el Panteón y el Coliseo, que permitió que se mantuvieran en pie de manera
parcial hasta la actualidad.
 Los avances en la medicina heredada de los griegos, a los que agregaron
el desarrollo de hospitales militares y el sistema de saneamiento que
impactó en la salud.

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